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Marzo 2018. Núm.

22 MATERIA/LÍMITES
IS S N : 1 9 8 8 - 3 927

Ante el dolor de los demás:


una relectura de Susan Sontag

Anaïs Varo Barranco [*]

Resumen. El texto propone una relectura de Susan Sontag, en su última obra Ante el dolor
de los demás, en la que se discute el proceso de subjetivación y de la alteridad a partir de la
mirada sobre el dolor ajeno. Propone una reflexión en torno a los conceptos del poder, el
dolor y el miedo, y cómo estos se vehiculizan y transforman a través de los medios de comu-
nicación y de la opinión pública. El dolor del otro, convenientemente enfocado, puede servir
para unir o para separar personas, para curar o para herir. La conclusión final revierte en qué
queremos que sea para nosotros.

Palabras clave: fotografía, medios de comunicación, subjetivación, alteridad

Abstract. The article proposes a rereading of the last Susan Sontag’s book Regarding the
Pain of Others, in which the subjectivation process and the alterity are discussed from the
perspective of the other’s pain. It proposes a reflexion about the concepts of power, pain and
fear, and how they are conducted and transformed by means of the mass media and public
opinion. The other’s pain, properly approached, can be useful to get people together or sep-
arate them, to heal or cause harm. The final conclusion leads us to decide what we want it
to be for us.

Keywords: photography, mass media, subjectivation, alterity

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No debería suponerse un «nosotros» cuando quien postula que las personas recurren a las principales teorías comunicativas sobre
el tema es la mirada al dolor de los demás. este tipo de imágenes, no para transformar el impacto e influencia social de los medios.
sus creencias previas, sino para ratificarlas. Una vez contextualizado el debate, recupe-
Susan Sontag, Ante el dolor de los demás
En esta línea, además, Sontag afirma que la raremos las reflexiones de Sontag para aden-
idea acerca del proceso de globalización y trarnos en la relación entre la mirada ante el
expansión mediática como una vía de acceso sufrimiento ajeno —que desarrolla la auto-
al «mundo» es falsa. La autora mantiene que ra— y la manera en que dicha mirada puede
Introducción el mundo que se muestra a través de las imá- convertirse en un miedo con implicaciones
genes de guerra es «un lugar muy pequeño, políticas (a través de la conversión de este
Susan Sontag (1933-2004), escritora, cineas- tanto por su geografía como por sus temas», miedo en un mecanismo político mediante
ta e intelectual norteamericana, fue una de y así lo perciben los usuarios, que esperan la instrumentalización del terror). Por últi-
las mentes críticas más lúcidas en el escena- «una transmisión concisa y enfática de lo mo, a modo de conclusión, proponemos una
rio estadounidense de las últimas décadas. que se supone que merece la pena conocerse reflexión en torno a las posibilidades de ac-
La obra protagonista de este texto, Ante el al respecto» (2004, p. 23). En consecuencia, ción y ruptura con el escenario presentado
dolor de los demás, fue su último libro publi- nuestro conocimiento de la guerra no es un anteriormente, exponiendo lecturas y reac-
cado antes de morir, en diciembre del 2003, conocimiento real, sino un conocimiento ciones alternativas ante el dolor del otro.
como consecuencia de un cáncer. mediado por la cámara.

