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Melanie Klein, o Melanie Reizes (por su apellido de soltera), nació el 30 de marzo de 1882 en Viena y
murió en Londres el 22 de septiembre de 1960, cumplidos los 78 años.
Su familia era judía. Era la menor de 4 hermanos.
Cuando tenia 14 años decide estudiar medicina. Esta vocación inicial al final no fue cumplida, debido a que
se compromete a los 17 años con Arthur Klein, un químico industrial amigo de su hermano. Melani se casa
a los 21 años y vive con él un poco menos de 20.
Al abandonar la medicina Klein se conforma con asistir a cursos de historia y de arte en la universidad de
Viena.
Luego el matrimonio se establece en Budapest. Y en esos años, tienen sus 3 hijos: Melita, Hans, y Eric.
En Hungría, Melanie encuentra algunos libros de Freud que definen su vocación. El primero que leyó fue la
interpretación de los sueños, y pide entonces a Ferenczi que la analice.
Fue el quien la estimulo a estudiar la posibilidad de aplicar el psicoanálisis a niños y la ayudo
generosamente en el comienzo de sus desarrollos.
A fines de 1919, Melanie obtiene el título de miembro de la Sociedad.
En 1920 tuvo la oportunidad de conocer a Abraham, quien la invito a trabajar en Berlín.
En 1923 se separa.
En el primer lustro de la segunda década Melanie Klein desarrollo en Berlín su técnica del juego para el
análisis de niños, uno de sus mayores aportes, si no el mayor al psicoanálisis.
El grupo de Berlín, sim embargo, no recibió del todo bien sus descubrimientos de aquellos años sobre todo
en cuanto a la importancia del sadismo oral en el desarrollo temprano, pero Abraham la respaldo
firmemente.
Despertaba rechazo que Melani Klein afirmara enfáticamente que las medidas pedagógicas debían
desterrarse totalmente del análisis de niños.
Jones la invita a visitar Inglaterra y a dar en Londres un curso sobre análisis de niños en el verano de
1925. Así fue como Melanie Klein dio seis conferencias en la casa de Adrián Stephen.
Jones fue desde entonces un decidido admirador de Melanie Klein, e invitada por él, ella decide
trasladarse a Londres. Y se instala en Inglaterra en 1926.
En Londres Melanie encontró el ámbito adecuado para desarrollar su investigación, con un grupo de
discípulos destacados entre los que se pueden mencionar: Segal, Bion, Meltzer, Bick, etc.
Estos, sin pertenecer a su escuela estuvieron muy cerca de ella.
La influencia de Pichon-Riviere, y Arminda Aberastury, que se declararon como sus partidarios, trajo como
consecuencia el arraigo del pensamiento kleiniano en nuestro país y en casi toda Latinoamérica.
El punto de partida de las diferencias puede ubicarse en el Simposio sobre análisis de niños que tuvo lugar
el 4 y el 18 de mayo de 1927, y que se publico en el International Jornual de ese año, el mismo que Anna
Freud da a luz su libro El tratamiento psicoanalítico de los niños.
Klein defiende enérgicamente su técnica del juego con algunas duras criticas a Anna Freud.
Parece evidente que Freud mismo nunca tuvo empatía por Melanie Klein, se manifestó en contra del
apoyo de la Sociedad Británica a los métodos y las teorías de Melanie Klein.
Las discrepancias entre Viena y Londres en aquel momento se polarizaban en el desarrollo sexual de la
mujer, pero también en la técnica del análisis con niños y otros temas.
Alrededor de 1944 se intento eliminar a Klein de la Sociedad Británica alegando que se había apartado
definitivamente de los conceptos básicos.
Y luego de no poder eliminar a los Kleinianos, Anna Freud pidió autonomía para la formación de sus
discípulos.
Melanie Klein empezó a trabajar con niños en 1919 y su primer paciente fue Fritz de 5 años.
Un cambio definido en su técnica sobreviene en 1923 cuando toma en análisis a Rita, una niña de dos
años y nueve meses de edad, su paciente mas joven, que presentaba terrores nocturnos en el contexto de
una neurosis muy grave. Empezó a domicilio, pero en el curso del tratamiento, se dio cuenta que no debía
seguir en la casa sino en el consultorio, porque había comprendido que la relación no convencional que
existe el análisis solo puede darse en un medio adecuado. Ese mismo año, con otro paciente, una niña
neurótica de siete años, Melanie por primera vez uso juguetes como instrumento terapéutico, y así fundo
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su técnica lúdica. Esta técnica no solo implica usar juguetes como instrumento de expresión y de
comunicación, sino también establecer una relación estrictamente analítica.
Para Klein, la tarea se centra en la ansiedad del niño, que se interpreta asidua, intensa y detalladamente.
La producción científica de Melanie pudo dividirse en tres etapas: La primera empieza en 1919 y llega
hasta 1932 en que se publica “El psicoanálisis de niños” sienta los principios del análisis infantil a partir de
la técnica del juego y produce la mayor parte de sus descubrimientos, que la conducen a afirmar que el
complejo de Edipo y el Superyó aparecen mas tempranamente de lo observado por Freud.
La publicación de “el psicoanálisis de niños”, abre una segunda etapa en la cual Klein empieza a organizar
sus descubrimientos y a postular una teoría del desarrollo en el primer año de la vida. Formula ahora el
concepto de “posición depresiva”. Esta etapa culmina con el estudio del desarrollo de los primeros meses
de vida que corresponde a la llamada “posición esquizoparanoide”.
La tercera etapa abarca sus estudios sobre la envidia, que inicia con su trabajo al Congreso de Ginebra de
1955 y cristaliza en su libro “envidia y gratitud”, publicado en 1957.
El aporte fundamental de Klein es haber creado un instrumento, la técnica lúdica, con el cual pudo explorar
el primer año de la vida haciéndolo entrar en el terreno propio de la investigación psicoanalítica, el estudio
de la transferencia.
“Principios Psicológicos del Análisis infantil” 1926:
La autora se propone examinar diferencias entre la vida mental de los niños pequeños, y la de los adultos.
Estas diferencias requieren que usemos una técnica adaptada a la mente del niño pequeño. Klein intentara
demostrar que hay una técnica del juego analítico.
Los niños forman relaciones con el mundo externo dirigiendo hacia los objetos de los que se obtiene placer
la libido originalmente apegada exclusivamente al propio yo del niño.
La relación del niño con estos objetos es narcisista. Sin embargo, es de este modo que los niños llegan a
tener relaciones con la realidad.
En una edad muy temprana, los niños empiezan a conocer la realidad a través de las privaciones que esta
les impone. Se defienden contra la realidad repudiándola, sin embargo, lo fundamental, es el grado en que
son capaces de tolerar las privaciones que resultan de las situaciones mismas.
De ahí que incluso en niños pequeños, un repudio exagerado de la realidad (que a menudo esta
encubierto por una adaptabilidad y docilidad) es una indicación de neurosis, y difiere de la huida de la
realidad del adulto neurótico solo en las formas en que se manifiesta.
En el análisis de niños, uno de los resultados finales a obtener es la adaptación exitosa a la realidad. Una
forma en que esto se manifiesta es la modificación de las dificultades que presentan en su educación. Es
decir, se harán capaces de tolerar las frustraciones reales.
Los niños muestran a menudo, al principio de su segundo año, una marcada preferencia por el progenitor
del sexo opuesto y otras indicaciones de tendencias edípicas incipientes.
Cuando empiezan los conflictos subsiguientes, o sea, en que punto el niño esta totalmente dominado por
el Complejo de Edipo es menos claro.
El análisis de niños llevo a la autora a la conclusión de que en ellos el complejo de Edipo ejerció una
profunda incidencia en el segundo año de vida.
