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El 20 de junio de 2006, la Ley 28761 declaró el 4 de junio de cada año como el “Día de la

Cultura Afroperuana”, fecha en la que nació Nicomedes Santa Cruz Gamarra, conocido
como el más grande folclorista e investigador de la cultura negra.

Como se sabe, los africanos que llegaron al Perú eran traídos de África Occidental y
trasladados al nuevo mundo a través de los puertos de Cartagena de Indias y Portobelo. Allí
eran bautizados y enviados al puerto del Callao donde eran comercializados dada su
naturaleza jurídica: eran un bien real que podía ser vendido e inclusive embargado a sus
dueños.

Los “negros” estuvieron sometidos a un sistema esclavista en donde realizaron diversos


tipos de trabajo, humillantes, siendo los niños y las mujeres las principales víctimas de
abusos y afectaciones a derechos que en ese entonces no les eran reconocidos. Esta
situación, que perduró por muchos años, ha contribuido a la exclusión social, racismo y
discriminación de la que han sido víctimas históricamente.

Esta realidad fue advertida y reconocida por el Estado en la denominada resolución del
“Perdón Histórico” −Resolución Suprema Nº 10-2009-MIMDES−, la cual constituye un
hito importante en la historia del país, pues en ella se reconoce que el Perú, como la gran
mayoría de las sociedades modernas, se ha edificado sobre la base de múltiples e
inaceptables injusticias. Asimismo, en los considerandos de esta resolución se señala que el
pueblo afroperuano ha contribuido en la lucha por la independencia, la defensa del territorio
nacional y la construcción de la Nación Peruana.

Los afrodescendientes reclaman del Estado peruano una serie de demandas debido a la falta
de reconocimiento del aporte de su cultura y la ausencia de información que permita
conocer su verdadera situación socioeconómica.

No existe una cifra actual y real que permita conocer el número de afroperuanos, su
ubicación y distribución geográfica, ni las condiciones en las que viven. El último registro
oficial que incorporó la variable raza data de 1940. Este señaló que la población
afroperuana representaba el 0.7% del total. La ENCO 2006 señaló que el 1.5% del total de
personas se reconoce afroperuano, los mismos que se concentran históricamente en las
regiones de Tumbes, Piura, La Libertad, Lima, Ica y algunas zonas de Arequipa y Tacna.

Debido a la discriminación racial que afecta de manera sustancial a esta población y que
refuerza su situación de exclusión, es necesario seguir impulsando medidas de prevención y
sanción de estos actos, como acciones afirmativas que logren equiparar las desigualdades
que afectan a esta población. Estos aspectos todavía no han sido convenientemente
atendidos por el Estado.

En ese sentido, la celebración del Día de la Cultura Afroperuana constituye un espacio


fundamental para revertir la invisibilidad en que se encuentra este colectivo y revalorar la
riqueza de su cultura y el patrimonio existente que consolide su identidad. Igualmente, para
resaltar la necesidad de incluir su cultura y aportes en la currícula educativa y contar con
una encuesta especializada que es una demanda urgente, entre otras acciones orientadas a
formular políticas públicas en beneficio de esta población.
Este es un esfuerzo en el que debemos estar comprometidos todos, el Estado y la sociedad
en su conjunto, por un país libre de racismo y toda forma de discriminación, orgulloso de
su diversidad y, del aporte de la cultura afroperuana en la historia de nuestro país.

Hace ocho años, mediante la Ley N° 28761, se instituyó cada 4 de junio, como el “Día de la
Cultura Afroperuana”, fecha escogida en homenaje al gran Nicomedes Santa Cruz, poeta,
decimista, periodista de profesión y folclorista de vocación, reconocido en el año 2002
como digno representante del Patrimonio Cultural de la Nación.

Conocer el legado de sus principales representantes es urgente entre nuestros estudiantes


para afirmar la identidad pluricultural y multiétnica de nuestro país. Evocar la lealtad de
Antonio Oblitas ─prócer de la abolición de la esclavitud─, la eminencia de don José
Manuel Valdez ─primer afroperuano con título de doctor en Medicina y catedrático
universitario─ o el patriotismo de Alberto Medina Cecilia ─conocido como “Grumete
Medina”, miembro del Batallón Constitución que peleó junto a Miguel Grau─, así como el
heroísmo de Catalina Buendía de Pecho en la Guerra con Chile, debe llenarnos de orgullo.

En ese camino se han impulsado muchos esfuerzos, en especial desde las organizaciones
afroperuanas, pero aún no se logrado poner en su real valor su importante aporte en la
construcción de nuestro país. La invisibilidad de la presencia afroperuana en la historia,
afecta también el pleno ejercicio de sus derechos, y junto con ello, deben enfrentar –
además- las principales taras de nuestro pasado reciente: el racismo y la discriminación.

