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Introducción

La Diabetes Mellitus (DM) es una de las patologías que genera mayor discapacidad y
mortalidad, especialmente en el adulto y adulto mayor, ocupando gran parte de los recursos
sanitarios en nuestro país. Es así como, actualmente el sistema de salud se ha focalizado en
acciones muy específicas, con el fin de obtener un diagnostico y tratamiento más oportuno.
Para ello se realizan controles de los niveles de glucosa en sangre, la normalización de los
niveles de presión arterial, lípidos en sangre, la cesación del hábito de fumar y el uso de aspirina
en quienes esté indicado. Este enfoque más integral y con metas terapéuticas más exigentes en
los diabéticos requiere, además de las medidas no farmacológicas antes mencionadas, adicionar
fármacos en la mayoría de los casos.
La Diabetes Mellitus constituye hoy en día una verdadera epidemia en el mundo. Las
cifras entregadas por la Organización Mundial de la Salud muestran que actualmente existen
157 millones de personas con diabetes y que esta cifra podría duplicarse en los próximos 10
años.

Por su parte, en Chile, la diabetes corresponde a la octava causa de muerte, con una tasa
creciente que el año 1998 alcanzó los 24 x 100.000 hab. Teniendo presente esta realidad, se
estimó necesario el diseño de programas destinados a dicha patología el que permitirá entregar
recomendaciones al equipo de salud, médicos generales, especialistas clínicos, profesionales de
colaboración médica y prestadores, con el fin de lograr que la persona con DM tipo 2 (DM2)
tenga un diagnóstico y tratamiento oportuno, válido y confiable de su enfermedad, de acuerdo al
conocimiento actual.

Finalmente, los principales objetivos del trabajo son conocer el “Programa de Manejo
de Diabetes” implementado por el Ministerio de Salud e identificar el rol y manejo del
profesional de Enfermería en programas ministeriales y procedimientos diagnósticos
relacionados.

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Diabetes Mellitus Tipo II

1.- Epidemiología

Para el año 2006 en nuestro país, la expectativa de vida ha ascendido a un promedio de


80 años para el sexo femenino y 73 años en el sexo masculino, con un 11,4% de personas
mayores de 65 años. Por lo tanto, nuestro Sistema de Salud ha tenido que adecuarse a la carga
patológica que involucra este cambio demográfico, por ejemplo, la Diabetes Mellitus (DM) y
diseñar estrategias con efectividad en las intervenciones a lo largo del ciclo vital, focalizándose
en la población de mayor riesgo.

La prevalencia de esta enfermedad para el año 2003 fue de 4,2%, 4,8% en hombres y
3,8% en mujeres, la cual se eleva a 9,4% en el grupo de 45-64 y a 15,2% en los de 65 y más
años. Siendo en el estrato socioeconómico bajo mucho mayor la prevalencia de la DM. Uno de
los objetivos sanitarios de nuestro país para la década 2000 – 2010 era frenar el aumento de
mortalidad por esta enfermedad y poder mantener la tasa estandarizada por edad en 14 x
100.000 hab., pero de acuerdo a los últimos datos, ha aumentado esta cifra a 21,2 x 100.000
hab., lo que corresponde a 3.415 fallecimientos por diabetes.

También otro de los objetivos sanitarios para la década del 2000 – 2010 es reducir la
proporción de personas con discapacidad producto de la Diabetes Mellitus 2, donde la única
información que se puede obtener para evaluar este objetivo es el número de personas que se
encuentran en el programa de hemodiálisis, indicador trazador de nefropatía, principal indicador
microvascular de la DM (en nuestro país, para el 2004, 10.693 personas estaban en programa de
hemodiálisis crónica, 33% de ellas por causa de la DM, lo que representa una tasa de 685 x
1.000.000 hab.).

2.-Criterios diagnósticos de DM2

La DM2 es una enfermedad poco sintomática, por lo que su diagnóstico se efectúa en


alrededor del 50% de los casos por exámenes de laboratorio solicitados por otra causa y no por
sospecha clínica.

