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Conclusión de los Tratados Internacionales en el Ordenamiento Chileno

La reforma constitucional de 2005 consagró una serie de modificaciones importantes


en materia de aprobación de los tratados internacionales por el Congreso Nacional y de control
de constitucionalidad de los mismos.

La finalidad de este apunte es realizar un análisis de dicha normativa conforme al


nuevo texto constitucional en relación con el procedimiento de aprobación de los tratados
internacionales.

Artículo 54 Número 1 de la Constitución Política de la República

Parte esta disposición señalando que son atribuciones del Congreso: “ 1) Aprobar o
desechar los tratados internacionales que le presentare el Presidente de la República antes
de su ratificación”1. De la redacción del artículo se colige que el Congreso carece de facultades
para introducir modificaciones a un tratado internacional. Debe, de este modo, aprobarlo o
rechazarlo.

Pues bien, se mantuvo la norma de que los tratados internacionales deben ser
aprobados o rechazados por el Congreso Nacional, o sea, por ambas Cámaras, antes de que
sean ratificados por el Presidente de la República, a quien le compete la conducción de los
asuntos internacionales como Jefe de Estado y Jefe de Gobierno y, por tanto, participa en las
fases de negociación, conclusión, firma y ratificación de un tratado, funciones que, por lo
general, realiza a través del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Ahora, se incorporó en el primer inciso del Art. 54 una segunda oración que señala que
“La aprobación de un tratado requerirá, en cada Cámara, de los quórum que corresponda,
en conformidad al artículo 66, y se someterá, en lo pertinente, a trámites de una ley”. Esta
oración constitucionaliza la interpretación efectuada por la doctrina y el Tribunal
Constitucional, la que había sostenido que las materias abordadas por tratados internacionales
que correspondían a enunciados normativos que la Carta Fundamental sostiene que deben ser
aprobadas por determinado quórum parlamentario en el ámbito del derecho interno de
acuerdo con el Art. 66 de la Constitución, debe aprobarse su incorporación por el Congreso al
derecho interno por el mismo quórum.

Así entonces, se establece para la aprobación de tratados los quórum que


correspondan a la aprobación de las leyes, lo que pueden ser, según sea, los de simple mayoría,
mayoría absoluta, las tres quintas partes de los diputados y senadores en ejercicio respecto de
aquellos tratados que interpreten normas constitucionales, o de las cuatro séptimas partes de
éstos si el tratado incide en materias a las que la Constitución Política de la República confiere
carácter de Ley Orgánica Constitucional 2.

1
Cabe precisar que antes que el Presidente proceda a la ratificación de un tratado, por regla general,
debe requerir la aprobación del Congreso Nacional, la cual se somete en lo pertinente a los trámites de
una ley.
2
De acuerdo con Humberto Nogueira, hubiera sido apropiado que el constituyen hubiese indicado
expresamente que en los casos de tratados que contienen distintas normas que, en derecho interno,
poseen quórum de aprobación diversos, las diferentes disposiciones del tratado que correspondan a los
diversos tipos de materias, deben aprobarse por los respectivos quórum, por lo tanto, si no se aprobara
alguna de dichas disposiciones por el quórum necesario, no hay acuerdo aprobatorio del tratado y, en
consecuencia, éste, en su conjunto, no puede ser ratificado.
Cabe señalar que no todos los tratados requieren ser aprobados por el Congreso. La
Constitución consagra dos excepciones que permiten que el tratado pueda entrar en vigor sin
necesidad de que sea aprobado por el Congreso. Estas excepciones son las que siguen 3:

1. Los acuerdos que se celebren para el cumplimiento de un tratado en vigor, a menos


que se trate de materias propias de ley.

Se explicita en el nuevo texto constitucional que las convenciones o tratados que


no se refieran a materias de ley, comúnmente llamados convenciones ejecutivas o
acuerdos simplificados en el derecho comparado, no requieren de aprobación de parte
del Congreso.

Cabe indicar que para que proceda esta excepción es menester que exista un
tratado marco en virgo previamente aprobado por el Congreso, que el nuevo tratado
tenga el carácter de ejecución del primero y que no se refiera a materias propias de ley,
como ya se indicó.

2. Los tratados celebrados por el Presidente de la República en ejercicio de su potestad


reglamentaria.

Se posibilita que los acuerdos que deban, implementarse en virtud de un tratado


marco, que tienen carácter administrativo, por tanto, que no se refieren a materias
propias de preceptos legales en nuestro ordenamiento jurídico, pueden ser dictadas
por el Presidente de la República en ejercicio de su potestad reglamentaria
determinada por el Art. 32 N° 6 de la Constitución 4.