El efecto de las privaciones en el desarrollo del complejo de Edipo en los varones es a la vez inhibitorio y
propulsor. El efecto inhibitorio de estos traumas se ve en el hecho de que es a ellos a los que el niño
retrocede enseguida, cuando trata de escapar a su fijación a la madre, y refuerzan la actitud edipica
invertida. Las circunstancias de que estos traumas procedan también de la madre es también la razón de
porque en ambos sexos es la madre la que en los estratos mas profundos del inconsciente es temida
como castrador.
Las pulsiones orales y anales de amor parecen promover el desarrollo de la situación edipica en los
varones, ya que los impulsa a cambiar su posición libidinosa y a desear a la madre como objeto de amor
genital.
Hay una estrecha conexión entre la neurosis y los efectos tan profundos del complejo de Edipo
experimentados en edad tan temprana. Es seguro que experiencias como las que he mencionado hacen el
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En el análisis de niños, dice Klein, nos sorprendemos a menudo de la facilidad con que son aceptadas
nuestras interpretaciones: incluso a veces los niños expresan placer ante ellas. La razón es que en ciertos
estratos de la mente infantil hay una comunicación mucho más fácil entre la conciencia y el icc, y por
consiguiente es mucho más fácil volver sobre los pasos del uno al otro.
El efecto, además, es sorprendente incluso cuando el niño no ha parecido recibir de ningún modo la
interpretación.
Se reasume el juego interrumpido a causa de la instauración de las resistencias, se lo transforma y amplia,
y se expresan estratos mas profundos de la mente, se restablece el contacto entre el niño y el analista; el
placer en el juego, que sigue visiblemente a la formulación de una interpretación, se debe al hecho de que
el gasto requerido por la represión no se necesita ya luego de la interpretación. Pero pronto encontramos
otra vez resistencias, y en esos momentos tenemos que luchar con grandes dificultades. Esto sucede
especialmente cuando encontramos sentimientos de culpa.
En su juego, los niños representan simbólicamente fantasías, deseos y experiencias. Empeñan aquí el
mismo lenguaje, el mismo modo de expresión arcaico, filogenéticamente adquirido con el que estamos
familiarizados gracias a los sueños. Solo podemos comprenderlo plenamente si lo enfocamos con el
método que Freud ha desarrollado para descifrar los sueños.
El simbolismo es solo una parte de él; si queremos comprender correctamente el juego del niño en
conexión con todo su comportamiento durante la sesión, debemos tener en cuenta no solo el simbolismo
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que a menudo aparece tan claramente en sus juegos, sino también todos los medios de representación y
los mecanismos empleados en el trabajo del sueño, y tenemos que tener en cuenta la necesidad de
examinar el nexo total de los fenómenos.
Los niños no pueden cambiar su vida, como hacen los adultos al final de su análisis, pero un niño ha sido
muy ayudado si, como resultado del análisis, lo capacitamos para sentirse mas cómodo en las
circunstancias existentes, y de este modo a desarrollarse mejor.
Si empleamos esta técnica pronto encontraremos que los niños producen no menos asociaciones con los
rasgos distintos de sus juegos, que lo que hacen los adultos con los elementos de sus sueños- Los
detalles de su juego señalan el camino para un observador atento; y entre tanto, el niño cuenta toda clase
de cosas que deben valorarse plenamente como asociaciones.
Además, sustituyen con acciones a las palabras: en los niños, actuar representa una parte predominante.
Si tomamos en cuenta las diferencias psicológicas entre niños y adultos y recordamos el hecho de que en
los niños encontramos el inconsciente actuando aun junto al consciente, las tendencias mas primitivas
junto a los desarrollos mas complicados que conocemos, como el superyó, es decir, si comprendemos
correctamente la forma de expresión del niño, desaparecen todos estos puntos dudosos y factores
desfavorables, ya que encontramos que con respecto a la profundidad y amplitud del análisis, podemos
esperar tanto de los niños como de los adultos.
En el análisis de niños podemos retroceder a experiencias y fijaciones que en el análisis de los adultos
solo podemos reconstruir, mientras que el niño las representa directamente.
La razón por la que cambian de un juego a otro, los medios que eligen para sus representaciones, toda
esta mezcla de factores, que tan a menudo parece confusa y sin sentido, es vista como coherente y plena
de significado, y debemos revelar las fuentes y pensamientos subyacentes, si los interpretamos
exactamente como los sueños.
Los niños a menudo representan en su juego lo mismo que ha aparecido en algún sueño que narraron
antes, y con frecuencia producen asociaciones por medio del juego que le sigue, y que es su forma mas
importante de expresarse.
En el análisis de los niños no podemos subestimar la importancia de la fantasía y de la traducción a la
acción por efecto de la compulsión de repetición. Los niños usan más el recurso de la acción. Es
indispensable para llevar a cabo el análisis, que los niños obtengan el placer que esta ligado a ese
mecanismo, pero el placer debe seguir siendo siempre un medio para un fin. Es justamente aquí donde
vemos la predominación del principio del placer sobre el principio de realidad.
Así como los medios de expresión de los niños difieren de los de los adultos, también la situación analítica
en el análisis de niños parece ser enteramente diferente. Sin embargo, es en ambos casos esencialmente
la misma. Interpretaciones adecuadas, resolución gradual de las resistencias y persistente descubrimiento
por la transferencia de situaciones anteriores, esto constituye en los niños tanto como en los adultos la
situación analítica correcta.
En el análisis de niños pequeños he visto una y otra vez cuan rápidamente surten efecto las
interpretaciones. Sin embargo, durante bastante tiempo el niño no elabora conscientemente las
interpretaciones, aunque esta elaboración se produce realmente después. Los niños así empiezan a
distinguir entre la madre imaginada y la madre real.
Solo cuando han sido superadas resistencias muy poderosas y de larga data, los niños se dan cuenta de
que sus actos agresivos estaban dirigidos hacia los objetos reales. Entonces, el resultado, es
generalmente un paso notable hacia la adaptación a la realidad.
Al principio la interpretación solo es inconscientemente asimilada. Es solo después que la relación de esta
con la realidad penetra gradualmente en la compresión del niño. El proceso de esclarecimiento es
análogo.
Lo primero que sucede como resultado del psicoanálisis es que mejora las relaciones emocionales con los
padres; la comprensión consciente solo surge cuando esto ha tenido lugar. Esta comprensión es admitida
ante el mandato del superyó, cuyas exigencias son modificadas por el análisis de modo que puede ser
tolerado y complacido por un yo menos oprimido y por consiguiente mas fuerte.
En un estado posterior del análisis los niños han avanzado tanto desde los diversos anhelos sádico-anales
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o canibalistas, que ahora pueden adoptar a veces una actitud de critica humorista hacia ellos. Cuando esto
suceso oigo incluso a niños muy pequeños hacer chistes.
Cuando tienen lugar estos cambios, no solo esta disminuyendo el sentimiento de culpa, sino que al mismo
tiempo los niños son capaces de sublimar los deseos que estaban reprimidos.
Las especiales características primitivas de los niños requieren una técnica especial adaptada a ellos,
consistente en el análisis de sus juegos. Por medio de esta técnica podemos alcanzar las experiencias y
fijaciones reprimidas mas profundas y esto nos permite influir fundamentalmente en el desarrollo de los
niños.
El método de juego conserva todos los principios del psicoanálisis y lleva a los mismos resultados que la
técnica clásica. Solo que esta adaptado a la mente de los niños.
La personificación en el juego de los niños. 1929.
El contenido de los juegos, que se repite constantemente o recurre a las formas más variadas, es idéntico
al núcleo de las fantasías masturbatorias; y es una de las principales funciones del juego infantil
proporcionar una descarga a estas fantasías.
