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Literatura Religiosa​ ​Literatura Maya 

Dos cosas son fundamentales en estos textos: a) el principio dual como elemento rector; y b) las
cuatro figuras principales son portadoras de grandes principios morales. Por otro lado hay ciertos problemas
de autoría: a) Algunos creen que fue escrito por un nativo (y por ello es auténtico y en eso radica su valor); o
b) pudieron haber sido varios autores.
“Epistemologías”: ​Ideología = cosmovisión, formas de comprender, de entender el mundo.
La lengua del ​Popol Vuh se ha perdido de manera parcial. No existe un metatexto que explique los
valores mayas previos a la conquista (y la educación/visión europea “ensucia” las interpretaciones de esos
valores propiamente mayas).
No es un texto unitario, sino que está constituido por tres fragmentos: a) relatos de los mitos genéticos (pre);
b) relatos de los dioses gemelos (clásico); c) relatos referidos a la instalación de las tribus quichés en las
tierras altas (post). Tres planos discursivos: a) cosmogónico; b) ritual-fenomenológico; c) social y político.
Algunos conceptos se repiten y están presentes en todo el libro: las dinámicas universal y dual, la unidad del
mundo y sus habitantes, etc.
Transliteración del texto​: de un código a otro. El registro que se tenía no era escrito sino gráfico, al igual que
los hombres primitivos. Dos tipos de registros: orales y gráficos (luego de la conquista aparecieron
combinados, parcial o totalmente).
El popol vuh no tiene divisiones ni subtítulos (los que existen son causa de los editores). Se trata de un
corpus de textos elaborados en distintos tiempos que se integran y yuxtaponen. Sus períodos históricos de
elaboración son diferentes, y también lo son sus temáticas y sus epistemologías (estas últimas pueden llegar
a contradecirse entre sí en determinados momentos).
Algunas modificaciones introducidas por la ideología cristiana provocaron la transformación del
pensamiento maya: a veces la religión indígena se ve oculta detrás de términos judeocristianos, lo cual fue
aprovechado para poder imponer el pensamiento de los conquistadores (discurso hegemónico). Esto tiene
que ver con la transculturación.

Textos del popol vuh​: los wuij (plural de “wui”, palabra quiché).
“Pop”: “tejido”. Esta palabra se aplica por extensión metafórica a la base social, al tejido social (hace
referencia a un conjunto, a una comunidad).El ​Popol vuh es un texto fragmentario cuyas capas interactúan
entre sí. ​Relato genético​: es el más homogéneo. Cuenta el comienzo de las cosas. Es el más importante desde
el punto de vista epistemológico. Incluye el relato de los dioses gemelos y el hombre de maíz. ​Los dioses
gemelos:​ son seres prodigiosos que hacen cosas fuera de lo cotidiano (como transformarse en el sol y en la
luna). Son quienes condensan todos los relatos del segundo grupo (y son los más difíciles de ubicar
cronológicamente). ​Relatos históricos​: tienen como núcleos la formación de los pueblos, el primer viaje a
Tulán y el retorno del mismo, la muerte de los cuatro primeros padres, entre otros.

“Origen común” y hegemonía: ​Los indígenas también eran conquistadores y expansionistas, y su cultura
estaba basada en un modelo “piramidal” teocrático. Las diferentes casas tienen un origen común (una idea
central) en los cuatro padres (similar a Adán y Eva). Ese pueblo original se fue multiplicando y
diversificando en diferentes tribus, con diferentes leyes y costumbres. Los relatos se escribieron para poder
perpetuar y rescatar sus memorias frente a la conquista española.

Una teología de la sujeción: ​Ideas centrales de los relatos: hegemonía y militarismo, ligados entre sí. Los
quichés apelaban a la unidad (formulada en base al origen común y a la teología) para poder mantener su
hegemonía y evitar el desmoronamiento frente a los españoles.
Discurso hegemónico de los quiché: legitima la dominación quiché. Es un discurso de índole divina de
origen y salvación. Afirma la igualdad de origen y la superioridad del pueblo quiché.Consolida un poder
central. Es un relato por el cual hoy también se accede al universo ideológico indígena. Aspira a perpetuarse
(está apoyado por discursos institucionales).

