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\mar al padre o al sinthom

■ ¿Amar al padre
o al sinthome?
Seminarios en Caracas

La función del sinthome


Xavier Esqué

El cambio en la cultura
y las nuevas formas de
los síntomas
Marie-Héléne Brousse

Publicación de la Sede Caracas de la


Nueva Escuela Lacaniana, NEL
NEL-Caracas Declaración
NEL-Caracas Pronunciamiento

s e r i e / r i

e d i c i o n e s

2007
E S

ni’ GRAMA, ediciones, 2007.


Fondo de la Legua 2476, Edif. 3, Dto. 40
(1642) Pcia. de Buenos Aires, Martínez
'reí.: 4743-8766 • grama@gramaediciones.com.ar
http://www.gramaediciones.com. ar

Brousse, Marie-Héléne y Esqué, Xavier


Am ar al padre o al sinihome?: Seminarios en Caracas / Marie-
Héléne Brousse y Xavier Esqué. - la ed. - Buenos Aires:
Grama Ediciones, 2007.
v. 1, 168 p.; 21x14 cm.

ISBN 978-987-1199-54-9

1. Psicoánalisis. I. Esqué, Xavier II. Título


CDD 150.195

lifc lio el depósito que determina la ley 11.723


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4
Indice

Presentación................................................................ 7
A licia A renas

Conferencia pública
El psicoanálisis y la v id a ........................................... 9
Xavier E squé

Sem inario
La fu n ción del sin th om e............................................... 25
Xavier E squé

C onferencia pública
Las declinaciones del padre
y los cam bios en la fa m ilia .......................................... 77
M arie-H éléne B rousse

Sem inario
El cam bio en la cultura y
las nuevas form as de los sín to m a s.......................... 95
M arie-H éléne B rousse

s
Conferencia Pública*

Las declinaciones del Padre


y los cambios en la fam ilia

Comenzaré por decir que envié un título en francés y se


produjo una formación del inconsciente. Fue traducido co­
mo Declinaciones del Padre, en plural y no como Desfalleci­
miento. Me parece absolutamente lacaniano, como un Witz
que se produjo al traducir el título.
Empezaré por hablar de los cambios en la familia.
Una tesis algo simple sería enunciar _c|ue hoy en día la fa-
miliaJia^de jadcLdje-egtar ordenada por la función patejrna. ha
dejado de ser patriarcal. A este cambio contribuyó mucho el
psicoanálisis a pesai* que las reflexiones y las prácticas de los
analistas han podido ser reaccionarias en relación con este
m ovim iento de pérdida del sentido paterno en la familia.
¿Qué quiero decir con esto? Hay una diferencia entre las po­
siciones que asumieron los analistas freudianos, posfreudia-
nos o lacanianos y el m ovim iento que el psicoanálisis como
disciplina, como experiencia, produjo en los sujetos.
Si bien los psicoanalistas han podido ser reaccionarios, es
decir délensores del poder del Padre, d éla s tracnciortes, de
la autoridad de los sign ificantes amo, l¿5 5 vin cion iredqaa-
na como tal, es decir la e ^ e rie n c ia deFteo:ura~axTálífeg^riba
en él sentido del desfallecimíeñto de la función paterna.'
Cualesquiera sean tas" posiciones que los psicoanalistas

* Organizado por la NEL-Caracas, jueves 21 de abril 2006.