Los niños esquizofrénicos no son capaces de practicar juegos en el verdadero sentido de la palabra,
ejecutan acciones monótonas y es un trabajo laborioso penetrar a través de ellas hacia el icc. En caso de
tener éxito encontramos que la realización de deseo asociada a estas acciones es preeminentemente la
negación de la realidad y una inhibición de las fantasías. En estos casos no se logran las
personificaciones.
Hay niños que mantienen alejada la angustia por una marcada exclusión de la realidad. La realización de
deseos predomina sobre el reconocimiento de la realidad. Para Freud esto es uno de los criterios para la
psicosis.
La actuación de los imagos con características buenas y malas es un mecanismo general tanto en adultos
como en niños. Estas figuras representan estadios intermedios entre el superyó terriblemente amenazador
que esta totalmente separado de la realidad y las identificaciones que se aproximan a la realidad.
En el principio del conflicto edipico y en el comienzo de su formación, el superyó es de carácter tiránico,
formado sobre el esquema de los estadios pregenitales entonces dominantes.
La evolución ulterior del superyó hacia la genitalidad depende en ultima instancia sobre si las fijaciones
orales predominantes tomaron la forma de succionar o de morder.
La primacía de la fase genital en relación tanto con la sexualidad como con el superyó requiere una fijación
suficientemente fuerte al estadio oral de succión. Cuanto más progresa el desarrollo del superyó y de la
libido de los niveles pregenitales hacia el nivel genital, tanto mas se aproximan a las figuras de los padres
reales las identificaciones de gratificación de deseos.
En ambos sexos el alejamiento de la madre como objeto oral de amor resulta de frustraciones orales
infligidas por ella, y que la madre frustrante persiste en la vida mental del niño como madre temida.
Las imagos adoptadas en estas fases tempranas del desarrollo del yo llevan el sello de los impulsos
instintivos pregenitales, aunque estén estructurados en realidad sobre la base de los objetos edipicos
reales. Estos niveles tempranos son responsables de las imagos fantásticas que devoran, cortan y
dominan en las cuales vemos una mezcla de varios impulsos pregenitales. Siguiendo la evolución de la
libido, estas imagos son introyectadas bajo la influencia de puntos de fijación libidinosa. Pero el superyó en
su totalidad esta hecho de varias identificaciones adoptadas en los diferentes niveles del desarrollo cuyo
sello llevan. Cuando comienza el periodo de latencia, termina el desarrollo tanto del superyó como de la
libido.
Ya durante el proceso de su construcción el yo emplea sus tendencias de síntesis tratando de formar una
totalidad de estas identificaciones parciales, cuanto mas extremas y contrastantes las imagos tano menos
exitosa sea la síntesis y tanto más difícil será mantenerlas. La influencia excesivamente fuerte ejercida por
estos tipos extremos de imagos, la intensidad de la necesidad de figuras bondadosas opuestas a las
amenazadoras, la rapidez con la cual los aliados pueden transformarse en enemigos, todo eso implica que
el proceso de sintetizar las identificaciones ha fallado.
Este fracaso se manifiesta en la ambivalencia, la tendencia a la ansiedad, la falta de estabilidad, con que
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esta puede ser derrumbada, y la defectuosa relación hacia la realidad característica de los niños
neuróticos.
Cuando comienza el periodo de latencia se incrementan las exigencias de la realidad, el yo hace aun
mayores esfuerzos para obtener una síntesis del superyó, para que sobre esta base se llegue a un
equilibrio entre el superyó, el ello y la realidad.
Esta disociación del superyó en sus identificaciones primarias introyectadas en los diferentes estadios del
desarrollo es un mecanismo análogo a la proyección, con la que esta estrechamente conectado. Creo que
estos mecanismos (disociación-proyección) son un factor principal en la tendencia a la personificación en
el juego. Por medio de ellos la síntesis del superyó puede ser abandonada por el momento y, además,
disminuye la tensión de tener que mantener la tregua ente el superyó como un todo y el ello. El conflicto
intrapsíquico se hace así menos violento y puede ser desplazado hacia el mundo externo. El placer así
obtenido se incrementa cuando el yo descubre que este desplazamiento hacia el mundo externo le
proporciona diversas pruebas reales de que los procesos psíquicos pueden tener un resultado favorable y
puede reducirse la ansiedad.
Cuanto más progresa el análisis tanto menos poderosa es la influencia de las figuras amenazadoras y
tanto mas duradera y fuertemente aparecen en el juego figuras de realización de deseos: al mismo tiempo
hay un incremento proporcional de deseo de jugar y final satisfactorio. Disminuye el pesimismo y aumenta
el optimismo.
Algunos niños solo son capaces de reconocer la realidad relacionándola con las frustraciones recibidas.
En niños neuróticos existe un compromiso, se reconoce una cantidad limitada de la realidad, y se niega el
resto. Al mismo tiempo existe una intensa represión de las fantasías masturbatorias, inhibidas por el
sentimiento de culpa y el resultado de esto es la inhibición del juego y del aprendizaje común en niños
neuróticos.
El juego de niños normales muestra un equilibrio mejor entre la fantasía y la realidad.
En las parafrenias existe una gran represión de la fantasía y alejamiento de la realidad. En niños
paranoicos la relación con la realidad esta subordinada a las vividas elaboraciones de las fantasías, el
equilibrio entre ambas se inclina hacia el lado de la irrealidad. Las experiencias representadas por los
niños neuróticos en sus juegos están obsesivamente coloreadas por su necesidad de castigo y su miedo a
un resultado desgraciado.
En cambio, los niños normales son mas capaces de manejar la realidad. Su juego muestra que tienen
mayor poder de influenciar y vivir la realidad de acuerdo con sus fantasías. Además, cuando no pueden
alternar la situación real son mas capaces de soportarla, porque su fantasía mas libre les proporciona un
refugio y porque la mayor descarga que poseen para sus fantasías les da mayores posibilidades de
gratificaciones.
En el juego de niños normales los procesos de personificación y realización de deseos testimonian una
mayor y mas duradera influencia de las identificaciones originadas en el nivel genital. En la medida en que
las imagos se aproximan a los objetos reales, se hace mas marcada la buena relación con la realidad.
Las enfermedades (psicosis y neurosis obsesivas graves) que se caracterizan por una relación perturbada
o desplazada hacia la realidad, son también aquellas en las que la realización de deseos es negativa y se
presentan en el juego personajes sumamente crueles.
La primacía de un superyó terrorífico que ha sido introyectado en los estadios mas tempranos del
desarrollo del yo, es un factor básico en el trastorno psicótico.
El debilitamiento del conflicto o su desplazamiento al mundo externo, por medio de mecanismos de
disociación y proyección, es uno de los principales incentivos para la transferencia y una fuerza propulsora
en el trabajo analítico.
El paranoico posee una rica vida de fantasías, pero el hecho de que en la estructura de su superyó
predominen las identificaciones crueles y ansiógenas, es la causa de que los personajes que inventa sean
negativos y reducibles a rasgos de perseguidores.
En la esquizofrenia falla la capacidad para la personificación y la transferencia, entre otras razones, por el
funcionamiento defectuoso de los mecanismos de proyección. Esto interfiere con la capacidad para
establecer o mantener la relación con la realidad y el mundo externo.
Uno de los fines principales del análisis se logra tomando el analista los roles que en la situación analítica
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le asignan.
La angustia mas intensa y apremiante procede del superyó introyectado en un estadio muy temprano del
desarrollo del yo, y que la supremacía de este superyó temprano es un factor fundamental en la Genesis
de la psicosis.
El análisis de estos estratos disminuye la angustia mas intensa y abrumadora, y abre así el camino para el
desarrollo de las imagos bondadosas originadas en el estadio oral de succión y de ahí para lograr la
primacía genital en la sexualidad y en la formación del superyó.
El duelo y su relación con los estados maniaco-depresivos:
Una parte escencial del trabajo del duelo tal como lo señalo Freud es el juicio de realidad: es necesario un
cierto lapso de tiempo para la realización paulatina del mandato de la realidad, labor que devolvía al yo la
libertad de su libido, desligándola del objeto perdido.