Su fundamento se encuentra, precisamente, en que éstos son expresión de las


funciones de gobernar y administrar el Estado y de conducir las relaciones
internacionales que la Constitución le reconoce.

En cuanto al procedimiento de aprobación de un tratado, el inciso 1° del Art. 54


establece que éste debe someterse en lo pertinente a los trámites de una ley. La expresión “en
lo pertinente” explicita lo que parte importante de la doctrina sostenía en el sentí do que un
tratado internacional no es una ley ni tiene jerarquía de ley, pues el tratado internacional es
una norma de derecho internacional, expresión de voluntad de dos o más Estados u
organismos internacionales o supranacionales, a diferencia de la ley, que es expresión de la
voluntad unilateral de los órganos colegisladores de un Estado. El tratado no es generado por
una fuente de derecho interna, sino por fuente internacional, por lo tanto, su validez y vigencia
se rigen por normas de derecho internacional. Por ello, el tratado requiere la aprobación del
Congreso, sólo para su incorporación al derecho interno, procedimiento que se realiza, en lo
pertinente a su naturaleza de convención internacional, de acuerdo con el procedimiento de
tramitación y aprobación de las leyes en aquellos aspectos que proceda en atención a ser una
norma internacional, pues en el procedimiento de a probación de tratados los parlamentarios
no pueden concretar ni aprobar indicaciones, el tratado no se ratifica necesariamente dentro
de determinados plazos ya que ello es una facultad privativa y discrecional del Presidente como
3
Art. 54 inciso 5: Las medidas que el Presidente de la República adopte o los acuerdos que celebre para
el cumplimiento de un tratado en vigor no requerirán de nueva aprobación del Congreso, a menos que
se trate de materias propias de ley. No requerirán de aprobación del Congreso los tratados celebrados
por el Presidente de la República en el ejercicio de su potestad reglamentaria.
4
Artículo 32.- Son atribuciones especiales del Presidente de la República: 6º.- Ejercer la potestad
reglamentaria en todas aquellas materias que no sean propias del dominio legal, sin perjuicio de la
facultad de dictar los demás reglamentos, decretos e instrucciones que crea convenientes para la
ejecución de las leyes;
conductor de las relaciones internacionales, entre otros aspectos. Asimismo, una vez que el
tratado internacional se encuentra aprobado por el Congreso y ratificado por el Presidente,
genera inmediatamente las obligaciones pertinentes para el Estado.

Los nuevos incisos segundo y tercero del Art. 54 regulan aspectos de calidad de la
información que el Presidente debe proporcionar al Congreso, cuando someta a su
consideración la aprobación de un tratado, lo que es una materia nueva en nuestro
ordenamiento jurídico.

Dispone dichas normas que “El Presidente de la República informará al Congreso


sobre el contenido y el alcance del tratado, así como de las reservas que pretenda confirmar
o formularle. El Congreso podrá sugerir la formulación de reservas y declaraciones
interpretativas a un tratado internacional, en el curso del trámite de su aprobación, siempre
que ellas procedan de conformidad a lo previsto en el propio tratado o en las normas
generales de derecho internacional”.

Estas normas tienen por fin mejorar la calidad de la información de la cual pueda
disponer el Congreso al momento de analizar y debatir la aprobación de un tratado, siendo
informado por el Presidente de los alcances del cuerpo normativo en atención a las
negociaciones efectuadas al momento de aprobar el texto que se somete a la aprobación del
Congreso o los alcances de la convención internacional a al cual el Estado chileno busca
adherir, como, asimismo, el Presidente debe hacer presente sus intenciones respecto de
disposiciones del tratado en las que desea formular declaraciones o respecto de reservas que
hará al momento de la ratificación del mismo.

El inciso sexto de la regla en comento consagra un principio de grandes repercusiones


en el derecho interno y que está en armonía con las obligaciones internacionales asumidas por
el Estado en la Convención de Viena sobre Derechos de los Tratados de 1969, al disponer que
“Las disposiciones de un tratado sólo podrán ser derogadas, modificadas o suspendidas en la
forma prevista en los propios tratados o de acuerdo a las normas generales de derecho
internacional”.

De acuerdo con esta disposición, el Estado no deja ninguna duda sobre la voluntad de
hacer efectivas las obligaciones de ius cogens de cumplir de buena fe las obligaciones
internacionales contenidas en los Art. 26 y Art. 27 de la Convención de Viena de 1969, como
también la obligación de no oponer obstáculos de derecho interno al cumplimiento de las
obligaciones internacionales voluntaria y libremente aceptadas, generando responsabilidad por
ello. De esta manera, ellas sólo pueden ser suspendidas, modificas o derogadas conforme con
el derecho internacional, siendo intangibles a las decisiones unilaterales del Estado chileno, el
que deberá cumplir sus obligaciones mientras no se concrete un acto válido y legítimo en
derecho internacional que desvincule al Estado parte de las obligaciones contenidas en el
tratado en cuestión.

