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RESEÑAS POES

es aventurado concluir que Carlos animadas tertulias en los cafés capita- más por la animosidad de sus amigos
Martín, en nuestro medio, es un poeta linos y tuvieron que ver, sobre todo que por convencimiento propio, y su se-
de buena factura, que, sobre todo, cum- Gerardo Valencia, con los primeros días gundo libro, Un gra11 silencio, apare-
plió con su cometido, en su momento, de la radio cultural en Colombia. ció casi treinta años después.
a manera de puente renovador que, sin Entre los piedracielistas, el poeta La selección de poemas que preparó
embargo, es ahora un puente partido: Valencia fue el menos ostentoso, el más el Instituto Caro y Cuervo es muy bre-
Se esgrime la misma poesía ante sus silencioso y modesto. Dav id Mejía ve y está precedida de un estudio de la
hacedores, cuando el tiempo los cues- Velilla lo llamó acertadamente "poeta lingüista Cecilia Hemández de Men-
tiona, los apuntala o los pulveriza; pa- esencial de su generación" y prefiero doza ( 1915). El libro servirá para de-
radoja que muy pocos creadores supe- agregar que fue poeta trascendente, algo mostrar que la poesía de Gerardo Va-
ran ampliamente, hasta que también a ensimismado en su poesía, que pareció lencia merece mayor atención y eso
ellos les llegue su día. ser una prolongada y siste mática implica la preparación de una ambicio-
La poesía de Carlos Martín, como la introversión interrumpida solamente sa y juiciosa edición crítica que inclu-
de los otros piedracielistas, tiene la sin- por su poemario titulado El libro de las ya tanto su poesía como sus piezas tea-
gularidad de habitar un castillo de nai- ciudades, donde por fin sale a buscar trales y sus aportes a otros géneros. Este
pes de palabras, donde el menor soplo respuestas caminando por el mundo. libro escueto, parcial e incompleto que-
de realidad le hace tambalear, o, en el dará como pequeño homenaje, porque
mejor de los casos, caer, para así con- apenas puede recoger algunos versos
formar un enjambre de estrellas... ¡ per- representativos de cada uno de los
dón! ... , de palabras. poemarios que alcanzó a publicar en
vida el poeta payanés.
GUILLERMO LINERO Cecilia Hernández de Mendoza se ha
dedicado con empecinamiento al estu-
dio sistemático de escritores colombia-
nos, casi siempre poetas, con base en la
caracterización semántica. Desde el
Gerardo Valencia: camino abierto por el filólogo e histo-
riador alemán Ernst Robert Curtius y
poeta y dramaturgo seguido con eficacia por la española
inadvertido María Rosa Lida, el estudio de los te-
mas y motivos en las obras literarias ha
En un país donde suelen heredarse sido preocupación más o menos fecun-
La poesía de Gerardo Valencia
la práctica política y la práctica poéti- da entre los lingüistas que ven en el tex-
Cecilia Hernández de Mendoza ca, el poeta Gerardo Valencia no esca- to literario un texto de lengua como
Instituto Caro y Cuervo, Santafé de pó de la rutina de pertenecer a la cualquier otro. El resultado es, por cos-
Bogotá, 1996, 140 págs. aristocracia letrada payanesa que, a co- tumbre, desmenuzamientos tan asép-
mienzos de este siglo, vivía más de los ticos, austeros y fríos como los recin-
honores relativos del apellido que de la tos de la hacienda Yerbabuena, donde
Gerardo Valencia ( 1911 -1994) pertene- riqu€?za acumulada. El mismo poeta lo ha enseñado durante muchos años la
ció a la generación de poetas de Piedra advirtió en su breve autobiografía: "Mi maestra Hernández de Mendoza. Aun-
y Cielo, lectores fervorosos de Juan familia, no obstante pertenecer a una que en sus trabajos se esmera por ha-
Ramón Jiménez y los hermanos Ma- alta clase social, era muy pobre". Tam- llar el "significado total" de los textos
chado; de los poetas de la generación poco escapó a los nombramientos literarios, no suele llegar a conclusio-
del 27, especialmente de García Lorca, inocuos pero necesarios de las embaja- nes muy notables ni tampoco logra
Luis Cemuda y Gerardo Diego. Toda- das o a puestos públicos medianos. Es- trascender a la necesaria valoración crí-
vía le rendían tributo a Rubén Darío; casamente se le recuerda por su poesía, tica. Esas "caracterizaciones semán-
pero exasperados con un estancamien- pero un descuido crítico mayor es que ticas", además, corren el riesgo de con-
to prolongado de la poesía nacional, se no se le reconozca ni valore su obra de vertirse en paráfrasis del texto poético
iniciaron en la lectura asidua y riguro- dramaturgo. Y si su poesía apenas ha en vez de ser análisis e interpretacio-
sa de Rainer Maria Rilke y T. S. Eliot. conocido comentarios ocasionales, su nes agudos. Paráfrasis es, simplemen-
Junto con Jorge Rojas, Tomás Vargas dramaturgia no ha inspirado más allá de te, decir con otras palabras lo que el
Osorio, Eduardo Carranza, Aurelio la reseña breve en alguna de las poquísi- poema dice; en eso incurre varias ve-
Arturo, Arturo Camacho Ramírez, el mas historias de nuestra vida teatral. ces la profesora Hemández.
poeta Gerardo Valencia publicó sus pri- Para Valencia, la poesía era una la- Hernández de Mendoza había hecho
meros versos en los Cuadernos de Pie- bor trascendente; con razón hubo pro- estudios semejantes con la obra poéti-
dra y Cielo, que aparecieron entre 1939 longados silencios sin publicación al- ca de León de Greiff y Jorge Rojas. En
y 1940. Formó parte de las generacio- guna; con razón su primer libro, El el primer caso, el resultado fue bastan-
nes intelectuales que pudieron vivir ángel desalado ( 1939), fue publicado te deplorable, puesto que quedó al des-