Hay una conexión entre el juicio de realidad en el duelo normal y los procesos mentales tempranos.
El niño pasa por estados mentales comparables al duelo del adulto y son estos tempranos duelos los que
se reviven posteriormente en la vida, cuando se experimenta algo penoso.
El método para que el niño venza estos estados es el juicio de realidad.
El niño experimenta sentimientos depresivos que llegan a su culminación antes, durante y después del
destete. Este es un estado mental en el niño que denomino “posición depresiva”. El objeto del duelo es el
pecho de la madre y todo lo que el pecho y la leche han llegado a ser en la mente del niño: amor, bondad,
y seguridad. El niño siente que ha perdido todo esto y que esta perdida es el resultado de su incontrolable
voracidad y se sus propias fantasías e impulsos destructivos contra el pecho de la madre.
Otros dolores en relación con esta perdida inminente surgen de la situación edipica que se instala tan
tempranamente y que esta relacionada con las frustraciones del pecho que en sus comienzos esta
dominada por impulsos y temores orales.
La agresión fantaseada contra hermanos a los que se ataca en el interior del cuerpo de la madre hacen
también surgir sentimientos de culpa y perdida.
El dolor y la preocupación por la pérdida temida de los “objetos buenos”, es decir, la posición depresiva, es
la fuente mas profunda de los conflictos dolorosos en la situación edipica, así como en las relaciones del
niño con su medio ambiente en general.
En el desarrollo normal estos sentimientos de dolor, aflicción y temores se vencen mediante varios
métodos.
junto con la relación del niño, primero con su madre y pronto con el padre y otras personas, se produce el
proceso de internalización.
El niño al incorporar a sus padres los siente como personas vivas dentro de su cuerpo, del modo concreto
en que el experimenta estas fantasías inconscientes. Ellas son, en su mente, objetos internos.
Así se edifica un mundo interno en la mente del niño, correspondiendo a las experiencias reales y a las
experiencias del mundo exterior, aunque alterado por sus propias fantasías e impulsos. Si lo que lo rodea
al niño es un mundo de personas en paz unas con otras y con su yo, resulta de esto una integración, una
armonía interior y un sentimiento de seguridad.
Hay una constante interacción entre las ansiedades relacionadas con la madre externa y las que se
relacionan con la madre interna.
Los métodos usados por el yo para tratar con estos dos grupos de ansiedades también se relacionan.
En la mente del niño la madre interna esta ligada a la madre externa de la que es un doble, aunque
alterado por los procesos de internalización; su imagen esta influida por sus fantasías y por los estímulos y
experiencias internas de toda clase.
Cuando las situaciones externas se internalizan, se hacen dobles de las situaciones reales y son luego
alteradas por las mismas razones.
El hecho de que estos objetos internalizados, personas, cosas, situaciones y acontecimientos se haga
inaccesible a la observación exacta del niño y a su discernimiento y no pueda ser verificado por los medios
de percepción de que dispone en relación con el mundo externo, tangible y palpable, tiene una gran
importancia en la naturaleza fantaseada de su mundo interno.
Las dudas, incertidumbres, y ansiedades actúan en el niño pequeño como un continuo incentivo para
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observar los objetos del mundo externo y adquirir seguridad sobre ellos.
Las ansiedades son importantes como impulsoras de intereses y sublimaciones, pero si son excesivas
pueden interferir o detener el desarrollo normal.
La madre que el ve, la madre real, le da así pruebas continuas de cómo es la interna.
La extensión en la que la realidad externa es capaz de refutar ansiedades y penas en relación con la
realidad interna varia en cada individuo, pero puede ser tomada como un criterio para juzgar la normalidad.
En niños que están en tal forma dominados por su mundo interno que sus ansiedades no pueden ser
refutadas y contrarrestadas aun por los aspectos agradables de sus relaciones, son inevitables serios
trastornos mentales.
Todas las alegrías que el niño vive a través de su relación con la madre son pruebas para el de que los
objetos amados, dentro y fuera de su cuerpo, no están dañados y no se transformaran en personas
vengadoras. El aumento de amor y confianza y la disminución de los temores a través de experiencias
felices, ayuda al niño, paso a paso a vencer su depresión y sentimiento de perdida (duelo).
Las experiencias desagradables y la falta de experiencias gratas, en el niño pequeño, aumenta la
ambivalencia, disminuye la confianza y la esperanza y confirma sus ansiedades sobre la aniquilación
interna y la persecución externa; además lentifica y a veces detiene permanentemente el proceso
beneficioso a través del cual, a la larga, se logra una seguridad interior.
En el proceso de adquisición de conocimientos cada nueva experiencia debe ajustarse a los moldes
suministrados por la realidad psíquica que prevalece en el momento; y al mismo tiempo la realidad
psíquica, del niño esta influida gradualmente por cada paso en el conocimiento progresivo de la realidad
exterior.
Todo niño experimenta ansiedades que son de contenido psicótico, y la neurosis infantil es el medio
normal de tratar y modificar estas ansiedades.
La posición depresiva infantil es la posición central en el desarrollo del niño. En la neurosis infantil se
expresa las primeras posiciones depresivas, se elaboran y gradualmente se superan; y esta es una parte
importante del proceso de organización e integración, la cual, junto con el desarrollo sexual caracteriza los
primeros años de vida.
Normalmente, el niño pasa a través de una neurosis infantil y entre otros acontecimientos llega paso a
paso a una buena relación con la gente y con la realidad.
Una buena relación con el mundo depende del éxito logrado en la lucha contra el caos interior y en haber
establecido con seguridad objetos buenos internos.
En el niño los procesos de introyección y proyección, ya que son dominados por la agresión y ansiedades,
conducen a temores de persecución de objetos terroríficos, a estos miedos se le agrega el temor a la
perdida de los objetos amados y es así como surge la posición depresiva.
La introyección de todos los objetos amados hace surgir la preocupación y el dolor por temor de que estos
objetos puedan ser destruidos.
Existen dos grupos de temores, sentimientos y defensas, que no obstante su variación y el estar ligados
los unos a los otros, pueden aislarse unos de otros.
Los sentimientos y fantasías del primer grupo son persecutorios y están caracterizados por temores
relacionados con la destrucción del yo por perseguidores internos. La defensa contra estos temores es
predominantemente la destrucción de los perseguidores por métodos secretos y violentos.
Los sentimientos del segundo grupo son de pena e inquietud por los objetos amados. La persecución por
objetos malos y el penar por los objetos amados constituyen la posición depresiva.
Cuando surge la posición depresiva, el yo esta forzado a desarrollar métodos defensivos que se dirigen
contra el penar por el objeto amado. Esto es fundamental en la total organización del yo.
Las fluctuaciones entre la posición depresiva y la maniaca son parte esencial del desarrollo normal. El yo
esta conducido por las ansiedades depresivas a construir fantasías omnipotentes y violentas, con el
propósito de controlar y dominar los objetos malos, peligrosos y para salvar y restaurar los objetos
amados. Desde el comienzo mismo, estas fantasías omnipotentes, tanto las destructivas como las de
restauración, estimulan todas las actividades, intereses y sublimaciones del niño, y entran en ellos.
La idealización es una parte esencial de la posición maniaca y esta ligada con la negación. Sin una
negación parcial y temporaria de la realidad psíquica, el yo no podría soportar el desastre por el que el
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proximidad física a la madre durante la alimentación lo ayuda a superar la añoranza de un estado anterior
perdido, alivia la ansiedad persecutoria y fortalece la confianza en el objeto bueno.
