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CRITICA DE LIBROS

JORGE BENEDICTO y FERNANDO REINARES (eds.)


Las transformaciones de lo político
(Madrid, Alianza Editorial, 1992)

Desde la Segunda Guerra Mundial mediante los cuales tales configura-


mucho ha cambiado el escenario ciones se modifican. Y, desde esta
europeo: los movimientos sociales de perspectiva, los editores de este volu-
los años sesenta, los procesos de de- men abordan algunas cuestiones rela-
mocratización mediterráneos, el as- tivas a la institucionalización política
censo y posterior retroceso de las op- y a lo procesos de cambio en las so-
ciones políticas socialdemócratas, la ciedades europeas y su influencia en
incertidumbre en torno al modelo del los procesos de distribución del poder
Estado del Bienestar, el proceso de intrarregional. Este volumen se arti-
Unión Europea, el derrumbamiento cula en cinco capítulos, en los que se
del Muro de Berlín... Todo ello no es ofrecen excelentes aportaciones sobre
sino la transformación de lo político el devenir europeo desde una perspec-
en el contexto europeo, transforma- tiva macropolítica, atendiendo a la
ción que afecta a las estructuras de conducta de los distintos actores en
distribución del poder a nivel regio- juego y los diversos procesos de trans-
nal y a nivel mundial. Lo político, en formación.
este conjunto de ensayos, hace En el primer capítulo, Jorge
referencia a la distribución del poder Benedicto y Fernando Reinares intro-
en el seno de una sociedad dada, a las ducen al lector en el nuevo espacio
instituciones reguladoras de las pau- socioeconómico y político europeo.
tas de comportamiento que su pre- Desde una perspectiva multidiscipli-
sencia implica y a los procesos nar, enuncian las incertidumbres en

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torno al Estado del Bienestar, la redi- pectiva procesual y dinámica, para los
mensionalidad de los espacios políti- casos de España, Portugal, Grecia e
cos, las nuevas pautas de acción polí- Italia. Atendiendo al sistema de parti-
tica caracterizadas por la desafección dos en estos cuatro casos, el autor
política entre amplios segmentos de encuentra diversos modelos del pro-
la sociedad europea y por la erosión ceso de consolidación democrática.
de los pilares de la acción política ins- Así, en Italia observa una consolida-
titucional. Junto a la apatía por la ción hecha por los partidos políticos:
política, también se produce de forma se da una legitimidad excluyente que
paralela un renovado interés público se compensa por bases de poder sóli-
por una serie de cuestiones de gran das y por el control sobre la sociedad
trascendencia colectiva. Siendo esto civil. En españa, sin embargo, se pro-
así, los editores de este trabajo seña- duce una consolidación incluyente
lan que la característica que mejor desde el punto de vista de la legitimi-
define los procesos de implicación dad, pero si atendemos al actor prin-
política de los ciudadanos en las cipal del proceso se produce una con-
actuales sociedades industriales es la solidación realizada por élites que han
multiformidad de la acción política y utilizado para sus propios fines algu-
la variedad de posibilidades para nas reglas constitucionales considera-
expresar las demandas e intereses de das legítimas. En los casos de Grecia
los ciudadanos. Benedicto y Reinares y Portugal se produce una consolida-
dibujan un nuevo escenario europeo ción excluyente (casi excluyente en
en el que las transformaciones de Portugal) si atendemos a la legitimi-
carácter social y político han abierto dad, pero, atendiendo al actor princi-
grandes interrogantes sobre el futuro pal del proceso, el autor afirma que se
de nuestras sociedades. La aproxima- ha producido una consolidación por
ción al emergente sistema político parte del Estado en la que se reconoce
europeo que se realiza en este capítu- la importancia del sector público en
lo puede ser un buen punto de parti- el éxito del proceso para el caso grie-
da para conformar un juicio probable go y la interacción existente entre los
sobre la evolución del mismo. Tarea equilibrios político-sociales estableci-
que desde distintos enfoques cumple dos tras la Revolución de los Clave-
el conjunto de los textos reunidos en les y la vieja tradición corporativista
esta obra. y autoritaria en el caso portugués.
Leonardo Morlino, en el segundo Morlino concluye su trabajo indican-
capítulo, se preocupa por estudiar los do cómo un fuerte peso de los parti-
recorridos de consolidación democrá- dos puede ir acompañado de una
tica en el sur de Europa, con largas legitimidad limitada, y viceversa.
experiencias autoritarias. Morlino, Destaca la existencia de factores his-
desde un enfoque maximalista de la tóricos y socioeconómicos que influ-
consolidación democrática, analiza el yen para que el proceso se dirija en
rendimiento del sistema político, el una u otra dirección o en un híbrido
funcionamiento entre el binomio de ambas. El resultado es semejante
legitimidad y eficacia, desde una pers- en estos casos en cuanto a la consoli-

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dación alcanzada y distinto en cuanto constituían una amenaza para la paz


al camino a seguir. Frente a la pers- social. La existencia de percepciones y
pectiva minimalista de la consolida- prioridades cambiantes entre gran
ción, Morlino aporta un brillante tra- parte del electorado le llevó a aceptar
bajo analítico que puede ayudar a y defender ciertas políticas de austeri-
despejar bastantes dudas respecto a dad, y no a comprometerse en una
los recién iniciados procesos de de- protesta social y política por esta
mocratización en Europa del Este, e causa. Incluso entre grandes sectores
igualmente relevantes para los proce- de la clase media alta se percibe que
sos de democratización de América el sistema de seguridad social del
Latina que actualmente se encuentran Estado del Bienestar no les resulta
en vías de consolidación. necesario y se oponen a las cargas fis-
En el tercer capítulo, Claus Offe cales que éste impone sobre sus ingre-
expone las dificultades por las que sos. La visión de Offe a este respecto
atraviesa el Estado del Bienestar ante se puede complementar con un análi-
los cambios estructurales, especial- sis de los nuevos movimientos socia-
mente en el caso alemán. Para Offe, les en Europa Occidental que se reali-
la capacidad del sistema de seguridad za en el capítulo siguiente.
social para regenerar su base de apoyo Hanspeter Kriesi nos ofrece, a este
y para lograr una seguridad social respecto, un análisis del contexto
inclusiva está en entredicho por los político de los nuevos movimientos
cambios existentes en su entorno sociales en Europa Occidental, aten-
social y económico. El sistema ale- diendo principalmente a la noción de
mán —y no sólo éste— presupone estructura de la oportunidad política
condiciones normales de trabajo y (EOP) para que éstos se desarrollen y
empleo para su funcionamiento. cumplan sus objetivos. En el enfoque
Cuando estas condiciones varían, el de Kriesi la EOP hace referencia a los
sistema no tiene sentido ni para las aspectos del sistema político que
personas a las que cubre ni tampoco determinan el desarrollo del movi-
logra cubrir a todas las personas para miento, independientemente de la
las que estaba previsto. En la medida acción de los actores. Teniendo en
que esto es así, el sistema de seguri- cuenta, además, que la relación en un
dad social acaba siendo menos inclu- país dado entre facilitación/represión
sivo y menos social. En cuanto a la y posibilidades de éxito/reforma es re-
política de adaptación de la seguridad sultado, al menos en parte, de cálcu-
social a la crisis del empleo, el autor los estratégicos por parte de las auto-
indica que la ausencia de un conflicto ridades, que no determinado en ex-
polarizado no radica en la política de clusiva por tales cálculos. La perspec-
contención alemana, sino en la per- tiva de Kriesi supera aquellos enfo-
cepción de la sociedad respecto a esta ques desde los que se vislumbraba la
crisis. Se percibió que el desempleo a sustitución de la clase obrera como
larga escala y duradero, y un número sujeto histórico en la transformación
cada vez mayor de personas depen- de las sociedades industriales por
dientes de la asistencia social, no parte de los nuevos movimientos

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CRITICA DE LIBROS

sociales. Estos movimientos no son europea, el autor propone interponer


exponentes de un paradigma político entre las nociones de Estado y merca-
alternativo, aunque sí han influido do una serie de estadios intermedios
decisivamente en algunas transforma- que nos permitan conceptualizar for-
ciones del orden político en las mas de orden alternativas y estables.
democracias occidentales. La idea En este trabajo se realiza un gran
principal de este trabajo descansa en esfuerzo creativo y probabilístico res-
la importancia de la evolución y con- pecto a los posibles trayectos que
figuración del contexto político insti- recorrerá el proceso de integración
tucional para que los nuevos movi- europea y los diferentes resultados a
mientos sociales extiendan su influen- los que éste dará lugar: Confederatio,
cia hasta la arena de la toma de deci- Condominio o Federatio. La conclu-
siones políticas, o bien para la pérdi- sión principal que este autor nos
da de influencia como factor poten- quiere hacer llegar es que la CE es
cial de cambio a medida que éstos se una politeya en formación y que ésta
institucionalizan. La evolución de será una forma novedosa de domina-
este factor de cambio dependerá en ción política. La CE podrá parecerse
gran medida de la configuración del a algunos regímenes políticos y podrá
espacio político y de su institucionali- ser descrita en términos familiares a
zación, ya sea en una dirección positi- nuestros oídos; pero será sin ninguna
va, como expansión de su influencia y duda una cosa diferente a todo eso.
conquista de los objetivos que defien- Los cinco ensayos en su conjunto
de, o bien en una dirección negativa, animan al lector a realizar un esfuerzo
por la que su institucionalización por asomarse al futuro, por adelantar-
desactive su potencial de cambio polí- nos a pronosticar la fisonomía de la
tico y social en nuestras sociedades. nueva Europa. En todos y cada uno
En el quinto y último capítulo, de los cinco trabajos se logra conectar
Philippe Schmitter reflexiona sobre la perfectamente al lector con el autor
posible configuración o fisonomía de en una síntesis de curiosidad creativa
un nuevo sistema político comunita- que lleva al debate, a la conjetura y a
rio emergente. Desde el punto de la especulación respecto a la transfor-
vista de este autor, la Comunidad mación de la distribución del poder
Europea es una forma emergente de en el espacio europeo. Las transfor-
dominación política y como tal debe- maciones de lo político satisfacen
ría ser analizada. La CE es un prototi- principios estimulantes y prácticos,
po, un experimento supranacional no dogmáticos, por lo que el lector
para las nuevas formas de dominación pone a prueba su propia capacidad
política organizada que están emer- de pensar combinando con gran fle-
giendo a nivel nacional y subna- xibilidad distintas formas de conoci-
cional. Para realizar un buen pronós- miento.
tico del alcance de los posibles resul-
tados del proceso de integración Rosario JABARDO MONTERO