El precedente de esta obra fue la recopilación A lo largo de la obra, plantea algunas de los
de ensayos que conforman Sobre la fotogra- debates más relevantes en torno a la fotogra-
fía (On photography) publicados por prime- fía y, colateralmente, el papel de los medios
Medios de comunicación
ra vez, en español, en 1981 (la edición origi- de comunicación. Tal como expresa la pro- y relaciones de poder
nal es de 1977). Sobre la fotografía propone pia autora:
una aproximación a los principales proble-
mas estéticos y morales en este arte, desde la imagen fotográfica, incluso en la medida en En este punto resulta interesante vincular
su origen en el siglo XIX hasta los años 70, y que es un rastro (y no una construcción ela- algunos elementos que más adelante nos
se erige como una de las obras más relevan- borada con rastros fotográficos diversos), no ayudarán a construir una visión alternativa
tes en la reflexión en torno al papel de las puede ser la mera transparencia de lo sucedi- de conjunto de la propuesta por Sontag. En
imágenes en los medios de comunicación y do. Siempre es la imagen que eligió alguien; primer lugar, debemos referirnos necesaria-
su impacto social y político. En la obra Ante fotografiar es encuadrar, y encuadrar es ex- mente a la idea de poder —ampliamente dis-
cluir (2004, p. 23).
el dolor de los demás, Susan Sontag recupe- cutida en la literatura— y que aquí entende-
ra la temática iniciada más de 25 años atrás, remos desde una perspectiva foucaultiana.
pero desde una perspectiva teórica y reflexi- El presente texto tiene como objetivo ana- En este sentido, deberemos concebir el po-
va distinta, que la obligará a revisar algunas lizar la relación entre tres elementos muy der de forma relacional, como un elemento
de las cuestiones y opiniones planteadas en distintos, pero a su vez íntimamente conec- que impregna las relaciones de fuerza exis-
su momento. tados. Por un lado, a partir de la reflexión de tentes en una sociedad, que a su vez consti-
Sontag, nos interesa enmarcar las imágenes tuyen el dominio de la política; las relaciones
Sontag centra su análisis en las imágenes y de horror que nos propone en el escenario de de poder son inmanentes al campo político
fotografías de dolor y sufrimiento, causa- los medios de comunicación. Si bien la auto- y determinan sus condiciones de posibilidad
do por eventos de violencia, especialmente ra se refiere a las imágenes como elementos y transformación (Foucault, 1991).
conflictos bélicos y guerras. Ante este tipo que pueden encontrarse en múltiples esferas
de género fotográfico y la justificación del sociales (muestras de arte, exposiciones, lu- Al reflexionar sobre la capacidad de poder
mismo, la autora identifica distintas opi- gares públicos, etc.) en este trabajo tomare- que puedan tener los medios de comunica-
niones sobre la función de la fotografía de mos como referencia los medios de comu- ción —a través de sus imágenes y conteni-
guerra: por un lado, observa posiciones que nicación como espacio relevante de difusión dos— en relación con la sociedad, hemos de
sostienen que, si el horror puede ser lo bas- de las mismas. A continuación, analizare- entender que
tante vívido a través de la instantánea, este mos la dimensión de poder de estos medios
puede convencer a la población sobre el ca- de comunicación, y cómo este enfoque de el estatuto ontológico del poder no es el de un
rácter atroz de la guerra; por otro lado, hay poder puede relacionarse con algunas de ente objeto, sino el de un complejo sistema

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de relaciones. El poder es relación de fuerzas.


