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TÉCNICAS DE
MODIFICACIÓN
DE CONDUCTA
IMPARTEN:
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1. CONCEPTOS Y PROCEDIMIENTOS BÁSICOS DE
MODIFICACIÓN DE CONDUCTA
2. ELABORACIÓN DE UN PROGRAMA DE MODIFICACIÓN
DE CONDUCTA
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Las técnicas de modificación de conducta se derivan del Análisis Experimental del
Comportamiento. Son técnicas que han demostrado suficientemente su efectividad en
experimentación animal y humana, así como en una dilatada práctica profesional. En este módulo
veremos las técnicas más importantes de aplicación en adultos y en infancia y adolescencia.
Vamos a resumir algunos de los conceptos básicos utilizados en modificación de conducta, que
posteriormente serán ampliados con mayor profundidad.
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otros alimentos pueden interferir con la dieta de la persona (generalmente niño),
desequilibrándola.
En la medida de lo posible se debe utilizar los reforzadores naturales, que son las
sensaciones corporales que ocurren durante la emisión de la conducta y las consecuencias
naturales de la propia realización de la conducta, que son percibidas a través de los
sentidos.
Extinción. Extinguir una conducta es impedir la aparición de un reforzador que es el que está
manteniendo la ocurrencia de dicha conducta, es decir, no dispensar refuerzo ante una conducta que
queremos eliminar.
Ejemplo 1: Tras detectarse que la atención de la madre es el reforzador de las travesuras de un niño, se retira
dicha atención esperando que se produzca una disminución en la ocurrencia de dichas travesuras.
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Ejemplo 2: En un caso de hipocondría, vemos que las continuas quejas del paciente, están mantenidas por
refuerzo positivo, mediante la atención familiar que aquél recibe ante ellas. Para extinguir las conductas de
queja, los familiares han de dejar de prestar atención a las quejas del paciente.
Para aplicar extinción hay que conocer cuál es el estímulo reforzador que está interviniendo y
poder controlar dicho estímulo. Es necesario tener en cuenta el pico de extinción y que la extinción
produce reacciones emocionales negativas como frustración y agresividad.
Ejemplo: Los guardias de tráfico son estímulos delta que predicen la aparición de castigo (en ese caso
castigo negativo), por eso en su presencia es poco probable que cometamos infracciones mientras que si no
están presentes será más probable que se cometa alguna infracción.
El castigo no es el método más adecuado para eliminar conductas. Se usará para disminuir
una conducta cuando hayan fallado los demás métodos y cuando la no eliminación de la conducta
suponga riesgo grave para la vida del sujeto.
Ejemplo: Se quiere que un niño autista diga “vaso”. Primero se le refuerza decir "o”, luego por decir “so” (o
algo que se le parezca), luego por decir “aso "y por último, sólo se le refuerza por decir “vaso”.
Control estimular. Consiste en eliminar los estímulos que provocan la aparición de una
conducta inadecuada.
Ejemplo 1: Ante la conducta de tirar los vasos y romperlos, se puede impedir que se encuentren los vasos al
alcance del sujeto.
Ejemplo 2: Ante un paciente con riesgo de suicidio, se eliminan todos aquellos objetos punzantes o de otra
índole (cuerdas o pastillas, entre otros) que puedan servir de instrumento para ejecutar el suicidio, eliminar
igualmente condiciones ambientales que faciliten la posibilidad del suicidio (cerraduras en las puestas) y se
ponen otras condiciones ambientales que impidan igualmente que el paciente se suicide (presencia continua
de otras personas, rejas en las ventanas).
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Imitación o modelado . Se utiliza esta técnica para enseñar una conducta nueva a un individuo
o para modificarla, presentándole a un modelo que ejecuta dicha conducta y que es reforzado por
ello.
Ejemplo: Si quiero enseñar a un niño con retraso en el desarrollo a sentarse, uso como modelo a otro niño
también con retraso. Le digo al modelo: Juanito, ¡siéntate!, y cuando se sienta le digo ¡Muy bien, Juanito! Esta
experiencia, presenciada por otros niños, favorecerá que éstos imiten la conducta de sentarse.
Instrucciones. Se dan instrucciones al sujeto sobre qué conducta tiene que realizar y cómo
realizarla. Se usa también formando parte del modelado. Las instrucciones actúan como estímulos
discriminativos que indican que la ejecución de la conducta va a ser reforzada. El seguimiento de
instrucciones suele ser un paso previo para conseguir que la conducta del sujeto quede bajo control
verbal.
Ejemplo: Juanito, tráeme un vaso.
Algunas veces, la conducta que vamos a reforzar será incompatible con la ejecución de la
conducta problema. Otras veces, la conducta no será físicamente incompatible, pero mientras se esté
dedicando a la conducta deseada no podrá dedicarse a la ejecución de la conducta problema.
Ejemplo: Un niño que se come las uñas y le reforzamos por leer novelas. En este caso la conducta de lectura
no imposibilita que el sujeto se muerda las uñas, pero lo entorpece.
En cualquier caso, lo relevante en este procedimiento es que el sujeto reciba refuerzo por la
conducta incompatible.
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les entregaremos una ficha y que cuando tengan 5 fichas podrán cambiarlas por una hora de TV. Para
desvanecer el programa, iremos introduciendo refuerzo social junto a la entrega de las fichas. Luego
aumentaremos el requisito para obtener fichas.
Tiempo fuera (time out).Es un procedimiento que consiste en sacar a la persona que emite
una conducta disruptiva, fuera del grupo, clase o familia. No se trata de un procedimiento de castigo,
puesto que no se le administra a la persona ningún estímulo aversivo. La persona es llevada a un
lugar donde no pueda obtener refuerzo positivo. Permanecerá fuera unos 5 minutos.
Ejemplo: En una clase de primaria, la conducta disruptiva de Carlos está interfiriendo constantemente el
aprendizaje de los demás alumnos. Hemos observado que la conducta de Carlos puede estar mantenida por
la atención que le prestan sus compañeros. Acordamos con Carlos que cada vez que moleste a sus
compañeros saldrá de clase y permanecerá en el pasillo junto a la puerta de la clase hasta que lo llamemos.
En esencia, el tiempo fuera consiste en retirar las condiciones del medio que permiten
obtener reforzamiento, o sacar a la persona de éstas, durante un determinado periodo, de manera
contingente a la emisión de la conducta desadaptada. Se recomienda su uso para intervenir en los
siguientes casos: conductas destructivas y agresivas; negativismo y desobediencia; problemas de
pareja; entre otros.
Para la realización de un programa que tenga como finalidad modificar una conducta, se deben
seguir los siguientes pasos: recoger información sobre la conducta problema, definirla
operacionalmente estableciendo la línea base, realizar su análisis funcional, elegir la técnica más
adecuada para modificarla, aplicar técnicas para mantener y generalizar los cambios conseguidos y
finalmente evaluar el proceso seguido.
2. Línea base. Se establece la línea base de la conducta antes de iniciar la intervención. Se trata de
tener parámetros objetivos de la frecuencia y topografía de la conducta problema. Se define
operacionalmente la conducta problema (es decir, indicando cómo la vamos a medir).
5. Evaluación final de los resultados. Se contrastan los resultados obtenidos con la línea base. Si
la intervención no ha sido eficaz se revisa el proceso, se determina dónde está el error o los
errores y se vuelve al primer paso.
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RESUMEN
Las técnicas de modificación de conducta se derivan del Análisis Experimental del Comportamiento y
se han mostrado eficaces tanto en animales como en humanos. En este ámbito se manejan los
siguientes conceptos fundamentales:
Para elaborar un programa de modificación de conducta se deben seguir los siguientes pasos: recoger
información sobre la conducta problema, establecer una línea de base sobre su topología y frecuencia,
elaborar su análisis funcional (detallando sus antecedentes, estímulos discriminativos y consecuentes) y
elegir la técnica adecuada y aplicarla. Una vez instaurada la conducta se procede a mantenerla (sin
necesidad del reforzador utilizado) y a generalizarla al contexto natural donde ésta se da (variando el
contexto de entrenamiento, por ejemplo). Finalmente, se evalúan los resultados obtenidos, analizando
la tendencia de los índices empleados en el proceso.
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1. PROCEDIMIENTOS BÁSICOS
A. Reforzamiento positivo
B. Reforzamiento negativo
C. Castigo
D. Extinción
A. Moldeamiento
B. Desvanecimiento
C. Encadenamiento
D. Modelado
A. Reforzamiento diferencial
B. Tiempo fuera
C. Coste de respuesta
D. Saciación
E. Sobrecorrección
4. MANEJO DE CONTINGENCIAS
A. Economía de fichas
B. Contratos conductuales
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En esta sección se van a presentar las técnicas de reforzamiento positivo y negativo, de castigo
positivo y negativo, de extinción, de moldeamiento, desvanecimiento, encadenamiento,
reforzamiento diferencial, coste de respuesta, tiempo fuera, saciación, sobrecorrección, la economía
de fichas y los contratos conductuales.
1. PROCEDIMIENTOS BÁSICOS
A. Reforzamiento positivo
El principio del refuerzo positivo implica que cuanto más se refuerce una conducta o una
respuesta, más probable es que dicha conducta se repita en lo sucesivo. Por el contrario, si a una
respuesta se la deja de reforzar o la consecuencia que se deriva de ella es desagradable para la persona
que la emite, ésta se irá progresivamente debilitando e incluso llegará a desaparecer o a extinguirse por
completo.
El procedimiento del refuerzo positivo sirve siempre, tanto para conductas simples como
complejas, y tanto para crear conductas nos existentes como para incrementar la frecuencia de
conductas deseadas que se realizan en muy pocas ocasiones.
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Describen su personalidad con términos como rebelde o vago. Sean ciertas o no estas
informaciones, se debe tener en cuenta que los rasgos de personalidad son más difíciles de
modificar y en último término lo que resulta de utilidad es cómo es la conducta de la persona.
Por tanto, nuestro objetivo y hacia donde tenemos que centrar nuestros esfuerzos es en la
conducta.
2. Seleccionar el refuerzo . Se debe tener en cuenta que va a ser utilizado para tratar de
incrementar la conducta deseada. Debemos identificar cuáles son los eventos que realmente
agradan a la persona a fin de utilizarlos como posibles reforzadores, evaluando correctamente
cuáles son sus efectos sobre la persona.
3. El reforzamiento debe ser contingente . Es decir, debe quedar clara la conexión entre
la conducta y el reforzador. Para ello es necesario que haga referencia a una conducta concreta y
no a un rasgo de personalidad o una característica propia. Si se emplean elogios y estos se dirigen
a la persona en vez de a sus actos, no aprenderá qué debe hacer para recibir felicitaciones e
incluso puede volverse demasiado dependiente.
Ejemplo de reforzamiento inadecuado: Eres un buen chico o Eres el niño más hábil que he conocido.
Ejemplo de reforzamiento adecuado: Bien, has colaborado con tu hermanoo Has resuelto muy bien el problema del
balón.
Otras directrices relacionadas con cómo aplicar el reforzamiento son las siguientes:
Si bien las caricias, el prestar atención o las alabanzas son refuerzos por si mismos muy
importantes, tal vez, sobre todo al principio, puede que estos estímulos no sean suficientes para
reforzar la conducta de la persona. Por ello, a veces es necesario hacer coincidir estos refuerzos
sociales con otro tipo de refuerzo de naturaleza más material, como unas monedas, las fichas, los
puntos o unas golosinas. En igual sentido, se debe reforzar siempre que se produzca la conducta
deseada y reforzar ésta inmediatamente después de ser realizada la misma.
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Ejemplo: Imaginemos que un niño ha emitido una conducta incompatible con la agresión. Nosotros
demoramos el momento de refuerzo, y durante ese intervalo, el niño comete una conducta que, aunque
no agresiva, es inadaptada. En este caso estamos reforzando esta conducta inadaptada y no la conducta
incompatible con la agresión.
Algunas de las recompensas tangibles pueden ser puntos, dulces, golosinas o cuentos.
Los reforzadores sociales pueden ser alabanzas, sonrisas, un guiño, una expresión de
interés, cierta proximidad física, mostrar aprobación, etc.
Los reforzadores tipo actividades pueden ser un rato más para jugar, ver la televisión,
hacer una excursión en bicicleta, dibujar, hacer un crucigrama, etc.
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Las recompensas tangibles deben utilizarse con más cautela que las sociales. Deben
utilizarse cuando la persona es indiferente a los reforzadores sociales o son escasas las
actividades que le gustan. Si al mismo tiempo que se le ofrece estas recompensas tangibles se le
ofrece también recompensas de tipo social, la persona que dispensa este refuerzo social será
gradualmente más importante para el niño, de modo que transcurrido un cierto tiempo, sólo será
necesario el uso de reforzadores sociales.
B. Reforzamiento negativo
Para usar el reforzamiento negativo debe estar presente un estímulo aversivo. Para aplicar
adecuadamente el reforzamiento negativo, se deben tener en cuenta las siguientes consideraciones:
Ejemplo 1: Un niño ha sido castigado al final de la jornada de clases por no haber realizado sus deberes.
Observamos que para el niño esta situación es desagradable. Por tanto, se le dice que si termina los deberes
podrá marcharse.
Ejemplo 2: Todas las conductas de evitación y escape en los trastornos de ansiedad y en las fobias se
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refuerzan negativamente porque producen alivio o disminución del malestar.
C. Castigo
Castigo positivo. Consiste en presentar un estímulo aversivo después de una respuesta indeseada,
con la finalidad de reducir la frecuencia con que ésta ocurre o eliminarla. Con la utilización de este
procedimiento se obtiene con gran rapidez el efecto de supresión deseado. Sin embargo, es
frecuente la aparición de efectos secundarios negativos: provocar daños físicos, facilitación de
modelos agresivos, provocar reacciones negativas hacia la persona que los aplica, etc. El
procedimiento de sobrecorreción, podría considerarse como una especie de castigo leve.
Ejemplo: Cuando dos hermanos se pelean por un juguete nuevo, se les quita el juguete.
D. Extinción
Una conducta puede desaprenderse si deja de ser recompensada. Si una conducta dada ya no
produce los efectos esperados, su frecuencia tiende a disminuir.
Identificar todos los estímulos reforzadores que mantienen la conducta que se desea
extinguir.
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Controlar la presencia de estos reforzadores integrando en el programa a las personas
del ambiente en que se emiten esas conductas.
Ventajas de la extinción
En el caso de niños, la extinción puede usarse, para ayudar a que los padres, desanimados y
desmoralizados, recuperen cierto grado de autorespeto. Los padres de niños con problemas
comportamentales han descubierto que éstos han controlado su conducta mediante rabietas odiosas,
y una de las mejores formas para que los padres restablezcan cierto grado de control es afirmar su
propio autocontrol mediante la extinción. Ellos pueden eliminar su atención de conductas odiosas.
Efecto duradero. Si la extinción se usa con la efectividad máxima, sus resultados pueden ser
duraderos. Las conductas indeseables se emiten muy raras veces después del programa de extinción.
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No se requieren estímulos aversivos. Como la extinción implica tan sólo el no proporcionar
reforzamiento, en vez de la presentación de consecuencias aversivas, evita los efectos negativos que
a menudo acompañan al uso del control aversivo.
Propiedades de la extinción
Cuando todo el reforzamiento se retira de modo permanente a raíz de la emisión de una conducta
específica, esa conducta deberá disminuir gradualmente a su nivel anterior al reforzamiento, y tal vez
cesará por completo en última instancia. Hay algunas propiedades generales y predecibles que
caracterizan a una conducta a medida que se la somete a extinción. Éstas incluyen aspectos
temporales, el incremento temporal en la tasa de respuesta y en la intensidad, la agresión inducida
por la extinción, y la recuperación espontánea.
Reducción conductual gradual. La extinción no tiene un efecto inmediato. Una vez que se
eliminan las consecuencias reforzadoras, la emisión de la conducta continúa durante un lapso
indeterminado de tiempo antes de que desaparezca al final.
Se conocen diversos factores que influyen en la tasa a la que una conducta se reduce
mediante la extinción. Éstos incluyen el número de características reforzadas, el programa con que se ha
reforzado la respuesta en el pasado, el nivel de privación del individuo, el esfuerzo necesario para crear la
respuesta, y el uso de combinaciones de procedimientos. En general, una conducta que en el pasado se ha
emitido y reforzado con frecuencia, es mucho más resistente a las condiciones de extinción que otra
que sólo se ha emitido y reforzado raras veces. Una respuesta que ha sido reforzada en un programa
de reforzamiento intermitente es más resistente a la extinción que otra que se ha reforzado
continuamente.
Cuanta más privación tenga un individuo o mientras más extenso sea el lapso de tiempo
transcurrido desde que recibió un reforzador dado, más tiempo habrá de seguir
emitiéndose una conducta bajo condiciones de extinción. Este factor es de especial
importancia cuando la conducta se ha mantenido por reforzamiento comestible.
Una respuesta que requiera de un esfuerzo considerable se extinguirá con mayor rapidez
que otras que se emitan con facilidad.
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castigo y sobrecorrección.
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La combinación de la extinción con otros procedimientos . Se hará hincapié en el
suministro de consecuencias reforzadoras para respuestas alternativas mientras una respuesta
indeseable particular se somete a la extinción. Hay dos razones para proporcionar reforzamiento de
respuestas alternativas. Una se refiere a la tendencia de los individuos a emitir una conducta hasta
que ocurra alguna consecuencia de reforzamiento. La otra es la de “matar dos pájaros de una tiro”
(eliminar una conducta inadecuada y al mismo tiempo instaurar una conducta deseada).El individuo
cuya conducta específica está sometida a extinción deberá recibir una gran cantidad de
reforzamiento de las conductas deseables.
Ejemplo: Cuando las groserías de Pablo ya no le producían atención paterna, los padres deberían asegurarse
de que no perdiera por completo la atención. Puesto que si Pablo no lograba encontrar una forma positiva de
llamar la atención de sus padres, es probable que continuara intentándolo con diferentes conductas hasta
encontrar una que tuviera éxito. Y quizá las otras alternativas resultaran peores que la grosería (golpear
puertas, patear muebles...).
A las personas les gusta ser reforzadas y tienden a sentirse mejor con ellas mismas cuando
reciben una atención positiva. Al programar el reforzamiento de conductas deseables
simultáneamente con la extinción de las indeseables, el terapeuta puede lograr un resultado
constructivo. La conducta deseada habrá de incrementarse, así como los sentimientos y actitudes
positivas sobre uno mismo.
Inconvenientes de la extinción
Efectos retardados . La eliminación de una respuesta mediante la extinción lleva tiempo, lo que
puede originar problemas bajo ciertas circunstancias. Una respuesta que sugiere un inminente peligro
para el niño o para otras personas debe detenerse de inmediato. En tales circunstancias, la extinción
no será el método preferido, a no ser que se combine con algún procedimiento adicional de acción
rápida, como el castigo o el costo de respuesta.
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Identificación y control de las consecuencias reforzadoras. Algunas veces las consecuencias
reforzadoras son bastante obvias para el observador. Pero otras veces no es así, por lo que es
necesario realizar una investigación para descubrirlos reforzadores que mantienen a las conductas.
Cuando la identificación o el control de las contingencias reforzadoras sean muy difíciles o
imposibles, será preferible recurrir a otros métodos para la reducción de la conducta indeseable.
A. Moldeamiento
Es un procedimiento usado para instaurar una conducta que aún no existe en el repertorio de un
sujeto. No es posible instaurar una conducta nueva, utilizando únicamente el refuerzo o el control de
estímulo, ya que la conducta nunca se ha emitido. Es necesario que primero el sujeto adquiera la
conducta para que posteriormente pueda ser reforzada. El moldeamiento es un procedimiento
diseñado para enseñar nuevas conductas.
Procedimiento
El procedimiento para moldear una nueva conducta se inicia con una conducta tal y como existe en
el repertorio, e implica reforzar leves cambios en ella a medida que se acerca gradualmente a la
conducta meta. Así, se refuerzan de modo selectivo los elementos de una conducta que se asemejan
a la deseada. Es importante, pues, especificar el objetivo último y los pasos intermedios. Para la
aplicación del procedimiento de moldeado se requiere los siguientes pasos:
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por sus mejoras no siempre es suficiente. Si se desea ayudar a un niño a valorar sus progresos, es
necesario darle suficiente información sobre la meta hacia la que éstos se dirigen. También
necesita entender las razones por las que se ha establecido esa conducta meta.
3. Elección de los pasos del moldeamiento . Antes de iniciar el programa hay que
especificar cuáles son las aproximaciones o pasos sucesivos que van a conducir a la conducta
final. Cuando el sujeto presente dificultades para realizar el paso correspondiente, se le puede
ayudar mediante el empleo de instigadores, siendo estos estímulos que promueven el inicio de
una respuesta y su uso está indicado cuando la instauración o restablecimiento de un repertorio
conductual es muy complejo.
El diseño de las aproximaciones, debería realizarse de tal forma que el sujeto pueda
experimentar éxito con mucha más frecuencia que fracaso, ya que cuando fracasa, el
reforzamiento no es accesible, y la conducta puede comenzar a desvanecerse.
El moldeamiento puede aplicarse en grupo. En este caso hay que tener en cuenta que los
pasos que se seleccionen han de ser adecuados para la mayoría. Otra posibilidad de moldeamiento es
el automoldeamiento, donde el propio individuo lleva el proceso de aproximaciones sucesivas por sí
mismo.
Aplicaciones
El moldeamiento se usa con frecuencia para desarrollar conductas tanto académicas como no
académicas, conductas motoras (hablar) o conductas sociales (asertividad, habilidades de
comunicación o habilidades de resolución de problemas interpersonales).
B. Desvanecimiento
Cuando hablamos de desvanecimiento nos referimos a la retirada gradual de las ayudas que se
prestan mientras se enseña una conducta. El desvanecimiento es una técnica mediante la que se
pueden mantener las conductas en ausencia de apoyo externo o instigadores.
Ejemplo: Si estamos enseñando vocabulario a un niño, podemos enseñarle un caramelo o un dibujo de un
caramelo y pedirle que lo nombre. Si no se produce la respuesta verbal del niño, puede ayudarle,
empezando la palabra "Ca...", si continúa sin haber respuesta por parte del niño, continuamos con "Ca-ra..."
y así sucesivamente hasta que el niño diga la palabra. En este ejemplo las sílabas pronunciadas por el adulto
son instigadores verbales.
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El desvanecimiento tiene dos fases:
1. Fase aditiva. En la que se van proporcionando ayudas cada vez mayores hasta que el
niño lleva a cabo la conducta objetivo.
2. Fase sustractiva. En la que se van retirando gradualmente las ayudas facilitadas; si fuera
necesario durante este proceso de desvanecimiento propiamente, se puede volver a
introducir las ayudas iniciales, hasta lograr el objetivo final.
