You are on page 1of 5

Perez Flores, Edwin Guillermo

Español II
Resumen sobre “La Valencia”
En la primera sección del texto, el autor menciona que los modelos descriptivos elaborados
para el nivel sintáctico se dividen en dos grupos: los modelos constitutivos, los que destacan
las relaciones entre una secuencia y las partes que la constituyen en distintos niveles de
análisis (es decir, si se dice que una oración se compone de sujeto y predicado, entonces se
analiza con una sintaxis de constituyentes; se reconoce, como unidad elemental, la palabra y
unidades más complejas como sintagmas —frases, clausulas y oraciones—, las cuales
forman constituyentes entre sí) y los modelos dependenciales, los que enfatizan en las
relaciones que se establecen entre las unidades elementales de la secuencia (en otras palabras,
si se distingue un complemento del verbo o el de un sujeto, se examinó aquélla mediante una
sintaxis de dependencias; la relaciones se establecen entre palabras y no se indica
explícitamente cómo se agrupan las palabras; muestra tanto las palabras que están
relacionadas como la orientación de las relaciones, el sentido de la dependencias).
El segundo apartado inicia cuando se señala lo que se encuentra en una gramática
constitutiva y una de dependencias. En la primera se puede caracterizar el potencial
sintagmático de una unidad gramatical, es decir, cuando se desplaza hacia arriba, en un
esquema arbóreo, se puede identificar qué funciones sintácticas desempañan las unidades
gramaticales; cuando se mira ‘hacia abajo’, se particulariza la unidad según su estructura
interna (una frase nominal que se compone de un det., un sust., por ejemplo), y, cuando el
movimiento es horizontalmente, se sabe con qué elementos funcionales una unidad
gramatical se combina para constituir la unidad en que se integra. Mientras que en la segunda,
la gramática de dependencias, se distingue: la valencia activa (es decir, la capacidad de una
unidad gramatical de ser regente de ciertas unidades en cierta estructura; en el esquema
arbóreo, se mira ‘hacia abajo’ a fin de saber qué unidades dependientes exige determinada
unidad) de la pasiva (o la capacidad de ser regido en una estructura, es decir, una unidad
puede estar subordinada a otra o no depender de ninguna otra; se identifica esta situación al
mirar ‘hacia arriba’ de las ramas de un árbol de dependencias).
También, el escritor del libro menciona las restricciones del termino valencia: se aplica
principalmente al verbo (y, en menor medida, a los sustantivos y adjetivos); la valencia léxica
de cada verbo considera las particularidades combinatorias que presenta cada uno de ellos,

1
además, aquélla sólo considera los elementos que pueden depender del verbo, en una palabra,
los actantes; de tal modo que el término de valencia que ocupa el autor es: “el número de
actantes que un verbo es susceptible de regir”
Además, el autor propone siete criterios (los cuales, no posibilitan obtener resultados
precisos) con el fin de comprobar cuándo se está frente a un actante o un circunstante: el
primero, la obligatoriedad (consiste en la distinción entre los actantes, que son obligatorios u
opcionales, y los circunstantes, que son opcionales; de tal modo que se pueden eliminar los
segundos, pero no los primero: ‘Hemos compra una casa’ / ‘Hemos comprado’); el segundo,
la latencia (parte de la base de que un elemento marginal, cuando no está expresado,
simplemente no existe; mientras que un actante no expresado en la cláusula, puede estar
implicado por el contexto, es decir, cuando: su presencia está señalada por el contexto verbal:
en, ‘En las mañanas, cuando prepara su café y lo prueba, despierta inmediatamente’, el
lexema verbal ‘respira’ contiene al actante opcional; su presencia es viene dada en el contexto
situacional: : en, ‘¡escribe!’, se infiere la existencia de dos actantes o argumentos nucleares:
uno, en la flexión verbal y, el otro, implicado situacionalmente; en determinadas
permutaciones de núcleos predicativos y actantes, son supuestos por el hablante y el oyente;
la oposición valencial no se ocupa léxicamente: los actantes de un verbo pueden elidirse,
pues el hablante y el oyente están conscientes de que tal valencia no está cubierta); el tercero,
la libre inserción de circunstantes (se fundamenta teóricamente en que los circunstantes no
son pueden añadirse a cualquier predicado, mientras que los actantes sólo pueden adherirse
a ciertos verbos específicos, de tal modo que, en algunos casos, son incompatibles con
algunos predicados: comió: *su opinión/ de su opinión*); el cuarto, las restricciones formales
y semánticas que impone el lexema verbal a los actantes que admite, los cuales definen su
posible función sintáctica (el segundo actante de comprar requiere un OD), su tipo de unidad
(el verbo bailar no admite una cláusula completiva) y las preposiciones que se han de utilizar
o no (para un verbo mental como pensar, se utilizar siempre la preposición ‘en’, mientras que
en uno como caminar, acepta otras proposiciones); el quinto, las equivalencias con elementos
identificados como actantes (ésta se entiende cuando, al cambiar la función sintáctica de
determinado término, ése mismo pasa de ser uno marginal a uno nuclear, de tal modo que
presenta una relación semántica distinta con el predicado: por ejemplo: en ‘Juan vino a casa
con Pedro’, esta cláusula se puede cambiar por otra en la que ‘con Pedro’, elemento marginal,

