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¿Qué es el Adviento?
El Adviento es el comienzo del Año Litúrgico, empieza el domingo más próximo al 30 de noviembre y termina
el 24 de diciembre. Son los cuatro domingos anteriores a la Navidad y forma una unidad con la Navidad y la
Epifanía.
El término "Adviento" viene del latín adventus, que significa venida, llegada. El color usado en la liturgia de la
Iglesia durante este tiempo es el morado, sin embargo, en algunos países utilizan los 4 colores. Con el Adviento
comienza un nuevo año litúrgico en la Iglesia.
En la cultura contemporánea, la espera queda de lado, los contactos se pueden hacer al instante y llegamos al
otro lado del globo tocando una pantalla. Mientras en este mundo muchos esperan alimentos, atención
médica, albergue, trabajo y una tregua en la pobreza, para la mayoría de nosotros el problema consiste en
esperar lo menos posible. Durante el Adviento somos llamados a esperar en solidaridad unos con otros.
Los profetas esperaron la liberación, María esperó ansiosa el nacimiento de su hijo. Pero los tiempos de
silencio pueden parecer abrumadores. ¿Qué ocurriría si los recibiésemos como una invitación? El Adviento
nos llama a hacer una pausa, escuchar, confiar y anticipar la venida de Aquél que nos ha sido prometido.
De acuerdo con la tradición, la primera corona de Adviento fue creada por el pastor alemán Johann Hinrich
Wichern en respuesta a las incontables preguntas de los niños que vivían en la misión urbana donde él
trabajaba. Los niños querían saber si ya era Navidad. En 1839, Wichern creó una corona con 24 velas que
representaban los días hasta la Navidad y cuatro de color blanco que representaban las semanas.
Esta práctica ganó popularidad en Europa alrededor de 1920 y en Norteamérica y otros lugares una década
después. Hoy día, la mayoría de las personas cristianas asocia las velas de Adviento con cuatro palabras que
nos guían hasta el nacimiento de Jesús: esperanza, paz, gozo y amor, seguidas del encendido de cada una de
ellas. Las letanías que aparecen a continuación pueden ser utilizadas durante la adoración del día domingo,
en familia o para la meditación o reflexión personal al preparar nuestros corazones para la venida del Cristo
niño.
BIENVENIDA
Guía: Buenos días, esta mañana vamos a encender la ……….. vela de la Corona que representa
…………….
ENCENDIDO DE LA VELA:
La Primera semana se enciende la vela Color Verde y lo realiza un niño o niña representando la
esperanza
La Segunda semana se enciende la vela de Color Azul y lo realiza una persona mayor de preferencia
una anciana o anciano, representando la Paz.
La Tercera semana se enciende la vela de Color Amarillo y lo realiza una persona joven
representando el Gozo.
La Cuarta semana se enciende la vela de Color Rojo y lo realiza una madre joven, representando el
Amor.
La última vela solo se encenderá en el culto de navidad y lo realiza el pastor o pastora, pasadas las
fiestas, las otras velas pueden ser retiradas pero la vela blanca permanecerá encendida durante cada
culto hasta iniciar el próximo adviento.
INVOCACIÓN
El Señor está cada vez más cerca de nosotros y debemos prepararnos dignamente para recibirlo en
nuestros corazones.
TIEMPO DE ALABANZAS
CONFESIÓN
LECTURAS BÍBLICAS
Decir: «Vienen días en que yo confirmaré las buenas promesas que he hecho a la casa de Israel y a la casa de
Judá» (Jeremías 33:14, RVC).
Las palabras del profeta Jeremías tranquilizan al pueblo. La «rama de David» es la promesa de la
restauración del linaje del Rey David que llega a través de Jesucristo.
Como los brotes de la higuera en el evangelio de Lucas, crecer lleva tiempo, pero los brotes son el signo de lo
que viene la promesa de vida.