Disminuyendo la intensidad del instigador una vez que el niño imita la ayuda.
C. Encadenamiento
Las conductas complejas se pueden descomponer en otras más sencillas; esto permite al terapeuta
trabajar por separado cada uno de los eslabones simples E-R de la cadena conductual. El
encadenamiento es, pues, la unión de segmentos elementales en una única pauta conductual
más amplia.
Para poder aplicar la técnica de encadenamiento, en primer lugar hay que descomponer la
conducta compleja en sus eslabones más sencillos; éstos se irán enlazando y reforzando en la
secuencia apropiada. Los procedimientos de encadenamiento son de tres tipos: presentación de
la tarea completa, encadenamiento hacia delante y encadenamiento hacia detrás (Pear, 1991):
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Presentación de la tarea completa. El niño intenta todos los pasos desde el principio
hasta el final de la cadena en cada ensayo y continúa con ensayos de la tarea total hasta
que aprende todos los pasos.
D. Modelado
Características de la conducta
Ha de presentarse de forma clara y precisa.
Se muestre gradualmente de menor a mayor dificultad.
Se debe repetir las veces que sea necesario.
Ahorrarse los detalles innecesarios que adornen la conducta.
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Procedimiento
Cruzado (1995) propone un procedimiento de modelado que incluye los siguientes pasos:
Al dar feedback a nuestro cliente, hemos de tener en cuenta los siguientes pautas de
actuación (Bados, 1991): a) ser específico, b) centrar los comentarios en la conducta, no en la
persona, c) utilizar un lenguaje comprensible para el observador, d) ser positivo en los comentarios,
e) alabar los intentos y esfuerzos del observador por cambiar, f) dar feedback correctivo en forma de
sugerencias específicas y g) no extenderse demasiado en proporcionar el feedback.
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Variantes del modelado
Las variantes del modelado se pueden clasificar en función de las siguientes cuestiones:
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Automodelado. El modelo es el propio observador. Este tipo de modelado requiere
el empleo de medios audiovisuales para grabar la ejecución del sujeto y
posteriormente observar su propia actuación.
Modelado. El modelo y el observador no son la misma persona. Este tipo de
modelado es el habitual.
Modelado con sujetos humanos. El modelo es una persona que debe poseer las
características de semejanza y/o prestigio para el observador.
Aplicaciones
El modelado resulta muy útil en el ámbito de la educación para la salud: educación sexual, nutrición,
prevención, inicio y tratamiento de consumo de drogas, delincuencia, entrenamiento en asertividad y
habilidades sociales, entre otros.
A. Reforzamiento diferencial
Se utiliza con conductas que se desean debilitar pero no suprimir totalmente. Por ejemplo, si un niño
acapara las discusiones de grupo, el maestro le reforzará sólo si participa un número de veces menor.
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Por tanto, el RDTB consiste en administrar reforzamiento contingente a las respuestas emitidas
después de un período de tiempo fijo desde la última respuesta. Se trata de un procedimiento
tolerante, es decir, se desea trasmitir al niño que su conducta es adecuada siempre que no se realice
en exceso. El RDTB puede llevarse a cabo de varias formas (Deitz, 1985):
Para la aplicación efectiva del RDTB se debe determinar la línea de base de la conducta
que se pretende reducir. Una vez que el reforzamiento se consiga de forma regular, se va
incrementando gradualmente el tiempo entre respuestas y la longitud del intervalo, o se va
disminuyendo el límite de la sesión completa, hasta que se consigue un nivel bajo de respuesta
aceptable.
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Reforzamiento Diferencial de Otras Conductas (RDO)
Para aplicar este procedimiento, en primer lugar se debe identificar la conducta inadecuada
que se desea reducir. Después han de considerarse las conductas alternativas que disminuir.
Finalmente han de considerarse las alternativas que disminuirán la probabilidad de aparición de la
conducta inapropiada para ser reforzadas a continuación.
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Es fundamental ser cuidadoso de seleccionar una conducta incompatible que se reforzará
en el ambiente natural del sujeto tras la finalización del programa de tratamiento.
El RDI es aplicable en una gran diversidad de situaciones. Una extensión del RDI en la
práctica es el entrenamiento en reacción de competencia desarrollado por Azrin y Nunn (1987) y que se
considera actualmente como el tratamiento de elección en el caso de tics, tricotilomanía y onicofagia.
B. Tiempo fuera
En un apartado anterior hablamos ya del tiempo fuera. Aquí retomaremos algunas ideas y
añadiremos algunas otras. El tiempo fuera, consiste en la supresión contingente de la
oportunidad de obtener reforzamiento positivo durante un determinado período de tiempo.
Se ha mostrado especialmente útil cuando se utiliza en vez del castigo físico o regañinas y cuando los
procedimientos de extinción tales como “ignorar” son mínimamente efectivos en la reducción de
las conductas indeseables.
Procedimiento
Para aplicar el tiempo fuera se debe tener en cuenta las siguientes indicaciones:
Antes de implementar el programa de tiempo fuera hay que explicarle al sujeto qué
tipos de conductas se esperan de él y cuáles no. Se especifican una serie de normas o
reglas (en el caso de niños, normas de la casa) que si se rompen, implicarán la aplicación
inmediata del tiempo fuera.
Se deben usar instrucciones breves pero específicas (avisos) para que la conducta
termine (sólo se da un aviso antes de que el tiempo fuera se emplee).
Si se rompe una norma o se ignora un aviso, se inicia el tiempo fuera situando al sujeto
en un ambiente no estimulante o aburrido, normalmente el cuarto de aseo o el pasillo. El
lugar de aislamiento no debe ser atractivo para el sujeto ni debe estar muy alejado.
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comporta apropiadamente en el tiempo fuera, aguantando tranquilamente o con un
mínimo de alboroto el aislamiento, se le permite dejar el área de tiempo fuera. Si se
comporta de forma inadecuada el periodo de tiempo fuera se inicia de nuevo.
Ya que el tiempo fuera resulta una experiencia desagradable, sobretodo para la mayoría
de los niños, es comprensible que algunas veces se resistan abiertamente a este
procedimiento. Es posible observar dos tipos de resistencia cuando el tiempo fuera
se aplica con niños: el escape físico y las discusiones y/o agresiones verbales. Ante estas
resistencias se pueden poner en marcha distintas soluciones como la adición de sanciones
con pérdidas de privilegios o utilizar el procedimiento de extinción. Sin embargo, es
frecuente observar que muchos padres tienen dificultades para ignorar las discusiones
provocadas por el niño durante la implementación del tiempo fuera, lo que puede
conducir al fracaso de esta técnica.
Hay que evitar cualquier tipo de reforzamiento a la ida, vuelta y durante la estancia en
el área de tiempo fuera.
Como en todos los procedimientos que implican algún aspecto aversivo, hay que
reforzar positivamente conductas alternativas adecuadas.
Decidir un lugar adecuado para que el sujeto pueda ser aislado, durante el tiempo fuera,
sin posibilidades de entretenerse o de realizar otras conductas que le puedan resultar
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reforzantes. No administrársele al sujeto ninguna estimulación aversiva ni asociarse la
situación de tiempo fuera a emociones negativas. Conviene observar la conducta del
sujeto en aislamiento, es decir, durante el tiempo fuera, para ver cómo se comporta. La
zona de aislamiento a de estar cerca, para que la puesta en marcha del tiempo fuera pueda
ser inmediata, tras el comportamiento inadecuado del sujeto.
Es conveniente dar un aviso previo, que no sea verbal, a la aplicación de la técnica, para
dar al sujeto la oportunidad de evitar el tiempo fuera (hacer una señal).
La duración del tiempo fuera debe ser breve al principio, y si así no son eficaces, habrá
que aumentar el tiempo de forma progresiva. Conviene utilizar un cronómetro para que
no se nos pase u olvide el momento de terminación del momento de tiempo fuera. No
obstante, el criterio para decidir, si trascurrido establecido, finaliza el tiempo fuera, es que
el sujeto no esté emitiendo ninguna conducta inadecuada. De lo contrario, el tiempo
fuera se ampliará hasta que cese dicha conducta.
No utilizar esta técnica en casos en los que el sujeto desee, de hecho, salir de la situación
en la que se encuentra, porque le resulte aversiva, con lo que, es posible que emita
intencionadamente la conducta indeseada, para salir de la situación (si esto sucediera, lo
que estaríamos haciendo sería reforzar negativamente la conducta indeseada).
Un ejemplo de los pasos que han de seguirse a la hora de aplicar esta técnica en un caso de
frecuente, como es la desobediencia en niños, en concreto ante la demanda de que recoja su ropa (si
previamente la aplicación de procedimientos menos intrusivos no ha tenido éxito) puede ser
consultado en la Tabla 2.
C. Coste de respuesta
Para que el sistema de coste de respuesta funcione es necesario permitir que el niño acumule una
reserva de reforzadores.
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La efectividad del coste de respuesta depende de la magnitud del reforzador retirado. Para seleccionar
qué cantidad de coste ha de imponerse se ha de registrar y ensayar diferentes magnitudes
de coste hasta que la supresión de la conducta se obtenga con fiabilidad. En este sentido
se tiene que tomar una precaución: no se debería incrementar el coste de manera gradual
ya que el niño puede adaptarse al mismo. Es preferible volver a las condiciones de la línea
de base durante un período de tiempo y pasar a aplicar un coste de respuesta mucho más
intenso, de repente, durante varios días y registrar sus efectos.
Procurar que el niño sometido a un programa de costo de respuesta no pierda todos los reforzadores
debido a un sistema de coste de respuesta demasiado duro. En el caso de que los
perdiera, la conducta inadecuada no disminuiría, ya que ésta no le costaría nada.
Es preciso informar al niño de las "reglas del juego" para que conozcan qué pérdidas sufrirá por
la ejecución de conductas inadecuadas. Al mismo tiempo, los sujetos han de estar
informados de su situación en cuanto a pérdida y ganancias de reforzadores.
Otras consideraciones importantes hacen referencia a que se debe procurar que el niño
conozca cuánto le cuesta emitir una conducta inadecuada, a no aplicar el costo de respuesta a
conductas que no hayan sido advertidas y a ignorar cualquier reacción como llorar, discutir o pedir
perdón, que el niño tenga como consecuencia de aplicarle el costo de respuesta. Otras
recomendaciones son:
El niño debe conocer perfectamente qué es lo que debe dejar de hacer, es decir, debemos
darle primero una instrucción cuando empiece a emitir la conducta.
Una variante del costo de respuesta, denominada prima del coste de respuesta, permite
que el individuo posea una reserva de reforzadores. Consiste en contar con un conjunto de
reforzadores o fichas de prima que se le proporcionan al sujeto y de los que se le irán restando
cuando se precise. En el caso de que no se emitieran conductas inadecuadas, al final del tiempo
establecido se recibirían las fichas de prima.
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D. Saciación
Procedimiento y variantes
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Aplicaciones
E. Sobrecorrección
Hay que asegurarse de que la restitución y la práctica positiva recaen sobre aquellas
conductas que son claramente beneficiosas para el individuo. Así, debe existir una
similitud topográfica entre la conducta inapropiada que se pretende reducir y las
consecuencias aversivas que siguen a dicha conducta.
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Para maximizar la generalización, los procedimientos de sobrecorrección deben llevarse
a cabo en varios contextos y con diversos agentes de cambio.
Como ventaja, destacaremos que si un individuo se dedica a la práctica positiva de una conducta
adecuada como consecuencia de un comportamiento, por ejemplo, agresivo, puede ofrecer
instrucción positiva a los demás compañeros que le observan. De este modo, la sobrecorrección
enseña conductas apropiadas y es un medio de educar al sujeto en las normas deseadas de
conducta, siendo el individuo el que ha de realizar un esfuerzo para corregir sus propias faltas. La
sobrecorrección generalmente provoca efectos muy rápidos y de larga duración.
En cuanto a las dificultades que pueden surgir a la hora de aplicar de manera efectiva la
técnica de sobrecorrección, destaca el hecho de que se requieren el empleo de tiempo, la
participación de personal preparado para soportar conductas oposicionistas y la capacidad creativa
para encontrar conductas alternativas adecuadas para que se practiquen.
Aplicaciones
Aunque la mayoría de los sujetos tratados usando procedimientos de sobrecorrección han sido
niños y adultos retrasados mentales, también se ha empleado en el tratamiento de niños autistas
o con trastornos conductuales.
4. MANEJO DE CONTINGENCIAS
A. Economía de fichas
Muchas veces sucede que las recompensas que hemos pensado para modificar la conducta de una
persona son insuficientes o no resulta posible recompensar inmediatamente la conducta de ésta, bien
40
porque interrumpiríamos la conducta que queremos modificar, o bien porque nosotros mismos
estamos ocupados en otros quehaceres. Otras veces, puede suceder que lo que queremos modificar
no sea una conducta concreta, sino una conducta mucho más compleja o, incluso, la modificación
de varias conductas a la vez.
En este procedimiento, los padres se han de poner de acuerdo previamente con el niño y
fijar con él el valor que han de tener las fichas, así como la manera de lograrlas. El niño debe
comprender exactamente las reglas del juego y, una vez fijadas éstas, no deben ser variadas
arbitrariamente por parte de los padres. De forma resumida, las fases y la forma de proceder en
este tipo de programas son las siguientes:
1. Seleccionar previamente la conducta o conductas que se quieren modificar. Por ejemplo, “ordenar la
habitación”.
2. Seleccionar el sistema de fichas o puntos y la forma de conseguirlos. Tanto la forma de conseguir las
fichas como el valor que posean las mismas, han de ser especificadas muy claramente
desde el principio. Para lograrlo, es necesario hablar con el niño en todo momento para
ponerse de acuerdo sobre los distintos componentes del programa: la conducta o
conductas que pretendemos que el niño realice, el valor de las fichas o puntos y la forma
41
de conseguirlos. Por ejemplo, conceder un punto a cada una de las siguientes conductas,
si no hay tirado al suelo, si hace la cama, si mantiene la mesa ordenada.
3. Podemos establecer el momento fijado para obtener estos puntos por las conductas realizadas por
el niño. Por ejemplo, la hora de la mañana después de levantarse el niño.
4. Seleccionar los reforzadores de apoyo, que se canjearán por las fichas obtenidas.
5. El sistema que se establezca para obtener los puntos no ha de ser demasiado difícil, de modo que al
niño le ha de ser posible conseguirlo con una dificultad media para que, de este modo,
pueda cumplir su función de refuerzo y permitir la obtención de los resultados que
buscamos. De igual modo, tampoco ha de ser tan fácil que permita que los puntos se
obtengan sin apenas esfuerzo. En cualquier caso, el programa ha de asegurar que el niño
logre adquirir algún punto desde el primer día, aunque no haga las cosas a la perfección.
6. Es conveniente poner por escrito tanto los términos del programa como la anotación de los
puntos que se vayan obteniendo a lo largo del mismo. El programa obliga a las dos
partes, padres e hijos, de modo que el niño ha de tener la seguridad de que obtendrá lo
que se ha establecido. No debemos dudar, tampoco, en modificar el programa sobre la
marcha si surge alguna dificultad, o si resulta demasiado difícil o demasiado fácil. Para
ello, de nuevo, es conveniente contar siempre con el niño.
7. Una vez lograda la meta o metas propuestas al inicio del programa, y los resultados del
mismo pueden considerarse satisfactorios tanto para los padres como para el niño, será el
momento de plantearse la interrupción progresiva del mismo sin perder los logros alcanzados
en lo que a cambios de conducta se refiere por parte del niño. Para ello, puede ser
conveniente acompañar a lo largo del programa la entrega de los puntos con palabras de
aliento y alabanza, evitando en todo momento criticar la conducta del niño.
B. Contratos conductuales
42
de la negociación, especificando tanto cómo se ganan los puntos y cuántos se ganan, como los
demás pormenores del mismo, todos ellos bien definidos y especificados. Igualmente, el contrato ha
de ser abierto y con posibilidades (cláusulas) de remodelación según las necesidades que se pueden ir
planteando, en el sentido de poder reducir o aumentar el número de puntos, de poder ampliarlo a
nuevas conductas si así se desea, o cualquier otra modificación que se estime necesaria.
Se puede utilizar la técnica del contrato para modificar varias conductas distintas a la
vez, sobre todo cuando no se exige con ello esfuerzos exagerados por parte del niño/a. En caso de
observarse dificultades para su cumplimiento, podemos aumentar las recompensas utilizadas o
reducir las exigencias requeridas para obtener las mismas.
Los contratos suelen estar muy indicados cuando queremos modificar conductas
relacionadas con el orden de la casa, el trabajo, el uso del tiempo libre, el empleo del dinero, las
tareas escolares o el aseo personal, así como cuando las relaciones entre padres/madres e hijos/as se
desarrollan en un ambiente tenso o de castigo. Asimismo, suelen ser el complemento
imprescindible de los programas de fichas, ya que los contratos no tienen ningún sentido si no
van acompañados de un programa adecuado para modificar determinadas conductas.
Contrato para una conducta compleja tratada como una unidad . En este tipo de
contrato se ha de especificar:
Ejemplo: Luis, cuando termina las clases, se demora en volver a casa la mayoría de los días. Hay días que
tarda incluso más de una hora en llegar, cuando el trayecto del colegio a casa se puede realizar en tan sólo
diez minutos. Sus padres pretenden que nada más acabar las clases vuelva a casa. Para lograrlo, suscriben un
contrato con las siguientes condiciones:
Si tarda 15 minutos o menos en llegar a casa, se le darán 2 puntos.
Si tarda de 15 a 20 minutos, sólo conseguirá un punto.
Si el tiempo empleado es de 20 a 30 minutos, no obtendrá ningún punto.
Si tarda más de 30 minutos, se le retira un punto.
Por último, por cada 20 puntos ganados se le dejara ir el sábado por la tarde al cine del barrio con los/as
amigos/as.
Contrato para una conducta compleja desglosada en varios componentes. Cada uno de ellos
es puntuado individualmente y se deben especificar al menos los siguientes extremos:
Cada una de las conductas parciales en las que hemos desglosado la conducta meta
global, con los correspondientes puntos que se pueden obtener con cada una de ellas.
Las consecuencias derivadas o los premios que se podrán obtener con los puntos
conseguidos.
Un contrato es unilateral, cuando implica a una sola persona, esto es, el contrato se
establece entre el profesional y una persona.
Los contratos multilaterales son aquellos en los que están implicadas varias personas
(además del profesional). Este tipo de contratos son más recomendables, ya que las
partes implicadas actúan como agentes reforzadores y como agentes de control a la vez.
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RESUMEN
Entre las técnicas para instaurar conductas, se presentan las siguientes: moldeamiento,
desvanecimiento, encadenamiento y modelado.
Las técnicas para reducir o eliminar conductas son: el reforzamiento diferencial, tiempo fuera,
coste de respuesta, saciación y sobrecorrección.
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De intervalo. Se establece un intervalo y se refuerza sólo si en ese intervalo se ha
producido la conducta menos de dos veces.
De sesión completa. El reforzamiento se aplica al final de la sesión, si no se han
registrado un número superior de respuestas especificadas.
Reforzamiento diferencial de otras conductas. Se administra refuerzo por la no emisión
de la conducta objetivo durante un periodo de tiempo.
Reforzamiento diferencial de conductas incompatibles. Se refuerzan conductas
topográficamente incompatibles con la aquella que se quiere eliminar. En el caso de que
el sujeto no disponga de la conducta incompatible se utilizarán otras técnicas para
instaurarla, procediendo a aplicar un programa de reforzamiento concreto.
Tiempo fuera. Supresión contingente de la oportunidad de obtener reforzamiento positivo
durante un determinado período de tiempo. Antes de aplicarlo hay que explicarle al sujeto
las normas que se espera que cumpla, con instrucciones breves y concretas, y sólo se le dará
un aviso antes del tiempo fuera, durante un tiempo proporcional a la edad del niño. Existen
dos tipos de resistencia ante el tiempo fuera: el escape físico y las rabietas. Algunos autores
recomienda a los padres que no refuercen verbalmente al niño durante su rabieta por el
tiempo fuera; por el contrario, es conveniente que ante la discusión del niño, el padre le
comunique que ha oído lo que ha dicho y que eso supone un minuto más de tiempo fuera.
No es recomendable aplicar esta técnica a sujetos que presenten conductas
autoestimuladoras o de balanceo.
Coste de respuesta. Consiste en la pérdida de un reforzador disponible con el objeto de
eliminar una conducta desadaptativa. Implica que previamente el niño haya podido
acumular reforzadores y que conozca las “reglas del juego”. Hay que adecuar la magnitud
del reforzador que se pierde en cada ocasión; si perdiera todos los reforzadores en poco
tiempo, la conducta indeseada no se reducirá puesto que ya no tendrá nada que perder.
Saciación. Aplicar un reforzador continuo hasta que éste pierda su valor reforzante, de modo
que conseguimos disminuir la probabilidad de ocurrencia de una conducta deseada. Sin
embargo, el fenómeno de la saciación es, a su vez, uno de los inconvenientes de los
programas de reforzamiento de conductas deseadas.
Sobrecorrección. Administración contingente de consecuencias aversivas que se relacionan con
el acto inapropiado al que siguen. Se ha de aplicar inmediatamente después de la conducta
inapropiada. Durante la sobrecorrección no se puede proporcionar refuerzo al sujeto.
Conviene complementar esta técnica con reforzamiento de conductas alternativas
apropiadas y para su generalización se debe aplicar en diferentes contextos. Entre las
ventajas de la sobrecorrección tenemos que la práctica de conductas positiva sirven de
instrucción constructiva para el niño.
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Procedimientos de manejo de contingencias:
Contratos conductuales. Es un acuerdo entre dos partes, escrito en papel y firmado, en el que se
establecen ciertas condiciones y comportamientos, así como las consecuencias que de ellos se
derivan, en función de si son adecuados o inadecuados. Hay diferentes tipos de contrato.
Economía de fichas. Consiste en un programa en el que el niño puede ganar, por medio de la
realización de las conductas deseadas, una serie de puntos o fichas que harán las veces de refuerzos
y que más tarde podrá canjear por objetos o refuerzos más tangibles. Como ventajas tiene que se
potencia el valor de los reforzadores sin llegar a la saciación, reduce la demora en el reforzamiento,
evita la interferencia producida por otras formas de reforzamiento e individualiza el programa de
reforzamiento. En la aplicación de la economía de fichas, se debe seleccionar previamente las
conductas a modificar, el sistema de puntos y la forma de conseguirlos, el momento en el que se
darán los puntos y los reforzadores de apoyo que se podrán canjear. Se deberá poner por escrito los
términos del programa, no dudando en modificarlo cuando surja alguna dificultad y proceder su
retirada cuando se hayan alcanzado los objetivos.
