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VISIONES SOBRE LA IDEOLOGÍA

Por: Javier A. Bosch Fossi

Como propio de un modo de pensar que generaliza y no deja de ser


cuestionable, se considera todo lo social como ideología ya que, se sostiene,
todo lo relacionado con lo humano tiene una carga de intención y tras de ello
está el ejercicio de un poder social. En atención a esto el análisis de los
discursos se ha puesto ante el trasfondo de la ideología que requiere por
tanto, se examinen las condiciones en que los enunciados se producen y se
difunden. Específicamente en los estudios semióticos el denominado >nivel del
discurso< implica como asunto determinante la lectura de la ideología y con
ello la interpretación de los significados que de cara al contexto tiene lo
expresado.

Pensar y explicar la ideología permite desde la perspectiva filosófica


valorar la importancia de la poética, y la obra de arte que genera, lo
definitivamente no ideológico. Más aún, la filosofía moderna en su campo
hace lo propio y alcanza, gracias a las reflexiones sobre la obra de arte y en
particular sobre la poesía, sus más recientes y elaborados logros conceptuales
para pensar el ser y el mundo que tal ser constituye. De este modo siendo la
obra de arte el >centro de estudio< y distinguiéndose poesía y filosofía de
ideología, algo renovado ocurre en el campo teórico.

La filosofía como propio de los aportes logrados en el siglo pasado, ha


consignado que filosofía y poesía no se entienden como ideología, por el
argumento de que las dos tienen como propio el conocimiento dado por la
disposición para la pregunta y la reflexión. De cara a la conceptualización
sobre lo que es lo poético y su discurso, la expresión >libre< es la considerada
respuesta para enfrentar la ideología o dígase, para trascenderla. Con el surgir
de la poesía moderna una nueva forma de entender lo sensible se manifiesta
en el mundo. Se trata así de dar con el llamado verso libre, más importancia al
contenido que a la forma, esto es, expresar lo que se siente y sabe sin
subordinar ese significado al modo, a la medida en que las cosas en cuestión
son dichas. Igualmente, el examen que se hace al papel que cumple la
metáfora, dimensiona esta figura de la retórica como rasgo por excelencia del
lenguaje poético.

El discurso
Se entiende por discurso el conjunto de enunciados que construyen la
sustentación explicativa-argumentativa de quien dice un algo y por tanto, en
ello expone razones sobre el tópico o tópicos que lo ocupan. En el discurso
hay un ponerse en evidencia la ideología o el soporte conceptual, espiritual y
cultural de quien algo dice y profesa. Hay en el discurso una exposición de
ideas y/o concepciones de mundo con sus respectivas necesidades y
jerarquías. Implica el discurso un señalar las cosas con y desde el lenguaje.
Tal hecho remite a la diferencia entre, contacto con el mundo (experiencia,
praxis) y reflexión ante el mundo (teoría).

"La distinción entre experiencia y discurso mira a la


relación entre teoría y praxis. En el contexto de
experiencia o acción actuamos con objetos de la
naturaleza o interactuamos con personas. En el
contexto de >discurso< suspendemos la experiencia
o acción y, a través de >argumentos< buscamos un
consenso sobre un estado de cosas problematizado"
(Gabás, 1980: 231)

El ser humano empuña su mundo y/o lo contempla y, esto último, es una


postura teorética. La disyuntiva clásica entre hacer-pensar o acción-
contemplación se pone en juego en torno a la consideración del discurso. Así,
desde el interés del hecho lingüístico que el discurso significa "hemos de
preguntar, por ejemplo: ¿es el discurso un tipo de interacción, o bien un nuevo
tipo de acción (la acción teorética)?" (Gabás, 1980: 234) La problemática
apunta a las nuevas perspectivas que los actos de habla abren en las
reflexiones sobre la acción que el lenguaje permite y articula. La perspectiva
que más posibilidades abre es la que plantea en el decir un hacer; un hacer
entonces >cosas< con palabras.

