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Primera parte
Segundo bloque temático: Psicología Social y vida cotidiana
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Introducción al estudio de la vida cotidiana desde la Psicología Social


Consuelo Martín Fernández, Maricela Perera Pérez y Maiky Díaz Pérez

¿Qué sugiere al lector el título de este artículo? Si todos tenemos una vida y la
vivimos cotidianamente, ¿qué sentido tiene plantearse estudiar algo tan conocido?
¿Cuándo, dónde, cómo y para qué, la relación entre Psicología Social y Vida Cotidiana?
Las interrogantes convidan a los estudiantes a interesarse y profundizar en la vida
cotidiana como objeto de estudio necesario en su formación teórica y práctica como
profesionales de la Psicología. Diversas son las respuestas posibles, aquí se encuentran
aquellas que consideramos esenciales para el estudio de la vida cotidiana desde la mirada
analítica de la Psicología Social, tema perteneciente a la asignatura Psicología Social I.
La propuesta teórica que aquí desarrollamos, requiere de los conocimientos
precedentes, ya adquiridos en el primer bloque de la asignatura y, en general, los de toda
la formación básica recibida hasta ahora. No quiere decir que los vamos a repetir o a
utilizar desde sus enfoques particulares, sino que de forma integradora sus aportes como
pensamiento científico tributan al análisis que hacemos sobre la comprensión y
modificación de la relación del sujeto con la vida cotidiana, desde una perspectiva teórica
psicosocial específicamente elaborada a tales efectos.

Breve historia para ubicar la problemática de la vida cotidiana


La idea de abordar la vida cotidiana desde un análisis científico, en particular,
desde la Psicología Social es relativamente reciente. Sin embargo, más allá de la
Psicología, otras ramas de las ciencias sociales han abordado aspectos relativos a la vida
cotidiana; por ejemplo: Antropología, Historia, Ciencias Políticas, Economía, Filosofía,
Sociología, Geografía, Lingüística; así como también en diversas manifestaciones de la
cultura en las Letras y las Artes. Como objeto de estudio, aún queda mucho por desandar
en el camino de resolver los problemas cotidianos y desentrañar las intenciones de su
conceptualización teórico-metodológica.
La vida cotidiana se ofrece como lugar privilegiado para el análisis de las
relaciones entre procesos macro y microsociales. Así, constituye una especie de «espacio
bisagra» de las ciencias sociales y humanísticas; por consiguiente, reclama continuar su
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desarrollo acercándose a las precisiones de un enfoque transdisciplinario. Coincidimos


con Lechner (1990) cuando afirma que las callejuelas de la vida cotidiana son
frecuentemente callejones sin salida, pero a veces permiten vislumbrar la cara oculta de
las grandes avenidas.1
En Cuba, la Psicología como ciencia es joven, el desarrollo de la Psicología Social
también lo es y, más aún, el intento de desarrollar en esta última la temática de la vida
cotidiana. Su incorporación sistemática comienza por la docencia de pregrado, a inicios
de los años noventa, se incorpora al plan de estudios la asignatura «Psicología Social y
Vida Cotidiana», gestada por la Dra. Mónica Sorín, otrora profesora de la Facultad de
Psicología de la Universidad de La Habana. Las autoras de este artículo son las docentes
que, desde 1993, han continuado precisando las aportaciones de orden teórico y
metodológico y su aplicación a la práctica social concreta, con resultados en la
investigación sobre la realidad cotidiana cubana en los últimos diez años. Se ha recreado
el tema, selectivamente, para la formación de Trabajadores Sociales desde su primer
curso y, especialmente ahora, para los estudiantes que se forman como psicólogos en el
Programa de Universalización de la Enseñanza Universitaria.

Psicología Social aplicada a la vida cotidiana


La Psicología Social Latinoamericana pretende aportar marcos teóricos que
ayuden a entender y transformar la realidad en que vivimos y que faciliten el
conocimiento de la realidad para los sujetos que la construyen. Reconoce al sujeto como
actor protagonista de la construcción y transformación de la realidad social, desde la
concepción de sujeto de necesidades. Según Montero (1994), se entiende que la única
manera de hacer una ciencia relevante socialmente es atendiendo a los problemas de la
vida cotidiana.
Es además la vida cotidiana un espacio de abordaje por excelencia de la relación
individuo sociedad, tema recurrente de todas las ciencias sociales.

Relación individuo-sociedad

1
Lechner, N. (1990) «Los patios interiores de la democracia. Subjetividad y Política». FLACSO-Chile, p.
15
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La polémica relación individuo-sociedad, muchas veces es presentada como una


antinomia, supuesto institucionalizado desde diversas propuestas teóricas. Para acuñar la
certeza de esa relación se han sacralizado como determinante uno u otro polo de la
misma, en economicismos, psicologismos, sociologismos, etc. Ellos privilegian la
influencia de lo económico o de lo psicológico o de la sociedad, indistintamente y según
el enfoque de que se trate.
A nuestro entender esta relación ha de estar abierta a un permanente, dinámico y
dialéctico cuestionamiento que sitúe en su justo lugar la interinfluencia de cualquiera de
los polos de la relación. Según espacios, tiempos y ritmos particulares, en la vida
cotidiana consideramos que la relación no es lineal, ni automática y que lo individual y lo
social no son territorios separados sino dimensiones en permanente interpenetración e
intercambio donde ambas se «construyen» en un continuo donde son los polos de un
proceso.
Para comprender como se constituye el hombre en un sistema de interrelaciones
mutuamente transformantes en la cotidianidad, veamos el siguiente esquema.

SOCIEDAD GRUPO INDIVIDUO

Estructura Social Organización Familiar Vida Cotidiana

SOCIEDAD INDIVIDUO

La Estructura Social soporte material y objetivo, especie de orden organizativo y


fundante de cualquier sociedad, se concibe como el entramado de posiciones, grupos y de
relaciones entre ellos, que se configuran a partir de la división social del trabajo y de las
relaciones de propiedad, que constituyen la base de la reproducción material de una
sociedad histórico concreta, entramado que expresa el grado de estratificación y
desigualdad, de integración o exclusión que caracteriza a dicha sociedad, y que se conecta
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con otros ejes de articulación de diferencias sociales de naturaleza histórico-cultural (de


género, generaciones, raza, etnia, entre otros).2
Este entramado donde lo económico, lo ideológico, lo político y lo clasista se
entretejen en una conjunción peculiar para cada contexto histórico y social, intenta
siempre garantizar su estabilidad, desarrollo y permanencia a través de la configuración
de sujetos cuyos modos de pensar y comportamientos sean funcionales a sus preceptos,
sostengan y perpetúen esas relaciones. De ahí que la concepción del hombre, sus
relaciones con la naturaleza y la sociedad que se propugnen son consustanciales a los
intereses de la estructura en el poder y deviene contenidos de la socialización en los
distintos ámbitos y agentes en los cuales esta se desarrolla.
Sobre dicha estructura social funciona la vida cotidiana, escenario donde el sujeto
produce y reproduce, se constituye y constituye su realidad social. Cada persona participa
en una pluralidad de interrelaciones personales que se desarrolla en los distintos grupos
donde a lo largo de su vida se desenvuelve y donde la familia como célula básica de la
sociedad tiene un lugar primordial.
En el «aquí y ahora», de cada contexto social y en cada uno de sus niveles de
organización, (sociedad, instituciones, grupos) es esencial el sistema de necesidades
actuantes para cada ser humano. ¿Cuáles, cómo y cuánto logran satisfacerse? ¿Cuáles
metas sociales son legítimas y posibles en cada contexto? Una amplia variedad de
posibilidades caracteriza cada sociedad en general y condiciona las disponibilidades
reales en cada momento sociohistórico concreto según las características de la sociedad
de que se trate y del lugar que cada sujeto y su grupo familiar ocupen en dicha
organización social.
En ese sistema de interrelaciones se organiza la cotidianidad de cada sujeto y
se constituye su subjetividad. En esa vida diaria, que generalmente no cuestionamos ni
interpelamos, porque «es la vida misma» , la «única posible», resolvemos nuestras
necesidades, enfrentamos tanto lo habitual como lo inesperado, desde los conocimientos
que hemos ido aprehendiendo, conformando, al mismo tiempo que vivimos nuestra
cotidianidad. De tal modo lo social se integra en lo individual, en un entramado de

2
Esta definición de Estructura Social se encuentra desarrollada y fundamentada en el Informe de
Investigación «Componentes socioestructurales y distancias sociales en la ciudad», de M. Espina y Equipo
de Estructura Social (2002). CIPS/CITMA. (Inédito)
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relaciones sociales donde el sujeto se apropia, mediante el aprendizaje, de todo el sistema


de conocimientos, saberes, y comportamientos que le hacen posible su vida en los
diferentes ámbitos de la sociedad.
En este sentido son importantes las concepciones de Enrique Pichón-Rivière
(1973), que en buena medida han nutrido las ideas que vertebran esta propuesta. Plantea
que el hombre es un ser de necesidades que sólo se satisfacen socialmente en relaciones
que lo determinan. Nada hay en él que no sea resultante de la interacción entre
individuos, grupos y clases.3 Al mismo tiempo, se enfatiza que es vital significar tres
elementos primordiales:
 El hombre se configura en una praxis, en una actividad transformadora, donde en una
relación dialéctica y contradictoria hombre y realidad social se transforman.
 El hombre es un sujeto de necesidades, concebidas como el fundamento o motor de
su relación con el medio.
 El hombre es un sujeto cognoscente y de aprendizajes, donde se inscribe la relación
sujeto-realidad social.
De tal modo el hombre deviene ser social mediante una trayectoria ininterrumpida
de aprendizajes denominada proceso de socialización en el cual nos detendremos más
adelante al estudiar las diferentes esferas de la vida cotidiana.

Concepción y definición de vida cotidiana


Para comprender nuestro objeto de estudio, tendremos que comenzar definiendo
qué es la vida cotidiana y por qué se torna dilemática la relación del ser humano con su
propia cotidianidad, hasta el punto de llamar la atención de la Psicología Social. Todos
creemos conocer de qué se trata y de hecho, por ejemplo, en las asociaciones libres que
podemos realizar con la palabra estímulo vida cotidiana se recoge el pensamiento
cotidiano y las formas en que se cristaliza y comparte en el «sentido común».
Cada uno de nosotros puede hacer este ejercicio. Se trata de decir lo primero que
nos viene a la mente, sin elegir, dejándonos sorprender por la primera palabra que nos
asalta cuando pensamos en la vida cotidiana. Y así, coincidiríamos muchos en que es: el
quehacer diario, lo habitual, problemas, lo acostumbrado, rutinas, nuevas vivencias, lo
3
Citado por Quiroga, A. (1986) en «La concepción del sujeto en el pensamiento de Enrique Pichón
Rivière». Tomado de: Enfoques y perspectivas en Psicología Social. Ediciones Cinco. Argentina. p.32
12

mismo, acontecimientos, expectativas, la calle, el barrio, el trabajo, la familia, la escuela,


lo que pasa siempre, lo de todos los días, estudio, pareja, amor, alegrías, tristezas, apuros,
un círculo, algo sucesivo, movimiento, intercambios, relaciones, lo nuevo, desarrollo...
Sin embargo, científicamente hablando, se define que…

VIDA COTIDIANA: «es la expresión inmediata en un tiempo, ritmo y


espacio concretos, del conjunto de actividades y relaciones sociales que,
mediadas por la subjetividad, regulan la vida de la persona, en una
formación económico-social determinada, es decir, en un contexto histórico
social concreto.» (Martín, 2000)

Lo que se añade entre paréntesis y en letras cursivas, pretende precisar algunas


ideas básicas para apoyar la comprensión de la definición y ayudar a concatenar la
definición con las restantes reflexiones teóricas que se hacen después.

Vida cotidiana:
 Es la expresión inmediata en un tiempo, espacio y ritmo concretos (se define
la reiteración como esencia de la estructura básica de la vida cotidiana)
 del conjunto de actividades y relaciones sociales (ellas transcurren en las
diferentes esferas de la vida cotidiana y constituyen las vías de acceso a la
investigación sobre la producción y reproducción individual y social, en la
práctica concreta)
 que, mediadas por la subjetividad, (son pensadas, sentidas y actuadas, se
explican por la interpenetración de lo individual, grupal y social)
 regulan la vida de la persona (enfatiza la vida misma: lo ordinario y lo
extraordinario)
 en una formación económico-social determinada, es decir, en un contexto
histórico social concreto. (análisis marxista del condicionamiento de las
necesidades humanas y la subjetividad)

La explicación por partes de la definición de vida cotidiana, se corresponde con


los esquemas de las imágenes presentadas en el video. El hilo lógico conduce al estudio
de los restantes conceptos básicos que se presentan en sus respectivos epígrafes al interior
de este artículo.

