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DERECHO
AMBIENTAL
y TEMAS DE SOCIOLOGíA
AMBIENTAL
(conflictos socio-ambientales
en el sector extractivo: enfoque político)
flACSO . Biblioteca
Quito, 2004
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Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Capítulo 1:
VISIÓN DE CONTEXTO
1. Historia de la evolución (coevolución). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
2. La preocupación ambiental en una era de cambios. . . . . . . . . . . . 31
3. Entorno ideológico, político y económico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
4. Globalización y crisis ambiental . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
5. Problemas ambientales de carácter global. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50
6. La dimensión política en lo ambiental. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
7. La seguridad ambiental-seguridad nacional. . . . . . . . . . . . . . . . . 60
8. Racionalidad ambiental. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
9. Conciencia ecológica .............................. 70
10. El pensamiento ambiental. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
11. El desarrollo sostenible (sustentable) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
12. Antropología jurídica y pluralismo legal (enfoque político) .... 91
13. Región Amazónica Ecuatoriana y conflictos socio-ambientales. .. 102
14. La dimensión ambiental en el sector extractivo petrolero 122
Capítulo II
TEMAS DE SOCIOLOGÍA AMBIENTAL
A. SINOPSIS DE LA SOCIOLOGÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 139
1. Algunos antecedentes , 140
2. Desarrollo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 144
3. Sobre las teorías sociológicas " 145
4. Los métodos sociológicos , 146
5. Las diversas técnicas sociológicas de investigación . . . . . . . . . .. 147
6. Las principales corrientes sociológicas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 148
Organicismo positivista, 148 • El organicismo biológico (positivista), 150 •
6 Iván Narváez Q.
Capítulo III
EL ESTADO Y EL DERECHO
1. Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 247
2. El Estado liberal y el Derecho. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 248
3. El liberalismo económico. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 257
4. El Estado y sus funciones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 261
Función Legislativa, 262 • Función [udicial, 262 • Función Ejecutiva, 263
5. Estado y Derecho: mutaciones y cambios . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 264
Capítulo IV
NATURALEZA DEL DERECHO
1. Definiciones jurídicas básicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 269
¿Qué es el Derecho?, 269
2. Sistema jurídico u ordenamiento jurídico , 273
El sistema jurídico, 273 • La Constitución, 274 • La ley, 275 • El reglamen-
Derecho Ambiental y temas de Sociología Ambiental 7
Capítulo V
EL ORDENAMIENTO AMBIENTAL
1. Aproximación conceptual al Derecho Ambiental. . . . . . . . . . . .. 287
2. Definiciones: Derecho Ambiental, Ecológico
o para la defensa de la vida. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 289
3. Definiciones complementarias. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 296
Legislación ambiental, 296 • El ambiente natural, 296 • El ambiente induci-
do, 296 • El ambiente creado, 296 • El ambiente humano, 296
4. Fuentes del Derecho Ambiental . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 297
5. División del Derecho Ambiental. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 299
6. Caracteres específicos del Derecho Ambiental. . . . . . . . . . . . . . .. 299
Sustratum ecológico, 300 • Espacialidad singular, 300 • Énfasis preventivo,
300 • El componente técnico-reglado, 301 • Vocación redistributiva, 301 •
Primacía de los intereses colectivos, 301 • El Derecho Ambiental como norma-
iitndad de carácter público y conectividadcon el derecho privado, 302
7. Constitucionalización positiva del Derecho Ambiental . . . . . . .. 303
8. Materia ambiental en constituciones de América Latina. . . . . .. 306
En la Comunidad Andina, 312
9. Ambiente humano y temas legislativos ambientales " 313
10. Ambiente humano y temas legislativos ambientales
(2a. generación) , 314
11. Temas legislativos ambientales (3a. generación) . . . . . . . . . . . . .. 314
Capítulo VI
EL ORDENAMIENTO AMBIENTAL INTERNACIONAL
1. El Derecho Ambiental Internacional. " 317
2. Los convenios internacionales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 319
Declaración de Principios del Consejo de Europa sobre la Lucha Contra la Con-
taminacióndel Aire, 320 • Carta del Agua del Consejo de Europa, 320 • Pro-
8 Iván Narváez Q.
Capítulo VII
EL DERECHO AMBIENTAL EN EL ECUADOR
1. Interrelación del sistema jurídico y la gestión ambiental , 365
2. Legislación ambiental ecuatoriana " 369
Normas de naturaleza ambiental contenidas en otrasleyes, 372
3. Normas municipales 376
4. La materia ambiental en la Constitución Política del Ecuador
y los principios del desarrollo sustentable. . . . . . . . . . . . . . . . . .. 378
Disposiciones ambientales expresas en la Constitución, 381
5. Análisis de la Ley de Gestión Ambiental. . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 385
La Ley de Gestión Ambiental, 387
6. Código Penal: de los delitos contra el medio ambiente . . . . . . .. 401
De las controversias ambientales, 404
7. La acción penal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 404
Etapas del proceso penal, 405 • Algunas conclusiones sobre el proceso penal
ambiental, 409
8. Diversas acciones de orden legal para defender el ambiente. . .. 410
Amparoconstitucional, 411 • Institución de Defensoría delPueblo, 418 • Ac-
ción civil, 419
9. Ámbito administrativo. . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . .. 420