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1. LA DESENSIBILIZACIÓN SISTEMÁTICA
A. Introducción histórica
B. Fundamentación teórica de la DS
C. Apoyo empírico de la DS como método terapéutico
D. Método de aplicación
2. INUNDACIÓN
A. Protocolo de aplicación
B. Actitudes del terapeuta
C. Ventajas e inconvenientes de la inundación
D. Investigaciones en psicología clínica sobre la
inundación
3. INTENCIÓN PARADÓJICA
A. Descripción de la técnica
B. Aplicaciones
C. Protocolo de implementación: Dificultades
D. La cuestión de la ansiedad recurrente
E. Revisión empírica
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1. LA DESENSIBILIZACIÓN SISTEMÁTICA
La revisión de Turner, Di Tomasso y Deluty (1985) mostró que la DS es un tratamiento eficaz para
los trastornos fóbicos (en niños y adultos), la ansiedad ante los exámenes, el miedo y la evitación
hacia el dentista, los miedos generales, el asma, las cefaleas debidas a contracciones musculares, las
migrañas, diferentes tipos de disfunciones sexuales, tratamiento del alcoholismo y del Síndrome de
Gilles de la Tourette.
A.Introducción histórica
Pocos años más tarde la discípula de Watson, Mary Cover Jones, desarrolló distintas
estrategias de tratamiento que aplicó a Peter, otro niño, que tenía miedo a varios estímulos. Utilizo
una jerarquía de situaciones para acercar al niño, y después se le daba al pequeño su comida
preferida en presencia del conejo e iban acercándosele poco a poco. Así se pudo comprobar que por
la presencia de un estímulo agradable como la comida era posible la eliminación gradual
del miedo.
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Según Wolpe (1979), creador de la desensibilización sistemática, el primer ejemplo conocido
en que se usaron deliberadamente respuestas contractuantes, para superar las respuestas neuróticas
de ansiedad acercando gradualmente el estímulo, fue el uso de la alimentación para superar las fobias
infantiles en los casos de Mary Cover Jones (1924).
Ante los inconvenientes que supondría utilizar la ingestión de alimentos como respuesta
antagónica y realizar la exposición del sujeto al estímulo fóbico en vivo, Wolpe consideró más
conveniente las respuestas de relajación que las alimentarias y más fácil para el terapeuta la
presentación en la imaginación de los estímulos que su presentación en vivo. De este modo, nacía
una técnica nueva que sería dada a conocer con el nombre de Desensibilización Sistemática.
B. Fundamentación teórica de la DS
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Llama la atención que de la multitud de estudios diseñados para comprobar los principios
teóricos a los que Wolpe atribuyó el efecto de su terapia (la inhibición recíproca) muy pocos han
respetado el procedimiento original del autor (Ladouceur, 1981). Pero los estudios que siguen el
procedimiento original de Wolpehan llegado a las siguientes conclusiones:
Otros autores han investigado la posible influencia de las variables cognitivas en como
mecanismo de acción de la DS. Aunque los primeros estudios encontraron resultados positivos
(Valins y Ray, 1967), cuando se corrigieron los errores metodológicos cometidos en los dos
experimentos iniciales, esos resultados positivos no se confirmaron (Rosen, Rosen y Reid, 1972). Las
investigaciones de Borkovec (1974) demuestran que, en algunas condiciones, las informaciones de
tipo cognitivo influyen en los resultados. Por ello, se puede concluir que aunque no se puedan
excluir totalmente las variables cognitivas, éstas no pueden dar cuenta, totalmente de los
mecanismos implicados en la DS (Ladouceur, 1981).
Otros autores han puesto en duda que la DS produzca los resultados positivos mediante el
principio de la inhibición recíproca. Algunos de los factores que se han investigado como posibles
alternativas a la explicación inicial de Wolpe han sido:
La expectativa de resultados positivos, la motivación de los clientes y una reevaluación de las conductas
inadecuadas. Estos factores estudiados desde el modelo cognitivo explican en parte la
eficacia de la DS.
La extinción. Desde el marco de las teorías del aprendizaje, se considera que la relajación o
cualquier otro agente de contracondicionamiento no serían necesarios sino que actuarían
como elementos facilitadotes, para conseguir la exposición a los estímulos provocadores
de ansiedad, consiguiéndose así la extinción. No obstante, los trabajos realizados para
probar estas hipótesis se han mostrado poco concluyentes.
52
El aprendizaje de habilidades nuevas. Permitirían al sujeto hacer frente a las situaciones
difíciles. El reforzamiento positivo de la conducta de aproximación y el moldeamiento
explicarían adecuadamente lo que ocurre en la DS. Los factores principales responsables
de la eficacia de la DS serían la aproximación gradual a las situaciones ansiógenas seguida
de consecuencias positivas como la atención y la felicitación del terapeuta.
La habituación. Esta propuesta explicativa se basa en que cuando se aplica DS, los sujetos
tienden a experimentar una disminución en su actividad fisiológica.
Para Cruzado, Labrador y Muñoz (1993) las explicaciones teóricas propuestas no son
incompatibles entre sí, sino más bien, complementarias. Al mismo tiempo, permiten constatar que la
DS parece implicar más variables que las que en principio se suponía por sus raíces en el modelo de
condicionamiento operante. Por todo ello se concluye que en la DS los mecanismos de actuación
son inespecíficos. Todos los estudios que han intentado encontrarle una base teórica han aportado
pocos resultados concluyentes. Al comparar la DS con otros procedimientos que tienen una meta
similar como la inundación, la exposición graduada o el reforzamiento positivo encubierto, se
encuentra un elemento común: la exposición repetida a los estímulos evocadores de ansiedad
(Ladouceur, 1981).
Lazarus (1961).Realizó un estudio con 35 sujetos fóbicos. Distribuyó a los sujetos en 3 grupos. Uno
de Desensibilización Sistemática, otro de introspección y el tercero de introspección más relajación.
La tasa de éxitos terapéuticos fue del 75% en el grupo de DS, del 0% en el grupo de
introspección y del 25% en el grupo de introspección más relajación. La tasa de recaídas fue del 25%
en el grupo de DS y del 50% en el grupo de introspección más relajación. No obstante, este estudio
presenta algunos errores metodológicos como la falta de un grupo control y el hecho de que el
mismo autor tratara a todos los sujetos.
53
Gelder y cols. (1967).Distribuyeron una muestra de sujetos fóbicos a 3 grupos: uno de DS, otro de
psicoterapia grupal y otro de psicoterapia individual. Pese a diversos problemas metodológicos, las
evaluaciones realizadas al final del tratamiento y a los 6 meses demostraron la mayor efectividad de
la DS frente a las demás intervenciones.
Paul (1966, 1968, 1969). Es la primera investigación bien controlada que compara la DS con la
psicoterapia tradicional en el tratamiento de la ansiedad ante la evaluación social. Los estudios
realizados demostraron que la DS era superior a la condición de control sin tratamiento, a la
psicoterapia tradicional y a la terapia placebo tomando como indicadores de ansiedad los
componentes cognitivos, fisiológicos y conductuales.
D. Método de aplicación
Antes de aplicar la DS, se debe comprobar el grado en que resulta adecuada esta técnica para
el tipo de problema y paciente con el que se va a utilizar:
Diseño de la DS
1. Entrenamiento en el uso de la Escala Subjetiva de Ansiedad (ESA). La escala subjetiva de
ansiedad la desarrolló Wolpe para graduar las situaciones generadoras de ansiedad y construir la
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jerarquía de estímulos ansiógenos:
Para la elaboración de jerarquías resulta muy útil utilizar variables físicas que permiten
una fácil gradación, como distancia en metros, tiempo en segundos, número de
personas, intensidad de los ruidos, tipos de estímulos fóbicos, etc.
También se puede recurrir al Inventario de miedos de Wolpe y Lang (1969) que consta de
108 ítems que describen miedos comunes. El cuestionario no proporciona una
jerarquía sino que señala las áreas donde aparecen los miedos. A partir de esas áreas
hay que diseñar la jerarquía.
Una jerarquía suele incluir entre diez y veinte escenas, aunque puede incluir muchas más.
Las jerarquías, que representan un temor muy específico, pueden contener menos
elementos, mientras que las que se refieren a temores más complejos, contienen más
ítem.
Es preciso elaborar una jerarquía para cada problema. En el caso de que una persona
presente más de una fobia, se ha de construir una jerarquía para cada una de ellas.
En la práctica, puede resultar más fácil para el paciente completar las situaciones en una
escala que pensar en una lista de situaciones o estímulos y luego graduarla.
La elaboración de una jerarquía resulta más fácil en teoría que en la práctica por una serie
de razones. En primer lugar, los miedos clínicos no son siempre fáciles de graduar en pasos
pequeños y las discontinuidades son inevitables. En segundo lugar, una persona puede tener
miedo de diversas situaciones. Finalmente, en ocasiones en la jerarquía habrán de incluirse tanto
56
sensaciones internas como externas. Las jerarquías pueden ser de varios tipos: temáticas,
espaciales- temporales y mixtas (ver Tabla 1).
Algunos sujetos muestran dificultades para imaginar escenas y sería preciso realizar un
entrenamiento en imaginación. Este entrenamiento se lleva a cabo presentando las escenas y
aumentando el número de detalles en la descripción, como el color de la ropa, el olor a café, el
sonido de la música, etc. (ver Tabla 2). En el caso de que las escenas imaginadas no generen
57
respuestas de ansiedad se inicia un entrenamiento en imaginación emotiva (Lang, 1979). Si estos
entrenamientos no tienen éxito debería buscarse una técnica de intervención alternativa como la
desensibilización en vivo.
Aplicación de la DS
Una vez que se han dado los pasos anteriores, se procede a la aplicación de la DS propiamente
dicha, es decir, a la aplicación de las respuestas de relajación ante las de ansiedad.
Que el sujeto informe mediante una puntuación ESA de ansiedad elevada. El terapeuta procede
igual que en el supuesto anterior. Si persistieran las dificultades, esto es, el nivel de
ansiedad del sujeto no disminuye o incluso se incrementa, el terapeuta interrumpe el
procedimiento para analizar conjuntamente con el sujeto estas dificultades.
Que el sujeto informe de una ansiedad débil o de ausencia de ansiedad. En este supuesto, tras un
breve periodo para relajarse de nuevo (medio minuto aproximadamente), el terapeuta
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pide al sujeto que se imagine por segunda vez la misma escena, dejando esta vez de diez a
catorce segundos. En las sucesivas presentaciones el tiempo de presentación de la escena
en la imaginación se va alargando progresivamente. Normalmente a la tercera o cuarta
presentación repetida de una escena el sujeto informa de una puntuación ESA cero.
Después de que el sujeto haya progresado con éxito a través de todos los ítem de la jerarquía, el terapeuta
debería programar (si es posible) que, al menos en las primeras ocasiones en que el sujeto interacciona
con los estímulos a los que la DS iba dirigida, obtuviera reforzamiento positivo.
Debería llevarse a cabo seguimientos para asegurar que el tratamiento permanece efectivo a lo largo de un
periodo de tiempo. Si sucediera una recaída se programarían sesiones de recuerdo.
Es fundamental que las sesiones se inicien y finalicen con una escena que ya no
origine respuestas de ansiedad, es decir, la primera escena que se presenta en una sesión es la
última escena ante la que se desensibilizó al sujeto en la sesión anterior. Generalmente, las sesiones
de tratamiento suelen tener una duración de una hora, de las cuales, unos treinta o cuarenta minutos
59
se dedican a la aplicación de la DS propiamente dicha. Si ocurre alguna recuperación espontánea hay
que volver a desensibilizar el ítem implicado.
La DS en vivo
2. INUNDACIÓN
La Inundación o Terapia Implosiva está basada teóricamente en la extensión de la teoría de los dos
factores de del aprendizaje de evitación de Mowrer. Concretamente, se basa en el denominado principio de
la extinción experimental directa, en el que se presenta el estímulo condicionado (EC) en
ausencia del estímulo incondicionado (EI).
60
(visual, auditiva, táctil, olfativa, gustativa), junto a la fiel reproducción de pensamientos e imágenes
del propio paciente.
La aplicación de esta técnica lleva a una reducción de la ansiedad relativamente
rápida, produciéndose mejoras significativas en un periodo de una a veinte sesiones de terapia.
La inundación permite exponer a estímulos a los que es muy difícil o imposible exponer en
vivo. Se ha mostrado eficaz para numerosos trastornos de ansiedad como las fobias específicas, el
TOC, la hipocondría, la depresión e incluso en alucinaciones y delirios. En casos de problemas
cardiacos u otras condiciones médicas similares, se desaconseja la aplicación de la inundación,
siendo más adecuado aplicar la DS.
A. Protocolo de aplicación
Evaluación. Lo primero que el psicólogo ha de hacer es una buena evaluación de todos los
estímulos que producen ansiedad.
Si se le pregunta: ¿Qué le dirías a este niño?, lo más es que el paciente vea claramente la
necesidad de convencer al niño para que vuelva a intentarlo, hasta que deje de tenerle miedo a la
bicicleta.
En definitiva, se le explica en qué consiste, cómo van a ser las sesiones, la duración, la
efectividad, para qué objetivo la vamos a usar, las otras opciones con sus ventajas e inconvenientes y
los posibles efectos secundarios: ansiedad inicial alta y posibles pesadillas.
61
Entrenamiento en imágenes neutrales . Una vez que el paciente ha manifestado que
entiende y acepta las sugerencias de tratamiento, es útil proporcionarle una oportunidad para que
utilice la técnica con alguna imagen “neutral”. Se recomienda que el terapeuta genere, por lo menos,
dos escenas para que se las imagine el paciente:
La primera puede implicar algún tipo de actividad diaria. El terapeuta deberá alentar al
paciente para que se centre en los elementos visuales, auditivos, gustativos y olfativos que
le rodean, así como en cualquier sensación física que pueda experimentar.
Se debería generar una segunda escena que contuviese alguna fantasía, con el fin de
proporcionar al paciente práctica en imaginarse escenas que no son reales. Estas escenas
se emplean más frecuentemente cuando se intenta proporcionar una exposición a
estímulos dinámicos hipotetizados que es improbable que se encuentren representados
adecuadamente por acontecimientos de la vida real.
Presentación de las escenas . Al presentar una escena determinada, la tarea del terapeuta
consiste en exponer al paciente a tantos estímulos temidos como sea posible, con el fin de provocar
una fuerte respuesta de ansiedad.
Se repite este proceso hasta que se obtiene una mayor disminución del miedo. En este punto,
se introducen nuevas variaciones para aumentar el nivel de respuesta de ansiedad y para extinguir
más del complejo EC evitado. Esto es, superado un relato, se pasa a otro.
Evaluación Pre-Dur. Mediante USA. Se evalúa la ansiedad que tiene antes de iniciar el relato
mediante USA y posteriormente se le pregunta cuál ha sido el nivel USA durante la presentación del
mismo. Cuando el nivel USA ha descendido a 10-20 se le manda el relato para que lo lea cuantas
veces pueda entre sesiones y se comienza con otro relato.
62
Espaciamiento de las escenas y sesiones. El relato de cada escena debe ser de más de 8 minutos
de duración. Aunque algunos autores hablan de 50 minutos, es aconsejable que no apliquemos la
técnica durante más de 20 minutos en cada sesión.
Tareas para casa. Como tarea para casa se manda la lectura e imaginación de los relatos cuando su
nivel de ansiedad asociado ha descendido lo suficiente.
La actitud del terapeuta durante la aplicación de esta técnica debe ser firme y comprensiva,
estando siempre pendiente de los pensamientos negativos que manifieste la persona y
observando sus reacciones de ansiedad.
Como en cualquier otra terapia, la empatía y comprensión del terapeuta facilitan una
mayor motivación, esperanza y colaboración del paciente para el tratamiento.
Por otro lado, el terapeuta debe poseer un buen sentido de observación, ser capaz de
responder a sus necesidades.
Desde el punto de vista práctico, debe ser activo, prevenir las conductas de evitación
e instigar al paciente a exponerse al objeto de sus miedos.
1. Antes del tratamiento y a lo largo de él, el terapeuta debe informar al paciente acerca de
su comportamiento y enseñarle la forma de modificarlo, y también acerca de sus
progresos, por mínimos que sean.
2. Debe dirigir al paciente, es decir, instigarle a actuar lo más rápidamente posible sobre
sus síntomas y hacerle caer en la cuenta claramente de cualquier tentativa de resistencia
que aparezca por su parte.
63
3. Cuando el paciente no puede llegar más lejos en el tratamiento, el terapeuta debe
adoptar una actitud más cercana y buscar alguna alternativa cuando el procedimiento le
parece al paciente excesivamente aversivo.
Ejemplo: En el tratamiento de una fobia a los gatos, si el paciente rechaza totalmente coger al
animal, el terapeuta puede pedirle permiso para poner al gato sobre sus rodillas y hacerle saltar
al suelo algunas veces.
4. Una vez que la ansiedad haya disminuido, le será más fácil pasar a la etapa siguiente.
Es muy importante reforzar al paciente después de cada éxito.
Desventajas. Esta técnica puede resultar muy aversiva para el paciente, especialmente al inicio, de
modo que no puede ser aplicada por personas o profesionales sin la suficiente experiencia y
habilidades terapéuticas. Por tanto, en caso de que existan coterapeutas, éstos deben ser previamente
instruidos, observando incluso algunas sesiones de inundación, junto con el profesional más
experimentado. Esto es importante, además, porque en algunos casos, tras la primera experiencia de
inundación y debido al malestar experimentado, el paciente puede tener el deseo de abandonar el
tratamiento o de no acudir a una sesión siguiente. Esta evitación es negativa y, por tanto, el
psicólogo ha de poner las condiciones adecuadas para que no se produzca.
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D. Investigaciones en psicología clínica sobre la inundación
Inundación en imaginación . Hussain (1971) trató a 40 sujetos con fobia social o agorafobia.
Distribuyó los sujetos al azar a 2 grupos (DS en imaginación o Inundación en imaginación). A todos
les administró Thiopental y suero fisiológico. Los sujetos de inundación + thiopental mejoraron más
rápidamente que los de DS + thiopental. Sin embargo, Mathews y cols. (1974) distribuyeron a 36
fóbicos a tres grupos: psicoanálisis, DS en imaginación y en vivo e Inundación imaginada y en vivo.
Todos recibieron 12 sesiones de tratamiento. En este caso la DS y la Inundación imaginada tuvieron
efectos muy similares.
Aunque los resultados de las investigaciones son contradictorios, desde el punto de vista
clínico cabe preguntarse si merece la pena aplicar Inundación existiendo la DS que es mucho menos
desagradable o, por el contrario, si no merece la pena exponer de una forma más aversiva pero más
rápida y eficaz en muchos casos.
Stern y Marks (1973) encontraron que en distintos fóbicos, una exposición durante un
periodo de 2 horas suele ser suficiente para superar fobias que hayan afectado durante
más de un año.
Marks (1972) en una revisión de la literatura encontró que la eficacia de la técnica se
tendía a asociar a la duración de las sesiones (una media de 56 minutos).
3. INTENCIÓN PARADÓJICA
A. Descripción de la técnica
La intención paradójica (IP) es uno de los muchos procedimientos paradójicos, que se caracterizan
por dos aspectos significativos:
1. Se construyen para que sorprendan. Son contrarios a las expectativas de los pacientes sobre su
visión de la naturaleza y la función de la terapia.
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terapeuta recomiende, de forma inesperada, que el paciente mantenga la respuesta particular en
su nivel más molesto. En otras palabras, se prohíbe al paciente que realice cambios
relevantes en el problema actual. El terapeuta anima al cliente para que mantenga la
conducta problema en su nivel actual o, si es posible, a un nivel todavía más molesto.
B. Aplicaciones
Dunlap (1928) fue el primero en aplicar sistemáticamente la técnica para ayudar a un cliente a reducir
respuestas motoras relativamente simples. El primero que investigó esta técnica fue Frankl (1925),
aplicándola principalmente a problemas de ansiedad, en casos como, por ejemplo, si una persona no
hacía ejercicio por temer sufrir un infarto, se le animaba a que lo hiciera y que intentase tener un
infarto. Otros autores como Stampfl y Levis (1967) también la aplicaron para tratar los problemas de
ansiedad. También se ha aplicado para tratar problemas de insomnio, en el tratamiento de la
agorafobia, de las disfunciones sexuales (donde la ansiedad juega un papel importante), para mejorar
la cooperación de los pacientes con el programa terapéutico y en los casos de ansiedad recurrente.
También se ha mostrado una técnica muy adecuada para tratar la tartamudez (disfemia), siendo una
de las principales aplicaciones que inicialmente tuvo.
El primer problema con el que nos encontramos para la aplicación de esta técnica es evaluar
cuándo va a ser un procedimiento eficaz en un caso y cuándo va a ser ineficaz o incluso
perjudicial. Para ello hay que conocer bien los estudios empíricos sobre la aplicación de la técnica.
Evaluar con exactitud cada caso y seguir las siguientes reglas:
Aplicarla en insomnio cuando el pensamiento: Otra vez voy a tener problemas para dormir, Seguro
que no consigo dormir en toda la noche, etc. esté en el inicio del incremento de la ansiedad.
Aplicarla en insomnio cuando las técnicas de control de estímulos no den resultado, luego
probar la relajación y en último término usar la IP.
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Por otro lado, es necesario explicar bien la técnica y las razones de la aplicación de la misma,
demostrando o convenciendo de alguna manera que ese tratamiento va a ser eficaz (plantearlo como
experimento).Por último, habría que evaluar en todo momento la efectividad de la técnica y estar
muy atentos a su posible falta de eficacia o a la posibilidad de que sea perjudicial para clientes
concretos.
Uno de los factores más influyentes que determinan la eficacia de la técnica es la relación entre la IP
y un aspecto del problema del paciente que se ha denominado “ansiedad recurrente”. Esta ansiedad
recurrente se refiere al malestar que experimenta la gente sobre las consecuencias de sus
reacciones de temor. Es decir, los individuos afectados se preocupan de que la ansiedad
experimentada en el presente alcance un nivel en el que, se imaginan, perderán el control y se
expondrán a consecuencias desastrosas. Es lo que otros autores (Ascher, 1984) han denominado:
“segundo temor”, “fobia a la ansiedad”, “miedo al miedo” o “sensibilidad a la ansiedad”.
La ansiedad recurrente se ha relacionado casi exclusivamente con la agorafobia aunque
también se han descrito casos que indican la existencia de este problema en problemas de
conducción, insomnio e incluso disfunciones sexuales.
