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A modo de introducción.
El presente trabajo intenta desarrollar algunos de los temas que
estructuran la asignatura de Instituciones de Derecho Público/Derecho
Constitucional, que de modo común, se imparten para cada una de las
citadas carreras en UNCOMA/Curza.
I.-
Origen del Estado moderno. Análisis del contexto
histórico institucional argentino.
2
Término utilizado por primer vez por Nicolás Maquiavelo, (1469-1527), en su obra El Príncipe (1513)
3
Jellinek, G, Teoría General del Estado, Buenos Aires, Albatros, 1954.
4
Heller, Hermann. Supuestos históricos del Estado actual, FCE, 1955, Pag. 142.
5
EURAL, Crisis y regulación estatal: dilemas de política en América Latina y Europa, GEL, 1986.
6
Weber, Max, “La política como vocación”, en su libro El político y el científico, trad. F. Rubio Llorente,
Madrid, Alianza, 5ª ed., 1979, p. 92.
Gramsci identifica al Estado con la Sociedad Civil. El primero se
convierte así en coextensivo de la Sociedad Civil, y a su vez, todas las
instituciones que surgen en el seno de ésta (partidos políticos,
sindicatos, familias, etc.) se transforman en elementos del Estado.
Dichas nociones están vinculadas con la noción de hegemonía, esto es,
la capacidad que posee la clase dominante, desde la esfera de la
Sociedad Civil, para imponer sus valores a las clases subalternas. Tal
inferencia presupone la distinción entre Oriente (Rusia) y Occidente
(países de Europa Occidental), conjugando tres pares de conceptos
antitéticos: Estado y Sociedad Civil, coerción y consentimiento, y por
último, dominación y hegemonía.7 Luego, el Estado fundaría su
dominación en la coerción, y la Sociedad Civil basaría su hegemonía en
el consentimiento
Desde el punto de vista jurídico Fayt nos aporta una de las definiciones
más representativas y que engloba diversas conceptualizaciones. Así,
manifiesta que el Estado es la organización del poder político dentro de
una comunidad nacional, mediante instituciones objetivas que declaran
el Derecho y lo sostienen, conservando el orden por medio de una
dirección política y un cuadro administrativo diferenciado. Su estructura
tiene como elementos esenciales el poder, el ordenamiento jurídico, la
población y el territorio. La soberanía como cualidad del poder, y el
imperio de la ley, como cualidad del ordenamiento jurídico,
8
proporcionan significación y sentido a la estructura.
A nuestro parecer, la conceptualización de Hermann Heller del Estado es
la que mejor resalta las características propias de la organización
política representativa de la modernidad, esto es, la unidad de
dominación, que se ejerce sobre una población situada en un territorio.
Asimismo nos va a ser útil en el presente trabajo, la teoría de Gramsci,
en especial, al conjugar los tres pares de conceptos antitéticos que
delimita: Estado y Sociedad Civil, coerción y consentimiento, y
dominación y hegemonía.
en 1799 llevó al poder a Napoleón Bonaparte. Luego colaboró con su régimen como cónsul del
triunvirato gobernante y como redactor de la Constitución del año viii; pero Napoleón impuso enseguida
sus propios criterios conservadores, estableciendo una dictadura personal y apartando a Sieyès con
nombramientos puramente honoríficos (senador, académico, conde y par de Francia). Tras la caída de
Napoleón en 1815, se exilió en los Países Bajos y no regresó hasta 1830.
11
Svampa, Maristella, Civilización o barbarie. El dilema argentino, Buenos Aires, Taurus, 2005, p.108.
12
Pravato, Luis Emilio, EL DEBATE ENTRE ALBERDI Y VÉLEZ SÁRSFIELD POR LA CODIFICACIÓN
Y LA TEORÍA DE LA ESCUELA HISTÓRICA DEL DERECHO, Revista Argentina del Régimen de la
Administración Pública, Rap Nº 366, 2009. Característica del pensamiento romántico, es el rechazo de la
noción de medida y la acentuación de lo inconmensurable. Con ello, se une la aspiración a la
identificación de los contrarios y a la fusión de todos los aspectos de la realidad y de la cultura, en un
principio omnicomprensivo. De este modo, llega a afirmarse la igualdad de la filosofía con la ciencia, la
religión y el arte. Hay también un desvío manifiesto por el modo de conocer, propio de las ciencias
naturales cuando éstas adoptaron el método mecánico-matemático, y una preferencia indudable por las
ciencias del espíritu o por la concepción de la Naturaleza, de acuerdo con tales ciencias. Así, lo mecánico
es substituido por lo orgánico, lo atomizado y parcial por lo estructural y total, el análisis por la síntesis.
En definitiva, esta inteligencia de la historia, que parte de la intuición emocional, llevada hasta las últimas
consecuencias de su lógica interna, puede importar la antítesis de la cosmovisión liberal, organizada a
partir de un conocimiento científico, crítico, no dogmático, y que en el ámbito de la teoría general del
Estado, intenta racionalizar el poder, en miras a su limitación.
13
Berlin, Isaiah, Las raices del romanticismo, Edición de Henry Hardy, Traducción de Silvina Marí,
editorial Taurus, Madrid, 2000
En los Estados Unidos de América el nacimiento de la Nación y la
fundación de las instituciones políticas se hallan comprendidos en un
solo proceso. Por ello, el problema de la identidad se constituye en lo
político ideológico. Los principales rasgos nacionales norteamericanos
son la valoración de una ética protestante y un ideal igualitario que
trajeron consigo los primeros inmigrantes que desembarcaron con el
Mayflower, así como la creencia en el “destino manifiesto”.
En el caso argentino, como ya se señalara, el Estado es anterior y
constructor de la Nación. Así, Svampa, siguiendo a Rosanvallon, infiere
que en nuestro proceso histórico, en las últimas décadas del siglo XIX y
primeras del XX, va a ser el Estado, mediante el monopolio de la
educación, el servicio militar obligatorio, entre otros instrumentos, la
función de productor de la Nación.
La implantación de una liturgia patriótica en la enseñanza primaria,
destinada a crear una idea de pertenencia nacional, remitirá el origen de
la nación argentina a los albores de la independencia, anterior al aluvión
inmigratorio (1880-1918).14
El nacimiento de las instituciones políticas nacionales ocurre en el
período comprendido entre 1852-1880. La formulación del concepto de
Nación por la actividad de un grupo de intelectuales positivistas y
protonacionalistas, que hacen suyo la preocupación de las elites por
otorgar cohesión social a una comunidad amenazada por el alud
inmigratorio, encuentra su cristalización para el momento del primer
Centenario (1910).
El fin de siglo, (XIX) había generado un tipo de intelectual-político
identificado con el grupo gobernante, como Joaquín V. González, Miguel
Cané, Carlos Octavio Bunge, José María y Francisco Ramos Mejía,
Leopoldo Lugones, José Ingenieros, Ricardo Rojas, entre otros. La
producción cultural de la época debe ser interpretada a tenor del hecho
que el intelectual se halla ligado, expresa y sostiene a las clases
dominantes.15
Este primer nacionalismo, influenciado por una visión social
antimodernista, el tradicionalismo de Maurice Barrés; la generación
española del 98 (Miguel de Unamuno, Ramiro de Maeztu), el
espiritualismo de José E. Rodó, reflejado en Ariel; se cristalizará
14
Svampa, Maristella, Civilización o barbarie. El dilema argentino, Buenos Aires, Taurus, 2005, págs.
109 y sgtes.
15
Paya, Carlos y Cárdenas, Eduardo, El primer nacionalismo argentino en Manuel Gálvez y Ricardo
Rojas, Buenos Aires, Peña Lillo, 1978.
principalmente para el Centenario en tres obras: La restauración
nacionalista de Ricardo Rojas (1909), El diario de Gabriel Quiroga de
Manuel Gálvez (1910) y El payador de Leopoldo Lugones (1913), en las
que se esboza una idea de Nación.16
Ricardo Rojas defenderá un “indianismo”, resultante de una fusión entre
los conquistadores españoles y los pueblos originarios. No se opondrá
al ingreso de los inmigrantes, pero si planteará la necesidad de
integrarlos a una cultura nacional mediante la Historia, la escuela
pública y una estética americana. El nacionalismo de Rojas no excluirá,
sin embargo, una fuerte vocación cultural universalista y una concepción
política democrática. En Manuel Gálvez prevalecerá una defensa de lo
hispánico y lo católico como identidad de la Nación, derivando después
del golpe de Estado del 6 de setiembre de 1930, en posiciones
reaccionarias. Por su parte Leopoldo Lugones otorgará a la obra de José
Hernández, El gaucho Martín Fierro, el carácter de poema épico
nacional, equiparando su significación con la que había tenido en Grecia
antigua las composiciones homéricas.17
En el citado colectivo, el intelectual-político más representativo, por
mejor articular ambas dimensiones, fue Joaquín V. González, (La Rioja,
1863-Buenos Aires, 1923).
Ejerció los cargos de ministro del Interior, de Justicia e Instrucción
Pública y de Relaciones Exteriores. Integró la Junta de Historia y
Numismática (antecedente de la Academia Nacional de la Historia).
Colaboró en los diarios voceros de la elite dominante, La Nación y La
Prensa. Participó en la fundación de la Universidad Nacional de La Plata
en 1905, que presidió en repetidas oportunidades. En 1910 integró la
Corte Permanente de Arbitraje de La Haya, y en 1921 fue designado
miembro de la Corte Permanente Internacional de Justicia, organismo
creado luego del Tratado de Versalles, en el marco de la Sociedad o Liga
de las Naciones.18
Svampa lo define como el último intelectual orgánico del período, que
con una prosa cuidadosa defenderá la acción política de la elite a la que
pertenecía. No obstante reconoce que es un personaje difícil de
16
Sarlo, B y Altamirano, C., Ensayos argentinos. De Sarmiento a la vanguardia, Buenos Aires, CEAL,
1983.
17
Falcón, Ricardo, “Militantes, intelectuales e ideas políticas”, en Nueva Historia Argentina,
Sudamericana, Buenos Aires, 2000, tomo VI, páginas 332/337.
18
Roldán, Darío, La metáfora de una vida. Joaquín V. González (1880-1920). A propósito del
pensamiento liberal en Argentina, Maestría en Cs. Sociales, FLACSO, Buenos Aires, mayo de 1990.
encuadrar pues, si bien pertenece a la generación fundadora del 80,
cuando es cooptado por Roca, su reflexión crítica se ubica también en
los debates centrales que sacuden a la Argentina en el Centenario. Así,
González hace hincapié en 1893 en el “elemento exótico”, refiriéndose a
la inmigración y menciona en 1904 la preocupación del Poder Ejecutivo
por las “agitaciones sociales”, en una época en que se acusaba a los
inmigrantes de importar la noción de lucha de clases. Sin embargo, ello
no derivó en una posición reaccionaria. Por el contrario, reconoció en la
inmigración una de las fuerzas que mas había contribuido al progreso
del país y propondrá la complementación de la Ley de Residencia con un
proyecto de Ley de Código del Trabajo.19
Avalando esa posición alejada de un conservadurismo reaccionario,
Adriana R. Chiroleu resalta la actitud de Joaquín V. González como
rector de la novel Universidad Nacional de La Plata. A dicha casa de altos
estudios pretendió destinarla desde sus inicios, a la investigación y a la
formación de graduados ligados a las ciencias y a las técnicas teniendo
como meta el crecimiento material de la región. Por tal razón, la
universidad platense se adaptó con menos resistencias que las otras
universidades nacionales existentes -Córdoba y Buenos Aires en que la
enseñanza profesional había relegado a segundo plano la investigación
científica y la elaboración de la cultura-, a las transformaciones
planteadas a partir de la Reforma Universitaria (1918).20
19
Svampa, Maristella, Civilización o barbarie. El dilema argentino, Buenos Aires, Taurus, 2005, p. 113.
20
Chiroleu, Adriana R., “La Reforma Universitaria”, Nueva Historia Argentina, Buenos Aires,
Sudamericana, 2000, tomo VI, páginas 367/368.
21
Oszlak, Oscar, La formación del Estado argentino, Ariel, Buenos Aires, 2004, págs. 46 y sgtes.
Las reformas borbónicas en el siglo XVIII habían perfeccionado un sistema
institucional, materializado en la creación del Virreinato del Río de la Plata.
El 28 de enero de 1782 Carlos III promulga la “Real Ordenanza para el
Establecimiento e Instrucción de Intendentes y Provincia en el Virreinato
de Buenos Aires”. Para María Laura Sanmartino22 la mentada real
ordenanza adquiere el carácter de un auténtico estatuto político de las
autonomías regionales durante la época virreinal, perdurando su
influencia luego del movimiento revolucionario de 1810.
También la Ordenanza organiza el gobierno, estableciendo una nueva
estructura de poder configurada por: Superintendente, Intendente,
Subdelegados, Teniente Letrado, Junta Superior de Real Hacienda,
Tribunal de Cuentas, Contaduría General, Tesorería Principal, entre otros.
Dentro de este esquema será el Intendente la autoridad encargada del
gobierno local, fijándose las cuatro causas en las que debe atender:
justicia, policía, hacienda y guerra.23
De hecho, los conductores del proceso revolucionario utilizaron en un
principio la misma institución virreinal y su estructura política para
imponer su autoridad. La denominada Primera Junta sustituyó al Virrey y
el nombre de Fernando VII fue utilizado como instrumento de unión (la
denominada “máscara de Fernando VII).24
En el caso del Río de la Plata, el movimiento independentista originó entre
1813 y 1834, un proceso de fragmentación política y administrativa del
virreinato creado en 1776, en el marco de las reformas borbónicas, que
convirtió a las antiguas ciudades fundadas en los siglos XVI y XVII en las
cabeceras de nuevas unidades soberanas, las provincias.
Ni la capital virreinal ni las capitales de intendencia lograron mantener su
autoridad sobre los territorios que gobernaban a fin del período colonial.
Las ciudades subordinadas del régimen de intendencias obtuvieron la
autonomía política a la que aspiraban a través del proceso revolucionario.
La fragmentación política expresaba el debilitamiento de los circuitos
mercantiles que habían dado sustento al Virreinato en virtud que las
realidades económicas postrevolucionarias ya no se estructuraron en
torno a la articulación comercial entre los puertos del Río de la Plata y el
área minera altopreruana. El auge de la producción ganadera de
22
San Martino de Dormí, María Laura, Documentos Constitucionales Argentinos, Ediciones Ciudad
Argentina, Buenos Aires, 1994.
23
San Martino de Dormí, María Laura, Documentos Constitucionales Argentinos, Ediciones Ciudad
Argentina, Buenos Aires, 1994, p. 46.
24
Alvarez, Juan, Ensayo sobre la historia de Santa Fé, Buenos Aires, 1910.
exportación y la integración plena al mercado mundial que siguió a la
revolución profundizó un proceso que ya había comenzado a delinearse
en el siglo XVIII: el traslado del eje económico del norte hacia el litoral.
Ello se manifestó entre otras formas por:
La composición de las exportaciones.
En las nuevas bases de la fiscalidad
En las características y el dinamismo de los grupos sociales
dominantes en cada región.
En la distribución de la población.
En consecuencia, la revolución profundizó las condiciones para la mayor
prosperidad del litoral y las décadas posteriores a 1810, acentuaron
notablemente las diferencias entre regiones, en especial, entre Buenos
Aires y el interior.25
Por lo expuesto, Raúl Fradkin y Juan Carlos Garavaglia han cuestionado el
enfoque territorialista, que califican de simplista, y que identifica a todo el
Virreinato del Río de la Plata como matriz del Estado argentino. Así, entre
otras razones, señalan que:
Para 1810 no existía una “conciencia nacional”, supuestamente
forjada en el período colonial, que hubiera emprendido una “lucha”
para la construcción del Estado argentino.
En relación al argumento de la pérdida de territorios “argentinos”,
que integraban el virreinato del Río de la Plata, que se
desprendieron como el Paraguay, el sur de Brasil, la Banda Oriental
y el Altoperú, se puede oponer el contraargumento que razonando
en los mismos términos, el entonces Virreinato del Perú, cuya
jurisdicción perduró en estas tierras por mas de dos siglos, habría
forjado en sus habitantes del sur una conciencia de “peruanidad”.
Por otra parte el término “argentino” no era el vocablo empleado en
la época para designar a los habitantes del amplio territorio que
constituía el Virreinato del Río de la Plata. 26 Dicha denominación
individualizaba a los “porteños” u originarios de Buenos Aires. En el
mismo sentido Chiaramonte manifiesta que durante las primeras
décadas luego de la Revolución de Mayo los nacidos en estas
latitudes eran denominados rioplatenses o americanos.27
25
Fradkin, Raul y Garavaglia, Juan Carlos, La Argentina colonial. El Río de la Plata entre los siglos XVI
y XIX, Siglo XXI, Buenos Aires, 2009, págs. 209/210.
