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TyAL
V IK T O R SH K L O V SK I

ROZANOV:
LA O BRA Y LA E V O L U C IO N LITERA RIA

En Wilhelm Meister, de Goethe, se halla la "Confesión de


un alma herm osa"*1. La heroína de esa confesión declara que
ante la herm osura de una obra literaria adopta una actitud
igual que ante la belleza de los caracteres de un libro: "Es bue­
no tener un libro hermosamente impreso, pero ¿quién lee un
En Emil Volek, Antología del Formalismo ruso y el grupo de Bajtin. Polémicas, libro por estar hermosamente impreso?" Ella, y Goethe por su
historia y teoría literaria, Vol. 1, Madrid, Fundamentos, 1992, pp. 171-176. [La parte, sabían que hablar de esta manera significa no compren-
publicación original del texto es de 1921.] le r nada de la literatura. Y pese a ello, esta acritud es tan habi­
tual en la mayoría de los investigadores contemporáneos de la
literatura como son habituales los oios oblicuos para un chino,
litó Aunque esta opinión ya resulta ridicula en la m úsica y
provinciana en las artes plásticas, en la literatura, en cambio,
i|gue viviendo en todos sus matices. El teórico contemporá-
i e la literatura, quien examina la obra literaria y considera
¡¡lie llamamos su forma como una especie de envoltorio que
lay que penetrar, se asemeja a un jinete que salta el caballo
ji p i quiere montar.
3L|< l«a obra literaria es forma pura; no es ni cosa ni tampoco
_____ _ smo una relación dematenales. Y" corno toda re-
rónTtamBrén ésta ñeñe unállTménsion igual a cero. Por lo
" | es indiferente la escala de la obra, el valor aritmético de
[En los dos renglones finales, las palabras que Utnerador y denominador; lo que importa es la relación de
no se leen bien son, respectivamente, "su" y -sean cómicas o trágicas, de órbita mundial o
"estos".]
1 &n el libro VI de Los años de apreTidiztqe... N. del i .

