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El marketing de la cultura y las artes: una evolución

Article · January 2010

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2 authors:

José Ignacio Azuela Flores Víctor Fernández Blanco


Autonomous University of Tamaulipas University of Oviedo
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EL MARKETING DE LA CULTURA
Y LAS ARTES: UNA EVOLUCIÓN
José Ignacio Azuela Flores
Universidad Autónoma de Tamaulipas, México.
jazuelaflores@gmail.com
María José Sanzo Pérez
Universidad de Oviedo, España.
mjsanzo@uniovi.es
Víctor Fernández Blanco
Universidad de Oviedo, España.
vfernan@uniovi.es

RESUMEN study of marketing culture from its beginnings, when its


use was suggested as merely a useful tool for incrementing
La teoría del marketing de la cultura se ha desa-
returns, to the current discussions over the pertinence of its
rrollado desde una visión romántica del arte. Bajo
implementation during the process of artistic production.
este enfoque se considera que el marketing no
The objective is to systematize the evolution experienced
puede ser aplicado durante la producción artísti-
by this discipline and to develop arguments in favor of the
ca pues se corre el riesgo de que éste contribuya a
implementation of marketing before, during and after the
su banalización en aras de alcanzar una mayor
creative process.
audiencia. Este trabajo expone las principales
contribuciones del estudio del marketing de la
cultura desde sus inicios en donde se sugería su KEYWORDS: MARKETING CULTURE, MARKETING ART,
uso como mera herramienta útil para incremen- CULTURAL AND ARTISTIC MARKETING
tar los beneficios, hasta los actuales enfoques en
donde se discute si este debe ser aplicado o no en
el proceso de producción del arte. El objetivo es Introducción
sistematizar la evolución que ha experimentado
La teoría del marketing de la cultura ha experi-
esta disciplina, y a partir de ello ofrecer argumen-
mentado una profunda evolución a lo largo de
tos a favor de la aplicación del marketing antes,
durante y después del proceso creativo. los últimos cuarenta años. Durante este periodo
se ha pasado de unas tímidas incursiones presen-
tes en las primeras publicaciones, a enfoques más
PALABRAS CLAVE: MARKETING DE LA CULTU-
completos que suponen la aplicación del marke-
RA, MARKETING DEL ARTE.
ting para la mejora de la entrega del producto,
hasta llegar a las discusiones más recientes en las
ABSTRACT que se debate la conveniencia del uso de estas
The theory of marketing culture has been deve- herramientas durante el mismo diseño de los pro-
loped from a romantic conception of what art is. ductos artísticos.
Under this perspective it is considered that marke-
ting cannot be implemented during the process De esta profunda transformación, quizás la cues-
of artistic production due to the risk of trivializing tión de fondo más relevante es el planteamiento
justified by the desire to reach a wider audience. relativo a si el marketing debería ser aplicado du-
This paper describes the main contributions of the rante el proceso creativo (manteniendo así cohe-

Revista Nacional de administraciÓn, 1 (1) :23-36 Enero-Junio, 2010 23


RNA Revista Nacional de Administración

rencia con la teoría general del marketing) o si, “no marketing” (uno que no atiende a las nece-
por el contrario, debería mantenerse al margen sidades del consumidor). Así, en las contribucio-
de dicho proceso y aplicarse tan solo una vez nes más recientes se está defendiendo la idea
que el producto está diseñado. de que el marketing debe ser aplicado incluso
durante el proceso de producción artística.
Las diferentes publicaciones que han surgido a
lo largo de este periodo dejan como resultado Para explicar la evolución del marketing en la cul-
dos grandes posturas. Aquella que aboga por tura, hemos adoptado la clasificación propuesta
la aplicación de las herramientas del marketing por Lee (2005) -aunque este autor se concentra
solo después de que el producto esté diseñado, exclusivamente en la literatura que ha estado
dejado la parte creativa en manos de los artistas disponible para el Reino Unido, hemos decidido
sin tomar en cuenta la opinión del consumidor, adoptar su clasificación al constituir un reflejo
lo que supone defender un enfoque orientado del proceso de la evolución de la teoría del mar-
al producto (Hirschman 1983; Colbert y Cuadra- keting de la cultura-. De acuerdo con este autor,
do, 2003); y la que clama por la aplicación del dentro de la literatura del marketing de las artes
marketing de manera integral, antes, durante y es posible identificar tres grandes etapas que
después del diseño del producto, aunque con van desde la década de 1970 hasta la actualidad
ciertas condiciones (Solomon 2003; Boorsma, (ver Tabla 1). En la primera etapa surgen las pri-
2006). meras publicaciones que versan sobre el marke-
ting y el sector del arte. De ella se puede deducir
Para poder entender los grandes cambios en la una visión del marketing de las artes como un
aplicación del marketing a la cultura es conve- conjunto de herramientas útiles para alcanzar
niente mencionar que la teoría del marketing nuevos mercados. La segunda, en torno a la dé-
de la cultura fue construida desde la visión ro- cada de 1980, destaca por el cambio en la visión,
mántica de las artes. Desde esta perspectiva, ya que pasa de considerarse como una mera
que considera que el producto artístico impera herramienta, a plantearse como un conjunto de
sobre el consumidor, se aboga pues por la su- procesos. Finalmente, en la tercera etapa, a par-
premacía del arte sobre las fuerzas del mercado tir de la década de 1990 hasta la actualidad, se
(Lee, 2005). Con el paso del tiempo esta visión observa el reconocimiento del marketing de las
ha ido cambiando, y se ha llegado a la conclu- artes como una filosofía de gestión (Lee, 2005).
sión de que la filosofía general de marketing es
válida para todos los ámbitos, no siendo nece-
sario desarrollar una teoría de marketing especí-
fica para la cultura, con adecuaciones extremas
que conduzcan a lo que podríamos llamar el

