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rencia con la teoría general del marketing) o si, “no marketing” (uno que no atiende a las nece-
por el contrario, debería mantenerse al margen sidades del consumidor). Así, en las contribucio-
de dicho proceso y aplicarse tan solo una vez nes más recientes se está defendiendo la idea
que el producto está diseñado. de que el marketing debe ser aplicado incluso
durante el proceso de producción artística.
Las diferentes publicaciones que han surgido a
lo largo de este periodo dejan como resultado Para explicar la evolución del marketing en la cul-
dos grandes posturas. Aquella que aboga por tura, hemos adoptado la clasificación propuesta
la aplicación de las herramientas del marketing por Lee (2005) -aunque este autor se concentra
solo después de que el producto esté diseñado, exclusivamente en la literatura que ha estado
dejado la parte creativa en manos de los artistas disponible para el Reino Unido, hemos decidido
sin tomar en cuenta la opinión del consumidor, adoptar su clasificación al constituir un reflejo
lo que supone defender un enfoque orientado del proceso de la evolución de la teoría del mar-
al producto (Hirschman 1983; Colbert y Cuadra- keting de la cultura-. De acuerdo con este autor,
do, 2003); y la que clama por la aplicación del dentro de la literatura del marketing de las artes
marketing de manera integral, antes, durante y es posible identificar tres grandes etapas que
después del diseño del producto, aunque con van desde la década de 1970 hasta la actualidad
ciertas condiciones (Solomon 2003; Boorsma, (ver Tabla 1). En la primera etapa surgen las pri-
2006). meras publicaciones que versan sobre el marke-
ting y el sector del arte. De ella se puede deducir
Para poder entender los grandes cambios en la una visión del marketing de las artes como un
aplicación del marketing a la cultura es conve- conjunto de herramientas útiles para alcanzar
niente mencionar que la teoría del marketing nuevos mercados. La segunda, en torno a la dé-
de la cultura fue construida desde la visión ro- cada de 1980, destaca por el cambio en la visión,
mántica de las artes. Desde esta perspectiva, ya que pasa de considerarse como una mera
que considera que el producto artístico impera herramienta, a plantearse como un conjunto de
sobre el consumidor, se aboga pues por la su- procesos. Finalmente, en la tercera etapa, a par-
premacía del arte sobre las fuerzas del mercado tir de la década de 1990 hasta la actualidad, se
(Lee, 2005). Con el paso del tiempo esta visión observa el reconocimiento del marketing de las
ha ido cambiando, y se ha llegado a la conclu- artes como una filosofía de gestión (Lee, 2005).
sión de que la filosofía general de marketing es
válida para todos los ámbitos, no siendo nece-
sario desarrollar una teoría de marketing especí-
fica para la cultura, con adecuaciones extremas
que conduzcan a lo que podríamos llamar el
Tabla 1
Enfoques de la literatura del marketing de las artes
ETAPAS ÁMBITO
DEL MARKETING AUTOR RELACIONES CON EL MARKETING DE APLICACIÓN
DE LAS ARTES DEL MARKETING
Maitland
Utilidad del marketing para la toma de Orientación al
y Meddick
decisiones producto (arte)
(1990)
Greater
Utilidad del marketing para la toma de Orientación al
London Arts
decisiones producto (arte)
(1989)
idea romántica de los artistas que “crean princi- sen (2003), son aún más contundentes y ponen
palmente para expresar su concepto de belleza, objeciones a la adopción del lenguaje y filosofía
emoción o alguna otra idea artística” (Hirsch- empresarial en las artes. Señalan que el uso de
man, 1983, p. 46), argumenta que la teoría del estas herramientas aumenta el riesgo de sacri-
marketing debería reconocer la especificidad de ficar el mérito artístico, y alertan de que el enfo-
la producción artística. En otras palabras, el artis- que empresarial puede llevar a producir produc-
ta debe “primero crear el producto… y después tos culturales orientados al mercado que al final
presentar su producto a los consumidores que puede que no sean los que la audiencia quiere
elegirán si aceptarlo o rechazarlo” (Hirschman o necesita, un efecto que otros estudios han lla-
1983, p. 47). A grandes rasgos, propone que con- mado “el peligro o la trampa del marketing de las
ceptos tradicionales del marketing, como au- artes” (Boorsma, 2006). En la misma línea, Evrard
diencia o consumidor e intercambio, deberían (1992) plantea que el marketing en las artes con-
ser modificados para dar cabida a los productos siste en buscar un público para una obra y no
artísticos. Advierte que el concepto de audien- en fabricar un producto para un mercado conci-
cia debe ser extendido más allá del público, tan- biéndolo como un marketing de oferta.
