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Estados Unidos empieza a devolver a los

solicitantes de asilo a México


Por PAULINA VILLEGAS y KIRK SEMPLE 1 de febrero de 2019

TIJUANA, México — Una nueva política del gobierno del presidente Donald Trump, que
obliga a algunos solicitantes de asilo a esperar en México mientras sus casos se procesan
en Estados Unidos entró en vigor el 29 de enero. Ese día los funcionarios
estadounidenses escoltaron al primer migrante en esta situación hasta una puerta en la
frontera del sur de California para que cruzara al norte de México.

El migrante, un hombre de 55 años proveniente de Honduras, solicitó asilo en


Estados Unidos tras cruzar la frontera desde México. Conforme a la nueva política,
vivirá en México provisionalmente y solo regresará a Estados Unidos en las fechas
en las que tenga que comparecer ante los tribunales en relación con su caso.

Vestido con una chaqueta café y una gorra negra, lucía aturdido la mañana del
martes cuando apareció del lado mexicano de la frontera en Tijuana y lo abordaron
un enjambre de reporteros, fotógrafos y camarógrafos.

“Estoy muy cansado”, musitó antes de que los funcionarios migratorios


mexicanos se lo llevaran en una camioneta minutos después.

La nueva política, que los funcionarios del gobierno de Trump dieron a conocer en
diciembre, es un paso drástico en lo que consideran un esfuerzo para frenar el
fraude del asilo y la inmigración ilegal. Además, representa un cambio importante
en la práctica prevaleciente desde hacía mucho tiempo que había permitido a la
mayoría de los migrantes que solicitaban asilo vivir en libertad en Estados Unidos
mientras esperaban que sus casos se resolvieran.

Los funcionarios estadounidenses comentaron que, cuando estaba vigente esa


política, muchos solicitantes de asilo nunca se presentaban en las fechas en las
que tenían que comparecer ante el tribunal y simplemente desaparecían en el
interior del país.

Si la política se aplica a la mayoría de los solicitantes de asilo en la frontera entre


México y Estados Unidos, esto podría dar como resultado que miles de migrantes
más inunden los estados fronterizos de México cada año.
Los funcionarios mexicanos dijeron que, aunque están en desacuerdo con la
nueva política del gobierno de Trump, han aceptado que se queden en México
ciertos solicitantes de asilo y prometido proteger los derechos humanos de los
migrantes y permitirles trabajar en el país mientras sus casos se procesan en
Estados Unidos.

Rodulfo Figueroa, del Instituto Nacional de Migración (INM) de México, comentó


que el hombre de chaqueta marrón, cuyo nombre no se dio a conocer, fue el único
migrante que regresó a México el martes conforme a la nueva política, pero que se
espera que más migrantes lo hagan en breve.

“Solo estamos reaccionando a una decisión unilateral”, comentó Figueroa, un alto


funcionario federal de migración en el estado mexicano de Baja California.

Desde el anuncio del gobierno de Trump de la nueva política de asilo, los


funcionarios mexicanos han negociado con sus homólogos en Washington para
definir las condiciones bajo las cuales aceptarían a los migrantes.

La noche del 28 de enero, Tonatiuh Guillén López, comisionado del INM, declaró
que México solo aceptaría migrantes de El Salvador, Guatemala y Honduras cuyas
edades oscilan entre los 18 y los 60 años. También agregó que México solo
recibiría a los solicitantes de asilo que regresaran por el cruce fronterizo que
conecta a Tijuana con San Diego, California.

A los solicitantes de asilo que sean devueltos a México se les otorgarán visas
especiales de cuatro meses con posibilidad de varios ingresos al país, pues este
tipo de documento les permitirá viajar a Estados Unidos para acudir a los
tribunales y luego volver de nuevo a México, según comentaron los funcionarios
mexicanos. Algunos de los migrantes devueltos a México ya tienen visas
humanitarias válidas por un año que les permiten trabajar y trasladarse libremente
por el país. Los casos de asilo en Estados Unidos pueden tomar años en
resolverse; aun así, no queda claro si las visas mexicanas se extenderán ni bajo
qué términos.

El cambio en la política estadounidense aplica a algunos solicitantes de asilo que


tratan de ingresar a Estados Unidos por los cruces oficiales en la frontera sur del
país o que son arrestados en suelo estadounidense después de tratar de cruzar
ilegalmente. Sin embargo, no aplicará en el caso de los mexicanos que soliciten
asilo con base en el temor a ser perseguidos en México, en vista del riesgo que
implicaría regresar a su país.

Los grupos que defienden y abogan por los derechos humanos de los migrantes
han criticado enérgicamente el cambio en la política estadounidense, puesto que
dicen que México, que padece niveles históricos de violencia, no es un lugar
seguro para personas que ya temen por su vida. Además, Tijuana y otras ciudades
fronterizas ya están inundadas de migrantes deportados de Estados Unidos, así
como de migrantes centroamericanos y de otros países que buscan entrar a ese
país.

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