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UNIVERSIDAD ABIERTA PARA ADULTOS

ESCUELA DE DERECHO

PARTICIPANTE

Jacqueline Duarte

MATRICULA

15-6381

ASIGNATURA

DERECHO NOTARIAL

TEMA

ORIGENES DEL DERECHO NOTARIAL CONCEPTOS,


OBJETOS E IMPORTANCIA.

FACILITADOR

Francisco Vázquez
1. Elabora una línea de tiempo acerca de la evolución del Derecho Notarial
en la Época Colonial.
Desde mucho antes de la invención de la escritura, las necesidades de la vida
han llamado a los hombres a contratar entre ellos, las personas siempre han
estado interesadas en poner testigos o poseer algún escrito para dejar
constancia de su negocio jurídico.

Eran los tiempos en que la prueba testimonial era la única que se podía
establecer las obligaciones reciprocas, pues en la antigüedad, las
convenciones se hacían ante numerosas personas presentes para que sirvieran
de testigos de las mismas.

Desde los tiempos Bíblicos, en el antiguo testamento de la Biblia, se presentan


algunos episodios que constituyen auténticos ejemplos, en el libro de
Génesis, capítulo 21, versículos 27 al 31 inclusive, se describe una forma de
convención testimonial, dicho capítulo registra lo siguiente:

Abraham tomó unas ovejas y unas vacas y se las dio a Abimalec e hicieron los
dos un pacto. Abraham apartó siete ovejitas de su rebaño y Abimalec le
pregunto: ¿qué significan estas siete ovejitas que has apartado?, y él le
respondió; estas siete ovejitas las recibirás de mi mano como prueba de que yo
he abierto este pozo. Por eso fue llamado aquel lugar Berseba, o sea pozo del
juramento, porque allí juraron ambos, hicieron, pues, un pacto en Berseba.

Esto es un ejemplo de una prueba testimonial. Como esta existen muchas otras
pruebas en la Biblia, en los que los contratantes requerían testigos o documentos
para asegurarse de la validez de lo pactado.

Se les atribuye a los Fenicios haber organizado los signos gráficos y señales
existentes en esos tiempos hasta transformarlos en lo que es hoy el
alfabeto. Con la invención de la escritura las convenciones son constatadas de
manera más cierta y permanente, siendo reemplazada la presencia del pueblo
por la de un escriba, que era una persona que podía leer y escribir, y que estaba
autorizada por el Estado para realizar dichas convenciones. Por razones de esa
autorización estatal se les llamó “público”, término que con el devenir del tiempo
se ha aplicado a los oficiales o funcionarios que ejercen al servicio del Estado.

Algunos destacados tratadistas del derecho notarial, consideran que en las


épocas primitivas la función, o más propiamente el oficio de escribano, existía
completamente en los ordenamientos, pero no se había creado el
funcionamiento que lo ejercería con autonomía y eficacia como hoy en día
corresponde a la función notarial.

En este punto traemos a colación una frase que es atinente al caso: “En el
principio fue el documento”. No hay que olvidarlo, el documento creo al
notario, aunque hoy el notario haga el documento.

Orígenes del Notario

La institución del notario como tal tiene su origen en la edad media y se desarrolla
en los países del derecho escrito, bajo la influencia del Derecho Romano. En los
inicios de la práctica notarial como función regida por el Estado los
nombramientos se hacían por influencias de tipo político, social o religioso. La
multiplicidad de notarios fue tal que hubo de ser minuciosamente reglamentada
por la autoridad real.

Las solicitudes para actuar como notarios en Francia eran de tal magnitud que
se les llego a considerar antes de la Era Napoleónica como una plaga porque
además de los notarios reales todas las jurisdicciones señoriales tenían notarios
especiales. Había notarios episcopales, imperiales y apostólicos, todos ejercían
sus funciones con brusquedad y en virtud de una investidura a menudo dudosa.

Derecho Notarial de la Época Colonial


Vinculados al descubrimiento de América, se conocen algunos escribanos o
notarios que en alguna u otra forma intervinieron en el magno acontecimiento del
descubrimiento y en las primeras manifestaciones de la conquista Española.

