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Sinopsis

Todo lo que deseaba la cambiante y curvilínea Juliette Crabtree, es


tener una familia propia. Cuando su matrimonio se desmoronó y
descubrió que no podía concebir, el corazón de Juliette se congeló
para siempre. Se retiró de su clan y eligió una vida solitaria, lejos de
otros shifters, haciendo dulces en su confitería, esperando que algún
día los dulces que ella elabora ahuyenten la amargura en su corazón.

Wilhelm es el alfa de su clan y un exitoso hombre de negocios. Había


dos cosas que quería de la curvilínea tigresa a quien le alquilaba un
local en su edificio:
1) Quería que Juliette saliera con él.
2) Quería que Juliette abriera una tienda de golosinas en su nuevo
centro comercial.

Pero Wilhelm pronto descubre que Juliette está a la altura de su


apodo, "La Reina bajo-cero". No está interesada en él, ni en un
romance, ni en abrir una nueva tienda.

Cuando la tragedia golpea al hermano de Wilhelm y su compañera,


dejando a sus cachorros gemelos a su cuidado, Juliette abre
milagrosamente su corazón cuando descubre que se convirtió en
padre de la noche a la mañana. ¿Puede Wilhelm convencer a Juliette
de que la familia que ella quiere puede ser una realidad?

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Capítulo 1
Juliette Crabtree sofocó un bostezo cuando tomó la jarra para llenar
otra taza de café negro. El brebaje le escalda la lengua cuando lo
prueba, pero no le molesto. A pesar de haberlo hecho extra fuerte –
un doble expreso – la cafeína falla al no tener el efecto que estaba
buscando. Ella sigue exhausta, a pesar de haberse levantado hace
dos horas, ya que los últimos tres días se la ha pasado trabajando en
una orden hasta muy tarde. Hacer repostería y dulces para la gente
ha sido su pasión, pero prefiere hacerlo durante el día. Cinco treinta
de la mañana no es una buena hora para hacer nada que no sea
acurrucarse con su cobertor y soñar en nuevas recetas, o en
ocasiones imaginar que su vida es diferente.
Lanzó un pequeño suspiro.
La pasta de macarrón rosa esta lista para ponerla en los moldes y
ser horneada. Una pequeña sonrisa se dibuja en su rostro. Ver sus
creaciones la enorgullece. El macarrón tiene bastante fama de ser
difícil de elaborar, un pequeño error, y terminaras con un
desagradable merengue de almendras en lugar de una delicada,
ligera y deliciosa galleta.
Ha sido una suerte que hoy el dios del macarrón haya otorgado su
bendición, todos han salido perfectos. Su dulzura podría hacer
correr por dinero a algunos reposteros parisienes. Sus macarrones
podrían rivalizar con los de la afamada casa de repostería Ladurée.
Ahora lo único que falta, es ponerles el relleno y empacarlos. La
espesa crema rosa esta lista para trabajar con ella, con la correcta
temperatura y en su punto. Tan pronto como mete la crema en la
manga pastelera, un tentador y delicioso aroma sale del tazón. Sin
poderse resistir a tomar una cuchara y probarla.
—Hmm. Tan malditamente bueno—, gimiendo con placer,
transportándose momentáneamente a las nubes dulces del nirvana.
Si por ella fuera, se comería todo el tazón ella sola. A pesar de ser

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una cambiaformas tigre, Juliette tiene una tendencia crónica por lo
dulce. Como su corazón. Abrir una repostería francesa, y trabajar en
ella preparando dulces es su sueño húmedo.
Tan pronto como terminó con los macarrones, la alarma del horno
suena. Los croissants están listos. Apaga el reloj y saca los moldes,
dejando el horno listo para la siguiente tanda de galletas. Después
de los macarrones, hará un eclairs (pan relleno con cubierta de
chocolate) y una tarta de manzana.
De todo en un día, hoy ha estado bastante ocupada Juliette se ha
prometido a sí misma, que no tendrá pensamientos depresivos. No
hoy, el aniversario de su divorcio, con el hombre que ella pensó
estaría el resto de su vida. El hombre que le reclamó cosas que
estaban fuera de su control.
—Ouch— se queja, cuando accidentalmente su mano rozo el horno
caliente. —No, no. Hoy será un buen día. Es solo una pequeña
quemadura que se te olvidará en los siguientes minutos. No dejaras
que nada te moleste, porque hoy es un precioso día, y estas a punto
abrir la tienda y hacer muy felices a los clientes. Sonríe Juliette.
Sonriiiieee!—
En eso se da cuenta, que Andy uno de los 2 empleados, ha dejado al
final del mostrador una charola de Kouign Amann (pastelillo de
hojaldre) enfriándose. Andy aparece con su redecilla para el pelo,
otra para la barba y una sonrisa de oreja a oreja, con una expresión
muy divertida. —Una cosa es hablar contigo misma, pero alguna vez
has obtenido una respuesta?— dice bromeando. —Debería estar
preocupado por esto? Estas todavía habilitada para firmar nuestros
cheques de pago?—
—Algunas veces me contesto a mi misma—. Le digo con una amplia
sonrisa —Al menos tengo conversaciones inteligentes—.
—Touché—, me dice riéndose a carcajadas. —Voy a poner esto a
enfriar, para luego ponerlo en su estante—.
—Perfecto… gracias. También las voces dentro de mi cabeza te lo
agradecen—.

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Andy se va riéndose de mí, al otro lado de la cocina para enfriar la
repostería. Al llegar le dice a la otra empleada Noelle —Juliette está
conversando con ella misma una vez más—
—Alguna vez parará?— pregunta Noelle, lo suficientemente alto
como para que Juliette la escuche a través de la cocina.
Su pequeña tienda solo tiene 3 personas operando. Andy se encarga
diariamente de la reposteria fina y las galletas. Noelle asistiendo al
cliente en el frente, y frecuentemente ayudando en la cocina cuando
están sobresaturados. Juliette hace todos los dulces y los
macarrones. Todo en uno, ella lleva su negocio de una manera
eficiente y efectiva. Sus dos empleados son humanos consientes que
ella es una cambia-formas, que aguanta con buen humor las bromas.
Ella envidia de los dos su juventud, y las oportunidades que aún
tienen en la vida. Ellos todavía pueden enamorarse, casarse, tener
hijos…
Un toc, toc en la ventana del frente llama su atención. Y lanza un
suspiro largo.
Ugh, Otra vez él, Wilhelm Sorenson.
—Ya voy— dice Andy apresurándose y abriendo la puerta.
Ella casi le dice que deje al tipo afuera esperando, todavía ni siquiera
son las 6:00 am, que ya de por sí es horriblemente temprano para
abrir la tienda. ¿El café de la mañana y la venta de pastelillos por
montones hace que valga la pena, pero no puede Wilhelm esperar 5
minutos más? Si fuera alguien más, ella lo haría esperar hasta
exactamente la hora de apertura.
Pero ella no puede.
Debido a que él también es su casero.
Su enfadoso pero sexy casero.
Andy abre la puerta y voltea el letrero a “Abierto”, saludándole. —
Buenos días Señor—
—Buen día Dusfrene—, Wilhelm saluda a Andy, y entra como si
fuera el dueño del lugar. Bueno, técnicamente él es el dueño del
edificio. El guapo hombre de negocios camina hacia el mostrador y

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le dice a Noelle —Buenos días, Srita. Maison, hoy luce adorable, ¿es
un vestido nuevo?—
Desafortunadamente Noelle es inmune a sus cumplidos.
Al parecer Wilhelm no es su tipo, ella prefiere los lobos solitarios
con una pequeña marca de luna en su hombro.
Noelle le responde con su típica expresión de “meh”. Con el típico—
Bonjour— Mucha gente le ha dicho que no debería tenerla de
vendedora, ya que ella es bastante “limitada” en sus sonrisas. Pero a
Juliette le gusta cómo trabaja la chica, es bastante eficiente y maneja
las situaciones estresantes como una experta.
Además, a Juliette le gusta su personalidad extravagante, Noelle
gusta de vestirse con ropa gótica que le da una apariencia de
doncella francesa, que le va extremadamente bien al estilo del
negocio: de vuelta al siglo de los dulces franceses. Si le añades su
acento francés, el resultado es una chica sexy como el infierno.
—“Lo mismo de siempre? Señor—”
—S’il vous plait— (por favor) Wilhelm dirige su mirada alrededor
tratando de localizar a Juliette. la cocina del Bonbón es visible desde
el mostrador. Él le lanza una de sus sonrisas de infarto dirigiéndose
al área del bistró para tomar asiento. Su musculatura y sus largas
piernas hacen que luzca incomodo, pero al parecer no le importa. Él
ha sido un cliente leal a Bonbón desde su apertura.
Y como siempre, piensa Juliette, su traje de diseñador lo hace lucir
extremadamente guapo, como hoy, por ejemplo, que con su
chaqueta azul marino y su camisa azul cielo. Con el sujetador de
corbata de oro y el pin que estaba en el catálogo de Brook Brothers
la semana pasada. El sol se refleja en el reloj Rolex que porta en su
muñeca. Si alguien robara todo lo que el viste hoy, podría comprarse
un auto nuevo, un escenario que está muy lejos de la realidad, ya
que Wilhelm es un tipo grande, y un temible cambiaformas tigre. Si
añades a la fórmula que es un alfa, el pobre tipo saldria cagando
leches si tratara de ofenderlo.
Mientras espera su orden tamborilea la mesa con sus dedos. Con una
sonrisa de giga watts que brilla más que el sol, pero que en Juliette

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no causa ningún efecto a pesar de que Wilhelm es un espécimen
único. Con su cabello y ojos oscuros, y su barba de dos días, haría
que cualquier mujer ronroneara solo por rozar su cuello.
Desafortunadamente Juliette ha jurado alejarse de los hombres
indefinidamente. Nunca más arriesgará su corazón. Nunca.
Si Juliette tuviera algún interés de tener un hombre en su cama, ella
lo escogería a él. Siempre flirteando con ella, aunque ya tenga más
de un año rentando su edificio. Es evidente lo mucho que le gustaría
entablar una relación con ella, por las numerosas invitaciones que le
ha hecho. A diferencia de muchos hombres, él solo persiste sin
acosarla o molestarla. Aunque Noelle esté en el mostrador, el
siempre pregunta por Juliette. Hoy debió parecerle divertido que
ella se hubiera ido evitando su presencia.
Su persistencia debería de molestarla, pero Juliette piensa que si
puede verlo a la cara casi todos los días, sin involucrarse, entonces
ella estará lista para cualquier persona que se cruce por su camino.
Noelle le lleva su orden a la mesa. Té (desayuno inglés) y un
panecillo con crema pastelera. El siempre desayuna lo mismo cada
mañana.
—Merci. y si no fuera demasiada molestia, por favor, podría llamar a
su jefa?— pregunta.
—Por supuesto—, dice volviendo a la cocina e informando a Juliette.
Juliette alza sus cejas preguntado —Dos veces en una semana?—
Wilhelm siempre encuentra una excusa para hablar con ella.
Noelle, responde encogiéndose los hombros.
Suspirando Juliette se limpia las manos, y se dirige a él para ver lo
que quiere. —Buenos días Wilhelm, que puedo hacer por usted?—
—No sea tan formal, Juliette, podría acompañarme con un té?—
pregunta dirigiendo su sonrisa más brillante. —Ha tomado algún
descanso desde esta mañana? Ya sé que hoy ha madrugado—.
—Creo que puedo tomar 5 minutos— dice Juliette haciéndole
señales a Noelle para que le traiga una taza de té y un panecillo
scone.

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—Gracias por su indulgencia— Wilhelm muerde un poco de su
propio panecillo y lanza un suspiro como si fuera lo más delicioso
que alguna vez se haya llevado a la boca.
—Siguen siendo los mejores pancillos que he probado en mi vida—
dice.
—Andy los hizo—.
—Dele mis felicitaciones, Debe saber que mucha gente diría lo
mismo si abriera otra tienda, siento que este local no está a la altura
de su potencial. Ya que este lado de la tienda departamental no tiene
tanta afluencia de clientes—. Dice Wilhelm lamiendo de sus dedos
los remanentes de azúcar.
Bombón se encontraba entre una Agencia de Seguros y un Corredor
de Bienes Raíces, y no era claramente visible desde el exterior
debido al diseño del edificio. La mayoría de sus clientes la
encontraron por recomendación.
—Ya le he comentado que he adquirido el Centro Ludwig en
Broadway, verdad?—
—Si, eso creo…—.
—Estamos al final de la renovación, si todo va de acuerdo a lo
planeado, estaremos abriendo la próxima primavera, actualmente
ya tenemos ocupado el 99%, y tenemos una docena de clientes en la
lista de espera, pero tengo un lugar especialmente reservado para
usted, Juliette, le interesaría expandir su negocio, Piense en una
cadena de tiendas, pequeñas, elegantes y con clase. La gente puede
saciar su glotonería en cualquier parte, pero ellos vendrán a usted,
porque les ofrece algo especial. Les queremos vender exclusividad,
piense en Dominique Ansel, recuerda las largas filas que la gente
hacia para comer los cronuts, algunos hasta pagaban porque alguien
más hiciera la fila por ellos.
Si tu adoptaras este modelo de negocios, no necesitarías
incrementar tu producción, solo satisfacer la demanda. De esta
manera, podrás controlar la calidad de los productos. Limitando las
órdenes del cliente a cierto tamaño – otra vez, exclusividad –
aumentando su valor de mercado. La gente se vuelve loca por los

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productos que no puede obtener fácilmente. Es la naturaleza
humana. Ellos quieren algo que los demás no pueden tener. Por
supuesto ayudaría que tus productos fueran superiores desde el
comienzo—. Wilhelm saca su teléfono de su traje y lo revisa,
después le muestra una pantalla a Juliette con el diseño del nuevo
edificio. —El espacio está localizado en el primer piso. Dos mil pies
cuadrados reservados para la tienda, con una gran posibilidad de
negocio. Sería la primera tienda que la gente vería cuando entrara.
Esta unidad esta lista con un sistema de refrigeración de alta calidad,
preparada para ventilar los hornos convencionales. Todo está en
condiciones para que te mudes, solo tienes que decidirte, por mi
oferta—.
Juliette examina los diseños, pasando por las pantallas, de ida y
vuelta. Wow, Tentador. Muy Tentador. Realmente le gusto la
dinámica del diseño para los espacios de trabajo, y las áreas de
compra. Luce exactamente como la cocina de sus sueños.
Quienquiera que haya diseñado esto, puso mucho esfuerzo y
dedicación en la industria de la pastelería.
—Tu oferta es bastante interesante, pero como ya antes te he dicho,
me gusta mi tienda tal y como esta—.
Él nunca se rinde, nunca lo hace. —Si es el capital lo que te preocupa,
no te preocupes, estoy más que feliz de ofrecerte una sociedad
exclusiva. Estoy convencido que este negocio nos beneficiaria a los
dos. Con tu talento y mi experiencia de negocios, estoy seguro que
haríamos una magnifica sociedad. El centro Ludwig ha sido uno de
mis proyectos favoritos por años. Cuando la gente pase por los
pasillos quiero que se llene del delicioso aroma de tus pastelillos y
golosinas. Personalmente creo que es una experiencia única. Justo
hoy, no podía comenzar el día sin comer algo de aquí—. Más de sus
brillantes sonrisas, aún sus ojos le brillan.
—En serio?— le pregunta Juliette, con la intención de esquivar su
mirada.
—Puedo contarte un pequeño secreto?— le pregunta Wilhelm
acercándose. —Tengo dos compañías nacionales interesadas en esta

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unidad en particular. Pero en mi mente está reservada para ti,
Juliette—.
—Me siento honrada, Wilhelm, pero…—
Levanta las palmas de sus manos —Podrías al menos consultarlo
con la almohada? Solo le has dado dos segundos antes de decir no—.
—Porque solo necesito dos segundos—.
Él se toma el resto de su té. —Por favor, piensa en ello, hazlo por
mí—. Dice extrayendo un pequeño sobre de su chaqueta. —Mi
propuesta de negocios, revísala cuando tengas tiempo. Cuando la
leas, vas a encontrar que es una gran oportunidad para los dos. Por
favor—.
—Está bien—. Dice pensando que al menos puede leerla, aun
sabiendo que su respuesta será la misma.
—Nos vemos mañana Juliette—.
—Que tengas un buen día—.
Wilhelm deja un billete de 20 dólares en la mesa. Juliette lo ve
marchase con interés, soltera o no, ella todavía puede apreciar un
espécimen masculino. Y él es bastante atractivo y encantador, lo que
evita que pierda su paciencia rápidamente, con su idea de expansión,
y termine echandolo del establecimiento
La rutina de la mañana siguió, y para el medio día, casi todo lo que
Juliette y sus ayudantes habían hecho se terminó. La gente sabe que,
si quieren panecillos frescos, deben ir en la mañana. Normalmente la
tarde es para los chocolates y las golosinas. Para Juliette hacer
panecillos está bien, pero lo que realmente prefiere es hacer dulces,
razón por la que no le interesan muchos los clientes de la mañana.
Ella hace un descanso a la una de la tarde cuando el correo llega, y
aprovecha para tomar un ligero refrigerio. Estaba leyendo una carta
de la compañía que maneja las propiedades de Wilhelm cuando casi
se atraganta con un bocado de su emparedado, donde le informaban
que la renta del local aumentará al doble en dos meses más.
—Ese hijo de puta!— Juliette sale diciendo de su pequeña oficina,
hacia el área de almacén. —Cuál de todos? ¿El ex, el alfa, el nerd, o el
guapo?— pregunta Noelle gritando desde el mostrador.

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—Es nuestro propietario el guapo?— responde Juliette gritando. Ya
que no hay clientes en la tienda, gritarse está permitido.
—Por supuesto, aunque no sea mi tipo—.
—Bueno, pues ese—.
Andy y Noelle se acercan a ella, curiosos de saber que está pasando.
En cuanto Juliette les enseña la carta.
—Qué raro, no sabía nada de aumentos de renta, sabes… mi
compañera de apartamento trabaja en esas oficinas, ella me lo
hubiera contado—, dice Noelle pensativa.
—¿Esto es un poco extraño, no se supone que tienen que informarte
con anticipación, si van a subirte la renta?— pregunta Andy.
—¿Debemos preocuparnos Juliette? ¿Hará esto que quebremos?—
Juliette entiende sus preocupaciones, Andy es el único sostén de su
madre, y su hermana viuda con su sobrino. Ellos cuentan con el
cheque de pago de la semana. Juliette niega con la mano.
—Estamos bien, no se preocupen, nuestros fieles clientes nos
mantienen en el negocio. Solo que no entiendo porque Wilhelm hizo
esto—. Ponderando porque propuso asociarse esa mañana, cuando
ya él ya sabía que le iba a subir la renta. ¿Habrá pensado que ella
reconsideraría su oferta por la financiación de la expansión? Si
pensaba que con esto ella va a capitular, va listo. —Voy a llegar hasta
el fondo de esto—, agarrando el teléfono lo llama, deteniéndose,
pensado que lo que tiene que decirle es mejor decirlo en persona.
Sale de su oficina diciéndole a sus empleados —Hey chicos, por
favor, cuiden la tienda mientras estoy fuera—.
—Si mamá—, dice Andy.
—Oui, oui—, dice Noelle.
Rechinando los dientes, Juliette sale rumbo a la oficina de Sr.
Wilhelm Sonrenson, para decirle exactamente lo que piensa.

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Capítulo 2

—¿Wilhelm?— pregunta Gunther, el beta del Wilhelm, asomando la


cabeza en la oficina.
—¿Sí?—.
—Leanne Hendricks a llamado tres veces más en la última hora. Y
tienes a Bonnie, la persona del aseo de tu casa, en espera—. Dice con
una cara de desaliento sosteniendo la puerta abierta. —Que es lo
que debo decirle?—
Wilhelm respira profundo, por la nariz. Leanne es la niñera de
tiempo completo de su hermano. Él ya ha hablado con ella hace dos
horas, cuando llamó para quejarse de tener que trabajar en su día de
descanso. Pero él no puede hacer nada, ya que su hermano y su
cuñada aún no han regresado. Y para Leanne aparentemente el
salario que recibe no es el suficiente como para que sacrifique su
día, ya que su hermano no cumple con su horario, bueno eso fue lo
que él entendió las tres veces que se lo explicó, antes de que le
pasará sus llamadas a Gunther.
—Voy a tratar de llamar a su celular— dice Wilhelm. —He dejado un
par de mensajes en los teléfonos de Carol y de mi hermano. No sé
qué otra cosa puedo hacer—.
Wilhelm no se sorprendió, que ni su hermano Halgar o su esposa no
hayan respondido sus llamados. Él no ha hablado con su hermano en
los últimos tres años. Wilhelm trató de contactarlo cuando nacieron
sus gemelos para felicitarlo, y componer las cosas entre ellos, pero
tuvo que dejarle mensajes en esa ocasión también.