Una historia de la ideología


En la orientación de la filosofía materialista sobre la alternativa de lo
humano, dada la posibilidad de encaminarse prioritariamente hacia la praxis
(acción) o la teoría (contemplación, conceptualización), se halla la crítica a la
filosofía especulativa idealista. Su discurso es entendido como ideología;
ideología como mistificación de la realidad por la especulación frente al
proclamado intento materialista de cambiar el mundo.

Francis Bacon
En un modo más reciente y menos antagónico de entender lo ideológico, la
ideología:
"se muestra en el carácter híbrido, en la confusión
ciencia-filosofía o teoría-praxis. Si ideología puede
significar sustitución de la real praxis del hombre por
construcciones mentales abstractas, es ideológico
convertir la idea abstracta de consecuencia práctica
en criterio de verdad, puesto que esta consecuencia
no siempre coincide con el conocimiento."
(Universidad del Zulia, 2004: 29)

A partir de los enunciados de Francis Bacon en su obra Novum Organon


(1620), se puede señalar la necesidad de dirigirse directamente a la
naturaleza sin obstáculo alguno. Esta concepción de Bacon que ve en los
ídolos un obstáculo para esto -dado los errores y los principios que de estos se
originan- es reseñada como un primer proyecto de denuncia de lo que los
materialistas tiempo después denominaron ideología. Estas, al modo de decir
de Bacon, falsas concepciones están representadas por los ídolos de la tribu,
de la caverna, del foro y los ídolos propios de la fabulación por los que el
rango de filósofo -maestro de artificios- también tiene un apelativo. Sin dar
realce a cualquiera de las manifestaciones de ídolos, consigna:

"Hay, finalmente, ídolos introducidos en el espíritu


por los diversos sistemas de los filósofos y los malos
métodos de demostración; llamámosles ídolos del
teatro, porque cuantas filosofías hay hasta la fecha
inventadas y acreditadas, son, según nosotros, otras
tantas piezas creadas y representadas cada una de
las cuales contiene un mundo imaginario y teatral."
(Bacon, 1984:33)

Como una manera de salvar la imagen del filósofo, Nietzsche distingue


en su filosofía que las cosas y, las cosas del lenguaje, no son las mismas pero
entiende en ello, que el nombre señala las cosas y que tal nombre permite
como mirar los asuntos de frente y se da a la tarea de ser (sentirse) precursor
aunque ya haya en esto una ideología, esto es, un estar predeterminado por el
>dónde< hay que ver o hallar. Dice Nietzsche:

"¿Qué es la originalidad? Ver algo que todavía no


tiene nombre, que no puede aún ser denominado,
aunque esté delante de todos los ojos. Dada la
manera de ser de las gentes, el nombre es lo que
hace visibles a las cosas. Los hombres originales
suelen ser los que dan los nombres." (Nietzsche,
1984:130)
Friedrich Nietzsche

Hay en la pregunta de Nietzsche una búsqueda de los valores desde el


acto de nombrar; es la pregunta entonces por la >Genealogía de la moral<
(1887) y tras la cual el filósofo y poeta alemán dirige su pensamiento en la
gesta de una interpretación de los orígenes de los conceptos imperantes de
>bueno< y >malo< y cuya explicación se remonta al cambio en el significado
original de las palabras y por tanto, la expuesta tarea en su obra de una
transvaloración para volver al sabio sentido de lo que era. Es con Nietzsche de
esta manera, el pensamiento precursor de lo que puede el lenguaje y cuyo
poder otorga a lo humano la voluntad de lo creador, pues creador es quien
ofrece nuevas >tablas<, nuevos valores, que no son otra cosa que
genealogías o interpretaciones de lo dado, o el camino por excelencia del
nombrar que corresponde a los hombres por venir, es decir en cada uno de
estos, al poeta: "éste es que crea la meta del hombre y el que fija a la tierra su
sentido y su futuro. Sólo éste crea el hecho de que una cosa sea buena y una
mala." (Nietzsche, 1995: 149)