turante principal es el componente tecnoló- ve determinadas imágenes en los medios de
Por lo tanto, no surge después de que se ha
gico de los medios» (Ortiz Marín, 2006, p. comunicación no es un recipiente vacío que
estructurado el todo social, sino que es ele-
23). Por último, el poder normativo de los dicho medio de comunicación puede llenar
mento de su conformación (Acanda, 2002, p.
115).
medios se basa en su característica de crear con las creencias o visiones del mundo que
regularidades, es decir, de configurar estruc- le interesen, sino que se entiende al sujeto
En relación con la actitud del individuo ante turas simbólicas básicas para la comprensión como un elemento activo en esta relación. El
ese poder desplegado desde los medios de de los fenómenos sociales. Tal como indica poder de los medios, entonces, no recae en
comunicación, debe tenerse en cuenta que Ortiz Marín, este componente normativo la capacidad de manipulación o persuasión,
no será pasiva, sino que su voluntad será de- deviene «crucial en épocas de controversia, sino en la capacidad de enmarcar cuáles son
terminante. Tal como afirma Foucault: «las y se funda en el reconocimiento al papel que las problemáticas o los temas importantes en
masas desean que se ejerza el poder, aún pueden tener en el campo político, merced qué los individuos pueden actuar.
conscientes de que este poder se ejercerá so- a su credibilidad e independencia» (2006, p.
bre ellas y a sus expensas [...] desean que ese 24). Por lo tanto, a partir del citado desarro- Hasta aquí habríamos delimitado el marco
poder sea ejercido» (1984, p. 17). llo, debe notarse que no podemos entender conceptual que tendremos en cuenta al con-
los medios de comunicación, y los actores siderar a los medios de comunicación como
En otras palabras, no podemos entender al que actúan a través de ellos, como agentes difusores de determinadas imágenes de do-
espectador de las imágenes mostradas en desconectados de las relaciones de poder lor y de fenómenos sociales generadores de
los medios de comunicación como un su- para/con la sociedad. sufrimiento humano, y su papel limitado
jeto pasivo que sucumbe ante las intencio- en la interacción y relación de poder que se
nes del periodista o fotógrafo en la difusión Este tipo de visión se conecta con una algu- establece con los individuos consumidores
y selección del contenido, sino que adopta nas de las teorías de la comunicación más de estos medios. En este punto, nos interesa
una posición activa y viva en el vínculo entre relevantes sobre el impacto de los medios aproximarnos a las reflexiones de Sontag en
dicho contenido y su reacción, en la relación de comunicación en la sociedad. Las teorías torno al impacto de esas imágenes.
de poder. contemporáneas, desarrolladas en la segun-
da mitad del siglo XX, rompieron con la
Los medios de comunicación de masas, si- tendencia de las teorías clásicas a entender
guiendo a Ortiz Marín, devienen un aparato los individuos como sujetos pasivos mani-
de poder relevante, especialmente a través pulables, de forma incluso burda, por dichos
Sobre la irreductibilidad
del aumento de su capacidad de control, medios de comunicación. Uno de los princi- del sufrimiento
gracias a los avances científico-tecnológicos, pales exponentes será la teoría de la agenda
que los convierten en «industrias culturales setting, propuesta por Mc Combs y Shaw en
cuya eficacia, cobertura y capacidad mediá- 1972, y que se refiere a la capacidad de los En el capítulo séptimo de Ante el dolor de los
tica les dotan de mayor legitimidad y uso medios de comunicación de masas de en- demás, Sontag desarrolla las dos ideas más re-
por la mayoría de los sectores de la sociedad cuadrar y orientar la opinión pública hacia levantes de la obra, que creemos necesitarán
moderna» (2006, p. 21). determinados temas (Rubio Ferreres, 2009). ser estudiadas y sopesadas profundamente.
La autora discute ambas ideas las cuales —a
De acuerdo con este autor, los medios de Rubio Ferreres (2009) utiliza la metáfora su entender— están ampliamente extendidas
comunicación de masas se caracterizarán de la ventana para ilustrar esta teoría, en- en torno a los impactos de las fotografías del
entonces por tres rasgos de poder: el poder tendiendo que los medios de comunicación horror en relación a situaciones de dolor. La
simbólico, el estructural y el normativo. El ofrecen «las “imágenes” de las noticias a primera de ellas se refiere a la capacidad de
poder simbólico se refiere a la capacidad de modo de “ventanas” que presentan visio- la prensa (en esta, a través de las imágenes) y
reelaboración de información y de material, nes limitadas del mundo exterior». Rela- el resto de los medios de comunicación para
conectada a su vez con la propia construc- ciona esta capacidad de los medios para guiar o enfocar la atención pública. En térmi-
ción de un orden simbólico que permita presentar una versión limitada del mundo nos de comunicación política, podemos hacer
entender el mundo social (Bourdieu, 2000). con una suerte de horizonte hermenéuti- referencia a las teorías clásicas de como la opi-
El poder estructural de los medios de comu- co que restringiría nuestra posibilidad de nión publicada influye y determina la opinión
nicación hace referencia a su posibilidad de comprensión y, por ende, también nuestra pública. La segunda idea alude a una de las
difusión de los mensajes a una población capacidad de actuación. Por lo tanto, desde tesis principales de su anterior obra, Sobre la
amplia, y en este sentido «la cualidad estruc- esta perspectiva, el receptor o individuo que fotografía, la cual defendía que, en un contexto

