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ESCUELA DE DERECHO
PARTICIPANTE
Jacqueline Duarte
MATRICULA
15-6381
ASIGNATURA
DERECHO NOTARIAL
TEMA
FACILITADOR
Francisco Vázquez
1. Elabora una línea de tiempo acerca de la evolución del Derecho Notarial
en la Época Colonial.
Desde mucho antes de la invención de la escritura, las necesidades de la vida
han llamado a los hombres a contratar entre ellos, las personas siempre han
estado interesadas en poner testigos o poseer algún escrito para dejar
constancia de su negocio jurídico.
Eran los tiempos en que la prueba testimonial era la única que se podía
establecer las obligaciones reciprocas, pues en la antigüedad, las
convenciones se hacían ante numerosas personas presentes para que sirvieran
de testigos de las mismas.
Abraham tomó unas ovejas y unas vacas y se las dio a Abimalec e hicieron los
dos un pacto. Abraham apartó siete ovejitas de su rebaño y Abimalec le
pregunto: ¿qué significan estas siete ovejitas que has apartado?, y él le
respondió; estas siete ovejitas las recibirás de mi mano como prueba de que yo
he abierto este pozo. Por eso fue llamado aquel lugar Berseba, o sea pozo del
juramento, porque allí juraron ambos, hicieron, pues, un pacto en Berseba.
Esto es un ejemplo de una prueba testimonial. Como esta existen muchas otras
pruebas en la Biblia, en los que los contratantes requerían testigos o documentos
para asegurarse de la validez de lo pactado.
Se les atribuye a los Fenicios haber organizado los signos gráficos y señales
existentes en esos tiempos hasta transformarlos en lo que es hoy el
alfabeto. Con la invención de la escritura las convenciones son constatadas de
manera más cierta y permanente, siendo reemplazada la presencia del pueblo
por la de un escriba, que era una persona que podía leer y escribir, y que estaba
autorizada por el Estado para realizar dichas convenciones. Por razones de esa
autorización estatal se les llamó “público”, término que con el devenir del tiempo
se ha aplicado a los oficiales o funcionarios que ejercen al servicio del Estado.
En este punto traemos a colación una frase que es atinente al caso: “En el
principio fue el documento”. No hay que olvidarlo, el documento creo al
notario, aunque hoy el notario haga el documento.
La institución del notario como tal tiene su origen en la edad media y se desarrolla
en los países del derecho escrito, bajo la influencia del Derecho Romano. En los
inicios de la práctica notarial como función regida por el Estado los
nombramientos se hacían por influencias de tipo político, social o religioso. La
multiplicidad de notarios fue tal que hubo de ser minuciosamente reglamentada
por la autoridad real.
Las solicitudes para actuar como notarios en Francia eran de tal magnitud que
se les llego a considerar antes de la Era Napoleónica como una plaga porque
además de los notarios reales todas las jurisdicciones señoriales tenían notarios
especiales. Había notarios episcopales, imperiales y apostólicos, todos ejercían
sus funciones con brusquedad y en virtud de una investidura a menudo dudosa.
Al pisar por primera vez las tierras que Colón creyó eran las Indias dijo a Rodrigo
de Escobedo, Escribano de toda La Armada, y a Rodrigo Sánchez de Segovia,
así como a todos los cristianos que se encontraban allí “que le diesen fe y
testimonio cómo él por ante todos tomaba, como de hecho tomó, posesión de la
isla, a la cual ponía nombre de Sant Salvador, por el Rey y por la Reina sus
señores, haciendo las protestaciones que se requerían”.
La Independencia Efímera
En 1822 entraron a regir los códigos Franceses en el país y con ellos la ley
Francesa del 25 del ventoso, año XI del calendario de la Revolución Francesa,
o sea, el 16 de Marzo de 1803.
Por el Manifiesto del 16 de enero de 1844, que unificaba todas las tendencias y
justificaba las causas para luchar por la Independencia de Haití, se creó un
gobierno provisional llamado Junta Central Gubernamental con la facultad de
emitir decretos hasta tanto se aprobara la Constitución de la que sería una nueva
República.
No hay documentos sobre la incidencia que pudieron tener las leyes españolas
durante
A partir de esa ley de 1866 y hasta finales del siglo XIX, algunas de las leyes se
refirieron tangencialmente al tema del régimen notarial para tocar algunos puntos
específicos, generalmente referentes a la regulación de aspectos judiciales.
