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DE TRUJILLO
URGENCIAS MÉDICO
QUIRURGICAS
Urgencias traumatológicas:
Traumatología
2
CONTENIDO
1.1 Introducción
1.2 Epidemiología
1.3 Fisiopatología
2.1 Definición
2.2 Fisiopatología
2.3 Etiología
2.5 Diagnóstico
2.6 Tratamiento
3. TRAUMA DE TÓRAX
4.1 Introducción
4.2 Clínica
5. TRAUMATISMO ABDOMINAL
5.1 Introducción
ANEXO:
-Examen
1.1 Introducción
La médula espinal es una prolongación del sistema nervioso central por la cual el cerebro
envía señales encargadas de regular funciones motoras, sensitivas y del sistema nervioso
vegetativo. Se encuentra protegida en toda su longitud por la columna vertebral; formada por
7 vértebras cervicales, 12 torácicas , 5 lumbares, 5 sacras y 4 coccígeas.
1.2 Epidemiología
1.3 Fisiopatología
La lesión medular se da casi siempre en el contexto del paciente politraumatizado, por lo que
tienen especial importancia las medidas de apoyo vital, aunque esto no nos debe hacer
olvidar la correcta inmovilización del paciente pare evitar agravar, o crear, esta patología.
Tienen especial importancia los últimos ya que con ellos se establece el llamado período de
“Shock medular”, caracterizado por la ausencia de reflejos (Arreflexia) de especial relevancia
debido a que, finalizado este (unas 48 horas después), se pueden encontrar zonas clasificadas
como lesiones completas, que podrían evolucionar a la recuperación en mayor o menor
grado.
Se establecerá el nivel neurológico como el segmento caudal valorado como normal (tanto
sensitiva como motoramente).
Escala ASIA.
Se trata de una clasificación evolutiva del paciente lesionado medular. o ASIA A: lesión
completa distal.
ASIA B: sensibilidad completa pero ausencia de actividad motora por debajo de la lesión
(incluidos segmentos sacros S4-S5).
ASIA C: sensibilidad completa pero déficit motor <3 (no se vence gravedad) distal a la lesión.
ASIA D: sensibilidad completa pero déficit motor >3 (se vence gravedad) distal a la lesión. o
ASIA E: función motora y sensitiva normal.
Realizar inmovilización cervical con collarín tipo Philadelphia y soporte rígido para
inmovilización dorsolumbar.
Realizar un correcto SVB y comenzar con el SVA (control de vía aérea, monitorización y
cuidados hemodinámicos). Tienen prioridad este escalón a cualquier exploración
complementaria. Este apartado se encuentra desarrollado con detalle en el manejo del
paciente politraumatizado.
2.1 Definición
Temperatura > de 38ºC que aparece con frecuencia en el periodo postoperatorio y que en
muchas ocasiones suele ser proporcional al trauma quirúrgico, siendo habitual que se
presente tras procedimientos quirúrgicos mayores.
2.2 Fisiopatología
2.3 Etiología
2.5 Diagnóstico
2.6 Tratamiento
Se estima que 25% de las muertes por trauma son consecuencia de lesiones torácicas y que
éstas contribuyen la mitad de la mortalidad general por trauma. Además, se calcula que por
cada persona que muere por trauma hay tres lesionados, lo cual se traduce en un gran costo
económico, moral y social.
La incidencia de lesiones del tórax por trauma cerrado es de 4%, mientras la de las lesiones
penetrantes es del orden de 96%.
En el trauma se presentan tres picos de mortalidad: uno, inicial, se da en los primeros minutos
luego del trauma, el cual aporta un 50% de la mortalidad global; un segundo pico ocurre en
las 3 horas siguientes al trauma, y contribuye en un 20%; y un tercer pico corresponde a la
mortalidad tardía, que aporta un 30% Se ha considerado la primera hora luego del trauma
como el “periodo de oro”, durante el cual, con un manejo adecuado, rápido y oportuno, se
puede reducir la mortalidad en el segundo y tercer pico de la distribución trimodal de la
mortalidad por trauma.
El trauma abierto o penetrante corresponde a una lesión que viola la integridad de los tejidos;
en el caso del trauma de tórax se define como lesión que atraviesa la pleura parietal. Es el tipo
más común en nuestro medio y es causado por heridas por arma blanca y por arma de fuego.
En la herida por arma blanca la lesión se produce únicamente en el trayecto que compromete
El trauma cerrado o contundente resulta de la aplicación de energía sobre los tejidos, lo cual
los lesiona, sin violar su integridad. La lesión se produce por mecanismos de dispersión de la
energía cinética, compresión y aceleración y desaceleración. Este tipo de trauma se asocia con
la mayor mortalidad en los Estados Unidos, y es causado principalmente por accidentes de
tránsito.