79
Marie-Héléne Brousse

hayan podido tomar como ciudadanos o como sujetos del in­


consciente, ¿cóm o explicar el hecho que la fapnilia haya de­
jado de estar ordenada por la función paterna? Me parece
gué^HayrsTm enos a partir de los puntos de referencia que
nos da Lacan, dos razones -tal vez muchas más- pero en es-
ta^casíón he^pensado en dos ' "
• y Prim er punto: el 1avance_d^Ldiscurso de la cienc ia Este
avanceredujo ál na ore a lo hiolfadco. :o. es dec^
de n ^ rrfeal. ctíañ
do precisamente laTuncion^paterna como función de autori-
dad^sim bóIicaTJNo es ni biológica ni real. Un simple ejem-
plo sirve para ilustrar lo que afirmo: la posibilidad de hacer
pruebas biológicas de paternidad reduce el poder de la fun­
ción paterna como tal, a saber una función de palabra, de pa­
labra-acto como lo sería es mi hijo, o, no es m i hijo. Ahora
cuando un señor dice no es mi hijo, el biólogo, el doctor rea­
liza una prueba y como consecuencia de ello la verdad vie-
n ed esd eja biología r n o ^ e la paiaóra cfel Padre. Este avahce
del discurso" de la~cíencia ennuestra sociedad ó en nuestros
há6ltos~3fí v ida, reduceria^autoridad déTa función paterna
comoj u n ción simbólica. *
£ 3 Segundo punto: me parece que Tscurso capitalistk
tam bién h aredu cfdo la. dimensión dfeí43E£E tttn ision de
la cual participaba la h jna. Ha reducido esta di-
mensiqn_delja e a i ai njj ;o. Se trata ademáTdélcíumerarla
ganancia, la utilidad y e operador de reducción de los sie­
niñeantes a los núme gue esjibsolutamente estructural
rie ljijsguysn cjvpitalis/a, no solamente ha producido estadís­
ticas a nivel generalizado, sino tam bién ha producido un
Tactor de equivalencia-generalizada por m edio de una uni­
dad de valor del lado del número. Se incluye ahora en los
cálciilos en todos los sistemas sociales, se numeran las vidas
humanas, los órganos, los modos de goce. V oy a dar q rí pe­
queño ejemplo: fumar es un m odo de goce qpe^se pueaecaT
cular, es decir se puedecalcular el costo de este goce enter-
minos de números y en términos de gastos y de utilidad, de
ganancia para la sociedad que vende lo que se fuma, pero
también de gastos en el sistema de salud, etc., etc. El discur-
r---- — "~
80
Seminarios en Caracas

so capitalista al generalizar el uso para las cosas humanas, el


usó del riSmero como unldad para^comparar y elegir las de­
cisiones,j^educelaffibién^rpnñdpio^eaAlíóridad^e^antes
encarnaba la función paterna, sin números, sólo el número
Uno, el que hablaba. Ahora son los números los que hablan.
" Estos dos tiposde discursos, el de la ciencia y el capitalis­
ta, representan para m uchos el desfallecim iento de la fun­
ción paterna como fu n gó n de autorídacfy~de mandó~5tacan-
do~más precisamente {Testa función paterna en tanto que es-
tru cftrfá^im bÓ licTvhl^ár Ap iripqlpR EgtrT>iPTTP~~gTTs~rnricp-
cuencias en la organización de la fam ilia y en el ordena­
miento de las relaciones familiares.
A partir de Lacan, tal y como lo demuestra en uno de sus
primeros escritos, “Los complejos familiares” , podemos se­
guir afirmando que la fam ilia es una estructura simbólica
que tiene un lugar para los ideales. Pero los ideales fam ilia­
res y la estructura simbólica de la famüia noesfañ~organizá-
dos porcia función paterna, sino que estánorganizacTos"
otra numera! ' ------ — -------------
El desfallecimiento del Padre no im plica en absoluto el
desfalI^imíeiTrü~dcT^'farnüiar-rmpiica üna reorganización
de iS^reTacíones^íamíliareTque giran en tom o a un punto
central que organiza de form a distinta. Es lo que intentaré
comentar.
En la actualidad cuando abordamos el tema de la familia
nos encontramos con una realidad heterogénea m uy distin­
ta a lo que era antes.
Les propongo tres argumentos para demostrar m i tesis.
Actualmente la familia implica un rechazo de la disime-
tría sobre iaba hace unos 4U o bü ano""¿CuJ¿l
simetría y cuál disimetría? La disimetría se hallaba entre el
padre y la madre. N o existía ninguna simetría entre la fun­
ción materna y la paterna. En Francia, hoy día, a nivel legal
hay una total simetría entre la posición de la madre y la del
padre. Cuando la gente se casa el alcalde lee la ley y enfatiza
el hecho que no hay diferencia entre el padre y la madre. Es­
to ha dado lugar en francés a un neologismo que no he po-