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RAMÓN RAMOS
Tiempo y Sociedad
(Madrid, CIS-Siglo XXI, 1992)

Tiempo y Sociedad, la afortunada sa. Sus análisis son extensivos y bara-


compilación que el profesor Ramos tos en tiempo, pues cien años le ca-
nos ofrece, viene a sentar las bases de ben en una ingeniosa conclusión de
solución para un problema que varias breves líneas. No tiene prisa, pues el
generaciones de sociólogos se han futuro que le parece relevante tardará
planteado en numerosas ocasiones: décadas en llegar. Al sociólogo empí-
¿qué hacer con el tiempo? rico, en cambio, obsesionado con la
Los sociólogos, como tantos otros actualidad y la inminencia, la escasez
profesionales de la creación de con- y carestía del tiempo le acongojan. El
ceptos, inspiradores de formas opera- dato recogido hoy puede no ser váli-
tivas de ver el mundo, viven un tiem- do cuando concluya el análisis esta-
po social propio. Entreverado con el dístico, para no hablar de cuando se
tiempo cotidiano del común de los publique el trabajo. Al mirarse al es-
mortales —tejido de la trama del cro- pejo ve a Sísifo. Aquel otro por ente-
nómetro laboral y la urdimbre del ro dedicado a la docencia vive un
fluir, al ritmo de las emociones y los tiempo de ocio aristocrático donde
estados de ánimo, de las obligaciones las lecturas, las pláticas, las clases y las
y compromisos de la vida cotidiana— tutorías se suceden plácidamente en
los sociólogos viven el tiempo de la un orden siempre idéntico desde el
ciencia. (Los conceptos/hechos de las que contempla con suficiencia al
ciencias, también de la sociología, son ratón burócrata agobiado por años de
como juegos de muñecas rusas: cuan- referencias atrasadas que aún no ha
do se los examina en detalle se ve que encontrado tiempo para introducir en
son un sistema de otras unidades y sus discursos. Y luego está el tiempo
éstas, a su vez... y Así también el de la fama, donde habitan los clási-
tiempo.) En la academia, el tiempo es cos, el parnaso de los elegidos, el
diverso; pero siempre lo marca el empíreo de los pensamientos que se
ritmo del diálogo entre el pensa- transmiten desde hace un siglo, la
dor/autor y sus interlocutores, fuen- eternidad presunta e inalcanzable, el
tes o audiencias. Es un tiempo crono- tiempo de la ciencia por antonoma-
gráfico, racional, sólo que relativo: a sia, el único que se muestra a los le-
veces va más rápido y a veces más gos para incitarles a la reverencia y la
lento que el tiempo del reloj. generosidad.
El sociólogo que se inclina por la Cada sociólogo se ha sentido abis-
sociología histórica ve desfilar ante sí, mado y atrapado por cada uno de
en diarios y crónicas, enormes perío- esos tiempos una y mil veces, y ha
dos, generaciones enteras en el mismo emigrado hacia otros tiempos en
lapso que puede emplear en ponerse busca de acomodo, persiguiendo un
al tanto del acaecer público cotidiano tiempo acorde con el propio, con su
de un solo día (ayer) leyendo la pren- manera de hacer las cosas. Pues no otra

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CRITICA DE LIBROS

cosa es el tiempo subjetivo: el orden y música. Luego, Mead (1929) cierra


ritmo propio de la práctica indivi- quizá la muestra de «tanteos primiti-
dual; el tiempo social es la relación vos».
acordada entre los tiempos singulares. El siguiente artículo lo firman
Los maravillosos ensayos de Mead, Sorokin y Merton (1937). Este texto
sobre la naturaleza (social) del tiempo abre el camino para el estudio de
pasado, y de Lefebvre y Régulier, «los tiempos sociales» —esto es, de la
sobre el origen corporal y ecológico compleja arquitectura de los rasgos
del ritmo (o sea, social, porque nues- temporales de la acción social— y su
tro cuerpo y nuestro entorno son historia social —de cómo las acciones
actores sociales), constituyen destaca- sociales de los sujetos producen,
das muestras de cómo el tiempo que como consecuencia no siempre busca-
los seres humanos entienden «natu- da ni prevista, una cierta concepción
ralmente» es el tiempo vivido social- social del tiempo que, creída luego
mente, el tiempo como marco/condi- objetiva, alienada, mide, ordena y
ción formal de posibilidad del sentido constriñe las distintas manifestaciones
de cuanto ocurre, en especial de la de la vida social—. Sin embargo, a
acción social. éste le sigue el de Lewis y Weigart
¡Un momento! Al destacar y citar (1981), que lamenta que el programa
en primer lugar estos ensayos, respec- germinal propuesto en 1937 no haya
tivamente tercero y décimo en el brotado en un vigoroso estudio de la
orden del libro, altero el tempo que influencia recíproca del tiempo
confirió su compilador. Pero ¿en qué social— como marco de inteligibili-
consiste ese tempo? Solemos buscarlo dad de la estabilidad y el cambio
en la secuencia cronológica de lectura sociales— y los sistemas sociales. Para
que aconseja el índice, pero al consta- paliar esa carencia propone un para-
tar las fechas de los textos percibimos digma para el estudio del tiempo
que no cantan la melodía del progre- social: a partir del sesgo individual-
so científico: no son consecutivas. afectivo en la percepción del tiempo
Es cierto, la recopilación comienza elaboran una jerarquía de tiempos
con un texto de Hubert (1909) lleno (individual, interactivo, institucional
de resabios durkheimianos y kantia- y cíclico) —cuyos recursos pueden
nos —versa sobre cómo las formas, tener duración astronómica diversa—
presuntamente a priori, de la sensibi- para concluir con un caso ejemplar:
lidad temporal nacen en los «primiti- cómo las carreras individuales utilizan
vos» de su experiencia mágica y y «fuerzan» esos patrones en el curso
ritual—. Y continúa con un artículo de generar nuevas «sincronías» entre
de Halbwachs (en el cual sólo la suti- tiempos individuales que sostengan
leza retórica y la belleza literaria una nueva estructura social. Por últi-
impide creer que fuera escrito ayer y mo, sugieren nuevas líneas de trabajo.
no en 1939) sobre la constitución, A continuación, y como para des-
vivencia y mantenimiento psicosocial mentir los llantos de soledad del ar-
de ese gran instrumento de presenta- tículo anterior, se presentan cuatro
ción y ocultación del tiempo que es la relevantes trabajos previos: el agudo

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CRITICA DE LIBROS

estudio de Nowotny sobre la atribu- sobre las duraciones esperadas social-


ción social de status a los tiempos (el mente y de Barry Schwartz (1978)
prestigio del ocio frente a «estar muy sobre el fenómeno de las colas (cómo
ocupado», o el peso y relevancia de la se organizan, cuánto duran) como
orientación hacia el futuro del pasado mecanismos de orden social. El retor-
en la acción de distintas culturas y no al nivel microsociológico devuel-
clases sociales), escrito en 1975; el ve al análisis el punto medio entre la
siguiente ensayo (Luhmann, 1976) observación situada contextualmente
muestra cómo el optimismo histórico y la teoría abstracta que dota de con-
de la modernidad ha expandido el tenido empírico contrastable a la
pasado y estrechado el presente (co- sociología y la distingue de una bri-
mo un instante en la historia del pro- llante filosofía social (rasgo que, por
greso), dejando al futuro vacío de otra parte, no estaba ausente, si no
sentido excepto como lugar donde se era siempre dominante, en las aporta-
materializará la promesa de integra- ciones citadas en el párrafo anterior).
ción que el presente no tiene tiempo Por fin, los textos de Maltz (1968)
de lograr —el trofeo por el que lu- y Zerubavel (1981) nos traen una vía
chan las utopías social y tecnológica de investigación paralela a la indaga-
(socialista y tecnocrática, y sus híbri- ción sobre el tiempo: el estudio de la
dos)—; Martins (1974) reflexiona in cronología y de sus tecnologías.
extenso sobre el papel del tiempo en la Ambas tienen en común el análisis de
sociología, sus relaciones con la histo- los tiempos sociales, si bien ésta se
ria, las posibilidades de hacer Historia centra en los procesos de producción,
Social, Historia Sociológica o So- reproducción y articulación social de
ciología Histórica, y las secuelas del los cómputos de tiempo (en particu-
historicismo en las ciencias sociales. lar de los calendarios).
Quizá para desintoxicar de tanto hu- Así, respetando en lo posible el
manismo, el artículo de Young y Zi- compás impuesto a los textos por el
man (1971) tiene corte fisicalista: compilador, debería concluir la noti-
ofrece modelos de organización de cia y comentario de Tiempo y So-
patrones temporales, posiblemente ciedad, un libro que aporta enseñan-
aplicables a la ordenación de fenóme- zas inexcusables sobre la significación
nos sociales. de las pautas temporales de la acción
Quizá la insatisfacción de Lewis y social a todos los niveles y en todas
Weigart se refiera al grado de abstrac- sus facetas; omnipresente como su
ción, al tono historicista o al estilo de objeto, el tiempo. Pero hay una pe-
«gran teoría» de las contribuciones de queña traición oculta en el hecho
los años setenta. Para vindicar esa mismo de intentar mantener el tempo
postura (y saltando sobre el artículo del libro: éste es otro texto y tiene su
de Lefebvre y Régulier, cuya aproxi- propia cadencia. Cada cosa tiene su
mación fenomenológica a los ciclos tiempo.
contrasta con la objetivista y casi Hay autores —Sorokin y Merton,
cibernética de Young y Ziman) llega- Lefebvre y Régulier— que citan su
mos a los textos de Merton (1984) fascinación con la teoría de la relativi-

