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La percepción directa
Pensamiento_3
La desesperación no es un motivo, es un
efecto.
Pensamiento_2
La vida es la mejor prueba del concepto de
impermanencia.
Por más que uno se empeñe, no escapa de
ella.
Si la vida comienza podemos tener la certeza
de que acabará.
Pensamiento_1
Uno puede romper los espejos o puede
cerrar los ojos, pero la mente seguirá
engañándonos con lo que creemos s
Pensamiento_6
Una mente sin pensamientos es una mente
muerta.
La meta no es el “no pensamiento”.
El objetivo consiste en lograr que tras la
aparición de un pensamiento, si este es
percibido, no se genere en la mente ningún
movimiento.
Pensamiento_5
La Verdad habita en el silencio.
Pensamiento_4
Odio y desprecio son hermanos.
Compasión y Amor son Padre e Hijo.
Pensamiento_7
Tener hace temer perder.
Pensamiento_8
La mano que golpea es la misma que
acaricia.
La mente que sufre es la misma que disfruta.
Pensamiento_10
En una mente honesta nunca hay
pensamientos reprimidos.
No hay mentiras ni actuaciones interesadas
que dañen o puedan dañar a los demás.
No hay ni acción ni pensamiento alguno que
reprimir.
No hay movimientos que generen inquietud,
miedo o duda.
Todo movimiento que surge de una mente
honesta es un movimiento perfecto y justo.
Ni excesivo ni escaso, sino perfectamente
adecuado, como una nube se ajusta al cielo.
Una mente honesta y pura fluye sin más.
Pensamiento_9
Antes de hablar, concluye.
Antes de concluir, reflexiona.
Antes de reflexionar, piensa.
Antes de pensar, constata.
Antes de constatar, percibe.
Antes de percibir, permanece en silencio.
Solo si percibes, constatas, piensas,
reflexionas y concluyes dirás algo con cierto
criterio.
Conversaciones_2
Pregunta:
¿Cuales son los principales obstáculos que
puede encontrar una persona que decida
comenzar a practicar zazen?
Respuesta:
Tanto si se va a practicar zazen como
cualquier otra disciplina que requiera
concentración y esfuerzo, como por ejemplo
la meditación de cualquier clase (Samatha,
Vipassana, Tratak, Dzoghen,
mántrica…etc,etc.); lo más sensato, sobre
todo al principio, es planificar una práctica
razonable.
Es como el que se plantea correr, hay
muchas similitudes con esto.
Si usted no ha corrido nunca, jamás se le
ocurriría comenzar a correr en una maratón,
que son 42 kilómetros.
Es de sentido común.
En el zazen es lo mismo.
Sobre la calidad de la práctica, se requiere
mucha práctica para que esta sea correcta.
Y se requiere que sea correcta para que
exista un progreso o evolución (si me
permite utilizar estas palabras, que quizá no
sean las más adecuadas, pues hablar de
evolución o progreso en la práctica puede
dar lugar a equívocos).
Pero alguna vez hay que empezar, y siempre
es mejor un minuto de práctica correcta que
una hora de práctica mal hecha.
Algo razonable para alguien que comienza es
practicar durante 30 minutos al día, todos los
días del año, durante un año.
Es una práctica muy leve, muy sutil, muy
poco intensa, pero suficiente para encontrar
los primeros problemas y aprender a
sortearlos por uno mismo.
Sería conveniente practicar siempre a la
misma hora y en el mismo lugar (en la
medida de lo posible).
Para personas con más compromiso con la
práctica, en torno a una hora diaria todos los
días del año estaría bien, para empezar,
insisto.
No soy partidario de hacer descansos y saltar
días, pero es una elección particular, no hay
nada de malo en hacerlo.
Como imaginará, nadie tiene la verdad
absoluta y lo que para uno es cómodo y
eficaz para otros puede no serlo.
Conozco algunos casos de personas sin
experiencia que han practicado Vipassana
intensiva durante unas 10 horas diarias con
silencio total durante 8 días (No conozco a
las personas, pero si los estudios que se
realizaron a este respecto). Y los resultados
fueron extraordinarios.
Cierto es que muchas personas abandonan
una práctica tan exhaustiva e intensa y más
si es al principio y también es cierto que para
llevar a cabo una practica como esta se
necesitan personas que la dirijan y que
tengan experiencia previa para corregir los
problemas o defectos que sin duda surgirán
en una práctica tan intensiva como esta.
Pero este tipo de práctica tampoco tiene
nada de malo.
Si usted quiere pruébelo.
Sobre la necesidad de estar guiado o no
durante el zazen, no me pronuncio.
De cualquier forma, entiendo que no
hablamos aquí de este tipo de implicación
con la práctica.
Hay que ser realista, será difícil, pero uno ha
de ser serio y firme con la práctica.
Hay que tener una actitud y un compromiso.
Uno debe tener y mantener la atención y
concentración correctas para poder practicar
con seriedad.
Obviamente, con la práctica se adquiere
soltura y las incomodidades, tanto físicas
como mentales se van superando.
Como principales problemas, siempre surgen
cuatro:
1.- La imaginación.
2.- La pereza.
3.- El sueño.
4.- La incomodidad física.
Sin duda, el más difícil de afrontar es la
imaginación.
Algo tan útil, necesario y bueno como es la
imaginación, aquí se convierte en un
enemigo temible. Los pensamientos no
controlables que molestan, el parloteo
incesante de la mente, las distracciones, los
recuerdos, los deseos, los anhelos, el traer la
atención una y otra vez, una y otra vez……….
Todo sale en el zazen, todo aflora en el
zazen.
La imaginación, puede ser un gran problema.
De hecho, lo será.
La pereza se puede afrontar con ánimo y con
seriedad en la práctica.
El sueño se puede afrontar cambiando o
ajustando los hábitos de práctica, las horas a
las que se practica y el tiempo que se dedica.
Sobre la incomodidad física, es importante
mantener una postura firme pero cómoda,
desde luego, siempre sin dolor.
Si uno no puede estar sentado en loto pues
se sienta en medio loto, y si no puede estar
sentado en medio loto pues se sienta en el
suelo con las piernas semicruzadas, y si uno
no puede estar sentado en el suelo con las
piernas semicruzadas, se sienta en una silla,
SIN APOYAR LA ESPALDA. Esto último es
importante.
Es más importante la actitud de la mente
que la posición de las piernas.
¿Por qué hacerlo todo tan difícil?
Solo siéntese y practique, olvídese de lo que
le he contado y pruebe, indague, reflexione,
aprenda, avance usted mismo.
No necesita nada más.
Conversaciones_1
Pregunta:
¿Como se definiría?
Respuesta:
No me definiría.
Definirse a si mismo es una de las cosas más
perjudiciales que hay para la integridad
mental de uno.
Es gritar a los cuatro vientos como espera
uno que le perciban los demás.
Una triquiñuela para ganarse la confianza del
interlocutor o para conseguir cosas. No estoy
interesado en eso.
Ese deseo de ser tal o cual cosa se fragua en
la infancia y se fija de una manera
determinante durante la adolescencia entre
los doce y los quince años, a partir de ese
momento (o incluso antes), uno será esclavo
de lo que piensa que es o que debe ser.
Me parece demasiado pretencioso, aunque
lo digo sin ninguna humildad disimulada,
simplemente creo que no es relevante.
Hay hechos, como por ejemplo, que soy una
persona, pero lo demás es completamente
subjetivo.
Soy de aquí, soy de allí, soy esto, soy lo otro,
he estudiado esto, he estudiado lo otro, soy
capaz de esto, soy capaz de lo otro…
¿qué importa? ¿a quien le importa? ¿por qué
le importa a alguien?.
Quien lea esto que lo haga sin imaginarse
nada, con la pizarra en blanco. Solo son
palabras.
Si alguien quiere coger arena de una playa,
mas le vale vaciar las manos, porque con la
mano llena de arena siempre cogerá menos.
Haga lo mismo con las ideas preconcebidas,
los prejuicios y los juicios de valor.
Libérese de ellos y percibirá lo que intentan
decir las palabras.
Las palabras no son las cosas que señalan.
Ni siquiera son las cosas que sugieren.
Pero llevan un mensaje.
¿Usted como me imagina?
¿Con una barba larga y la cara pintada?
¿Más viejo… tal vez más joven?
¿Más alto… más bajo?
¿Más sabio?
¿Acaso algo de eso importa?
Mire, lo importante no es el mensajero, eso
es completamente irrelevante, si alguien
señala el cielo no sea necio y mire el cielo no
la mano.
Confundimos continuamente lo que somos
con lo que parece que somos, con lo que
queremos ser y con lo que los demás
deseamos que vean en nosotros, y eso
genera un conflicto contínuo.
Todo es mentira.
Hay que estar muy seguro de lo que uno es
antes de describirse, y aún así, uno corre un
riesgo enorme de equivocarse porque lo que
uno cree que es hoy tal vez no lo sea mañana
y lo que uno sabe hoy tal vez mañana
cambie.
Pensamiento_12
Uno va a vivir toda la vida consigo mismo.
¿Que puede haber mejor que conocerse
profundamente?.
La muerte
La muerte de otras personas solo nos afecta
cuando hay algún vínculo personal.
Cuando no hay conocimiento directo del
hecho no hay sufrimiento.
Mientras escribo esas líneas están muriendo
personas.
Uno no se siente afectado por ello hasta que
piensa en las circunstancias puntuales del
hecho.
Solo si uno reflexiona sobre las causas o
circunstancias de esas muertes, establece un
vínculo emocional que genera pena,
indignación, lástima, desesperación,
sufrimiento en suma.
Todos sentimientos muy razonables y muy
humanos, pero el hecho indiscutible es que
la muerte de otros no afecta a uno salvo que
existan previamente vínculos o estos se
creen a partir de un juicio.
Sin esos vínculos la muerte no afecta.
Así debe ser, eso no nos hace malas
personas ni indica ninguna característica
especial, simplemente se trata aquí de
constatar un hecho.
La muerte forma parte de la misma vida y no
pueden entenderse la una sin la otra.
El miedo a la muerte es el miedo al dolor, al
sufrimiento, a la soledad, a perder el yo, a
perder el cuerpo con el que uno está
identificado, a la extinción del yo con el que
hemos vivido toda nuestra vida.
Si uno no tiene ese vínculo consigo mismo,
¿qué miedo puede tener?.
Analicemos cuidadosamente que pasa
cuando alguien muere.
Me refiero al cuerpo, a la muerte del cuerpo,
a la muerte física.
¿Por qué ocurre?
Dejando de lado las muertes no naturales,
claro.
Una respuesta evidente es porque los
sistemas que sostienen lo que llamamos
“vida”, no pueden mantenerse en
funcionamiento permanentemente.
Los distintos órganos que logran el equilibrio
en el cuerpo se van desgastando poco a
poco.
Las células que los forman se van
deteriorando, empiezan a funcionar mal.
Los huesos se deforman y se vuelven más
frágiles.
Los pulmones, responsables de la función
respiratoria se van deteriorando ofreciendo
menos oxígeno al organismo y el
intercambio de CO2 se hace menos eficaz.
El cerebro se ralentiza y sus funciones
eléctricas y químicas van muriendo, las
conexiones interneuronales envejecen y
fallan, incluso las mismas neuronas van
muriendo.
Todo, absolutamente todo va mermando su
eficacia con el paso del tiempo.
De modo que si una enfermedad no
deteriora el organismo de una forma más
rápida, el mismo paso del tiempo lo hace.
Todos y cada uno de los órganos que
sostienen y permiten la vida tienen fecha de
caducidad, hasta el instante último en que
algo causa un fallo determinante y termina la
vida.
El tiempo no perdona a nadie
(afortunadamente), pues sería impensable,
incluso terrible que el cuerpo fuera inmortal.
Se podría decir que la muerte es lo natural y
el nacimiento es lo casual.
Se puede elegir donde morir, en cambio, no
se puede elegir donde nacer.
Es un hecho que todo lo que nace termina
muriendo pero no hay reglas para
determinar lo que nace.
Lo que va a nacer puede o no hacerlo, pero si
nace, es seguro que muere.
¿Y que siente uno ante el hecho natural de la
muerte?
Esta pregunta puede enfocarse de múltiples
maneras, dos de ellas son lo que sentimos
cuando esto ocurre y otra es la razón última
por la que ocurre el desenlace.
En el primer caso, el cerebro y el organismo
actúan de un modo peculiar y en extremo
ineficaz.
Cuando “perdemos” a alguien nos sentimos
lastimados, aunque me resisto a la frase
“perder” a alguien, ¿como podemos perder
algo que no nos pertenece?.
El enfoque es por tanto erróneo desde el
principio.
Durante años estamos rodeados de
familiares y amigos, pagamos con ellos
nuestros miedos y ansiedades, les negamos
un beso por las fronteras psicológicas que
nos marcamos nosotros mismos.
Les negamos un abrazo por la vergüenza que
supone demostrar Amor en público.
Cuando finalmente se marchan, cuando
abandonan el cuerpo, lloramos, nos
sentimos mal, sentimos pena y muchas veces
sentimos arrepentimiento.
Arrepentimiento por no haber hecho lo que
deseábamos hacer.
Pena porque ya no podremos hacerlo.
El ser humano llora y se lamenta cuando
pierde, pero no valora lo que posee (o tiene
la sensación de poseer), y la alegría que
siente al recibirlo dura poco.
