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Primera parte
Segundo bloque temático: Psicología Social y vida cotidiana
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¿Qué sugiere al lector el título de este artículo? Si todos tenemos una vida y la
vivimos cotidianamente, ¿qué sentido tiene plantearse estudiar algo tan conocido?
¿Cuándo, dónde, cómo y para qué, la relación entre Psicología Social y Vida Cotidiana?
Las interrogantes convidan a los estudiantes a interesarse y profundizar en la vida
cotidiana como objeto de estudio necesario en su formación teórica y práctica como
profesionales de la Psicología. Diversas son las respuestas posibles, aquí se encuentran
aquellas que consideramos esenciales para el estudio de la vida cotidiana desde la mirada
analítica de la Psicología Social, tema perteneciente a la asignatura Psicología Social I.
La propuesta teórica que aquí desarrollamos, requiere de los conocimientos
precedentes, ya adquiridos en el primer bloque de la asignatura y, en general, los de toda
la formación básica recibida hasta ahora. No quiere decir que los vamos a repetir o a
utilizar desde sus enfoques particulares, sino que de forma integradora sus aportes como
pensamiento científico tributan al análisis que hacemos sobre la comprensión y
modificación de la relación del sujeto con la vida cotidiana, desde una perspectiva teórica
psicosocial específicamente elaborada a tales efectos.
Relación individuo-sociedad
1
Lechner, N. (1990) «Los patios interiores de la democracia. Subjetividad y Política». FLACSO-Chile, p.
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SOCIEDAD INDIVIDUO
2
Esta definición de Estructura Social se encuentra desarrollada y fundamentada en el Informe de
Investigación «Componentes socioestructurales y distancias sociales en la ciudad», de M. Espina y Equipo
de Estructura Social (2002). CIPS/CITMA. (Inédito)
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Vida cotidiana:
Es la expresión inmediata en un tiempo, espacio y ritmo concretos (se define
la reiteración como esencia de la estructura básica de la vida cotidiana)
del conjunto de actividades y relaciones sociales (ellas transcurren en las
diferentes esferas de la vida cotidiana y constituyen las vías de acceso a la
investigación sobre la producción y reproducción individual y social, en la
práctica concreta)
que, mediadas por la subjetividad, (son pensadas, sentidas y actuadas, se
explican por la interpenetración de lo individual, grupal y social)
regulan la vida de la persona (enfatiza la vida misma: lo ordinario y lo
extraordinario)
en una formación económico-social determinada, es decir, en un contexto
histórico social concreto. (análisis marxista del condicionamiento de las
necesidades humanas y la subjetividad)
Oposición y Complementación
en lo cotidiano
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momento o período histórico, país, región, zona urbana o rural y las determinaciones
económicas, políticas, culturales y sociales presentes/ actuantes en ese momento. El
debate sobre las esferas en la vida cotidiana cubana actual puede ser un ejercicio
interesante de comprensión y aplicación de estas ideas teóricas para el que pueden
auxiliarse del siguiente esquema (Actividad orientada en la guía metodológica):
• actividades
esferas
• relaciones sociales
Actividad
sociopolítica Familia
Tiempo
libre Trabajo
Subsistencia
Son múltiples las interrelaciones que se establecen entre las diferentes esferas de
la vida cotidiana. El trabajo, la familia, el tiempo libre y las actividades sociopolíticas
demandan entonces múltiples análisis, en los cuales se han de considerar, al menos dos
niveles simultáneos: el de las condiciones objetivas y materiales, junto con el de las
condiciones subjetivas, es decir, junto con el desarrollo de una cultural laboral, una
cultura familiar y de los sentimientos humanos, una cultura del tiempo libre y una cultura
política. (Sorín, 1989). En cuestiones humanas, son las ciencias, las artes y la política,
quienes comparten las responsabilidades del análisis crítico y las soluciones prácticas en
la cotidianidad.
