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ARTERIOSCLEROSIS

La arteriosclerosis es un término general utilizado en medicina humana y veterinaria, que se


refiere a un endurecimiento de arterias de mediano y gran calibre. La arteriosclerosis por lo
general causa estrechamiento (estenosis) de las arterias que puede progresar hasta la oclusión del
vaso impidiendo el flujo de la sangre por la arteria así afectada.

Etiología

El pilar sobre el que se fundamenta el origen de la lesión arteriosclerótica es la disfunción


endotelial. Se estima que ciertos trastornos del tejido conjuntivo puedan ser factores de iniciación
que, sumados a factores de riesgo como la hipertensión, promuevan la más frecuente aparición
de arteriosclerosis en algunos grupos de individuos.

Tipos de arteriosclerosis

Aterosclerosis, es la forma más frecuente de arteriosclerosis, caracterizada por un


engrosamiento de la túnica íntima con placas que contienen macrófagos llenos de lípidos,
grasas, principalmente el colesterol.
Arteriosclerosis obliterante, una forma de arteriosclerosis específica de las arterias de las
extremidades inferiores, frecuente en adultos mayores de 55 años, caracterizada por
fibrosis de las capas de las arterias con obliteración y estrechamiento considerable de la
luz del vaso.
Esclerosis de Monckeberg, poco frecuente, vista especialmente en personas ancianas, y
que afecta generalmente a las arterias de la glándula tiroides y del útero y rara vez se
presenta estrechamiento de la luz arterial.
Arteriosclerosis hialina o nefrosclerosis, se refiere al engrosamiento de las paredes de las
arterias por depósito de material hialino (la palabra hialino se deriva del griego hyalos,
que significa vidrio), visto generalmente en pacientes con patologías renales y diabéticos.
Esclerosis de la vejez, en la que se observa naturalmente una remodelación de las
grandes arterias a medida que aumenta la edad, caracterizada por rigidez arterial y que se
asocia con hipertensión sistólica.

Factores de riesgo

Los factores de riesgo más comunes son los siguientes: hipertensión tanto los valores
sistólicos como los diastólicos influyen a la elevación del riesgo acompañado de
hipercolesterolemia. Gradualmente existe a mayor edad una mayor tensión arterial
debido a la pérdida de elasticidad de los vasos.
El consumo de cigarrillos, aumenta la presión debido a la afección de la microvasculatura
generalizada.
Predisposición a la arterosclerosis que presentan, aumento de homocisteína en plasma,
factores relacionados con la hemostasia y trombosis, y por supuesto los antecedentes
familiares. Otros posibles factores de riesgo son niveles elevados de la proteína C reactiva
(PCR) en la sangre que puede aumentar el riesgo de aterosclerosis y de ataques al
corazón; altos niveles de PCR son una prueba de inflamación en el cuerpo que es la
respuesta del organismo a lesiones o infecciones. El daño en la parte interna de las
paredes de las arterias parece desencadenar la inflamación y ayudar al crecimiento de la
placa.
Las personas con bajos niveles de PCR pueden tener aterosclerosis a una tasa más lenta
que cuando se tienen niveles elevados de PCR y la investigación está en curso para
establecer si la reducción de la inflamación y la disminución de los niveles de PCR también
puede reducir el riesgo de la aterosclerosis al igual que las hormonas sexuales, los
estrógenos son protectores de la aterosclerosis y por ende las mujeres son más afectadas
después de la menopausia.

Falta de ejercicio físico y una dieta alta en grasas: Las causas más importantes de la
arteriosclerosis son la falta de ejercicio físico, excesiva ingesta de azúcar blanco, comidas
refinadas, y una dieta alta en grasas rica en colesterol.

Obesidad, diabetes y estrés: Otras enfermedades como la presión sanguínea alta,


obesidad, y diabetes también pueden causar el endurecimiento de las arterias. El estrés
emocional juega una parte importante, y los ataques cardíacos son más comunes durante
períodos de alteraciones mentales y emocionales, particularmente aquellas involucradas
en ocupaciones sedentarias.

Síntomas de la arteriosclerosis

En general, los efectos clínicos o síntomas de la arteriosclerosis aparecen en primer lugar a nivel
de las piernas o los pies. Cuando las arterias principales se estrechan disminuye el riego sanguíneo
en estas zonas, y esto suele manifestarse de una forma muy característica como un dolor en las
piernas cuando se camina continuadamente unos 100 o 200 metros. Esto se debe a que al iniciar
la actividad física los vasos más pequeños asumen el aporte de sangre, pero rápidamente se
establece la necesidad de un aporte de sangre mayor, lo que depende de vasos más importantes
que, en este caso, se encuentran afectados por la arteriosclerosis, por lo que dicha necesidad no
se satisface y se origina el dolor. Cuando se detiene la actividad el dolor desaparece a los pocos
segundos, para volver a instaurarse si se continúa caminando otros tantos metros. A este
conjunto de síntomas, dolor, reposo, y de nuevo dolor, se le conoce como claudicación
intermitente, y es una forma muy típica de manifestación de la arteriosclerosis.