Acción: Piense en los tiempos en que ha esperado y perdido la esperanza. ¿Cómo se sintió al convivir con ese
malestar? ¿Quién o qué lo alentó a seguir adelante? Ponga por escrito su reflexión y compártala con sus seres
queridos.
Guardar silencio por un minuto, reflexionando sobre qué espera como hijo de Dios.
Orar: Dios de esperanza, danos una visión del futuro que esté en armonía con tu voluntad para con nosotros.
Amén.
Segunda semana de Adviento: Despierta en nosotros la Paz
Decir: «Todo valle será rellenado, y todo monte y colina será nivelado. Los caminos torcidos serán
enderezados, las sendas dispares serán allanadas, y todos verán la salvación de Dios» (Lucas 3:5-6, RVC).
Reflexionar:
Para el profeta Malaquías, preparar el camino del Señor significaba asegurarse de que todos estuviesen listos.
Para recibir a Dios encarnado en Cristo debemos purificar nuestros corazones, limar sus asperezas. Así como
el fuego que refina, Dios puede darle una nueva forma a nuestro corazón, abriendo un camino para que Cristo
entre en él.
Acción: Dibuje en un papel un corazón grande. Dentro del corazón, describa situaciones, relaciones y
sufrimientos en el pasado que han endurecido su corazón. ¿Qué debemos hacer para preparar «un camino
recto» para Cristo en nuestro corazón? Comparta su dibujo y utilícelo para orar por sanidad para su corazón.
Durante un minuto, permanezca en silencio y escuche el llamado que le hace Dios para ser un pacificador.
¿Qué le está pidiendo el Señor?
Orar: Dios de paz, anímanos a ser mensajeros de la paz en todos los lugares y con todas las personas que
encontremos. Amén.
Tercera semana de Adviento: Despierta en nosotros el Gozo
Decir: «... y con gran gozo sacarán ustedes agua de las fuentes de la salvación» (Isaías 12:3, RVC).
Reflexionar: El profeta Sofonías nos llama a regocijarnos y «cantar» porque el Señor está en medio nuestro.
De la misma forma como lo describió Juan el Bautista, Aquél que está cerca nos bautizará con el Espíritu Santo.
«Se deleitará en ti con gozo, te renovará con su amor (Sofonías 3:17, NVI)».
Acción: Recuerde un momento en que estaba esperando la llegada de un ser querido. ¿Cómo se sintió al
acercarse el día de la llegada? Comparta los recuerdos con otras personas.
En silencio, considere los dones de Dios que le brindan gozo, el tipo de gozo que se siente como agua fresca
que surge de un manantial.
Orar: Dios de gozo, cuando nuestros corazones se elevan, recuérdanos que tú eres la fuente de toda bendición.
Concede que nuestro mayor gozo sea tu presencia, que está siempre con nosotros. Amén.
Cuarta semana de Adviento: Despierta en nosotros tu Amor
Encender las velas de esperanza, paz, gozo y la cuarta vela, la vela de amor.
Decir: «Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Pues se ha dignado mirar a su
humilde sierva, y desde ahora me llamarán dichosa por todas las generaciones. Grandes cosas ha hecho en mí
el Poderoso; ¡Santo es su nombre!» (Lucas 1:46-49, RVC).
Reflexionar: Al encontrarse con María, Elizabet es llena del Espíritu y declara lo «bendito» del «fruto de su
vientre». Así como Elizabet y María son fortalecidas por este momento, la profecía de Miqueas reafirma la
esperanza de los israelitas que esperan al Mesías que traerá paz y seguridad.
Acción: Permanezca sentado en silencio durante cinco minutos y reflexione en la palabra «amor». Después,
ore por alguna persona que está sufriendo, para que sea fortalecida por un encuentro especial. ¿De quién
recibe amor? ¿A quién brinda usted amor? ¿Cómo vive el amor de Dios en su vida? ¿Cuándo se ha sentido más
amado?
