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11/12/2017 - 18:57

 Clarin.com
 Opinión

En foco

Qué cambió y qué sigue igual en el


complejo frente energético

Alcadio Oña

Energía Eléctrica
 Vaca Muerta
Habría sido un milagro, al menos para quienes creen en milagros, que en apenas dos años
se remontara una crisis que fue amasándose a lo largo de una década. Con esa prevención
y desde ya sin hacerse demasiadas ilusiones, tiene sentido ver cómo anda el sector
energético.

El macrismo liberó exportaciones antes retenidas, pero como las importaciones siguieron
su ruta el saldo del balance comercial energético no varió. De un déficit de US$ 2.870
millones para los primeros diez meses de 2016 subió a otro de US$ 3.000 millones durante
el mismo período de este año: hubo una pérdida de 5.870 millones de dólares, nada más
y nada menos.

Así de costosos son los efectos de una producción de hidrocarburos hace rato insuficiente,
que fuerza traer de afuera lo que adentro escasea. Y, limpiamente, así son los efectos de
la caída del autoabastecimiento.

Pese a inversiones que hicieron aflojar la pesadilla de los cortes, la gran carga sigue puesta
en la producción de gas y petróleo y, como ahí late el corazón que mueve la economía,
mientras eso no mejore a cada salto de la actividad le corresponderá aumento de
importaciones vitales. Que es igual a decir dólares o, al fin, dependencia de divisas que
el país no genera.
Entonces, ¿qué ocurre hoy con insumos tan esenciales? Según datos privados tomados de
fuentes oficiales, no hubo nada que en principio implique un cambio ni nada que, en
realidad, pudiese cambiar significativamente de un momento al otro.

Entre enero y octubre, comparada con enero-octubre del año pasado, la extracción de
petróleo baja 6,8% y 0,6% la de gas. Los porcentajes son una medida del problema, pero
la verdadera medida del problema atraviesa el horizonte económico: es que retrocede
justo aquello que debería crecer.

Mejor dicho, que sigue retrocediendo. De 2004, plena gesta kirchnerista, a 2016 al
petróleo le tocó repliegue del 17% y 14% al gas.

Un cantar semejante surge cuando, para los mismos años, se usa el metro de las reservas
comprobadas: en petróleo caen 13% y se desploman 38% en gas, nada menos que las de
la pieza central del sistema energético. Y eso que fue exprimiéndose sin reponerlo explica
por qué la producción está cómo está.

Todo junto es ausencia de inversiones durante un montón de años. Si se quiere,


ausencia de incentivos a la inversión.

¿Y qué sucede con las de ese enorme reservorio llamado Vaca Muerta?

Hubo, hay todavía, augurios de inversiones homéricas: desde 5.000 millones de dólares
hasta 10.000 millones anuales.

Según cálculos del sector, reales lo que se dice reales rondaron US$ 2.300 millones tanto
en 2016 como en 2017 y sumarían US$ 3.300 millones el año próximo. “Son montos
ciertamente importantes, así no se acerquen a los pronósticos de quienes parecen
conocer poco del tema”, dice un especialista.

Parientes directos de lo que existe en Vaca Muerta, avanzan la producción de petróleo y


gas no convencionales. Claro que es necesario bajar a tierra nuevamente: ese petróleo
apenas representa un 7,9% de toda la producción y menos ese gas, un 5,9%.

Traducido, el conjunto que dice todavía faltan inversiones cuantiosas y sostenidas, para
que esa gran promesa reporte volúmenes acomodados a las necesidades del país.

Donde parece ser mucha la intención de poner plata es en las energías alternativas,
renovables o no contaminantes, como la eólica y la solar. Ahí juegan garantías y
subvenciones diversas del Estado, aunque los hechos están chocando contra el objetivo
oficial de que este año esa fuente cubriera el 8% del consumo interno: estudios privados
afirman que sólo se habría llegado a alrededor del 2%.

Aunque entrando por la ventana, el cuidado del medio ambiente asomó bajo la forma de
un fuerte impuesto al uso de dióxido de carbono en los hidrocarburos. Estaba computado
en la reforma tributaria y terminaba en las tarifas. Protestaron las provincias petroleras,
protestaron desde un ministerio clave, se cruzaron los expertos, y el impuesto tambalea
si no se cayó definitivamente.
Así quedó también la idea de que la movida ambientalista pudiese ser funcional a la
afanosa búsqueda de colocar a la Argentina dentro de la OCDE, ese club de países
desarrollados y de desarrollo intermedio. Quizás subsistan otras vías, pero esa parece
bloqueada.