. La visión romántica de las artes fue desarrollada por los poe-


tas ingleses románticos tales como Blake, Wordsworth y She-
lley a comienzos del siglo XIX y compartido por los artistas de
otras disciplinas. Incluye un amplio rango de ideas y prácticas
asociadas a una oposición a la teoría mimética de las artes,
la celebración de la libre expresión de la imaginación y el
énfasis en la autenticidad de las emociones (Honour, 1986;
Vaughan, 1995; Shiner, 2004).

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Revista Nacional de Administración RNA

Tabla 1
Enfoques de la literatura del marketing de las artes

ETAPAS ÁMBITO
DEL MARKETING AUTOR RELACIONES CON EL MARKETING DE APLICACIÓN
DE LAS ARTES DEL MARKETING

Técnicas fácilmente transferibles del


Conjunto Arts Council
sector comercial a las organizaciones El arte primero
de Herramientas (1976)
artísticas

Utilidad del marketing para la investiga-


Diggle
ción de mercados, promoción, merchan- El arte primero
(1976)
dising y distribución

Sistema de procesos Robbins


Utilidad del marketing para la toma de
de gestión y Verwey El arte primero
decisiones
organizativos (1982)

Utilidad del marketing para la toma de


Wyatt (1983) El arte primero
decisiones

Maitland
Utilidad del marketing para la toma de Orientación al
y Meddick
decisiones producto (arte)
(1990)

Greater
Utilidad del marketing para la toma de Orientación al
London Arts
decisiones producto (arte)
(1989)

Utilidad del marketing para la toma de


Rodger El marketing es
decisiones, aunque se empieza a ver
(1987) neutral
como una filosofía organizacional
El arte primero
Extiende la definición del consumidor a (el artista es el
Filosofía Hirschman
una donde se incluye al propio productor primer consumi-
organizativa (1983)
y al resto de artistas dor de sus pro-
pios productos)
Colbert y El marketing se orienta al mercado una
Orientación al
Cuadrado vez que el producto está diseñado
producto (arte)
(2003)
Equilibrio entre las necesidades de los
Scheff y Balance entre
consumidores y el respeto a la integridad
Kotler (1996) arte y mercado
artística

1 (1), Enero - Junio, 2010 25


RNA Revista Nacional de Administración

Enfoques de la literatura del marketing de las artes

El marketing se orienta al mer-


Balance entre
Kotler y Scheff (2004) cado una vez que el producto
arte y mercado
está diseñado

El marketing se orienta al mer-


Balance entre
Kotler y Kotler (2001) cado una vez que el producto
arte y mercado
está diseñado

Integración del marketing en


Orientación al
Solomon (2003) todas las etapas de producción
mercado
cultural

El consumidor como copro- Orientación al


Boorsma (2006)
ductor cultural mercado

Nota. Elaboración propia

Las primeras incursiones: diencia, sino también encargarse de buscar y


el marketing puede ser útil persuadir a las personas para que consuman
En la década de 1970 se introdujo el pensamien- arte. De este modo, las funciones específicas del
to del marketing dentro del sector de las artes marketing quedan reducidas a las actividades
no lucrativas a través del Arts Council en Gran de promoción, merchandising, distribución, in-
Bretaña. La primera incursión fue considerar al vestigación de mercados, entre otros, una vez el
marketing como una colección de técnicas que producto artístico ha sido elaborado.
podrían ser fácilmente transferidas desde el sec- Esta postura no estuvo exenta de críticas, y entre
tor comercial y utilizadas por las organizaciones sus detractores encontramos a Raymond y Grey-
artísticas para alcanzar un público más amplio e ser (1978), que advertían de las limitaciones que
incrementar sus ingresos. tiene considerar al marketing solamente como
En aquella primera etapa se consideraba como un medio de promoción y captación de clientes
punto de partida del marketing de las artes, el y abogan por un cambio con respecto al marke-
reconocimiento de la autoridad y autonomía de ting. Entre sus aportaciones ya se intuía una in-
los artistas (Diggle, 1976). En términos genera- clinación por la aplicación del marketing como
les, Diggle (1976) defiende la idea de que el pro- a un proceso de gestión organizacional. Sin em-
ducto artístico y quien lo hace (el artista) deben bargo, sus propuestas no distan mucho de las
quedar al margen del marketing, delegando las que critican pues solo sugieren dos áreas donde
labores de comercialización para los intermedia- el marketing puede generar mejores resultados:
rios (agente, marchante), cuya función debería identificando las oportunidades con respecto al
consistir no solo en transportar los productos producto (ya sea desarrollando nuevas formas
artísticos y formar un puente entre artista y au- de ofrecerlo o ampliando la oferta) y enfatizando
en los elementos del marketing mix.