to general como especializado, considerando
como parte de la audiencia al propio productor Las discusiones generadas a partir de Hirschman
(es decir al artista), pues en muchas ocasiones (1983), esto es, ¿debe o no el marketing adap-
es su prioridad en las relaciones de intercambio. tarse a la cultura?, ¿puede haber un marketing
Así, dentro de este enfoque, los intercambios de específico para el sector cultural distinto al mar-
marketing incluyen transacciones que son ini- keting que se aplica en otros sectores?, conduje-
ciadas con el productor en su rol de consumidor ron a Colbert y Cuadrado (2003) a la propuesta
y después son extendidas a intercambios entre de un concepto para el marketing de las artes: “el
otros múltiples participantes. Desde el enfoque arte de alcanzar aquellos segmentos de merca-
propuesto por Hirschman (1983), los intercam- do interesados en el producto adaptando a éste
bios intra-productor no empiezan y terminan las variables comerciales (marketing mix) con el
con él. Los artistas primero consumen sus pro- objetivo de poner en contacto al producto con
pios productos y, si ellos los encuentran acepta- un número suficiente de consumidores y alcan-
bles desde su ranking interno emocional y cog- zar así los objetivos de acuerdo con la misión de
nitivo, entonces los hacen disponibles al resto la organización cultural” (p. 26).
de los consumidores. En definitiva, Hirschman La visión de Colbert y Cuadrado (2003) propone
(1983) “pugna por un marketing centrado inicial- un modelo de marketing para las artes y la cul-
mente en el producto consciente de la condena tura distinto al modelo habitual aplicado a otros
que ello puede suponer por la doctrina” (Cuadra- productos diferentes de la cultura pues, ya que,
do & Mollá, 2000, p. 25). aunque ambos contienen los mismos compo-
Dentro de esta postura contraria a la orientación nentes, estos autores consideran que el modelo
al mercado aplicada a las artes y la cultura se habitual de marketing no puede reflejar de ma-
puede mencionar también la investigación de nera adecuada la realidad del contexto cultural.
Voss y Voss (2000) quienes, al medir el impacto Básicamente, éstos difieren en sus procesos,
de la orientación al mercado y al producto so- pues mientras el modelo habitual parte del mer-
bre la venta de entradas al teatro, encontraron cado, el modelo de las artes y la cultura parte del
un efecto negativo de la orientación al mercado. producto. Así, en una visión simplista, el modelo
Otros estudios, como los de Caust (2003) y Niel- del marketing tradicional sería aquel en el que
una empresa trata de conocer las necesidades
Figura 1
Modelo Tradicional de marketing
SISTEMA DE INFORMACIÓN
EMPRESA MERCADO
2 1
3
MARKTING MIX 4
Figura 2
Modelo de marketing para las artes y la cultura
EMPRESA MERCADO
SISTEMA DE INFORMACIÓN
PRODUCTO
FIN SOCIAL 1
2
CONSUMIDORES
INICIO 4
3
ESTADO PATROCINADORES
MARKETING MIX RESIDUAL
5 PRECIO 6
COMUNICACIÓN
DISTRIBUCIÓN
INTERMEDIARIOS
Según esta perspectiva el producto cultural A su vez, ello indica que las tareas del marketing
debe quedar fuera de las tareas del marketing, de las artes (encontrar y construir audiencias)
y el enfoque centrado en el cliente no debería pueden realizarse sin afectar o cambiar el resul-
ser aplicado al trabajo artístico en sí mismo; más tado artístico (Boorsma, 2006).
bien, el marketing debería ser utilizado para
asignar precios, comunicar, envasar y entregar El modelo propuesto por Colbert y Cuadrado
el producto. Asimismo, para Colbert y Cuadrado (2003) para la cultura y las artes tiene ciertas
(2003) un producto cultural no existe para satis- limitaciones si se adopta una visión amplia de
facer las necesidades del mercado sino que, en cultura y arte, pues no todas las organizaciones
su opinión, se debería buscar a los consumido- culturales están enfocadas al producto. Existen
res que se sientan atraídos por el producto ofer- organizaciones que se centran principalmente
tado. en el mercado, en las cuales el modelo habitual
de marketing describe mejor su proceso de co-
Estos puntos de vista sobre el marketing de las mercialización. Tal es el caso del cine en térmi-
artes y las soluciones designadas para evadir las nos generales.