Karl Mannheim
Mas otras cosas estima Karl Mannheim (1929) en torno a las
consideraciones sobre la ideología, dado que

"las estructuras mentales se forman de modo


diverso según sea el ambiente social e histórico. Por
ello la teoría de la ideología es, y en este punto
Mannheim es fiel a Marx, el estudio de las formas de
lo inexacto e insincero" (Universidad del Zulia,
2004:21)
Para Nietzsche esencialmente la ideología es, en el hecho de nombrar
las cosas, la genealogía que se haga o siga con estos hechos de tal manera
que, con un orden dado a las cosas en cuanto a su origen o procedencia, se
fundamente erróneamente el deber y la voluntad. "Para Nietzsche lo ideológico
radica en una conducción (o seducción) equivocada por parte del lenguaje"
(Universidad del Zulia, 2004:18)

En otras concepciones la ideología ha sido vista en relación al concepto


de estilo de pensamiento, colectivo de pensamiento y estructura de
pensamiento, esto, producto de un condicionamiento social e histórico que se
expresa en los modos de explicar los fenómenos del mundo. El campo de la
ciencia y su comunidad de científicos evidencia tal estado de cosas en una
fusión del >saber hacer< y del >saber pensar< y lo cual remite al concepto de
paradigma expuesto por Thomas Kuhn (1962). De tal manera, el paradigma es
lo ideológico como modelo o canon de la unidad de las técnicas y las teorías
esgrimidas ante el mundo. Es así la noción de paradigma la que ofrece idea de
lo conmensurable o inconmensurable, de lo inteligible o ininteligible, del orden
o del caos, de lo necesario o postergable; define las líneas de las
explicaciones y los métodos en la ciencia y es el modelo legitimado a seguir de
la mano de una comunidad de hombres de ciencia cuyos quehaceres no
pueden ser neutrales en cuanto a la historia y la sociedad.

Al considerar la ideología como consenso y a la ciencia como práctica


consensuada,

"Kuhn y el problema interno de lo que ocurre dentro


de la comunidad científica será el punto inicial de
una discusión iniciada en 1962 y que se extiende
hasta nuestros días, con un inusitado énfasis. Aquí
cabría preguntarse si la ciencia al idealizar cada vez
más al mundo, al poner como punto central el
ponerse de acuerdo de la comunidad científica
sobre la natural primacía del ser, no estará ella
misma tornándose en la ideología del mundo. La
ciencia moderna es, de esta manera, uno de los
flancos del desarrollo del programa idealista y no su
contradictor como suele presentarse." (Universidad
del Zulia, 2004: 26)
Así pues, si la ciencia moderna (ciencia natural y/o social) es la >nueva<
y delatada ideología; se concibe también que toda explicación, lectura,
interpretación que desde sus horizontes se haga, tiene el sello de lo
ideológico. "La ideología es sobre todo una mera expresión (Ausdruck) de la
realidad, expresión condicionada por la posición de los hombres en el proceso
de producción." (Universidad del Zulia, 2004: 30)

Al estudio del discurso corresponde asumir el qué de la ideología. Es la


reflexión que adelanta desde la pragmática Teun van Dijk para quien: "Las
ideologías fundamentales de nuestra sociedad están basadas en prácticas
discursivas difundidas." (van Dijk, 2004:18). En el trasfondo de las ideologías
hay >modelos mentales< que son representaciones en cada quien de eventos
específicos que sirven de fundamento a >representaciones sociales< o
modelos socialmente compartidos y que implican saberes, normas, valores.
En este orden de acontecimientos, a las representaciones sociales que se
hacen fundamentales para el ser de una cultura y que son representaciones
>muy generales<, van Dijk las llama ideologías.

