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Capítulo 3: Shiraoka Hideki, el abogado de las promesas

En la habitación blindada, con cerca de 6 cámaras que se encontraban


grabando a detalle lo que ocurría en el interior, la conversación entre el joven
abogado y el detenido Rokujou Arata, se volvía de lo más tensa.
- “¿Me estás diciendo que trabajarás gratis para mí? Eso sí que es nuevo.
¿Cuál es el truco?”
“Mi trabajo no será gratis, mi estimado Rokujou Arata. Lo único que le dije es
que no le cobraré con dinero. Sin embargo, usted tendrá que hacer algo para
mí tan pronto como se encuentre libre.”
- “¿Y qué se supone que haré por ti?”
Rokujou sonreía vulgarmente.
No podía evitarlo, ya que, el veía a Hideki como un joven tonto. Además, luego
de observar su traje de corte italiano, su refinado acento y sus enormes lentes,
era una reacción muy normal.
“Es más sencillo de lo que cree, señor. Sin embargo, no se lo puedo decir en
este momento, es mi condición. Si usted acepta, haré lo posible para sacarlo
de este lugar en un corto tiempo.”
Hideki estaba muy seguro de si mismo.
Ninguno de los dos despegaba la mirada del otro.
Rokujou Arata estaba a punto de negarse a su acuerdo, debido a todas las
dudas que este tenía sobre Hideki.
(“Este sujeto es de lo más raro, ¿Quién te ofrece su trabajo de esta manera?
¿Será confiable? No, definitivamente este tipo no es confiable.) – pensaba
Rokujou mientras observaba las cámaras de seguridad de la habitación y en
como contrastaban con las paredes grises.
“Estimado señor Rokujou, piénselo. Me marcho por ahora, volveré la próxima
semana.”
Hideki se levantó de la mesa, tomó su aparentemente pesado portafolio y tocó
la puerta para salir.
Rokujou saltó y golpeó la mesa. Lanzó un grito al aire.
Era de esperarse, nadie desaprovecharía una oportunidad así.
-“¡ESPERA!
El astuto Hideki sonrió sutilmente mientras se encontraba de espaldas a
Rokujou, como si se tratara de una victoria para él. Algo se traía entre manos,
eso era seguro.
-“Oye, espera. Acepto.”