La discusión científica a la que se les convoca permitirá el adecuado debate sobre
las relaciones de oposición y complementación entre las distintas esferas consideradas,
así como las actividades y relaciones específicas que aún no se han configurado como
esfera, pero que pudieran estar existiendo y atravesando las restantes. El debate también
se prestará para abordar las relaciones de armonía o de conflicto que se dan entre vida
cotidiana social-vida cotidiana personal, teniendo en cuenta que las esferas de la vida
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Concepción de Sujeto
Para Pichón-Rivière (1975) el aprendizaje se define como apropiación
instrumental –por el conocimiento– de la realidad para transformarla,4 es decir en una
relación mutuamente transformante del sujeto y la realidad se da el conocer. El
conocimiento como nexo del sujeto con la realidad, produce una actividad práctica que en
su forma elemental o primaria, la sensación, genera una actividad interna. Entre actividad
práctica e interna se da una interrelación dialéctica y la reiteración de ambas posibilita su
enriquecimiento y complejización creciente, cuyas características y resultados ya han sido
abordados en asignaturas precedentes, por lo que aquí apenas lo mencionamos y
sugerimos la relectura de lo concerniente a este tema.
De acuerdo a los postulados de Pichón-Rivière, el aprendizaje es un proceso no
lineal, caracterizado por rupturas y discontinuidades, en una relación contradictoria,
donde las experiencias previas se actualizan, para de algún modo participar en la nueva
4
Citado por Quiroga, A. (1991) en «Proceso de conocimiento. Constitución del sujeto y el objeto de
conocimiento. Su relación». Tomado de: Matrices de aprendizaje. Ediciones Cinco. Argentina. p.8.
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5
Quiroga, A. (1991) Matrices de aprendizaje. Ediciones Cinco. Argentina. p.35.
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aceptación acrítica del criterio del que conoce, «supuesto portador de la verdad», la
intolerancia a la divergencia. Se generan sujetos pasivos, repetitivos, acríticos.
Este ha sido el modelo tradicional de aprendizaje y si por un momento volvemos
la mirada hacia nuestro alrededor presente y pasado, encontraremos en nuestra propia
vida y contexto inmediato familiar, escolar y social en general, múltiples ejemplos de este
modo de aprendizaje, repetitivo y autoritario, que naturaliza y legitima el conocimiento
de la autoridad, nos compele a vivir sin problematizar y cuestionar, instalando este, en
modo habitual de comportamiento y estilo de aprendizaje, que genera sujetos pasivos,
conformistas y acríticos.
Ante situaciones de cambio, crisis o simplemente situaciones ambiguas o donde el
sujeto deba definir libremente alternativas de respuesta que demanden iniciativa y
creatividad, los sujetos habituados a los estilos de relación y comportamiento antes
analizados, se comportan de modo rígido, estereotipado, con bajos niveles de tolerancia a
las frustraciones, a los que les cuesta instalar la reflexión y el cuestionamiento como
medio de buscar alternativas ante las contingencias cotidianas.
Por otro lado cuando el aprendizaje es concebido como espacio de pluralidad, un
proceso de alternativas múltiples, donde los sujetos en igualdad de conocimiento tienen
espacio y derecho a la diferencia, al cuestionamiento y el sujeto del aprendizaje tiene un
lugar protagónico y activo, entonces existen condiciones para la constitución de estilos de
relación activos, creativos, con capacidad para la duda, la problematización, la búsqueda
de recursos para dar cuenta de lo novedoso, aceptar lo divergente. Los que ante
situaciones desestructurantes como las crisis se comportan de modo flexible, tolerante,
con relativa capacidad para la crítica y la diferencia, con capacidad para manejar sus
emociones e integrarlos a su acción y en los cuales la experiencia de aprendizaje permite
sujetos integrados a su entorno de modo desarrollador y armónico.
Estos modelos o estilos de aprendizaje se constituyen en los distintos ámbitos de
interacción del sujeto en su vida cotidiana. Insertos en un amplio y abarcador proceso
que, tradicionalmente, se ha estudiado y denominado socialización.
Socialización
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Familiaridad acrítica
Fenómeno psicológico de
acostumbramiento
naturalización Mi vida
y obviedades es
La vida
por tanto,
no se cuestiona ni analiza
La vida contradicciones
cotidiana como yproceso
conflictos
dinámicodesequilibrio
y dialéctico es un sistema que integra la
estados de placer y displacer reflexión / evasión
concurrencia decambios
eventospositivos
relativosytanto al mantenimiento
negativos recuperar de la vida (estar vivos, comer,
estabilidad
establecer relaciones con otras personas, comunicarnos…) como a la calidad de nuestra
vida (ser felices, la forma de preparación y el tipo de alimentos, sentirse realizado/a en los
restablecimiento
estudios, en la pareja…). de un
Es así porque es nuevo equilibrio
este escenario donde conviven los eventos
cotidianos, reiterativos, ordinarios, que pueden ser productores de la rutina, del
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Estas dinámicas abren espacio a la reflexión sobre nuestra propia vida cotidiana,
intentando recuperar la estabilidad para restablecer el equilibrio.