En el artículo “Los Notarios en el Descubrimiento de América”, publicado en la


Revista Internacional del Notario, el autor reconoce como el primer hombre en
ofrecerle su ayuda a Cristóbal Colon a Don Luís de Santagel, funcionario de la
Corona de Aragón, que desempeño en 1481 (once años antes del
Descubrimiento), el cargo de escribano de ración o jefe de la tesorería del rey
Fernando Católico. Era amigo personal de Colón y fue quien intercedió por él
ante los Reyes para la firma de las Capitulaciones de Santa Fe y que le
financiaran el viaje a América.

A Don Diego Méndez se le reconoce como escribano y secretario de Colón y se


le atribuyen los relatos conocidos del Descubrimiento.

El Primer Notario de América fue Don Rodrigo de Escobedo, Escribano de


Cuadra y del Consulado del Mar, que era en esos tiempos la institución
encargada de regular las relaciones y las actividades marítimas-comerciales en
España, quien en ejercicio de sus funciones acompaño a Colon en su primer
viaje y levantó un acto que da cuenta de la toma de posesión de la isla de
Guanahaní, en nombre de los Reyes, isla que el Almirante llamó San Salvador.

Con la llegada de Colón en 1942 fueron trasladadas a América muchas


instituciones jurídicas vigentes en la España de aquella época y, como en la
legislación española el oficio de escribano tenía gran importancia, así también
fue reconocida en la legislación indiana.

Derecho Notarial de América

El viernes 3 de agosto de 1492, cuando el futuro almirante de la Mar


Océana, parte desde el Puerto de Palos de Moguer, en la Carabela “Santa
María”, capitaneada por el propio Cristóbal Colón, viene con Don Rodrigo de
Escobedo, “Escribano de toda la Armada”, por ser el primero en pisar tierras
americanas y haber tenido el alto honor de levantar el acta en la que requería a
los indígenas que le manifestaran si tenían alguna objeción contra la ocupación
que hacían de esas tierras en nombre de los reyes de España.

Al pisar por primera vez las tierras que Colón creyó eran las Indias dijo a Rodrigo
de Escobedo, Escribano de toda La Armada, y a Rodrigo Sánchez de Segovia,
así como a todos los cristianos que se encontraban allí “que le diesen fe y
testimonio cómo él por ante todos tomaba, como de hecho tomó, posesión de la
isla, a la cual ponía nombre de Sant Salvador, por el Rey y por la Reina sus
señores, haciendo las protestaciones que se requerían”.

Rodrigo de Escobedo, en cumplimiento de las funciones a su cargo, tuvo que


levantar documento auténtico del acto solemne del desembarco y toma de
posesión de la isla, ya que la costumbre de la época exigía este tipo de
documento; y Colón debía llevar ante los reyes documentos de su hazaña.

La Independencia Efímera

Fue el período de tiempo transcurrido desde el golpe de Estado encabezado por


José Núñez de Cáceres el 30 de noviembre de 1821 hasta el 9 de febrero de
1822, fecha de inicio de los 22 años de unificación de la isla Española bajo las
leyes de la República de Haití.

Durante el resto del tiempo de la colonia la situación de nuestro notariado no


registro ningún cambio, hasta el 1821 con la independencia efímera, y la
consecuente ocupación del país en 1822 por los haitianos.”No tenemos
referencias sobre cómo se desarrolló el notariado en la época, pero suponemos
que fue común al notariado haitiano”.

El Derecho Notarial Durante el Periodo de la Ocupación Haitiana


Tan sólo tres meses después de obtener la independencia de España en 1821,
la parte oriental de la isla fue sometida al yugo haitiano por 22 años, terminando
ésta con la proclamación de Independencia el 27 de febrero de 1844.

En 1822 entraron a regir los códigos Franceses en el país y con ellos la ley
Francesa del 25 del ventoso, año XI del calendario de la Revolución Francesa,
o sea, el 16 de Marzo de 1803.