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Él y su hermano Halgar, no han estado en los mejores términos
desde hace tiempo aún antes que se convirtiera en el jefe del clan. A
diferencia de otros clanes, los alfas Wuldercats no heredan su
posición, ellos son elegidos por los miembros del clan, por su fuerza,
personalidad y habilidad de liderazgo. Durante un tiempo Wilhelm y
Halgar estuvieron compitiendo. Esta rivalidad los llevo a decirse
cosas que no sentían, pero Halgar fue más allá, haciendo cosas que
no debería haber hecho, durante la noche que Wilhem fue coronado
alfa, por lo que su relación se fracturó para siempre.
Que podría hacer Wilhelm, ¡sí no ha sabido nada de Halgar en años!
Wilhelm, arruga la nariz suprimiendo un gruñido, sintiendo como va
formándose un fuerte dolor de cabeza. —Que quiere ahora la
sirvienta?—
—Solo avisarnos que tiene miedo que ya se haya ido la nana de los
niños, y le preocupa no saber nada de los padres, ella dice que Carol
nunca llega tarde—.
“Mi hermano es todo lo contrario. Quizá él la está reteniendo”.
Alguien le grita a Gunther del cuarto de enseguida, volteando y
murmurando algo antes de encarar a Wilhelm otra vez.
—Era Leanne quien llamó, dice que se va en una hora, y que alguien
debe ir a cuidar a los niños—
Wilhelm se deja caer en su silla, si las cosas fueran diferentes, no le
supondría mucho trabajo cuidar de los cachorros hasta que su
hermano apareciera, pero como no se hablan, no cree que a Halgar
le complazca que vaya y los cuide. Además de que Wilhelm no sabe
nada de cuidar bebes.
Él nunca ha querido tener hijos propios, y nunca se le a permitido
conocer a su sobrina y sobrino. Simplemente él se ha mantenido al
margen de la vida de su hermano, y no piensa interferir ahora, solo
porque se ha ausentado unas horas de su casa.
—Dile que si deja a los niños solos, voy a levantar cargos en contra
de ella—
—Que cargos?—

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Wilhelm levanta las manos exasperado —No lo sé, ¡abandono,
imprudencia temeraria, lo que sea!. Si la han dejado responsable de
los niños, no importa a qué hora ellos lleguen, si los deja
desatendidos debe romper alguna ley, ¿no es así?—
Gunther sonríe un poco, revelando sus colmillos. Alguien más grita
su nombre, por lo que voltea —Me hago cargo del asunto— dice
rápidamente a Wilhelm, antes de cerrar la puerta.
Wilhelm ve los papeles regados en su escritorio, y decide que
regresara a Bonbón, y tomara un té antes del refrigerio del
mediodía. Quizá pueda alcanzar un pastelillo o dos que hayan
quedado de la mañana. Agradece al universo por su metabolismo de
tigre. Si no fuera por eso, los pastelillos que se comió en el desayuno
y los que se come en ocasiones en su oficina, cuando trae una caja
para compartir, harían que sus abdominales lucieran más como
galones de jugo.
La verdad es que aún si Juliette Crabtree hiciera la peor comida del
mundo, o un té que provocara a un inglés atragantarse, no pararía
de visitar todas las mañanas su tienda, con tal de ver su cara y la
maliciosa sonrisa que le envía cuando cree que no le pone atención.
Juliette con su pelo castaño ondulado, que lleva normalmente en un
rodete, y sus curvas. A él le gustaría pasar sus manos por su cabello
y todo su cuerpo, mostrarle lo deliciosa que la encuentra, mucho
más que los sabrosos pastelillos que vende en su tienda. Ella
siempre declina sus invitaciones a cenar, a tomar una copa, hasta
una comida de negocios al mediodía, para discutir la posible
ampliación de su negocio. Ella en verdad se merece el apodo que los
empleados de su tienda le han dado, debido a que los trata fría y
profesionalmente, tal y como lo hace con el propio Wilhelm.
Pero a pesar de su perfecta máscara y distanciamiento, sus ojos y la
curva de su boca, dice mucho de ella. Los Tigres son criaturas
pasionales. Wilhelm está seguro que ella lo desea tanto como él a
ella, pero algo la detiene, que no le permite expresar lo que siente. Él
ya sabe algo de su pasado, y cree que quizá sea la razón de su apodo
“La Reina Bajo Cero”. Quizá nunca pueda saborear los labios llenos

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de Juliette o sentir su piel en contra de su propia piel, pero está a
miles de kilómetros de rendirse.
Fallar no es una palabra de su propio diccionario.
Entre más dura sea la pelea, más dulce es la recompensa. Algo que
aprendió de su padre en los negocios, y que Wilhelm aplica también
a su vida amorosa.
Él se levanta, para decirle a Gunther que va a tomar un refrigerio,
cuando alguien toca su puerta. Permanece parado, determinado a
irse, sin importar lo que sea. —¿Si? Dilo rápido, voy camino a
comer—.
Gunther abre la puerta, preocupando a Wilhelm, ya que nunca ha
visto tan pálido a su beta. Gunther cierra la puerta después de pasar
y se aproxima a su escritorio.
—Wilhelm…—
—¿Qué pasa? Parece que has visto a un fantasma—.
—Es tu hermano…— Por un momento parece que Gunther perdió el
habla.
Wilhelm se sienta, su tono le advierte que algo malo sucede, sus
manos extendidas en el escritorio… y en cuestión de segundos su
mundo parece derrumbarse sobre el.

Capítulo 3
Juliette maldice su decisión de haber instalado el claxon de broma
que Noelle le obsequió en Navidad. Es una consola de plástico,
montado en un tablero con tres botones rojos, que hacen ruidos

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cuando los presionas. Uno es un láser, otro un fotón torpedo, y una
cabeza nuclear. El trafico esta tan pesado camino a la oficina de
Wilhelm, que podría utilizarlo para abrir paso entre los conductores.
—Super Wow, hay mucha rabia en el camino— bromeo Noelle en
una ocasión cuando salieron de compras juntas, llegando después
con su regalo.
Juliette hace respiraciones profundas, tratando de no alterarse por
el tráfico y sus conductores. Después de todo debe de mantener la
calma, aunque siga rabiando por dentro por el aumento de renta y la
“oportuna” propuesta de Wilhelm para expandir su negocio. Si no
logra controlarse, ella podría hacerle sentir su rabia, pero está
segura que ese despliegue de emociones no es algo que él tolerara.
Ella debe mantenerse lógica, tranquila y fría. Aunque le envié sus
habituales medias sonrisas.
Juliette gruñe moviendo la cabeza. Ella no va a permitir que su
hermosura afecte su determinación. Ella es más fuerte que eso. Sí
mucho más fuerte.
Cuando finalmente llega al edificio, por un momento pensó tener
que llegar a los golpes con el personal para poder acceder al piso del
Wilhelm Sorenson sin cita. Después de todo, el tipo es importante,
Dios sabe que gente como él no se roza con las personas comunes y
corrientes. Ya había decidido que lo mejor era hacer una escena con
tal que baje a verla.
Para su sorpresa la recepcionista del primer escritorio, le da un
gafete con clip que decía “Invitado” señalándole con el índice los
elevadores.
Ella estuvo esperando que le dijera algo, por lo que pregunto —¿Yo
puedo ir arriba… así como así?—
—Si señora— dice la mujer mientras escribe en su computadora —
Usted está en la lista VIP, no necesita una cita para ver a Sr.
Sorenson. Puede verlo en cualquier momento—.
Bien. Esto es completamente inesperado, Juliette le agradece y se
dirige al elevador. ¿Será porque le renta una propiedad a la compaña
de Wilhelm? O será que es tan presuntuoso que piensa que algún día

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aparecería en su oficina, ¿aceptando una de sus muchas invitaciones
a cenar?
Por qué ese cabron….
Calma, Juliette. Se dice a sí misma, sintiendo como sus garras salen.
Ella estaba más que enojada cuando sale del elevador, seguro que
Wilhelm asume que simplemente no pudo resistirse a él.
Tranquilízate, recuerda Juliette: fría y profesional. Apegada a los
hechos.
Solo a estado en esta oficina una vez, y fue para firmar el contrato de
arrendamiento de su local, nada parecido a lo de hoy. En aquel
entonces había bastante ruido y gente yendo y viniendo de un lugar
a otro, hablando y riéndose, y por supuesto Gunther el beta de
Wilhelm, coqueteando con ella hasta el último momento, ahora todo
es diferente, solo se escucha el sonido de los papeles y el teléfono
sonando. Gunther sentado en el primer escritorio, luciendo pálido y
preocupado.
Cuando ella se aproxima Gunther voltea a verla y por un segundo
sus ojos brillan con reflejos dorados, después vuelven a su color café
rojizo. —Sra. Crabtree, ¿como a estado?— sonríe extendiendo la
mano, pareciendo extraño aún para él. Ella se pregunta si Wilhelm a
tenido algún tipo de crisis, ya que el ambiente en la oficina y el
propio Gunther se siente tenso y estresante.
—Por favor, llámeme solo Juliette, estoy aquí para ver a Wilhelm, es
urgente—.
—Lo siento, pero no es un buen momento, ¿tal vez yo pueda
ayudarla?—, se muestra tan acomedido que por un momento ella lo
piensa, pero después piensa en lo que sintió cuando abrió la carta.
—Lo siento, debo hablar con él directamente—.
—Juliette… hoy es…—
—He cruzado toda la ciudad para verlo, además estoy en su lista
VIP, lo menos que podrías hacer es decirle que me encuentro aquí,
así Wilhelm decidirá si me quiere ver o no—. A ella no le importa si
hoy tienen una crisis de negocios; está tan furiosa con la idea de que

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le han subido al doble la renta con el único fin de obligarla a abrir
una nueva tienda.
Gunther asiente y descuelga el teléfono, presiona el botón y cierra
los ojos al mismo tiempo. —Wilhelm, Juliette Crabtree está aquí y
quiere verte. Ya le dije que no era el momento apropiado, pero, si, si,
Lo haré—. Gunther niega con la cabeza, diciéndole —Lo siento,
Juliette. Él quiere que extienda sus disculpas y promete…—
Juliette pasa de prisa, rodeando el escritorio de Gunther y entra
como una ráfaga por la puerta de Wilhelm. Tratando de contener
toda su ira y rabia, ella no se va a ir hasta que saque todo lo que
siente. Rawr!
—Espera— dice Gunther, tratando de detenerla, pero ella es más
pequeña y rápida, logra entrar a la oficina de Wilhelm antes que
pueda detenerla.
—Lo siento Wilhelm— dice Gunther, agarrando su brazo y tratando
de sacarla a la fuerza. Pero ella esta petrificada, viendo una cuna de
bebe cerca del escritorio de Wilhelm.
Una cuna con un bebe adentro.
—Está bien, ya me hago cargo—. Dice Wilhelm, sentado en su
escritorio, dándoles la espalda. Gunther se va, cerrando la puerta
detrás de él. Wilhelm no se voltea, por lo que Juliette da unos pasos
para acercarse, y en eso, el llanto de un bebe hace que la oficina
vibre.
Pero el bebe en la cuna está durmiendo.
Wilhelm gira la silla para estar frente a Juliette, sosteniendo un
pequeño bebe en sus brazos, que brama con todas las fuerzas de sus
pulmones. La bebe es un cachorro were ella tiene pequeñas rayas
felinas en sus orejas, con la coronilla sedosa de su cabello erizado y
su nariz rosa, es lo único que los diferencia a esa edad de un bebe
normal. En ese momento el pequeño cachorro tiene la cara rojiza del
esfuerzo de tanto llorar. Demostrando que tiene sanos sus
pulmones, sus gritos pueden inducir a una migraña en minutos.

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¡Por Dios! Juliette parpadea. ¿Cómo no escuche antes el llanto del
bebe? O la oficina de Wilhelm es a prueba de ruidos, o me encuentro
hasta los huesos enganchada de él, que ignoré el ruido.
Juliette recorre con la mirada detenidamente al hombre al que iba a
darle una buena regañina. Pareciera como si el Sr. Impecablemente
vestido hubiera pasado por una escurridora, su traje luce arrugado,
con el cuello y la corbata deshechas. Hay manchas en él, evidencia de
que las babas del cachorro lo han utilizado como servilleta. Wilhelm
trata de meterle el chupón que la cachorro escupe continuamente de
su boca, y él trata de ponérselo una vez más. El silencio cae
instantáneamente, ella sigue gimiendo como si aún no hubiera
encontrado una posición cómoda. Wilhelm posa su mirada con los
ojos rojos hacia ella.
—Lo siento Juliette, este no es el mejor momento—.
Se ven el uno al otro por unos segundos, Juliette insegura de lo que
puede hacer o decir, sin saber cómo manejar a este Wilhelm tan…
vulnerable. El luce tan diferente al hombre con el que hablo en la
mañana.
El bebe de la cuna se mueve, bostezando y lamentándose. Wilhelm
salta rápidamente y pone a la bebe cuidadosamente en la cuna, toma
al bebe llorón levantándolo y meciéndolo de la misma manera que
hizo con su hermana.
Es claro que no sabe sostener bebes, se ve tan perdido e inseguro de
lo que está haciendo. El mece al bebe unos momentos y los lamentos
se detienen, hasta que la bebe en la cuna se da cuenta que no está en
brazos y empieza a llorar una vez más.
Oh Dios Santo.
Wilhelm parece que no sabe qué hacer. Él pone al bebe en un brazo
y al parecer piensa agarrar a la niña con el otro. Juliette se apresura
y gentilmente agarra a la bebe, apoyando su cabeza en su hombro, y
el otro brazo en su cuerpo para sostenerla. —Así— dice,
instantáneamente la bebe deja de llorar.

22
Ella a cuidado a sus sobrinos desde que era adolecente, y tiene
bastante experiencia con los bebes. Experiencia que pensaba algún
día seria de ayuda para sus propios hijos.
Juliette acerca a la bebe a su hombro, dejando que todo su
cuerpecito descanse en el de ella, mostrándole a Wilhelm como
hacerlo con el niño. Ella respira profundamente, el suave olor a bebe
llenando su corazón y sus ojos se empiezan a llenar de lágrimas.
Parece tan natural, tan correcto, abriendo la herida de su corazón.
—¿Juliette?— Wilhelm pregunta quedamente.
Ella se quita las lágrimas, sintiéndose tonta, —Siento haberte
interrumpido, Wilhelm, no sabía que tenías hijos y …—
—No— dice rápidamente —lo que quiero decir… ellos no son mis
cachorros, son los de mi hermano—.
—¿Estas cuidando a tu sobrina y sobrino en tu oficina?— se siente
mal tan pronto como las palabras salieron de ella, pero no puede
imaginarse que otra cosa puede ser. La situación es bastante rara.
¿No puede pedir a alguno de sus empleados que tenga experiencia
en bebes que cuide de ellos?
—No me sentía bien en la casa de Halgar, la oficina es el lugar donde
normalmente me siento más cómodo, el lugar donde mejor puedo
pensar y hacer planes— Voltea a ver a Juliette con una mirada triste,
pero a la vez ella puede ver su determinación y fuerza. —Mi
hermano y su esposa han muerto en un accidente de auto esta
mañana. Y ahora tengo que pensar como me voy a hacer cargo de los
bebes—.

23
Capítulo 4
Juliette se sentó en una gran silla frente al escritorio de Wilhelm,
mirando la dulce cara del bebe dormido en sus brazos.
—Oh, Wilhelm. Lo siento— ahora sintiéndose como una tonta por
haber entrado como un torbellino en su oficina, su problema se ve
minúsculo comparado con el de él, por Dios, el hombre está de
luto!!!
El asiente, y toma una silla junto a la de ella. —Gracias, estoy seguro
que puedo manejarlo. Si puedo manejar esta compañía, podré criar a
estos dos bebes—. Dice con un ligero temblor en su boca, y al verla a
los ojos se da cuenta que no hay comparación entre los dos.
—Por supuesto— asiente, con la cabeza del bebe recargada en su
hombro, un suspiro crece dentro de ella, deteniéndolo le dice —
Estoy segura que harás un trabajo maravilloso—.
Wilhelm le sonríe y palmea la espalda del pequeño bebe. —Tú ya
estás haciendo muy buen trabajo. En tus brazos Leah ha estado
tranquila, que ha sido el rato más largo que ha durado desde que
hemos llegado. Parece que lo tuyo es natural—.
Leah. Es un bonito nombre para una bonita niña. Juliette mueve la
cabeza, porque algo así es lo último que desea escuchar —quizás su
madre y yo tenemos un olor similar. O ella simplemente esta
exhausta y quería que alguien la cargara. Estoy segura que los bebes
pueden percibir la tensión a su alrededor—.
Wilhelm asiente. —Probablemente, pero sea lo que sea te lo
agradezco—.
Ninguno de los dos hablo por un momento, hasta que Wilhelm
levanto la cabeza con el ceño fruncido. —Juliette, viniste a decirme
algo, a pesar que no era el mejor momento. Asumo que es
¿importante?—
Mierda. Se había olvidado de toda la ira que sentía, al ver a los bebes,
escuchado de la muerte de su hermano y cuñada, no tuvo otro

24
pensamiento para la renta. Ahora que ambos bebes están dormidos
y en calma, siente como el coraje vuelve.
—Recibí tu notificación de aumento de renta, y vine aquí a decirte lo
que pienso de ello y de tu ofrecimiento en el nuevo edificio el mismo
día. No me gusta—
—Espera, ¿aumento de renta?—
Juliette inclina su cabeza para verle a los ojos. —El incremento cerca
del doble de mi renta actual. Si piensas que obligarme a aceptar el
doble de la renta o aceptar tu oferta de un nuevo local y tu supuesta
ayuda de financiamiento, vas listo. Puede que prefiera buscar otro
lugar para Bonbon—.
Wilhelm frunce el ceño profundamente. —Te aseguro Juliette, que
mi oferta de esta mañana nada tiene que ver con eso. Pienso que tu
tienda sería perfecta en el nuevo local, eso es todo. Y no hay manera
que yo te haya subido la renta al doble. Ni siquiera he pensado en
subirla—.
—Tu carta dice otra cosa—.
Wilhelm sacude su cabeza. —Veré lo que está pasando, pero estoy
seguro que es un error. Estoy seguro que no he firmado nada. ¿Dame
un día o dos? para investigar exactamente que paso, antes de que
empieces a buscar un nuevo local—.
El fiero coraje que la trajo en medio de la tarde a enfrentarse con
Wilhelm desapareció un poco al ver su sincera confusión. —Por
supuesto, puedo esperar, claramente tú tienes en este momento
cosas más importantes que requieren tu atención—. Si todo esto fue
una especie de error, ella verdaderamente a malinterpretado la
situación —Siento si te he acusado de…—
—¿Chantaje?— dice sonriéndose de lado.
—Si, pero debes entender que todo esto da esa impresión—.
El asiente —Esta claro—.
Alguien llama a la puerta, y cuando Wilhelm dice que entre, Gunther
pasa y se para enfrente del escritorio de Wilhelm, viendo de uno al
otro. —Leanne me ha dado una copia de las llaves de la casa de tu
hermano, el teléfono de su abogado, de todos sus empleados, y del

25
pediatra de los gemelos. Al parecer ella quiere que sepas, Wilhelm,
que lo mejor para los gemelos es estar, por un tiempo, con un
familiar cercano. Ella quiere continuar siendo su nana. Todas sus
cosas están en la mansión, además de la gente que normalmente les
rodea. Ella espera que los chicos continúen ahí, a menos que hagas
los cambios necesarios en tu hogar para ellos—.
Wilhelm bufa, y el sonido hace que el bebe que sostiene en sus
brazos se retuerza, pero rápidamente lo vuelve a acomodar. —
Leanne no tiene problema ofreciendo sus opciones, para alguien que
no podía esperar a que recogieran a los niños para tener su tarde
libre—.
Gunther se encoge de hombros. —Si somos justos, ella no tenía idea
de porque tu hermano llegaba tarde, y era su día libre— Se recarga
en la orilla del escritorio, cruzando los brazos —Sé que no estas
contento con la idea, de quedarte en la casa de tu hermano, pero
bajo estas circunstancias… probablemente sea lo mejor. Ella aún
quiere descansar un día a la semana, al menos tendrás 5 días de
ayuda seguidos día y noche—.
—Ciertamente la necesitó— admite Wilhelm quedamente —Tengo
una cita con Cranston en 20 minutos, y tú sabes cuánto he tardado
para que me la diera. ¿Quién de la oficina crees que me pueda
ayudar a cuidar a estos dos hoy? ¿Debería cancelar, y buscar otra
fecha cuando Leanne pueda cuidar de ellos?—
Gunther se levanta. —Yo no sé nada de cachorros. Me puse de
nervios solo de levantarlos y traerlos aquí—.
—Relájate, no estaba diciendo que te hicieras cargos de los niños.
Gunther, cálmate—.
Juliette ya se a acostumbrado al peso de Leah en sus brazos, el olor a
loción de bebe y el lento pero rítmico compás de su respiración. Y se
siente mucho más calmada que en la mañana. La sensación de
sostener al bebe a entibiado su corazón un efecto muy parecido al
que siente cuando cocina dulces.
—Yo estaría feliz de encárgame de ellos—. Dice sin pensar, debería
estar horrorizada de hacer esa oferta. ¿Porque se siente tan

26
correcto? Juliette raramente a podido ver bebes, desde que le
dijeron que no podía tener hijos propios, matando sus sueños de
maternidad. Ella les sonreía a las nuevas madres, felicitándolas por
sus hijos, al mismo tiempo que trataba de contener las lágrimas, al
saber que la experiencia que tanto deseaba, nunca se haría realidad
para ella.
Debería sentirse a disgusto de sostener al bebe de un extraño, en su
lugar, lo adora, y no está dispuesta a renunciar a ello.
—Aprecio tu oferta Juliette, realmente lo hago. Pero sé que no
esperabas encontrar a estos dos cuando entraste en mi oficina.
Gracias de todos modos—.
—No Wilhelm, hablo en serio. Me gustaría mucho ayudarte, ¿por
favor me dejaras? Adoro a los bebes, te lo aseguro—. Ella quería
esto, aún si es por un día o dos, ella quería cuidar de los cachorros
que repentinamente se han quedado sin padres y a cargo de un tío
en el que evidentemente los bebes no son su fuerte.
—¿Estás segura?—
—¿Los patos nadan?, sí estoy segura—. Juliette sonríe al cachorro en
sus brazos.
—Siempre he querido tener un bebe, pero nunca se dio la
oportunidad—.
Wilhelm, sonríe lentamente haciendo su rostro más hermoso. —
Muy bien, Gracias Juliette, como podré pagártelo?—
—Arregla mí problema con la renta, y estamos a mano — Le sonríe,
con una sonrisa de genuina felicidad mientras presiona su mejilla
con el suave cabello de Leah.
Esto es el cielo.