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de sobreinformación y saturación de imáge- mos acceder a la realidad completa y autén- En este sentido, Sontag no olvida el valor
nes, estas generan un doble impacto contra- tica» (Pradas, 2005). Por lo tanto, insistir, la ético del recuerdo que nos proporcionan las
dictorio: por un lado, aproximan una realidad citada crítica de Schiffter se basa en la califi- imágenes del terror (tal como apunta, el re-
concreta al espectador pero, por otro, provo- cación del situacionismo como una posición cuerdo es la única relación que podemos te-
can una tendencia a la insensibilización. idealista esencialista. Por otra parte, Sontag ner con los muertos) pero reivindica el valor
también hace referencia a Jean Baudrillard de la reflexión. Aunque reconoce el rechazo
Sontag (2004) califica sus propias opiniones, (1987) y a su idea de simulación —concepto habitual hacia las imágenes que nos provo-
explicadas en Sobre la fotografía, acerca del desarrollado en varias de sus obras— como can malestar, no cree que este rechazo sig-
impacto negativo del incesante flujo de imá- un fenómeno actual en que se generaría una nifique una respuesta menor. El problema,
genes del dolor sobre nuestra capacidad para hiperrealidad o simulacro que sustituiría la al fin y al cabo, tal como explica, es que la
responder ante el horror, como una crítica propia realidad, provocando una anulación capacidad de acción desde el acto de mirar
conservadora a la difusión de tales imáge- del objeto por su mismo reflejo (Ruiz Uribe, —ya sea por medio de la fotografía o no— es
nes violentas y de horror. Vincula esta mi- 2011). reducida, y no permite conocer la realidad,
rada conservadora con el situacionismo de si no es a través de la propia experiencia.
Debord y Baudrillard, y articula una crítica A partir de esta breve referencia al pensa-
feroz ante esta. miento de ambos autores, podemos profun-
dizar en la crítica de Susan Sontag. Califica
Debord publicó La sociedad del espectáculo de «provincianismo pasmoso» la afirmación
en 1967; una obra breve —sin ánimo teóri- de que la realidad se está convirtiendo en
Del dolor ajeno al terror
co— que sacudió a la intelectualidad francesa un espectáculo (2004). Para construir di-
en la época inmediatamente anterior al mayo cha crítica, hace referencia a los siguientes Sontag, en un momento de su obra, se centra
del 68. Ya en las primeras palabras del escri- argumentos. En primer lugar, sostiene que en los mecanismos emocionales que se activan
to, marca los elementos claves de su tesis-de- tales posiciones pretenden una universali- ante el sufrimiento ajeno. Por una parte, nos
nuncia: «Toda la vida de las sociedades donde dad en los hábitos visuales de una pequeña habla de la fascinación ante el horror y, como
rigen las condiciones modernas de produc- minoría occidental que se entienden como ejemplo, relata la atracción de Georges Batai-
ción se manifiesta como una inmensa acu- espectadores. Para la autora, este tipo de ar- lle hacia la fotografía de un prisionero chino