Nawalismo y sacrificios: el poder en acción. Nawalismo: transformación natural de un hombre a un


animal. Es diferente a “tonal”, que es la manifestación espiritual del alma del individuo o animal.
Límite entre cultura (hombre) y naturaleza (animal). El comportamiento de un nawal consiste en una
conducta extraordinaria que expresa diversas formas de las fuerzas de la vida y el cosmos. Este
comportamiento se hace visible mediante transformaciones y modificaciones en planos discontinuos de la
realidad. ​El poder quiché: ​los nawales. Relatos históricos: nawales relacionados a episodios bélicos y
guerreros y a líderes guerrero-sacerdotales. En estos relatos aparecen figuras (no son héroes épicos ni
divinidades) que combaten con poderes mágicos.
Nawales: concepto clave en la interpretación del hecho bélico y de la definición de la figura del guerrero. En
ellos, se da el polimorfismo y la transmutación (el mismo poder se presenta de diferentes formas). Son
polifuncionales.
Manifestación del poder cósmico: Poder de carácter único pero múltiple a la vez. Se manifiesta de
diferentes formas y actúa según las circunstancias. Este poder justifica el sacrificio y el sometimiento. Esta
idea está relacionada con el concepto de nahual, porque la nahualización es la forma en la que ese poder
cósmico se manifiesta. En la transformación de un sujeto a otro donde se mantiene la identidad se da más
que una transferencia de poderes.
Conceptos que hacen a la idea de nawal: manifestación múltiple, múltiples dualidades antagónicas.
No hay un único sistema de ideas que pueda ayudarnos a comprender ciertos conceptos filosóficos. De
hecho, la nahualización permite pasar de una idea a otra sin contradicción alguna.

Literatura Bíblica 
 
Biblia: Significado y denominación: ​La Biblia no es un libro único sino un conjunto de libros, compuestos
en diversas épocas y por diversidad de autores y en distintas lenguas. Es una colección de muchos libros
cuya unidad está dada por el tema central: el hombre y sus relaciones con Dios. En su origen significó “los
libros”. A su vez, los hebreos la llamaban T. N. K. , lo que significa Torah (Ley), Nebiim (Profetas) y
Ketubim (Otros escritos).
Está dividida en dos grandes partes denominadas: Antiguo Testamento y Nuevo Testamento. Los hebreos
usaban la palabra “Alianza” para designar el pacto realizado con Yahvé. En griego se usaba el término
“diatheke” que significa tanto testamento como alianza. Los latinos, al traducir, lo hicieron por testamento.
Esta palabra le da más el sentido de un legado que de una alianza. Ésta, por otra parte, es un pacto en el
sentido de acuerdo libre entre dos voluntades.

Canon: concepto y clasificación.


La palabra canon proviene del griego y significa “bastón que sirve para medir”. Por lo tanto toma el sentido
de “regla o norma de conducta”. Lo que se ajusta a esa regla se llama canónico y lo que no, apócrifo. Este
último término significaba escondido, oculto y con el tiempo significó falso. El concepto de canon aplicado
a la Biblia designa el conjunto de libros considerados sagrados, inspirados directamente por Dios
independientemente del autor que los escribió. Los libros fueron estudiados antes de ser aceptados como
inspirados. De estos estudios surgieron dos grupos de libros: Protocanónicos y Deuterocanónicos.
Protocanónicos son aquellos cuya inspiración no fue objeto de dudas. Deuterocanónicos son aquellos que
fueron aceptados después de haber sido objeto de estudio. Por lo tanto existen distintos cánones que
respondieron a distintas tendencias religiosas.
Cánon hebreo:​ Comprende 24 libros clasificados en tres series: Torah, Nebiim, Ketubim. De estas tres
partes los hebreos consideraron a la Torah (Ley), la parte sagrada por excelencia. Comprende los cinco
libros del Antiguo Testamento a los que los cristianos denominaron Pentateuco. Este número 24 es
artificioso puesto que para obtenerlo agrupan varios libros en uno. El número 24 coincide con la cantidad de
letras del alfabeto hebreo. En versiones más modernas, que distinguen cada libro por su nombre llegan a un
número superior. Los libros están ordenados según un criterio histórico, es decir, más o menos de acuerdo
con el orden cronológico en que fueron apareciendo.
Cánon alejandrino: Surgió en Alejandría y es aceptado por la Iglesia Occidental. Incluye a los libros
rechazados posteriormente en el Sínodo de Jamnia como apócrifos. Ordena a los libros según su asunto, y
los clasifica en cuatro grupos: Ley, Libros históricos, Libros proféticos y Libros poéticos o sapienciales.
Cánon ecléctico: Surgió en Grecia continental y es aceptado por la Iglesia Ortodoxa o Iglesia Griega. Divide
los libros en tres grupos: Ley; Proféticos; Poéticos. No acepta los libros apócrifos. La agrupación se hace de
acuerdo al contenido de los textos.