Nociones de tiempo, espacio y ritmo


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Tiempo: cada día transcurre en secuencias de segundos, minutos, horas, días;


mañanas, tardes, noches; fin de año, de siglo, de milenio; tiempo de trabajo, tiempo libre;
tiempo físico y psicológico...
Espacio: geográfico, ambiental; rural y urbano; escenarios y ámbitos físicos,
arquitectónicos; abiertos, cerrados; y la representación subjetiva del mismo...
Ritmo: espacio y tiempo articulados; en la ciudad se pauta el tiempo por horarios
establecidos y que marca el reloj, en el campo se pauta por las cosechas, la luna, la época
de lluvia o de seca; rígido en la esfera laboral con tiempos cronometrados, flexible en las
vacaciones y actividades de tiempo libre. Culturalmente definido, subjetivamente
vivenciado...
La vida cotidiana constituye un sistema en el cual es necesaria la reiteración de un
conjunto de acciones vitales en distribuciones constantes de ritmos, espacios y tiempos,
para satisfacer las necesidades y demandas de la vida personal y social. Así vivimos
moviéndonos constantemente, de espacios personales y familiares a espacios de estudio-
trabajo y de estos, a otros espacios sociales o regresando a los primeros, cerrándose de
este modo el circulo de cada día y quedando la sensación de un día diferente o de uno
parecido a todos los días.

Esferas de la vida cotidiana


En la vida cotidiana subyacen las relaciones que los seres humanos guardan con
sus necesidades en cada organización social. Los hechos, objetos, relaciones, actividades,
se manifiestan como un conjunto heterogéneo y multitudinario, que se nos presentan
como un mundo en movimiento. Por tanto, implica reiteración sistemática de acciones
vitales, en una distribución
Esferasdiaria
de lade vida
tiempocotidiana
que integra el conjunto de actividades y
relaciones sociales que transcurren en las diferentes esferas de la vida cotidiana. De este
espacios y tiempos que emergen con sus particularidades
modo, constituyen las vías
y demandan dedeacceso
rítmos a la investigación
acción diferenciados para sobre la producción y
la satisfacción de determinadas necesidades...
reproducción individual y social de la vida misma, es decir, a la investigación aplicada en
Varían en dependencia del
la práctica social concreta.
momento histórico-concreto

Entonces, las esferas de la vida cotidiana son:Léase:


espacios y tiempos que emergen
Determinan el modo de vida y la
subjetividad del individuo normas, valores, tareas,
con sus particularidades y demandan ritmos de acción
tipos dediferenciados
relaciones, para la satisfacción
tipos de influencias,
Emergen de la contradicción roles consustanciales
dialéctica como a las actividades
de cada esfera

Oposición y Complementación
en lo cotidiano
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de determinadas necesidades. Léase como particularidades: normas, valores, tareas, tipos


de relaciones, tipos de influencias y roles consustanciales a las actividades de cada esfera.

Familia – Trabajo – Tiempo libre


Las esferas de la vida cotidiana son porciones de la realidad social, en el contexto
histórico concreto, de una sociedad particular, que emergen - en unas y otras- de acuerdo
al modo en que la formación política, económica y social organiza la vida social. Ellas
condicionando por tanto las esferas de la vida de cada persona y de los grupos sociales
que la componen, los que a su vez también participan en la configuración de las esferas
de la vida cotidiana social.
Teóricamente, se reconocen en toda la literatura especializada en este tema las
esferas: familia, trabajo y tiempo libre, y se plantea que pueden darse entre ellas
contradicciones dialécticas de oposición o complementación en lo cotidiano.
Para el caso de Cuba, deben leer la aplicación de esta teoría en el artículo que se
incluye en esta selección de lecturas, donde Sorín (1989) explica científicamente aspectos
de la realidad cubana de ese momento relativos a las tres esferas generales, propone una
cuarta esfera denominada actividad sociopolítica y discute sobre la pertinencia de ubicar
una quinta esfera –o no–, la de la subsistencia, dadas las condiciones concretas de vida,
que luego se le denominó período especial. (Vean la imagen que se proyecta en el video.)
Es necesario para realizar cualquier tipo de análisis sobre las esferas de la vida
cotidiana, que esta se ubique contextualmente, digamos que se tenga en cuenta el
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momento o período histórico, país, región, zona urbana o rural y las determinaciones
económicas, políticas, culturales y sociales presentes/ actuantes en ese momento. El
debate sobre las esferas en la vida cotidiana cubana actual puede ser un ejercicio
interesante de comprensión y aplicación de estas ideas teóricas para el que pueden
auxiliarse del siguiente esquema (Actividad orientada en la guía metodológica):

• actividades
esferas
• relaciones sociales

Actividad
sociopolítica Familia
Tiempo
libre Trabajo
Subsistencia

Son múltiples las interrelaciones que se establecen entre las diferentes esferas de
la vida cotidiana. El trabajo, la familia, el tiempo libre y las actividades sociopolíticas
demandan entonces múltiples análisis, en los cuales se han de considerar, al menos dos
niveles simultáneos: el de las condiciones objetivas y materiales, junto con el de las
condiciones subjetivas, es decir, junto con el desarrollo de una cultural laboral, una
cultura familiar y de los sentimientos humanos, una cultura del tiempo libre y una cultura
política. (Sorín, 1989). En cuestiones humanas, son las ciencias, las artes y la política,
quienes comparten las responsabilidades del análisis crítico y las soluciones prácticas en
la cotidianidad.
La discusión científica a la que se les convoca permitirá el adecuado debate sobre
las relaciones de oposición y complementación entre las distintas esferas consideradas,
así como las actividades y relaciones específicas que aún no se han configurado como
esfera, pero que pudieran estar existiendo y atravesando las restantes. El debate también
se prestará para abordar las relaciones de armonía o de conflicto que se dan entre vida
cotidiana social-vida cotidiana personal, teniendo en cuenta que las esferas de la vida
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social tienen su referente en las facetas de la vida de cada persona, determinando el


condicionamiento de las necesidades humanas y de la subjetividad, así como las
posibilidades y formas de satisfacción y organización de las diferentes vidas cotidianas en
una sociedad concreta y en cada período histórico específico.
En los marcos de estas esferas transcurre el proceso de aprendizaje psicosocial y
la socialización del ser humano, como antes comentamos. A continuación se explica
porque es fundamental tomarlo en cuenta como referente teórico para el análisis y
comprensión de los fenómenos humanos de la vida cotidiana.

Proceso de aprendizaje psicosocial


En el contexto de la vida cotidiana tiene lugar el proceso de aprendizaje
psicosocial estrechamente vinculado con el proceso de socialización del ser humano. Es
necesario comenzar a partir de comprender la relación individuo-sociedad. Desde esta
relación general se entienden, a su vez, cómo se establecen vínculos entre estructura
social, organización familiar, matrices o modelos de aprendizaje, momentos y agentes o
ámbitos de socialización y relaciones interpersonales.

Concepción de Sujeto
Para Pichón-Rivière (1975) el aprendizaje se define como apropiación
instrumental –por el conocimiento– de la realidad para transformarla,4 es decir en una
relación mutuamente transformante del sujeto y la realidad se da el conocer. El
conocimiento como nexo del sujeto con la realidad, produce una actividad práctica que en
su forma elemental o primaria, la sensación, genera una actividad interna. Entre actividad
práctica e interna se da una interrelación dialéctica y la reiteración de ambas posibilita su
enriquecimiento y complejización creciente, cuyas características y resultados ya han sido
abordados en asignaturas precedentes, por lo que aquí apenas lo mencionamos y
sugerimos la relectura de lo concerniente a este tema.
De acuerdo a los postulados de Pichón-Rivière, el aprendizaje es un proceso no
lineal, caracterizado por rupturas y discontinuidades, en una relación contradictoria,
donde las experiencias previas se actualizan, para de algún modo participar en la nueva
4
Citado por Quiroga, A. (1991) en «Proceso de conocimiento. Constitución del sujeto y el objeto de
conocimiento. Su relación». Tomado de: Matrices de aprendizaje. Ediciones Cinco. Argentina. p.8.
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situación de aprendizaje. De un modo más general, en toda situación de interacción donde


de manera explícita o latente siempre se produce aprendizaje, participa lo adquirido en la
experiencia de vida del sujeto, lo cual se integra en la subjetivación de lo nuevo.
En la relación dialéctica con nuestro entorno constantemente nos enfrentamos con
cosas nuevas y desconocidas, tales situaciones son generadoras de emociones, a veces
positivas y reconfortantes, donde el aprendizaje se produce sin agudas contradicciones.
Pero en otras, los nuevos hechos o situaciones rompen de un modo mas radical o agudo,
con el modo habitual de ser y hacer las cosas, esas circunstancias cuestionan el status de
lo obvio, lo dado, lo natural; hasta ese momento no cuestionado, que entonces demanda
ser problematizado. En esas circunstancias, como las que provoca una situación de crisis
(ya analizada) las emociones son agudas, provocan ansiedad ante lo desconocido y
perdida del valor de los referentes. Ello demanda el restablecimiento o reestructuración
del «equilibrio de lo cotidiano», puesto en evidencia.
En todos los casos, cada situación de aprendizaje demanda de nuevos niveles de
integración entre lo anterior y lo nuevo, reconocer lo semejante y lo diferente, articular
conocimientos y experiencias pasadas con las actuales, para superar la contradicción o
discontinuidad y restablecer el «equilibrio». De tal modo se integran las experiencias
actuales con lo precedente constituido en otros espacios y momentos de interacción.

Matriz o modelo de aprendizaje


El proceso de aprendizaje psicosocial puede resultar enriquecedor, propiciatorio
del crecimiento personal, la autoestima y la identidad o todo lo contrario. Ello dependerá
en buena medida de las características del estilo o modelo de encuentro que haya
constituido el sujeto con su realidad, que se haya constituido. De este modo en la
interrelación dialéctica con el medio, aprendimos a jugar, a distinguirnos del otro,
dominamos el lenguaje, las matemáticas, los códigos morales del contexto social concreto
donde vivimos, las normas de convivencia, hábitos, etc. En cada experiencia interactiva
el sujeto va construyendo, elaborando, fortaleciendo y/o modificando un modelo de
encuentro o relación con el objeto del conocimiento, de interpretar la realidad, significar
las experiencias, integrar de un modo peculiar los conocimientos, emociones y conductas.
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Se constituye un «estilo de aprendizaje» una modalidad particular de «aprender a


aprehender».
Este modo personal de encuentro con la realidad, aun cuando tiene rasgos
generales, tiene la huella de la historia individual de cada sujeto, de las situaciones de
interacción y aprendizaje donde ha participado, de las características del contexto social y
cultural donde se ha desarrollado, que matizan y particularizan su modalidad cotidiana de
relación de cada sujeto consigo mismo, con los demás y con la realidad en general.
Para Quiroga (1991) este modo personal de relacionarse con la realidad se
denomina Matriz o Modelo de aprendizaje. Se define como:
La modalidad con la que cada sujeto organiza y significa el universo de su
experiencia, su universo de conocimiento. Esta matriz o modelo es una estructura
interna, compleja y contradictoria, y se sustenta en una infraestructura biológica.
Está socialmente determinada e incluye no solo aspectos conceptuales sino
también afectivos, emocionales y esquemas de acción. Este modelo, construido en
nuestra trayectoria de aprendizajes, sintetiza y contiene en cada aquí y ahora
nuestras potencialidades y nuestros obstáculos. Estas matrices no constituyen una
estructura cerrada, sino una estructura en movimiento, susceptible de
modificación salvo en los casos de extrema patología.5
Podemos tener puntos de coincidencia o discrepar con algunos de los supuestos de
este planteamiento, pudiera recordarnos a la personalidad como construcción teórica y
sistema mas complejo de organización de la subjetividad. No obstante, más allá de
similitudes o diferencias, de suscribir este o a aquel planteamiento, lo importante es tomar
en cuenta los procesos y dimensiones que se significan y resultan imprescindibles para
comprender y explicar al sujeto en su cotidianidad.
Interpretar el proceso de conocimiento y aprendizaje suponen una determinada
concepción del poder y el conocimiento que condiciona el modo de relación con el sujeto.
De tal modo cuando el conocimiento se erige en símbolo de poder, y otorga al que
lo posee la posibilidad de ejercerlo, la situación de aprendizaje se torna asimétrica. El
aprendizaje entonces se organiza desde la pasividad, el no cuestionamiento y la

5
Quiroga, A. (1991) Matrices de aprendizaje. Ediciones Cinco. Argentina. p.35.
19

aceptación acrítica del criterio del que conoce, «supuesto portador de la verdad», la
intolerancia a la divergencia. Se generan sujetos pasivos, repetitivos, acríticos.
Este ha sido el modelo tradicional de aprendizaje y si por un momento volvemos
la mirada hacia nuestro alrededor presente y pasado, encontraremos en nuestra propia
vida y contexto inmediato familiar, escolar y social en general, múltiples ejemplos de este
modo de aprendizaje, repetitivo y autoritario, que naturaliza y legitima el conocimiento
de la autoridad, nos compele a vivir sin problematizar y cuestionar, instalando este, en
modo habitual de comportamiento y estilo de aprendizaje, que genera sujetos pasivos,
conformistas y acríticos.
Ante situaciones de cambio, crisis o simplemente situaciones ambiguas o donde el
sujeto deba definir libremente alternativas de respuesta que demanden iniciativa y
creatividad, los sujetos habituados a los estilos de relación y comportamiento antes
analizados, se comportan de modo rígido, estereotipado, con bajos niveles de tolerancia a
las frustraciones, a los que les cuesta instalar la reflexión y el cuestionamiento como
medio de buscar alternativas ante las contingencias cotidianas.
Por otro lado cuando el aprendizaje es concebido como espacio de pluralidad, un
proceso de alternativas múltiples, donde los sujetos en igualdad de conocimiento tienen
espacio y derecho a la diferencia, al cuestionamiento y el sujeto del aprendizaje tiene un
lugar protagónico y activo, entonces existen condiciones para la constitución de estilos de
relación activos, creativos, con capacidad para la duda, la problematización, la búsqueda
de recursos para dar cuenta de lo novedoso, aceptar lo divergente. Los que ante
situaciones desestructurantes como las crisis se comportan de modo flexible, tolerante,
con relativa capacidad para la crítica y la diferencia, con capacidad para manejar sus
emociones e integrarlos a su acción y en los cuales la experiencia de aprendizaje permite
sujetos integrados a su entorno de modo desarrollador y armónico.
Estos modelos o estilos de aprendizaje se constituyen en los distintos ámbitos de
interacción del sujeto en su vida cotidiana. Insertos en un amplio y abarcador proceso
que, tradicionalmente, se ha estudiado y denominado socialización.