Hoy en día, “negrear” y “cholear” son moneda corriente en el Perú; prácticas frecuentes y
cotidianas que incluso intentan pasar desapercibidas o “encubrirse” bajo otras formas como
las bromas o “chistes”, que reproducen y refuerzan estereotipos y prejuicios hacia un
determinado colectivo.

El racismo vive y se reproduce en el lenguaje, en nuestras categorías mentales, sin tener en


cuenta las graves consecuencias que de ellas se derivan. El racismo y la discriminación
desconocen y niegan derechos, afectan la educación, la salud o el acceso al trabajo; pero,
principalmente, deshumanizan a las personas pues atacan un aspecto esencial de todo ser
humano: su dignidad.

De esa manera, los individuos son juzgados no por sus méritos y acciones sino por los
prejuicios que la sociedad generaliza de manera injustificada, creando barreras económicas,
sociales, culturales y políticas, que mantienen a esta población en condiciones de exclusión
y segregación.

Empero, conviene resaltar que si bien estas conductas se encuentran muy vivas en nuestra
sociedad, cada vez más merecen el rechazo de la ciudadanía, en especial de nuestros
jóvenes, que observan con una mirada más crítica la nocividad de estas prácticas a través de
diversas manifestaciones, en sus ámbitos y espacios de interrelación.

Combatirlas hace necesaria una respuesta integral y articulada del Estado orientada a la
prevención y sanción de estas conductas; y con ello, resulta indispensable la educación. La
discriminación y el racismo tienen como uno de sus orígenes el desconocimiento; lo que se
ignora, no se valora, no interesa, y muchas veces se desprecia. Por eso, los esfuerzos para la
formación de nuestros niños, niñas y adolescentes debe ser una tarea prioritaria del Estado;
debemos educar para el reconocimiento de nuestra diversidad, de nuestras culturas y
tradiciones.

A su vez, necesitamos ciudadanos y ciudadanas empoderadas en el conocimiento de sus


derechos para que los ejerzan de manera efectiva; esto nos exige mecanismos de denuncia
que funcionen, que tengan respuestas oportunas y, que restituyan los derechos vulnerados.
Es imprescindible que seamos conscientes que no hay mejora ni desarrollo posible si
persisten las fracturas sociales que hasta hoy nos dividen; y ante ellos, no podemos
continuar impávidos.

Definitivamente enfrentar el racismo no tiene una fórmula única y, si bien su lucha


constituye una labor fundamental del Estado, nos interpela a todos, pues requiere de un
cambio de actitud constante que nos permita mirar con respeto al otro; comprendiendo,
entendiendo y valorando las diferencias.

En ese esfuerzo los medios de comunicación, como formadores privilegiados de opinión,


tienen un papel fundamental, evitando la difusión de contenidos y un lenguaje que refuerce
estereotipos hacia determinados colectivos, lo que perenniza una situación de exclusión, al
deformar la realidad y afirmar contextos de desigualdad.

Esa labor se encamina en las acciones de prevención en la que todos debemos asumir una
responsabilidad si queremos contribuir a erradicar prácticas racistas en nuestra sociedad.

Tú puedes ser parte del cambio; merecemos una sociedad mejor, respetuosa y orgullosa de
todas sus culturas y diversidad étnica.

Hablar de afroperuanidad es remitirnos a la llegada de los


primeros africanos traídos por los conquistadores españoles a la
zona costera del Perú, desde 1528. Aunque su historia esté
Hoy en día, la vibrante cultura afroperuana del Perú es un hilo importante
en el tejido de la identidad multicultural de nuestro país. Las
celebraciones por el Día de la Cultura Afroperuana permiten, tanto a
locales como extranjeros, ser testigos de la historia, las tradiciones y las
celebraciones (que pueden experimentar de primera mano a lo largo de
todo el mes de junio) que se originaron durante los días de la esclavitud
africana en Perú y se siguen manteniendo hasta el día de hoy.marcada
lamentablemente por la esclavitud, han logrado atravesar las bHoy
se celebra el Día de la Cultura Afroperuana en homenaje aNicomedes Santa
Cruz , un destacado músico que llevó la cultura del Perú por distintos lugares del
mundo.
Desde el año 2006 el Congreso declaró el 04 de junio esta celebración a través de la
ley N° 28761, por lo que el Ministerio de Cultura desarrollará en esta fecha una
serie de acciones orientadas a la visibilización , reconocimiento y generación de
políticas públicas a favor de la población afroperuana.
arreras con una serie de manifestaciones culturales que
actualmente corren por las venas de la propia identidad nacional.

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