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El sexo se refiere a las características biológicas que entre otras, son comunes
a todas las sociedades y culturas. Género, en cambio, se relaciona con los
rasgos que han ido moldeándose a lo largo de la historia de las relaciones
sociales. Las divergencias biológicas son el origen de las que se producen en
materia de género, pero los modos en que se determina el papel que
desempeñan mujeres y hombres van más allá de las particularidades físicas y
biológicas que distinguen a cada sexo. Las diferencias en materia de género se
construyen socialmente y se inculcan sobre la base de la percepción que tienen
las distintas sociedades acerca de la diversidad física, los presupuestos de
gustos, preferencias y capacidades entre mujeres y hombres. Es decir,
mientras las disimilitudes en materia de sexo son inmutables, las de género
varían según las culturas y cambian a través del tiempo para responder a las
transformaciones de la sociedad.
Las relaciones de género derivan de los modos en que las culturas asignan las
funciones y responsabilidades distintas a la mujer y al hombre. Ello a la vez
determina diversas formas de acceder a los recursos materiales como tierra y
crédito, o no materiales como el poder político. Sus implicaciones en la vida
cotidiana son múltiples y se manifiestan por ejemplo, en la división del trabajo
doméstico y extra-doméstico, en las responsabilidades familiares, en el campo
de la educación, en las oportunidades de promoción profesional, en las
instancias ejecutivas, etc
GENERO Y DESARROLLO
Trabajo
Pobreza
Vida familiar
En general, las familias encabezadas por mujeres difieren de las dirigidas por
hombres en cuanto a composición, tamaño y gestión de asuntos familiares,
incluyendo la nutrición y educación de los hijos y el manejo del ingreso
disponible[12]. Una mujer sola tiene que encargarse contemporáneamente de
dar el sustento económico a la familia y realizar todas las actividades
domésticas.
Salud y nutrición
Educación
Hay más mujeres analfabetas que hombres. Las diferencias más marcadas se
presentan en los países donde las tasas de analfabetismo total son elevadas.
La UNESCO estima que en los países en desarrollo el 41% de las mujeres son
analfabetas, en comparación con menos del 20% de los hombres. En las zonas
rurales de algunos países, las tasas de analfabetismo entre las mujeres de
edades comprendidas entre los 15 y los 24 años, son dos o tres veces más
altas que en las áreas urbanas. En particular en el sector rural, las niñas
abandonan la escuela en mayor proporción que los niños, ya que ellas deben
ayudar en los quehaceres domésticos, además de colaborar en el trabajo
productivo. Por otra parte, la falta de transporte unida a la carencia de servicios
educativos próximos al lugar de residencia, hace que los padres no autoricen a
sus hijas a ir a la escuela pues temen por su seguridad personal. En algunas
sociedades las reglas sociales y los patrones culturales son tan rigurosos para
las mujeres que sus salidas de la casa son muy condicionadas.
Medio ambiente
Por otra parte, el deterioro del medio ambiente causado por el mal manejo de
desechos y productos contaminantes puede ejercer un impacto
desproporcionado sobre la salud de la mujer, quien parece ser más vulnerable
a los efectos tóxicos de determinadas sustancias químicas. Los riesgos de
salud son más elevados en los sectores de población con menores ingresos;
por la cercanía a las zonas industriales o de los campos fumigados por vía
aérea.
Asimismo, no son muchas las mujeres que ocupan cargos directivos en las
grandes empresas: no es común encontrarlas en los altos cargos de
corporaciones prominentes o en puestos de gran responsabilidad. Las
máximas posiciones en los ministerios de finanzas y bancos centrales
pertenecen ampliamente al dominio masculino y sólo un pequeño porcentaje de
los altos puestos directivos o administrativos es ocupado por mujeres