Los síntomas de que esto puede estar sucediendo se perciben, en el caso de
acontecimientos de carga negativa, como sensación de aburrimiento, de pérdida de
sentido, la vivencia de que todos los días son iguales, de que se nos escapa el encanto de
vivir, los estados de frustración, de malestar, de infelicidad en cualesquiera de las
actividades y relaciones de nuestra vida cotidiana. Cuando son sucesos positivos,
deseados (matrimonios, viajes por estudios) pueden ser indicadores de desequilibrio las
tensiones y ansiedades provocadas por miedo a lo desconocido y resistencias al cambio.
Es esta ruptura del equilibrio quién le abre la brecha a la reflexión, al análisis de
nuestros actos cotidianos. La vivencia de inestabilidad permite interrogarnos acerca de
nuestra propia forma de organizarnos la vida, siempre que no sustituyamos la reflexión
por la evasión, dándole la espalda a la contradicción y «taponeando» el conflicto.
Estamos queriendo decir que existe en la vida cotidiana la posibilidad de que rompamos
con la familiaridad acrítica a través de la crítica de la vida cotidiana.
Y no es que tengamos que estar pensando y cuestionando todo lo que hacemos. La
vida cotidiana es tan heterogénea y demanda de nosotros tantas respuestas inmediatas que
tenemos que recurrir a automatismos, a hábitos, a rutinas diarias, pero ¡atentos!, ¡alertas!,
el peligro está en que estos cristalicen en obviedades, en verdades absolutas y «nos
creamos» que el hecho, la situación, la relación, la persona, la sociedad, fue así, es así y
serán de esa manera por siempre y para siempre. En la vida cotidiana se manifiestan y se
ocultan las relaciones sociales; entonces, podemos confundirnos y creer que «mi» vida es
«la» vida y sólo se puede organizar y vivirla de esta única manera. De ser así nos
estaríamos negando la posibilidad del cambio y la transformación. Desde esta
perspectiva, se puede encaminar el despertar de las personas con quienes van a
desarrollar su trabajo; en los límites de su realidad se encuentran también los espacios
donde desarrollar la capacidad de transformación activa y creativa del género humano.
A partir de estudiar esto hoy, podemos mirar de manera diferente nuestra propia
vida cotidiana. Por lo tanto, tenemos la responsabilidad individual de velar por cuáles
mecanismos psicológicos creados en su momento con la finalidad de facilitar la vida, de
hacernos más eficaces y productivos, puedan convertirse después en «camisas de fuerza»,
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Heterogeneidad
La vida cotidiana es heterogénea porque contiene gran diversidad de
actividades a realizar y relaciones que se establecen en distribuciones de espacio y
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tiempo constantes, lo cual recaba de todas nuestras capacidades y recursos, pero ninguno
de ellos con particular intensidad (fragmentación del sujeto), ya que si nos dispusiéramos
a reflexionar y actuar conscientemente sobre el contenido de cada una de nuestras
actividades diarias no podríamos realizar ni la mitad de ellas, imprescindibles todas para
la marcha de nuestro día. Implica la necesidad de una unidad inmediata de
pensamiento y acción, de la automatización de comportamientos y de la creación de
hábitos. Se impone un criterio de economía de tiempo que nos conduce a otras de sus
características: el pragmatismo.
Pragmatismo
En la vida cotidiana lo acertado es sin más lo verdadero, por tanto, las
experiencias se resumen del modo más útil: «sacar moralejas». La actitud es
completamente pragmática: se considera verdadero aquello que ofrece una base
orientadora y de acción práctica en el mundo. Así como en la ciencia las hipótesis hay
que demostrarlas con un estudio para afirmarlas como verdades, en la vida cotidiana el
criterio de certeza lo da la práctica, la acción. Se cuestionará el acierto como verdad
cuando lo que se considera útil y acertado entra en contradicción con la realidad.
Mientras, las acciones se nos demandan con urgencia, se demandan respuestas
inmediatas.