El diagnóstico de DM se realiza en cualquiera de las siguientes situaciones:

• Síntomas clásicos de diabetes (polidipsia, poliuria, polifagia) y una glicemia en cualquier


momento del día y sin relación con el tiempo transcurrido desde la última comida mayor o igual
a 200 mg/dl.
• Glicemia en ayunas mayor o igual a 126 mg/dl. (Ayuno se define como un período sin ingesta
calórica de por lo menos ocho horas).
• Glicemia mayor o igual a 200 mg/dl dos horas después de una carga de 75 g de glucosa
durante una prueba de tolerancia a la glucosa oral (PTGO)

El diagnóstico de DM debe confirmarse con un segundo examen alterado en un día


diferente.

Estados de intolerancia a la glucosa o pre-diabetes:

• Glicemia en ayunas alterada: Glicemia en ayunas ≥100mg/dl y <126mg/dl, en 2 días


diferentes.
• Intolerancia a la glucosa oral: Glicemia a las 2 horas post carga de 75 gramos de glucosa
≥140mg/dl y <200mg/dl, en 2 días diferentes.

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Prueba de tolerancia a la glucosa oral (PTGO):

Determinación de una glicemia en ayunas y otra a las 2 horas post carga de 75 g de


glucosa. Los 75 g de glucosa se disuelven en 250 cc de agua fría, o 1,75 g de glucosa /kg de
peso en niños, hasta un máximo de 75 g.

Criterios diagnósticos con Prueba de Tolerancia a la Glucosa Oral:

• Glicemia 2 h post carga <140mg/dl: Tolerancia normal a la glucosa


• Glicemia 2 h post carga 140-199 mg/dl: Intolerancia a la glucosa
• Glicemia 2 h post carga ≥ 200 mg/dl: Diabetes

3.- Sospecha y confirmación diagnostica de DM2

Debido a que la DM2 es una enfermedad poco sintomática su diagnostico suele ser
tardío y en presencia de complicaciones crónicas. Este tipo de diabetes suele aumentar con
factores como la edad, obesidad, inactividad física y se asocia también con patologías de alto
riesgo cardiovascular como la HTA y la dislipidemia, por lo que es recomendado hacer pesquisa
en estos individuos. Se recomienda la detección rutinaria de DM2, intolerancia a la glucosa oral
o glicemia alterada en ayunas, en adultos asintomáticos.

Indicaciones:

1. Todo individuo mayor de 45 años. Si la glicemia es normal, (<100 mg/dl), repetir cada 3
años.
2. Menores de 45 años con sobrepeso (IMC ≥25 IMC) con una o más de las siguientes
condiciones:
o Parientes de primer grado diabéticos (padres, hermanos)
o Mujer con antecedente de recién nacido macrosómico (≥ 4 Kg) o historia de diabetes
gestacional.
o Hipertensos (≥140/90 mmHg)
o HDL ≤35 mg/dl y/o triglicéridos ≥ 250 mg/dl
o Examen previo con intolerancia a la glucosa.
o Estados de insulino resistencia. (Síndrome de ovario poliquístico, acantosis nigricans)
o Historia de enfermedad vascular.

En el caso de que la glicemia en ayunas es ≥100 y <126 mg/d, se debe realizar una segunda
prueba diagnostica. Si este segundo examen continúa dentro de los rangos descritos, se
diagnosticará una glicemia alterada en ayunas. Y si es ≥126 mg/dl, corresponde realizar una
prueba de tolerancia a la glucosa oral (PTGO). No existe evidencia que apoye la utilización de
hemoglobina glicosilada ni de insulinemia, por lo tanto no se debe realizar con fines
diagnósticos.