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La década de los ochenta: artes a algunos elementos del marketing, tales


el marketing mediante procesos como la identificación de segmentos de merca-
do y los esfuerzos de marketing para dirigirse a
No fue sino hasta la década de 1980 cuando ellos. Sin embargo, juzga inapropiado que la pre-
autores como Robbins y Verwey (1982) y Wyatt ferencia del consumidor dicte el diseño y desa-
(1983) empezaron a percibir al marketing de las rrollo del producto pues es el artista quien debe
artes como un sistema de procesos de gestión hacerlo y no la audiencia. Quizá una excepción
organizativa, además de como un grupo de téc- dentro de ésta década puede ser el trabajo de
nicas. Robbins y Verwey (1982) publicaron una Melillo (1983) que, para el caso concreto de las
serie de manuales dedicados a las organizacio- artes escénicas, señala que éstas requieren de
nes artísticas (concretamente a los teatros) para principios de marketing (y sus consecuentes
que éstas incorporasen el marketing en sus acti- procesos y técnicas) que pueden ser integrados
vidades. La finalidad de dichos manuales fue co- dentro de su proceso creativo siempre y cuando
ordinar procesos para lograr el mejor uso de los sean adaptados antes de integrarlos.
recursos disponibles en la presentación del pro-
ducto al mercado objetivo en orden de la con-
secución de objetivos y la evaluación de éstos La década de los noventa:
(Lee, 2005). Sin embargo, la consideración del el dilema de la orientación
marketing como un proceso útil para la toma de
Finalmente, desde la década de 1990 a la actua-
decisiones, no llegaría sino hasta mediados de
lidad se observa un cambio en la literatura del
la década de 1980, de la mano de autores como
marketing de las artes. El marketing deja de ser
Rodger (1987); Greater London Arts (1989), Mai-
una herramienta aplicada para comercializar un
tland y Meddick (1990). Así, Maitland y Meddick
producto ya diseñado y elaborado y se convier-
(1990). Sin embargo, aún quedaban vestigios de
te en una filosofía organizacional, que propugna
anteriores enfoques, pues como bien apunta
que el marketing también debe estar presente
Lee (2005) “uno de los objetivos de la teoría del
en el diseño y elaboración del producto. Curio-
marketing de procesos es la orientación al mer-
samente, es aquí cuando se enfrenta la incompa-
cado a través de la identificación, anticipación y
tibilidad teórica entre el concepto de marketing
satisfacción de las necesidades de los consumi-
y la visión romántica de las artes. El marketing de
dores” (p. 294), y en las publicaciones anteriores
las artes se enfrenta a un fatal “dilema de orienta-
escasamente se considera la orientación al mer-
ción” en el que es posible destacar dos posturas
cadpe aplican los procesos pero una vez que el
por lo que se refiere al papel que debe jugar el
producto está diseñado y elaborado.
marketing en la cultura.
Este enfoque se extendió a lo largo de la década
Por un lado, se encuentran aquellos autores de-
de 1980 de tal modo que dentro de la literatura
fensores de la primacía del producto cultural
podemos encontrar otras publicaciones en don-
o artístico sobre la orientación al mercado. Así,
de se observa esta misma visión. Tal es el caso
una autora que se muestra especialmente rea-
de Mokwa, Nakamoto y Enis (1980,), que expli-
cia hacia la aplicación directa de la orientación
can que el rol del marketing de las artes consiste
al mercado en las artes es Hirschman (1983),
en “encajar las creaciones e interpretaciones del
quien discute la idea de la independencia del
artista con una audiencia adecuada” (p.15) y no
proceso creativo con respecto al marketing en
decir al artista cómo crear una obra. En la misma
su influyente artículo “Aesthetics, Ideologies and
línea, se manifiesta Searles (1980) que, única-
the Limits of the Marketing Concept”. Basado en la
mente considera útiles para ser aplicados a las