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CRITICA DE LIBROS

dad y su refutación de un tiempo de los ciclos naturales y la celebración


(literalmente) universal y representa- de recursos como señal de la conce-
ble mediante la recta real. Según esta sión de una prórroga y la construc-
teoría, el tiempo se expande cuando ción de calendarios para regularlas).
nos acercamos a la velocidad de la Hoy que la sociología, por mor de la
luz. Los fotones, entonces, son eter- mundialización, está dejando de ser
nos y se sentirían (si sintieran) inmó- eurocéntrica, quizá deberíamos pres-
viles en un universo vacío limitado a tar más atención a esos tiempos; aun-
sí mismos; si fuera esféricos tendrían que la mundialización es eurocéntrica
todos los atributos del Ser de Par- y cabalga sobre un patrón émic que es
ménides, excepto uno: la inmortali- el del tiempo lineal, como ocurre en
dad. Se degradan al chocar con otros este mismo texto.
cuerpos. La velocidad de la luz es la En el tiempo vivido por la escritura
nueva constante universal, pero nos [yo] y la lectura [usted y yo] de este
es difícil entender la velocidad si no texto hemos discurrido [ambos] por
es en relación con nuestro tiempo un universo lineal (línea tras línea);
cronométrico. Podemos decir que el pero el tiempo vivido es una cinta
tiempo de cada cosa es su «energía» Moebius en la que el pasado/recuerdo
en relación a la energía que significa regresa al presente para darle sentido
viajar a la velocidad de la luz. Otra (dirección, orientación, tal vez el
cosa es que podamos entenderlo, pues sueño de un destino), como debe ser.
sólo comprendemos la energía cuan- Todo tiene su tiempo y sazón, todas
do actúa, cuando es una fuerza, y las tareas bajo el sol, dice Qohelet.
estamos habituados a comprender la Y ahora es el tiempo de curvar el
fuerza como aquello que realiza un tiempo y volver a la pregunta que
«trabajo» en el tiempo —como opera- abría esta recensión: ¿qué hacer con el
cionalizaron esa noción los ingenieros tiempo? Una cosa se me ocurre: para
newtonianos justo antes de la revolu- empezar, leer Tiempo y Sociedad.
ción industrial. Una compilación no da mucha
Lejos queda la experiencia pre- reputación en el mundo académico
matemática del tiempo, con sus dos (las recensiones tampoco, dicho sea
intuiciones básicas, tan flexibles, de de paso). «Fulano ha reunido unos
momento (hacer eso no me cuesta un textos, les ha añadido un prólogo y
credo; voy en lo que me lleve leer esta los ha publicado. ¡Qué fácil es hacer
recensión) y de «el tiempo» (el ámbi- así un libro!», suele decirse. No afren-
to vital que uno tiene antes de con- ta la minusvaloración del esfuerzo
vertirse en un recuerdo, una sombra, —cada uno sabe lo que le cuesta ha-
un antepasado; y quizá fue el ansia cer las cosas—, sino la falta de reco-
por saber cuánto más le quedaba a nocimiento personal. Sí que en oca-
uno por vivir, medido primero en siones, contadas, un oportunista agru-
unidades de las cosas que quería pa apresuradamente varios escritos
hacer y luego en soles, sabaths, idus, emparentados y hace un libro de lec-
calendas, lunas, estaciones, primave- turas para satisfacer un fin pragmáti-
ras... lo que incentivó la observación co inmediato o una moda fugaz. Ni

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CRITICA DE LIBROS

siquiera debería mencionarlo, tan dis- gramas; al sociólogo empírico, la oca-


tante es el caso. Tiempo y Sociedad, en sión de situar sus datos y resultados,
cambio, pertenece a un género que paciencia para sufrir su obsolescencia
podríamos llamar «memorias colecti- y duración para reanimarlos cuando
vas de una aventura contadas por lo precise; al profesoral le ofrece una
alguien que la vivió». El profesor lectura fascinante, un tema intenso y
Ramos lleva largos años investigando refrescante; al ratón de biblioteca,
la imbricación del tiempo y la socie- muchas referencias insoslayables. Por
dad; su libro es la pudorosa crónica fin, al curioso pertinente le dará un
de sus más felices encuentros con paisaje para situar sus inquietudes, un
quienes le ayudaron a concebir y escenario para sus respuestas, la com-
madurar su propia obra y pensamien- pañía de pensadores agudos y certe-
to. ¿Y qué? ¿Qué es un solo testigo? ros, y un tema de conversación para
Lo que cuenta es la aventura misma. anonadar a sus amistades.
Pero alguien debe contarla, una oca- Le aseguro al lector que acuda a
sión que sigue ahí para ser vivida Tiempo y Sociedad, que no perderá
íntegramente o transitada como el tiempo con su lectura. Claro que
punto de paso, debido y obligado, en —puede pensar— un libro sobre el
busca de otros tesoros del conoci- tiempo no puede sino ser un logro
miento. intemporal y, por tanto, no hay prisa
Tiempo y Sociedad ofrece al practi- en leerlo. Craso error. Hay que recor-
cante de la sociología histórica pers- dar el viejo y sabio refrán: no dejes
pectiva para situar sociotemporal- para mañana lo que puedas hacer hoy.
mente las razones, motivos y causas Vita brevis.
de sus actores y relativizar sus crono- Juan Manuel IRANZO

AA.VV.
Sociología del riesgo
(Revista de Occidente, noviembre 1993)

El riesgo ha sido un elemento con- riesgos del pasado se diferencian no-


dicionante de la vida humana desde tablemente del peligro que se cier-
los orígenes mismos de la existencia. ne sobre el hombre de la sociedad
Amenazas naturales, enfermedades, industrial, pues éste ya no es una con-
catástrofes, circunstancias imprevistas secuencia, como en el pasado, de la
que han sometido cíclicamente a los fatalidad, de un azar de la naturaleza,
habitantes del planeta a penalidades sino el resultado de una nueva forma
insalvables han acompañado desde de vida ligada a la expansión del capi-
siempre el incierto tránsito de la vida. talismo y, por tanto, dependiente de
Mas, como explica Ulrich Beck, los decisiones, en cierto modo, predeci-

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bles, aunque no deseables. Son los
riesgos que ha creado la sociedad
industrial, que hoy amenazan a las
personas y a la naturaleza, y que Beck
resume, genéricamente, en cuatro
grandes apartados: atómico, químico,
genético y ecológico.
No es, por tanto, ya, de la lucha
directa del hombre con la naturaleza
de donde surgen los peligros, como
antaño, sino de la propia evolución
de la civilización humana, del estadio
en el que se ha situado la cultura, y
en particular, del grado de evolución
que ha alcanzado el desarrollo cientí-
fico.
Por ello, el riesgo que está empe-
zando a merecer la atención especiali-
zada de la Sociología se caracteriza,
como ya hemos dicho, por su dimen-
sión pronosticable, y por ser una con-
secuencia de la modernidad, del
esfuerzo humano en pos del progreso,
como afirma Giddens. Un progreso
que, paradójicamente, ha grabado en
la mente del sujeto la certidumbre
intimidatoria de su capacidad auto-
destructiva. He aquí, pues, uno de los
grandes experimentos de nuestro
tiempo: disfrutar de un modelo social
que nos ofrece la abundancia, que
vela por nuestra salud, que se afana
por garantizar nuestra seguridad, y
que, al mismo tiempo, ha generado
una permanente sensación de zozo-
bra, de inseguridad, de hipotéticas
perspectivas catastróficas producidas
por el desquiciamiento tecnológico.
Esta situación nueva ha dado lugar
a ese enfoque sociológico particular,
al que nos referíamos, bajo la deno-
minación de Sociología del riesgo, a
cuyo campo se han dedicado ya varias
obras, de entre las que destacaríamos,por el desquiciamiento tecnológico.
Esta situación nueva ha dado lugar
a ese enfoque sociológico particular,
al que nos referíamos, bajo la deno-
CRITICA DE LIBROS

líticos, étnicos, religiosos o geográ- democráticos como medio adecuado


ficos. para afrontar toda la problemática
Pero ¿se puede controlar el riesgo? que comporta el control de riesgo.
¿Una sociedad que, prácticamente, Niklas Luhmann aporta a esta dis-
pivota su ciclo productivo en la alter- cusión un trabajo que enfoca las ame-
nancia entre creación y destrucción nazas inherentes a la dinámica de la
está capacitada para adelantarse al sociedad industrial con las herra-
desencadenamiento de los peligros mientas conceptuales de la teoría de
que ella misma genera? La respuesta sistemas. Y con la opacidad expositiva
nos conduce, una vez más, como que el propio autor reconoce, y que
plantea Beck, al fondo de la cuestión es tan característica de toda su elabo-
que se dirime entre ciencia y tecno- ración teórica.
cracia, a la recuperación del control El sistema, que constituye el eje del
de la técnica, y al encausamiento de discurso luhmanniano, posee capaci-
la omnipotencia del «especialismo» dad de autogeneración, de donde
frente al humanismo. Es decir, a la deviene una de sus ideas fundamenta-
reivindicación del papel crítico, refle- les, la autopoiesis, que subraya, preci-
xivo y decisorio del ciudadano en samente, esa esencial autonomía sisté-
cuestiones que afectan, gravemente, mica. En política, sin embargo, nos
al presente y al futuro de la humani- dice el sociólogo alemán, las decisio-
dad. Beck propone, por ello, la revita- nes están interrelacionadas. El siste-
lización de los procedimientos demo- ma, pues, que es autocontrolado, ad-
cráticos como instrumento irrenun- mite «autodescripciones» en el campo
ciable del control del riesgo. de los significados sociales.
También Giddens se plantea en su El instrumental de Luhmann des-
ensayo el problema del control del cribe un sistema que se reproduce
riesgo, centrándose en la relación de autopoiéticamente, y elabora el con-
confianza que debe existir entre per- cepto de sistema «operativamente
sonas e instituciones, y en el análisis cerrado», mediante el que se mani-
de las implicaciones que la ruptura de fiestan las discrepancias entre sistema
este entendimiento consensuado y medio natural, y en el que se adivi-
puede traer consigo en la sociedad na, a través de sus palabras, que el
contemporánea en aspectos decisivos riesgo contra el entorno no es ajeno a
del estallido de las crisis y de las ame- la administración selectiva de la capa-
nazas contra la estabilidad social, y cidad coactiva del poder.
proponiendo, igualmente, una pro-
fundización de los procedimientos Luis SAAVEDRA

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CRITICA DE LIBROS

CARMELO LISÓN TOLOSANA


Individuo, estructura y creatividad. Etopeyas desde la antropología cultural
(Madrid, Akal, 1992)