Otra forma de manifestación de la arteriosclerosis ocurre cuando algunos de los vasos sanguíneos
quedan totalmente ocluidos. Si esta obstrucción se produce de forma paulatina se pueden formar
nuevos circuitos vasculares que rieguen esa zona, aunque de manera más precaria. La circulación
arterial deficiente reduce la sensibilidad al calor o al frío e, incluso, a la presión, por lo que los pies
se vuelven más vulnerables a los traumatismos menores e infecciones. Si la oclusión es brusca,
porque una placa de ateroma interrumpe la circulación sanguínea repentinamente, puede
aparecer un dolor agudo en la pierna, que se pone pálida y fría por debajo del nivel del bloqueo.
En casos más graves, generalmente en diabéticos mal controlados, puede haber gangrena, que es
la muerte de los tejidos que se produce más frecuentemente en las puntas de los dedos del pie o
en la zona más inferior de la pierna.

A diferencia de los problemas circulatorios que acontecen en los miembros inferiores, la forma de
manifestación de peor pronóstico de la arteriosclerosis es aquella que debuta de manera silente
hasta que da la cara en forma de infarto cardiaco o cerebrovascular. Estas son las complicaciones
más graves de este trastorno y las que mayor número de muertes producen.

Diagnóstico de la arteriosclerosis

El diagnóstico de la arteriosclerosis en sí es muy complicado. Como, por lo general, este problema


no suele dar la cara hasta que no se produce el infarto de miocardio o el ictus cerebral, lo más
importante a la hora de diagnosticar esta enfermedad es sospechar su existencia cuando el
paciente presente varios factores de riesgo cardiovascular, por ejemplo si se trata de un fumador
con el colesterol elevado y sobrepeso.

En cuanto a los problemas circulatorios de los miembros inferiores, el diagnóstico suele basarse
en una buena historia clínica. Ante la presencia de dolor con el ejercicio, que se alivia con el
reposo y que reaparece al retomarse la actividad, es fácil sospechar que el problema de base es la
arteriosclerosis. Una forma sencilla de confirmarlo es medir la presión arterial en un brazo, así
como en el tobillo de ese mismo lado; cuando existe una diferencia entre ambos valores, de
forma que la presión en el tobillo es menor que la del brazo, esto suele significar que las arterias a
nivel de la pierna se encuentran estrechadas por la arteriosclerosis.

Entre las pruebas diagnósticas que pueden realizarse para obtener un diagnóstico de la
arteriosclerosis más certero destacan la ecografía, el eco-doppler o la angiografía. Con estas
pruebas se puede determinar a qué nivel se encuentra la oclusión arterial, y valorar la necesidad o
no de tratamiento quirúrgico.

Complicación de la arteriosclerosis

El mayor peligro del engrosamiento de los vasos sanguíneos y el depósito de grasa reside en el
estrechamiento de las arterias que nutren órganos que son vitales. Cuando estos tejidos no
reciben el aporte necesario de sangre se produce una situación de muerte celular conocida como
isquemia. Este acontecimiento, a nivel del corazón o del cerebro, puede resultar nefasto para el
paciente. Además, la falta de aporte sanguíneo a los órganos también puede originarse por la
liberación de fragmentos del depósito graso de los vasos, que viajan por la circulación hasta
impactarse en un vaso, ocluyéndolo totalmente, y causando de esta forma la isquemia del tejido
irrigado por dicho vaso. Este trastorno en concreto se denomina embolismo arterial.

Cuando algo de esto ocurre a nivel de las arterias coronarias (los vasos sanguíneos que llevan la
sangre al corazón) se origina la llamada angina de pecho (dolor a nivel del tórax que suele
aparecer con el ejercicio) o, si es más grave, el infarto de miocardio. Si los vasos afectados son los
de la circulación cerebral se produce un trastorno conocido como ictus, que consiste en que parte
del sistema nervioso deja de funcionar, la mayoría de las veces irreversiblemente, debido a un
déficit de aporte sanguíneo a esa zona concreta.

Tratamiento médico

No existe tratamiento médico alguno demostrado para la arteriosclerosis pese a ser el fármaco
probablemente más buscado por la industria farmacéutica.