Socialización
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La socialización proceso que ontogenéticamente permite la inducción amplia y


coherente del sujeto en la sociedad o en un espacio o sector de este. De modo general es
concebida la asimilación, internalización activa de lo social y en la misma medida se
personaliza e individualiza.
En este tema recomendamos leer las elaboraciones de Berger y Luckman (1972),
quienes en su obra «La construcción social de la realidad» exponen un detallado análisis
sobre del mismo. (Leer en este libro de selección de lecturas el artículo de estos autores.)
Para autores como Staub (1980) la socialización es el proceso mediante el cual se
transmite a los niños durante su desarrollo y maduración, el conocimiento de la cultura,
sus reglas, normas y expectativas. Para Meier (1984) es un proceso en que el individuo se
introduce en la sociedad mediante su inclusión en diferentes grupos (familiar, escolar,
laboral, de amigos, coetáneos) que se da a través del aprendizaje.
En ambas aproximaciones aparecen elementos importantes: en el primero (Staub)
se concibe el proceso socializador como algo propio de la infancia. Al respecto
afirmamos que si bien la infancia deviene en etapa por excelencia para este proceso, no lo
consideramos privativo de la etapa, pues si concebimos de modo amplio a la
socialización como la apropiación de un conocimiento, habilidad o modo de
comportamiento, en cualquier momento de la vida esto es susceptible de producirse y
entonces hay aprendizaje en un contexto socializador.
En tanto en el segundo (Meier) se hace énfasis en los grupos como agentes
socializadores y por tantos espacios de interacción en los que se da el aprendizaje,
cuestiones medulares en todo proceso de socialización.
Es así que ya estamos en condiciones de conformar una visión amplia de la
socialización. Proceso por el cual el individuo –desde su nacimiento y durante toda su
vida– como portador de potencialidades, hace propias, interioriza, las normas, los valores,
las costumbres, las creencias, el lenguaje, la cultura, el sistema de conocimientos y
comportamientos que le permiten la vida en sociedad, mediante su inclusión en los
diferentes grupos y a través del aprendizaje.
Es un proceso trascendental para el sujeto y para la sociedad, pues cuando se
produce la apropiación por los individuos, de los contenidos de la cultura de cada
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sociedad, esta garantiza su reproducción y perpetuidad. De ahí que cada sociedad


pretenda con la socialización de los individuos la garantía de su continuidad.
Berger y Luckmann (1972) distinguen a lo largo del proceso socializador dos tipos
o momentos:
Socialización Primaria: la primera por la que atraviesa el sujeto en la niñez, le
permite convertirse en miembro de una sociedad dada.
Es decisiva por la plasticidad y sensibilidad del niño, incluye algo mas que
aprendizaje cognoscitivos, en ella está presente una gran carga emocional. En esta etapa
la identificación con el otro portador del conocimiento garantiza el aprendizaje. El niño
interioriza el mundo que le transmiten los otros, no como “uno” de los posibles mundos
existentes, sino como “el” mundo, “su” mundo, el que concibe como su mundo cotidiano,
que existe tal y como se le haga llegar. De ahí la gran importancia de lo que se transmite
en esta etapa y del modo en que se articule y propicie el aprendizaje, serán los estilos de
aprendizaje y relación que se constituyan desde la mas temprana edad.
En esta etapa se produce la apropiación del lenguaje, contenido e instrumento
esencial de la socialización, interioriza un sistema de conocimientos, de esquemas
referenciales para la cotidianidad inmediata y que le permiten anticipar comportamientos
vitales en futuras etapas de vida. Se afirma que finaliza cuando hay conciencia de
identidad, cuando el sujeto gana cierta capacidad de autorregularse.
Socialización Secundaria: proceso posterior y en relación de continuidad, que
demarca la introducción del sujeto en los espacios institucionalizados, en particular la
escuela y el trabajo. Su alcance y carácter dependen de las características de cada
contexto social concreto, del modo en que se produzca la división social del trabajo.
Permite la asimilación de roles sociales con todo lo que ello implica. No demanda
como la etapa precedente de elevadas cargas de identificación emocional con el otro.
Durante esta etapa el sujeto se vincula con el mundo de las instituciones sociales, la
familia de otros niños, la cultura escolar, laboral y sus valores.
Mas recientemente, en algunos foros de debate internacional se habla de la
denominada Socialización Terciaria para referirse al proceso de readaptación y
reapropiación que deben experimentar los sujetos ante cambios radicales y profundos en
sus condiciones de vida.
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Se habla de un momento terciario porque implica resocialización o aprendizajes


socioculturales que demandan la activación de procesos y mecanismos propios de los
momentos de socialización primaria y secundaria simultáneos. En la vida cotidiana
suponen una socialización terciaria eventos tales como: el retiro de la vida laboral por
incapacidad física o la jubilación; el retorno a la vida social luego de años de aislamiento
alejado de sus rutinas cotidianas por haber estado en prisión o en frentes de batalla o en
situaciones de conflictos bélicos; el proceso migratorio interno del campo a la ciudad o la
emigración a contextos sociales culturalmente diferentes a los del lugar de origen.
La socialización se realiza a través de diversos agentes o ámbitos, instancias,
espacios o medios a través de los cuales se desarrolla la socialización. Pueden ser
individuos o instituciones; de modo general, cada persona con la que interactuamos en la
cotidianidad es un agente socializador.
Aquí se precisan los siguientes agentes o ámbitos, espacios en esferas de la vida
cotidiana donde se produce la socialización:
 La Familia: ámbito socializador por excelencia, dentro de la cual en nuestra cultura la
madre es considerada el primer y mas importante agente de la socialización en la
infancia.
 La Escuela como institución: importante espacio en el que concurren a un mismo
tiempo un conjunto de influencias:
 Los curriculum escolares, donde tiene gran importancia los contenidos que
forman parte de los programas docentes.
 Los ritos escolares: constituidos por el sistema de actos, símbolos,
festividades instituidos por la organización escolar.
 Los maestros: devienen trascendentales agentes socializadores dentro de la
escuela como ámbito mas amplio, los mismos no solo son portadores de
conocimientos académicos, sino de valores, creencias, hábitos y
comportamientos, que transmiten de modo mas o menos consciente a sus
alumnos. Se reconoce la trascendencia de su condición de modelo
particularmente influyente en edades tempranas y donde el modo en que se
ejercite la autoridad y el papel de la identificación emocional en este
contexto son trascendentales.
23

 Los grupos de coetáneos o iguales: grupos primarios de pertenencia donde el sujeto


comparte emociones, acciones y conocimientos. Espacio de aprendizaje donde en
etapas como la adolescencia se apropian importantes contenidos.
 Los medios de comunicación social: son importantes transmisores de informaciones,
modelos de comportamientos, juicios y valores, desafortunadamente no siempre
positivos y donde los niños y adolescentes son particularmente sensibles a la
apropiación de modelos de consumo, de comportamiento. En las circunstancias
actuales no puede dejar de mencionarse el papel de la computación y la informática
en la constitución de subjetividades, hecho que solo mencionamos pues constituye un
inmenso e inexplorado ámbito, de indudable capacidad de impacto socializador, en el
que apenas los estudios comienzan a incursionar.
 La Iglesia como institución: constituye para cualquier grupo etáreo un importante
espacio socializador, donde normas, conceptos, valores, una concepción del mundo es
transmitida, con indudable impacto en la subjetividad.
 Las instituciones para el tiempo libre: culturales, recreativas, condicionan la cultura
del ocio, que puede ir desde un consumo poco enriquecedor y hasta alienante, hasta
una cultura participativa, creativa y desarrolladora de las potencialidades del sujeto.
 Otros grupos secundarios: entre ellos pueden incluirse los partidos políticos, los
grupos laborales, las organizaciones sociales de la sociedad civil, que devienen en
espacios socializadores al compartir entre sus miembros un conjunto de valores
,juicios, normas sin dudas influyentes.
La socialización como proceso transcurre mediante el aprendizaje en cada uno de
los ámbitos o espacios antes mencionados, en los que cada sujeto interactúa en una
combinación particular, en sus contextos sociales también particulares. En este contexto
no es posible desconocer otras instancias que atraviesan y están presentes en cada uno de
los ámbitos señalados y en el funcionamiento en general de nuestras sociedades. Nos
referimos en primer lugar al medio urbano o rural cuyas peculiaridades imprimen
diferenciaciones y particularidades a la vida cotidiana y a la socialización de los sujetos
en cada contexto.
24

Estructura de la vida cotidiana


La estructura básica de la vida cotidiana es, en su elemento esencial, la
reiteración y puede aparecer a la vista o se manifiesta como fenómeno en rutinas, hábitos
y costumbres. Por tal motivo, el modo de vivir puede tornarse en un mecanismo
irreflexivo y estereotipado de acción, que conduzca a la monotonía, al conformismo y
hasta la infelicidad. Sin embargo, lo que existe en la vida cotidiana es la posibilidad de la
monotonía, de la enajenación, pero no su necesidad, ya que no son estas cualidades
inherentes a la naturaleza de la vida misma.

Vida cotidiana como sistema


Integrado por el conjunto de actividades vitales que deben repetirse
diariamente para la satisfacción de necesidades biológicas,
psicológicas y sociales de la vida.
Estructura básica
elemento esencial le fenómeno visible

reiteración rutina, hábitos

Existe la posibilidad de la monotonía, pero no su necesidad

El hecho de que lo cotidiano se repita, de que se presente a diario, le da


justamente ese carácter de parecer obvio, autoevidente y natural. Esto genera a nivel
psicológico un fenómeno de acostumbramiento, de naturalización, reconocido como
estado de familiaridad acrítica (Quiroga, 1988) que provoca la sensación, por ejemplo,
de que la vida, la relación de pareja, con los amigos, los padres, en el estudio, en el
tiempo libre,... no pueden ser de otro modo y que nuestra manera de pensar, sentir y
actuar es la única posible. Es así como nuestra vida está colmada de obviedades: es
obvio, natural, normal que ... Piensen en algunas de ellas, por ejemplo: Los hombres no
lloran; si eres graduado de preuniversitario ya sabes redactar y no tienes faltas de
ortografía; que se les den las libretas; las mujeres tienen que atender a los hijos; para
unos, es natural que te maltraten y para otros, que te quieran; el sexo puede convertirse en
una monotonía; se viven como rutinarias las discusiones ofuscadas, el engaño, la mentira;
que tengas que hacer lo que te digan los mayores; entre otras.
25

Familiaridad acrítica
Fenómeno psicológico de
acostumbramiento
naturalización Mi vida
y obviedades es
La vida
por tanto,
no se cuestiona ni analiza

En los límites de la vida cotidiana conviven la posibilidad de la rutina, la


monotonía, la acriticidad, con la posibilidad de disfrutar de los ritos, de la creatividad y la
transformación. Esto es posible por el carácter de proceso dinámico y dialéctico de la
cotidianidad. Veámos en el siguiente esquema:

Vida cotidiana como proceso dinámico y dialéctico:


es un sistema que integra la concurrencia de eventos relativos
al mantenimiento y a la calidad de la vida
(+) (-) (+) (-)
Mecanismo irreflexivo no Mecanismo reflexivo abre
consciente obviedadescotidianos
no cotidianos no paso al análisis
acostumbramiento------reiterativos imprevisibles
reiterativos
naturalización-----ordinarios ------
extraordinarios Inesperados
irrepetibles
equilibrio