81
v-*w^CX «— *

Marie-Héléne Brdusse I
P - M
dido traducir al español. En francés se habla del padre y de
la madre como jparentsy en español se utiliza pl significante
padres. En francés se ha introducida t¿h,«fgntficante nuevo
que es el que se utiliza, a sabe^%^azeaíalité^parentalidad),
quedando im plícito en la palabra misjpa-da desaparición de
Injjirrimrtrfa entre pñflrp y Se trata por tanto de un
conjunto indiferenciado entre padre y madre.
Parentalidad implica algo que no tiene nada que ver con
la biología sino con u n ^ o ^ i o i r a é l g u S d a í y de indiféren-
ciación entre padre y madre. — " '
Podemos por tanto hablar de un prim er cambio en la fa­
milia: la desaparición de la disimetría y de la diferencia en­
tre la función paterna y la función materna, de tal manera
que un padre puede reivindicar en un divorcio la guarda y
custodia inclusive de un recién nacido y obtenerla. Hace 50
años eso era totalmente imposible, ningún juez hubiese con­
fiado un recién nacido a un padre.
Hay un nuevo proceso de diferenciación entre padre y je­
fe: en los años ’ 70 las leyes en Francia señalaban que el pa­
dre era el jefe de fam ilia y que la fam ilia tenía que tener co­
m o dom icilio el del padcp,
Ahora estas mismas de leyes no dicen nada al respecto.
eso significa que el padre no tiene ninguna particularidad
en cuanto a su po^ i An je fo Ambos, tanto el padre como
a madre son iguales en cuanto a s u a u t o r i d a d en la familia.
La separación entre la función de Padre y la función de jefe
se extiende a todo el ámbito social. Va desde la fam ilia a to­
do el orden social, lo que es señalado por Jacques-Alain Mi-
11er en una intervención que realizó en Milano. Dijo allí que
habíamos pasado de un m odelo de sociedad autoritaria a un
m ódéío de sociedad caracterizada por el control y el auto-
ccrrrtTDlTCa función de los padres, por el hecho de ser de au-
tóridad compartida, no es por tanto una función de autori-
dad sino más bien de escucha. Se trata de escuchar a los hi­
jos o de entender a los hijos, lo que viene a traducirse en una
<gStc5logizacm~5^«*< pHpvl de lLa^wh-gg~ —■■■-..... .. ... .
Hemos pasado de una definición de los padres como

■ 82 ■
Seminarios en Caracas

principio de autoridad a una definición de los padres como


acompañantes^eomo tutores pero en el sentido de ayjxiar,
(jpiaar, entg/íaer y no e^Jpííaer, según el título de Michel
Foucault, de vigilar y de castigar. Consecuentemente se pro­
duce un m ovim iento paradójico en relación con los hijos.
Los hijos jamás fueron tan fuertes por el hecho de ser suje­
tos de derecho. Pero tampoco fueron menos sujetos en el
fentido psicoanalítico del término. Es decir sujetos inscritos
en una cadena generacional, es decir un significante repre­
sentando a un sujeto para otro significante. En el sentido ha­
bitual o común de sujeto, los sujetos tienen derechos. Pero
estos sujetos que tienen derecho, una vez que los abordamos
desde la perspectiva psicoanalítica y pasamos a hablar de su-
ieP |Üte^stos sujetos que tienen derechos, son
■caHo^vcg-TngKoS sujetos en el sentido de sujetados al orden
generacional, es decir a la cadena significante.
Si partimos de la orientación psicoanalítica constatamos
que los primeros son considerados cada vez más como obje­
tos de satisfacción, objetos de goce, objetos de consumo, ob­
jetos de pelea, objetos de chantaje entre padres divorciados,
etc., etc.
Si lo tomamos del lado de los hiios podemos ver que exis­
te un cierto empuje a no seguir en ese lugar
ce dejos-jaedres. En un sueño que Freud analizá^erlíóntra-
mos ulía 3 érfmula reducida de lo que sería para él un empu­
je a la posición del hijo. En “La interpretación de los sueños”
se halla el relato de un sueño en el que el padre sueña que
su hijo le dice: padre no ves que estoy ardiendo, cuando en el
sueño es la ropa del hijo la que arde. Es un sueño que des­
pierta al padre después de la muerte de su hijo. En el sueño
su hijo vivo es quien le dice padre no ves que estoy ardiendo.
Es lo que nos viene de nuestros hijos como para despertar­
nos, y mostrarnos cómo, en el orden fam iliar y capitalista,
-en tanto consumo generalizado- son colocados en posición
de objeto de
Tercer punto y segunda disociación: l a disociación entre
padre y masculinidad. En algunos países ya existe el matri-