Normas aplicables, 421 • Materia contencioso-administrativa, 424
10. Problemas ambientales del Ecuador. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 425
Los principales problemas ambientales del Ecuador, 425 • Las áreas geográfi-
cas másafectadas, 426 • Las actividades productivas con mayor incidencia am-
biental, 426
Derecho Ambiental y temas de Sociología Ambiental 9
ANEXOS
1. Glosario de definiciones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 443
2. Síntesis de otras leyes y reglamentos con contenido ambiental.. 459
1. Ley para la Prevención y Control de la Contaminación Ambiental, 459 • 2.
Reglamento para la Prevención y Control de la Contaminación Ambientalen lo
referente al Recurso Suelo, 459 • 3. Ley Forestal y de Conservación de Areas
Naturales y Vida Silvestre, 460 • 4. Ley de Aguas, 461 • 5. Código de la Sa-
lud, 462 • 6. Ley para la Formulación, Fabricación, Importación, Comerciali-
zación y Empleo de los Plaguicidas y Productos Afines de Uso Agrícola, 463 •
7. Relación del Código Civil y el Derecho Ambiental, 465 • 8. Ley de Minería,
466 • 9. Leyde Hidrocarburos, 468 • 10. Ley de Regulación de la Producción
y Comercialización de Combustibles, 470 • 11. Reglamentos y resoluciones que
establecen límites permisibles y otros parámetros para emisiones y descargas,
471 • 12. Gestión socio-ambiental en el Estatuto Orgánico del Ministerio de
Energía y Minas, 472 • 13. Ley Especial de Peiroecuador, 477 • 14. Funcio-
nes de la Gerencia de Protección Ambiental de Petroecuador, 477 • 15. Regla-
mentoSustitutivo del Reglamento Ambientalpara las Operaciones Hidrocarbu-
rferas en el Ecuador, 478 • 16. Reglamento para la Aplicación de la Ley 101,
486 • 17. Reglamento para la Aplicación de la Ley Reformatoria a la Ley 44 de
Hidrocarburos, 486 • 18. Reglamento del Sistema Especial de Licitación para
los Contratos de Explotación y Exploración Adicional de Campos Marginales,
489 • 19. Reglamento para la Construcción y Operación de Duetos Principa-
les Privados para el Transporte de Hidrocarburos, 490 • 20. Reglamento de
Operaciones Hidrocarburiferas, 491 • 21. Reglamento Sustitutivo al Regla-
mento General de la Ley Especial de Peiroecuador, 492 • 22. Reglamento para
la Comercialización del Gas Licuado de Petróleo, 493 • 23. Bases de Contrata-
ciónpara los Contratos de Prestación de Servicios para la Exploración y Explo-
tación de Hidrocarburos, 493 • 24. Bases de Contratación de los Contratos de
Participación, 494 • 25. Bases de Contratación para la Octava Ronda de Lici-
taciones de los Contratos de Participación, 495 • 26. Certificación de las Bases
deContratación para laConstrucción, Operación y Entrega delaAmpliación del
SOTE, 497 • 27. Bases deContratación para la Explotación de Petróleo Crudo
y la Exploración Adicional, 498 • 28. Bases para la Contratación del Servicio
de Transporte de Petróleo Crudo, 500 • 29. EstatutoOrgánico por Procesos del
Ministerio de Energía y Minas, 501 • 30. Disposiciones para la Construcción
y Operación de Duetos Principales, 502 • 31. Instructivo para la Calificación
y Registro de Consultores Ambientales Hidrocarburijeros, 502 • 32. Reglamen-
to para Ejecutar las Actividades de Almacenamiento, Transporte, Comercializa-
ción y Venta, 503 • 33. Reglamento para el Control de la Producción y Calidad
de Lubricantes, 504 • 34. Reglamento Sustitutivo para la Utilización de Adi-
tivos en los Derivados del Petróleo, 504 • 35. Normas que Regulan el Procedi-
miento para el Tratamiento y Entrega a Peiroecuador del Crudolniemperizado,
10 Iván Narváez Q.
Somos hijos del sol, de la tierra, hijos del agua, somos vida. Estamos
dotados de una base neuronal capaz de llevamos a formas de conocimiento
impredecibles, hasta el punto que, debido al desarrollo de la ciencia y tec-
nología (robótica, telemática, cibernética) es posible experimentar la reali-
dad virtual, y más aún, que la infinitud del universo sea aprehendida y tras-
ladada al centro de la galaxia cotidiana, nuestra casa. Pero a la vez asumi-
mos la finitud del planeta con desesperación, porque vemos que se deterio-
ra y agotan sus recursos naturales debido a una práctica de explotación re-
gida por una lógica y racionalidad económica, productiva y extractiva des-
quiciada e impuesta, que además genera impactos ambientales y sociales ne-
gativos, de carácter local, regional y global, en el peor de los casos irrever-
sibles.
En tales circunstancias nos alcanzó la biotecnología por ejemplo, co-
mo una nueva era -Ia transgénesis del mundo-. Conforme sostiene Leff
(2002: 316) no se trata de una fase más de la generatividad del ser, de un de-
sarrollo ontológico que partiendo de la materia inerte ha llevado al orden
simbólico pasando por la aventura de la vida. No es la simple complejidad
de la hibridación del orden físico-biológico-simbólico, sino la transmuta-
ción de lo real por la intervención tecnológica de la vida, (más allá de la coe-
volución de la cultura y la naturaleza) y la sobreeconomización planetaria. I
Todos estos hechos dislocan la racionalidad construida a partir de la le-
galidad y finalidad provenientes del orden mecanicista y causalista del mun-
do; que rompe la visión objetivista gobernada por leyes naturales. Tal como
4. Touraine (1997: 300) plantea que hay que negarse a escoger entre la globalización di-
rigida por los países industriales y las dictaduras que se imponen en nombre de los de-
rechos de una comunidad, pues estas dos fuerzas, cuya oposición domina hoy el plane-
ta, son amenazas igualmente graves a la libertad del sujeto. Por nuestra parte conside-
rarnos lo que es tan grave, no se avizora una alternativa más o menos coherente y via-
ble, por ello se acude aún, a estos grandes referentes teóricos que ayudan a definir ejes
políticos para avanzar en la construcción del discurso ambiental, desde la practicidad
de la sociedad de base y el simbolismo político que le adscriba.