trampas o peligros del marketing están basados
en la implícita adopción del concepto romántico De hecho, frente a este enfoque de orientación
de las artes como un fenómeno autónomo. Esto al producto, recientemente se observa que poco
supone que la creación artística y el marketing a poco la literatura del marketing de las artes tra-
realizan tareas independientes, cada una man- ta de reconciliar las dos perspectivas diferentes
teniendo su propia lógica y responsabilidades. (orientación al producto y al mercado), adop-
tando y modificando definiciones del marketing cultura de la orientación al mercado, como por
mismo, el mercado y el producto. ejemplo los estudios de Kotler y Scheff (2004),
Kolb (2000) y Kotler y Kotler (2001), entre otros.
Es el caso de la publicación de Scheff y Kotler Según estos trabajos el marketing de las artes
(1996), que identifican y agrupan algunos de los debería, fundamentalmente, formularse pre-
problemas a los que se enfrentan las artes –aun- guntas tales como: ¿quién es el consumidor?,
que se refiere a las artes, durante el desarrollo ¿qué es lo que genera valor para el consumidor?
de la publicación solo se hace alusión a las artes y ¿cómo se podría crear más valor para el consu-
escénicas y casi exclusivamente a la música de midor? (Kotler & Scheff, 2004). Promueven una
orquesta–, tanto aquellos de carácter econó- mentalidad organizacional centrada en el con-
mico como de carácter político-social. Entre los sumidor, lo cual requiere que las organizaciones
primeros abordan distintas cuestiones de matiz artísticas sistemáticamente estudien sus nece-
financiero, en gran medida derivados del con- sidades, percepciones y actitudes, así como sus
tinuo incremento de sus costes. Por otra parte, preferencias y niveles de satisfacción y demás
en lo referente a los problemas político-sociales información que ayude a mejorar lo ofertado
acometen el análisis de temas bastante discu- (Kotler & Scheff, 2004). En general, asumen que
tidos en la literatura del marketing de las artes, el enfoque del valor para el consumidor, que ha
esto es, el arte vs. el entretenimiento, la función sido demostrado con éxito para el mundo em-
social del arte y, finalmente, uno de los más con- presarial, es también la mejor aproximación para
trovertidos: la orientación al arte vs. la orienta- el marketing de las artes, siempre que sea aplicado
ción al mercado. Lo interesante de este artículo dentro de las restricciones artísticas. En definitiva,
es la postura de los autores, ya que zanjan la dis- tanto ésta como las anteriores investigaciones
cusión con una decisión salomónica: (Scheff & Kotler, 1996; Butler, 2000; Kolb, 2000;
(…)ni una adherencia pura a la orientación Kotler & Kotler, 2001) postulan la libre creación
al mercado, ni una orientación al arte (pro- de la obra por el artista y la independencia de
ducto) pueden funcionar en el contexto de la misma respecto a los consumidores, sin que
las artes escénicas donde ambos, artistas y ello signifique que se desarrolle una orientación
audiencia, deben ser considerados. Así que al producto como señalan Searles (1980) Hirsch-
es necesario llegar a un equilibrio entre los man (1983) y Evrard (1992), sino que la aplica-
dos enfoques. Una mezcla que beneficie a ción del marketing en el sector de las artes debe
ambos, oferentes y demandantes del pro- buscar un equilibrio entre las necesidades de los
ducto… a través de la elección de ambos consumidores y el respeto por la integridad ar-
enfoques, el producto final es uno en el cual tística (Cuadrado & Mollá, 2000).