El tratamiento farmacológico (antihiperlipidémicos, antiagregantes o anticoagulantes)


sirve para disminuir sus causas o sus consecuencias.

El tratamiento quirúrgico es muy resolutivo en la cardiopatía isquémica y también en


otras localizaciones.

El tratamiento profiláctico consiste en evitar los factores predisponentes de la


enfermedad y a las complicaciones de ésta: obesidad, hipertensión, sedentarismo,
hiperglucemia, hipercolesterolemia, tabaquismo, etc.
Tratamientos herbales

A grandes rasgos, la fitoterapia consiste en el uso de ciertas plantas para remediar o aliviar algún
padecimiento, en este caso la arteriosclerosis. En este caso se utilizan plantas que mejoran la
circulación sanguínea; plantas diuréticas, que aumentan la expulsión de líquidos del organismo,
favoreciendo así la eliminación de toxinas y plantas vasotónicas, las cuales protegen los vasos
sanguíneos proporcionándoles mayor flexibilidad.

No obstante, es muy importante que antes de utilizar alguna de estas plantas o productos
naturales se consulte a un médico para descartar posibles afecciones o efectos secundarios.
Además, es importante resaltar también que este tratamiento puede no ser efectivo en todos los
casos, por lo que es necesario determinar si la fitoterapia es la más adecuada o si se debe de
utilizar como un complemento.

Ajo

El ajo es un producto natural de gran ayuda para combatir la arterioesclerosis ya que contiene
propiedades, particularmente la alicina, que reducen la hipertensión y mejoran la salud de los
vasos sanguíneos. Asimismo, tiene propiedades anticoagulantes que permiten una mejor
circulación de la sangre, evitando precisamente la formación de coágulos que puedan obstruir los
vasos.

Cebolla

La cebolla es otra planta de gran ayuda en el combate de la arterioesclerosis. En este caso, este
vegetal presenta altos niveles de quercetina, un elemento que ayuda a hacer más ligera o diluir la
sangre, evitando de esta manera la formación de trombos u obstrucciones de los vasos
sanguíneos.

Manzana

Por su parte, la manzana tiene grandes cantidades de pectina, quercetina y vitamina C, entre
otras cosas, todos estos elementos ayudan a reducir los niveles de colesterol, previenen la mala
circulación y fluidifican la sangre; es decir, ayudan a que esta última circule libremente por los
vasos sanguíneos.

Alcachofa

La alcachofa tiene ciertas propiedades que ayudan sobre todo a reducir el nivel de colesterol en la
sangre, así como a disminuir la presión arterial. De hecho, los ácidos de esta planta ayudan a
evitar o a recuperarse de algún padecimiento cardiovascular como pueden ser los infartos, la
angina de pecho o la taquicardia.
Diente de león

Esta popular planta también tiene componentes que ayudan a remediar la arterioesclerosis. Esta
planta tiene principalmente efectos diuréticos, por lo que ayuda a eliminar líquidos y toxinas a
través de la orina. Asimismo reduce el colesterol en la sangre y fortifica el hígado. Se puede
consumir a través de una infusión.

Linaza

La linaza ayuda a reducir los niveles de colesterol malo en la sangre, además de evitar la
formación de coágulos en la sangre. Además, la linaza también es benéfica para las personas que
sufren de diabetes u obesidad gracias a que tiene un alto nivel de mucílagos.

Chía

Esta planta contiene importantes niveles de mucílagos y omega 3, por lo que disminuye el
colesterol además de que es útil para combatir la diabetes y la obesidad. Regula la absorción de
hidratos de carbono y causa una sensación de saciedad.

Laurel

El laurel es otra planta benéfica para el organismo. En este caso contiene ácidos oleico, linoleico y
láurico que fundamentalmente ayudan al buen funcionamiento de los vasos sanguíneos,
permitiendo una libre circulación de la sangre.

Ortiga

Por su parte, la ortiga es un importante producto diurético que ayuda a eliminar las toxinas del
cuerpo a través de la orina. Igualmente contiene ácido fólico y oligoelementos que, entre otras
cosas, ayudan al bienestar general del organismo.