Es característico de las emociones del niño muy pequeño ser extremas y poderosas. El objeto frustrador
es sentido como un perseguidor terrible; el pecho bueno tiende a transformarse en el pecho ideal que
saciaría el deseo voraz de gratificación ilimitada, inmediata e incesante. De esta manera, se origina la
sensación de que hay un pecho perfecto, inagotable.
Otro factor que interviene en la idealización del pecho bueno es la fuerza del temor a la persecución del
lactante; esto crea la necesidad de ser protegido contra los perseguidores y por lo tanto viene a
incrementar el poder de un objeto totalmente gratificador. El pecho idealizado constituye el corolario del
pecho perseguidor; y en la medida en que la idealización deriva de la necesidad de protección contra los
objetos perseguidores, es un medio de defensa contra la ansiedad.
El ejemplo de la gratificación alucinatoria puede ayudarnos a comprender como se realiza el proceso de
idealización. En este estado, la frustración y la ansiedad de diversos orígenes quedan suprimidas, se
recupera el pecho externo perdido y se reactiva la sensación de tener el pecho ideal en el interior.
El bebe alucina el añorado estado prenatal. Pero como el pecho alucinado es inagotable, la voracidad
queda momentáneamente satisfecha. (pero tarde o temprano, la sensación de hambre vuelve al bebe al
mundo externo, y entonces la frustración es nuevamente vivenciada).
En la alucinación de realización de deseos, varios mecanismos y defensas fundamentales entran en juego.
Uno de ellos es el control omnipotente del objeto interno y externo, porque el yo asume la posesión total
de ambos pechos, interno y externo. En la alucinación, el pecho perseguidor es mantenido bien separado
del pecho ideal, y la experiencia de ser frustrado de la de ser gratificado.
La negación en su forma extrema lleva hasta el aniquilamiento de cualquier objeto o situación frustradores,
y está ligada al fuerte sentimiento de omnipotencia que prevalece en los primeros estadios de la vida.
Estos procesos también intervienen, en la idealización.
Parecería que el yo primitivo también emplea el mecanismo de aniquilamiento de un aspecto escindido y
apartado del objeto y de la situación en otros estados además de las alucinaciones.
El grado en que el yo mantiene separados los dos aspectos varia en diferentes estados y de esto depende
que el aspecto negado sea sentido o no como si hubiera desaparecido.
Cuando la ansiedad persecutoria es menos intensa, la escisiones es de menor alcance, y por lo tanto el yo
es capaz de integrarse y sintetizar en cierta medida los sentimientos hacia el objeto.
Estos pasos hacia la integración solo se producen si, en ese momento, el amor hacia el objeto predomina
sobre las pulsiones destructivas.
La tendencia del yo a integrarse puede considerarse como una expresión del instinto de vida.
Durante los primeros meses de vida, esos estados de integración son de corta duración. En este estadio,
la capacidad de integración del yo es naturalmente muy limitada aun y a ello contribuye la fuerza de la
ansiedad persecutoria y de los procesos de escisión, que se hallan en su apogeo. Paralelamente al
crecimiento, las experiencias de síntesis, y, por lo tanto, de ansiedad depresiva, se hacen mas frecuentes
y duraderas; todo esto forma parte del progreso en la integración.
Con el progreso en la integración y la síntesis de emociones contrastantes hacia el objeto, la libido llega a
mitigar las pulsiones destructivas.
Esto, sin embargo, conduce a una disminución efectiva de la ansiedad, lo cual constituye una condición
fundamental del desarrollo normal.
Los tempranos métodos de escisión influyen fundamentalmente en la forma en la que se lleva a cabo la
represión, en un estadio algo ulterior; y esto a su vez determina el grado de interacción entre lo consciente
y lo inconsciente.
El pecho bueno, introyectado en situaciones de gratificación y felicidad, llega a ser, parte vital del yo y
fortalece su capacidad de integración. Este pecho, fortalece la capacidad de amar del bebe y la confianza
en sus objetos y situaciones buenos y es por lo tanto una fuente esencial del reaseguramiento contra la
ansiedad.
Pero el objeto bueno llena estas funciones solamente si es sentido como no dañado, lo cual implica que
haya sido internalizado con sentimientos predominantes de gratificación y de amor. Estos sentimientos
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Escuela Inglesa, resumen.
Un yo que posee ciertos rudimentos de integración y cohesión y progresa en esa dirección. Realiza
funciones fundamentales como los procesos de escisión y la inhibición de deseos instintivos como
defensas contra la ansiedad persecutoria.
Relaciones de objeto moldeadas por la libido y la agresión, por el amor y el odio, y penetradas por
una parte por la ansiedad persecutoria y por la otra por el corolario de esta: el reaseguramiento que
deriva del objeto bueno.
Introyección y proyección ligadas a la vida de fantasía del lactante y a todas sus emociones, y por
lo tanto objetos internalizados de naturaleza buena y mala.
A medida que el yo adquiere mayor capacidad para tolerar la ansiedad, los métodos de defensa se
modifican paralelamente. A ello contribuye el sentido de realidad y la mayor variedad de gratificación,
intereses y relaciones de objeto.
Durante el segundo trimestre del primer año, ciertos cambios en el desarrollo intelectual y emocional del
bebe se hacen mas marcados. Su relación con el mundo externo se vuelve mas diferenciada. La gama de
sus gratificaciones e intereses se amplia y aumenta su capacidad de expresar sus emociones y de
comunicarse con la gente. Estos cambios observables evidencian el desarrollo gradual del yo.
Progresa la organización sexual del bebe, las tendencias orales, anales y genitales adquieren fuerza.
Existe una confluencia de distintas fuentes de libido y de agresión, que matiza al vida emocional del bebe y
hace aparecer situaciones nuevas de ansiedades; se amplia la gama de fantasías y estas se vuelven más
elaboradas y diferenciadas.
Mientras que cierto grado de integración es condición previa para que el niño pueda introyectar a la madre
y al padre como personas totales, el desarrollo ulterior en la dirección de la integración y síntesis se inicia
al colocarse en primer plano la posición depresiva. Los diversos aspectos de los objetos se unen y esos
objetos son ahora personas totales. Estos procesos de síntesis actúan en la totalidad del campo de las
relaciones de objeto externas e internas. Comprenden los aspectos contrastantes de los objetos
internalizados y de los externos por la otra. El yo se ve llevado a disminuir la discrepancia entre el mundo
externo e interno. Se producen ulteriores progresos en la integración del yo que conducen a una mayor
coherencia.
La ambivalencia es ahora a un objeto total. Aunque el poder de las pulsiones destructivas disminuye, estas
pulsiones son sentidas como un gran peligro para el objeto amado, percibido ahora como persona. La
voracidad y las defensas contra esta desempeñan un importante papel en este estadio, pues la ansiedad
de perder irreparablemente al objeto amado o indispensable tiende a aumentar la voracidad.
El yo inhibe mas y mas los deseos instintivos y esto puede conducir a serias dificultades del bebe para
gustar o aceptar el alimento, y ulteriormente a serias inhibiciones en el establecimiento de relaciones tanto
de afecto como eróticas.
La ansiedad con respecto a la madre internalizada conduce a una mayor identificación con el objeto
dañado, que fortalece el impulso a reparar y las tentativas del yo de inhibir las pulsiones agresivas. Una y
otra vez, el yo utiliza las defensas maniacas.
Idealización, negación, la escisión y el control, alterados en forma y fin, constituyen ahora la defensa
maniaca.
Enfrentado con una multitud de situaciones de ansiedad, el yo tiende a negarlas, y cuando la ansiedad es
máxima, el yo llega hasta a negar que pueda amar al objeto en forma alguna. El resultado puede ser una
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supresión permanente del amor, aparatarse de los objetos primitivos y un incremento de la ansiedad
persecutoria, es decir, una regresión a la posición anterior.
Las tendencias del yo de controlar ciertos objetos externos e internos sufren cambios.