La administración Pública estaba dirigida, por aplicación de una Ley del 22 de


marzo de 1819, por tres altos funcionarios: El secretario de Estado, el Secretario
General y el Gran Juez, a este último le correspondía, hasta que su cargo fue
suprimido por la Constitución haitiana de 1843, designar los notarios luego de
ser aprobados en un examen por una comisión de tres colegas y estaban
limitados a seis en la capital de la República, cuatro por cada común cabecera y
dos para cada una de las otras comunas.

Estos notarios quedaban bajo la supervisión de los tribunales y debían enviar al


Gran Juez copia de todos los actos traslativos de propiedad Inmobiliar y cada
tres meses debían someter sus protocolos al examen del comisario del gobierno.

Con la ocupación haitiana durante 22 años se afianzó el desarrollo de la


legislación Francesa en la parte oriental de la isla y cuando se proclama la
independencia de la República en 1844, ya la adopción de los códigos
Franceses iba a ser una realidad.

Derecho Notarial en la Época Republicana

Por el Manifiesto del 16 de enero de 1844, que unificaba todas las tendencias y
justificaba las causas para luchar por la Independencia de Haití, se creó un
gobierno provisional llamado Junta Central Gubernamental con la facultad de
emitir decretos hasta tanto se aprobara la Constitución de la que sería una nueva
República.

La Junta Central Gubernamental, por Decreto de fecha 17 de agosto de 1844


ordenó las impresión de papel sellado con el escudo nacional, para sustituir el
de Haití, disponiéndose que debían redactarse en papel timbrado y ante notario
“todos los actos y documentos civiles, judiciales, extrajudiciales entre partes y
bajo firma privada”, constituyendo este la primera disposición propiamente
nacional que se refiere expresamente a la actuación escribanil.

Durante la Primera República, el 7 de junio de 1845, se encargó al Secretario de


Estado de Justicia e Instrucción Pública, a supervisar las actuaciones de los
notarios y legalizar los documentos oficiales destinados al extranjero.

El Presidente Santana, mediante el decreto No. 108 del 23 de junio de 1847,


ordena la traslación de los archivos de las antiguas escribanías existentes hasta
1821 y que estuvieren depositados en los Tribunales de Justicia Mayor de la
Capital y demás provincias, a ser entregados a la Suprema Corte de Justicia y
los de los años siguientes al 1822 a los escribanos que les sucedieron.

La Ley de Organización Judicial de 1852 dispuso que los Escribanos fueran


designados por el Poder Ejecutivo y posteriormente, cinco años después volvió
a ser la que designa a los notarios.

Durante la Anexión a España

En 1861 el país fue anexado nuevamente a España, recuperando finalmente su


independencia en 1865 con el Movimiento de la Restauración.

No hay documentos sobre la incidencia que pudieron tener las leyes españolas
durante

el periodo de 1861 al 1863, tiempo que fuimos considerados una provincia de


ultramar de España, pero se cree que alguna aplicación hubo ya que en
nuestra “madre patria”, se promulgo la Ley del notariado de fecha 28 de mayo
del año de 1862 que fue considerada como la mejor ley de Europa.

Derecho Notarial Después de la Restauración


El gobierno provisional del presidente José María Cabral y Báez derogó la ley
No. 472 y se promulgó el 31 de octubre de 1866 la Ley No. 966 que creó el
Reglamento Orgánico Judicial. Esta ley hacía obligatorio para los notarios remitir
el índice de sus actuaciones a la Suprema Corte de Justicia hasta el 31 de
diciembre de 1866.

A partir de esa ley de 1866 y hasta finales del siglo XIX, algunas de las leyes se
refirieron tangencialmente al tema del régimen notarial para tocar algunos puntos
específicos, generalmente referentes a la regulación de aspectos judiciales.

Durante el Siglo XX

En el inicio del siglo XX, el día 28 de julio de 1900, el Presidente Juan Isidro
Jiménez promulgó la Ley No. 4037, del Notariado, la que, al leerla desde su
artículo primero se comienza a evidenciar que se trata de una simple copia de la
ley francesa conocida como “Ley del 25 Ventoso” la que contenía un estatuto
completo sobre el notariado, con todas las características actuales del notario
latino, y cuyas disposiciones fundamentales y principios básicos aparecen
recogidos en la legislación dominicana.

