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UNIVERSARIO

Nombre: Walter Fernando Ravello Díaz

Dirección: Pasaje Héctor Valenzuela, N° 152, Población San Máximo, Comuna San

Clemente, ciudad de Talca, Región del Maule, Chile.

Correo electrónico: ​nanoravello@gmail.com

N° de teléfono: +56973959464
“Cuentan los hombres

que hace años hubo un crimen en el Paraíso:

algo así como un robo de manzanas.

Los culpables se enfermaron de la fruta mal habida

y fueron asistidos por los gusanos que moran en las manzanas

y la tierra fue de los gusanos.”

​Cuentan los hombres, ​Armando Uribe


CONMOCIONES
El polvo del polvo

Adán, corre hacia Dios o te vamos a sepultar

en jardincillos o en un montón de cristales.

Lo más cristal es Cristo, como tú lo conoces

aquel que pasó millones de años a punto de nacer.

Estas manos que son torpes como yo

nada construyen

solo se van en poesía. No sé si volando

pero al límite de la tierra

como todos los barros del mundo.

Perdidos en el tiempo,

Hoy estamos de universario.


Preguntas de Caín

¿Cómo se hace para que alguien defeque por la boca?

¿Poesía, Sagradas Escrituras,

un ataque incendiario a su pentágono intestinal?

¿Qué recurso?

¿Cuál de todos los aciertos didácticos sirve?


Cuarto Menguante

Luna Cuarto Menguante

frescura de las piedras que se hunden a sí mismas

cuando la lluvia llega a lentejuelas

y con ella los despertares a medianoche,

parece que esto fuera el alba verdadero.

¡Ay, Luna, naciente en mis espacios vacíos de memoria!

Quisiéramos ser una cascada estrecha

que baje de un río infinito

expulsando como gotas a nuestros hombres;

una cascada bajo tu danza

quieta en estos párpados sureños.


Relato de narcolepsia n° 1

Conoceremos el universo

cuando estemos muertos, por sí.

Masticará nuestras cenizas

el propio y único cenicero:

la tómbola preparada para el juicio final

que tendrá una prórroga

cada vez que se adivine el fin de los tiempos.


Relato de narcolepsia n° 2

¿Dónde queda el ocaso de los recuerdos quebradizos?

En los recuerdos de la última catalepsia

de los cuerpos desvanecidos ya.


Estado de catalepsia

Pensar que el arrebol

es un espejo para las sangres

destripa mis pálidas sensaciones, amor.

Quizás soy la roca que da al mar

o el mar que da a la roca.


Repasando la canción de horror

Ariadne, en la Tierra Santa

de la que tus pies escapan (rigurosos y perfumados)

mantengo los pies sobre las cabezas

de cinco o seis poetas muertos.

Soy el acto de fornicación

entre sus muertes

-con todos los seminales siglos que conllevan-

y el paraíso que jamás se ha creado.

Cuadro a cuadro

reparo la sinfonía indestructible

de dos niños que están a punto de crucificarse.

¿Qué hago con la última gota

de esta eyaculación nocturna

que -cual bola de cristal-

muestra el deseo que tengo

de descuartizar al gran Rodrigo Lira

y pasar cada uno de sus pedacitos

por encima de mi rollo identificador masculino?

Pero vuelvo a nuestra cama

luego de la incómoda pregunta

y me asomo a tu rincón de soledad cariñosa.

Desaparecer, después de ser cremado por tu clítoris,


es mi entrada triunfal en Jerusalén.
Casa de espejos ante el suicidio inminente

Fin de siglo. Este siglo es una invención mía

dentro de unas capas del mundo rápido.

Escribo en los espejos con cadenas de sal;

escribo en los espejos con cadenas de salvación.

Miro mis entrañas a través de los espejos

que contestan la muerte ante aquellos suplicios que lanzó

este fin de siglo desenterrado en una noche tibia.

Dispárame con la sangre de los libros tuertos

me digo, ya medio muerto y sintiendo la explosión

de la yema de mi cuerpo: el corazón.

Está listo el almuerzo, fieros poetas de mi suicidio.


Sensaciones

El cuerpo se me ha caído y mi boca se inclina hacia los pastos.

El cuerpo se me ha caído y.

Ya no queda un . de partida en esta esfera comunal.

Descomunal es el ocaso de las poblaciones en sangre.