La vida contradicciones
cotidiana como yproceso
conflictos
dinámicodesequilibrio
y dialéctico es un sistema que integra la
estados de placer y displacer reflexión / evasión
concurrencia decambios
eventospositivos
relativosytanto al mantenimiento
negativos recuperar de la vida (estar vivos, comer,
estabilidad
establecer relaciones con otras personas, comunicarnos…) como a la calidad de nuestra
vida (ser felices, la forma de preparación y el tipo de alimentos, sentirse realizado/a en los
restablecimiento
estudios, en la pareja…). de un
Es así porque es nuevo equilibrio
este escenario donde conviven los eventos
cotidianos, reiterativos, ordinarios, que pueden ser productores de la rutina, del
26

conformismo, de la pasividad, simultáneamente con la posibilidad de vivir situaciones


especiales por no cotidianas, no reiterativas, extraordinarias (no magnificadas sino fuera
de la común y necesaria reiteración). En ambos casos, pueden ser positivos y negativos,
vivenciados de uno u otro modo por cada una de la personas en sus diferente esferas,
actividades y relaciones desplegadas desde y por lo que acontece en lo personal-familiar,
el estudio-trabajo, el tiempo libre, las cuestiones sociopolíticas, ideológicas y culturales,
particularmente organizadas por cada sociedad y momento o lugares histórico concretos.
La naturaleza de estos eventos genera, en el primer caso, mecanismos irreflexivos,
no conscientes, que devienen obviedades por el proceso de acostumbramiento y
naturalización que tiene lugar dado que se vincula a las actividades, relaciones y
necesidades imprescindibles para el mantenimiento de la vida (aseo, alimentación, vestir,
comunicarse). Son eventos que convertimos en obviedades y que se van naturalizando en
costumbres, hábitos, rutinas, estereotipos, automatismos. En su origen y esencia
reiterativa son necesarios pues se hacen eficientes en la cotidianidad (economía psíquica.
Por el contrario, en el segundo caso, la naturaleza de esos eventos genera
mecanismos reflexivos, conscientes y se abre paso al análisis, precisamente porque
pueden ser –y casi siempre lo son– imprevisibles, inesperados e irrepetibles, sin embargo,
también es necesario incluirlos, precisamente, porque permiten las actividades, relaciones
y necesidades que atañen a la calidad de la vida cotidiana. Ellos pueden ser positivos
(nacimiento, permutar a una mejor vivienda) y negativos (muerte, suspender un curso
escolar). En caso de accidente, por ejemplo, si se afecta la locomoción, aún y siendo
adultos que sabemos los movimientos necesarios par caminar, se hace necesario volver a
reflexionar, pensar y ser concientes de cada pie antes de moverlos y caminar como
automatismo eficiente.
Entre ambos tipos de eventos es necesario que exista una suerte de equilibrio, el
cual es vivenciado por la persona como estabilidad. Las contradicciones, conflictos y
novedades, tanto de carga positiva como negativa, que producen ya sea tensiones,
ansiedades o estados de displacer y frustración, son indicadores de que se ha roto este
equilibrio. En ambos casos, se generan estados de placer-displacer que demandan
transformaciones que pueden implicar cambios positivos y negativos, reales o aparentes.
27

Estas dinámicas abren espacio a la reflexión sobre nuestra propia vida cotidiana,
intentando recuperar la estabilidad para restablecer el equilibrio.
Los síntomas de que esto puede estar sucediendo se perciben, en el caso de
acontecimientos de carga negativa, como sensación de aburrimiento, de pérdida de
sentido, la vivencia de que todos los días son iguales, de que se nos escapa el encanto de
vivir, los estados de frustración, de malestar, de infelicidad en cualesquiera de las
actividades y relaciones de nuestra vida cotidiana. Cuando son sucesos positivos,
deseados (matrimonios, viajes por estudios) pueden ser indicadores de desequilibrio las
tensiones y ansiedades provocadas por miedo a lo desconocido y resistencias al cambio.
Es esta ruptura del equilibrio quién le abre la brecha a la reflexión, al análisis de
nuestros actos cotidianos. La vivencia de inestabilidad permite interrogarnos acerca de
nuestra propia forma de organizarnos la vida, siempre que no sustituyamos la reflexión
por la evasión, dándole la espalda a la contradicción y «taponeando» el conflicto.
Estamos queriendo decir que existe en la vida cotidiana la posibilidad de que rompamos
con la familiaridad acrítica a través de la crítica de la vida cotidiana.
Y no es que tengamos que estar pensando y cuestionando todo lo que hacemos. La
vida cotidiana es tan heterogénea y demanda de nosotros tantas respuestas inmediatas que
tenemos que recurrir a automatismos, a hábitos, a rutinas diarias, pero ¡atentos!, ¡alertas!,
el peligro está en que estos cristalicen en obviedades, en verdades absolutas y «nos
creamos» que el hecho, la situación, la relación, la persona, la sociedad, fue así, es así y
serán de esa manera por siempre y para siempre. En la vida cotidiana se manifiestan y se
ocultan las relaciones sociales; entonces, podemos confundirnos y creer que «mi» vida es
«la» vida y sólo se puede organizar y vivirla de esta única manera. De ser así nos
estaríamos negando la posibilidad del cambio y la transformación. Desde esta
perspectiva, se puede encaminar el despertar de las personas con quienes van a
desarrollar su trabajo; en los límites de su realidad se encuentran también los espacios
donde desarrollar la capacidad de transformación activa y creativa del género humano.
A partir de estudiar esto hoy, podemos mirar de manera diferente nuestra propia
vida cotidiana. Por lo tanto, tenemos la responsabilidad individual de velar por cuáles
mecanismos psicológicos creados en su momento con la finalidad de facilitar la vida, de
hacernos más eficaces y productivos, puedan convertirse después en «camisas de fuerza»,
28

en obstáculos a la hora de pensar, de sentir, de actuar, impidiendo el crecimiento personal,


el bienestar y la felicidad.
Somos los primeros agentes de cambio y actores sociales en nuestra propia vida y
así lo demuestra el estar aquí y ahora, incorporados a un programa de formación y
estudios que no existía antes. Probablemente se encuentran ustedes en ventaja relativa
con el respecto a otros estudiantes, pues han tenido la oportunidad de decidir sobre su
profesión en un momento crítico de sus vidas donde tal vez creyeron que se cerraban los
espacios a estudios superiores; ustedes reflexionaron, optaron y se comprometieron, no
sólo con su sociedad sino con su propia historia y es casi seguro que hoy pueden darse
cuenta de que son más conscientes del momento en que les ha tocado vivir. Les
proponemos pues que, desde la profesión para la cual se encaminan, reflexionen sobre
estas ideas porque transformando nuestra propia vida, personal, familiar y social,
transformándonos en los niveles individual y grupales, se va produciendo también la
transformación de la vida cotidiana en la sociedad.

Características de la vida cotidiana


Se refiere a los mecanismos de funcionamiento que se despliegan en las diferentes
esferas de la vida cotidiana. Son necesarias para la convivencia social, pero no deben
cristalizarse y convertirse en el modo de vida, sino en los medios necesarios para realizar
nuestra esencia humana cotidianamente. (Heller, 1985) Veamos las seleccionadas aquí:

Características de la vida cotidiana


 Heterogeneidad
 Pragmatismo
 Urgencia temporal
 Imitación – asunción y adjudicación de roles
 Entonación – afectivización
 Juicios provisionales – ultrageneralización
 Espontaneidad
 Enajenación -- extrañación
 Obviedades -- familiaridad acrítica

Heterogeneidad
La vida cotidiana es heterogénea porque contiene gran diversidad de
actividades a realizar y relaciones que se establecen en distribuciones de espacio y
29

tiempo constantes, lo cual recaba de todas nuestras capacidades y recursos, pero ninguno
de ellos con particular intensidad (fragmentación del sujeto), ya que si nos dispusiéramos
a reflexionar y actuar conscientemente sobre el contenido de cada una de nuestras
actividades diarias no podríamos realizar ni la mitad de ellas, imprescindibles todas para
la marcha de nuestro día. Implica la necesidad de una unidad inmediata de
pensamiento y acción, de la automatización de comportamientos y de la creación de
hábitos. Se impone un criterio de economía de tiempo que nos conduce a otras de sus
características: el pragmatismo.

Pragmatismo
En la vida cotidiana lo acertado es sin más lo verdadero, por tanto, las
experiencias se resumen del modo más útil: «sacar moralejas». La actitud es
completamente pragmática: se considera verdadero aquello que ofrece una base
orientadora y de acción práctica en el mundo. Así como en la ciencia las hipótesis hay
que demostrarlas con un estudio para afirmarlas como verdades, en la vida cotidiana el
criterio de certeza lo da la práctica, la acción. Se cuestionará el acierto como verdad
cuando lo que se considera útil y acertado entra en contradicción con la realidad.
Mientras, las acciones se nos demandan con urgencia, se demandan respuestas
inmediatas.

Urgencia temporal
En la vida cotidiana hay que realizar acciones en el día y, en momentos
determinados, hay que realizarlas como exigencias. Entonces, se mezcla lo urgente y lo
importante y tendemos a priorizar en el día a día las urgencias, lo comprometido a corto
plazo, postergando lo importante que, en la mayoría de las veces, estará asociado a
nuestros proyectos, metas y aspiraciones a mediano y largo plazos en la vida.

Imitación – asunción y adjudicación de roles


No hay vida cotidiana sin imitación. Es una necesidad la imitación o mimesis
para asimilar nuestros roles y conseguir orientarnos socialmente en la vida cotidiana.
Actuamos desde conductas prescritas por los roles, en muchos casos para satisfacer las
30

expectativas del rol, pero no manifestando nuestra esencia, nuestro ser. Nos conducimos
usando los precedentes para el conocimiento de situaciones más que de las personas, son
indicadores útiles (ej. «otros en mi situación hicieron así, ya había ejemplos de eso
antes»). Lo importante es si somos capaces de producir un campo de libertad individual,
de movimiento dentro de la imitación necesaria, o en el otro extremo, desechamos
totalmente las costumbres a imitar y configuramos nuevas actitudes. Al satisfacer el rol
más que manifestar nuestra esencia, nuestro ser, sucede que el «deber ser» se convierte
en una exigencia externa a la cual la persona se adapta y puede terminar el día habiendo
sido el conjunto de roles que desempeñó y no “ella misma”. Es necesario asumir y
adjudicar roles y sobre todo saber que el rol nunca agota la totalidad del ser, en ningún rol
la persona se puede expresar como un “todo”. El ser humano es más que el conjunto de
sus roles, éstos son simplemente las formas que revisten las relaciones sociales
subyacentes en su cotidianidad.

Entonación – afectivización
Tiene que ver con la atmósfera afectiva en torno a la persona en su vida
cotidiana. Se refiere al tono emocional propio de cada situación, aportado por cada
individualidad al tiempo que percibimos la carga emocional de cada situación y nos
adecuamos a ella para lograr comunicación y aceptación. Cuestiones de forma más que
de contenido (aunque también), transmiten lo positivo y lo negativo en lo afectivo, carga
emocional, vivencial, experiencial en la cotidianidad. Implica unidad inmediata entre
afectividad y acción, actuación por impulsos, puede provocar comportamientos
impulsivos.

Juicios provisionales – ultrageneralización


En la vida cotidiana se produce el manejo de lo grosero, de lo singular, dado por
su heterogeneidad y la necesidad de economizar segundos: no hay tiempo para
analizar todos los aspectos del caso singular desde el punto de vista dela tarea planteada
en cada situación concreta. Entonces, se resuelven problemas singulares, estímulos y
situaciones particulares desde los estereotipos, prejuicios, precedentes, analogías,
ultrageneralizaciones de la realidad que configuran nuestros juicios provisionalmente en
31

función de la acción o relación cotidiana de que se trate. Son útiles en situaciones


concretas, puntuales porque permiten orientarnos, agilizar la capacidad de respuesta,
pero al mismo tiempo pueden ser perjudiciales cuando perduran y se absolutizan
como verdades inamovibles una vez cumplida su función puntual, si se estabilizan como
pre-juicios producen modos rígidos de comportamiento cotidiano ante hechos posteriores
que contradicen abiertamente nuestros propios juicios (que eran provisionales).

Espontaneidad
Característica dominante en la vida cotidiana porque es la tendencia de cualquier
actividad cotidiana. La conducción inmediata y diaria de nuestra vida requiere que
seamos espontáneos, más que detenernos a reflexionar cada cosa a cada instante. El
ritmo, la repetición en tiempos y espacios cotidianos no está en contradicción con la
espontaneidad, sino que lo uno implica lo otro. Es imposible reflexionar sobre cada una
de nuestras actividades y relaciones, porque sería imposible atender el cúmulo de ellas
que se nos presentan espontáneamente. Así se abre espacio a «lo obvio» en cada cultura.

