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mo si se tratara de un producto incubado durante la batalla, nace Peter Sloterdijk, en el lado oeste de una tierra dividida por dos v

de ambos autores, desde una Añoranza de lo completamente otro[2] que remite a una judeidad teóricamente recuperada, hasta el
mo el intento de la Teoría crítica, que a manera de una teodicea, busca resarcir un paraíso perdido, o como la escéptica invención

o, un reconocido gurú que influye esotéricamente en su concepción filosófica. Cuando uno toma sus textos pareciera sumergirse
nsamiento complejo y de dionisiacas vivencias.

se doctora con una tesis sobre literatura y organización de las experiencias vitales. Al igual que Freud, quien recibiera la presea
th, W. Heisenberg, E. Bloch, H. G. Gadamer y J. Habermas.

del mundo, acusado, paradójicamente, de tener una retórica neoconservadora[3]. Sloterdijk, como un Diógenes moderno, es un
, en esta globalización triunfante que parece inaugurar otro mundo.

una primera crítica, la de la Razón pura de Kant, en donde, a diferencia de esta última, más que abrir una lectura sobre la concie
ue no es mentira ni tampoco error, sino una experiencia fundadora de nuestra modernidad globalizada.

a que la Ilustración ha trabajado al mismo tiempo con éxito y en vano. Ha aprendido su lección sobre la Ilustración, pero ni la ha
ivamente amortiguada.

o, ésta pretende una validez objetiva. […] desde un punto de vista lógico, se trata de una paradoja, pues ¿cómo podría ser una con

nes el filósofo burlón, excéntrico e irónico que habitaba en un tonel. Una característica de esta época entendida como globalizac
encontrar dirigiendo empresas, en las cámaras de diputados, en la instituciones electorales, como rectores de universidades o dir

el mundo, no se trata de un estadio, un eslabón más de la cadena denominada historia universal; es ante todo un modo diferente
a responsabilidad en donde esta última funge como ilusión al hacer creer a los individuos que cumplen en lo local con las tareas
mplen con sus funciones[7].

ponsabilidad podría ser “Ejecuta en cualquier momento sólo aquellas acciones que, bajo consideración de todos los motivos razo

a, ofrece sin condicionamientos un viaje ético y estético que remite constantemente a la crítica de la razón práctica y a la del juic

rda, los desperdicios y los genitales, como tema de sus reflexiones. Crítica, crítica sí desde el cuerpo mismo, desde sus estertores

hizo Heinrich Heine- seguir <<la profunda idea de la aniquilación del mundo>>, sobre la que descansa la gaya ciencia…, <<y qu

a haber revelado el último de los secretos de este mundo. La pregunta que nos hacemos es, si todavía hay secretos por revelar en
bajando con un personaje emblemático del espíritu dionisiaco y quínico como lo es Nietzsche, así su libro El pensador en Escena
ta obra como una expresión dionisiaca, sino más bien para interpelar, desde una postura apolínea, la manifestación de lo trágico.

isio sobre Apolo, sino al carácter agónico de ambos, es decir, de luchadores, de guerreros, de enfrentamiento entre dos dioses mi
onservación o de pura voluntad ajena a la realidad en donde la vida se encuentra, es decir, no es con anclajes y cadenas que nos f
que aquí se pone de relieve como un mundo decadente que empobrece y mortifica lo viviente.

ns, Luhmann que las sociedades son sociedades mientras imaginan con éxito que son sociedades”[11]. En este texto lo que se pro
modo particular cuestiona el hecho de que la historia haya sido narrada como un espectáculo hollywoodense, es decir, como si
n las grandes culturas, en manos de expertos burócratas, asesores, consejeros, sacerdotes o académicos especialistas, cuando en r
conceden a sus descendientes, a través de enormes distancias temporales, cualidades cada vez más desmedidas de lujo”[12].