En consonancia con lo anterior, se regula la forma de concretar la desvinculación del


Estado respecto de obligaciones establecidas por un tratado señalándose que sólo puede
desvincularse a través de la denuncia del tratado en la medida que la propia naturaleza lo
permita, y una vez cumplidas todas las etapas exigidas por el derecho internacional. Ahora
bien, la voluntad de retiro del tratado sólo puede ser concretada por el Presidente de la
República en cuanto conductor de las relaciones internacionales, debiendo conocer,
previamente, las opiniones de ambas Cámaras del Congreso las cuales no son vinculantes para
el Presidente de la República, quien sopesará en su mérito, tomando la decisión que considere
más adecuada.
Ahora bien, si el Presidente adopta la decisión de hacer efectiva la denuncia o retiro de
un tratado que en su momento fue aprobado por el Congreso, debe informárselo dentro del
plazo de 15 días contados desde que se concretó el acto soberano estatal ante la institución
internacional competente. Así lo dispone el Art. 54 N°1 inciso octavo 5.

Asimismo el inciso noveno de dicha norma precisa que “El retiro de una reserva que
haya formulado el Presidente de la República y que tuvo en consideración el Congreso
Nacional al momento de aprobar un tratado, requerirá previo acuerdo de éste, de
conformidad a lo establecido en la ley orgánica constitucional respectiva”. De este modo, el
Presidente no puede decidir discrecional y autónomamente el retiro de reservas de tratados
internacionales pues, desde la vigencia de la reforma constitucional, está obligado a solicitar el
acuerdo de ambas Cámaras, única forma legítima y constitucional de hacer jurídicamente
válido el retiro de la reserva.

El mismo inciso agrega que “El Congreso Nacional deberá pronunciarse dentro del
plazo de treinta días contados desde la recepción del oficio en que se solicita el acuerdo
pertinente. Si no se pronunciare dentro de este término, se tendrá por aprobado el retiro de
la reserva”. Así entonces, se consagra un plazo perentorio desde el momento de recepción del
oficio del Presidente en el Congreso, debiendo ambas ramas emitir su pronunciamiento dentro
de los treinta días establecidos constitucionalmente. Si ambas Cámaras no resuelven la materia
dentro del plazo, de acuerdo con la propia Constitución, se entiende por aprobada la reserva.
Ello implica que aunque exista pronunciamiento contrario al retiro de la reserva por una de las
Cámaras sin que la otra se haya pronunciado dentro de plazo, la sanción es la autorización
presidencial para concretar el retiro de la respectiva reserva.

El constituyente se preocupó de establecer en el inciso décimo que el legislador debe


dar “debida publicidad a hechos que digan relación con el tratado internacional, tales como
su entrada en vigor, la formulación y retiro de reservas, las declaraciones interpretativas, las
objeciones a una reserva y su retiro, la denuncia del tratado, el retiro, la suspensión, la
terminación y la nulidad del mismo”. Su finalidad radica en que nuestro legislador debe dar a
conocer a la ciudadanía, organismo y órganos estatales todos los elementos que revistan valor
jurídico y consecuencias jurídicas respecto de los tratados adoptadas por las autoridades
estatales, todo ello ajustado a los principios y reglas del derecho internacional.

Por último, en el nuevo inciso final del Art. 54 N° 1 se incorpora el otorgamiento de una
facultad al Congreso para que, en el acuerdo aprobatorio de un tratado o convención
internacional, pueda autorizar al Presidente con el objeto que durante su vigencia pueda dictar
disposiciones con fuerza de ley que estime pertinentes para su cabal cumplimiento 6.

