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Ignacio Martín-Baró.

Hacia una psicología de la liberación


La psicología social latinoamericana tiene que tener como horizonte, es decir, tiene que
estar determinada profundamente por la finalidad de la liberación de los pueblos,
liberación de la explotación económica, de la miseria social y de la opresión política. Una
liberación para construir una sociedad nueva, basada en la justicia y la solidaridad.
Objetivos de la psicología social latinoamericana:
1) El replanteamiento de su bagaje teórico. Reexaminar desde los presupuestos
epistemológicos básicos hasta los modelos y teorías concretas. Revisar el
conocimiento disponible desde la perspectiva crítica de los pueblos marginados. Esta
revisión debe hacerse en el marco de una praxis comprometida con el horizonte de la
liberación histórica.
2) Lograr el fortalecimiento de las opciones populares. Mientras los pueblos no
cuenten con poder social, sus necesidades serán ignoradas y su voz silenciada.
Tres tareas liberadoras: (para lograr estos objetivos)
1) Estudio sistemático de las formas de conciencia popular, como a las formas de
conciencia religiosa popular
2) Rescate y potenciación de las virtudes populares, como la solidaridad, el saber
popular, la entrega a la causa.
3) Análisis de las organizaciones populares como instrumentos de liberación histórica.
Discernir en cada circunstancia lo que de alienante o liberador puede tener cada
organización concreta, su adecuación o inadecuación para avanzar los intereses de
las clases oprimidas. Este solo puede lograrse desde el compromiso crítico del
investigador.

El papel de la psicología en América Latina


Desde una perspectiva histórica, el desarrollo de la psicología contemporánea estuvo
relacionado al desarrollo de las sociedades occidentales, al servicio de las necesidades que
surgieran en los niveles superiores de los grupos humanos. La psicología contemporánea
surge como una respuesta a la exigencia creciente de las sociedades occidentales de lograr
grados de desarrollo y satisfacción personales superiores a la simple supervivencia. La
psicología queda marginada entonces, como ciencia y como profesión, de amplios grupos
humanos que no logran superar el umbral del desarrollo, ni satisfacer suficientemente las
necesidades básicas de supervivencia. Se limitan a servir a las minorías pudientes,
burguesía, sectores medios. La psicología no atiende los problemas de las grandes mayorías
populares latinoamericanas.
Propone que los psicólogos, con su bagaje y capacidad actuales, puedan llegar a esos
sectores marginales, comprender sus problemas y hacer algún aporte significativo a su
resolución.
El replanteamiento del papel social de psicología implica tres preguntas:
1) La pregunta epistemológica: cuestiona los criterios de verdad normalmente
utilizados para validar nuestro conocimiento. Nos obliga a pensar cuales deben ser
los criterios que permitan determinar la verdad histórica de nuestros conocimientos
psicológicos sobre las realidades que vivimos en Latinoamérica.
2) La pregunta conceptual: revisar si la particularidad histórica de los latinoamericanos
es captada adecuadamente por los conceptos disponibles. Tenemos que examinar los
problemas específicos de nuestros pueblos sin las orejeras de marcos teóricos que
filtran la realidad y limitan interesadamente nuestra capacidad de comprensión.
3) La pregunta praxica: examinar nuestro quehacer científico y profesional y los logros
que históricamente ha alcanzado frente a los problemas más importantes de
nuestros pueblos. Porque la verdad es que las psicología en Latinoamérica ha
permanecido al margen de los movimientos e inquietudes de nuestros pueblos.
Los retos a la psicología latinoamericana
1) La relevancia social de la psicología
Si bien la psicología ha influido e la cultura y el estilo de vida de nuestras sociedades, esto
no la hace socialmente relevante, ya que ese influjo ha respondido a los intereses y
demandas de los grupos dominantes y no de las mayorías populares.
De todas maneras, el reto a la psicología latinoamericana no es volverse socialmente
relevante, sino el orientar su potencial influjo social a atender prioritariamente los intereses
de los grupos dominados, de las mayorías populares, que se encuentran en situación de
imposibilidad de emerger a la historia como dueños de su propio destino ya que se
encuentran dependencia y opresión, de la deuda externa.

2) Hacer un mayor en la ciencia, es decir, definir su lugar científico.


La psicología social como ciencia se enfrenta dos problemas; el de su objetividad y el de su
universalidad.
Si es comprometida con lo que estudia ¿no pierde su objetividad? Para Martin-Baró la
parcialidad que supone una toma de postura no tiene por que eliminar la objetividad.
Alguien que estudia la drogadicción, el abuso infantil, la tortura, no puede permanecer
imparcial. Lo que debe hacer es analizar esos fenómenos con todo rigor y con apertura total
a los datos de la realidad.
El problema de la universalidad: ¿Cómo llegar a formular principios y leyes, que es lo propio
de una ciencia, cuando el objeto de la psicología es el ser humano? La universalidad de la
ciencia psicológica no estriba tanto en formular principios abstractos, sino en comprender e
interpretar como el hombre se inscribe en la historia en función de unas condiciones y
circunstancias específicas. Una ciencia tiene que mirar al pasado y al futuro. Tiene que
reconstruir lo que se da y construir aquello que no se da, lo que hay por hacer.

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