83
Marie-Héléne Brousse

m onio homosexual. Esto im plica que la diferencia sexyal en­


tre h ombres v m u iereslia delado de encamarse exTIaTdife-
renciación en la fam ilia entre padre v madre. Pero dicha di­
sociación no sólo se debe a lo anterior, sino que en general,
incluso en la fam ilia heterosexual, l a ficción que .permitía
pensar que toda madre era una m u je ry que todo padre era
un ham bre, eslTficB oírterm iño. explotó de manera m uy cía-
ra a pesar3e"següir siendo objeto de escándalo en algunos
países. Un ejem plo de ello es Italia. Pero en España ya es po­
sible que se casen homosexuales, incluso les está permitido
tener hijos, no hay nada que lo prohíba.
Pienso que el m ovim iento es irreversible y que la familia
va a funcionar más allá de la ficción anterior sobre la que
cual parecía basarse, que era la ficción de 1.a. diferencia se-
xual.
..—No afirmo que lajjMeréríS
que se puede decir que la id g
nónimos de borní
lia incluso presente en la lengua. En francés hay muchas ex­
presiones para designar a aquellas mujeres que funcionan
en la fam ilia desempeñando un rol de hombre, y hombres
que funcionan desempeñando un rol femenino.
Ahora podemos pensar que la familia se va a desarrollar
a partir de est^íso^ación^ntré"difeféncIa^exual y diferen­
cia déToslja p e le snenTaceTuía"farnífiar. Esto tiene una última
consecuencia sobre~eTdlScurso; a partir de lo que l a d éñcia
abre com ^posibilidades^concém ientes a~T£TreproducCtón.
Durante sigloriaTfam iTta^rad lugar designado para el acto
sexual, teniendo consecuencias para la reproducción inscri­
ta en el .sistema s im b o líc e le iá descendencia. En IiTHCtuaü-
dad la reproducción puede funcionar sin*acto sexual.
La reproducción de las generaciones la puede hacer la
ciencia sola. Por ejem plo los hombres casados entre sí pue­
den tener hijos por diversos medios científicos. No sé muy
bien cómo aplican la ley, tampoco se si aquí hay alguna aso­
ciación que se ocupe de este tipo de situaciones. Pero en
Francia existe la Asociación de Coparentalidad, que son aso-

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Seminarios en Caracas

daciones para hacer niños. Se requieren cuatro para hacer


un niño: dos hombre y dos mujeres. Son dos parejas que
consisten en cuatro personas, dos hombres y dos mujeres, y
uno de los hombres se dedica procrear un hijo con una de
las dos mujeres. Luego firm an un contrato en el que se explí­
cita la forma de funcionamiento de los cuatro con el hijo que
les va a nacer. Si ya era bastante complicado con dos, no sé
cómo será con cuatro. El pobre niño va a tener cuatro pa­
dres, organizados de una form a más comunitaria. Pero no se
trata de ciencia ficción, sino de realidad cotidiana. Es algo
que ya existe, con o sin la ayuda de la procreación asistida
por la ciencia.
Es una separación total, algo paradójica, entre familia y
biología. Queda claro, especialmente para los analistas laca-
nianos, que se trata de la verificación de la tesis según la cual
la familia es una estructura puramente simbólica, es Una es­
tructura que no existiría sin el orden simbólico, es decir sin
el lenguaje. Mientras más avanzamos, más sábemos de lo
biológico, más distante se encuentra lo biológico de la orga­
nización de la familia. Es realmente una paradoja porque ja­
más hemos sabido más sobre lo biológico concerniente al ser
humano y a la reproducción. No sólo técnicamente sino tam­
bién a nivel del discurso social, a nivel de la organización del
orden social nos encontramos alejados de lo biológico, por lo
que una familia homosexual ya no tiene más nada que res­
ponder partiendo de lo biológico. En consecuencia hay igual­
mente una disociación entre familia v reproducción. ” ~~
* La tercera disociación la encontramos entrp f a m i l i a
producción Se ve m uy claramente que la fam ilia está del la­
do de la transmisión y del cuidado, mas no de la reproduc­
ción. Se verifican totalmente los planteamientos de Lacan
en su texto de los años ’30, “Los complejos familiares” . Igual­
mente se verifica la tesis de Lévi-Strauss sobre las estructu­
ras de parentesco
Esto es lo que quería decirles acerca de los cambios en la
familia tal y como el psicoanálisis nos perm ite pensarlos, de
una manera que no sea reaccionaria, es decir retratada a par-