los dos conceptos se unen y se vuelven invi- El último paso (al menos hasta ahora) de esta
sibles” (Scheff & Kotler 1996, p. 38). evolución viene representado por un grupo de
investigadores que consideran que no se pue-
de seguir excluyendo la filosofía del marketing
No obstante, finalmente inclinan la balanza y (o la orientación al consumidor) del proceso de
alientan a un cambio de actitud en algunas or- producción artístico. El rol del marketing debe
ganizaciones artísticas, advirtiendo la necesidad abarcar todas las fases de ese proceso. De este
de enfatizar el lado de la demanda. modo, se deja de ver al consumidor como un
Otras investigaciones académicas han defen- sujeto pasivo y se le considera parte del proceso
dido la adopción en el ámbito de las artes y la de producción, ya que complementa, termina y
traslada el producto artístico. Heredero del pen- da dentro del propio concepto del arte. En otras
samiento postmoderno, bajo el que se ha de- palabras, bajo esta perspectiva se considera que
mocratizado el arte de tal forma que los produc- para que un trabajo artístico cumpla su función,
tos y experiencias artísticas son considerados contribuya al mérito artístico y, por tanto, se
igual que cualquier otra experiencia del día a día considere arte, tiene que ser confrontado con
(la vida misma es arte), este enfoque admite la la audiencia. El arte no es objeto o acción en sí,
aplicación del marketing dentro del proceso de sino la interacción de éste con el público [para
producción cultural. un análisis más completo y desde luego más jus-
to de estas teorías véase los trabajos filosóficos
Dos trabajos interesantes en los que se aplica de Schaeffer (1998) y Shusterman (2002)].
esta perspectiva son los de Solomon (2003) y
Boorsma (2006). Por su parte, Solomon (2003) Esta perspectiva relacional tiene importantes
introduce una conceptualización del sistema de consecuencias en la teoría del marketing de las
producción cultural. De acuerdo con este autor, artes, pues la idea del consumidor como copro-
el grupo de individuos y organizaciones que ductor del arte obliga a redefinir el rol y alcance
crean y comercializan productos culturales con- del marketing aplicado a este ámbito. Bajo esta
forman el sistema de producción cultural. Dicho perspectiva, los consumidores no pueden ser
sistema consiste a su vez en tres subsistemas: tratados meramente como tales. Además, ad-
un subsistema creativo, que crea nuevos sím- vierte que la orientación al consumidor en un
bolos o productos; un subsistema de gestión, ambiente artístico no implica una orientación a
que selecciona, produce y distribuye los nuevos sus necesidades, sino más bien una orientación
símbolos o productos; y, finalmente, un subsis- hacia sus capacidades co-creativas. Finalmente,
tema de comunicación que les da significado y propone cuatro condiciones que deben ser to-
los provee con un grupo de atributos simbóli- madas en cuenta en el marketing de las artes:
cos. El marketing como práctica está implícito
en los tres subsistemas (creativo, de gestión y de • El consumidor de arte es co-creador en el pro-
comunicación). La decisión de crear un produc- ceso total del arte, pero en ningún caso es co-
to cultural es, al final, una decisión basada en el diseñador del producto en término de su forma.
mercado. El consumidor de arte no debe estar activa-
mente involucrado antes de que la idea ar-
En la misma línea, y quizás hasta el momento tística sea desarrollada. Después de ello, sin
una de las contribuciones más significativas en embargo, el consumidor tiene un rol crucial,
tanto que supone un verdadero salto cualitativo completando el trabajo artístico. El objetivo
en la literatura del marketing de las artes, Boors- del marketing de las artes, por tanto, debería
ma (2006) considera que el consumidor juega ser el de apoyar y reforzar este rol creativo
un papel crucial en la etapa final del proceso de desarrollando servicios adicionales que asis-
producción del arte. De esta manera, no solo lo tan al consumidor. Es decir, que el rol de los
ve como un complemento (y no una amenaza) consumidores de arte requiere habilidades
al mérito artístico, sino que también cambia la y actitudes específicas, y el marketing de las
visión de su actitud (de una pasiva a una activa). artes puede asistirles para desarrollar esas
Boorsma (2006) parte de una perspectiva rela- habilidades y actitudes necesarias.
cional del arte. Perspectiva que considera que el
• El objetivo del marketing de las artes debería
arte es el producto derivado del trabajo artístico
ser el apoyo y facilitación de la experiencia
y la interacción social. Por tanto, la relación entre
artística como el principal valor para el con-
el arte y su recepción tiene que ser considera-
sumidor. Es importante que el marketing (…)el marketing de las artes puede ser de-
de las artes se enfoque esencialmente en la finido como la estimulación del intercam-
co-creación de la experiencia artística para bio con una selección de consumidores,
crear valor al consumidor y también en la mediante la oferta de un servicio centrado
creación de circunstancias y servicios de en apoyar la co-creación de la experiencia
apoyo que fomenten la comunicación. Esto artística mediante la construcción y mante-
no implica que se rechacen otros beneficios nimiento de las relaciones con esos consu-
del consumo de arte. Las actividades del midores con el propósito de crear valor para
marketing de las artes pueden generar be- el consumidor y de esta manera lograr los
neficios sociales o educacionales, siempre objetivos artísticos (Boorsma, 2006, p. 87).
que no comprometan la co-creación de la
experiencia artística.