El manejo inicial de todo paciente traumatizado se debe cumplir en todos los pacientes con
trauma de tórax. La valoración sistemática más adecuada es la que describe el ATLS
(Advanced Trauma Life Support) del American College of Surgeons, método que permite
realizar una valoración rápida y precisa, con un orden para atender las prioridades a fin de
controlar en forma efectiva las lesiones que podrían llevar a la muerte del paciente.
El orden es el siguiente: revisión primaria rápida, resucitación de las funciones vitales, revisión
secundaria más detallada y, por último, inicio del manejo definitivo y la consideración de
transferencia.
REVISIÓN PRIMARIA
Es una valoración rápida de las funciones vitales y se basa en el ABC del programa ATLS del
Colegio Americano de Cirujanos:
Debe ir de manera paralela con la revisión primaria, para actuar y solucionar los problemas
que se presentan en cada uno de los punto del ABC; se identifican 5 entidades que se
relacionan con el trauma de tórax y que se deben diagnosticar y tratar rápidamente porque
amenazan de manera aguda la vida del paciente: neumotórax a tensión, neumotórax abierto,
tórax inestable, hemotórax masivo y taponamiento cardiaco. Además, se debe considerar la
posibilidad de realizar una toracotomía de reanimación.
REVISIÓN SECUNDARIA
Consiste en una valoración completa del paciente mediante examen físico completo,
incluyendo la búsqueda de 8 lesiones que pueden ser potencialmente letales e importantes
de manejar: neumotórax simple, hemotórax, contusión pulmonar, lesiones del árbol
traqueobronquial, trauma cardiaco cerrado, ruptura traumática de la aorta, lesión traumática
del diafragma y heridas transmediastinales.
Radiografía de tórax
Es el método más sencillo y de mayor utilidad diagnóstica en la valoración del paciente con
trauma de tórax. Debe ser solicitada en todo paciente con trauma de tórax y en todo paciente
En las lesiones leves del tórax el examen físico puede ser normal, mientras la radiografía de
tórax muestra anormalidades que requieran algún tipo de tratamiento; la radiografía de tórax
inicialmente puede presentar alteraciones leves, las cuales se hacen más marcadas con la
evolución, llegando a ser de valor pronóstico a las 24 horas.
En pacientes con heridas precordiales que hagan sospechar una herida cardiaca, es
procedente iniciar la toracotomía de urgencia (en las salas de urgencias o en el quirófano), y
no perder tiempo precioso con radiografías u otros métodos imagenológicos.
Las siguientes lesiones son bien demostradas en la TAC: fracturas costales y del esternón,
luxaciones esternoclaviculares, estado de las vértebras, pequeñas colecciones, neumotórax
pequeños, contusión pulmonar y hernia visceral por lesión diafragmática. La TAC con medio
de contraste permite el estudio de las estructuras vasculares, y es de gran utilidad en el
diagnóstico de la ruptura traumática de la aorta.
Electrocardiograma
La ecocardiografía está indicada en lesiones del corazón, tanto penetrantes, en las cuales se
demuestra liquido en el pericardio, como cerradas (contusión miocárdica), en las cuales se
debe estudiar tanto la anatomía como la funcionalidad del miocardio.
Está indicada en paciente estables con una lesión penetrante en la zona precordial, o en el
paciente con sospecha de contusión miocárdica y anormalidades persistentes en el
electrocardiograma o con hipotensión inexplicada.
Una valoración mucho más rápida del traumatismo de tórax se logra mediante la realización
de la ecografía por parte de cirujanos en los servicios de urgencia; se han demostrado buenos
resultados, con especificidad del 97% y sensibilidad del 100% en la valoración de trauma
penetrante precordial, así como en el diagnóstico de hemotórax.
Videotoracoscopia
Broncoscopia
Se utiliza en pacientes con posible lesión de la vía aérea, hemoptisis, trauma por inhalación y
escapes aéreos, además del tratamiento de atelectasias.
Aproximadamente 85% de las lesiones del tórax se manejan de manera simple, y únicamente
15% requieren intervención quirúrgica. La cirugía solamente está indicada en sangrados
masivos o persistentes, escapes de aire masivos o persistentes, lesiones traqueo-bronquiales,
perforación esofágica, lesión cardiaca, lesión de diafragma, algunos tipos de fracturas, lesión
de grandes vasos y problemas tardíos como el empiema postraumático. Algunas de las
lesiones torácicas que pueden poner en peligro la vida del paciente se tratan de manera
sencilla mediante el control de la vía aérea, la colocación de un tubo de tórax o de una aguja
para drenar un neumotórax a tensión.
Neumotórax a tensión
Neumotórax abierto
Se denomina también lesión aspirante del tórax. Se instaura cuando en la pared de la caja
torácica ocurre un defecto mayor de 2/3 del diámetro de la tráquealo que lleva a igualar las
presiones de la pleura y del exterior, aboliendo en el tórax la presión negativa necesaria para
una ventilación efectiva. Se produce colapso del pulmón y movimiento de vaivén del
mediastino, todo lo cual conduce a hipoxemia y shock.