En su desmitificador Margaret Siguiendo unas pautas de presenta-


Mead and Samoa, Freeman subraya ción similares al Exemplars de
que más interesante aún que la sor- Needham, Lisón ofrece en Individuo,
prendente descripción y análisis que estructura y creatividad, su última
de la cultura y la adolescencia de obra, una colección de tipos o ejem-
Samoa hizo la popular antropóloga, plos, «cristalizaciones de humanas
resulta la actitud de toda la comuni- experiencias, creencias y acciones;
dad académica (Boas a la cabeza), que todos ellos –continúa— representan y
dio por buenas acríticamente unas realizan fenómenos y estados liminoi-
apreciaciones tan evidentemente con- des, vivencias en clímax, jugueteos
trarias a los datos ya por entonces con la aventura, el peligro y el riesgo;
conocidos. Tal vez algún día, un cari- habitan esa región cultural abonada
tativo sociólogo de la ciencia pueda para el experimento, el cambio, la
también explicarnos a nosotros por innovación y la creatividad» (p. 5).
qué una obra cada vez más incohe- Son biografías seleccionadas, en
rente, más ridícula en su ambición, donde se manifestaría cómo, más allá
más preñada de huecas fórmulas retó- de las estructuras (o en su intersticio),
ricas y más confusa teóricamente, la acción humana, a la que mueven
como es la de Lisón Tolosana, pasa siempre los mismos o semejantes
por ser, para muchos antropólogos resortes (pasiones, anhelos, ideales,
españoles (y dicen que del extranje- tensiones vitales, vacilaciones...), está
ro), uno de los pilares irrenunciables siempre construyendo o creando
de la disciplina en este país. Cuáles intencionalmente. Así, se van repa-
son, en fin, los intereses o los malen- sando, a través de los siete capítulos
tendidos que elevan dicha obra por que componen la obra, las figuras del
encima del común de las muchas peregrino, la beata, el misionero, el
etnografías y de las (no muchas) refle- antropólogo, el pequeño empresario,
xiones teóricas que aquí se hacen, el extraño y el escritor, centrándose
y que alaban a este hombre como si las más de las veces en nombres pro-
de un genio intelectual se tratara. pios, aunque con la pretensión de ir
Cuando Alberto Cardín habló, hace creando siempre tipos generales,
algunos años, de «antropología de la ejemplos todos de producción imagi-
chapuza» no erraba en absoluto el ti- nativa «radicalmente humana».
ro. Y lo problemático no es que se El análisis que de los casos hace
trate, en efecto, de una personal y Lisón está lejos, con todo, de resta-
contumaz recaída en la chapuza, sino blecer o de revelar siquiera las tensio-
que nadie parezca darse cuenta de nes y la incertidumbre características
ello. O no lo haga, al menos, en voz de situaciones reales, o la complejidad
alta. de las prácticas que condicionan y
* * * articulan una intencionalidad que no

329
CRITICA DE LIBROS

es la del Sujeto trascendental sino la En la obra de Lisón es ya habitual


de agentes social, cultural, económica encontrarse con los hallazgos poéticos
e históricamente contextualizados. El e intelectuales de encantadores campe-
interés por la actividad humana se sinos, clérigos singulares y dicharac-
sitúa aquí menos del lado de las heras meigas que, en lugar o además de
recientes críticas a los modelos mar- dedicarse a sus humildes tareas coti-
xistas, estructuralistas y sistémicos dianas, parecen empeñados en hacer
por parte de las teorías de la práctica de cada movimiento de su existencia
y de la estructuración (de Giddens, un complejo ritual cargado de símbo-
Bourdieu o Archer) que del lado de la los, y de cada expresión que sale colo-
hermenéutica cultural, de la que quialmente de entre sus labios un deli-
Lisón hereda y caricaturiza todos los cado haiku. La reacción contra cierta
vicios, lo que malogra desde el princi- concepción jakobsoniana de lo poético
pio cualquier expectativa que la pre- alcanza, con esta antropología, una
sentación (o el título al menos) de perversa conclusión: indagando las
este libro pudiera crear. «metáforas de la vida cotidiana», uno
Es común a los análisis hermenéu- ve actitudes y proyectos vitales de
ticos el plantearse, de una u otra poeta o coreógrafo en todo ser huma-
manera, una vocación humanista de no. En este sentido, Individuo, estruc-
restitución de lo subjetivo, o de tura y creatividad es un ejemplo modé-
dimensiones tradicionalmente obvia- lico (como se suele decir) del exagera-
das por el cientificismo etnológico. do carácter, y hasta la paradójica vis
La crítica al estructuralismo levistro- cómica, que puede adoptar el escamo-
siano, por Geertz1, es el prototipo de teo de los procesos y prácticas, de los
una actitud que fracasa estrepitosa- intereses y de los actores reales, bajo el
mente, pues, por no objetivar su pro- manto mágico de la producción indi-
pia relación con el objeto de estudio vidual creadora, intelectual o poética.
(que es entendida de modo dialógico, En el capítulo dedicado a la figura
a veces personalista), proyecta sobre del misionero, por ejemplo, no mues-
el nativo una imagen tal vez más cáli-
da, pero no menos engañosa. No se veces se hace, tratando de «complementar» el
trata ya, en efecto, del «salvaje cere- punto de vista simbólico con el sociológico o
político), sino, más bien, en el sentido de esa
bral», pero sí de un pasional y entra-
embaucadora dimensión «expresiva». La
ñable salvaje «expresivo», en el que introducción de un género de actividad inte-
fácilmente reconocemos la actitud lectual allí donde se manifiesta una práctica
estética o intelectual ante la vida y el —«Se podría decir: “Tal y tal acontecimiento
mundo del propio investigador2. ha tenido lugar”. Ríe si puedes» (WITTGEN-
STEIN , Observaciones a La Rama Dorada de
Frazer, Tecnos, Madrid, 1992, p. 54)— pare-
1
La interpretación de las culturas, Gedisa, ce obedecer a la asimilación que las corrientes
Barcelona, 1987. hermenéuticas hacen de la comprensión de
2
Con el lenguaje que usan los antropólo- una pauta cultural (que suele ser inmediata y
gos interpretativos uno tiene siempre la tenta- a-representacional) a su interpretación (que
ción de formular preguntas wittgenstenianas, exige mediación). Véase Jacques BOUVERESSE,
e indagar no ya en otras dimensiones de las Herméneutique et linguistique, L’éclat,
conductas, además de las «expresivas» (como a Combas, 1991, pp. 34 y ss.; 61-68.

330
CRITICA DE LIBROS

tra el autor mucha agudeza para detec- Desde el mismo punto de vista, es
tar las ecuaciones subjetivas ni las arti- reducido un episodio importante de
culaciones objetivas que están tras las la historia de la antropología a los
actitudes de los primeros misioneros esfuerzos y avatares personales de un
católicos en tierra china. Por el contra- individuo-héroe, Morgan, en el capí-
rio, se aplica una vez más, y sin cono- tulo titulado «El antropólogo». Este
cer la cobertura teórica de los postmo- Morgan convertido en héroe científi-
dernos americanos, en buscar antece- co, es decir, un Morgan «ejemplar» de
dentes del etnógrafo allí donde hay cuya biografía se elimina todo condi-
encuentros con «el Otro». Lisón pone cionamiento estructural, al que se
el énfasis en una imagen apologética hace dueño de su vida y que parece
del misionero: la del individuo embar- moverse exclusivamente por la pasión
gado por una voluntad humanista de del conocimiento, sirve al fin para
encuentro intelectual y de re-conoci- ofrecer una antañona épica del desa-
miento cultural, prefiguración del rrollo de la disciplina. Todo es obra,
conocimiento respetuoso del otro que en efecto, de un aventurero de la
es propiamente etnológico. Nos sor- nueva ciencia (se evocan sus vigilias,
prende, verbigracia, con un padre el fervor y la tenacidad de la búsque-
Acosta o con un Ricci trasvestidos no da y descubrimientos, etc.); y los per-
ya de letrados confucianos, sino de dis- files contradictorios, las paradojas del
cípulos de Ricoeur, que ejemplifican personaje, sus olvidos y errores, sus
«en su análisis diferencial cómo la aten- fobias y su etnocentrismo, se remiten
ción al detalle hace posible la transfe- simplonamente a su posición de pio-
rencia intercultural significativa, el nero. Se evita, así, hacer un análisis
peregrinaje interpretativo de uno a otro sociológico de la antropología, para
sistema; en formulación más generali- quedarse con el mito del antropólo-
zante —concluye Lisón— el jesuita go (en continuidad con el del misio-
asume, al comparar sectorialmente, nero).
legitima y corrobora el carácter dialógi- Pero el caso más ilustrativo de
co de las culturas, especialmente de aquella subordinación de lo que real-
aquellas que se encuentran en momen- mente suele estar en juego en toda
tos y niveles técnico-culturales con- práctica social (incluso humanista o
mensurables» (pp. 51-52). Para Lisón, científica) a intereses y motivaciones
pues, no parece que existan problemas exclusivamente intelectuales o expre-
en esa historia llena de intenciones sivos (por proyección de la actitud del
ocultas, de malentendidos y errores de investigador, y con una concepción
traducción, que es la relación entre de la cultura como «gratuidad men-
jesuitas europeos y sabios chinos, ni tal»), lo constituye el capítulo del
contradicción alguna entre los intereses libro dedicado al «pequeño empresa-
de la labor evangelizadora y la tarea del rio», tan singular en su estilo y conte-
antropólogo3. nido, tan pobre y tan insólitamente
3
«feo» (si se me permite la expresión),
Véase el estudio histórico de Jacques
GERNET, Primeras reacciones chinas al cristia-
que sería cruel y fácil regodeo por
nismo, FCE, México, 1989. parte del crítico detenerse demasiado