Reflexión crítica
• La selección de los consumidores de arte de-
Como se ha observado a lo largo de esta revi-
bería ser conducida por los objetivos artísticos.
sión de la literatura, aunque cada vez más voces
Dirigirse a un segmento de mercado especí-
consideran beneficioso aplicar una orientación
fico no se refiere solamente a crear estrate-
al cliente en la elaboración y comercialización
gias de marketing para fidelizar a los consu-
de productos culturales, sigue estando presente
midores frecuentes o especializados. En este
la discusión entre la orientación al producto o al
caso, se hace referencia a una selección que
mercado en el sector cultural. Si bien, en el pre-
sea una mezcla óptima de consumidores
sente trabajo no pretendemos zanjar esta dis-
especializados y no especializados (nuevos
cusión, deseamos manifestar y justificar nuestra
u ocasionales). Ambos son importantes, el
postura con respecto al papel del marketing en
primero porque tiene muchas habilidades
la cultura y las artes.
y aptitudes para cumplir su rol co-creativo,
el segundo porque interpreta los trabajos En primer lugar, somos conscientes que con la
artísticos asociándolos a conceptos del día aplicación rígida del marketing en este sector,
a día, lo que los convierte en un importan- esto es, enfocarse en producir a partir de las
te puente entre el arte y la cultura popular. necesidades del consumidor, quedarían fuera
Esto supone grandes retos en las políticas muchas expresiones artísticas que son resultado
de comunicación de las organizaciones cul- de la manifestación más profunda y sublime de
turales. su autor, de seguir con esta idea no estaríamos
• La medida del desempeño debería centrarse en considerando los posibles fallos del mercado,
la contribución a los objetivos artísticos. Esto esto podría tener repercusiones directas en el
implica que las organizaciones culturales no valor de legado del arte, y podría ocurrir que
deberían medir su desarrollo solamente en la producción cultural se centre solo en aque-
términos económicos, sino también consi- llo que demanda la gran mayoría corriendo el
derar la experiencia artística de los consumi- riesgo de que algunas manifestaciones artísticas
dores, y su experiencia con los servicios faci- desaparezcan.
litadores. Ello sitúa al desarrollo en términos Por ese lado entendemos la postura de aquellos
del cumplimiento del objetivo artístico. que abogan por la inclusión del marketing solo
Dadas estas cuatro condiciones propuestas se después de que el producto está terminado. Sin
entiende que: embargo, conceder esto sería relegar al marke-
ting a tareas secundarias y alejarnos de las ne-
cesidades de nuestros consumidores y, con ello arte siempre está orientado al mercado, si no a
de toda lógica empresarial. O sería como acep- todo, al menos a un segmento en particular. Los
tar la necesidad de un marketing especial para artistas se dirigen a otros artistas, a la crítica, o
este sector. Por otra parte, también sería una for- a un reducido público que casi siempre coinci-
ma indirecta de decir que el sector cultural no de con las élites. El ser humano por naturaleza
pertenece a los sectores productivos y que, por necesita relacionarse, participar, pertenecer a un
tanto, no merece ser tratado como el resto de grupo, por lo tanto un artista no crea para sí en
sectores. exclusiva, de manera quizá inconsciente busca
ser aceptado por otros, reconocido, por tal mo-
No compartimos esta idea por diversas razones. tivo consideramos también que éste siempre se
En primer lugar, de hacerlo, estaríamos acep- orienta si no a todo el mercado si a un peque-
tando una concepción muy rígida de la cultura ño segmento, aquel al que desee pertenecer Si
(aquella que asocia casi exclusivamente la cultu- consideramos esto, la postura que aboga por la
ra a las bellas artes). Existen distintas manifesta- orientación al producto, en aras de no sacrificar
ciones artísticas, tales como el cine y la música el mérito artístico, no está considerando que el
popular en términos generales, en las que el artista ya se ha enfocado al mercado.