Durante el Siglo XX
En el inicio del siglo XX, el día 28 de julio de 1900, el Presidente Juan Isidro
Jiménez promulgó la Ley No. 4037, del Notariado, la que, al leerla desde su
artículo primero se comienza a evidenciar que se trata de una simple copia de la
ley francesa conocida como “Ley del 25 Ventoso” la que contenía un estatuto
completo sobre el notariado, con todas las características actuales del notario
latino, y cuyas disposiciones fundamentales y principios básicos aparecen
recogidos en la legislación dominicana.
En el inicio del siglo XX, el día 28 de julio de 1900, el Presidente Juan Isidro
Jiménez promulgó la Ley No. 4037, del Notariado, la que, al leerla desde su
artículo primero se comienza a evidenciar que se trata de una simple copia de la
ley francesa conocida como “Ley del 25 Ventoso” la que contenía un estatuto
completo sobre el notariado, con todas las características actuales del notario
latino, y cuyas disposiciones fundamentales y principios básicos aparecen
recogidos en la legislación dominicana.
1) Fundamentos del notariado: para regir dicha ley se debe de seguir algunas
actuaciones y para esto es importante darle continuidad de las concepciones
antepasadas del derecho notarial.
2) Actuación notarial. Los notarios beben velar por el cumplimiento que exige
la ley para que sea regida de manera clara ante lo que el orden jurídico.
3) Instrumentos notariales. Todas actas deben cumplir firmas precisas de los
y autenticas de los notarios.
4) Control notarial. El Colegio Dominicano de Notarios es quien vigilara que
se cumpla lo pactado en estos principios de no ser así será quien se encarga de
sancionar el mal manejo del mismo.
5) Institucionalidad notarial. Los notarios se encargan de cumplir y desarrollar
por su parte todos los asuntos de intereses notariales y de que siempre se
respete el buen manejo del Colegio Dominicano de Notarios.
6) Rectitud notarial. Los notarios se comprometen con el buen manejo tanto de
su vida pública como privada.
7) Igualdad: ante la ley todos somos iguales prohíbe distinción y favoritismos.
8) Seguridad jurídica. Los notarios devengaran seguridad, transparencia y
legalidad en cuanto a las actuaciones que realizaran.
9) Impulso de la función notarial. Obliga al Colegio Dominicano de Notarios
a que se incrementen las funciones notariales tanto privadas como públicas.
En primer lugar, se puede advertir la interrelación con otras ramas del derecho
para concretizar su función. El derecho registral principalmente y todo el derecho
civil, el derecho mercantil, los procesos como sucesiones intestadas,
testamentos, protestos, etc. muchas de las actividades reguladas por la Ley se
involucra transversalmente con el derecho en general.
En tercer lugar, los actos jurídicos celebrados ante el notario adquieren eficacia
frente a las partes contratantes. No generan la oponibilidad erga omnes, pues
este es atributo exclusivo del Registro a través de la publicidad, pero si entre las
personas que participan en el acto, pues la voluntad declarada y puesta en el
instrumento público y amparada en la fe que el notario le atribuye, garantiza la
vigencia del contrato y sus efectos.
Sin embargo, pueden existir situaciones en las que se infrinjan disposiciones que
generen una causal de ineficacia del acto en razón de vulnerar alguno de sus
presupuestos, como es la manifestación de voluntad, el fin lícito que debe tener,
las buenas costumbres o el orden público, trayendo como consecuencia la
nulidad del mismo. Si bien la Ley del Notariado ha pretendido regular la nulidad
de los instrumentos públicos notariales (artículos 123 al 126), estas siempre se
remiten a las disposiciones del derecho común y a las reglas conceptuales de la
nulidad y anulabilidad del acto.
En cuarto lugar, la función de las formas como medio de prueba de los actos,
hechos y situaciones jurídicas adquieren trascendencia en el tiempo, desde el
momento en que estos son celebrados y concluidos, dentro de cada
procedimiento. Adquirirán vigencia y permanencia, en tanto no muten o
cambien, no se trasladen los derechos de los contratantes o las situaciones
jurídicas varíen por causa del tiempo, de hechos humanos naturales o ejercidos
a través de la voluntad.