26
Fradkin, Raul y Garavaglia, Juan Carlos, La Argentina colonial. El Río de la Plata entre los siglos XVI
y XIX, Siglo XXI, Buenos Aires, 2009, págs. 10/11.
Como se advierte el orden posterior a 1810 fue el resultado de la
combinación entre las tradiciones coloniales y el proceso revolucionario.
En muchos aspectos de la vida social del siglo XIX, se registra la
supervivencia de instituciones y reglas coloniales. Un caso evidente son
las normas y prácticas de la vida judicial, que se siguieron regulando
conforme las reglas del Antiguo Régimen. Por ejemplo, producida la
Organización Nacional (1852-1880), la legislación indiana y castellana
siguió vigente hasta la sanción de los códigos civil, comercial, penal y de
minería.
Luego de la revolución y a partir de las fuerzas centrífugas desatadas, no
fue posible el surgimiento de una clase dirigente en aptitud de suceder
con liderazgo y legitimidad el control político y territorial de la corona.
En otras palabras, el origen esencialmente local del movimiento de mayo,
su vinculación con los intereses económicos de Buenos Aires, resultó un
escollo para lograr la adhesión de los pueblos del interior del antiguo
virreinato.
Oszlak señala que pese a los distintos gobiernos y proyectos
constitucionales ensayados durante las dos primeras décadas de vida
independiente, la realidad reflejaba tendencias secesionistas y la
pulverización de los centros de poder.
En lo que respecta a los textos constitucionales proyectados tales como
el Estatuto Provisorio de 1815, el Reglamento Provisorio de 1817, la
Constitución de 1819 y la Constitución de 1826, entre otros, no pasaron
de ser simples hojas de papel, ignoradas por la dinámica política.
En relación al tema, debemos tener como referencia la distinción entre
“normatividad” y “normalidad” explicitada por Hermann Séller. 28 Expresa
el autor que la creación de normas jurídicas por el Estado no crea un
derecho vigente sino solo el plan de un Derecho que se desea (por el
Constituyente o el Legislador) para el futuro. Dicha oferta deviene en
Derecho vigente en la medida en que las normas salen de su existencia
en el papel para confirmarse en la vida humana como poder. Si falta tal
confirmación, la normatividad pierde su fuerza normalizadora
La provincia, unidad política que tiene su origen en el sistema colonial, en
especial en la Real Ordenanza de Intendencias de 1782, como ya
señalamos, pasó a constituirse en símbolo de resistencia frente a la
27
Chiaramonte, José Carlos, Ciudades, Provincias, estados.:orígenes de la Nación Argentina, Emece,
Buenos Aires, 2007.
28
HELLER, Hermann, Teoría del Estado, Fondo de Cultura económica, 4° edición, México.
política autoritaria y centralista de Buenos Aires. También dicho localismo,
con el liderazgo de los caudillos del interior, importó una organización
idónea para dar respuestas a determinadas relaciones de producción con
sus consiguientes circuitos económicos.
El desarrollo de la actividad del puerto de Buenos Aires desde el siglo
XVIII, el incremento de la exportación de bienes pecuarios y la
consolidación de una burguesía comercial, permitieron que la provincia de
Buenos Aires se diferenciara como unidad política, económica y social con
respecto al resto de las ciudades del interior.
El interior mediterráneo entró en un período de estancamiento a partir de
la disolución del circuito que lo unía con la economía limeña. Las
relaciones entre los sistemas productivos regionales eran escasas,
estando trabado el comercio con la región pampeana litoraleña por
barreras aduaneras internas, por las restricciones a la salida de oro desde
Buenos Aires y la competencia del comercio de importación de origen
británico en su mayoría.29
La región litoraleña tuvo un desarrollo de la actividad ganadera anterior al
de Buenos Aires, participando en la exportación de productos pecuarios y
en el comercio de importación. Se vio relegada por la supremacía del
puerto de Buenos Aires, siendo su bandera la libre navegación de los ríos
como capítulo de la organización nacional.
En este caso, a diferencia de las provincias mediterráneas, la organización
nacional se vinculaba con los postulados liberales. Nacionalizada la
aduana de Buenos Aires, abiertos los ríos interiores a la libre
navegabilidad y organizado el tráfico comercial con una participación
importante del litoral, sería posible neutralizar el poder de Buenos Aires y
su clase dirigente.30
Oszlak interpreta que las citadas diferencias regionales eran más
importantes que las filiaciones políticas. Así, en su visión, el conflicto
entre unitarios y federales, no fue sino una equívoca expresión política de
una contradicción económica mucho mas profunda.31
Si bien los esfuerzos iniciales de Buenos Aires por constituirse en el eje de
la organización política del país resultaron relativamente infructuosos, su
poderío fue suficiente como para promover un modelo de organización
económica que subordinó el desarrollo del país a los intereses
29
Oszlak, Oscar, La formación del Estado argentino, Ariel, Buenos Aires, 2004, págs. 51 y sgtes.
30
Halperín Donghi, Tulio, Proyecto y construcción de una Nación (Argentina 1846-1880), Caracas,
Biblioteca Ayacucho, 1980.
31
Oszlak, Oscar, La formación del Estado argentino, Ariel, Buenos Aires, 2004, págs. 52 y sgtes
bonaerenses. El federalismo, paradójicamente, fue su aliado natural,
puesto que al estimular el aislamiento le permitió apropiarse con
exclusividad de las rentas generadas por su aduana, al tiempo que las
consecuencias económicas y fiscales de su modelo contribuían al
creciente empobrecimiento del interior.32
Un protagonista de la organización nacional como fue Mariano
Fragueiro en su correspondencia con Facundo Quiroga, ya había
advertido que detrás de la guerra civil entre unitarios y federales se
escondía un conflicto de intereses económicos entre las provincias
mediterráneas con las del litoral.33
Regresando al análisis del período 1828-1852, Halperín interpreta que
la última etapa del rosismo no solo había creado posibilidades de
institucionalización del orden, sino que había generado y consolidado
una red de intereses. Desde esta perspectiva, la guerra civil que
sobrevino después de Caseros, (1852), debe entenderse como la
manifestación político-militar de proyectos nacionales, vinculados con
intereses económicos contrapuestos.34
Pavón (1861) demostró la inviabilidad como Estado Nacional de la llamada
Confederación, a la que Oszlak califica de “conglomerado acéfalo”. Para
cierta interpretación, el liderazgo de Buenos Aires resultaba
imprescindible para organizar la Nación, estructurar un mercado y
asegurar las condiciones materiales para el progreso.35
Sobre las cenizas de Pavón, se constituyó un nuevo pacto de dominación
de Buenos Aires sobre las provincias del interior, subordinadas política y
económicamente. Dicho pacto se basó en cambiantes coaliciones
intraburguesas, en las que se alternaban las fracciones políticas
dominantes porteñas con sectores de la burguesía del interior.
Buenos Aires pasó a ser entonces la escena y el principal agente de la
política nacional. Si bien en 1862 el liderazgo de Mitre sobre los
gobiernos del interior le daba un amplio margen en la conducción del
gobierno nacional, la oposición interna en su propia provincia le obstó
instaurar dicho gobierno sobre sólidas bases financieras e institucionales
en virtud que la provincia retenía importantes recursos. Salvo la aduana,
no fue nacionalizada ninguna institución provincial bonaerense. El
32
Oszlak, Oscar, La formación del Estado argentino, Ariel, Buenos Aires, 2004, pág. 207.
33
Fragueiro, Mariano, Cuestiones argentinas, Buenos Aires, Solar-Hachette, 1976.
34
Oszlak, Oscar, La formación del Estado argentino, Ariel, Buenos Aires, 2004, págs. 53.
35
Oszlak, Oscar, La formación del Estado argentino, Ariel, Buenos Aires, 2004, págs. 84/85.
gobierno nacional garantizó a la provincia el presupuesto de 1859 hasta
1866 y el sostenimiento del papel moneda emitido por ésta. Se hizo cargo
además, de las deudas de la Confederación y de las provinciales.
No obstante, en el lapso de dos décadas el gobierno nacional surgiría
como un sistema institucional relativamente independiente que
desplazaría a la relación entre provincias como eje y escenario del proceso
político, para dar origen a otros mecanismos de representación,
negociación y control tales como el Congreso de la Nación, los partidos de
la oligarquía y el ejército nacional.
En otras palabras, a partir de Pavón comenzó un lento proceso de
recomposición de las finanzas del Estado nacional. Así, entre otras
políticas, se dispuso:
1) El control de las aduanas interiores, hasta entonces en poder de las
provincias
2) El deslinde de las jurisdicciones impositivas de la Nación y las
Provincias
3) El aseguramiento de la viabilidad presupuestaria de los gobiernos
provinciales, invirtiendo la situación prevalente durante la vigencia
de la llamada Confederación Argentina, en el que el Tesoro
Nacional dependía de los aportes provinciales
4) La organización y uniformidad de los organismos de recaudación y
control
5) La búsqueda de recursos alternativos, fundamentalmente a través
de contrataciones de empréstitos internacionales.36
En definitiva remarca Oslzak, la unidad nacional fue siempre el precio
de la derrota de unos y la consagración de privilegios de otros. En tal
contexto, el Estado nacional, símbolo de esa unidad, representó el
modo de rutinizar la dominación impuesta.37
36
Oszlak, Oscar, La formación del Estado argentino, Ariel, Buenos Aires, 2004, págs. 211/212.
37
Oszlak, Oscar, La formación del Estado argentino, Ariel, Buenos Aires, 2004, pág. 275.
que descansaba en un sistema socioeconómico asentado, el capitalismo.
Se ignoró en cambio el primer liberalismo, o en todo caso se lo tergiversó,
que fue la concepción del mundo que luchaba contra las estructuras de la
sociedad feudal.38
Es el modelo de un liberalismo discriminatorio, propio de la “República
censitaria” del siglo XIX europeo, que expulsa al pueblo del cuerpo político
denegándole el derecho a la participación. En este sentido, la Constitución
de 1853 es en ello representativa, por:
La separación entre ciudadano y habitante
La distinción entre libertad política y libertad civil, que traduce la
desconfianza de una elite dirigente hacia las masas consideradas
como incapaces de discernir lo conveniente para el bien de la
República
Alberdi, en su rol de legislador, es su defensor mas acérrimo. Sarmiento,
en su papel de conocedor de la Argentina, aporta los conocimientos más
contundentes en la descripción del mapa social del país.39
Es bajo la concepción de una república restrictiva que Alberdi entiende el
modelo de “República posible”, asegurando la sucesión del poder en
manos de una elite de notables que conocen el arte de la política. En otros
términos, Alberdi ensaya conciliar los valores igualitarios de una república
abierta para todos, con los valores jerárquicos de una república restrictiva,
circunscripta a unos pocos.40
Halperín Donghi, Proyecto y Construcción de una Nación
en
(Argentina1846-1880), menciona la existencia de cinco proyectos
alternativos, estableciendo una diferencia clara entre el modelo alberdiano
y el sarmientino en lo que se refiere al rol de la elite letrada, sea como
guía directa de los asuntos del país (Sarmiento), sea jugando un rol
consultivo, junto a la elite rectora (Alberdi).
Paralelamente, mas allá de la imagen canonizada de Alberdi y Sarmiento,
existe también una lectura marxista desarrollada por Milcíades Peña en
Sarmiento, Alberdi el 90. Límites del nacionalismo argentino en el siglo
38
Cornbilt, O., Gallo, E. y O´Connell, A., “La Generación del 80 y su proyecto. Antecedentes y
consecuencias”, en Argentina, sociedad de masas, dirigida por T. Di Tella y G. Germani, Buenos Aires
Eudeba, 1965, p. 40
39
Svampa, Maristella, Civilización o barbarie. El dilema argentino, Buenos Aires, Taurus, 2005, p. 49.
40
Botana, N, El orden conservador, la política argentina entre 1880 y 1916, Buenos Aires, Sudamericana,
1977.
XIX41, que a partir de 1880, los presenta como dos teóricos renegados de
una burguesía nacional fracasada.42
Asimismo, en relación a los protagonistas de la convención constituyente
de 1853 encontramos en la figura de Mariano Fragueiro una visión
diferente a la de Alberdi y Sarmiento.43En síntesis, una determinada
perspectiva según la cual, el Estado de Derecho constituye la libertad de
la gente, en lugar de suponer una agresión a aquella44.
La influencia de Fragueiro en la Constitución Nacional, que tiene muchos
puntos de contacto con el paradigma republicano, se registra en
importantes temas tales como: el sistema federal, la cuestión capital, los
recursos del tesoro nacional, las aduanas, los impuestos directos, la
creación de la Banca Nacional, los correos, el derecho de propiedad, el
trato con los indios y la navegación entre los ríos, entre otros. 45
Es decir, encontramos en el cuerpo de ideas y valores desplegados por
Fragueiro cierta analogía con las tesis de Jefferson y demás
republicanos, en el sentido que el sistema institucional debía permitir
desarrollar en los ciudadanos ciertas cualidades de carácter y asimismo,
correspondía procurar el mantenimiento de relaciones más o menos
igualitarias dentro de la sociedad, limitando la influencia perniciosa del
mercado entre los ciudadanos y dentro del poder mismo.
Infiere Svampa que la Constitución de 1853 fue la caja de resonancia de
las preocupaciones apuntadas, presentando por ello una extraña
paradoja: pensada para dotar de un cuadro institucional al país,
garantizando derechos de sus habitantes y ciudadanos, fue en realidad
concebida en función de otros ciudadanos. El espacio sobre el cual se
imponía su contenido era todavía “un espacio vacío”, ocupado por
41
Buenos Aires, Fichas, 1970. Milcíades Peña (1933-1965) fue un historiador, político y pensador
argentino. Militante trotskista, se dedicó a los estudios históricos y publicó en distintas revistas, entre
ellas Fichas que fundó y dirigió. El revisionismo histórico lo considera un miembro del ala izquierdista de
esa tendencia historiográfica.
42
Svampa, Maristella, Civilización o barbarie. El dilema argentino, Buenos Aires, Taurus, 2005, p.49,
n.64.
43
Convencional constituyente en 1853, Ministro de Hacienda nacional en el período de la denominada
Confederación, y figura presidenciable en las elecciones de 1854 y 1860 (donde obtuvo siete votos y
cuarenta y seis, respectivamente), resulta necesario destacar sus aportes doctrinarios, cercanos al
pensamiento republicano, que fueran sistematizados en sus obras Cuestiones Argentinas y Organización
del Crédito, en donde se expresa un fuerte sentido proteccionista, comunitario, y político estatista.
44
Weinber, Gregorio, Mariano Fragueiro. Pensador olividado, Buenos Aires, 1975; Gonzalez Arzac,
Alberto, Convenciones Constituyentes, Buenos Aires, 1994.
45
Pravato, Luis emilio, El debate de republicanos y liberales en los antecedentes constitucionales
deEstadosUnidos y Argentina. Revista Argentina del Régimen de la Administración Pública,Publicación:
Rap Nro. 344, Página:95
indígenas y montoneras, definido como desierto. La expresión de una
América “bárbara” que Sarmiento y Alberdi consideraban necesario
suprimir.
Así en el art. 25, que fomentaba la inmigración europea, se plasmaba la
idea de Alberdi y Sarmiento que el suelo argentino debía recibir a los
hombres del mundo, o sea a los anglosajones, industriosos y portadores
de una tradición liberal.
La Constitución argentina se sitúa así en un punto de inflexión de la
historia, en el cual el país ha renunciado a su pasado y se embarca en la
conquista del futuro. Por ello, el registro de la Constitución no puede
inscribirse sino en el registro de la ausencia, discurre en el “desierto”, los
espacios vacíos, entre la necesidad de “poblar” y las figuras
46
fantasmagóricas de los anglosajones que deben darle cuerpo.
Confederación y Federación.
46
Svampa, Maristella, Civilización o barbarie. El dilema argentino, Buenos Aires, Taurus, 2005, págs.
47/48.
47
En el ámbito jurídico se entiende por dogmática al conjunto de enunciados sistemáticamente ordenados
que son considerados válidos para el estudio y la aplicación de los ordenamientos jurídicos vigentes.
Dicha noción tiene su origen en un paradigma tributario de la cosmovisión del proceso de codificación
del siglo XIX, informado por un normativismo ingenuo, que infería que toda constitución escrita en tanto
cuerpo sistemático, debía satisfacer las exigencias de coherencia (las partes deben estar en relación con el
todo), completitud (en forma expresa o implícita, toda situación ha sido prevista por el Legislador
constituyente u ordinario), uniformidad (las reglas del sistema integran una unidad) supremacía normativa
(dichas reglas presuponen una jerarquía en gradas) y economía (el sistema en su lógica interna, obsta a la
repetición innecesaria de reglas).
confederación, relación federal, poder constituyente, Estado, Nación,
Provincias, entre otras, que en su elaboración y definición fueron
construyendo las bases del Derecho Público argentino48.