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de cámara, que opongan un mundo a otro o un gato a una pie­ pasado a ser un fenómeno accesorio, que no se siente. La línea
dra— son equivalentes entre sí*2. joven irrum pe en el lugar de la línea vieja, y Bielopiatkin, au­
. - D e ahí viene la inocuidad del arte, su carácter cerrado so­ tor de vaudevilies, se convierte en N ek raso v (el trabajo de
bre sí m ism o, su falta de im posición. La historia literaria se Osip Brik); Tolstoi, heredero directo del siglo XVTO, crea una
mueve hacia adelante según una línea quebrada, discontinua. novela nueva (Boris Eíchenbaum); Blok canoniza los temas y
Si ponem os en una sola línea a todos ios santos literarios ca­ ios ritmos del "romance gitano", y Chejov incorpora la revista
nonizados, por ejemplo, en Rusia, entre los siglos XV II y X X , E l despertador3 a la literatura rusa. Dostoievski eleva a norma
no obtendremos una línea que nos perm ita seguir la historia literaria los procedimientos de la novela de folletín, "de bule- „
del desarrollo de las formas literarias. Lo que escribe Pushkin var". C ada nueva escuela literaria representa una revolución,
sobre Derzhavin n o es ni agudo ni justo. Nekrasov, evidente­ algo así como la aparición de una nueva clase social.
mente, no parte de la tradición de Pushkin. Entre los narrado­ Esto es, desde luego, sólo una analogía. La línea "vencida"
res, Tolstoi, con toda evidencia, tam poco parte ni de Turge- no desaparece, no deja de existir. Simplemente, cede su lugar
níev ni de Gogol; y Chejov, a su vez, no parte de Tolstoi. Es­ eñT¿Tcúsp¡3e ydescíende para descansar en barbecho y resuci­
tas rupturas no ocurren porque entre los nombres menciona­ tar de nuevo, siendo una eterna pretendiente al trono. Ade­
dos haya intervalos cronológicos. N o ; resulta que en el curso más, las cosas se complican en la realidad, porque la nueva es­
de la sucesión de las escuelas literarias 1¿ herencia no pasa de cuela hegemónica, habitualmente, no es una restauradora pura
padres a hijos, sino de tíos a sobrinos.” de la forma anterior, sino que se ve complicada con rasgos de
'Desarrollaremos primero laTormula. En cada época litera­ otras escuelas más jóvenes, e incluso con rasgos heredados de
ria existen no una sino varias escuelas literarias. Estas existen su precursora en el trono, ahora en un papel auxiliar.
simultáneamente, y una de ellas representa la cúspide canoni­ Pasemos a Rozanov4 para proseguir con nuevas digresio­
zada. Las demás existen sin canonizar, en silencio; tal como, nes. En mi nota sobre Rozanov he mencionado solamente sus
por ejemplo, en la época de Pushkin, la tradición de Derzha­ tres últimos libros: Soledad y Hojas caídas (las entregas primera
vin subsistía en los versos de Kiujelbeker y de Griboiedov si­ y segunda). Es cierto que en estas obras, íntimas hasta la ofen­
multáneamente con la tradición del verso de 'uaudeville ruso y sa, se ha expresado el alma del autor. Pero yo intentaré demos­
cierto número de otras tradiciones como, por ejemplo, la tra­ trar que el alm a de la obra literaria no es o tra cosa que su
dición pura de la novela de aventuras en Bulgarin. Nadie pro­ construcción, su forma. O bien, empleando mi fórm ula, "el
siguió la tradición de Pushkin; es decir, sucedió lo que le ocu­ contenido (incluyendo el alma) de una obra literaria equivale a
rre a los genios cuyos hijos carecen de genio y de talento. la suma de sus procedimientos estilísticos". Paso a una cita de
Al mismo tiempo, en un estrato más bajo, se crean nuevas Rozanov, de Hojas caídas (la entrega primera): "Todo el mun­
formas que reemplazan la literatura anticuada, cuyas formas do piensa que el alma es un ser. Pero, ¿por qué no música?
no son ya más perceptibles que las formas gramaticales del len­ Y buscan sus ‘cualidades’ (cualidades del objeto). Pero ¿acaso
guaje: éstas han dejado de poseer una finalidad literaria y han no les basta con la construcción?" ("En el caíé por la mañana",
Íp.339). ;
2 En "Mü arenques”, de Jod konia (El movimiento del caballo), Berlín, 1923, La obra de arte tiene un alma en tanto que construcción,
pp. 176-77, Shkiovskj juega con la metáfora de las respuestas a las tareas que se dan en tanto que relación geométrica de materiales. Tam bién la
ai final de los libros de texto de las matemáticas, y postula: "Se equivocará el escri­ elección del material se realiza según rasgos formales. Se esco­
tor que busque aumentar el peso de su obra no con la elaboración de su desarrollo
gen los valores significativos, perceptibles. Cada época tiene
sino con la magnitud de la solución a su problema. Com o si el problema N o. 4837
fuese mayor, más importante que el problema No. 4838 sólo porque la solución al
primero es 13 y la solución al segundo, ”mÜ arenques". Son simplemente dos pro­ 3 Budü’nik, semanario satírico niso (1865-1917). N . del T.
blemas y ambos, para tercer grado de escuela." N . del T. 4 Vasili Yasiiievich Rozanov (1856-1919). N . del T.
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su índice, su lista de los temas prohibidos por anticuados. Tal
índice lo establece, por ejemplo, Tolstoi, afprohibir que se es­ ¿A sí que Sergio p o n e su cara en el hule y grita: ¿ahá? Iré a verlo. M e
triba sobre el Cáucaso romántico o sobre la luz de la luna. Es h as sorp ren d ido m uch o al d ecirm e que duerm es so b re el suelo; p ero
típica aquí la prohibición de los ten as "románticos". En Che- L iu bov A lekseievn a d ijo que ella tam bién d o rm ía así; entonces com ­
jov vemos otra cosa. En su obra juvenil "De lo que más a me­ prendí. M e gusta y n o m e gusta que la im ites. Q u isiera que fueses tan
nudo se encuentra en novelas, relatos, etc.", enumera los luga­ esencialm ente buena com o lo es ella.
res comunes: En dos días, sobre el suelo de hule, en el cuerto de lo s niños, te abra­
zaré, esbelta, ágil, querida m ujer mía. (10 de diciem bre de 1864)
Un abuelo rico, liberal o conservador, según las circunstancias. El
heroe no necesita tanto de sus sermones como su muerte. El tiempo pasó; el material y el procedimiento de Tolstoi
Una tía en Tambov. se desgastaron y se convirtieron en lugares comunes. Tolstoi,
Un doctor con cara de preocupación quien da esperanzas de mejoría como tal genio, no tuvo discípulos. Aun sin hacerse pública,
en la enfermedad; con frecuencia tiene un bastón con pomo, y calvi­ sin establecerse una nueva lista de los temas prohibidos, su
cie... obra pasó a la reserva. Entonces ocurrió lo que sucede en la vi­
Casas de campo cerca de Moscú y una finca hipotecada al Sur. da conyugal, cuando, según las palabra de Rozanov, desapare­
ce el sentimiento de diferencia entre los cónyuges:
Com o se ve, la prohibición se impone a algunas "situacio­
nes" ambientales típicas. La prohibición no se plantea porque L o s dientes de los engranajes (la diferencia) se desgastan, se alisan, de­
no haya más doctores que declaren que la crisis ya pasó, sino jan de encajar u n o en otro. Y el árbol se para, el trabajo se interrum ­
porque esta situación se ha convertido en un cliché. Si se sub­ pe, ya que ha d e sap are cid o la m áquina c o m o la "o p o sic ió n " de d o s
raya su carácter convencional, el cliché puede renovarse e, in­ cosas.
cluso, llevar a un éxito literario: a un éxito en el juego de lo E se am or, desaparecido por m uerte natural, n o resucitará nunca. D e
trivial. Pero ese éxito es aislado. Pongo un ejemplo, sacado de ahí que antes de su final (su m edianoche) estallan las traiciones com o
Heine: la ú ltim a esperanza del am or. N a d a separa (nada crea una diferencia
entre lo s am antes) tan to com o la traición de alguno. El ú ltim o diente
Die Rose, die Lilie, die Sonne no gastado crece y con él encaja el dientecillo op u esto . (Hojas caulas,
Die liebt‘ icb einst alie in Lvebeswonne pág. 212)