UN CRIMEN INJUSTO 1
“Grandioso, señor Rokujou.”
La sonrisa de Hideki cambió a una más inocente, que emitía amabilidad por
donde se podía ver. Obviamente, no mostraría sus verdaderas expresiones al
poco observador Rokujou Arata.
Dos golpes al pesado portafolio lo abrieron por completo.
En menos de 2 segundos el contrato se encontraba en la mesa, Hideki puede
ser muy eficiente.
“Firme por favor, Señor Rokujou. Aquí tiene mi bolígrafo personal.”
(“Este tipo en verdad es de lo más raro. ¿Bolígrafo personal?”) – era el
pensamiento de Rokujou mientras firmaba el contrato.
Ni por un segundo se detuvo a leer el contrato. Rokujou también se debe traer
algo entre manos.
-“¿Eso es todo?”
“Así es. Volveré mañana con un poco de información interesante. Lo llamaré si
necesito algo.”
-“¿No necesitas mi número para eso, abogado?”
Rokujou lo llamó abogado, de una manera un poco irrespetuosa.
“No es necesario, señor sin profesión. Perdón, Señor Rokujou. Tengo su
número dentro de mis contactos del teléfono, así como acceso a sus buzones
de correo electrónico, y a su perfil de…”
(“Este tipo es un maldito acosador…”) – era el pensamiento de Rokujou.
Con la salida de Hideki, ingresaron a la blindada habitación dos enormes
guardias que se llevaron a Rokujou a su celda.
Mientras tanto, en la oscura y sucia celda, los dos compañeros de Rokujou, Gin
y Seiji, se encontraban en una amena plática mientras fumaban un cigarrillo y
jugaban póker.
Seiji iba ganando, con un full. Gin tiró las cartas al suelo.
Rokujou los ignoró mientras se lanzó a su cama.
Con los ojos cerrados comenzó a analizar todo lo ocurrido con Hideki. No podía
entender como obtuvo esa información.
(“El abogado debe tener una fuente confiable, quizás alguien cercano a mí. El
problema es averiguar quién es el que le brinda la información.”)
Existían 3 principales sospechosos para Rokujou: la denunciante Izumi Rin, su
fiel amigo Ryota y su hermana, Akane.
Su principal teoría, y la más lógica consistía en que Izumi Rin, la denunciante,
se puso en contacto con el abogado Hideki, a quién le pagaría una cantidad
UN CRIMEN INJUSTO 2
grande de dinero para fingir ser su abogado, y de esta manera, Rokujou pierda
la preocupación mientras se encuentran pruebas en su contra y así perdería el
juicio.
Otra teoría, sería que uno de sus dos amigos, que además son hermanos,
Ryota y Akane, sean parte del complot contra el junto a su padre, quién es el
agente encargado de encontrar pruebas en su contra.
Realmente existían algunos otros sospechosos, pero Rokujou decidió centrarse
en los más peligrosos.
Una vez desconcentrado de todo el asunto, comenzó a escuchar la
conversación de sus compañeros de celda con mayor claridad.
“Siempre me ganas con los naipes, Seiji desgraciado.”
-“Solo eres un delincuente, no me puedes ganar, yo creo en el poder del señor.”
“¿De cuál señor? ¿El señor al que le perteneces?” Gin soltó una carcajada.
-“Soy católico, creo en Cristo. El me ayuda en todo, Gin.”
“Tu también eres un delincuente, dudo que tu Dios sea el que te esté
ayudando. Eres extraño, hay muy pocos católicos aquí en Japón.”
Gin levantó a Seiji sujetándolo de la camiseta a rayas.
-“¿Por qué me sujetas? ¿Me temes por ser un protegido del señor?”
“No… la verdad me causas repulsión.”
-“El señor te puede perdonar, Gin. El próximo mes, cuando estés libre, puedes
asistir a la iglesia que yo frecuentaba. El resto de los católicos te aceptarán con
las manos abiertas. Somos pocos, pero muy unidos.”
“Tu fe me tiene sin cuidado, maldito Seiji.”
Rokujou no pudo evitar intervenir en la conversación de sus dos compañeros,
debido a que es una persona muy curiosa.
-“¿Así que eres católico, Seiji?”
-“Pues, si. Si estás interesado en profesar mi fe, puedes asistir cuando te
liberen, el señor te aceptará, amigo Rokujou.”
Gin soltó a Seiji. Ya lo llevaba alzando un buen rato.
Rokujou no se levantó de la cama, seguía recostado sin importar que.
Seiji tomó un folleto que tenía al borde de su cama, y se lo dio a Rokujou. El lo
recibió sin levantarse.
Lo observo.
-“Iglesia del séptimo día… ¡Vaya! Queda muy cerca de mi departamento.”
Rokujou comentó con sorpresa.

UN CRIMEN INJUSTO 3
Gin se recostó a dormir, ya que, poco le importaba la conversación de su
católico compañero Seiji, y Rokujou.
-“Seiji, pareces ser una buena persona, de seguro saldrás rápido de aquí.”
-“No lo creo, amigo Rokujou. Mi juicio será en un mes, igual que el de Gin.
Pero, lo más probable es que me ejecuten.”
-“¡Vamos, Seiji! Tu Dios te va a ayudar.”
-“Si. Gracias por darme ánimos, amigo.”
Seiji y Rokujou se acababan de conocer solo dos días antes, exactamente el 9
de noviembre, sin embargo, se llevaban muy bien. La edad era algo que
compartían.
La relación que tenían con Gin era un poco distinta, él era un delincuente más
experimentado, además era 10 años mayor que ellos, tenía 35 años. No
obstante, Seiji y Gin siempre jugaban poker, era la única actividad que
realizaban juntos.
Seiji siempre ganaba.
Rokujou envió unos mensajes de texto de su móvil, probablemente a algún
amigo suyo, y luego fue a dormir.