Con relación al proceso en que las catorce históricas provincias
devinieron de Confederación en Federación, tradicionalmente, desde
la óptica del Derecho Constitucional, del Derecho Internacional
Público y del Derecho Administrativo, se considera al acto del poder
constituyente de 1853, en Santa Fé, secuencia completada con la
Convención de 1860, como el momento en que se origina el
nacimiento del Estado federal argentino.
Diferenciándose de dicha doctrina, Alberto Antonio Spota 49 interpreta
que el Estado federal nace entre nosotros a partir de la celebración del
Acuerdo de San Nicolás de los Arroyos, celebrado el 31 de mayo de
1852.
Spota, a efectos de fundar su tesis, realiza una rigurosa sistemática de
las características jurídicas de una confederación. Así, entre otras notas,
señala las siguientes:
48
Parte de estas reflexiones han sido esbozadas en Pravato; Luis Emilio, Los territorios Nacionales en la
dogmática constitucional argentina, La ley online.
49
Spota, Alberto Antonio, Confederación y Estado Federal, Ed. Cooperadora de Derecho y Ciencias
Sociales, Bs.As. 1976.
50
Según Spota, ob.cit., p. 11, la clasificación forma de gobierno responde a la pregunta que tiende a
individualizar quien, dentro de una comunidad humana estructurada como estado soberano, es, de
acuerdo con la norma jurídica base, el titular del poder político. Por su parte, la categoría forma de estado
menta cuantos centros de decisión existen en un estado. Si el centro de poder es uno solo, estaremos
frente a un estado unitario. Si son mas de uno, se habrá ingresado en las diversas variantes del estado
federa. (ob.cit. p.15)
estados soberanos y no los ciudadanos y habitantes de cada uno de
ellos. Hace a la esencia de la vinculación confederal la no existencia
de un órgano decisorio con capacidad de imperio. Cuando en alguna
confederación existe un órgano confederal, como por ejemplo el
Congreso Continental en el Pacto de Confederación y Perpetua Unión,
celebrado el 9 de julio de 1778 en lo que hoy es Estados Unidos de
Norteamérica, o, como acaeció entre nosotros, con la Comisión
Representativa reglada en los arts. 15 y 16 del Tratado del 4 de
enero de 1831 (Pacto Federal), resulta que dichos organismos
carecen de capacidades decisorias. Quien da el imperio y la
consiguiente vigencia a lo decidido, es cada estado confederado a
partir de su voluntad ratificatoria.
Por ello, son notas informantes de toda confederación, el derecho de
nulificación, que significa la capacidad de cada estado confederado
de aceptar o no, por su propia y única voluntad y sin quebrar el pacto
confederal, las recomendaciones o decisiones del organismo
confederal; y por otra parte, el llamado derecho de secesión, o
atributo de cada estado soberano de separarse de la vinculación
confederal en la forma, manera y tiempo que la propia vinculación
haya señalado al tiempo de su nacimiento.51
Para completar el cuadro en cuestión, Spota individualiza las notas del
Estado Federal, que las diferencia del arquetipo confederal, a saber:
A diferencia del ejemplo confederal, el nacimiento de un estado
federal crea y da origen a una nueva persona de Derecho Público
Internacional.
En los Estados federales la característica típica es la aparición de
poderes constituidos, con capacidad normativa y decisoria que
obligan directamente a los habitantes de los mismos.
En las citadas entidades, no existe el derecho de nulificación ni el
derecho de secesión. Como consecuencia de lo expuesto, hace a la
esencia del estado federal el derecho de intervención del gobierno
federal a las partes que integran la federación.
La soberanía reside exclusivamente en cabeza del Estado Federal,
gozando sus partes de un poder cualitativamente menor, como es la
autonomía.
51
Spota, ob.cit., ps. 25/42.
Por ello, el único sujeto de Derecho Internacional Público es el Estado
Federal y no sus partes.
La norma que da origen a una confederación recibe la denominación
de pacto o acuerdo. En cambio en el Estado Federal la norma base es
una Constitución, norma suprema del plexo jurídico, a la que deben
someterse los poderes constituyentes limitados de las partes
integrantes (provincias)52
Marcadas así las diferencias entre Confederación y Federación, Spota
intenta fundar su tesis para afirmar que el Estado federal argentino nace
con el Acuerdo de San Nicolás53, mediante el siguiente discurso:
Por dicho instrumento se crea un órgano que tiene capacidad
decisoria o de imperium, nota típica de un Estado Federal.
Las partes signatarias del Acuerdo de San Nicolás, en virtud de la
capacidad otorgada al poder provisional de intervención en los
términos del art. 14, perdieron automáticamente con ello, la
condición de soberanos, pasando a constituirse como entidades
autónomas.
La creación de un poder decisorio con respaldo en el uso de la
fuerza, como fue la creación de un ejército nacional, que surge del
art. 15 del Acuerdo, importó la ratificación de la aparición de una
sola soberanía y de un solo centro decisorio en el ámbito nacional. 54
José Carlos Chiaramonte coincide con Spota, en lo referente al cuidado
que hay que emplear en la utilización de términos polisémicos como
Pueblo, Nación, Estado, Federación y Confederación. 55En tal sentido, el
citado autor considera que atento el cambio de significado de las
palabras a lo largo del tiempo, hay que tomar conciencia de los riesgos
de anacronismos en el lenguaje político.
Así, de modo esquemático, plantea los siguientes ejemplos,
representativos del problema:
Pueblo: es uno de los vocablos que mayor confusión arrastra. En
la actualidad, desde el Derecho y la Ciencia Política entre otras
disciplinas, hace referencia a un conjunto de individuos
abstractamente considerados en términos de igualdad política.
Por el contrario, en la tradición cultural vigente a fines del período
52
Spota, ob.cit. ps. 48/55.
53
Fundamentalmente, a mérito de lo normado en los arts. 14, 15 y 19 del citado Acuerdo.
54
Spota, ob.cit. ps. 57/58.
55
Chiaramonte, José Carlos, Orígenes de la Nación Argentina, Ciudades, provincias, estados, Bs.As.,
2007, Emece, Biblioteca del pensamiento argentino, pags. 113/120.
colonial americano y prolongado durante mucho tiempo luego de
la independencia, el término en cuestión era concebido no en
clave atomística e igualitaria sino a partir de una acepción
organicista, corporativa, estamental, propia de una sociedad que
consagraba en lo político la desigualdad enraizada en la
economía.
Nación: Es fuente de gran confusión debido a que estamos
habituados a vincular el término con el principio de la
nacionalidad, difundido por el Romanticismo, a partir de la década
de 1830, que ya comentamos. Por el contrario, durante gran parte
del siglo XIX, se empleo el vocablo de nación en términos
racionalistas y contractualistas, propios de la cultura de la
Ilustración. Consiguientemente, lo habitual era que la expresión
Nación fuera utilizado en un sentido equivalente a Estado, tal
como lo realizara el internacionalista Emer de Vatell, cuya obra
Derecho de Gentes era consultada por los juristas de la época.
Estado Federal-Estado Confederal: El equívoco resultaba que
hasta la Constitución norteamericana de 1787, el vocablo estado
federal solo se refería a las confederaciones, es decir, a un tratado
internacional que vinculaba a Estados soberanos. Solo a partir de
la segunda mitad del siglo XIX, se ha tendido a reservar la
denominación de federalismo al estado federal 56. Luego, en
aquellos lugares de Hispanoamérica donde surgieron
confederaciones, debemos inferir que las ciudades, Estados o
Provincias que las formaron eran estados independientes y
soberanos, sujetos de Derecho Internacional.
En la misma línea de interpretación, Abelardo Levaggi considera que por
no tener en cuenta el fenómeno de la historicidad, se suele incurrir en
anacronismo al leer con ojos modernos textos anteriores a 1853 que
mentan las categorías de federación y confederación 57, obviando la
circunstancia que durante las primeras décadas del siglo XIX se
utilizaron ambos términos como sinónimos.
Para merituar adecuadamente, en su debido contexto histórico, la
relación que existe entre las formas de confederación y federación en la
56
Unidad política soberana e indivisible, cuyas partes constitutivas son autónomas, careciendo del
derecho de secesión y nulificación.
57
LEVAGGI, Abelardo, Confederación y federación en la génesis del Estado argentino, Departamento de
Publicaciones, Facultad de Derecho, UBA, Bs.As., 2007, p. 12.
génesis del Estado argentino, según Levaggi debe partirse de las
siguientes cuestiones:
1. La suerte corrida por la organización articulada por la Real
Ordenanza de Intendencias de 1782, a consecuencia de la
Revolución de Mayo. En otras palabras, si el mantenimiento de la
posición jerárquica de algunas ciudades respecto de otras, dio
base al unitarismo, o si por el contrario, la ubicación de todas en
un pie de igualdad, fundamentó el confederacionismo.
2. Otra cuestión es el significado con que se utilizó en la primera
parte del siglo XIX el término Nación: si con el sentido político de
Estado o el sociológico de comunidad unida por lazos históricos-
culturales.
3. Si desde la citada Revolución de Mayo existió la Nación en sentido
político, sucesora del Virreinato, anterior por lo tanto a las
provincias, o si la Nación, en términos políticos, surgió en 1853.
Conforme esta última tesis, los herederos de la soberanía del rey
de España fueran las ciudades y mas tardes las provincias,
soberanas, independientes y anteriores a la Nación.58
Asimismo, Levaggi nos advierte que para representarnos
adecuadamente el sentido con que en las primeras décadas del siglo XIX
se utilizaban los términos de federación y confederación debemos
recurrir no solo a los conocidos textos de El Federalista, elaborados por
Hamilton, Madison y Jay, sino que también corresponde adentrarnos en
las teorías desarrolladas en la Europa continental, en especial, la
sistemática doctrina jurídica alemana.59
Así, mediante un inventario meramente indicativo, se pueden
individualizar a:
Los publicistas romanos, en particular Polibio
Jean Bodin en su obra Seis Libros de la República (1577)
El alemán Johannes Althusius, considerado el padre de la
teoría federal moderna, quien en su obra Política (1603), al
analizar las constituciones de Holanda y de Suiza, expresó
que el federalismo estaba vinculado a la temática de la
unidad nacional, distinguiendo asimismo, la confederación
plena de la que no lo era (correspondientes a los conceptos
58
LEVAGGI, ob.cit., p. 13-14.
59
LEVAGGI, ob.cit. ps. 22-32.
actuales de Confederación y Estado unitario,
respectivamente)
Samuel Pufendorf, quien en su tratado Del Derecho natural
y de gentes (1672), al exponer la idea federal, coincidió con
Althusius en la personalidad internacional de las
confederaciones
Ludolph Hugo, que en su obra Disertación del Estado de los
territorios de Alemania (1661), fue el primer autor alemán
quien introdujo la categoría de Estado formado por la
combinación de Estados preexistentes, teniendo como
referencia al Sacro Imperio Romano Germánico
Montesquieu, quien al definir la república federal la
concibió como una “sociedad de sociedades”
Alexis de Tocqueville, que al comentar la Constitución de
Filadelfia en su obra La Democracia en América (ps. 193-
196), señaló que en todas las confederaciones que han
precedido a la confederación americana, los pueblos que se
unieron bajo fines comunes, consintieron en obedecer los
mandatos de un gobierno federal; pero se reservaron el
derecho de vigilar y ordenar respecto a aquellos, la
ejecución de las leyes de la Nación. Los Estados americanos
que se unieron en 1787, no solamente consintieron que el
gobierno federal les dictara leyes, sino que él hiciera
ejecutar las leyes de ellos.
Pellegrino Rossi que reflexionó sobre el sistema al elaborar
un proyecto de constitución para Suiza en 1832,
interpretando que toda confederación es un estado
intermedio entre la independencia absoluta de varias
individualidades políticas y su fusión en una sola soberanía.
El jurista aleman Kart Solomón Zachariae, que en sus obras
Espíritu de la Constitución del nuevo Imperio Alemán (1804)
y Del Estado (1839), definió como una de las características
esenciales de toda confederación, la posibilidad de
disolverse por acuerdo de partes.
El aporte del gran constitucionalista suizo-alemán J. C.
Bluntschli que en un estudio sistemático de las diferencias
entre confederación (Staatenbund), Estado federal
(Bundesstaat) e imperio (Reich), advirtió que en la
confederación los Estados miembros se unen para formar
una entidad estatal, que tiene diferencia con el Estado
federal. En aquélla, la autoridad depende de los miembros.
En cambio, en el Estado federal además de los Estados
miembros organizados, existe una completa organización
estatal central
A tenor de los distintos autores analizados, resulta evidente que para la
Ciencia Jurídica la llamada Confederación argentina (1853-1859)
importa una verdadera Federación y no una Confederación, toda vez que
implicó el nacimiento de un sujeto de Derecho Internacional, sobre el
que residía la soberanía, con capacidad normativa y decisoria sobre los
habitantes y careciendo las provincias que la componían, del derecho de
secesión y de nulificación.
II.-
Poder Constituyente. Poder constituyente en la
Argentina. Análisis del artículo 30 de la
Constitución Nacional. Límites al Poder
Constituyente. Poder Constituyente
Revolucionario.
60
GARGARELLA, Roberto, 2008, Los fundamentos legales de la desigualdad. El constitucionalismo en
América (1776-1860), Bs.As., Siglo XXI, ps. 2/3.
Constitución en manos de los jueces tendía a convertirse en un “objeto
de cera”, al que aquéllos moldeaban a voluntad61.
61
Citado por GARGARELLA, Roberto, 2008, Los fundamentos legales de la desigualdad. El
constitucionalismo en América (1776-1860), Bs.As., Siglo XXI, ps. 51
A partir de las notas caracterizantes del pensamiento conservador, esto
es, una concepción de la ciudadanía restringida, un perfeccionismo
moral y un marcado elitismo político, Gargarella sistematiza al conjunto
de constituciones conservadoras americanas del siglo XIX por la
siguiente tipología:
62
Gargarella, Roberto, “La Justicia frente al gobierno. Sobre el carácter contramayoritario del poder
judicial”; Ariel, Bs.As, 1996. EL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD EN CABEZA DE LOS
JUECES.
El Artículo 30 de la Constitución Nacional de 1853-1860.
Diferentes interpretaciones desde la dogmática constitucional.
Al analizar en forma particular este instituto, engranaje principal del sistema de “frenos y contrapesos”,
que refuerza el poder de los órganos contra mayoritarios (los jueces), bloquea la decisión de las mayorías,
neutraliza la participación activa de los ciudadanos en el manejo de la cosa pública, refuerza el statu-quo
y es un discurso que los jurista argentinos han internalizado como una verdad objetiva, científica y
necesaria, estamos en condiciones de captar como los distintos paradigmas (radical, conservador y liberal)
toman diferentes posiciones sobre el tema.
Podemos encontrar el origen de la teoría que fundamenta el control judicial de constitucionalidad, en dos
ideas desarrolladas por John Locke, en su primer tratado sobre el gobierno civil: 1º) Existían ciertas
“verdades morales” cognoscibles por la razón. 2º).-No todos estaban capacitados para acceder a tales
verdades.
Uno de los representantes del pensamiento elitista fue el conservador inglés Edmund Burke. Según su
pensamiento, el pueblo tendía a guiarse por su simple voluntad, y no por la razón, por lo cual era
necesario que los individuos de la comunidad mejor formados definieran tales verdades objetivas. Burke
graficó su teoría con la siguiente metáfora, señaló que los ciudadanos (cómo pacientes que sufren alguna
enfermedad), debían dar a conocer los síntomas de su enfermedad, pero que eran otros individuos, más
ilustrados, cómo los médicos, siguiendo con la metáfora, los que debían determinar el lugar exacto de
tales males y los remedios que debían ser aplicados.
La idea de los constituyentes norteamericanos acerca del control judicial de constitucionalidad, fue
sistematizada por Alexander Hamilton en “El Federalista” Nº 78. Allí, percibiendo las posibles críticas al
sistema se preguntaba ¿Cómo podía ser que los jueces (funcionarios que no son elegidos directamente
por la ciudadanía), y cuyo mandato tampoco estaba sujeto al control popular, tenían la competencia para
modificar una decisión tomada por el poder legislativo, ámbito representativo de la soberanía del pueblo.?
Reconocía la contradicción entre el principio democrático que determina la regla de la mayoría de la
ciudadanía y el control último de las leyes en un grupo de funcionarios supuestamente ilustrados no
electivos.