Capítulo 5

27
Wilhelm no discute con Juliette, cuando es evidente su habilidad
para tranquilizar a la bebe Leah, quizá su aroma sea igual al de su
madre. Pero él sabe bien que Juliette y Carol no tienen nada en
común. Juliette es natural con los cachorros, nunca antes había
pensado que Juliette tuviera tanto sentido maternal, pero los bebes
se ven tan a gusto, que despierta una emoción en su interior.
Wilhelm es un adicto al trabajo, su vida amorosa siempre pasando
de una relación casual a otra, y al final cada quien sigue su camino.
Nunca se a dado tiempo para asentarse y pensar en tener una
familia, cachorros. Ya su hermano había continuado con el linaje
familiar, lo que a él le venia bien.
Viendo como Juliette se siente contenta con su sobrina, se cuestiona
si no se precipito al renunciar a tener una familia.
Él ha deseado a Juliette desde el momento en que la conoció, pero
nunca pensó que ella querría algo más que una relación.
Respira profundamente y exhala. ¿Qué diablos le pasa?, ¿cómo
puede estar pensando él algo así, con todas las tristes y horribles
noticias de la muerte de su hermano hace solo unas horas?
Se para, y cuidadosamente deja al bebe Thomas en su cuna, cerca del
escritorio. Por supuesto que se siente devastado por la muerte de su
hermano, y rompe aún más su corazón solo de pensar en que sus
sobrinos crecerán sin sus padres. Eso ha sido lo más duro de todo
esto, lo injusto que es para ellos. Pero la verdad es que la pérdida de
su hermano él ya la había superado años antes, cuando él renuncio a
tener algún tipo de contacto con Wilhelm y lo sacó de sus vidas.
Él ni siquiera conocía a Lea y Thomas antes de este día. Cuando fue
forzado a encargarse de ellos. Le duele haber perdido la
oportunidad de reconciliarse con su hermano, pero su ausencia ya la
había superado hace tiempo.
—El problema de tu renta será arreglado hoy mismo, no te
preocupes, Juliette. Gunther, por favor revisa los archivos y
encuentra porque se le envió una carta de incremento de renta a
Juliette—.
—Al doble de la renta—, le recuerda Juliette.

28
—Si eso, asegúrate de encontrar como pudo haber pasado esto,
porque estoy seguro que yo no autorice tal cosa—.
Gunther asiente, y sale de la oficina. Wilhelm se deja caer en su silla,
con un profundo suspiro. —No sabes cuánto aprecio tu ayuda. Más
aún sabiendo que tienes un negocio que atender. ¿Estas segura?—
—Noelle y Andy pueden sostener el fuerte. Ya hemos vendido la
producción que hice hoy, pero puedo hacer otra mañana, sin
problema.
—Excelente. Que quede claro, que Leanne no es mi primera opción
como nana—. Wilhelm hubiera contratado inmediatamente una
nueva, si supiera que podría encontrarla en tan corto tiempo. —Solo
he hablado con ella por teléfono, pero la encuentro desagradable.
Ella se a encargado de los bebes desde que nacieron hace 3 meses,
pero te aseguro que no lo hará por mucho más tiempo—.
Él observa a Juliette sosteniendo a Leah por unos minutos. —
Supongo que el mejor lugar para ellos es su propia casa, tengo algo
de leche en formula, pero… fue un error traerlos a la oficina. No
tengo todo lo que necesitan, debí de haberlo pensado mejor—.
Juliette levanta la cabeza para mirarlo —Como tú lo has dicho
Wilhelm, este es el lugar donde te sientes más a gusto, no seas tan
duro contigo mismo—.
—¿No te importa quedarte?— es demasiado bueno para ser verdad.
—¿Te estoy imponiendo mi presencia?—
—Por supuesto que no—.
—Entonces lo haré. Como tengo las manos llenas, ¿podrías llamar a
la tienda por mí?—
Wilhelm llamó a Bonbón y le explicó a Noelle que ella y Andy se
harían cargo del negocio, y hasta Juliette estuvo de acuerdo en dejar
que Andy se hiciera cargo de unos dulces que normalmente solo ella
prepara, no vio ningún problema al ser evidente que ella no podría,
Wilhelm estaba de mucho mejor humor cuando colgó el teléfono.
—Me pareció que Dusfrene estaba muy contento de saber que no
regresarías hasta mañana. Sospecho que tienes un motín en ciernes.
Quizás ya no tengas tienda cuando regreses mañana—.

29
Juliette bufa. —Andy quiere ser repostero. Debería permitir que
practicara más en la tienda, pero soy demasiado controladora.
Pienso que mis dulces no estarían perfectos si nos los hago yo
misma— le dice. —Pero todo estará bien, Noelle y Andy saben cómo
llevar la tienda y yo podre pasar mi tiempo con estos preciosos
cachorros. Míralos, Wilhelm— voltea a verlo —tu sobrina y sobrino
son preciosos, al parecer el gen esta en tu familia?—
—¿Así que piensas que soy precioso?— Wilhem no pudo resistir
provocarla,
Las mejillas de Juliette se sonrojaron, —Podría matar por unas
pestañas como las tuyas—.
Wilhelm deja que una sonrisa domine su rostro, al parecer “La Reina
de Hielo” se está derritiendo, quien pensaría que su kriptonita
serían los bebes? Juliette voltea a ver los bebes con adoración. Su
rostro sereno y sus ojos brillando, luciendo tan hermosos que
Wilhelm solo quería rodear el escritorio y besarla. No, eso sería un
mal movimiento. Él no quiere arriesgar nada a este nivel.
—Voy a arreglar que Gunther lleve a los gemelos de regreso a casa
de mi hermano, tu puedes ir y recoger cualquier cosa que necesites,
o puedes ir en la limo con ellos y parar para comprarlo. Compraré lo
que tú me indiques, incluso podemos contar con alguien de la oficina
para que te ayude. Por supuesto la señora del aseo también estará
ahí, y aunque no es una matrona, es una persona dulce. Si no fuera
por su artritis dejaría a los niños con ella—.
—Suena bien—.
—Tengo que ver a alguien en unos momentos, voy a arreglar que
Gunther venga. ¿Estás segura que es lo que quieres? No quiero
importunarte más.
—Por Dios Wilhelm, para de preguntarme lo mismo. Me ofrecí de
buena gana, quiero ayudar—.
Se levanta del escritorio y camina hacia ella, llevando su mano a su
hombro. Sin pensarlo mucho acaricia su mejilla, —Gracias, muchas
gracias—.

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La urgencia de tomarla y besarla era realmente fuerte. Wilhelm casi
se dejó llevar. El sollozo de Leah los volvió a los dos a la realidad,
una realidad en donde él no puede ni siquiera invitar a Juliette a una
cita, menos que acepte sus besos. él guarda sus manos en los
bolsillos del traje y sale a arreglar todo con Gunther.

Capítulo 6

La mansión de Halgar Sorenson, quizá sea lujosa y con aura


decadente, pero se siente vacía y sin alma. Juliette se pregunta si el
hecho de saber que sus dueños han muerto hace que tenga esa
impresión, como si estuviera invadiendo una casa. A pesar del
tamaño de la casa y de la docena de habitaciones, el área de los
niños se siente confortable y acogedora. El cuarto está pintado
principalmente de rosa y azul, y tiene área de juegos acolchonados
por un lado, las cunas con diseño exclusivo tienen cada una un
cambiador a su lado. La pared que es el principal foco de la

31
decoración tiene un mural con motivos de estrellas y el sol en un
precioso rosa y azul.
Al ver el cuarto el corazón de Juliette se encoje, al pensar en todos
los exámenes y tratamientos, y las miradas de compasión de los
doctores y las enfermeras, al decirle que sus sueños nunca serian
realidad. Si ella hubiera tenido hijos seria exactamente como querría
tener el cuarto de los bebes.
Ella se reprendió a sí misma, por su envidia.
Carol Sorenson tuvo lo que Juliette deseaba y nunca podrá tener,
pero ella a muerto trágicamente y nunca podrá ver crecer a sus
hijos. Hay demasiada angustia alrededor como para que Juliette se
enfoque en sus problemas.
Así que se concentra en los bebes. Mientras duermen, ella encuentra
los biberones y la leche en fórmula en la cocina, y arregla todo para
alimentarlos fácilmente. Se sienta en la mecedora de su recamara y
los ve dormir, notando sus diferencias y similitudes. Parece que está
más cansada de lo que pensaba, ya que mientras ellos descansan ella
toma una siesta, más de una vez despertó para pasar su mano
dulcemente por su espalda y verificar que estuvieran bien y
respirando.
Bonnie se asomó en una ocasión, y ofreció su ayuda para alimentar a
uno de los bebes llegado el momento, con un gesto desaprobatorio
pasó los dedos por su corto cabello negro diciendo —Bajo estas
circunstancias creo que Leanne los abandonó justo cuando más se le
necesitaba—.
Juliette únicamente asintió. Sin querer dar una opinión hasta que
tuviera la oportunidad de conocer a la persona en cuestión. Sin
embargo, no puede estar más de acuerdo.
Cuando los niños despertaron, les cambio el pañal y preparo los
biberones, Juliette se dio cuenta que no necesitaba la ayuda de
Boonie, pusó a los niños en el suelo, protegidos con almohadas, y se
sentó en medio de ellos, para sostener los biberones y darles de
comer al mismo tiempo. Ellos la veían con sus grandes ojos azules,
mientras ella les hablaba suavemente, sonriéndoles. Por turnos

32
palmeo sus espaldas para que eructaran, y los recostó sosteniendo
sus manitas viendo como su expresión cambiaba mientras les
hablaba. Ellos movían sus orejitas de gato al ritmo del tono de su
voz, y sus pequeñas colitas se movian de un lado al otro. Los bebes
cambiantes son fascinantes, a los tres meses Leah y Thomas son
prácticamente unos infantes, a diferencia de los humanos, los
cachorros nacen con los ojos cerrados, con su piel rosa y frágil, de
acuerdo con el animal de su estirpe. No hacen otra cosa más que
comer y dormir, después de unas semanas ellos comienzan a abrir
los ojos y estar más activos. Pero en cuanto comienzan a gatear, se
vuelven más independientes y necesitan constante supervisión.
Mientras que los humanos comienzan a caminar después del primer
año, los bebes cambiantes ya corren, curiosean, saltan y la
mayoría de las veces se mantienen haciendo travesuras. Su total
transformación no ocurre hasta el tercer año, cuando ya tienen
control de su forma animal. A algunas especies de cambiantes les
toma más tiempo como los osos, que no logran dominar
completamente su instinto hasta que son adolescentes,
Actualmente uno no puede ver cachorros cambiantes osos hasta
que pueden pasar desapercibidos para la sociedad.
Thomas suspira de contento, al parecer desea volver a dormir, pero
Leah lo tiene más difícil, ella se mantiene curiosa, alerta y
ronroneando. Juliette siente la inmensa necesidad de cambiar y
limpiar a los bebes como si fuera su madre, su instinto maternal
despertó en el momento que los vio.
No Juliette, ellos no son tuyos. No debes encariñarte con ellos, sino
saldrás lastimada. Juliette suspira resignada, ella ya se enamoró de
ellos.
Cuando regrese a la tienda a preparar dulces, este sentimiento se
habrá ido, los extrañaré, pero estos cachorros no son míos. Se dice a
sí misma, sin creérselo por un momento.
Siente una punzada de dolor en su corazón.

33
Ella cierra los ojos y se maravilla, de la forma en que a cambiado su
día, sin esperarlo siquiera.
Y es en ese momento que siente a alguien detrás de ella.
Voltea y se encuentra con Wilhelm parado en el portal de la puerta
con una extraña sonrisa en su rostro,
—No era mi intención asustarte, pensé que ya me habías escuchado
acercarme—.
—No me asustaste, solo estaba… distraída—.
—Nunca hubiera pensado que eras tan buena con los bebes, Algún
día serás una madre grandiosa—.
Ella voltea a ver a los bebes, él no se imagina que tan hiriente puede
ser escuchar eso. —Pensé que tenías negocios que atender?—
—Y así a sido, la cita fue bastante bien, no pudo haber ido mejor,
termino temprano, así que aquí estoy—, se acerca deteniéndose
enfrente de ella, hincándose con una sola pierna —Si necesitas irte,
no hay problema, Bonnie y yo nos haremos cargo—.
Ella mueve su cabeza —¿Y dejarte la parte fácil?,… la de disfrutar
verlos dormir,… deberías haber llegado cuando Thomas tuvo un
percance con su pañal—.
Wilhelm hace una cara de semi-terror. —¿Fue tan malo?—
—Digamos que casi evite un desastre épico. Te auguro que Thomas
será travieso en cuanto crezca, yo que tú lo tendría vigilado. Lo que
quiero decir es que deberás mantener la rienda corta—. Voltea a
verlo y se da cuenta que en realidad no quiere irse, no en este
momento. Y no solo es por los bebes, Solo por un momento,
pretendamos que tengo una familia, un hombre a mi lado y unos
cachorros. Soy feliz y plena. Toda una fantasía.
—No tengo miedo. Me encantan los retos— dice suavemente,
mirándola toma su mano entre las suyas, su pequeña mano
perdiéndose en las de él. —Juliette sabes lo que eso significa?—
—¿Hmmm?—
—Seré padre, imagínate seré un DILF1 soltero—.

1 [ 'Dad I'd Like to Fuck', que en español sería algo así como 'Papá con el que me acostaría'.]

34
Con un bufido Juliette se ríe a carcajadas. No imaginaba que pudiera
bromear de esa manera, es tan refrescante conocer este lado de él.
Siendo honestos, él es totalmente diferente al tipo arrogante que
creía conocer; al ejecutivo ocupado manejando su multimillonaria
compañía. —Apuesto que serás bastante popular entre las madres
PTA—
—¿Lo crees? No estoy tan seguro si eso será bueno. No me gusta
estar en desventaja con respecto a las mujeres—.
Juliette levanta sus cejas una pulgada. —¿Estas bromeando
conmigo?—
—¿Te parece? Estoy tratando de cortejarte, enfatizando mis buenos
puntos, ¿funciona? ya que hasta ahora todo lo que he intentado ha
fallado—.”
—Ahí la llevas, sigue aplicándote—.
—Contigo he trabajado más duro que en toda mi vida, pero no me
rendiré, No me subestimes Juliette, yo siempre obtengo lo que
quiero—.
—Ya me parecía a mi… ya salió otra vez la parte arrogante en ti—.
—Lo siento, no puedo evitarlo, como Alfa viene con el territorio. Tú
sabes eso—.
Juliette chasquea, en realidad, no puede culparlo, es la naturaleza de
su bestia.
Mirándola a los ojos le pregunta. —Bueno, ¿imagino que finalmente
he conseguido cenar contigo?—
Su sonrisa derrite algo dentro de ella, ese algo que a estado
congelado por mucho tiempo. Ella siempre ha tratado de evitarlo,
sintiendo la necesidad de protegerse para evitar salir herida
nuevamente. ¡Porque siente como si sus barreras finalmente se
tambalearan!
Tienes pena de él, eso es todo.
Claro, eso es todo.
—Parece que sí, yo y dos más—. Ella voltea a ver a Leah, moviendo
su dedo, Las dos han estado jugando a atrapar el dedo. Haciéndola
reír tanto que casi se dobla de la risa.

35
Wilhelm decide sentarse al lado de Juliette. —Sabes, hoy fue la
primera vez que veo a los cachorros desde que nacieron. Mi
hermano y yo no hemos estado en buenos términos desde hace
tiempo, nunca pensé que conocería a Leah y Thomas en el funeral de
sus padres—. A pesar de que su expresión era neutral, la tristeza en
su voz casi hace que Juliette le dé un abrazo. Pero ella se detiene en
el último segundo. Woah. Eso saldrá mal. Si me vuelvo demasiado
amigable le daré falsas esperanzas. ¿No quieres eso verdad Juliette?
Ella se aclara la garganta y habla cuidadosamente con un tono
normal. —Lo siento Wilhelm sé lo que se siente perder personas que
significan mucho para ti, a la vida a veces le vale mierda lo que
queremos—.
Wilhelm voltea a verla a los ojos. Finalmente le pregunta —Hablas
por experiencia— lo dice como una afirmación.
Juliette desearía nunca haber abierto la boca. —Mi familia a tenido
su buena cuota de tragedias—.
Su suave mano cubre la suya, Wilhelm la empuja hacia su hombro,
presionándola. —Bueno ya sabes lo que se dice, a la tristeza le gusta
la compañía—.
—Eso no es verdad—.
—En todo el tiempo que nos hemos conocido, nunca me has hablado
de tu familia. Bergefjord es un prestigioso clan—.
—No aburro a mis clientes con la patética historia de mi vida,
Wilhelm. En Bonbón, vendemos dulces y golosinas, lo que significa
felicidad—.
—¿Solo me vez como un cliente?—
—Bueno, también te veo como mi arrendador, que últimamente a
tratado de subirme la renta—.
—No me vas a perdonar ese error, ¿verdad?—
—No, soy demasiado mezquina—.
Él bufa diciendo —Estas muy lejos de ser mezquina—.
—Una arpía vengativa— le sugiere.
—Tú nunca serás…— Wilhelm sacude su mano. —¿Porque
presiento que estas tratando de irritarme?—

36
—Estamos hablando de tus problemas no de los míos,
¿recuerdas?—
—Me gustaría que confiaras un poco en mí, estoy loco por ti, ¿lo
saber verdad? Desde el día que te conocí—.
—No estoy ciega Wilhelm—.
—Algún día me darás una oportunidad? Un lugar en tu corazón,
¿Juliette? Creo que también te gusto, aunque sea un poco—
—Lo siento— le dice cortante —Esta tigresa a terminado con el
romance—.
Su mirada la traspaso como un láser haciendo que su cara arda. Sale
un gruñido animal dentro de él. —No lo creo, me niego a creerlo,
Pienso que te mantienes guardando algo de lo cual no tienes control.
He escuchado historias de tu pasado Juliette, El alfa Bergefjord es un
buen amigo mío. Ser infértil no es razón para que te cierres al
mundo. Hay demasiada gente en tu vida que te necesita—.
Juliette siente como si sus palabras la golpearan —No solo es el
hecho de no haberle dado cachorros a Anders Bergefjord, me
traiciono Wilhelm, me prometió…— su voz perdiendo fuerza —me
dijo que siempre estaríamos juntos, en la riqueza o en la pobreza, en
la salud y la enfermedad, hasta que la muerte nos separara. Pero él
me saco de su vida en el momento en que supo que era estéril—. La
amargura se siente en su voz.
Después de unos momentos de silencio. El sacude su mano
diciéndole —Lo siento Juliette—.
Él no trato de consolarla diciéndole que hay más cosas en la vida que
tener hijos, o que debería enfocarse en las buenas cosas de la vida.
Él simplemente le dijo que lo sentía, y esas simples palabras hicieron
que su dolido corazón se aplacara. Cuando sus dedos tocaron su
barbilla volviendo su rostro hacia él, limpiando sus lágrimas con su
dedo meñique, hizo que su corazón latiera, preguntándose si todo
esto sería un sueño y despertaría en cualquier momento en su cama
sola.
Wilhelm la atrajo hacia él, y ella sintió la ansiedad de conocer el
sabor de sus labios.