Parte 2:
Ya era 12 de noviembre, y el trato entre Rokujou y Hideki ya estaba vigente,
desde la noche anterior.
Hideki estaba caminando por la ciudad de Tokio, con una gabardina beige
puesta debido al fuerte viento que azotaba la ciudad. Algo común en las
mañanas del otoño.
Estaba buscando algo, eso era seguro. Probablemente estaba en busca de
información relevante al caso de Rokujou.
El barrio en donde se encontraba era uno de los clase medieros de la ciudad,
Shinagawa. La casa de Rokujou quedaba en ese barrio.
Hideki miraba casi de reojo a su derecha e izquierda, y también detrás.
Alguien lo estaba siguiendo.
Se encontraba cruzando un parque, y debido al griterío y desorden causado
por los niños que se encontraban jugando, era muy complicado encontrar a la
persona que le seguía.
La persona que lo estaba siguiendo podía ser cualquiera de los padres de los
niños, o tal vez algún encubierto.

UN CRIMEN INJUSTO 4
Un cierto hombre que llevaba lentes oscuros tomó su celular y tomó unas
fotografías a Hideki sin que este se percate.
Tenía la apariencia de un joven de unos 20 años, llevaba ropa casual, un arete
y el cabello desarreglado.
Hideki actuó con cautela.
Por fin había llegado a la casa de Rokujou Arata, aunque no era una casa
exactamente, sino un apartamento pequeño de una habitación.
Ingresó con solo girar la perilla, la que estaba sin seguro.
“¡Vaya! ¡Cuántos documentos tirados!” – exclamaba Hideki al observar el
desorden del apartamento.
Se colocó unos guantes translúcidos, y comenzó a recoger todos los
documentos tirados. Entre ellos seleccionó algunos que le parecieron
importantes.
El joven encubierto tomó algunas fotos desde el exterior mientras Hideki
ingresaba al apartamento, y siguió caminando hasta la puerta del apartamento,
desde donde tomó algunas fotos sin que Hideki se dé cuenta.
Dentro del apartamento, había una persona más. Sin embargo, Hideki ya se
había percatado.
-“¿Hasta cuándo piensa seguir ahí parada, señorita?”-exclamó Hideki mientras
seguía ordenando los documentos dándole la espalda a la joven.
“Hasta que te vayas supongo. No puedo permitir que cualquier persona entre a
husmear en este apartamento.”
-“Pues, ya lo estoy haciendo. Soy el abogado de Rokujou Arata.”
La joven Akane, hermana de Ryota había hecho su aparición. Y llamaba mucho
la atención, con su buen cuerpo, piel blanca y ojos azules. A pesar de eso, sus
expresiones no eran muy agradables. Algo que ayudaba a destacarla, era su
pesado abrigo azul y una especie de auriculares con pompones rosados que
protegían sus oídos, probablemente.
Hideki seguía hablando sin voltear a observarla. Le importaba poco que ella
esté ahí.
“Abogado, será mejor que te marches. Deja todos los documentos en su lugar y
lárgate.”
El joven encubierto tomó una última fotografía desde la puerta del apartamento
y se dispuso a correr. Su misión estaba hecha.
Hideki volteó a observar a la joven Akane.
Akane tenía una pistola en sus manos y estaba apuntándolo.