Amanece y como autómatas nos dirigimos al
trabajo. Con un poco de atención se observa
que todo es nuevo, pero nadie se da cuenta,
nuevas caras, nuevas personas, nuevos
momentos, nuevos movimientos en los
árboles, pero nadie se percata, porque ya
hemos visto otras caras, otras personas,
otros momentos y muchos otros árboles.
La mayoría de las personas miran al suelo,
¿que buscan allí? ¿que hay en sus zapatos?
Nos hemos vuelto ciegos y no valoramos lo
verdaderamente importante (si es que hay
que valorar algo).
Cada vez nos volvemos más y más
ignorantes.
Da igual lo que uno posea, anhelamos lo que
no tenemos y esto se convierte en una
carrera perpetua hacia ninguna parte.
Hay personas que viven demasiados años
para lo poco que han vivido.
Hay personas que no han vivido ni un año,
tal vez ni un par de días.
Eso debería ser triste, porque no se han
dado cuenta de su propia vida.
Lo que han dejado atrás es como deslizar
una rama por la superficie de un lago, así de
leve, así de corto, así de endeble, así de sutil,
así de fugaz; aunque indiscutiblemente bello
para quien lo ha contemplado.
La vida se convierte en una persecución de si
mismo, pero este sí mismo siempre va por
delante.
No se puede ganar, pues no existe ni el
perseguidor ni el perseguido, todo es una
ilusión.
Si no se sabe que hacer, mejor cultivar
virtudes durante la vida de uno.
Si hay algo que buscar es Amor, Serenidad,
Compasión y Silencio, todo lo demás
aparecerá cuando caigan todos los velos que
nos alienan.
Pensamiento_11
No vengo de ninguna parte.
Ni voy hacia ningún lugar.
Solo puedo estar ahora.
Buscando la belleza
Uno busca, en estado de vigilia uno busca
constantemente, mira hacia dentro y busca,
mira hacia fuera y busca.
No solo observa, sino que busca.
Cuando uno observa no surgen preguntas,
cuando uno busca si surgen.
Uno se pregunta muchas cosas.
Uno se pregunta donde está la belleza.
La busca, pero por más que la busca, no la
encuentra.
Una bella flor aparece en el camino y uno,
embelesado, se detiene y la mira, se
enamora de su tallo rígido, de sus hojas
verdes, de sus espinas oscuras y de cada
uno de sus pétalos rojos, busca algo en ella,
busca poesía, busca serenidad, es bonita, es
grande, es aromática, es sensible, es
delicada, es preciosa, es agradable, es suave
al tacto y hermosa como pocas…
¿Se ha percibido la belleza?
Todo apunta a que si.
En ese caso será fácil saber donde está la
belleza percibida.….
Reflexionemos un momento.
¿La belleza está en los ojos?
No pregunto si se percibe la belleza con los
ojos, pregunto donde está la belleza. No
perdamos de vista la pregunta.
¿La belleza está en la mente?
No pregunto si se percibe la belleza con la
mente, pregunto donde está la belleza. No
dejemos de pensar en la pregunta.
¿Tal vez la belleza está en la flor?
¿Tal vez la belleza está en algún otro lugar
que desconocemos?
¿Acaso la flor no deja de ser bella si no hay
un observador que cataloga y nombra?
¿Acaso la flor no deja de ser flor si no hay un
observador que cataloga y nombra?
La flor no está identificada consigo misma, y
a pesar de eso existe y es apariencia
fenoménica por si misma.
Una bella flor aparece en el camino y uno se
detiene y la observa, uno sigue su camino
sonriendo.
Dedico este post a mi amigo Juan Carlos
Acosta.
Buscador incansable y gran observador de
flores.
Con todo mi cariño. Deseando paz y
serenidad.
Pensamiento_14
Si obtienes la fruta antes de tiempo será
inmadura y desaparecerá.
Si obtienes la fruta demasiado tarde estará
pasada y desaparecerá.
Si obtienes la fruta en el momento
adecuado, estará dulce y sabrosa, y
desaparecerá.
La aceptación también es lucha
En conferencias a las que he asistido, en
conversaciones o en diálogos, en la mayoría
de las ocasiones se repiten los mismos
problemas una y otra vez, las personas
acuden (acudimos) a estos eventos por
alguna razón, casi siempre es para beber de
una fuente distinta, aprender más o mejorar
en algún aspecto la práctica. Algunas
personas también acuden por curiosidad.
Pero como digo, en muchas ocasiones hay
personas que se tropiezan una y otra vez con
el mismo muro y no salen de esa situación.
Siempre las mismas dudas, siempre las
mismas preguntas.
Se han bloqueado, se han estancado.
Esto hace que su desesperación aumente, su
inquietud también lo hace, y terminan
pensando y sintiendo que su búsqueda es
estéril y que han fracasado, sintiéndose aún
peor que al comenzar.
Para comprender esto es importante indicar
que lo que se escucha en una charla o
conferencia tan solo son palabras; lo que se
lee en un libro o en un escrito son palabras; y
estas palabras causan efectos muy distintos
en cada persona, es posible que la misma
frase deje indiferente a muchas personas y
en cambio en otras creen una duda; abran
una brecha que puede hacer que el individuo
perciba algo nuevo, algo distinto, que note
que debe cambiar algo o hacer algo o DEJAR
DE HACER ALGO.
En definitiva es percibir un movimiento
nuevo en la mente que antes no había sido
observado (por eso digo “nuevo”, no porque
no estuviera ahí antes).
El individuo debe ser (y es) responsable de lo
que hace aunque el resultado de sus actos
no sea necesariamente el que él espera y no
dependa de su persona.
A veces se esperan milagros, el mismo
Tenzin Gyatso, catorceavo Dalai Lama, lo
indica en sus conferencias con una sonrisa
en la cara.
“Si han venido aquí esperando un milagro,
se han equivocado, soy una persona
normal”.
Y aunque esto de que el Dalai Lama sea una
persona normal es discutible, lo que es
indiscutible es que no hace milagros.
Aún así la gente sigue esperándolos.
El orador no es el mensaje, simplemente es
el elemento a través del cual se lleva a cabo
la transmisión de cierta experiencia o
enseñanza.
Las palabras de un orador, incluso de la
categoría de Tenzin Gyatso (sobradamente
preparado para su labor, extremadamente
culto e inteligente, compasivo hasta el
extremo y lider indiscutible del budismo
tibetano en el mundo y una figura conocida y
querida a nivel mundial), pueden ser un
bálsamo, pero no una solución definitiva,
pues esta solo puede ocurrir en uno mismo y
desde uno mismo.
Todo lo que se diga en una conferencia son
conceptos, y deben ser escuchados como lo
que son. Conceptos.
Nadie tiene la verdad absoluta, ni siquiera
tiene su verdad pues la verdad no puede
tener propietario.
Se busca en las palabras de otros la solución
a nuestros problemas, sin comprender que el
origen de nuestros problemas está en
nosotros mismos, así como su solución que
no solo está en uno mismo, sino que está
aquí y ahora pero no es percibida.
¿Cómo puede uno esperar que alguien que
ni siquiera le conoce pueda resolver los
problemas que uno mismo no es capaz de
solucionar?
Suena extraño, pero es una realidad, hay
muchas personas que hacen esto, que
esperan esto.
A veces cargan contra el conferenciante su
ira, y este, normalmente cauteloso y
prudente, pues él (o ella) han sentido la
misma ira y el mismo miedo y aunque los
han trascendido, comprenden el sufrimiento
que causan, y con paciencia infinita, dan la
receta mágica una y otra vez.
Busca en ti, mira hacia dentro, se
introspectivo, observa como piensas, busca
el conflicto en los movimientos de tus
pensamientos y déjalo ir, permanece sereno,
practica…
Pero esto parece no funcionar nunca.
Y no funciona nunca porque se toma a nivel
intelectual y algunas cosas son imposibles
de comprender a nivel intelectual.
Es como intentar percibir el olor de la
alegría.
Simplemente no puede hacerse.
No se puede oler la alegría.
Pero existe el olor y existe la alegría.
Poca gente es consciente de que las palabras
solo son herramientas, y que luego uno debe
usarlas.
Una palabra es inútil si no se le da la utilidad
adecuada.
Uno no puede amartillar un clavo con un
abanico.
Necesita un martillo, un clavo y ENTENDER
EL PROCESO, SU CAUSA Y EL PAPEL QUE EL
INDIVIDUO JUEGA EN TODO ESE PROCESO.
Su responsabilidad como individuo es
necesaria para que llegue el “darse cuenta”.
A muchas personas les resulta fácil entender
que deben observar sus pensamientos, ver
como llegan y dejarlos ir.
Así se convierten en unos observadores de si
mismos.
A partir de este punto comienza la
frustración. Pasan años de práctica y no hay
avances. Meditan sin descanso y no hay
avances.
Esa frustración se ve como propia, se percibe
como si fuera causada por el hecho de no
avanzar (¿hacia donde? ¿hacia que?).
Esa frustración forma parte del Todo, es lo
que hay en ese momento y como tal debe
ser tratada.
Es lo que es, sin más.
El abandonarse supone ABANDONARSE
COMPLETAMENTE EN UN ESTADO DE TOTAL
INAFECTACIÓN.
No hay lucha, no hay resistencia. No puede
haberla.
La aceptación de algo es una forma de
resistencia muy sutil que pocas personas
perciben.
Cuando deviene una circunstancia y produce
en la persona un efecto negativo (o sienten
que les afecta de forma negativa), buscan
aceptarlo.
Esto es casi igual de improductivo que
rechazarlo.
Rechazar es luchar, es violencia, es
conflicto, es negación, pero aceptar es
EXACTAMENTE LO MISMO.
No hay nada que rechazar ni nada que
aceptar, simplemente las cosas son como
es.
No por repetir esto cientos de miles de
veces va a cambiar nada, es necesaria una
cierta comprensión a nivel intelectual que
se alcanza con la práctica y el silencio
introspectivo y que DESPUÉS, puede
producir un cambio (o no hacerlo); y se
termina la lucha, se termina la resistencia,
pero no se acepta, simplemente termina. Es
muy distinto.
Pierde toda la importancia que tenía y uno
percibe con claridad meridiana lo absurdo
que era todo antes de percibir esto.
Uno observa lo antinatural de esa
resistencia, de esa lucha continua incluso por
aceptar.
NO HAY NADA QUE ACEPTAR.
Un hecho es un hecho independientemente
de lo que uno piense o sienta, por tanto no
cambia nada y la reacción que uno tenga
será una reacción totalmente estéril e inútil,
independientemente de que esa reacción
sea de rechazo o de aceptación.
Pensamiento_13
El origen de todo conflicto no es la mente, es
el pensamiento.
La mente es el continente.
El pensamiento es el contenido.
El tarro de cristal no te puede envenenar, lo
que contiene el tarro de cristal si.
El pensar
Durante la meditación y también fuera de
ella, pero sobre todo durante la meditación,
uno percibe de pronto que está pensando en
algo que le preocupa.
Uno puede observar claramente que ese
pensamiento no estaba antes y que ahora si
está.
Pero ese pensamiento no es nuevo, ya ha
estado ahí antes; por tanto está en algún
lugar y lo recuperamos, lo ponemos en el
punto de mira de la mente, frente a
nosotros.
Eso significa que el pensamiento que genera
inquietud está en algún lugar y ha ocurrido
algo, que lo ha recuperado al ahora.
Ese algo puede ser muy sutil o no.
En lugar de buscar la razón por la que ha
aparecido este pensamiento y de esa
manera alimentar la preocupación, debemos
soltarlo inmediatamente, dejar que pase, no
regocijarse en el pensamiento ni buscar una
solución al problema que plantea (salvo que
sea el momento preciso de hacerlo).
Del mismo modo, la mente funciona igual
con los pensamientos o sensaciones que
producen bienestar, alegría, paz o placer.
También podemos recuperarlos y que en
cualquier momento aparezcan; podemos
recordar estados de ánimo establecidos por
uno o varios pensamientos, simples o
complejos.
Es un recuerdo placentero que traemos al
ahora.
Una herramienta que nos ayuda. Pero a la
que no debemos apegarnos.
Esto lo hacemos continuamente de forma
involuntaria, pero la facultad de hacerlo se
puede cultivar y perfeccionar, por ejemplo,
se usa mucho en meditaciones que utilizan
técnicas de visualización.
Cuando la mente está muy quieta, en
silencio, se puede llegar a observar con
cierta claridad de donde salen los
pensamientos, como surgen.
Aparentemente todos salen del mismo lugar,
es más tarde, una vez percibidos, cuando nos
conducen a un estado de alegría o de
inquietud, por tanto el problema no está en
el lugar de origen de los pensamientos, sino
en la interpretación que hacemos de ellos.
El mundo es perfecto, el problema surge de
nuestra forma de ver el mundo.
Lo percibimos de forma parcial, sesgada y
desde un punto de vista individual,
independiente y separado, como si el mundo
fuera distinto a nosotros. Eso genera un
conflicto permanente. Allá donde miremos,
estamos observando desde nuestro punto de
vista personal. No hay unidad.
Otra certeza que se desprende de esto es el
hecho de que existe algo entre los
pensamientos, algo entre el momento de no
pensar y el pensar, hay un hueco, hay un
lugar, hay un vacio ahí….