37
—Ya regresé, Sr. Sorenson— habla alguien desde el recinto de la
puerta.
Juliette se aleja de Wilhelm, dándose cuenta de lo que estaba a punto
de hacer. El momento se a ido.
—Pensé que había dicho que tomaría el resto de día Leanne—,
Contesta Wilhelm, acomodándose los pantalones.
La nana entra como si fuera la dueña de la habitación. Le envía una
mirada incisiva a Juliette y recoge a Leah poniéndola en su cuna. —
Me sentí mal por lo que a pasado, y decidí que debería regresar.
Siento si fuí difícil, quizá estaba en shock— dice poniendo a Thomas
también en su cuna.
Juliette sintió la ausencia de sus cuerpecitos, se levanto y se quedó
viendo a los gemelos.
—Está bien, es comprensible— dice Wilhelm. Toma a Juliette por la
muñeca gentilmente —La dejamos con ellos, por ahora— y salen.
Juliette sonríe a los cachorros antes de salir del cuarto.
Tan pronto como se encuentra a solas con Wilhelm frente a frente
en el corredor, le da una sensación de vulnerabilidad que no había
sentido cuando estaban sentados en el suelo del cuarto de los niños.
Un sentimiento de pérdida, que le dan ganas de regresar patear el
culo de la nana y establecer su territorio. Juliette se esfuerza en
calmarse.
—¿Espero que aun quieras cenar conmigo?—
Ella realmente quería, quería jalarlo hacia ella y besarlo con todas
sus fuerzas. Pero el momento se había esfumado, el deseo de
cambiar las cosas se a ido.
—Gracias, pero ahora que la nana llegó… creo que debo de irme—.
—Juliette…—

Ella pone una mano en su pecho, puede sentir sus músculos y el


latido de su corazón a través de su camisa. Juliette traga y dice
firmemente —Wilhelm debo irme, yo, yo te llamo mañana, ¿bien?—
En contra de sus deseos, cede y le da su espacio, acompañándola
hasta el recinto de la escalera. —Bien. Gracias por haber venido. Mi

38
chofer te llevara a donde estacionaste tu carro—, dice sacando el
celular de su bolsillo sin dejar de mirarla, y esperando a que ella baje
por las escaleras. Tal como ella sospecho, no impondrá su presencia
hacia la entrada de la casa. Juliette le dice adiós con la mano.
Cuando Juliette llega a su casa, aún siente el dulce aroma de los
bebes en su ropa. Silenciosamente, reprocha la presencia de la nana
una vez más. Si no hubiera llegado, ella seguiría cuidando a los
gemelos, quizá los hubiera cargado y acompañado toda la noche.
Déjalo Juliette, ellos no son tuyos.
Ya lo sé, piensa enojada. ¿Porque me duele ver que alguien más los
cuide?
Se mete en la cama, sin cambiarse de ropa, Estira su blusa e inhala
profundamente el aroma de los bebes, sintiéndolo dentro de sus
pulmones. De repente la calma vuelve a ella, sin embargo, le toma
tiempo dormirse.
Sueña con Leah y Thomas.
Y Wilhelm.

39
Capítulo 7

—Sí, ya sé que es tarde— dice Wilhelm, a decir verdad, es temprano,


son las dos de la mañana, pero no podía dormir, y quiero estar
seguro que todo esté resuelto para en la mañana. —Su tienda abre a
las seis, y quiero asegurarme que los nuevos papeles de la renta,
lleguen lo antes posible. No quiero que ella este preocupada por
ello—.
Resolver el problema de la renta, es lo menos que Wilhelm puede
hacer por Juliette, después de lo que ella hizo por los bebes. Estuvo
más que satisfecho cuando ella se ofreció a cuidarlos, y quería llorar
de contento cuando vio a sus sobrinos en una escena perfecta con
ella.
Una parte de él quería poner a los niños en las cunas y agarrar a
Juliette, llevarla a su recamara y mostrarle su apreciación de
diferentes maneras.
Solo de pensar en la manera en que les sonreía a los gemelos, y
como ellos le respondían, hizo que naciera en él un instinto que no
sabía que tenía. Siempre ha deseado a Juliette, pero verla al cuidado
de sus sobrinos, llevo las cosas hacia otro nivel, fuerte y posesivo. Él
quería tomarla, hacerla suya. No le importaba que no pudiera tener

40
hijos, sus sentimientos nunca cambiarían. Anders Bergefjord fue un
estúpido por dejar ir a una mujer como Juliette. Puede que Anders
estuviera muy preocupado por tener descendencia, ya que Anders
era el futuro alfa de su clan, su posición pasa a sus descendientes.
A diferencia de su clan, que simplemente escogen al más fuerte.
La vulnerabilidad que vio en Juliette hizo que creciera más que
nunca el instinto de protección. Ninguna mujer debería sufrir por lo
que ella paso, especialmente cuando no es su culpa. Ella solo es una
víctima más de las crueles circunstancias de la vida.
La voz de Gunther era gangosa en el teléfono. —Llevaré yo mismo
los papeles Wilhelm—
—Bien. También llévale… flores. Un gran ramo de flores—.
—¿Que le pongo en la tarjeta?—
—Solo escribe Gracias. Elle entenderá—
Gunther resopla —¿El ramo usual?—
Wilhelm no ha tenido muchas citas últimamente, pero cuando ha
pasado un buen tiempo con una chica, comúnmente después de
pasar algunas horas juntos en la cama, le dice a Gunther que le envié
lo usual al día siguiente, que es un gran ramo de flores mixtas y de
colores pasteles con una tarjeta que simplemente diga “Gracias por
una noche maravillosa”. Ha llamado a Gunther más de una vez por
esas flores.
—No, no mi usual. Rosas blancas. Dos docenas en un jarrón de
cristal—. Gunther no dice nada por un momento posiblemente
porque aún está en shock. Después de exhalar fuertemente —Dos
docenas de rosas en un jarrón de cristal, y los papeles corregidos de
la renta, a las seis de la mañana, ¿algo más?—
—Es todo, llámame tan pronto lo hayas hecho—.
Gunther resopla —¿podrías dormir algo durante la noche?—
Wilhelm pasa sus dedos por su cabello, aun mojados por el baño. —
Envíame un mensaje entonces, ¿mejor?—.
Algunas veces su beta, se pasa de sobreprotector, algo que Wilhelm
aprecia.
—Sí, vete a dormir— dice Gunther antes de colgar.

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Wilhelm no puede ir a su cama en su casa, él escoge mejor una
recamara de huéspedes cerca de los niños, así que se dirige a su
recamara para checarlos. Ambos duermen tranquilamente.
Él los observa por unos minutos, pensando en Juliette y en la
manera en que su rostro se veía cuando los miraba. Siente como sus
pantalones se sienten ajustados, pasa una mano por su rostro,
sofoca una carcajada y cierra la recamara, un sentimiento de culpa
crece en su interior, al pensar que acaba de perder a su hermano y él
se la pasa pensando en Juliette. Quizá la fuerte atracción que siente
hacia ella, hace que no piense cosas desagradables.
Tan pronto como regresa a su cama, se imagina a Juliette
deslizándose a su lado, sintiendo su cabello en su cara, o pasando su
boca por la suya. Él sabe que no es una distracción. Él ha ido de una
atracción al deseo, y del deseo a algo más que aún no está listo a
nombrar.
Wilhelm piensa acerca del beso que estuvo a punto de darle, cuando
fueron interrumpidos. Y como ella se recargo en él lista y dispuesta.
Se va a dormir repitiendo la escena en su mente, con excepción de
que Leanne aparece en la puerta y roba el momento que debería
haber sido su primer beso.

Capítulo 8
La mañana a comenzado bien, excepto porque Andy y Noelle han
estado haciendo tantas preguntas que se sintió en un interrogatorio.
Ella contesto sus preguntas lo mejor que pudo, sin dar ningún

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detalle de la familia de Wilhelm, y finalmente convenciéndolos que
todo estaba bien.
Nunca los había dejado a cargo toda una tarde, así que ellos estaban
preocupados que no volviera, pensando que algo terrible le había
pasado. Afortunadamente a ella no le había pasado nada.
Bromeando les pidió que la dejaran sola, y se fueran al diablo por el
resto del día, burlándose se fueron a hacer sus tareas. En eso Juliette
se dio cuenta que Gunther estaba afuera con su traje gris, y su
cabellos bien peinado y recogido, con el ceño fruncido en el rostro.
Las únicas personas que llegaban tan temprano eran los ancianos
que van a caminar al centro comercial, y casi nunca se paran en su
tienda, probablemente para evitar la tentación. Pero esta mañana es
Gunther que camina de un lado al otro con las manos en la espalda.
Wilhelm habría tocado la puerta para poder entrar, pero Gunther es
más educado y espera. Juliette le quita el seguro a la puerta y abre,
sintiendo la aprensión en su estómago al imaginar las posibles
razones que le hicieron venir. ¿Estarán bien Wilhelm y los bebes?
—Buenos días— dice suavemente. Antes de que ella pueda hacer
alguna pregunta, Gunther saca un sobre del bolsillo delantero de su
chaqueta y en su rostro se refleja una sonrisa.
—Wilhelm quería que te entregara esto a primera hora, son los
papeles de la renta, asegurándote que no existe ningún incremento o
doble pago. Solo tienes que firmarlo y enviarlo, o puedes llamarnos
para recogerlo—.
—Oh—. Dice tomando el sobre sin abrirlo. —¿Podrías agradecerle
en mi nombre?—
—Claro, por supuesto. Oh, y también…— Él se desplaza unos pasos
hacia la derecha, siguiéndolo Juliette con la mirada. Gunther recoge
un enorme ramo de rosas en un jarrón de cristal con tintes rosados.
—Y él quiere que tengas esto—.
Juliette toma las rosas, y cierra la boca al darse cuenta de que la
tenía abierta de la sorpresa. —Son adorables— dice. Ella las pone en
la mesa y saca la tarjeta de entre dos botones de rosas, leyendo en

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voz alta “Gracias”. Juliette sonríe abiertamente, contenta que sea
Gunther este a su espalda y no pueda verla.
—Por favor dígale, que las flores eran innecesarias, pero que son
hermosas y aprecio el gesto—.
—Por supuesto—, dice.
Volteándose se despide de Gunther, llevándose sus maravillosas
rosas para ponerlas en el aparador cerca de la registradora.
—Oh Dios mío— dice Noelle cuando saca los croissants frescos. —
Alguien está enamorándose—.
Juliette vuelve a inhalar el aroma de las flores sin poder evitarlo. —
Lo ayude ayer y es su manera de agradecérmelo—
Noelle lleva su mano al frente como reflexionando, y con la otra
sostiene la espátula con el guante. —C’est des donneries. ¿Esperas
que te creamos eso? El señor lleva meses detrás de ti, dudo que las
rosas sean por un simple agradecimiento. Oye Andy— llama a su
conspirador —Si tú le enviaras a una chica rosas, ¿esperarías que
fuera solo tu amiga?—.
—¿Amistad? Diablos no. Esperaría que durmiera conmigo. Las rosas
no son baratas—.
—¿Lo sabes, correcto?—
—Dahhhh—.
Ella y Andy me ven con burla.
—Bien, ¡puedo verlo!— dice Juliette poniendo fin a la conversación.
—No ha pasado nada. Esta es una manera elaborada de decir
gracias, eso es todo—.
—Está bien, ¿pero dormiste con él?— pregunta Noelle
descaradamente. Algunas veces la francesa debería tener un filtro
social. Ella dice lo que le place. Andy voltea a verla sorprendido.
—No, como ya lo he dicho, nada ha ocurrido—, Juliette responde
acaloradamente.
—¿Pero quieres hacerlo?— pregunta Noelle sin dejarlo estar.
—Vuelve al trabajo, entrometida—.
Noelle asiente y Andy dice conspiradoramente entre risas —Sí, ella
quiere—

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—Escuche eso—, dice Juliette —Paren de meterse en mi vida
personal—.
—Soy multitareas Juliette, soy perfectamente capaz de hacer las dos
cosas—.
Juliette mueve su cabeza, y se va regresando después con unos
pastelillos para acomodarlos en el aparador, admirando su ramo por
unos minutos.
A las 6 y antes que el tiempo siga corriendo, Juliette ha tomado una
decisión. Toma su teléfono y parándose enfrente de sus empleados
con las manos en la cintura les dice.
—Chicos, ¿le gustaría hacerse cargo de Bonbón por todo el día?—

Tan pronto como Juliette se estaciona afuera de la mansión, se dice a


si misma por tercera vez, que esta es una mala idea. Es demasiado
temprano para visitar a alguien, aun sabiendo que Wilhelm se
levanta temprano, debido a la hora en que llegaba a la tienda. Él ha
pasado por demasiadas cosas estos últimos días, ¿quizá se ha
quedado dormido? Ella argumenta consigo misma que tan tonto es
esto, es una invasión a la privacidad. Los papeles de la renta podrían
haber sido enviados por mensajería, sin embargo, es una buena
excusa para utilizar.
Ella pudo haber esperado, y llevado los papeles a su oficina después
de su jornada, pero no habría podido ver a los bebes. Y que la aspen
si no pierde la oportunidad de estar con ellos, aunque sea por unos
momentos como ayer.
Además, ella también quiere agradecerle las flores. Un
agradecimiento personal es mejor que una nota o una llamada
personal. Y quizá pueda besarlo en la mejilla, pasar sus manos por
sus brazos, quizá un pequeño abrazo. Ella quiere asegurarle que está
abierta a una relación.
Además, quiere asegurarse que lo que paso es real.

45
Toma unos momentos antes de que alguien conteste la puerta, y
vuelve a regañarse por haber llegado tan temprano. Leanne abre
frunciendo el ceño. —¿Si?—
—Hola, ¿me recuerda? ayer estuve aquí— Ella extiende su mano y
Leanne apenas la agarro antes de soltarla, gruñe antes de decidir
dejarla pasar. —Yo estuve cuidando a los bebes cuando Wilhelm
estaba trabajado. Traigo unos papeles para él—.
Leanne extiende la mano —Estaré feliz de dárselos—.
—Quisiera dárselos personalmente—, Juliette dice respirando
profundamente, y preguntándose porque Leanne es tan sangrona
con ella. Es como si sintiera coraje y pánico de verla en la casa, por lo
que Juliette decide pasar y dejarla en el recinto. —Podría avisarle
que estoy aquí por favor?—
Juliette generalmente no es tan dominante, pero sabe hacerse valer
cuando es necesario —Estoy segura que no le importara que lo
interrumpa—.
Leanne no cerró la puerta, la mantuvo abierta y en tono exasperante
—El Sr. Sorenson esta mañana se fue a la oficina, aparentemente no
pudo dormir, ¿quiere dejar los papeles?—
Al parecer Leanne quiere deshacerse de ella. Puede que tenga tareas
que atender y Juliette la esté retrasando, pero su esencia, y su
mirada le dice que algo malo está pasando. —Voy a ver a los bebes,
antes de irme—, le dice tan suavemente como puede —no se
preocupe, me mantendré fuera de su camino—.
—Sra., estoy a punto de alimentar a los bebes, así que…—
—Yo lo haré— dice dirigiéndose directamente al cuarto de los
bebes, —usted puede hacer otra cosa, o si lo desea puede relajarse
un poco, ¿qué le parece?—
Leanne se le adelanta, no trata de atravesarse, pero prácticamente
rogándole que cambie de parecer —Ese es mi trabajo, y es lo que el
Sr. Sorenson espera de mi—
Tan pronto como llegan a la recámara, ella ve que los biberones ya
están preparados y los bebes inquietos en sus cunas. Un sentimiento
cálido crece en su pecho, y decide alimentarlos uno a la vez, para

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poder sostenerlos en sus brazos otra vez. —Oh, estará todo bien
Leanne, no se preocupe, puede llamar a Wilhelm y preguntarle, a él
no le importará—.
Leanne lo considera por un momento y asiente con la cabeza. —Está
bien, adelante…. Si necesita algo, solo dígamelo, use el monitor de
bebe. Estaré en la cocina—.
Leanne voltea a ver las cunas, antes de salir aprisa del cuarto,
dejando un aroma de miedo por su camino. ¿Está realmente tan
preocupada de que Juliette altere la rutina de los niños dejándola
alimentarlos?
Ella toma primero a Thomas y se sienta con él en la mecedora,
acomodándose un pañuelo en el hombro. Sin estar segura en qué
punto había dejado a los bebes Leanne cuando atendió la puerta, ella
prueba la leche para verificar que no esté caliente.
Sus ojos se llenan de lágrimas al estar haciendo lo que siempre había
soñado, aunque no sean sus propios bebes, y que de alguna manera
estos pequeños huérfanos han hecho sus sueños realidad, sentirse
madre, haciéndola sentirse tan bien, tal y como siempre había
soñado.
Ella limpia la fórmula que probo con el trapo y lo utiliza para
limpiarse las lágrimas.
Un aroma llama su atención, ahora que el olor del miedo a
desaparecido del cuarto. Vuelve a oler el trapo donde había limpiado
la leche en fórmula, un gruñido sale de su garganta, y Thomas
responde con el más dulce resoplido.
Ella vuelve a tomar el biberón, ahora dejando caer una gota más
grande en la sabana del bebe. Lo huele cuidadosamente, y pasa su
lengua moviendo la cabeza.
—Estoy tan contenta de haber llegado— le murmura al bebe es sus
brazos. —Esto esta agrio. Necesitamos leche fresca, ¿no es así?—
dice dulcemente. Seguramente ya que Leanne es humana, no sabe
que a los bebes pude darles acidez en el estómago o algo peor.
Deja cuidadosamente a Thomas en la cuna, y va al encuentro de
Leanne en la cocina.

47
—La leche esta agria—.
Leanne continúa lavando botellas sin voltear a verla, —Estoy segura
que esta buena, Sra. Yo apenas la hice minutos antes que tocara la
puerta—.
—Oh, no lo dudo, pero algo está mal en ella—, ella le quita el
chupón, y lo pone cerca de su nariz para que lo huela —¿lo ve?—
Leanne retrocede al olerlo y asiente con la cabeza. —Cierto, gracias
por darse cuenta, abriré una nueva lata, y checare la fecha de
expiración—.
—Gracias—.
Leanne tira la leche, y saca una botella limpia del gabinete —Yo se la
llevo, no es necesario que espere aquí mientras la caliento—.
Después de un momento, sale de la cocina, pero se para en el recinto
de la puerta. La esencia de Leanne puede deberse a cualquier cosa,
pero la monotonía de su voz, al tomar la botella, y el haber evitado
mirar a Juliette a los ojos, hace que sospeche que algo malo está
pasando.
Juliette se quedó afuera de la puerta y movió su cabeza lo suficiente
para ver que Leanne estaba frente al fregadero. Se sentía un poco
ridícula de espiarla de esta manera, pero no podía con la inquietud
de que algo ocurría. Quizá era paranoia, o simplemente que no le
gustaba Leanne, ya que no confiaba en ella, pero sus instintos le
decían que algo estaba mal. Lo sentía en el cabello erizado en su
nuca, el tigre dentro de ella luchaba por salir, apenas si podía
controlarlo.
Tan pronto como vio que Leanne vertió Benadryl en la leche de
fórmula, el tigre sintió que obtenía lo que deseaba. Juliette salió de
su escondite, y le arrebato de las manos la botella a Leanne, la nana
empezaba a protestar, cuando se dio cuenta que la había atrapado, y
quiso salir huyendo. Juliette la agarro de la mano y la sostuvo lo
suficientemente fuerte como para lanzarla volando atravesando la
cocina, y pegándose contra el refrigerador, parpadeando en shock,
abría y cerraba la boca, pero no salía ninguna palabra. Su mirada
llena de terror concentrada en Juliette.