Ocaso que no sucederá

ni siquiera con el apagón de todas las luces

de los postes que sirven para contar

y no el sufrimiento mañanero de un detenido desaparecido.

Mis hombros y pies tienen un frío en poliedros

que ni el ardor de los cementerios puede curar.

Mi cerebro descuartizado desde adentro por el caos

envía ondas de fuego a través de una sangre vendada.


Miedos

Pánico tras pánico

se construye el pulso a solas.

El miedo es un atado de avispas

atadas con sangre de ellas mismas.

(Soplo de resurrección)
El poema alegre de los sauces ( a Alberto Rubio)

Bom bom bom bom pam

ssszzzaaaa.

Sopla el viento en el cerebro del mundo.

Nues- tras

Ho-jas

saludan al canal.

Bom.

¿Habrá venido a vernos

el niño al que un canal rodeado de sauces

lo recuerda?

Pam Pam.

No se convertirá en nosotros

Lo ahogaremos para que no vuelva a tratar de estirarnos

más bom bam bom bom paaaamssszz.

Eso me contaron las sauces amigos, Alberto.


Manzana verde

¿Qué tiempo viene y se quita para la manzana y su verdor?

Hasta torturas quietas y ojos postizos vienen.

La soledad me ha atado de pies y manos aquí en mi cuarto

(mi ataúd hecho de muertos)

y allá en tu mente

(tu ataúd hecho de desgarros y problemas neurológicos).

Hoy mi boca busca el fuego de tu sabor

a flor de arrope y fernet nocturno.

Tus llamas son tan llamables

que soportaré si llegan, incluso irónicas, a quemar mis hogares de la calle.

Soy un vagabundo y la manzana verde

me pega más mordiscos que yo a ella.


Horas y horas y horas

Una tortura debe ser caminar descalzo

a las tres de la tarde por el desierto.

Ya es una tortura soñarlo.

Una tortura tomada como un caldo de la muerte

o un veneno esquizofrénico de la vida.

Pensar, sentir, decir:

solo un cataclismo pudo haber salvado sus cuerpos.

Un cataclismo que durase horas y

horas y horas y horas y horas

y horas y horas

en el vientre oficial de la inmoralidad

o al menos bajo los bototos de los militares.


Barbaridades

No se sabe quién puso las velas

pero hay los que duermen sobre la luz.

¿Cómo quitar la tiniebla del espanto?

La performance será necesaria

cuando se vayan descubriendo

y asesinando desde adentro.

¿Por qué preguntas la latitud del rollo de piel, hombre?

¿Te quieres cubrir con eso cuando mueras, por fin?


Spoiler

Un accidente se conmemora en el mismo lugar este día.

Se sabe que mañana ocurrirá otro accidente en el mismo lugar.

No han podido precisar la totalidad de heridas o muertes.

Pensar, escapar de los márgenes del criterio espectacular

con tal de saber que a la nueva mujer muerta

la está velando su propia sangre desparramada.

Y jura venganza desde otra dimensión

en donde ve borrosa esta vida.

Un nuevo asesinato ocurrirá mañana

en el centro de vuestra mala perfección, hombre.


Talca en pretrueno

Traje, te traje los papeles disecados

de alguna casa en libertad.

Traje, te traje las balas olvidadas

en cuadernos quemados y pisoteados.

LLevo una pistola en la frente

y en la pistola la maldita ciudad.

Camino con la pistola en la frente,

quiere dispararme impiedades de la ciudad.

Literal: tengo el corazón en la boca;

tengo el corazón en la boca de la ciudad.


La prisa

Me susurras la sed en el oído izquierdo,

bella diosa intranquila que acelera conciencias malhumoradas.

¡Cómo posas el caos en mi cuerpo de cuarzo!

Antes de expulsar mi sal en una masa que se abre

y después al caminar a contrarreloj por la angustia de la ciudad.

Tu tiempo me hace el máximo representante de la agitación.

Camino, corro, tropiezo, vuelo

con unos pies desesperados

incrustados en la memoria de la calle nueva.

Eres la prisa que amanece sostenida

sobre una melodía que posa su espinada lengua

en el clítoris de mi día laboral.


Crisol

Todos los caminos me llevan al sur:

Los caminos mentales.

Los caminos que se desvanecen en un sueño por olvidar.

Los caminos que me hablan con una tierra levantada en fotografías.

Los caminos que me sienten

siendo la ruta del Sur Humano.

En los desatados anhelos

hay una lluvia terrible

con todas las escalas de estas sonrisas grises.