En su manejo no se debe hacer una oclusión inicial total del orificio por el peligro de
convertirlo en un neumotórax a tensión; más bien se construye una válvula unidireccional de
escape de aire (Tabla 1). Posteriormente se coloca un tubo de toracostomía que se conecta a
drenaje cerrado, y una vez comprobada su adecuada posición mediante radiografía de tórax,
se procede con el manejo de la herida; si el defecto es grande, puede ser necesaria la
reconstrucción de la caja torácica
Tórax inestable
Hemotórax masivo
Taponamiento cardiaco
Beck describió la tríada para el diagnóstico: hipotensión, velamiento de los ruidos cardiacos e
ingurgitación de las venas del cuello, signos que se observan apenas en menos de la mitad de
los pacientes con taponamiento; otros pacientes se pueden presentar asintomáticos.
El área precordial, la cual ha sido denominada como el “triángulo de la muerte”, va desde las
clavículas, bajando por las líneas medioclaviculares hasta el epigastrio. Todas las lesiones
penetrantes en esta localización se denominan heridas precordiales y en todo paciente
afectado se debe descartar una lesión cardiaca.
1. Paciente estable.
Neumotórax simple
Es la lesión más común luego de trauma penetrante, y se produce por una pérdida de la
continuidad del parénquima pulmonar o de la caja torácica, con entrada de aire al espacio
pleural; se puede presentar también en casos de trauma cerrado por ruptura de los alvéolos,
por incremento de la presión intratorácica, por desgarro pulmonar por mecanismo de
aceleración y desaceleración o por ruptura del parénquima por una costilla fracturada.
Se confirma el diagnóstico con una radiografía de tórax, en la cual se demuestra una línea de
neumotórax dada por la pleura visceral yausencia de parenquima pulmonar por encima de tal
línea. El neumotórax se cuantifica por medio de porcentajes relativos al volumen respecto al
volumen de la cavidad torácica. Se maneja mediante la inserción de un tubo de toracostomía
cerrada.
Existe controversia sobre el uso de antibióticos en los pacientes en quienes se coloca tubo de
tórax. Nosotros lo recomendamos en heridas penetrantes, usando una cefalosporina de
primera generación
Hemotórax
Se detecta en la radiografía de tórax cuando se han acumulado más de 300 ml de sangre con
borramiento del ángulo costofrénico o apariencia de líquido en el espacio pleural. El manejo
consiste en el drenaje del espacio pleural, generalmente mediante un tubo de toracostomía;
el sangrado del parénquima se detiene con la expansión pulmonar, la baja presión
intravascular y la alta concentración de tromboplastina tisular. El hemotórax simple es aquel
que no cumple los criterios de hemotórax masivo.
Contusión pulmonar
Los pacientes con contusión pulmonar deben ser hospitalizados para observación cuidadosa y
monitoría respiratoria y cardiovascular. Si la contusión afecta a más del 30% del parénquima,
se maneja en la unidad de cuidado intensivo. Se inicia suplemento de oxígeno para mantener
la PaO >60 mmHg, se controla el dolor y se realiza terapia respiratoria vigorosa. Cuando la
respiración del paciente no es adecuada, se procede con intubación orotraqueal y ventilación
mecánica.
Cuando la lesión es a nivel del cuello, puede presentarse como una herida soplante, con
enfisema y hemoptisis. Si es intratorácica, se añade neumotórax, enfisema mediastinal, y al
colocar un tubo de drenaje del neumotórax hay escape aéreo persistente.
Algunas veces estas lesiones se descubren de manera tardía por una estenosis traqueal o
bronquial que requieren manejo quirúrgico.
Una lesión frecuente en el trauma torácico cerrado es la contusión del miocardio. Resulta de
la transmisión de la presión causada por el trauma, como onda de percusión desde la pared
del tórax hacia el interior. En la práctica, su incidencia es de 10% en el trauma cerrado; sin
embargo, no se conoce su verdadera incidencia por la dificultad en definirla claramente por
medio de los métodos diagnósticos disponibles en la actualidad.
Se debe sospechar contusión miocárdica en pacientes con fracturas costales centrales y del
esternón. Aumenta la sospecha cuando el electrocardiograma señala algún tipo de arritmia,
especialmente supraventricular, complejos aislados o alteración en el segmento ST o en la
onda T. Las enzimas cardiacas no han demostrado ser de gran utilidad en su diagnóstico. La
troponina es más específica; sin embargo, no tiene valor predictivo en cuanto a la aparición
de complicaciones. El ecocardiograma se utiliza en la evaluación anatómica y funcional del
corazón. Demuestra existencia de hemopericarido, zonas aquinéticas o hipoquinéticas del
miocardio y lesiones valvulares. La gamagrafía cardiaca es muy útil, pero sus imágenes sólo se
hacen bien definidas después de 24 horas de ocurrido el trauma.