Urgencia temporal
En la vida cotidiana hay que realizar acciones en el día y, en momentos
determinados, hay que realizarlas como exigencias. Entonces, se mezcla lo urgente y lo
importante y tendemos a priorizar en el día a día las urgencias, lo comprometido a corto
plazo, postergando lo importante que, en la mayoría de las veces, estará asociado a
nuestros proyectos, metas y aspiraciones a mediano y largo plazos en la vida.
expectativas del rol, pero no manifestando nuestra esencia, nuestro ser. Nos conducimos
usando los precedentes para el conocimiento de situaciones más que de las personas, son
indicadores útiles (ej. «otros en mi situación hicieron así, ya había ejemplos de eso
antes»). Lo importante es si somos capaces de producir un campo de libertad individual,
de movimiento dentro de la imitación necesaria, o en el otro extremo, desechamos
totalmente las costumbres a imitar y configuramos nuevas actitudes. Al satisfacer el rol
más que manifestar nuestra esencia, nuestro ser, sucede que el «deber ser» se convierte
en una exigencia externa a la cual la persona se adapta y puede terminar el día habiendo
sido el conjunto de roles que desempeñó y no “ella misma”. Es necesario asumir y
adjudicar roles y sobre todo saber que el rol nunca agota la totalidad del ser, en ningún rol
la persona se puede expresar como un “todo”. El ser humano es más que el conjunto de
sus roles, éstos son simplemente las formas que revisten las relaciones sociales
subyacentes en su cotidianidad.
Entonación – afectivización
Tiene que ver con la atmósfera afectiva en torno a la persona en su vida
cotidiana. Se refiere al tono emocional propio de cada situación, aportado por cada
individualidad al tiempo que percibimos la carga emocional de cada situación y nos
adecuamos a ella para lograr comunicación y aceptación. Cuestiones de forma más que
de contenido (aunque también), transmiten lo positivo y lo negativo en lo afectivo, carga
emocional, vivencial, experiencial en la cotidianidad. Implica unidad inmediata entre
afectividad y acción, actuación por impulsos, puede provocar comportamientos
impulsivos.
Espontaneidad
Característica dominante en la vida cotidiana porque es la tendencia de cualquier
actividad cotidiana. La conducción inmediata y diaria de nuestra vida requiere que
seamos espontáneos, más que detenernos a reflexionar cada cosa a cada instante. El
ritmo, la repetición en tiempos y espacios cotidianos no está en contradicción con la
espontaneidad, sino que lo uno implica lo otro. Es imposible reflexionar sobre cada una
de nuestras actividades y relaciones, porque sería imposible atender el cúmulo de ellas
que se nos presentan espontáneamente. Así se abre espacio a «lo obvio» en cada cultura.
Enajenación – extrañación
Si las formas de actuar y pensar en la vida cotidiana se absolutizan y dejan de
posibilitar un margen de movimiento (cambio, creatividad) nos encontramos como
extraños, ajenos en nuestra propia vida cotidiana. Extrañación respecto a las
posibilidades concretas de desarrollo y crecimiento humanos. La persona agotada por
y en sus roles puede orientarse en la cotidianidad solo por «cumplir» adecuadamente con
ellos. La aspiración de que «una buena vida es sin conflictos» refuerza el conformismo y
la pasividad. La enajenación NO es una necesidad en lo cotidiano. Hay enajenación
cuando no hay implicación consciente, activa respecto a lo que se hace, cuando los
hechos se imponen a los individuos y la persona no es protagonista de su realidad, de la
construcción de su propia historia, se produce el empobrecimiento humano.
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Las personas (hombres rusos se saludan y se besan en la boca; los árabes se dan la
mano al pasear y tienen prácticas sexuales prematrimoniales que no se consideran
homosexuales; los japoneses guardan distancia al saludarse y no se tocan, mientras
que en los países tropicales hay más contacto físico, al saludarse se besan entre
amigos, familiares, compañeros de trabajo)
La responsabilidad (cultura occidental sitúan la responsabilidad en el otro en términos
que manejan las culpas, mientras que en la oriental la responsabilidad se coloca en sí
mismos como pruebas para mejorar)
La vida y la muerte (por sus ritos y creencias, tribus aborígenes argentinas celebran
las muertes y lloran los nacimientos)
Entonces, ya vemos cómo el conocimiento de otras cotidianidades permite instalar
la reflexión sobre la propia vida cotidiana y «desnaturalizar» un conjunto de presupuestos
con los que se funciona. Ahora proponemos continuar con el otro de los mecanismos, es
decir, que retomemos el análisis en función de instalar la cotidianidad como objeto de
reflexión por el surgimiento de crisis y conflictos.