Hamilton, se apresuró a encontrar un discurso que defendiera la teoría liberal-conservadora. Así infirió:
I).-Que los jueces tuvieran la competencia de declarar la inconstitucionalidad de la norma legislativa no
implicaba de ningún modo la superioridad de los jueces respecto de los legisladores.-
II) Dicha competencia tampoco presuponía invalidar la voluntad soberana del pueblo.-
III) Al declarar inconstitucional una ley, el Poder Judicial ratificaba la supremacía de la Constitución que
es el instrumento que más fielmente refleja la soberanía del pueblo.
La doctrina de Hamilton fue continuada por el juez Marshall en su voto del famoso caso Marbury
v.Madison, fallo que contiene la doctrina pretoriana del control de constitucionalidad en cabeza de los
jueces. En tal sentido expresó que sólo había dos alternativas: O la constitución controla cualquier ley
contraria a ella, o la legislatura puede alterar la constitución mediante una ley ordinaria.
Esta doctrina fue asumida por la Corte Argentina en el siglo XIX en el caso SOJO, a partir de la cual es
mecánica y dogmáticamente repetida por todos los jueces nacionales y provinciales con el sólo
fundamento de la doctrina de la autoridad. Es decir en la doctrina judicial argentina, nunca se ha
desarrollado el sentido crítico respecto a la doctrina del control de constitucionalidad en cabeza de los
jueces.
CRITICA DE LA TEORIA
En opinión del profesor Roberto Gargarella existen al menos tres razones significativas para cuestionar la
argumentación de Hamilton- Marshall a favor del controlo judicial:
A.- ARGUMENTO HISTORICO. No es verdad que la Constitución Norteamericana de 1787 refleje la
voluntad del pueblo, toda vez que cuando se redactó la misma, la mayor parte de los habitantes de la
Nación a los que directamente se excluía (esclavos, personas de color, mujeres y los que no tenían una
determinada posición económica) no participaron ni directa ni indirectamente en el proceso
reforma debe ser declarada por el Congreso con el voto de dos terceras
partes, al menos, de sus miembros; pero no se efectuará sino por una
Convención convocada al efecto.”
constitucional.
B.- ARGUMENTO INTERTEMPORAL. Este argumento en EE.UU ha sido desarrollado por Bruce
Ackerman, (¿qué razón vamos a tener para hacer prevalecer la voluntad de unos sujetos, (Los
Constituyentes), muertos ya hace mucho tiempo, sobre la voluntad actual de la ciudadanía?
C.- ARGUMENTO SOBRE LA INTEPRETACION. La tesis de Hamilton-Marshall parte del
presupuesto, que la tarea judicial importa una actividad mecánica o automática.. Dicha idea en boga en el
siglo XVIII, la podemos encontrar en Montesquieu quien expresaba que los jueces eran la boca por dónde
se conocía la ley.
Conforme la moderna hermenéutica, se parte de la base, que los jueces realizan mucho más que una mera
lectura de la Constitución. Generalmente incorporan al texto soluciones normativas que no estaban en el
mismo. El profesor Gargarella en su obra “La Justicia frente al gobierno” trae el ejemplo del aborto. La
mayoría de las constituciones no dice absolutamente nada acerca del mismo, sin embargo es común, que
los jueces den una respuesta a partir de la “interpretación del texto constitucional”.
De éste modo los jueces han asumido una tarea que no reconocen estar llevando a cabo: la de reemplazar
al legislador en la resolución de las cuestiones fundamentales.
Gargarella concluye que si los jueces quedan legitimados para dar la interpretación adecuada de la
constitución, adoptan un enorme poder de decisión, determinando que es su voluntad y no la de los
ciudadanos o sus representantes la que en definitiva decide sobre determinadas políticas de la sociedad.-
En síntesis a través de su tarea interpretativa los jueces terminan de forma clandestina, tomando un lugar
que debía ser ocupado por la voluntad popular.-
Nacional, fue muy rica en contingencias institucionales, debates
doctrinarios y consecuencias políticas.
63
(Conforme Linares Quintana, Segundo V., “Constitucionalismo y Libertad”, Anales de la Facultad de
Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata, La Plata, año 1944, t. XV, I, p. 379,
numeral 128)
“La Ley Nº 13.233 fue sancionada por la Honorable Cámara de
Diputados de la Nación en la sesión especial extraordinaria de los días
13 y 14 de agosto de 1948. Al tomarse la votación en general, votaron
96 por la afirmativa, declarándose, mediante pronunciamiento expreso,
que con ellos quedaban cubiertos los dos tercios exigidos por el
Artículo 30º de la Constitución Nacional. Luego, al tratársela en
particular, todos sus artículos se aprobaron por mayoría de 96, 95, 97 y
92 votos (ver diario de sesiones, T. IV, reunión 33, pp. 2.707/2.727).
Apenas si es preciso agregar que el pronunciamiento de esa Cámara y el
del Poder Ejecutivo, al promulgar la Ley Nº 13.233, se fundaron en la
tesis de que los dos tercios del Artículo 30 deben computarse sobre los
miembros presentes en el recinto. Semejante interpretación es
notoriamente insostenible si se tiene en cuenta que la Honorable
Cámara está integrada por 158 titulares. De cualquier modo, ni una sola
de las Cámaras, ni el Congreso en sí, ni el Poder Ejecutivo, tienen la
facultad jurisdiccional o la posibilidad de hecho de compurgar los vicios
constitucionales de las leyes. Dentro de la sistematización
constitucional es notorio que los casos y las exigencias varían según la
importancia de los actos regulados por ella. Es más notorio aún que, en
torno de las mayorías específicas requeridas para la validez de
determinadas sanciones, la Constitución argentina ha sido generalmente
explícita y taxativa. En cuanto al quórum, por ejemplo, la norma básica
está dada por el Artículo 56 que se ha entendido, desde su sanción
hasta ahora, como equivalente a la mayoría absoluta de todos los
miembros que deben integrar el cuerpo. Pretender lo contrario
equivaldría a postular la validez de actos legislativos originados por
minorías que no son tan imposibles, a poco que se piense en el poder
de combinación que a veces tienen los hechos. Para el caso de que la
mayoría absoluta prevista en el Artículo 56 pudiera computarse en
relación a los miembros presentes o a los miembros en ejercicio del
mandato y no sobre la totalidad de los titulares del cuerpo, habría de
bastar que se repitiese el episodio del 24 de junio de 1880, cuando la
minoría de la Cámara de Diputados de la Nación destituyó en Belgrano a
los 41 representantes que permanecieron en Buenos Aires para sostener
que el quórum puede integrarse con la mitad más uno de los que
quedan en ejercicio de los mandatos. La disposición según la cual la
necesidad de la reforma constitucional debe ser declarada por el
Congreso con el voto de dos terceras partes al menos de sus miembros,
es suficientemente clara como para no requerir interpretación alguna,
correspondiendo tan sólo su aplicación literal . Como a pesar de ello la
mayoría oficialista ha tergiversado el alcance de la disposición de que se
trata, esta Convención debe establecer el verdadero significado y
alcance del precepto recurriendo a los medios habituales de
interpretación de las leyes […] De ese análisis comparativo surge la
evidencia de que el Artículo 30 no se refiere a los dos tercios de los
miembros presentes, ni tampoco a igual proporción de los diputados en
el ejercicio de su mandato, sino al quórum legal, o sea al referido a la
totalidad de los 158 diputados. Cuando los constituyentes han querido
fijar otro criterio, lo han hecho con toda claridad, como en el Artículo
51, en que al establecer que corresponde al Senado juzgar en juicio
público a los acusados por la Cámara de Diputados, se dice claramente
que ninguno será declarado culpable sino a mayoría de dos tercios de
los miembros presentes. También se habla en el Artículo 58, de la
mayoría de uno sobre la mitad de los presentes para decidir en las
renuncias presentadas por los legisladores, y en el Artículo 71, de las
dos terceras partes de los miembros presentes, para la insistencia en la
sanción. Y cuando la Constitución entiende referir el quórum al número
de los legisladores en el ejercicio de sus mandatos, alude
concretamente a los dos tercios de votos para corregir a cualquiera de
sus miembros (Artículo 58) y a los dos tercios de votos para la
suspensión del acusado por el Senado (Artículo 62). La mayoría absoluta
necesaria para entrar en sesión, a que alude el Artículo 56, se ha
interpretado siempre que se integra con la mitad más uno de la
totalidad de los miembros de la Cámara, aún en el caso de existir
ausencias por fallecimiento, renuncia o exclusión […] De acuerdo con
esta interpretación, y conforme con la difundida máxima del derecho
romano según la cual ubi lex non distinguit, nec non distinguere
debemus, de cuyo alcance resulta que el Artículo 30 no puede referirse
a los miembros presentes porque allí no se hace ningún distingo, el
propio presidente Perón, al redactar el anteproyecto de reformas ha
creído necesario agregar a ese artículo la palabra presentes a fin de que
su texto coincida con la interpretación peronista […]” 64.
64
(Conforme Diario de Sesiones de la Convención Nacional Constituyente de 1949, t. I, ps. 40/43)
Esquemáticamente, se podrían sintetizar los principales argumentos de
los representantes de la UCR en los siguientes:
65
(Conforme Diario de Sesiones de la Convención Nacional Constituyente de 1949, t. I, ps. 190/191)
otros se citó el caso “Missouri Pacif Railway Co. V. State of Kansas”,
fallado el 07-01-1919).
No obstante lo expuesto, hasta el presente, la mayoría de los
constitucionalistas argentinos, predican que la Constitución de 1949
era nula por violación al procedimiento preconstituyente regulado en
el Artículo 30 CN. En tal sentido, puede mencionar que en una de las
últimas obras aparecidas a finales del 2004, como es el Tratado de
Derecho Constitucional de Gregorio Badeni, editado en noviembre
por la editorial La Ley de Buenos Aires, se afirma que la citada
constitución era protofacista y el resultado de una ley (Nº 13.233)
que al declarar la necesidad de la reforma, había transgredido la
mayoría especial exigida en el Artículo 30 CN.
66
(Conforme Dotti, op. cit. p. 121/122).
De su famosa “Teoría de la Constitución” (1928) y el enunciado del
“decisionismo”, derivó en la teoría del “orden concreto”, que puso a
disposición del régimen nazi (1934), lo que le valió gran influencia
intelectual en la Alemania hitleriana.
69
(Dotti, op. cit. p.109/110)
Ley Nº 13.233, impugnada por los representantes de la UCR, combinó
un discurso tributario del paradigma normativo de la codificación, con
un discurso teórico-político cual era el decisionismo, que partía de
premisas contrapuestas al positivismo jurídico.
70
Conforme Dotti, op. cit.
III.-
Derechos constitucionales. El concepto de
ciudadanía. La ciudadanía restringida, una
constante en el proceso histórico político
argentino. 71
La noción de ciudadanía.
81
Svampa, Maristella, La sociedad excluyente. La Argentina bajo el signo del neoliberalismo, 2005, Bs. As., Taurus,
p. 76.
82
Giddens, Anthony, 1991, La estructura de clases en las sociedades avanzadas, Madrid, Alianza, Alianza.
83
Beck, Ulrico, 2000, ¿Qué es la globalización?, Bs. As., Paidos
84
GARCÍA DELGADO, afirma que el impacto de la globalización, se vincula, en primer lugar, a una
dimensión económica, como la intensificación de los flujos de intercambio, de la forma de pensar y de
producción entre distintas sociedades; con la instalación de un nuevo patrón de desarrollo posfordista,
basado en estrategias intensivas en innovaciones y flexibilidad, la autonomización de los sistemas
financieros. En este marco, los Estados nacionales pierden capacidad de regulación y de soberanía. Este
autor, añade que el Estado no cumple la función de árbitro entre capital y trabajo, intensificando la
desigualdad y la pérdida de identidad, ya que uniforma los estilos de vida y estandariza los consumos en
una suerte de norteamericanización de la cultura. GARCIA DELGADO, Daniel, "Nuevos escenarios locales. El
cambio en el modelo de gestión", en VENESIA, Juan Carlos, (compilador), Políticas públicas y desarrollo local,
Página N° 17. FLACSO-Centro de Estudios Interdisciplinarios-Instituto de Desarrollo Regional, Rosario, 1998
85
Cohen, D., 1997, Riqueza del mundo, pobreza de las naciones, Bs. As., Fondo de Cultura Económica.
para este discurso que informa la globalización, la libertad política del
ciudadano consiste en la no interferencia. Se distingue de modo tajante,
lo público de lo privado, lo político de lo personal. Se parte de la idea
que los individuos preexisten a cualquier organización social, y que son
más importantes que los grupos a los que pueden pertenecer. Se
considera que los ciudadanos votan guiados por sus propios intereses y
que los políticos responden a los grupos de presión en atención a su
importancia electoral y no a sus promesas electorales. En definitiva, los
ciudadanos, meros votantes, son presentados como consumidores y los
políticos y representantes como proveedores o vendedores. La
representación política juega en este paradigma de modo determinante
para la viabilidad del sistema, en virtud del repliegue del ciudadano al
ámbito de la sociedad civil, en la protección de sus egoístas intereses
particulares.86
Para atenuar los efectos negativos sobre la ciudadanía en el citado
contexto, se han articulado programas sociales focalizados, a partir de la
autoorganización comunitaria, tendientes a promover una ciudadanía
restringida, de baja intensidad, bajo la mirada del Estado y el control
constante de las agencias multilaterales de crédito.87
En definitiva, y conforme sostiene Hugo Quiroga, hoy, la concepción de
ciudadanía que surge con la modernidad, íntimamente asociada al
Estado, se encuentra en crisis. Por un lado, desde el punto de vista
político la desconexión entre las bases teóricas de la ciudadanía y las
vías prácticas de su concreción se ha puesto de manifiesto en las
realidades de la democracia Argentina y latinoamericana, cuando se
compara el diferente acceso de los ciudadanos al disfrute de bienes. 88 El
desafío, según dicho autor, que se nos presenta en la actualidad, es
liberar a la ciudadanía del ámbito estatal y pensarla desde la esfera de la
sociedad civil, desde un lugar con capacidad de transformación y
participación.89
Tal vez, analizando al pasado y estudiando el específico cuadro de
desigualdades que importó la situación de los ciudadanos en el proceso
86
Pravato, Luis Emilio, EL DEBATE DE REPUBLICANOS Y LIBERALES EN LOS ANTECEDENTES
CONSTITUCIONALES DE ESTADOS UNIDOS Y ARGENTINA. Rap Nro. 344, Página:95
87
Svampa, Maristella, La sociedad excluyente. La Argentina bajo el signo del neoliberalismo, 2005, Bs. As., Taurus,
p.88.
88
QUIROGA H. VILLAVICENCIO S. VERMEREN P. (compiladores) FILOSOFIA DE LA
CIUDADANIA – Sujeto Político y Democracia. Página Nº 159
89
QUIROGA, Hugo, "El ciudadano y la pregunta por el Estado democrático", Página N° 26. En Estudios
sociales, Año VIII - Nº 14, Santa Fe, Primer Semestre de 1998.
histórico argentino, encontraremos ciertos patrones que nos permitan
reelaborar el concepto de ciudadanía en la posmodernidad.
Respecto a la temática de la ciudadanía restringida, los aportes del
politólogo argentino Guillermo O’Donnell (2003) resultan relevantes ya
que siguiendo a Robert Dahl aclara que la ciudadanía política requiere
del ejercicio de las libertades políticas (derecho de reunión, información,
asociación, etc.) sin las cuales esta no adquiere sentido pleno.
Por ello, puede interpretarse que la ciudadanía implica la lucha por la
pertenencia y la participación en la comunidad. Su análisis abarca el
examen de los modos en que los diferentes grupos pugnaron por
conquistar grados de autonomía y control sobre sus vidas.90
Con la irrupción de los nuevos movimientos sociales, tales como el
feminismo, ecologismo, pacifismo, de defensa de los derechos de los
homosexuales, etc., surgirán las definiciones de los particularismos frente
al ingenuo universalismo sostenido por el liberalismo como sustento de la
ciudadanía. La teoría política feminista contribuirá decididamente al
debate de la ciudadanía, deconstruyendo el paradigma del sujeto
universal, portador teórico de los derechos.91
92
Pravato, Luis Emilio, UNA HISTORIA OLVIDADA: LA DESIGUAL SITUACIÓN DE LOS
CIUDADANOS EN LOS ANTIGUOS TERRITORIOS NACIONALES. Revista Argentina del Régimen de
la Administración Pública, Rap Nº 358, agosto 2008.
93
Ternavasio, Marcela, La revolución del voto, Buenos Aires, Siglo XXI, 2002, p. 254.