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Maldita perra, tratabas de herir a estos bebes, piensa Juliette
echando humo. ¿Como te atreves?
—¿Que estabas haciendo Leanne?— le pregunta Juliette con voz
acaramelada, sin revelar lo cerca que esta su bestia de partirla en
dos. —Sabía que algo pasaba cuando olí la fórmula de Thomas—
dice con un gruñido en cada silaba, —Thomas y Leah sufrieron de
dolor de estómago ayer, estaban demasiado agitados para poder
dormir. Ahora sé que los estabas drogando con Benadryl. ¿Te das
cuenta de lo que has hecho? Los cachorros cambiantes son muy
sensibles a los antihistamínicos. Es muy tóxico en grandes dosis.
¡Pudiste haberlos matado!—
Juliette rugio salvajemente, sintiendo su tigre crecer dentro de ella,
lentamente la máscara de humanidad se desvanece y sale la bestia
de su interior. Juliette siente como su boca se alarga, y su barbilla se
engruesa y las garras de su felino salen de las puntas de sus dedos.
Leanne temblando dice —¡Lo siento, Lo siento! Solo quería que
durmieran un poco más. Mi madre utilizaba Benadryl con nosotros
cuando éramos pequeños y nunca nos ocurrió nada—. Dice
caminando hacia un rincón.
—Estúpidas mujeres, no es bueno drogar a los bebes, cualquier tipo
de bebe, solo porque no quieren cuidarlos como deben. Si piensas
que te vas a salir de esta sin pagarla, estas en un serio error. ¡Maldita
perra!—
—Lo siento, no lo volveré a hacer, ¡lo prometo!—
—Que lo sientes? ¿Lo prometes? ¿Dime porque debería dejarte viva,
si eres solo una mierda? Leah y Thomas son unos bebes indefensos.
¡Se supone que te pagan para protegerlos! ¡Y sabes que recién han
perdido a sus padres! ¡Tú no tienes corazón, ni un poco de
compasión por ellos, eres una pobre excusa de ser humano!— gruñe
Juliette.
—Ugh. ¡Estoy tan enojada que no puedo pensar! ¡Quizá solo deba
cortarte y utilizar tus intestinos para estrangularte por lo que has
hecho!—.

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—¡No por favor, lo siento!— Leanne prácticamente suplica por su
vida —¡Perdóneme!—
Juliette comienza a ver negro y siente como su tigre toma el control.
Pero cuando empieza a oír el llanto de Leah en la recamara, siente
como vuelve la razón, y se da cuenta que tiene a Leanne entre sus
garras, la nana se ha orinado de miedo. Ella siente su terror y el olor
a orina. Ugh, Juliette la suelta con asco como el pedazo de basura que
es. —Al parecer es tu día de suerte. Leah te ha salvado la vida
pedazo de mierda. Pero te voy a reportar a la policía, no volverás a
cuidar de ningún bebe en el futuro—.

Capítulo 9
Wilhelm extiende sus brazos por encima de su cabeza, planea
revisar unos pocos archivos más, después trataría de tomar una
pequeña siesta en el sofá de su oficia. Él no había comenzado a
sentir sueño hasta que llego a la oficina y empezó a trabajar. Tiene
sentido, ya que la oficina se siente como llegar al hogar.
Todos los incidentes del día de ayer, empieza a calar en él, esa siesta
parece ser la mejor idea. Solo espera que cuando cierre los ojos no
vea el rostro furioso de su hermano, su desaprobación aun después
de la muerte. Jodete Halgar. Cuando logra quitar de su mente a su
hermano, el rostro de Juliette viene a su mente, y planear lo quiere
hacer con ella lo llena de pensamientos más placenteros.
Wilhelm mueve su cabeza de un lado a otro, y empieza a abrir un
nuevo archivo en su portátil, el expediente de Benedict, todo debe
estar en orden, el solo necesita…
Su celular comienza a sonar llamando su atención. Al principio no
reconoce el número, pero luego observa el área y recuerda al
detective Frasier, el policía que maneja el caso de su hermano. Ellos

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hablaron ayer con Wilhem, después de recibir la llamada del
accidente, algo acerca de la renuencia de investigar los detalles,
molesto a Wilhem por lo que le pidió que lo llamara hoy en la
mañana. —Detective Frasier, buenos días—.
—Siento molestarlo tan temprano, pero quería hablar con usted
antes de que termine mi día—.
—Ya estaba despierto, no hay problema—.
—Sr. Sorenson, ¿sabe si su hermano tenía algún enemigo?—
—Enemigo?— ¿será este el tipo de pregunta standard cuando
alguien muere en accidente de auto? —No que yo sepa. ¿Por qué?—
El detective suspira ruidosamente por el teléfono. —¿De su esposa?
Algún amante, o…—
—Detective, no sé nada de la esposa de mi hermano, como ya le he
dicho mi hermano y yo no hemos hablado en los últimos años.
¿Porque me pregunta esto?—
—Probablemente por nada, Sr. Sorenson. Solo rutina, pero algo
acerca del accidente no concuerda para mí. El Forense me acaba de
dar los resultados de la autopsia. No encontró ningún tipo de
sustancia que pudiera haber causado su imposibilidad para manejar.
Buen clima, no hay presencia de drogas, o alcohol en sus sistemas,
solo un accidente de auto. Probablemente estoy exagerando, pero
me gustaría asegurarme—.
Para Wilhelm, toda la tristeza y la perdida por su hermano se
convirtió en algo más, furia. Y en un objetivo.
—¿Está sugiriendo que mi hermano fue asesinado, detective?— dice
forzándose a sí mismo a contener su gruñido.
—Lo siento, aún no concluyo nada. Solo que algo no concuerda, es
todo. Tengo un par de mis mejores técnicos trabajando en el auto.
Como le he dicho, sigo investigando, no necesita alarmarse. Le haré
saber si llegamos a alguna conclusión—.
—Gracias por llamarme, detective. Realmente lo aprecio— Dice
Wilhelm mientras escribe instrucciones a Gunther para que tenga
lista la avioneta Gulfstream para volar mañana. Gunther ha llegado

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temprano, inmediatamente después de dejar los papeles de la renta
y las flores a Juliette.
Después de colgar, llama a su beta. —Hay novedades acerca del
accidente de Halgar—, Wilhelm le dice la versión corta de su
conversación con el detective Frasier, para ponerlo al tanto. —Voy a
ir a Aspen para revisar el lugar del accidente personalmente.
Cancela todas mis citas—.
Después de ordenar todo y estar listo para volar a Aspen en la
mañana. Trata de volver a enfocarse en el archivo de Benedict una
vez más, pero encuentra imposible hacerlo al pensar que su
hermano pudo haber sido asesinado.
Al menos, si conoce a Frasier, podrá figurarse con qué tipo de
persona está hablando. Quizá él pueda ver algo, que ellos hayan
pasado por alto en su investigación. Sea lo que sea, él lo encontrara.
El sonido del teléfono lo saca de sus pensamientos. Gunther sabe
que no debe llamar antes de las nueve, y ni siquiera son las siete. Él
presiona el botón. —¿Sí?—
—Wilhelm, Juliette está en la línea— dice Gunther.
Eso lo hace sonreír, probablemente le llama para agradecerle las
flores, posiblemente le diga que no debió molestarse, aún así, es la
mejor noticia de la mañana.
—Hola Juliette—, dice después de seleccionar la línea. —Espero que
los papeles estén en orden—.
—Wilhelm, tienes que venir rápidamente a la casa de tu hermano—.
—¿Por qué?—
—Aquí estoy, vine a ver cómo están los cachorros, y atrape a Leanne
poniendo Benadryl en la leche de fórmula de los bebes. Ella los
estaba drogando para que durmieran más—
—¿Qué?— dice Wilhelm saltando del asiento.
—Llamé a la policía, y ellos están en camino. Necesito estés aquí
cuando ellos lleguen—.
—Llegaré tan pronto como pueda, por favor convéncelos de que me
esperen—.

52
—Nadie se ira antes de que llegues— el gruñido bajo de Juliette hace
que su cuerpo se estremezca, nunca había escuchado a Juliette tan
enojada.
—Voy en camino Juliette—.
—Por favor apresúrate— dice terminando la conversación.
Wilhelm suspira, primero el detective diciéndole que tiene
inquietudes acerca del accidente de su hermano, y ahora Juliette que
atrapo a la nana tratando de…
No, esto tiene que ser algún tipo de pesadilla, o una mala broma.
Dejó apresurado la oficina, lanzando instrucciones a Gunther
mientras pasó cerca de él.
Wilhelm vio tres patrullas alineadas en la entrada de la mansión,
bloqueando el auto Toyota de Juliette, así que él tuvo que
estacionarse al final de la curva. Ella seguramente estaba esperando
por él, porque tan pronto como llego ella salió a su encuentro.
—Gracias a Dios que llegaste— dice Juliette apresuradamente.
Su hermoso rostro más pálido de lo normal, resaltando sus ojos
oscuros. Un ligero olor a musgo se siente alrededor de ella. Los
tigres cambiantes dejan un rastro de su esencia cuando se han
transformado recientemente, que es evidente para los demás
cambiantes. Su esencia casi hace que cambie, su tigre deseando
responder al de Juliette, especialmente cuando ella se encuentra tan
preocupada.
Ella esta alterada, piensa. —¿Está todo bien Juliette?—
—Estoy bien, también Leah y Thomas— dice —Uhm, Wilhelm, creo
que necesito un abogado—.
Ahora si tiene toda su atención. —¿Que has hecho?—
—Leanne me acuso de agresión—.
—¿Oh? ¿Y la agrediste?— Wilhelm no pudo ocultar la diversión de
su voz.
—Solo un poco— dice levantando su dedo índice —Perdí la cabeza
cuando me confeso que ella y su madre utilizan antihistamínicos en
los bebes para que duerman más. Creo que le di unas cachetadas—.
—¿Esta herida?—

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—No creo que no,… quiero decir físicamente. Emocionalmente no
estoy tan segura. Ella se encerró, no estoy tan sorprendida, ya que la
otra parte de mí no es muy dócil—.
—No lo creo, toda tu eres preciosa—.
Su ceja se levanta un poco.
—No te inquietes, yo te defenderé en caso de que lo requieras—.
—¿Tú? ¿Eres abogado?— al parecer sorprendida.
—Pase el examen, pero no practico. Veamos que hay—. Dice
Wilhelm gentilmente, tomando su codo y escoltándola a la mansión.
Sin poder pensar en otra cosa más que ella le ha salvado la vida a
Leah y Thomas, y aun que ella no sea familiar de ellos luce bastante
triste por lo que ha pasado. Ella y Wilhelm ni siquiera pueden
considerarse amigos, ya que su interacción son solo las visitas de él
hace a Bonbón para comprar pastelillos, té y tratar que Juliette
acepte una invitación cenar. Él es solo el propietario del piso, pero
en este momento están más unidos que nunca, acercándola un poco
más le murmura —Gracias, muchas gracias—.
Wilhem se da cuenta que la tiene abrazada estrechamente,
aceptando el consuelo que ofrece, tanto como el que ella le da. Casi
pierde a la única familia que le queda, si no fuera por esta hermosa
mujer. Estar abrazándola, escuchar su respiración relajándose
parece lo más normal del mundo. Dios, se siente tan bien, mejor de
lo alguna vez había soñado.
—¿Sr. Sorenson?— dice un oficial saliendo por la puerta.
Ellos se separan, y ambos dirigen su mirada al oficial. —Si— dice
Wilhelm.
—Quisiéramos hacerle algunas preguntas—. dice el oficial
moviéndose a un lado y señalando la puerta.
Juliette suelta su mano, pero el voltea a verla tan decididamente, que
decide volver a meterla entre las suyas. Ambos se dirigen a la
mansión, y hasta que se reúnen con el otro oficial Juliette comienza a
repetir la historia una vez más.
Juliette tiene que repetir la historia al menos 3 veces más, para que
el oficial este de acuerdo en arrestar a Leanne. Cuando el oficial

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comenzó a preguntarle por los rasguños y golpes de Leanne, se dio
cuenta que la policía estaba buscando acusarla por agresión. Lo que
la hizo enojar tanto que perdió su temperamento y empezó a gruñir.
El policía al darse cuenta de que estaba enfrente de una muy
molesta cambia-formas, sacó rápidamente su pistola.
Wilhelm interrumpió —Discúlpeme oficial, La Señora Crabtree es un
miembro distinguido de nuestra sociedad, su reacción se debe al
cariño que siente por los pequeños. Ella no es la villana de la
historia, esa mujer lo es—. Wilhelm le da una mirada venenosa a la
niñera. —Aún así lo invito a que levante cargos contra la Sra.
Crabtree por amenazas y agresión, pero le aseguro que en menos de
una hora la sacaré libre bajo fianza. Y haré todo lo posible porque
ningún jurado la culpe por tratar de proteger a mis inocentes
sobrinos, quienes como usted sabe ayer perdieron a sus padres.
Finalicemos esto con ustedes llevándose a esa mujer en custodia
mientras que la Sra. Crabtree puede dedicarse a otros asuntos de
más prioridad como llevar a los niños al hospital para examinarlos.
No sabemos que daño pueden haberles infligido las drogas que
Leanne les ha dado diariamente.
El detective rápidamente se disculpa y guardando la carpeta de
investigación. Leanne es escoltada con las manos esposadas. Juliette
tendrá que ir a la estación en cuanto pueda para hacer su denuncia
oficial.
Tan pronto como la policía se va, Juliette confronta a Wilhelm. —
¡Pensaba que eras mi abogado! ¿Que querías decir con “arréstela y
hágale cargos por golpes y agresión a la Sra. Crabtree”? ¿Qué clase
de abogado eres?—.
Wilhelm sonríe acercándola hacia él, en un fuerte abrazo.
Murmurando en su oído —Gracias—. Leanne al principio se tenso
para después relajarse.
—Ya me disté las gracias, no tienes por qué seguir haciéndolo—.
—Estaré eternamente agradecido por tu ayuda, la manera en que
has defendido a los gemelos. Eres una mama tigre asombrosa—.

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Ella siente como se le hace un nudo en la garganta. Wilhelm piensa
que a cometido un error al hacerle ese cumplido por haber
protegido a Leah y Thomas. Al momento escucha una profunda
carcajada de Juliette —Cualquier mujer habría hecho lo mismo
Wilhelm. No fue nada—.
—No estoy de acuerdo, significa mucho para nosotros— Wilhelm
agarra su mano entre las suyas, y la levanta para besárselas. —Están
Leah y Thomas dormidos?—
—No creo, Bonnie está vigilándolos en este momento—
—Me gustaría verlos—.
—Por supuesto—.
Los cachorros estaban durmiendo profunda y pacíficamente en la
misma cuna, después de que Bonnie los alimentara. Dormidos
agarrados de la mano, Thomas repitió un poco llamando la atención
de Juliette que rápidamente lo agarro y le dio palmaditas en la
espalda.
—Pobre bebe— Juliette murmura —Eres tan hermoso—
Wilhelm asiente, satisfecho de asegurarse que sus sobrinos se
encuentren bien, y le hace señas a Juliette para que salgan del
cuarto. Haciendo a Bonnie responsable del cuidado de los bebes. Ya
en el estudio de Halgar, decide pasar a otro asunto. —No he podido
revisar los papeles de mi hermano para encontrar su pediatra, pero
tengo mi propio médico de cabecera que puede hacerse cargo de
revisarlos mientras lo encuentro. Juliette tengo que ir a Aspen a
entrevistarme con el detective que está llevando la investigación de
la muerte de mi hermano, por lo que me iré mañana—. Lo dice de tal
manera que está claro que puede pasar todo el día con ella, si así lo
desea.
—¿Investigando?—
—El detective tiene elementos para pensar que no fue un accidente.
Y dado lo que ha pasado aquí, pienso que tiene razón. Volaré
mañana. Quiero más bien necesito ver y estar en el lugar—.
—Oh Wilhelm, lo siento tanto. De por sí es triste perder a tu
hermano, y ahora la angustia de saber que lo han asesinado… No

56
puedo ni siquiera imaginarme lo mal que debes sentirte—.
Frunciendo el ceño —¿Y los bebes? No pensaras llevarlos a
Aspen?—
Los bebes.
La nana en la cárcel, y es evidente que su sirvienta necesite ayuda;
además el no confiaría en ningún empleado de su hermano para
cuidar de los gemelos. No hasta saber lo que está pasando. La única
persona en quien confía esta justo enfrente de él, y Juliette tiene un
negocio del cual hacerse cargo.
Juliette parece poderle leer la mente diciendo —Yo puedo
cuidarlos—, poniendo sus manos en las mejillas de Wilhelm,
respirando como si se preparara para una confrontación. —Tú sabes
que conmigo estarían a salvo, puedo cerrar el fin de semana y darles
a Noelle y a Andy unas pequeñas vacaciones, de manera que pueda
estar con los gemelos. Ya sé que tienes personal que pueda hacerse
cargo de ellos, pero no me sentiría tranquila… además me siento
protectora hacia ellos. ¿Por favor me permitirías cuidarlos?—
Wilhem sonríe. —Estaba pensando en pedírtelo. ¿Estás segura? no
te importa cerrar tu negocio unos días?—
—Para nada—.
Después él la sorprenderá con un mes de renta gratis, diablos, mejor
un año, o tal vez para siempre. Ella a salvado la vida de la poca
familia que le queda. Ella se merece más que una compensación
monetaria. Al verla con su mirada brillosa, y la adrenalina corriendo
por sus venas, decide una manera mejor de agradecérselo. Tomando
su barbilla, acaricia su mejilla —Gracias, no existe nadie más en el
mundo a quien les confiaría su cuidado—
Ella suspira, y parece ser el mejor momento para un beso. Wilhelm
toma su barbilla, inclina su cabeza y la besa.

Capítulo 10

57
Cuando Wilhelm llegó a la mansión, toda la tensión que Juliette
había acumulado empezó a desvanecerse. Es como si al verlo todo se
mejorara. Todavía se siente enojada por lo que paso, y aterrorizada
por lo que podría haber pasado. Pero al verlo salir del carro y
acercarse, un sentimiento de paz la fue invadiendo. Y cuando él la
abrazo, aun con todo lo que había pasado, se sintió feliz y segura.
Comparado con lo que ella siente cuando sale de Bonbón después de
un día de trabajo y llegar a casa a darse un baño de burbujas y
lavanda. En los brazos de Wilhelm es como llegar a casa, como si ese
fuera su lugar.
¿Esto es lo que se siente al enamorarse?
Y ahora se va a hacer cargo de sus sobrinos por unos días, mientras
que él está fuera de la ciudad. Sostener a los bebes, la llena de
felicidad, el sentir sus cuerpecitos en sus brazos, no hay nada que se
le compare.
Cuando Wilhelm sostuvo su barbilla y la beso, Juliette no lo rechazo,
ni siquiera pensó que enamorarse de él pondría en riesgo su
corazón, ni siquiera se recriminó haberlo evitado todos estos meses,
pensando en su cara de arrepentimiento cuando supiera que no
podría darle hijos.
Wilhelm sabe que no puede darle descendencia, y aun sabiéndolo la
beso, regalándole la experiencia más grande de su vida con este
momento.
Juliette suspira y abre sus labios, en una sutil invitación, la cual
Wilhelm no desaprovecha, es como si estuviera esperándola,
introduciendo su lengua en un beso profundo y provocativo.
Pasando su mano por el bajo de su cadera, atrayéndola hacia él, con
un gruñido retumbando en su pecho.
Cuando Wilhelm se separa de ella, viéndola con sus ojos brillantes
—Te deseo tanto Juliette—.
Juliette se muerde los labios, consiente que sus ojos reflejan la
pasión del beso que se han dado. La humedad entre sus piernas le

58
recuerda cuanto tiempo ha pasado desde la última vez que la
tocaron, y que deseo que lo hicieran.
Lo que siente por Wilhelm, no lo había sentido nunca, simplemente
nadie la había hecho sentir tan mujer como él, su tigre también lo
desea, y lo desea en este mismo instante.
Juliette pasa una mano atrás de su nuca y le dice —Entonces
tómame— mitad suplica, mitad gruñido. Wilhelm suspira y la besa
intensamente. Ella le da la bienvenida rodeando su cuello, entonces
él la levanta y la agarra de las caderas, Juliette envuelve su cintura
con sus piernas, apretándose contra el ya duro bulto en sus
pantalones, moviéndose y haciéndole saber con su humedad que tan
lista esta. Wilhelm acerca más su trasero, sosteniéndolo mientras
camina, recargándola en el muro, mientras frotan su centro y se
besan gruñendo suavemente. Pero los tiempos en los que Juliette se
había permitido entregarse en una fantasía, había palidecido ante la
realidad de probar su boca y sentir la presión de su polla entre sus
piernas abiertas para él, es como si encajaran perfectamente, cada
movimiento parecía golpear todos los puntos exactos, su pulso
acelerado y su coño palpitando esperando ser llenado.
Se arrepintió de no haberse puesto una falda. Le habría encantado
desabrocharle el zipper de sus pantalones y liberar su verga,
sentirlo deslizarse dentro de ella. Wilhelm al parecer piensa lo
mismo, ya que se mueve un poco para desabrocharle el pantalón y
meterle los dedos, Juliette tiene un momento de bochorno cuando se
da cuenta que tan húmeda se encuentra, sus pantis están mojadas, ni
duda, moviéndolas a un lado. Al parecer, después de todo si va a
pasar.
—Jesús Juliette—, dice gruñendo, acercándola más —Tan caliente y
estrecha—
Ella ladea su cabeza, dándole acceso a su cuello Wilhelm, lo besa,
muerde y succiona fieramente. Y entonces Wilhelm mueve su mano,
sus dedos presionando y estimulando su clítoris más
profundamente, con cada movimiento. Volviéndola loca con su boca

59
trazando un camino de su cuello al hombro, cada vez más rápido,
pero no lo suficiente como para venirse.
La desliza un poco hacia abajo contra el muro, sus pies pueden tocar
el suelo, ella desenreda sus piernas, para que la pueda tomar ahí
mismo, o llevarla a la recamara. Pero en su lugar, siente como los
botones de su blusa vuelan en todas direcciones, se apodera de su
seno bajando el sostén, y succionando su pecho, haciendola gemir de
placer, al mismo tiempo estimula su clítoris con sus dedos.
Gruñendo atiza su orgasmo con sus dedos y su boca en su seno, ella
grita una y otra vez, mientras el mete sus dedos dentro de ella,
acariciando su clítoris, olas de placer nacen dentro de ella.
Clava sus uñas en sus hombros, mientras que su culo se aprieta y sus
piernas se debilitan. Siente como su cuerpo se recarga en él, y lo
rodea con los brazos. Wilhelm deja su pecho, y su boca captura sus
labios en un beso profundo.
Juliette necesita más, Necesita sentir su dura verga dentro de ella,
siente como va perdiendo el control, y por fin admite lo que no
quería reconocer.
Cuando él deja sus labios para tomar aire, Juliette traga aire
diciendo. —Follame, Wilhelm, Por favor… tómame lo he deseado
desde hace tanto tiempo—.
Es una verdad que no negara más. El acaricia sus mejillas, viéndola a
los ojos, como si no pudiera creer lo que ella dice. —Te deseo
tanto—.