5. La ecología política la entendernos conforme lo definen Martínez Alier y Roca Jusmet
(200 1: 440), corno el estudio de los conflictos ecológicos, relacionados por ejemplo
con la deuda ecológica, el intercambio ecológico desigual, la biopiratería, la biopros-
pección, compra barata de recursos genéticos y conocimiento indígena, etc.
Cabe tener en consideración que en tomo a la ecología ahora se habla de diversas eco-
logías: generativa, humana, transformacional, cotidiana, social, entre otras y que tienen
relación a propuestas de cambios totales y no sólo específicamente técnicas. Las diver-
sas iniciativas transformacionales tienen que ver con aquellas que al mismo tiempo ce-
san de reproducir los mecanismos que nos victimizan y marcan pautas hacia las nue-
vas potencialidades del ser humano. Por ejemplo, la ecología social trata los ternas en
forma contextual y postula el diseño de una sociedad a la medida de la vida, pero no la
de la cultura moderna que además de aberrante, intenta recortar la vida a la medida de
sus invenciones sociales más inhumanas cada día. Sino corno una práctica disciplina-
da y constante tan básica corno respirar, que afiance a la persona en armonía con el uni-
verso natural y que no sacralice al acto de tener o poseer corno la razón de existir.
Derecho Ambiental y temas de Sociología Ambiental 21
6. El dominio (que se llama también propiedad) es el derecho real sobre una cosa corpo-
ral, para gozar y disponer de ella, conforme a las disposiciones de las leyes y respetan-
do el derecho ajeno, sea individual o social. El dominio es de todos los derechos rea-
les, el que da a la persona el poder más amplio que pueda tener sobre una cosa. Es el
derecho fundamental, "la piedra angular de todo el desarrollo jurídico de este mundo,
que nos sirve de medio para la satisfacción de las exigencias humanas".
La historia de la propiedad nos demuestra que este derecho no es una noción abstracta
e inmutable, sino que, al decir de Huyere, es una "categoría histórica" cuyo contenido
y extensión han variado en los distintos ordenamientos jurídicos. Y las divergencias
doctrinales subsisten a pesar de los esfuerzos de sistematización jurídica; lo cual se de-
be que en torno al concepto de propiedad actúan vigorosamente ideas filosóficas y so-
ciológicas de muy difícil conciliación. Desde la modernidad y con mayor fuerza en la
actualidad, la concepción liberal de la propiedad tiene su expresión en la Declaración
de los derechos del hombre y del ciudadano de 1789, que inspiró el código de Napo-
león (Eduardo Camón Eguiguren, 1986: 109).
22 Iván Narváez Q.
El autor
CAPÍTULO I
VISiÓN DE CONTEXTO
1. HISTORIA DE LA EVOLUCiÓN
(COEVOLUCIÓN)
do de esa expansión, los primeros en formarse fueron los más livianos (hi-
drógeno y helio), estos dos elementos conforman el 90% de la materia del
universo. Los átomos esenciales para la vida como: el carbono, nitrógeno,
oxígeno y fósforo se formaron millones de años más tarde. Necesitaron que
primero se formen los soles, que son inmensas masas que irradian energía
debido a la fusión del hidrógeno en helio y a partir del hidrógeno se logra-
ron sintetizar elementos como el nitrógeno y el carbono.
Las estrellas mismas están en permanente transformación, generan ener-
gía y la consumen hasta convertirse en estrellas enanas y desaparecen. Los so-
les más grandes estallan y este fenómeno es conocido como súper nova que
aparece momentáneamente con extraordinario fulgor. Los elementos más pe-
sados se forman dentro de esas enormes explosiones y gran parte de esos ele-
mentos que requiere la vida, a excepción del hidrógeno, son producto directo
de las explosiones solares. En este sentido también somos hijos del sol.
La formación del sistema solar es reciente, entre 4 500 Y 5 000 millo-
nes de años. Lo más probable es que el sistema solar -al igual que otros- se
haya formado por la condensación de las nubes de gas y polvo que impreg-
nan las galaxias (Gran Atlas Universal, 2002: 24).
Una vez constituido el planeta con características más o menos simila-
res a las actuales en cuanto a lo geológico, en la tierra se produce un fenó-
meno denominado deriva continental y tiene relación a la migración de los
continentes. Hace 225 millones de años los continentes estaban unidos en
una sola masa llamada Pángea, dividida en dos grandes partes: Lauracia al
norte y Gonwana al sur. Estas grandes placas se han ido dividiendo y unien-
do de nuevo, impulsadas por fuerzas geotérmicas. La teoría de la tectónica
de placas y la expansión de los fondos oceánicos ha logrado aclarar el por-
qué de la deriva continental.? Estas placas tienen un espesor de 50 a 200 ki-
lómetros con extensiones que pueden llegar a 200 mil kilómetros cuadrados.
El conjunto de esas gigantescas placas se denomina litósfera y se desliza a
lo largo del planeta sobre una superficie más arenosa que le sirve como so-
porte de lubricación. El conocimiento de las derivas continentales es funda-
mental para comprender la manera como se han conformado las zonas de vi-
da. A la tectónica de placas se debe en parte la formación de las montañas,
que son otro factor determinante para entender la diversidad de zonas de vi-
da. Por ejemplo, los tepuyes venezolanos son formaciones montañosas muy
antiguas que están desapareciendo, y la cordillera de los Andes no tiene más
de 70 millones de años, cada una de estas formaciones geológicas posee una
alta biodi versidad específica.