Cuando uno tiene la costumbre de observar
de donde surgen los pensamientos, con el
tiempo encontrará un “lugar” sereno,
silencioso y tranquilo.
Los pensamientos que surjan dejarán de ser
analizados y juzgados, y por tanto tendrán
un impacto cada vez menor en el estado de
ánimo.
Ni alegría ni tristeza, sino un estado
inafectado.
Si no tomas unas decisión, esa es la decisión
que has tomado.
Alguien puede preguntarse que hay de malo,
una vez dominadas estas técnicas, en cultivar
los pensamientos que producen o que
sugieren alegría, bienestar o placer.
La respuesta es que la mente SIEMPRE tiene
una tendencia a perpetuar lo que le produce
placer, bienestar y alegría, de esta forma, no
estaríamos observando el lugar de donde
surgen los pensamientos, sino el efecto (en
este caso aparentemente placentero) que
generan en el cuerpo y en la mente.
Este es el mismo problema que se
presentaba al principio, solo que menos
desagradable.
En realidad sigue sin resolver el conflicto de
una mente que se regocija en aquello que le
produce placer e intenta evitar a toda costa
aquello que le produce sufrimiento.
En definitiva, esta actitud no nos saca de una
mente que se sigue identificando con lo
pensado.
Conversaciones_6
Pregunta:
¿Qué es la verdad? ¿Quién la posee? ¿Puede
usted o alguien dármela?
Respuesta:
Imagino que usted se refiere a la Verdad con
mayúsculas, a la Verdad última y única, a la
Verdad no referenciada a nada y a nadie.
Supongo que sugiere en su pregunta si es
posible alcanzar por uno mismo o mediante
otros, algún tipo de percepción o certeza
física o mental sobre la Verdad última o el
significado de la misma.
“Verdad” es un término muy delicado, que
debe ser tratado con extrema prudencia, y
nunca, NUNCA, debe uno apropiarse de él.
Su verdad no es la verdad, mi verdad no es la
verdad, la verdad no puede ser propiedad de
nadie, porque en ese caso estaría
condicionada y sería subjetiva, cambiaría,
dejaría de ser lo que era hasta ese momento.
¿Comprende esto? Es importante.
Vamos a intentar avanzar un poco más, en
primer lugar habría que determinan que es
la verdad.
El término verdad es la conformidad de las
cosas con el concepto que de ellas forma la
mente; también es la conformidad de lo
pensado con lo dicho o sentido y quizá el
significado que más se acerca a lo que aqui
tratamos sea que la verdad es la propiedad
de “algo”, tangible o no, que se
mantiene inmutable por si mismo.
De esta forma, si la verdad depende de
alguien externo a uno, ya no será la
experiencia de uno y uno no podrá por tanto
experimentarla por si mismo.
Si la verdad depende de uno mismo, será la
Verdad suya, personal, y no la Verdad
Universal.
Así que aquí aparece un dilema.
Si depende de alguien (de otros) habrá
sufrimiento y deseo, ansiedad y lucha.
Si depende de uno, habrá sufrimiento y
deseo, ansiedad y lucha.
Uno puede percibir esto por si mismo. Sin
ayuda y sin conocimientos externos, tan solo
con una sincera reflexión.
Así que eso nos sitúa en la conclusión
aparentemente cierta de que en cualquier
caso, la propia búsqueda de esa verdad
provoca en si misma sufrimiento, deseo,
ansiedad y lucha.
De una reflexión muy íntima sobre este
asunto surgen muchas preguntas que
pueden acercarnos a la respuesta que se
busca.
3 de esas preguntas pueden ser ( y de hecho
son…):
¿Porque están ahí todos esos problemas
(sufrimiento, deseo, ansiedad y lucha)?.
¿Donde es ahí?.
¿Quien es aquel que los considera un
problema?.
Meditando y reflexionando sobre esto tal vez
encuentre algo nuevo, algo de Verdad.
Y recuerde, NO SE APROPIE DE ELLO, porque
entonces modificará aquella característica
que lo hace inmutable.
La mente hemisférica
Si nos ubicamos en el interior del cráneo, lo
primero que encontramos es el encéfalo, el
cerebro constituye la masa principal del
encéfalo y hasta él llegan señales de todos
los órganos de los sentidos, de las
terminaciones nerviosas propioceptivas y del
dolor.
El cerebro procesa, analiza y compara todas
las informaciones que proceden del exterior
y del interior de cuerpo, las transforma en
sensaciones y las almacena como recuerdos.
En el cerebro se desarrollan los procesos de
elaboración de pensamiento y las reacciones
motoras del cuerpo.
Su peso supone aproximadamente el 2% del
peso total corporal, pero consume en torno
al 20% del oxigeno en circulación.
El cerebro se divide en 2 hemisferios
separados por 3 lados mediante una fisura
profunda, pero unidos en su base por el
cuerpo calloso (c.c.)
El c.c. es un haz de fibras nerviosas de unos
10cm de longitud que permiten y garantizan
la comunicación entre ambos hemisferios.
En cada hemisferio se distinguen la corteza
cerebral (o sustancia gris) y la sustancia
blanca.
La sustancia gris contiene aproximadamente
el 60% de las neuronas encefálicas.
La corteza cerebral presenta numerosos
pliegues que se conocen como
circunvoluciones, surcos, y cisuras según sus
características, ubicación y propiedades.
Algunos de estos pliegues tienen funciones
propias y muy especificas.
La sustancia blanca, más interna, esta
formada principalmente por fibras nerviosas
de tipo mielínico que llegan a la corteza
cerebral.
Desde el c.c. decenas de miles de fibras se
ramifican por dentro de la sustancia blanca.
Si estas fibras se interrumpen, los
hemisferios se vuelven independientes. De
igual modo, si el c.c. se separa o se corta, los
hemisferios quedan totalmente separados.
A día de hoy (Junio de 2011), los científicos
llevan unos 210 años estudiando las
asimetrías funcionales del cerebro. Esto es,
cual es la función específica de cada uno de
los hemisferios y de cada una de las zonas
que componen cada hemisferio.
Ya hace mucho tiempo que la comunidad
científica y médica ha aceptado que el
hemisferio izquierdo maneja lo relacionado
con las palabras y la lógica (entre otras
muchas cosas), mientras que el hemisferio
derecho maneja las emociones, la intuición y
la creatividad (entre otras muchas cosas).
Se podría decir que el hemisferio izquierdo
es analítico y el hemisferio derecho es
emocional.
Por esas carambolas que a veces ocurren y
que tienen como testigo a alguien que
entiende lo que está viendo, a finales del
siglo XIX, Arthur Wigan, médico y escritor,
presenció la autopsia de una persona con
una particularidad extraordinaria, tenía un
solo hemisferio cerebral.
Aquel hombre, durante su vida pudo
caminar, pudo hablar, pudo leer, pudo
escribir y se desenvolvía con normalidad en
su comunidad.
No hizo falta mucho más para que Wigan
empezara a atar cabos y sacara conclusiones.
Si aquel hombre se desenvolvía
normalmente con un hemisferio, con una
mente, los demás, que tenemos dos
hemisferios, tendremos dos mentes.
Dicho y hecho, en 1844 apareció la teoría de
la dualidad de la mente descrita por Wigan
en su obra “A new view of insanity: the
duality of the mind proved by the structure,
functions and diseases of the brain”.
Más tarde, ya en los años 70, Roger Sperry,
que sería premio Nobel de medicina en
1981, realizó una serie de experimentos con
animales y con personas.
Una de la cirugías experimentales que
llevaba a cabo consistía en separar los
hemisferios a personas que sufrían graves
problemas de epilepsia a fin de calmar y en
algunos casos incluso detener los síntomas y
los efectos de esas epilepsias.
De esta forma, Sperry separaba literalmente
los hemisferios cortando el c.c. y haciéndolos
totalmente independientes el uno del otro.
Así se vio que los dos hemisferios trabajan
de forma distinta si están conectados entre
si o si no lo están. Pero no dejan de trabajar
aún estando separados.
Si están conectados, los dos hemisferios se
complementan, se ayudan y realizan tareas
conjuntas. Cuando están separados se
comportan como dos cerebros
independientes, distintos, diferenciados y
con sus personalidades y características
propias.
Dos cerebros distintos en una misma cabeza.
Con los hemisferios unidos (situación
normal), resulta casi imposible determinar
por uno mismo que ocurre en el hemisferio
derecho y que ocurre en el hemisferio
izquierdo, o mejor dicho, que información
gestiona cada hemisferio y como y cuando lo
hace.
Nuestro hemisferio derecho controla la parte
izquierda del cuerpo, y a su vez, el
hemisferio izquierdo controla la parte
derecha del cuerpo, es lo que se llama una
posición refleja.
La información llega al hemisferio derecho a
través de los sentidos, la mente derecha crea
una “percepción” de ese instante, como lo
ve, como lo huele, como lo siente, a que
sabe, como suena y si es suave.
A esos momentos de percepción hay que
unir sensaciones, sentimientos, emociones y
respuestas fisiológicas.
Esta información, procesada de esta forma,
nos permite ubicarnos en el mundo, ver lo
que hay a nuestro alrededor y observar
nuestra relación con el espacio que nos
rodea.
El hemisferio derecho está diseñado para
recordar cosas relacionando unas cosas con
otras.
Por ejemplo, la conclusión “Estaba en Paris el
día del terremoto de Japón” se alcanzada
con el hemisferio derecho.
El lo que se refiere al espectro temporal,
para el hemisferio derecho no existe ayer, ni
mañana, existe ahora, solo es presente.
Hemisferio derecho = Ahora intemporal y
total.
Por su parte, el hemisferio izquierdo tiene
una forma completamente diferente de
procesar la información que recibe.
Digamos que coge cada uno de esos
momentos que ha captado nuestro
hemisferio derecho y los ordena, los
compara y los etiqueta.
Así, consigue archivarlos siguiendo una
secuencia ordenada por los recuerdos de los
detalles de cada momento.
Acaba de aparecer el antes y el después. El
ayer y el mañana. El pasado y el futuro.
Así las cosas, es el hemisferio izquierdo el
que me indica que debo abrir el armario
antes de coger la ropa.
El hemisferio izquierdo piensa en imágenes,
almacena detalles y detalles sobre los
detalles y detalles sobre los detalles de los
detalles.
Fragmenta la percepción del hemisferio
derecho hasta detalles imposibles de hacer
más pequeños.
El hemisferio izquierdo percibe cuerda,
guirnalda, cuentas de cristal azules grandes,
cuentas de plástico verdes medianas,
cuentas de metal plateadas pequeñas…
Mientras que el hemisferio derecho percibe
“collar”.
A través de los centros de lenguaje, el
hemisferio izquierdo parlotea
constantemente.
Cualquiera que haya desesperado mientras
meditaba por el parloteo mental debe
agradecer esta característica a su hemisferio
izquierdo (y hablar seriamente con él).
A pesar de las similitudes estructurales y
funcionales, cada mente es distinta, cada
mente “funciona” a una velocidad, con una
regularidad cíclica, a un ritmo y con una
precisión distintas.
Estas variaciones en el procesamiento de la
información se deben a las diferencias entre
las células cerebrales y a los circuitos
intrínsecos y únicos de cada cerebro.
Una de las tareas del hemisferio izquierdo es
recordarnos “yo soy”.
Como mucha gente lo busca, voy a decir
donde vive. El ego reside en el hemisferio
izquierdo.
Gracias al hemisferio izquierdo sabemos
como nos llamamos, donde vivimos, y cual
es nuestro número secreto para encender el
móvil.
El hemisferio izquierdo además crea
patrones como respuesta a los estímulos
percibidos.
Poco a poco, mediante repetición, va
creando circuitos neurológicos que
funcionan casi automáticamente y hacen así
más eficaz el pensamiento al no tener que
observar, analizar, catalogar y archivar
tantos detalles una y otra vez.
Estas respuestas se van automatizando poco
a poco hasta que quedan fijadas, y entonces
la respuesta es prácticamente instantánea.
(En lo que a percepción de tiempo se
refiere).
El cerebro esta repleto de este tipo de
programas, por eso somos tan predecibles.
¿Quien no conoce al eterno optimista o al
negativo, al animado o al desanimado, al
obsesivo y al olvidadizo…..?
El cerebro izquierdo tiene otra
particularidad, clasifica las cosas mediante
escalas jerárquicas y para ello utiliza
palabras, etiquetas.
De esta forma, es el hemisferio izquierdo
quien decide si esto “me gusta” o “me
disgusta” y si aquello es “bueno” o es
“malo”. No para de comparar. No para
nunca, es su trabajo.
Es la mente izquierda la que comprende lo
que son las letras y como se combinan para
crear un sonido (palabra), que lleva
emparejado un significado (concepto).
Después enlaza una palabra detrás de otra
para crear frases y párrafos que transmiten
mensajes muy complejos.
Por esa razón, a menudo las personas con
una lesión hemisférica izquierda no son
capaces de crear lenguaje o comprenderlo,
pues ahí se encuentra el centro del lenguaje.
El hemisferio derecho a su vez, complementa
la acción interpretando la comunicación no
verbal, la mente derecha evalúa las señales
sutiles del lenguaje como el tono de voz, la
expresión facial, el lenguaje corporal o los
ritmos de dicción.
El hemisferio derecho observa la
congruencia de la expresión general dentro
del contexto que ha creado el hemisferio
izquierdo.