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Capítulo 11
Su tigre se regocijaba al saber que había atrapado a una hembra tan
atractiva. Wilhelm siempre a sabido cuanto la afecta, pero su
comportamiento frio hizo que a veces se preguntara, si no estaba
imaginando las miradas que le lanzaba cuando pensaba que no la
veía. Estaba seguro que Juliette sentía esa atracción mutua, y sabía
que cuando ocurriera seria mágico.

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Ahora ella admite que también lo desea, y lo necesita. Y ella se ha
venido maravillosamente solo con su mano.
El dulce aroma de su sexo llena su olfato, tan intensamente que
podría jurar que puede saborearlo. Pero no se conforma con solo
imaginarlo.
—Te voy a hacer sentir tan bien, Juliette—
Él pone sus manos sobre sus caderas, empujando sus pantalones hacia
abajo llevándose sus bragas también, empapadas, tan mojadas que el
fondo de sus pantalones había empezado a verse oscuro entre sus
piernas.
Yo hice eso.
Wilhelm gruñe y la rodea con sus brazos, y en un solo movimiento la
toma, y la acuesta sobre la alfombra. El diseño de la alfombra parece
Turco, hecho a mano e increíblemente caro, pero a Wilhelm no
parece importarle arruinarlo. Se pone de rodillas cerca de ella, se
quita los pantalones y los zapatos al mismo tiempo, lanzándolos
lejos.
Su blusa cuelga donde los botones fueron arrancados, un seno
sobresale por el sostén rasgado. El libera el otro seno, rompiendo el
sostén, hasta que puede sostener sus preciosos pechos en sus
manos. Él juega con sus pezones, chupándo uno y luego el otro.
Juliette mueve sus manos sobre su espalda, acercándola a él, y
tratando de quitarle la camisa. Wilhelm se la quita sin ni siquiera
molestarse en desabrochar los botones, y la deja a un lado. Las
manos de ella teniendo acceso pleno a su estómago y pecho.
El besa su cuello apasionadamente, luego sus labios hasta que los
deja inflamados por sus besos. Ella voltea a verlo, él se desabrocha
los pantalones con una mano, estirando tan fuerte que pensó que el
zipper se rompería, logrando bajarlo.
Él se endereza para que ella vea que tan duro esta, se quita el bóxer
y los pantalones, pateándolos lejos de sus camino. Juliette lo busca,
con urgencia, para que vuelva a sus brazos, pero el aroma de su coño
lo llama fuertemente.

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Con una mirada posesiva a sus ojos brillantes, Wilhelm baja su
cabeza y la penetra con su lengua en sus pliegues resbaladizos.
Juliette grita y se arquea de placer, clavando sus uñas en la alfombra,
esos dedos que todas las mañanas hacen dulces, ahora están
enredados en su cabello, y jalando suavemente. Su clítoris torturado
por sus lengüetazos, haciendo que todo su cuerpo reaccione a sus
caricias. Introduce dos dedos y succiona ligeramente hasta sentir
como sus paredes se estrechan. Es cuando introduce su lengua,
saboreándola y descubriendo todos los lugares que la hacen
retorcerse de placer.
—Wilhelm”, suplica, jalando de un puñado de su cabello. —Por
Favor, Oh Dios—.
—Él voltea a verla, lamiendo sus labios, y subiéndose sobre ella.
—Dilo otra vez— susurra desesperado queriendo escuchar las
palabras una vez más.
—Follame, Wilhelm. Te necesito dentro de mi…—
El avanza y se introduce en ella, ambos cuerpos se tensan uniéndose
de forma natural, encajando perfectamente. Wilhelm puede verla
directamente a los ojos, la sombra de su tigre asomando en ellos,
con ese brillo dorado.
No se mueve por un momento, deseando que este momento nunca
termine, pero Juliette gruñe suavemente diciendo —Tómame
Wilhelm hazme tuya—.
Wilhelm no necesita más palabras. Siempre ha sido un hombre de
acción. Sus palabras encontrando un lugar perpetuo en su corazón y
deseando cada vez más.
—Voy a tomarte y hacerte mía—.
—Si— suspira Juliette —Follame—
Wilhelm comienza a moverse a un ritmo frenético, entrando y saliendo,
disminuyendo lentamente con cada ruido que ella hace, llenándola y
maravillándose con su calor en unos pocos minutos cae en un ritmo
de retroceder sus caderas y hundirse en ella que sale impaciente a su
encuentro.

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Esta mujer podría volverlo loco, se dio cuenta que sería una
distracción, ya no estaría preocupándose de a donde llevarla a cenar,
ahora imaginaría la mirada de sus ojos, la suavidad de su piel, y
como aprieta su polla cuando está dentro de ella. Su sabor, sus
pechos erizándose cuando ella se corre…
—Eres la mujer más hermosa que he visto, especialmente de esta
manera, cuando estas por venirte para mí—.
Juliette se estremece debajo de él, claramente complacida por el
elogio. Su coño apretado alrededor de su polla, haciendo imposible
retrasar por más tiempo su liberación, Desliza una mano entre ellos
y palpa su clítoris con rápidos golpecitos y círculos —Vente por mi
tigresa, Correte por mí ahora —.
Él la besa y traga su grito de placer, cuando su cuerpo se tensa y
mece contra el suyo, sus paredes lo sujetan con tanta fuerza que él
se estremeció y se perdió, rompiendo el beso lo suficiente como
para jadear y luego gemir su nombre mientras pulsaba muy dentro
de ella. Su cuerpo ordeñandolo gota a gota, espasmo tras espasmo
de placer drenandolo mientras su coño convulsionaba y su
orgasmo llegaba en oleadas.
Finalmente, ella se quedó quieta jadeando, con Wilhelm encima de
ella capturando sus labios cada pocas respiraciones, a regañadientes
él se deslizo fuera de ella y la atrajo a sus brazos, presionando besos
contra su mejilla y sien, acariciándola.
—Eres mía— dice con un tono cándido y comprometido. —Te he
reclamado—.
Juliette levanto su cabeza y dice con una media sonrisa —¿Así va a
ser?—
—Sí, así es—
—¿Quizás, sea yo la que debería reclamarte?—
Wilhelm se carcajea. Juliette siempre ha sido lista e independiente.
Él no esperaba que las cosas cambiaran solo porque han hecho el
amor.
—Deberías, yo estoy completamente de acuerdo— responde.

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Se ríe, poniendo su palma de la mano en su pecho. —Bueno— dice
cambiando su expresión a seria, luego acerca su rostro, casi nariz
con nariz, y viéndolo a los ojos le dice: —Soy tuya, Wilhelm. Me
gusta mucho la idea de ser reclamada por ti—.
—Bien, porque eso es lo que es—.
Juliette cerró sus ojos, su labio inferior temblando, evidenciando que
está al borde de las lágrimas. Wilhelm la beso lenta y tiernamente al
principio, y después profundizo su beso, acercándola más y
haciéndola sentir su afecto.
Wilhelm murmura cerca de sus labios —Por favor, no te esfuerces
en responderme, pero creo que debes de saber… que estoy
enamorado de ti, nunca antes había sentido lo que siento por ti—. Y
beso sus labios antes de que pudiera responder.

Capítulo 12
Estoy enamorado de ti
Habia resguardado tanto su corazón que esas palabras no deberían
afectarla, sin embargo Wilhelm poco a poco a destruido todas sus
barreras en los últimos meses, y haberlo visto tan desesperado por
los bebes, a hecho que le diera una oportunidad. Un hombre tan
bueno, que acoge la familia de su hermano, y trata de hacer lo
correcto, merece su consideración.

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Verlo con los bebes lo hizo tan obvio. Y cualquier duda se evaporo
cuando la beso y sus cuerpos se entrelazaron, enviándola a la cima
del placer, donde jamás había llegado. Él está enamorado de ella a
pesar de toda la tristeza que le rodea y la preocupación de no poder
ser madre. Juliette nunca pensó que podría ser tan feliz en su vida,
como en este momento.
El la beso suave y dulcemente, Juliette quiere detenerlo, decirle que
ella también está enamorada de él, pero no quiere terminar con ese
momento, es tan perfecto que no quiere arruinarlo. Quizá tenga
miedo de su reacción al decirle lo que siente.
Cualesquiera que sean las razones, Wilhelm no le da oportunidad de
decir algo, por lo que ella trata de ser paciente y simplemente
dejarse llevar por sus besos.
Cuando finalmente se separa, puede ver chispas doradas en sus ojos
y Wilhelm piensa que luce particularmente vulnerable, dada su
naturaleza alfa, Juliette sabe que espera que diga algo.
—Todo estará bien— le dice. Siente como Wilhelm se congela por
un momento, luego echa la cabeza hacia atrás y suelta una carcajada.
Nota las líneas de su cuello, se acerca y besa su barbilla, mordisquea
su manzana de adán, luego se atreve a encontrar su mirada de
nuevo.
—Siendo honesta, no puedo ocultar lo que siento—.
Wilhelm la jala, y colocándola arriba de él, acariciando su cabello
con una mano le dice. —¿No?—
—He estado luchando contra mis sentimientos por ti por algún
tiempo, pero ya no puedo—. Dice besándolo y sintiendo como
suspira.
—Recoge tu ropa—, dice levantándola gentilmente.
—¿Pasa algo con los bebes?— pregunta cuando ve como endereza
su cabeza para escuchar mejor.
—No, creo que alguien del personal viene por la parte de atrás. He
olvidado que puede haber alguien por aquí—.
Juliette se ríe, poniéndose la ropa, desechando la idea de abotonarla.
Va a tener que tomar una de sus camisetas. Wilhelm agarra su ropa

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y le da la mano a Juliette, llevándola apresuradamente al cuarto de
invitados, donde se está quedando. Llegan corriendo, respirando con
dificultad y caen rendidos sobre la cama.
Un monitor de bebes se encuentra en la mesita de noche. Para poder
oírlos fácilmente en caso que despierten. Juliette se levanta y se
quita el sostén, que ya no sirve y vuelve a acomodarse en los brazos
de Wilhelm
—Que nos atraparan, podría ser un poco embarazoso—, dice riendo
dulcemente.
Wilhelm solo encoge los hombros. —Me han cachado desnudo
bastantes veces. Odiaba andar vestido cuando era niño, me sentía
bastante incómodo. Cuando teníamos invitados, a veces me veían
encuerado, pero no me importaba. Ahora pienso que la razón por la
que lo hacía, era porque incomodaba a mi padre—. Dice riéndose
entre dientes, y rosando su mejilla en su cabello.
Juliette dibuja ochos en su firme pecho preguntando —¿No te
sentías a gusto con tu padre?—
—Sí, me gustaba su presencia. Solo era un chiquillo caprichoso— se
queda serio por un momento antes de añadir —Era mi hermano el
que no se llevaba bien con mi padre—.
Eso la hizo entristecerse. Recordar que los hermanos estaban
distanciados, y su trágica historia.

—Siempre pensé que algún día nos reconciliaríamos, como las


tantas veces que nos habíamos peleado. No me parezco a mi padre, y
no soy como Halgar, si yo pienso que cometí un error simplemente
lo arreglo. He cargado con todo esto a mis espaldas por años, hasta
que mi padre enfermo. MI hermano convenció a mi padre que él era
mejor hijo que yo, para sacarme del negocio familiar—.
—Lo siento— dice Juliette, había asumido que el distanciamiento
con su padre se debía a un malentendido, pero haberle quitado a
Wilhelm su herencia, fue un juego sucio.
—Eso es terrible—.

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—Lo fue, y que el infierno se enfrié si yo hubiera querido la mansión.
Lo único que quería era mi propio lugar, uno que yo hubiera
construido. Él me desestimo solo porque estaba desesperado
pensando que yo quería parte de la propiedad, y haber tenido que
dividirla y venderla, o peor aún que la hubiera reclamado toda—.
Wilhelm parpadea rápidamente, tratando de contener una lagrima
en el filo de sus ojos. —Si solo me lo hubiera pedido, yo le hubiera
dado mi parte, después de que nuestro padre muriera. Pero escogió
manipular a nuestro padre cuando no pensaba bien, víctima de la
demencia. Hice el error de amenazarlo con ir a la corte, por lo que
había hecho y quitarle todo—.
Él pasó su mano acariciando la espalda baja de la cintura de Juliette
y su cadera. —No lo hubiera hecho, pero estaba tan enojado, lo llamé
ladrón y le dije cosas de las que ahora mi arrepiento—.
Juliette no está de acuerdo con el comportamiento de Wilhelm, pero
lo entiende. Si fue rudo pero la situación lo ameritaba. —
Considerando todo lo que te robo, sería un poco hipócrita de parte
de él que te hubiera juzgado duramente por lo que le dijiste—.
—No fue solamente lo que le dije—. Wilhelm suspira pesadamente
—Mi hermano nunca fue bueno en los negocios, al menos no tanto
como yo. Sus acciones fueron aceleradamente descendiendo
mientras que las mías subían. Sin el consejo de nuestro padre, se
encontró rápidamente en problemas financieros. Y en mi furia, cruce
la línea—
Limpiado su garganta. —Le señale que no solo había terminado con
su herencia y la mía, sino también con su matrimonio, ya que Carol
se había casado con él, solo por el estilo de vida que le podía ofrecer.
Lo acuse de haber traicionado a su hermano para poder mantener a
la caza fortunas de su esposa—.
Juliette, se quedó callada, sin saber que decir, probablemente lo que
le dijo a su hermano era verdad, pero como no estaba al tanto de
todos los detalles, era mejor no juzgar —Y luego?—
—Siempre sospeche que Carol andaba detrás de su dinero. Tengo un
don para detectar a este tipo de personas, sientes una vibra

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particular que emana de ellas, como la que emitía de Carol. No debí
de haberle dicho mis sospechas, aun nos encontrábamos en buenos
términos cuando lo hice… y no hubiera tenido que arrepentirme de
no haberme disculpado. Y no haber hecho lo correcto.
Juliette se recarga en su brazo para poder verlo a los ojos. —Ni tú ni
él pueden disculparse. Él también tuvo muchas oportunidades para
hablar contigo Wilhelm. En este tipo de situaciones se necesitan dos,
y pienso que no deberías cargar con todo el peso de la
responsabilidad sobre tus hombros— Le dice acariciando su mejilla
—Y tampoco creo que toda esta difícil situación empezara solo
contigo, así que no deberías sentirte tan mal de como termino—.
Él se enderezo y atrapo su boca en un beso, atrayéndola y
poniéndola encima de él.
—¿Ves porque estoy enamorado de ti? Sexy e inteligente—.
Se echo a reír mientras lo besaba, pero lo empujó un poco para
decirle —Seriamente es lo que pienso, es cierto que fuiste muy duro,
pero él también hizo lo suyo, siento mucho que no hubieran tenido
tiempo de resolverlo, pero fue su culpa. Por favor no te tortures
más—.
Se le rompía el corazón, pensado en todo lo que Wilhelm se castiga.
Y si para consolarlo, necesitaba recordarle que no era su culpa, lo
haría.
—Bien, trataré de no hacerlo—.
Un ruido se oyó del monitor de bebes, al parecer uno de ellos solo
hace ruido cuando duerme. Ambos contienen el aliento y se quedan
viendo la luz verde que proviene del monitor, pero de este no sale
ruido alguno.
—Probablemente tenemos un poco de tiempo antes que los bebes se
despierten—. Dice Wilhelm mientras pasa un dedo por su hombro
hasta su pecho y rodeando su pezón. —Y me hago una idea de cómo
realmente me gustaría pasar ese tiempo—.
Le da un beso entre sus pechos, subiendo hasta sus labios, —He
esperado tanto tiempo por esto, que no desperdiciaré ni un minuto,

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desde este momento hasta que salga a Aspen, besando cada
centímetro tuyo—.
Juliette arquea su cuello dándole acceso libre a sus labios, le dice con
voz queda —Oh, Wilhelm has leído mi mente—.