En la ideología hay un nosotros que indica >nuestras cosas buenas< y


>nuestras cosas malas<. Las representaciones sociales que responden a este
carácter se apoyan en la estrategia retórica de enfatizar o restar énfasis y lo
que remite a la utilización de la hipérbole y el eufemismo. No obstante, la
utilización de estas formas del lenguaje en el discurso no señalan o inculpan
en cualquier relación a la poesía por lo que a esta como tarea de persuasión le
es propio. En la poesía no hay manipulación ideológica porque lo suyo no es
control ni mucho menos control del discurso público y en este camino abuso
de poder discursivo.
Dígase, gracias a las reflexiones de van Dijk, la ideología controla las
propiedades del contexto, esto es, de qué manera debe definirse el evento
comunicativo. Determina quién en los espacios y discursos públicos habla y
responde. La poesía es en sentido contrario a esto, lo imprevisto de lo íntimo
que se comunica en formas de intimidad. Frente a uno u otro caso: "En otras
palabras, los contextos no son un tipo de realidad social >objetiva< o una
situación social >real< sino constructos subjetivos de lo que ahora es relevante
en dichas situaciones sociales." (Van Dijk, 2004:13)

La intencionalidad
El estudio del concepto de intención abre las puertas al apropiado
ejercicio de lectura y comprensión del discurso; discurso producto de lo
conceptual y lo intencional, fruto a su vez de lo ideológico. Orientada la
semiótica al qué de las acciones y las respectivas intenciones que con estas
se guardan y dirigen en el lenguaje, el mundo del discurso -conglomerado de
signos y códigos-, es el espacio de los correlatos impensable sin intenciones e
impregnado por tanto de intencionalidad, pues a la manera de Nietzsche se ha
aceptado que "la acción >desinteresada< es una acción muy interesante e
interesada" (Nietzsche, 1983: 165)

"La intencionalidad es la relación primitiva que


liga un sujeto de carencia, un sujeto de deseo, a un
objeto al que se le ha incorporado un valor (...) la
dificultad que encuentra el uso semiótico del
concepto de intencionalidad es que éste no es
susceptible de traducirse íntegramente en términos
de modalidades. La intencionalidad es la condición
de posibilidad de la modalidad del querer." (Greimas
y Courtes, 1991:141)

Sobre la poesía
Algo diferente a la ideología se considera especialmente desde el siglo
XX la lectura del hecho cultural que es la poesía, pues, al no ser vista esta
como el espejo de las encasillantes y denominadas >concepciones de mundo<
y sí en cambio, como la ruptura respecto a los modos de ver -y lo cual
emparenta a la poesía como lo sostiene M. Heidegger (1937) , con la filosofía-
algo nuevo, distinto y en opción de originalidad está permitido entonces a
quien asume este discurso en la consiguiente apertura de espacio para los
posibles nuevos acuerdos en los significados de lo visto y dicho, así pues, una
alternativa de acción social, un abierto campo de diálogo, actos de habla y
comunicación.
En el verso libre -forma moderna en que el poeta avanza sin detenerse
en la inexacta métrica del texto- la poesía suelta las ataduras que las formas
convencionales le representan para dar a su expresión más libertad y
espontaneidad. Así pues, cuanto más aflora el gesto, cuanto más el decir no se
mide, la expresión del ser humano se halla ante más libertad y más deja de sí,
de su mirar diferenciado, de su deseo, de su mundo más propio, en el terreno
literario.

Se dice así que la expresión moderna ha trasparentado en la obra de


arte la realidad del alma pues ha mostrado sus >criaturas<, sus ensoñaciones,
sus dimensiones y el modo de ver particular que se aprecia desde cada
escritura que, por sus objetos e intenciones, ya está diferenciada de otras pese
a que unas y otras muestren entre sí rasgos semejantes. El mundo se ha
hecho más amplio y más complejo pues no se trata de percibir lo que puede
entenderse como la realidad formal, sino con tal literatura, una realidad más
que nunca producto del lenguaje y el carácter de lo simbólico que en el
lenguaje acontece.