La evolución de la vida respecto al tiempo cósmico, se sitúa hace unos
3 500 millones de años (Gran Atlas Universal, 2002: 24). Para la ciencia, los
enlaces atómicos que forman las cadenas vivas son muy similares en todos
los organismos. Los seres vivos están constituidos por células y conjuntos
de células que cumplen funciones parecidas, las células a la vez se confor-
man de átomos. El ritmo de la vida se teje con 20 aminoácidos que consti-
tuyen el alfabeto de la naturaleza. La infinita variación de los seres vivos se
forma con la unión de las 20 letras de las proteínas y las cuatro del código
genético. Todos los seres vivos usan este lenguaje. La ciencia afirma que la
vida surge de la vida y no por generación espontánea. Es decir, que la vida
a medida que se desarrolla va construyendo su propia casa, la vida es pro-
ducto de ambientes diferentes y esa diferencia se debe en gran parte a como
se ha venido organizando la vida misma.
En el caso de los vegetales, los ecólogos han dado el nombre de suce-
sión a la manera de cómo se suceden las diferentes formaciones vegetales.
Las plantas viven en comunidad pero esas comunidades cambian en el tiem-
po. Primero aparecen los líquenes sobre la roca dura y van haciendo su la-
bor de desintegración, son constructores de suelo. Una vez que cumplen su
función son reemplazados por otras especies que se benefician de la mane-
ra como ha sido modificado el ambiente. Aparecen entonces los musgos y
tras de estos los helechos y luego los arbustos y por último el bosque con to-
do su esplendor. Cada una de estas formaciones vegetales ha modificado el
ambiente y esas modificaciones son aprovechadas por la generación si-
guiente, muchas especies desaparecen una vez cumplida su función.
Algo similar acontece con el proceso evolutivo. Por muchos millones
de años la evolución fue dominada por microorganismos unicelulares, ellos
modificaron sustancialmente la composición de la atmósfera para la genera-
28 Iván Narváez Q.
ción de otra vida. La vida pluricelular se inicia hace unos 600 millones de
años y va del medio acuático hacia la tierra y hasta la atmósfera. Cada eta-
pa significó modificaciones del medio y al mismo tiempo transformaciones
orgánicas indispensables para la ocupación de nuevos espacios. Posterior-
mente la especialización de las células llevó a la necesidad de la interdepen-
dencia. Todos los órganos tienen que cooperar para lograr un resultado co-
mún, la vida del organismo. La vida al inicio fue muy simple y en el proce-
so se fue cornplejizando hasta llegar a estructuras morfológicas y bioquími-
cas difíciles (Gran Atlas Universal, 2002: 24; La trama de la vida. 1993: 57
y ss.).
La adaptación a la vida en tierra firme fue lenta y para su mejor com-
prensión la ciencia ha establecido las épocas o eras de la evolución. Ya en el
caso de los animales las adaptaciones orgánicas no siempre están sujetas a
determinado espacio geográfico. Algunas especies migran huyendo de con-
diciones climáticas insoportables, los sistemas orgánicos de regulación de
temperatura fueron importantes para la conquista de nuevos espacios. Sólo
con el ser humano la naturaleza encontró una forma más eficaz de adapta-
ción, pero ya no de orden biológico sino de orden instrumental. En todo ca-
so los mecanismos adaptativos de las demás especies son exclusivamente de
orden biológico pero se van desarrollando estrategias en el comportamien-
to, ninguna especie puede vivir en forma aislada, la vida se apoya en la coo-
peración, un individuo no se acopla al medio con la facilidad de un grupo;
la complejidad de las formas asociativas no es privilegio exclusivo de la es-
pecie humana, es una consecuencia del proceso evolutivo, al igual que la
complejidad de las estructuras orgánicas. Otras diferencias fundamentales
con las formas asociativas desarrolladas por el hombre radican, por ejemplo:
en que las asociaciones en las otras especies animales, incluso las más com-
plejas están controladas por estímulos biológicos.
Respecto a la evolución cabe destacar el criterio científico referido a la
coevolución- para connotar que muchas especies evolucionan juntamente
con otras de las cuales dependen. Se habla de la retroalimentación genética
cuando muchos de los cambios genéticos introducidos por las plantas exi-
gen también cambios en las estrategias adaptativas de los animales que se
alimentan de ellas o de las cuales se sirven para cualquier uso. La ecología
trama de la vida, 1993: 65). Entonces aparecieron las esponjas, los corales,
los gusanos, los moluscos y las algas. La base de la vida eran las algas que
empezaban a introducir energía a través de la fotosíntesis y aceleraron la
formación de oxígeno. A estas plantas marinas se debe en gran parte la ri-
queza de la vida actual. En este hecho se podría obtener la descripción de un
primer bioma con sus cadenas tróficas.
Posteriormente sucedió algo similar a lo que observamos con la forma-
ción del ecosistema, y en el paleozoico se llega a un equilibrio atmosférico
similar al actual. La proporción de oxígeno alcanza aproximadamente el
20%, desplazando al nitrógeno y al bióxido de carbono. Este equilibrio se
ha mantenido relativamente constante, con alguna variación en determinado
momento del paleozoico, cuando el nivel de oxígeno descendió a favor del
bióxido de carbono. Esas circunstancias posiblemente favorecieron una inu-
sitada floración de plantas, después sepultadas y convertidas en energía
(carbón y petróleo) que sirve de motor del desarrollo moderno (ibíd.: 66).