■ 85 ■
Marie-Héléne Brousse

tir de los hechos, de la realidad. No lo hago de forma militan­


te porque* como supongo, se habrán dado cuenta que no m i­
lito por estas formas de familia. Sólo las constato. Una de las
lecciones del psicoanálisis es que si hay algo que no se pue­
de mirar, es lo real.
V oy a hablar ahora del desfallecimiento del Padre y de la
diferencia entre el Padre freudiano y el Padre lacaniano.
Durante el prim er tiem po de l a enseñanza de Lacan el Pa­
dre freudiano y el Padre lacaniano eran en gran" m edida
equivalentes. La tesis de Lacan sobre el padre durante la pri-
méra fase dé su enseñanza fue una radicalización de la tesis
froiir|ipnr» rmWn Rar^o como lo afirma Lacan en el semi­
nario donde precisamente empieza a hablar del Padre de
una manera distinta. Lacan inventó el térm ino de m etáfora
paterna para form alizar lo que Freud había pensado como
complejo de Édipo y complejo de castración a la vez, estan­
do ambos organizados bajoj el térm ino de metáfora paterna.
La metáfora paterna enfatiza la diferencia entre función
p a tem a ^ p a d r edeTarealidad, entre Padre y papá, que siem-
pre es ¡por suertencárente. 5odeníos~afirmar
___ _ que en el pn-
m é í LacaiTjáljprmalización que hizp de^Freucl Ubicaba" la
función patemflJcemo^¡ubTíma£Íón. Así lo diceLacarTérTTos
Escri?osvUhfíafli'C'é?~una sublimocioh, la metáfora paternaes
una ma im ito en eíq u é Freudíoha-
lía ubican o. Como dice Lacan, sacarlo de la forma épica pa­
ra introducirlo enTa'estrucfura. El m ovim iento de LacaíTfue
sacarla estructura^eTa^oYm g épiciardel mito de Edipo, de
“Tótem 3 ^ abú” , etc.
Hacer esto era m uy importante, porque ya Freud había
reconocido que la función paterna presentada bajo la forma
del com plejo de castración, constituía su punto de detención
en los análisis. Lacan intentó sacar al Padre como función,
del mito. Fue un intentcTdedesplazarese"punto de tope de
los~auáíisíartar^omo F reu dlo^ecía.
Lqjirppiam ente lacaniano que hace que Lacan vaya más
allá de FreudTésTiacer una ficción del Padre como función.
Con ello ya no se trata de un punto de verdad, ni tampoco

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Seminarios en Caracas

de un punto de realism o se trata de u r ^ ^ ^ B B ^ & c o n el


uio y la utilidad fundamental del semblanteque organiziTla
realidad im arinaria^vjmTBonca d e l s u je t o .
Lacan rg§ume en su fórmula~tan impactante
sion |3ad^version)uni~ve^ióxrhacrál^'l PadFe,
u n j ^ ^ ^ m o m i^ ñ ln t^ la ficHpg ^ fígti±niHfl
p ó n ^ s ic ^ é lic p .
Lacan ubica up m ás allá deLHadre. Si bien habla de la pé-
re-version c^¡no lalSccion organizadora, Lacan va m ásailad e'
eáta ^rcinr. v~^T^tSn mío Queda en ese
más allá del D° Hl,n " r ° p^rt? rlfl Freud re­
conoce que no se puede demostrar ni verificar en el trata­
miento analítico, pero sostiene dogmáticamente a partir de
una intuición solamente, la existencia de esa parte del Padre
q u ^ e ^ m Lacan queda. Se refiere específicamente aUMjABi
<íue ™ c h o s ustedes tienen en mente
el texto de Freud “ Pegan a un niño” . Este texto tiene como
—pcji‘itr> del lado de la demostración y del lado de la e?
mentación, la afirmación de Freud que hay un¡
^ J J ÍP tiel cual incluso el inconsciente no puede jamás dar
cuenta, del cual ningún análisis puede dar cuenta.
Hay una manera en que J¥eud sostiene una prim era
identificp™ *" nt aunque no haya ningún re­
cuerdo que pueda confirmarlo por la palabra. Pero él sigue
con la idea del amor al Padre, del Padre del amor.
Lo que Lacan llamará la versión hacia el Padre tiene que
ver, evidentemente, con el Padre del amor, porque la fórm u­
la de Lacan es que un Padre no tiene derecho al amor... La-
can enuncia las condiciones que perm iten que un hijo pue­
da acceder al amor al Padre.
Es algo complicado porque l o j y j e queda d e ja metáfora
paterna es.~la A l m ism o tiem po también está
presente, comoacanamos de ver,
tal, eJMMlIr. Por lo tanto toca al p < ^ ^ ^ . i a.;raa¿idAd que es
carente; impotente, toca a un padre corno el del pequeño
Hans. Pero también toca a un padre como el de Freud en “ El
trastorno de mem oria en la Acrópolis” .

