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EL TORNILLO AÉREO, de LEONARDO DA VINCI

Leonardo Da Vinci fue, entre otras cosas, uno de los artistas y científicos más importantes de toda la historia, y
concretamente, de todo el movimiento renacentista. Hombre de origen florentino, cuyo nombre ha perdurado a lo
largo de los siglos gracias a haber realizado obras pictóricas cuyo trazo era asombroso y la precisión en las
proporciones milimétrica. Prueba de la veracidad de mis palabras son obras, realizadas por este hombre, como La
Gioconda, La Última Cena o El Hombre de Vitruvio. Además, Leonardo Da Vinci ha sido recordado con mucho
aprecio en su faceta de científico, concretamente en el campo de la medicina. Hizo varios descubrimientos
experimentando con cadáveres, pero uno de sus descubrimiento más destacados fue el del endurecimiento de las
arterias como causa de muerte; de esta manera contribuyó a dar un nombre a la causa de muerte de muchas personas
de su época; un nombre que no fuera ‘’muerte natural’’. Pero hoy nos concierne otro de los tantos campos en los
que Da Vinci destacó: la ingeniería. Así es, porque Da Vinci, además de todas las facetas anteriormente dichas y
otras no mencionadas, fue inventor de varios artilugios de gran importancia; artilugios como el que voy a proceder
a mostrar: el tornillo aéreo.
El tornillo aéreo, curioso nombre, o por lo menos llamativo ¿no os parece? Pues bien, esto es así debido a que
Leonardo pretendía crear un artilugio con el que el humano pudiera volar, cual pájaro si fuera. Pero bueno, de ello
hablaré después.
Para conocer al tornillo aéreo, lo primero que debemos hacer es saber qué es el tornillo aéreo. Pues bien. El tornillo
aéreo no es ni más ni menos que una estructura no funcional que fue creada aproximadamente en el siglo XV. Sí,
habéis leído bien. El tornillo aéreo tenía una sola función, alzar el vuelo, y no era capaz de realizarla. En este punto
alguno se estará preguntando, ¿por qué diablos merecería un invento disfuncional un solo segundo de mi atención?
Bueno, de eso hablaremos luego. Por ahora sigamos conociendo algo más en profundidad al tornillo aéreo.
Ya sabemos que el tornillo aéreo no cumplía su propósito pero, ¿qué clase de estructura poseía para hacer creer a
su inventor que podría funcionar? Comencemos a desenmascararla. La estructura del tornillo aéreo se componía de
una placa base circular con un anillo desplazable a la que va unida un eje en posición vertical. A este eje va unido
una hélice o rosca atada al anillo móvil mediante hebillas o cuerdas, y la cual la hacían girar cuatro hombres
manualmente. ¿Se entendió? ¡Perfecto! Bueno… Básicamente es una placa circular a la que iba unida un palo hacia
arriba con una rosca pegada.

A medida que vamos destapando la imagen del artilugio más obvio se nos hace que ese cacharro, como algunos lo
llamarán, no podría alzar un palmo del suelo, cosa que todos los científicos de la actualidad corroboran. Primero,
por los materiales; caña, lona y madera; demasiado pesados como para hacer que un artilugio construido a base de
estos materiales volara sólo con energía mecánica. Y segundo, por su manejo que requería de mano de obra humana.
Sin embargo, aún nos podemos hallamos en duda por saber qué es lo que hizo pensar a un intelectual de semejante
calibre que habría alguna posibilidad de que funcionase, y yo me dispongo a mostrar su lógica.

Da Vinci no estaba tan equivocado en la idea de funcionamiento de su invento. Él pensaba que el aire era un fluido
y que si la hélice giraba lo suficientemente rápido ésta se podría ‘’enganchar’’ al dicho y ‘’enroscarse’’ en el aire
para poder volar. Y esto habría sido un éxito salvo por lo siguiente. El aire es un fluido, es cierto, pero no es lo
suficientemente denso como para que la hélice se enroscara, y aún menos con la velocidad de giro que podía alcanzar
que, sospecho, no sería muy alta pues la generaba energía mecánica proveniente de cuatro hombres.

El cómo se le ocurrió la idea de construir un artilugio como este sigue siendo una especie de mito, pero hay dos
hipótesis principales. Un de ellas es que Leonardo se inspiró en un molinillo e juguete de su época. La otra es que
se inspiró en la propia naturaleza, muy probablemente las semillas de arce, las cuales pueden suspenderse en el aire
mediante rotación gracias a su característica estructura. Personalmente, soy más partidario de la segunda hipótesis,
entre otras cosas, porque es lo que tradicionalmente ha hecho siempre Da Vinci.
Quizás alguien, ahora mismo, crea que el tornillo aéreo fue uno de esos experimentos disfuncionales que han
permaneció en el baúl histórico de los recuerdos como anécdota curiosa, pero lo cierto es que no. El tornillo aéreo
supuso algo muy importante para el ser humano ya desde un principio. En la época de Leonardo d Vinci muchas
eran las personas quienes soñaban con poder volar y surcar los cielos como las aves libres y, por supuesto, la
invención del tornillo aéreo no les causó indiferencia, sino más bien lo contrario. El tornillo aéreo despertó ilusión
entre los hombres y surgió la esperanza de que el ser humano pudiera volar algún día. De hecho, Leonardo no se
quedó ahí en la misión de navegar las corrientes aéreas, sino que diseño algún que otro intento d máquina voladora
aunque no tuvo más valor funcional que el tornillo aéreo.

Hoy en día es una realidad que el ser humano pueda volar mediante aviones, avionetas y otros diversos artilugios
mecanizados de alta tecnología. Sin embargo hay uno que debe la vida al tornillo aéreo: el helicóptero. Así es, pues
gracias a la idea de Da Vinci de la creación tornillo aéreo se pudo crear en 1923 el primer modelo de helicóptero
controlable y capaz de alzar el vuelo, y esto convierte al tornillo aéreo en el primer prototipo de helicóptero de la
historia; y prueba real de que hemos de dar gracias al pasado por haber sido la base de nuestro presente y el
anteproyecto de nuestro futuro.

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