Otra cosa cambió y cambió radicalmente. Del brazo de aumentos considerables a la luz y
al gas, los subsidios energéticos van camino de ser reducidos a su mínima expresión.
Incentivo para las compañías, empuja sobre todo la decisión política de achicar el déficit
fiscal hasta dónde sea posible.

De una especie similar ha sido la seguidilla de incrementos a los combustibles, que


arrancó durante la era kirchnerista para mejorar las finanzas de la YPF paraestatal y
continúa airosa. Lo extraño, esta vez, es que el consumo de naftas no siente el golpe:
creció casi 10% en octubre y un notable 20,5% el de nafta premium, entre enero y octubre.
Pega, eso sí, sobre la inflación.

De vuelta al principio, el eje pasa por un problema de dimensiones estructurales. Y luce


evidente en importaciones energéticas que este año marchan hacia US$ 5.800 millones.
No serán los US$ 11.454 millones de 2015, pero son una buena cantidad de divisas.
21/09/2017 - 9:01

 Clarin.com
 ARQ

Energías renovables

Oportunidades para empresas y


profesionales
Especialistas debatieron el estado de situación de las
energías “verdes” en Argentina. Describieron un
escenario optimista y un mercado incipiente.

Paneles solares. A fines de este año, el 8% de la matriz eléctrica deberá usar fuentes
renovables.

 Energías Renovables
 Energía Eólica
 Energía Eléctrica

En el 2016, más del 60% de la potencia instalada en el mundo se basó en generación de


electricidad a partir de fuentes renovables. Las mayores contribuciones fueron de energía
solar fotovoltaica (50%). Mientras, en Argentina la penetración de la energía solar y
eólica en la matriz eléctrica alcanzó un 0,4% el año pasado. Con esos datos, Julio Durán,
licenciado en Física de la Comisión de Energía Atómica, describió el escenario actual
al abrir el debate en una mesa redonda organizada por el Consejo Profesional de
Ingeniería Civil días atrás.
“En Argentina estamos bastante más atrasados”, aseguró Durán. El contraste es notable
aun en la comparación con los países vecinos: “Una sola central fotovoltaica en
Uruguay, de 50 MW, tiene el doble de la potencia instalada en toda la historia de la
Argentina”. Para el especialista, esta situación ha empezado a cambiar con las licitaciones
realizadas en el marco del programa Renovar en el que se adjudicaron 2.400 MW de
energía “limpia”.

Los primeros cambios importantes se están produciendo en plantas solares o eólicas a


gran escala. Hoy, lo que se conoce como generación distribuida, la que se da cerca de los
puntos de consumo a través de equipos de pequeña escala instalados por particulares, no
ha despegado.

A fines de 2011, la Universidad de San Martín y la CNEA empezaron a promover el


desarrollo de legislación y regulación en el país para generación y distribución de las
renovables. “En ese momento no se podían conectar instalaciones a la red. Hoy cuatro en
provincias ya está habilitada: Santa Fe, Salta, Mendoza y Río Negro”, señaló Durán. Y
explicó algunas dificultades para el desarrollo: “Los sectores eléctricos clásicos no ven
con agrado el agregado de generación distribuida en el extremo donde hasta ahora tienen
la demanda”, lanzó.

El ingeniero Sabino Mastrángelo, representante de Cammesa, tomó el guante: “La red no


está en condiciones de soportar la inyección de grandes módulos de potencia, por lo que
hay que expandirla como paso previo para dar otros avances a futuro”. Además, explicó
que las energías renovables son intermitentes y que la red requiere de potencia firme para
atender los picos de demanda. “Las renovables deben que tener un apoyo de otro tipo de
generación convencional, porque todavía no es posible almacenar energía en grandes
potencias”, dijo. Durán respondió: “La intermitencia es un problema cuando la
penetración es muy alta, pero vale la pena destacar que en Argentina estamos lejísimos
de eso. En el caso del fotovoltaico, la provisión va en paralelo a los picos de demanda,
cuando tenemos alto consumo tenemos alta generación”.