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idea romántica de los artistas que “crean princi- sen (2003), son aún más contundentes y ponen
palmente para expresar su concepto de belleza, objeciones a la adopción del lenguaje y filosofía
emoción o alguna otra idea artística” (Hirsch- empresarial en las artes. Señalan que el uso de
man, 1983, p. 46), argumenta que la teoría del estas herramientas aumenta el riesgo de sacri-
marketing debería reconocer la especificidad de ficar el mérito artístico, y alertan de que el enfo-
la producción artística. En otras palabras, el artis- que empresarial puede llevar a producir produc-
ta debe “primero crear el producto… y después tos culturales orientados al mercado que al final
presentar su producto a los consumidores que puede que no sean los que la audiencia quiere
elegirán si aceptarlo o rechazarlo” (Hirschman o necesita, un efecto que otros estudios han lla-
1983, p. 47). A grandes rasgos, propone que con- mado “el peligro o la trampa del marketing de las
ceptos tradicionales del marketing, como au- artes” (Boorsma, 2006). En la misma línea, Evrard
diencia o consumidor e intercambio, deberían (1992) plantea que el marketing en las artes con-
ser modificados para dar cabida a los productos siste en buscar un público para una obra y no
artísticos. Advierte que el concepto de audien- en fabricar un producto para un mercado conci-
cia debe ser extendido más allá del público, tan- biéndolo como un marketing de oferta.
to general como especializado, considerando
como parte de la audiencia al propio productor Las discusiones generadas a partir de Hirschman
(es decir al artista), pues en muchas ocasiones (1983), esto es, ¿debe o no el marketing adap-
es su prioridad en las relaciones de intercambio. tarse a la cultura?, ¿puede haber un marketing
Así, dentro de este enfoque, los intercambios de específico para el sector cultural distinto al mar-
marketing incluyen transacciones que son ini- keting que se aplica en otros sectores?, conduje-
ciadas con el productor en su rol de consumidor ron a Colbert y Cuadrado (2003) a la propuesta
y después son extendidas a intercambios entre de un concepto para el marketing de las artes: “el
otros múltiples participantes. Desde el enfoque arte de alcanzar aquellos segmentos de merca-
propuesto por Hirschman (1983), los intercam- do interesados en el producto adaptando a éste
bios intra-productor no empiezan y terminan las variables comerciales (marketing mix) con el
con él. Los artistas primero consumen sus pro- objetivo de poner en contacto al producto con
pios productos y, si ellos los encuentran acepta- un número suficiente de consumidores y alcan-
bles desde su ranking interno emocional y cog- zar así los objetivos de acuerdo con la misión de
nitivo, entonces los hacen disponibles al resto la organización cultural” (p. 26).
de los consumidores. En definitiva, Hirschman La visión de Colbert y Cuadrado (2003) propone
(1983) “pugna por un marketing centrado inicial- un modelo de marketing para las artes y la cul-
mente en el producto consciente de la condena tura distinto al modelo habitual aplicado a otros
que ello puede suponer por la doctrina” (Cuadra- productos diferentes de la cultura pues, ya que,
do & Mollá, 2000, p. 25). aunque ambos contienen los mismos compo-
Dentro de esta postura contraria a la orientación nentes, estos autores consideran que el modelo
al mercado aplicada a las artes y la cultura se habitual de marketing no puede reflejar de ma-
puede mencionar también la investigación de nera adecuada la realidad del contexto cultural.
Voss y Voss (2000) quienes, al medir el impacto Básicamente, éstos difieren en sus procesos,
de la orientación al mercado y al producto so- pues mientras el modelo habitual parte del mer-
bre la venta de entradas al teatro, encontraron cado, el modelo de las artes y la cultura parte del
un efecto negativo de la orientación al mercado. producto. Así, en una visión simplista, el modelo
Otros estudios, como los de Caust (2003) y Niel- del marketing tradicional sería aquel en el que
una empresa trata de conocer las necesidades

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de los consumidores y su capacidad para satisfa- empresa, en el producto en sí mismo. Se trata,


cerlas mediante los sistemas de información de por tanto, de un modelo orientado hacia el pro-
marketing y, posteriormente, se determinan los ducto. En el siguiente paso la empresa trata de
cuatro elementos del marketing mix (producto, identificar su mercado potencial. Una vez iden-
precio, distribución y comunicación). Por tanto, tificado, la empresa determinará los otros tres
la secuencia sería mercado-sistema de infor- elementos del marketing (precio, distribución
mación-empresa-marketing mix-mercado (ver y comunicación) para los consumidores iden-
Figura 1). tificados. El orden del proceso será entonces:
empresa (producto)-sistema de información-
Por el contrario, en el modelo de las artes y la cul- mercado-sistema de información-empresa-mar-
tura propuesto por Colbert y Cuadrado (2003) el keting mix-mercado (véase Figura 2).
proceso de comercialización comienza desde la

Figura 1
Modelo Tradicional de marketing

SISTEMA DE INFORMACIÓN

EMPRESA MERCADO

2 1

3
MARKTING MIX 4

Nota. Tomado de Colbert y Cuadrado (2003; p. 28)

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Figura 2
Modelo de marketing para las artes y la cultura

EMPRESA MERCADO
SISTEMA DE INFORMACIÓN
PRODUCTO
FIN SOCIAL 1
2
CONSUMIDORES
INICIO 4
3

ESTADO PATROCINADORES
MARKETING MIX RESIDUAL

5 PRECIO 6
COMUNICACIÓN
DISTRIBUCIÓN
INTERMEDIARIOS

Fuente: Tomado de Colbert y Cuadrado (2003; p. 29)

