Con una exclamación de júbilo, se anuncia en el Cielo el
momento de ir a la Tierra a recoger a los invitados a las bodas del Cordero. Las escenas se suceden rápidamente: Jesús viene; Satanás es atado, y luego ataca por última vez; el mal es destruido para siempre; la tierra es renovada; y la nueva Jerusalén desciende majestuosa.
La La Segunda El milenio. La nueva La nueva
invitación Venida. Apocalipsis creación. Jerusalén. a la cena. Apocalipsis 20. Apocalipsis Apocalipsis Apocalipsis 19:11-21. 21:1-8. 21:9-22:5. 19:1-10. LA INVITACIÓN A LA CENA Apocalipsis 6:10 dejó una pregunta sin responder: “¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?”. Apocalipsis 19:2 responde que Dios “ha juzgado […] y ha vengado la sangre de sus siervos”. Al finalizar el juicio, el Cordero se desposa con la novia, que está engalanada con “lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos” (v. 8). Como en otras partes de la Biblia, se usa la ciudad como representación de sus habitantes (Lucas 13:34). Los santos, vestidos con la justicia de Jesús que les ha sido imputada, son los invitados a la cena de las bodas que, con su presencia, engalanan la Nueva Jerusalén, la novia del Cordero (Ap. 21:9-10). Jesús viene ahora a recoger a los que han aceptado la invitación a las bodas y llevarlos consigo al Cielo. A Juan se le presenta una escena atípica de la Segunda Venida: un caballo blanco; Jesús con ropa teñida de sangre, seguido por ángeles montados a caballo. Dos nombres lo identifican claramente: “EL VERBO DE DIOS” y “REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES” (v. 13 y 16). En el Cielo, en el desierto y en la cruz, Jesús derrotó a Satanás. Ahora lo derrotará nuevamente, junto con sus seguidores. Una simbólica cena para las aves representa el momento cuando Jesús “destruirá con el resplandor de su venida” a los infieles (2ª de Tesalonicenses 2:8). La tierra estará desolada (Jeremías 4:23-27; Isaías 6:11; Isaías 24:3). Satanás y sus ángeles serán atados (no podrán engañar a nadie; v. 3). Los justos reinarán con Cristo en el cielo (v. 4b). ¿Qué ocurrirá durante el milenio? Los redimidos juzgarán tanto a ángeles como a hombres (v. 4a; Dn. 7:22; 1Co. 6:3). Segunda resurrección (todos los impíos; v. 5-6, 12). Satanás es soltado de su prisión, porque ya tendrá a quien engañar (v. 7). La Nueva Jerusalén desciende del Cielo (Ap. 21:2). Satanás reúne a los resucitados para atacar Jerusalén (v. 8-9). Los impíos son juzgados (v. 11-13). Toda rodilla se dobla ante Cristo (Filipenses 2:10-11). Satanás y los impíos son destruidos por fuego (v. 9-10, 14-15). A Juan se le presenta la Tierra Nueva en términos de lo que habrá y no habrá: NO HABRÁ HABRÁ • Mar (símbolo de la muerte y la • La Nueva Jerusalén. separación). • Consuelo para nuestras • Muerte, llanto, clamor, dolor. lágrimas. • Cobardes, incrédulos, abominables, • Agua de vida. homicidas, fornicarios, hechiceros, • La presencia de Dios. idólatras ni mentirosos. Al fin, todos los interrogantes “Y tu pueblo, todos sobre la justicia de Dios ellos serán justos, para habrán quedado resueltos y el siempre heredarán la dolor por la separación de los tierra; renuevos de mi plantío, obra de mis seres queridos habrá manos, para desaparecido. La felicidad glorificarme” reinará eternamente. (Isaías 60:21) “No puede haber dolor en la atmósfera del cielo. En el hogar de los redimidos no habrá lágrimas, ni cortejos fúnebres, ni indicios de luto. “No dirá el morador: Estoy enfermo: el pueblo que morare en ella será absuelto de pecado”. Isaías 33:24. Nos invadirá una grandiosa ola de felicidad que irá ahondándose a medida que transcurra la eternidad”
E.G.W. (Testimonios para la iglesia, tomo 9, p. 228)
Aunque su descripción es evidentemente simbólica, la Nueva Jerusalén es una ciudad real. Es el hogar que Jesús fue a prepararnos (Juan 14:1-3), y donde moraremos durante el milenio. También será la capital de la Tierra Nueva. Su forma cúbica nos recuerda al Lugar Santísimo del Templo, indicando así que será la morada de Dios en persona (Ap. 22:3-4). Cada mes nos juntaremos para tomar del árbol de la vida, y cada sábado iremos a adorar juntos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo (Isaías 66:23). “El gran plan de la redención dará por resultado el completo restablecimiento del favor de Dios para el mundo. Será restaurado todo lo que se perdió a causa del pecado. No solo el ser humano, sino también la tierra, será redimida, para que sea la morada eterna de los obedientes. Durante más de seis mil años, Satanás ha luchado por mantener su dominio sobre la tierra. Pero se cumplirá el propósito original de Dios al crearla. “Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre”. Daniel 7:18”