mulación de espectáculos. Todo lo que antes gumentos llevan a una situación perversa de sometido a la «muerte de los cien cortes», que
se vivía directamente, ahora se aleja en una poner en duda el sufrimiento en sí mismo: si fue reproducida al final de la obra Las lágri-
representación» (Debord, 2005). De acuerdo yo me sitúo como espectadora y considero mas de Eros de este autor. Por otra parte, se
con el situacionismo, nos encontraríamos en el sufrimiento ajeno como un espectáculo, refiere al alivio que algunas personas sienten al
una fase espectacular de la sociedad en que la por ende, este último puede no ser real. En identificar el dolor en una situación ajena que
mediatización habría desbordado las imáge- segundo lugar, afirma que no debe generali- no les afecta. Este tipo de emoción, sumada
nes e impuesto una visión —objetivada— del zarse el menosprecio tanto al sujeto que se a una percepción de imposibilidad de acción
mundo (Pinto, 2005). Existen diversas críticas encuentra como espectador —y al que se para cambiar la situación problemática, puede
a la propuesta situacionista de Debord, entre le atribuye de forma automática apatía— o empujar a una actitud de apatía y de cinismo.
las que se destaca la de Schiffter en su ensa- al generador de las imágenes, el periodista Ahora bien, la autora también apunta a la re-
yo Guy Debord, l’atrabilaire (1999), que pos- gráfico —al que se le atribuye la búsqueda o acción de temor y desamparo (ligada con esa
teriormente se ha editado en castellano bajo construcción del espectáculo—. sensación de impotencia) ante una condición
el nombre de Contra Debord (2005). Schiffter de sufrimiento que podría convertirse en pro-
construye su crítica a partir de lo que califica Basándonos en la lectura de Sontag, podemos pia. En este sentido, afirma «la gente puede
como esencialismo, ya que sostiene que el au- ver como la autora, partiendo de una formula- retraerse no sólo porque una dieta regular de
tor asume que las representaciones de la rea- ción diferente, coincide sustantivamente con imágenes violentas la ha vuelto indiferente,
lidad —a través del espectáculo— pervierten la crítica de Schiffter a Debord. La irreducti- sino porque tiene miedo» (2004, p. 44).
al mundo real, pero no aporta ninguna pista bilidad del sufrimiento, y la imposibilidad de
sobre cómo es esta realidad. En este sentido, ponerlo en duda a través del situacionismo o Es en esta última reacción —la de miedo—
Debord «simplemente afirma que la forma de su consideración como simulación a partir en la que queremos centrar la reflexión en
espectacular del mundo es una degradación, de su representación en los medios, refuerza torno al papel del sufrimiento ajeno y su im-
es decir, que ha habido una pérdida de reali- el rechazo al esencialismo de ambas propues- pacto en nuestro contexto, el europeo, a nivel
dad en la apariencia, y que por ello no pode- tas, y nos resitúa en el debate. político y social. Según el Diccionario de la