Por si todo esto no fuera asombroso, en el
hemisferio izquierdo existe algo sumamente
extraordinario, son un grupo de células que
se encargan de determinar los límites del
cuerpo, donde empieza y donde acaba el
cuerpo en relación al espacio que nos rodea
y luego es el hemisferio derecho quien nos
ubica en el espacio, pero los límites los
ponen estas células altamente
especializadas.
Hoy en día se sabe que zonas del cerebro
participan en las funciones cognitivas gracias
a una prueba llamada PET, acrónimo en
inglés de “Positron Emission Tomography”
(tomografía computarizada de emisión de
positrones).
Esta técnica permite visualizar las funciones
cerebrales activadas por tareas cognitivas o
comportamentales localizando la glucosa
radioactiva que previamente se ha
suministrado al paciente objeto de la
prueba.
Así, se observa que reaccionan distintas
partes del cerebro cuando una persona está
oyendo, viendo, hablando o pensando.
Estas técnicas han sido fundamentales para
averiguar la especialidad de cada una de las
partes del cerebro y modelar el mapa
cerebral que se tiene hoy en día como
válido.
Ese mapa, considera también que en un
neonato los dos hemisferios tienen
capacidades equipotenciales.
Durante la primera infancia un hemisferio
comienza a dominar al otro y sólo después
de la primera década de vida la dominancia
queda establecida.
El 90% de las personas adultas sin problemas
fisiológicos cerebrales tienen una
prevalencia hemisférica izquierda.
Quizá este trabajo tendría una cabida más
adecuada en un blog sobre fisiología
cerebral, pero finalmente, como casi
siempre, todo tiene relación, para bien o
para mal.
La buena noticia es que con estos datos en la
mano, es científicamente probable que el
cerebro se puede malear, se puede reforzar
y se puede “domesticar”, y sobre todo, que
es posible cambiar los patrones de
pensamiento que hoy nos causan
sufrimiento y que están íntimamente
relacionados con las redes interneuronales y
los caminos neuronales que siguen los
estímulos.
Trabajando sobre esos estímulos y
modificando sus reacciones, se crean
literalmente caminos alternativos.
Caminos nuevos por los que pasan
pensamientos viejos y por tanto se
convierten en pensamientos conocidos con
impactos nuevos y consecuencias
diferentes.
Por poner un ejemplo comprensible, hay
varios tipos de neuronas…. piramidales,
bipolares, de Purkinje, estrelladas….etc, etc.
Sabemos que las neuronas perdidas no se
reproducen de nuevo, y que los circuitos
muertos no se reactivan, también sabemos
que los circuitos neuronales, pueden ser de
distintas clases, convergentes, divergentes,
recurrentes y paralelos. Estos son solo
algunos de los esquemas de funcionamiento
de los principales circuitos neuronales.
De esta forma, en el cuerpo se entrecruzan
de miles de maneras, sumándose,
inhibiéndose e influyéndose mutuamente.
Además, la disposición de las neuronas y el
tipo de enlaces que se establecen entre ellas
influyen en los distintos umbrales de
excitabilidad.
Por esta razón, circuitos muertos pueden
abrirse paso por nuevos caminos y neuronas
poco excitadas pueden volverse funcionales
al cambiar sus características eléctricas.
Es la parte científica de la meditación, y de
las prácticas de introspección.
No tiene nada de magia ni de esoterismo,
nada de religión o creencias.
Estos son datos recientes, comprobables y
científica y médicamente comparados y
aceptados.
Por tanto se puede afirmar que el cerebro y
sus funciones se pueden modificar.
Literalmente.
—
Bibliografía consultada.
My stroke of insight. Jill Bolte Taylor.
La mente humana. Jose Luis Pinillos.
Los dragones del Eden, la evolución del
cerebro humano. Carl Sagan.
Atlas de Anatomía. Tikal.
A new view of insanity. Arthur Wigan.
Lateral Specialization of Cerebral Function in
the Surgically Separated Hemispheres. Roger
W. Sperry
Pensamiento_18
A veces, uno busca un Maestro, cuando en
realidad lo que necesita es un Camino.
Pensamiento_17
El silencio es origen.
La oscuridad es origen.
Solo se pueden explicar indicando lo que NO
son.
El silencio es la ausencia de ruido alguno.
La oscuridad es la ausencia de luz.
La budeidad es origen.
La budeidad es la ausencia del yo.
Y además, todo son palabras.
Conversaciones_8
Pregunta.
Usted predica que lo material no da la
felicidad y que todo es ilusión. ¿Puede
explicar esto un poco más?.
Respuesta.
Bien, en primer lugar, me gustaría aclarar el
uso que hace del término “predicar”.
Predicar es dejar patente algo, explicarlo,
publicarlo o aclararlo, si usted utiliza este
término con ese significado entonces es
correcto, está en lo cierto.
Pero si usted utiliza el término “predicar”
con alguna connotación religiosa, en ese
caso se equivoca y puede confundir a otros.
Nunca ha sido intención de uno dar ejemplo,
ni convencer a nadie de nada y mucho
menos pontificar o exponer dogmas.
Si uno pretende algo, eso es que cada uno
piense por si mismo, solo eso. Que dude, que
no se crea nada de lo que escuche o de lo
que lea, que indague.
Que cada uno vea las cosas (sus propias
cosas) desde un punto de vista diferente al
que le produce sufrimiento o malestar.
Si no hay sufrimiento o malestar ¿Cuál es el
problema?.
No hay a quien seguir ni hay a quien
obedecer, eso no funciona.
Mire a su alrededor, observe como está el
mundo y sabrá a que me refiero.
Si hay alguien que pueda hacer algo por
usted, ese es usted mismo.
Vayamos ahora a su pregunta.
Lo que aquí se expone solo es un punto de
vista y como tal debe ser tratado.
Este punto de vista cumple siempre un
requisito indispensable que es el respeto
más profundo hacia toda persona y toda
creencia, por tanto no excluye en ningún
caso cualquier otra idea o creencia, religiosa,
filosófica, intelectual o de cualquier clase
que pueda tener una persona, muy al
contrario, lejos de excluirla, la incluye.
Por supuesto, puedo estar equivocado y
seguramente lo esté, téngalo en cuenta.
Observe y piense por usted mismo.
No debe tomar las cosas al pie de la letra,
porque se salen del contexto.
Hablemos primero sobre lo material y la
felicidad y después llegará por si solo el
asunto de la ilusión.
Estará bien saber, antes de nada, ¿qué es la
felicidad?, pues aparentemente es lo que se
alcanza con los bienes materiales según esta
opinión que estamos observando.
En un diccionario podrá encontrar un
significado que parece darle la razón.
La felicidad es un estado de ánimo que se
complace en la posesión de un bien. Esto es
lo dice el diccionario, recuerdo
perfectamente la cita y le aseguro que es
literal.
Por otra parte, también significa “contento o
satisfacción”. Estos últimos términos en
realidad no son descripciones, son
sinónimos, pero a falta de algo mejor, nos da
una idea de lo que podría ser la felicidad.
Es mi opinión es un error.
Si uno se olvida de los diccionarios (que es lo
que debe hacer en este caso), puede obtener
su propia definición de “felicidad”.
Una definición más exacta y realista podría
ser que la felicidad es un estado percibido
en ausencia de problemas y preocupaciones
unido a estados de serenidad y equilibrio
mental.
Valoremos esto de tener o no tener y lo que
ofrece cada opción.
Veamos, le haré una pregunta.
¿Usted que tiene de valor?
(INTERLOCUTOR).
Tengo un trabajo, tengo una empresa, tengo
una familia, tengo un coche, tengo dinero,
tengo propiedades….. en general no puedo
quejarme, vivo bien.
(J).
Tiene muchas cosas, pero aún así busca algo,
no se siente pleno, sino no estaríamos
hablando.
Todas esas cosas que tiene son sus cosas por
que las ha adquirido o las ha perseguido, o
ha hecho algo para obtenerlas.
Ha habido un esfuerzo, un movimiento, una
intención.
Se ha esforzado por ellas y ahora las tiene,
no juzgo eso ni lo cuestiono, si usted vive
feliz con ellas me parece estupendo y siento
alegría por ello, créame.
Pero aunque usted no lo sepa, ahora tiene
un problema, debe mantener todas esas
cosas, y la sola sospecha de perder alguna de
ellas le genera inquietud, y eso ya es no es
agradable.
De modo que ya van apareciendo los
problemas.
¿Qué pasaría si las perdiera todas?. ¿Si
perdiera todas esas cosas de una vez, en un
instante? ¿Qué pasaría?
Le haré otra pregunta. Por favor, reflexione
antes de contestar. Es una pregunta
importante. Es muy importante.
Dígame, por favor. ¿Usted que tiene de
valor en su vida QUE NO PUEDA PERDER?.
(INTERLOCUTOR).
…No lo sé. No sé si lo entiendo. No entiendo
la pregunta.
(J)
Le repito la pregunta.
Usted tiene cosas, personas y bienes a su
alrededor que le proporcionan bienestar y
comodidad.
Dígame una sola de esas cosas que no pueda
perder. Que no pueda desaparecer.
No digo que vaya a pasar, digo que busque
una cosa que no pueda desaparecer.
(INTERLOCUTOR).
Creo que no tengo ninguna que no pueda
desaparecer.
(J).
Efectivamente de esas que ha mencionado
no hay ninguna que no pueda desaparecer, y
no solo eso, sino que su desaparición le
causaría inconvenientes, problemas y
sufrimiento.
Retomemos el asunto.
A eso me refiero cuando digo que todo es
ilusión en este contexto que estamos
hablando.
Hay que ser prudente con la frase “todo es
ilusión”, significa muchas cosas dependiendo
del contexto, del momento y de la capacidad
de comprensión de cada uno.
Todo está condicionado por el tiempo, ahora
tiene esto y le hace feliz (o al menos así lo
cree usted), si lo pierde, todo ha sido una
ilusión, ha terminado.
Pero hay algo que uno no puede perder
nunca.
Al principio sorprende un poco enterarse de
esto, pero si uno indaga y no se queda en
las simples palabras, lo podrá comprobar
por si mismo.
Puede llegar el momento en que uno
perciba que no puede perder la sensación
de Ser.
El hecho intuitivo, presencial de que uno Es.
Usted Es.
Puede ser esto o aquello, alto, bajo, viejo,
joven, español o alemán….Tanto da. NO
IMPORTA EN ABSOLUTO.
El hecho último e indiscutible es que usted
ES.
Eso no puede arrebatárselo nadie ni puede
cambiar ni puede perderse, puede no
encontrarse, pero no puede perderse.
Otra pregunta.
¿Qué esfuerzo hace usted por Ser?
…
¿Qué camino sigue para Ser?
…
¿Qué directrices está obligado a seguir para
Ser?
Permítame no indagar más en esto ahora,
llegado el momento hablaremos si es
oportuno.
Quédese con que usted ES.
Ahora le toca a usted mirar hacia dentro e
indagar sobre esa base, si quiere hacerlo,
claro está.
Conversaciones_7
Pregunta:
Usted tiene algo que yo quiero.
Respuesta:
¿De verdad cree eso?.
Le aseguro que está equivocado.
Ahora mismo usted está buscando algo……..
Uno no sabe muy bien como comienza la
búsqueda, no recuerda la razón principal,
probablemente sea desencadenada por la
frustración, el miedo, alguna pregunta sin
respuesta.
Pero casi con seguridad, la búsqueda surge
del sufrimiento, de alguna clase de
sufrimiento.
El sufrimiento lleva a buscar la posibilidad de
erradicarlo o evitarlo y ese puede ser el
comienzo de la búsqueda posterior.
Aunque en ese momento todavía no hay
buscador ni se sabe muy bien lo que uno
busca.
Alguien dijo una vez que la búsqueda
empieza porque empieza, sin más.
No deja de ser cierto, pero creo que aquí
debemos exponer las cosas con algo más de
profundidad.
Una de las diferencias más significativas
entre los animales y las personas es que los
animales se conforman, pero no lo saben,
mientras que las personas no nos
conformamos y lo sabemos.
Esta circunstancia es una fuente
interminable de sufrimiento.
De esta forma, un animal simplemente es, y
su existencia está íntimamente relacionada
con dos asuntos, la supervivencia y la
procreación.
Generalmente los animales sostienen su
equilibro y su existencia en estas dos
premisas, alimentarse y procrear.
Subsistir, vivir y perpetuar la especie.
Sencillamente.
Las personas en cambio quieren ser algo que
no son o tener algo que no tienen, u obtener
algo que creen que no tienen.
O dejar de sentir algo que sienten, o
empezar a sentir algo que no sienten.
Todo esto genera el mismo movimiento
incorrecto, cualquiera de estas formas de
“disconformidad” con lo que ES, empuja
hacia el sufrimiento irrevocablemente.
No es que sea “bueno” o “malo”, es que va
directo hacia el sufrimiento, esto es un
hecho.
Será después cuando cataloguemos el
sufrimiento como algo “malo” y el disfrute
como algo “bueno”.
No pretendo indicar aquí que hay que ser
positivo con todo, que hay que aceptar todo
lo que ocurra; muchas personas
malinterpretan esto.
A una persona con una enfermedad se le
indica que debe ser fuerte, que debe
animarse, que debe tener esperanza, que
debe sobrellevarlo, que debe tener una
actitud positiva hacia su circunstancia….