Sur

Todo el tiempo cabe en el anhelo que dura treinta segundos.

Sé que un día el frío misericordioso responderá mis cartas.

¡La bienvenida al sur me la doy yo mismo, no la invento!


Frío

Díganme que no he muerto todavía.

No siento los cuerpos

pero sí una población atravesada en la puerta.

Si no dicen que no he muerto todavía,

les diré que he soñado

que todos mueren en mi velorio.


¿Qué queda o qué quedará?

Nieto de desaparecidos.

Hijo de desaparecidos.

Desapareciendo.

Bancas para la espera.

Hay amores que trafican cómodas esperas.

Esperando, maldiciendo, gritando desde abajo, llorando.

Pero esperando.

Dice un señor que el mar tiene depresión.

Dice también que los peces tienen trastornos alimenticios.

Profundidad con difuntos.

¿Cuántos aguantan? ¿Quiénes?

Nieta de desaparecidos.

Hija de desaparecidos.

Mis amigos desapareciendo.

Antes, torturados tanto como la tierra por las forestales.

El hombre que escapa al fin detenido.

Nieto de desaparecidos.

Hijo de desaparecidos.

Desaparecido finalmente.

Pero los desaparecidos no desaparecen del todo.

Hay gusanos que nos revolucionamos.


CELEBRACIONES
El misterio de Dios

Dime

¿Se halla la lógica de Dios en algún sitio escondido

o en uno saturado de márgenes?

¿Te reconoces cuando te miras

desde un punto negro universal

que acapara todos los espacios del aire?

Ahí es donde corremos, en el aire,

buscando llegar al aparato de luz que nos refugie.

La luz del aparato se disipa

y comienza la fuga eterna.

¿En qué remolino celestial se halla el amor?

¿Es realmente Dios el amor?

D i o s… ¿Dios, ese escapista magistral que está afuera

de nosotros los espectadores satisfechos?

Dime

¿Se halla la lógica de Dios en algún sitio eriazo

inmerso en los lamentos humanos?

D i o s es la luz…

¿Es la luz o la fuga de mosquitos?


Duda resuelta

¿Cabe la posibilidad de que la fuga

sea hacia el aparato de luz?

No.

Una fuga no se hace hacia el miedo.

Por eso es que no nos ha llegado

un Dios absolutamente bueno.


Desaparición de la Teosofía

La Teosofía ha desaparecido.

Queda la lógica por encima del saber de Dios.

Y ni siquiera algo se sabe de Dios.

Se usa la lógica de Dios

tan bien como la lógica de la Muerte:

Una persona muere

cuando dejan de pagarle la pieza

que arrienda en el cementerio.

Ya nadie se preocupa:

o porque están en otra pieza de la misma ciudad

o porque no hay dinero

o porque simplemente la recuperó el olvido

o porque le toca pagar en la no presencia definitiva,

cuestión que inspira la lejanía más inaudita

de los visitadores.
Sobremesa en el cementerio

Retomando lo inaudito:

¡Qué inaudito es que exista un espacio en este cementerio

para que los curitas hagan misas sobre nuestros cadáveres!

Como si quisieran evangelizarnos o reeducarnos para no levantarnos;

ya saben que estamos muertos

y la muerte es así,

se encuentra ubicada en el acantilado sin fin de la vida,

por eso es que nos quedamos pegados

mirando el mundo desde afuera;

no es factible quebrar la caja de vidrio

que nos separa de los vivos.


Misa 01

Suenan las iglesias

más que el sentir de los asientos.

Tu presencia abismal

otorga agonía a los salmos

de gasolina con chicha.

La fe nos asegura

a Dios

y a tantas rosas caídas

frente a la virgen multitud.

Indecentes, paganos, pueblo.

Y el sacerdote que habla

explotará luego en saliva

y la saliva en esperma

y la esperma en cera.

El Rey de Israel se sigue acostando en Israel

y los pájaros cantan,

los lindos cuervos saben que comulgarán el cielo.

Catolicismo: abierto a todos los miserables.

Y el sacerdote que habla

explota en biblias inesperadas.

Y el amor que es un sacerdote

explota en saliva y meteoritos


antes que se abra el cielo

y antes que explote en saliva el corazón gigante de San Pedro.

Benditas sean las misas

que no escuchan los pétalos de rosas en el suelo.

¿Qué estarán haciendo los hermanos difuntos?

