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Primera meditación

PREPARATIVOS PARA LA PASCUA

Jueves Santo, el 13 Nisán (29 de marzo)

Ayer por la tarde, Nuestro Señor tomó su última comida junto con sus amigos, en casa de Simón el
Leproso, en Betania, y allí mismo, María Magdalena ungió por última vez con perfume los pies de
Jesús. Judas se escandalizó; corrió a Jerusalén y conspiró con los príncipes de los sacerdotes para
entregarles a Jesús. Después de la comida, Jesús volvió a casa de Lázaro, mientras algunos de los
apóstoles se dirigían a la posada que se halla a la entrada de Betania. Por la noche, Nicodemo
acudió denuevo a casa de Lázaro y tuvo una larga conversación con el Señor; volvió a Jerusalén
antes del amanecer, y Lázaro lo acompañó durante un tramo del camino.

Los discípulos le habían preguntado a Jesús dónde quería celebrar la Pascua. Hoy, antes del
amanecer, Nuestro Señor ha mandado a buscar aPedro, a Santiago y a Juan; les ha explicado con
detalle todos los preparativos que deben disponer en Jerusalén, y les ha dicho que, subiendo al
monte Sión, encontrarían a un hombre con un cántaro de agua. Reconocerían a ese hombre, pues,
en la Pascua anterior, en Betania, fue él quien mandó preparar la comida para Jesús; por eso, san
Mateo dice: «Él les dijo: "Id a la ciudad, a uno, y decidle: 'El Maestro dice: Mi tiempo estácerca, en
tu casa haré la Pascua con mis discípulos.'"» Después debían ser conducidos por ese hombre al
cenáculo y allí hacer todos los preparativos necesarios. Yo vi a los apóstoles subir a Jerusalén, por
una quebrada al sur del Templo y al norte de Sión. En una de las vertientes de la montaña del
Templo había una hilera de casas, y ellos marcharon frente a esas casas, siguiendo el curso de un
torrente.

Cuando alcanzaron la cumbre del monte Sión, que es una montaña más alta que la montaña del
Templo, se encaminaron hacia el Mediodía, y al principio de una pequeña cuesta encontraron al
hombre que Jesús les había descrito; fueron tras él y le dijeron lo que Jesús les había mandado. El
hombre recibió con gran alegría sus palabras y les respondió que en su casa había sido ya dispuesta
una cena (probablemente por Nicodemo), pero que, hasta aquel momento, él no había sabido para
quién y que se alegraba mucho de saber que era para Jesús. El nombre de este hombre era Helí,
cuñado de Zacarías de Hebrón, en cuya casa Jesús había anunciado el año anterior la muerte de
Juan el Bautista. Helí tenía únicamente un hijo, que era levita, y amigo de san Lucas, antes de que
éste fuese llamado por Nuestro Señor, y cinco hijas, todas ellas solteras. Todos los años acudía a la
fiesta de Pascua con sus sirvientes, alquilaba una sala y preparaba la Pascua para todos aquellos
que no tuvieran amigos con quienes hospedarse en la ciudad. Ese año había alquilado un cenáculo
propiedad de Nicodemo y José de Arimatea. Mostró a los apóstoles dónde estaba y cuál era su
distribución.

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