Enajenación – extrañación
Si las formas de actuar y pensar en la vida cotidiana se absolutizan y dejan de
posibilitar un margen de movimiento (cambio, creatividad) nos encontramos como
extraños, ajenos en nuestra propia vida cotidiana. Extrañación respecto a las
posibilidades concretas de desarrollo y crecimiento humanos. La persona agotada por
y en sus roles puede orientarse en la cotidianidad solo por «cumplir» adecuadamente con
ellos. La aspiración de que «una buena vida es sin conflictos» refuerza el conformismo y
la pasividad. La enajenación NO es una necesidad en lo cotidiano. Hay enajenación
cuando no hay implicación consciente, activa respecto a lo que se hace, cuando los
hechos se imponen a los individuos y la persona no es protagonista de su realidad, de la
construcción de su propia historia, se produce el empobrecimiento humano.
32

Obviedades – familiaridad acrítica


Aún y cuando hemos explicado teóricamente estos fenómenos con anterioridad, es
menester que recuerden ahora sus aspectos conceptuales, los cuales permiten ubicarlas
como característica de la vida cotidiana. En síntesis, acostumbramiento, naturalización de
la realidad, no cuestionamiento o problematización de las situaciones, conduce a la
cristalización de las obviedades y la familiaridad acrítica. (Quiroga, 1988)
La relación enajenación-extrañación y obviedades-familiaridad acrítica evidencia
que se trata de dos formas de abordar teóricamente estas características de la vida
cotidiana. Muy esquemáticamente,6 se puede entender que la cristalización de las
obviedades conduce a un proceso de enajenación del ser humano, el cual demanda
superar la extrañación, o sea, dejar de ser extraños o ajenos en nuestra propia vida
cotidiana, a través de problematizar o realizar un cuestionamiento consciente, desarrollar
la capacidad de asombro, romper con la familiaridad acrítica.
El ser humano tiene las posibilidad de vivir su cotidianidad sin perder su esencia
humana, lo específicamente humano que lo diferencia de los animales: la conciencia, la
socialización, el trabajo, la libertad, pensar, crear, reír, gozar, soñar, trascender. Y el
riesgo está en la familiaridad acrítica y la enajenación del ser humano con respecto a sí
mismo. Todos estos mecanismos característicos de la vida cotidiana son necesarios para
que podamos vivir nuestra cotidianidad en sociedad, para nuestra convivencia social en
un «aquí y ahora» histórico concreto. Pero estas formas necesarias de la estructura y
pensamiento de la vida cotidiana, no deben cristalizar en absolutos; es decir, que son
necesarias y, al mismo tiempo, podrían conducir a comportamientos de riesgo.
¿Dónde están los riesgos? En que en los hechos sigamos siendo actores de nuestra
existencia, de la construcción social, pero que no seamos protagonistas porque hayamos
perdido esa «conciencia de sí», lo cual conduce al empobrecimiento psicológico y
humano. Es que la familiaridad acrítica y la enajenación inunden nuestro ser, ya que en el
escenario de la vida cotidiana se da también la copresencia muda de «ser» o «no ser», de
realizar nuestra condición específicamente humana o de que esta muera sin realizarse.
El riesgo está en que, inmersos en la heterogeneidad de nuestra vida cotidiana, esa
que recaba de todas nuestras capacidades pero de ninguna manera con especial
6
Estas afirmaciones y las siguientes reflexiones parten del estudio de las fuentes teóricas precedentes
(Quiroga; Heller) y pretenden presentar una comprensión integradora de las mismas.
33

intensidad, perdamos o no desarrollemos la capacidad de implicarnos cognitiva, afectiva


y motivacionalmente en nuestros comportamientos cotidianos. Y, cuidado, que a esto
también podemos acostumbrarnos; es decir, a vivir desintegradamente y actuar sin pensar,
o pensar tanto que no actuemos desde la emoción, o actuemos desde el impulso.
También podemos acostumbrarnos a actuar pragmáticamente y a que el fin
justifique el uso de cualquier medio, apoyados en juicios provisionales. El riesgo estaría
en que funcionemos siempre desde el estereotipo, desde el juicio precedente, aun y
cuando la realidad lo desmienta, o lo hayamos interiorizado tanto que deformemos la
realidad visibilizando las partes que encajan en nuestros esquemas e ignorando el resto.
Lo dañino sería que la percepción del hecho precedente, nuestra experiencia
anterior, nuestra familiaridad acrítica, impida captar lo nuevo, lo irrepetible y único de
cada situación, impidiéndonos experimentarla como distinta y privándonos de disfrutar
los bellos instantes y detalles inherentes a la vida.
Debemos ser capaces de preservar una concepción del mundo, una filosofía de
vida sin prejuicios, orientada por la realidad. Nos dice Goethe:
Que no te arrebaten
tu sentido inicial.
Es fácil creer
lo que la muchedumbre.
Esfuerza el entendimiento
con naturaleza
Difícil es saber...
La receta neoliberal y postmodernista de poner todos juicios en duda, de
cuestionarlo todo por la moda de cuestionar, tampoco es saludable, porque perdemos
nuestras convicciones e ideales necesarios para el equilibrio e integridad psicológica. De
lo que se trata es de la flexibilidad de nuestros referentes, de que le neguemos confianza a
nuestras ideas en tanto la realidad y la experiencia actual las contradigan. Estar abiertos a
nuestra experiencia, hablando en términos humanistas.
Cuántas veces nos hemos negado a vivir una experiencia o no la hemos disfrutado
plenamente por ser presos de esquemas anteriores que el aquí-ahora actualiza. Si nos
decidimos por lo difícil, por mirar cara a cara los conflictos, en cada situación, si no
perdemos la capacidad de juzgar concretamente ese hecho vital, entonces estaremos
engrandeciendo nuestra libertad relativa de elección; es que la vida cotidiana está cargada
34

de alternativas y de posibles elecciones que pueden ser para la persona de connotación


moral y psicológica o, simplemente, indiferentes.
Cuanto mayor sea la connotación moral y psicológica, el compromiso de logro y
la implicación personal de realización y trascendencia, tanto más se erigirá la elección de
la persona por encima de lo acostumbrado día a día y, por tanto, se distanciará de ser una
decisión «naturalmente» cotidiana.
¿Qué es necesario para que el ser humano pueda elegir con relativa libertad?
 El conocimiento óptimo de sus alternativas con respecto a las posibilidades que le
ofrecen las circunstancias.
 El conocimiento adecuado de los valores contenidos en cada alternativa.
 El desarrollo de la percepción creativa y flexible de los hechos

Si las características analizadas cristalizan en el modo de vida como rígidos


mecanismos de funcionamiento de la vida cotidiana, limitan la autonomía y disminuyen
nuestra libertad de elección, al deformar y estrechar nuestras alternativas reales. Estamos
hablando de alternativas que están en los hechos, en la realidad, pero que se ocultan en la
representación social del hecho mismo. De ahí la importancia de desarrollar nuestra
percepción creativa y flexible, de agudizar nuestros sentidos, de desarrollar la capacidad
de reflexión y análisis para detectar las oportunidades de satisfacción de nuestras
proyecciones en la cotidianidad. Pero, ¿cómo lograrlo?

Mecanismos para instalar la cotidianidad como objeto de reflexión


Para que lo común, lo obvio, lo cotidiano deje de serlo tanto, es decir, para que se
empiece a pensar, a analizar, a cuestionarse, «algo» debe suceder para que la cotidianidad
se convierta en objeto de reflexión. Ese «algo» tiene que implicar la vivencia de que «mi»
vida no es la única forma de vivir «la» vida y, precisamente, esto sucede por al menos dos
mecanismos o vías:
 Por el conocimiento de otras cotidianidades
 Por el surgimiento de crisis y conflictos
Veamos ahora el primero de estos mecanismos:
35

El conocimiento de otras cotidianidades es mecanismo


dinamizador de la vida cotidiana y permite reflexionar
en torno a nuestra vida cotidiana sobre:
 La dimensión en el tiempo
 El concepto de espacio
 La orientación a la actividad
 La orientación al ambiente
 Las personas
 La responsabilidad
 La vida y la muerte

Al tener conocimiento de otras cotidianidades contemporáneas o históricas, al


conocer lo diferente, se rompe la visión monocular del mundo y aparece la contradicción
entre la experiencia (el hecho) y la representación social de esa experiencia (subjetividad
cotidiana). Existen en las diferentes culturas apreciaciones cotidianas diversas. Veamos
ejemplos que permiten constatarlas, con relación a cada una de las dimensiones
señaladas:
 La orientación en el tiempo («time is money» / tiempo es dinero, suelen decir en la
cultura norteamericana, a diferencia de la «hora latina»: llegar una hora más tarde de
la prevista)
 El concepto del espacio (espacios cerrados como ámbitos de poder y estatus en la
cultura occidental, ej. director, gerente; mientras que en Japón, espacios abiertos con
mamparas donde jefes y subordinados comparten el mismo espacio)
 La orientación a la actividad (cocinar- en la cultura de clases con las criadas aisladas
o como tarea doméstica familiar compartida)
 La orientación al ambiente (vivir en una comunidad carbonera, en una pesquera, o en
una gran ciudad como en la de México y su contaminación ambiental que llega a
requerir cambios de horarios, como por ejemplo, que se atrasa el inicio de clases en
las escuelas para «esperar a que suba la capa de smock» y los niños no respiren aire
contaminado. Desde que la comunidad científica internacional detectó el hueco en la
capa de ozono, se han desatado reflexiones, movimientos ecologistas y cumbres sobre
medio ambiente)
36

 Las personas (hombres rusos se saludan y se besan en la boca; los árabes se dan la
mano al pasear y tienen prácticas sexuales prematrimoniales que no se consideran
homosexuales; los japoneses guardan distancia al saludarse y no se tocan, mientras
que en los países tropicales hay más contacto físico, al saludarse se besan entre
amigos, familiares, compañeros de trabajo)
 La responsabilidad (cultura occidental sitúan la responsabilidad en el otro en términos
que manejan las culpas, mientras que en la oriental la responsabilidad se coloca en sí
mismos como pruebas para mejorar)
 La vida y la muerte (por sus ritos y creencias, tribus aborígenes argentinas celebran
las muertes y lloran los nacimientos)
Entonces, ya vemos cómo el conocimiento de otras cotidianidades permite instalar
la reflexión sobre la propia vida cotidiana y «desnaturalizar» un conjunto de presupuestos
con los que se funciona. Ahora proponemos continuar con el otro de los mecanismos, es
decir, que retomemos el análisis en función de instalar la cotidianidad como objeto de
reflexión por el surgimiento de crisis y conflictos.

Crisis como mecanismo dinamizador en la vida cotidiana


El otro mecanismo señalado, o sea, otra manera de extrañarnos de nuestro
cotidiano es al producirse una crisis, un conflicto entre el sujeto y el mundo de objetos y
relaciones que es la vida cotidiana (recuerden la ruptura del equilibrio). Es que la crisis
implica cambios, desestructuración de lo obvio y lo natural por las rupturas del ritmo
reiterativo y habitual de lo cotidiano, imponiéndose el momento del pensamiento y el
análisis.
Es precisamente la crisis, la situación durante la cual se instalan las mayores
posibilidades para que se produzca cualquier tipo de cambios. Esta afirmación puede
explicarse desde el punto de vista de las diferentes ciencias sociales, sin embargo, aquí
nos detendremos en lo que subyace a todas ellas pues es el aspecto psicológico del ser
humano. En particular, la doble ruptura que implica la cotidianidad en crisis y el impacto
que ello produce en la subjetividad.
Entonces, desde este punto de vista, se define la crisis como un proceso de
desestructuración y nuevas estructuraciones de la vida cotidiana; puede ser de
37

crecimiento y de involución; puede implicar cambios sociales, familiares, laborales,


personales. Veamos un cuadro integrador y su explicación por partes.

Crisis en la vida cotidiana


(proceso de desestructuración y nuevas estructuraciones)
Entre las necesidades y Entre los hechos (objeto o
las formas sociales acción) y la representación
disponibles para su Doble social de la experiencia
satisfacción ruptura (percepción de los hechos)

Impacto en la subjetividad cotidiana

Afectivo: Genera altas cargas de ansiedad frustración e inseguridad

Cognitivo: Pérdida de esquemas por carácter inédito de lo cotidiano

Comportamental: Respuestas activas, pasivas, antisociales y evasivas

Ruptura de la familiaridad acrítica a través de la crítica


de la vida cotidiana y el carácter activo del sujeto

En una situación de crisis, con independencia del nivel de que se trate –personal,
familiar, laboral, social–, ocurre que nuestro equilibrio se rompe, tenemos necesidades
que no se pueden satisfacer de la forma habitualmente conocida y socialmente
establecida, o sea, que los esquemas referenciales que poseemos no dan cuenta de lo que
acontece. Las ideas previas que conformaban el pensamiento común con el cual se
funcionaba para satisfacer las necesidades cotidianas dejan de ser válidas, pues los
esquemas de referencia se tornan inoperantes debido al carácter inédito de la situación y a
la rapidez con la que los acontecimientos suceden.
Apenas nos damos cuenta de que los cambios están ocurriendo hasta que se
convierten en nuevos hechos y nos demandan la reestructuración de nuestra vida
cotidiana y la creación de nuevos esquemas de referencia. Entonces, decimos que en la
38

crisis de la cotidianidad se produce una doble ruptura: entre las necesidades y los medios
de satisfacción socialmente disponibles y, al mismo tiempo, entre la experiencia y la
representaciones, ideas, creencias, que dan cuenta de esa experiencia.