Están haciendo teatro con Cristo.

¿Cuál es mi canto a ofrecer?

Es: Pablo de Rokha, el Bautista, aparecido.

Han quedado ciegos los abismos.

Acepta, Señor, nuestra ofrenda

de ciegos abismos.

La sangre de tu hijo se congrega

en la imagen que muestra piedras

caídas en el vacío de la excitación

eterna que llevo incrustada

en las venas de mi Memoria.

Memoria en vez de Historia.

Por favor,

empolvados en vez de los cuerpos de Cristo:

cuerpos del Reino inalcanzable

pero también irremediable.

Aire y frío irremediable

y la Memoria del frío mata las horas.

No nos lleves al amor tuyo, oh Dios;


a ese amor no nos lleves, Señor.

Y la pastoral ve mi caída demente

y observa el último segundo que puedo tener como ser vivo.

Se apaga el corazón de los delitos,

la Tierra se abre como la fe

y como los armamentos de la espera.

Mortales quieren paz;

a los considerados mortales dales la paz.

Espirales de hojas aparecen, Señor,

son pétalos de rosas que no escuchan más la misa.

Estamos muertos de frío

los gusanos que sueñan en el pulmón del futuro.


Misa 02

Ya llegó el hombre que suele palpar

las estatuas de yeso

antes que la voz violenta nos hable

desde los bordes del abismo.

Armando Uribe aparece entre las ruinas desprendidas

de la sombra de la cruz única.

Al fondo.

Se ponen de pie

al fondo de nuestros arrepentimientos totales.

Cruzan y hacen nudos con sus dedos tras la espalda

en la medida de la fe que se palpita

al momento de cantar, otra vez.

Tres hablan desde las alturas

y mi silencio se expande y desaparece

a gritos.

Luego me desvanezco en las probabilidades universales del fin.

El cielo está desatado en mi interior

y solo busco a aquella fémina magistral

que logró posicionar los ríos en el sol

cuando crucé el umbral de mis abismos florecidos.

Que se convierta, por favor, en mis ganas de matar

a los justicieros oficiales de otras épocas,


del tiempo en que se edificaba la salvación

y la fe a bolsas de sangre y huesos rotos.

¿Qué viene a hacer el Papa?

¿Qué viene?

El Vicario de Cristo.

¿Por qué?

Porque quiere atar la Tierra.

¿Para qué?

Para atar el cielo.

¿Qué hacemos con los remolinos dolorosos

que no apagan las profesiones de fe?

Siguen cantando, sin dar testimonio de una fe

que destruye todo tiempo a tiempo de volver.

Me lleno de dudas importantísimas, Señor:

¿Por qué hay humanos que cuando rezan “El Credo”

abren los brazos y las palmas?

Así es lo automático, hijo -me respondes-

¿Por qué no pienso en algo concreto

cuando dicen que pida por mis necesidades?

No sé, al igual que tú solo espero

desvanecerme entre las probabilidades universales del fin:

como el ser luminoso que crece al interior de los árboles milenarios.

Adiós, Señor, vuelvo a ser un penitente culposo

y celoso de las rocas cargadas por los cuerpos amargos.


Misa 03

La cruz

-que se quema tras los siglos de los cielos unidos-

tiene dos sombras.

Y nuestra sombra de gusanos está al interior

de los lamentos cristalinos.

En vez de tener la cabeza en su lugar

tienen los pies dorados de conversión.

Cristo es una carretera.

Cristo es una carretera que enciende el azúcar.

Cristo: brasero prendido.

Rimbaud aparece hecho canto

en el aire derrumbado.

Cristo es una carretera increíble que se parte.

El AntiCristo es Cristo cristianizando seres desde la cruz.

Cruz y papeles.

Armando Uribe aparece nuevamente

en mi ojo derecho que se estrella en señales

del fuego bordeado con espinas.

Abrazan mis manos este tronco.

Me siento una Araucaria que decrece en este cementerio.

Llegan altas señoras

vistas por Alberto Rubio


desde el vértice donde se juntan todas las líneas del cielo

y del sauce.

¿Qué dice el profeta?

Deber de corregir.

Usted cumplió. Libérese de la culpa.

¿A Carlos de Rokha no se le corrigió?

¿Si me corrigen soy sublime dentro de las letras y las piedras?

¿O no?

Vidrios rotos, Zurita, Zurita

Sálvame, dios pretencioso pero de bien.