A personas que sufren, a personas que
tienen necesidades importantes o
limitaciones extraordinarias, se les indica
que deben tomarse esto como un reto para
superarlo, crecer ante la adversidad, vencer
la enfermedad….
NO, no, no, nada de eso.
No estoy de acuerdo con esto.
No me parece el enfoque correcto.
Podemos desarrollarlo en un punto aparte,
creo que merece la pena….. sin duda merece
la pena, pero no en este momento. No se
deben malinterpretar estas palabras, es
delicado, es un asunto muy delicado.
No creo que alguien que tenga un cáncer
deba sentirse feliz por padecer una
enfermedad, ni creo que nadie deba tomarse
como un reto carecer de recursos
económicos, eso son problemas graves,
están ahí, existen y hacen sufrir a muchas
personas. La forma de enfrentarse a ellas
condicionará muchos detalles, pero no
hablamos de eso aquí ahora….
Este asunto merece ser tratado con cautela y
en otro momento, con la atención y la
implicación adecuadas.
Es muy importante no malinterpretar estas
palabras.
Esta actitud está haciendo daño, en mi
opinión es errónea y no resuelve nada.
No cuestiono si a alguien le funciona o no.
Indico que lo que digo está ANTES de valorar
cualquier cosa, antes de decidir si es bueno o
malo.
No hay decisión, la decisión (que no es otra
cosa que un juicio), no llega.
La cosa simplemente ES, no hay juicio
posterior ni valoración, por tanto no se
genera un movimiento hacia resolver nada
porque no se contempla ningún problema.
Un animal, un árbol o una piedra no
pretenden ser algo que no son, no intentan
alcanzar nada más que aquello que les
permita subsistir, y sin eso, sencillamente
mueren y desaparecen.
Sin dolor psicológico, sin remordimientos, sin
culpa, sin pesar.
Es el final de una vida plena, de una vida
absoluta.
Un lobo no se pregunta porque ha de cazar
ni tiene conflictos morales al hacerlo.
Por favor, no digo que la moralidad sea mala,
solo expongo un ejemplo con un animal.
Un gran problema de las personas es que
creen que otros pueden hacer algo por ellos.
Uno va a escuchar a un jñani, a un lama, a un
sacerdote, a un psicólogo, a un psiquiatra…a
quien quiera que sea, y puede buscar
muchas cosas, puede esperar muchas cosas
de estas personas.
Por supuesto, uno no es ninguna de estas
cosas que menciona, solo habla de ellas.
Puede pasar el rato, buscar conocimientos
nuevos, fuentes de opinión desconocidas
hasta ese momento o puntos de vista
distintos.
Pero íntimamente, la razón última de
escuchar a otros, de asistir a conferencias, de
leer libros, de estudiar técnicas, de asistir a
consultas…..etc es que uno espera algo de
eso.
Espera un fruto, espera una solución
universal a sus problemas o una mejora
sustancial de su situación actual. (Situación,
que no olvidemos, se basa en un juicio).
Uno no se da cuenta que el principal
problema es él mismo o lo que él cree que
es, o la forma de percibir la vida que tiene
determinadamente, o la infame carrera
diaria por alcanzar esto y por dejar atrás
aquello.
Es una huida continua del si mismo.
Cuando uno está ante un jñani, un sabio,
alguien que tiene unas cualidades
determinadas y distintas a esas que
pensamos que nos hacen sufrir, uno cree
equivocadamente que esa persona puede
hacer algo por uno.
Que esa persona tiene algo que uno no
tiene.
¿Como ha alcanzado esa persona su estado
de no sufrimiento?
Dígamelo y yo seguiré el mismo camino y así
encontraré esa clave arcana, esa formula
mágica que hará que mi sufrimiento
desaparezca.
Este es un punto extraordinariamente
común entre los buscadores.
Usted tiene algo que yo no tengo.
Usted ha alcanzado algo que yo quiero.
Usted debe enseñarme eso que tiene que yo
no tengo. Démelo.
Usted debe decirme que y como debo hacer
para obtener aquello que a usted le ha
proporcionado ese estado de no sufrimiento.
Usted…..
Usted…..
Uno no se da cuanta de lo absurdo que
resulta pensar así.
Uno no se da cuenta de que lo que
realmente genera sufrimiento es el
contenido de la mente de cada uno y la
interpretación que se hace de ese contenido
y que de ninguna manera, lo que sirve para
erradicar el sufrimiento (temporal o total) de
una persona le puede servir a otra.
El sufrimiento de cada persona es único y
genuino, exclusivamente suyo, así como la
solución (si es que la hay) para ese
sufrimiento.
Se busca una especie de analgésico general y
se le llama iluminación, moksha, liberación,
insight…..etc,etc,etc.
Llamarlo “iluminación” es lo que hace que
sea inalcanzable, lo convierte en algo por
adquirir, por ver, por sentir, por llegar, por
alcanzar.
La realidad es que el jñani no tiene nada que
dar, nada que decir y nada que ofrecer.
Solo clavos, un clavo quita otro clavo. Y tal
vez ocurra algo, solo si debe hacerlo.
Con un concepto, se intenta quitar otro
concepto anterior, y eso perpetua la
esclavitud ante el sufrimiento.
Nuevas palabras sustituyen viejas palabras,
pero nada cambia.
El problema radica en que el jnañi ha
entendido lo que NO es, mientras que los
demás siguen agarrados a las cuerdas de los
conceptos.
Enredados, esperando que el futuro (u otras
personas) acaben resolviendo sus
sufrimientos.
Uno ya es lo que espera ser, uno ya tiene lo
que espera tener, pero el mismo hecho de
desear tener y esperar ser hace que la
verdad se vele, desaparezca.
¿Se puede coger la verdad con la mano?
Igualmente no se puede revelar la verdad
con palabras, porque la verdad es de cada
uno.
Está íntimamente ligada a sus vivencias y no
hay dos verdades iguales.
Porque solo hay una verdad común, luego
desaparece todo, el buscador, lo buscado, el
anhelo, las escrituras, los conceptos, los
maestros….
Cuando la Verdad es interpretada
desaparece. Es un dilema, pero así es.
La verdad no se puede expresar con palabras
pues se convierte en un concepto.
La verdad no puede ser escrita, pues se
convierte en un concepto que depende del
lector para ser interpretada.
Y sabemos que los conceptos no son la
verdad, pueden contenerla, pero no lo son.
Y queda eso, lo que ES sin adornos
alrededor, sin palabras, sin conceptos, sin
esperanzas, sin teorías, sin anhelos.
Así es como una mente puede llegar a
entender lo que NO es por el simple
ejercicio reiterativo de ir eliminando
posibilidades, del mismo modo, la mente no
puede saber lo que ES porque ese lo que ES
contiene a la mente misma y algo no puede
ser entendido por si mismo.
El Sol no sabe que es el Sol, pero no por ello
deja de serlo.
“El ojo no puede verse a si mismo” es una
frase muy conocida que indica, señala más o
menos lo que intentan expresar estas torpes
líneas.
Cuando desaparezca el buscador surgirá lo
buscado.
Otro dilema.
Esto está lleno de dilemas como puede
verse.
Todo en realidad son dilemas, porque
intentamos interpretar cada palabra, cada
intención y cada gesto a cada instante.
La ausencia de consciencia de uno mismo es
lo buscado, pero estas palabras no son más
que eso, palabras.
De alguna forma se llega, pero no hay donde
llegar.
Lo que hace a uno volver al lugar del que
nunca se ha salido. (Vaya, otro dilema).
Es un dilema porque la mente no puede
comprenderlo.
Hay muchas cosas que la mente no puede
comprender de forma intelectual, y el
hecho de intentarlo, no hace más que
complicar la situación.
¿Que hacemos aquí?
No lo sé.
……¿Pero que más da?.
La necesidad de experiencias
Uno piensa en la inmensa codicia de
experiencias nuevas que tiene, de
sensaciones distintas que anhela… y se
entristece.
Uno es mezquino, egoísta, intransigente y
perezoso, lo observa y lo ve, constata que es
así, y se entristece.
No hay virtud.
La identificación es tan enorme que
pretende comprender con el intelecto que
uno es separado del mundo que ve.
Si uno no parte del mundo, sino que mundo
y presenciador parten de la Consciencia,
dado que el resto es la expresión fenoménica
de la misma, ¿cómo se puede pretender
alcanzar una comprensión sobre esto
utilizando el intelecto?
¿Quién pretende comprender que?
La Consciencia no puede comprenderse a si
misma, pues cualquier comprensión se da en
el plano fenoménico y es interdependiente
de un yo (y/o un ego) que alcanza algo, que
comprende algo.
De lo fenoménico no surge la Consciencia.
Lo fenoménico, lo percibido y quien lo
percibe son los que surgen de la
Consciencia.
El ego pretencioso y estúpido que se permite
dar consejos y proteger a otros, anhelante
de experiencias, conocimientos y aprobación
es lo que surge de la Consciencia.
Consciencia es antes que nada, todo surge
de ella.
Uno es la Consciencia indiferenciada pero
identificada con el cuerpo-mente.
La mente segmentada y dividida supone que
entra en el mundo mediante el nacimiento y
sale de él por medio de la muerte.
El nacimiento, la vida y la muerte son
expresiones fenoménicas de la Consciencia
universal.
¿Cómo comprender esto con la mente?
¿Se puede coger la alegría con la mano?
¿Cómo comprender el todo utilizando una
parte?
¿Qué hace que esto sea comprendido?
No lo sé.
Cuando el mundo desaparece y el yo se
marcha ¿Dónde va el mundo?
¿Dónde va el yo?
¿Cómo puede uno constatar la propia
ausencia de si mismo?
No lo sé.
¿Cómo se irá uno cuando se marche. Cuando
parta, cuando el tiempo del cuerpo llegue a
su fin?
Todo lo que fue, es y será se inicia desde el
“MI”, pero el “MI” no es el “yo”.
El “yo” parte del “MI”, nunca al revés.
El “yo” es fraccionado y parcial, mientras que
el “MI” es absoluto e indisoluble.
El “yo” es soy y el “MI” es Ser.
¿Acaso no hay dolor?
¿No hay guerras?
¿No hay dramas?
¿No hay injusticias?
¿No hay sufrimiento?
¿Quién puede negarlo?
Nadie puede negarlo. De hecho hay todo
esto. Lo hay, pero en el plano fenoménico.
Hay dolor para el yo, no hay dolor para el MI.
Conversaciones_9
Pregunta:
Siento una culpa que me impide vivir.
¿Que puedo hacer?. ¿Puede ayudarme?.
Respuesta:
Hablemos de la culpa.
La culpa……
La culpa es como el sufrimiento.
Es un tipo de sufrimiento….
La culpa no es como el dolor.
El dolor es inevitable, la culpa se puede
evitar.
El sufrimiento también se puede evitar.
¿Como hacerlo?
Comprendiendo su naturaleza, viendo la
razón por la que surge, percibiendo la causa
por la que permanece y alcanzando la
certeza de que uno nada puede hacer.
¿Que puede hacer usted para nacer en otra
parte?
Nada, pues esto es igual, pero hay que
comprenderlo por uno mismo, esto no es
teoría, es un camino, ensayo-error, ensayo-
error, ver por uno mismo.
La culpa es algo inutil, es un sentimiento que
no sirve para nada constructivo.
La culpa destruye, inhabilita, deshace,
debilita, limita….
¿De que sirve la culpa?
Reflexione y verá que solo causa dolor.
Rara vez produce consuelo, casi nunca.
Si la culpa supone un desahogo o un
sentimiento consolador puede ser
justificada durante un determinado espacio
de tiempo, en otro caso no.
La culpa puede derivar en un sufrimiento
que a su vez puede desembocar en una vía
de escape de si mismo, pero la culpa por si
misma no suele hacerlo.
La culpa debe evolucionar hacia otra cosa,
transformarse, tomar una nueva forma de
la que poder obtener algo.
¿Cual es el origen de la culpa?.
¿Cual es el origen de esa culpa en
particular?.
¿Algo hecho o dicho?
¿O algo por hacer o por decir?
El asunto es que la culpa está ahí y hay que
hacer algo con ella.
Es persistente, indica algo.
¿Podemos cambiar algo ahora?
¿Esa culpa está situada AHORA o es algo
pasado, algún recuerdo, algo que
acarreamos del pasado?
No digo que no sienta la culpa ahora, en este
momento, pregunto si la culpa se situa
AHORA.
Tal vez su aparición se deba a algo que no
salió como uno esperaba.
Esa es la raiz del origen de la culpa, alguna
acción, palabra o hecho que no surtió el
efecto que uno esperaba. Pero eso no se
situa en el AHORA, lo trae uno del pasado,
del recuerdo.
Pensando que puede cambiar algo de lo que
ES, uno siente la culpa de su mala acción, de
su no acción o de lo que cree SU acción o
palabra equivocada.
Esto es porque pensamos que los hechos se
producen causados por nuestras acciones.
Si “A” lleva a “B” y “B” lleva a “C”, desde “A”
llego a “C”, entonces si puedo llegar de “A” a
“C” ¿Para que sirve “B”?.
Y ya nos hemos enredado.
A veces esto parece ser así realmente,
parece….
Esto es una forma de pensar normal, lineal,
pero irreal, es mentira, de hecho “A”, “B” y
“C” pueden existir por si mismos de forma
totalmente independiente.