331
CRITICA DE LIBROS

tiempo en su comentario. La invita- creatividad e intencionalidad, biolo-


ción en este capítulo a desarrollar, por gía y arte, alimento y espíritu (...). Ya
medio de dos esbozos de case studies Proust, ante su taza de té, adivinó
(la historia de un pequeño empresario hace años el “espesor semántico” y la
burgalés dedicado al negocio de las “fuerza de expansión” de la magdale-
morcillas, y otro, aragonés, dedicado na» (pp. 141-142). Creo que sobran
a la bollería industrial), lo que podría los comentarios; francamente, no sé
llegar a ser una antropología simbóli- qué resulta más lamentable en estos
ca del empresario (que, en su versión enunciados: lo poco acertado de la
lisoniana, no estaría muy lejos segura- metáfora, la trivialidad de la cita lite-
mente de la de Termes) se limita a raria o, simplemente, el concepto de
narrar dos pequeñas mitologías fami- cultura que así se expresa4.
liares, que giran en torno a la conver-
sión, por renovación de lo tradicio- * * *
nal, de pequeños negocios provincia-
nos en empresas lanzadas al mercado Otra característica de la antropo-
europeo. No se trata, en absoluto, de logía lisoniana, además de la reduc-
analizar la génesis de las estrategias de ción de la cultura a las así llama-
producción y reproducción económi- das «dimensiones expresivas» de la
ca, social y cultural, sino de ensalzar, misma, es su interés por alcanzar
otra vez, la imaginación y el sentido rápidamente el nivel de universales en
de la aventura y el riesgo con que que la esencia del Sujeto humano se
estas muestras hispanas del empresa- expresa, a través y más allá de la
rio schumpeteriano medraron por variabilidad cultural. Gusta Lisón de
encima de estructuras, determinacio- comparar fenómenos culturales de
nes y sobredeterminaciones. manera bastante primaria, y sin pres-
La moraleja para Lisón es que la tar demasiado interés a cuestiones de
materia con que uno y otro empresa- método (que, dicho sea de paso, debe
rio trabajan (morcillas y magdalenas), de sonarle a «ciencia», y nada tiene
transustanciada en símbolo por la que ver con la libre fabulación del
intencionalidad, viene a ser un acaba- inspirado antropólogo poeta). Este
do «sismógrafo cultural» en donde comparativismo impresionista desem-
sintetizado, miniaturizado, se nos peña una pobre función protocolaria
aparece el poder creador mismo de la (el texto se reconoce así como antro-
cultura. «Una fórmula culinaria con- pológico), además de permitir el
creta, tradicional y local, una micro- acceso con facilidad a lo que Lisón
magdalena sin pretensiones, montada
sobre el azar y la rigurosa determi- 4
Supongo que es el mecenazgo lo que
nación personal, no sólo se españoli- obliga a estos menesteres (aunque no los justi-
za, sino que se internacionaliza, se fica). Es de esperar, pues, que un día Lisón
convierte en macromagdalena y co- nos legue, entregado por entero en brazos de
mienza a golpear las puertas del super- la bollería industrial, un tratado sobre el vacío
del donut como metonimia de la metafísica
mercado comunitario. Eso es precisa- heideggeriana, y definitivamente nos haga
mente la cultura: ecología y decisión, morir a todos de un insustancial bostezo.

332
CRITICA DE LIBROS

denomina «las ultimidades». «El pere- tanto tiempo y energía ha dedicado


grino», primero de los capítulos del al desarrollo y promoción de la disci-
libro que comento, es una buena plina.
muestra de su proceder. La última afirmación de la cita
Después de una referencia a Eteria, revela con claridad la «lógica» de su
Carmelo Lisón nos presenta aquí una autor5. Pues, en efecto, no toda «figu-
imagen de Galicia dominada por el ra universal» (una vez que comparati-
signo «peregrinación». Para ello, vamente hemos establecido bien esa
funde pasado y presente, recita las universalidad) tiene por qué implicar
diferentes romerías, santos y santua- «necesidades panhumanas» ni, desde
rios uno tras otro, homogeneiza todas luego, «profundas aspiraciones» (cual-
las actividades y los participantes bajo quier cosa que esto quiera significar).
una misma intención (que —¿hace Lo de «práctica espiritual» remite a la
falta decirlo?— resulta ser «expresi- definición intuitiva que, desde la pre-
va»), y nos entrega el producto desti- comprensión emic, se ha colado ya en
lado, con afirmaciones más propias el planteamiento, y que se va a expli-
de un efusivo participante «enterado» citar (es un decir) algo más adelante:
que de un distante observador exter- «Peregrinar significa viajar por devo-
no (no en vano, el escrito en cuestión ción o penitencia a un lugar sagrado.
es originariamente la conferencia de Para ser peregrino es necesario tener
un peregrino ante otros peregrinos). intención religiosa, voluntad de vene-
Pero el autor se siente incómodo ya ración y seguir una ruta tradicional,
en el marco gallego, y se apresta a dar consagrada por el andar de muchos
un salto. Se trata de mostrar que la romeros...» (p. 17).
peregrinación (de la que sólo se ha Convendría aclarar que el discurso
dejado ver una definición intuitiva) con sentido para el fiel participante,
es un hecho religioso-cultural univer- aunque tenga más o menos importan-
sal. «Pero el peregrinar a lugares san- cia para el antropólogo, no constituye
tos no es sólo un hecho o práctica en en ningún caso el discurso de éste. Lo
Galicia, en España o en Europa: se emic y lo etic se entremezclan aquí,
desplazan también en peregrinación sin embargo, de forma alarmante. La
los musulmanes, los judíos, los hin- primera afirmación de la cita no tiene
duistas, los budistas, los confucionis- ningún sentido antropológico, aun-
tas, los taoístas y los shintoístas. Más que sí lo tenga para algún antropólo-
todavía: peregrinaban hace ya mile- go peregrino. Al antropólogo sedenta-
nios, en el antiguo Egipto, en Ba- rio le gustaría saber, en cambio, qué
bilonia, en Asiria, en Grecia y en Me- es (y cómo pueden saber las ciencias
soamérica prehispánica. El peregrino sociales los que es) «viajar por devo-
es una figura universal y, por consi-
guiente, tiene que responder esa prác- 5
En general, yo le sugeriría al profesor
tica espiritual a profundas aspiracio- Lisón que prescindiera, por un prurito de
nes y necesidades panhumanas» (p. coherencia, de las fórmulas del tipo «por con-
siguiente», «no es cierto que» y similares, que
16). No está mal, para ser de uno de dan una apariencia de rigor lógico al discurso
nuestros «padres fundadores» que y que en sus trabajos sencillamente sobran.

333
CRITICA DE LIBROS

ción» o la «voluntad de veneración», primer lugar, la cantidad de fenóme-


o, en general, «tener intención reli- nos nacionalistas que salpican la geo-
giosa» (o, puestos ya a ello, tener una grafía política del mundo en la actua-
«intención» cualquiera), y hasta «se- lidad, para concluir que, por debajo
guir una ruta tradicional». de todas las diferencias, vienen a
Añádase a todo lo anterior la con- manifestarse unos componentes
fusión que reina en el plano de los comunes: «He pretendido mostrar a
universales donde se maneja el autor. través de unos pocos casos concretos
Tanto en ésta como en anteriores y recientes cómo virtualmente toda
obras6, se mencionan sin criterio tan nación/Estado actual encubre un pro-
pronto «necesidades panhumanas» o ceso de unificación violentando la
«necesidades primordiales» como diversidad étnico-cultural; las raíces
«arquetipos»; «problemáticas univer- del Estado homogeneizante son,
sales» o «radicales problemas huma- como todos sabemos, históricamente
nos» junto con «respuestas semejan- represivas; se hunden, las más de las
tes»; «profundas aspiraciones» y «ex- veces, en una violencia original» (p.
periencias primordiales», etc., más 149). Me pregunto por qué llenar
allá de los cuales se adivinan nombres cinco páginas con ejemplos de con-
propios y teorías difícilmente conci- flictos étnicos por todos conocidos,
liables, o cuya conciliación merecería para llegar a tan banales afirmaciones.
un esfuerzo de reflexión teórica que Y, más importante aún, qué sentido
Lisón no parece dispuesto a llevar a tiene hacer ese repaso etnográfico si
cabo. quien lo hace lo hipoteca todo a una
Es necesario señalar, por último, lo explicación en términos de «violencia
poco que este género de antropología original» (a lo Girard), que suprime
abstracta, que tan pronto y mal plan- justamente las diferencias históricas y
tea los universales, puede ayudar a culturales7.
reenfocar algunos de los problemas Los nacionalismos no son, para el
que las sociedades modernas contem- autor, más que otra ilustración del
poráneas tienen planteados. En el conflicto entre dos tendencias (hacia
capítulo VI de Individuo, estructura y la uniformización y hacia la diferen-
creatividad, titulado «El extraño (la ciación), que están en la base de la
dialéctica nación/Estado)», Lisón pre- sociedad posindustrial, determinando
senta los nacionalismos como ilustra- su problemática. No se trata de ten-
ción de una condición genérica, «la dencias sociológicamente analizables,
permanente ambigüedad de lo huma- históricas y concretas, sino manifes-
no», al tiempo que esta condición se
presenta como recurso explicativo de 7
Enrique Luque ha criticado precisamente
muchos otros procesos característicos el esencialismo ahistórico, tanto de algunos
de nuestra sociedad. Recuerda, en análisis del nacionalismo que se hacen hoy en
nuestro país, como de algunos estudios del
propio Lisón que se pretenden históricos.
6
Véase Antropología social y Hermenéutica, Véase «La antropología en la sociedad actual»,
FCE, Madrid, 1983, y Antropología social: conferencia en el VI Congreso de Antropolo-
reflexiones incidentales, CIS, Madrid, 1986. gía, Tenerife, 1993.

334
CRITICA DE LIBROS

taciones de fuerzas trascendentes y ya las hemos experimentado en la


perennes: «Dos fuerzas antitéticas de nuestra, o en nuestro interior, con
decirse y crearse los hombres operan anterioridad» (pp. 158-159). Es deso-
simultáneamente, repito, a nivel lo- lador tener que admitir que quien
cal. Una impersonal, homogeneiza- escribe estas palabras es un reconoci-
dora y desenraizadora, que viene de do conocedor del relativismo y del
fuera y se impone desde el exterior, constructivismo cultural. Más desola-
que fascina y repele, como el extraño. dor todavía comprobar lo que su
Otra, procedente del interior, conso- antropología puede aportar al esclare-
lida lo nuestro, las raíces, la historia, cimiento del mundo moderno, cuan-
la norma, la moral de los antepasa- do unos años antes de los disturbios
dos, lo sagrado. Reproducen, una vez raciales de Los Angeles, este sutil ana-
más y en otra dimensión, el enigma lista cultural se recrea en la «fascinan-
dialéctico de lo uno y lo múltiple, del te California» como modelo de con-
nosotros/ellos, el eterno problema de vivencia cultural a través del arte:
la Humanidad» (p. 157). Planteados «Poetas, novelistas y músicos crean en
así los problemas culturales, sobran California (...). Los Angeles es el cen-
las ciencias sociales, y dejamos la tro de la más avanzada arquitectura,
puerta abierta a una mala filosofía del diseño y de la moda. Razas, cre-
social, llena de estulticias y enuncia- dos y riquezas, tecnología punta, len-
dos de sentido común. Por lo demás, guas, comunidad, etnia y extraordina-
muy incongruente resulta la defensa ria creación artística parecen no sólo
nominal de una «perspectiva cons- convivir e integrarse armónicamente,
tructivista», que se hace al final del sino estimularse mutuamente en la
libro, citando a Goodman sin dar mítica California» (p. 160).
señales de haberlo leído (p. 191), con
estos planteamientos esencialistas que * * *
bajo su aparente trascendencia resul-
tan gastados y huecos. La hipérbole de lo expresivo, uno
«Analizada» la problemática de la de los elementos clave de la antropo-
tensión entre uniformidad y diversi- logía que en este libro se practica,
dad cultural, Lisón se plantea, antro- conduce a una reducción salvaje de lo
pológicamente también, la solución. cultural, entendido como libre y gra-
El encuentra una esperanza en el tuito juego de arbitrariedad mental.
plano de la creación artística, donde Junto a un rancio esencialismo y un
armonizan las irreconciliables dife- comparativismo sin método, unifor-
rencias culturales de este mundo y se miza la diversidad cultural en aras de
puede, en cierto modo, superar el una antropología de ultimidades que
fatal conflicto: «En la literatura y en se quiere filosofía o religión.
el arte de toda y cualquier cultura No basta, no obstante, con repetir
ajena vivimos momentos, modalida- que Lisón es un hermeneuta, para
des y situaciones experimentales que distanciarse así de su antropología. Es
nos producen la sensación de que son preciso añadir que se trata de una
también nuestras o, si se prefiere, que mala hermenéutica: precipitada, pre-