Buscaré un rincón desnudo de murallas atrapantes

y de angelitos.

Serpenteando.

Y las serpientes, como nosotros, son de arena.

¿Igual que el tiempo?

Oremos.

Quisiera salir arrancando

por los cementos y cimientos de esta ciudad.

Quisiera llegar a la cintura inalcanzable

de la mujer que posa todos los ríos en el sol.

Infierno

-como lo pintan-

es estar lejos de tus caderas, mujer.

Anoche me visitó un par de veces


la muerte súbita

totalmente desnuda

y yo totalmente loco

creí que se trataba de ti

y me arrimé a sus pies.


Misa 04

Marcamos con una equis las ofensas.

Y marcamos con una melodía celeste

la profunda compasión.

Salen las aves de las parroquias, querida mía.

No se dirigen a otras iglesias indescifrables,

vuelan porque pueden volar

hacia el fin del cielo

de alguna conciencia inmensa.

Atrapadas las alas

que crucifican los abismos hermosos.

Roncan las rocas los latigazos a Cristo:

“Cristo sí,

otro no”,

cantamos de forma vacía;

Cristo no subió,

cayó al cielo.

Me pongo de pie

como la madera que se quema

tras mi plegaria de humano escapista.

Al sol le han florecido cordilleras

en el vientre de mi madre.

Sí, al sol que es un candado


abierto de heridas a la poesía magistral.

¿El poeta escribe sobre los ojos?

¿El buen poeta escribe sobre los ojos de su querida?

Ariadne, te puedo escribir los ojos de un Cristo de yeso

que se clavan como espinas en mi frente;

claro, sin darle descanso a tu mirada inmensa

que suaviza la rabia descontrolada esta.

¿Estoy de acuerdo con Dios mismo?

Mi fe, ¡presente!

en tu cintura poderosa

anclada a esta mano fría:

¡Qué danza libertaria

se manda tu pubis inmersa

en el aro de mi boca!

Porción de deseo

clasificable en un grave amor con sus notas.

¿Qué es lo que sabemos, al final?

Ni siquiera lo más fácil,

ni siquiera la eternidad de los periódicos.

Ariadne, en la medida de tu beso

caen en mi hombro izquierdo

todas las grandes obras;

así es como te voy pensando,


irremediablemente,

aunque me encuentre vacío e inconcluso.

Si bien es cierta la imperfección humana

no pretendo que me sepulten en tierra,

quiero que me sepulten en el exilio

ese que me lleve a la posada de tus caderas danzantes.

Ardor.

Fieles a la cordura de la vela.

Algo haremos

¿Venceremos, por fin?

Aquí no podemos estar,

aquí nos pueden prohibir.

Siglos de pie

caminan sobre los rayos del sol.

Y tus pechos. Tus pechos capturados

por los recuadros de mi memoria

levantan el cirio que quema

y rompe el techo de la parroquia única.

La sal aguachenta

producida por mi ensoñación

no es un elemento divino alguno

pero se acopla cómodamente a tu mar corporal.

Los pies de Cristo caminan sobre un mar convencional;


él tiene en sus pies las alas:

Cristo no subió,

Cristo cayó al cielo, querida mía.


Misa 05

El paño tendido sobre todas las naciones

yace tendido al reverso

de la capilla blanca sutil de los vientos.

Al redoblar los aplausos tranquilos

siento que esta voz no aparece.

No aparece como muchos,

ya sabes a qué muchos me refiero

cuando grito medio muerto

desde el milagroso silencio.

El caos de la demasiada serenidad

en una imagen al fondo de mi frente:

María aterrada

baila emocionada como la mente de Artaud

y de brazos cruzados ardientes;

Juan <<ahí tienes a tu madre>>

levanta el pulgar y abre su alma desvelada

para pretender las gotas de sangre de Cristo;

Cristo Cielo de Nube Negra

cae sobre las nerviosas cabezas

del gentío sordo autoproclamado pueblo.

El Encuentro llama.

El Encuentro llama desde el fondo de los caminos.


¿Por qué han desaparecido o exiliado a los suspiros “salvajes”?

Salvajes, no.

Naturales del erotismo: renovación interior.

Cristo está con todos los cristianos,

por eso son entendibles los espacios vacíos de los asientos.

¿O tendrá sus preferencias, el acompañante eterno?

Acompañante eterno de una hora.

Suspiros, vámonos

que venceremos en otro espacio.