Según esto, es muy importante poder evaluar cuándo aparece la ansiedad recurrente y
cuándo no. Por ejemplo, en una fobia social, la persona teme exponerse a esas situaciones y las
evita y lo pasa mal cuando se expone a ellas. En una fobia social con ansiedad recurrente, la persona
teme que si da una charla va a comenzar a sentir una ansiedad totalmente incapacitante, que puede
llegar a niveles máximos que no podría soportar y podría quedarse paralizado, largo espacio de
tiempo en silencio o perder el control intestinal o vesical o ponerse colorados o sudar, etc.
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La ansiedad recurrente se puede resumir en dos ideas: La respuesta del sistema simpático,
que se mantiene en círculo vicioso y la interpretación de esa señal de peligro como predictora de un
desastre. En estos casos, mediante la IP se intenta que el cliente renuncie a sus intentos por
controlar la ansiedad y que intente engrandecer los resultados desastrosos que teme.
E. Revisión empírica
Insomnio
Los resultados que se tienen no son del todo claros. Por un lado, Turner y Ascher (1979) utilizaron
dos grupos de control (no tratamiento y control), y tres grupos de tratamiento (control de estímulos,
intención paradójica y relajación progresiva), encontrándose sólo diferencias entre los grupos de
tratamiento y los grupos de control, pero no entre los primeros, lo que indicaba que ninguno de los
tres tratamientos se podía considerar mejor que el otro, a pesar de que eran eficaces. Por otro lado,
Espie y Lindsay (1985) resaltaron la variabilidad de la respuesta al tratamiento con IP en un grupo
experimental: 2 sujetos que empeoraron con la IPy mejoraron después con la relajación. Parece ser
que todavía no se conocen cuáles son las diferencias individuales que existen entre los sujetos en los
que la IP se muestra eficaz y aquellos en los que puede resultar incluso perjudicial. Algunos autores
apuntan a que la variable interviniente, mediaría en el efecto de la IP, podría ser la ansiedad
recurrente.
Trastornos de ansiedad
El análisis de los distintos modelos teóricos no nos aporta una claridad mínima sobre cuál
se ajusta mejor. Probablemente, la IP actúe como una forma de reestructuración cognitiva en la línea
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de las pruebas de realidad (extinción de los pensamientos catastrofistas). También creemos probable
que facilite la exposición al estímulo fóbico, en forma de inundación exagerada.
RESUMEN
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desempeña también un papel importante.
Hay que evaluar con detalle todos los estímulos ansiógenos, así como los pensamientos y
reacciones emocionales del paciente, asociados a tales estímulos. Graduaremos los estímulos en
función de su ansiedad. Con esta información elaboraremos uno o varios relatos, en cada uno
de los cuales presentaremos el mayor número de estímulos posible. Gradualmente iremos
presentando, repetidas veces cada relato hasta que deje de producir ansiedad. Con la
inundación, se observan mejoras intrasesión e intersesión.
El terapeuta debe de intentar alcanzar un nivel máximo de ansiedad para, posteriormente,
mantener al paciente en este nivel hasta que aparezca claramente alguna señal de reducción
espontánea en el valor provocador de ansiedad de los estímulos.
Es muy importante explicar bien al paciente la lógica de esta técnica, usando ejemplos fáciles.
La actitud del terapeuta durante la aplicación de esta técnica debe ser firme y comprensiva,
estando siempre pendiente de los pensamientos negativos del paciente e impidiendo las
conductas de evitación y escape de éste.
La duración de las sesiones de inundación suele durar entre 40 y 55 minutos, en las que se
presentan repetidas veces las escenas.
Las ventajas de la inundación son, entre otras, su facilidad de aplicación y economía de tiempo,
además de las mejoras intra e intersesión.
Como desventaja, la inundación puede resultar muy brusca y aversiva al inicio y producir en el
paciente un deseo de abandono o de evitación de una sesión, lo que resulta negativo para el
tratamiento. Se necesita pericia y habilidades terapéuticas para afrontar las reacciones
emocionales y motivar al paciente para que continúe el tratamiento.
La intención paradójica. Tiene como característica que se hace para que sorprenda, es decir, el
terapeuta pide al paciente que mantenga la respuesta sintomática particular en su nivel más molesto.
Normalmente, si el cliente intenta tener más síntomas, no lo conseguirá sino que se
reducirán. Hay que evaluar muy bien en cada caso si es necesaria y si será eficaz esta técnica.
Recomendaciones: Usarla de manera preferente cuando exista ansiedad recurrente; aplicarla en
insomnio cuando el pensamiento Otra vez voy a tener problemas para dormir, Seguro que no consigo dormir
en toda la noche, etc.; esté en el inicio del incremento de la ansiedad; aplicarla en insomnio cuando
las técnicas de control de estímulos no den resultado, luego probar la relajación y en último
término usar la IP; aplicarla en insomnio cuando la relajación incremente la ansiedad. Es necesario
explicar bien la técnica y las razones de la aplicación de la misma (plantearlo como experimento).
La IP está muy relacionada con la ansiedad recurrente: malestar que experimentan las personas
sobre las consecuencias de sus reacciones de temor, es decir, creen que perderán el control y se
expondrán a consecuencias desastrosas. Algunos autores recomiendan el uso de la IP sólo en
casos en los que exista esa ansiedad recurrente. En la ansiedad recurrente, la respuesta del sistema
simpático se mantiene en círculo vicioso y la interpretación de esa señal de peligro como
predictora de un desastre.
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1. RELAJACIÓN MUSCULAR PROGRESIVA DE
JACOBSON
A. Introducción de la técnica al cliente
B. Estructura de las sesiones
C. Técnica de relajación de Jacobson abreviada
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1. RELAJACIÓN MUSCULAR PROGRESIVA DE JACOBSON
Vamos a presentar una versión de la técnica de relajación progresiva de Jacobson (1934), basada en
las adaptaciones de Wolpe (1973) y Bernstein y Borkovec (1973).La técnica original de Jacobson
se suele abreviar porque:
Se obtienen los mismos resultados con 8-10 sesiones que con las 90 sesiones originales
de Jacobson.
Los sujetos siguen mejor la técnica cuando el propio terapeuta los dirige en los ejercicios
de tensar-destensar.
Voz del terapeuta. Tono e intensidad de voz cambia según la técnica de relajación
usada: en la relajación progresiva no se usan tonos sugestivos, voz con tono
normal, un poco bajo y pausado y no va perdiendo volumen ni haciéndose cada
vez más lenta.
Presentación de la técnica. Finalidad para la que se enseña, relación con el problema del
cliente, en qué consiste la técnica, qué se va a hacer durante las sesiones,
importancia de la práctica en casa. El terapeuta deberá asegurarse de que el cliente
ha comprendido esa información.
No debe realizar movimientos innecesarios durante la sesión, pero si necesita moverse para estar
más cómodo, es mejor que lo haga.
No es bueno que haga estiramientos una vez que haya salido del estado de relajación, ya que pueden
dar tirones musculares.
Se recomienda que no pierda nunca la postura de relajación, para evitar dolores innecesarios (ya
que, por ejemplo, algunos tienen la tendencia de echar el cuello hacia adelante o hacia
atrás, y esto les puede producir dolor de cuello cuando salgan del estado de relajación).
Otra recomendación es que tome el aire por la nariz, porque así entra a los pulmones caliente
y depurado, mientras que si respiramos por la boca, el aire entra más frío y se puede
resecar la garganta, lo que podría dar lugar a tos, e incluso a resfriados. Pero para
expulsarlo, puede hacerlo por donde le resulte más cómodo.
Resulta recomendable indicarle al paciente que cuando relaje después de tensar, lo haga de una vez y
no de forma progresiva. También es importante decirle que tense sólo lo suficiente como para que
lleguen a reconocer el grupo muscular, nunca todo lo que puedan, ya que, aunque hay grupos
musculares bastante desarrollados en los que sí se puede hacer (por ejemplo, las manos o el
estómago), hay otros poco desarrollados (como por ejemplo, las piernas, o los pies), en los que sólo
se conseguirían tirones o, como mínimo, dolor, con lo que relajarlos sería imposible, así que la
tensión óptima será la suficiente para notar la tensión en el músculo. Después de tensar
durante 5-7 segundos, se relaja 30-40 segundos, concentrándose en las sensaciones de relajación,
para que vea qué pasa en su músculo cuando deja de tensar, qué sensaciones aparecen, y que
compare ambas. A medida que el entrenamiento avance, se necesitará tensar cada vez menos para
relajar, puesto que sabrá reconocer mejor las sensaciones.
Uno de los métodos más utilizados es la técnica de relajación muscular progresiva de Jacobson,
aunque como este procedimiento es muy largo, otros autores como Bernstein y Borkovek, o Cautela
y Groden, han diseñado otros métodos abreviados del procedimiento original e igual de efectivos.
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Son procedimientos para reducir al máximo la tensión muscular y aprender a discriminar entre las
sensaciones cuando sus músculos están relajados y cuando están tensos.
Para ello, primero se enseña a tensar los músculos, para que el paciente los identifique
y para que aprenda las sensaciones que se tienen cuando los tenemos tensos. Tras su aprendizaje en
las sesiones que sea necesario, se pide que la realice en su casa a diario, y que registre en una hoja el
nivel de relajación en cada uno de los grupos musculares. Se emplearán las sesiones necesarias hasta
su aprendizaje correcto.
Al principio, antes de pasar a los ejercicios de tensión y relajación, y una vez finalizados
éstos, se les dan instrucciones de que piense en un paisaje tranquilo, amplio..., así como de
respiración abdominal. En los grupos musculares del tronco (espalda, pecho y estómago) se
introducen ejercicios de respiración abdominal tras cada uno de ellos. También se pueden incluir
frases autógenas y de sugestión (calor, peso, calma, tranquilidad...), especialmente en brazos y
piernas, puesto que en estos miembros es más fácil diferenciar sensaciones. Además, en la fase de
relajación de los músculos, se pueden utilizar frases que él nos haya comentado en los ejercicios de
práctica, acerca de cómo se sentía.
Una vez que se han tensado y relajado todos los grupos musculares, se hace un recorrido de
todos ellos. Se le pide que si hay alguno que no está aún relajado, cuando se mencione en el
recorrido, que haga una señal, como por ejemplo, levantar un dedo y se hace un ciclo de tensión-
relajación, que se repite dos veces. Esto se hace hasta que tenga todos los músculos totalmente
relajados. Entonces se le deja uno o dos minutos para que disfrute del estado de relajación que ha
conseguido. Para salir del estado de relajación se puede concentrar en su respiración e ir
progresivamente moviendo sus músculos. Al final de cada sesión, es conveniente preguntarle al
paciente cómo le ha ido, qué sensaciones ha tenido, si ha habido algo que le haya dificultado la
relajación.
Algunos de los problemas que pueden surgir en una sesión individual de relajación
muscular progresiva son:
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Calambres o tirones musculares. Si esto ocurre, puede que el problema sea que están tensando
demasiado; por ello, se les recomendará que no tense tanto, o que disminuya el tiempo de
tensión (sólo lo suficiente como para que discrimine las sensaciones de tensión y de
relajación en ese grupo).
Risa o charla. Puede suceder que se rían, sobre todo al principio de estar aprendiendo la
técnica; lo mejor es ignorarlo. Las demandas verbales hay que extinguirlas no haciéndoles
caso o respondiendo de forma escueta.
Pensamientos perturbadores. Se les recomienda que traten de no obsesionarse con ellos, que
simplemente los dejen pasar, y que, sobre todo, no dejen de atender a las instrucciones
que se están dando. Pueden ser pensamientos:
Que producen ansiedad, por ejemplo relacionados con el problema con el que
acude a la terapia; en este caso hay que programar pensamientos alternativos
en los que focalizar su atención.
Sexuales, que pueden darse sobre todo si el terapeuta y el paciente son de
distinto sexo, porque además las condiciones ambientales en las que se realiza
la relajación (luz tenue, postura reclinada...) invitan a ello; ante esto, lo mejor
es ignorar, y si acaso, tratarlo posteriormente en una sesión clínica aparte.
Resfriado. Puede ocurrir que el resfriado les dificulte la inhalación de aire por la nariz y,
por tanto, la forma correcta de realizar la respiración abdominal; en este caso, se les dirá
que tomen el aire por la boca, de forma suave, para que no se les reseque la garganta y no
les dé tos.
Tos, estornudos, picores. Ante esto, lo mejor es que tosan, estornuden o se rasquen con
naturalidad, porque si no lo hacen, lo único que conseguirán será obsesionarse con ello,
pasar un mal rato y perder la concentración en las instrucciones de la sesión.
Ruido externo. Se recomienda que se haga en un sitio donde no haya demasiados ruidos, y
buscar una hora en la que esté más tranquilo.
Experiencias sensoriales perturbadoras. Por ejemplo que se le duerma algún miembro; en este
caso se puede aconsejar que cambie de postura.
Verbaliza estar relajado muscularmente, pero no “interiormente”. Aquí es conveniente decirle que
a medida que aprenda a relajarse muscularmente, con el tiempo, también irá relajándose
interiormente; si aún así sigue el problema, se puede aumentar la parte hablada para
acaparar la atención, o usar técnicas cognitivas como imágenes placenteras.
Quedarse dormido. Se le puede despertar suavemente y seguir por donde se quedó, o bien ir
introduciendo un tono de voz cada vez más alto hasta que responda; si se queda dormido
en casa, debe cambiar la hora de hacerlo, que no lo haga cuando esté cansado o sea hora
de dormir, o hacer más sesiones diarias de menos duración.
Miedo a perder el control. Hay que decirle que se dejen llevar por las sensaciones placenteras;
la forma de relajación, introduciendo los distintos elementos debe ser muy gradual.
No practicar por problemas distintos. Se le aconseja que pidan la colaboración de los que viven
con él, que elija un hueco de antemano en el que pueda realizarla,...
Tensar cada grupo muscular 2 veces y relajarlo. Concentrarse en las sensaciones de tensión y
relajación. Los grupos musculares que pueden introducirse son los siguientes:
Brazos y manos. Estirar los brazos hacia el frente con los puños cerrados y apretándolos.
Piernas y pies. Levantar las piernas, estirándolas, tirando de las puntas de los dedos de los
pies hacia el cuerpo.
Espalda. Despegarse del respaldo de la silla, levantar los brazos y los hombros y hacer
como si quisiera que los codos se juntasen por detrás de la espalda.
Pecho: Levantar un poco los hombros y hacer como si quisiera juntarlos por delante,
haciendo fuerza en el pecho.
Estómago. Metiéndolo hacia adentro o sacándolo hacia afuera.
Cintura y glúteos. Tensar juntando los glúteos y estirar la espalda hacia arriba, como si se
quisiera levantar de la silla.
Cara. Arrugar todo lo que pueda la cara (frente, ojos, nariz, boca).
Cuello. Apretar la cabeza hacia adelante presionando la barbilla contra el pecho. Luego
hacia atrás.
Una vez que el paciente aprende a tensar relajar estos grupos, pasa a reducir a cuatro:
El objetivo de esto es que llegue un momento en que pueda aplicar esta técnica a su vida
diaria (generalización), de modo que se dé cuenta de cuándo tiene tensos ciertos músculos
innecesariamente, y que sepa relajarlos sin tener que hacer la relajación entera. Esto es la relajación
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diferencial, y es el objetivo último de la relajación muscular progresiva.
Finalmente se deja unos minutos ya relajado.El psicólogo ha de explicar muy bien cómo se
realiza cada ejercicio de tensión y distensión y asegurarse de que el paciente lo realiza correctamente.
Se recomienda práctica diaria, si es posible dos veces al día, dedicando a la técnica unos 30 minutos
cada vez durante la fase de entrenamiento y que rellene los autorregistros. Posteriormente, se
entrenará directamente con ejercicios de relajación, sin tensión previa.
La propuesta de Koppen (1974) tiene como objetivo adaptar la relajación a un formato adecuado
para niños y que incluya relajación muscular utilizando a su vez la imaginación. Para cada grupo
muscular, este autor ha diseñado un ejercicio en forma de juego. A continuación veremos las
instrucciones de estos ejercicios para cada grupo muscular.
Manos y antebrazos . “Imagina que tienes un limón en tu mano izquierda y tratas de exprimirlo
intentándole sacar el máximo jugo posible. Centra tu atención en tu mano y en tu brazo cuando
están apretando. Ahora deja caer el limón y nota cómo están tus músculos cuando están relajados.
Bien. Volvamos a exprimir el limón. Ahora imagina que aprietas el limón con mucha más fuerza que
antes. Nota lo tenso que tienes tu mano y tu brazo. Relájalos de nuevo. Fíjate en cómo ahora tu
mano y brazo están mejor que antes cuando los tenías tensos”. Luego repite el proceso para la mano
derecha.
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Brazos y hombros . “Imagina que eres un gato peludo y perezoso que quiere estirarse. Para ello
estira tus brazos hacia el frente y súbelos por encima de la cabeza, todo lo que puedas. Ahora deja
que tus brazos caigan al lado del cuerpo. Ahora déjalos caer rápidamente. Bien. Nota cómo tus
hombros están más relajados. Esta vez tienes que conseguir aún estirarte más. Trata de alcanzar el
cielo. Estira los brazos al frente, súbelos por encima de la cabeza, ponlos atrás, más atrás. Nota la
tensión y dureza en tus brazos y hombros. Estupendo. Ahora deja caer los brazos rápidamente y
nota qué bien se encuentra uno cuando está relajado. Te sientes bien, contento y a gusto”.
Hombros y cuello. “Ahora imagina que eres una tortuga. Estás sentado sobre una roca, en una
charca tranquila y agradable, relajándote bajo el calor del sol. Aquí te sientes bien, calentito y fuera
de peligro. ¡Oh, oh! Notas que hay peligro. Pones tu cabeza dentro de tu caparazón. Tratas de poner
tus hombros junto a tus orejas y de poner tu cabeza más debajo de tus hombros. No es fácil ser una
tortuga dentro de un caparazón. El peligro ha pasado. Puedes salir fuera al calor del sol, relajarte y
sentir ese calorcito. ¡Cuidado de nuevo! ¡Vuelve el peligro! Deprisa, pon tu cabeza dentro de tu casa
y estate muy apretadito. Tienes que estar muy apretado para protegerte a ti mismo. Bien, puedes
relajarte de nuevo. Vuelve a relajar tu cabeza y tus hombros. Nota cómo te sientes de bien ahora, en
comparación con cómo te sentías cuando estabas rígido y tenso. Una vez más ¡Peligro! Mete tu
cabeza. Pon tus hombros junto a tus orejas y mantente rígido. No permitas que ni siquiera una
mínima parte de tu cabeza se vea por fuera de tu caparazón, mantente firme. Nota la tensión en tu
cuello y hombros. Bien. De nuevo puedes salir. De nuevo estás a salvo. Relájate y recréate en tu
seguridad. Ya no hay peligro. Nada te preocupa. No tienes miedo a nada. Te sientes bien”.
Mandíbula. Tienes un chicle gigante en tu boca. Es duro de mascar. Mastícalo. ¡Duro! Haz que te
ayuden los músculos del cuello. Ahora relájate. Deja tu mandíbula colgando, suelta. Nota qué bien te
sientes ahora que tu mandíbula está suelta. Bien. Ataca de nuevo al chicle. Mastícalo fuerte.
Apriétalo con tus dientes. Bien, ahora es cuando has conseguido partir el chicle. Ahora relájate de
nuevo. Deja que tu mandíbula caiga aún más que antes. Siente lo bien que estás ahora que no tienes
que luchar con tu chicle. Bien. Una vez más. Vamos a intentar partirlo del todo esta vez. Aprieta
fuerte tus dientes. Tan fuerte como puedas. Más fuerte. ¡Estás trabajando duro! Bien, relájate de
nuevo, relaja todo tu cuerpo. Has conseguido derrotar al chicle. Quédate tan suelto como puedas.
Cara y nariz. Aquí viene un moscardón molesto. Se ha posado en tu nariz. Trata de deshacerte
de él sin utilizar tus manos. Así arruga tu nariz. Frúncela tanto como puedas. Bien. Lo has
ahuyentado. Ahora puedes relajar tu nariz. ¡Uf! Aquí viene de nuevo. ¡Échalo fuera! Arruga tu nariz.
Apriétala tanto como puedas. Bien. De nuevo ha echado a volar. Puedes relajar tu cara. Nota que
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cuando arrugas fuertemente tu nariz, tus mejillas, tu boca, tu frente y tus ojos te ayudan y entonces
también se ponen tensos. Por tanto, cuando relajas tu nariz, toda tu cara se relaja también, y
entonces tú te sientes bien. ¡Oh, oh! Vuelve de nuevo el moscardón. Pero esta vez se posa en tu
frente. Agárralo fuerte. Ahora. Bien, puedes soltarlo. Se ha ido para siempre. Ahora puedes relajarte.
Deja que tu cara se quede lisa, no la arrugues nada. Tu cara se siente bien, suelta y relajada.
Estómago. ¡Eh! Aquí viene un lindo elefantito. Pero no mira dónde va. No ve que estás en el
césped y está casi a un paso de tu estómago. No te muevas. No tienes tiempo de irte de su camino.
Prepárate para detenerlo. Pon tu estómago duro. Aprieta fuertemente los músculos de tu estómago.
Mantente así. Mira cómo se va por otro camino. Ahora puedes relajarte. Deja suelto tu estómago.
Siente lo relajado que estás. Esto te hace sentir mucho mejor. ¡Oh!, vuelve de nuevo. Prepárate.
Endurece tu estómago. Ponlo muy duro. Si él pisa sobre ti cuando tu estómago está duro se
lastimará. Haz que tu estómago sea por dentro como una roca. Bien. Se está moviendo de nuevo.
Ahora puedes relajarte. Ponte cómodo y relájate. Nota la diferencia entre un estómago duro y un
estómago relajado. Así es como nosotros queremos sentirnos: bien, sueltos y relajados. Tú has
conseguido sentirse así. ¡Pero esta vez vuelve a tu camino y no se da la vuelta. Es él. Ahora se va
para siempre. Puedes relajarte completamente. Estás a salvo. Todo está bien y tú puedes sentirte
tranquilo y relajado.
Ahora imagina que quieres pasar por una estrecha valla y los tablones tienen astillas. Tienes
que hacerte muy delgado si quieres pasar al otro lado. Para ello tienes que meter tu estómago hacia
dentro. Trata de apretarlo junto a tus costillas. Intenta hacerte tan fino como puedas. Lo has
atravesado. Ahora relájate. No es preciso que continúes estando estrecho. Relájate y siente cómo tu
estómago se encuentra bien y suelto. Bien. Trata de atravesar la valla de nuevo. Pon tu estómago
hacia dentro, como si quisieras tocar tu espalda. Ponte tan estrecho como puedas. Ponte tenso. Ya la
has cruzado. Ahora puedes relajarte. Sepáralo de tu espalda y ponlo en su sitio. Ahora puedes
sentirte muy bien. Te sientes muy bien.