4.- Evaluación inicial y seguimiento

1. Evaluación de la persona recién diagnosticada con DM2: Cuando en un paciente ha sido


corroborado la presencia de DM2, se le realiza una evaluación clínica general, con el objeto de:
Evaluar el estado nutricional, determinar grado de control metabólico previo y actual, investigar
existencia de complicaciones crónicas de la diabetes y la etapa en que éstas se encuentran,
investigar la presencia de enfermedades asociadas o concomitantes, investigar factores
psicosociales que perjudiquen o dificulten la terapia, establecer los objetivos terapéuticos a
corto y mediano plazo y proponer un plan de manejo: educativo, apoyo psicológico, no
farmacológico, farmacológico y derivaciones, según corresponda a su cuadro actual. El manejo
inicial del paciente con esta enfermedad estará a cargo de un equipo multidisciplinario, con un
promedio anual de 5 consultas/controles por el equipo de salud. Y dentro de este equipo

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multidisciplinario, la principal función de la enfermera será educar al paciente sobre los
aspectos básicos de su enfermedad y el autocuidado. La frecuencia o tipo de consulta estará en
función de las características y necesidades del paciente: complejidad del tratamiento, grado de
aceptación de la enfermedad, adherencia al tratamiento, etc. Al paciente se le indaga sobre su
historia clínica, se le realiza un examen físico general y segmentario, y se le realizan pruebas de
laboratorio, con el fin de complementar más la evaluación inicial.

2. Evaluación de la persona con DM2 e hipertensión arterial: El 30% de los pacientes con
DM2 sufre de hipertensión, esta cifra aumenta cuando se desarrolla nefropatía (a un 70%). La
hipertensión en presencia de esta enfermedad, es uno de los principales factores de riesgo en el
desarrollo de complicaciones macro y micro vasculares, incluyendo enfermedad coronaria y
accidente cerebrovascular, retinopatía, nefropatía, pie diabético y neuropatías. El manejo óptimo
y agresivo de la presión arterial (PA) se ha demostrado efectivo en reducir ambas
complicaciones diabéticas. Por lo tanto, se debe tomar la presión arterial en cada control
médico. Una presión arterial ≤ 130/80 mm Hg confiere mejor protección macro y microvascular
en las personas que padecen de DM2.

3. Evaluación renal de la persona con DM2: Un 20 a 30% tendrá daño renal al momento del
diagnóstico. La nefropatía diabética es en Chile la principal causa de enfermedad renal crónica
en pacientes que inician terapias de sustitución renal.
Detección y diagnóstico: En todo paciente con DM2 se debe buscar la presencia de albúmina en
orina y determinar la función renal, inicialmente al diagnóstico, y luego repetir la evaluación
anualmente.

4. Evaluación inicial y manejo de la persona con DM2 y dislipidemia: Se le debe realizar el


perfil lipídico a todos aquellos pacientes con DM2 en el momento del diagnóstico. Si sus
valores están dentro de los rangos normales, se debe efectuar un control anual.
Parámetros normales: • Colesterol total < 200 mg/Dl.
• Colesterol HDL ≥ 40 mg/Dl.
• Colesterol LDL <100 mg/Dl.
• Triglicéridos (TG) ≤ 150 mg/Dl.
La dislipidemia mixta es el tipo más frecuente en la DM 2; ocasionalmente se puede presentar
una hipercolesterolemia o hipertrigliceridemia aislada o un colesterol HDL bajo.

Seguimiento de la persona con DM2 con más de un año desde la fecha del diagnóstico: Por
ser una enfermedad crónica, la persona requiere desde su diagnóstico, un seguimiento
permanente y controles periódicos, apoyándolo para lograr el mejor control de sus niveles de
glicemia, presión, arterial y de otros factores de riesgo asociados para prevenir o retardar la
incidencia de las complicaciones de la DM2.