Una iglesia de salida

y los ojos del Papa y del Gran Canciller

brillan al ver los brillantes externos.

El Cristo de la Buena Muerte

es una estatua como yo

pero no de sal llovida.

Al finalizar este gemido

el cura se desvanecerá.

O ha de volverse el blanco de las paredes sostenedoras.

Y la pituquería se siente llenita de miradas

de obreros que parecen tumbas o luciérnagas.


Misa 06

“Piezas Mayores” se llama el relato histórico

hilado por los ejércitos del Señor de los ejércitos.

Todos adoctrinan,

muchos desde lo despreciable.

Traición,

Palabra de Dios.

Paz,

Palabra de Dios.

Altanería,

Palabra de Dios.

Salmos,

Palabra de Dios.

Israel,

Palabra de Dios.

Evangelios vienen proscritos en crucigramas.

Evangelios hechos por la madrastra de la fe.

¿Y el padrastro?

Se aferra a los golpes de Estado

de los ejércitos del Señor de los ejércitos.

Infieles piedras amarradas al agua de río,

no sé si ustedes vienen a misa

o a una convención sobre la pedagogía del periodismo chileno.


Cordeles y llaves

ante el altar de la coherencia.

Sin mirarnos

somos cuadros de vidrio

y la lluvia cae insostenible

y parece llanto y hace llorar

a quiénes están afuera;

y son lágrimas que apenas se desplazan

por los ojos del relato histórico.

Copa de luz invertida:

La perspectiva de la sencillez

rompe las ondas de las mentes sacerdotales.

L a perspectiva de la sencillez

impacta desde mi amor en remolinos

que se estrella y estalla en la figura oceánica,

terriblemente oceánica y rabiosa de Ariadne

que hace volar las aves muertas

en los árboles carcelarios.

¿Dónde está la mismísima sencillez?

¿En las olas que sepultan nuestros desiertos interiores?

¿O en el huertito detrás de estas cárceles?


CONMEMORACIONES DE AMOR
Guardaban la prehistoria

Te fuiste en una nube de murciélagos verdosos,

Ariadne, morena en harapos

que posa todos los ríos en el sol.

Entendí que este sí que era el esperado fin,

aquel que me confiaron las piedras

con su lenguaje para adentro del vacío.

Pero cuando observé los labios abiertos de la Cordillera

mi visión cruzó la dimensión estable

y noté unos contornos de vidrio que vibraban

y afuera de ellos

unos hombres gigantes examinándome y examinándose.

Guardaban la prehistoria.
Remolinos en la palma

Tú nunca arrancaste como el viento que conforman todas las fugas.

¿Miras quebrada el quebrado reloj musical?

Sé que bailas la desnudez del jazz cerca de mis rostros

De personaje pálido que cambia los colores de tu abanico.

Mujer de las rosas plásticas en la cintura endiablada

De Dios. Majestuosa felina que envuelve mis dedos ansiosos en piel.

Y lágrimas de espíritu y cuerpo encendidos.

Yo que voy arenando al tiempo con tus rojos gemidos.

Pero fuiste la primera fuga

Que se hizo baño de vapor natural en la palma de mi mano.

La fuga más rápida, quizás

En el océano de mi boca rota

De yeso azul que explota.

Sé que bailas cerca de mis rostros la desnudez del jazz

De personaje pálido que cambia los colores de tu abanico.


Gonzalo Rojas y nosotros

No escondas tu mano serenadora de mi vista.

Mujer, no escapes mientras danzas con las aptenias en el patio.

Devórame con ese aroma tuyo que dinamita la inmensidad

de este delirio cariñoso que crecía junto a espigas.

Devórame tú que eres el vacío de todo principio

y cáliz amargo de fin de tiempo. Ya veo aparecer al silencio

que amanece mordiendo los vértices de tu tronco.

Yo soy el ruido que no se da cuenta de tu pubis desarropado.

Y quiero ser ese silencio que te recorre noche a noche

pensando que eres su única carretera hacia las mariposas blancas.