Según esta perspectiva el producto cultural A su vez, ello indica que las tareas del marketing
debe quedar fuera de las tareas del marketing, de las artes (encontrar y construir audiencias)
y el enfoque centrado en el cliente no debería pueden realizarse sin afectar o cambiar el resul-
ser aplicado al trabajo artístico en sí mismo; más tado artístico (Boorsma, 2006).
bien, el marketing debería ser utilizado para
asignar precios, comunicar, envasar y entregar El modelo propuesto por Colbert y Cuadrado
el producto. Asimismo, para Colbert y Cuadrado (2003) para la cultura y las artes tiene ciertas
(2003) un producto cultural no existe para satis- limitaciones si se adopta una visión amplia de
facer las necesidades del mercado sino que, en cultura y arte, pues no todas las organizaciones
su opinión, se debería buscar a los consumido- culturales están enfocadas al producto. Existen
res que se sientan atraídos por el producto ofer- organizaciones que se centran principalmente
tado. en el mercado, en las cuales el modelo habitual
de marketing describe mejor su proceso de co-
Estos puntos de vista sobre el marketing de las mercialización. Tal es el caso del cine en térmi-
artes y las soluciones designadas para evadir las nos generales.
trampas o peligros del marketing están basados
en la implícita adopción del concepto romántico De hecho, frente a este enfoque de orientación
de las artes como un fenómeno autónomo. Esto al producto, recientemente se observa que poco
supone que la creación artística y el marketing a poco la literatura del marketing de las artes tra-
realizan tareas independientes, cada una man- ta de reconciliar las dos perspectivas diferentes
teniendo su propia lógica y responsabilidades. (orientación al producto y al mercado), adop-

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tando y modificando definiciones del marketing cultura de la orientación al mercado, como por
mismo, el mercado y el producto. ejemplo los estudios de Kotler y Scheff (2004),
Kolb (2000) y Kotler y Kotler (2001), entre otros.
Es el caso de la publicación de Scheff y Kotler Según estos trabajos el marketing de las artes
(1996), que identifican y agrupan algunos de los debería, fundamentalmente, formularse pre-
problemas a los que se enfrentan las artes –aun- guntas tales como: ¿quién es el consumidor?,
que se refiere a las artes, durante el desarrollo ¿qué es lo que genera valor para el consumidor?
de la publicación solo se hace alusión a las artes y ¿cómo se podría crear más valor para el consu-
escénicas y casi exclusivamente a la música de midor? (Kotler & Scheff, 2004). Promueven una
orquesta–, tanto aquellos de carácter econó- mentalidad organizacional centrada en el con-
mico como de carácter político-social. Entre los sumidor, lo cual requiere que las organizaciones
primeros abordan distintas cuestiones de matiz artísticas sistemáticamente estudien sus nece-
financiero, en gran medida derivados del con- sidades, percepciones y actitudes, así como sus
tinuo incremento de sus costes. Por otra parte, preferencias y niveles de satisfacción y demás
en lo referente a los problemas político-sociales información que ayude a mejorar lo ofertado
acometen el análisis de temas bastante discu- (Kotler & Scheff, 2004). En general, asumen que
tidos en la literatura del marketing de las artes, el enfoque del valor para el consumidor, que ha
esto es, el arte vs. el entretenimiento, la función sido demostrado con éxito para el mundo em-
social del arte y, finalmente, uno de los más con- presarial, es también la mejor aproximación para
trovertidos: la orientación al arte vs. la orienta- el marketing de las artes, siempre que sea aplicado
ción al mercado. Lo interesante de este artículo dentro de las restricciones artísticas. En definitiva,
es la postura de los autores, ya que zanjan la dis- tanto ésta como las anteriores investigaciones
cusión con una decisión salomónica: (Scheff & Kotler, 1996; Butler, 2000; Kolb, 2000;
(…)ni una adherencia pura a la orientación Kotler & Kotler, 2001) postulan la libre creación
al mercado, ni una orientación al arte (pro- de la obra por el artista y la independencia de
ducto) pueden funcionar en el contexto de la misma respecto a los consumidores, sin que
las artes escénicas donde ambos, artistas y ello signifique que se desarrolle una orientación
audiencia, deben ser considerados. Así que al producto como señalan Searles (1980) Hirsch-
es necesario llegar a un equilibrio entre los man (1983) y Evrard (1992), sino que la aplica-
dos enfoques. Una mezcla que beneficie a ción del marketing en el sector de las artes debe
ambos, oferentes y demandantes del pro- buscar un equilibrio entre las necesidades de los
ducto… a través de la elección de ambos consumidores y el respeto por la integridad ar-
enfoques, el producto final es uno en el cual tística (Cuadrado & Mollá, 2000).
los dos conceptos se unen y se vuelven invi- El último paso (al menos hasta ahora) de esta
sibles” (Scheff & Kotler 1996, p. 38). evolución viene representado por un grupo de
investigadores que consideran que no se pue-
de seguir excluyendo la filosofía del marketing
No obstante, finalmente inclinan la balanza y (o la orientación al consumidor) del proceso de
alientan a un cambio de actitud en algunas or- producción artístico. El rol del marketing debe
ganizaciones artísticas, advirtiendo la necesidad abarcar todas las fases de ese proceso. De este
de enfatizar el lado de la demanda. modo, se deja de ver al consumidor como un
Otras investigaciones académicas han defen- sujeto pasivo y se le considera parte del proceso
dido la adopción en el ámbito de las artes y la de producción, ya que complementa, termina y