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La expresión en el rostro de Hideki era terrible, como si se hubiera adentrado
en la boca del lobo. Lo más probable es que no esperaba encontrar a nadie
dentro
Hideki levantó las manos y las puso sobre su cabeza.
“Abogado, si no me respondes con sinceridad, te ejecutaré ahora mismo.
¿Cómo sabías que la perilla no tenía seguro?”
-“No lo sabía, señorita. Solo intenté abrir la puerta. Si hubiera estado
asegurada habría tenido que forzar la puerta. ¿Le parece lógico verdad?”
Hideki hablaba con muchos nervios.
“¿Estas seguro, abogado?”
-“Completamente.”
“Si eso fuera cierto, ¿Por qué te sorprendiste tanto al ver el desorden? Si se
supone que apenas te diste cuenta de que la puerta no tenía seguro, entonces
no debería haberte sorprendido de que en el interior estuviera desordenado,
puesto que cualquiera podría haber entrado.”
Hideki no tenía argumentos.
-“…”
“¡Vamos! ¡Di algo, abogado!”
Akane se acercó a Hideki, sin dejar de apuntarlo con el arma.
-“Fue coincidencia…”
“No, no lo fue, abogado. Tu entraste hace tres días aquí, cuando arrestaron a
Rokujou, ¿verdad? Entraste porque estabas al tanto de lo sucedido y querías
obtener información sobre Rokujou, pero no encontraste nada, debido a que no
había un solo documento aquí. Saliste sin poder asegurar la puerta porque no
tenías la llave. Por eso sabías que la puerta no estaba asegurada y te
sorprendiste al ver papeles tirados en el suelo, ya que antes no estaban.”
Lo habían descubierto. Hideki estaba perdido.
-“Si, lo acepto, si entré aquí, pero solo para conseguir información sobre el
caso, y así poder ofrecer a Rokujou mis servicios como abogado.”
Akane se acercó aún más a Hideki, y le colocó el arma en la cabeza.
“¿Abogado, como supiste del caso? Esta es la pregunta que decidirá si vives o
mueres.”
“Pues…”
Se escuchó un fuerte grito. Pero no era ni de Akane, ni de Hideki.
“Akane, déjalo.”

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Un hombre con aspecto de pandillero, con el cabello teñido de un color rubio
sucio y unas botas de cuero golpeó la puerta del apartamento.
“¿Qué quieres, Ryota? Déjame interrogar a este abogado, después de todo ya
descubrí lo que trama.”
“Deja que se largue, Akane. No queremos ningún muerto aquí, ni mucho menos
arruinar todo.”
Akane bajó el arma.
Hideki observó fijamente a Ryota.
El también traía un arma consigo.
Hideki corrió del apartamento. Pero en el disturbio, logró tomar un importante
documento. Lo guardó en un bolsillo de su gabardina y huyó de ahí.
Hideki no se preocupó por lo sucedido.
(“Ellos no le dirán nada a Rokujou, se puede ver a simple vista que no están de
su lado, de lo contrario la mujer le habría contado que yo había entrado antes a
su apartamento. Ellos probablemente sean más una amenaza para Rokujou.”)
Siguió caminando por las grises calles de Shinagawa.
Tomó su celular y llamó por teléfono a una mujer.
-“Hola, querida, necesito hablar contigo.”
“¿Qué ocurre, querido?”
A pesar de ser muy joven, Hideki tenía una esposa.
La voz de su esposa era una voz muy suave, y fina. Al igual que su esposo,
también tiene un acento refinado.
-“Verás, ya tengo la información que necesitamos, logré escaparme vivo del
apartamento de Rokujou, pero tengo la sensación de que alguien me estaba
siguiendo.”
“Pero, querido, eso no importa. Lo importante es que ya tenemos la
información.”
-“Ah, por cierto, tenías razón, esa mujer estaba ahí, igual que la anterior vez.
Menos mal me advertiste.”
“Fingiste no saber nada, ¿verdad?”
-“Por supuesto. Ellos no deben saber que tu me brindas información. De lo
contrario, sospecharían de ti.”
“Y todo estaría arruinado… Bueno, ni vuelta que darle. Regresa, querido.
Analizaremos la información juntos. El auto lo estacioné en el sótano de ese
centro comercial, solo sigue directo desde la casa de Rokujou unas 10 cuadras.
Ten cuidado de que nadie te siga.”
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- “Está bien, querida, hablamos luego, adiós.”
Hideki guardó el teléfono en el bolsillo de su gabardina.
Un poco preocupado, siguió caminando con cautela hasta llegar al lugar.
Ryota y su hermana, Akane, aún se encontraban en el apartamento de
Rokujou.
Ambos se sentaron en la pequeña mesa de comedor que tenía Rokujou en su
apartamento, mientras se iban quitando los pesados abrigos que ambos
llevaban.
Dejaron sus armas sobre la mesa.
Ryota prendió un cigarrillo.
Un gran silencio azotó el apartamento por unos minutos en los que Ryota solo
miraba el techo y Akane no encontraba la manera de iniciar la conversación.
“Hermano, me interrumpiste en el peor momento. Estaba a punto de obtener la
información que aclararía nuestras sospechas.”
-“¿Piensas acaso que el abogado ese soltaría la información tan fácilmente?”
Ryota soltó una carcajada. Solo una.
“Lo iba a hacer, el abogado estaba muerto del miedo.”
-“¡Que inocente eres! Ese tipo sabía que estarías ahí. El solo estaba fingiendo
estar asustado. Lo más probable es que tuviera un chaleco antibalas o algún
otro tipo de protección.”
“Tal vez, pero, hay algo que salió bien en todo esto.”
-“¿Ah, sí?”
“Así es, a pesar de que no nos reveló como obtuvo la información del caso de
Rokujou, es más que obvio. Esa información no salió de la agencia de
investigación de Tokio. Por lo tanto, es obvio que tiene un infiltrado ahí.
Además, a pesar de que le solté una deducción mía, que en realidad no era
más que una suposición, el realmente pensó que yo lo estuve espiando y por
eso sabía cada cosa que hizo, es más, el esperaba que le dijera eso en el
interrogatorio.”
-“¡Espera! Si él sabía que le dirías eso… significa que alguien de la agencia le
tuvo que comentar eso, y tiene sentido puesto que ayer por la mañana
estuviste contándole a algunos miembros de la agencia que espiaste al
abogado cuando entró en el apartamento, lo cual era mentira.”
“Exacto, pero yo solo lo comenté con algunos miembros. Dividí al personal en
grupos de 10 personas, y les dije que lo iba a comentar con todos los
miembros, sin embargo, solo lo comenté con uno de los grupos. Por lo tanto,
nuestro sospechoso está únicamente entre esas 10 personas.”