Con la promulgación de la ley de julio de 1900, se compendiaron varias


disposiciones dispersas sobre ejercicio notarial, se reglamento la designación
de Notarios que debería hacer la Suprema Corte de Justicia, dictando normas
sobre los actos notariales y los protocolos y estableciendo una tarifa por las
actuaciones de los notarios. Se mantuvo vigente, con algunas
modificaciones, hasta el año 1927.

En el inicio del siglo XX, el día 28 de julio de 1900, el Presidente Juan Isidro
Jiménez promulgó la Ley No. 4037, del Notariado, la que, al leerla desde su
artículo primero se comienza a evidenciar que se trata de una simple copia de la
ley francesa conocida como “Ley del 25 Ventoso” la que contenía un estatuto
completo sobre el notariado, con todas las características actuales del notario
latino, y cuyas disposiciones fundamentales y principios básicos aparecen
recogidos en la legislación dominicana.

Con la promulgación de la ley de julio de 1900, se compendiaron varias


disposiciones dispersas sobre ejercicio notarial, se reglamento la designación
de Notarios que debería hacer la Suprema Corte de Justicia, dictando normas
sobre los actos notariales y los protocolos y estableciendo una tarifa por las
actuaciones de los notarios. Se mantuvo vigente, con algunas
modificaciones, hasta el año 1927.

2. .Emite un concepto propio de derecho notarial.

Derecho Notarial: conjunto de decisiones legislativas, reglamentarias,


decisiones jurisprudenciales y doctrinas que rigen la función notarial y el
instrumento publico notarial.

3. Cuáles son los principios que rigen el Derecho Notarial,


incluya una definición de cada principio.

1) Fundamentos del notariado: para regir dicha ley se debe de seguir algunas
actuaciones y para esto es importante darle continuidad de las concepciones
antepasadas del derecho notarial.
2) Actuación notarial. Los notarios beben velar por el cumplimiento que exige
la ley para que sea regida de manera clara ante lo que el orden jurídico.
3) Instrumentos notariales. Todas actas deben cumplir firmas precisas de los
y autenticas de los notarios.
4) Control notarial. El Colegio Dominicano de Notarios es quien vigilara que
se cumpla lo pactado en estos principios de no ser así será quien se encarga de
sancionar el mal manejo del mismo.
5) Institucionalidad notarial. Los notarios se encargan de cumplir y desarrollar
por su parte todos los asuntos de intereses notariales y de que siempre se
respete el buen manejo del Colegio Dominicano de Notarios.
6) Rectitud notarial. Los notarios se comprometen con el buen manejo tanto de
su vida pública como privada.
7) Igualdad: ante la ley todos somos iguales prohíbe distinción y favoritismos.
8) Seguridad jurídica. Los notarios devengaran seguridad, transparencia y
legalidad en cuanto a las actuaciones que realizaran.
9) Impulso de la función notarial. Obliga al Colegio Dominicano de Notarios
a que se incrementen las funciones notariales tanto privadas como públicas.

Importancia del Derecho notarial

Como podemos advertir y deducir, el derecho notarial realmente es importante


para nuestra sociedad. Las formas y la fe pública se encuentran entrelazadas
con la seguridad que debe proporcionar nuestro sistema jurídico, ello aunado
con una idiosincrasia que no admite otro medio de contratación y de prueba que
no sea el documento, el instrumento público o la escritura pública, que por
excelencia esta última tiene raigambres históricas de larga data. Ahora existen
otras formas reconocidas por la ley, como son las actas, certificaciones y una
serie de actos basados en reglas y solemnidades que necesariamente deben
cumplirse para que causen efecto, sean materia de prueba o constitución del
acto. Podemos sistematizar con algunas ideas acerca de su importancia:

En primer lugar, se puede advertir la interrelación con otras ramas del derecho
para concretizar su función. El derecho registral principalmente y todo el derecho
civil, el derecho mercantil, los procesos como sucesiones intestadas,
testamentos, protestos, etc. muchas de las actividades reguladas por la Ley se
involucra transversalmente con el derecho en general.