Es en la mente donde se realizan esas
asociaciones.
La culpa no aparece ahora, depende de una
circunstancia anterior no aceptada (no hay
nada que aceptar, pero eso puede llegar a
verse solo después). El remordimiento es
recuerdo, es un pesar íntimo por algo de lo
que nos sentimos responsables directos. Eso
es la culpa. No puede uno vivir los
remordimientos de otras personas y uno no
puede vivir la culpa de otras personas.
No hay que aceptar, eso es acción, no hay
que permitir, eso es acción también.
Hay que observar, de forma justa,
inafectada, en ese caso la culpa no se
percibe como se percibe “normalmente”.
¿Que culpa hay cuando uno duerme?
¿Cuando uno muera que culpa habrá?
¿Quien la sentirá?
¿Quien será el propietario de esa culpa?
La culpa no es inevitable.
Para evitarla hay que comprender su origen
y si uno no puede cambiar nada dejar que
pase, observala, mirarla sin pasión, mirar la
palabra, desnuda, su significado no importa,
la palabra, ella sola no desencadena nada,
ningún efecto, es culpa pura en su
contenido que no condiciona, hay que
esperar, dejarla estar sin alimentarla.
No retenerla, la culpa no es util, no hay que
deshacerse de ella mediante la acción, pues
la acción hará que se apegue aún más.
Uno siente la culpa, pero uno no es la culpa.
Uno puede observar la culpa y ver el espacio
que hay entre uno mismo y el sentimiento,
entre uno y la sensación, igual que ocurre
con el miedo.
Hay que sentirlo y luego ignorarlo, verlo
ajeno, ese es el camino que uno conoce, no
conozco otro y ni siquiera sabe uno si es
correcto o tan solo posible.
De cualquier forma, pruebe.
¿Tiene algo que perder?
Conversaciones_10
:
¿Estoy triste, no puedo salir de este continuo
estado de tristeza, que puedo hacer?
Respuesta:
Observe que la agitación mental no es un
hecho en si misma, sino que es una
constatación.
La constatación SI es un hecho en si misma,
siempre que sea constatación y no juicio u
opinión.
Usted no es la tristeza que siente, de hecho,
usted no está triste, sino que siente la
tristeza, esto es totalmente distinto.
Abandonarse a la agitación es el modo de
resolver esto.
No rendirse, sino abandonarse, no ignorarla
(que es un esfuerzo y es acción), sino
observarla como algo separado.
Rendirse es una acción ante una condición,
abandonarse es una reacción sin movimiento
posterior.
El querer detener el movimiento del agua
(mente) con un palo (pensamientos), es lo
que crea más pensamientos y agita el agua.
Una vez constatado esto, el palo desaparece
y el agua también.
Hay que conocer la tristeza, acunarla,
observarla con amor, con extrema humildad,
muy atento, muy sereno….
Una vez que uno está lleno de tristeza….
¿que pasa con ella?
Lo que pasa es que solo aparecen más
movimientos de la mente causados por la
interpretación de esa tristeza, lo que tiende
a perpetuarla y modificarla causando un
daño contínuo.
La tristeza en si misma es inofensiva si uno
la constata, pero es demoledora si uno la
padece.
Uno, inundado de tristeza, se detiene, se
para, pero lo hace sin bloquear, sin impedir,
sin buscar la causa o las consecuencias de
esa tristeza, y entonces la tristeza muere por
si misma pues no es alimentada por la mente
y sus pensamientos.
Intentar no estar triste o comprender el
motivo de la tristeza la mantiene y la
alimenta.
¿Como salir de la tristeza si usted no está
dentro de ella?
Observela como algo alejado, distinto a la
sensación de SER y perciba que si no la
alimenta, la tristeza se olvida.
La tristeza está en la mente, son
pensamientos.
Usted no está en ella, sino que la tiene
presente de forma contínua en su mente,
cuando se olvida, su memoria se encarga de
hacerle recordar.
¿Donde está la tristeza cuando uno duerme
profundamente?
¿Donde está la tristeza cuando no está
presente en su memoria y en su mente?
¿Donde se encuentra?
La tristeza no puede sobrevivir por si misma.
Por tanto la tristeza es una estado de la
mente y como tal se puede modificar y se
puede convertir no solo en algo menos
doloroso sino en algo incluso constructivo.
Observe su tristeza sin alimentarla, verá
como “es su mente y no usted” quien le lleva
hacia el sufrimiento.
Le deseo mucha suerte.
Los pensamientos automáticos
Somos seres emocionales, eso es indudable.
Ante una misma circunstancia, cada uno
actúa de una forma diferente, guiado por el
impulso emocional que rige su respuesta.
El problema no es el hecho, sino la
interpretación que se hace del hecho.
El problema no es la situación, es la reacción
a dicha situación.
Lo que se produce en la mente TRAS el
hecho.
Ese es el problema, lo que ocurre DESPUÉS
del hecho.
Pensamientos molestos tiene todo el
mundo, son pensamientos automáticos,
irreales, negativos, irracionales y exagerados,
pero sobrevienen a una velocidad tal que
uno no sabe que hacer.
Es tanto el condicionamiento de estos
pensamientos, que rigen la vida.
Uno se refiere a pensamientos como:
“No puedo más”, “Estoy harto”, ¿Por qué a
mi?……etc.
Son respuestas automáticas totalmente
implantadas en el pensamiento cotidiano.
Estas respuestas son demoledoras para
quien no las ignore.
Le llevan como una corriente de agua
incansable, una y otra vez al mismo sitio, al
desánimo, al pesar, a la culpa, a la cólera.
La buena noticia es que una vez se es
consciente de que estos pensamientos
existen, uno puede detectarlos como tal, y
así tomar el camino de erradicarlos,
entendiéndolos y reinterpretándolos,
comprendiendo así el efecto que estos
pensamientos tienen en el organismo.
Ese es el camino.
El bienestar mental depende en gran parte
de no dejarse llevar por este tipo de
pensamiento.
¿Qué hacer?
1- Detectarlos.
2- Identificarlos.
3- Cambiarlos.
Antes de seguir es importante comprender
que toda acción aislada para detener estos
pensamientos los adherirá aún más.
En este caso se necesita una estrategia, un
método, un proceso, hay un comienzo y hay
un final. Todo es consciencia, pero este
movimiento se crea y termina dentro de ella,
uno tiene posibilidad de modificarlo, pero no
desde la intuición, sino desde el hábito, de
modo que hay que reeducar la mente.
1.- ¿Cómo detecto estos pensamientos?
Cualquier acontecimiento que suponga
malestar tiene que estar PRECEDIDO por la
interpretación de un pensamiento.
Primero se detecta el pensamiento y luego el
diálogo interno (a veces rapidísimo) que
deriva en la interpretación de ese
pensamiento.
Por ejemplo.
Uno está ante mucha gente y debe hablar,
de pronto siente miedo.
Ese miedo está PRECEDIDO de un
pensamiento que ha su vez a derivado en
una interpretación que a su vez a terminado
generando temor, que es la sensación
emocional.
Sin la interpretación el miedo no llega, no se
abre camino. Se disipa, muere en si mismo
porque no es generado.
Este miedo es el hijo de una mujer esteril, no
puede existir.
La interpretación es la vía por la que camina
el miedo.
Los pensamientos pueden estar asociados a
hechos externos (enfrentarse a alguna
situación o persona) o ser pensamientos
íntimos (culpa, tristeza, pérdida, vacío….).
2.- ¿Cómo identifico los pensamientos?
Es importante diferenciar un pensamiento
automático de otro que no lo es.
Hay pensamientos automáticos que no
afectan, por tanto, no molestan, de modo
que estos se ignoran.
Hay que observar detenidamente los que
molestan, y una vez detectados, analizarlos.
El análisis consiste en comprobar por uno
mismo la “veracidad” de ese pensamiento.
Estos pensamientos no aguantan un análisis
intenso, una prueba de verdad.
Enseguida percibe uno que no se ajustan a la
realidad, que son exagerados, que no
atienden a la lógica y que casi siempre su
parcialidad está motivada por un estado de
ánimo o un punto de vista irreal.
En realidad son dramatizaciones de algo, lo
modificamos y lo convertimos en otra cosa
que es totalmente diferente del
pensamiento inicial.
Estas distorsiones del pensamiento
“normal”, deben ser observadas y
comprendidas.
Su naturaleza es permanecer cuando se las
alimenta.
Se las alimenta cuando no son observadas de
modo imparcial y justo.
Cuando uno comprende que son estos
movimientos posteriores al pensamiento los
que producen las sensaciones, también uno
puede darse cuenta de que cuánto más
credibilidad se le dé a este tipo de
pensamiento, más intensas serán las
sensaciones o emociones que suscitan.
Literalmente puede uno llegar a ser esclavo
de ellas (de las emociones), porque las
interpretamos como una respuesta
adecuada y justificada a pesar de no serlo.
3.- Que bonito es todo esto, vale, y ahora
¿cómo cambio estos pensamientos?
Pues mediante la sustitución de
pensamientos.
Cuando uno detecte un pensamiento
automático que le produce sufrimiento,
inmediatamente debe corregirlo, debe
contrastarlo con su parte racional y ver la
mentira que supone la interpretación de ese
pensamiento, esto debe verlo uno mismo,
esto debe hacerlo uno mismo.
Ver que no se ajusta a la realidad,
modificarlo en un diálogo mental interno,
intenso e íntimo en el que miremos a los ojos
al pensamiento y veamos que nos
condiciona, que nos lleva a la posterior
interpretación que es MENTIRA; que no se
ajusta a la realidad.
Esta interpretación hay que reforzarla.
Una y otra vez, una y otra vez.
Y lo que al principio es un esfuerzo con la
práctica se convierte en un hábito.
Y ese hábito crea serenidad, crea calma.
Poco a poco, cuanta más credibilidad
sostenga la parte racional sobre la
dramatización de los pensamientos más
calma se encontrará.
El diálogo interior será menos denso y
mucho menos doloroso, hasta que no lo sea
nada.
Y así los pensamientos fluyen sin
interrupción, aparecen, y se van.
Aparecen y se van.
Pasan, pasan.
Conversaciones_11
Pregunta:
¿Qué puede uno esperar del Zazen?
Respuesta:
¿Esperar?
¿Qué puede uno esperar del Zazen?
Nada.
Uno no puede esperar nada del Zazen.
¿Cómo va a esperar?
Cuando uno se sienta, se sienta a luchar, en
silencio, concentrado, observando
intensamente hacia dentro, viendo los
pensamientos pero sin mirarlos, oyendo el
sonido que crea la mente pero sin
escucharlo, zambulléndose en el temor
original, mirando al miedo a los ojos. Sin
esperar nada.
Por supuesto ocurren cosas, pero uno no
debe esperar nada.
Desde el intelecto, desde las sensaciones
corporales y desde la mente psicológica y
analítica, Zazen es sufrimiento, es
confrontación, es enfrentamiento, es lucha y
es violencia.
A pesar de esto, Zazen también es paz,
ausencia de conflicto, silencio, calma,
tranquilidad, serenidad y pureza.
Un verdadero dilema ¿verdad?
Es el dilema continuo, a nivel mental, claro.
Si uno se busca así mismo desde uno mismo,
¿cómo puede esto ser fácil y tranquilo?, por
necesidad ha de haber conflicto.
Claro que uno habla de la práctica que uno
cree correcta. Y uno se equivoca con
seguridad. Debe usted comprobarlo.
¿Usted disfruta de su Zazen?
Pues en ese caso lo hace mal.
¿Le causa placer?
Pues eso no es Zazen, es su mente.
Cierto es que las molestias, el malestar, la
agitación, la ansiedad, la ira, la
tristeza…. gran parte de lo que ocurre
durante Zazen está originado por la mente
y/o en la mente.
Pero a pesar de esas molestias (o gracias a
ellas), en algún instante uno llega a la
conclusión de que es el momento de
discernir.
Primero es el discernir, luego es el separar y
luego es el destruir.
Esa distinción, esa separación y esa
destrucción son niveles mentales.
Pregunta:
¿Es fácil alcanzar eso?
Respuesta:
No es fácil ni es difícil.
Pregunta:
No lo entiendo.
Respuesta:
¿Es fácil el cielo?
Verá, puede preguntarse si es útil, si sirve
para algo, incluso si es posible, pero no
puede preguntarse si es fácil.
Pregunta:
Bien, en ese caso, ¿Sirve para algo?
Respuesta:
En el momento en que es percibido no, más
tarde es posible.
Practicar Zazen correctamente supone un
reto a uno mismo, es doblegar al ego
utilizándolo.
La paradoja es que uno deba luchar consigo
mismo para terminar con el si mismo.
Rinzai dijo “si encuentras a Buda, mata a
Buda”.
No pudo ser más claro.
Es complicado explicarlo, pero a nivel sutil es
claro como el agua.
Para pensar de forma sutil debe prestar
atención a las diferencias.
Por ejemplo, observe la lucha entre el
intelecto y la imaginación.
¿Usted ha percibido esto alguna vez?
¿Lo ha percibido por si mismo?
¿Lo ha percibido como una lucha?
Tal vez le parezca que el intelecto y la
imaginación conviven de forma cordial,
cómoda, estable y feliz.
Pero no es así en realidad.
La percepción de este hecho es
sencillamente demoledora.
Desmonta por completo la idea que uno
tiene sobre su propia vida y lo que uno es
en esa vida, para si mismo y para el resto.