(Sigue el juego con las rimas: alleine— eine— kleine—fei- En la literatura, esa traición es el relevo de escuelas li­
ne~~~ reine.) terarias. t
Los temas prohibidos siguen existiendo fuera de la litera­ Es generalmente conocido el hecho de que las obras mas
tura canonizada, tal com o existe ahora, y com o ha existido grandes de la literatura (hablo ahora sólo de la prosa narrativa)
siempre, la anécdota erótica o tal como en la psique existen de­ no encajan en el marco de un género determinado. E s difícil
seos reprim idos que aparecen de vez en cuando en sueños, a determ inar qué es Las alm as m uertas, de G o g o l y con qué
veces, inesperadamente para los interesados. L os temas de U género se relaciona. Guerra y paz, de Lev T o lsto i, Tristram
intimidad doméstica, la familiaridad con las cosas, el amor y la Shandy, de Steme, caracterizadas por la ausencia casi completa
vida’ cotidiana de los esposos no se elevaron, o casi nunca se de un relato que les dé encuadre, pueden llamarse novelas sólo
elevaron-, ai "gran mundo" d é la literatura, pero existían, por i porque alteran precisamente las leyes de la novela. La propia
ejemplo, efi cartas: "Te-beso erre! cuarto de los niños, tras los pureza del género, por ejemplo, de la "tragedia pseudoclásica”,
biom bos, con tu bata gris”, escribe Tolstoi a su mujer (29 de es comprensible sóio como la oposición del género a un canon
noviembre de 1864). O en otro lugar: que n o siem pre se ha encontrado a si m ism o. Pero el canon de

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II novela como género puede ser parodiado y alterado más üi»
tuerilemente que cualquier otro5.
5 Con este contexto se relaciona la sorprendente afirmación de Shklovski
acerca de la novela de Laurence Sterne: ’ Tristram Sbanáy es la novela más típica de
la literatura mundial" (O teorü prazy, 1929, p. 204). Este testo constituye una parte
del primer capítulo del opúsculo de Shklovski sobre Rozanov>Petrogrado, 1921, in­
cluido en O teorü prozy bajo el título "La literatura sin stuzbet"-, d subtítulo es nues­
tro. N . del T.
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