Cuando predomina la ansiedad depresiva, el control de objetos e impulsos es utilizado por el yo con el fin
de prevenir la frustración, impedir la agresión y el consiguiente peligro para los objetos amados. Mantener
a raya a la ansiedad depresiva.
Al mismo tiempo ocurren importantes progresos en el desarrollo del yo, que no solo lo capacitan para
establecer defensas mas adecuadas contra la ansiedad, sino que logran eventualmente una disminución
efectiva de la misma.
La repetida experiencia de enfrentar la realidad psíquica, implicada en la elaboración de la esta posición,
aumenta la comprensión del bebe del mundo externo.
La imagen de los padres se aproxima a la realidad.
Así, cuando el bebe introyecta una realidad externa mas tranquilizadora, mejora su mundo interno, y esto,
mejora la imagen del mundo externo.
A medida que el bebe reintroyecta un mundo externo mas realista y tranquilizador, y establece dentro de si
objetos totales e indemnes se producen progresos esenciales en la organización del superyó.
A medida que se unen los objetos buenos y malos, se produce una asimilación progresiva del superyó por
el yo.
Aparece el deseo de reparar al objeto dañado, y origina deseos y fantasías libidinales.
Parece que no existe ningún aspecto de la vida mental que en los estadios tempranos no sea utilizado por
el yo como defensa contra la ansiedad. También la tendencia a reparar, utilizada en un principio en forma
omnipotente, es transformada en defensa.
La omnipotencia decrece a medida que el bebe adquiere confianza en sus objetos y en sus capacidades
de reparación, siente que todo nuevo logro complace a los que lo rodean y que en esta forma expresa su
amor o compensa el daño hecho por sus pulsiones agresivas.
Cuando aumenta el sentido de la realidad en relación con los objetos, el bebe se vuelve mas capaz de
distinguir entre la frustración impuesta por el exterior y los peligros internos fantaseados.
Esta actitud mas realista frente a la frustración conduce a una mayor capacidad del bebe para restablecer
una buena relación con la madre y otras personas cuando la vivencia de frustración no actúa ya.
Esto conduce a una disminución de la ambivalencia y agresión, lo que permite que el deseo de
reparaciones entre a jugar de lleno.
Si este proceso fue exitoso, gradualmente pierden fuerza la ansiedad persecutoria y los mecanismos
esquizoides, el yo puede introyectar y establecer el objeto total y atravesar la posición depresiva. Pero si el
yo es incapaz de hacer una marcada regresión desde la posición depresiva a la anterior posición esquizo-
paranoide.
Una de mis conclusiones ha sido que existe un lazo estrecho entre la posición depresiva infantil y los
fenómenos del duelo y la melancolía.
La posición depresiva está ligada a cambios fundamentales de la organización libidinal del bebe, pues
durante este periodo el bebe entra en los estadios temprano del CdE positivo y negativo.
Estos estadios tempranos se caracterizan por el importante papel que siguen desempeñando los objetos
parciales en la mente del bebe, mientras se establece la relación con los objetos totales. A pesar de que
los deseos genitales se acercan al primer plano, predomina aun la libido oral. Poderosos deseos orales
incrementados por la frustración vivenciada en relación con la madre se transfieren del pecho materno al
pene del padre. Los deseos genitales se unen a los deseos orales; los deseos del pene paterno están
ligados a los celos de la madre, porque el bebe siente que ésta recibe el objeto codiciado.
Los deseos orales del pene paterno conducen a su internalización, y pasa a desempeñar un papel
importante en el mundo interno del bebe.
La envidia parece ser inherente a la voracidad oral.
Se dirige primeramente hacia el pecho nutricio. A esta envidia primitiva se agregan los celos cuando surge
la situación edipica.
El bebe fantasea que cuando el es frustrado, el padre o la madre gozan del objeto apetecido del que el es
privado, y gozan de el de manera continua. El bebe atribuye a los padres un estado constante de
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Escuela Inglesa, resumen.
gratificación.
A medida que se desarrolla una relación más realista con los padres, el bebe llega a considerarlos como
individuos separados. Estos progresos están ligados a la posición depresiva. El temor de perder a la
madre contribuye a crear la necesidad de sustituirla, respondiendo a esto el bebe se vuelve hacia el padre.
La libido y la ansiedad depresiva son desviadas de la madre en cierta medida, este proceso estimula las
relaciones de objeto y disminuye la intensidad de los sentimientos depresivos. Los estadios tempranos del
CdE positivo y negativo alivian las necesidades del niño y lo ayudan a superar la posición depresiva. Al
mismo tiempo los deseos edipicos implican que la envidia, la rivalidad y los celos son ahora vivenciados
hacia dos personas, a las que se odia y se ama a la vez.
Si el bebe logra establecer el objeto total (durante la segunda mitad del primer año), se habrá llenado una
de las condiciones previas para el desarrollo normal.
La neurosis infantil empieza en el primer año de vida y termina con el periodo de latencia, cuando se logra
la modificación de las ansiedades tempranas.
Los primeros objetos perseguidores son el pecho malo y el pene malo. Estas ansiedades hallan expresión
en las fobias tempranas y afectan la relación del niño con sus padres.
La ansiedad influye en cada etapa del desarrollo libidinal, ya que conduce a la fijación de estados
pregenitales y una y otra vez a la regresión a estos.
En las fluctuantes posiciones del CdE son vivenciadas todas las ansiedades tempranas, pues los celos, la
rivalidad y el odio de estas posiciones, despiertan las ansiedades persecutorias y depresivas.
En el interjuego de progresión y regresión, llegan a dominar las tendencias genitales. La capacidad para
reparar aumenta, se amplían sus alcances y las sublimaciones adquieren fuerza y estabilidad.
Las sublimaciones genitales de la posición femenina están ligadas a la fertilidad. En la posición masculina
el elemento es restaurar o revivir a la madre dañada.
Con el surgimiento de la ansiedad depresiva y particularmente con el comienzo de la posición depresiva, el
Yo se ve llevado a proyectar, desviar y distribuir los deseos y emociones, así como la culpa y la necesidad
de reparar, en nuevos objetos e intereses. Estos procesos constituyen la fuente principal de las
sublimaciones a lo largo de la vida.
La necesidad de externalizar los objetos perseguidores es un elemento intrínseco del mecanismo de las
fobias.
En el segundo año, con el progreso en el desarrollo del Yo, el niño utiliza su creciente adaptación a la
realidad externa y su creciente control de las funciones corporales para poner a prueba los peligros
internos por medio de la realidad externa.
Otro cambio respecto del Yo más integrado es que se ha desarrollado la función de la consciencia, se ha
producido una síntesis de los procesos inconscientes; y es más nítida su separación con lo consciente.
Estos progresos le permiten a la represión desempeñar sus funciones. Uno de sus factores esenciales es
el aspecto censurador y prohibidor del Superyó, las exigencias de éste de mantener fuera de la
consciencia pulsiones y fantasía agresivas, las cumple el Yo que ha progresado en su integración y en la
asimilación del Superyó. Mediante una represión moderada, el inconsciente y la consciencia tienen más
posibilidades de permanecer “porosos” uno con respecto al otro, y por lo tanto las pulsiones y sus
derivados emergen una y otra vez desde el inconsciente y son sujetos por parte del Yo a procedimientos
de selección y rechazo.
Los cambios del periodo de latencia son: la relación con los padres es más segura; los padres
introyectados se asemejan más con los padres reales; sus normas y prohibiciones son aceptadas e
internalizadas y la represión de deseos edípicos es más eficaz.
Las defensas maniacas – Profes
El Yo incipiente del niño se ve atormentado por las reiteradas experiencias de ansiedad suscitadas en la
relación con el objeto y por la acción de la pulsión de muerte; será mediante los mecanismos de
introyección y proyección que tales experiencias serán sentidas tanto, en el mundo externo como en el
mundo interno, estableciéndose relaciones con los objetos buenos y malos.