Piernas y pies. Ahora pretendes estar derecho (de pie) descalzo sobre un gran charco de barro.
Aprietas tus dedos del pie contra el barro. Intenta que tus pies lleguen al fondo de la charca de
barro. Quizá necesites que le empujen tus piernas. Empuja, separa los dedos y nota cómo el barro
pasa entre ellos. Ahora pisa fuera del barro. Relaja tus pies. Deja sueltos tus dedos y nota lo bien que
te encuentras. Siente lo bien que te encuentras cuando estás relajado. Vuelve a la charca de barro.
Introduce dentro los dedos del pie. Deja que los músculos de las piernas ayuden a los dedos a
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empujar. Empuja, fuerte. Bien. Sal fuera de nuevo. Relaja tus piernas, tus pies y los dedos de los pies.
Nota lo bien que se está relajado. Notas una especie de tranquilidad y hormigueo.
Consejos:
Se aconseja que las sesiones de entrenamiento no duren más de quince minutos y que no
se incluyan en cada sesión más de tres grupos de músculos.
Dos o tres sesiones a la semana para facilitar un aprendizaje más rápido.
Se debe iniciar el entrenamiento dando al niño unas instrucciones generales en las que se
le dice en qué consiste la relajación, qué pretendemos conseguir con ella.
La respiración durante la relajación debe ser lenta y pausada.
Puede utilizarse cuando al cliente le cuesta relajar tensando y, sobre todo, cuando sabemos que tiene
buena imaginación.
Una recomendación que hay que tener en cuenta para elaborar un guión de imaginación
temática es que no debemos introducir elementos en las escenas que hablen de sueño, ya que
corremos el riesgo de que los sujetos se queden dormidos.
La voz en esta técnica es más lenta y suave que en la muscular, pero no demasiado
sugestiva, ya que ante todo debe ser clara, para que puedan imaginarse bien todos los detalles.
Se dice al cliente, que tan sólo debe dejarse llevar por la escena, y que la debe imaginar con
todo lujo de detalles, en todos los sentidos posibles (vista, olfato, gusto, tacto, oído).
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Estas sesiones duran, al igual que las de relajación muscular progresiva, de quince a veinte
minutos, y también al final se deben dejar unos diez minutos para comentar la sesión (problemas,
dudas, sensaciones que hayan tenido...).También se pide que registre en cada una de las prácticas que
se realizan el nivel de relajación alcanzado, al igual que en las demás técnicas.
4. RELAJACIÓN PASIVA
En esta técnica no se utilizan ejercicios de tensar, sino solo de relajar. Cuenta con una serie de
ventajas:
Puede usarse fácilmente con aquellas personas a las que les cuesta relajar los músculos
después de tensarlos.
También en personas que tengan, por algún motivo, contraindicado tensar los músculos.
Resulta igualmente útil en personas a las que les es difícil relajarse en casa.
A la persona se le leen unas instrucciones (éstas también se pueden dar grabadas en cinta).
Las instrucciones intercalan algunas frases propias de la relajación autógena: A menudo, cuando
estás muy relajado sientes una pesadez en esos músculos y un calor suave. Deja que ese sentimiento te invada. Esa es
una señal de que tus músculos se están relajando más y más. También se dan indicaciones sobre la
respiración: Deja que tu respiración siga su propio ritmo pesado, monótono, tranquilo.
Las instrucciones duran unos 20 minutos, durante los cuales la voz del terapeuta sólo se
interrumpe durante breves pausas de 2-3 segundos. El tono de voz es más lento y pausado que en la
relajación progresiva. La relajación pasiva puede producir dependencia a la voz del terapeuta.
5. RELAJACIÓN AUTÓGENA
La técnica de relajación autógena fue desarrollada por Schultz a partir de sus trabajos sobre la
autohipnosis, en un intento de obtener los mismos resultados con ejercicios de relajación que
los obtenidos mediante la hipnosis. Esta técnica se basa en la asunción de que existe una unidad
mente-cuerpo que permite inducir cambios corporales a partir de representaciones mentales
adecuadas.
Consiste en utilizar una serie de frases que provocan autosugestión e inducen un estado
de relajación. Los antecedentes de esta técnica se encuentran en la hipnosis y en la asunción de que
La autosugestión se centra en:
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Sensaciones de pesadez y calor en las extremidades.
Regulación de los latidos del corazón.
Sensaciones de tranquilidad y confianza en sí mismo.
Concentración pasiva en su respiración.
1. Relajación de la musculatura voluntaria. Se realiza mediante la fórmula “mi brazo está pesado”
que se repite 6 veces verbal o mentalmente, después se continúa con toda la musculatura
corporal esquelética o voluntaria. Con este ejercicio se trata de inducir sensaciones de
pesadez.
3. Regulación del ritmo cardíaco. Se coloca la mano derecha a la altura del corazón y se utiliza la
fórmula “mi corazón está tranquilo”, también se repite seis veces.
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Al realizar los ejercicios la persona debe mantener una actitud de concentración pasiva, es
decir, dejarse llevar por cualquier sensación o respuesta que experimente sin esperar nada de
antemano. Al terminar se recomienda hacer unas inspiraciones profundas, tras esto el
terapeuta comentará con el paciente el desarrollo de la sensación, para reforzarla y aclarar
sensaciones confusas. Por último, es importante la práctica diaria en casa al menos 3 veces al día
para conseguir esas sensaciones y poder relajarse de forma casi automática. Para ver un ejemplo de
las instrucciones que en esta técnica se dan, recomendamos consultar la bibliografía.
6. LA RESPUESTA DE RELAJACIÓN
Esta técnica fue desarrollada por Herbert Benson (1975) a partir de sus estudios iniciales realizados
con meditadores. Observó que la meditación trascendental tenía muchos efectos físicos
beneficiosos, entre los que se pueden citar los siguientes:
El paso siguiente dado por Benson, fue considerar que estos componentes no sólo se
daban en la meditación, sino que formaban parte de lo pasaría a denominar la respuesta de
relajación. Los efectos que provoca esta respuesta de relajación, desde el punto de vista del autor
serían los contrarios a los que produce la ansiedad, que está en la base de la conducta de lucha y
huida. Por esta razón consideraba que su técnica era eficaz para combatir los efectos del estrés.
A la hora de aplicar la técnica, Benson recomienda no utilizarla en las dos horas siguientes a
una comida, ya que la respuesta digestiva interfiere con la de relajación. También recomienda el
autor utilizar un despertador con la finalidad de controlar el tiempo que se dedica a la relajación y al
mismo tiempo la persona se pueda desentender del paso del tiempo. Un requisito adicional para
aplicar la técnica consiste en elegir una palabra que nos guste, que sea especial o secreta
(mantra), con la que se pueda asociar el estado de relajación.
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Las instrucciones que contempla Benson en su técnica son las siguientes:
Sentarse o estirarse en una postura cómoda, con la espalda apoyada en algo. Se debe
evitar utilizar ropa que apriete.
Se procede a relajar todos los músculos del cuerpo, dejándolos "sueltos", comenzando
primero con los músculos de los pies y posteriormente de la cara. Se le comunica a la
persona que se centre en la sensación de pesadez en brazos y piernas: Siente cómo los brazos
y las piernas te pesan mucho. Continúa lenta y progresivamente esta sensación de pesadez con el resto del
cuerpo: las manos, el abdomen, los músculos de la cara. Apoya relajadamente la espalda sobre la
superficie del sillón. Mantente relajado.
Llegado a este punto se llama la atención sobre el control de la respiración: Respira con
naturalidad, no profundamente y toma conciencia de tu respiración. A medida que suelta el aire se le
pide que diga el mantra (por ejemplo Azul): Respira hacia adentro,…, hacia afuera, AZUL;
hacia dentro,…, hacia fuera, AZUL. Respira suavemente. Se le pide que continúe con su
atención centrada en cómo el aire entra y sale de sus pulmones, pronunciando el mantra
en la expiración.
Continua así, repitiendo tranquilamente en cada expiración “AZUL…” durante diez a veinte minutos.
Al terminar, permanece sentado durante algunos minutos más, primero con los ojos cerrados y después
abiertos. No te levantes hasta que hayan pasado algunos minutos.
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RESUMEN
La relajación muscular progresiva de Jacobson. Se suele utilizar una versión abreviada, que
resulta también eficaz y en la que el terapeuta sigue atentamente los ejercicios de
tensión/relajación del paciente. En la aplicación de esta técnica, se debe procurar que el lugar sea
cómodo y con unas condiciones de iluminación y temperatura adecuadas. El terapeuta no tiene
por qué utilizar un tono de voz sugestivo, sino normal y algo más bajo. Antes de enseñarle al
paciente la técnica hay que explicarle en qué consiste la ansiedad y para qué se va a utilizar la
técnica.
Es conveniente complementar esta técnica muscular con la imaginación temática, es decir,
enseñar al paciente a imaginar de forma clara y vívidas situaciones agradables y acompañar
todo ello de frases autógenas.
La relajación muscular ha de ser progresiva, haciendo ejercicios de fuerte tensión/relajación
rápida progresivamente a través de diferentes grupos musculares, por ejemplo, en el CPA
aplicamos el siguiente orden: pierna derecha, pierna izquierda, glúteos, estómago, espalda,
brazo derecho, brazo izquierdo, hombros, cuello y cara.
Cuando se terminan los ejercicios, para salir del estado de relajación, es conveniente empezar
a mover el cuerpo lentamente, porque los movimientos bruscos pueden ser perjudiciales.
Algunos de los problemas que pueden surgir en el entrenamiento de esta técnica son los
siguientes: calambres o tirones musculares, que el paciente se mueva, se ría o comience a
hablar, que tenga espasmos o tics, pensamientos perturbadores, incapacidad para relajar
grupos musculares específicos, sensaciones extrañas o no familiares durante la relajación, que
se quede dormido o que tenga miedo a perder el control. El terapeuta debe estar preparado
para saber afrontar estos inconvenientes.
Para que la técnica se aprenda bien, es necesaria la práctica diaria, dedicando entre 20 y 30
minutos a los ejercicios, y controlando las condiciones ambientales.
Para la relajación en niños se han diseñado una serie de ejercicios de carácter lúdico.
Relajación pasiva. En esta técnica sólo se utilizan ejercicios de relajación, por lo que está
indicada en aquellos casos en los que el paciente presente problemas para realizar ejercicios de
tensión. Las sesiones suelen durar 20 minutos y se utilizar fórmulas en las que se describen
86
sensaciones de calor o se hace referencia a la respiración (frases autógenas).
Relajación autógena. Fue desarrollada por Schultz en un intento de obtener los mismos
resultados que en la autohipnosis, para ello utilizan frases de autosugestión que hacen referencia a
sensaciones de pesadez y calor o percepción de los latidos del corazón. Otra característica propia
de esta técnica es que no recurre a la relajación de grupos musculares, sino sólo a focalizar la
atención en zonas y órganos del cuerpo, para percibir su calor, peso o sus funciones.
La respuesta de relajación. Fue desarrollada por Benson, basándose en los efectos beneficiosos
de la meditación (reducir la frecuencia cardiaca, el consumo de oxigeno y la presión arterial y
aumenta la actividad de las ondas alfa, entre otros), que pasó a considerar como componentes de
la respuesta de relajación. Las principal innovación de Benson, son sus instrucciones sobre la
respiración activa, en las que focaliza la atención de la persona en cómo entra y sale el aire de sus
pulmones, al mismo tiempo que pronuncia una palabra secreta o especial (mantra) para que quede
asociada con dicho estado de relajación.
87
1. MÉTODOS DE AUTOCONTROL
A. El autorregistro
B. La autoevaluación
C. El autorrefuerzo
2. MÉTODO DE AUTOINSTRUCCIONES
3. LA HORA DE PREOCUPARSE
4. TÉCNICA DE DISTRACCIÓN COGNITIVA
5. ENTRENAMIENTO EN INOCULACIÓN DEL ESTRÉS
A. Conceptualización del EIE y apoyo empírico
B. El proceso de tratamiento en IE
6. ENTRENAMIENTO EN RESOLUCIÓN PROBLEMAS
A. Introducción histórica
B. Definición de resolución de problemas
C. El proceso de entrenamiento en resolución de
problemas
D. Evaluación de la capacidad de resolución de
problemas
E. Cuestiones sobre la aplicación clínica del proceso
F. Eficacia de la técnica
7. ENTRENAMIENTO EN ASERTIVIDAD Y HABILIDADES
SOCIALES
A. Definición de HHSS
B. Fundamentación teórica
C. Componentes del constructo HHSS
D. El entrenamiento en asertividad y HHSS
E. Aplicaciones de las HHSS
88
1. MÉTODOS DE AUTOCONTROL
Desde esta perspectiva, se trata a la persona como si fuera dos personas: Una, el individuo
respondiente que se comporta de modo problemático en una serie de situaciones y, la segunda, el
individuo controlador que observa, evalúa y modifica la conducta del primero.
El terapeuta será, en este caso, el controlador que ayuda a la segunda persona, enseñándole la
teoría y los métodos para llevar a cabo el control de la conducta de la primera persona. En este
sentido, es un simple colaborador o consultor de los principios de la terapia.
Muchas de las teorías empleadas en autocontrol, provienen de los intentos para comprender
de qué manera tiene éxito la gente para regular su propia conducta. Y es que, de manera
natural, la gente observa los fenómenos de su vida, desarrolla teorías sobre su mundo, hipotetiza
relaciones entre variables y lleva a cabo experimentos para validar sus teorías y controlar sus
ambientes. La terapia de autocontrol se basa en esos procesos naturales de autorregulación.
El autocontrol convierte a los procesos naturales que normalmente están fuera de la conciencia, son
encubiertos e informales, en procedimientos que son conscientes, manifiestos y formales.
Otras características que tienen en común los métodos de autocontrol son las siguientes:
A. El autorregistro
Se trata de una técnica básica de autocontrol que consiste en que el paciente observe y registre
sistemáticamente su propia conducta.
Las tareas de autorregistro que se da a los pacientes pueden tomar muchas formas. Puede
utilizarse para evaluar la conducta, sus antecedentes situacionales, sus consecuencias, el efecto que la
acompaña o las relaciones entre todas estas variables.
Alguna dimensión de esa conducta. Esta puede hacer referencia a su frecuencia, duración,
intensidad o su adecuación.
Sus antecedentes. A menudo permite descubrir asociaciones y generar hipótesis, ya que los
pacientes no se dan cuenta, a menudo, de los factores o estímulos situacionales que
pueden estar asociados con las respuestas problema. El anotar clases de condiciones
antecedentes puede ayudar a planificar la intervención.
90
Sus consecuencias. Es especialmente útil cuando se evalúa una conducta interpersonal
problemática, puesto que los datos podrían mostrarle al paciente que su conducta es
mucho más eficaz de lo que pensaba o del uso determinadas estrategias ineficaces.
El autorregistro no sólo tiene la ventaja de ser una evaluación directa de las conductas
problemáticas de la persona, cuando ocurren, sino que también puede emplearse con otros fines:
Como estrategia de intervención. Debido a sus efectos reactivos sobre la conducta que se
estaría registrando, normalmente, las conductas deseadas aumentan y las conductas no
deseadas disminuyen, cuando son registradas. Esto es debido a que al registrarse, las
consecuencias y motivos para el cambio se destacan más:
Los procedimientos específicos de autorregistro son diversos. Sin embargo, para que resulte
útil y eficaz, el autorregistro debería hacerse tan próximo (en el tiempo) al acontecimiento como sea
posible. Así, es necesario que los instrumentos de autorregistro sean portátiles y pasen
desapercibidos y que la tarea de autorregistro no resulte demasiado compleja o pesada.
B. La autoevaluación
La autoevaluación, aún siendo la base para toda una serie de técnicas de autocontrol, cuenta todavía
con problemas en cuanto a su aplicación, debido a la existencia de una confianza excesiva en las
evaluaciones externas. Sin embargo, la autoevaluación negativa constituye, a menudo, un
componente de los problemas de ansiedad y depresión.
La actuación real.
La experiencia vicaria.
La persuasión verbal.
Los estados fisiológicos.
C. El autorrefuerzo
El autorrefuerzo sería el tercer componente del autocontrol (según el modelo de Kanfer) y hace
referencia a las consecuencias del proceso de autoevaluación. La autorrecompensa motiva la
persistencia y el esfuerzo, en ausencia de reforzamiento o en presencia de castigo, externos. Este
autorrefuerzopuede ser manifiesto o encubierto:
Una recompensa manifiesta, tangible, podría ser un helado, ver una película al terminar una
tarea difícil, etc.
Una recompensa encubierta podría ser el simple pensamiento de los efectos positivos, a largo
plazo, de su conducta o de sus realizaciones. Ejemplo: Los pensamientos positivos sobre
una mejor salud después de hacer ejercicio o los pensamientos satisfactorios al examinar
un proyecto acabado.
92
Cuando la terapia de autocontrol implica tareas para casa, las técnicas de autorrefuerzo
pueden emplearse para mejorar la adherencia, aumentar la generalización e incrementar la capacidad
de mantener el cambio de la conducta después de la terapia.
2. MÉTODO DE AUTOINSTRUCCIONES
Estas autoinstrucciones deben ser realistas, es decir, se deben ajustar a la realidad y deben
ser racionales. Por ello se recomienda haber aplicado antes la terapia cognitivo-focal, ya que en esta
el paciente habrá aprendido a detectar, cuestionarse y modificar sus pensamientos catastrofistas. Este
entrenamiento durante la terapia cognitiva hará que el paciente conozca en profundidad la cuestión
de la racionalidad, la validez y utilidad de los pensamientos automáticos, en este caso catastrofistas.
93
cuerpo ante el estrés.
Si el miedo se presenta, haré una pausa y me diré: Calma, tranquilo, era de esperar que
la ansiedad aumentara.
No tengo que intentar eliminar del todo la ansiedad, sino simplemente controlarla, no
he de escapar. Aunque ahora lo pase un poco mal, esto me ayudará a ir reduciendo mis
miedos.
Si permanezco en la situación mi ansiedad disminuirá.
Esta ansiedad es perturbadora, pero no es peligrosa ni me hará daño.
Respira controladamente y relájate.
Recuerda el círculo vicioso del pánico, ahora es el momento de romperlo.
No luches contra tus sensaciones, ni trates de evitarlas, acéptalas como algo normal.
Ya se pasarán.
Piensa en lo contento que vas a estar por haber controlado la ansiedad por ti mismo.
Si te cuesta cambiar tus pensamientos: distráete, concéntrate en tu respiración lenta,
relájate.
Es recomendable que el paciente se prepare unas tarjetas con autoinstrucciones para llevar
cerca y le sirvan de recordatorio.
94
3. LA HORA DE PREOCUPARSE
Las personas necesitamos pensar en nuestros problemas como forma de adaptación y solución de
dichos problemas, por lo que si nos proponemos simplemente “no pensar”, esta intención
resulta muy difícil o imposible. Generalmente, más que no pensar, se trata de pensar racionalmente y
un momento adecuado. Para ello necesitamos entrenarnos en esta tarea y una buena técnica es la
hora de preocuparse. Se trata de elegir una hora al día, tranquila, en la que la persona no deba prestar
atención a ninguna tarea, obligatoria o de ocio, y pueda permanecer a solas para pensar y
preocuparse por sus problemas. Esta hora de preocuparse se elegirá en función de las actividades
diarias y el horario de cada paciente, en particular, no pudiendo ser en el momento de acostarse.
Una vez elegida esa hora de preocuparse (por ejemplo, de 8 a 9) se la dará a la persona la
siguiente instrucción: Bien, ya tenemos tu hora de preocuparte. Lo que has de tener en cuenta ahora es que si ti
pillas a ti mismo preocupándote o pensando en problemas en cualquier otro momento del día, has de decirte, Paco (es
recomendable que utilice su propio nombre, a modo de autoinstrucción) ahora no es el momento de
pensar en eso. Tu hora de preocuparte es de 8 a 9, así que ahora deja de darle vueltas a la cabeza y concéntrate en lo
que estás haciendo.
El objetivo no es que el primer día consiga ya controlar sus preocupaciones, aunque es esto
es posible, sino que vaya adquiriendo esta habilidad progresivamente con la práctica diaria. Esta
técnica tiene bastante de intención paradójica, puesto que bien practicada, no sólo produce un alivio de
preocupaciones y ansiedad durante el resto del día, sino que, lo que suele ocurrir es que cuando la
persona intenta preocuparse en su hora, ya no puede hacerlo e incluso en ese momento, no ve
los problemas con la misma magnitud como cuando le venían a la mente antes en forma de
rumiaciones. Los pacientes suelen comentar sorprendidos al psicólogo en la siguiente sesión: La
técnica me ha servido en parte, en lo del todo el día. Pero en lo de preocuparme a cuando llega mi hora no me ha
salido. ¡Es que no consigo preocuparte cuando me toca! A lo que el psicólogo, tranquilamente responde, que
no se preocupe, porque eso no es ningún problema. Aquí llamaremos la atención sobre el hecho de
que es recomendable que el psicólogo no advierta previamente de este objetivo de la técnica, es
decir, de la intención paradójica, puesto que se constata que es más eficaz cuando el paciente no
sabe nada previamente sobre este fenómeno.
95
4. TÉCNICA DE DISTRACCIÓN COGNITIVA
Como su nombre indica, esta técnica consiste en distraer la atención del paciente para que no
se focalice en sus sensaciones internas. Entre los posibles ejercicios de distracción cognitiva,
citaremos los siguientes:
Contar hacia atrás de tres en tres, por ejemplo comenzando desde 150.
En definitiva, son ejercicios sencillos que tienen como único fin distraer la atención del
paciente mientras baja la ansiedad.
El Entrenamiento en Inoculación de Estrés (EIE) surge a finales de los 70 con las publicaciones de
Meichenbaum. Al principio el EIE nace como un tratamiento específico de las fobias, centrándose
en las habilidades cognitivas y de relajación. Posteriormente, la EIE se aplicó a otros muchos
problemas y tras diversas aplicaciones de la IE, se convirtió en un enfoque general para el abordaje
de los problemas relacionados con el estrés.
Hay múltiples investigaciones que apoyan la eficacia del EIE en diferentes problemas:
ansiedad ante los exámenes, miedo a hablar en público, ansiedad social, ansiedad generalizada,
problemas académicos, timidez, déficit en asertividad e insatisfacción con la imagen corporal. La IE
también se ha empleado con adultos expuestos a estrés y en grupos de profesionales como
profesores y agentes de policía. Con este enfoque también se ha logrado reducir significativamente la
ira. El EIE también se ha utilizado en Psicología de la Salud en: afrontamiento del cáncer, esclerosis
múltiple, dolores de cabeza, operaciones quirúrgicas y tratamiento del dolor.