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Real Academia Española, definimos el miedo Resulta interesante la reflexión de la autora Sontag sobre la referida estructuración y or-
como la «angustia por un riesgo o daño real en tanto nos propone una mirada distinta y ganización de los contenidos.
o imaginario», esto es, el miedo se sitúa en un que nos gustaría complementar. Su propia
plano emocional y personal ocasionado por autocrítica consiste en ir más allá de la vi- En otras palabras, desde una posición mo-
una posible acción exterior. La imagen del sión moderna clásica de la vida como una ral podemos criticar el hecho de situar fe-
horror de la que nos habla Sontag materializa dieta de horrores, y trata de entablar un diá- nómenos noticiables en igualdad de condi-
ese riesgo o daño en un objeto concreto, ya logo introspectivo para ahondar en esas ra- ciones cuando unos, claramente, afectan a
sea como muestra fidedigna de la realidad o zones. Como bien apunta, la organización y derechos humanos y la vida de personas, y
como simulación; por lo tanto, no importará estructuración de contenidos tiene un peso otros no. Ahora bien, la lógica periodística
el carácter objetivo de la imagen en el mo- muy relevante en como percibimos toda esa y los procesos de generación de noticias en
mento de generar ese miedo. información. Un ejemplo, que complementa los medios de comunicación, en la mayoría
su relato, es el fenómeno, ampliamente ex- de ocasiones, no priman esta visión moral,
José María Perceval en su reciente obra El tendido en las últimas décadas, de la homo- sino argumentos técnicos motivados por la
terror y el terrorismo: cómo ha gestionado la geneización de los formatos periodísticos. propia estructura expositiva de contenidos.
humanidad sus miedos, analiza —desde una En esta línea, Arana ya apuntó la importan-
perspectiva histórica— como se han cons- cia de la estructura en los mensajes infor- Aquí nos interesa recuperar la teoría de la
truido los miedos sociales y como estos mativos televisivos, puesto que es «el marco agenda setting, citada anteriormente, ya que,
han sido utilizados políticamente. Tal como —frame work— del discurso, el que deter- en consecuencia, vemos que este proceso
apunta, «el miedo como inquietud ante una minará el cómo y el ámbito interpretativo de de estructuración de contenidos es un fac-
acción futura imprevisible o una situación ca- la información. Más que un condicionante tor que influirá de forma muy importante
tastrófica puede ser el desencadenante de una discursivo, el formato es un determinante en el proceso de creación de ventanas, de
gran cohesión social (...) pero también puede de la estructura de la información» (1999, p. las que nos habla Rubio Ferreres (2009). La
destruir el colectivo para siempre» (2017, p. 72). Otro elemento relevante tiene que ver estandarización y empaquetamiento de los
26). Es en esta ambivalencia en la que Son- con la capacidad periodística para abordar contenidos en embalajes formales idénticos
tag identifica la posición del sujeto frente a las situaciones de crisis humanitarias y el es- tienen un impacto en el proceso de agenda
la imagen del horror entre la conmoción y la tatus que se les concede, ya que suelen «tener setting y en la recepción de esa selección de
necesidad de respuesta pero, a la vez, ante la un carácter puntual, ligado a las emergen- contenidos y temas de interés por parte de
amenaza de desencadenar una reacción ad- cias y a los momentos en que hay disponi- la sociedad.
versa, todo ello arropado por el miedo. bilidad de material visual espectacular, a la
vez que se olvida la fase crónica y la lucha
contra las causas de la pobreza» (Toledano y
Ardèvol-Abreu, 2013).
La transformación política del
La muestra del dolor ajeno y En este sentido, la citada homogeneización miedo al terror en el siglo XXI
los medios de comunicación de las estructuras informativas —fenómeno
aún más acentuado en la era de los porta- Sontag publica su libro en 2003, poco después
Si bien, tal como hemos apuntado, Sontag les informativos digitales— sitúa datos pro- del 11 de septiembre de 2001 que marcará un
revisa sus propias opiniones, previamente fundamente distintos en planos formales antes y un después en el uso del miedo y del
expresadas en Sobre la Fotografía, hay un similares, por la influencia de la urgencia terror desde una perspectiva política. Se refie-
punto que merece la pena ser analizado. En y el contexto inmediato. La muerte de un re a los atentados de 2001 en clave de análisis
un momento de la obra, se refiere a la tele- centenar de personas en el Mediterráneo, de la interacción entre la experiencia del su-
visión como medio de masas por excelencia tratando de llegar a las costas europeas, se ceso real y las imágenes (por ende, interpreta-
[1], y señala lo que aparentemente podría dispone al mismo nivel (o menor) que una ciones) que se dieron y mostraron de ese día.
parecer insensibilidad a la propia actuación decisión sobre política económica tomada En ese sentido, parecería que no tuvo tiempo
y organización de los contenidos televisivos por la Comisión Europea. Vemos que, aun- suficiente para comprender el impacto que
para «incitar y saciar una atención inestable que el dilema permitiría un juicio moral, la supondría en la política posterior el uso de
por medio del hartazgo de imágenes. El flujo decisión —en muchas ocasionas— respon- las imágenes y el relato del terror tras dicha
de imágenes excluye la imagen privilegiada» de a un supuesto «criterio técnico» que, a fecha, y por tal motivo no se incluye una re-
(Sontag, 2004). nuestro parecer, conectaría con la crítica de flexión en esta dirección.