335
CRITICA DE LIBROS

tenciosa e ignorante. Y, sobre todo, de rigurosos contrastes teóricos, y el


incoherente. Básicamente, porque uso de un estilo literario que permite
Lisón confunde desde hace años apa- todo tipo de coyundas y ensamblajes,
ratos conceptuales y aspiraciones teó- estilo que merecería un análisis retóri-
ricas distintos, su pretexto de que el co o lo Geertz, y que resulta desmesu-
estudio antropológico debe ir suman- rado, si se lo compara al menos con el
do análisis funcionalistas, estructura- pobre beneficio que de su lectura se
listas, hermenéuticos, etc., como si extrae, tanto para el conocimiento
todos fueran compatibles y se limita- etnológico como para la delectación y
ran a mostrar diversas dimensiones de el divertimiento literarios.
una misma realidad. Mucho ayuda a
este «todo vale» la ausencia en su obra Alvaro PAZOS

PETER WALDMANN (ed.)


Beruf: Terrorist. Lebensläufe im Untergrund
(München, Verlag C. H. Beck, 1993)

Mucho se ha escrito sobre los dife- Tradicionalmente, la sociología ha


rentes factores que supuestamente adolecido de este sesgo en algunos
han favorecido el surgimiento del enfoques metodológicos aplicados.
fenómeno terrorista, objetivo para el Los sociólogos cualitativos son los
cual se han utilizado diferentes meto- que en mayor medida han optado por
dologías y formas de abordar el tema. integrar a los sujetos en cuanto tales a
Prácticamente la totalidad de estos sus trabajos de investigación. Sin
trabajos se han centrado en aspectos embargo, son los antropólogos los
históricos, organizativos e incluso psi- que antes y de forma más sistemática
copatológicos, considerándose en la han utilizado las aportaciones realiza-
mayoría de los casos que las aporta- das directamente por los protago-
ciones que pudieran realizar los pro- nistas de los procesos.
pios protagonistas de las acciones Utilizando en cierta medida técni-
carecían de cualquier validez e interés cas desarrolladas por estos últimos
científico. La no consideración de la (sin reconocerlo explícitamente),
perspectiva que poseen los propios Peter Waldmann, el compilador de
sujetos sobre sus propias acciones, Beruf: Terrorist, intenta sentar las ba-
provocaba la conversión de éstos en ses para acometer un análisis basado
meros objetos inanimados incapaces en la dialéctica entre las descripciones
de poseer el necesario raciocinio y emic y etic. El primer tipo de descrip-
capacidad objetiva para ubicarse ellos ción tendría su fundamento en los
mismos, de forma desapasionada, elementos socialmente significativos
dentro de un determinado contexto. de un sistema determinado, en nues-

336
CRITICA DE LIBROS

tro caso concreto, de las experiencias como ejemplo de violencia étnico-


y percepciones específicas de los ac- religiosa (capítulos elaborados por
tivistas armados, mientras que el Fernando Reinares, Werner Herzog y
segundo requiere una completa y Madelaine von Buttlar), los casos de
exhaustiva conceptualización, por Argentina y Quebec, sociedades
parte del investigador, de aquellos ambas condicionadas por haber po-
elementos y características no exclusi- seído un pasado colonial (apartados
vos de un sistema, lo cual permite desarrollados por María José Moyano
establecer comparaciones significati- y Ann Charney), y por último los de
vas entre los diferentes sistemas, Italia y Alemania, caracterizados por
aspecto este último que plasma Peter el desarrollo en el seno de sus socie-
Waldmann en uno de los capítulos dades de un terrorismo de marcada
finales. Utilizar esta técnica, todavía orientación marxista y anarquista
poco empleada hasta el momento en (capítulos de cuya redacción se encar-
el campo de las ciencias sociales para garon, respectivamente, Donatella
aplicarla al análisis de los presupues- della Porta y Uwe Backes). Todos los
tos psicosociales a nivel individual y capítulos dedicados a cada uno de los
en grupo —presupuesto éste también países comienzan con un breve resu-
escasamente abordado en el estudio men de la historia reciente de la vio-
de la violencia política—, supone lencia política y de la propia organi-
emprender una aventura que a la vista zación terrorista a la que pertenecían
de los resultados ha merecido amplia- los protagonistas.
mente la pena. Esta perspectiva, Existen una serie de elementos
unida al método biográfico, posibilita clave en la vida de estas personas a las
conjugar aspectos objetivos y subjeti- que se presta una particular atención
vos, corrientes sociales y expresiones ya que, según la sociología tradicio-
cotidianas de los protagonistas y de nal, estas variables nos permiten
determinados acontecimientos histó- conocer cómo se ha producido el pro-
ricos de fácil ubicación espaciotem- ceso de socialización y cuál ha sido la
poral. forma en la que ha tenido lugar la
Valiéndose de estas técnicas, el integración de estas personas en cada
compilador ha logrado penetrar en uno de los colectivos, aspectos éstos
los aspectos personales y militantes de que nos orientan en la búsqueda de
las vidas de diez activistas armados y aquellos factores que en principio
un colectivo, pertenecientes a diferen- pudieran ser determinantes a la hora
tes países del mundo occidental. Se de caracterizar la tipología específica
ha intentado escoger aquellos países de un terrorista. Variables como la
que representan los casos más signifi- valoración personal del pasado como
cativos en lo que a violencia política terrorista, descripción de la familia y
se refiere, aunque ésta pudiera ser el de la niñez, socialización política y
resultado de causas bien distintas. Los radicalización, relación con la organi-
activistas de las organizaciones terro- zación armada, etc., permiten obtener
ristas seleccionados pertenecen al País una perspectiva global, y establecer
Vasco e Irlanda del Norte, tomados una serie de comparaciones significa-

337
CRITICA DE LIBROS

tivas. Los resultados que nos ofrece taciones o huelgas que se produjeron
este trabajo desmienten muchas de las durante el período escolar de los pro-
conclusiones a las que habían llegado tagonistas ejercieron cierta influencia
otros estudios de orientaciones mar- en la posterior elección de la acción
cadamente psicológicas, los cuales violenta como vía para exteriorizar la
destacaban los traumas infantiles, la insatisfacción.
privación relativa y la frustración de Con respecto a las acciones terro-
expectativas, entre otras variables, ristas, las autojustificaciones que se
como factores causales de la actividad elaboran son de tres tipos: unos afir-
terrorista. Estas teorías psicológicas man que imperaba la ley del ojo por
de agregados no son fácilmente apli- ojo y diente por diente; otros se defien-
cables a la realidad, por la simple den afirmando que el auténtico agre-
razón de que la mayoría de las perso- sor lo constituía el Estado, y, por últi-
nas han sufrido unos procesos de mo, un tercer grupo defendía la tesis
socialización muy similares al de los de que después de haber escogido la
terroristas, y sin embargo no han vía armada, la consecuencia lógica era
exteriorizado su insatisfacción con el que murieran personas. En general, se
sistema a través de la violencia. Por puede afirmar que existe una relación
otra parte, como se demuestra en este inversamente proporcional entre los
estudio, la vida de los activistas du- escrúpulos de los terroristas por asesi-
rante su niñez en muy pocas ocasio- nar a sus víctimas y el número de ase-
nes puede ser considerada como pro- sinatos. La mayoría justifica el pasado
blemática; muy al contrario, ésta es aunque niega que la lucha armada
recordada por sus protagonistas con pudiera ser eficaz en el presente.
agrado, y un elemento nuevo a tener Las relaciones que a nivel indivi-
en cuenta, en no pocos casos, es el dual se establecen con las organiza-
hecho de que es la madre quien insu- ciones dependen del temperamento y
fla el espíritu de rebelión contra la de la situación jerárquica del sujeto.
injusticia social a los futuros activis- El conformismo de los miembros del
tas, aunque, en general, los padres grupo lo achacan al estrecho contacto
solían enterarse de las actividades de que existía dentro del núcleo, lo cual
sus hijos tiempo después de que éstas impedía a éstos recibir influencias
hubieran dado comienzo. Otro factor externas y cuestionar muchas decisio-
de capital importancia a tener en nes de dudosa eficacia. Independien-
cuenta en el despertar de los intereses temente de los objetivos de los gru-
políticos y la posterior radicalización pos, éstos poseían unos puntos de
son los conocidos y amigos, ya que es referencia externos los cuales les per-
en este ambiente en el que tiene lugar mitían afianzarse en su particular per-
el proceso de socialización principal y cepción del entorno: la victoria de
más perdurable durante la adolescen- Fidel Castro en Cuba, la guerra de
cia. En general, se constata también Argelia y la guerrilla urbana en
la ausencia de experiencias decisivas Uruguay, principalmente. Para algu-
que empujaran a los actores a la lucha nas organizaciones resultaba de gran
armada; únicamente ciertas manifes- importancia percibir el apoyo de la