94
Fradkin, Raul y Garavaglia, Juan Carlos, La Argentina colonial. El Río de la Plata entre los siglos XVI
y XIX, Siglo XXI, Buenos Aires, 2009
La conquista y colonización española implicó un proceso sistemático de
destrucción y aculturación de los pueblos originarios, a pesar de actitudes
protectoras como la de Bartolomé de Las Casas, que tuvieron cierto eco en
la legislación tuitiva promulgada por la Corona española.
El proceso independentista en América tuvo un momento de
reconocimiento formal de derechos indígenas. En tal sentido, se pueden
individualizar una serie de disposiciones sancionadas a partir de los
primeros gobiernos patrios que procuraron elevar la condición en la que
se encontraban los indígenas en la época colonial. Entre ellas se destacan:
La Orden del Día dictada por la Junta Provisional Gubernativa de las
Provincias Unidas del Río de la Plata del 8 de junio de 1810, que
incorporó a los oficiales indígenas a los regimientos criollos.
La abolición, por Decreto N° 436 de la Asamblea del Año XIII, de la
mita el yanaconazgo y todo servicio personal.
El art. 1° del Estatuto Provisional de 1815 que consagraba la
igualdad de todos los habitantes del Estado.
El art. 128 de la Constitución de 1819 y el art. 126 de la de 1826,
en igual sentido.95
Debe advertirse que la citada igualdad ante la ley, consagrada por las
diferentes disposiciones jurídicas solo alcanzaba, de modo formal, a las
comunidades indígenas sometidas. Los integrantes de los pueblos libres,
ubicados más allá de las fronteras, no gozaban de los mismos derechos.
No obstante, el rumbo de las nuevas repúblicas agravó las condiciones de
marginamiento y degradación de los pueblos aborígenes.96
La situación de los pueblos originarios o indígenas en el que fuera el
Virreinato del Río de la Plata se vio alterada en el período bajo análisis. Si
bien la abolición del tributo tendía a favorecerlos, la disgregación de las
comunidades y la privatización de sus tierras ancestrales destruyeron sus
posibilidades de subsistencia. Incluso en algunas zonas como Jujuy y
Salta, el tributo fue reimplantado a través de una llamada “contribución
indigenal”, transformándose los indígenas en arrendatarios de las tierras
sobre la cual habían perdido sus derechos comunales.
En las fronteras pampeanas, el conflicto entre la sociedad criolla y los
pueblos indígenas no sometidos, por el control de la tierra y la riqueza
ganadera se intensificó. La antigua contienda colonial con los pueblos de
95
Ravignani, Emilio, Asambleas constituyentes argentinas, Buenos Aires, Peuser, 1937
96
Aguirre Beltrán, G., El proceso de aculturación, México, UNAM, 1957.
las pampas y el Chaco continuó a cargo de los nuevos estados y fueron
estos los que complementaron el proceso de sometimiento y exterminio
de los pueblos originarios.
En 1853, en el contexto de la Convención Constituyente de Santa Fé, se
trató la cuestión indígena como tema ligado a la seguridad de las
fronteras. Es por ello que el artículo 64, inciso 15 97 del texto sancionado,
establecía como una de las atribuciones del Congreso de la Nación, la de
“proveer a la seguridad de las fronteras, conservar el trato pacífico con los
indios y promover su conversión al catolicismo”
En dicho artículo se hacía referencia a los “indios”, término
homogeneizador con el que se designó a toda la población originaria, sin
considerar las diferencias que los diferentes pueblos existentes
presentaban.98
La discusión de la citada disposición fue aprobada por unanimidad,
llevándose a cabo el 28 de abril de 1853 y participando del debate los
convencionales José Benjamín Gorostiaga, Juan María Gutiérrez y Juan
Francisco Seguí.99
La citada conversión a la “civilización”, en la cual la religión cumplía con
un papel instrumental, presuponía la desaparición progresiva del
indígena, del otro, en tanto que su cultura era concebida como un
conjunto de prácticas y creencias heredadas que debían ser suprimidas.100
En síntesis, haciendo nuestra la reflexión formulada por Chiacciera Castro,
la República Argentina es y ha sido un Estado pluriétnico y multicultural
desde su nacimiento como tal, aunque en menor grado que otros países
de la región. No obstante ello, hasta la reforma de 1994 101, dicha realidad
fue negada en su marco normativo. Se la consideró una situación
transitoria, no conveniente, que debía ser superada a efectos de lograr la
“homogeneidad” de la sociedad argentina, resultado del “crisol de
razas”.102
97
Artículo 67, inciso 15 luego de la reforma de 1860.
98
Chiacchiera Castro, Paulina, La cuestión indígena. Análisis de la jurisprudencia de la C.S.J.N.,
Córdoba, Advocatus, 2009.
99
Ravignani, Emilio, Asambleas constituyentes argentinas, Buenos Aires, Peuser, 1937.
100
Del Río, Walter, Memorias de expropiación: sometimiento e incorporación indígena en la
Patagonia:1872-1943, Universidad Nacional de Quilmas, Buenos Aires, 2005.
101
Cuando en el artículo 75, inciso 17, de la Constitución reformada reconoció la preexistencia étnica y
cultural de los pueblos indígenas argentinos, garantizando el respeto a su identidad y el derecho a una
educación bilingüe e intercultural; reconociendo asimismo, la personería jurídica de sus comunidades, y
la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan.
102
Chiacchiera Castro, Paulina, La cuestión indígena. Análisis de la jurisprudencia de la C.S.J.N.,
Córdoba, Advocatus, 2009.
La población afro-americana y la esclavitud.
La condición de la mujer.
108
No podía disponer a título gratuito de sus bienes propios. Tampoco podía aceptar lisa y llanamente
herencias, pues debía hacerlo con beneficio de inventario.
109
Ley 13.010. Boletín Oficial de la República Argentina del 27/09/1947, Anales de Legislación
Argentina, Adla, tomo VII, pág. 342.
sufragio. En 1909 surgió la Liga Feminista Nacional y en 1911 Julieta
Lanteri creó la Liga por los Derechos del niño y la mujer. En ese marco
se realizó en Buenos Aires durante los festejos del Centenario de la
Revolución de Mayo el Primer Congreso Patriótico de Señoras y el Primer
Congreso Femenino Internacional organizado por la Asociación
Universitaria Argentina. Entre las agrupaciones políticas, el Partido
Socialista (1896) fue pionero en incluir en su programa la extensión del
sufragio universal a las mujeres y en sus estatutos permitió que la mujer
pudiera votar resoluciones partidarias e integrar el Consejo Nacional del
partido. En la década de 1930 surgieron agrupaciones como el Comité
Argentino Pro voto de la mujer, la Federación Argentina de Mujeres
Universitarias, la Unión Argentina de Mujeres, y la Asociación Argentina
del Sufragio Femenino. Asimismo, se produjo el primer debate
legislativo acerca de los derechos de la mujer (1932), en virtud de un
proyecto de ley que llegó a obtener media sanción en la Cámara de
Diputados y que contaba con el apoyo del presidente Agustín P Justo
(1932-1938). La demora en el despacho en la Cámara de Senadores y la
resistencia de la Iglesia Católica impidieron la sanción de la ley que
hubiera reconocido el voto femenino.110
113
Donal MacRae, “populism as an ideology”, en G. Ionescu y E. Gellner, ob.cit., p.164
114
CLASIFICACIÓN DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS.-
Con respecto a la definición de los partidos y los sistemas de partidos, la autoridad de los clásicos
contemporáneos como Maurice Duverger, Giovanni Sartori y Angelo Panenbianco es incuestionable.
Duverger, Maurice (1980): Los Partidos Políticos. México. FCE
Sartori- Giovanni (1987): Partidos y Sistemas de Partido. Madrid. Alianza Universidad, n. 267, p. 88)
Panebianco, Angelo (1994): «Poder y Organización de los Partidos Políticos», en Revista Mexicana de
Ciencias Políticas y Sociales. México. FCPS-UNAM, núms.156 (abril-junio, pp.13-29) y 157 (julio-
septiembre, pp.127-14)
aportes teóricos de Ernesto Laclau, se tratará de demostrar que existe
un nuevo discurso sobre el populismo, que es vuelto a pensar como
lógica social y modo de construir lo político.
115
LACLAU, ERNESTO, LA RAZÓN POPULISTA, Bs.As., FCE, 2005, p. 15)
116
LACLAU, ERNESTO, LA RAZÓN POPULISTA, Bs.As., FCE, 2005, p. 16)
En el siguiente cuadro, de modo esquemático, se individualizan los
principales rasgos de cada uno de los populismos ejemplificados.
117
CIRIA, Alberto. Perón y el Justicialismo. Mexico: Siglo XXI, 1971.
FERREIRA, Jorge. Trabalhadores do Brasil o imaginario popular. 1930-1945. Rio de Janeiro, Fundacao
Getulio Vargas, 1997
IANNI, Octavio. La Formación del Estado Populista en América Latina. Mexico: Ediciones ERA, 1984.
IONESCU Ghita y GELLNER, Ernest (Comp). Populismo. Sus significados y características nacionales.
Buenos Aires: Amorrortu editores.
MUÑIZ, Pedro y SHOWING, Carlos. Lo que es el Aprismo. Bogotá: Publicaciones del P.A.P., 1933.
SKIDMORE, Thomas. Brasil: De Getulio a Castelo. Rio de Janeiro: Paz e Terra, 1976. (5ª. Edición).
WOHLFORTH, Tim. El movimiento populista de los Estados Unidos de América. En Críticas de 0le
economía política. Edición latinoamericana No. 20-21: Los populismos. México: Ediciones El Caballito,
julio-diciembre 1981. P.p. 3-48
Muñiz, una familia respondiera
Américo propietaria sus
Pérez. del sur del expectativas
país.
Contexto Expansión Expansión del Crisis del Crisis del Fin de la II
internaci del capitalismo capitalismo capitalismo Guerra
onal capitalismo mundial. mundial, mundial, Mundial y
mundial, con Estados que obliga a debido a las depresión de
todas sus Unidos los países guerras la posguerra.
consecuencia irrumpe en el importador mundiales y Otra
s políticas y escenario es de sus oportunidad
sociales. capitalista con productos consecuenci para un
Revoluciones fuerza. elaborados, as. Esto dio impulso a la
sociales en Comienza el a la industrializac
Europa imperialismo autoabastec oportunidad ión en los
(1848, norteamerican erse y a los países países
1872). o. modernizar latinoameric dependientes
Difusión de se. Auge del anos de .
las doctrinas imperialism crear Estados
hegelianas y o industrias Unidos se
marxistas. norteameric que convierte en
ano en suplieran una de las
América los dos
Latina. productos superpotenci
que antes as. Se inicia
se la Guerra Fría
importaban. y la
bipolarizació
n del mundo.
Contexto País País Contexto de El Crisis del
nacional monárquico. republicano y regímenes populismo régimen
Expansión colonizador. políticos brasileño oligárquico
imperialista Después de la autoritarios nace en un que produjo
hacia el Guerra Civil de y procesos contexto de el Golpe de
Oriente y el Secesión, se de crisis del Estado de
Occidente. acelera la industrializ sistema 1943. Activo
"Occidentaliz industrializaci ación, con oligárquico papel político
ación" de ón y la todos los vigente de los
Rusia. capitalización efectos hasta la militares
Comienzan del país, de sociales que década del argentinos.
procesos de base agraria esto trae. 20. La Guerra
industrializac proceso que Además un (República Mundial
ión de Rusia, prácticamente crecimiento bella), y de alicienta la
calcados del había nacido de la crecientes reactivación
modelo con el país. El economía procesos de económica de
británico, capital de urbanizació Argentina.
poniendo en monopolista extracción n. Procesos de
peligro las emprendió un minera, Agitaciones industrializac
Comunas curso incitado en sociales y ión y
campesinas, avasallador gran políticas, urbanización.
base de la con la venia medida por lideradas Grandes
vida y la de los dos la creciente por los masas de
cultura de partidos inversión de militares trabajadores
los tradicionales, los Estados crean con
campesinos amenazando Unidos, de movimiento innumerables
rusos. al pequeño cuyas s como el problemas
productor. ganancias Tenentismo sociales.
no se ,y
beneficiaba finalmente,
el Perú más la
que Revolución
indirectame del 30 pone
nte en el poder
a Getulio
Vargas.
Config. Estructura Fue, ante Ideología y El El peronismo
Interna ideológica todo, un movimiento populismo fue un
dentro de la movimiento. político brasileño fenómeno
cual cabían La producción propiciado contó que
muchas teórica fue por jóvenes principalme interpretó los
posiciones, a menos y nte con el anhelos y
veces importante. universitari apoyo del necesidades
complementa Movimiento de os los de la
rias y a veces Clase, de descontento militares, creciente
antípodas "abajo hacia s con la quienes, población
unas de arriba", que realidad de desde urbana
otras. Desde irrumpió con su país y comienzos trabajadora.
anarquistas fuerza en el del de la El caudillo
hasta escenario continente. República, supo crear
liberales. político. Busca se habían una relación
Este Fuerte apego rápidament convertido simbiótica
populismo, a los valores e integrar a en los entre el y la
antes que ser tradicionales sectores "árbitros" masa, que se
un de la clase obreros y de la convirtió en
movimiento, portadora y de campesinos política. su apoyo y
fue una la cultura con relativo Sectores de base. El
corriente de popular éxito. Otro la clase proletariado
pensamiento, campesina. sector con media urbano, casi
producto de participació también en su
las n interna: integraron totalidad,
reflexiones las mujeres. las toldas apoyó al
de una Partido populistas peronismo, al
intelectualida policlasista. de Vargas, igual que
d burguesa y aunque en gran parte de
que luego menor la clase
fue "llevado" cuantía. Las media. Las
a las masas "masas" mujeres
campesinas. populistas, también
estuvieron fueron
compuestas sustento del
principalme peronismo,
nte por el gracias a la
naciente labor
proletariado desempeñad
urbano, a por Evita.
que, sin
embargo,
no actuó de
manera
organizada
ni activa.
Organiz. No existió Estuvo muy La principal El El populismo
una bien organizació populismo en Argentina
organización organizado, n: EL APRA. brasileño estuvo muy
política única con el objetivo Preocupació fue, en su bien
ni definida. de llegar al n por lograr mejor organizado,
Tal vez la poder. Se apoyo época, un en una
más famosa destacan el internacion movimiento estructura
sea la "Greenback" y al. En pocos victorioso, jerárquica,
desarrollada la "Alianza". años se es decir, un cuya cabeza
en la década Organiza organizaron movimiento era Perón. El
de los 60 y marchas y comités y en el poder. partido único
70, que convenciones células Por ello, da cuenta de
consistió en con presencia apristas en Vargas no ello. Gran
el masiva, en varios se preocupó importancia
"narodnichev donde se países durante su al liderazgo
sko" o "Ir al discute de latinoameric dictadura, carismático.
pueblo" con política, se anos, e de crear Los
el fin de departe, se incluso en una "conductores
educarlo y come y se los E.U. y estructura ", como
concientizarl hace una Europa. organizativa intermediario
o de su integración. Difunde sus . Confió s entre el
situación. Tuvo un ideas en todo al líder y las
Otros programa revistas poder de su masas no
populistas práctico, como persona y eran en la
trabajaban sencillo y "Tribuna" y su práctica,
con los concreto. "Amauta", capacidad representativ
partidos Difusión por libros de os. Se confió
anarquistas, medio de variados, manipulació en el poderío
o con los libros, artículos en n. Sólo a de las
partidos periódicos periódicos, raíz de la reuniones de
liberales de etc. campaña masas y la
Rusia presidencial presión que
(década de de 1950, representaba
los 90). Vargas n. Se crearon
decide crear numerosos
el PTB, con comités por
el cual llega sexo, oficios
de nuevo al y edades. Los
poder. sindicatos
también
fueron
coptados.
Pensamie En general, No atacó el El APRA es Vargas Se basó en
n. y existió una sistema decidido decidió a una política
acciones crítica al capitalista, antiimperial toda costa de
en el liberalismo pero sí ista y industrializ nacionalizaci
tema económico y representó la nacionalista ar el país, y ón de las
económic a la primera gran . Por ello de esta empresas y
o capitalizació rebelión busca la forma de impulso a
n de Rusia. contra el independen hacerlo la industria.