96
Según Michenbaum, los objetivos que pretende cubrir el EIE con su aplicación son los
siguientes (Muñoz y Bermejo, 2001, pág. 10-1):
Que la persona comprenda los procesos que se ponen en marcha cuando se enfrentan a
situaciones estresantes o vitalmente importantes.
Reproducir en la consulta clínica las situaciones a las que se puede enfrentar la persona
en la vida real, con la finalidad de reproducir cuál sería su actuación.
Llevar a cabo la puesta en práctica en la vida real de los repertorios de afrontamiento que
se le han enseñado en la clínica.
Se pondrá observar que el EIE contempla una gran diversidad de técnicas, aspecto que en
ocasiones dificulta su delimitación conceptual o determinar qué es lo que la hace efectiva. Esta
diversidad, se asienta en la asunción del autor de que el afrontamiento abarca múltiples
conductas que a su vez se van modificando para adaptarse a los cambios que tienen lugar en las
situaciones a las que la persona se enfrenta. Este mensaje de flexibilidad debe ser el que se transmita
al paciente.
B. El proceso de tratamiento en IE
El entrenamiento en IE, desde su origen, ha contemplado tres fases que, a pesar de que son
diferenciadas, se superponen y son interdependientes. Estas fases son la de (re)conceptualización, la
de adquisición y ensayo de habilidades, y finalmente la fase de aplicación y consolidación.
97
Fase de Reconceptualización
Como en todos los casos y técnicas, durante la primera fase, se trata de establecer una adecuada
relación terapéutica, donde la empatía y la colaboración queden patentes. Generalmente los
pacientes suelen tener atribuciones únicas sobres sus problemas; por tanto, se trata de enseñar a la
persona a contemplar las diferentes causas y los diferentes aspectos que influyen en un problema.
Esto ayudará a que el cliente tenga una nueva visión, más amplia de sus problemas. Tras una
adecuada evaluación se plantearan hipótesis sobre los problemas del cliente desde una
definición clara y operacional de los mismos (por ejemplo, déficit en habilidades sociales,
distorsiones cognitivas, falta de autocontrol emocional, etc.).
Desde ese marco general de la comprensión de las preocupaciones del cliente, se llevarían a
cabo las distintas estrategias de evaluación.
La entrevista. Es la técnica más utilizada para la evaluación. Las cuestiones a evaluar serían:
Definición del problema por parte del cliente. El terapeuta comienza escuchando la percepción
del cliente de cuáles son sus problemas. Posteriormente, va concretando más y
pidiéndole que defina los términos empleados y que ponga ejemplos. Esta clarificación va
a ser muy importante porque los clientes, habitualmente van a hablar de sus problemas
en términos vagos y abstractos y si el terapeuta no clarificara esos términos, podría
malinterpretar la problemática que el cliente le exponga.
98
La gravedad y el impacto de los problemas. Es importante que el terapeuta indague cómo
influyen los problemas en la vida del cliente y en las de las personas cercanas a él. Para
evaluar la gravedad y el impacto de los problemas, hay que obtener información sobre los
siguientes aspectos (Deffenbacher y Suinn, 1982): frecuencia de la respuesta; magnitud de
la respuesta; duración (del problema y de la respuesta); amplitud (de las situaciones y del
canal de respuesta); consecuencias y resultados (sobre el cliente y sobre los demás).
Expectativas e implicaciones para el cambio. Muchas veces los clientes han intentado afrontar
sus problemas obteniendo distintos niveles de éxito. Por otro lado, los clientes tendrán
unas determinadas expectativas respecto al cambio terapéutico.
Incorporar las sugerencias del cliente al autorregistro. Se discute razonablemente con el paciente,
la finalidad de realizar el autorregistro y se le motiva a que se implique en esta tarea.
99
Cuestionarios conductuales . Los cuestionarios son también una buena fuente de
información sobre una amplia gama de situaciones en las que se puede evaluar la conducta del
cliente en función de unos valores normativos. Estos cuestionarios pueden valorarse tanto
cuantitativa como cualitativamente.
Los objetivos del EIE se estructuran según el individuo y la evaluación del caso. No obstante,
algunos componentes de las intervenciones suelen ser comunes.
100
Habilidades de relajación para el afrontamiento. Estas habilidades se utilizan para controlar la
activación emocional y fisiológica excesiva. Cuando la relajación esté indicada sería una buena forma
de comenzar el tratamiento. El entrenamiento se suele comenzar con la relajación progresiva, lo que
necesitará de 2 a 5 semanas. Posteriormente se añaden los elementos que hacen de la relajación una
habilidad de afrontamiento:
Presentar una explicación razonada sobre una habilidad activa de afrontamiento. El entrenamiento
se concibe como un medio de controlar la tensión cuando aparezca.
Establecer señales múltiples para la aplicación. Los clientes necesitan saber cómo relajarse, pero
también necesitan saber cuándo hacerlo. La mejor forma de hacerlo es mediante la
detección de las primeras señales internas de tensión. También es conveniente que
aprendan a relajarse antes, durante y después de los estímulos estresantes previsibles. Se
pueden usar como estímulos para relajarse el tiempo o la actividad.
Darse cuenta de la ansiedad inducida por la relajación. En una pequeña parte de los pacientes la
relajación aumenta la ansiedad en vez de reducirla. En estos casos se pueden usar tres
estrategias: instrucción de contraexigencia (que aprenderán a relajarse con el tiempo);
incrementar la exposición a la relajación; cambiar a otra técnica.
Reestructuración Cognitiva. Las personas ansiosas pueden tener sesgos cognitivos como:
pensamiento absolutista; sobregeneralización; pensamiento catastrofista; maximización, etc. Desde la
reestructuración cognitiva se abordarían estos sesgos en el procesamiento de la información desde el
enfoque de la terapia cognitiva de Beck.
101
Solución de problemas. En ocasiones los clientes no poseen estrategias apropiadas de solución de
problemas. En esos casos se entrena ese déficit con el procedimiento desarrollado por D’Zurrilla y
Nezu (1982). Los pasos del entrenamiento en solución de problemas son:
Fomentar una actitud de solución de problemas. Que los clientes vean el estrés como un
problema a resolver o un conflicto a afrontar. Aunque es posible que en ocasiones no se
encuentren soluciones perfectas, esto no debe ser motivo para no tomar las mejores
decisiones posibles. Esta actitud se puede desarrollar mediante autoinstrucciones o
reestructuración cognitiva.
Definir los problemas de forma concreta. Los clientes deben aprender a especificar la naturaleza
problemática de la situación definiendo cuestiones de la situación como: quién, qué,
dónde, cuándo y cómo.
Descomponer los problemas. En ocasiones puede ser útil descomponer los problemas en
partes más pequeñas.
Delinear posibles soluciones. Que el cliente genere tantas soluciones como sea posible.
Tomar una decisión. Seleccionar la mejor opción y aceptarla como la mejor hipótesis.
Llevar a cabo la decisión. Que el cliente ponga en marcha la solución, la continúe y piense
positivamente sobre sus esfuerzos.
Evaluar los resultados y reconsiderar las soluciones si es necesario. No todas las decisiones
funcionan bien. Puede ser necesario reconsiderar la solución con información nueva y
poner en práctica un nuevo plan.
Fomentar las evaluaciones realistas de lo que sucedió, lo que sirvió de ayuda y lo que no. Valorar de
forma realista y apoyar sus propios esfuerzos intentando aprender de ellos. Si existen
patrones de afrontamiento rígido y autoderrotista, se pueden abordar mediante
reestructuración cognitiva.
102
Fomentar las expectativas de un cambio pequeño, gradual. El cambio, normalmente se produce
de forma gradual, poco a poco. Se fomenta que los clientes lo vean de esta forma.
Fomentar la evaluación positiva por intentarlo. Alentar los intentos de afrontamiento aunque el
resultado no sea positivo. También ayuda distinguir entre proceso y resultado. Se pueden
sentir orgullosos por el proceso aunque el resultado no haya sido satisfactorio.
Fomentar las atribuciones autoeficaces, positivas. Siempre que sea posible los clientes se deben
atribuir el éxito a sí mismos. Incluso cuando esté implicada la suerte se les debe enseñar a
reforzarse por haber sacado provecho de la situación.
Fomentar directrices positivas, realistas para la conducta futura. El diálogo consigo mismo debería
reforzar la conducta actual e impulsar de forma realista la conducta futura.
En la Tabla 2, se presentan las técnicas a aplicar en función del tipo de problema o conducta
problema.
Los objetivos en esta fase son el entrenamiento para la puesta en práctica en situaciones reales y el
entrenamiento para la prevención de recaídas y para el mantenimiento. Cuando una habilidad se
ejecuta bien en las sesiones se programa su generalización.
103
Tabla 2: Técnicas más apropiadas en función del tipo de problema (Muñoz y Bermejo, 2001)
Situacionales
Cognitivos
De actuación
104
Escenas simuladas y ensayo de conducta. El ensayo de nuevas habilidades se realiza por medio
de representación de papeles y de escenas simuladas en las sesiones. Para ello, se define la
situación problema para que la simulación sea lo más parecida posible. Se comienza con
las situaciones más fáciles instruyendo y moldeando/modelando las estrategias y
habilidades de afrontamiento.
Ensayo por medio de la imaginación. Los procedimientos de entrenamiento son iguales que
los dos anteriores pero los estímulos se presentan en imaginación. Cuando el cliente
adquiere las competencias necesarias para la práctica en imaginación, se programan los
ensayos en vivo.
Comunicar que los retrocesos son inevitables pero que se pueden prevenir las recaídas. A veces puede
ser útil la distinción entre desliz y recaída. Los deslices son naturales y esperados. Son
oportunidades para aprender. También hay que transmitir la idea de la necesidad de un
afrontamiento constante. Se comunica que el afrontamiento se vuelve más fácil con el
tiempo pero que los clientes tendrán que continuar los esfuerzos de afrontamiento.
Ensayo del enfrentamiento con los retrocesos. Se identifican retrocesos reales recientes o pasados.
Se discuten y se desarrollan planes concretos para manejarlos. Los clientes ensayan esas
estrategias en imaginación y en vivo.
Mantener contacto con los clientes después del periodo de seguimiento. Hay muchos datos que indican
que el contacto continuo favorece la consolidación y el mantenimiento de los beneficios
terapéuticos. Algunas estrategias para favorecer el contacto con los clientes son: ampliar
el tiempo entre sesiones hasta incluso 24 semanas. Emplear sesiones de seguimiento:
mes, tres meses y hasta el año; mantener contacto por medio escrito o telefónico;
establecer sesiones de apoyo o “política de puertas abiertas”.
105
6. ENTRENAMIENTO EN RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS
A. Introducción histórica
Los primeros estudios sobre solución de problemas provienen de los ámbitos de la psicología
experimental, la psicología de la educación y la industria. Se centraron el desarrollo de modelos
normativos o prescriptivos, con los que se pudiera maximizar la eficacia con la que las personas
solucionan sus problemas.
El entrenamiento de pacientes clínicos se inicia en los años 50-60 con el movimiento que
defendía la adopción de un enfoque de competencia social en psicopatología. Los defensores de este
movimiento afirmaban que la psicopatología tenía su base en un déficit en la capacidad para
desarrollar un funcionamiento eficaz (Zigler y Phillips, 1961), dentro de la que la solución de
problemas formaría parte de esa competencia social (D’Zurrilla, 1986; D’Zurrilla y Nezu, 1982).
Lazarus y Folkman (1986) definen el afrontamiento como el esfuerzo que hace una persona
para manejar situaciones que valora como potencialmente dañinas o estresantes, por lo que se trata
de un proceso que se extiende a lo largo del tiempo, que requiere esfuerzo y planificación, y que no
107
siempre tiene por qué producir un resultado positivo. Estos autores distinguen entre dos grandes
estrategias de afrontamiento:
Centrada en los problemas. Estas estrategias, al mismo tiempo, pueden estar dirigidas hacia el
exterior con la finalidad de alterar la situación problemática o el comportamiento de
otros, o bien pueden estar dirigidas hacia el interior, con el propósito de que la persona
sopese sus actitudes e intereses y adquiera habilidades con las que afrontar la situación.
Centrada en las emociones. Se recurre a estas estrategias cuando un problema está fuera del
control de la persona y se recurre a técnicas de relajación y búsqueda de apoyos externos,
entre otras.
1. Los seres humanos son activos “solucionadores” de problemas, es decir, las personas, en
nuestra vida social, constantemente nos estamos enfrentando a situaciones que requieren
desarrollar una conducta planificada.
3. Existen variables mediadoras de tipo conductual y cognitivo que dan cuenta de diferentes
aspectos que influyen en la eficacia de la técnica de resolución de problemas.
Principalmente hacen referencia a las siguientes características del sujeto:
Los objetivos principales que pretende cubrir esta técnica con su aplicación, son los
siguientes:
108
2. Disminuir el grado en que esas reacciones emocionales negativas afectan a los intentos
futuros de afrontamiento y solución de problemas.
3. Aumentar la eficacia de los intentos de solución frente a los problemas que afectan al
sujeto en la actualidad.
4. Enseñar habilidades que permitan al sujeto enfrentar situaciones problema futuras con
eficacia.
Para cubrir estos objetivos se proponen cinco fases, a lo largo de las cuales se van tratando
los diferentes aspectos que permiten solucionar un problema de forma eficaz. Estas fases se
desarrollan de forma lineal, influyendo las previas sobre las posteriores:
Se trata de aceptar que los problemas de la vida son normales e inevitables y que la solución del
problema es el medio eficaz de afrontarlos. La orientación hacia el problema es un conjunto de
respuestas de orientación que representan las reacciones cognitivo-afectivo-conductuales de
una persona al enfrentarse a una situación problema. Es necesario que el sujeto reconozca y
clasifique adecuadamente los problemas. Para ello se le puede pedir que complete alguna lista de
problemas como medio de sensibilizarles para la amplia variedad de problemas que pueden surgir.
También se enseña al sujeto a que emplee sus propios sentimientos y emociones (Ejemplo: Me siento
triste, o Tengo un nudo en el estómago, entre otros), como señal o indicio de la existencia de problemas,
como aviso de que se debe parar y pensar, evitando actuar de manera impulsiva o automática y
109
aumentando la motivación para afrontarlo en lugar de evitarlo.
Algunos autores como Sevillá y Pastor (2001, pág. 129-30) proponen utilizar la discusión
socrática con la finalidad de buscar pensamientos racionales alternativos, en aquellos casos en los
que la persona tenga unos pensamientos inadecuados acerca del problema (Ejemplo: Soy el único que
tiene este tipo de problemas, No puedo hacer nada para resolver mi problema).
El objetivo de esta fase es definir el problema de forma sencilla, precisa y realista, recopilando
toda la información pertinente para ello. Una forma de evaluar el grado en que la persona conoce
adecuadamente su problema, se puede realizar pidiéndole que responda a las siguientes preguntas
(Sevillá y Pastor, 2001, pág. 131):
A partir de la respuesta a estas preguntas, la persona debe ser capaz de realizar por escrito
una descripción del problema breve, pero completa (en dos o tres líneas). Una vez hecho esto, se
le pide que proceda a valorar el grado en que el problema le afecta, utilizando una escala de
porcentaje, en la que 0% indica que no le afecta nada, 25% que le afecta un poco, 50% que la
afectación es moderada, 75% grado intenso y 100% que le afecta totalmente. Posteriormente se
especifica el problema en tres términos que se relacionan:
110
puede valorarlo de una forma más precisa.
Será necesario especificar los objetivos necesarios para superar el problema (“¿Qué
tendría que ocurrir para que yo considerara resuelto este problema?). Es muy importante expresar
los objetivos en términos cuantitativos, ya que esto permitirá hacer una valoración objetiva de los
resultados obtenidos tras aplicar un determinado plan de acción. Se dividen los objetivos generales
en específicos y, estos, en subobjetivos para alcanzar los objetivos generales, procurando ser realistas
para que sean objetivos alcanzables.
Generar alternativas
Se trata de responder a la siguiente pregunta: ¿Qué puedo hacer para conseguir los objetivos que me he
propuesto? Con la generación de alternativas se pretende disponer de todas las soluciones posibles
para elevar la probabilidad de que la solución preferida se encuentre entre ellas. Habrá que generar
tantas alternativas como se pueda para aumentar la probabilidad de identificar las más importantes.
Se seleccionan aquellas que nos parezcan, en principio, las más acertadas, pudiéndose hacer
combinaciones entre ellas para llegar a una posible solución eficaz.
A pesar de que de este listado de alternativas debería surgir aquella que resulte ser una
solución eficaz al problema, tal como comentan Sevillá y Pastor (2001), este no es el momento para
proceder a valorar su adecuación, sino el de generar el mayor número de alternativas posibles,
independientemente de lo acertadas que puedan ser, pero siempre en términos concretos y
operativos. De esta forma se evita excluir soluciones que a primera vista puedan ser consideradas
inadecuadas. Se debe evitar contar con una lista de opciones compuesta por sólo dos alternativas, ya
que en este caso probablemente habrá fallado alguno de los pasos anteriores (orientación al
problema, si no está suficientemente concienciado de que su problema se puede resolver, o la etapa
de definición del problema, si esta se ha realizado de forma sesgada y parcial). Por tanto, en este caso
se debería volver a las etapas anteriores. En el caso de que simplemente el número de alternativas
sea reducido, una posible estrategia para aumentar su número consiste en combinar algunas de ellas,
recordar soluciones que fueron eficaces en el pasado o imaginar cómo afrontaría dicha situación una
persona de referencia.
111
Toma de decisiones
El objetivo de la toma de decisiones es evaluar las opciones disponibles para la solución del
problema y elegir la mejor para ser llevada a cabo en la realidad. Será necesario valorar las posibles
soluciones planteadas y para ello puede realizarse una lista de las consecuencias positivas y
negativas de cada una de las alternativas, tanto a corto como a largo plazo y en referencia tanto
a aspectos personales como sociales. Nuevamente se debe comunicar a la persona la necesidad de
que sea objetivo y de que describa dichas consecuencias de la forma más amplia posible.
Se escogerán aquellas dos soluciones mejor valoradas, es decir, aquellas que tengan un
mínimo de consecuencias negativas y un máximo de positivas. En ocasiones, simplemente
enumerando las ventajas y desventajas de cada alternativa, la persona no se forma una idea de cuál es
la más acertada. En este caso, una estrategia que puede resultar exitosa consiste en pedirle al sujeto
que valore en una escala de 0 a 10 el grado de importancia relativa que cada una de dichas
ventajas y desventajas tiene para la persona.
En la etapa anterior se eligen dos soluciones tentativas, con la finalidad de dejar una de reserva
ante la posibilidad de que alguna de ellas no se pueda llevar a la práctica. Tal como se comentó
anteriormente, es necesario diferenciar entre la solución al problema y su puesta en práctica, o
lo que es lo mismo, entre las buenas intenciones y la puesta en acción. Llegados a este punto, el
terapeuta debe ayudar a la persona a concretar la secuencia de pasos que se deben realizar para
aplicar la solución, identificando aquellas habilidades o recursos que deben estar presentes en la
persona para que el resultado sea exitoso.
Sevillá y Pastor (2001) ponen el ejemplo de un paciente que debe hablar con una
persona para solventar su problema. En este caso se le pide que redacte un guión exhaustivo de
lo que va a decir, que ensaye en voz alta varias veces la ejecución, pudiendo recurrir a grabaciones
112
para recibir feedback acerca de cómo es su ejecución. Posteriormente se le pide que trata de mejorar
la forma en la que lo dice, es decir, que evalué y vaya modificando los aspectos paralingüísticos de su
conversación. Finalmente, esta preparación se puede completar utilizando role-play con una persona
de confianza. Entonces sólo quedará por concretar cuál es el momento más adecuado para contactar
con dicha persona.
Para que el terapeuta pueda evaluar cómo desempeña la persona la puesta en práctica
de cada uno de los pasos de la solución, puede recurrir a autorregistros, en los que se incluyan
tanto evaluaciones conductuales (frecuencia, duración de la respuesta, etcétera) como emocionales y
el grado en que las consecuencias obtenidas se corresponden con las consecuencias previamente
anticipadas durante el proceso. Esta información puede ser útil para detectar posible áreas
deficitarias en el paciente que pueden ser corregidas utilizando técnicas específicas. No hay que
olvidar que algunas personas no son buenos solucionadores de problemas porque no tienen las
habilidades necesarias y otras porque las tienen inhibidas por problemas de ansiedad o depresión.
A pesar de que puede criticarse que éste no es el proceso que, al menos de forma consciente,
siguen las personas para resolver sus problemas, sí hay que reconocer que, desde un punto de vista
lógico, es el que resulta más adecuado. Por ello, al paciente se le debe transmitir la idea de que a
pesar de que el proceso le resulte tedioso o poco natural, con la práctica podrá poner en
marcha la técnica de forma autónoma y cada vez con menor esfuerzo. Se le debe indicar que se
trata de una técnica que deberá utilizar a lo largo de la vida, puesto que esa situación difícil a la que
se ha enfrentado no es una excepción, sino que se tendrá que enfrentar en el futuro ante situaciones
similares.
113
D. Evaluación de la capacidad de resolución de problemas
Resulta adecuado utilizar también otros métodos de evaluación como los siguientes:
Entrevistas estructuradas.
Representación de situaciones problemáticas hipotéticas.
Observación de la actuación y habilidades del cliente durante las discusiones de
problemas reales.
Autorregistro de distintos problemas que afecten durante el tratamiento y de los intentos
para resolverlos.
Es importante dar una explicación teórica o justificación del proceso, sus bases teóricas y empíricas y
la razón por la que es una técnica adecuada para el cliente. Para conseguir el aprendizaje de la técnica
no es suficiente con explicarla sino que habría que acompañar dichas explicaciones con el modelado
y el uso de ejemplos prácticos de la vida real.
114
También es muy importante el uso de tareas para casa en las distintas fases del proceso.
Durante el entrenamiento se debe enfatizar el ensayo conductual. También se pueden aprovechar las
situaciones problema que ocurran durante el desarrollo de la terapia para que el cliente aplique la
técnica de forma completa.
F. Eficacia de la técnica
Existen datos empíricos que apoyan la eficacia de la técnica en: pacientes psiquiátricos hospitalizados
y formando parte de un programa de desinstitucionalización, adictos a las drogas, adictos al tabaco,
tratamiento de la obesidad, depresión, tratamiento del estrés y problemas de ansiedad, indecisión
vocacional, agorafobia, hipertensión, problemas de pareja, tratamiento con ancianos, grupos de la
comunidad, problemas de agresividad en deficientes mentales e incremento de la competencia
general en sujetos normales.