338
CRITICA DE LIBROS

población (País Vasco, Italia y Ar- logía definida. Muy al contrario, los
gentina), y aquellos grupos que clara- activistas armados son hombres y
mente no disfrutaban del apoyo mujeres de caracteres muy distintos,
popular, lo único que podían hacer que por diversas razones y bajo con-
era fingirlo (Alemania). Teniendo en diciones sociales específicas, están
cuenta las variables citadas anterior- dispuestos a poner en práctica formas
mente y que parecen tener una mayor extremas de violencia. En todo caso,
importancia a la hora de condicionar tampoco está de más afirmar que
la actitud violenta de unos indivi- aquellas variables de la trayectoria
duos, resulta que los factores sociales vital de una persona que permiten
parecen poseer bastante más impor- conocer en qué sentido se ha produci-
tancia que los políticos a la hora de do la socialización, podrían única-
impulsar la lucha armada. mente revelarnos las condiciones
Un problema que se plantea a la necesarias, pero jamás suficientes para
vista de este trabajo es: ¿hasta qué que alguien llegue a la conclusión de
punto son representativos los casos que la única vía que existe para la
expuestos? Este problema se ha inten- transformación de la sociedad es la
tado subsanar a través de la elección lucha armada.
de activistas que no se significaron Especial interés merece para el lec-
por su destacada posición jerárquica tor español el capítulo dedicado al
dentro de la organización. Sin embar- País Vasco, redactado por Fernando
go, a pesar del intento de reducir al Reinares. Después de una breve intro-
mínimo el posible «error de mues- ducción sobre la evolución del pro-
treo», se produce un sesgo muy im- blema vasco desde el período fran-
portante que impide generalizar las quista hasta la transición y consolida-
conclusiones: prácticamente en la ción democráticas, aborda el análisis
mayoría de los casos, los ex terroristas de un antiguo miembro de ETA (pm)
entrevistados, si no han abjurado de —actualmente reinsertado, y al que
su pasado, sí al menos se encuentran se hace referencia con el sobrenombre
en vías de reinserción, lo cual nos de Goio—, del cual traza su historia
impide conocer cuál es la Weltans- de vida.
chauung que poseen aquellos activis- Para concluir se puede afirmar que
tas «duros» que estando en prisión no el presente trabajo constituye una
han sufrido todavía un proceso de valiosa aportación al estudio de los
resocialización. Este sesgo es implíci- condicionamientos psicosociales y de
tamente reconocido en la biografía aquellos elementos socializadores que,
colectiva realizada a los activistas ale- de una u otra forma, ejercen una in-
manes. fluencia decisiva a la hora de impulsar
Una de las conclusiones que se a unos determinados individuos a uti-
puede obtener de este estudio es que lizar la violencia para la defensa de
no existe un terrorista tipo que se unos ideales.
caracterice por poseer una psicopato- Oscar JAIME

339
CRITICA DE LIBROS

CRISTINA MOLINA PETIT


Dialéctica feminista de la ilustración
(Madrid, Anthropos, 1994)

El siglo XVIII dio a luz al movimien- Molina Petit interpreta la ilus-


to cultural de la ilustración y, con él, tración como un «proyecto incomple-
al período liberal que sentó las bases to» en el que la dicotomía de lo
del pensamiento democrático. El pro- público (espacio del varón) y lo priva-
ceso histórico que determinó que los do (espacio femenino) es el resultado
primeros movimientos reivindicativos de una estructura patriarcal que se
de la mujer se produjesen durante el expresa en el poder de asignar «un
siglo de las luces hacen del feminismo sitio» a la mujer: la esfera privada en
«una conquista ilustrada». Ello explica el reino de lo doméstico, que no sólo
que la forzosa asignación del espacio la aparta de las promesas ilustradas,
privado-doméstico a la mujer (su suje- sino que, además, le impone unas
ción a la voluntad del marido o del delimitaciones y un campo de acción
padre, su educación para el yugo, su donde presuntamente su ser y su acti-
conversión en esposa y madre) se vidad deben desarrollarse. La pro-
interprete como la «sinrazón de la puesta de la autora es que «la ilustra-
razón ilustrada»: la ilustración pierde ción ha de curarse con más ilustra-
su vocación racional universalista ción», para lo cual el feminismo debe
desde el momento en que la mujer trascender la dicotomía público/pri-
queda fuera de ella como aquel sector vado propia del pensamiento ilustra-
que «las luces no quisieron iluminar». do. Se trata de intentar redefinir el
La relación del feminismo con la carácter tradicional de la política que
ilustración como una tensión dialécti- establece los espacios público y priva-
va en la que el feminismo reclama su do como espacios jerarquizados,
vocación universalista mediante el mediante la interpretación de los
reconocimiento de un espacio público códigos valorativos establecidos por el
para la mujer que ha sido bloqueado patriarcado que hacen coincidir las
por los intereses patriarcales, constitu- actividades menos estimadas en una
ye, así, la esencia del trabajo de sociedad dada con el espacio propio
Cristina Molina Petit. Sus críticas al de la mujer (el reino de «lo privado»
lugar asignado a la mujer por la ilus- en cuanto lo no relevante) y que
tración se visualizan en la frase: «Si la reservan las actividades que cuentan
ilustración aboga por la razón para con la estima y la aprobación social
ahuyentar los fantasmas del mito, el (las «públicas») al espacio de lo mascu-
feminismo, en sus raíces ilustradas, lino.
apela a esta misma razón para ahuyen- El análisis discursivo se constituye
tar los fantasmas biologistas y funcio- en el recurso fundamental utilizado
nalistas que se cernían sobre la mujer, por la autora en su interpretación del
confinándola a un destino único de patriarcado como sistema de domina-
esposa, madre y complemento del ción, tanto en su función de herra-
hombre.» mienta de análisis y valoración de los

340
CRITICA DE LIBROS

códigos del pensamiento ilustrado y El trabajo está dividido en cuatro


liberal que designan «el sitio» de la partes fundamentales:
mujer, como en su doble papel de
mecanismo de contención y/o expre- En la Parte I: «La dicotomía públi-
sión reivindicativa. El lenguaje cum- co/privado en el pensamiento político
ple aquí una función dual y comple- ilustrado y liberal», se analiza el papel
mentaria: la búsqueda de la respuesta asignado a la mujer por la tradición
a una pregunta: «¿Quién establece el liberal en base a las consignas ilustra-
código y quién lo entiende? ¿Quién das de «igualdad, libertad y fraterni-
impone el criterio valorativo? ¿Quién, dad» que forjaron el espíritu de las
en fin, es el que habla?», y la reivindi- luces y que explican la mayor parte de
cación de la capacidad que tiene la las filosofías y prácticas políticas de la
mujer para hablar de sí, para manejar modernidad.
su logos, para representarse a sí mis- Se interpretan las razones por las
ma; en fin, para asignarse su sitio. cuales el proceso de transición que
Se estudia la dialéctica feminista de sustituyó los dictados de la Pasión
la ilustración tomando en cuenta las por la racionalidad del contrato y que
distintas corrientes de pensamiento definió las líneas básicas del liberalis-
(filosóficas, antropológicas, sociales, mo (desde Locke a Rousseau y a Mill)
psicológicas-sexuales, políticas, jurídi- no afectó a la mujer, que se mantuvo
cas y culturales) que han hecho eco en la esfera de lo privado-doméstico
de la ideología ilustrada y de su máxi- como un sujeto paciente, cuya natu-
mo exponente, el liberalismo, en su raleza, que consistía para los teóricos
asignación de «lo privado-doméstico» ilustrados-liberales precisamente en
como «el sitio» de la mujer. Desde la ser «Naturaleza», se mantuvo como lo
perspectiva del género-sexo, la autora opuesto a la Razón. «Bien sea porque
intenta descifrar las posibles causas Las Luces la temen o bien porque no
históricas que explican la margina- alcanzan a iluminarla, se tiende a
ción de la mujer en el discurso ilus- reducir a la mujer», aminoración que
trado: tanto en su definición de los en un contexto ilustrado-liberal se
presupuestos de la modernidad como consigue primordialmente señalándo-
en sus posibles efectos en la postmo- le un ámbito propio: «la esfera de lo
dernidad como de construcción de la privado-doméstico donde la igualdad
modernidad. Molina Petit entiende no se da, el poder no se adquiere por
que, desde la teoría feminista, la crisis contrato y donde el Estado no entra
del proyecto ilustrado radica en el no para corregir desmanes».
cumplimiento de la universalidad por El pensamiento político ilustrado
él predicada, que se traduce en la elabora la teoría del contractualismo
construcción dicotómica del sexo- como la única justificación posible de
género como sistema de diferencias la existencia de un Estado o cuerpo
entre hombre y mujer en detrimento político que pueda obligar al hombre
de las similitudes que tienen ambos, libre. Pero ese convenio se contrata
con la consecuente insolidaridad que exclusivamente en el dominio de los
arrastra. asuntos públicos, que se supone son

341
CRITICA DE LIBROS

los que tienen trascendencia política. El último autor es John Stuart


La esfera de lo privado-familiar, y la Mill, a quien se critica que, en su
mujer que por ella se define, perma- concepción liberal del individuo
nece regida por una suerte de ley como algo separado y distinto de la
divina o natural y atada al antiguo colectividad (planteamiento nomina-
derecho sacro. lista), no se esfuerza en mostrar que
En el caso de John Locke, la con- la sujeción de la mujer pueda ser
tradicción radica en aceptar sin vaci- injusta por sí, sino que no redunda en
laciones el statu quo de la sociedad el progreso ni en el bienestar social.
conyugal que la sitúa en una esfera El concepto utilitarista de Mill es cri-
separada y aparte de la vida social y ticado por la autora cuando entiende
política, en una suerte de estadio his- que, si bien Mill redacta el principal
tórico, independiente de la evolución documento feminista de la época (On
de cualquier grupo social: la familia y Subjection of Women), su tarea de
la mujer (que por ella se define) son demostrar la sujeción de la mujer
otra cosa. La importancia extrema mediante el reconocimiento de un
que reviste para Locke la propiedad colectivo «mujer» (la aceptación de
(la propiedad es tan sagrada como la que la subordinación y el confina-
vida humana de la que aquélla es pro- miento de la mujer a lo privado-
longación) es la razón principal por la doméstico no es algo personal de las
que el contrato conyugal se pacta en mujeres, sino colectivo de la mujer
condiciones de grandes desventajas como clase) no concluye con una
para la mujer: la mujer desposeída o propuesta de solución colectiva.
excluida.
Jean-Jacques Rousseau, por su En la Parte II: «La ideología del
parte, necesita partir de un «hombre sitio de la mujer», se analiza la confi-
nuevo» virtuoso para sostener la guración de la dicotomía pública/pri-
sociedad de El contrato, así como vada a partir de su interpretación en
Marcuse necesita de una nueva antro- términos de necesidad-libertad (como
pología que fundamente su utopía de lo entendían los primeros ilustrados),
una sociedad no represiva integrada en cuanto concepción del individuo
por un «hombre nuevo» que responda que se afirma frente al Estado (según
a otro tipo de necesidades que las las doctrinas contemporáneas) y en
impuestas por la sociedad opulenta. términos de pertenencia como «lo
Rousseau entiende que la desigualdad propio» y lo «común» (según las
entre hombre y mujer comienza con aportaciones liberales).
la división del trabajo en función del La gran novedad del liberalismo
sexo, y que la sujeción de la mujer se respecto a la tradición clásica consiste
produce como condición de posibili- en la introducción de propiedad
dad del ciudadano: la mujer, como como «lo privado» por antonomasia.
esposa y madre, tiene que estar fuera Lo privado, definido como «lo pro-
y aparte de la ciudadanía, porque se pio», es lo que pertenece a un solo
hace necesaria su sumisión absoluta a individuo. Se trata de la actividad
las necesidades del varón. mental y física del individuo concebi-