El Control de Constitucionalidad de los Tratados Internacionales

El nuevo Art. 93 de la Carta Magna, en sus numerales 1° y 3° establece el tipo de


control de constitucionalidad de los tratados internacionales, indicando que son atribuciones
del Tribunal Constitucional “1º.- Ejercer el control de constitucionalidad de las leyes que
interpreten algún precepto de la Constitución, de las leyes orgánicas constitucionales y de las
normas de un tratado que versen sobre materias propias de estas últimas, antes de su
promulgación; 3º.- Resolver las cuestiones sobre constitucionalidad que se susciten durante
5
En el caso de la denuncia o el retiro de un tratado que fue aprobado por el Congreso, el Presidente de
la República deberá informar de ello a éste dentro de los quince días de efectuada la denuncia o el retiro.
6
En tal evento, la doctrina estima aplicable el Art. 64 de la Constitución, vale decir, dicha autorización no
puede extenderse a ciertas materias como nacionalidad, ciudadanía, elecciones o plebiscitos, materias
comprendidas en las garantías constitucionales o que deben ser objeto de leyes orgánicas
constitucionales o de quórum calificado.
la tramitación de los proyectos de ley o de reforma constitucional y de los tratados
sometidos a la aprobación del Congreso...” “En el caso del número 1º, la Cámara de origen
enviará al Tribunal Constitucional el proyecto respectivo dentro de los cinco días siguientes a
aquél en que quede totalmente tramitado por el Congreso”. “En el caso del número 3º, el
Tribunal sólo podrá conocer de la materia a requerimiento del Presidente de la República, de
cualquiera de las Cámaras o de una cuarta parte de sus miembros en ejercicio, siempre que
sea formulado antes de la promulgación de la ley o de la remisión de la comunicación que
informa la aprobación del tratado por el Congreso Nacional y, en caso alguno, después de
quinto día del despacho del proyecto o de la señalada comunicación.

El Tribunal deberá resolver dentro del plazo de diez días contado desde que reciba el
requerimiento, a menos que decida prorrogarlo hasta por otros diez días por motivos graves
y calificados.

El requerimiento no suspenderá la tramitación del proyecto; pero la parte


impugnada de éste no podrá ser promulgada hasta la expiración del plazo referido, salvo
que se trate del proyecto de Ley de Presupuestos o del proyecto relativo a la declaración de
guerra propuesta por el Presidente de la República...”.

Las normas transcritas del Art. 93 de la Constitución Política establecen un control


solamente preventivo de constitucionalidad de los tratados internacionales. Este control
preventivo será obligatorio en el caso de los tratados referentes a materias que en derecho
interno son objeto de Ley Orgánica Constitucional y un control preventivo facultativo a
iniciativa de ciertos órganos o autoridades del Estado antes de la remisión de la comunicación
que informa la aprobación del tratado por el Congreso y, en caso alguno, después del quinto
día del despacho de dicha comunicación.

Vigencia Interna de los Tratados Internacionales

La vigencia interna de lo tratados no está establecida ni en nuestra Constitución Política


ni en la ley, sino que surge de una práctica, no siempre uniforme, y de una interpretación legal
por parte del Poder Ejecutivo a cuyo cargo está la promulgación y publicación de los tratados,
la cual ha sido aceptada por los Tribunales de Justicia y la Contraloría General de la República.

Así entonces, una vez aprobado el tratado por el Congreso y ratificado por el
Presidente de la República, se procede al canje o depósito de los correspondientes
instrumentos de ratificación. Posteriormente se procederá a su promulgación mediante
decreto supremo del Ministerio de Relaciones Exteriores y tanto el texto de ese decreto como
el texto del tratado serán publicados en el Diario Oficial.

También, conforme a la práctica seguida, los acuerdos en forma simplificada, no han


requerido aprobación legislativa, deben también ser promulgados por decreto supremo y
publicados en el Diario Oficial, una vez firmados por la correspondiente autoridad del Poder
Ejecutivo.

La promulgación y publicación de los tratados se basa en la asimilación que se ha


venido efectuando del tratado a la ley, sin perjuicio que en la Constitución Política esa
asimilación ha sido tan sólo para los efectos de la tramitación.

Conforme a dicha asimilación, a los efectos de la vigencia de lo tratados, resultan


aplicables los Art. 6 y Art.7 del Código Civil 7 en cuanto a que dichas disposiciones consagran la
7
Art. 6º. La ley no obliga sino una vez promulgada en conformidad a la Constitución Política del Estado y
publicada de acuerdo con los preceptos que siguen. / Art. 7º. La publicación de la ley se hará mediante
obligatoriedad de la ley una vez que se ha realizado su promulgación y publicación en el Diario
Oficial.

El tratado, de esta manera, rige en Chile como parte de nuestro ordenamiento jurídico
desde la fecha en que el tratado ha sido publicado en el Diario Oficial.

su inserción en el Diario Oficial, y desde la fecha de éste se entenderá conocida de todos y será
obligatoria. Para todos los efectos legales, la fecha de la ley será la de su publicación en el Diario Oficial.
Sin embargo, en cualquiera ley podrán establecerse reglas diferentes sobre su publicación y sobre la
fecha o fechas en que haya de entrar en vigencia.

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