A. Definición de HHSS
Resulta muy difícil encontrar una definición consensuada del constructo habilidades sociales puesto que
considerar una conducta como socialmente habilidosa o no, depende, en parte, del contexto
cultural. Además los patrones de comunicación no solo suelen variar en las distintas culturas, sino
que también varían dentro de un mismo marco cultural según factores como edad, sexo, clase social
y educación recibida.
B. Fundamentación teórica
El aprendizaje de las habilidades sociales ha sido una de las cuestiones más importantes sobre las
que se ha debatido a nivel teórico (¿Cómo y cuándo se aprenden las habilidades sociales?).Argyle,
115
(1969) hipotetiza que, al igual que otras capacidades, el aprendizaje de las habilidades sociales puede
depender de la maduración y las experiencias de aprendizaje.
Bellack y Morrison, (1989) proponen que el aprendizaje de esta conducta social podría ser
explicado por la Teoría del Aprendizaje social. De modo que este tipo de conducta se aprendería
por medio del modelado, es decir, los niños observarían a sus padres interactuando con ellos y con
otras personas, aprendiendo así la conducta social y, por otro lado, a través de la enseñanza directa
mediante instrucciones, de modo que las consecuencias de las conductas sociales serían las
responsables del incremento o decremento de su frecuencia de aparición. Otros procedimientos
implicados en la adquisición de habilidades sociales serían la oportunidad de practicarlas en los
diferentes contextos y el desarrollo de capacidades cognitivas.
El modelo conductual conceptualiza la conducta social como formada por tres componentes: una
dimensión conductual que sería la puesta en práctica de la habilidad, una dimensión personal
formada por las variables cognitivas y una dimensión situacional que sería el contexto ambiental.
Las habilidades sociales comúnmente aceptadas son, entre otras: Iniciar, mantener y
finalizar conversaciones; hablar en público, expresar agrado, amor y afecto, hacer y aceptar
cumplidos, expresar opiniones personales, incluido el desacuerdo; expresar justificadamente
molestia, desagrado o enfado (hacer críticas y cambios de comportamiento), afrontar críticas,
disculparse, admitir ignorancia, concertar citas, pedir información; entre otros.
1. Desarrollo de un sistema de creencias que mantenga un gran respeto por los propios
derechos personales y por los de los demás.
2. Distinción entre conductas asertivas, pasivas y agresivas.
3. Reestructuración cognitiva de la forma de pensar en situaciones concretas.
4. Ensayo conductual de respuestas asertivas en situaciones determinadas.
Análisis de las situaciones concretas en las que se presentan los déficits determinando las causas de
que la persona no se comporte de forma socialmente habilidosa.
Fomentar el desarrollo de un sistema de creencias que mantenga el respeto por los propios
derechos personales y de los demás.
Retroalimentación y reforzamiento.
Es importante tener en cuenta que, para adquirir nuevas conductas socialmente habilidosas
hay que mejorar progresivamente los distintos componentes moleculares de la conducta
interpersonal. Estos componentes moleculares son: la mirada, la expresión facial, los gestos, la
postura, la orientación, la distancia / contacto físico, el volumen de la voz, la entonación, la fluidez,
el tiempo de habla y el contenido.
Diversos autores señalan la importancia que pueden tener los déficits en habilidades sociales en la
etiología de los trastornos psicopatológicos. Por ello, el entrenamiento en HHSS se ha utilizado
en una amplia relación de trastornos psicopatológicos como depresión, fobia social, esquizofrenia,
problemas de pareja, alcoholismo, drogadicción, delincuencia, trastorno antisocial, TOC, agorafobia,
trastornos sexuales, agresividad, aislamiento social en niños, etc.
117
RESUMEN
La hora de preocuparse. Las personas que tienen tendencia a las preocupaciones excesivas o
rumiaciones, presentan continuamente altos niveles de ansiedad. La naturaleza de estas
preocupaciones hace muy difícil que la persona lo pueda controlar diciéndose en cada momento
no quiero pensar. Esta técnica consiste en elegir una hora concreta al día, sólo para preocuparse.
Cuando la persona detecte que se está preocupando fuera de hora tiene que decirse a sí mismo:
No es el momento de preocuparte, concéntrate en lo que estás haciendo. Suele ocurrir que cuando llega la
hora y tiene la intención de preocuparse se produce el fenómeno de intención paradójica, de
modo que tampoco en esa hora llegan a preocuparse.
118
Técnicas de distracción cognitiva. Consisten en ejercicios para distraer la atención de estímulos
aversivos generadores de ansiedad, focalizándola en objetos inocuos o en operaciones mentales sin
carga emocional.
Inoculación del estrés. Es una técnica diseñada por Meichenbaum, con el objetivo de que la
persona comprenda los procesos que se ponen en marcha en las situaciones estresantes, entrenarle a
controlar sus pensamientos y sentimientos (de modo que su conducta sea más adaptativa), enseñarle
y entrenarle en estrategias de afrontamiento de situaciones de la vida real y de solución de problemas.
Se habla de entrenamiento en inoculación del estrés puesto que realmente abarca un conjunto de
técnicas y en dicho entrenamiento se distinguen tres fases:
Reconceptualización. Los pacientes suelen tener atribuciones únicas sobres sus problemas; por lo
que en esta fase se trata de de enseñarle a contemplar las diferentes causas y aspectos que influyen
en un problema. Se evalúan los problemas de la vida del paciente y se le ayuda a dar todo ello una
visión más clara y objetiva para decidir un plan de actuación.
Fase de adquisición y ensayo de habilidades. En función de cada tipo de problema se entrena al
paciente en diferentes técnicas, que se llevarán a la práctica en la vida cotidiana. Entre las técnicas
que se utilizan se encuentran las de relajación, reestructuración cognitiva, resolución de
problemas, entrenamiento en autoeficacia y establecimiento de habilidades conductuales.
Fase de aplicación y consolidación. Se trata de entrenar al paciente en la puesta en práctica de las
habilidades adquiridas en la fase anterior, en situaciones reales y entrenarle para prevenir recaídas
y para mantener los logros.
119
identificar las situaciones estresantes de la vida (anteriores y actuales) que son antecedentes de
reacciones emocionales negativas; disminuir el grado en que esas reacciones emocionales negativas
afectan a los intentos futuros de afrontamiento y solución de problemas; aumentar la eficacia de los
intentos de solución frente a los problemas que afectan al sujeto en la actualidad; enseñar habilidades
que permitan al sujeto enfrentar situaciones problema futuras con eficacia. Las fases son: 1)
Orientación hacia el problema o que la persona se perciba cómo capaz de resolver el problema, que
trata de enseñarle a ver con claridad los distintos problemas que tiene y expresar sus sentimientos
asociados y el impacto que tienen para su vida; 2) Definición y formulación del problema, con la
finalidad de saber qué es lo que le está pasando, que trata que la persona se platee y pueda responder
a preguntas como ¿Quién tiene el problema?, ¿En qué consiste el problema?, ¿Por qué es un problema para usted?,
¿A qué áreas de su vida afecta?, ¿A qué otras personas afecta también? ¿Desde hace cuanto tiempo tiene ese
problema?; 3)Generación de alternativas, que pueden ser soluciones potenciales al problema; 4) Toma
de decisiones o elección de la alternativa más realista y eficaz y 5) Puesta en marcha de la solución y
verificación de cada uno de los pasos anteriores en el caso de que el resultado obtenido no sea el
deseado. A veces resultará necesario cierto entrenamiento en asertividad, pues habrá aspectos de este
tema relacionados con la competencia en la resolución de problemas.
Entrenamiento en asertividad y habilidades sociales. Resulta esencial en muchos casos un
entrenamiento en estas habilidades. En estas sesiones se enseñará al cliente y se le entrenará en los
siguientes puntos, entre otros: estilos de conducta social (inhibido, agresivo y asertivo) y las
consecuencias que tiene cada una de ellas; derechos asertivos (evaluar y trabajar suposiciones
erróneas culturales que dañan la asertividad y ofrecer, como alternativa, la defensa de los derechos
asertivos); habilidades sociales para la escucha activa y la empatía, el inicio, mantenimiento y
finalización de conversaciones, comunicación verbal y no verbal, hacer y recibir comentarios
positivos, hacer y afrontar críticas, pedir cambios de comportamiento, hacer peticiones de distintos
tipos y decir no, etc. El entrenamiento requiere de: una buena evaluación previa, elegir el momento
de la terapia más adecuado para empezar con este entrenamiento (si no hay otras cuestiones más
urgentes, problemáticas o si ya se han tratado en caso de haberlas), y las sesiones de entrenamiento
serían: una presentación clara de los contenidos, modelado mediante role-play, feedback y refuerzo, y
suficiente práctica tanto en la consulta como en la vida cotidiana.
120
1. TERAPIA COGNITIVA
2. TERAPIA RACIONAL -EMOTIVA DE ELLIS
3. TERAPIA COGNITIVA DE LA DEPRESIÓN DE BECK
A. Discusión socrática de los pensamientos negativos
B. Pruebas de realidad o experimentos conductuales
C. Reatribución de la culpa
121
1. TERAPIA COGNITIVA
Las terapias cognitivas comparten como característica fundamental la relevancia que se da a las
cogniciones. Las cogniciones son complejos procesos mediacionales (pensamientos, creencias, imágenes
mentales, expectativas, etc.) que configuran la valoración individual y subjetiva que la persona hace de los
acontecimientos de su vida (pasados, actuales o esperados en el futuro). Estas cogniciones afectan a las
emociones y al comportamiento humano.
Existe una serie de supuestos generales que subyacen en las terapias cognitivas (consultar
la Tabla 1). Entre ellos se encuentran aquellos que afirman los datos recopilados mediante
introspección y que reflejan las experiencias del sujeto, del mismo modo que lo hacen los datos
vinculados a los procesos de inspección. A su vez, estos dos tipos de datos no permanecerían
aislados, sino que se combinarían dando lugar a las cogniciones que presenta el sujeto y que
determinan cómo evalúa dicha persona una determinada situación.
Las terapias cognitivas, que defienden los supuestos anteriores, enfatizan una serie de
aspectos que permiten diferenciarlas de las terapias convencionales (consultar Tabla 2).
122
Tabla 2: Las terapi as cognitivas frente a l as terapias convencionales
Se basa en el supuesto de que los trastornos emocionales son consecuencia de las creencias
irracionales de las personas. Ellis relaciona el estímulo ambiental o activador (A) con las
consecuencias emocionales (C) a través de la creencia interviniente (CR). Por tanto, el objetivo
de su terapia es hacer que el paciente se dé cuenta de sus creencias irracionales y de las
consecuencias emocionales inadecuadas de éstas. Ellis aporta una serie de creencias irracionales que
supone a la base de la mayor parte de los trastornos emocionales. Ellis aporta una serie de creencias
irracionales que supone a la base de la mayor parte de los trastornos emocionales. Algunas de estas
creencias son las siguientes:
123
Debemos vivir como nuestras las turbaciones de los demás y sentirnos muy preocupados
por ellas.
Para cada problema sólo existe una única solución, que es la mejor. Cualquier otra
posible forma de actuar será un error contraproducente.
Aunque su terapia cognitiva se fue aplicando progresivamente a otros trastornos, su origen fue en el
contexto de la depresión. Por ello, aquí explicaremos la Terapia cognitiva de Beck para la depresión,
con el fin de que el alumno comprenda mejor los conceptos y pueda después aplicarla a otros
trastornos psicológicos.
La triada cognitiva. Las personas depresivas tienen una visión negativa generalizada de tres
aspectos importantes:
1. Una visión negativa de sí mismo. El paciente se ve desgraciado, torpe, con poca valía y tiende
a atribuir sus experiencias desagradables a un defecto suyo de tipo psíquico, moral o
físico. Tiende a subestimarse y a criticarse a sí mismo por sus defectos. Además asume
que carece de los atributos que considera esenciales para lograr la alegría y la felicidad en
la vida.
2. Una visión negativa del mundo. Considera que el mundo le hace demandas exageradas y/o le
pone obstáculos insuperables para conseguir sus metas.
3. Una visión negativa del futuro. Anticipa que sus dificultades o sufrimientos actuales
continuaran eternamente y espera en el futuro penas, frustraciones y privaciones
interminables.
Modelo de esquemas. Un esquema cognitivo es una idea general que sirve de base a nuestras
actitudes y nos sirve para localizar, diferenciar y codificar los estímulos. A través de estos esquemas
categorizamos y evaluamos las experiencias. Los esquemas permanecen latentes y se activan en
determinadas situaciones para ayudarnos a interpretarlas. Cuando los esquemas son rígidos y
124
disfuncionales rígidos, como ocurre en los depresivos, ocurre que las personas interpretan las
situaciones influenciados por esos esquemas.
En términos generales, el modelo cognitivo mantiene otros conceptos relacionados con las
emociones adaptativas y desadaptativas. Llamamos emociones "racionales" o “adaptativas” a
aquéllas que son proporcionadas a la situación y que nos llevan a afrontar los problemas o a superar
las adversidades progresivamente. Por el contrario, las emociones "irracionales" o
“desadaptativas” serían aquéllas que son desproporcionadas a la situación y nos llevan a una actitud
destructiva, derrotista, que nos mantiene sumidos en la frustración o que nos hacen complicar más
los problemas. Por ejemplo, se entiende que el enfado es racional, pero la ira, sería irracional; en otro
ejemplo, la tristeza es racional ante situaciones de pérdida, pero la depresión sería irracional. Las
emociones racionales, son producidas por pensamientos racionales y las irracionales vienen
determinadas por interpretaciones irracionales y distorsionadas.
125
Por ejemplo: Siempre debo hacer las cosas bien, Mi valía depende de los resultados que consigo o Si algo
no me sale bien, soy un fracaso total como persona. Dependiendo de cuál sea el trastorno, estas ideas
adoptarán un contenido u otro, aunque su estructura será parecida. Por ejemplo, en el caso de la
hipocondría, podrían darse las siguientes ideas: Cualquier síntoma o cambio corporal es señal de que tengo una
enfermedad grave o “debo estar siempre pendiente de mi cuerpo para detectar enfermedades”.
Por tanto, desde el modelo cognitivo, el tratamiento consistiría en: cambiar los
pensamientos automáticos negativos por otros más realistas. Abordar los supuestos básicos
subyacentes. Explicar las distorsiones cognitivas y reducir su frecuencia de aparición. Que
la persona aprenda un modo adecuado y adaptativo de razonar e interpretar las cosas. Es
decir, el objetivo de las técnicas cognitivas es delimitar y poner a prueba las falsas creencias y los
supuestos desadaptativos específicos del paciente. A la hora de llevar a la práctica estas ideas, se
recurre a experiencias de aprendizaje, con la intención de enseñarle al paciente a: 1. Controlar sus
pensamientos automáticos negativos; 2. Identificar las relaciones entre cómo piensa, cómo se siente
y cómo se comporta; 3. Examinar las evidencias que tiene a favor y en contra de sus pensamientos
distorsionados; 4. Sustituir estas cogniciones desviadas por interpretaciones más realistas; y 5.
Aprender a identificar y modificar las falsas creencias que le predisponen a distorsionar sus
experiencias.
Ejemplo:
TERAPEUTA: La manera que tienen las personas de interpretar los acontecimientos influye en sus
sentimientos y en su conducta. Por ejemplo, imaginemos a una persona que está sola por la noche y oye un
ruido en otra habitación. Si pensara "Hay un ladrón", ¿cómo cree usted que se sentiría?
PACIENTE: Muy ansioso, aterrorizado.
T: ¿Y cómo se comportaría?
P: Podría intentar esconderse; si fuera una persona inteligente, llamaría a la policía.
T: Bien, así que, en respuesta al pensamiento de que el ruido lo hizo "un ladrón, esta persona se sentiría
ansiosa y su conducta iría encaminada a protegerse. Ahora, imaginemos que ha oído el mismo ruido, pero
piensa "Se han quedado las ventanas abiertas y el viento ha tirado algo". ¿Cómo se sentiría?
P: Desde luego no se asustaría. Podría sentirse triste si pensase que se había roto algo de valor; o enfadado
porque los niños se hubiesen dejado abiertas las ventanas.
T: Según este pensamiento, ¿se diferenciaría su conducta de la del caso anterior?
P: Por supuesto, probablemente se levantaría a ver qué se había roto. Evidentemente no llamaría a la policía.
T: Muy bien Lo que nos demuestra este ejemplo es que existen diferentes maneras de interpretar una
situación. Asimismo, que el modo de interpretar la situación influye sobre los sentimientos y la conducta.
Al inicio de la terapia cognitiva (el momento en el que ésta se aplique dependerá del
trastorno y de las cuestiones de orden generales), se le irán dando progresivamente estas
explicaciones sobre el modelo cognitivo y la terapia cognitiva. Se le pedirá que realice
autorregistros de pensamientos automáticos negativos cuando se sienta mal. Esta práctica le ayudará a
detectar sus pensamientos y a darse cuenta de cómo afectan a sus emociones. Realizada esta práctica
durante al menos una semana o dos, se introducirán las distorsiones cognitivas y se pedirá un nuevo
autorregistro de pensamientos negativos, con una nueva columna donde habrá de escribir las
distorsiones que comete. Los errores cognitivos se explican en una sesión y se le da al cliente un
resumen sobre los mismos para que lo repase durante la semana. Los errores cognitivos más
frecuentes se pueden consultar en la Tabla 3.
127
Tabla 3: Errores y distorsiones cognitivas más frecuentes
Inferencia arbitraria. Llegar a una conclusión sin evidencia que la apoye o con evidencia
contraria.
Abstracción selectiva. Centrarse en un detalle extraído fuera de su contexto, ignorando otras
características más relevantes de la situación y conceptualizar toda la experiencia basándose
en ese detalle.
Generalización excesiva. Elaborar una regla general o una conclusión a partir de uno o varios
hechos aislados y aplicar el concepto a situaciones relacionadas o no relacionadas.
Maximización y minimización. Errores cometidos al evaluar la significación o magnitud de un
evento. Son errores tan importantes que se convierten en una distorsión.
Personalización. Tendencia y facilidad del cliente para atribuirse a sí mismo fenómenos
externos sin una base firme para ello.
Pensamiento absolutista, dicotómico. Tendencia a clasificar todas las experiencias según una o
varias categorías opuestas: impecable o sucio, santo o pecador, etc. Para describirse a sí
mismo, el individuo usa las categorías del extremo negativo.
Debo/debería, tengo que o los demás debe/deberían/tienen que. Frecuentemente, las personas
mantienen ideas disfuncionales, estrictas, rígidas, y ven, por ello, sus deseos, como deberes.
Esto hace que al menor desajuste entre lo que desea (lo que cree que debe ser) y lo que
128
efectivamente ocurre, siente frustración, rabia, ira, o depresión.
Falacia de la justicia. Tendencia a mantener una idea de justicia moral y divina, por la que se
cree que los “buenos” merecen siempre una felicidad absoluta y los “malos” merecen ser
castigados, incluso por uno mismo.
Falacia de razón. Idea de que uno siempre tiene la razón en la forma de ver las cosas y que
los demás le llevan la contraria de forma intencionada. Ejemplo: “Tengo la razón y no me
la dan”.
Falacia de recompensa divina. Consiste en aceptar situaciones de sufrimiento e infelicidad
como algo transitorio que tendrá una recompensa al final de sus vidas, produciendo así un
estado crónico de abandono y olvido de sí mismo y excesivos sacrificios.
Falacia de cambio. La creencia de que nuestro estado de ánimo depende exclusivamente de
las situaciones o de otras
El abordaje de los errores se hace mediante la explicación de los mismos, el error o los
errores que se cometen en cada pensamiento y la causa de ese error. Luego se insiste en este asunto
durante varias sesiones mediante los autorregistros.
Para la explicación de las técnicas cognitivas y sus objetivos, utilizaremos la metáfora del
“científico”. El científico experimentado puede tener “ideas” sobre lo que estudia; sin embargo, no
tomará directamente estas ideas como verdades absolutas ni actuará en consecuencia con ellas hasta
asegurarse de su validez (si actuara de modo contrario, las consecuencias en la humanidad podrían
ser desastrosas). Por ejemplo, la simple creencia de un farmacéutico de que una sustancia serviría para
una determinada enfermedad, no puede ser directamente asumida como verdad, hasta no ser
comprobada, dadas las consecuencias que podría tener aplicar directamente un fármaco a la
población sin haber comprobado sus efectos. Por tanto, el científico, cuando tiene una idea, la toma
como hipótesis, es decir, una creencia que ha de poner a prueba mediante experimentos. Si a través de
dichos experimentos encuentra pruebas válidas, podrá hacer de su hipótesis una afirmación seria
que guiará su actuación práctica. En caso contrario, si no encuentra evidencias que apoyen su
hipótesis, o incluso, podría encontrar evidencias en contra de la misma, el científico tendrá que
desechar su idea y no actuar conforme a ella.
Bien, entendemos pues, que el proceso de razonamiento que sigue un científico, se considera
“lógico”. Utilizaremos estas ideas para el procedimiento de modificar las creencias y los
pensamientos negativos del paciente depresivo, mediante varias técnicas cognitivas que persiguen
este objetivo.
129
A. Discusión socrática de los pensamientos negativos
Una vez que los pensamientos negativos han sido detectados mediante la entrevista, autorregistros y
cuestionarios, se elaborará un cuadro cognitivo del cliente. En este cuadro deben aparecer sus
pensamientos clasificados, ordenados, relacionándolos entre sí y con los supuestos básicos
subyacentes (esquemas o creencias disfuncionales).
Una vez elaborado el cuadro cognitivo del paciente, prepararemos la lista de pensamientos
negativos que trataremos de modificar. Con dicha lista delante se le pide al paciente que evalúe el
grado de creencia en cada pensamiento de 0 a 10 y se anota esa evaluación junto a cada
pensamiento. A partir de ahí comienzan las sesiones de discusión socrática para las que habrá que
tener en cuenta varias cuestiones:
Antes de iniciar las sesiones de discusión socrática, se le habrá presentado al paciente qué
es lo que se pretende conseguir con la terapia cognitiva y cuáles son sus características
principales.
A la hora de diseñar el discurso y las preguntas que se formularán, hay que tener bien
claro el significado y la finalidad que tienen cada una de estas preguntas. Se debe evitar
mezclar pensamientos dentro de una misma discusión o preguntar el significado de cosas
evidentes o que el paciente haya verbalizado de forma clara.
Después de finalizar el diálogo sobre ese pensamiento, se le vuelve a pedir que lo evalúe
de 0 a 10 reflejando su grado de creencia actual en ese pensamiento.
En la Tabla 4 se presenta la estructura básica que se suele seguir en las discusiones socráticas
de los pensamientos negativos.
130
Tabla 4: Esquema que se sigu e en las discusiones socr áticas
Define ese pensamiento ¿Qué significa para ti? ¿Qué quieres decir con….?