ncubó la humanidad, por lo que la “paleopolítica viene a ser el arte de lo posible en pequeñas proporciones, el arte de manteners

ía tomando como referencia el entrenamiento al que se someten los atletas a fin de producir grupos sociales más sanos, fuertes y
os al barco como una comunidad imaginaria también lo es que ésta derrama sangre auténtica.

hos humanos”. Se pasa de una megalopatía a favor de las grandes concentraciones humanas y de los grandes Estados a una holop
tentoso, fuerte y sano como un atleta, se traslada al Estado como castillo de arena, es una época en donde los vínculos sociales se
rnautas que pone al descubierto el autoritarismo y la discriminación entre grupos étnicos como un emblema que anuncia los nuev

a que atribuye una condición de imitación absurda y simple de los Estados Unidos de Norteamérica. Parece ser cierto su argume
mplo ha convertido a los países de Europa Oriental en una especie de enclaves dedicados a alimentar al imperio que emana de la
es del oriente europeo en algo que asemeja al viejo sistema colonial o a una especie de condición latinoamericana de esos peque

ausencia política (1994), es el título de una obra que sólo en apariencia pudiera resultar ajena a nuestra condición tercermundista
s, estados, grupos étnicos y lenguas pudieran subsistir incluso en medio de guerras produciendo y creando algo más que automó
Eslovenia y por otra parte espantarse por los retoños “terroristas” de la ETA en España, hace pensar que el debate sobre la relac
seando a Valéry, sea lo suficientemente grande para todos, tanto que la misma historia, como la conocemos, parece haberse escu
cío serán desbordadas de inmediato”. “Si Europa despierta, el eje París- Bonn dejará de representar el alto capitalismo carolingio
[14]. Si Europa despierta, quizá, decimos nosotros, para muchos pueblos asiáticos, americanos, africanos, en el horizonte aparec
existencia que sin dejar el conflicto, las guerras, las fiestas, los odios, los amores, la muerte y la vida misma hagan de lo humano

ón, aunque ya con Sartre y Heidegger la pregunta por lo humano parece diluirse de múltiples maneras, no sólo cuando los estruc
o. La pregunta por lo humano ha sido pronunciada como un eufemismo de la domesticación. Bien señala nuestro autor “el tema
antinatural, es decir, no se trata de que en una especie de retorno a la naturaleza tengamos la posibilidad de convertirnos en los a

estado presentes todos los tiempos, desde el deleite de los asistentes al circo Romano, hasta los estadios de futbol actuales, hacen
ntramos en la senda del embrutecimiento y la domesticación, si por lo contrario, la técnica es tan sólo una provocación que anun
n entre humanismo y bestialidad que, es la síntesis de lo que para Heidegger representaba el fascismo, es decir, “la paradójica co

s y chocantes palabras de Heidegger son los siguientes: ¿Qué amansará al ser humano si fracasa el humanismo como escuela de
bre todo lo existente? ¿Qué amansará al ser humano, si, después de todos los experimentos que se han hecho con la educación d
el marco de unas simples teorías de la domesticación y de la educación?[17].

obrevivencia de la especie. Indudablemente el tema central con respecto a las Normas para el Parque Humano se traza en la relac
uper-humanismo que formule lo que autores como Foucault señalan con respecto al cuidado de sí mismo y simultáneamente el a
ue resulten más favorables a los intereses públicos, de manera que bajo su mando el parque humano alcance la homeostasis ópti
nterés público con la misma fuerza”[18].

u existencia, por qué estamos en este espacio, podríamos saber, tal vez, para qué educamos. La vida es una búsqueda constante q
e puede soslayar es la necesidad de ciertas normas dentro de un parque humano.