En definitiva, la vida se organiza como sistema desde el principio de su evo-
lución y las relaciones entre energía, materia y vida hay que buscarlas a lo
largo de todo el proceso evolutivo.v
A partir de esa visión general de la evolución (coevolución) de la vida,
es más factible introducir el estudio de la presencia del hombre y posterior-
mente de la crisis ambiental, enfáticamente del medio ambiente, para des-
cribir los problemas y posibilidades de las formas adaptativas del ser huma-
no. El concepto ambiente no sólo designa las condiciones abióticas del me-
dio físico que rodea a los sistemas vivos e influye en su formación, sino tam-
bién el ambiente social en el que se desarrollan el individuo y la propia so-
ciedad. En consecuencia, el ser humano desde su aparición y debido a sus
cualidades intelectuales y anatómicas ha estado cambiando el ambiente, di-
chos cambios pretendieron mejorar la calidad de la vida, aunque muchos de
ellos tuvieron consecuencias negativas. Con el paso del tiempo la industria
6. Evolución es el proceso mediante el cual las poblaciones van sufriendo cambios gené-
ticos ante las presiones del medio, y el mecanismo mediante el cual unos seres vivos
sobreviven en un medio al poseer cierta característica que los otros no poseen, se lla-
ma selección natural; este mecanismo evolutivo fundamental fue explicado por Char-
les Darwin. A partir de esta teoría se asume que todos los seres vivos descendíamos de
una forma primitiva muy antigua y que incluidos los seres humanos somos parientes o
ramas de mismo árbol de la vida. (Mena, s.f.: 19).
Derecho Ambiental y temas de Sociología Ambiental 31
2. LA PREOCUPACIÓN AMBIENTAL
EN UNA ERA DE CAMBIOS
aparecen cuando los ecosistemas, tras absorber los esfuerzos durante largos
períodos, alcanzan un nivel de interrupción en el que tiene lugar un efecto
de salto, un elemento mínimo en exceso que empuja al sistema hacia un
nuevo estado de desorden e inestabilidad. Algunos ejemplos: lluvia ácida; la
reducción de la capa de ozono, donde los esfuerzos ambientales se han acu-
mulado sin ser vistos durante largos períodos antes de mostrarse con propor-
ciones de crisis; la desaparición de especies (diversidad biológica) también
consta, entre otros cataclismos que están desencadenándose por nuestras
múltiples y simultáneas intervenciones a gran escala en el ambiente global.
Desequilibrios de tipo económico y social se visibilizan al constatar
que el ingreso medio de los mil millones de personas más ricas, es veinte
veces mayor que el de los mil millones más pobres; que seiscientos millo-
nes de personas viven con un dólar diario, o que el consumo per cápita de
energía en el mundo industrializado es 8 veces más alto que el de los países
pobres, aunque la generación de deshechos per cápita no tiene la misma pro-
porción. El aumento de consumo de materias primas provenientes de recur-
sos naturales y el consumo energético para las últimas cuatro décadas to-
mando valores medios no es correspondiente, porque el crecimiento demo-
gráfico fue de 1,5% por año, mientras el consumo energético creció al 5%
por año. En los países pobres del sur cada año pierden la vida 585 000 mu-
jeres como resultado del embarazo. Las mujeres constituyen las 2 terceras
partes de analfabetos del mundo, es decir 960 millones. Sólo para el año
2000 China habría construido 100 millones de refrigeradores para su pobla-
ción, utilizando CFCs, considerados elementos nocivos para la capa de ozo-
no.
Habiendo sido el siglo XX el siglo de la civilización del petróleo cabe
evidenciar los siguientes datos: la OPEP pone en circulación diariamente 25
millones de barriles, pero para funcionar la tecno-cultura mundial consume
cada 24 horas 65 millones de barriles. A lo que se suma que cada segundo
se pierde aproximadamente 750 toneladas de la capa superficial del suelo,
día a día se destruyen aproximadamente 47000 hectáreas de bosques y se
desertifican 346000 hectáreas de tierra, la carencia de micronutrientes está
aún más generalizada, y por otro lado, las últimas estimaciones de las Na-
ciones Unidas indican que aproximadamente el 20% de la humanidad (l 200
millones de personas) vive en condiciones de pobreza absoluta, y es este
sector de la población el que crece más rápido. En el año 1955 en los países
industrializados (desarrollados) vivía el 34% de la población mundial; 25
años después, en 1975, esa cifra era del 28%, yen el año 2000 los países "ri-
34 Iván Narváez Q.
3.ENTORNO IDEOLÓGICO,
POLÍTICO Y ECONÓMICO
Por otra parte, la visión nueva del mundo tiene otras implicaciones y
varias relacionadas a las crisis del pensamiento utópico.f que son anteriores
a los cambios de 1989 con la desaparición de la URSS, caída del muro de
Berlín, etc. ¿Fue acaso el socialismo la última utopía del pensamiento hu-
mano? ¿Es la incógnita aún no despejada o el referente para la emersión de
otra utopía'i?
A fin de problematizar el tema citamos a Fernando Mires (1995: 123 y
ss.), quien refiere que marxistas europeos ya desde los años setenta asumían
que: "El socialismo, sobre todo en su forma estalinista, ha muerto; pero lo
que no puede morir es la utopía". Según ellos: "La creencia de un mundo
mejor es un legado que no podemos abandonar". "Si la utopía del socialis-
mo ha desaparecido, hay que crear una nueva utopía. Quizá un mundo eco-
lógico, feminista, pacifista". "Podemos perder todo menos nuestro derecho
a pensar utópicamente. Al fin y al cabo no podemos actuar políticamente sin
una orientación histórica".
Pero el utopista -sostiene Mires- no sólo se apropia del futuro, además
incluye a muchas personas en sus proyectos y sin consultarlas. La utopía es
también la apropiación del otro. Y si el utopista tiene poder, se apropiará de
él. Ahí reside la gran perversidad del pensamiento utópico moderno: en la
fusión entre utopía como representación del futuro, y poder político como
medio para realizarlo. Los antiutópicos no están en contra de la utopía en sí,
sino en contra de su expresión moderna, la utopía política.
