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VIERNES PARA EL FUTURO

Iván López Espejo

ivan@ilopez.es

Un nuevo movimiento estudiantil denominado Fridays for en su camino?


Future (Viernes para el Futuro), centrado en la reclamación Si bien puede confirmarse que existe una facción antica-
de medidas que frenen de un modo efectivo la emisión de ga- pitalista dentro de él, este movimiento estudiantil es bastante
ses de efecto invernadero y el calentamiento global, recorre heterogéneo. Muchas voces dentro del mismo ((simplemente))
buena parte del mundo desde hace poco tiempo. Dicho mo- reclaman a la clase polı́tica (la cual, por cierto, parece tener
vimiento ha sido inspirado por la activista sueca adolescente una actitud irritantemente condescendiente con el movimien-
Greta Thunberg, quien, desde el mes de septiembre de 2018, to) el despliegue de medidas reformistas como, por ejemplo,
dejó de acudir a clase cada viernes para manifestarse frente al una transformación del modelo productivo. Estas reivindica-
Riksdag (la asamblea legislativa sueca). El objeto de su pro- ciones democráticas son legı́timas y perentorio su acometi-
testa era el cumplimiento del Acuerdo de Parı́s, acuerdo del miento. Sin embargo, es crucial que el movimiento actúe co-
que, por cierto, Estados Unidos anunció su retirada en 2017 mo un médico, es decir, que no sólo busque aliviar uno de los
tras alegar Donald Trump que dicho pacto perjudica a las in- sı́ntomas de la enfermedad como lo es el cambio climático,
dustrias de petróleo y carbón norteamericanas. Sin embargo, sino, paralelamente y mientras exista la posibilidad, sanar la
recuérdese que Estados Unidos es el segundo paı́s del mun- propia enfermedad. Para esto último, no basta con reclamar
do que, a una considerable distancia de China, más gases de medidas a una clase polı́tica que, comprometida con la acu-
efecto invernadero libera a la atmósfera. mulación, es expresión de los Estados que garantizan el orden
Este movimiento estudiantil está compuesto por jóvenes capitalista. Por el contrario, este movimiento estudiantil tiene
principalmente de entre 18 y 26 años de edad y tiene pre- la oportunidad, en conjunción con otros movimientos como
sencia en paı́ses como Alemania, Australia, Bélgica, Canadá, el feminista o de trabajadores, de constituirse en vanguardia
España, Francia, Holanda, Reino Unido, Sudáfrica (el Estado para la construcción de un mundo más justo y medioambien-
más industrializado del continente) y Suiza, entre otros. La talmente sostenible sobre una nueva base económica.
acción distintiva del sujeto reivindicativo consiste en la orga-
nización de manifestaciones cada viernes del año hasta que
la clase polı́tica tome las medidas convenientes al respecto.
Según el rotativo británico The Guardian, en torno a 70.000
estudiantes de unas 270 ciudades de todo el mundo habrı́an
participado en estas huelgas estudiantiles.
Desde luego, es encomiable la actitud de estos jóve-
nes que claman por un mundo mejor —o, directamente,
habitable— para sı́ y para las generaciones venideras, pues,
tal y como grita una de sus consignas, no hay un planeta B.
Pero, no lo olvidemos: el cambio climático es uno de los
sı́ntomas de una enfermedad llamada capitalismo y que lleva
a la extinción de especies (posiblemente también la nuestra).
Efectivamente, la nefasta huella ecológica humana es uno de
los sı́ntomas de un mal subyacente que es la base económica
imperante. El modo de producción capitalista es un burro con
orejeras, pues sólo divisa la maximización de la rentabilidad
como objetivo supremo en su caminar. Y esto lo hace ob-
viando las consecuencias de su movimiento, aun siendo tales
consecuencias perjuiciosas para la sociedad y, por tanto y
contradictoriamente, para la propia supervivencia del modo
de producción. El capitalismo devora el planeta a su paso. Y
esto es literal, pues, ¿qué hace un devastador ciclón reforzado
por el cambio climático sino devorar todo lo que encuentra

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