marketing puede ser trasladado sin necesidad
de adecuaciones especiales. Por otra parte, de Como argumentos que apoya nuestra visión
aceptarla se estaría reconociendo la incapacidad podemos mencionar a los distintos artistas plás-
del mercado para determinar sus gustos. ticos que pintaban bajo encargo de las clases
pudientes que ahora son considerados grandes
Nosotros creemos en tal capacidad. El mercado maestros. Por mencionar más artistas, Charles
puede en un momento dado establecer qué Chaplin a través de su personaje Charlot consi-
consumo le reportará mayores beneficios. Es guió grandes éxitos de taquilla que lo motivaron
éste precisamente uno de los puntos en los que a seguir con él. Ciertamente, siguió utilizando un
nuestra postura difiere de la de aquellos que personaje que al gran público gustaba. Nueva-
creen en la miopía del mercado, como Caust mente observamos una orientación al mercado
(2003) y Nielsen (2003), que afirman que un en- por parte de un artista que ahora es considerado
foque empresarial no solo atenta contra el méri- uno de los cineastas más grandes de todos los
to artístico, sino que puede llevar a producir un tiempos.
producto que luego no sea lo que la audiencia
requiere. En un análisis muy simple y, desde luego, poco
justo diríamos que este autor siguió un enfoque
Del mismo modo, nuestra opinión dista de la de mercado al seguir ofreciendo melodramas
de la corriente principal, en tanto que conside- a su público mediante el mismo personaje, al
ramos que la aplicación del marketing durante tiempo que era consistente con sus principios
el proceso creativo no atenta contra la manifes- transmitiendo en cada una de sus películas un
tación artística, al contrario, dicho proceso se mensaje político social. Este pensamiento ya
nutre del marketing. Se nutre en tanto que, si- viene resumido en las palabras del escritor mexi-
guiendo la línea del pensamiento postmoderno, cano ganador del premio Nobel de literatura
todos somos creadores y, como tales podemos Octavio Paz, cuando afirma: “aunque muchos
retroalimentar al autor. de los temas que he tratado en mis ensayos son
Somos conscientes de que nuestra postura a más bien austeros e incluso poco atractivos para
favor de la orientación al mercado no conven- la generalidad, he procurado siempre ser claro,
ce a todo el mundo pero se puede decir que el conciso y, cuando he podido, ameno. ¡Cómo me
En el supuesto de que los objetivos organizacio- Cuadrado, M. & Mollá, A. (2000), La relación consumi-
nales coincidan con la orientación al producto, dor-artes: un equilibrio entre satisfacción de nece-
en primera instancia el marketing debería ayudar sidades y libertad creativa. Estudios sobre Consu-
a la identificación de aquel segmento de merca- mo, 53, pp. 23-32.
do que demande el producto artístico. Hecho Diggle, K. (1976), Marketing the Arts, Londres.: City Uni-
esto, en la interacción entre artista y público se versity,
dará una retroalimentación. De este modo, y to-
mando en cuenta la postura de Boorsma (2006), Evrard, Y. (1992), Culture et marketing: incompatibili-
té ou reconciliation?, En Colbert, F. y Mitchell, C.
se estarían materializando en parte los deseos
(Eds.), Première conference sur le gestion des
de los consumidores. En tal caso, podría aplicar- arts, Actes de la conference. Montreal, pp. 37-49.
se el marketing durante el proceso creativo sin
atentar contra la manifestación artística. Greater London Arts (1989). Marketing resource pack:
A guide to arts marketing for small and middle sca-
Finalmente, en el supuesto en el de que los ob- le performing arts groups. Londres: Greater Lon-
jetivos organizacionales coincidan con la orien- don Arts.
tación al mercado, la aplicación del marketing
Hirschman, E. (1983), Aesthetics, ideologies and the li-
no debería suponer ningún inconveniente,
mits of the marketing concept, Journal of Marke-
puesto que el objetivo es proveer un producto ting, 47, pp. 45-55.
de acuerdo a las necesidades del consumidor, y
el marketing precisamente nos permite desarro- Honour, H. (1986), El Romanticismo. Madrid: Alianza
llar el producto a partir de dichas necesidades. Editorial,.
De este modo que se cumplen los objetivos sin Kolb, B. (2000), Marketing cultural organisations: New
atentar contra la creación artística pues éstos strategies for attracting audiences to classical mu-
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