Cuando la dinámica de la posición esquizoparanoide está en su apogeo, con el predominio de la decisión y
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Escuela Inglesa, resumen.
tras la persecución sentida por el Yo ante el miedo al objeto malo, los mecanismos defensivos
(omnipotencia, idealización, negación y control) tendrán como objetivo mantener separados el objeto malo
del objeto bueno, este apartamiento implica que el objeto malo no podrá destruir al objeto bueno y
tampoco al propio Yo; lo que le permite al Yo hacer experiencias tranquilizadoras.
Proyección e introyección preservan al Yo y al objeto bueno alejándolos del objeto malo, dándose la
expulsión o la incorporación de uno a otro para conseguir mantener a raya a la ansiedad. Ambos
mecanismos funcionan a modo de estructurantes del psiquismo, la introyección del objeto bueno formará
el núcleo del Yo y, el objeto idealizado y el objeto malo incorporados conformarán el núcleo del Superyó.
El estado emocional de la posición depresiva conmociona al niño, dándose nuevamente la escisión
característica de la posición anterior con el inminente miedo a ser destruido tanto el Yo como el objeto
bueno por el arrasamiento de la agresividad.
Las defensas maniacas se presentan como una posibilidad que tiene el niño, que si bien obturan su
crecimiento psicológico, implican hacer de soporte frente a un mundo interno sentido en peligro y destruido
para siempre. Dichas defensas están basadas en el sentimiento de omnipotencia, prevaleciendo la
negación de la realidad psíquica. Se defiende de ésta al revertir el estado anímico propio de la depresión e
instalándose la excitabilidad y la sobreactividad propia de un estado maniaco, como así también negando
la causa de reparación. Se utiliza el control para dominar a todos sus objetos introyectados, el yo se
desentiende del miedo y supone que podría devolverle la vida inmediatamente a los objetos.
Simultáneamente la idealización tiene lugar a partir del proceso por el cual Yo e Ideal del Yo coinciden, se
da entonces la identificación del Yo a ese objeto ideal que sostiene la triada de sentimientos: control,
triunfo y desprecio, por tanto, los objetos son menospreciados, humillados y torturados.
Una vez que el Yo, consolidado su proceso de integración, ha sido capaz de introyectar un objeto total y su
relación con las personas ha mejorado, está en condiciones de darse cuenta del daño causado por su
sadismo, poniendo en marcha una reparación genuina ante el objeto. Dependerá de los mecanismos
utilizados por el Yo, tales como la sublimación, simbolismo y reparación, poder lograr un aumento de su
amor y confianza para vencer la depresión y el sentimiento de pérdida.
Ideas sobre el proceso de simbolización – Profes
El concepto de simbolismo implica el acceso al mundo simbólico, que es una pieza fundamental de
humanización. Klein lo vincula con la sublimación y con la transformación de la ansiedad. De no
establecerse la posibilidad de simbolizar, se producen cuadros psicopatológicos graves.
Las emociones y fantasías vinculadas a los objetos del mundo interno son desplazadas hacia el mundo
externo, los objetos del mundo externo adquieren valor simbólico gracias al desplazamiento empujado por
la angustia, hacia el mundo externo se convierte en objeto de la fantasía inconsciente.
El reconocimiento de la totalidad del objeto da lugar a la existencia de otros objetos, lo que permite
establecer relaciones de semejanzas y diferencias, posibilidades que se dan junto con el establecimiento
de un nivel intuitivo del espacio-tiempo, dado por la categoría de ausencia.
Los mecanismos simbólicos refieren a la posibilidad por parte del Yo de inhibir un impulso y su fantasía
que irían dirigidos a un objeto A para desplazarlos a un objeto B.
Para que se de este mecanismo es necesario que el Self pueda contener el conflicto con la agresividad y
el deseo de preservar a su objeto de amor.
El reconocimiento de la totalidad del objeto da la posibilidad de que el objeto B pueda ser reconocido como
igual pero diferente al objeto A, estableciéndose la relación de semejanza. Estas posibilidades de un
psiquismo más desarrollado implican un funcionamiento mental enormemente diferente al de la posición
paranoide. En esta posición hay transferencia total de energía, la energía pasa íntegra de una
representación a otra. El objeto es la cosa, prima la identificación proyectiva como mecanismo en que algo
está acá o está allá. No hay elaboración, se está siempre en un mismo tiempo sin cambio.
Al incorporarse el simbolismo surge toda una nueva posibilidad para elaborar las ansiedades, el mundo ya
puede ampliarse.
El simbolismo permite un desgaste elaborativo de la pulsión de muerte.
El Yo podrá adquirir nuevos conocimientos respecto de los objetos y de sí mismo, habrá más y diferentes
relaciones objetales.
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Escuela Inglesa, resumen.
Este estado organizado, que sería una enfermedad si no fuese por el hecho del embarazo, podría
compararse con un estado de replegamiento o disociación, o con una fuga o un trastorno a nivel más
profundo. Una mujer debe estar sana tanto para alcanzar este estado como para recobrarse de él.
Hay muchas mujeres que son buenas madres en todos los demás aspectos y que son capaces de llevar
una vida rica y fructífera pero que no pueden alcanzar esta enfermedad normal, que les permite adaptarse
delicada y sensiblemente a las necesidades de su hijo; o bien lo consiguen con uno de sus hijos, pero no
con los demás. Tales mujeres no son capaces de preocuparse de su propio pequeño con exclusión de
otros intereses, de una forma normal y temporal.
Cuando una mujer tiene una fuerte identificación masculina se encuentra con que le es muy difícil cumplir
con esta parte de su función materna, y la envidia reprimida del pene deja poco espacio para la
preocupación materna. Tales mujeres se encuentran ante la tarea de compensar lo perdido, se encuentran
atrapadas en la necesidad de terapia del pequeño. En vez de madres son terapeutas.
El pequeño tiene:
Una constitución. Tendencias innatas al desarrollo.
Movilidad y sensibilidad. Instintos involucrados en la tendencia al desarrollo con cambios en la
dominancia zonal.
La madre que alcanza el estado óptimo aporta un marco en el que la constitución del pequeño empezará a
hacerse evidente, en el que se desplegarán las tendencias hacia el desarrollo y el pequeño podrá
experimentar las sensaciones que son apropiadas a esta fase precoz de la vida.
Si la madre aporta una adaptación suficiente, la vida del pequeño se ve muy poco perturbada por los
ataques.
Los fracasos maternos producen fases de reacción ante los ataques, y estas reacciones interrumpen la
continuidad existencial del pequeño. Cualquier exceso en tales reacciones produce, no la frustración, sino
la amenaza de aniquilamiento.
La base para la instauración del Yo la constituye la suficiencia de la continuidad existencial no interrumpida
por las reacciones ante los ataques. La suficiencia de la continuidad existencial sólo es posible si la madre
se halla en el estado que les he sugerido. Ya que sólo si la madre se halla sensibilizada podrá ponerse en
el lugar del pequeño y satisfacer sus necesidades, las cuales son corporales, pero paulatinamente pasan a
ser necesidades del Yo.
Empieza a existir una relación yoica entre la madre y el pequeño, relación de la que la madre se recupera,
y a partir de la cuál el niño puede edificar en la madre la idea de una persona.
El fracaso de adaptación materna en la fase más precoz produce la aniquilación del self del pequeño.
En una primera fase, el niño no percibe de ningún modo lo que la madre hace bien, es decir, sus fracasos
no son percibidos como fracasos maternos, sino como amenazas a la autoexistencia personal.
La construcción precoz del Yo es silenciosa. La primera organización del Yo procede de la experiencia de
amenazas de aniquilación que no conducen a la aniquilación, y con respecto a las cuales hay recuperación
repetidas veces. La confianza en la recuperación lleva a un Yo y a una capacidad del Yo para enfrentarse
con la frustración.