Crisis en la vida cotidiana

hechos
necesidades doble y
y ruptura represen-
satisfacción tación
disponible social

Impacto en la subjetividad de la cotidianidad en crisis


El siguiente cuadro intenta presentar los niveles simultáneos en que se produce el
impacto de la crisis en la subjetividad cotidiana, tomando como eje central el carácter
activo del sujeto. El hecho de presentar la explicación por niveles o separar cualquier
dimensión es, solamente, para ayudar a la comprensión didáctica de un proceso que en la
persona se da de modo integrado.

Impacto en la subjetividad cotidiana


carácter activo
del sujeto pérdida
ansiedad
inseguridad de esquemas
Afectivo Cognitivo
frustración carácter
activas pasivas inédito
Conductual
antisociales evasivas
39

En el nivel afectivo las nuevas situaciones son vivenciadas con una gran carga
emocional de angustias, ansiedades y tensiones por la pérdida de lo conocido, la amenaza
de lo desconocido y las resistencias al cambio
Se da cierta desorganización en el nivel cognitivo, el conocimiento y las
experiencias previas se tornan inútiles para dar respuesta a las nuevas situaciones que se
nos presentan pues los referentes cognoscitivos dejan de ser válidos.
Desorden que también se expresa a nivel comportamental, pues al perder los
esquemas referenciales de actuación, nuestros hábitos y patrones de comportamiento
conocidos y utilizados cotidianamente; nos vemos obligados a tener que improvisar, a
desarrollar nuestra voluntad y son múltiples y variadas las estrategias de enfrentamiento.
En la literatura se describen lo que podemos denominar respuestas típicas ante las
situaciones de crisis, sobre todo cuando el análisis se ubica en el nivel de las estrategias
individuales asumidas. (Quiroga y Racedo, 1988)
Esos modos o estrategias de enfrentamiento ante los cambios que implica una
crisis, a su vez, permiten al individuo dar cuenta de las nuevas realidades. Aunque es
posible de analizar y ubicarse en los niveles grupales y sociales –y de hecho lo hacemos–,
los resultados de la investigación aplicada a nuestra realidad también confirman la
presencia de diferentes estrategias como respuestas a la crisis. Ellas son:
 Respuestas Activas: análisis crítico de la situación y elaboración de estrategias
creativas y constructivas acorde a las normas socialmente establecidas. Ej. Los
trabajadores por cuenta propia.
 Respuestas Pasivas: parálisis, inmovilismo, resignación, conformismo, queja. Ej. los
que esperan que todo vuelva a ser como antes, los hipercríticos, los resignados.
 Respuestas Evasivas: fuga, escapismo, adicciones. Ej. Alcoholismo, drogadicción (en
el extremo autodestructivo y enajenante), pero también se señala como respuesta de
escape irse del país por evadir las presiones de lo cotidiano en crisis (ello demanda
estructurar su vida en otra realidad y casi siempre se combina con otras respuestas)
 Respuestas Antisociales: transgresión de normas sociales y legales establecidas. Ej.
delincuentes, «balseros» y «jineteras».
En la realidad estas respuestas se entremezclan y conforman un variado y
complejo repertorio, pues se pueden presentar combinadas o simultáneas, parciales o
40

aisladas. Analicemos el ejemplo del «jineterismo», denominación que adquiere esta


modalidad de prostitución aparecida en los años noventa en Cuba. Esta práctica es
calificada esencialmente como antisocial porque implica la transgresión de la norma. Si
bien esto es cierto, podría demandar elevadas dosis de iniciativa y activa participación en
la consecución de sus metas y propósitos durante el día y, simultáneamente, podría
significar también evadir las presiones de la realidad concreta en «noches de cabaret».
Retomando la idea inicial, las actividades y relaciones por ser cotidianas no tienen
que ser necesariamente rutinarias, aburridas, predecibles. Esto dependerá de la persona
(carácter activo o pasivo del sujeto), de su iniciativa y creatividad, de su manera de
asumir y enfrentar la vida, de la condición de ser cada vez más agente transformador de
su existencia o un mero producto de sus circunstancias. Asimismo, la posibilidad del
despliegue activo de las potencialidades humanas se hacen más evidentes en las crisis
porque implican la ruptura de la familiaridad acrítica, a través de la crítica de la vida
cotidiana.

Vida cotidiana proceso


dialéctico
sociedad
grupo individuo obviedades

relación familiaridad acrítica


dinámica

Crítica de la vida cotidiana

Para facilitar y profundizar en la comprensión de este proceso resulta pertinente,


en este momento, introducir otra importante teoría que tributa al estudio de la vida
cotidiana: la teoría de las representaciones sociales. Con ella estudiamos las nociones con
las cuales opera el sentido común como dimensión de la subjetividad cotidiana. Aquí se
aportan elementos teóricos imprescindibles para ejercer la crítica de la vida cotidiana,
tópico que desarrollaremos más adelante.
41

Las representaciones sociales como expresión del conocimiento cotidiano


El conocimiento cotidiano o de sentido común, en general, y las representaciones
sociales, en particular –como su más importante dimensión–, son expresiones del tejido
social, existen y devienen trascendentales para el psicólogo cuando la cotidianidad es el
centro de su mirada del profesional. Asimismo, participan en las interrelaciones con
actitudes, estereotipos, prejuicios, costumbres, tradiciones y valores como dimensiones de
la subjetividad cotidiana.
Enfatizar el papel de la subjetividad para nuestra profesión parecería innecesario,
pero aquí lo hacemos en aras de precisar que la vida cotidiana deviene espacio y fuente
para el conocimiento de la subjetividad individual y social. Al constituir el espacio
inmediato donde el hombre produce y se reproduce, construye la realidad social al mismo
tiempo que la subjetividad. Sin derivarnos a otras profundizaciones, es pertinente dejar
plasmado –de acuerdo con González (1997)– que la subjetividad social se expresa en la
vida cotidiana, en dos dimensiones fundamentales:
 Una integrada por normas, valores, creencias sociales generales (transmitidas de
modo relativamente estable en un contexto socio histórico determinado).
 Otra dimensión conformada por las necesidades en torno a la propia cotidianidad (el
estado de las mismas, su contenido) que supone expresiones de la subjetividad en
armonía o contradicción con los valores y normas generales, que componen la
anterior dimensión, de carácter más estable.

Conocimiento cotidiano o de sentido común


El conocimiento cotidiano o de sentido común constituye la base intersubjetiva
compartida que permite los intercambios comunicativos, la convivencia entre los sujetos
en cada contexto social. Ese escenario de sentido común, está integrado por el sistema de
saberes sobre la realidad con un sentido práctico, los cuales son empleados en la vida
cotidiana de modo muy diverso. Lo integran tradiciones culturales, refranes populares,
estereotipos, prejuicios, hábitos, costumbres, creencias colectivas, representaciones
sociales, que son enriquecidos por la experiencia de los sujetos y validados por sus
prácticas. Se transmiten a través del proceso de socialización, son aprehendidos en una
42

trayectoria ininterrumpida de aprendizajes a lo largo de la experiencia de vida e


implícitamente aceptados en cada contexto social particular.
El conocimiento cotidiano o de sentido común es aceptado como evidente y
consensuado, tiene por funciones pautar los comportamientos admitidos, razonables y
naturales, que dan coherencia y orientación al comportamiento, enfrentar con economía
psíquica los hechos cotidianos, resolver cuestiones domésticas o prever su desenlace, de
tal modo posibilita clasificar en categorías individuos, hechos o situaciones, hacer
conjeturas que le otorgan un carácter de autoevidente, reconocido y compartido que
facilita las comunicaciones interpersonales, a las cuales dan contenido a partir de un
trasfondo común.
El conocimiento cotidiano para Heller (1987) es visto en dos sentidos: objetivo y
normativo. En un sentido Objetivo, como la suma del saber cotidiano de una época o
estrato social, que guarda cierta independencia de lo que de él se convierte en patrimonio
de un sujeto. Es decir, en función del contexto sociohistórico concreto, cada sujeto hará
suyo determinado cúmulo de conocimientos cotidianos que le resultan indispensables
para su vida en ese contexto espacial e histórico donde se desenvuelve. Al mismo tiempo,
en un sentido Normativo, direcciona y organiza las acciones de los sujetos y los grupos.
Por otro lado, es importante destacar que la magnitud de los conocimientos
cotidianos varían de una época histórica a otra y dentro de una misma época, en función
de la distribución social del trabajo y del entorno geográfico. Así por ejemplo, los saberes
cotidianos que necesitaba un hombre del medioevo resultan bastante diferentes en
cantidad y contenido, de los que necesita un hombre del siglo XXI. En esta misma época
–siglo XXI–, un biotecnólogo en Cuba contemporánea organiza su vida cotidiana con un
acerbo de saberes cotidianos que difieren de los de un campesino cubano. Así pudiéramos
poner múltiples ejemplos, que dan cuenta de estas diferencias en las que las dimensiones
espacio y tiempo se entrecruzan de un modo particular en cada caso.
La magnitud de los conocimientos cotidianos se multiplica con el desarrollo de la
división social del trabajo y, al mismo tiempo, disminuye la posibilidad de dominarlos
completamente. La especialización de los saberes al multiplicarse hace imposible
apropiarse de su totalidad. Así por ejemplo, un indígena que vive de confeccionar
artesanías en el Cuzco, Perú, no necesita poseer igual cantidad y tipo de conocimientos
43

que los que debe dominar un obrero de una industria de tecnologías de punta en una
ciudad Europea.
Al mismo tiempo, existe un mínimo de conocimientos cotidianos que deben ser
aprehendidos para desenvolverse en cualquier contexto social:
 El conocimiento de alguna forma de lenguaje (hablado, escrito, de signos) que
permite la comunicación de informaciones y conocimientos, resulta herramienta
indispensable para las interacciones que implica la vida social.
 Las prescripciones y normas sociales vigentes en ese entorno y momento histórico,
que pautan los comportamientos socialmente aceptados o censurados por
inadecuados.
 Los hábitos y costumbres que adecuan la conducta a su contexto y posibilitan la
economía psíquica en un mundo repleto de informaciones diversas y hasta
contradictorias.
 Los saberes para la reproducción de la cotidianidad en el espacio doméstico, que
garantizan la solución de necesidades y problemas comunes en ese contexto, a partir
de su veracidad y utilidad probada en la experiencia de generaciones anteriores.
Como ya hemos dicho, el conocimiento cotidiano o de sentido común en sentido
general, permite comprender lo que acontece, resolver inconvenientes, explicar los
hechos ante el torrente de informaciones y situaciones con las que interactuamos en el
devenir de la cotidianidad. En la realización de estas funciones tienen un papel esencial
las representaciones sociales y es, justamente, en esta forma de conocimiento cotidiano
donde centramos un poco más la atención, por su alcance y funciones en la propia vida
cotidiana.

Representación social
Aquí concebida como una construcción subjetiva, integra conocimientos, imágenes
y afectos; se orienta hacia la comunicación, la comprensión y el dominio del entorno
social. Las representaciones sociales (RS) tienen para la psicología interesada en la vida
cotidiana, un interés descriptivo y un valor interpretativo de los espacios de la realidad
social de los que ellas dan cuenta.
44

La Teoría de las Representaciones Sociales, creada por Moscovici (1961) en


Francia, permite penetrar en la formación subjetiva que posibilita a los individuos, como
miembros de los grupos sociales, explicarse y actuar respecto a los hechos, fenómenos y
relaciones sociales en su vida cotidiana. En su constitución confluyen la historia personal,
grupal y social de cada sujeto, participan y tipifican los modos de interacción con su
realidad.
Para comprender qué es una RS resulta útil partir de los aportes de Jodelet (1988).
Esta importante investigadora del tema, hace un conjunto de reflexiones teóricas que a
nuestro juicio constituyen una forma de definición pertinente.
EI concepto de representación social designa una forma de conocimiento
especifico, el saber del sentido común, cuyos contenidos manifiestan la operación
de procesos generativos y funcionales socialmente caracterizados. En sentido
más amplio, designa una forma de pensamiento social.
Las representaciones sociales constituyen modalidades de pensamiento práctico
orientados hacia la comunicación, la comprensión y el dominio del entorno social,
material e ideal. En tanto que tales, presentan características específicas a nivel de
organización de los contenidos, las operaciones mentales y la lógica
...Una manera de interpretar y de pensar nuestra realidad cotidiana, una forma
de conocimiento social.... un conocimiento práctico que forja las evidencias de
nuestra realidad consensual...
...Las representaciones sociales se presentan bajo formas variadas, más o menos
complejas. Imágenes que condensan un conjunto de significados, sistemas de
referencia que nos permiten interpretar lo que nos sucede, e incluso dar un
sentido a lo inesperado; categorías que sirven para clasificar las circunstancias,
los fenómenos y a los individuos con quienes tenemos algo que ver, teorías que
permiten establecer hechos sobre ellos. Y a menudo, cuando se les comprende
dentro de la realidad concreta de nuestra vida social, las representaciones
sociales son todo ello junto.7