También era capital cia menos Se buscó, no
antifeudal. monopolista y económica dependient sólo la
Apoyo a las el sistema de A.L., e de las emancipación
"comunas" imperialista. nacionaliza coyunturas económica de
campesinas Favorecía un ndo tierras internacion Argentina,
rusas. Crítico mayor control e industrias. ales. Dio sino
también del del sistema Para atacara incentivos convertirla en
marxismo, económico a la al capital una potencia
en el sentido por parte del oligarquía, privado, y a económica
de impedir la Estado, se busca su vez, el mundial. No
proletarizaci impidiendo la liquidar el Estado creó obstante, el
ón de Rusia, concentración latifundio. nuevas impulso a la
y centrar su desmesurada Se acepta el empresas. industria se
atención en de capital. capitalismo Organizó el hizo a costa
el como Ministerio del campo,
campesinado realidad de Trabajo sector otrora
. inevitable, y creó una determinante
pero se estructura en la
busca laboral sin economía.
hacerlo más precedentes Las graves
humano, . Reguló los consecuencia
esperando salarios de s de este
que de los error se
acuerdo con trabajadore notaron al
la teoría s, atacó el final del
marxista, imperialism gobierno
sobrevenga o peronista. A
su crisis y norteameric partir de
fin. Ni ano, y 1950 se pasa
Estado nacionalizó de un
proletario, la nacionalismo
ni Estado economía. económico a
burgués Sin un
embargo el colaboracioni
populismo smo con EU
brasilero no
se ocupó
del
problema
agrario.
Pensamie Reivindicació Al concentrar Indigenista. Vargas se El peronismo
n. y n del su acción en Busca la preocupó dio carta de
acciones campesinado defender a la solidaridad por regular ciudadanía a
sociales , sus clase con todos los salarios, la creciente
tradiciones y propietaria los pueblos las masa urbana
organizacion campesina, se y clases condiciones trabajadora.
es como resaltaron sus oprimidas laborales, Variedad de
núcleo de la valores del mundo. etc. Y Creó leyes
identidad tradicionales y El Estado una fuerte referentes a
Rusa. Por lo su cultura. debe estructura bienestar
tanto, era Críticas a los proteger el de Bienestar social, a
necesario capitalistas bienestar social bienestar
eliminar las urbanos social por inexistente laboral, en
clases monopolistas. medio de hasta el favor de los
sociales reformas momento. derechos
burguesas y laborales, Organizó el civiles y
aristocráticas sociales, aparato políticos de
. educativas. Sindical. la mujer, etc.
Igualdad
política y
social para
hombres y
mujeres.
Acción Debido a la El sistema Creación de El El populismo
política diversidad democrático un Estado populismo llegó al poder
existente en se acepta y se Fuerte y en Brasil se por la vía
su asume. Crítica regulador a adecuó, democrática
configuració severa a los través de tanto al y a esta se
n, los dos partidos una sistema adaptó.
populistas políticos revolución democrátic
adoptaron tradicionales "nacional" o
posiciones (Republicano y policlasista. (competenci
que van Demócrata). Propone la a política
desde un Pretendió unidad por medio
antizarismo competir con política del PTB)
radical y un ellos en el latinoameric como al
anarquismo, escenario ana, autoritarism
hasta político, creando un o (golpes de
posiciones creando una gran Estado Estado).
que creían en Tercera confederad Todo, en
el Zar para Opción, que o. bien de una
buscar el alcanzó a Establecimi causa
progreso del obtener ento de una llamado
país por la victorias democracia "nacionalis
vía no locales y representati mo".
capitalista. votaciones va.
El populismo representativa
Ruso era s a nivel
nacionalista. nacional.
Buscaba
emancipar
cultural y
económicam
ente a Rusia
respecto de
occidente.
El Estado El populismo El populismo El Durante el El Estado
populista ruso no llegó en E.U. no populismo "Estado peronista
al poder llegó al poder no llegó al Nuevo", se centralizó el
nacional. poder en el produjo el poder al
Perú. El fortalecimie máximo,
APRA, nto del teniendo
consiguió el Gobierno duras
poder Federal confrontacio
tardíamante respecto a nes con las
, cuando los Estados. demás ramas
había Fortalecer el del poder
perdido su Estado público,
cariz implicó originando
populista. crecimiento vetos, cierres
burocrático. y decisiones
El autoritarias.
nacionalism El congreso
o se fue
convirtió en controlado
bandera por los
política. peronistas, al
Poca igual que la
oportunidad Corte
dio a la Suprema.
oposición. Prácticament
Los partidos e nada se
políticos movía sin la
fueron autorización
clausurados de Perón. El
y las Estado se
acciones fortaleció en
opositoras grado sumo.
de derecha La burocracia
e izquierda se aumentó
fueron de manera
reprimidas. considerable,
La con graves
manipulació consecuencia
n política, s al fisco.
fue un Dureza con la
instrumento oposición.
clave del
accionar del
gobierno
Vargas.
Crisis y Hacia la En primer Las ideas El El peronismo
fin del década de lugar, arpistas populismo cayó
populism 1890 la debilidad tuvieron brasileño producto de
o capitalizació teórica y amplia cayó la crisis
histórico n de Rusia ya programática. influencia producto de económica.
era una Su plan de en la su propia La bonanza
realidad. El acción era formación debilidad de los
populismo demasiado de partidos estructural. primeros
ruso, coyuntural y populistas El no poseer años tuvo
entonces concreto, y latinoameric una unos costos
decide esto fue anos (la organizació económicos
pragmáticam utilizado en su UNIR, la AD. n fuerte y muy altos
ente contra por El Partido confiar todo que se
adecuarse a parte de los Febrerista, a la sintieron
esta realidad, partidos etc.) Pero capacidad después de
lo cual la tradicionales. en Perú, el personal de 1950. Perón
deslegitima En segundo APRA su máximo le apostó a
entre el lugar, el recibió líder, que la crisis
pueblo y los populismo en fuerte Getulio económica y
vanguardista E.U. descansó oposición Vargas. Este política
s como exclusivament desde su descuidó la internacional
ideología e en una clase nacimiento: clase iba a
liberadora. El social atentados, media, no perdurar
marxismo- condenada a boicoteos, organizó al mucho
lenninismo desaparecer. fraudes, proletariado tiempo y que
vendrá a etc. Lo cual y sin los países de
ocupar su le impidió embargo, Europa
lugar. llegar al se enfrentó requerirían
poder. El en su de los
APRA se fue nombre, a productos
diluyendo, la burguesía argentinos.
poco a industrial La industria
poco, a en los creció, pero
medida que momentos no se
se de crisis cualificó, y
transformab política en eso fue fatal.
an las 1945 y La crisis
condiciones 1954. económica
históricas. Descuidó aumentó lo
también el que fue
apoyo de aprovechado
los por los
militares, grupos
quienes, económicos
terminaron poderosos
con el que
populismo controlaban
en el poder. un sector de
las FFAA.
118
LACLAU, ERNESTO, LA RAZÓN POPULISTA, Bs.As., FCE, 2005, p. 34)
A partir de Wittgenstein sabemos que los juegos del lenguaje
comprenden tanto los intercambios lingüísticos como las acciones en
las cuales están involucrados, y la teoría de los actos del lenguaje ha
establecido nuevas bases para el estudio de las secuencias discursivas
que constituyen la vida social institucionalizada.
119
Publicada originalmente en francés en 1895 como La Psychologie des foules. Traducción en
castellano, Psicología de las multitudes, Madrid, Daniel Jorro, 1911)
120
LACLAU, ERNESTO, LA RAZÓN POPULISTA, Bs.As., FCE, 2005, p. 39)
Podemos deducir que el lenguaje de un discurso populista –ya sea de
izquierda o de derecha- siempre va a ser impreciso y fluctuante. Ello, no
por alguna falla cognitiva, sino porque intenta operar perfomativamente
dentro de una realidad social que es en gran medida heterogénea y
fluctuante. Dicho momento de vaguedad e imprecisión es para Laclau un
componente esencial de cualquier operación populista.121
121
LACLAU, ERNESTO, LA RAZÓN POPULISTA, Bs.As., FCE, 2005, p. 150-151)
122
LACLAU, ERNESTO, LA RAZÓN POPULISTA, Bs.As., FCE, 2005, p. 163 y ss.)
En tal contexto, existió un abismo permanente entre los actos de
enunciación de Perón y el contenido de dichas enunciaciones. El
resultado de este abismo fue que a esos contenidos –por ausencia de un
intérprete autorizado- se les podía dar una multiplicidad de sentidos.
123
LACLAU, ERNESTO, LA RAZÓN POPULISTA, Bs.As., FCE, 2005, p. 266-274)
En relación al escenario de la posmodernidad, nos advierte Casullo que
el pensamiento progresista de Occidente presenta planteos teóricos
radicalizados, que renuncian a respaldar todo tipo de políticas estatales,
tildándolas de protototalitarias. Por otro lado, están las concepciones
socialdemócratas que se fueron adaptando y postulando a las reglas del
mercado. El populismo se asentaría en medio de dichas orillas,
implicando una soberanía de fondo popular transformador, por medio
de un sujeto social como unidad política homogénea, que a través de un
Estado democrático redistribuiría las riquezas. 124
Por ello, resulta necesario una nueva lectura de las categorías políticas
como las de populismo, lucha de clases, noción de Pueblo,
imperialismo, etc.
V.-
Poder Legislativo y Representación Política.
124
CASULLO, NICOLÁS, POPULISMO, en LAS CUESTIONES, Fondo de Cultura Económica. Bs.As.,
2007, ps. 226-227
La categoría en cuestión, fue sistematizada en su momento por el abate
Sieyes, al conciliarla con la teoría del Contrato Social, subrayando sus
notas definitorias de mandato irrevocable y no imperativo (Sieyes,
1943).
125
Esta idea se ve claramente materializada cuando el constituyente de 1853, en el art. 22, estableció que:
El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta
Constitución. Toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuya los derechos del pueblo y
peticione a nombre de éste, comete delito de sedición.
El instituto de la representación política ha generado innumerables
discusiones doctrinarias, lo que ha llevado a Hans Kelsen a sostener que
se trata de una ficción, destinada a ocultar la realidad jurídica, que no es
otra que la de la independencia real del Parlamento, respecto del
Pueblo. Se trata de una pura ficción, montada sobre la confusión entre la
relación de subordinación y la designación. No existe pues, relación de
representación entre el Poder Legislativo y el Pueblo (Kelsen, 1973).
VI.-
Principales diferencias entre el sistema
constitucional argentino y el norteamericano.
Dicho error fue advertido por Juan Bautista Alberdi en su polémica con
Domingo Faustino Sarmiento sobre la importancia del modelo
norteamericano en las fuentes del constituyente argentino (Alberdi,
1886).
126
Art. 67, inciso 11, de la Constitución de 1853-1860. En el texto originario de la Constitución de 1853,
de la que no participó Buenos Aires, la disposición estaba contenida en el art. 64, inciso 11. Actualmente,
luego de la reforma de 1994, es el art. 75, inciso 12.
reforma de 1994), estableció la proporcionalidad no en relación a
la población particular de cada provincia, sino buscando su
igualdad en todo el territorio de la Nación. Por otra parte, el inciso
5°, de la Sección 8, del artículo 1°, prohíbe al Congreso
norteamericano establecer derechos o impuestos sobre artículos
que se exporten desde un Estado. En cambio, la argentina, en los
arts. 4 y 67, inc. 1 (actual 75, inc.1) individualizó entre las rentas
del gobierno federal a los derechos de exportación. Finalmente
nuestra constitución prohibió a las provincias tener aduanas y
percibir derechos de importación y exportación (arts. 9°, 10° y
11°). En oposición, la de EEUU, por el artículo 1°, Sección 10°,
párrafo 2. expresa que: “Ningún Estado podrá, sin el
consentimiento del Congreso, gravar con impuestos o derechos
las importaciones o exportaciones, excepto las que fueran
absolutamente necesarias para ejecutar sus leyes de inspección; y
el producto neto de todos los derechos e impuestos con que un
Estado grave las importaciones o exportaciones será para el uso
del Tesoro de los EEUU; y todas estas leyes estarán sujetas a la
revisión y dominio del Congreso”
En materia electoral, en cuanto a la organización de los poderes
federales, la atribución es del Congreso en nuestro caso. En EEUU,
en cambio, corresponde a los Estados
En cuanto a la representación en el Congreso de la capital de cada
país. En Argentina se permitió en ambas Cámaras por los arts. 37
y 46 (ahora45 y 54), en el caso norteamericano se lo impidió
inicialmente. Por una de las últimas enmiendas se reconoció dicho
derecho únicamente para la Cámara de Representantes.
Sobre la legislación de fondo. Unidad en el caso argentino, art. 67,
inc. 11 (actual 75, inc. 12). En cambio, en EEUU, cada Estado se
reserva dicha competencia.
Respecto a las atribuciones de la justicia federal., en causas contra
uno de los Estados o provincias. Mientras en nuestro Constitución
en su art. 100° (actual 116) establece dicha competencia al
expresar: “Corresponde a la Corte Suprema y a los tribunales
inferiores de la Nación, el conocimiento y decisión de todas las
causas…entre una provincia y los vecinos de otra…y entre una
provincias y sus vecinos, contra un Estado o ciudadano
extranjero”, en el caso norteamericano la solución es la opuesta.
(Conforme Enmienda XI, resultante del caso “Chissholm vs.
Georgia”)
En materia de ciudadanía. La argentina consagra la unidad de
legislación al atribuir la competencia al Congreso, conforme art.
67, inc. 11, (actual 75, inc. 12). La de EEUU acepta además, el
criterio de las ciudadanías estatales.
En la elección de Presidente y Vicepresidente. En la constitución
de 1853-1860, para el caso de no alcanzarse la mayoría absoluta
de votos de los electores, en virtud de los arts. 82 al 85
(derogados por la reforma de 1994 al haber establecido la
elección directa), el Congreso elegiría, a pluralidad absoluta de
sufragios y por votación nominal. En EEUU, la Enmienda XII
prescribe que en ese caso, quien debe elegir es la Cámara de
Representantes, donde los votos deberán ser tomados por
Estados, teniendo su voto, la representación de cada uno de los
mismos, lo que significa establecer aquí la igualdad de los
Estados.
En cuanto a la designación de funcionarios por parte del Poder
Ejecutivo con acuerdo del Senado. En el caso argentino, es
excepcional para los supuestos contemplados en el art. 86°, incs.
5, 10 y 16 (actual art. 99°, incs. 4, 7 y 19. En cambio en EEUU,
dicho acuerdo es la regla. (Conforme artículo 2°, Sección 2°,
párrafo 2)
En materia de intervención federal: A) En nuestro caso, el art. 6,
hace referencia a la intervención en el territorio de las provincias,
en los supuestos indicados, mientras que en el caso
norteamericano se expresa en el artículo 4°, Sección 4°, que el
Gobierno Federal debe proteger a los Estados o a sus
autoridades. B) En nuestro caso la intervención puede llegar a la
suplantación de las autoridades locales, mientras que en EEUU la
acción importa el apoyo a las autoridades locales. C) El art.
Argentino citado, autoriza la intervención para reponer a las
autoridades locales derrocadas, supuesto no previsto en el
articulado norteamericano. D) Nuestra Constitución asegura al
pueblo de cada una de las provincias el goce y ejercicio de sus
propias instituciones (art. 5), mientras que la de EEUU solo
garante una forma republicana de gobierno.
En relación a los subsidios del Gobierno Federal. Nuestra
Constitución, art. 76, inc. 8 (hoy art. 75, inc. 9), estableció dicha
atribución del Congreso para las provincias “cuyas rentas no
alcancen a cubrir sus gastos ordinarios” , mientras la
norteamericana no contiene disposición similar.
Tampoco existe en la Constitución de 1787 un artículo como el
110 (actual 128), según el cual los gobernadores de provincia son
“agentes naturales del Gobierno Federal para hacer cumplir la
Constitución y las leyes de la Nación”
VII.-
El Poder Judicial en la Constitución Nacional.
Control de constitucionalidad. Análisis del art. 31
-CN-.
127
Pravato, Luis Emilio, EL CONCEPTO DE IDEOLOGÍA EN LA TEORÍA DEL DERECHO, Revista
Argentina del Régimen de la Administración Pública, Rap Nº 382, 2010.