El poder de la metáfora
Es con la metáfora especialmente entre otras figuras retóricas, el
recurso por excelencia con que la poesía nombra el mundo o lo que
habitualmente fuera de ella no se capta a simple vista. La poesía funda o abre
>ante los ojos< lo que no se encuentra de otra manera. Los poetas señalan
sus objetos de interés y van más allá con la metáfora, “única forma en que
ciertas realidades pueden hacerse visibles a los torpes ojos humanos”.
(Zambrano, 1987:49) De esta manera la tarea asumida por los poetas es una
experiencia de desocultación: “Es la función de definir una realidad
inabarcable por la razón, pero propicia a ser captada de otro modo”.
(Zambrano, 1987: 50)

Puede decirse que desde la literatura moderna el mundo es nombrado y


comprendido de una manera no habitual en la historia de las letras y las
realizaciones del lenguaje. Es este entonces el carácter más propio de lo
>moderno<, pues transfiere de una manera más fiel la dimensión del >alma< al
terreno de lo exterior a ella o, esfera de lo social. Pero lo moderno conlleva
una crisis. Entendida es esta crisis como la búsqueda que lo humano, como
nunca, hace de su sentido desde una expresión caracterizada por un nuevo
modo de significar y dado en especial forma, en su lenguaje poético.

La poética según Nietzsche


Nietzsche ha entendido que el arte no debe en su interior buscar ser
inteligible para que este en verdad conduzca los sentidos a sus umbrales. No
obstante, en la concepción de Nietzsche, en la naturaleza misma del arte hay
una tensión necesaria que hace el carácter de lo dionisíaco (la embriaguez)
ante el carácter de lo apolíneo (la lógica). Ante esta tensión, hay en Nietzsche
una vocación y una inspiración por lo que considera es el espíritu de la música
y el cual toca el carácter de artes como la poesía. Tanto música como poesía
obedecen al carácter de lo dionisíaco, es decir, en el artista y su arte está el
actuar mismo de Dionisio, el dios griego de la embriaguez y de la danza, esto
es, de lo no-inteligible.

Es así pues, Nietzsche el precursor de un modo de pensar moderno que


entiende que en el arte, como en la vida, hay un significado que no debe ser
necesariamente entendido. Es esta la pionera gestación de una estética sobre
el carácter de lo musical que plantea no obstante, la percepción del arte en
sus relaciones con lo conceptual. Ahí en el centro de tal tensión dinámica, la
mirada sobre la metáfora, >centro< de análisis de la moderna filosofía y de las
ciencias sociales, dígase, en el tratado del mundo de las construcciones
culturales y sus ensoñaciones hechas lenguaje.
El carácter de lo no-racional del arte que en Nietzsche es denominado lo
dionisíaco, abre la percepción a asuntos profundos que son tales por ser de la
fuerza de la embriaguez ante lo que se ha como >bebido< de lo contemplado.
Es el mundo que crea la ensoñación que permite imágenes semejantes a las
del mundo onírico. Tanto el artista y el filósofo, para Nietzsche, están en el
camino hacia el saber estas fuerzas desatadas. “El hombre filosófico tiene
incluso el presentimiento de que también por debajo de esta realidad en que
nosotros vivimos y somos yace oculta una realidad del todo distinta, esto es,
que también aquella es una apariencia”. (Nietzsche, 1981:41)
Lo necesario de lo no-comprensible que debe ser expresado en el
mundo por el músico y/o el poeta, ofrece así lo abismal ante el entendimiento y
por tanto, ante el estremecimiento de lo que cabe entender. En esto, según la
perspectiva expuesta por Nietzsche, se erige la dimensión titánica de lo
humano. Por ende, “nuestra suprema dignidad la tenemos en significar obras
de arte -pues sólo como fenómeno estético están eternamente justificadas la
existencia y el mundo” (Nietzsche, 1981:66)

El pensamiento de Nietzsche plantea que la expresión poética es la


forma por excelencia para enunciar y comprender el ser y dígase también, la
naturaleza de las cosas. Se sabe entonces que ante lo poético acontece,
hecho recurso de metáfora, todo lo que es y puede ser nombrado.