La mayoría de los pacientes muere en el lugar de los hechos; sin embargo, algunos llegan
vivos al servicio de urgencias. Según la historia, si se trata de un trauma de alta cinética con
gran desaceleración, se debe mantener un alto índice de sospecha en cuanto a la existencia
de esta gravísima lesión.
En la radiografía de tórax hay ocho signos de anormalidad que hacen sospechar la ruptura de
la aorta:
• Ensanchamiento mediastinal.
• Desviación de la tráquea.
• Engrosamiento paratraqueal.
Esta lesión aparece descrita en otra guía de esta serie: Lesiones del diafragma.
Son las heridas penetrantes causadas principalmente por proyectil de arma de fuego que
atraviesan el mediastino, donde se pueden lesionar corazón, los grandes vasos, el árbol
traqueobronquial, el esófago y el diafragma.
El paciente que ingresa con inestabilidad hemodinámica debe ser llevado a cirugía
inmediatamente. En el paciente estable es necesario descartar lesión de todas y cada una de
las estructuras mediastinales, con evaluación del pericardio, angiografía, esofagograma,
endoscopia, broncosciopia. La TAC es de buen rendimiento. Este tipo de heridas tiene una
tasa de mortalidad de 20% a 40%.
Se produce por la ruptura de alguno de los vasos de la rica red que irriga la caja torácica,
formando un gran hematoma de localización subcutánea. Se maneja mediante el control del
dolor, pero en algunas oportunidades, cuando es de gran tamaño, se hace necesario
evacuarlo quirúrgicamente y realizar hemostasis.
Fracturas costales
Son las lesiones más frecuentes en el trauma de tórax. Se pueden presentar en el trauma
cerrado o en heridas por proyectil de arma de fuego. Su diagnóstico se realiza por medio del
examen físico. Con la palpación se localiza la zona dolorosa y en algunas circunstancias se
encuentra crepitación o signo de la tecla en la costilla afectada. En la radiografía de tórax no
siempre se ven las fracturas, especialmente si no están desplazadas. La radiografía de reja
costal tiene poca aplicación. La gamagrafía ósea es muy útil después de las primeras 24 horas.
Cuando se lesionan las dos primeras costillas se debe sospechar lesión de grandes vasos, y
cuando se fracturan las últimas se debe descartar lesión diafragmática o intraabdominal. En su
manejo, el control del dolor es lo más importante.
Fracturas esternales
Se observan con mayor frecuencia en el trauma cerrado cuando se presenta impacto por el
timón del automóvil. Se debe descartar contusión del miocardio. La mayoría se localizan en el
tercio superior, y el principal hallazgo es dolor a la palpación. Se pueden diagnosticar
mediante radiografía lateral del esternón o gamagrafía ósea. Se deben llevar a cirugía
tempranamente para fijación con alambres.
Las fracturas escapulares son muy raras y están asociadas con trauma de alta cinética. Su
manejo es similar al de la fractura de la clavícula.
Se observa con mayor frecuencia en trauma penetrante; la lesión puede producir sangrado
del pulmón y escape aéreo en el espacio pleural. En la mayoría de los casos el problema se
soluciona colocando un tubo de drenaje del tórax. En algunas oportunidades, cuando la
laceración es grande, es necesario llevar el paciente a cirugía. La tractomía o pulmonotomía
se ha utilizado para controlar la hemorragia y los escapes de aire. Algunos casos requieren
resección pulmonar anatómica.
Quilotórax masivo
Se produce por lesión del conducto torácico que puede ocurrir tanto en el trauma cerrado
como en el trauma penetrante. Se manifiesta entre el 2º y el 10º días luego del accidente, y se
sospecha por la salida de material lechoso por el tubo de toracostomía; se confirma el
diagnóstico con la medición de triglicéridos, cuya concentración aparece por encima de 110
mg/dL. El manejo inicial se hace con supresión de la vía oral e instalación de nutrición
parenteral total. Con esta medida se consigue disminución progresiva del drenaje, hasta que
cesa. Cuando el drenaje continúa en niveles altos, el paciente debe ser llevado a cirugía para
ligadura del conducto torácico.
Trauma de esófago
El trauma cerrado y el penetrante son causas raras de lesión esofágica, en virtud de que este
órgano se encuentra protegido atrás por las vértebras y a que cuando la lesión por trauma
penetrante se produce por vía anterior, afecta órganos vitales como los grandes vasos y,
habitualmente, estos pacientes no llegan vivos a los servicios de urgencias.
Esta lesión aparece descrita en otra guía de esta serie, Trauma de esófago.
4.1 INTRODUCCIÓN
Se entiende por fractura (fx) de huesos largos la existencia de una solución de continuidad del
húmero, radio, cúbito, fémur, tibia o peroné.
4.2 CLÍNICA
Anamnesis: indagar sobre el mecanismo lesional y su intensidad (relato del traumatismo: tipo
y gravedad de la lesión), antecedentes médicos y del aparato locomotor (lesiones previas,
movilidad y autonomía).