Conceptos fundamentales del Antiguo y Nuevo Testamento: El pensamiento religioso del pueblo hebreo
constituye el contenido principal de la Biblia, por lo tanto conviene esclarecer sus líneas fundamentales.
Cuatro notas caracterizan esta concepción religiosa: a) Monoteísmo; b) Alianza; c) Moral; d) Mesianismo.
Monoteísmo​: en torno a este punto se plantea el primer problema. Los partidarios del evolucionismo
religioso juzgan que el pueblo hebreo fue, durante siglos, monolátrico pero no monoteísta. Yahvé no habría
sido el único Dios, sino el Dios al que se adoraba con exclusión de los demás; la divinidad nacional a la que
se rendía culto, pero no el único Dios. Según esta teoría, el pueblo hebreo fue primero idólatra y politeísta,
luego enólatra (culto al dios del pueblo, religión nacional) y, por último monoteísta. La historia de las
religiones en su estado actual, considera el monoteísmo como forma primordial; el politeísmo y la idolatría
serían degradaciones de un concepto religioso superior y más antiguo.
La crítica religiosa moderna considera que, aún las más avanzadas ideas religiosas se encuentran, como en
germen, comprendidas en los más antiguos planteamientos. La voz de los Profetas y de los conductores de
Israel fue, en el transcurso de la historia, desentrañando ese contenido, poniéndolo en evidencia y
esclareciendo según las necesidades del pueblo de acuerdo a la guía de Yahvé. El advenimiento de Jesús
habría sido la suprema revelación a cuya luz se iluminará el cuadro entero, la clave para comprender el
mensaje.
Alianza: puede haber discrepancias en torno al alcance de la expresión "Yahvé, Dios de Israel", no
las hay en la interpretación de la otra que le es simétrica y correspondiente: "Israel es el pueblo de Yahvé".
Esta identificación descansa en la idea de pacto o alianza entre la Divinidad y el pueblo elegido por ella,
cuya primera formulación encontramos en el libro del Génesis, en la historia de Abraham.
Las ideas fundamentales que este pacto encierra son: a) de parte de Yahvé: protección y ayuda constantes,
simbolizadas en la bendición, la concesión de la tierra prometida, una descendencia numerosa como las
arenas del mar y las estrellas del cielo, y el señorío sobre las demás naciones; b) de parte de Abraham: la
fidelidad y el acatamiento a la voluntad de Yahvé. El rito de la circuncisión, que vierte la sangre del varón,
sería la señal externa del pacto por la que cada descendiente de Abraham entra a tomar parte de su herencia y
acepta su obligación frente a Yahvé. Este pacto fue formulado por segunda vez en Egipto y es la reiteración
de la alianza con Abraham, que luego se explicita y ratifica solemnemente en el monte Sinaí. La sangre
vertida del Cordero Pascual, con la que se tiñera el dintel de la puerta de los hebreos, fue la señal externa de
la Alianza. En el correr de la historia, las grandes figuras y los más importantes acontecimientos de Israel
dieron realce al pacto, esclarecieron los deberes que imponía, y afirmaron su esperanza en la fidelidad de
Yahvé. Los profetas fueron los defensores de la Alianza y los campeones de los derechos de Dios. La tercera
manifestación del pacto, también llamada "Nueva Alianza" porque innova sobre la Antigua, extiende los
privilegios de Israel a los hombres de todos los pueblos, y se encuentra narrada en los Evangelios. Esta
nueva formulación se realiza en la persona de Jesús y también se sella con la efusión de sangre, en el monte
Calvario.
Moral:​ la moral del pueblo hebreo no es una consecuencia de la religiosidad, sino uno de sus
elementos constitutivos. Yahvé es el autor del hombre y tiene derechos sobre él; además, y en virtud del
pacto, los tiene especiales sobre Israel. Por eso es legislador, y su ley es santa y ordenada a la salud y la
felicidad del individuo y la sociedad. No es una antojadiza y caprichosa serie de prohibiciones y amenazas;
por el contrario, Dios, único conocedor de "la ciencia del bien y del mal", es decir, de la esencia de los
mismos, prohíbe lo que daña u obstaculiza la perfección del hombre y la felicidad del pueblo.
La ley es solemnemente proclamada en el Sinaí y consta de varios mandamientos. A través de los textos se
deduce que dicha Ley no es sino una formulación ordenada de preceptos religiosos y morales conocidos
desde antiguo por el pueblo, aunque no siempre respetados. Los primeros conciernen a la conducta frente a
la Divinidad; los otros, a la que debe regir las relaciones del hombre consigo mismo y en la colectividad.
Después de una introducción en la que se proclama el derecho de Yahvé a legislar, se prohíbe el politeísmo,