Rotando el eje del debate, Federico Nores Pondal, del Laboratorio de estudios de la
energía solar de la UTN, comentó que realizan ensayos bajo norma para determinar
curvas de rendimiento y de durabilidad. El objetivo es implementar el etiquetado de
eficiencia energética de los equipos que se comercialicen. También destacó el rol de la
universidad en la formación temprana para los estudiantes: “Este año se aprobó una
materia electiva en ingeniería civil sobre energías renovables donde hacemos un paneo
de los sistemas más comunes y damos herramientas básicas de dimensionamiento”
señaló.

“Estamos enfocados en generar industria y empleo frente a esta oportunidad tecnológica.


En ese sentido, es importante conocer las cadenas de valor para ver la oportunidad Pyme
en cada eslabón de la cadena”, destacó Sebastián Valente, ingeniero del Centro de
Energías Renovables del INTI.

Se refirió también a las oportunidades de trabajo para los profesionales: “Estamos en el


punto exacto, hay que sumarse ahora para no quedarse atrás. Es inútil competir en ciertos
rubros en un mercado globalizado y corriendo desde atrás. En cambio hay cosas que se
pueden hacer acá sin gran agregado de capital tecnológico”. Además de valorizar el aporte
de trabajo nacional, los especialistas llamaron a aprender de los errores de otros países
que están más avanzados y aprender de ellos.

Ley de energías renovables

El decreto 531/2016 reglamentó la Ley N° 27.191, que fomenta el uso de fuentes


renovables de energía destinadas a la producción de energía eléctrica. “Este gobierno está
tomando medidas para incorporar equipos de generación de mayor potencia y viabilizó la
Ley 27.191 de energías renovables para llegar a las metas que se habían fijado del 8% y
el 20% en 2025”, enfatizó Sabino Mastrángelo, representante de Cammesa. Y aportó un
dato alentador: actualmente la energía proveniente de renovar se genera a un costo similar
que la de combustibles fósiles más económico.

Esta ley establece que para fines de 2017, un 8% del consumo eléctrico nacional deberá
provenir de fuentes limpias. La normativa obliga a los grandes consumidores (más de 300
Kw de potencia anual) a proveerse de ese porcentaje de renovables para fines de año.En
esta categoría están incluidos plantas industriales, edificios comerciales y corporativos
con más de 20 pisos. En este mercado, los especialistas destacaron la existencia de
demanda insatisfecha e instaron a los profesionales a aprovechar la oportunidad.
17/02/2018 - 18:03

 Clarin.com
 Mundo

Fuentes renovables

La energía eólica se abre camino y ya es la


segunda fuente de electricidad de Europa
Superó al carbón y a la energía nuclear. Alemania y
Dinamarca encabezan el cambio.

Molinos. La energía eólica gana terreno en Europa, mientras cae el uso del petróleo y el
carbón. /REUTERS

 Energía Eólica
 Energías Renovables
 Europa
Europa sigue quemando carbón. Regiones europeas, como la que engloba al noreste de
Francia, Bélgica, Holanda y el noroeste de Alemania, tienen decenas de reactores
nucleares en activo. Al viejo continente le queda todavía lejos cumplir con sus promesas
de transición energética, pero está en camino más rápido de lo esperado hace unos años.

Los datos de 2017 muestran que por primera vez la energía eólica ya es la segunda
fuente energética de la Unión Europea con el 18% de toda la capacidad de producción
energética instalada. A los molinos, cada vez más comunes en Europa, sólo los supera el
gas natural, pero ya adelantaron al carbón y a la energía nuclear.

La lucha contra el cambio climático, el miedo a la nuclear que hace que los gobiernos
apenas puedan autorizar nuevas centrales atómicas y un buen chorro de dinero están
haciendo un pequeño milagro. En total, 22.300 millones de euros sirvieron para que de
2016 a 2017 aumentara un 20% la potencia eólica instalada en Europa y para que las
energías renovables fueran responsables del 30% de la producción eléctrica del
continente.

Según un estudio de los think tank alemán ‘Agora Energiewende’ y británico ‘Sandbag’,
la energía solar, la biomasa, pero sobre todo la eólica, se dispararon en los últimos años
hasta crecer de 2016 a 2017 un 12%. Hace apenas cinco años las centrales de carbón
producían más del doble de electricidad que todas las renovables juntas.