Capítulo 13
Ir a Aspen era un vuelo corto, pero lo sintió como si durara una
semana. Wilhelm decidió que lo acompañara Sven, su gama, ya que
Gunther estaría vigilando a Juliette y los gemelos. El paso todo el
tiempo escuchando el suave tarareo de Sven de toda la música que
escuchaba en su iPhone. Wilhelm repaso todo lo que sabía del
accidente, y preparo una lista de preguntas para el detective en
cuanto llegaran. No había muchas posibilidades: asesinato o
accidente. Pero ¿por qué? ¿Quién querría matar a su hermano y a
Carol? ¿Con que motivo?
Desearía haber tomado el vuelo en la noche en lugar de en la
mañana. Quería encontrar un área boscosa para desnudarse y

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correr, golpear sus patas contra el suelo hasta que sus huesos se
agitaran y se estremecieran dentro de su cuerpo.Tenía que trabajar
en su estrés y dejar a un lado su furia, antes de tener que enfrentar
la desagradable tarea de revisar el auto de su hermano.
El detective Frasier le aseguro que no era necesario que viera el
cadáver de su hermano. El carro iba a tan alta velocidad,
incendiándose después del impacto, que una identificación visual
era realmente imposible. Él no le dijo al detective que no necesitaba
ver el rostro de su hermano para poder identificarlo. Aunque
hubieran quedado solo cenizas él podría reconocer su esencia.
Aún no había decidido si debía reconocer el cuerpo de su hermano.
Juliette le había recomendado no hacerlo a menos que no tuviera
otra opción, probablemente ella tenga razón.
Él y Sven encontraron al detective en el área del accidente, aún se
encontraban examinando el auto. Estaba de pie y dos técnicos se
encontraban revisando el área interior. Las llantas se habían
derretido, una de ellas ni siquiera estaba, el carro lucía como si le
hubieran prendido fuego y luego lo hubiera metido en una prensa
compactadora.
—Sr. Sorenson— El detective Frasier extendio su mano, caminando
hacia él.
—Detective, por favor llámeme Wilhelm—.
—Muy bien, quiero enseñarle algo—. Le dice a Wilhelm llevándolo a
una mesa al lado del auto. —Los frenos fallaron. Típicamente sucede
si hubo sabotaje, es decir cuando cortan la línea de los frenos—.
Wilhelm miró fijamente los restos de auto —¿Cómo pudo
determinarlo?— todo parece destrozado y en ruinas. Seguramente
un corte puede ser camuflageado en un accidente donde al parecer
todo ha sido destruido.
—No es tan fácil, en un caso como este, cuando el auto ha sido
destrozado e incendiado. No habíamos encontrado nada que nos
indicara que la línea había sido cortada. Solo los daños del accidente.
Pero ellos encontraron residuos en el sistema de frenos, que nos da
indicios de pensar que el líquido de los frenos fue reemplazado con

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algo más. Aún no hemos terminado de analizarlo, pero tenemos la
certeza que no es el líquido normal. Fueron muy listos, los frenos
fallaron, y si el auto se hubiera incendiado un poco mas no habría
quedado ninguna evidencia.
Wilhelm tenso su mandíbula, abriendo y cerrando sus puños,
sintiendo las ganas de gruñir y urgencia de golpear a alguien, —así
que mi hermano fue asesinado—.
—Sí, estoy convencido de ello. Si hubiera sido solo una pequeña fuga
de líquido de frenos, seria debido a un error por incompetencia
mecánica. Pero se encontraron diferentes pistas, de que el objetivo
era que el carro perdiera totalmente el control. En caso de que los
frenos no fallaran, lo haría el control del volante. Demasiados signos
de que alguien quería que el carro se impactara. Lo siento—.
Wilhelm asintió. —¿Cómo sabremos quien hizo esto?—
El detective le dirigió una sonrisa triste. —Tengo diferentes líneas
de investigación. Socios de negocios, amigos y familiares de Carol.
No hay mucho que pueda decirle por el momento— el detective
camino hacia su escritorio de espaldas a la pared. Wilhelm lo siguió
mientras saco una bolsa de plástico.
—Esto es lo que recobramos del lugar del accidente— la bolsa
contiene el anillo de bodas de su hermano y el anillo de compromiso
y de bodas de Carol. —Ya no los necesitamos como evidencia, y
pienso que Ud., quizás los quiera—.
—Gracias— dice Wilhelm tomando la bolsa de plástico,
preguntándose si el detective espera alguna reacción emocional, o si
sospechara de Wilhelm si se muestra estoico. —Lo pondré a buen
recaudo, para los niños cuando crezcan—.
El detective menea la cabeza y respira profundamente. —Si no le
importa, me gustaría que volviéramos a la estación, para hacerle
algunas preguntas, obtener su declaración, tecnicismos. Pudimos
haberlo hecho por teléfono, pero ya que usted está aquí….—
—Por supuesto—, dice Wilhelm enrollando la bolsa para hacerla
pequeña y guardándosela en el saco. —yo también tengo algunas
preguntas para usted—.

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El detective Frasier sonríe, señalando la puerta del taller. —No
esperaba nada menos de usted—.
Después de una hora en la estación, habiendo ambos respondido a
sus preguntas, Wilhelm decide que la única manera de hacer honor a
la muerte de su hermano es ir a reconocer su cuerpo. El detective
Frasier trata de persuadirlo una vez más, pero Wilhelm está
decidido a hacerlo.
No soportaría pasar el resto de su vida arrepintiéndose de no
haberlo hecho, no habrá otra oportunidad ya que el deseo de Carol y
su hermano es ser cremados, ya tiene bastante de que arrepentirse.
Quizá debería agradecer que el cuerpo que estaba sobre la mesa no
se parecía en nada a Halgar. Tenía la forma de un hombre, negro
carbonizado por el fuego, parecía más como un artefacto de película
de horror, que el hermano con quien creció. Y el olor a quemado, a
su esencia quemada. Los humanos nunca podrían comprender que
tan profunda podría ser la esencia que mana de un cuerpo. Wilhelm
sabe que no podrá quitarse ese aroma de su memoria y su olfato por
semanas.
Debajo de todo ese hedor, aun pudo sentir la esencia de Halgar, sin
ninguna duda. Y tan duro como es aceptarlo también es seguir
adelante.
Cuando volvió al hotel, estaba listo para buscar un lugar en el
internet donde pudiera su tigre correr libremente durante la noche,
pero el teléfono mostraba que tenía mensajes. Al parecer tenía un
mensaje en recepción. La recepcionista se lo leyó, se sento en la
cama y paso sus dedos por su pelo.
Ralph Marcoby, el hermano de Carol.
Wilhelm no lo conoce, solo lo ha visto una o dos veces en las
reuniones familiares, cuando aún su hermano y él se hablaban.
Probablemente tenga las mismas preguntas que Wilhelm tenía. Pero
no estaba de ánimo para responderlas. Necesita tiempo para
procesar todo lo que a pasado, y lo que ha visto. Necesita hablar con
Juliette. Instintivamente, sabe que hablar con ella lo hará sentir

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mejor, que cualquier cosa que intentará en este momento,
incluyendo dejar a su tigre correr libre.
Con un profundo suspiro, decide llamar a Ralph, meramente por
cortesía. Y después de quitarse ese pendiente llamaría a Juliette.
Ralph contestó al primer timbre. —Wilhelm, siento haberte
molestado en el hotel, pero no tengo tu número. ¿Cómo estás?”
—No hay problema, Ralph. Estoy bien. Y tú?—
—Tan bien como podría esperarse—.
—Cierto—.
Ralph toma aire, y aclarando su garganta dice —Quiero hablar
contigo acerca de los hijos de Carol—.
Los hijos de Carol. Parece una manera impersonal de hablar de su
sobrina y sobrino. Wilhelm piensa que quizá el mismo utilizaría la
misma frase antes de que ellos hubieran entrado en su vida.
—Mi esposa y yo estamos preparados para aceptarlos como
nuestros. Sabemos que eres un soltero, y que tu tipo de vida no te
permite hacerte cargo de los bebes, y pensamos que es lo menos que
podemos hacer por… por mi hermana—. Su voz se rompe… pero
suena como forzado… mal.
Quizás Wilhelm está muy cansado.
—Gracias Ralph, eso… habla muy bien de ti.... pero no es necesario.
Me haré cargo de los bebes, estarán bien—. Odiando el pensamiento
de que Ralph creyera que se los daría, y que además le estaría
haciendo un favor.
—Está bien. Pero lo mejor para ellos es crecer en un ambiente
familiar, en lugar de nanas, ya que tú estas muy ocupado trabajando
en tus negocios. Sé que puedes proveerles todo lo que necesiten o
quieran, pero nada sustituye el amor de los padres—. Se oye el
sonido de papeles del otro lado de la línea. —Mi abogado a estado
trabajando en los papeles necesarios para que podamos pedir la
custodia en la corte. Estoy seguro que si lo pensaras…—
Wilhelm se puso de pie en un salto. —No—.
—Debes de pensar en lo mejor para…—

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—Ralph he dicho no. Los hijos de mi hermano son los únicos
herederos de la familia—. Y de la manada entera. —Ellos se harán
cargo de los negocios, de los negocios de mi padre, cuando tengan la
suficiente edad de llevar a cabo tales responsabilidades—. Dijo
seguido de un silencio incomodo hasta que Ralph inhalo
ruidosamente, —Realmente siento tu respuesta Wilhelm. Estoy
seguro que un juez vera las cosas de una manera diferente. No
puedes proveerles de un hogar amoroso viviendo tu vida de soltero.
Piensa en lo que es mejor para ellos—.
Wilhelm quería explicarle que ya no tenía ese estilo de vida. Que
Juliette y él podrían proveerles una hogar amoroso, solo pensar en
ello hacia que se irritara doblemente, ya que no debería estar
perdiendo el tiempo y llamar a Juliette.
—Si piensas que puedes separarme de los hijos de mi hermano,
estas en un terrible error—. Wilhelm no temía perder a los bebes, él
tenía suficiente dinero para contratar al mejor abogado.
—Ya lo veremos. Espera noticias de mi abogado, Sorenson—.
Así que ahora era Sorenson en lugar de Wilhelm. Bien. Él sabía
también jugar este juego. Colgó e inmediatamente llamó a Sven para
que investigaran a Ralph. Cualquier cosa en que anduviera este
hombre Wilhelm lo quería saber. Lamentaría llevar las cosas a la
corte.
Se dio unos minutos para calmarse antes de llamar a Juliette, no
quería alármarla. Pero no podía esperar a escuchar su voz.
Necesitaba oírla tanto como respirar aire.

75
Capítulo 14
Juliette está sentada en la mecedora, arrullándose con el sonido de
la respiración de los bebes. Es adorable como su respiración esta
sincronizada, cuando uno respira el otro exhala lentamente, y si uno
se apresura el otro se coordina. Se cuestiona si el hecho de que sean
parte tigre los hace reaccionar diferente que los gemelos humanos.

76
Está claro que estos dos van a hacer todo juntos. Y Juliette siente que
ella será una parte importante de su vida, al igual que Wilhelm.
Ella nunca había sido tan feliz como hasta ahora.
Siente su teléfono vibrando en su cadera. Lo saca y ve la foto de un
tigre que le asigno al número de Wilhelm. En cuanto lo ve siente
como si flotara.
—Es bueno escuchar tu voz— le dice. —¿Cómo estas?—
—¿Bien, y tú? ¿Como están los gemelos?— La voz de Wilhelm suena
un poco alterada, para ser solo una llamada cordial.
—Todos aquí están bien. Están durmiendo tranquilamente, pero tú
no te oyes bien, pasa algo malo—. Juliette puede imaginarlo
insistiendo que está bien, pero es como si pudiera sentir su fatiga a
través del teléfono. Algo pasa, o… él tuvo que reconocer el cuerpo de
su hermano. Ella trato de disuadirlo, pero al parecer no funciono.
—Wilhelm, fuiste, ¿verdad?—
Escucha como suspira quedamente. —Wow, cielos …puedes leerme
como un libro?—
—¿Porque? ¿Porque te castigas de esa manera?— Su corazón
sufriendo por él. —Me hubiera gustado estar contigo, debería haber
estado contigo. Los bebes se pudieron haber quedado en el hotel.
Podría haber…—
—Juliette, todo está bien. Fui porque pensé que debía hacerlo. Fue
difícil, pero voy estar bien—.
Juliette se limpia las lágrimas, solo de pensar en todo lo que paso
Wilhelm. —Quiero verte—.
—Yo también—.
Siente como si él le estuviera ocultando algo, como si quisiera
decirlo. Pero ella no quiere forzarlo, pronto regresara, y quizá sea
mejor esperar a que este aquí. Ella tiene algo que decirle, que no
puede esperar.
—Bonnie, la ama de casa, vino hoy, no es nada inusual, es su horario
normal. ¿Te importaría si la mando a su casa?—
—Haz lo que tú consideres mejor Juliette, pero puedo preguntarte
¿por qué?—

77
Juliette se para en la puerta de la recamara de los bebes, viendo al
corredor. —Tengo un extraño presentimiento. Me siento al borde.
No sé si es por la situación en general, o porque tú estas fuera, o
debido a Leanne solo que no confió en nadie de aquí—. Juliette odia
pensar mal de Bonnie, quien parece una persona genuina a
diferencia de Leanne. Pero también confía en sus instintos. —No
conozco lo suficiente a Bonnie, solo no quiero tentar a la suerte—.
—Envíala a su casa, y dile que no vuelva hasta que le hablemos. Le
pagaré por su tiempo, así que puede pensar que son unas vacaciones
pagadas. No quiero que nada te inquiete. Y Juliette, tú no tienes por
qué preguntarme esas cosas. Haz lo que tú quieras, que para mí
estará bien—.
—Gracias Wilhelm. La enviaré en este momento a su casa—.
Tocan a la puerta y Wilhelm dice —Alguien está tocando Juliette,
tengo que irme. Enviala a su casa y haz los cambios que desees—.
—Bien, Cuídate Wilhelm—.
—Te hablo pronto—.
Juliette cuelga, se asegura que los bebes estén durmiendo bien, y va
en busca de Bonnie para enviarla a casa. Agradeciendo que pueda
relajarse en lugar de mantenerse corriendo y alerta de un lado al
otro.

78
Capítulo 15
Sven entro en el cuarto de hotel de Wilhelm, y le dio la poca
información que pudo encontrar de Ralph. No es mucho, pero lo
suficiente para hacerlo sospechoso como el infierno. Deudas, visitas
a los casinos llegando hasta las Vegas, el rumor sin confirmar de una
amante prostituta de alto mantenimiento, que al parecer le gustan
los regalos caros.
Regalos comprados a crédito que nunca podrá pagar.
Le agradece a Sven y le deja un mensaje detallado al detective de lo
que encontraron, además del asunto de la custodia. La información
puede que no signifique nada, pero al menos estará seguro que
ningún juez le daría la custodia de dos pequeños bebes a un hombre
como él.
Se recuesta y trata de pensar en las esencias y en el olor del pino en
la lluvia. El blanco cristalino de los primeros copos de nieve, el olor a
pan horneado. Cualquier cosa que reemplace el aroma de la muerte
grabada en su memoria.

Wilhelm despierta cuando tocan a su puerta. ¿A qué hora se durmió?


Checa su reloj a dormido por lo menos 3 horas. Se humedece los
labios y abre la puerta, encontrándose con el detective. Su mano a
punto de volver a tocar, y un sobre en la otra. —Ha descubierto
algo— dice Wilhelm. No era una pregunta, esta todo escrito en el
rostro del detective.
—Sí, y pensé que las noticias eran mejor que las diera en persona—.

79
Se mueve dejando pasar al detective, se sientan en la mesa redonda
de la esquina, con su bloc de notas y un sobre . El detective Frasier le
pasa el archivo a Wilhelm —Después de recibir la llamada acerca
del hermano de Carol, revise en los registros telefónicos y noté que
él llamo varias veces desde el accidente… aún más que usted. Pero a
diferencia de usted, el no preguntaba que pasaba o si habíamos
encontrado algo, su preocupación era saber si habíamos cerrado el
caso—.
Wilhelm abrió el archivo, para encontrar una página de notas
manuscritas en la parte superior. Él podría leerlos, pero no tenía
paciencia para eso. —¿Tú sospechas que hizo esto?—
—Definitivamente es una persona con motivos. Llamo varias veces
al día, exigiendo que un oficial determinara la muerte por accidente
lo antes posible. Pensando ridículamente, que nosotros no nos
habíamos movido. Lo verifiqué y descubrí que tiene un lio con sus
finanzas. Y cuenta con parte de la herencia de Carol para salir de sus
problemas. Por lo que averigüe, él y su hermana no eran muy
próximos, lo que explica el repentino amor por cuidar de los bebes.
¿Sabe si él está en la herencia de Carol?
Wilhelm revisó las páginas del archivo. —No tengo idea—. El
detective se relaja en la silla y apoya la cabeza en el respaldo. —Lo
averiguaré. Si estoy en lo correcto, él cuenta con obtener la custodia
de los hijos de su hermana y hacerse de los activos financieros. Por
supuesto, el que quiera a los niños por el dinero no quiere decir que
tuvo algo que ver con el accidente. Solo lo convierte en un imbécil
que está tomando ventaja de una triste situación. Pero hay
preguntas que necesitan respuesta—.
—Pienso igual— Wilhelm quería romper el folder con sus garras, y
después buscar a Ralph para hacerle lo mismo. —¿Cuándo cree que
sabrá si es el asesino o solo un maldito oportunista?—
—Voy a hablar con él, bajo el argumento de finalizar el caso. Veré si
puedo sacarle algo que pueda utilizar—. El detective Frasier se
levanta y le da una palmada en el hombro a Wilhelm —Ahora que ya
ha visto el carro y tiene toda la información que tengo, no hay

80
necesidad de que se quede en Aspen, Wilhelm. Debería irse a casa y
cuidar de su familia—
Suena fácil lo que dice el detective. Cuidar de mi familia. La única
familia que a tenido siempre a sido su hermano, y ellos no se
hablaban. La idea de tener una familia a quien cuidar se oye raro,
pero al mismo tiempo tan correcto. Ya extraña a los bebes,
sostenerlos a los dos. Él hará lo que pueda por mantenerlos a salvo.
Y Juliette, ella también es su familia.
Con una opresión en su garganta, el asintió. —Si debería regresar,
pero me gustaría ir con usted a visitar a Ralph—.
—No creo que eso pueda ser. Si él es culpable estará a la defensiva. Y
si no es culpable, pero siente remordimientos acerca del dinero, lo
más seguro es que se mantenga callado y no tenga ninguna
oportunidad de obtener información—. El detective se dirige a la
puerta. —Vaya a casa y cuide de los suyos. Lo mantendré informado
de cada paso de la investigación—.
Su tigre queria ignorar cada palabra dicha por el detective , e ir y
amenazarlo con rajarle la garganta si no decía la verdad. No está
acostumbrado a que alguien más lleve la iniciativa de sus asuntos,
especialmente las relacionadas con su familia. Pero el detective no lo
dejara llegar demasiado lejos, Wilhelm piensa darle un tiempo, nada
más.
Wilhelm lo acompaña hacia la salida y abre la puerta. —Encuentre al
responsable— Le dice en cuanto pisa el pasillo.
El detective se voltea y le dirige una media sonrisa —Estaré en
contacto—
Tan pronto como el detective Frasier se va, el teléfono de Wilhelm
suena. Es Sven.
—¿Quieres que compre algo de comida o comemos en el
restaurante?— pregunta.
—Comeremos algo en el camino al aeropuerto. Ten el avión listo
para salir tan pronto como se pueda, empaca y nos vemos en el
lobby en quince minutos—. Wilhelm cuelga y llama a Juliette, quien
responde hasta el tercer timbre.

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—Volaremos tan pronto como el avión esté listo, y la torre de
control nos de permiso—.
Su suspiro es audible. —Bien—.
—¿Está todo bien?—
—Sip. Mucho mejor, sabiendo que ya regresas. Pensé que enviar a
Bonnie a su casa me haría sentir mejor. Pero aún me siento
intranquila—.
Desearía poder tenerla en sus brazos y consolarla. —Esta Gunther
ahí, ¿verdad?—
—No se a movido de nuestro lado— dice un poco riendo —¿Alguna
novedad en la investigación?—
—Si. Hablaremos tan pronto como llegue a casa. ¿De acuerdo?—
—Bien—. Un pequeño chillido suena a través del teléfono haciendo
sonreír a Wilhelm.
—¿Te tienen ocupada?—
—Han dormido mucho, pero al parecer ya están despiertos y listos
para su biberón—.
—Te dejo, empacare y me ire al aeropuerto—. Pasando sus manos
por su rostro —Juliette? Te amo—.
Una pausa. —Eso fue muy dulce Wilhelm. Yo también te amo—.
Necesitaba escucharlo, la tensión que tenia se empezó a desvanecer
desde su cuello hasta los hombros. Se despidio y acomodo sus cosas
para salir de Aspen y llegar con Juliette y los niños tan pronto como
fuera posible. Regresar con su familia.
Llego al lobby y vio a Sven sentado en uno de los asientos de piel —
El carro llegara en cualquier minuto para llevarnos al aeropuerto—
Dice tomando la maleta de Wilhelm.
—Gracias— Wilhelm lo siguió afuera del hotel y respiro
profundamente el aire fresco, mientras salía por la puerta.
Continuaba oliendo a quemado, tomaria algunos días, baños
calientes, ropa limpia y fresca, antes que desapareciera ese olor de
su nariz.
Un carro negro brillante dio vuelta en la esquina, mientras Sven
caminaba hacia adelante en la acera. El carro no se detuvo, ni

82
siquiera bajo la velocidad. El vidrio del pasajero se bajo y el
conductor…
Sven empujo a Wilhelm al piso y sintio el disparó . Las llantas del
carro patinan, intentando huir. Pero Wilhelm y Sven corren detrás
del carro, acercándose lo suficiente como para grabarse las placas. El
tráfico de la calle, hace que el auto se impacte con otro, saliendo
ambos disparados en diferentes direcciones. Dándole a Wilhelm y a
Sven suficiente tiempo para llegar al auto, aún sin utilizar su
velocidad sobrenatural, en este momento a Wilhelm no le interesa si
la gente se da cuenta de ello, lo único que le importa es atrapar al
conductor.
El conductor trata de huir en sentido contrario. Lo que hace su huida
más lenta, dándole a Wilhelm la oportunidad de romper la ventana
con el codo, e impactar al conductor en la cara. Lo noquea y arranca
la puerta del carro, mientras Sven abre la puerta del pasajero y
detiene el auto.
El conductor saca su pistola y apunta a Sven, pero Wilhelm de un
manotazo lo desarma fácilmente. El conductor grita de dolor,
tratando de agarrar su mano quebrada, pero Wilhelm lo saca de un
tiron del auto agarrándolo del cuello de su camisa y estirándole el
pelo. Lo avienta en el pavimento y se coloca arriba de él, una mano
alrededor de su garganta y otra presionando su brazo que acaba de
romper, machacando sus huesos.
El conductor le pega con la otra mano, pero no puede con el dolor.
—¿Porque nos disparaste?— Pregunta gruñendo Wilhelm.
En su defensa el conductor trata de esconder su miedo, aprieta su
mandíbula dando a entender que se mantendrá callado. Una
sacudida a su muñeca hace que grite de dolor —¡Okay, okay! No es
nada personal, solo negocios— le dice gritando a Wilhelm.
—¿Quien te pago?—
—¡No sé su nombre!— dice tratando de soltar su muñeca de las
garras de Wilhelm —Solo me pago por unos encargos—.
Sven se mantiene a su espalda, para evitar la mirada de los curiosos.
Los sonidos de las sirenas se empiezan a oír en la distancia. Wilhelm

83
tendrá que confiar en el detective, si no fuera porque había tanta
gente viéndolos, le sacaría la verdad a este pedazo de basura,
—¿Qué tipo de encargos?—
Necesitaran bastantes clavos para reparar su muñeca, ya que
Wilhelm la sacudió con fuerza, haciéndolo gritar de dolor y llamando
la atención de la gente, que empezo a protestar al verlo.
—No pararé hasta que hables— promete Wilhelm
—No lo sé, tenía unos asuntos con su puta hermana, y ahora
contigo—.
Ahora Wilhelm le toma por el rostro, apretando su barbilla, se sentía
tan tentado de arrancarle la cara. —¿Su hermana?
Las patrullas llegaron, y Wilhelm pudo escuchar como los agentes
sacaban y armaban sus pistolas.
—¡Wilhelm!— el detective Frasier lo toma por el hombro, tratando
de alejarlo. —Vamos, nosotros nos haremos cargo—.
Lentamente, Wilhelm soltó la muñeca del conductor, mientras que
el detective tomo su brazo tratando de mantener las distancias. Dos
agentes lo esposan, ocasionando satisfactorios gritos de dolor.
—¿Esta Ud. herido?— le pregunta el detective, mientras caminan en
dirección de la ambulancia que se acerca. Un médico se aproxima,
pero Wilhelm le hace señas que todo está bien.
—Nos disparó, pero fallo. Estoy bien—. Wilhelm observa como un
médico asiste al conductor. Si el hombre no hubiera fallado, no
habría que luchar por la custodia de los niños. Ahora estaba
convencido que Ralph mató a su propia hermana solo para quedarse
con el dinero de los gemelos.
El dejo a unos bebes huérfanos, les cambio la vida, solo por dinero.
—Me dijo que la persona que le pago tenía un asunto con su puta
hermana. Si me das 5 minutos más con él, te garantizo una respuesta
mejor que esa—.
—No lo dudo— dice el detective con expresión triste, pero
sonriendo de lado. —No necesitamos más pruebas, ya tengo las
suficientes, Ralph es sospechoso de asesinato—, dice señalando al
conductor. —Él hablará con tal de salvar su trasero—.