la idolatría y la vana invocación del nombre de Dios en el juramento falso, y se ordena la observancia del
sábado. Se impone honrar a los padres, se prohíbe matar, fornicar, robar, mentir y calumniar y, por último,
codiciar los bienes ajenos, incluyendo entre estos la mujer del prójimo. Del cotejo de ambas fórmulas se ha
deducido el Decálogo, los diez mandamientos o preceptos que son la base de la moral de hebreos y
cristianos.
Junto con esta síntesis de los preceptos fundamentales, el pueblo recibió a través de Moisés, un
completísimo código que regula todo lo referente a la vida colectiva, nacional y familiar, a la organización
política y al culto religioso.
En lo que se refiere a las disposiciones atinentes a la moral, sucesivas generaciones fueron desentrañando de
los antiguos preceptos un alcance de mayor perfección y desplazando las obligaciones y responsabilidades
desde el plano social y al plano personal. El pecado es un delito que perjudica al pueblo, y a todo el pueblo
interesa su castigo y la purificación condigna, pero cada vez se ve con mayor claridad, que religión y moral
no son solamente el nexo que une a Israel con Yahvé, sino también el que une a cada hombre con Dios; así,
el Pacto o Alianza se transforma en un pacto de persona a persona. Los Profetas y los Salmos, traducen
claramente este concepto más elevado y perfecto del sentido moral; juzgan los actos por su valor interior, y
exigen la caridad, el amor a Dios y al prójimo, como base de la conducta. La doctrina de Jesús, manifestada
en el Sermón de la montaña, lleva esta moral a su más alto grado de desarrollo y perfección.
En lo concerniente a los preceptos de alcance social, político, penal, contractual, etc., el código mosaico
refleja el grado de civilización y de cultura de los pueblos de la época; muchas veces, frente a mandamientos
que nos parecen de despiadada barbarie, debemos recordar que ellos significaban, sin embargo, un
mejoramiento, una superación de costumbres aún más bárbaras y despiadadas.
El Yahvé del Antiguo Testamento es el mismo Padre de las Misericordias del Nuevo Testamento; pero el
pueblo, inmerso en la dureza y en la crueldad de los tiempos antiguos, lo fue descubriendo muy lentamente,
aunque ya las más antiguas tradiciones recogidas en el Génesis, así lo mostraran.
Mesianismo:​ el mesianismo comprende dos creencias fundamentales: a) la del futuro advenimiento
de un Mesías; b) el papel rector de Israel sobre los demás pueblos.
Desde muy antiguo, en las primeras formulaciones de la Alianza, se atribuye a la descendencia de Abraham
ese papel mesiánico, en su doble alcance de un salvador personal y de un privilegio colectivo. Aún antes, en
el tercer capítulo del Génesis, se pone en boca del Yahvé que castiga, la esperanza, la promesa de un
vencedor del espíritu del mal encarnado en la serpiente.
A través de los siglos, son más abundantes y más concretos los textos, hasta el punto de mostrar que el
Mesías y su advenimiento no son una consecuencia de la elección de Israel y del pacto, sino su misma
finalidad, su razón de ser. La voz de los profetas perfila, desarrolla y esclarece, en etapas sucesivas, la figura
del Salvador y su misión redentora que, mediante Israel, llegará a todas las naciones.
En torno a dos condiciones se agrupan los vaticinios: la de rey invencible, dominador de pueblos, y la de
sacerdote y víctima, redentor de hombres. Según las vicisitudes de la historia, el acento de los profetas y de
los intérpretes destacará uno u otro de esos aspectos, y el pueblo, doblegado y oprimido por fuerzas
extranjeras, se forjará su propio Mesías con aquellos rasgos que más fácilmente halaguen su deseo y colmen
su esperanza.
En el Nuevo Testamento, el cántico del anciano Simeón resume la esperanza mesiánica de Israel y vaticina
su cumplimiento en el niño que María y José presentan en el Templo de Jerusalem. Este niño, Jesús de
Nazareth, luego dividirá definitivamente a los hebreos, pues si unos lo condenan y crucifican por blasfemo,
otros lo siguen y lo adoran como al anunciado Mesías.

Bibliografía​:

Argenzio, Socorro. ​Literatura bíblica,​ 1970, Montevideo, Uruguay.


López, Carlos. ​Los Popol Vuh y sus epistemologías.​ Las diferencias, el conocimiento y los ciclos del
infinito​. Quito, Ecuador: Ediciones Abya-Yala, 1999.

Bibliografía sugerida:

Barthes, R. y otros, ​Análisis estructural y exégesis bíblica.​ Buenos Aires. Ed. Megápolis, 1973.
Bloom, H. ​ Poesía y creencia​. Madrid. Cátedra, 1991.
Vilariño, I. ​Los Salmos.​ Montevideo. Edición del Partenón, 1971.

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