Catalejo

DESIERTO
Amar con interferencias:
Con la ternura enjaulada
Puedo decir "ya no nos acobardamos tanto"
Sintiendo la inmediatez del último estallido de tu tacto.
Dejémonos acostados sobre los candados
Un fuego de dragón prófugo de la fantasía nos reventará el corazón.
Al atardecer, roqueríos organizarán una bienvenida con desprendimiento nocturno.
El espanto de cada uno se desvanecerá en pálpitos y arcadas.
Con la ternura enjaulada
Me verás alcanzar la burbuja fabricada por tus besos en salados romboides.
Con la ternura enjaulada seguiré
Al menos hasta que el tiempo de los desamparos absolutos pase bajo mis rodillas inclinadas.
El espanto de cada dios de cada uno
Se desvanecerá en pálpitos, novenas y arcadas.
No observes tan detenidamente al compás pirómano
La vista se descontrola al aproximarse tibiamente al ardor de ardores.
Inquieto e inquietante
No quedará de otra que abrir las alas de esta jaula.
Inquieto e inquietante
Reversionaré la tenida de las nubes
Antes que comiences a columpiarte en ellas.
Mírame con el único catalejo que te espera en el desierto
a las tres y media de la tarde, deseando que sea un cuarto para las cuatro.
Mírame con la inquietud de tus labios formando besos romboides
que elevan una burbuja hasta mis ojos ardientes.
Mírame con el único catalejo que te espera quebrado en el desierto,
quebrado y desierto.

CORDILLERA

Amar con interferencias;


Amarte y hablarle de amor a tu sombra
Que se humedece en la vidriada esquina de la población flotante
A estas horas de la madrugada
(Arcadas de la noche)
Es irresistible.
Es correr descalzo a las ramas del nogal
No sumergido en la nieve esparcida.
Es el encanto irremediable de verte alucinar
Esa neblina que nos aparta de las montañas.
Es como perder por más de un minuto la atractiva invisibilidad.

COSTA

Amar con interferencias,


Cómo irrumpen las olas del mar en tu sueño.
Desnudo duermes de pie y encima de la gran roca.
La luz del faro proyecta tu imagen en cada ola.
O la luz del faro proyecta esa imagen que tienes sobre ti
en cada gota de una lluvia sin pronóstico.
Por el muelle invisible rodaremos juntos envueltos en redes.
Por el muelle invisible rodaremos juntos amándonos
absurda y terriblemente en redes
Hasta esfumarnos en el bramido inconcluso de un mar abierto.
El testigo también irá desapareciendo,
porque la reconstrucción es un país:
Adiós catalejo
Adiós a tu lente de vidrio líquido.

CIUDAD
Amarse en lenguaje de señas.
Infantes que desmantelan nuestro pensamiento
Dicen que la ciudad es un país.
Un rugido celoso e inoportuno, entonces.
El otro Noé

Ariadne, amor, te hablo desde la lluvia ya esparcida.

El país tuyo está en un ir y venir lleno de catástrofes.

Quizás alguien soñó por nosotros esas catástrofes.

Como el otro Noé.

¿Quién puede asegurar que la Santa Biblia

no censuró a un ser que obtuvo su muerte soñada?

Como el otro Noé

que añoraba morir en un diluvio.


Travestismo cristiano

Ariadne,

acércate y unge este cuerpo de Cristo

que ya muere

o acércate con tu cuerpo de Cristo

antes que mueras,

pues puedo ser María Magdalena.

Reconoce aquí, por fin, la fusión

de los cuerpos que hacen el amor

eternamente.
Pseudopoema de amor

Ariadne,

hoy que salgo de todas las prisiones en que estuve,

correré hacia tu presencia

cual mosquito que va a la luz;

correré a posar mi mejilla en tu mejilla

como cuando bailábamos borrachos de amor

la Medianoche;

llegaré a refugiarme en tu impacto de verme

con la dosis de pasión justa

todo para desabrochar tus odios más intensos.

O puede que quede imaginándote

afuera de la casa tuya

si es que con otro ya partiste

a nuestro sagrado encuentro.


Homenaje a mis suicidas felices

Ariadne:

Si un día cualquiera

te enteras que pude elegir el lugar de mi muerte,

dile o diles

al hocicón,

hocicona,

hociconas,

hocicones,

que fui a conocer a mis amigos desaparecidos.

Un río,

en su casi vidriado torrente,

también guarda ese tipo de secretos

y amores.
Primera mesa escrutada

Ariadne:

O te beso eternamente

-cansándome sin sentir ese cansancio refugiado en ansias-

O me desgasto escribiendo miles de poemas

que solo alimentarán mi futura clandestinidad.


Media Ariadne

Las notas no han escapado de la flauta dulce

más dulce que los tormentos que lo persiguen a uno

hasta en la Cordillera.