En una situación de crisis, con independencia del nivel de que se trate –personal,
familiar, laboral, social–, ocurre que nuestro equilibrio se rompe, tenemos necesidades
que no se pueden satisfacer de la forma habitualmente conocida y socialmente
establecida, o sea, que los esquemas referenciales que poseemos no dan cuenta de lo que
acontece. Las ideas previas que conformaban el pensamiento común con el cual se
funcionaba para satisfacer las necesidades cotidianas dejan de ser válidas, pues los
esquemas de referencia se tornan inoperantes debido al carácter inédito de la situación y a
la rapidez con la que los acontecimientos suceden.
Apenas nos damos cuenta de que los cambios están ocurriendo hasta que se
convierten en nuevos hechos y nos demandan la reestructuración de nuestra vida
cotidiana y la creación de nuevos esquemas de referencia. Entonces, decimos que en la
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crisis de la cotidianidad se produce una doble ruptura: entre las necesidades y los medios
de satisfacción socialmente disponibles y, al mismo tiempo, entre la experiencia y la
representaciones, ideas, creencias, que dan cuenta de esa experiencia.
hechos
necesidades doble y
y ruptura represen-
satisfacción tación
disponible social
En el nivel afectivo las nuevas situaciones son vivenciadas con una gran carga
emocional de angustias, ansiedades y tensiones por la pérdida de lo conocido, la amenaza
de lo desconocido y las resistencias al cambio
Se da cierta desorganización en el nivel cognitivo, el conocimiento y las
experiencias previas se tornan inútiles para dar respuesta a las nuevas situaciones que se
nos presentan pues los referentes cognoscitivos dejan de ser válidos.
Desorden que también se expresa a nivel comportamental, pues al perder los
esquemas referenciales de actuación, nuestros hábitos y patrones de comportamiento
conocidos y utilizados cotidianamente; nos vemos obligados a tener que improvisar, a
desarrollar nuestra voluntad y son múltiples y variadas las estrategias de enfrentamiento.
En la literatura se describen lo que podemos denominar respuestas típicas ante las
situaciones de crisis, sobre todo cuando el análisis se ubica en el nivel de las estrategias
individuales asumidas. (Quiroga y Racedo, 1988)
Esos modos o estrategias de enfrentamiento ante los cambios que implica una
crisis, a su vez, permiten al individuo dar cuenta de las nuevas realidades. Aunque es
posible de analizar y ubicarse en los niveles grupales y sociales –y de hecho lo hacemos–,
los resultados de la investigación aplicada a nuestra realidad también confirman la
presencia de diferentes estrategias como respuestas a la crisis. Ellas son:
Respuestas Activas: análisis crítico de la situación y elaboración de estrategias
creativas y constructivas acorde a las normas socialmente establecidas. Ej. Los
trabajadores por cuenta propia.
Respuestas Pasivas: parálisis, inmovilismo, resignación, conformismo, queja. Ej. los
que esperan que todo vuelva a ser como antes, los hipercríticos, los resignados.
Respuestas Evasivas: fuga, escapismo, adicciones. Ej. Alcoholismo, drogadicción (en
el extremo autodestructivo y enajenante), pero también se señala como respuesta de
escape irse del país por evadir las presiones de lo cotidiano en crisis (ello demanda
estructurar su vida en otra realidad y casi siempre se combina con otras respuestas)
Respuestas Antisociales: transgresión de normas sociales y legales establecidas. Ej.
delincuentes, «balseros» y «jineteras».
En la realidad estas respuestas se entremezclan y conforman un variado y
complejo repertorio, pues se pueden presentar combinadas o simultáneas, parciales o
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que los que debe dominar un obrero de una industria de tecnologías de punta en una
ciudad Europea.
Al mismo tiempo, existe un mínimo de conocimientos cotidianos que deben ser
aprehendidos para desenvolverse en cualquier contexto social:
El conocimiento de alguna forma de lenguaje (hablado, escrito, de signos) que
permite la comunicación de informaciones y conocimientos, resulta herramienta
indispensable para las interacciones que implica la vida social.
Las prescripciones y normas sociales vigentes en ese entorno y momento histórico,
que pautan los comportamientos socialmente aceptados o censurados por
inadecuados.
Los hábitos y costumbres que adecuan la conducta a su contexto y posibilitan la
economía psíquica en un mundo repleto de informaciones diversas y hasta
contradictorias.