Finalmente cabe una acotación: el proyecto utópico choca con la rea-
lidad (sino no sería utópico). La disección de la utopía del mundo religioso
y su conversión en utopía política fueron sólo los primeros pasos en el reco-
rrido del pensamiento utópico moderno. El paso decisivo ocurrió cuando la
8. La utopía -vale decir el "más allá"- fue el medio principal del que se sirvió el autori-
tarismo centralista para gobernar. La verdad histórica, que era al fin y al cabo lo que
importaba. estaba en el poder. Los seres humanos podían equivocarse pero la historia
no. y el partido era la representación de la historia o, lo que es igual, el vehículo que
transportaba la utopía... El día en que los comunistas ya no estuvieron más dispuestos
a morir por la utopía. fue la utopía la que comenzó a morir (Mires, op. cit.: 123).
9. Por su parte Marcuse (1967: 17) sostiene que precisamente porque las posibilidades
llamadas utópicas no son en absoluto utópicas, sino negación histórico-social determi-
nada de Jo existente, la toma de conciencia de esas posibilidades y la toma de concien-
cia de las fuerzas que las impiden y las niegan exigen de nosotros una posición muy
realista, muy pragmática. Una posición libre de toda ilusión, pero también de todo de-
rrotismo, el cual traiciona ya por su mera existencia la posibilidad de la libertad en be-
neficio de lo existente.
Derecho Ambiental y temas de Sociología Ambiental 37
utopía política para que fuese "cierta", fue transformada además en utopía
científica. Este paso era, por lo demás, necesario para que los pueblos cre-
yeran en la utopía que se les ofrecía. Lo que la religión ya no daba, lo pres-
taba la ciencia. El culto a las ciencias, o cientismo ---de acuerdo a la expre-
sión de Popper, es no sólo una de las religiones, sino que es la religión de la
modernidad. La utopía pasaba a ser cierta porque era científica. Y era cien-
tífica, porque el utópico moderno, mediante el poder, la declaraba como tal.
Al final el socialismo científico fue la versión ultramoderna del socialismo
utópico.
Además de la cientificidad del utopismo, insiste Mires (1995: 130), el
utópico moderno argumentará siempre que la utopía es necesaria para orien-
tar el presente; que no se puede vivir arrojado a la contingencia; que por eso
es importante un pensamiento trascendental. Claro, pero un pensamiento
trascendental no siempre es utópico; esto es, finalista. Por el contrario, si es
finalista, esto es, utópico, no puede ser trascendental porque hay un final
que no se deja trascender: la utopía misma. La trascendencia sin contingen-
cia caracteriza al pensamiento religioso y al utópico. En cambio, la trascen-
dencia que surge de la contingencia es la que vivimos cada día. Se puede ex-
traer la trascendencia de la praxis cofídiana. En fin, hoy la utopía ha sido
arrancada del poder, en el caso de Europa Oriental, pero el mundo sigue po-
blado de seres utópicos. Hay ingenieros que sueñan con construir represas,
destruyendo la naturaleza y sus habitantes; quienes quieren construir una
realidad genéticamente manipulada, o los que trabajan en la construcción de
una sociedad alternativa a partir de la nueva racionalidad económica, pro-
ductiva y extractiva referida desde el saber ambiental.
Enrique Leff (2002: 360) sostiene que es la reapertura de la historia co-
mo complejización del mundo, desde el potencial ambiental hacia la cons-
trucción de un ser no totalitario que, más allá de la realidad existente, pro-
yecta la historia hacia la creación de "lo que aún no es". Esta proliferación
del ser se abre camino desconstruyendo el poder totalitario de la globaliza-
ción económica y de la unidad del conocimiento. La crisis ambiental surge
como efecto del límite de la racionalidad económica, científica e instrumen-
tal que objetiva al mundo y domina a la naturaleza. El autor sugiere una
construcción utópica ambiental. Esto nos permite evidenciar la coincidencia
propositiva con Marcuse, respecto a las posibilidades utópicas -según él-
que precisamente no lo son, sino negación histórico social determinada de
lo existente. Por nuestra parte asumimos esta visualización dialéctica de la
utopía a partir de una implicancia concreta: los portadores sociales de la
38 Iván Narváez Q.
10. Según Herman Daly E. y Corb. John Jr., Para el bien común, México D.F., Fondo de
Cultura Económica, 1989, p. 375. Citado en Rodríguez y Alonso (1997: 16), en las ac-
tuales circunstancias no puede sostenerse la infinitud de recursos naturales: "La falta
de respeto por los principios de la máquina de vapor también subyace al mensaje esen-
cial del tal influyente libro Scacity and Growth, de Harold Bamett Chandler Morse. Se
nos dice que "La naturaleza nos impone escaseces particulares no una escasez general
ineludible" y se nos pide creer que: Los progresos de la ciencia fundamental han hecho
posible aprovecharse de la uniformidad de la materia-energía, uniformidad que hace
factible. sin límite predeterminado, escapar de las limitaciones cuantitativas por el ca-
Derecho Ambiental y temas de Sociología Ambiental 41
trario, en todo caso, los autores en cita hacen referencia a la metáfora crea-
da por Kenneth Boulding en los años 60, según la cual la tierra no se debe
considerar como un sistema abierto sino más bien como una nave espacial
símbolo de un sistema cerrado, con recursos limitados.
La economía del hombre espacial, el transumo no es en modo alguno
un desiderátum, sino que debe considerarse como algo que ha de minimizar-
se. La medida esencial del éxito de la economía no es la producción y el
consumo, sino la naturaleza, la extensión, la calidad y la complejidad del
acervo total del capital, incluido el estado de los cuerpos y las mentes de los
seres humanos del sistema. En la economía del hombre espacial nos intere-
sa sobre todo el acervo, y todo cambio tecnológico que conduzca al mante-
nimiento de un acervo total dado con un transumo menor (es decir, con me-
nos producción y consumo) es claramente una ganancia (ibíd.: 18).