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- “Akane, todo suena muy bien, pero existen varias posibilidades, en la agencia
todos están preparados para este tipo de casos, dudo que no se hayan dado
cuenta de tu treta. Solo te diré esto, ese abogado y su informante están un
paso adelante, mi criterio me dice que ellos cayeron en la trampa a propósito,
para hacernos creer que estamos acercándonos al infiltrado. Y así, nos
tomaremos el tiempo investigando a esas 10 personas, y probablemente el
infiltrado no esté en ese grupo.”
“Sea lo que sea, primero debemos investigar a esas 10 personas.”
Ambos tomaron sus armas y sus abrigos y se dirigieron hacia la agencia.
El plan de Akane era muy bueno, pero, cometió un error al pensar en los
miembros de la agencia como si fueran personas no experimentadas en casos
de investigación.
En la agencia de investigación, mientras caminaban por los largos y oscuros
pasillos que dirigían a las oficinas, se encontraron con una vieja amiga de
Akane, la jefa de seguridad, Tanaka Katsumi.
Ella era una mujer muy bella, de unos 28 años, pero que aparentaba unos 20,
vestida con un elegante traje que demostraba su rango en esa agencia. Su piel
era muy clara y su cabello era largo y teñido de un color castaño, sus ojos eran
grandes y oscuros.
-“¡Hey, Akane! ¿Cómo estás? No es muy común verte por aquí, estos son los
pasillos que dirigen a las oficinas de los altos mandos.”
“Es cierto, amiga. Ryota y yo estamos buscando a nuestro padre. Necesitamos
hablar con él.”
-“Entiendo… pero es una lástima, Akane. Tu padre se encuentra en una
reunión importante.”
“¡No puede ser! ¡Justo ahora!”
Ryota solo se dedicó a observar la conversación de Akane y Katsumi, sin decir
una sola palabra.
- “¿Por qué tanta prisa en ver a tu padre? ¿Ha ocurrido algo?”
“No… Es sobre el caso de la violación de Shinagawa”
-“¡Ah! Sobre Rokujou Arata. ¿Encontraron información sobre eso?”
“Pues…”
Ryota, casi saltando, interrumpió el discurso de su hermana.
“Akane, acompáñame afuera un momento. Es importante.”
“Ehm… bueno. Hablamos luego, Katsumi.”
Ryota cogió fuertemente a su hermana del brazo, y se retiraron de la agencia.