7
Jodelet, D. (1988) La representación social: fenómenos, concepto y teoría. En: Psicología Social II.
Editorial Paidós. Barcelona. pp. 472-473
45

Recientemente, Jodelet (2000) enriquece sus elaboraciones sobre las RS. En ellas
particulariza el aspecto referido a las funciones de las RS y es muy preciso a los efectos
de nuestro objeto de estudio.
Las representaciones sociales conciernen al conocimiento de sentido común que
se pone a disposición en la experiencia cotidiana; son programas de percepción,
construcciones con status de teoría ingenua, que sirven de guía para la acción e
instrumento de lectura de la realidad; sistemas de significaciones que permiten
interpretar el curso de los acontecimientos y las relaciones sociales; que expresan
la relación que los individuos y los grupos mantienen con el mundo y los otros;
que son forjadas en la interacción y el contacto con los discursos que circulan en
el espacio público; que están inscritas en el lenguaje y en las prácticas; y que
funcionan como un lenguaje en razón de su función simbólica y de los marcos que
proporcionan para codificar y categorizar lo compone el universo de la vida.8
Las representaciones sociales tienen un papel fundamental en la dinámica de las
relaciones y prácticas sociales que hacen posible la reproducción de la realidad cotidiana.
Entre sus funciones más importantes están:
 Función de conocimiento o saber: como forma de conocimiento cotidiano las RS
permiten a los sujetos aprehender conocimientos que integran a sus esquemas
referenciales propios, para resolver cuestiones cotidianas, comunicarse y actuar de
modo coherente en su contexto social concreto.
 Función de orientación del comportamiento: el sistema de conocimientos, de
categorización de la realidad que constituyen las RS son una guía para las acciones.
Ellas incluyen las prescripciones de los comportamientos obligatorios, aceptados o
no, en un contexto social dad, lo que les permite a los sujetos definir, anticipar sus
actuaciones, la finalidad de las situaciones, prever expectativas, y ejecutar acciones
sobre la realidad.
 Función facilitadora de la comunicación: las RS son condición necesaria para la
existencia de la comunicación, ellas definen referentes comunes que permiten los

8
Jodelet, D. (2000) «Representaciones sociales: contribución a un saber sociocultural sin frontera» En:
Develando la cultura. Estudios en representaciones sociales. D. Jodelet y A. Guerrero (coord.) UNAM.
Facultad de Psicología, México. p. 10
46

intercambios e interacciones sociales, transmitir y difundir informaciones, integrarse a


las conversaciones cotidianas, dar coherencia a las comunicaciones.
De manera general, las RS permiten describir, clasificar, explicar la realidad, ellas
modelan las visiones de sentido común, definen la realidad para permitir a los sujetos
actuar. Estas cuestiones resultan importantes para comprender determinadas situaciones
que acontecen en la cotidianidad.
En los distintos grupos y contextos sociales se constituyen diferentes
representaciones de la realidad. Estas RS pueden introducir un cierto sesgo, que puede
adquirir dimensiones de estereotipo y hasta de prejuicio en la visión del objeto, hecho o
proceso que se representa, según un conjunto de circunstancias diversas: las necesidades
e intereses de los sujetos implicados, la cantidad y calidad de los conocimientos e
informaciones disponibles sobre el objeto de representación, las características de los
grupos implicados en el proceso representacional, etc. En cada grupo social se pueden
sobredimensionar o subestimar determinados rasgos o cualidades de la realidad
representada, conforme a lo cual actuarán los sujetos que lo integran.
Este sesgo ocurre pues los sujetos «deforman o acomodan» la visión de la realidad
de acuerdo a sus necesidades o intereses; ello los lleva a aceptar o rechazar determinadas
cosas y a construir «su» realidad. Resulta aquí muy oportuna la reflexión de Ibáñez
(1988) cuando afirma:
No es que existan diferentes realidades porque existan diferentes maneras de
tratar la misma realidad objetiva, sino que existen diversas realidades porque la
propia realidad incorpora en sí misma , y como parte constitutiva de sí misma,
una serie de características que provienen de la actividad desarrollada por los
individuos en el proceso que les lleva a formar «su» propia visión de la realidad.9
Por otro lado, el tipo de informaciones sobre lo que se representa, en cuanto al
tipo de contenido, la calidad y la cantidad de los mismos, también guarda relación con las
representaciones que se constituyan y la conducta que sujetos y grupos organicen. Para
clarificar este tema y su repercusión en lo cotidiano analicemos los siguientes ejemplos:
Imaginemos los minutos finales del juego por el campeonato de béisbol entre
Industriales y Villa Clara, donde se define el primer lugar. Una jugada del pitcher es
9
Ibáñez, T. (1988) «Representaciones sociales: teoría y método». En: Ideologías de la vida cotidiana. T.
Ibañéz (Ed). Sendai, Barcelona. España. p.14-90
47

clasificada como out y se saca del juego a uno de los mejores bateadores de Industriales,
esto pone en peligro la oportunidad de que su equipo gane el juego. Las reacciones del
público son diversas y contrarias. Los fanáticos de Industriales protestan por lo incorrecto
e injusto de la decisión y se cuestionan la imparcialidad del árbitro. Los partidarios de
Villa Clara aplauden la decisión y la catalogan de justa.
Un observador imparcial no siente las emociones de los partidarios de cada equipo
y asombrado –porque su aproximación es de modo neutral–, notará posiciones
contrapuestas ante una misma situación. ¿Cómo explicarlo desde la psicología? Pues
estamos en presencia de RS diferentes ante un mismo hecho o situación. Los fanáticos de
ambos equipos han configurado representaciones contrapuestas, pues desde intereses
diversos se analiza una misma realidad objetiva. Así se constituye una visión sesgada
desde la subjetividad, donde se privilegian cualidades distintas en cada una de las RS
manifiestas, las cuales permiten a cada equipo, explicarse y comprender lo sucedido,
atendiendo en este caso a las necesidades e intereses particulares de los partidarios de uno
u otro grupo.
Por otro lado, analicemos una experiencia desarrollada en la docencia y orientada
en la guía metodológica de la asignatura.
Se divide el aula en tres grupos y se les entrega a cada uno la misma foto de un
hombre, con un portafolios en la mano, vestido de traje, con bigotes y la cara seria. Al
primer grupo, se les informa que se trata de un científico prominente que acaba de recibir
un premio internacional; al segundo grupo se le dice que es la foto de un narcotraficante
detenido por dirigir una red internacional; y al tercero se le dice que miren la foto sin otra
información adicional. La tarea común que se orienta es describir las características del
sujeto que se aprecian con el análisis de la foto.
Resultados: el primer grupo describe cualidades positivas, «ve» a un hombre
inteligente, honesto, trabajador, consagrado a sus ideales, amante de la paz; el segundo
grupo describe cualidades negativas, se lo «representa» como un hombre ambicioso,
malvado, egoísta, avaro, inhumano, de mirada cínica, que solo le importa el dinero y no
la muerte que las drogas generan; el tercer grupo describe rasgos imprecisos, externos,
demanda al profesor más explicación para poder hacerla tarea, dicen que un hombre,
serio, de bigote, tal vez trabajador de una empresa, o un maestro.
48

Esta experiencia docente demuestra por una parte, como las informaciones y
conocimientos organizan la producción de representaciones sociales, es decir los sujetos
que recibieron algún tipo de información fueron capaces de constituir sus
representaciones atendiendo a los contenidos de las mismas; no así los que carecieron de
informaciones que les permitieran apelar a sus referentes para organizar y articular su
representación.
Por otro lado, entre los que sí recibieron informaciones se observa como éstas se
articulan a sus esquemas referenciales previos, que pueden tener forma de estereotipos y
dejan su impronta en los contenidos representacionales. De tal forma, las RS del
científico y del narcotraficante se estructuran en rasgos y cualidades un tanto
estereotipadas, pero que en cualquier caso les permiten explicarse y comprender la
realidad. Probablemente actuarían en consecuencia si además, los hubiéramos interrogado
sobre el tipo de relaciones que preferirían establecer con el sujeto atendiendo a como se
lo representaron.
Estas situaciones relativamente sencillas nos conduce a significar la importancia
del conocimiento de las RS como dimensión del conocimiento cotidiano. Esto se torna
particularmente importante cuando pretendemos hacer una lectura crítica de determinado
espacio de la realidad social.
Por la importancia de las RS y la comprensión del conocimiento cotidiano, se
deben estudiar además otros artículos específicos que se incluyen en esta selección de
lecturas. Así nos acercamos a la comprensión de interrelaciones en las dimensiones que
se articulan en la subjetividad cotidiana articuladas en las diferentes esferas de la vida, las
cuales se expresan en –y son expresión de– la realidad social concreta.

Crítica de la vida cotidiana


La Psicología Social como crítica de la vida cotidiana es una de las teorías dentro
del movimiento de la Psicología Social Latinoamericana. Este es un movimiento
científico que desarrolla una producción teórico-metodológica autóctona, derivada de los
problemas de la realidad social en que sus estudios se producen; utiliza críticamente las
teorías y metodologías existentes y las enriquece con ese quehacer psicosocial. En este
contexto es que surge la propuesta de la Psicología Social como crítica de la vida
49

cotidiana y desde este marco teórico, que hemos desarrollado para la formación docente,
proponemos aplicarlo a nuestras propias vidas y a la realidad cubana.
En las diferentes esferas de la vida cotidiana se manifiestan en forma directa, las
actividades y relaciones que las personas guardan entre sí y con la naturaleza, en función
de satisfacer sus necesidades. Así se van configurando sus condiciones concretas de
existencia, las condiciones tanto materiales como espirituales en las que las personas
viven. Concretamente…

Crítica de la vida cotidiana


es el análisis objetivo y científico
de las condiciones concretas de
existencia del sujeto.
Tiene lugar como crítica de:
• el orden social
• las organizaciones sociales
• el vínculo y las relaciones
• los roles prescritos y asumidos

 La crítica del orden social, en tanto análisis del modo en que –en cada formación
económico social, o sea, en cada país o sociedad–, se organizan los destinos de la
satisfacción y expresión de toda población.
 La crítica de las organizaciones sociales, entendiendo los grupos formales e
informales en los que transcurre la vida de la persona y el análisis del modo en que
estos espacios satisfacen o frustran, potencian u obstaculizan, la realización plena de
los seres humanos.
 La crítica del vínculo, entendido como aquella relación social elemental y primaria
en la cual, de forma inmediata, se manifiesta la subjetividad y se actualizan las
respuestas socialmente disponibles.
 La crítica de los roles, prescritos y asumidos por la persona en las diferentes esferas
de su vida cotidiana, determina ser cada vez más un mero objeto (marioneta) de las
circunstancias o acercarse a su esencia y ser sujeto (activo) de su existencia misma.
La crítica de la vida cotidiana es el análisis de las formas en que en cada
organización social concreta se organiza la vida de las personas. Así se determina la
50

relación entre las necesidades, aspiraciones y proyecciones del sujeto y los espacios
disponibles socialmente para su satisfacción y expresión, en las diferentes esferas en las
que transcurre su vida cotidiana. Recorre todos los niveles, desde la sociedad en general,
pasando por los grupos y las instituciones, hasta la relación y establecimiento de vínculos
con otros y consigo mismos, como espacios más personales de expresión de la
subjetividad cotidiana. No es la queja y la protesta de las cuales puede hacer uso el
pensamiento común. Es develar sus leyes internas, las causas de tales efectos o
consecuencias observables en conductas cotidianas. Es analizar las formas de pensar,
sentir y actuar, aquello que de uno a otro individuo, de uno a otro grupo, o de una a otra
sociedad, existe subjetivamente y resulta determinante y determinado de una manera
cultural particular.
Crítica de la vida cotidiana es entonces interpelar a los hechos, interrogarlos,
problematizarlos –a lo obvio, a lo natural, que por ser incuestionado pueden ser los más
desconocidos–. Sería la actitud opuesta a la familiaridad acrítica. Implica romper con
nuestras obviedades (mitos, estereotipos, prejuicios, automatismos) que encubren,
ocultan, invisibilizan siempre otras perspectivas de la realidad, e ir en busca de lo
esencial que está en los hechos, en la realidad diversa y no en la representación mental
que de esos hechos construimos, es decir, en la representación social –en el pensamiento
común y compartido– que naturaliza, ideologiza y mistifica los hechos.
Es toda esta problemática alrededor del ser humano y su vida cotidiana la que
justifica nuestro objeto de estudio y permiten delinear el espacio de actuación del
psicólogo como crítico de la vida cotidiana. Entonces, ¿cómo realizar la crítica de la vida
cotidiana? Se trata de un instrumento de orden práctico, contiene los pasos a seguir para
el ejercicio de la función de este rol profesional.