Actualmente ya no es metafórica la afirmación, sino científicamente
comprobada, los recursos naturales son finitos y en consecuencia se hace in-
dispensable modificar la concepción del desarrollo, lo cual implica modifi-
car los esquemas económicos para buscar alternativas diferentes a la sola in-
dustrialización. Es decir, se debe impulsar un desarrollo correspondiente
con la oferta ambiental y las necesidades de la generación actual y de las ge-
neraciones futuras, conforme prescribe el desarrollo sostenible.U- 12
4.
GLOBALIZACIÓN
y CRISIS AMBIENTAV4
13. Según Eugene P. Odum, Ecología, México D.F., Nueva Editorial Interamericana, 1972.
Citado por Rodríguez y Alonso (op. cit.: 22), Se está haciendo cada vez más evidente
que la densidad óptima de población para el hombre debería adaptarse a la calidad del
espacio vital, y no las calorías alimentarias. En efecto, el mundo puede alimentar bas-
tantes más "cuerpos calientes", mantenidos como otros tantos animales domésticos en
un comedero contaminado de lo que puede sostener seres humanos de calidad, que
ejercen el derecho a un ambiente limpio de contaminación, de una oportunidad razo-
nable de libertad personal y de una diversidad de opciones para la consecución de la
felicidad.
14. "La globalización económica, debe ser entendida como un fenómeno que posibilita la
libre circulación de bienes y servicios, elimina las fronteras. crea un marco y un espa-
44 Iván Narváez Q.
15. La crisis ambiental es la crisis de nuestro tiempo, es la crisis del pensamiento occiden-
tal, afirma Leff (2002: 351) al referirse al tema de la globalización económica y la cri-
sis ambiental, y continúa: es la crisis de la metafísica que produjo la disyuntiva entre
el ser y el ente, que abrió la vía de la racionalidad científica e instrumental de la mo-
48 Iván Narváez Q.
16. Ver: Martínez Alier y Roca Jusmet (2001: 446 y ss.), respecto a casos específicos en
América Latina, en relación a la internalización de externalidades y procesos legales
que no ha sido posible llevarlos en los países de origen de las transnacionales, donde
es más viable que se cumpla el proceso o demanda.
17. l. La globalización como proceso se presenta de manera desigual en los países, regio-
nes internas, sectores de actividad, industrias y empresas. No es homogénea, ni lineal.
Esa es precisamente la dialéctica de la globalización.
2. Hay que abordarla como un proceso de aristas múltiples y no sólo desde lo econó-
mico, sino también desde lo social, ecológico, político y su creciente interrelación ex-
terna e impactos específicos.
3. Su análisis como proceso requiere de una aproximación multidisciplinaria, que abar-
que el campo cultural, a fin de comprenderla desde su evolución heterogénea, no uni-
forme. atravesada por contradicciones que se manifiestan en grados variables de con-
flictividad.
4. Las transformaciones económicas y tecnológicas surten efectos sobre la política y la
cultura, en medio de procesos por igual complejos y hasta contradictorios.
5. Los nuevos paradigmas tecnológicos fracturan el orden mundial dejando al margen
a importantes sectores de la sociedad. Sin embargo, simultáneamente, se produce una
suerte de fortalecimiento de las relaciones socioculturales a través de los avances tec-
nológicos, especialmente de las comunicaciones y el transporte, convertidos en una es-
pecie de anzuelo de la globalización
6. La existencia de una cultura dominante no global izada. nos avoca a comprender ten-
dencias cada vez más internacionalizadas, propias del capitalismo mundial y a recono-
cer que hay posiciones críticas de tinte nacionalista, localista, etc., cuestionadoras del
mensaje globalizador. Este enfrentamiento con una globalización "occidentalizante"
provoca "una creciente y diversificada indigenización de formaciones socio-cultura-
les". (Sánchez Parga, 1996: 37, citado en Acosta, 1997: 56).
7. El país debe impulsar una propuesta que combine la inserción internacional en for-
ma paralela con el desarrollo del mercado doméstico y las capacidades tecnológicas na-
cionales, a partir de un proyecto nacional de desarrollo en tanto es una visión utópica
de futuro que pretende aportar los medios para lograr una sociedad más justa, más so-
lidaria y más participativa, en un contexto social y ecológicamente autosustentable
(ibid.: 57).
8. Desde la lógica de los programas de ajuste estructural y de las políticas de estabili-
zación se han reducido sustancialmente no sólo las inversiones sociales, sino también
50 Iván Narváez Q.
5. PROBLEMAS AMBIENTALES
DE CARÁCTER GLOBAL
6. LA DIMENSIÓN POLÍTICA
EN LO AMBIENTAL
20. Martín Mateo (op. cit.: 24), sostiene que la reacción de los sistemas de economía libe-
ral ante la problemática ecológica, se basa fundamentalmente en la imposición de co-
rrectivos a los agentes contaminantes a través de una amplia gama de medidas admi-
nistrativas, redistribuyendo los costos originados. Pero los teóricos del sistema han ido
mucho más lejos -señala el autor-o y ha sido precisamente desde aquí de donde han
partido análisis y propuestas de trascendencia macropolítica tendentes a la disminución
del ritmo económico ...
54 Iván Narváez Q.
21. El sacerdote jesuita Alberto Barrera García (1996: 201 y ss.), sustenta que: la progre-
siva diferenciación en que se manifiesta la tensión Norte-Sur, es más riqueza para el
Norte y pobreza extrema para el Sur. Y que el proceso económico que lo hace posible
se basa en que la prosperidad del Norte requiere la existencia del Sur en tales condicio-
nes. Las características actuales se muestran sombrías y hoy más que nunca -conclu-
ye-, resulta verdadera la perspicaz tesis de Maquiavelo y Hobbes, que afirmaban el es-
tado de naturaleza, -guerra de todos contra todos-, como características de las relacio-
nes entre estados. Sin embargo, ellos pensaban en estados autosuficientes y señores de
sus decisiones, cosa que no ocurre (... ) Hay que redescubrir la verdadera naturaleza del
poder político. Constitutividad, organización y coactividad de la convivencia, podrán
ser distintas en su múltiples posibilidades pero, siempre, esperanzadoras si nacen de la
solidaridad natural del hombre y realizan la solidaridad de su común destino humano.