Limón

Esta planta es una de las que más beneficios aporta al organismo. Para el caso de la
arterioesclerosis, el limón mantiene las arterias limpias y elásticas, evitando la hipertensión. Esto
se debe a su alto contenido en vitamina C y a sus flavonoides. De esta manera, ayuda a mantener
vivo el colesterol bueno, disminuyendo el colesterol malo.
ARTRITIS

El término artritis sirve para designar la existencia de inflamación en alguna articulación. Cuando
hablamos de artritis, no nos referimos a una causa única, pues existen más de 100 enfermedades
diferentes que pueden causarla. Si afecta únicamente a una articulación se llama monoartritis,
cuando son 2 o 3 recibe el nombre de oligoartritis y si afecta 4 o más simultáneamente, se
denomina poliartritis. Puede producirse por muchas causas, como un traumatismo, también por
una infección, mecanismos de autoinmunidad o ser de origen desconocido. A veces tiene
consecuencias graves y provoca dolor y pérdida de movilidad en la articulación afectada. En
algunos casos, sobre todo en la poliartritis, impide una vida normal y dificulta de forma muy
importante la movilidad de la persona afectada. El tratamiento puede realizarse con diversos
fármacos, dependiendo de la causa y el tipo de artritis. No debe confundirse la artritis con la
artrosis que es una enfermedad degenerativa y no inflamatoria que en ocasiones, sobre todo en
la literatura anglosajona, se denomina osteoartritis, no siendo en realidad una artritis.

Tipos

Existen numerosas enfermedades y síndromes que pueden producir artritis, entre ellos:

Artritis por microcristales: la padecen los afectados de gota y pseudogota.


Artritis reumatoide y sus variantes, como la artritis juvenil idiopática, provocadas por
fenómenos de autoinmunidad.
Artritis infecciosa también llamada artritis séptica. Está causada por una infección de
origen bacteriano, vírico, micótico o parasitario.
Artritis secundarias a otras enfermedades, como la artritis psoriásica, la artritis asociada
a enfermedad inflamatoria intestinal, la artritis del lupus eritematoso sistémico, púrpura
de Schönlein-Henoch, sarcoidosis y muchas otras.
Artritis reactiva. Recibe este nombre la artritis que aparece tras una infección intestinal,
genital o urinaria. Por ejemplo la artritis del Síndrome de Reiter.
Artritis neuropática: producida por lesiones del sistema nervioso. En realidad no es una
artritis y su denominación correcta es artropatía neuropática o articulación de Charcot.2
Osteoartritis. El nombre más adecuado de esta afección es artrosis y no es una verdadera
artritis, pues está provocada por fenómenos degenerativos en la articulación y no por
inflamación de la misma.

Causas

La artritis involucra la degradación del cartílago. El cartílago normal protege una articulación y
permite que ésta se mueva de forma suave. El cartílago también absorbe el golpe cuando se
ejerce presión sobre la articulación, como sucede cuando usted camina. Sin la cantidad usual de
cartílago, los huesos se rozan. Esto causa dolor, hinchazón (inflamación) y rigidez.

La inflamación de la articulación puede ser consecuencia de:

Una enfermedad autoinmunitaria (el sistema inmunitario del cuerpo ataca por error al
tejido sano).
Fractura ósea.
"Desgaste y deterioro" general de las articulaciones.
Infección, generalmente por bacterias o virus.
En la mayoría de los casos, la inflamación articular desaparece después de que la causa
desaparece o recibe tratamiento. Algunas veces, no sucede así. Cuando esto sucede, usted tiene
artritis crónica. La artritis puede presentarse en hombres o mujeres.

Síntomas

La artritis causa dolor, hinchazón, rigidez y movimiento limitado en la articulación. Los síntomas
pueden abarcar:

Dolor articular.
Inflamación articular.
Disminución de la capacidad para mover la articulación.
Enrojecimiento y calor de la piel alrededor de una articulación.
Rigidez articular, especialmente en la mañana.

Pruebas y exámenes

El médico llevará a cabo un examen físico y hará preguntas acerca de la historia clínica.

El examen físico puede mostrar:


Líquido alrededor de una articulación.
Articulaciones calientes, rojas y sensibles.
Dificultad para mover una articulación (denominado "rango de movimiento limitado").

Algunos tipos de artritis pueden causar deformidad articular, lo cual puede ser un signo de artritis
reumatoidea grave que no se ha tratado.

Con frecuencia se hacen exámenes de sangre y radiografías de las articulaciones para verificar la
presencia de infección y otras causas de artritis.

El médico también puede extraer una muestra del líquido de la articulación con una aguja y
enviarla a un laboratorio para su análisis.

Tratamiento médico

El objetivo del tratamiento es reducir el dolor, mejorar la función y prevenir un daño articular
mayor. Generalmente no se puede curar la causa subyacente.

CAMBIOS EN EL ESTILO DE VIDA

Los cambios en el estilo de vida son el tratamiento preferido para la osteoartritis y otros tipos de
inflamación articular. El ejercicio puede ayudar a aliviar la rigidez, reducir el dolor y la fatiga y
mejorar la fortaleza ósea y muscular. El equipo médico puede ayudarle a diseñar un programa de
ejercicios que sea lo más adecuado para usted.