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traslada el producto artístico. Heredero del pen- da dentro del propio concepto del arte. En otras
samiento postmoderno, bajo el que se ha de- palabras, bajo esta perspectiva se considera que
mocratizado el arte de tal forma que los produc- para que un trabajo artístico cumpla su función,
tos y experiencias artísticas son considerados contribuya al mérito artístico y, por tanto, se
igual que cualquier otra experiencia del día a día considere arte, tiene que ser confrontado con
(la vida misma es arte), este enfoque admite la la audiencia. El arte no es objeto o acción en sí,
aplicación del marketing dentro del proceso de sino la interacción de éste con el público [para
producción cultural. un análisis más completo y desde luego más jus-
to de estas teorías véase los trabajos filosóficos
Dos trabajos interesantes en los que se aplica de Schaeffer (1998) y Shusterman (2002)].
esta perspectiva son los de Solomon (2003) y
Boorsma (2006). Por su parte, Solomon (2003) Esta perspectiva relacional tiene importantes
introduce una conceptualización del sistema de consecuencias en la teoría del marketing de las
producción cultural. De acuerdo con este autor, artes, pues la idea del consumidor como copro-
el grupo de individuos y organizaciones que ductor del arte obliga a redefinir el rol y alcance
crean y comercializan productos culturales con- del marketing aplicado a este ámbito. Bajo esta
forman el sistema de producción cultural. Dicho perspectiva, los consumidores no pueden ser
sistema consiste a su vez en tres subsistemas: tratados meramente como tales. Además, ad-
un subsistema creativo, que crea nuevos sím- vierte que la orientación al consumidor en un
bolos o productos; un subsistema de gestión, ambiente artístico no implica una orientación a
que selecciona, produce y distribuye los nuevos sus necesidades, sino más bien una orientación
símbolos o productos; y, finalmente, un subsis- hacia sus capacidades co-creativas. Finalmente,
tema de comunicación que les da significado y propone cuatro condiciones que deben ser to-
los provee con un grupo de atributos simbóli- madas en cuenta en el marketing de las artes:
cos. El marketing como práctica está implícito
en los tres subsistemas (creativo, de gestión y de • El consumidor de arte es co-creador en el pro-
comunicación). La decisión de crear un produc- ceso total del arte, pero en ningún caso es co-
to cultural es, al final, una decisión basada en el diseñador del producto en término de su forma.
mercado. El consumidor de arte no debe estar activa-
mente involucrado antes de que la idea ar-
En la misma línea, y quizás hasta el momento tística sea desarrollada. Después de ello, sin
una de las contribuciones más significativas en embargo, el consumidor tiene un rol crucial,
tanto que supone un verdadero salto cualitativo completando el trabajo artístico. El objetivo
en la literatura del marketing de las artes, Boors- del marketing de las artes, por tanto, debería
ma (2006) considera que el consumidor juega ser el de apoyar y reforzar este rol creativo
un papel crucial en la etapa final del proceso de desarrollando servicios adicionales que asis-
producción del arte. De esta manera, no solo lo tan al consumidor. Es decir, que el rol de los
ve como un complemento (y no una amenaza) consumidores de arte requiere habilidades
al mérito artístico, sino que también cambia la y actitudes específicas, y el marketing de las
visión de su actitud (de una pasiva a una activa). artes puede asistirles para desarrollar esas
Boorsma (2006) parte de una perspectiva rela- habilidades y actitudes necesarias.
cional del arte. Perspectiva que considera que el
• El objetivo del marketing de las artes debería
arte es el producto derivado del trabajo artístico
ser el apoyo y facilitación de la experiencia
y la interacción social. Por tanto, la relación entre
artística como el principal valor para el con-
el arte y su recepción tiene que ser considera-