¿Te parece lógico ese pensamiento, en función de lo que ahora conoces sobre el
pensamiento científico?
¿Puede ser un continuo o sólo se puede definir en términos de todo o nada?
¿Estás cometiendo alguna distorsión cognitiva? ¿Cuál? ¿Por qué?
¿Qué evidencias tienes a favor de ese pensamiento?
¿Qué evidencias tienes en contra de ese pensamiento?
¿Se te ocurre algún pensamiento alternativo más realista?
¿Qué evidencia tienes a favor del pensamiento alternativo?
¿Qué evidencia tienes en contra del pensamiento alternativo?
¿Para qué te sirve mantener ese pensamiento negativo? Etc.
Ejemplo básico de discusión socrática: Una chica de veinte años, con depresión, mantiene el pensamiento Mis
amigas pasan de mí.
Terapeuta: ¿Qué grado de creencia tienes en ese pensamiento, de 0 a 10?
Paciente: Pues 10
T: Bien, ¿a qué te refieres exactamente? ¿Por qué piensas eso?
P: A que ya nunca me llaman.
T: ¿Qué pruebas tienes de que tu pensamiento es cierto?
P: Qué no me llaman nunca.
T: ¿Nunca? ¿Cuándo fue la última vez que te llamaron?
P: Hace unas 3 semanas.
T: Que no te hayan llamado en estas 3 últimas semanas, ¿significa necesariamente que pasan de ti?
P: Sí.
T: ¿Qué otros motivos puede haber de que no te hayan llamado? ¿Sabes si tienen algún problema?
P: Bueno, sé que están de exámenes…
T: Ah, están de exámenes, ¿podría ser este un motivo de que no te hayan llamado?
P: Puede… Sí, puede ser.
T: Bien, veamos ahora qué pruebas tienes de que tu pensamiento no es cierto. Es decir, qué datos tienes que
desconfirmen tu pensamiento de que tus amigas pasan de ti.
P: Uf, no sé… bueno, que antes de los exámenes sí me llamaban, me preguntaban cómo estaba, y siempre he
podido tener confianza con ellas, nos lo pasábamos bien juntas…
T: Muy bien, entonces, con los datos que tienes, ¿puedes afirmar que tus amigas pasan de ti?
P: Puede ser que no…
T: Manteniendo ese pensamiento negativo, ¿estás cometiendo alguna distorsión cognitiva?
P: Espera que piense… creo que inferencia arbitraria, porque no hay pruebas de mi pensamiento, ¿no?
131
T: Eso es. ¿Alguna más?
P: A ver… abstracción selectiva, porque estoy basando toda la relación con mis amigas y lo que yo le importo
sólo en el hecho de que en estas 3 últimas semanas no me han llamado, ¿no?
T: Muy bien, me alegra que te des cuenta. ¿Alguna distorsión más?
P: ¿Lectura de la mente? En realidad yo no puedo afirmar que pasen de mí porque su opinión de mí y sus
sentimientos están dentro de ellas y yo no puedo verlos, ¿no era así?
T: Claro, muy bien, eso era… sigamos. ¿Te sirve de algo mantener el pensamiento negativo? ¿Te ayuda?
P: Nooo! Al contrario, me hace daño.
T: ¿Cómo te hace sentir ese pensamiento negativo?
P: Uf! Muy mal… me da mucha pena y me hace encerrarme, y no llamar tampoco a mis amigas…
T: Eso es. Entonces, teniendo en cuenta todo esto, y los datos que tenemos respecto a tus amigas, ¿cómo
podemos expresar mejor, de una forma más realista, la situación actual con tus amigas?
P: Pues nada, que últimamente no me llaman, posiblemente porque están muy agobiadas por los exámenes y
que yo las echo de menos y me siento un poco mal.
T: ¿Qué podrías hacer?
P: Llamarlas yo…
T: Muy bien, eso es una buena idea. Entonces, ¿cuánto te crees el pensamiento alternativo?
P: Un 9 más o menos.
T: ¿Cuánto te crees ahora el pensamiento negativo?
P: Apenas nada… si acaso un 1.
T: ¿Cómo te sientes ahora, viendo las cosas de otra forma?
P: Mejor…. Mucho mejor y con ganas de llamar a mis amigas.
Este ejemplo representa una forma básica de discutir un pensamiento automático, pero en la
práctica se puede profundizar un poco más, añadiendo otros cuestionamientos que incluso hagan
alusión a los supuestos básicos subyacentes o creencias disfuncionales más generales, como por
ejemplo, Los amigos deben llamarnos siempre.
132
La aplicación de la discusión socrática requiere previamente de un estudio profundo, por
parte del terapeuta, del modelo cognitivo y de la lógica que sostiene el uso de las preguntas para la
discusión. Recomendamos consultar el libro de Beck (Beck, A.T..; Rush, A.J.; Shaw, B. y Emery, G.,
Terapia cognitiva de la depresión. Bilbao: Editorial Desclee, 1983.), que entendemos como “la biblia” de
la terapia cognitivo-conductual de la depresión y una buena fuente de aprendizaje de la terapia
cognitiva.
La insistencia en este aspecto se basa en la dificultad contrastada que los nuevos psicólogos
suelen encontrar a la hora de comprender y aplicar de forma coherente y eficaz la discusión
socrática. Tras comprobar que la discusión socrática resulta muy difícil a los nuevos psicólogos y
estudiantes de Psicología, añadiremos aquí algunas orientaciones:
Tiene como objetivo modificar la forma de razonar y sacar conclusiones sobre algo y que la persona
aprenda además el proceso de discutirse a sí misma sus pensamientos automáticos. Para ello, es
necesario ser formales y sistemáticos.
Hay que saber utilizar las preguntas y el tono de voz, así como el resto de comunicación
no verbal.
133
¿Recuerdas? Decíamos, que para que un razonamiento fuera lógico..... Bien, pues, según esas reglas de
razonamiento, ¿podemos considerar lógico este pensamiento automático tuyo?".
Por otro lado, cuando se pregunta "¿Qué significa para ti…? ¿Qué quieres decir con…?"
(Definición del pensamiento) hay que distinguir y concretar a qué nos referimos
exactamente... esta pregunta se utiliza cuando la persona utiliza términos absolutistas o
ambiguos, etiquetas que generalizan... por ejemplo, "hacer el ridículo", "soy un desastre" o
"todo me sale mal". En el primer ejemplo, se le pregunta qué significa hacer el ridículo,
qué significa para él; después se le preguntará cómo se describiría objetivamente... para
después preguntarle si las conductas que objetivamente se consideran hacer el ridículo las
hace él, y en caso de que algunas las haya hecho (como cualquier otra persona) si no se
pueden considerar pequeños errores sociales que todos cometemos alguna vez. En otro
ejemplo, hay que definir qué es desastre. Cómo lo define un diccionario, qué ejemplos de
desastres conocemos en la sociedad, en las noticias.... si algo es un desastre es que todo
absolutamente está mal, arrasado, perdido para siempre, nada tiene forma ni utilidad... etc. ¿Es eso
así exactamente en su caso? Por último, en el otro ejemplo, hay que plantearle: "¿Qué
significa todo? Eso es lo que cuestiona dando datos objetivos de su caso. Hay que tener en
cuenta que no se puede preguntar cosas evidentes. Por ejemplo, si te dice "me pondré
nervioso"... "nervioso" es algo que no se puede interpretar más que con su significado y
normalmente todas las personas coincidimos en el significado de nervioso, no es
ambiguo...Si dice "Nadie me quiere", esa expresión es suficientemente clara, no se le puede
preguntar "¿Qué quieres decir con que nadie te quiere?". En todo caso, habría que preguntarle
qué significa para él, querer al alguien, cómo cree que se demuestra que la gente se quiere,
qué cosas demuestran que alguien no te quiere y se le puede preguntar por las personas
134
significativas de su vida y lo que muestran ante él, hechos que demuestren que lo valoran
y aprecian. O por qué cosas concretas piensa que no la quieren y ver si esas cosas tienen
como explicación real que "no la quieren" o hay motivos que justifican tales conductas.
Por ejemplo, si dice: "Mis amigos no me llaman" como dato de que no le quieren, habría que
plantearse por qué otros motivos posibles no le han llamado últimamente (están de
exámenes, tienen mucho trabajo, etc.). Y una vez que el paciente nos da sus argumentos,
hay que ver si son pruebas objetivas, evidentes, racionales, o siguen siendo
interpretaciones. Por ejemplo, si dice, "Si me quisieran, me llamarían; como no me llaman, no me
quieren", se le diría: "Bien, ¿es eso realmente una prueba de que no te quieren?" Es decir, hay que
enseñarle a ser razonable, a no interpretar cosas que no se pueden interpretar desde la
lógica, porque no tenemos pruebas de que los motivos de las cosas sean directa y
únicamente los que creemos.
Antes de empezar el diálogo socrático, hay que leerle el pensamiento negativo y pedirle
un grado de creencia en ese pensamiento de 0 a 10. A través de las preguntas socráticas
tenemos que asegurarnos que la persona modifica su modo de ver las cosas, no
dándole por adelantado las respuestas que deseamos que nos dé, ni adelantándole nuevas
afirmaciones; hemos de asegurarnos que al final de la discusión socrática ya no se cree el
pensamiento negativo. Para ello, además de lo anterior, al final de cada discusión
socrática, hemos de preguntarle nuevamente su grado de creencia actual en el
pensamiento automático negativo previo (ha de haber bajado considerablemente, por lo
menos a 2) y su grado de creencia en el pensamiento alternativo que ha conseguido
formular finalmente a través del razonamiento.
135
Filtraje/abstracción selectiva ("No lo soporto", "Horroroso") ¿Qué ha ocurrido otras veces?
¿Realmente fue tan malo?; ¿Se puede hacer algo si volviera a ocurrir?
Inferencia arbitraria o interpretación del pensamiento ("Me parece...") ¿Qué pruebas tiene para
pensar eso?; ¿Podríamos comprobar si eso es cierto?
Personalización ("Se refieren a mí", "Compararse con otros") ¿Qué consecuencias tiene
compararse cuando sale perdiendo? ¿Le ayuda en algo?; ¿Qué pruebas tiene para pensar
eso?; ¿Qué criterios está usando? ¿Es razonable?; ¿Podríamos comprobar si eso es así?
Falacia de control("No puedo hacer nada con esto", "Toda la responsabilidad es mía")¿Qué
pruebas tiene para pensar eso?; Pueden haber otros factores que hayan influido en eso?;
falacia de justicia("Él/Ella es injusto/a")¿Qué pruebas tiene para mantener ese criterio?;
¿Tiene derecho esa persona a tener un punto de vista diferente al suyo?; ¿En realidad
usted no está tan solo deseando que las cosas sean de otra manera?
Razonamiento emocional ("Si me siento mal eso quiere decir que soy un neurótico") ¿Qué
pensó para sentirse así? ¿Pudo sentirse así a consecuencia de esa interpretación errónea?;
¿Sentirse así de qué modo prueba de que usted sea un X?
Etiquetación ("Soy/Es un X, y tan solo un X") ¿Esa calificación prueba totalmente lo que
es Ud. o esa persona?; ¿Está utilizando esa etiqueta para calificar una conducta? ¿Una
conducta describe totalmente a una persona?; ¿Puede haber otros aspectos o conductas
de esa persona que no puedan ser calificados con esa etiqueta?
136
Culpabilidad ("Por mi culpa", "Por su culpa") ¿Qué pruebas tiene?; ¿Pudieron haber otros
factores que intervinieran en ese suceso? C-Sentirse y creerse culpable, ¿qué cambia de
ese asunto?
Deberías ("Yo debo, no debo, Él/Ellos deben…") ¿Qué pruebas tiene para mantener que
eso tenga que ser así necesariamente?; ¿Realmente es tan grave que eso no sea como
debe? ¿Podíamos comprobarlo?; ¿Está usted quizás confundiendo sus deseos con sus
exigencias? Esa exigencia, ¿cómo le está perjudicando?
Falacia de razón ("Tengo la razón y no me la dan") Dígame, para Ud. ¿qué es tener la
razón? ¿Y ese criterio es razonable?; ¿Puede tener el otro puntos de vista diferente? ¿Los
está escuchando?
Falacia de recompensa divina ("Aunque ahora sufra, el día de mañana todo se solucionará y
yo tendré mi recompensa") ¿Qué pruebas tiene para pensar que la situación no pueda ser
modificada ya? ¿Qué podría hacer ya?; ¿Pensar eso puede ser de ayuda o tan solo un
consuelo pasajero?
Son experimentos que se diseñan para poner a prueba un pensamiento automático negativo del
cliente o el supuesto básico subyacente. El pensamiento negativo se plantearía como hipótesis a
comprobar para ver si se puede falsar.
Ejemplo 1: Una chica dice que todos van a pensar que es una cualquiera porque ha tenido relaciones con tres
chicos en un plazo de 6 meses. Se le puede presentar una grabación en la que hemos entrevistado a chicos de
su edad preguntándoles ¿qué piensas de una chica que mantenga relaciones con tres chicos en un plazo de
seis meses?
Ejemplo 2: Una chica que afirma que no puede ser feliz si está sola:
T: “En esa semana que vas a estar sola, vamos a comprobar si vas a ser capaz o no de ser feliz. Intenta poner
a prueba ese pensamiento diseñando actividades durante esa semana con el objetivo de divertirte y pasártelo
bien.”
“No creo que pueda hacer nada. Ese sitio es muy aburrido y no hay nada que hacer.”
T: “Toma esta lista de 320 actividades agradables y elige de ahí todas las que quieras, a ver si eres capaz de
hacerlas todas.”
Luego se insiste en este asunto durante varias sesiones mediante los autorregistros.
137
C. Reatribución de la culpa
La técnica de reatribución se utiliza cuando el paciente atribuye, de una forma muy poco realista,
sucesos negativos de su alrededor o resultados negativos en algún área de su vida, a un déficit
personal, como la falta de esfuerzo o de capacidad. Paciente y terapeuta revisarán los
acontecimientos relevantes y aplicarán leyes lógicas a la información disponible, con el objetivo de
atribuir la responsabilidad a quien le corresponda. Lo importante no es hacer al paciente que se
libere de toda responsabilidad, sino de que vea los múltiples factores que pueden estar
interviniendo en una experiencia adversa.
1. Revisando los “hechos” que dieron lugar a la autocrítica. Fórmula: ¿Qué evidencias
tienes que apoyen ese pensamiento?
138
RESUMEN
Terapia cognitiva. Las teorías y terapias cognitivas ponen el énfasis en las cogniciones como
generadoras de las emociones y condicionantes del comportamiento. Las cogniciones son
complejos procesos mediacionales (pensamientos, creencias, imágenes mentales, expectativas,
etc.) que configuran la valoración individual y subjetiva que la persona hace de los
acontecimientos de su vida (pasados, actuales o esperados en el futuro). Dentro de los supuestos
generales de las terapias cognitivas se encuentran: La percepción y, en general, la experiencia,
son procesos activos que incluyen tanto los datos de inspección como de introspección; las
cogniciones son el resultado de una síntesis de estímulos internos y externos; el modo en que
una persona evalúa una situación se puede conocer a partir de sus cogniciones (pensamientos e
imágenes visuales); las cogniciones constituyen la corriente de conciencia o campo fenoménico de
una persona, que refleja la configuración de la persona acerca de sí misma, su mundo, su pasado
y su futuro; las modificaciones del contenido de las estructuras cognitivas de una persona
influyen en su estado afectivo y en sus pautas de conducta; mediante la terapia psicológica
cognitiva, un paciente puede llegar a darse cuenta de sus distorsiones cognitivas; la corrección de
estos constructos erróneos puede producir una mejoría clínica. Entre las características propias
de las terapias cognitivas, podemos enumerar las siguientes: 1) El terapeuta interactúa
intencionalmente con el paciente, estructura la terapia según un diseño específico que requiere la
participación y colaboración del paciente (paciente activo) 2) En la depresión, la
colaboración del paciente puede verse limitada por los síntomas que presenta. El terapeuta ha de
estimular la participación activa del cliente en los distintos pasos terapéuticos (“Empirismo
colaborador”) 3) Se centra, en el “aquí-y-ahora”, en evaluar y trabajar sobre la experiencia
psicológica del paciente (pensamientos y sentimientos), prestando atención a aquellos
aspectos pasados que pueden clarificar hechos actuales. 4) No se interpretan factores
inconscientes. 5) Los pensamientos del paciente se toman como hipótesis que se han de
comprobar (investigación empírica de los pensamientos). Hay dos grandes autores dentro
de las terapias cognitivas:
La Terapia Racional Emotiva (TRE) de Ellis entiende que los trastornos emocionales son
consecuencia de las creencias irracionales de las personas. Se relaciona el estímulo ambiental o
activador (A) con las consecuencias emocionales (C) a través de la creencia interviniente (CR).
El objetivo de su terapia es hacer que el paciente se dé cuenta de sus creencias irracionales y de
las consecuencias emocionales inadecuadas de éstas. Ellis ofrece ejemplos de creencias
irracionales mantenidas y transmitidas culturalmente.
139
de la depresión: la triada cognitiva, el modelo de esquemas y los errores cognitivos.
La triada cognitiva. La persona deprimida tiene una visión negativa generalizada de tres aspectos
importantes: a) De sí misma, se ve desgraciada, torpe, con poca valía y atribuye sus experiencias
desagradables a un defecto suyo de tipo psíquico, moral o físico; se subestima y se critica a sí
misma por sus defectos. B) Del mundo. Considera que el mundo le hace demandas exageradas y/o
le pone obstáculos insuperables para conseguir sus metas; c) Del futuro. Anticipa que sus
dificultades o sufrimientos actuales continuarán eternamente y espera en el futuro penas,
frustraciones y privaciones interminables.
Modelo de esquemas. Un esquema cognitivo es una idea general que sirve de base a nuestras
actitudes y nos sirve para localizar, diferenciar y codificar los estímulos. A través de estos
esquemas categorizamos y evaluamos las experiencias. Los esquemas permanecen latentes y se
activan en determinadas situaciones para ayudarnos a interpretarlas. Cuando los esquemas son
rígidos y disfuncionales rígidos, como ocurre en los depresivos, ocurre que las personas
interpretan las situaciones influenciados por esos esquemas.
Los errores cognitivos o distorsiones cognitivas (errores en el procesamiento de la
información y en la interpretación de los sucesos). Son errores que cometemos en el proceso de
razonamiento ante las situaciones, determinados por los esquemas disfuncionales, dando lugar a
una serie de pensamientos automáticos negativos, precursores últimos de las emociones negativas.
El proceso sería el siguiente: 1) Un suceso estresante activa las distorsiones cognitivas, 2) Se
producen los pensamientos automáticos negativos, 3) Aparece la depresión manifestada en
síntomas cognitivos, motores, motivacionales y fisiológicos.
Las emociones "racionales" o “adaptativas” son aquéllas que son proporcionadas a la situación y
que nos llevan a afrontar los problemas o a superar las adversidades progresivamente. Las
emociones "irracionales" o “desadaptativas” son aquéllas que son desproporcionadas a la
situación y nos llevan a una actitud destructiva, derrotista, que nos mantiene sumidos en la
frustración o que nos hacen complicar más los problemas.
El modelo cognitivo mantiene que las personas, a través de la educación (mensajes socializantes) y
de las experiencias, vamos desarrollando una serie de ideas, creencias básicas. Se aprenden
normas y exigencias rígidas (Debo, debería, tengo que...) y una forma de valoración de los sucesos
y los comportamientos en términos de todo-nada, siempre-nuca, etc.
Desde el modelo cognitivo, el tratamiento consistiría en: 1) cambiar los pensamientos automáticos
negativos por otros más realistas. 2) Abordar los supuestos básicos subyacentes. 3) Explicar las
distorsiones cognitivas y reducir su frecuencia de aparición. 4) Que la persona aprenda un modo
adecuado y adaptativo de razonar e interpretar las cosas. Es decir, el objetivo es delimitar y poner
a prueba las falsas creencias y los supuestos desadaptativos específicos del paciente. No obstante,
el protocolo de Beck (1979) incluye bajo el epígrafe de “Terapia Cognitiva” muchas técnicas que
son conductuales.
140
En el abordaje de un caso de depresión o de cualquier trastorno, hay que tener en cuenta la
cuestiones de orden y la necesidad de explicar al paciente, de forma clara, tanto el trastorno que
presenta como el modelo teórico explicativo del mismo y la justificación de las técnicas que se van
a aplicar. Se pondrán ejemplos y se usará biblioterapia. Se enseñará a realizar autorregistros de
pensamientos automáticos y posteriormente de pensamientos automáticos y de las distorsiones
cognitivas que comete. Después, cuando ha practicado suficientemente, se empezarían las
discusiones socráticas de los pensamientos automáticos negativos. Se prepararán dos o tres para
cada sesión. Se le pedirá que evalué su grado de creencia en el pensamiento. Se harán las
preguntas adecuadas, con las pautas adecuadas para ello y al final se le pedirá que genere una
interpretación alternativa más realista. Se le pedirá, entonces, su grado de creencia actual, tras la
discusión, en el pensamiento negativo y en el pensamiento alternativo. Las preguntas de la
discusión socrática deberán ser lógicas y buscar que la persona cuestione los pensamientos en
términos científicos de validez y utilidad. Remendamos el libro de Beck para una formación
profunda en la terapia cognitiva, ya que ésta requiere que el terapeuta esté convenientemente
formado en las cuestiones teóricas y prácticas de la misma, de lo contrario, la terapia cognitiva no
sólo no tendrá éxito, sino que además, podría ser contraproducente si el terapeuta no mantiene las
habilidades necesarias para ello.
Reatribución de la culpa. Se utiliza cuando el paciente atribuye, de una forma muy poco realista,
sucesos negativos de su alrededor o resultados negativos en algún área de su vida, a un déficit
personal, como la falta de esfuerzo o de capacidad. Ambos, paciente y terapeuta, revisarán los
acontecimientos relevantes y aplicarán leyes lógicas a la información disponible, con el objetivo de
atribuir la responsabilidad a quien le corresponda. Esto se hace de las siguientes formas: 1)
Revisando los “hechos” que dieron lugar a la autocrítica. Fórmula: ¿Qué evidencias tienes que
apoyen ese pensamiento? 2) Mostrando los distintos criterios existentes para atribuir la
responsabilidad que el paciente aplica a su propia conducta y demostrando cómo podrían haber
sido aplicados a la conducta de otra persona. Fórmula: ¿Aplicarías las mismas reglas de conducta
si fuera otra persona la que hubiera actuado como tú lo hiciste? 3) Poniendo en duda la creencia
de que el paciente es 100% responsable de cualquier consecuencia negativa. Fórmula: ¿Por qué
eres responsable de (por ejemplo, de la muerte de tu marido)?
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