Medidas generales:
d) Antibioterapia: en fracturas abiertas (> 1 cm o más graves): triple terapia con cefuroxima
750 mg iv/8 h + gentamicina 80 mg iv/12 h + metronidazol 1.500 mg iv/24 h, durante 7 días.
En fracturas cerradas con gran atricción muscular o en fracturas abiertas de < 1 cm:
amoxicilina/clavulánico, durante 3 a 5 días/1 g iv/8 h.
Húmero proximal: caída con contusión directa sobre el hombro. Tratamiento conservador:
cabestrillo de aproximación al tronco. Tratamiento quirúrgico: si incongruencia articular, con
minución o gran desplazamiento que implique riesgo de pseudoartrosis. Complicaciones:
limitación de la movilidad residual, hematoma en anticoagulados, lesión del nervio circunflejo
(sensibilidad lateral del hombro) o arteria axilar (raros). Solicitar placa anteroposterior y
transtorácica.
Diáfisis humeral: caída con brazo en extensión, traumatismo directo o torsión (echando un
pulso: fractura espiroidea). Tratamiento conservador: férula en U de yeso u ortesis tipo Brace.
Húmero distal: traumatismo directo en flexión del codo o caída sobre mano con codo en
extensión. Las fx de la región supraintercondílea habitualmente son quirúrgicas por su
angulación y afectación articular. Valorar siempre pulsos distales y explorar los tres nervios
principales (radial, mediano y cubital), antes y después de cualquier manipulación. Las fx del
epicóndilo y epitrócea, más frecuentes en niños, habitualmente se tratan con yeso
braquiopalmar dorsal (90º de flexión del codo y pronosupinación neutra (palma de la mano
frente al abdomen). Indicación quirúrgica: si desplazamiento-avulsión (epitróclea) o
incarceración intraarticular del cóndilo (capitellum).
Olécranon: traumatismo directo y/o tracción brusca del tríceps. Indicación quirúrgica: En caso
de fracturas desplazadas que, por tanto, implican una falta de integridad del tendón del
tríceps. Tratamiento conservador: yeso braquiopalmar dorsal con quasi 90º de flexión del
codo y pronosupinación neutra.
Cabeza radio: caída apoyando la mano con el codo en extensión (la cabeza del radio impacta
sobre el cóndilo humeral). Exploración patognomónica: dolor a la palpación de la cabeza
radial con la pronosupinación. Indicación quirúrgica si escalón articular, con minución o
inestabilidad lateral. Si tratamiento conservador: férula braquiopalmar con 90º de flexión del
codo y pronosupinación neutra. Solicitar radiografía AP-LAT.
Radio distal: junto a la cadera es la fractura más frecuente en los Servicios de Urgencias.
Pacientes de edad con osteoporosis tras caída apoyando la palma de la mano. Según la
desviación del fragmento distal se habla de fx de Colles, la más frecuente (fragmento distal a
dorsal-radial); fx de Goytrand Smith (Colles invertido: fragmento distal a palmar); fx de Rhea-
Barton (fx parcelar dorsal del radio distal que se desvía a dorsal acompañada por el carpo) y fx
de Hutchinson (estiloides radial). El grado de osteoporosis condiciona la con minución y
desplazamiento, y con ello la inestabilidad y repercusión articular que determinan la
indicación quirúrgica. No obstante, siempre se realiza inicialmente una reducción cerrada y
contención enyesada conformada antebraquial/braquiopalmar por parte del especialista. Las
Diáfisis femoral: lesión potencialmente muy grave (posible lesión de importantes vasos-
nervios de la extremidad, sangrado que precisa transfusión, embolia grasa o tromboembolia).
Son siempre quirúrgicas y si es posible de urgencia por riesgo de inestabilidad hemodinámica
(vías periféricaso centrales, control seriado de constantes, evaluación neurovascular e
inmovilización estricta), por lo que es recomendable su asistencia inicial en las unidades de
críticos de los Servicios de Urgencias. En espera de la cirugía, yeso cruropédico
(inguinopédico) posterior con flexión de 15º en rodilla y quasi 90º dorsiflexión de tobillo, o
tracción esquelética transtibial si va a demorarse horas-días.
Fémur distal: en pacientes jóvenes implica alta energía traumática, mientras que en ancianos
con osteoporosis se produce por caídas simples o contusiones directas. Siempre quirúrgicas
por afectación articular de la rodilla y posibles complicaciones vasculares. Frecuente necesidad
de transfusión por sangrado importante. En espera de la cirugía, férula de yeso posterior
cruropédico en 15º de flexión de rodilla y quasi 90º de dorsiflexión de tobillo.
Tibia proximal: caídas desde altura impactando la meseta tibial sobre los cóndilos femorales o
valgos-varos forzados en pacientes osteoporóticos cediendo las mesetas además de los
ligamentos. Fracturas articulares incongruentes (artrosis precoz) por lo que son casi siempre
quirúrgicas. Hemartros que precisa evacuación por punción. En espera de la cirugía férula
posterior cruropédica en 15º de flexión de rodilla y 90º de dorsiflexión de tobillo.