Cuando usted agote el intelecto (mediante
muchas teorías, infinitas lecturas, años de
estudio…etc), aparecerá la imaginación
liderando su “búsqueda”, creerá que ha
encontrado algo y eso le hará detenerse.
Esa misma creencia es un estorbo, un muro
infranqueable porque lo ha puesto usted sin
darse cuenta y desea que esté ahí para
poder rebasarlo aunque no lo sabe.
Observe por favor, que no estamos hablando
de la memoria, estamos hablando del
intelecto y de la imaginación, es importante.
La memoria no participa en este caso, ya
enreda bastante en otros momentos.
No podrá distinguir imaginación y memoria
si no diferencia claramente antes intelecto e
imaginación, tenga esto en cuenta.
Sigamos.
Vea la diferencia entre hacer e intentar
hacer.
Si quiere uno hacer, hace.
Si quiere uno intentar hacer, hay algo ahí
entre medias del hecho que le va impedir
escoger el camino correcto.
Intentar hacer es directamente una mala
elección, es poner una piedra para tener la
posibilidad de quitarla después.
Intentar es empezar desde el miedo.
Intentar lleva la semilla de lo limitado.
No existe tal límite, solo se pueden pintar las
líneas de los límites cuando uno los ha
superado, solo en ese caso existen y en ese
momento dejan de ser límites, solamente
fueron limites pasados.
Tener la mente dispuesta a intentar algo no
es la mejor alternativa.
Tener la mente dispuesta a hacer algo lleva
implícito el alcance de ese algo.
No hay que intentar sentarse.
No hay que intentar Zazen.
Hay que hacer Zazen (quien quiera hacerlo
claro).
Hacer, no intentar hacer.
Es un error en el que muchos llevan
(llevamos) enredados años.
Intentar sentarse es como esperar que la
imagen del espejo nos diga quienes somos.
Mal, eso no lleva a nada, enreda y enreda.
Usted se acomodará en la imaginación, en el
intelecto y/o en la memoria pensando que es
especial o distinto (mejor).
En esta situación se hace
extraordinariamente difícil avanzar.
Es el techo de la práctica para muchos.
Si uno se da cuenta comienza un sufrimiento
intenso y una lucha interior que parece no
tener fin jamás.
Por la mañana, por la tarde, por la noche, en
invierno, en primavera, en otoño, en verano,
las largas noches en vela permiten
angustiarse hasta niveles insospechados.
Eso es práctica también.
Quien practica Zazen intenta hacerlo en todo
momento, es una actitud continua ante la
vida y ante uno mismo.
Una práctica pura permitirá distinguir entre
lo que es y lo que no es, entre lo que uno
cree que es y lo que la mente, la sociedad, la
inteligencia, la memoria, las personas y la
imaginación nos gritan a cada instante que
somos.
¿Todos mienten?
Quien sabe……
Le dicen que usted es vacio y uno intenta
creerlo y ve que no puede, pasan los años y
no puede percibir que es nada.
Uno se queda en las palabras y la vida pasa.
Las analiza, las mira, les habla, les pregunta,
las estudia por encima, por debajo, por
dentro y por fuera.
Todo lo que se le ocurra y más y más y más,
y la vida pasa…….
Le hablan de ausencia, de vacio, de nada.
Pero uno sigue buscando y comparando para
lograr entender.
Llegará un momento en que uno percibirá
por si mismo que “nada” NO es lo mismo
que “vacío”, que “vacío” NO es lo mismo
que “cero”, y que “cero” NO es lo mismo
que “ausencia de todo”.
Pero también llega a la conclusión de que
“nada” SI es lo mismo que “vacio”, que
“vacio” SI es lo mismo que “cero” y que
“cero” SI es lo mismo que “ausencia de
todo”.
Vaya, otro dilema.
Y uno cree que es maravilloso llegar a esa
conclusión por si mismo, y entonces uno
piensa que sabe algo sin darse cuenta de que
sigue enredado por el yo, por el ego.
Es él todo el rato cambiando de disfraz.
Esto es un dilema tremendo, hace temblar
(literalmente) cuando uno se enfrenta a él de
forma intensa, es un cisma en lo conocido,
en lo cotidiano.
Puede que cambie algo o puede que no
cambie nada.
No hay reglas para saber si uno obtendrá
algo de Zazen porque solo el hecho de Zazen
es un fin en si mismo.
Todo lo que no sea Zazen le sobra a Zazen.
No son palabras sin sentido.
Pero tal vez sea mejor no empezar si solo se
va a intentar.
Decida usted.
Pensamiento_21
Entendiendo el “por qué”, comprende uno el
“como”.
Existir o no existir, esa es la cuestión
Fue Shakespeare quien escribió allá por el
año 1600 en su obra Hamlet la famosa frase
“Ser o no ser, es la cuestión”.
Uno, se atreve a desdecir a Shakespeare
modificando su afirmación.
La cuestión no es ser o no ser, la cuestión es
existir o no existir.
Hace unos meses, durante unas
conversaciones, una persona se levanto de
su asiento y con expresión grave dijo (y cito
literalmente):
“Lo más triste de todo esto es que los que
estamos aquí no existimos y no lo sabemos”.
Es una aseveración muy atrevida, sin duda,
llamó la atención de muchas personas, y
aunque nadie replicó, uno no puede evitar
sentir que quien la pronunció no la
comprende.
Tal vez la haya leído, tal vez la haya
escuchado. ¿Quién sabe?.
El hecho es que decir eso sin más es tan
inútil como confuso para uno mismo y para
los demás.
De manera que según ese comentario no
existimos.
Dificil de creer y aún más dificil de probar.
¿Acaso no está uno escribiendo estas líneas
con sus dedos? ¿No demuestra eso
existencia?
¿Acaso no esta usted leyendo estas líneas
con sus ojos e interpretándolas con su
mente? ¿No demuestra eso existencia?
¿No se levantan cada mañana?
¿No abrazan a sus hijos?
¿No sufren?
¿No padecen?
¿No disfrutan?
¿No rien?
¿No lloran?
¿No sueñan?
¿Si esto no es existencia, que es entonces?
La confusión de este hombre viene dada por
la ignorancia y la falta de indagación
personal.
Intentemos distinguir en primer lugar entre
“ser” y “existir” (a ver si esto es posible,
vamos a intentarlo).
Un árbol existe, una roca existe, un rio
existe, el cielo existe, las nubes existen….. Y
así podríamos seguir.
Es indiscutible que existen, al menos en
cierto nivel de conciencia.
Está bien, lo que viene ahora es delicado,
hay que entenderlo correctamente para
poder continuar con una base sólida.
Uno no intenta convencer a nadie, ojo, uno
solo habla o escribe y los demás deben llegar
a su propia conclusión por si mismos, si así lo
desean; si no se anda ese camino no sirve
para nada creer.
Creer es irrelevante, saber es constructivo,
aunque ese saber sea erróneo, si es
alcanzado por uno mismo es útil porque
puede ser corregido por uno mismo
también.
El saber “de segunda mano” no sirve para
nada ahora.
Bien, me desvío. Retomemos la
conversación.
Decíamos que el existir y el ser son cosas
distintas con cualidades y características
diferentes.
Una mesa existe y una persona existe, pero
una mesa no sabe que existe mientras que
una persona si sabe que existe.
Esa es la diferencia principal entre existir y
Ser.
El hecho de saber que uno existe deriva en la
resolución de que uno ES.
De hecho uno puede sentir que ES.
Un objeto, a pesar de su existencia no es
capaz de sentirla.
El agua no sabe que es por si misma, por
tanto para tener conocimiento de si misma
debe haber un observador, en este caso es
un observador externo, la persona.
Es la persona quien constata que el agua
existe y que el agua es.
El agua existe pero no sabe que es.
En ausencia de posibilidad de auto
observación, hay existencia pero no hay
presencia ni constatación de la misma, así
que no puede haber conflicto.
Insisto en que esto puede resultar
complicado, pero una vez percibido no
puede resultar más esclarecedor.
El hecho de que la persona exista y tenga la
posibilidad de percibirse a si misma no es
malo de por sí.
La persona puede percibirse de diversas
formas.
Uno de los orígenes principales del
sufrimiento es que la persona se percibe
como algo separado e independiente del
resto.
Y ESE ES EL PROBLEMA.
¿Y que es el resto?
Todo lo que no es la parte física, psíquica o
emocional de la persona.
Pensamos que las ideas son propiedad
nuestra porque otras personas no las tienen
o tienen otras diferentes.
Otros recuerdos, otros pensamientos, otras
sensaciones y otros sentimientos.
Pensamos que el cuerpo es nuestro porque
(permítanme) llevamos dentro de él toda la
vida.
De manera que hay que trabajar con la idea
de que lo que parece de uno no lo es, y con
la intención de percibir que todo lo que no
parece de uno si lo es.
Pero no como propiedad, sino como parte.
Es decir, uno forma parte del Todo, es una
expresión del Todo.
Por tanto no puede ser propietario de nada.
¿Se entiende esto?
Ver la vida desde el cuerpo como algo único,
inequívoco y separado es parcial y creará
fracturas.
El sentirse separado nos hará buscar
experiencias que nos hagan “olvidar” esa
supuesta separación, y esto crea un hábito
que deriva en sufrimiento psicológico.
Esa separación provocará una agitación que
puede llegar a ser continua, es lo que uno
llama “el abrazo de la angustia” (hablaremos
en otro momento sobre esto), esa
agitación, proviene de la sensación de nos
falta algo, de que uno no está completo y
por tanto no puede estar satisfecho o
conforme jamás.
Esta sensación tiende a perpetuarse si uno
no comprende lo que está pasando o si uno
se aferra a la propia sensación para poder
superarla.
Para trascenderla hay que comprender su
origen, no hay otro camino.
Una vez uno comprende la parte tiene
posibilidad de percibir el todo, mientras que
si solo se observa una “realidad” percibida
de forma fragmentada y parcial, se vivirá en
círculos, sin avanzar, sin comprender, sin
crear y sin crecer.
No hay salida, porque nunca hemos entrado.
Es un lugar imaginado, así que las puertas se
mueven, el ego impide encontrarlas porque
las ha creado él mismo y las cambia a su
antojo.
El ego no es el protagonista, ni siquiera es
parte, solo es un fenómeno de una parte del
todo.
Pero esto hay que percibirlo, sino no sirve
de nada.
Palabras y más palabras.
Siempre palabras que intentan indicar
algo…..
Siempre palabras.
Siempre.
El asombro
Los pensamientos se componen en su mayor
parte de recuerdos y/o de anhelos, por eso
pasamos por alto el hecho de que cada
instante es único e irrepetible.
No vemos los árboles, no vemos las caras, no
vemos las expresiones, por eso no
percibimos las cosas como nuevas.
Ya vimos otros árboles, otras caras y otras
expresiones.
La mente repite patrones una y otra vez y
pensamos “mal” de forma automática.
Mediante la meditación uno alcanza la
capacidad de ver cada instante como único,
genuino, distinto e irrepetible.
Es la maravillosa posibilidad del asombro
continuo.
No dejar de asombrarse es un buen modo de
vivir; es un modo de vivir que transforma y
crea.
Sobre el sufrimiento
La causa primera del sufrimiento es nuestra
propia ignorancia.
Cuando uno comprende esto, ocurre algo a
nivel intelectual y algo a nivel espiritual o
íntimo.
A nivel intelectual uno concluye que es la
ignorancia sobre la propia causa del
sufrimiento la que perpetúa su presencia
como una consecuencia.
Parece lo mismo, pero no lo es.
A nivel espiritual uno concluye que no es que
no haya salida por ahí, sino que ni siquiera
hay camino.
Y si no hay camino tampoco hay que andarlo,
no es una posibilidad.
Salir del sufrimiento utilizándolo es como
taparse una herida con un cuchillo.
Conversaciones_13
Pregunta:
Perdone, yo no he entendido nada de lo que
usted dice.
Respuesta:
Eso es lógico.
Observe su frase.
Obsérvela detenidamente.
¿Quién es ese “yo” que no ha entendido
nada?
Ese “yo” le ha estado “hablando” mientras
usted creía escuchar, de modo que ha oído,
pero no ha escuchado.
Mientras espere compresión de ese “yo”,
nunca va a entender.
El “yo” no puede ser el filtro de
conocimiento, porque obviará las partes que
no le interesen a él mismo.
Pregúntele a ese “yo” que ha entendido él y
verá la trampa.
¿Con quien habla cuando hace esto?
¿Acaso no es usted mismo?
¿Dónde está la distancia entre usted y el
“yo” con el que habla?
¿Se puede observar esa distancia?
¿Es perceptible y medible?
¿Se puede controlar?
Si usted tuviera control total sobre su mente,
nunca tendría pensamientos molestos,
inquietantes o desagradables….
Pero no es así.
La realidad es que vivimos utilizando la
mente dirigida por ese “yo” que ha sido
quien le ha impedido entender algo.
Hay que razonar como si tuviéramos razón y
escuchar como si no la tuviéramos.
Eso le hará más libre y le dará la posibilidad
de aprender.
Si el “yo” decide que no hay nada nuevo
porque él ya lo sabe todo o lo corrige todo,
entonces no hay esperanza, no hay nada que
hacer.
Hable con ese “yo” a ver que quiere él y
luego pregúntese íntimamente que quiere
usted.