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Si bien el fenómeno del terrorismo ha existido crítica inicial, y mantiene que «no debería críticas a la mirada que se desarrollaron a fi-
desde mucho antes (concretamente, en Europa suponerse un nosotros cuando el tema es la nales del siglo XIX, a razón del poder de abs-
existieron numerosas experiencias terroristas mirada ante el dolor de los demás» (pág. 8). tracción, distanciamiento y exteriorizador
durante la segunda mitad del siglo XX), el 11S de la visión. Esta autora no cree que estos
produjo una transformación simbólica de los Hasta aquí hemos podido ver como los me- atributos de distanciamiento sean propios
usos en torno al miedo y al discurso de la segu- dios de comunicación adquieren un papel de la visión, sino que es el «resultado de su
ridad que han tenido impactos globales en los relevante en las relaciones de poder, y como escisión y consiguiente sacrificio de la mira-
derechos básicos de los ciudadanos. Estos efec- esta visión relacional se conecta con algunas da sensible» (2013, pág. 107) construyendo
tos se han dado tanto en países occidentales, a de las teorías contemporáneas sobre el impac- una concepción desencarnada de la misma.
través de la proliferación de regulaciones coer- to social de dichos medios. A continuación,
citivas y restrictivas de tales derechos, como en nos hemos adentrado en una reflexión sobre Por esta razón, la autora afirma que no es la
países y regiones relevantes geoestratégicamen- la conversión de la reacción del miedo ante mirada en sí (sobre la imagen de dolor o sobre
te que, bajo argumentos de seguridad mundial, el dolor ajeno (ya sea a través de imágenes u el dolor mismo) lo que separa al espectador,
han sido escenarios de graves conflictos bélicos. otros canales) en un instrumento político. sino «las condiciones histórico-políticas que
En nombre de la libertad y de la lucha contra el han configurado nuestra mirada descarna-
terrorismo, el estado de guerra se ha generali- Ahora bien, en este punto quisiéramos da y focalizada sobre el mundo» (2013, pág.
zado —ya sea en forma de conflictos bélicos plantear una propuesta que complementa y 112). Entonces, no se tratará de denostar la
bajo el aura de la guerra justa, o bien a través amplía la visión de Sontag acerca de la im- mera mirada ante el dolor del otro, sino de re-
de la regulación y ampliación de la excepciona- portancia de la conmoción y la capacidad cuperar nuestra capacidad de mirar de forma
lidad de derechos—. Las situaciones de estado de empatía ante el dolor y el sufrimiento encarnada, que nos permita involucrarnos en
de excepción pues han aumentado —y se han ajeno. Para hacerlo, nos proponemos rela- un nosotros, a través de un ojo sensible que
normalizado— en los últimos años (por ejem- cionar estas reacciones naturales humanas rehuya del aislamiento y la totalización.
plo, Francia tras los atentados declaró el esta- de conmoción (igual que las del miedo) con
do de emergencia que todavía se mantiene, o las posibilidades de obertura ontológica y de
Estados Unidos que, de facto, se encuentra en construcción de un nosotros inclusivo, que
estado de excepción desde el 2001 con la apro- nos permita establecer lazos —no de recha-
bación de la Patriot Act, aún vigente). Tal como zo sino de acogida— hacia ese sufrimiento
Conclusiones
apunta Perceval la población ya no «acude a las del otro, a través de la recuperación de una
urnas para votar una opción que le ofrece una mirada sensible. En abril de 2004, pocos meses antes de la
esperanza de un mundo mejor, sino para evitar muerte de Sontag, se publicó una interesan-
un futuro que le da miedo» (2017, p. 322). Para hacerlo, reivindicamos lo que Marina te entrevista a la autora realizada por Arcadi
Garcés denomina el «nosotros». Un noso- Espada (2004) en la revista Letras Libres. En
tros inevitablemente basado en la interde- dicha entrevista, el periodista le preguntaba
pendencia, el reconocimiento y la coimpli- acerca del periodismo y su función. Sontag,
cación. Para Garcés sentirse implicado será desde una mirada crítica, contaba que, a su
La recuperación de la «interrumpir el sentido del mundo» y, a su parecer, el gran problema del periodismo en
mirada sensible vez, «dar paso a la fuerza del anonimato» el siglo XXI —en relación al sufrimiento del
(2013, págs. 74 y 75). La autora busca la rup- otro— consiste en una persistente repetición
tura con la dicotomía clásica de lo particu- del siguiente mensaje: «Esto es lo que hay en
La obra de Sontag (2004) empieza referen- lar y lo universal, desde la perspectiva de la el mundo, ahora ya lo conoces, pero poco
ciando el libro Tres Guineas de Victoria identidad colectiva-individual, para repen- puedes hacer para cambiarlo». Para Sontag,
Woolf, en el que la escritora inglesa critica la sarla en términos de lo común y lo singular. este es un mensaje de impotencia, de des-
presunción de un nosotros ante el dolor y el esperación y una advertencia de que «el co-
sufrimiento generado por la guerra; y rebate Garcés desarrolla muchas de sus ideas a nocimiento de las cosas no se transforma en
esta visión argumentando una diferencia- partir de su estudio profundo de las prin- una energía para cambiarlas (...) incluso, de
ción entre la mirada masculina y femenina cipales tesis de Merleau-Ponty, en especial que tanto y tan variado conocimiento llegue a
en torno a los horrores de la guerra, aunque las reflexiones que este autor dedicó al papel aturdirnos y a reforzar la impresión de que el
posteriormente se suma a esa construcción de la mirada. Acepta parcialmente la visión cambio es más complejo de lo que es en reali-
de un nosotros. Sontag reitera y recupera esa situacionista y la relaciona, a su vez, con las dad». Ante tal impotencia, vehiculizada a tra-