o han llevado de una motivación existencial casi esotérica a un discurso público; sociológico o político que lo proyecta hacia un
pensamiento de nuestro autor. Si algo caracteriza su reflexión es el reconocimiento de que la ideología de la revolución hace tiem
ríamos ser. El desprecio de las masas. Ensayo sobre las luchas culturales de la sociedad moderna (2000), de ninguna manera deb

entan los tres magníficos tomos de su obra titulada Esferas. El primer volumen (1998) de la trilogía está dedicado a reconocer lo
estallar, arroja violentamente al exterior una placentera burbuja primaria que durante un periodo contuvo a un nuevo ser. La intim
osteriori las palabras, los juegos de lenguaje, el orden simbólico vienen a recubrir la delgada piel que da cauce a los fluidos corp
mo contacto con el viento.

los intersticios más singulares y mínimos hasta la dinámica circulación de mares y ríos que se contorsionan sobre la gran esfera
mo globos de colores hacen frontera con inhóspitos territorios, establecen normas de aproximación y distancia entre los usos y co
oyecta en un espacio específico a determinados individuos. Una esfera como globo puede ser expresada, como dice Sloterdijk, e
egundo volumen (1999) de esferas lleva como título, Globos.

vas y variadas interconexiones que como nubes espumosas conforman desconocidas e inéditas relaciones humanas. Espumas es e

n de la sustancia. A la vez, se consigue la experiencia de cómo la venganza de lo sólido la mayoría de las veces no se hace esper
eve a ahuecar la sustancia, aunque sea por poco tiempo, ¿no participa de aquello que ha de ser considerado malo y sospechoso, q
unfarán sobre lo sólido como un golpe de Estado nocturno, la espuma se presenta como una insolente subversión del orden natur
y las cosas en donde la simpatía, la analogía, la emulación y la conveniencia, refieren a un modo de acceder al mundo por sus a
ede ser vista como una expresión más de la dispersión, la multirreferencialidad, la polifonía y tantas otras maneras de nombrar e
de lo minúsculo en lo mayúsculo, un orden geométrico infinito pero siempre algo distinto en un medio exuberante de múltiples

La metáfora de la esfera, si bien no es propia de nuestro autor, ni mucho menos remite a lo bueno y lo mejor y tampoco es sinón

to la capacidad destructiva del ser humano al utilizar como vehículo al mismo aire, el cual sirve para transportar gases venenoso
lo que sirve de pretexto a Sloterdijk para referir a la falta de aire en la que por accidente se ve inmerso el excéntrico pintor, que

e comprar aire limpio para poder evitar la contaminación. Hoy los terrorismos tanto de Estado como otros, trasladan su mortal po

atmósfera, no puede por menos de violarse el originario prejuicio de quien existe en beneficio de un medio existencial primario
go del presupuesto incuestionable de poder respirar el aire de una atmósfera circundante, ellos, así podemos advertirlo hoy retro

e un pequeño canario en una jaula que nos indique, con su muerte, el nivel de contaminación del aire, o por último, confiar en lo

sfuerzo filosófico, por interpretar la situación actual comprendida en su condición de Globalización. Sin exagerar, en ella se pon

indicación ha de llegar, consecuentemente, a una concepción distinta de la tarea de la actividad filosófica: la filosofía es su lugar
ios grandes relatos”[21].

mesura representa al pensamiento que se arriesga y no sólo a la mediocre indiferencia que se contenta con repetir y con ello mort

oteando sin sostén alguno sobre el fin de la historia y con ello de los grandes relatos, no es más que una mentira que representa, e
nan el barco debemos conformarnos con lo pequeño y lo relativo como si fueran migajas. Reconocer que esta globalización llegó
es del momento.