El crecimiento se debe sobre todo al aumento de la eólica, con Alemania al frente. El país
del ‘Made in Germany’ ya tiene 56,1 gigavatios de potencia eólica instalada tras ‘plantar’
en 2017 el 42% de todos los nuevos molinos europeos. Le sigue España con 23,1
gigavatios y el Reino Unido con 8,8. En 2017 Europa aumentó su capacidad eólica en
15,7 gigavatios, 6,6 de ellos en Alemania.

El auge de las renovables frena o directamente pone en retirada a las otras fuentes de
generación eléctrica. El gas natural resiste estable, pero la electricidad generada a
través del petróleo y del carbón declina en los últimos años a pesar de que la demanda
eléctrica total del continente crece entre un 0,5% y un 1% anual.

Los molinos de viento cubrieron en 2017 el 20% de la demanda eléctrica alemana, cuatro
puntos por encima del 16% de 2016 aunque todavía lejos del primer país europeo que
invirtió masivamente en molinos de viento, la Dinamarca que ya cubre con ellos el 44%
de su demanda de electricidad.

Europa intenta hacer su transición energética y la apuesta política es clara. El 85% de la


capacidad energética instalada en la UE en 2017 fue de energía renovable: 65,5% eólica,
25,5% solar y 4% de biomasa. De seguir este ritmo, Europa podría cumplir su objetivo:
que el 50% de su consumo energética en 2030 sea de energías renovables.

El problema llega cuando se va a los datos por países. Alemania y el Reino Unido son
responsables del 56% de la nueva capacidad energética renovable de los últimos tres años.
El resto de Europa occidental va a trancas y barrancas aumentando estas energías pero
más despacio.

El principal retraso está al este de Berlín. Los países de Europa del este no avanzan y
siguen confiando en la quema de carbón para generar electricidad. Europa necesita que
estos países, por ahora mucho menos considerados con el medio ambiente, cambien de
actitud si quiere cumplir los objetivos que se marcó cuando firmó a finales de 2015 el
Acuerdo de París sobre el clima.

Entonces, los europeos prometieron reducir un 40% sus emisiones de gases


contaminantes antes de 2030 tomando como año de referencia 1990. El informe de los
think tanks asegura que “los datos sugieren que los esfuerzos europeos sobre eficiencia
energética no son suficientes y que las políticas de la UE sobre la cuestión deben ser
reforzadas”. El Parlamento Europeo apuesta en sus últimos informes por aumentar los
objetivos europeos de eficacia energética y de uso de renovables. Los gobiernos se niegan
a dar más pasos.

El camino es largo y la voluntad flojea. Los informes de la asociación ‘WindEurope’ –


reúne a las empresas involucradas en producción de energía eólica- aseguran que la
inversión en nuevos molinos se contrajo un 19% desde 2016 y que los instalados ese año
y en 2017 se contabilizan como inversiones en años anteriores.

El desarrollo de la energía eólica está llevando a muchos molinos a alta mar. A pesar de
que todavía supone una mínima parte del ‘mix energético’, el ‘offshore wind’ (los
molinos en el mar) es la tendencia más en boga en algunos países, hasta suponer un
53% de toda la capacidad energética creada por el Reino Unido en 2017 y sumar el año
pasado en toda Europa 15,8 gigavatios, un 25% más que en 2016. Once países europeos
controlan ya más de 4.000 molinos en el mar y Escocia inauguró el año pasado la primera
‘granja’ de molinos flotantes.

La mayor parte de los molinos en el mar europeo, hasta un 98%, se concentran en una
pequeña área europea a la que dan las costas británica, alemana, danesa, holandesa y
belga. El Mar del Norte está empezando a desmantelar torres de extracción de petróleo
(las reservas en la región se agotan) y plantando molinos, anclados al suelo marino o ya
flotando. Francia se unirá si el presidente Macron cumple sus promesas de inversión en
eólica marina.

Cuando nuestro Don Quijote en bañador, mostrando su torso desnudo, musculoso y


moreno de surfista, choque contra los molinos marinos, recibirá un golpe que le recordará
a sus tierras españolas. El 51% de los nuevos molinos, en tierra y en mar, instalados en
Europa, fueron construidos por la empresa hispano-germana ‘Siemens-Gamesa
Renewable Energy’.

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