Objetivos del control


Factor de riesgo Meta
Glicemia ayunas o pre-prandial 90-130 mg/dl
Glicemia post-prandial <180 mg/dl
máxima
HbA1c < 7%.
Tabaco No fumar
Presión arterial < 130/80 mmHg
Colesterol LDL < 100 mg/dl
Colesterol HDL > 40/mg/dl
Triglicéridos < 150 mg/dl
Obesidad Reducir al menos 10% del peso inicial

Las metas propuestas anteriormente dependen de la condición del paciente, por lo que
en algunas situaciones es recomendable disminuir la exigencia de éstas. Entre la participación

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del equipo multidisciplinario, es aconsejable que la persona tenga una entrevista individual tanto
con la enfermera como con la nutricionista para reforzar el autocuidado en aspectos generales
de la enfermedad y el manejo de la dieta. Además el paciente debe tener acceso a un programa
estructurado de educación (en aquellas personas con más de 1 año de evolución) con el
propósito de mantenerlos motivados y activos en el cuidado de su enfermedad; realización de
exámenes de laboratorio para evaluar cumplimiento de metas y complicaciones de la DM2
(según la frecuencia indicada); procedimientos de diagnóstico para la detección de
complicaciones y debe también tener acceso a medicamentos según prescripción médica.

5.- Tratamientos

Considerando la Diabetes Mellitus como un factor de riesgo para las Enfermedades


Cardiovasculares se han establecido distintos tipos de tratamientos cuyo único fin es lograr una
recuperación frente a esta enfermedad y con ello disminuir los riesgos asociados. Dentro de los
tratamientos podemos encontrar los de tipo No Farmacológico el cual centra sus ejes en la
Alimentación, la que varía de persona en persona puesto que toma en cuenta el IMC,
estableciéndose así el plan de alimentación el que será distinto para una persona con un bajo
peso (plan hipercalórico), a una de peso normal (plan normocalórico) y de igual manera con
aquella que presenta algún tipo de sobrepeso u obesidad (plan hipocalórico), y el Ejercicio
Físico, que si bien es considerado una herramienta terapéutica importante en los pacientes que
presentan Diabetes Mellitus puede tener efectos negativos si no son evaluados adecuadamente
antes de incorporarse a un programa de actividad física, lo que puede generar problemas como
isquemias miocárdica, arritmia, enfermedades articulares, entre otras. Y el Farmacológico, en
aquellos pacientes diabéticos tipo 2, sin síndrome diabético agudo, que no responden al
tratamiento con dieta y ejercicio en un plazo de 2-4 meses, el que se centra en las drogas
hipoglicemiantes orales, en su fase aguda, que de igual manera va asociado a lo anterior ya
que la implementación de este tratamiento considera el estado nutricional de cada persona, para
en base a ello establecer el inicio del tratamiento, la dosis, los posibles factores adversos, los
controles y las indicaciones en general.

5.1- Tratamiento no farmacológico

 Plan de alimentación

El manejo nutricional del diabético II debe ir orientado a diversos objetivos, como la


toma de consciencia frente a su alimentación y actividad física para mejorar su estado
nutricional y mantener la diabetes controlada (aún en fiestas y viajes); modificar malos hábitos
desde el más posible de cambiar al más complejo; mantener una alimentación sana, variada y
equilibrada, que incluya la disminución de consumo de grasas y aumentar el de verduras,
legumbres y pescado (los requerimientos nutricionales son iguales a los de la población
general); reconocer y actuar correctamente frente a situaciones provocantes de hipoglicemia; si
bebe alcohol, que sea con moderación; y aumentar gradualmente la actividad física hasta llegar
a un mínimo de 150 minutos por semana.

Para determinar el plan de alimentación se debe considerar el estado nutricional del


paciente, según IMC (Kg/talla2), así saber si está enflaquecido, normal, con sobrepeso u obeso.
Además, se debe estimar el peso aceptable según sexo (talla2 x 22 en hombres; talla2 x 21 en
mujeres). Estos datos, más la actividad del sujeto, determinarán cuál será el aporte de calorías e
hidratos de carbono que deberán consumir en lo posible cada paciente.