loletín Cultural y Bibliográfico, Vol. 33, núm. 43, 1996 95


NARRATIVA RESEÑAS

cubierto que la poesía no es solamente quilla, tal como fue denominado por el tórica. La mirada irónica y sesgada de
expresión y significación. Lo rescatable hi spanista francés Jacques Gilard2 . Le- Ramón Illán Bacca introduce nuevos
en este trabajo sobre Gerardo Valencia jos de seguir la estela inacabable de matices que alivian la gravedad con que
es el análisis más o menos sistemático García Márquez, Illán Bacca se convier- tradicionalmente se han tratado temas
de la obra de un poeta que ha pasado te, con su nuevo trabajo, e n una de las como la masacre de los trabajadores del
injustamente inadvertido. Hem ández de voces más personales e inte resantes de banano, los letantamientos populares
Mendoza agrega la novedad de detener- la nueva narrativa colombiana, cuyas originados tras el asesinato de Gaitán o
se en el análisis de Los poemas tardíos obras de ficción pueden suponer en un las luchas fratricidas de comienzos de
( 1985), el último libro de poesía cono- futuro próximo una verdadera alterna- este siglo. La sonrisa sarcástica, el tra-
cido del escritor payanés. Pero algo tiva a la estética apabullante del realis- tamiento oblicuo de la realidad, el en-
sintomático de las limitaciones de es- mo mágico, capitaneada siempre por el foque paródico del mundo serio de la
tos repetitivos análisis de Hemández de Nobel cataquero. política o el tono cáustico con que se
Me ndoza es la escasa dedicación a la enfrenta al puritanismo enfermizo de
descripció n de las imágenes y la ciertos sectores de la sociedad son ya
musicalidad en la poesía de Gerardo lugares comunes de su literatura y al-
Valencia, elementos que, según otros canzan su plena madurez estética en esta
juiciosos lectores, ha sido uno de los ¡Jltima entreg~ narrativa.
rasgos que mej or identifican su obra.
Es lamentable, e n todo caso, que la La estructura de la obra
selección de poemas -creo que anto-
logía es aquí denominación bastante Maracas en La óp era, a pesar de ser una
arbitraria- no haya sido más genero- novela breve, tiene un argumento com-
sa y habrá que agradecer que este libro En Maracas en la ópera, cuyo título plejo y una estructura formal que pre-
tan escueto haya podido incluir los ver- es un ejemplo perfecto de sincretismo senta numerosos cortes y mudas en el
sos de Las tres columnas, que tie nen cultural, se narra la historia de Villa desarrollo lineal de los acontecimien-
este inicio memorable: "Todo lo que Bratislava, una de las mansiones de pla- tos. La historia de Villa Bratislava se
en la vida padecemos/ es un haber, y cer que se erigen en Barranquilla a prin- reconstruye desde el presente narrati-
toda la alegría/ es algo que a la vida le cipios de siglo, y c uya construcción, vo, a partir de la calamitosa situación ·
debemos". engrandecimie nto y declive va a ser el de Oreste Antonelli-Colonna, nieto de
punto de encuentro para retratar con la gran cortesana, Bratislava Cantillo,
GILBERTO LOAIZA CANO grandes trazos la vida de tres genera- poco antes de perder la fabulosa man-
ciones de la familiaAntonelli-Colonna. sión que culmina un proceso de conti-
La novela se extiende por un período nuos y repetidos fracasos.
que va desde 1890 hasta los años ochen-
ta, lo que ha dado pie para que su autor
La desacralización de realice diversas calas inte rpretativas en
los principales acontecimientos políti-
la historia colombiana cos que han tenido lugar e n la costa
colombiana desde finales del siglo XIX.
Maracas en la ópera Dentro de las numerosas secue ncias
Ramón Illán Bacca históricas que se recrean e n la obra,
Fundacíón Cámara de Comercio de encontramos el asalto italiano a la ciu-
Medellín para la Investigación y la dad de Cartagena de Indias ( 1898), la
Cultura, Medellín, 1996, 174 págs. pérdida del Panamá colombiano ( 1903),
la gran batalla de Ciénaga ( 1900), la
matanza de las bananeras ( 1928), e in-
"Si no hubiera sido por la Litera- cluso el asesinato del líder liberal Jor-
tura se hubiera cumplido la anota- ge Eliécer Gaitán (9 de abril de 1948).
ción de la comadrona en el Libro Cada uno de estos referentes de la La novela sitúa su acción e n un do-
de Nacimientos: 'No apto para la vida colombiana son utilizados para ble plano. El primero corresponde a
supervivencia'" caracterizar la psicología de los pe rso- Oreste, y la acción se concentra en el
Ramón l llán Bacca najes y trenzar una hi s toria c uyo último día de Villa Bratislava, donde la
alambicamiento argumental pone de man~ión, a punto ~ p~rderse, e~ t~do
Maracas en la ópera 1, la última incur- relieve a un escritor hábil y virtuoso un s1mbolo de la tnept1tud del ulttmo
sión literaria del escritor costeño Ra- e n el manejo de las diferentes técnicas descendiente de la familia Antonelli-
món Illán Bacca (Santa Marta, 1938), narrativas. Colonna, una criatura condenada al fra-
constituye una interesante aportación Maracas en la ópera constituye una caso. Oreste abre y cierra la obra en el
narrativa al llamado Grupo de Barran- nueva reformulación de la novela his- mismo día, mientras espera una última

96 Bolé:tfn Cultural y Bibliográfico, Vot 33, m1m. 43~ 1996


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