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Wilhelm y Sven tuvieron que ir a la comisaria y hacer una denuncia
por lo ocurrido, que no tomo mucho tiempo. El detective hizo todo lo
que pudo para agilizar los trámites, fácil y rápido. Como si pensara
que lo mejor para Wilhelm es que fuera a casa. Ya tenían todo lo que
necesitaban para arrestar a Ralph, y aunque deseaba estar ahí
cuando sucediera, sabía que no sería una buena idea.
Cuando finalizaron y no había nada más que hacer que sentarse y
esperar, Sven y Wilhelm se fueron al aeropuerto. Él llamó a Juliette
para informarle exactamente a qué hora salía su avión, y que lo
esperara. Hablar con ella lo hacía sentirse mejor, pero no quiso
decirle nada del disparo, hasta que lo pudiera ver y confirmar que
estaba bien, no quería preocuparla.
Fue muy difícil para Wilhelm partir, sabiendo que dejaba asuntos
inconclusos, su hermano merecía justicia. Y él tenía que confiar en el
detective para obtenerla. Porque sí por algún motivo se encontrara
en el mismo cuarto que el asesino de su hermano, no sabría cómo
controlar a su tigre. Wilhelm terminaría en prisión por asesinato y
Ralph en la morgue.

85
Capítulo 16
Juliette debería sentirse mejor después de haber enviado a Bonnie a
casa, pero su ansiedad seguía creciendo. Estaba convencida que
Bonnie no había tenido nada que ver con Leanne. La policía la había
interrogado, y además ella se veía sinceramente preocupada de
dejarla sin su ayuda, sola con Gunther y los gemelos.
Su preocupación era genuina, no pareciera que ocultara intenciones
siniestras. Además, no podía ocultar la cara de deleite, cuando
Juliette le dijo que se le pagaría. Ella se despidió recordándole que
podía llamarla si en cualquier momento se la necesitaba.
Al parecer Bonnie no era la que hacía que sus pelos estuvieran de
punta, su tigre advirtiéndole que simplemente algo estaba mal.
Wilhelm le había llamado antes de salir, y Juliette estaba pensando
que la sensación de peligro se debía a él. Ella lo cuestiono acerca del
avión y el piloto; de Sven o cualquiera que se encontrara a su

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alrededor. Pero Wilhelm era el dueño del avión, y todos abordo son
de su confianza. Nada que ver con Leanne que apenas la conocía.

Él le aseguro que no había necesidad de preocuparse por Sven o el


piloto. Además, el avión fue doblemente verificado a petición de ella,
como si entendiera que debía actuar con cautela.
No podía esperar a que regresara y le contara lo que había pasado
en Aspen.
Pero Juliette sentía la necesidad de salir de la casa.
Decidió que lo mejor sería cambiar sus ideas. Acababa de alimentar
a los bebes, lo que los mantendría contentos por un rato, además un
paseo en coche podría ayudar a dormirlos. Ellos tienen doble
carriola y todo lo que pudiera necesitar, así que le pregunto a
Gunther si podrían ir a Bonbón, al menos hasta que Wilhelm
regresara.
—Mis ordenes son hacer lo que tú quieras, Juliette—, le dice
Gunther con una sonrisa.
—De otra manera Wilhelm hara que mi cabeza termine colgada
sobre una placa en su muro—
Agradecida de que no tuvo que pelear por salir, le dijo solo que la
ayudara con las cosas que necesitaba. —¿También te molesta estar
aquí Gunther? Es una casa hermosa, pero me gustaría estar en otra
parte—. Con Wilhelm se sentía a gusto, había pasado una buena
noche. Ahora se veía oscura y lúgubre.
Gunther metio la doble carriola en el carro —Nunca me ha gustado
estar aquí, y ahora menos después de lo que paso—.
—Lo sé, pero me refiero al día de hoy. ¿No sientes como si algo no
estuviera bien?—
—Es posible, es difícil saberlo con certeza después de todo lo que a
pasado en este lugar—
Ambos metieron a los bebes en la parte trasera del Mercedes,
Gunther metió sus manos a los bolsillos del pantalón —Wilhelm
debe estar por aterrizar en cualquier momento. Le diré que nos

87
dirigimos a la tienda—. Se volvio a checar los pantalones. —Parece
que deje mi teléfono en la mesa—.
Tan pronto como Gunther se dirige a la casa, Juliette saca su
teléfono. —Lo llamaré mientras tú buscas el tuyo—. Juliette cierra la
puerta del lado de Thomas, y se recarga en el carro mientras llama a
Wilhelm. Puede que no responda si aún se encuentra en el aire, pero
le dejara un mensaje.
Estaba timbrando cuando un sonido fuerte de explosión atraviesa el
aire. Y por un segundo ella y Gunther se paralizan.
Las ventanas del frente y las puertas de la mansión salen volando.
Vidrios, madera y ladrillos vuelan por el aire, Gunther se lanza sobre
ella gritando —Agáchate—.
Se escucha otra explosión, más fuerte que la primera, más cerca del
camino. Ella logra pasar a Gunther y observa que los bebes están
llorando y los vidrios quebrados, como si fueran de telas de arañas.
Cuando voltea, solo puede ver las ruinas y el fuego de lo que fue una
magnifica mansión. Si no fuera por sus extravagantes deseos de
salir, todos estarían muertos. Si hubieran estado 20 o 30 pies más
cerca de la casa, aún en el carro los bebes…
Ella corrio al lado opuesto del carro y saco a Leah, mientras que
Gunther saco como pudo a Thomas.
—Puede que haya más bombas— Dice Gunther obligándola a
apresurarse, busca el teléfono de Juliette, que había lanzado en la
primera explosión, lo revisa y ve que la pantalla está dañada.
—Trataré de llamar al 911— dice mientras se alejan de la mansión.
Juliette abraza fuertemente a Thomas, y agradece a los dioses por
haber escuchado sus corazonadas, y haber salido de la casa.

Capítulo 17
Wilhelm siente el camino del aeropuerto a la mansión más largo que
el de su vuelo a Aspen. Había llamado a Gunther para asegurarse

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que todo estuviera bien, pero Gunther no había respondido. Le
estaba llamando a Juliette, cuando su teléfono timbro antes que
terminara. El detective Frasier sonaba como si estuviera en un bar.
—Lo tenemos— dice. —El tipo que le disparo confesó todo, que le
había pagado por alterar el carro de su hermano, después que lo
eliminaran para que no pudiera tener la custodia de los niños.
Combinado con los registros financieros de Ralph Marcoby no hay
manera que pueda salir. Lo tenemos—.
Un alivio recorrió el cuero de Wilhelm. —Gracias detective—.
—Considerando todos los atentados que a recibido hoy, no hay
manera que obtenga fianza, él va a permanecer encerrado hasta el
juicio. Y dependiendo de su abogado, estará unos años en la cárcel—
.
No podía esperar para contarle a Juliette que la pesadilla había
terminado. Y poder contarle todo: las amenazas de Ralph, el ir a la
corte por la custodia. Y que nunca podría obtenerla. Eso lo hacía
sentir mejor que saber que se había hecho justicia por el asesinato
de su hermano.
En muy poco tiempo, había desarrollado un gran amor por los
pequeños. No podría imaginarse perderlos.
Termina la llamada y estaba pensando en llamar a Juliette, pero
estaban a solo unas cuantas millas de la mansión. Noticias como esas
era mejor darlas en persona.
Olfateo el aire, olía a quemado. Todavía sentía el olor a chamuscado
en su nariz, pero este era diferente. No era como el de la morgue en
Aspen. Había humo en el aire.
—¡Wilhelm!— Las manos de Sven se agitaron en el volante, los
nudillos estaban blancos mientras veían la columna de humo que
salía de la colina donde se encontraba la mansión. La mansión se
encontraba en una colina, y todavía faltaban algunas curvas para
llegar.
No. No, no, no.
La última curva le dio una vista completa de la mansión, y sintió
como su corazón se detenía. Pareciera como si alguien hubiera

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quitado la mansión con una pala gigante. No había quedado nada de
la entrada de la mansión y el resto eran solo flamas.
El camino estaba repleto de vehículos de emergencia, patrullas de
policía, camiones de bomberos y una ambulancia. Bloqueando el
Mercedes negro de Gunther y un Toyota blanco. El carro de Juliette.
Wilhelm abrió la puerta y salió del carro todavía andando,
empujando al oficial de policía que se acercó para tratar de
detenerlo. Otro agente le gritó agarrando su brazo.
—¡Señor!—, pero Wilhelm lo lanzo fuera como si fuera un muñeco,
su único pensamiento era entrar en la casa.
—¡Juliette!— exclamaba, mientras luchaba con los bomberos y
policías que trataban de bloquear su paso —¡Juliette!—
Flamas y explosiones se escuchaban dentro de la casa, y Wilhelm
supo que no podría atravesar las flamas, para rescatar a Juliette o los
bebes.
Los bebes.
Juliette.
—¡Mi familia está dentro!— gritaba, su voz quebrándose mientras
los empujaba, sin importarle su vida, el atravesaría esas flamas, Oh
Dios mío, Juliette…
Su tigre empezó a gruñir, mientras trataba de sacarse a los agentes,
que le decían que se calmara. Una sensación de horror y
pesadumbre empezó a embargarlo, y cayo de rodillas, se necesitaron
8 hombres para contenerlo.
—Wilhelm— una dulce voz se escucho detrás de él —Wilhelm,
¡estamos aquí!—
Los oficiales le dieron espacio suficiente para que pudiera voltear, y
diviso en la curva del camino detrás de la ambulancia el rostro de
Juliette y Gunther, ambos sosteniendo un bebe. Juliette le dio el bebe
a Gunther y corrió hacia él.
—Juliette—, suspiro, librándose de las manos que lo aferraban y
corriendo con grandes zancadas hacia ella. Abrazándola,
sosteniéndola clavando su rostro en su cuello, oliendo su esencia. —

90
Oh Dios, pensé que te había perdido, que los había perdido a todos—
.
—No— lloraba. —Estábamos afuera cuando exploto. Todos estamos
bien—, su voz inundada de emoción llegando al fondo del corazón
de Wilhelm. —Siento no haberte podido avisar a tiempo. Mi teléfono
murió después de haber pedido ayuda y luego toda esta gente llego
y…—
Wilhelm la beso, terminando con su explicación. Lo único que
importaba es que estaban bien. Tomando su rostro entre sus manos
le dijo —Lo único que me importa es que están bien—.
Su rostro empapado de lágrimas, sin importarle que lo estuvieran
viendo —Pensé que te había perdido, a ti y a los bebes, me estaba
volviendo loco. Pero estas aquí. Todos están aquí—. La beso
abrazándola fuertemente. Su familia estaba a salvo. Ellos estaban
bien, todo estaba bien.

91
Capitulo 18
El apartamento de Wilhelm era magnifico, pero tal como le había
advertido Wilhelm no era muy hogareño, y no estaba bromeando.
Era moderno lleno de metal y vidrio, elegante, pero nada
confortable, especialmente para los niños.
—Lo redecoraré—, le dijo mientras ella lo seguía con los bebes en la
carriola. Gunther siguiéndolos también con todo lo que tenían en el
carro. El resto había sido destruido.
Wilhelm le dijo que ordenaría todo para los bebes, y en poco tiempo
los gemelos se sentirían como en casa. Juliette le creía, parecía
bastante entusiasmado con todo este cambio de vida, y después de
todo el dolor de los últimos días, era agradable verlo tan optimista.
Si por ella fuera, nunca volvería a ver sus ojos tristes, especialmente
la mirada que tenía cuando pensó que ella y los bebes habían

92
quedado atrapados en el fuego. Parecía tan perdido, tan
destrozado… no se merecía más dolor.
Saber cómo le había afectado pensar que los había perdido,
lanzando y golpeando policías con tal de llegar a ellos, hacía que lo
amara aún más.
Los portabebés servirían de cuna por una noche. Parecía que a los
bebes no les importaba, ya que se durmieron tan pronto como los
puso en ellos. Después que Gunther se fue, Wilhelm la puso en su
regazo y le dijo —Te amo Juliette—
Pasando las manos por sus hombros y descansando su rostro en su
pecho —Yo también te amo—.Respondió.
Respirando profundamente —Cuando pensé que te había perdido…
no podía…— Tomando otra profunda respiración, y mirándola a los
ojos —No quiero desperdiciar más tiempo, te quiero en mi vida, y en
la de los gemelos. Te quiero y punto. Vente a vivir conmigo, cuando
los investigadores hayan terminado, construiremos otra casa, como
tú la desees. Con un gran jardín para que los cachorros jueguen,
tendrá una cocina comercial, así podrás crear tu repostería y dulces
aún si no estás en Bonbón. Contrataremos ayudantes, podrás abrir
miles de tiendas o ninguna, te necesito tanto. Dime lo que quieres, y
te lo daré—.
Juliette parpadeo con lágrimas en los ojos, puso la mano en la mejilla
—Ya me lo has dado, estoy aquí y no me iré a ninguna parte. Nunca
pensé que podría amar otra vez, ni ser tan feliz. Tú me haces feliz.
Los gemelos me hacen feliz—.
Rozando su nariz con la de él. —Pienso que estas atado a mi—
Tomándola y cambiándola de posición, acariciando su pelo
suavemente le dijo —Oh, eso suena tan horrible—
Juliette se río y lo jaló hacia ella para besarlo.
En unos segundos se quitaron la ropa el uno al otro, y Wilhelm se la
llevo cargando hasta la bañera, toda blanca, con terminados de
metal y vidrio, tan moderna como el departamento. Con 3 grifos de
agua, parecía más un spa.

93
Él detrás de ella, sus cuerpos presionados uno al otro, su polla
clavada en su trasero. Deslizo su mano por su estómago hasta que
sus dedos tocaron su centro. Ella se volteo y su rostro reflejaba la
misma duda de antes.
—¿Estas seguro Wilhelm? ¿Realmente seguro?—
—Te quiero más que a nada— besando su cuello, sembro un
sendero de besos.
Su voz se quebró, ya que aún sabiendo que la amaba tenía miedo a
preguntar —Tienes que estar seguro, porque no podría soportar
que me dejaras porque… que me dejaras porque… no puedo darte
cachorros— dijo exhalando un largo suspiro.
—Oh Juliette, nunca he estado más seguro en toda mi vida—.
Viéndola a los ojos le dijo —Quiero pasar el resto de mi vida
contigo—
—Aunque no pueda darte hijos?— preguntó odiando el temblor de
su voz.
El pellizco su mejilla y le sonrío tiernamente, mientras las lagrimas
corrían por sus mejillas. —Ya tenemos hijos Juliette—.
Ella asintió, y todas sus dudas e inseguridades se desvanecieron con
sus besos.

Epílogo
Un Año más tarde.
Juliette paso cargando a Thomas por la puerta del taller donde ella
fue una aprendiz en su juventud. Ya no trabajaba el chef que era
bastante duro con ella, pero el taller seguía en el mismo lugar, a la
salida de los Champs-Elysees. Wilhelm cargaba a Leah, caminando
detrás de ella. Los bebes moviendo sus manitas, balbuceando uno
con otro, ajenos a todo su alrededor.

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Wilhelm había comprado una caja de macarrones, su anillo nupcial
lanzando destellos mientras pagaba. Solo había pasado una semana
desde su matrimonio, cuando habían intercambiado anillos, la
ceremonia había sido sencilla. Solo Noelle, Andy, Gunther y Sven
como testigos. Gunther y Noelle habían sostenido a los bebes toda la
boda.

De hecho Juliette sospechaba que había algo entre Gunther y Noelle,


no podía creer que dos extraños se sonrieran tanto y se lanzaran
esas miradas.
Ella se había sorprendido agradablemente cuando Wilhelm le pidió
pasar su luna de miel en Paris con los bebes. Juliette no quería
separarse de ellos, aún en su ansiada luna de miel con Wilhelm.
Ambos decidieron que con los bebes seria romántico.

Siguió a Wilhelm a la mesa de la terraza del café, sacando un


macarrón verde de la caja. Lo olfateo y le dio una pequeña mordida,
después lo compartió con Thomas. No pareció disgustarle, pero
tampoco encantarle. Quizá el sabor de té verde no era lo suyo.

Wilhelm escogió uno rosa fuerte, saboreándolo y dándole a Leah. —


Un poco seco, los tuyos son mucho mejores—, le dijo con un guiño.
Al parecer Leah pensaba igual, ya que frunció la boca.

Ralph Marcoby había sido sentenciado a pasar su vida en prisión. Se


había librado de la pena de muerte, ya que Colorado tenía prohibido
la pena capital, pero saber que no podría salir libre les daba cierto
confort. El juicio había terminado poco antes de su matrimonio, por
lo que Juliette lo consideraba como un regalo de bodas; terminando
con ese capítulo y pasando página.
Wilhelm tomo la mano de Juliette y se la besó. —¿A dónde vamos
ahora tigresa?—
—Pienso que al Arco del Triunfo—. No estaba tan lejos y el sol
comenzaba a meterse.

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—La vista desde arriba es maravillosa, ¿la has visto?—
—No, cuando estuve en Paris fue por negocios, nunca he hecho
turismo—.
—Oh, te encantará—. Dijo poniendo a los bebes en la carriola y
dirigiéndose al lugar.
—Es una pena que los niños no vayan a recordar esto.
Wilhelm paso un brazo alrededor de ella, acercándola. —Bueno,
siempre podemos volver cada año con ellos, para asegurarnos que
no sea así—.
Ella se detuvo tomando su rostro y besándolo. —Me gusta la manera
en que piensas— respondió riéndose suavemente.
—Bien, porque creo que eres lo más hermoso que he visto nunca
Abrazados comenzaron a caminar, Juliette pensando que Paris es
precioso de noche, pero nada comparado con su maravillosa vida.
Fin

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