Estado Ligera Moderada Intensa


Nutricional
Obeso 20-25 30 35
Normal 30 35 40

5
Enflaquecido 35 40 45-50
Gasto Energético según nivel de actividad física (Calorías/Kg de peso ideal)

Datos importantes:

• Las personas obesas (IMC ≥ 30), deben reducir 500 Kcals diarias sobre su
requerimiento. Evitar dietas < 1000 Kcal, por su poca adherencia y causantes de déficits
de nutrientes específicos a largo plazo. Aumentar consumo de vegetales, restringir
grasas saturadas y eliminar frituras. Si además son hipertensas y/o dislipidémicas, deben
reducir consumote colesterol y sodio.
• Personas con peso normal (IMC 18,5 -24,9) requieren una dieta normocalórica (ver
tabla). Si mantiene peso aceptable con la dieta normal, sólo debe modificar la
contribución de cada grupo de alimentos y no en su valor calórico total.
• Personas enflaquecidas (IMC < 18,5), sin antecedentes de desnutrición, la pérdida de
peso indica generalmente carencia de insulina o mal control metabólico con gran
pérdida calórica por glucosuria.
• El fraccionamiento de los carbohidratos en comidas y colaciones es deseable e
indispensable en los tratamientos con insulina o secretagogos de insulina. La actividad
física regular contribuye a mantener la baja de peso en el tiempo.
• Es aconsejable eliminar los azúcares simples (miel, azúcar) o disminuir a no más del
5% de las calorías.
• El uso moderado de edulcorantes no calóricos (aspartame, sacarina, acesulfame y
sucralosa), no representan riesgo para la salud y pueden ser usados en reemplazo del
azúcar.
• Edulcorantes como sorbitol y fructosa tienen un aporte calórico similar al de la
sacarosa, el que debe considerarse en el cálculo de los carbohidratos.

La distribución del aporte calórico será:
• 50-60 % hidratos de carbono. Suprimir carbohidratos refinados.
• 30% lípidos
• < 10% grasas saturadas.
• > 10% grasas monoinsaturadas (aceite de oliva, raps). El resto, poliinsaturados
(aceites de maíz, maravilla o pepa de uva).
• Colesterol < 300 mg diarios.
• 15-20% proteínas (no más de 1 gramo/Kg peso).
• Fibra, 25 g/1000 calorías.

 Ejercicio y diabetes

Corresponde a una parte importante del tratamiento no farmacológico de la DM, debido


a que produce efectos directos en la captación de glucosa por el músculo; potencia el efecto
insulínico; disminuye los niveles de colesterol y TGC y aumenta el colesterol HDL; disminuye
los niveles de PA y colabora en la reducción de peso, con un efecto beneficioso en el área
psicológica. No obstante, si no se evalúa el ejercicio antes de incorporarse en el tratamiento,
puede traer efectos negativos como la presentación de problemas cardiacos (isquemia
miocárdica, arritmia), enfermedad articular degenerativa o úlceras del pie.

5.2- Tratamiento farmacológico oral-hipoglicemiante

Personas obesas

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 Se deben incorporar a un programa integral similar al de los obesos no diabéticos
durante 4 meses, con énfasis en el tratamiento no farmacológico. Si se logra la meta se
debe reforzar y mantener este programa, además de seguir con controles de glicemia y
HbA 1c cada 4 meses.
 Si el paciente no logra la meta (glicemia <110 mg/DL) requiere de terapia
farmacológica, en primera instancia se utiliza metformina (a menos que exista
contraindicación), con dosis inicial de 850 mg diarios, y controles de glicemia cada 2
meses, llegando hasta 2550 mg diarios, si es necesario. Algunas contraindicaciones de
la metformina son principalmente gastrointestinales (diarrea y sabor metálico). También
existe la posibilidad de acidosis láctica que tiene alta mortalidad, ocurre con mayor
frecuencia en pacientes con insuficiencia renal, por lo que es recomendable suspender
con niveles de creatinemia >1.5 mg/Dl.
 Si no se logra la meta con metformina, se debe asociar una sulfonilurea, de preferencia
glibenclamida, en dosis progresiva desde 5 hasta 20 mg diarios, y controles cada 2
meses para ajustar. En caso de insuficiencia renal está contraindicada (especialmente
con clearence de creatinina de <30 ml/min).
 Si persisten glicemias mayores de 130 mg/Dl. y HbA1c>8%, considerar insulina.