87
Marie-Héléne Brousse

V oy a dar un ejemplo. Un analista tenía un problema con


su hijo adolescente. El problema tenía que ver con su ternu­
ra, su ternura exagerada en relación a su hijo. Esto hacía que
su función de padre que dice no y que dice sí estuviese des­
plazada por su ternura hacia su hijo. Lo que quedaba despla­
zado era la instancia que dice, puesto que la ternura no re­
quiere de palabras.
Lacan va un poco más allá al fin al de su enseñanza. En
unapequeña nota que es una intervención que realizó en un
Congreso de la Escuela de la Causa Freudiana dice: “ Creo
que en nuestra época la marca, la cicatriz de laesapEBsáSíón
d *s la queTériemos; que poner bajo laruhnca y titu-
lo‘ enexaiTdé~I»^S^^^^Fon!^Peñsainos que~el"universalis­
m o, la comunicación en nuestra civilización hom ogeniza las
relaciones eñtre~íos hombres.^Todo lo contrario.^Pienso que
es'ím posible no darse cuenta que lo que caracteriza a nues-
trá~epoca es una sp>grggarion r a m i f i c a d a reToraáH aquepro-
du cejn tersecciones a todo nivel y que no hace sinom ultipli-
car las barreras.” ‘
Lacan hace esta intervención más o menos en el año
1970, m om ento en el que aún no existía ni la comunicación
por Internet ni el reino de las computadoras, pero ya se po­
día hablar de una época de maxicomunicación. Sin embar­
go Lacan ya decía que la comunicación no implicaba univer­
salismo alguno y que en consecuencia no había que pensar
que la comunicación máxima produzca un universalismo
en términos de democracia y de circulación generalizada.
Todo lo contrario. Lo que se va a desarrollar es
ción. Lacan hace deshü@B 8M ^ ^ ón lo que miada
cimWf^»'ríéí .
a explicar eso?
La 1tal como funcionaba cuando organi­
zaba a la fámíná^jf más allá de la fam ilia a los gyupos. los paí­
ses, los imperios, etc., p r o é u ^ o ^ j^ | ^ ^ B P y | io , un Padre,
una parroquia, y más aún el poder del Padre más grande
Cuando desaparece el poder de la función paterna desapare­
ce el poder del Sj com o ordenador del discurso. Lo que apa-

88
Seminarios en Caracas

r-ece^e&la. jrn]lti,p l inftcién de dwctrraog-eoiitmTttarios, que lle­


van a la multiplicación de culturas, de grupos, y en conse­
cuencia más barreras y más fronteras y más fenómenos de
vecindad y más ocasiones de enfrentamientos.
La primera nación en la que esto ocurre de manera clara
es en los Estados Unidos. A llí los fenómenos del comunita-
rismo aparecieron en los años ‘50 muy violentamente. Se
suscitaron fenómenos de violencias colectivas, motines. Su­
cedió en la ciudad de Los Angeles al igual que en muchas
otras ciudades. Hubo enfrentamientos entre barrios, entre
gangs. Podemos leer lo que dice Lacan, una segregación ra­
mificada, reforzada que produce intersecciones a todos los
niveles y que no hace sino multiplicar las barreras. La desa­
parición-de la autoridadjjue había cumplido el N ombre~deT
Padre, es decir 1a_función nombre nnificariora eñ~tanto_que
nomhramiejg.lp del Padre, gsa^de|^¡gi<5.ón produce una
iuncíoK^irHeñtro
de sus barreras. Fue esto lo que sucedió al final del im perio
romano. Una especie de caos de los grupos, de conflictos en
ausencia de un poder único que pudiese mantener el Uno.
JacquesrAlain M iller hace del binario Uno-múltiple una
caracífí^gticH-a e la cultura actual. Estámos eñ un m om ento
de lo múltiple, no en un momento de lo Uno. A pesar de es­
tar en un momento en que se habla de la globalización, a ni­
vel político estamos en un m om ento de lo múltiple, inclusi­
ve dentro de los países mismos, dentro de las naciones que
dejan de funcionar como Uno, para pasar a funcionar como
grupos. Es lo que Lacan llamó el provenir d e la segregación
y del mercado común. Es nuestro porvenir.
Por supuesto que la segregación moderna a la que Lacan
se refiere no es una segregación impuesta por otro amo, co­
mo la que existía en Sudáfrica, previo al cambio político. Se
trata más bien de una autcnsegregacjón, en la que cada cual
elige su propio campo de concentración para quedarse den­
tro de él. Por ejemplo el que es gay, elije un m odo de goce
que le permite identificarse con algunos otros que gozan
igual.