Diáfisis tibial: escasa cobertura de partes blandas, por lo que frecuentemente son abiertas y/o
problemáticas en su consolidación por compromiso de la nutrición ósea desde los tejidos
dañados. Muy frecuentes en jóvenes por accidente de moto. Tratamiento conservador con
yeso suropédico (rodilla-pie) versus cruropédico dependiendo de la proximidad del foco a la
rodilla. Fracturas abiertas, trasnversas o desplazadas precisan tratamiento quirúrgico.
Tibia distal-tobillo: frecuentes con edad media en fumadores y obesos. Deformidad aparente
e impotencia funcional absoluta. Importante reducción suave por tracción axial lo más precoz
posible para minimizar la lesión de partes blandas y riesgo de síndrome compartimental. Son
fx articulares quirúrgicas salvo casos excepcionales (sin desplazamiento). Explorar
sistemáticamente pulsos distales y movilidad, cabeza de peroné (lesión de Maissoneuve a
través de la membrana interósea) y base del 5.º metatarsiano (fx por supinación-inversión
Peroné: se tratan con yeso salvo en caso de afectación articular en tobillo con lesión
ligamentosa medial que implique subluxación lateral tibioastragalina.
Clasificación (Gustilo-Anderson):
IIIB. «Bone expossed» imposible cierre primario. Precisa técnicas de cirugía plástica.
Tipo I tratamiento similar a fx cerradas (lavado, cierre primario y antibioterapia 3 días). Los
tipos II-III precisan lavado, desbridamiento amplio y antibioterapia 7 días.
5. TRAUMATISMO ABDOMINAL
5.1 INTRODUCCIÓN
Todo paciente con traumatismo abdominal ha de ser tratado como un paciente grave a su
llegada a Urgencias.
La causa más frecuente de traumatismo abdominal grave son los accidentes de tráfico. Se
clasifican, según la integridad de la piel, en cerrados y abiertos, los cuales pueden ser
penetrantes o no penetrantes en función de la integridad del peritoneo.
Anamnesis: detalles del accidente, velocidad, daños en los vehículos, tipo de arma. Es
importante obtener datos sobre el mecanismo causal para poder predecir lesiones esperables.
Inspección: identificar heridas, laceraciones, distensión abdominal y contusiones (marcas de
Las principales causas son las heridas por arma blanca, arma de fuego, asta de toro. En el
caso de las heridas por arma de fuego, las lesiones son consecuencia de las heridas que el
En las heridas por arma blanca, si la herida penetra en peritoneo, se indica laparotomía de
urgencia. Si hay evidencia de penetración en cavidad abdominal pero sin datos de lesión
visceral, se puede llevar a cabo una «vigilancia armada». En las heridas por asta de toro, dada
la alta posibilidad de trayectos varios, se indica laparotomía de urgencia. En todos, será
obligado una buena profilaxis antibiótica y antitetánica. Nunca retirar, si no es en quirófano,
un objeto punzante alojado a nivel abdominal por la posibilidad de ocasionar hemorragia.
Traumatismos cerrados
Diagnóstico:
Lesiones del bazo: es el órgano que se lesiona con mayor frecuencia en los traumatismos
abdominales cerrados. Produce desde hematomas subcapsulares contenidos hasta desgarros
o estallido visceral, produciendo hemoperitoneo, a veces masivo. Sospecharlo ante todo
traumatismo abdominal grave, especialmente del hemiabdomen izquierdo. Clínica: dolor,
irritación peritoneal, matidez si hay hemoperitoneo importante, dolor referido en hombro
izquierdo, choque. Diagnóstico: ecografía y/o TC.
Lesiones del hígado: su lesión puede ser muy variada, desde pequeños hematomas
subcapsulares hasta desgarros, estallidos viscerales o rotura de los vasos del hilio,
produciendo hemoperitoneo que puede llegar a ser masivo. Sospechar su lesión también
ante traumatismos torácicos derechos. Clínica: dolor, irritación peritoneal, matidez si hay
hemoperitoneo importante, choque. Diagnóstico: ecografía y/o TC. Tratamiento: según el
grado de trauma hepático (fundamental la TC), desde expectante y de «vigilancia armada» en
UCI hasta laparotomía de urgencia. Tratamiento del choque hemodinámico.
Lesiones del páncreas: ocurre tras lesiones graves por aplastamiento e impactos y compresión
del epigastrio sobre la columna vertebral. Clínica: dolor de características pancreáticas,
irritación peritoneal. Diagnóstico: ecografía y/o TC. Laboratorio (hiperamilasemia).Tratamiento:
suele ser conservador.
Corresponde a la lesión de partes blandas, sin daño específico de alguna de las estructuras de
la articulación.
Síntomas
Aumento de volumen moderado, tanto por edema traumático, como por derrame
articular.
