Professional Documents
Culture Documents
TIJUANA, México — Una nueva política del gobierno del presidente Donald Trump, que
obliga a algunos solicitantes de asilo a esperar en México mientras sus casos se procesan
en Estados Unidos entró en vigor el 29 de enero. Ese día los funcionarios
estadounidenses escoltaron al primer migrante en esta situación hasta una puerta en la
frontera del sur de California para que cruzara al norte de México.
Vestido con una chaqueta café y una gorra negra, lucía aturdido la mañana del
martes cuando apareció del lado mexicano de la frontera en Tijuana y lo abordaron
un enjambre de reporteros, fotógrafos y camarógrafos.
La nueva política, que los funcionarios del gobierno de Trump dieron a conocer en
diciembre, es un paso drástico en lo que consideran un esfuerzo para frenar el
fraude del asilo y la inmigración ilegal. Además, representa un cambio importante
en la práctica prevaleciente desde hacía mucho tiempo que había permitido a la
mayoría de los migrantes que solicitaban asilo vivir en libertad en Estados Unidos
mientras esperaban que sus casos se resolvieran.
La noche del 28 de enero, Tonatiuh Guillén López, comisionado del INM, declaró
que México solo aceptaría migrantes de El Salvador, Guatemala y Honduras cuyas
edades oscilan entre los 18 y los 60 años. También agregó que México solo
recibiría a los solicitantes de asilo que regresaran por el cruce fronterizo que
conecta a Tijuana con San Diego, California.
A los solicitantes de asilo que sean devueltos a México se les otorgarán visas
especiales de cuatro meses con posibilidad de varios ingresos al país, pues este
tipo de documento les permitirá viajar a Estados Unidos para acudir a los
tribunales y luego volver de nuevo a México, según comentaron los funcionarios
mexicanos. Algunos de los migrantes devueltos a México ya tienen visas
humanitarias válidas por un año que les permiten trabajar y trasladarse libremente
por el país. Los casos de asilo en Estados Unidos pueden tomar años en
resolverse; aun así, no queda claro si las visas mexicanas se extenderán ni bajo
qué términos.
Los grupos que defienden y abogan por los derechos humanos de los migrantes
han criticado enérgicamente el cambio en la política estadounidense, puesto que
dicen que México, que padece niveles históricos de violencia, no es un lugar
seguro para personas que ya temen por su vida. Además, Tijuana y otras ciudades
fronterizas ya están inundadas de migrantes deportados de Estados Unidos, así
como de migrantes centroamericanos y de otros países que buscan entrar a ese
país.