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Ortiz Marín, M. (2006). Las fronteras entre poder,


vés de una mirada vacía —miedosa— frente
Estado y medios de comunicación masiva desde la
al otro que nos refleja a nosotros mismos, la teoría crítica. Estudios Fronterizos, 7(14), 9-31.
posibilidad de la compasión y la conmoción
como emociones generadoras de acción nos Perceval, J. M. (2017). El terror y el terrorismo. Cómo
ha gestionado la humanidad sus miedos. Madrid: Edi-
hacen reivindicar la recuperación de una mi-
ciones Cátedra.
rada sensible, encarnada, de reconocimiento
del otro como parte de un nosotros. Pinto, I. (2006). Guy Debord: arte, espectáculo, so-
ciedad. Bifurcaciones: Revista de Estudios Culturales
Urbanos, 5 [http://www.bifurcaciones.cl/005/Debord.
Finalmente, se nos presenta una elección
htm].
activa y militante. Ante el sufrimiento y el
dolor del otro tenemos dos opciones: caer Pradas, J. (2005). Debord ha muerto, viva el hombre.
en la reacción del miedo, instrumentalizado Astrolabio. Revista electrónica de filosofía, 1, 1-16.
políticamente a través del terror y las doctri- Rubio Ferreres, J. M. (2009). Opinión pública y me-
nas de la seguridad, o apostar por una mi- dios de comunicación. Teoría de la agenda setting.
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rabilidad mutua y de construir un nosotros net/10481/6843].
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Ruiz Uribe, M. N. (2011). Reseña de «Cultura y Si-
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Contacto con la autora: anais.varo@udg.edu
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