128
Conforme Moro, Guillermo, Introducción, en Kennedy, Duncan, Izquierda y Derecha. Ensayos de
teoría jurídica crítica, Siglo XXI, Buenos Aires, 2010.
de los autores mas representativos del proyecto de “Estudios Jurídicos
Críticos”129, (Critical Legal Studies), desarrollado en la Escuela de Leyes
de Harvard , considera que las normas jurídicas y las sentencias
judiciales –tanto como la supuesta ciencia jurídica construida para
explicarlas y sistematizarlas- se cuentan entre los dispositivos
simbólicos mas importantes de la sociedad capitalista para naturalizar
como institucionalidad inevitable lo que no es sino relación de poder
contingente. El Derecho, desde esta perspectiva, no es sino un
dispositivo alienante, que distorsiona la conexión entre las personas y
las expropia del control sobre su destino. 130
129
El Proyecto de los “Estudios Jurídicos Críticos” tuvo su origen en el convulsionado período que va de
fines de los años sesenta a principios de los setenta del siglo XX, caracterizado por un clima de agitación
social en los EEUU (guerra de Vietnam, auge de los movimientos por los derechos civiles), que fijó el
escenario para la gestación de una nueva camada de juristas y profesores de Derecho que se propusieron
atacar y transformar la posición tradicional de la Ciencia Jurídica en el campo de la política y la cultura
norteamericana. Suele considerarse que, como grupo, la Critical Legal Studies comenzó a existir en 1977,
en la conferencia celebrada en Madison, Estado de Wisconsin. Una de las notas características del grupo
es que en vez de afincarse en disciplinas generales como la filosofía del derecho o la filosofía política
(tradicionalmente percibidas como marginales por la mayoría de los operadores jurídicos
norteamericanos), los CLS optaron por presentar su crítica de una manera particular, minimalista, “viral”,
atacando (infectando) los campos de saber técnico percibidos como “núcleo duro” de lo jurídico, tema por
tema, discusión por discusión. Conforme Moro, Guillermo, Introducción, en Kennedy, Duncan, Izquierda
y Derecha. Ensayos de teoría jurídica crítica, Siglo XXI, Buenos Aires, 2010.
130
Kennedy, Duncan, Izquierda y Derecha. Ensayos de teoría jurídica crítica, Siglo XXI, Buenos Aires,
2010, p. 12.
131
Gargarella, Roberto, “La Justicia frente al gobierno. Sobre el carácter contramayoritario del poder
judicial”; Ariel, Bs.As, 1996
decisión en materia de derechos individuales. De este modo,
completaremos de describir el escenario con relación al tipo de Estado
Nación que se articuló en nuestro país.132
132
Pravato, Luis Emilio, Reflexiones sobre el origen del Estado Nacional, RAP n° 397
133
Vanossi, Jorge Reynaldo, La influencia de José Benjamín Gorostiaga en la Constitución argentina y en
su jurisprudencia, Ediciones Pannedille, Buenos Aires, 1970.
Entre 1863 y 1947 siete presidentes constitucionales solo nombraron a
un Juez de la Corte. Así, Luis Sáenz Peña (que también había presidido el
máximo Tribunal), José Evaristo Uriburu, Manuel Quintana, José Figueroa
Alcorta, Roque Sáenz Peña, Victorino de la Plaza e Hipólito Yrigoyen solo
nombraron a un ministro a efectos de cubrir una vacancia. Ramón S.
Castillo no designó a nadie.
134
Único ciudadano en la Historia Argentina que ocupó la titularidad de los tres Poderes Constituidos ya
que con anterioridad a la judicatura, había sido Vicepresidente de Manuel Quintana, asumiendo el
Ejecutivo a la muerte de éste. En 1915 fue designado por Victorino de la Plaza ministro de la Corte.
Roberto Repetto, designado por Alvear en 1923, registra
antecedentes políticos pues fue Subsecretario del ministro de
Justicia e Instrucción Pública entre 1906 y 1910. 135
135
Pellet Lastra, Arturo, Historia política de la Corte (1930-1990). Ad-Hoc, Buenos Aires, 2001, p. 33.
Oyhanarte, Julio, Todo es Historia, n° 61, Buenos Aires, mayo de 1972.
136
Pellet Lastra, Arturo, Historia política de la Corte (1930-1990). Ad-Hoc, Buenos Aires, 2001, p. 32.
137
Pellet Lastra, Arturo, Historia política de la Corte (1930-1990). Ad-Hoc, Buenos Aires, 2001, p. 36.
138
Kunz, Ana, Los magistrados de la Corte Suprema de Justicia en la Argentina, Buenos Aires, 1988,
págs. 9-11. Ver también Molinelli, N., Palanza, V. y Sin, G, Congreso, Presidencia y Justicia en la
Argentina, CEDI, Buenos Aires, 1999, págs. 677/678.
Pellet Lastra cuestiona dicha metodología al interpretar que la realidad
norteamericana difiere notablemente con la nacional. Así, por ejemplo,
en Estados Unidos un juez liberal no lo es por su adhesión a la
economía de mercado sino por su espíritu progresista en defensa de los
derechos civiles y políticos. En cambio en Argentina, un liberal es por su
adhesión a las políticas pro mercado.
140
Pravato, Luis Emilio, EL PARADIGMA JURÍDICO POPULISTA O RADICAL DEMOCRÁTICO,
Revista Argentina del Régimen de la Administración Pública, Revista RAP Provincia de Buenos Aires,
N° 397-398-399.
tradición norteamericana, es el control de constitucionalidad en las
causas judiciales.
Dicha “creación pretoriana”, a tenor de las investigaciones
politológicas de Roberto Gargarella, implica un poder
antidemocrático en cabeza de una burocracia permanente, no
legitimada por el voto popular, que tiene la última palabra en la
definición de los derechos individuales y que en consecuencia, puede
desconocer lo resuelto por los representantes del pueblo.
El filósofo que más influyó en la tesis del populismo fue Jean Jacques
Rousseau para quien una decisión correcta es la que surge de la
voluntad general del pueblo. La voluntad general no se identificaba con
la voluntad de todos, cada decisión mayoritaria podía enfrentarse con
alguna opinión minoritaria, sin embargo, Rousseau interpretaba que
tales disidencias eran los errores en que había incurrido una minoría.
Si la justificación de la democracia en la tesis populista radical estaba
basada en la soberanía popular, el único órgano de expresión de dicha
soberanía era el Poder Legislativo, en especial la Cámara baja cuando se
trataba de un sistema bicameral
141
Gargarella, Roberto, “Una disputa imaginaria sobre el control judicial de las leyes: El
“constitucionalismo popular” frente a la teoría de Carlos Nino, en AAVV, Homenaje a Carlos Nino,
editorial La Ley-Universidad de Buenos Aires (Facultad de Derecho), 2008, ps. 203-218.
Desmitifican la visión dominante en torno al impacto de las
decisiones de los tribunales para frenar o revertir políticas
adoptadas por el Poder Ejecutivo o Legislativo
Desde el punto de vista institucional, como resultado de su
confianza en la ciudadanía, los “populistas” favorecen
herramientas y medidas tales como la rotación en los cargos
públicos, los mandatos cortos y la descentralización del poder.
II).- Para el populismo radical en principio basta para que las mayorías
hablen para tener conocimiento de las decisiones correctas que deben
ser tomadas. Esta idea implícita en el ideario Rousseaniano de la
soberanía popular no resulta razonable cuando se toma una decisión de
modo objetable (sujetos que no dialogan, que no se enfrentan a planes
de vida o ideales alternativos y que no ponen a prueba sus propias
convicciones)
III).- Por otra parte existe una clara diferencia entre el ideal
Roussoniano de decisiones unánimes y consensuadas y el tipo de
decisiones que normalmente se toman en una democracia moderna.-
IV).- Existe una diferencia cualitativa entre las decisiones tomadas por la
mayoría ciudadana y las decisiones tomadas por las mayorías
legislativas. Los representantes legislativos no pueden identificarse con
la diversidad de intereses existentes dentro de la sociedad. Así pues, en
la voz del representante, quedan ignoradas las preferencias de miles de
individuos (Crisis de la representación política, las Asambleas
legislativas no representan sino una versión muy imperfecta del ideal
Roussoniano de los acuerdos sociales unánimes).
Citando a Nino se puede afirmar: “Es cierto que siempre hay un riesgo
grande de que las decisiones mayoritarias favorezcan a los intereses
mayoritarios, pero ese riesgo no se remedia desplazando esa decisión a
una minoría, con lo que se corre el riesgo peor de que se favorezcan los
intereses minoritarios”142
142
Conforme Nino, Carlos, Bs.As., Fundamentos de Derecho Constitucional, Ed. Astrea, 1992. Pág. 685.
pertenecientes a los grupos económicos dominantes o fácilmente
cooptables por estos.
143
Gargarella, Roberto, La Dificultosa tarea de la interpretación constitucional, en Teoría y Crítica del
Derecho Constitucional, Roberto Gargarella Coordinador, AAVV, 2008. Bs.As., Abeledo Perrot, pags.
123-148.
técnicamente formados para la hermenéutica jurídica, la
144
interpretación constitucional .
B) El “originalismo”:
Como reacción a la posición anterior, impidiendo al intérprete
judicial que ponga, en lugar del texto de la Constitución, sus
propias opiniones y valores, esta posición intenta anclar el
contenido de aquella en el sentido original que le dieron sus
creadores.
Así, tal tesitura daría seguridad jurídica a los ciudadanos, evitando
el resultado anárquico de adoptar a la Constitución como un texto
vivo, que implicaría tener tantos textos como intérpretes.
Toda innovación constitucional no debe ingresar
clandestinamente por vía judicial, sino que el Pueblo, por medio
de una pertinente reforma constitucional, tiene la competencia
para producir los necesarios cambios.146
144
Gargarella transcribe la posición del Juez de la Corte Suprema de EEUU, Felix Frankfurter, vertida en
“Yountgstown Sheer Tube Co. v. Sawywr”, 343 US 579 (1952), donde expresó: “Es una concepción
inadmisiblemente estrecha del derecho constitucional…la de confinar su contenido a las palabras de la
Constitución, dejando de tomar en cuenta las glosas que la vida ha escrito acerca de ella”
145
Gargarella cita a John Ely, Democracy and Distrust, Harvard University, Press, Cambridge, 1980, ps.
68 a 69, quien dice: “la noción de que los valores genuinos de la ciudadanía pueden ser discernidos de
modo mas confiable a través de una elite no democrática resulta chocante”
146
Gargarella menciona a dos Jueces de la Corte Suprema de EEUU como defensores de la tesis: Roberto
Bork y Antonin Scalia. El primero advierte: “por qué la Corte, un mero comité de nueve abogados,
debería convertirse en el único agente capaz de anular decisiones democráticas? (The Temptingo of
America, Simon & Schuster, Nueva Cork, 1990)
Gargarella opina que la tesis de la autoridad de los Padres Fundadores
es circular147, generando mayor convencimiento la apelación al
argumento democrático. En este punto, se plantea una paradoja: son
generalmente los Jueces más conservadores, adversarios de la política
en defensa de los derechos civiles, y en consecuencia del activismo
judicial de la Corte “Warren”, los que recurrirían a la posición
originalista.
Dworkin.-
Confronta con el originalismo, advirtiendo que el error de los
mismos es proponer una interpretación constitucional con “fecha
fija”. Por el contrario, los principios abstractos incorporados por
los constituyentes deben ser objeto de una revisión continuada.
147
El mismo nos diría: “el método que debe aplicarse a la hora de interpretar la Constitución es el
originalista, porque eso es lo que dicen los fundadores del originalismo”.
148
Sunstein, C., The Partial Constitution, Harvard University Press, Cambridge, 1993, p. 101.
149
Tushnet, M., Red, White and Blue, Cambridge University Press, Harvard, 1988, p. 36 y ss.
Su concepción importa un doble rechazo: tanto al originalismo
como a la tesis de mantener “viva” la Constitución.
Contra ambas, lo que el juez, (“Hércules”), debe hacer es construir
la mejor concepción moral que encaje con la historia
constitucional de la comunidad.
Al cumplir tal competencia, la tarea del Juez se asemeja a la de un
escritor cuando le toca continuar con la redacción de una novela
en cadena: se debe esforzar por determinar cual es la mejor
continuación posible de esa historia. (Ni plena libertad, ni bloqueo
de la evolución)
John Ely.-
Si Dworkin da un protagonismo a los jueces, Ely por el contrario,
restringe sus funciones, reduciéndolas a la defensa de la
Constitución, entendida ésta como un documento “vaciado de
contenido”, encargado principalmente de fijar los procedimientos
de la discusión democrática.
La teoría de Ely se inspira en el fallo de 1938, de la Corte de EEUU
en autos “USA vs. Carolene Products”, (304 US 144, 152, n° 4),
redactado por el presidente Earl Warren, donde se sostuvo que los
jueces debían guardar una fuerte presunción a favor de las
decisiones adoptadas por los legisladores democráticos. Sin
embargo, dicha presunción debía invertirse cuando fuera
necesario resguardar el procedimiento democrático, o para
proteger a las minorías incapaces de protegerse a si mismas a
través del proceso político.151
En definitiva, plantea Ely que la Constitución no establece valores
que toque a los jueces desentrañar, sino que fija procedimientos a
150
Nino, C., Fundamentos de Derecho Constitucional, Astrea, Bs.As., 1992.
151
Nota a pie de página del fallo mencionado.
partir de los cuales las nuevas generaciones van a determinar. (Un
manual de procedimientos mas que un compendio de valores)
Por ello, superando la dialéctica entre activismo y “pasivismo”
judicial, los jueces deben dejar de intervenir en cantidad de
cuestiones en las que hoy se encuentran involucrados. Pero, sin
perjuicio de ello, esos mismos jueces deben activamente
intervenir en cuestiones vinculadas con el sostenimiento de las
bases del procedimiento democrático. (Por ejemplo, las
152
denominadas cuestiones políticas no judiciables).
Waldron.-
Defendiendo una concepción mayoritaria de la política, considera
que la pretensión judicial de definir el significado de los términos
constitucionales controvertidos en una causa, resulta insultante
en el marco de una sociedad democrática.
Individualiza a los Parlamentos o Legislaturas, en oposición a gran
parte de la ciencia política que ve a los cuerpos deliberativos
como poco dignos o eficientes, como órganos especialmente bien
situados para lidiar con las circunstancias de la política. 153
Su análisis jurídico lo enfrenta a la mayoría de politólogos y
constitucionalistas que, preocupados por la mala calidad de la
“política”, plantean la teoría de los derechos individuales,
protegidos mediante el control judicial. Tal protagonismo de los
jueces implica una afrenta a la idea de igual respeto que merecen
las personas.
152
Los jueces cumplen una función similar a los árbitros de fútbol: su misión es la de permitir que los
jugadores (en este caso, los jugadores del juego democrático) hagan su juego y no la de participar en el
mismo.
153
“Una asamblea legislativa es capaz de alcanzar mejores respuestas que uno porque su composición
permite que accedamos a un abanico mas amplio de experiencias e ideas de las que uno puede acumular
por si mismo”, Waldron, J, Law and Disagreement, Oxford University Press, 1999, p. 85.
Para Gargarella ello no implica que Waldron niegue la conexión entre
derechos y democracia sino que, no acepta la existencia de órganos
contramayoritarios centinelas de los derechos y garantías individuales.
El derecho de participación, en tal sentido, es el derecho de los
derechos. La participación y decisión mayoritarias son las únicas
herramientas procedimentales en armonía con la noción de que todas
las personas son fundamentalmente iguales.
Posición de Gargarella.-
Plantea su oposición al modelo mayoritario en el derecho
comparado, de control judicial de constitucionalidad.
Junto con Waldron, no encuentra razones que justifiquen en
democracia, que los jueces tengan la última palabra en materia
constitucional.
Si todos podemos equivocarnos, (lo que incluye a los jueces), no
hay buenos argumentos para privar a la ciudadanía de su derecho
final a decidir. Sus errores, como los de cualquier otro individuo,
grupo u órgano, pueden ser muy graves, pero nada nos dice que
haya razones para pensar que corremos mayores riesgos dejando
la “última palabra” constitucional en manos de la ciudadanía.
Sin perjuicio de que los jueces no deberían tener la decisión final
en materia constitucional, ello no implica que puedan participar
en el proceso colectivo de mejora y refinamiento de las decisiones
mayoritarias. En tal sentido, la institución judicial puede cumplir
una función eficiente para hacer pensar mejor a las mayorías,
trayendo a cuenta argumentos no contemplados en su momento.
Pero para ello, hay que superar la composición elitista de los
tribunales y organizar procedimientos de reenvío que habiliten el
dialogo institucional entre Poderes.
Asimismo, cuando existan grupos de la sociedad con dificultades
para protestar o para hacer sentir sus quejas, los jueces deberían
mostrarse especialmente atentos frente a las demandas de los
perjudicados, y firmes frente al poder político exigiéndole que
preste atención o que responda a las exigencias de quienes han
sido indebidamente desconsiderados en el proceso de toma de
decisiones.
VIII.-
Las Provincias en la Constitución. Los Antiguos
Territorios Nacionales.
154
Cabe señalar que en una posición diferente, José Manuel Estrada, (1842-1894), sostenía que la Nación
era preexistente a las provincias y estas últimas sólo habían adquirido existencia a partir de la división que
los primeros gobiernos patrios habían hecho de las viejas Intendencias coloniales. Ver en tal sentido,
Estrada, José Manuel (1895), Curso de derecho constitucional, federal y administrativo. Conferencias
dadas en la Universidad de Buenos Aires en los años 1877, 1878 y 1880 (Buenos Aires: Compañía Sud-
Americana de billetes de banco).
conforme lo ha determinado la jurisprudencia de la Corte Suprema de
Justicia del citado país.155
155
“First National Bank v. Yankton Counthy” (1880); “Simms v. Simms” (1889), (Herman Pritchett, 1965,
Buenos Aires, Tea:109/110.)