s ideologías que reinaron los últimos siglos, la del liberalismo y el socialismo ya no dan cuenta de las cosas presentes, lo cual no
antizado, donde la vida, el pensamiento, la cultura son una mercancía, un producto mediático. Del miedo como forma de gobiern
s se han transformado de tal manera en que pensar obliga, parafraseando a Deleuze, a confrontarnos, medirnos con el caos, con l

mpobrecida visión de sociólogos y economistas que desde una lectura periodística hacen del tema un asunto noticioso que efecti
presentarse la totalidad como una esfera omnicomprensiva. Fue esta globalización, que arranca en una distante antigüedad y abar
amente implantada por el colonialismo de los Estados nacionales de la vieja Europa) constituye […] la parte media, plenamente
. A la mayoría de los historiadores les resulta fácil considerar el espacio de tiempo entre 1492 y 1945 como un complejo cerrado
ue, en honor a la predilección de la doctrina clásica del ser por las figuras esféricas, se podría llamar la globalización morfológic

de Ptolomeo y Copérnico en el mundo egipcio y griego y porque no decirlo, también en el maya, se trata de una globalización on
a que concluye con la segunda guerra mundial. Por último, la tercera experiencia de la globalización es la que podríamos denom

que Sloterdijk rescata de una obra de Dostoyevski para hablar de lo que sucede en el interior mismo del capital, nos referimos a l
or consumidor.

ecuerdo que estos últimos tienen de ellos. No hay mejor adiós a Derrida, no hay más fidelidad a él que aquella en la que se le ded

s figuras finales de procesos lógicos que habían atravesado el ideario del siglo XIX y XX”[23]. Derrida asociado al giro lingüísti
nte, ambos son perfectos émulos de Hegel, que al agotar como dice nuestro autor, las posibilidades de una gramática dada, produ
que representó una oportunidad para recuperar la lógica de la desintegración (Así llamaba Adorno a la Dialéctica negativa) como
ociedad mundial, como dice Sloterdijk para “Él la biblioteca filosófica de la vieja Europa ya no tiene otra significación que la de

una discusión sobre sus teorías, seguramente ninguno de los dos habría actuado bajo el influjo del la histeria y el canibalismo tan

e Sigmund Freud y Derrida. Cómo no hablar del Moisés y la religión monoteísta, cuando el argumento del psicoanalista gira pre
oisés pone en riesgo uno de los mitos centrales del devenir del pueblo hebreo y con ello la originalidad y fervor sacro en torno a
o clave de différance mismo que no sólo hace pensar en el diferimiento temporal sino también en el movimiento espacial. Si se t
o sino en eliminar sus huellas”[25].

ay, Hegel y Boris Groys sería extenso poder comentar las breves pero sustanciosas páginas que Sloterdijk dedica a las ideas de es

te novela El árbol mágico (1985), ya desde el titulo sugiere un homenaje a La montaña mágica de Thomas Mann, salvando las d
inicial de su narrativa no representa un truco literario para atraer la atención del lector sino más bien es una provocación al racio
Kant se mofara, pone en tensión la lógica del pensamiento occidental con las prácticas de otros tantos personajes que pasan de la
a persiste una veta muy propia literario-filosófica.

ntario que aquí se hace de su obra, no por menos importantes o por alguna otra razón que no fuera la de compartir con el lector l
fuerzos en su traducción. El autor se ha convertido en algo más que una simple referencia bibliográfica para adornar una comed
pensamiento. Su escritura filosófico-literaria, es completamente ajena al barroquismo francés, alejada de las llanuras anglosajona
que la presencia de ciertos temas es constante y su tratamiento casi sistemático.
de la era de su ausencia política, Valencia, Ed. Pre-textos, 2004.

, Ed. Siruela. 2005.


2007.

d Nacional Autónoma de México, profesor de filosofía de la cultura y sociología de la cultura. Agradezco la colaboración de Cle
ueda del sentido, Salamanca, Sígueme-1976.

a primera edición en alemán.

Madrid, Ed. Siruela, 2007, p225.

Conferencia pronunciada en el marco del debate “Traumas urbanos. La ciudad y los desastres”.
20.

de Heidegger, Madrid, Ed. Siruela, 2000, p.32.

82.
. 20.

ortu, 2007, p.19.

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