Creemos que la madre del bebe es la persona mas idónea para el cuidado de este porque es ella quien
puede alcanzar ese estado de especial preocupación maternal. Pero una madre adoptiva o cualquier mujer
que pueda tener esta enfermedad también puede estar en condiciones de producir una adaptación
suficiente.
Un medio suficiente en la primera fase permite que el pequeño comience a existir, a tener experiencia, a
constituirse un yo personal, a dominar los instintos, y a enfrentarse con todas las dificultades inherentes de
la vida.
Sin una inicial provisión ambiental satisfactoria este Self que es capaz de morir, jamás se desarrolla. La
sensación de realidad se halla ausente.
Si no hay caos, aparece un falso Self que oculta el verdadero Self, que se aviene a las exigencias, que
reacciona ante los estímulos, que se libra de las experiencias instintivas, pero que únicamente estará
ganando tiempo.
Los factores constitucionales se manifiestan en la normalidad, allí donde el medio haya sido el adecuado.
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Escuela Inglesa, resumen.
Allí donde haya habido un fracaso en esta primera fase, el pequeño se ve atrapado en unos primitivos
mecanismos de defensa.
Se registra una divisoria:
Madurez del Yo: las experiencias instintivas refuerzan al Yo.
Inmadurez del Yo: las experiencias instintivas interrumpen al Yo.
El Yo implica una suma de experiencias. El individuo necesita empezar en el medio ambiente
especializado al que me he referido de preocupación materna primaria.
Desarrollo emocional primitivo:
Entre los 5 y los 6 meses, se produce un cambio en los niños, lo que hace que para nosotros nos sea más
fácil que antes referirnos a su desarrollo emocional. Anna Freud da a entender que al niño pequeño le
interesan mas ciertos aspectos del cuidado que recibe que la gente en sí.
Para el autor los pequeños llegan a ser algo a los 6 meses.
Esta fase es una fase muy importante en la cuestión del desarrollo físico, el niño de 5 meses adquiere
capacidad en la medida en que agarra los objetos que ve y se los lleva a la boca. Adquiere la capacidad
para demostrar que comprende que tiene un interior y que las cosas proceden del exterior. Demuestra que
sabe que se ve enriquecido por lo que incorpora y que sabe que puede librarse de algo cuando ha
obtenido lo que de el desea.
Todos estos avances pueden perderse en forma de regresión debido a la angustia.
El pequeño da por sentado que su madre también posee su interior, así empieza a preocuparse por ella y
su cordura y sus estados de ánimo.
Cuando un ser humano siente que es una persona relacionada con los demás ya ha pasado el estado de
desarrollo primitivo.
Si hay una fase importante entre los 5 y los 6 meses, también alrededor del nacimiento. Hay grandes
diferencias que son observables si el bebe es prematuro o posmaturo.
Al finalizar los 9 meses, el pequeño esta maduro para el desarrollo emocional. Si es posmaturo habrá
alcanzado esta fase dentro del vientre; si es prematuro no alcanzara esta fase hasta que haya alcanzado
la edad en que debería haber nacido.
El desarrollo emocional precoz del niño, antes de que se reconozca a si mismo es importante: aquí están
las claves de la psicopatología de la psicosis.
Hay 3 procesos que empiezan pronto: la integración, la personalización y la comprensión (apreciación del
tiempo, del espacio y otras propiedades de la realidad).
La personalidad no esta integrada y en la desintegración regresiva existe un estado primario al que
conduce la regresión.
Postulamos una no integración primaria.
La desintegración de la personalidad constituye una afeccion psiquiátrica.
El estado primario no integrado provee una base para la desintegración. La integración comienza con la
vida.
El pequeño que no haya dispuesto de una persona que recoja sus fragmentos empieza con desventaja su
tarea de autointegración y tal vez no pueda cumplirla.
La tendencia a integrarse se ve asistida por dos series de experiencias: la técnica de los cuidados
infantiles y las experiencias instintivas que tienden a reunir la personalidad en un todo partiendo desde
dentro.
En la vida del niño normal hay periodos en los cuales no le importa ser una serie de fragmentos, siempre y
cuando alguna que otra vez sean reunidos y sienta que es algo.
Gradualmente serán reunidos los fragmentos que llamara madre (las caras vistas, los olores y los
sonidos).
El estado psicótico de no integración tuvo un lugar natural en una de las fases primitivas del desarrollo
emocional del individuo.
Es importante el desarrollo del sentimiento de que la persona de uno se halla en el cuerpo propio. Tambien
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Escuela Inglesa, resumen.
es la experiencia instintivas y las repetidas y tranquilas experiencias del cuidado corporal lo que va
constuyendo la personalización satisfactoria.
De la no integración, nacen estados que se llamaran disociaciones, que aparecen debido a que la
integración es incompleta o parcial. Al principio el pequeño no sabe que la madre que el esta edificando a
través de sus experiencias tranquilas es lo mismo que la potencia que se halla detrás de los pechos que
pretende destruir.
La disociación es un mecanismo de defensa.
La integración es la relación primaria con la realidad externa. Pero es un paso que nunca acaba de darse y
de quedar consolidado.
El bebe siente unas necesidades instintivas y apremiantes acompañadas de ideas predatorias. La madre
posee el pecho y la facultad de producir leche, y la idea de que le gustaría verse atacada por un bebe
hambriento. Estos dos fenomenos solo establecen una relación mutua cuando la madre y el niño viven y
sienten juntos. La madre debe ser tolerante y comprensiva de manera que produzca una situación que
puede convertirse en el primer lazo entre el pequeño y un objeto externo.
El niño acude al pecho cuando esta excitado y dispuesto a alucinar algo que puede ser atacado. El pezón
real hace su aparición y el pequeño es capaz de sentir que eso es lo que acaba de alucinar. Sus ideas se
ven enriquecidas por los datos de la realidad. Y la madre debe seguir dándole este tipo de experiencias.
Al principio la importancia de las madres resulta vital; su tarea es proteger al niño de las complicaciones
que el todavía no puede entender, asi como darle el fragmento del mundo que el pequeño llega a conocer
a través de ella.
Todo fallo de la objetividad se relaciona con un fallo en esta fase de desarrollo emocional primitivo.
Lo subjetivo posee valor pero no puede ser disfrutado salvo paralelamente al objetivo. La fantasia no es
algo que el individuo crea para hacer frente a las frustraciones de la realidad externa.
Al principio es necesario establecer un contacto sencillo con la realidad externa, mediante las
alucinaciones del niño y lo que el mundo presente, con momentos de ilusión para el niño, en los cuales
cree que las dos cosas son idénticas.
Para que en la mente se produzca esta ilusión es necesario que una persona se tome el trabajo de traerle
al niño el mundo de manera constante y comprensible, y de una manera limitada, adecuada a sus
necesidades. El niño no puede existir solo.
Hay una relación objetal que al principio es cruel o despiadada. Estos estados crueles de disociación son
comunes en la primera infancia.
El niño normal disfruta de una relación cruel con su madre, esto se manifiesta en juegos que solo ella es
capaz de tolerar. Sin estos, lo único que puede hacer el niño es ocultar un ser cruel al que dara vida en
estado de disociación.
Desintegrarse significa abandonarse a los impulsos, incontrolados por cuanto actúan por cuenta propia; y
esto evoca ideas de otros impulsos incontrolados dirigidos hacia si mismo.
Una relación objetiva aun mas primitiva, en la cual el objeto actua de manera vengativa, precede a la
verdadera relación con la realidad externa. El objeto es tan parte del ser como lo es el instinto que lo
evoca. En la introversión de origen precoz el individuo vive en este medio circundante que es el mismo. No
hay crecimiento porque no hay enriquecimiento a partir de la realidad externa.
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