Hemartrosis
Tumores de la sinovial.
Todas estas hemartrosis tienen desde el punto de vista clínico, la característica común de su
instalación rápida.
Cual sea su naturaleza y mientras ésta no sea diagnosticada, el tratamiento se reduce reposo
de la articulación, vendaje suavemente compresivo, calor local, analgésicos; la punción
evacuadora está indicada en dos circunstancias:
a) Casos en los cuales el derrame es de tal magnitud que provoque dolor que puede
llegar a ser intolerable: corresponden a hemartrosis a tensión. Las que ocurren en
las fracturas de la rótula o de los platillos tibiales, son buenos ejemplos de ello.
Junto con las lesiones meniscales, las lesiones de ligamentos o esguinces de la rodilla son las
más frecuentes de producirse en traumatismos de esta articulación. Los ligamentos juegan un
rol muy importante en la estabilidad de la rodilla y por lo tanto su ruptura llevará a una
inestabilidad ya sea aguda o crónica.
La estabilidad de la rodilla está mantenida por elementos anatómicos pasivos, entre los cuales
se encuentran los ligamentos, cuya lesión dará signos de laxitud en distintos planos y
consecuentemente inestabilidad articular, y por otra parte elementos anatómicos activos
representados fundamentalmente por los músculos. De este hecho cabe comprender que una
rodilla puede ser laxa pero estable o, a la inversa, puede ser inestable sin ser laxa.
Del punto de vista funcional las estructuras ligamentosas de la rodilla pueden ser agrupadas
en tres:
Un pivote central formado por el ligamento cruzado anterior (L.C.A.) y el ligamento cruzado
posterior (L.C.P.).
Mecanismo de lesión
2. Mecanismo con rodilla en ligera flexión, varo forzado y rotación interna de la tibia que
provocara una lesión de L.C.A., luego una lesión de L.L.E. y ruptura meniscal interna o
externa.
3. Mecanismo con rodilla en extensión y valgo forzado que provocara una lesión del L.L.I.
y secundariamente una lesión del L.C.A. o del L.C.P.
Cuadro clínico
Será importante averiguar sobre el mecanismo que produjo la lesión, después del cual el
paciente presentará dolor e incapacidad funcional, que pudo acompañarse de un ruido al
romperse el ligamento, o ser seguido de una sensación de inestabilidad o falla a la marcha.
Al examen físico se encontrará una rodilla con dolor, en posición antiálgica en semiflexión,
impotencia funcional relativa a la marcha, con signos de hemartrosis en caso de haber lesión
de ligamentos cruzados, o sin derrame en caso de lesión aislada de ligamentos laterales; el
dolor puede ser más intenso en los puntos de inserción de los ligamentos laterales o en el
eventual sitio de su ruptura y el signo más patognomónico de lesión de los ligamentos
laterales será la existencia del signo del bostezo, ya sea medial o lateral, que debe ser
buscado en extensión completa y en flexión de 30°.
En caso de lesión de los ligamentos cruzados, serán positivos el signo del cajón anterior en
caso de lesión de L.C.A., o del cajón posterior en caso de lesión del L.C.P.; en presencia de una
lesión de L.C.A. aguda, el signo del cajón anterior puede ser negativo y deberá buscarse
simultáneamente el signo de Lachman. Otro signo que puede ser positivo en presencia de
ruptura del L.C.A. es el signo del jerk test o pivot shift.
El diagnóstico inicial es muchas veces difícil, por el dolor y por lo habitual de lesiones
combinadas y asociadas a lesiones meniscales (frecuente la lesión del L.L.I. y menisco interno,
por ejemplo), pero del punto de vista ligamentario, el clínico debiera tratar de precisar si la
lesión afecta a las estructuras periféricas del compartimiento interno o externo, o si afecta a
Tratamiento
Las lesiones del L.C.A. plantean una controversia terapéutica que deberá ser analizada para
cada paciente, considerando su edad, actividad general, laboral y deportiva, y el grado de
inestabilidad de su rodilla; una ruptura de L.C.A. puede ser compensada por los elementos
estabilizadores activos (fundamentalmente musculatura del cuadriceps e isquiotibiales),
especialmente en adultos mayores, de actividad sedentaria. En caso del diagnóstico precoz de
una ruptura de L.C.A. aguda en un paciente joven y deportista, la indicación será la reparación
inmediata, y en éste sentido ha sido de gran utilidad el uso de la técnica artroscópica, tanto
para confirmar el diagnóstico como para intentar la reinserción.
Muy frecuente en hombres jóvenes en plena actividad física y especialmente en deportes que
reúnen caracteres muy típicos como: velocidad, violencia, instantaneidad en los cambios de
movimiento, especialmente aquellos de rotación y abducción y aducción de la rodilla. Son
ejemplos característicos la práctica de fútbol, tenis, esquí, baby-fútbol, etc.