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sumidor. Es importante que el marketing (…)el marketing de las artes puede ser de-
de las artes se enfoque esencialmente en la finido como la estimulación del intercam-
co-creación de la experiencia artística para bio con una selección de consumidores,
crear valor al consumidor y también en la mediante la oferta de un servicio centrado
creación de circunstancias y servicios de en apoyar la co-creación de la experiencia
apoyo que fomenten la comunicación. Esto artística mediante la construcción y mante-
no implica que se rechacen otros beneficios nimiento de las relaciones con esos consu-
del consumo de arte. Las actividades del midores con el propósito de crear valor para
marketing de las artes pueden generar be- el consumidor y de esta manera lograr los
neficios sociales o educacionales, siempre objetivos artísticos (Boorsma, 2006, p. 87).
que no comprometan la co-creación de la
experiencia artística.
Reflexión crítica
• La selección de los consumidores de arte de-
Como se ha observado a lo largo de esta revi-
bería ser conducida por los objetivos artísticos.
sión de la literatura, aunque cada vez más voces
Dirigirse a un segmento de mercado especí-
consideran beneficioso aplicar una orientación
fico no se refiere solamente a crear estrate-
al cliente en la elaboración y comercialización
gias de marketing para fidelizar a los consu-
de productos culturales, sigue estando presente
midores frecuentes o especializados. En este
la discusión entre la orientación al producto o al
caso, se hace referencia a una selección que
mercado en el sector cultural. Si bien, en el pre-
sea una mezcla óptima de consumidores
sente trabajo no pretendemos zanjar esta dis-
especializados y no especializados (nuevos
cusión, deseamos manifestar y justificar nuestra
u ocasionales). Ambos son importantes, el
postura con respecto al papel del marketing en
primero porque tiene muchas habilidades
la cultura y las artes.
y aptitudes para cumplir su rol co-creativo,
el segundo porque interpreta los trabajos En primer lugar, somos conscientes que con la
artísticos asociándolos a conceptos del día aplicación rígida del marketing en este sector,
a día, lo que los convierte en un importan- esto es, enfocarse en producir a partir de las
te puente entre el arte y la cultura popular. necesidades del consumidor, quedarían fuera
Esto supone grandes retos en las políticas muchas expresiones artísticas que son resultado
de comunicación de las organizaciones cul- de la manifestación más profunda y sublime de
turales. su autor, de seguir con esta idea no estaríamos
• La medida del desempeño debería centrarse en considerando los posibles fallos del mercado,
la contribución a los objetivos artísticos. Esto esto podría tener repercusiones directas en el
implica que las organizaciones culturales no valor de legado del arte, y podría ocurrir que
deberían medir su desarrollo solamente en la producción cultural se centre solo en aque-
términos económicos, sino también consi- llo que demanda la gran mayoría corriendo el
derar la experiencia artística de los consumi- riesgo de que algunas manifestaciones artísticas
dores, y su experiencia con los servicios faci- desaparezcan.
litadores. Ello sitúa al desarrollo en términos Por ese lado entendemos la postura de aquellos
del cumplimiento del objetivo artístico. que abogan por la inclusión del marketing solo
Dadas estas cuatro condiciones propuestas se después de que el producto está terminado. Sin
entiende que: embargo, conceder esto sería relegar al marke-
ting a tareas secundarias y alejarnos de las ne-

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cesidades de nuestros consumidores y, con ello arte siempre está orientado al mercado, si no a
de toda lógica empresarial. O sería como acep- todo, al menos a un segmento en particular. Los
tar la necesidad de un marketing especial para artistas se dirigen a otros artistas, a la crítica, o
este sector. Por otra parte, también sería una for- a un reducido público que casi siempre coinci-
ma indirecta de decir que el sector cultural no de con las élites. El ser humano por naturaleza
pertenece a los sectores productivos y que, por necesita relacionarse, participar, pertenecer a un
tanto, no merece ser tratado como el resto de grupo, por lo tanto un artista no crea para sí en
sectores. exclusiva, de manera quizá inconsciente busca
ser aceptado por otros, reconocido, por tal mo-
No compartimos esta idea por diversas razones. tivo consideramos también que éste siempre se
En primer lugar, de hacerlo, estaríamos acep- orienta si no a todo el mercado si a un peque-
tando una concepción muy rígida de la cultura ño segmento, aquel al que desee pertenecer Si
(aquella que asocia casi exclusivamente la cultu- consideramos esto, la postura que aboga por la
ra a las bellas artes). Existen distintas manifesta- orientación al producto, en aras de no sacrificar
ciones artísticas, tales como el cine y la música el mérito artístico, no está considerando que el
popular en términos generales, en las que el artista ya se ha enfocado al mercado.
marketing puede ser trasladado sin necesidad
de adecuaciones especiales. Por otra parte, de Como argumentos que apoya nuestra visión
aceptarla se estaría reconociendo la incapacidad podemos mencionar a los distintos artistas plás-
del mercado para determinar sus gustos. ticos que pintaban bajo encargo de las clases
pudientes que ahora son considerados grandes
Nosotros creemos en tal capacidad. El mercado maestros. Por mencionar más artistas, Charles
puede en un momento dado establecer qué Chaplin a través de su personaje Charlot consi-
consumo le reportará mayores beneficios. Es guió grandes éxitos de taquilla que lo motivaron
éste precisamente uno de los puntos en los que a seguir con él. Ciertamente, siguió utilizando un
nuestra postura difiere de la de aquellos que personaje que al gran público gustaba. Nueva-
creen en la miopía del mercado, como Caust mente observamos una orientación al mercado
(2003) y Nielsen (2003), que afirman que un en- por parte de un artista que ahora es considerado
foque empresarial no solo atenta contra el méri- uno de los cineastas más grandes de todos los
to artístico, sino que puede llevar a producir un tiempos.
producto que luego no sea lo que la audiencia
requiere. En un análisis muy simple y, desde luego, poco
justo diríamos que este autor siguió un enfoque
Del mismo modo, nuestra opinión dista de la de mercado al seguir ofreciendo melodramas
de la corriente principal, en tanto que conside- a su público mediante el mismo personaje, al
ramos que la aplicación del marketing durante tiempo que era consistente con sus principios
el proceso creativo no atenta contra la manifes- transmitiendo en cada una de sus películas un
tación artística, al contrario, dicho proceso se mensaje político social. Este pensamiento ya
nutre del marketing. Se nutre en tanto que, si- viene resumido en las palabras del escritor mexi-
guiendo la línea del pensamiento postmoderno, cano ganador del premio Nobel de literatura
todos somos creadores y, como tales podemos Octavio Paz, cuando afirma: “aunque muchos
retroalimentar al autor. de los temas que he tratado en mis ensayos son
Somos conscientes de que nuestra postura a más bien austeros e incluso poco atractivos para
favor de la orientación al mercado no conven- la generalidad, he procurado siempre ser claro,
ce a todo el mundo pero se puede decir que el conciso y, cuando he podido, ameno. ¡Cómo me