Saber en metáforas
Se advierte en la obra nietzscheana en la que están indisolubles canto
poético y filosofía, una perspectiva que une necesidad de saber y conmoción
dionisíaca. Al acudir a los griegos y dado lo planteado en los tiempos actuales
-no sin discusión- de que en Grecia acontece la primera modernidad de la
historia, la estética nietzscheana se hace así moderna de una manera
renovada dado los aportes que hace a la teoría de lo bello. Se trata de los
nuevos tonos en que poética y filosofía registran la voz, construyen el ritmo y
el sentido dado a las palabras; ello a su vez, precursor de otras propuestas
filosóficas y poéticas como la de Martin Heidegger (1927 y 1937).
Martin Heidegger

Ante las vanguardias de hoy la estética Nietzscheana deja sentir la


importancia del ritmo. La obra >Así habló Zarathustra< (1892) lo corrobora. Es
musicalidad que con su poética ofrece sus apreciadas metáforas y en ellas, el
fondo de lo que señala. Por su concepción, en la apreciación de la obra de
Nietzsche, el ritmo se capta, se sigue, atrapa, pero lo que habla y deja hablar
al interior de él son las metáforas. Se piensa con metáforas, se señala con
metáforas; a partir de la obra de Nietzsche se piensa de manera especial
desde las metáforas. Se dice sobre el particular, “que el conocimiento para
Nietzsche es metafórico" (Instituto de Filosofía Universidad de Antioquia,
2000:51) y definitivamente, en consecuencia como se aprecia lo permite el
proyecto de vida vivido por Nietzsche, paradójicamente corresponde entender
la vida para saber que esta no debe ser entendida.

Desde Nietzsche la metáfora tiene una importancia central en el caudal


de lo que en literatura e incluso en filosofía resulta sin igual expresado. A partir
de tal perspectiva que se hace moderna, a la metáfora como portadora de
contenido significativo e invitación a la interpretación, se le concibe como
expresión que ofrece conocimiento, significación, sentido.

La metáfora de acuerdo al entender de la ciencia moderna que se ha


liberado del yugo o ideal de la objetividad, expresa conocimiento y expresa
emoción. Se dice en otros términos, otorgándole el sitio de importancia que
requería lo poético, que lo característico de lo metafórico es lo emotivo y que
tal estado de lo subjetivo que no ha requerido del concurso de la razón no
excluye por esta circunstancia a priori, el conocimiento. Ya no sólo lo
denotativo -dígase también desde otro modo de entender, lo descriptivo o
locutivo- responde al carácter de lo cognoscitivo. Con el estudio de la metáfora
es el tiempo para lo connotativo, lo poético, la subjetividad y la cultura como un
mismo fenómeno y problema que la ciencia debe asumir.

Bibliografía
Bacon, Francis. (1984) Novum Organon -Aforismos sobre la Interpretación de
la Naturaleza y el Reino del Hombre-. Orbis, Barcelona.
Gabás, Raúl. (1980) J. Habermas: Dominio Técnico y Comunidad Lingüística.
Ariel, Barcelona.
Greimas, A. J y Courtes. J. (1991) Semiótica -Diccionario Razonado de la
Teoría del Lenguaje- Editorial Gredos, Madrid.
Instituto de Filosofía Universidad de Antioquia. (2000) El Desierto Crece.
Centenario Nietzsche 1999/2000, Medellín
Nietzsche, Friedrich. (1995) Así Habló Zarathustra. RBA Ediciones, Barcelona.
Nietzsche, Friedrich. (1981) El Nacimiento de la Tragedia. Alianza Editorial,
Madrid.
Nietzsche, Friedrich. (1984) La Gaya Ciencia. Sarpe, Madrid.
Nietzsche, Friedrich. (1983) Más Allá del Bien y del Mal. Alianza Editorial,
Madrid.
Universidad del Zulia. (2004) Revista de Filosofía No. 46, Maracaibo
Van Dijk, Teun A. (2004) Discurso y Dominación. Universidad Nacional de
Colombia, Bogotá.
Zambrano, María. (1987) Hacia un Saber sobre el Alma. Alianza tres, Madrid.

poético.javier@gmail.com

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