89
Marie-Héléne Brousse

Esta segregación participa del cambio al que hacía alusión


previamente, segregación que hizo pasar de una sociedad au­
toritaria a u n a is e c l^ M ^ P ^ iiP Ó I, de>(*Ea&KC&tft*ibl. Denih'
control externo nuestra sociedad, en general, se mueve en el
sentido de lfl,yirtirnyvrdr como lo son los grupos de palabra
de Alcohólícq's^Anórplmos entre sí, donde el control de su pro­
pio alcoholismo se realiza en grupo con el que compartenel
m ismo goce. Este- tipo de agrupación que se caracteriza por
la a u n l| | | | R p g ^ e , es tam­
bién aUtOSegregativo. Pienso que la intuición de Lacan con­
sistió en percatarse que existía este tipo de dinámica, lo que
implica que una de las con^ecueneias del Padi^coraoyfun-
ción unificadpra y tapóh det defasaje de la división entre el
goce y lo simbólico del Otro, este tapón ha deja&3>>drtol£t^
nar y deja a lo simbólico -lado y a l gÜPEWKIlíítf^.
Ya para terminar. He iniciado la conferencia señalando
que “ Las declinaciones del padre” era una traducción de un
malentendido bienvenido porque, como han podido escu­
char, al detfallertmieptQ'áe la función paterna corresponde
una á t o a iü z á S á fi^ de las funcio­
nes que v ienen a operar en eT~lusar"que antes 'octlpaba
esa función única. Es decirTque l a d
manera diferente la función que antes cumplía la función
del Padre,
Lacan acompaña el movimiento de su época al introducir
la pluralización de los Nombres del Padre. Es decir aplica a
su propio invento, al Nombre del Padre, a la metáfora pater­
na el proceso dej p iífrtigaci&n que co téja teen la clínica.
¿Qué designa Lacan con pluralización de los Nombres del
Padre?" ' ----- " ’ ” ' ’ ’
Durante un cierto tiempo pensé que era una respuesta
particularmente enigmática. Sin embargo ahora me parece
maravillosamente simple. ¿Por qué? Cuando guambra la plu­
ralización de los Nombres del Padre, Lacan d icejq u elo s
nombres~5e~IosJNomüTes del Padreécm^qnhíbiciorC, “Síxitó-
ma^y^lAngustia” , o j lm a g S ^ o ^ T I^ im b ó Iicó ’^v “ReaTT
¿Qué relación se puede hacer entre el Nombre del Padre

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Seminarios en Caracas

por un lado, con la inhibición, con la angustia e inclusive


con el síntoma, por el otro?
Es increíblemente simple. Si se define a la función pater­
na como una Mentid como lQ.quetóíyta, contó lo
que hace funeióindebarrera o de marco de la realidad, que­
da claro que la inhibición es como el límite. Por ejemplo si
ustedes se inhiben de tomar la palabra en público, encuen­
tran una barrera. Vemos aquí que la inhibición tiene la mis­
ma función que el Nombre del Padre.
Sucede lo mismo con la angustia. En el caso del pequeño
Hans, por ejemplo. Al pequeño Hans le angustian los caba-
líos, cada vez que existe la posibilidad de encontrar un caba­
llo, se queda en su casa. ELlímite lo constituye la angustia
que es una manera de limitar el marco de la realidad. Igual­
mente sucede con el síntoma.
La primera definición que da Lacan de la pluralización de
los Nombres del Padre, es con “Inhibición” , “ Síntoma” y
“Angustia” . Esto implica maneras distintas de darle un mar-
co a la realidad, de plantear y de poner barreras distintas a
las que da la metáfora paterna. Se puede entonces pensar
que la inhibición tiene una función positiva. Por ejemplo
cuando alguien se emborracha se desinhibe, lo que no siem­
pre es lo mejor. El hecho de no estar nunca angustiado hace
que se franqueen límites que después no se pueden asumir.
Por último el ir un poco más allá de su síntoma coloca al su­
jeto en posiciones muy peligrosas. Podemos decir que hay
una verdadera revolución cuando se piensa que si anterior­
mente el Padre limitaba la satisfacción de la pulsión, dicha
limitación va a provenir de la cultura de manera inédita,
manera de la que ya podemos hacemos alguna idea.
Tomemos como ejemplo las psicoterapias conductistas.
Sabemos que funcionan muy bien a nivel de lo imaginario.
Lo sabemos hacer también los psicoanalistas sin problema.
La sugestión fue lo primero a lo que Freud renunció, pero
renunciar implica saber usarlo. Los conductistas, por su par­
te, funcionan produciendo inhibiciones o cambiando inhibi­
ciones, desinhibiendo o inhibiendo. Hacen también uso de

