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Koffka nace en la Berlín de 1886, en el seno de una familia acomodada y conocida por ser
un largo linaje de abogados y estudiosos del derecho. Ya desde joven, Koffka rompe con lo
tradicional y, en lugar de decantarse por la carrera de Derecho, estudia Filosofía en la
Universidad de Berlín.
Koffka siente que pertenece a este ámbito y termina doctorándose en 1908. Su tesis,
titulada “Investigaciones Experimentales del Ritmo”, es llevada a cabo bajo la tutela de
Carl Stumpf, importante representante de la psicología fenomenológica. Durante esta época
vive en Edimburgo, que le permite perfeccionar su inglés y obtener una posición ventajosa
con respecto a sus compañeros para poder introducir sus teorías en los países de habla
inglesa antes que nadie.
Varios años después, tras la primera guerra mundial, se traslada a Estados Unidos como
profesor universitario y participa, junto con Köhler en 1925, como representante del
movimiento gestáltico en las conferencias de la Clark University, conferencias en las que
años atrás habían participado también figuras como Freud y Jung.
Sin embargo, cada uno de los tres jugó un papel diferenciado en el grupo e hizo su propia
contribución, siempre desde una base común y el respeto por el trabajo de los otros dos.
En el contexto de una psicología gestáltica que rompe con el reduccionismo, que postulaba
que si la psicología era una ciencia entonces debía ser capaz de reducir los fenómenos a
elementos constituyentes, a Koffka se le atribuye un gran cuerpo de trabajo empírico.
Probablemente su contribución más famosa sea la aplicación sistemática de los principios
gestálticos en sus dos trabajos más conocidos: El Crecimiento de la Mente (1921) y
Principios de la Psicología Gestáltica (1935).
La mente infantil
Koffka dedica buena parte de este libro a argumentar contra el aprendizaje ensayo-error. Él,
a través de las investigaciones de Köhler, defiende el insight. Es decir, que el verdadero
aprendizaje ocurre a través de la comprensión de la situación y de los elementos que
la componen, no de dar con la solución de un problema por puro azar. Este concepto
revolucionario contribuyó en gran medida a que el enfoque pedagógico norteamericano se
desplazase de un aprendizaje memorístico al aprendizaje por comprensión.
Percepción y memoria
Al hablar de aprendizaje y memoria, Koffka propone una teoría de las trazas. Supone que
cada suceso físico experimentado hace surgir una actividad específica en el cerebro, que
deja una traza de memoria en el sistema nervioso aunque el estímulo ya no esté presente.
Una vez formada la traza de memoria, todas las subsiguientes experiencias relacionadas
implicarán una interacción entre el proceso de memoria y la traza de memoria. Esta
circularidad donde las trazas antiguas afectan a los procesos nuevos recuerda a las teorías
de Piaget, que junto con Lev Vygotsky se convertirían en el fundamento del
constructivismo.
Asimismo, siguiendo esta teoría explica también el olvido. Otorga un papel muy importante
a la disponibilidad de las trazas, una idea que sorprende por la semejanza con las
explicaciones de las que disponemos hoy en día sobre el recuerdo.
Es innegable que Koffka, como individuo y como fundador de la Gestalt, es un pilar
fundamental de la psicología moderna. Tanto a través del cognitivismo como del
constructivismo, vemos reflejado su legado.