Los saberes para la reproducción de la cotidianidad en el espacio doméstico, que
garantizan la solución de necesidades y problemas comunes en ese contexto, a partir
de su veracidad y utilidad probada en la experiencia de generaciones anteriores.
Como ya hemos dicho, el conocimiento cotidiano o de sentido común en sentido
general, permite comprender lo que acontece, resolver inconvenientes, explicar los
hechos ante el torrente de informaciones y situaciones con las que interactuamos en el
devenir de la cotidianidad. En la realización de estas funciones tienen un papel esencial
las representaciones sociales y es, justamente, en esta forma de conocimiento cotidiano
donde centramos un poco más la atención, por su alcance y funciones en la propia vida
cotidiana.
Representación social
Aquí concebida como una construcción subjetiva, integra conocimientos, imágenes
y afectos; se orienta hacia la comunicación, la comprensión y el dominio del entorno
social. Las representaciones sociales (RS) tienen para la psicología interesada en la vida
cotidiana, un interés descriptivo y un valor interpretativo de los espacios de la realidad
social de los que ellas dan cuenta.
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7
Jodelet, D. (1988) La representación social: fenómenos, concepto y teoría. En: Psicología Social II.
Editorial Paidós. Barcelona. pp. 472-473
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Recientemente, Jodelet (2000) enriquece sus elaboraciones sobre las RS. En ellas
particulariza el aspecto referido a las funciones de las RS y es muy preciso a los efectos
de nuestro objeto de estudio.
Las representaciones sociales conciernen al conocimiento de sentido común que
se pone a disposición en la experiencia cotidiana; son programas de percepción,
construcciones con status de teoría ingenua, que sirven de guía para la acción e
instrumento de lectura de la realidad; sistemas de significaciones que permiten
interpretar el curso de los acontecimientos y las relaciones sociales; que expresan
la relación que los individuos y los grupos mantienen con el mundo y los otros;
que son forjadas en la interacción y el contacto con los discursos que circulan en
el espacio público; que están inscritas en el lenguaje y en las prácticas; y que
funcionan como un lenguaje en razón de su función simbólica y de los marcos que
proporcionan para codificar y categorizar lo compone el universo de la vida.8
Las representaciones sociales tienen un papel fundamental en la dinámica de las
relaciones y prácticas sociales que hacen posible la reproducción de la realidad cotidiana.
Entre sus funciones más importantes están:
Función de conocimiento o saber: como forma de conocimiento cotidiano las RS
permiten a los sujetos aprehender conocimientos que integran a sus esquemas
referenciales propios, para resolver cuestiones cotidianas, comunicarse y actuar de
modo coherente en su contexto social concreto.
Función de orientación del comportamiento: el sistema de conocimientos, de
categorización de la realidad que constituyen las RS son una guía para las acciones.
Ellas incluyen las prescripciones de los comportamientos obligatorios, aceptados o
no, en un contexto social dad, lo que les permite a los sujetos definir, anticipar sus
actuaciones, la finalidad de las situaciones, prever expectativas, y ejecutar acciones
sobre la realidad.
Función facilitadora de la comunicación: las RS son condición necesaria para la
existencia de la comunicación, ellas definen referentes comunes que permiten los
8
Jodelet, D. (2000) «Representaciones sociales: contribución a un saber sociocultural sin frontera» En:
Develando la cultura. Estudios en representaciones sociales. D. Jodelet y A. Guerrero (coord.) UNAM.
Facultad de Psicología, México. p. 10
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clasificada como out y se saca del juego a uno de los mejores bateadores de Industriales,
esto pone en peligro la oportunidad de que su equipo gane el juego. Las reacciones del
público son diversas y contrarias. Los fanáticos de Industriales protestan por lo incorrecto
e injusto de la decisión y se cuestionan la imparcialidad del árbitro. Los partidarios de
Villa Clara aplauden la decisión y la catalogan de justa.
Un observador imparcial no siente las emociones de los partidarios de cada equipo
y asombrado –porque su aproximación es de modo neutral–, notará posiciones
contrapuestas ante una misma situación. ¿Cómo explicarlo desde la psicología? Pues
estamos en presencia de RS diferentes ante un mismo hecho o situación. Los fanáticos de
ambos equipos han configurado representaciones contrapuestas, pues desde intereses
diversos se analiza una misma realidad objetiva. Así se constituye una visión sesgada
desde la subjetividad, donde se privilegian cualidades distintas en cada una de las RS
manifiestas, las cuales permiten a cada equipo, explicarse y comprender lo sucedido,
atendiendo en este caso a las necesidades e intereses particulares de los partidarios de uno
u otro grupo.