No es una rama aislada ni desvinculada de otras ramas del derecho. Es más,


gran parte de los actos jurídicos que ingresan al Registro, previamente tienen
que pasar por el tamiz del notario, ser elaborados con las formas prescritas por
la ley para que accedan a esta institución. El valor de las formas es fundamental
para ser garantía de los efectos que se produce con la inscripción. En materia
mercantil, cuando queremos constituir una sociedad,

realizar un aumento o disminución de capital, realizar alguna de las formas de


reorganización societaria, la forma es a través de la escritura pública; cuando
estas sociedades toman acuerdos, como nombramiento de nuevos directores,
gerentes, apoderados, etc., la forma es la copia certificada notarialmente.

En materia inmobiliaria, siempre ha jugado un rol importante, a pesar del carácter


consensual de nuestro sistema jurídico de transferencias de la propiedad. No se
contrata con un simple papel, sino que las partes recurren siempre al notario.
Todo tipo de actos vinculados a la propiedad, como compraventas, opción de
compra, donaciones, anticipo de legitima, hipotecas, mutuo, dación en pago,
aporte de bienes, testamentos, sucesiones intestadas, protestos, etc., se
configuran a través de la escritura pública o actas notariales, y cada una de estas
figuras jurídicas son instituciones del derecho civil cuya forma le otorga el notario.

En segundo lugar, como derivación de lo antes expuesto, el derecho notarial es


parte coadyuvante de la seguridad jurídica, pues constituyen la forma y la fe
notarial, sustentadas en las normas reguladoras de esta función, parte
importante de nuestro ordenamiento jurídico. Siendo aún más relevante, cuando
se imponen a través de los tratados internacionales, el mejoramiento y la
innovación tecnológica para minimizar las debilidades del sistema notarial y
evitar los fraudes inmobiliarios, las suplantaciones y falsedades documentarias,
entre otros, ello con el fin de incentivar de alguna manera la inversión privada
nacional y extranjera.

En tercer lugar, los actos jurídicos celebrados ante el notario adquieren eficacia
frente a las partes contratantes. No generan la oponibilidad erga omnes, pues
este es atributo exclusivo del Registro a través de la publicidad, pero si entre las
personas que participan en el acto, pues la voluntad declarada y puesta en el
instrumento público y amparada en la fe que el notario le atribuye, garantiza la
vigencia del contrato y sus efectos.
Sin embargo, pueden existir situaciones en las que se infrinjan disposiciones que
generen una causal de ineficacia del acto en razón de vulnerar alguno de sus
presupuestos, como es la manifestación de voluntad, el fin lícito que debe tener,
las buenas costumbres o el orden público, trayendo como consecuencia la
nulidad del mismo. Si bien la Ley del Notariado ha pretendido regular la nulidad
de los instrumentos públicos notariales (artículos 123 al 126), estas siempre se
remiten a las disposiciones del derecho común y a las reglas conceptuales de la
nulidad y anulabilidad del acto.

En cuarto lugar, la función de las formas como medio de prueba de los actos,
hechos y situaciones jurídicas adquieren trascendencia en el tiempo, desde el
momento en que estos son celebrados y concluidos, dentro de cada
procedimiento. Adquirirán vigencia y permanencia, en tanto no muten o
cambien, no se trasladen los derechos de los contratantes o las situaciones
jurídicas varíen por causa del tiempo, de hechos humanos naturales o ejercidos
a través de la voluntad.

En quinto lugar, la fe pública, como estado de convicción del notario dentro de


su actividad y función, representa una verdad convencional de los hechos,
situaciones jurídicas y voluntades de las partes contratantes. Es la afirmación
de un momento que cumple determinadas condiciones y que el notario las
representa a través del instrumento público, en función de su autoridad que el
Estado le ha delegado. Por tanto, fe pública y delegación no pueden ser
entendidas como conceptos separados, ya que sólo podrá otorgarse lo primero
en tanto se afirme que tal funcionario se encuentra investido de tal facultad, las
mismas que se encuentran determinadas por la Ley, que establece sus alcances
y límites.

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