Personas con peso normal


El tratamiento farmacológico se inicia con glibenclamida 5-10 mg diarios, hasta 20 mg
según controles cada 2 meses. Si persisten niveles de glicemia en ayunas >130 mg/Dl. y HbA1c
>8% adicionar metformina, llegando hasta 1700 mg diarios. Si no se logra la meta, adicionar
insulinoterapia.

Indicación de insulinoterapia

Indican falla de la célula b pancreática, las siguientes condiciones clínicas:

 Incapacidad para mantener niveles glicémicos adecuados a pesar de recibir dosis


máximas de hipoglicemiantes orales, de los cuales uno debe ser insulinosecretor.
 Haber perdido peso en forma acelerada y/o tener un peso cercano al deseable,
 Descartar la presencia de enfermedades intercurrentes (infecciones, infarto,
politraumatismos).
 Se debe iniciar insulinoterapia en primera línea en descompensaciones agudas graves y
dejar para una etapa posterior la indicación de un hipoglicemiante oral.
 Se debe administrar en forma transitoria cuando se usan medicamentos que alteran la
glicemia (glucocorticoides), cirugía y embarazo.

Insulinoterapia en sujetos obesos

Si con dosis máxima de metformina y glibenclamida no se logra la meta, adicionar


insulina NPH nocturna en dosis inicial de 0.1 U/kg e ir ajustando. Esta terapia asociada a la
anterior, permite utilizar dosis de insulina más bajas que con insulinoterapia exclusiva, lo que
evita el aumento de peso asociado al uso de esta. Además, facilita el inicio de insulinoterapia.

Insulinoterapia en sujetos con peso normal

Iniciar con insulina nocturna como en el caso de obesos, en dosis de 0.1 U/kg y ajuste
posterior. Si HbA1c persiste >8%, considerar insulina NPH predesayuno y reevaluar uso de
hipoglicemiantes orales, porque pueden ser suspendidos. Si con insulinoterapia no logran la
meta de glicemia y HbA1c referir a especialista.

6.- Metas del tratamiento

La meta terapéutica es lograr la normoglicemia. En la práctica, glicemia en ayunas


menor o igual a 110 mg/Dl. y HbA1c de7%, para unificar criterios y así tomar decisiones

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terapéuticas, considerando la glicemia en ayunas para efectuar los ajustes y se utilizará metas
intermedias de 130mg/Dl. inicialmente, con el fin de evitar hipoglicemias cuando se está
comenzando la terapia medicamentosa.

• Glicemia en ayunas <110 mg/Dl.


• Hemoglobina glicosilada A1c<7%

Se deben abordar concomitantemente todos los factores de riesgo cardiovascular,


especialmente el control de la HTA, dislipidemia y tabaquismo.

7.- Pesquisa de complicaciones

o Nefropatía: Realizar pesquisa de daño renal precoz determinando el índice


albúmina/creatinina con equipo DCA 2000, que no requiere recolección de orina de 24
hrs., al medirse en muestra aislada y el valor de la albúmina está corregido por la
creatinina. A través de este método, el valor normal es <13 mg/g creatinina. Determinar
la microalbuminuria persistentes un índice de nefropatía incipiente, indica la utilización
de inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina, incluso con valores normales
de PA. En hipertensión, optimizar la terapia utilizando preferentemente inhibidores de
la ECA o, si no son tolerados o están contraindicados, se considera el uso de
antagonistas del receptor de la angiotensina II. Si un paciente tiene proteinuria >0.5
gramos en 24 horas se considera en etapa de neuropatía clínica, lo cual no es necesario
determinar la microalbuminuria.

o Retinopatía: Realización anual de evaluación de fondo de ojo por oftalmólogo.

o Pie diabético: Aplicación de puntaje para la determinación de riesgo de desarrollar una


úlcera en el pie.

8.- Educación en diabetes

La educación del paciente y de su familia por un equipo de salud interdisciplinario


capacitado, es la base del tratamiento para lograr un buen control de la enfermedad y evitar las
complicaciones.