Por otro lado, analicemos una experiencia desarrollada en la docencia y orientada
en la guía metodológica de la asignatura.
Se divide el aula en tres grupos y se les entrega a cada uno la misma foto de un
hombre, con un portafolios en la mano, vestido de traje, con bigotes y la cara seria. Al
primer grupo, se les informa que se trata de un científico prominente que acaba de recibir
un premio internacional; al segundo grupo se le dice que es la foto de un narcotraficante
detenido por dirigir una red internacional; y al tercero se le dice que miren la foto sin otra
información adicional. La tarea común que se orienta es describir las características del
sujeto que se aprecian con el análisis de la foto.
Resultados: el primer grupo describe cualidades positivas, «ve» a un hombre
inteligente, honesto, trabajador, consagrado a sus ideales, amante de la paz; el segundo
grupo describe cualidades negativas, se lo «representa» como un hombre ambicioso,
malvado, egoísta, avaro, inhumano, de mirada cínica, que solo le importa el dinero y no
la muerte que las drogas generan; el tercer grupo describe rasgos imprecisos, externos,
demanda al profesor más explicación para poder hacerla tarea, dicen que un hombre,
serio, de bigote, tal vez trabajador de una empresa, o un maestro.
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Esta experiencia docente demuestra por una parte, como las informaciones y
conocimientos organizan la producción de representaciones sociales, es decir los sujetos
que recibieron algún tipo de información fueron capaces de constituir sus
representaciones atendiendo a los contenidos de las mismas; no así los que carecieron de
informaciones que les permitieran apelar a sus referentes para organizar y articular su
representación.
Por otro lado, entre los que sí recibieron informaciones se observa como éstas se
articulan a sus esquemas referenciales previos, que pueden tener forma de estereotipos y
dejan su impronta en los contenidos representacionales. De tal forma, las RS del
científico y del narcotraficante se estructuran en rasgos y cualidades un tanto
estereotipadas, pero que en cualquier caso les permiten explicarse y comprender la
realidad. Probablemente actuarían en consecuencia si además, los hubiéramos interrogado
sobre el tipo de relaciones que preferirían establecer con el sujeto atendiendo a como se
lo representaron.
Estas situaciones relativamente sencillas nos conduce a significar la importancia
del conocimiento de las RS como dimensión del conocimiento cotidiano. Esto se torna
particularmente importante cuando pretendemos hacer una lectura crítica de determinado
espacio de la realidad social.
Por la importancia de las RS y la comprensión del conocimiento cotidiano, se
deben estudiar además otros artículos específicos que se incluyen en esta selección de
lecturas. Así nos acercamos a la comprensión de interrelaciones en las dimensiones que
se articulan en la subjetividad cotidiana articuladas en las diferentes esferas de la vida, las
cuales se expresan en –y son expresión de– la realidad social concreta.
cotidiana y desde este marco teórico, que hemos desarrollado para la formación docente,
proponemos aplicarlo a nuestras propias vidas y a la realidad cubana.
En las diferentes esferas de la vida cotidiana se manifiestan en forma directa, las
actividades y relaciones que las personas guardan entre sí y con la naturaleza, en función
de satisfacer sus necesidades. Así se van configurando sus condiciones concretas de
existencia, las condiciones tanto materiales como espirituales en las que las personas
viven. Concretamente…
La crítica del orden social, en tanto análisis del modo en que –en cada formación
económico social, o sea, en cada país o sociedad–, se organizan los destinos de la
satisfacción y expresión de toda población.
La crítica de las organizaciones sociales, entendiendo los grupos formales e
informales en los que transcurre la vida de la persona y el análisis del modo en que
estos espacios satisfacen o frustran, potencian u obstaculizan, la realización plena de
los seres humanos.
La crítica del vínculo, entendido como aquella relación social elemental y primaria
en la cual, de forma inmediata, se manifiesta la subjetividad y se actualizan las
respuestas socialmente disponibles.
La crítica de los roles, prescritos y asumidos por la persona en las diferentes esferas
de su vida cotidiana, determina ser cada vez más un mero objeto (marioneta) de las
circunstancias o acercarse a su esencia y ser sujeto (activo) de su existencia misma.