Orar: Dios de amor, danos confianza en tu amor de modo que podamos compartir libremente tu amor con los
demás. Amén.
CULTO DE NAVIDAD
Nochebuena/Navidad: Recibimos la luz de Cristo
Leer: Salmo 96:1-13 Encender las velas de esperanza, paz, gozo y amor, y la vela de Cristo ubicada en el centro.
Decir: «El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz; sí, la luz resplandeció para los que vivían en un país
de sombras de muerte […] Porque un niño nos ha nacido, ¡un hijo nos ha sido concedido! Sobre sus hombros
llevará el principado, y su nombre será ‘Consejero admirable’, ‘Dios fuerte’, ‘Padre Eterno’ y ‘Príncipe de paz’»
(Isaías 9:2,6, RVC).
Reflexionar: Las palabras de Isaías son música para nuestros oídos. La espera ha llegado a su fin y recibimos a
quien nos ha sido enviado: «Consejero admirable», «Dios fuerte», «Padre Eterno», «Príncipe de Paz» (Isaías
9: 6). Dado que la promesa afirmaba que Jesús provendría de la «rama» de David, quien fue un pastor, es
adecuado que sea un ángel quien comparte las buenas nuevas con los pastores, diciendo: «Hoy, en la ciudad
de David, les ha nacido un Salvador, que es Cristo el Señor (Lucas 2:11, RVC)».
Acción: Reflexione y comparta con otros sobre qué alegría trajo Jesús a su vida. Para celebrar el nacimiento
de Cristo, escriba una lista de motivos de gratitud y compártala con los demás.
¿Cuándo ha estado usted en las «tinieblas»? ¿Cómo podría Jesús traer una «luz resplandeciente» en esas
áreas? ¿Cómo se vería esa «luz resplandeciente»?
Orar: Dios de salvación, a medida que tu brillante luz irrumpe en el mundo a través del nacimiento de tu hijo,
Jesús, rodéanos con la luz de tu amor y tu salvación. Amén.
Nota: Este material fue desarrollado a partir de las reflexiones publicadas en el Aposento Alto.
En la punta 1: podemos colocar al Padre, quien anuncia a María, por medio del arcángel
Gabriel, que había sido elegida para ser la Madre, por obra del Espíritu Santo.
En la punta 2: está la familia que representa a los que aman a Jesús, como María, José, Isabel,
Juan, Simeón, Ana.
En la punta 3: Los pastores que reconocen en ese niño a Jesús. Ellos representan a todos los
pobres por quienes viene Jesús.
En la punta 4: Los magos representan a los paganos y extranjeros que irán buscando a Jesús,
a los hombres y mujeres de buena voluntad y que se convierten de corazón a Dios y a sus
hermanos.
En la punta 5: Herodes, que representa a todos los enemigos que buscan a Jesús para
eliminarlo, para matarlo. Jesús es signo de contradicción, la fuerza de Dios para derribar a los
poderosos de sus tronos (Lc 1, 51-53).
PARA EL PLENARIO
Navidad, Navidad
Mientras haya en la tierra un niño feliz,
mientras haya una hoguera para compartir,
mientras haya unas manos que trabajen el pan,
mientras brille una estrella, habrá Navidad.
Navidad, Navidad, en la nieve y la arena.
Navidad, Navidad en la tierra y el mar.
Navidad, Navidad, en la nieve y la arena.
Navidad, Navidad en la tierra y el mar.
Mientras haya unos labios que hablen de amor,
mientras haya unas manos cuidando una flor,
mientras haya un futuro hacia dónde mirar,
mientras haya ternura, habrá Navidad.
Mientras haya un herido dispuesto a olvidar,
mientras haya un caído a quien levantar,
mientras pare la guerra y se duerma el cañón,
mientras cure el herido, habrá Navidad.
¿CUANTO SABES DEL ADVIENTO?