Función del psicólogo como crítico de la vida cotidiana


Entendiendo la relación sociedad-grupo-individuo como proceso dinámico y
dialéctico, en el caso que nos ocupa, se ha de desentrañar para cada uno de esos niveles
simultáneos, otra relación –también dinámica y dialéctica– la cual se establece entre
obviedades-familiaridad acrítica-crítica de la vida cotidiana. Esto quiere decir, que es
pertinente y necesario ubicar la función del psicólogo en la comprensión y modificación
51

de la relación del sujeto con la vida cotidiana. Este rol supone al profesional desarrollar
habilidades que demandan: vivencia (primero y segundo pasos), cognición (tercer paso) y
acción (cuarto paso). En general, esta subdivisión artificial ayuda al desempeño del rol,
aún y cuando sabemos que se entremezclan en la realidad. Veamos:
 Primero: Vivenciar, conocer la realidad. Vivir y experimentar la realidad, conocer y
ubicar en tiempo y espacio, para cada momento histórico concreto.
 Segundo: Observar, develar obviedades. Romper con la familiaridad acrítica, con el
mito de lo natural y lo autoevidente para poder develar el objeto de la crítica.
 Tercero: Problematizar, establecer una distancia reflexiva que nos permita, desde un
marco teórico determinado, conceptualizar esa realidad y comprender la situación
problémica, en qué medida y cómo entorpece o potencia el desarrollo humano.
 Cuarto: Transformar, elaborar viables estrategias de abordaje y/o transformación de
esa realidad, en los diferentes niveles de actuación profesional (individual, grupal,
institucional, comunitario y social).
Efectivamente, pretender realizar una crítica de la vida cotidiana supone,
indispensablemente, transitar por todos y cada uno de los pasos propuestos. Ello implica
una práctica personal comprometida y responsable para desarrollar la capacidad de
lectura del aquí y el ahora de cada realidad, en estrecha vinculación con la historia
anterior de la persona o grupo específico. Digamos que la clave estaría en las conocidas
tres «R», como filosofía para la vida: Respeto por uno mismo; Respeto por los demás;
Respeto por todas sus acciones. Esto es, en síntesis, recuperar la responsabilidad en y por
nuestra propia vida.
Conocer la realidad sobre la cual hemos de desempeñar la crítica es requisito
inicial, o sea, el análisis objetivo y científico de una realidad que experimentamos en su
práctica cotidiana actual, que vivenciamos y colocamos en sus determinaciones histórico
concretas. Precisar desde la experiencia que se trata de: país, ciudad, municipio, barrio,
comunidad, instituciones, grupos, personas, año, mes, días de trabajo, de vacaciones,
actividades, etc.; vivenciar esa realidad concreta y ubicarla, incluso si se tratara de un
tiempo histórico en épocas pasadas (donde este requisito se mantiene y se cumple a través
de materiales bibliográficos, prensa, novelas, obras de arte). Poco haríamos si creemos
52

que es posible instrumentar la crítica de la vida cotidiana en una realidad desconocida y


mucho menos el despliegue de una labor profesional pertinente para la sociedad.
Para observar y develar las obviedades, problematizar la realidad y transformar la
cotidianidad, contamos con instrumentos y recursos que el psicólogo asume en su rol
profesional. Por su capacidad esencialmente humana, enriquece tomarlos para sí mismos.
Instrumentos y recursos para el ejercicio de la crítica

• Diálogo y escucha en positivo


• No desear una vida sin conflictos
• Contradicciones como oportunidad
• Tolerancia es respeto a diferencias
• Responsables agentes de cambios
• Aplicar a realidad interior y exterior
• «Construir» realidades diferentes

El diálogo y la escucha son instrumentos indispensables. Es necesario velar por


dialogar siempre en positivo, incluso en situaciones de valoraciones discrepantes, porque
la palabra discursiva desde la negación y la reprobación, por lo general, bloquea la
iniciativa y la creatividad del otro. Es necesario entender la queja y la protesta como
medios de reflexión acerca de las disfuncionalidades del entorno y, al mismo tiempo,
visualizar la capacidad y posibilidad personal de implicarse en la trasformación de la
realidad, porque –recordemos– crítica es análisis objetivo y científico.
Una forma de conocer lo limitante, aquello que de alguna manera frena el
crecimiento y las potencialidades humanas, es entender la existencia del otro en su
contexto. Desde el mismo momento en que comenzamos a trabajar con alguna persona
estamos abriendo la posibilidad de ruptura con la familiaridad acrítica. Por ejemplo, el
trabajar con jóvenes que podrían tener cierto grado de marginalidad por desinserción
social, o sea, por la pérdida o alejamiento del lugar social que para ellos, potencialmente,
la sociedad en que viven les ofrece. Con su acercamiento a esos jóvenes, podemos
afirmar, que ustedes mismos se convierten en agentes de cambio que ponen en crisis los
modos de significar la realidad de esos coetáneos.
Así, pueden ayudar a descubrir los puntos oscuros, los obstáculos que pierden y
atrapan al sujeto en esa «ilusión de estabilidad y conformidad» que implica limitarse a
organizar la vida de la forma en que lo hacen como si esa fuera la única forma posible de
53

vivir. Se trata de observar y propiciar la detección de obviedades, de romper con el mito


de las verdades codificadas como naturales, con la familiaridad acrítica que rodea y limita
a la persona en su entorno más inmediato. La concatenación de hechos –en la historia
personal, grupal y social– permite, en su continuidad, explicar el aquí y el ahora para dar
paso a una visión de futuro.
No esperar ni desear una vida exenta de conflictos. Esa no existe y es bueno
que así sea, la contradicción es el único modo de generar desarrollo. El asunto sería
ayudar a utilizar esos conflictos y contradicciones que aparecen en cualquier esfera de lo
cotidiano como instrumentos y herramientas, como escenarios y oportunidades para el
desarrollo personal, grupal y comunitario; contribuir así a dirigir la mirada sobre sus
reales posibilidades y potencialidades, lo cual implica abrir espacios para su crecimiento
personal.
Desde esta perspectiva teórica, nuestro trabajo profesional demanda el desarrollo
de la tolerancia como respeto a la diferencia y no como sumisión ni aceptación
conformista o derrotista. Esto significa que ustedes van a respetar la diferencia como
expresión de la pluralidad, en la cual se hace posible asumir la unidad de todos los
elementos singulares, o sea, una participación activa y transformadora de la sociedad a
partir del respeto a la capacidad y potencialidad de desarrollo de los individuos
involucrados en este proceso social. Se trata de potenciar, en sus situaciones particulares,
las posibilidades de encontrar salidas flexibles y creativas.
Concebir la esencia del rol profesional como críticos de la vida cotidiana, supone
persuadirnos de nuestra responsabilidad como agentes de cambio. Esto implica
desnaturalizar la experiencia habitual, develar contradicciones, cuestionar los modos de
representar la realidad y resignificar los hechos, entre otros aspectos ya abordados. Pero
no basta quedarnos en este nivel. Una vez analizada la realidad con un referente teórico
concreto, es necesario también proponer alternativas de nuevas significaciones y prácticas
comportamentales, en cualquiera de los niveles que atañe a nuestra función social, con el
objetivo fundamental de la transformación desarrolladora de la realidad.
Desde el rol del psicólogo social como crítico de la vida cotidiana, cuando
enunciamos como primer paso en el ejercicio de esta función la necesidad de vivenciar y
conocer esa realidad cotidiana, no podemos dejar de considerar como indispensable las
54

siguientes interrogantes: ¿conocemos las RS de los sujetos que estudiaremos?; ¿coinciden


o divergen de nuestras propias representaciones?; ¿desde qué representación social del
psicólogo dichos sujetos reciben e interpretan nuestra acción profesional?
La experiencia de una colega chilena da luz sobre este tema. En una investigación
sobre la RS del psicólogo en una comunidad indígena de una zona rural, encontró que
dichos sujetos se representaban al psicólogo como «blanco», que habla en una forma
incomprensible (en otro idioma) y por tanto no nos puede ayudar. Por su parte, los
psicólogos citadinos se representaban a los miembros de la comunidad como «atrasados»,
de pelo largo, piel oscura, que tienen que aprender a hablar en español, que se guían por
pautas y mitos de sus culturas indígenas y, por tanto, no valoran el papel que puede
desempeñar allí un psicólogo. Desde RS de partida tan contradictorias y, aparentemente,
irreconciliables parecería imposible desarrollar la labor profesional que pretendían. Los
resultados de las lecturas críticas realizadas fueron articulados en estrategias particulares
para la modificación de los contenido de las RS iniciales que alimentaban estereotipos y
prejuicios de ambas partes.

La crítica de la vida cotidiana, más que teoría es un enfoque


A la altura de este planteamiento queremos dejar plasmado que la crítica de la vida
cotidiana no es sólo una teoría, es un enfoque, una manera de captar, indagar, interrogar e
interpelar la realidad. Por tanto, junto con la asimilación de los conceptos y las nociones
básicas que la distinguen y le permiten designar los contenidos de su objeto, se incorpora
el aprendizaje de un conjunto de actitudes, valores y habilidades que son necesarios para
el desempeño profesional desde esta perspectiva.
No basta con dominar el concepto de crítica, es necesario entrenar nuestra
capacidad de escudriñar la realidad para develar y descubrir el objeto de la crítica. Ello
implicará entrenar y desarrollar nuestra percepción creativa y científica de la realidad,
depurando nuestra mirada de los prejuicios, estereotipos y encartonamientos propios de
los esquemas referenciales desde los que funcionamos en el cotidiano de vida. Supone
dejar que la realidad nos penetre cruda, en toda su desnudez, y no al revés, intentando
acomodarla, encasillarla en nuestros esquemas de referencia.
55

Esto implica el rescate de la curiosidad infantil, de la capacidad de asombro, en


muchos casos bloqueadas en nuestro desarrollo por estilos de enseñanza-aprendizaje
pasivos, memorísticos, donde el lugar del saber está colocado en el maestro y al alumno
le toca escuchar, repetir y aprender de memoria. Otra es la relación que establecemos
desde la perspectiva de la Psicología Social, nosotras concebimos el saber como
conocimiento compartido y recreado en este espacio común para la formación
profesional. Presentarnos mutuamente ante este enfoque teórico, compartir ejemplos del
aquí de nuestro cuerpo y el ahora de nuestro presente, adentrarnos por el camino del
asombro y la curiosidad científica, pretender la transformación social conscientes de la
responsabilidad que implica y comenzar por nosotros mismos. Porque detrás de las cosas
más complejas vamos a encontrar la luz que las más simples brindan al camino de
adentrarnos en las causas que determinan los fenómenos de todo aquello que
consideramos lo cotidiano.
La crítica de la vida cotidiana supone el empleo de aquellos recursos que implican la
modificación de todos los actores sociales envueltos, incluyéndonos a nosotros mismos,
pues como agentes de cambio social que somos, desde que estamos aquí formándonos
para este desempeño laboral comenzamos a vivenciar la transformación de nuestra
cotidianidad. Los recursos que ponemos a su disposición, son aplicables a la realidad
interior y exterior, a la persona, al grupo, a la comunidad, pero no son ni pretender ser
recetas acabadas. Por su carácter de proceso y por su dialéctica de desarrollo, la vida
cotidiana constituye el complejo escenario hacia donde vamos a dirigir nuestro actuar.
Por tanto, lo que compartimos aquí con ustedes es tan sólo una propuesta con la que
pretendemos sea posible «construir» realidades diferentes, desde la convicción que
nos persuade el saber que «tú puedes», «yo puedo» y «nosotros podemos» lograr un hoy y
un mañana cualitativamente diferentes y en pos de la esencia humana.
Queda como sugerencia, por ejemplo, pensar en situaciones personales en las
cuales la realidad nos ofreció alternativas y oportunidades que no logramos identificar o
aprovechar en su momento concreto. Desde esta propuesta teórica, al reflexionar
estaríamos haciendo lecturas críticas de pasajes de nuestra propia vida cotidiana.
Ustedes se están formando como profesionales de la Psicología. Es decir, se están
adiestrando para una manera de pensar, de sentir y de actuar en la vida, y para influir
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positivamente desde la relación y comunicación con otros, ofreciéndoles una filosofía de


vida distinta, un estilo de relación diferente: de respeto mutuo y afectos, una escucha
inteligente, una mano amiga. La labor que ustedes han de desempeñar se desarrolla en y
desde la vida cotidiana, escenario donde la personas –los sujetos de su acción profesional,
empezando por sí mismos– viven y transforman la realidad individual y social.
Psicología Social y vida cotidiana, deviene entonces teoría propuesta para sentir la
vida dentro de la vida. Empezar por la transformación de sí mismos, de seguro ayuda a
los otros y, de conjunto, a la sociedad. Persuadidos de que cualquier día es bueno para
comenzar, compartimos un juego de palabras que ahora cobran nuevos sentidos:
Ayer es pasado
Mañana es futuro
Hoy es un regalo.
Es por eso que es llamado «presente»
Descubramos los espacios de crecimiento personal que la vida cotidiana ofrece a
los seres humanos. Tomemos el regalo que nos da la cotidianidad mirada con ojos
profesionales; demos al presente la posibilidad de asirnos de la mano y conducirnos al
logro de nuestras aspiraciones.
Muere lentamente, quien pasa los días quejándose de su mala suerte o de la lluvia
incesante. Muere lentamente, quien abandona un proyecto antes de iniciarlo...
Pablo Neruda

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