156
En relación a la cuestión de las “tierras nacionales” y la tensión que se produjo entre el Estado
Nacional y las Provincias históricas a efectos de dirimir los espacios de poder, nos remitimos a lo
desarrollado por Martha Ruffini, (2007).
157
Esta divide a los territorios nacionales en nueve gobernaciones, a saber, La Pampa; Neuquén; Río
Negro; Chubut; Santa Cruz; Tierra del Fuego; Misiones; Formosa y Chaco. A cada gobernación le
establece sus límites, sin perjuicio de lo "que se establezca oportunamente por ley general de
límites". Su artículo 4° nunca cumplido, establecía que cuando una gobernación alcanzara 60.000
habitantes, tendrá derecho a ser declarada provincia.
158
Dicha ley sufrió reformas en 1889, en 1890 y en 1897. En 1954 fue derogada por la ley 14.315, que
estableció un nuevo régimen para los territorios nacionales.
nacionales, por primera vez, participar en las elecciones de presidente y
vicepresidente de la Nación. Además establecía que dichos territorios
elegirían delegados a la Honorable Cámara de Diputados de la Nación en
la proporción de uno por cada 100.000 habitantes o fracción que no
baje de 50.000, sobre la base de las cifras del último censo. Las mujeres
en virtud de la citada ley, estrenarían su derecho a votar. El 12 de
agosto de 1954, el Congreso Nacional aprobó la ley 14.315,
promulgada el día 25 por el Poder Ejecutivo nacional, sobre la base de
un proyecto de la delegada del territorio de Tierra del Fuego, Elena A.
Fernícola, que derogando la vieja ley 1.532, se constituía en la nueva
Ley Orgánica de los Territorios Nacionales: Formosa, Neuquén, Río
Negro, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego, con jurisdicción sobre el
Sector Antártico e Islas del Sur Atlántico, más uno nuevo: el de
Comodoro Rivadavia.159
159
Gobernación militar.
160
Para tal fin, el gobierno nacional de facto sanciona el decreto ley 4.347 que lleva fecha 26 de abril
de 1957 y por el cual se faculta a los comisionados federales a convocar al pueblo de las provincias
de Chaco, Chubut, Formosa, La Pampa, Misiones, Neuquén, Río Negro y Santa Cruz, para que elijan
los convencionales que procederían a dictar sus constituciones o reformar las existentes, como en los
casos de Misiones, Chaco y La Pampa.
Fue recién en el año 1990 que el territorio de Tierra del Fuego, por ley
23.775, se declara provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del
Atlántico Sur (Bandieri, 2005).
161
Pravato, Luís Emilio, JURISTAS, ESTADO Y TERRITORIOS NACIONALES, Editorial Académica
Española, http://www.eae-publishing.com, Número 15434 e ISBN 978-3-659-04955-2, octubre de 2012.
162
Gonzalez, Joaquín V., Manual de la Constitución Argentina, en “Obras Completas”, Vol. III, Ed.
Universidad Nacional de La Plata, Bs.As., 1935, p. 611. En igual sentido, Castorina de Tarquini, María
Celia, La Provincia y la Nación, en Pérez Guilhou y otros, Derecho Público Provincial, Tomo 1. Ed.
Desalma, Bs.As., 1990, pags. 202 y 203.
163
Barrera Buteler, Guillermo, Provincias y Nación, Ed. Ciudad Argentina, Bs.As., 1996, pags. 193/194,
164
Ver en relación, CONSTITUCIÓN DE RÍO NEGRO. CLAÚSULA FEDERAL. Artículo 12: El
gobierno provincial:
Al ser derrocado el Gobierno constitucional de Juan Domingo Perón,
por la dictadura militar autodenominada “Revolución Libertadora”,
dicho gobierno usurpador, por Decreto Ley 4347 del 26 de abril de
1957, dispuso que los comisionados federales designados en las
nuevas provincias llamaran a elecciones de convencionales
constituyentes.
165
Con la gestión del Gobernador Álvarez Guerrero (1983-1987), se inicia un período de 28 de
ininterrumpidos gobiernos de la U.C.R., a saber: 1987-1991 y 1991-1995, gestión del Gobernador
Horacio Massaccesi; 1995-1999 y 1999-2003, administración del Gobernador Pablo Verani; 2003-2007 y
2007-2011, Poder Ejecutivo Provincial a cargo de Miguel Saenz.
166
Mediante Nota Nº 58 “D.L.-S.G.”
Se convocaba a una Convención Constituyente que se reuniría a
partir del 20 de noviembre de ese año.
167
Conforme Superior Tribunal de Justicia de Rio Negro, in re "PRESIDENTE DEL CONCEJO
MUNICIPAL DE VIEDMA S/ACCION ART. 12º Y 13º CONST. PCIAL.", Expte. nº 6935/87-STJ,
sentencia nº 195/87, en donde se ordenó a la Convención Constituyente reformadora de 1988, que
cumpliera con lo estatuído por el art. 2º de la ley nº 2.087, reglamentario del artículo 4° de la Constitución
de 1957, y en consecuencia, desarrollara sus sesiones en la ciudad de Viedma, capital de la Provincia y
por ello, sede de funciones de los Poderes Constiuyente y Constituidos
El Municipio de la Ciudad de Viedma, representado por el entonces
Presidente del Concejo Municipal, con el patrocinio letrado del Colegio
de Abogados local, pretendió lograr del Superior Tribunal de Justicia un
mandamiento en los términos de los artículos 12 y 13 de la entonces
vigente Constitución Provincial, tendiente a impedir el traslado de la
sede de la Convención Constituyente electa.
170
Conforme fs. 18/21 del expediente judicial N°6035/87/STJ, caratulado “PRESIDENTE DEL
CONCEJO MUNICIPAL DE VIEDMA S/ACCIÓN ART. 12 y 13 CONSTITUCIÓN PROVINCIAL”
forma integrada, enfrentando al resto de los convencionales y
planteando el allanamiento a la demanda del Municipio de Viedma.
171
Conforme fs. 548/553 del expediente judicial N°6035/87/STJ, caratulado “PRESIDENTE DEL
CONCEJO MUNICIPAL DE VIEDMA S/ACCIÓN ART. 12 y 13 CONSTITUCIÓN PROVINCIAL”
Mediante sentencia del 30/12/87, el Tribunal hizo lugar a la acción
interpuesta por el Concejo Municipal de Viedma y en consecuencia libró
mandamiento en los términos de los arts. 12 y 13 de la Constitución
Provincial al Señor Presidente de la Honorable Convención
Constituyente, Luís Osvaldo Arias para que hiciera saber a la Convención
que presidía que se debía cumplir con el art. 2º de la Ley 2.087, de
modo tal que las sesiones de ese Alto Cuerpo se desarrollaran en la
ciudad de Viedma (art. 12 Const. Provincial), y que en consecuencia se
abstuviera de hacerlo en cualquier otro punto del territorio provincial lo
que se entendía como prohibido por la misma disposición limitante de
las atribuciones y competencias del Cuerpo (art. 13 Const. Provincial).
Todo ello bajo apercibimiento de las nulidades que se derivaran del
incumplimiento de la sentencia.
172
Conforme VANOSSI, Teoría Constitucional, Depalama, 1975, pag. 459
Luego de la reforma de la Constitución Nacional en 1994, autores como
VANOSSI, que negaban la existencia de un poder constituyente de 3er
grado, como el que estaba previsto en la 1ra. constitución rionegrina de
1957, o en la actual, sancionada en 1988, han tenido que volver sobre
sus pasos, atento el claro texto del art. 123º, carta magna nacional.
En consecuencia, y en cuanto a las limitaciones autónomas del poder
constituyente local, sea este de 2do. grado (provincial) o de 3ro.
(municipal), valen para él los principios y reglas aplicables al poder
constituyente nacional, ya que con igual o más razón aún, el poder
constituyente de segundo y/o tercer grado, representa una
manifestación de poder constituído, que si bien es de exteriorización o
manifestación extraordinaria (con relación al poder legislativo
ordinario), no por ello pierde el carácter de una competencia
preestablecida en el ordenamiento institucional vigente. 173
173
Conf. VANOSSI, ob. cit. p., 460
174
Ob. cit. pag. 461
Si bien como se detallara precedentemente, la Convención Reformadora
adoptó una posición extrema, afirmando una soberanía de la que por
mandato constitucional federal carecen los órganos provinciales,
tácitamente volvió sobre sus pasos al sancionar el nuevo texto
constitucional el 3 de junio de 1988. Así, al regular el Poder
Constituyente Reformador, en el artículo 116, prevé como facultad de la
Convención Reformadora, el cambio de sede. Es decir, todo Poder
Constituyente reformador, está sometido al orden jurídico vigente y por
ello, entre otras atribuciones previamente otorgadas, posee la de
cambiar su sede.
Algunas conclusiones.-
Río Negro como provincia devenida en forma posterior a la Organización
Nacional, previo a su constitución, debió transitar por el inequitativo
régimen jurídico de los territorios nacionales (ley 1532)
Dispuesta su ingreso a la relación federal por mandato del Congreso de
la Nación (Ley N° 14.408), al dictar su primer Constitución en 1957, la
misma se malogró en virtud de dos negativas circunstancias: 1) la
proscripción del partido justicialista dispuesta por la dictadura militar
autodenominada “Revolución Libertadora”; y 2) el tema de la capitalidad.
Recién en 1973, en cumplimiento del artículo 4 de la Constitución de
1957, se resolverá la cuestión, al sancionarse la ley especial que ratifica
la capitalidad definitiva de la ciudad de Viedma.
IX.-
La Constitución Nacional y el régimen municipal.
175
Conforme Jorge Reynaldo Vanosssi, TEORIA CONSTITUCIONAL, Desalma, 1975, tomo I. Ver
asimismo, Pravato, Luís Emilio, JURISTAS, ESTADO Y TERRITORIOS NACIONALES, Editorial
Académica Española, http://www.eae-publishing.com, Número 15434 e ISBN 978-3-659-04955-2,
octubre de 2012.
No obstante ello, en el año 1989, en autos caratulados "MARTINEZ
GALVAN DE RIVADEMAR, ANGELA C/MUNICIPALIDAD DE ROSARIO", la
Corte consideró que : "...mal se avienen con el concepto de autarquía
diversos caracteres de los municipios, tales como su origen
constitucional...la existencia de una base sociológica...el caracter de
legislación local de las ordenanzas municipales...el carácter de personas
jurídicas de derecho público y de carácter necesario de los
municipios ...la posibilidad de creación de entidades autárquicas en los
municipios...y la elección popular de sus autoridades...".
176
Ley 1532, arts. 22/32.
Las atribuciones del Consejo municipal eran las siguientes:
1º Ordenar la formación del padrón coda dos años nombrando para ese
fin comisiones encargadas de la inscripción.
2º Convocar al pueblo para la elección de municipalidades y jueces de
paz nombrando las comisiones receptoras de votos.
3º Juzgar de la validez de las elecciones, proclamar a los municipales y
jueces de paz electos, ponerlos en posesión de sus puestos
comunicándolo al gobernador a los fines a que hubiera lugar.
4º Establecer impuestos puramente municipales.
5º Fijar multas que no excedieran de 20 pesos a los infractores de sus
ordenanzas.
6º Proveer a la administración de los bienes y del caudal municipal,
señalando la forma de su inversión o colocación.
7º Ordenar las obras públicas vecinales que pudieran verificarse con
rentas municipales.
8º Nombrar un secretario tesorero de fuera de su seno con la asignación
mensual que oportunamente pudiera fijarse.
9º Aprobar las cuentas que presentara el secretario tesorero.
Vencido el término, era elevado en copia con las tachas e informes del
Gobernador a la resolución del juez letrado, y aprobadas las tachas o
desaprobadas se publicaba. El padrón así formado era el registro cívico
para los efectos de la elección de municipalidades y jueces de paz.
177
Cardone, Edgardo Hugo: “Dr. José María Guido: un desconocido Dirigente Político
Patagónico”. Univ. del Salvador . Legislatura de Río Negro (1999)
Epifanio, Hugo Raúl: “La Constitución de Río Negro Anotada”. De. Río Negro / Gral. Roca
1982.
178
La actual constitución Provincial, sancionada en 1988, continuó la idea formulada por la primigenia
carta provincial de 1957, definiendo la naturaleza institucional de los municipios a partir de la autonomía
política e institucional.
La autonomía municipal a tenor de la jurisprudencia del Superior
Tribunal de Justicia.
179
Artículo 229.- El Municipio tiene las siguientes facultades y deberes:
1. Convoca los comicios para la elección de sus autoridades.
2. Convoca a consulta, iniciativa, referéndum, plebiscito y revocatoria de mandato.
3. Confecciona y aprueba su presupuesto de gastos y cálculo de recursos.
4. Designa y remueve a su personal.
5. Declara de utilidad pública a los fines de expropiación, los bienes que considere necesarios,
con derecho de iniciativa para gestionar la sanción de la ley.
6. Adquiere, administra, grava y enajena sus bienes conforme a la ley o norma municipal.
7. Contrae empréstitos con destino determinado, previa aprobación con el voto de los dos tercios
de los miembros del cuerpo deliberativo. En ningún caso los servicios de la totalidad de los
empréstitos pueden afectar más del veinticinco por ciento de los recursos anuales ordinarios.
8. Participa con fines de utilidad común en la actividad económica; crea y promueve empresas
públicas y mixtas, entes vecinales, cooperativas, consorcios de vecinos y toda forma de
integración de los usuarios en la prestación de servicios y construcción de obras.
9. Participa activamente en las áreas de salud, educación y vivienda; y en los organismos de
similar finalidad y otros de interés municipal dentro de su jurisdicción y en los de competencia
regional y provincial.
10. Forma los organismos intermunicipales de coordinación y cooperación para la realización de
obras y la prestación de servicios públicos comunes.
11. Elabora planes reguladores o de remodelación integral que satisfagan las necesidades presentes
y las previsiones de su crecimiento.
12. Organiza y reglamenta el uso del suelo de acuerdo a los principios de esta Constitución.
13. Municipaliza los servicios públicos locales que estime conveniente.
14. Interviene en el adecuado abastecimiento de la población.
15. Ejerce el poder de policía e impone sanciones en materias de su competencia.
16. Ejerce en los lugares transferidos por cualquier título al gobierno nacional o al provincial, las
atribuciones que no obstaculicen el cumplimiento de los objetivos de utilidad nacional o
provincial.
17. Las necesarias para poner en ejercicio las enumeradas y las referidas a su propia organización y
funcionamiento.
180
Por ejemplo, en lo que hace al específico tema electoral, del fallo "PARTIDO JUSTICIALISTA",
individualizado supra, el máximo Tribunal provincial ha definido una de las cuestiones que se han
planteado entre el Estado Provincial y los municipios, a partir de los posibles alcances a dar a la mentada
autonomía municipal. Es así que se ha dicho: "...creo, contrariamente a lo que sostiene la municipalidad
de San Antonio Oeste, que el enfoque y tratamiento liminar del tema en debate debe ser efectuado a partir
de la determinación de si nos encontramos frente a una materia específicamente comunal (art. 225º
Const.Prov.), cuando el municipio legisla el tema electoral...en esta tesitura, facil resulta advertir que la
Respecto a la competencia en materia de medio ambiente, en los
precedentes citados, se elaboró cierta doctrina, que, esquemáticamente,
puede presentarse del siguiente modo:
Los poderes implícitos no delegados en el gobierno federal, en
principio, están en cabeza de la Legislatura.
La materia de la política general sobre protección del ecosistema
no integra el concepto de autonomía municipal. Ello, sin perjuicio
que las municipalidades puedan dictar normas complementarias,
de efectos exclusivamente locales, sobre la cuestión.
Por otra parte, la Constitución local prevé en forma expresa, como
competencia exclusiva del Estado rionegrino, la regulación de la
política ecológica, que deberá instrumentarse mediante ley formal
de la Legislatura, que contemple expresamente las conductas
punibles, las sanciones a los ilícitos y el régimen de competencia
del organismo dependiente del Poder Ejecutivo. (Conforme el
juego de los arts. 85º, 22º y concordantes de la Constitución
Provincial y arts. 14º y concordantes de la Constitución Nacional)
Por ello, la autonomía municipal, no puede habilitar la
hermenéutica que impida a la Provincia fijar la política general
ecológica. Tal inteligencia, convertiría a la Provincia de RIO NEGRO
en una federación de municipios y violentaría la jurisprudencia
provincial y nacional sobre la materia.
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