342
CRITICA DE LIBROS

da como original y lo particular de condición de posibilidad para que el


uno mismo que se opone (debe opo- hombre (varón) pueda gozar de «lo
nerse) a los demás, a la opinión propio» una vez que sus necesidades
pública, a la masa. «Lo privado», en de mantenimiento y reproducción
su nuevo sentido de «lo propio», pier- están cubiertas y pueda, sin proble-
de su connotación peyorativa clásica e mas, dedicarse a más altas empresas.
ilustrada de «deprivación» para Para ilustrar la situación de margi-
tomar, bajo el auge de las doctrinas nación de la mujer de la esfera de lo
individualistas liberales, el sentido de público en las sociedades liberales, se
«carácter» o «personalidad». Como la compara con aquellos individuos
consecuencia, frente a la antigua marginales que, si bien tienen «dere-
excelencia de lo público, lo privado se chos civiles» reconocidos como ciu-
va configurando como algo muy pre- dadanos que son, los derechos se que-
ciado, resucitando, por otro lado, la dan en libertades formales o jurídicas,
línea clásica del disfrute de la propia pero no afectan a la situación concre-
intimidad. ta individual del hombre, a su vida, a
La contradicción que aquí se plan- sus ocupaciones y a su vocación.
tea es que, en cuanto a la mujer se Cualquier acción de estos hombres
refiere, estas redefiniciones que valo- como ciudadanos no va a cambiar su
ran lo privado no han tenido lugar: la situación como individuos: el voto,
mujer empieza por no tener una por ejemplo, «no sirve para no morir
habitación propia (parafraseando a de hambre» (citando a Galvano Della
Virginia Woolf ). «El derecho a la Volpe: Crítica de la ideología contem-
intimidad no se le concede en cuanto poránea). El paralelismo de este caso
a que su ser está definido como un con el de la mujer en las sociedades
ser vicario, en razón de los demás.» liberales se refleja en el hecho de que,
Ello se explica, quizá, porque en las si bien en términos abstractos de
doctrinas clásicas ilustrado-liberales la derechos ciudadanos la mujer está
mujer ni está considerada como indi- considerada en pie de igualdad con el
viduo ni posee propiedad. Su defini- hombre, en términos concretos de su
ción en relación a «lo privado» signi- vida cotidiana sigue siendo no libre y
fica que lo privado no va más allá del no igual porque sigue siendo definida
ámbito de lo doméstico según la tra- como domesticidad. Situación que se
dición clásica y preliberal. A la mujer fortalece en el hecho de que la mujer
se la sitúa en el reino de la «necesi- no puede trascender su domesticidad
dad», pues el trabajo que hace en en el sistema liberal porque es la con-
casa, lejos de conferirle títulos de pro- dición de posibilidad para que el
piedad, no es ni siquiera considerado hombre acceda a lo privado como «lo
«trabajo» porque no se paga con un propio» y a lo público como «lo
sueldo (según la nueva definición social».
liberal de «trabajo»). El reducto de Siguiendo a Cèlia Amorós («Notas
privaticidad que es la esfera de lo sobre la ideología de la división
doméstico, ajeno a las condiciones de sexual del trabajo»), la autora expli-
excelencia de «lo propio», va a ser la ca las causas de la adscripción de la

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CRITICA DE LIBROS

mujer a la esfera privada en la ideolo- biología bajo la ideología liberal: la


gía liberal en términos de una supues- Razón, la Utilidad y la Virtud. A tra-
ta adecuación de la naturaleza de la vés de estos valores se opera la ads-
mujer a las funciones que desempeña cripción de la mujer a la esfera priva-
en esta esfera y su inadecuación a lo da y la imposición de su destino
público. Se intenta basar una primera puertas adentro.
«división del trabajo» en el sexo, en el La crítica que hace la autora a los
sentido en que esta división sea una llamados «feminismos de la diferen-
extensión natural de las divisiones cia» en su defensa del retiro de la
entre los sexos. Habida cuenta de que mujer de «lo público» y su enclaustra-
es la mujer la que tiene los hijos, se miento en lo doméstico, se ubica en
da por supuesto, como prolongación la posición contrapuesta de esta
de esta característica reproductiva, el corriente a los «feminismos de la
que tenga que cuidarlos, criarlos y igualdad» que valoran la permanencia
educarlos y, por extensión, cuidar del de la mujer en lo privado como una
marido y de toda la familia y, por situación no sólo ventajosa per se,
extensión, otra vez, ocuparse de la sino, además, revolucionaria. Con su
casa. La casa, como locus de la fami- interpretación, la autora parece inten-
lia, se va convirtiendo en el centro de tar reforzar la censura que hace An-
la vida y en la razón de ser de la drea Dworkin (Right-Wing Women) al
mujer hasta llegar al concepto victo- discurso tradicional y antifeminista
riano de hogar, con todas sus conno- que aparta a la mujer de «lo público».
taciones de refugio amoroso frente al
mundo contaminado y competitivo La Parte III: «La crítica feminista a
de «lo público», que es un «fuera», la dicotomía de las esferas», estudia
por oposición al «dentro» de la casa. los espacios público y privado toman-
La interpretación de la autora do en cuenta dos posturas: la visión
sugiere que la simbología del «den- de las feministas liberales en sus
tro» y del «fuera» significa sobre todo intentos por conciliar ambos espacios
una definición espacial que marca y las propuestas del feminismo socia-
unos criterios de actuación, unas lista de redefinición de los ámbitos
expectativas, unas virtudes, un modo público/privado como modos de pro-
de ser que será el que corresponda a ducción/reproducción.
«lo femenino» y que en el pensamien- En cuanto al feminismo liberal, se
to ilustrado y liberal se resumen en hace referencia a las teóricas feminis-
«lo privado», no sólo como una divi- tas norteamericanas Kate Millet
sión del trabajo, sino (más aún) como (1960), Betty Friedan (1963), Carol
«división del mundo»: la mujer tiene Gould (1982) y Linda Nicholson
asignado un modo de percibir y de (1983). La negación tradicional a la
hacer, de decir y de comportarse mujer del logos (en su doble sentido
cuyos límites son los de la esfera pri- de «razón» y «palabra») y su reivindi-
vada, y ello, supuestamente, en virtud cación en cuanto «razón» constituye
de ser mujer, de su biología. Tres el punto de partida de la Teoría
valores fundamentales redefinen la Feminista, definida como filosofía

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CRITICA DE LIBROS

crítica desde el feminismo: «revisión incapacidad para trascender los estric-


de la historia del pensamiento que tos marcos liberales), pero se le critica
tratara de corregir las visiones parcia- el hecho de que su teoría pretenda
les, los constructos ideológicos de una incidir en la práctica de la mujer tra-
filosofía realizada, cuando menos, de bajadora sin buscar ser un best-seller.
espaldas a la mujer y, en el peor de los Se cuestiona el poder de convocatoria
casos, en su contra». Se reivindican del feminismo socialista en los
para la mujer las características de Estados Unidos (Wendy Luttrell,
racionalidad, libertad y autonomía (y 1984; Lydia Sargent, 1981, y Sheila
con ello la plena humanidad) con las Rowbotham, 1974, entre otras) en
que se ha querido definir al hombre base a la afirmación de que no existe
como especie y que han sido negadas una obra de venta millonaria ni una
a la mujer. Se subraya en este sentido autora estrella que catalice las reivin-
la expresión de Simone de Bouvoir en dicaciones de la mujer socialista en su
El segundo sexo, cuando dice: «el pluralidad de condiciones.
mundo es la obra del hombre; él lo El reconocimiento que se hace al
describe desde su punto de vista que feminismo socialista parece radicar,
confunde con la verdad». fundamentalmente, en su definición
El punto de partida del feminismo de la peculiar situación de opresión
socialista se sitúa en la utilización de de la mujer desde tres niveles: el eco-
la categoría marxista «modo de pro- nómico, el de sexo-género y el psico-
ducción» (o la organización social analítico, que «deja explicados mu-
bajo la cual un pueblo de una deter- chos puntos oscuros que el feminis-
minada época histórica vive y trabaja) mo liberal obviaba y que los femi-
para construir, por analogía, un nismos radicales abandonaban en
«modo de reproducción» (o la deter- manos de la utopía». La solución
minada organización familiar donde final parece estar en una más justa
se produce y se preserva la fuerza de distribución de las tareas de la mater-
trabajo). nidad. «Es decir, no es el hecho de
La autora analiza la crítica que las tener los hijos lo que, de acuerdo a
feministas socialistas hacen a las apor- las socialistas, fundamenta la opre-
taciones que hace el marxismo clásico sión femenina, sino la relación opre-
a «la cuestión de la mujer» por consi- siva familiar lo que hace que esos
derarlas insuficientes. Es el caso, por hijos sean una labor “reproductiva” y
ejemplo, de la referencia que hace a la no creativa y gozosa; y ello no será de
obra de F. Engels El origen de la fami- otra manera mientras estas relaciones
lia, la propiedad privada y del Estado, no se reorganicen políticamente y no
en la que hace referencia a la postura sólo personalmente.»
defendida por Heidi Hartmann sin
entrar a profundizar dicho argumento En la Parte IV: «Hacia un modelo
y sin analizar la obra de Engels. Se explicativo de la dinámica de los
reconoce al feminismo socialista una géneros y de la pervivencia del sitio
teoría más elaborada que la del femi- de la mujer», la respuesta a la pregun-
nismo liberal (al que se critica su ta «por quién habla» explica la inter-

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CRITICA DE LIBROS

pretación que hace la autora del la mujer el uso correcto de la palabra


patriarcado como el poder de nom- y, con ello, una de las características
brar y de distribuir los espacios. Se más plenamente humanas.
trata de una interpretación de la tra-
dición clásica y misógina que niega a Jacqueline JIMÉNEZ POLANCO

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