R 91 R
■ Marie-Héléne Brousse

la angustia. Tengo una paciente psicótica en el psiquiátrico


que asistió a una terapia conductista para dejar de fumar. AI
cabo de las diez sesiones salió con un DVD que debía mirar
cada dos días. En el DVD se presentaban imágenes de enfer­
mos de cáncer del pulmón en estadio primario, secundario
y terminal. El objeto de la angustia era presentado con el fin
de reforzar el montaje de lo que se obtenía al dejar de fumar.
Es un uso del límite que permite obtener la angustia a tra­
vés del objeto de goce.
El psicoanálisis no elige esta vía. La- vía dél'psicoanálisis
es que permite anudar lo simbólico con el
goceim plieando el decir, y más aún el nombre en el sentido
de Ta~nomlpaciórPlTo causancfcTla desapaHciorTcTel sujeto.
Pienso que el psicoanálisis en relación con los cambios en la
familia, va a orientarse más hacia los nuevos síntomas fami-
liares.-que hacia las desinhibiciones familiares, o hacia los
modos de control por medio de la angústia de las vidas coti­
dianas. Como analista confío en las capacidades de inven­
ción sintomática de los sujetos en estos nuevos modos de la
familia. Me causa alegría este espíritu de invención de los su­
jetos por venir en estas nuevas e inéditas formas familiares.
¿ Me parece que Lacan sustituye eflKnór del Padre freudía-
no por eíjuiromatljíT^^
or aTsmthome. precisar Io^que^S^nTár
___
al sinthom -étrataTIeam ar al smtKomg^ n lugar de amar al
.................
Padre. Me ^ o y ó én7a^ue^Aíaiñ~MlUer para^írmáT^sto.
El psicoanálisis no tiene como objetivoúnico la desapari­
ción d e T s m X h ó ^ wrttsoí su~gwachficación, suprovécíio.
Y el amdF^rsiridíóme^er^uizfeTd~que_^m bién fuéTellíilo
conductor de Freud. Sigue siendo el nuestro, pero_Freud te­
nía como^sinthpmejd Padre. Amar al sinthome es velado en
Freud por amar al Padre. El disociar al Padre del sinthome tal
y como nos obliga la modernidad a hacerlo, implica diferen­
ciar amar al Padre y amar al sinthome.
Podemos tomar como ejemplo la quema de carros realiza­
da por los adolescentes en noviembre en Francia, y cómo,
frente a lo que sucedía la policía se mostró totalmente impo­
tente. Para mí fue como un llamado en el mejor estilo de

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Seminarios en Caracas ■
¿Padre no ves que estoy ardiendo? Quemaron los carros por­
que en su mayoría eran hijos de inmigrantes y en la cultura
de padres inmigrantes el carro es un elemento fundamental.
Anualmente regresan a su país con el carro como signo de
éxito social, de riqueza, y la primera cosa que hicieron fue
quemar los carros de sus propios padres en sus barrios. No
fueron a quemar los carros de los ricos. Se trata de un llama­
do a la impotencia del Padre.
En la misma línea se encuentra la manifestación contra
el contrato del primer empleo. Fue una reacción muy fuer­
te. No se trataba de los mismos que habían quemado carros
en noviembre. Estaba presente la angustia freáíe^'desjridb*
por parte del patrón, sin motivo alguno luego de dos años de
trabajo. Como protest%_quemaron todo. Hablaron de su an­
gustia.
Cada vez que hay angustia hay que buscar el objeto. Lo
que ^ ^ M a ^ ^ [ ol^eío j [ e~goce7¿Dónde estaba en este**ca-
so' él”objFfóTE)escubrieroírque el~objeto^rarTelIós^nísmos,
eran él^bjeto^QS'TáeffécHo^é^esf^ontr^or^ñtoíEorqué se
podria-désKaiTér'sm'l^Fhu'bTe'Se'ninguna política que ofre­
ciera una alternativa social, no pensando en el porvenir de
estos jóvenes con esa duración del tiempo de trabajo. Por un
lado existía la libertad y por otro un objeto de consumo.
Desde el punto de vista de lo social, en un primer plano
tenemos que elSpSíWSSiir'dé-los objetos en nuestra civiliza­
ción es el lugar donde se coloca la bastara, es un porvenir ba­
sura, de volverse basura. Tiene que ver con la caída del Pa­
dre. Al principio dije que la función paterna esj a de sostén
de los ideales. La preguntaes ¿c^mo sostenerlos sin esta fum
ciónftcrque víene^éseTobj^ó'y^añ parte de laTlescorífian-
za en lo que va a suceder tienéTque vercón esfó, con quién
va a ser el objeto de desecho del desarrollo.

A licia A renas: Muchas gracias a Marie-Heléne Brousse.

[Aplausos]

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