2
pase a convertirse en nuclear: ‘Juan y Pedro vinieron a casa’ ); el sexto, la sustitución por un
pro-verbo hacer (se puede referir un proceso mencionado anteriormente dentro de una
cláusula (‘Pedro comió y Andrés hizo lo mismo’) con el verbo hacer, lo cual ayuda identificar
los actantes, no obstante, no sirve para predicaciones estativas); el último, la reformulación
(la cual consiste en comprobar si un circunstante pueden admitir una paráfrasis por medio de
cláusulas adverbiales que hacen explícito su carácter predicativo: por ejemplo, la cláusula
Trabaja en la UNAM, puede cambiarse por Trabaja cuando está en la UNAM). Además, cabe
destacar que García-Miguel termina esta sección reiterando que, a pesar de que los criterios
antes referidos sirvan para saber qué se puede esperar de un verbo específico empleado en
una cláusula, qué elementos se involucran o no con el predicado, cómo influye determinado
verbo en los elementos que están condicionados por él, qué es aquello más fácil de lexicalizar
de un lexema verbal, no existen criterios operativos con los que se logre distinguir cabalmente
actantes de circunstantes.

En la tercera sección del texto, el autor, primeramente, hace una clara distinción entre la
valencia cuantitativa y la cualitativa. La primera se refiere al número de actantes (obligatorios
o facultativos) que es capaz de regir un particular lexema verbal; mientras que la segunda
alude a las restricciones sintácticas (rasgos de subcategorización estricta, es decir, qué
funciones sintácticas desempeñan y a qué categorías gramaticales pertenecen los actantes) y
semánticas (los rasgos de selección, es decir, qué características semánticas —HUMANO,
PROPOSICIÓN— y características semánticas inherentes de los actantes regidos por el
lexema verbal) que el verbo impone a sus actantes. Posteriormente, García-Miguel expone
claramente la distinción anterior al realizar un cuadro, en el cual depositó la valencia
cuantitativa (rige dos actantes obligatorios y uno opcional) y cualitativa (sus restricciones
sintácticas: esquema de funciones sintácticas: SUJ-PRED-CD-(CI); categoría gramatical de
los actantes: FN-V-CLAUS-FN; y sus restricciones semánticas: el SUJ es humano, el CD
proposición y el CI humano; mientras que los papeles semánticos desempañados por los
actantes son agente, verbalización y receptor del mensaje para el sujeto, el complemento
directo y el complemento indirecto, respectivamente) del verbo decir (alguien dice algo a
alguien).

3
El cuarto apartado del texto sobresale porque en él se describe ampliamente (pues detalla
sus ras) el esquema sintáctico que es útil para hacer referencia al conjunto de funciones
sintácticas desempeñadas por los actantes en una cláusula determinada, las cuales son las
siguientes: sujeto (se caracteriza por ser una frase nominal, no llevar preposición y porque
concuerda en número y persona con la flexión verbal), complemento directo (se particulariza
por ser, también, una frase nominal, referido por un clítico que flexiona en género, número y
persona y no tener preposición —si la ‘hay’ no es preposición, sino una marca de
animicidad—), complemento indirecto (Se distingue por ser una frase preposicional, referido
por un clítico dativo que varía en número y persona, ser valenciales (es decir, que designen
a un actante como en ‘le di un abrazo a María’) o no (‘a María se le murió el gato’),
complemento preposicional (se define por ser una frase prepositiva o adverbial y
desprenderse de él los suplementos: son aquellos en los que el sentido de la preposición está
fuertemente orientado por la relación valencial con el predicado —Juan cree en el español—
; y los complementos adverbiales: son aquellos en los que el sentido de la preposición está
débilmente orientado por la relación valencial con el predicado —Juan vivía en México—).
En este esquema, el autor no toma en cuenta el complemento circunstancial ni el
complemento predicativo (constituyente clausal, el cual mantiene una relación predicativa
con algún constituyente nominal de la cláusula), debido a que el primero no es un
constituyente valencial, es decir, ningún actante puede desempeñar esa función sintáctica,
mientras que la otra la relación que tiene con el predicado es de diferente índole respecto a
la relación que mantiene un lexema verbal con sus actantes.
Se cierra esta sección al mostrar los dos tipos esquemas sintácticos que existen en
español: lo no marcados (los cuales son los modelos de configuración sintáctica de una
cláusula, según la valencia de determinado lexema verbal y sus respectivos actantes, en los
que se representa el modo más ‘normal’ de armar tal cláusula, pues no todos los esquemas
son viables; entre ellos destacan: el que tiene valencia cero: ‘llueve’ (PRED); los que tienen
valencia uno: ‘Juan muere’ (SUJ-PRED); dos: ‘Juan come papas’ (SUJ-PRED-CDIR); tres:
Juan compró un libro a María (SUJ-PRED-CDIR-CUND)) y los marcados.
En el último bloque de esta lectura, García-Miguel proporciona al lector una pequeña
bibliografía útil para la amplificación de lo tratado en el texto: una introducción a la gramática

4
de valencias, una comparación entre los modelos constitutivos y dependenciales, un libro
sobre conceptos de sintaxis, etc.

You might also like