Pero hay que tener en cuenta que no sólo en estas actividades suelen ocurrir lesiones
meniscales. No es infrecuente que también ocurran en accidentes domésticos al parecer de
Etiopatogenia
2. Generalmente violento.
3. Actúa de tal modo, que es la rodilla la que soporta directamente toda la fuerte presión
del traumatismo.
Rodilla en semiflexión; soporta fuertemente el peso del cuerpo con la pierna en valgo
y con rotación externa; pie fijo en el suelo. Es el mecanismo más frecuente y típico en
la clásica "trancada" del jugador de fútbol.
Rodilla en semiflexión, cargando el peso del cuerpo, con pierna en varo y rotación
interna.
Rodilla en hiperflexión y soportando todo el peso del cuerpo, se provoca una brusca
extensión de la articulación. Es el caso en que una persona que, encontrándose "en
cuclillas", se incorpora bruscamente, apoyándose en el pie fijo contra el suelo y
generalmente con la pierna en una posición de valgo.
Es el caso típico en que una persona, generalmente mujer, mayor de edad, que
encontrándose en esas condiciones, se incorpora bruscamente, apoyándose en el pie
fijo contra el suelo.
Anatomía patológica
En el menisco externo, la lesión más frecuente es el desgarro transversal y casi siempre a nivel
del 1/3 medio del cuerpo meniscal.
Sintomatología
Fase aguda
Antecedentes anamnéstico.
Dolor intenso a veces desgarrante.
Limitación funcional, generalmente con rodilla atascada el flexión.
Claudicación.
Puede haber derrame articular. Si el derrame es rápido en producirse, debe pensarse
en una hemartrosis por desgarro del menisco en su inserción capsular.
Este cuadro clínico es muy similar en todos los casos; lo único que varía es la intensidad de los
síntomas.
Examen clínico
Radiografía
Diagnóstico
En este momento, en la mayoría de los casos, sólo se logra determinar que se trata de una
importante lesión de partes blandas; no resulta posible identificar con precisión una lesión
determinada ("rodilla traumática aguda").
Tratamiento
El enfermo debe ser informado del conocimiento que se tiene de su lesión, destacando que
será la evolución y control posterior lo que permitirá la precisión diagnóstica.
Dolor intenso.
Rodilla generalmente flectada.
Cualquier intento de extenderla o flectarla provoca dolor intolerable, generalmente no
se logra desatascar la articulación.
En la mayoría de los casos corresponde en un enfermo con antecedentes sugerentes
de una lesión meniscal; rara vez el cuadro debuta con una atascamiento agudo como
el descrito.
Las maniobras deben ser realizadas con anestesia general, peri-dural, local y sedación.
Fase crónica
Lo habitual es que corresponda a la continuidad del cuadro clínico ya descrito. Así el enfermo
empieza a presentar, semanas o meses después, una serie de síntomas o signos de la más
variada naturaleza, que suelen hacer muy difícil su interpretación:
Examen físico
En general da poca información: atrofia del músculo, derrame articular ocasional, dolor al
presionar la interlínea articular interna o externa.
3. Signo de Steiman: al flectar la rodilla aparece dolor que se desplaza hacia atrás, y
hacia adelante cuando la articulación se extiende.
Ninguno de estos signos son concluyentes de por sí; pueden ser equívocos tanto para
asegurar una lesión como para rechazarla.
Exámenes complementarios
Se quiere de una tecnología perfecta y de una muy buena experiencia semiológica, tanto del
radiológico como del médico tratante. Si todo ello se cumple, la seguridad diagnóstica es
elevada (80 - 90%).
Artroscopía: como método de diagnóstico permite confirmar con casi absoluta seguridad el
diagnóstico, así como de otras lesiones intraarticulares: sinovitis, lesiones cartilaginosas, etc.
Dada la experiencia adquirida con la técnica, habitualmente el cirujano va preparado para
realizar en el mismo acto, el tratamiento definitivo de la ruptura meniscal (meniscectomía
artroscópica) si la lesión es confirmada.
Diagnóstico diferencial
Son muchos los cuadros clínicos que pueden presentarse con síntomas y signos muy
similares:
Hoffitis crónica.
Osteocondritis disecante.
Cuerpos libres intraarticulares (condromatosis articular).
Sinovitis crónica inespecífica.
Disfunción subluxación patelofemoral.
Lesiones ligamentosas.
Artrosis degenerativa.
Simulación y neurosis de renta.
Tumores óseos epifisiarios.
Otros.
Tratamiento
Sin embargo, la meniscectomía no está libre de riesgos; puede ser causa de inestabilidad de
la rodilla y generar una artrosis en el curso de los años.
Técnica
Meniscectomía por artrotomía amplia: Constituye una injuria quirúrgica significativa; acentúa
el dolor post-operatorio, dilata la recuperación funcional, implica riesgo de rigidez articular,
etc. En la medida que la artroscopía se vaya constituyendo en una técnica habitual, la
artrotomía de la rodilla será paulatinamente abandonada.