La primera clasificación estadounidense aparece con el censo de
1840 el que incluye los términos de idiocía y locura para todas las afecciones mentales. En 1880 las categorías aumentan a siete: Manía, Melancolía, Monomanía, Paresis, Demencia, Dipsomanía y Epilepsia. Este sistema fue revisado luego en 1917 y en 1934 para la primera edición de la Standard Classified Nomenclature of Disease creada para obtener los datos estadísticos de hospitales. Esta clasificación que más bien incluía padecimientos crónicos fue poco útil en tiempos de la Segunda Guerra Mundial en donde abiertamente la mayor proporción de casos se daba en cuadros agudos. Con el fin de evitar este impasse y con el objeto de crear un sistema alternativo al de la OMS (CIE-6), el Comité de Estadísticas de la Asociación Americana Médico-Psicológica, que más tarde constituyó la APA, desarrolló en 1952 el catalogo conocido como DSM-I (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders), en cuyas categorías predominaba el concepto de “reacción” de Adolf Meyer, imbuido e influenciado ya este autor de los conceptos freudianos de la época en EEUU. Queda claro esta influencia en conceptos como “mecanismos de defensa”, “neurosis” o “conflictos neuróticos”, donde los trastornos mentales eran entendidos como “reacciones psicológicas o psicosociales latentes”. El DSM-II (1968) nace también de la insatisfacción del sistema CIE en relación con el uso de términos no aceptados en la psiquiatría estadounidense. En esta edición se abandona el concepto de reacción el que es reemplazado por el del continuo organización-desorganización ideado por Menninger. Aún así, se mantienen conceptos psicoanalíticos lo que dio por resultado una amalgama de entidades que no guardaban ninguna relación mutua aparente. El DSM-III fue la extensión de los principios de Feighner y de los aportes de la corriente Neo-Kraepeliniana. En esta versión se suprimen mucho de los términos antes frecuentes para dar lugar a un sistema ateórico y descriptivo. Sin embargo a pesar de este ateoricismo la tercera versión constituye una base teórica que se traduce en la defensa de los supuestos médicos que subyacen a la explicación de la conducta anormal. Además quedan definidas todas las categorías diagnósticas mediante criterios explícitos tanto de inclusión como de exclusión. Consecuencia de él fue la mayor fiabilidad diagnóstica y la modificación de las tasas de incidencia y de prevalencia anteriores de cada trastorno. En esta versión se incluye por primera vez el sistema de diagnóstico multiaxial con el propósito de organizar la información relativa a distintas facetas de cada trastorno y por otro lado mejora la descripción de cada trastorno. Se le criticó a esta versión el mantener el modelo de enfermedad como supuesto básico categorial, el que los métodos utilizados para las categorías y criterios no se hayan basado en observaciones empíricas sino en el consenso de los especialistas y que los principios que sustentan la clasificación no se mantuvieron estables en toda la clasificación. En 1987, la APA revisa esta versión (DSM-IIIR) manteniendo el mismo formato y sin cambios sustantivos, salvo reagrupamientos y desaparición de algunas categorías que se incluyeron en otras. Esta versión revisada alcanzó una aceptación mayor que la del sistema CIE. Un estudio entre 146 especialistas encuestados alcanza un 79% de aceptación en su utilidad para el diagnóstico clínico, el 99% para fines de investigación y un 93% para docencia universitaria. A pesar de ellos algunos países escandinávicos y Francia mantienen clasificaciones propias. En tanto, con relación a la Clasificación Internacional de Enfermedades auspiciada por la OMS, esta tuvo origen en la obra de J. Bertillon, quien, como director de estadísticas de París, presentó en 1893 en el Congreso del Instituto Internacional de estadísticas en Chicago, una clasificación producto de la fundición de las clasificaciones inglesa, alemana y suiza. Esta fue revisada por el autor en los años 1900, 1910 y 1920. Desde allí en adelante la OMS se hizo cargo de la 4ta. revisión en 1929 y de la 5ta en 1938, manteniendo la estructura similar y agregando solamente aquellas entidades como causa de muerte o de invalidez. Recién en la 6ta. edición se incluyó en el quinto capítulo las enfermedades mentales, las cuales se mantienen hasta la edición novena dividas entre las psicosis, los desordenes psiconeuróticos y los trastornos del carácter, del comportamiento y de la inteligencia. A pesar de todo hasta la versión séptima, la introducción de la clasificación no gozaba de aceptación universal. Esta llega sólo con la versión octava la que incluye por primera vez un glosario para definir cada una de las categorías clínicas con el fin de desarrollar un lenguaje común y lograr de este modo mayor fiabilidad diagnóstica.
DSM IV y CIE 10. Análisis Comparativo.
.La CIE fue creada por la OMS para procurar la concordancia de puntos de vista de distintos países y regiones. La DSM fue creada como sistema nacional por lo cual fue más flexible en incorporar avances conceptuales y metodológicos. La inclusión en el DSM de los criterios diagnósticos específicos y de un marco de diagnóstico multiaxial aparece como los elementos más llamativos. En el caso de los diagnósticos específicos estos permiten mayor precisión y restricción en los criterios. La CIE es el sistema de clasificación oficial usado en Europa. Cabe hacer notar con cierta desazón, que aún en las postrimerías del s. XX, la psiquiatría de habla hispana se haya en la difícil tarea de tener que adaptarse a dos clasificaciones que difieren entre sí (Martin-Jacod). El DSM IV es un repertorio nosológico creado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría que al igual que la CIE ha sufrido diversas modificaciones a través del tiempo. Han sido sometidas a múltiples experiencias clínicas y a un mutuo proceso de acercamiento para encontrar las diferencias que las separan, sin embargo, aún presentan notables diferencias y es posible que pase mucho tiempo antes que se logre una sola clasificación y si es que se subsanan los elementos extramédicos que rodean a dicha posibilidad. La última edición de la DSM publicada en 1994 es la última y más actualizada clasificación de enfermedades mentales y es usada para reembolsos de seguros, discusión de invalidez y materias forenses.