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Algún tiempo después, tengo el ambiguo recuerdo de estar acostado en el medio de mis
padres, mientras mi mamá veía algún programa televisivo, mi padre con su voz de mando, me
repetía una y otra vez el abecedario, “A, B, C, CH, D…” lo repetí tantas veces que lo
memorice al derecho y al revés.
Pronto ingresé a la educación formal, cursando primero, jamás hice Kinder, pre-kinder, etc;
esto debido a la influencia de mi progenitor, el cual argumentó en la institución que el niño
estaba adelantado, porque sabía escribir su nombre completo, los números del uno al diez y
recitaba el abecedario, me tocó repetir el mismo a todas las profesoras que pasaban a
chismosear la nueva pensión que llegaba al colegio, me felicitaron una y otra vez mientras mi
padre exhibía como había logrado tan grandes avances él solo.
Aprendí a escribir imitando, emulando las bolitas y palitos que nos asignaban en el aula,
rellenando las palabras con lentejas y arroz, escribiendo en letra cursiva las planas sugeridas
por la Cartilla Coquito, “mi mamá me mima”. Aprobé primero con honores, pero nadie se fijó
en una dificultad, la cual me iba a traer serios problemas en mis siguientes grados, no sabía
leer.
Evidentemente escribía todo exactamente igual a lo sugerido por la profesora, hacía todas las
planas y copiaba lo que estaba en el tablero, en la Cartilla, o en el cuaderno de mi compañero,
pero no entendía absolutamente nada de lo que escribía, esto me condujo a serios problemas
en los siguientes grados, no podía copiar un dictado sin ver los apuntes de mi pareja, era
incapaz de crear un cuento, me castigaron en repetidas ocasiones, me obligaban leer al frente
UNIVERSIDAD DEL TOLIMA- BOGOTÀ 2015 2
Desarrollo de las competencias a travès del lenguaje
Mercedes Salazar Plazas msalazarp@ut.edu.co Licenciada en Lingüística y Literatura
con Especializaciòn en: docencia Universitaria; Comunicación y Creatividad para la
docencia; diplomada en Investigaciòn cualitativa y II semestre de maestria en Educaciòn
con enfaisi en Formaciòn y practica docente.
de todos mis compañeros, al no poder me regañaban y me comparaban con el mejor de la
clase, Sergio, un niño prodigio según la profesora, porque leía tan rápido que de seguro sería
en el futuro Doctor, Presidente o Astronauta. Recuerdo vívidamente estos episodios de mi
vida, era tal la vergüenza que sentía que me sonrojaba excesivamente, hoy en día, cuando
hablo en público, siempre mi rostro toma un tono rojizo.
Afortunadamente mi mamá intervino, habló con mi padre y él tomó otra actitud. Me sacaron
del colegio, y en casa mis padres asumieron solos la responsabilidad de enseñarme a leer,
pronto no solo me sabía el abecedario si no que entendía la conexión de las consonantes con
las vocales, las palabras y las oraciones, perdí un año académico pero aprendí a tomar
dictados y lo más importante podía crear y plasmar mis imaginarios.
Mis primeras creaciones literarias, fueron cartas o mensajes dedicados a mi mamá celebrando
alguna fecha en particular. Recuerdo de niño haber leído varios cuentos infantiles, fábulas y
mitos, específicamente me gustaba mucho “Los Viajes de Gulliver”, creé varias historias
basándome en el argumento principal del cuento, me encantaba la temática de “gente
pequeñita”. Además leía continuamente las historietas del diario de mi papá, él me regaló
varios ejemplares de Condorito y Mafalda, aunque en ese tiempo, no entendía el contexto y la
complejidad de la última.
Lamentablemente orienté mi rebeldía por caminos oscuros, dejé la creatividad a un lado, entré
a un laberinto confuso y me enfrenté a varios demonios que no conocía, no volví a leer ni
escribir por un tiempo y me gradué de bachiller académico mediocremente.
Con ayuda de mis viejos guié mi vida y entré a la Universidad, en el trascurso leí varios libros
de Autosuperación como “El Hombre Rico de Babilonia” “La culpa es de la vaca” “El
secreto”, etc, pero comprendí que no era lo que buscaba en un libro. Leí “Cien años de
Soledad” dos veces, y los libros más populares de GABO, me encanta “El amor en los
Tiempos del Cólera”. Desafortunadamente la Universidad y el trabajo acortaron mi tiempo y
me dediqué únicamente a leer los textos propuestos por la academia, al ser la gran mayoría
historias en Inglés, me centraba exclusivamente en la gramática, su sintaxis, y en la correcta
traducción del mismo, me gradué y dediqué únicamente mi tiempo a lo material.
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Desarrollo de las competencias a travès del lenguaje
Mercedes Salazar Plazas msalazarp@ut.edu.co Licenciada en Lingüística y Literatura
con Especializaciòn en: docencia Universitaria; Comunicación y Creatividad para la
docencia; diplomada en Investigaciòn cualitativa y II semestre de maestria en Educaciòn
con enfaisi en Formaciòn y practica docente.
Laboro en un Colegio donde me pagan medianamente bien, pero me convertí en un robot,
hace seis años no me actualizo, no he leído absolutamente nada, no volví a escribir,
sistematicé mis clases, me las sé de memoria e involucioné, volví a ser el niño que escribía sin
saber lo que hacía, necesito salir de mi zona de confort, y el primer paso es Leer y Escribir en
la Universidad.