La educación estructurada es individual o grupal, continua y evaluada y puede mejorar


los conocimientos sobre la enfermedad, el manejo de la alimentación y la actividad física, el
control metabólico y del peso corporal, como también el bienestar psicológico particularmente
cuando tiene un enfoque participativo que enfatiza el desarrollo de las habilidades prácticas.

El programa educativo está dirigido a lograr las siguientes competencias en los pacientes:

- Conocer los aspectos generales de la enfermedad.


- Comprender la relación entre dieta, ejercicio y glicemia.
- Aprender a prevenir detectar y tratar las complicaciones agudas y crónicas de la DM2.
- Cuidar su higiene dental, piel y de los pies.
- Identificar las conductas de riesgo personales (fumar, abuso de alcohol, sedentarismo y
automedicación).
- Conocer las características de los medicamentos, su administración y riegos (según
corresponda).
- Realizar autocontrol y modificar su tratamiento según los resultados (cuando
corresponda).

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- Mantener el control de su enfermedad en ocasiones especial (Ej.: festividades, viajes,
días de enfermedad).
- Planificar el embarazo (mujeres en edad fértil).
- Hacer uso de redes de apoyo comunitario.
- Manejar estrategias para incrementar la habilidad de cambiar conductas, cumplir
objetivos del tratamiento y resolver conflictos diarios.
- Utilizar técnicas del manejo del estrés.

9.- Rol del profesional de Enfermería

Según lo indicado en la guía clínica, podemos rescatar variadas funciones que debe
cumplir el profesional de en Enfermería respecto a esta patología. Se destaca el rol asistencial y
educacional, principalmente. Sin embargo, también existe un importante rol administrativo que
se debe desarrollar, especialmente en el sentido de poder trabajar en conjunto con los otros
profesionales y realizar las derivaciones necesarias, oportunamente.

Es así, como identificamos las más relevantes actividades generales:

o Asistencia:

- Pesquisa precoz para lograr un diagnóstico oportuno y evitar complicaciones futuras.


- Dar las indicaciones necesarias para la toma de exámenes.
- Hacer efectivas las indicaciones de sospecha de DM2 y asegurarse de que se cumpla la
medición de glicemia en ayunas en sangre venosa y capilar.
- Administra y/o educar sobre el tratamiento farmacológico.
- Supervisión en lo relativo a controles periódicos y el consumos de fármacos, los que
pueden verificarse mediante la toma de exámenes.
- Control de glicemia en diabéticos.

o Educación:

- Respecto a la alimentación saludable y actividad física, en caso de que sea necesario


puede coordinar con otros profesionales, como es el caso de nutricionista.
- Respecto al autocuidado para la prevención y mejora de enfermedades
cardiovasculares, identificando factores de riesgo.
- Respecto a las causas y consecuencias de la enfermedad.
- Respecto a la importancia de la adherencia al tratamiento.
- Respecto a la importancia de las redes de apoyo y el autocontrol.

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Conclusión

La revisión bibliográfica realizada nos ha entregado variados conocimientos sobre una


enfermedad que aqueja cada día más a nuestra población. Es así, como nos plantea una serie de
intervenciones y actividades necesarias para el oportuno diagnostico y tratamiento de las
personas afectadas. En este sentido, es que reconocemos el importante e imprescindible rol del
profesional de Enfermería, quien en esta área específicamente debe poner en práctica todas las
funciones y capacidades propias del perfil del profesional de Enfermería, con el fin de otorgar
cuidados eficaces y de alta calidad.

Ambas guías, ponen énfasis en la prevención de futuras complicaciones relacionadas,


entregando recomendaciones y proponiendo ejecutar lo necesario para evitar aumentar la
morbilidad y mortalidad a causa de esta patología.

En general, consideramos que este programa, sumado a los demás implementados por el
MINSAL, constituyen una necesaria herramienta de trabajo, que debemos conocer y manejar,
ya que es un deber fundamental del profesional de Enfermería, estar al tanto de las
características, causas y manifestaciones de las principales enfermedades vigentes y
amenazantes de la actualidad.

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