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hubiera gustado entretener a mis lectores! No Referencias


soy novelista y me resigno, diciéndome: ya que
Arts Council of Great Britain (1976). Report on special
no puedo ser torrente ni cascada, que tu prosa
marketing projects in Sheffield, Bristol and Birming-
sea al menos agua potable” (Paz, 1996, pág. 15). ham. Londres: Arts Council of Great Britai.,
En nuestra opinión, la aplicación del marketing Boorsma, M. (2006), A strategic logic for arts marke-
durante el proceso creativo no atenta contra la ting, International Journal of Cultural Policy, 12,
manifestación artística, siempre y cuando esta pp. 73-92.
aplicación esté dirigida al cumplimiento de los
Butler. P, (2000), By popular demand: Marketing the
objetivos organizacionales. Esta idea aparece ya
arts. Journal of Marketing Management, 16, pp.
en trabajos previos como el de Kotler y Kotler 343-364.
(2001), quienes consideran que la función del
marketing de las artes debe ser apoyar al cum- Caust, J. (2003), Putting the art back into arts policy
plimiento de la misión artística de los autores making: How arts policy has been captured by
u organizaciones. Sin embargo, estos autores the economists and marketers. International Jo-
consideran que el marketing solamente ayuda urnal of Cultural Policy, 9, pp. 51-63.
al cumplimiento de dicha misión mediante la Colbert, F. & Cuadrado, M. (2003), Marketing de las ar-
generación de fondos. tes y la cultura. Barcelona: Editorial Ariel.

En el supuesto de que los objetivos organizacio- Cuadrado, M. & Mollá, A. (2000), La relación consumi-
nales coincidan con la orientación al producto, dor-artes: un equilibrio entre satisfacción de nece-
en primera instancia el marketing debería ayudar sidades y libertad creativa. Estudios sobre Consu-
a la identificación de aquel segmento de merca- mo, 53, pp. 23-32.
do que demande el producto artístico. Hecho Diggle, K. (1976), Marketing the Arts, Londres.: City Uni-
esto, en la interacción entre artista y público se versity,
dará una retroalimentación. De este modo, y to-
mando en cuenta la postura de Boorsma (2006), Evrard, Y. (1992), Culture et marketing: incompatibili-
té ou reconciliation?, En Colbert, F. y Mitchell, C.
se estarían materializando en parte los deseos
(Eds.), Première conference sur le gestion des
de los consumidores. En tal caso, podría aplicar- arts, Actes de la conference. Montreal, pp. 37-49.
se el marketing durante el proceso creativo sin
atentar contra la manifestación artística. Greater London Arts (1989). Marketing resource pack:
A guide to arts marketing for small and middle sca-
Finalmente, en el supuesto en el de que los ob- le performing arts groups. Londres: Greater Lon-
jetivos organizacionales coincidan con la orien- don Arts.
tación al mercado, la aplicación del marketing
Hirschman, E. (1983), Aesthetics, ideologies and the li-
no debería suponer ningún inconveniente,
mits of the marketing concept, Journal of Marke-
puesto que el objetivo es proveer un producto ting, 47, pp. 45-55.
de acuerdo a las necesidades del consumidor, y
el marketing precisamente nos permite desarro- Honour, H. (1986), El Romanticismo. Madrid: Alianza
llar el producto a partir de dichas necesidades. Editorial,.
De este modo que se cumplen los objetivos sin Kolb, B. (2000), Marketing cultural organisations: New
atentar contra la creación artística pues éstos strategies for attracting audiences to classical mu-
dependen de la satisfacción del espectador. sic, dance, museums, theatre and opera. Dublin,
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