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Katsumi y Ryota se observaron fijamente, pero no intercambiaron una sola
palabra.
Fuera del recinto, Akane quitó su brazo sujetado por su hermano.
-“Akane, ¿Qué demonios te pasa? Estuviste a punto de mandar nuestro plan al
demonio.”
“Tsch. ¿Por qué dices eso?”
-“Estuviste a punto de darle nuestra información a esa mujer.”
“¿Y eso qué tiene de malo, hermano?”
-“¿Me lo estás preguntando en serio? Piénsalo un poco, por más jefa de
seguridad y amiga tuya que sea esa mujer, no hay razón para brindar
información acerca de nuestra investigación privada. No podemos confiar en
nadie, sobre todo ahora que sabemos que existe un infiltrado.”
“Katsumi es una buena amiga, no veo una razón para desconfiar de ella.”
-“Ni siquiera nuestros propios amigos son confiables.”
“Está bien, Ryota, no mencionaré una palabra sobre esto.”
-“Más te vale.”
Parte 3:
Ese mismo 12 de noviembre, pero a las 4 de la tarde, en la residencia de la
familia Izumi, se encontraban conversando Izumi Rin, la demandante del caso
de Rokujou Arata, y el agente principal de la división de inteligencia de Tokio,
Kawaguchi Norio, quien además es padre de Akane y Ryota.
El agente, con un rostro más que inexpresivo exclamó:
-“Muy bien, señorita Izumi, es de gran ayuda que quiera colaborar con
nosotros, espero que me responda con total veracidad.”
Kawaguchi Norio, se vestía tal como indicaba su posición, siendo un alto
mando en la división de inteligencia, usaba un traje muy elegante de color
negro, y llevaba un cigarro en la boca, aunque lo más característico que poseía
eran unos grandes lentes.
“No hay problema, pierda cuidado, señor agente.”
-“¿Usted conoce bien a Rokujou Arata?”
El agente Norio iba directo a lo que le importaba, sin dudar. No paraba de
observar a Izumi Rin, en especial, sus movimientos y manera de hablar.
Rin no habló. Tuvo que pensar su respuesta por al menos unos 10 segundos,
lo que hizo que el agente Norio dude de ella.
-“¿No piensa responder? Creí que colaboraría conmigo.”
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“Pues, me pone un poco nerviosa esa pregunta. No lo tome a mal, señor
agente, es solo que después de una violación… responder a algo así no es
agradable.”
Rin soltó un argumento un poco convincente. La expresión en su rostro
indicaba claramente que recordaba todo el incidente con mucha tristeza,
tratando de demostrar que la violación si ocurrió.
El agente Norio tomó su cigarro y lo aplastó contra el cenicero.
Seguía tan serio como de costumbre.
-“Señorita, le pido por favor que se calme, necesito esta información para
resolver el caso.”
“Está bien, le contaré, si conocí a Rokujou Arata, mi hermana mayor era su
compañera de clases en la universidad. Nos conocimos hace cerca un año, en
su universidad, un día en el que visité a mi hermana.”
El Agente Norio escribía mucho en su libreta de anotaciones, con el afán de
revisar la información luego.
-“Entiendo, ¿Eso significa que solo se vieron una vez?”
“En realidad no, después de eso, nos vimos algunas veces más, en las que
Rokujou solía acosarme. Me buscaba en mi casa para salir a fiestas, y cosas
similares. La verdad es que siempre lo rechazaba, porque era bastante mayor
que yo.”
-“El día en que ocurrió todo, ¿Usted aceptó salir con él?

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