Media Ariadne en los cuadros de mi mente

y Media Ariadne al frente mío.

Las dos:

explosión de fascinación

en mis caminos interiores.


El espacio torrencial al medio de tu mano

es un híbrido de sensaciones hermosas,

más bien un cuarto de lluvia

y de toda la luz del mundo catastrófico que nos arma.

La ciudad entera no es más que una desolación futura,

como la memoria futura de los espacios

que derribaron la solidaridad

entre los edificios abundantes.

¿Cuál es, realmente, el espacio torrencial

al medio de tu mano,

pobladora que vive en infinitos pareados?


A Winett amanecida

Salven a Winett los desiertos de la mano.

Salven a Winett los desiertos de la mano

porque la mano es un mapa

que se desdobla de lo gráfico.

Y Winett baila colocando los límites terrestres,

enarbolando su propia estructura oceánica.

Así nace cada noche un nuevo cielo.

El canto canta a Pablo:

“Probablemente quepa todo el mar en tus ojos”.

Y De Rokha se vuelve un remolino en todos los océanos.


Teorema de tu sangre

YA hemos Resuelto todos los problemas matemáticos,

Incluso hemos dictado las bases

del Teorema de nuestros pálpitos.

No hay “cerca del nuevo fin”.

Los infinitos se han cansado de que decidan por ellos

y comenzaron a destruir todos los edificios

con tal de liberar a sus amigos desaparecidos:

Los espacios dados.

Todo concluye.

Si abres tu boca o si abres y cierras

tus párpados laurelados,

me siento llevar por las aguas del océano único,

tu felino abrazo,

a otra tierra donde ya no me alimentaré de espantos.

¿Cuál es el calor irreversible y terrible

que se naturaliza en mi cuerpo


desde tu revolución sanguínea?

Hasta me destapa eternamente los oídos

tu vinagre envasado en acero.

Qué lástima que los mosquitos, zancudos, vinchucas

no puedan gritar tu nombre en sus saladas conciencias;

o tal vez sí, ¡Malditos!

Qué lástima que la premuerte, yo, tu compañero

no alcance el éxtasis que produce tu sangre

en los mosquitos, en los zancudos, en las vinchucas

pues les permite esperar la muerte venida desde cualquier mano.

Esto sale de Juan Emar

y va hacia el ocaso de las pútridas matemáticas.


Enésimo

Un enésimo poema de amor

en la inmensidad de tus labios saboreo.

Siento los rieles y las pieles

de tu tinta almada.

Descalza me atraviesas los ojos.

Te pareces a La Habana Vieja que danza

en los recuerdos que no tengo.

Te siento y siento el oleaje

de toda la Isla

a través del enésimo poema de amor

en la inmensidad de tus labios.


Cuturrufo

Viene tenebroso,

acelerado,

nervioso,

tu caminar de jazz que cruza los paladares del cielo.

Tu respiración se quiebra

como un pentagrama que duerme en el sol.

La rabia es necesaria, me dices, mientras preparas un caldo de memorias mías.

Bordada va la lámpara tuya que camina sobre los cuadernos.

¿En cuál suspiro costero se eleva la leve sonrisa del mar?

La Habana es la total sonrisa del mar

Y es el jazz para que baile Ariadne sobre el tiempo.

Ariadne, la AntiDalila de mis días torturados.

Una victoria sobre el tiempo ¡jamás! me digo

cruzando los amores de la muerte.

Bajo una esfera rota.

Bajo a las tempestades de una nación disuelta


Con un sabor ardiente que sopla el postre democrático.

Canto Final: De gusano a hombre

Luego de haber pasado por todas tus emociones e instancias de hombre

me gustaría decirte que pusieras este día en tu retina;

esa que ya tiene encima muchas discrepancias con tu propio ser.

No eres más fantástico que un balón entrando en la esquina del arco,

pero llevas contigo eso que te hace despertar a amores

a amores como cuando un niño ve llorar a su padre que siempre rió

a amores como un hijo que antes de nacer impide que un tío viole a su madre

a amores como un suspiro que te eleva más allá del conocido cielo

y que te hace caer en una cintura espléndida,

esa que te hace bajar hasta el laberinto más hermoso

derribando todos tus dolores de adolescente extremado.

Te hablo sobre la revolución de recobrarte

e, incluso, de volver desde la mismísima muerte.

Vuelve conmigo que me alimento de ti

como tú te alimentaste de los periódicos.

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