Los programas de ejercicios pueden abarcar:


Actividad aeróbica de bajo impacto (también llamada ejercicios de resistencia).
Ejercicios de rango de movimiento para la flexibilidad.
Ejercicios de fortaleza para el tono muscular.

El médico puede sugerir fisioterapia, que podría incluir:

Calor o hielo.
Férulas o dispositivos ortopédicos con el fin de apoyar las articulaciones y ayudar a
mejorar su posición; esto con frecuencia es necesario para la artritis reumatoidea.
Hidroterapia.
Masaje.

MEDICAMENTOS:

Se pueden recetar medicamentos junto con cambios en el estilo de vida. Todos los medicamentos
tienen algunos riesgos, algunos más que otros. Es importante que el médico lo vigile
cuidadosamente cuando esté tomando medicamentos para la artritis.

Medicamentos de venta libre:

El paracetamol (Tylenol ) generalmente es el primero que se ensaya. Tome hasta 4,000


mg al día (2 Tylenol de concentración para artritis cada 8 horas). Para prevenir el daño al
hígado, no tome más de la dosis recomendada. Puesto que varios medicamentos que
contienen paracetamol están disponibles sin receta, necesitará incluirlos en los 4,000 mg
al día máximo. Además, evite el alcohol al tomar paracetamol.
El ácido acetilsalicílico (aspirin), el ibuprofeno o el naproxeno son antinflamatorios no
esteroides (AINE) que pueden aliviar el dolor de la artritis. Sin embargo, pueden tener
riesgos cuando se usan durante un período prolongado. Los efectos secundarios
potenciales abarcan ataque cardíaco, accidente cerebrovascular, úlceras estomacales,
sangrado del tubo digestivo y daño renal.

Los medicamentos que necesitan receta abarcan:

Los biológicos se usan para el tratamiento de la artritis autoinmunitaria y abarcan:


etanercept (Enbrel), infliximab (Remicade), adalimumab (Humira), abatacept (Orencia),
rituximab (Rituxan), golimumab (Simponi), certolizumab (Cimzia) y tocilizumab (Actemra).
Estos fármacos pueden mejorar la calidad de vida de muchos pacientes, pero pueden
tener efectos secundarios graves.
Los corticosteroides ("esteroides") ayudan a reducir la inflamación. Se pueden inyectar en
articulaciones que presentan dolor o se pueden administrar por vía oral.
Los medicamentos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (DMARD, por sus
siglas en inglés) se usan para tratar artritis autoinmunitaria y abarcan: metotrexato,
sulfasalazina, hidroxicloroquina y leflunomida.
Los inmunodepresores, como azatioprina o ciclofosfamida, se utilizan para tratar
pacientes con artritis reumatoidea cuando otros medicamentos no han funcionado.
Para la gota, se pueden usar allopurinol (Zyloprim) o febuxostat (Uloric) para disminuir el
ácido úrico.
Es muy importante tomarse los medicamentos de la manera como lo recete el médico. Si usted
está teniendo dificultades para hacerlo (por ejemplo, debido a efectos secundarios intolerables),
debe hablar con el médico. Asimismo, cerciórese de que el médico sepa respecto a todos los
medicamentos que usted está tomando, incluso vitaminas y suplementos comprados sin receta.

CIRUGÍA Y OTROS TRATAMIENTOS:

En algunos casos, la cirugía se hace si otros métodos no han funcionado. Esto puede abarcar:

Artroplastia, como la artroplastia total de rodilla.

Tratamientos Herbales Para La Artritis

Los remedios herbales que se promueven para el tratamiento de la artritis incluyen lo siguiente:
jengibre, vid china del dios del trueno, extracto de corteza de sauce, hierba santa, uña de gato y
ortiga.

Si bien existe cierta evidencia de que el jengibre y el extracto de corteza de sauce pueden aliviar el
dolor, estos remedios contienen sustancias químicas similares a las de los compuestos
antiinflamatorios no esteroideos (AINE) aprobados por la FDA, como naproxeno (Aleve) e
ibuprofeno (Advil). Los AINE, ya sean purificados o en mezclas herbales, pueden causar
inflamación estomacal e intestinal. Además, pueden interferir con la coagulación sanguínea y
causar la retención de líquidos, lo cual provoca problemas a las personas con presión sanguínea
elevada o fallo cardíaco.

La vid china del dios del trueno también alivia el dolor y la inflamación; no obstante, su uso
crónico puede causar el debilitamiento del sistema inmunológico y los huesos (osteoporosis).

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