La crítica de la vida cotidiana es el análisis de las formas en que en cada
organización social concreta se organiza la vida de las personas. Así se determina la
50
relación entre las necesidades, aspiraciones y proyecciones del sujeto y los espacios
disponibles socialmente para su satisfacción y expresión, en las diferentes esferas en las
que transcurre su vida cotidiana. Recorre todos los niveles, desde la sociedad en general,
pasando por los grupos y las instituciones, hasta la relación y establecimiento de vínculos
con otros y consigo mismos, como espacios más personales de expresión de la
subjetividad cotidiana. No es la queja y la protesta de las cuales puede hacer uso el
pensamiento común. Es develar sus leyes internas, las causas de tales efectos o
consecuencias observables en conductas cotidianas. Es analizar las formas de pensar,
sentir y actuar, aquello que de uno a otro individuo, de uno a otro grupo, o de una a otra
sociedad, existe subjetivamente y resulta determinante y determinado de una manera
cultural particular.
Crítica de la vida cotidiana es entonces interpelar a los hechos, interrogarlos,
problematizarlos –a lo obvio, a lo natural, que por ser incuestionado pueden ser los más
desconocidos–. Sería la actitud opuesta a la familiaridad acrítica. Implica romper con
nuestras obviedades (mitos, estereotipos, prejuicios, automatismos) que encubren,
ocultan, invisibilizan siempre otras perspectivas de la realidad, e ir en busca de lo
esencial que está en los hechos, en la realidad diversa y no en la representación mental
que de esos hechos construimos, es decir, en la representación social –en el pensamiento
común y compartido– que naturaliza, ideologiza y mistifica los hechos.
Es toda esta problemática alrededor del ser humano y su vida cotidiana la que
justifica nuestro objeto de estudio y permiten delinear el espacio de actuación del
psicólogo como crítico de la vida cotidiana. Entonces, ¿cómo realizar la crítica de la vida
cotidiana? Se trata de un instrumento de orden práctico, contiene los pasos a seguir para
el ejercicio de la función de este rol profesional.
de la relación del sujeto con la vida cotidiana. Este rol supone al profesional desarrollar
habilidades que demandan: vivencia (primero y segundo pasos), cognición (tercer paso) y
acción (cuarto paso). En general, esta subdivisión artificial ayuda al desempeño del rol,
aún y cuando sabemos que se entremezclan en la realidad. Veamos:
Primero: Vivenciar, conocer la realidad. Vivir y experimentar la realidad, conocer y
ubicar en tiempo y espacio, para cada momento histórico concreto.
Segundo: Observar, develar obviedades. Romper con la familiaridad acrítica, con el
mito de lo natural y lo autoevidente para poder develar el objeto de la crítica.
Tercero: Problematizar, establecer una distancia reflexiva que nos permita, desde un
marco teórico determinado, conceptualizar esa realidad y comprender la situación
problémica, en qué medida y cómo entorpece o potencia el desarrollo humano.
Cuarto: Transformar, elaborar viables estrategias de abordaje y/o transformación de
esa realidad, en los diferentes niveles de actuación profesional (individual, grupal,
institucional, comunitario y social).
Efectivamente, pretender realizar una crítica de la vida cotidiana supone,
indispensablemente, transitar por todos y cada uno de los pasos propuestos. Ello implica
una práctica personal comprometida y responsable para desarrollar la capacidad de
lectura del aquí y el ahora de cada realidad, en estrecha vinculación con la historia
anterior de la persona o grupo específico. Digamos que la clave estaría en las conocidas
tres «R», como filosofía para la vida: Respeto por uno mismo; Respeto por los demás;
Respeto por todas sus acciones. Esto es, en síntesis, recuperar la responsabilidad en y por
nuestra propia vida.
Conocer la realidad sobre la cual hemos de desempeñar la crítica es requisito
inicial, o sea, el análisis objetivo y científico de una realidad que experimentamos en su
práctica cotidiana actual, que vivenciamos y colocamos en sus determinaciones histórico
concretas. Precisar desde la experiencia que se trata de: país, ciudad, municipio, barrio,
comunidad, instituciones, grupos, personas, año, mes, días de trabajo, de vacaciones,
actividades, etc.; vivenciar esa realidad concreta y ubicarla, incluso si se tratara de un
tiempo histórico en épocas pasadas (donde este requisito se mantiene y se cumple a través
de materiales bibliográficos, prensa, novelas, obras de arte). Poco haríamos si creemos
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Bibliografía