Cánticos mi alma aguarda al Señor,
porque en él está la salvación.
1.- Si vienes conmigo y alientas mi fe,
si estás a mi lado, ¿A quién temeré? (bis)
- A nada tengo miedo, a nadie he de temer,
Señor si me protegen tu amor y tu poder.
Me llevas de la mano, me ofreces todo bien,
Señor, tú me levantas si vuelvo a caer.
- ¡Qué largo mi camino! ¡Qué hondo mi
dolor! Ni un árbol me da sombra, ni
escucho una canción.
¿Será que a nadie puedo mirar ni sonreír?
Señor, tú solo quedas, tú solo junto a mí.
- En cosas que se mueren yo puse el
corazón, fue tierra mi tesoro, fue vana mi
ilusión. En cosas que se mueren me voy
muriendo yo. Tú solo vives siempre, tú solo,
mi Señor.
2.- Si la semilla no muere,
no nacerá la espiga.
Si no aceptamos la cruz,
¿cómo alcanzar la vida?
¿cómo alcanzar la vida?
Por la cruz a la luz
fuente de amor y vida.
No simboliza la muerte,
es signo de vitoria,
porque, abrazado a la cruz,
nos mereció la gloria,
nos mereció la gloria.
. ama a todos y haz el bien.
3.- Desde lo hondo a ti grito, Señor:
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
Mi alma espera en el Señor,
mi alma espera en su palabra;
- Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón
y así infundes respeto.
- Mi alma aguarda al Señor
más que el centinela la aurora, aguarda Israel al
Señor como el centinela la aurora.
- Porque del Señor viene la misericordia
y la redención copiosa
y él redimirá a Israel de todos sus delitos.
4.- Pedro te negó tres veces,
mil veces yo te negué.
Si Pedro lloró sus culpas,
mi culpa yo lloraré.
- Hoy quisiera llorar igual que Pedro,
porque al igual que Pedro te he negado.
Hoy te vengo a decir que me arrepiento
y que soy de los tuyos y que sigo a tu lado.
Hoy quisiera llorar igual que Pedro,
porque al igual que Pedro te he negado.
- Te he negado, Señor, y fui cobarde,
porque no quise dar por ti la cara.
Tuve miedo y fingí no conocerte
y al pasar tú a mi lado yo te ha dado la espalda.
Hoy quisiera llorar igual que Pedro,
porque no quise dar por ti la cara.
5.- Cristo te necesita para amar, para amar, (bis).
No te importen las razas ni el color de la piel,
Al que sufre y al triste dale amor, dale amor,
al humilde y al pobre dale amor (bis).
Al que vive a tu lado dale amor, dale amor,
al que viene de lejos dale amor (bis).
Al amigo de siempre dale amor, dale amor,
y al que no te saluda dale amor (bis).
CUARESMA, CAMINO A LA PASCUA QUE NOS SALVA (3)
La Vida Sacramental es indispensable en el camino de la fe, porque es el mismo
Jesús quien nos convoca a nacer de nuevo, del agua y del Espíritu (Juan 3,5-7), a comer
Su Carne y beber Su Sangre para tener Vida Eterna (Juan 6, 49-59), a recibir el perdón de
los pecados, por el poder que El confió a sus discípulos (Juan 20,23). Los Sacramentos
son encuentro con el Señor Resucitado en nuestra peregrinación terrena. Sin este
encuentro no podemos recibir su vida.
Ejercitarnos en la caridad, mucho más durante esta cuaresma y en el Año
Extraordinario de la Misión, es también una gran exigencia. Basta referirnos al relato del
juicio final de San Mateo para comprobarlo. En el capítulo 25 nos dice que seremos
juzgados al atardecer de la vida en el amor. El juicio final no será cuantas plegarias o
alabanzas hayamos hecho, cuantas visitas al templo o a cuantos hemos llevado al mismo,
será más bien…´´Tuve hambre y me diste de comer, estuve desnudo y me vestiste,..´´
Porque cada vez que lo hiciste con uno de mis hermanos más pequeños lo hiciste
conmigo. Esos hermanos pequeños son los pobres, enfermos, abandonad, solitarios,
oprimidos, los no queridos (cf. Mateo 25,31-45).
Convertirnos, es entonces, orar más y mejor, celebrar conscientemente los
sacramentos, hacerlo más frecuentemente: hacer la Palabra de Dios vida, meditar Su
Palabra día a día para ir guardándola; ejercitarnos en el amor cada día acercándonos al
que sufre y no dejándolo de lado.
Cuando hagamos todo esto, es posible que nos estemos acercando a la Pascua de
Jesús para vivir con Él.