No existe otro camino y no se puede aspirar a más.
En nuestro criterio las relaciones políticas son relaciones de poder, y donde existen re-
laciones de poder existen relaciones de dominación y dependencia, que son las que han
generado la crisis económica, política, social, ambiental, ética. En definitiva la dimen-
sión política marca, tanto como la económica, la direccionalidad ambiental planetaria
y mientras el modelo liberal capitalista tenga vigencia hegemónica, será muy difícil la
implantación de la racionalidad ambiental, como base de un modelo de desarrollo más
armónico con la naturaleza, económicamente sustentable y socialmente justo.
Derecho Ambiental y temas de Sociología Ambiental 55
22. En 10 países tropicales ocurren las 3/4 partes de la deforestación (2000 000 ha); estos
países son: Brasil, Indonesia, Zaire, Burrna, Colombia, India, Malasia, Nigeria y Tai-
landia. Cada uno de estos pierde más de 4000 k:m2 de bosques. Por año y por región
se destruyen las siguientes extensiones en bosques: 47000 km? en Asia (1,4% de au-
mento anual) y África (1,7% de aumento anual); 73 000 k:m 2 en América Latina (0,9%
de aumento anual). (Rev, Ceres, 1991).
Según IBPGR (1983, p. 7c) "aún quedan en el mundo 45 millones de k:m 2 de bosques,
el 45% de los cuales son bosques húmedos tropicales, pero cada año este número se re-
duce en 130000 km2 de bosques que son talados". Y aunando a esto cada día 165000
ha de tierras cultivables se toman en polvo debido al mal uso de la tierra, el clima ad-
verso, la densidad de población, las malas políticas gubernamentales que están ponien-
do en peligro el medio de vida de más de 900 millones de personas". (El Mundo, 7-VI-
1992, citado en Varios (a), 1992: 109-110).
56 Iván Narváez Q.
La otra concepción, referida por el mismo autor (op. cit.: 63) y deno-
minada "Desarrollo Humano a Escala Humana", expresa:
23. Touraine (op. cit.: 22) alerta que: sin proponerse describir las transformaciones de
Derecho Ambiental y temas de Sociología Ambiental 57
nuestra vida social, los efectos de la mundialización de la economía, de los nuevos me-
dios de información o del debilitamiento de los marcos sociales tradicionales, puesto
que, antes de percibir con claridad el espectáculo que se nos ofrece, tenemos que estar
seguros de la calidad de nuestra propia mirada y por lo tanto de los instrumentos de co-
nocimiento que empleamos para percibir el mundo que nos rodea y percibimos a no-
sotros mismos. En los grandes países industriales y los estados nacionales de más an-
tigua constitución, el apego a un pasado que merece admiración puede provocar una
resistencia a los cambios intelectuales necesarios. pero ésta, si cediéramos a ella, se tra-
duciría prontamente en la confusión del debate político y la multiplicación de los obs-
táculos a todas las formas de innovación. Por cierto, no tenemos que adaptarnos pasi-
vamente a una sociedad y una cultura de masas detrás de las cuales se ocultan fuerzas
muy reales de dominación que deben señalarse y combatirse; pero la elección que hay
que hacer no es entre la defensa del orden pasado y la aceptación del desorden presen-
te: debemos concebir y construir nuevas formas de vida colectiva y personal.
Touraine insiste en que: "al comprender que pasamos de una etapa de la modernidad a
otra y definir la crisis que vivimos, se trata de darnos los medios de reconstruir nues-
tra capacidad de manejar las mutaciones en curso y determinar las opciones posibles
donde hoy sentimos la tentación de no ver más que un progreso indefinido o un labe-
rinto sin salida. Concluye el autor, la historia no está hecha únicamente del éxito de
quienes construyeron intelectual y prácticamente un mundo nuevo; también la confor-
ma la caída de las sociedades que no comprendieron, permitieron y organizaron las
nuevas formas asumidas por la vida económica, política o cultural. Ningún país, nin-
guna institución, ningún individuo tiene, por sus éxitos pasados, la seguridad de com-
prender y dominar las nuevas formas de vida personal y colectiva ... "
58 Iván Narváez Q.
mos obligados a adaptarnos a unas transformaciones globales sobre las que no tenemos
influencia.
26. Para Leff, las nuevas identidades se construyen dentro de un sistema de diferencias y
antagonismos por la apropiación de la naturaleza, movilizada por la ley límite de la en-
tropía y la fecundidad que generan las sinergias de la complejidad ambiental. Ello abre
nuevos espacios de encuentro de sujetos sociales con diferentes discursos de la susten-
tabilidad, de donde emergen nuevos actores sociales en la trama del proceso de com-
plejización óntica, epistemológica y productiva del ambiente (op. cit.: 368).
60 Iván Narváez Q.
7. SEGURIDAD AMBIENTAL-
SEGURIDAD NACIONAL
27. Según Touraine (op. cit.: 154), para vivir en la modernidad, no tenemos que elegir en-
tre la unidad impuesta por la comunidad y la competencia salvaje, entre el imperio de
los mercados y los reinos integristas y nacionalistas: nos basta vivir en la complemen-
tariedad de un mundo abierto (y hasta fragmentado) y un sujeto que lucha por dar sen-
tido a su experiencia de vida, individual y colectiva.