A veces ocurre que vamos de un lado para
otro sin saber que buscamos, por qué lo
buscamos o ni siquiera quien lo busca.
A veces ocurre que la Verdad es un camino
sin senderos marcados.
Conversaciones_12
Pregunta:
¿Qué es la Verdad?
Respuesta:
No lo sé, y dudo mucho que pueda
expresarse con palabras.
También dudo mucho que nadie pueda
responder de forma eficaz a su pregunta.
Quizá pueda uno tan solo aproximarse
utilizando las palabras adecuadas….
Podríamos decir que lo falso es todo lo que
sobra, el resto es la Verdad.
El meditador y la meditación, el corredor y
la carrera.
En ocasiones me preguntan como debe
meditarse.
Es una pregunta que no sé contestar, dado
que no tiene una respuesta común para todo
el mundo.
Uno debe ir encontrando su forma de
meditar.
Su propia forma de meditar eficazmente.
A veces uno habla de la meditación y la
compara con el correr…..
¿Alguien corre?
Bien, hay muchas similitudes entre una cosa
y la otra.
En apariencia un corredor, simplemente
corre, para un observador externo, es
alguien que corre, sin más.
Puede correr más rápido, con mejor postura,
con esta o aquella ropa, pero esto solo son
juicios sobre el hecho de que está corriendo.
Igualmente, en apariencia, un meditador es
alguien sentado en el suelo, con cara serena,
para un observador externo, claro.
¿Pero qué ocurre en la mente y en el cuerpo
del corredor?
Hablemos de distancias largas, de 20km o
más.
Carreras que requieren esfuerzo físico y
psíquico, como la meditación.
Los primeros kilómetros se corren con las
piernas.
Los últimos, con la mente.
Habrá molestias, habrá dolor, como en la
meditación.
Habrá que superar escollos o abandonar,
como en la meditación.
Habrá sufrimiento y calma, como en la
meditación.
Habrá ritmo y equivocaciones, como en la
meditación.
Habrá contratiempos y acontecimientos
inesperados, como en la meditación.
Para poder correr 20 km uno debe planificar.
Para meditar también.
No se trata de poner un pie tras otro y
alcanzar el km20, ni mucho menos, si alguien
ha corrido 20km sabe de qué hablo.
Tampoco se trata de sentarse en el suelo y
cerrar los ojos, tampoco.
Comienza uno a correr y a los pocos minutos
alcanzará ritmo, si no ha apretado
demasiado y falta aire (molestias), tendrá un
ritmo mantenido.
Si ha habido un calentamiento previo, no
habrá calambres ni dolores musculares (de
momento).
Como en la meditación, cualquier exceso se
paga.
Cuando el corredor ya está corriendo con
ritmo sostenido y superados los primeros
pensamientos/anhelos, el corredor
desaparece.
Lo repito, EL CORREDOR DESAPARECE, y se
convierte en carrera.
El corredor se da cuenta de que lo
importante no es llegar, es estar.
No es importante el siguiente paso ni el
anterior, ni siquiera el actual.
Si uno piensa en la meta la carrera ya no es
un fin en si misma.
Si uno piensa en el dolor ocurre lo mismo.
En carrera los anhelos son coger el ritmo, no
encontrarse mal, mantener pulsaciones,
observar la ausencia de dolores musculares,
desear alcanzar el siguiente Km, obtener
ánimo por parte del público….etc.etc.
DISTRACCIONES, nada más.
Todo esto demuestra ausencia de
concentración en el objetivo único.
CORRER.
No llegar, correr.
El corredor no observa la meta, no la espera,
no le importa.
Lo que le interesa al corredor debe ser “el
instante”, el sudor corriendo por la espalda,
los ojos empapados en lágrimas, la
respiración forzada, la espalda encorvada
para abrir las costillas flotantes y rascar ese
mililitro de aire…. todo eso son efectos del
esfuerzo realizado en el instante.
Esos efectos tampoco importan y no hay que
observarlos.
Aparece el dolor y luego desaparecerá si no
se le observa. Igual que en la meditación.
El corredor desaparece y solo corre, solo
hay carrera, libertad en estado puro,
esfuerzo que en este caso desencadena
cambios fisiológicos y químicos dando lugar
a estados alterados de ánimo que pueden
ser muy similares a los estados de
concentración profunda en la meditación.
La secreción de endorfinas no es nada
nuevo, ni mágico ni esotérico.
El hipotálamo y la glándula pituitaria
trabajan a marchas forzadas y segregan las
preciadas endorfinas, que como
neurotransmisores, producen una sensación
de bienestar, de alegría, de energía.
Es el eterno consejo de los beneficios de la
actividad física.
Es un cierto “control” (y quiero ser muy
cuidadoso con la palabra control), sobre los
equilibrios químicos y eléctricos del
organismo a niveles moleculares y celulares.
Como la meditación.
Cierta clase de respiración modifica la
secreción de endorfinas, por poner un
ejemplo, a eso es a lo que llamo cierto
control.
No hay preguntas, no surgen, no hay ni
siquiera objetivos, solo se es consciente de
que el cuerpo está corriendo.
A partir de cierto Km, comienzan los
problemas graves y el cuerpo y la mente
luchan por parar.
¿Ante el dolor debe uno parar?
¿Ante la ansiedad debe uno parar?
¿Ante el miedo debe uno parar?
¿Ante la falta de aire debe uno parar?
¿Dónde está el límite?
Es conveniente ser prudente SIEMPRE.
Pero…. Si el cuerpo y la mente luchan por
parar ¿Quién continúa?
¿Quién continúa?
Es una buena reflexión para cada uno.
Dicho esto, el límite no está en ninguna
parte.
El límite es uno y es instantáneo.
El límite de hoy no es el de mañana ni fue el
de ayer, así que el límite no existe.
Si hoy te detienes, ahí está el límite de hoy,
de ese instante, pero eso no es el límite pues
puede cambiar y la palabra “límite” indica un
final inequívoco.
Cuando se ha alcanzado el límite,
inmediatamente queda superado.
Es difícil explicar esto con palabras, hay que
sentirlo.
El corredor tiene también distracciones
psicológicas. Como en la meditación.
Cuando uno corre contra el sol, ve su
sombra, por más que corra no la alcanzará
jamás, tal vez si sigue corriendo y se hace de
noche, la ausencia de sol hará que no haya
sombra y el corredor pueda pensar
(equivocadamente), que la ha dejado atrás,
que la sombra se ha cansado de ir por
delante.
Es solo un ejemplo de las cuestiones
absurdas que surgen también durante la
meditación y que alimentamos con nuestros
pensamientos y nuestras “reflexiones”.
La meditación y el correr son
complementarios, si se quiere, el correr se
convierte en una meditación (al revés no es
posible).
Hay que convertirse en meditación.
Hay que convertirse en carrera.
Y como tantas veces, esto hay que probarlo,
no valen las teorías.
Pensamiento_22
Los lugares más inquietantes están en la
mente, no fuera de ella.
La Consciencia y la mente
Todo es Consciencia, y la mente es una parte
fragmentada, fraccionada y parcial de ese
Todo.
Pertenece a ella, pero no es ella.
La mente es parte del Todo, SURGE del Todo
y no puede ser sin ese Todo, depende de la
Consciencia para existir.
Sin Consciencia no hay mente, Conciencia es
origen y lo demás es el resto.
La mente es una expresión a nivel
fenoménico (perceptible) de la Consciencia.
Si la Consciencia es el mar, la mente es un
rio.
El mar puede ser sin río, pero el río no puede
ser sin mar.
Si uno pudiera preguntarle a un río (a la
mente), si existe por si mismo, contestaría
que si, aunque no supiera que su existencia
depende del mar.
Eso le pasa a la mente, y por extensión,
también a las personas.
“Parece” que son individuos independientes,
percibimos que somos entidades que
empiezan y acaban en ellas mismas y por
ellas mismas.
La mente es la bolsa que contiene los
pensamientos, y “pensamientos” engloba
todo lo relacionado con los pensamientos,
sensaciones, juicios, opiniones, estados de
ánimo, prejuicios..etc, etc, etc.
Todo eso procede de la mente.
Sin Consciencia no puede surgir una mente.
Alguien con profundas convicciones
religiosas podría decir que Consciencia es
Dios, por poner un ejemplo.
Si la mente no tiene vislumbre de la
Consciencia (no percibe o conoce la
Consciencia o alguna de sus facetas), la
mente permanece como entidad
independiente, esa es la creencia general y
así piensan la mayor parte de las personas.
Eso desemboca en la personalidad
egocéntrica.
El yo como cerebro pensante y centro de la
vida. Dueño de la mente y por tanto
propietario de su contenido.
Pero con un poco de atención, se observa
que eso no es cierto.
¿Acaso es uno propietario de sus
pensamientos?
¿Los domina?
¿Los controla?
¿Puede uno tener únicamente pensamientos
felices porque así lo quiera?
¿Puede uno detener el pensamiento
voluntariamente?
Ni la mente es de uno ni los pensamientos
son de la mente, sino que surgen de esta.
Si uno cree firmemente que es un individuo
independiente de todo, no hay posibilidad
de percibir el Todo, porque uno es percibido
como el centro de ese Todo y no como parte.
Uno cree ser el mar, pero en realidad nunca
lo ha visto ni sabe de su existencia.
La mente es por tanto el tarro que contiene
lo que uno cree ser, lo que cree sentir, lo que
cree pensar, la mente contiene lo que las
circunstancias personales le han llevado a
llamar “verdad” o “vida”.
“mi verdad, tu verdad”, en definitiva, la
verdad de cada uno.
Creemos equivocadamente que necesitamos
esa verdad para poder vivir y desarrollarnos.
Cierto es que la mente es necesaria para vivir
y desempeñar ciertos trabajos, pero no así
los pensamientos, que muchas veces causan
estragos (los pensamientos y las
interpretaciones que hacemos de ellos).
¿Donde está esa mente cuando uno
duerme?
¿Donde está lo que contiene esa mente
cuando uno duerme profundamente?
¿Como y desde donde vuelve el contenido
de ese “tarro” al “presente” cuando uno
despierta?
¿Que pasa si el tarro que contiene los
pensamientos se rompe?
¿Que pasa si lo rompe uno mismo?
El dilema eterno
Cuando uno investiga e indaga seriamente
sobre uno mismo, llegará a la conclusión de
que el pensamiento sobre si mismo no es la
experiencia de la Consciencia (nunca puede
serlo).
Pero resulta que este pensamiento, esta
inercia, este deseo de conocer, proviene de
la propia Consciencia, de manera que ese
pensamiento que señala al deseo de conocer
la Consciencia (o experimentarla), puede
llegar a hacer que esta se manifieste como la
comprensión de ese mismo pensamiento.
Parece complicado, pero no lo es, solo es
complicada la “traducción en palabras” de la
experiencia.
En ese caso, la propia comprensión de ese
pensamiento puede ser la expresión de la
Consciencia en si misma.
Casi siempre, la mente piensa que cuando
se presenta un dilema hay que resolverlo.
En realidad lo que está haciendo es enredar,
no puede permanecer quieta.
Ese es el trabajo de la mente pensante,
buscar respuestas y hacer preguntas
constantemente.
No es Consciencia.
Resolverlo no es lo mismo que entenderlo.
Pero si se entiende no hace falta resolverlo.
Con entenderlo es suficiente, pues muchas
cuestiones no tienen una resolución que
pueda “traducirse” en conceptos
comprensibles, y mucho menos, esa posible
(que no probable) solución, tiene porque
agradar a uno, o tan siquiera acercarse a lo
pensado.
Simplemente ES, independientemente de
nuestro juicio, opinión, valoración,
aprobación o crítica.
En ausencia de eso, hay percepción.
Pensamiento_25
Ante algunas circunstancias, la propia
ausencia de solución es la respuesta justa,
correcta y adecuada.
Pensamiento_24
El silencio no surge.
La ausencia de silencio siempre es falta de
percepción.
El silencio no surge.
Permanece bajo el ruido, siempre está bajo
él.
Pensamiento_23
Conviene no olvidar nunca que a veces el
ego habla de si mismo en tercera persona.
Entrevista con YIN ZHI SHAKYA
– Introducción
Hace ya unos cuantos años tuve la fortuna
de encontrar a una persona que me ha
servido de refugio y de ejemplo en muchas
ocasiones a lo largo de la vida.
Esta persona es Hortensia de la Torre. Rev.
Yin Zhi Shakya de la orden Hsu Yun del
Budismo Chan.
Esta viejita entrañable (ella dice que es
viejita y uno por su cuenta añade que es
entrañable), dedica todo su tiempo a
diseminar las enseñanzas genuinas del Buda
Shakyamuni.
Trabajé con Yin Zhi Shakya en proyectos
relacionados con la transcripción de algunos
Sutras y otros asuntos y compromisos que
adquirí personalmente con ella (y que no
olvido), y la relación que surgió de aquel
trabajo perdura hoy y perdurará siempre.
Yin Zhi Shakya es un espejo de compasión
donde mirarse. También es un ejemplo de
comprensión y sinceridad.
Recuerdo perfectamente los primeros
intercambios de impresiones con ella y
fueron sencillamente demoledores.
Con su “martillo” en forma de palabra,
siempre prudente pero firme, destruyó
muros que uno ni siquiera sabía que existían.
Abrió caminos que no sabemos donde
llevarán, pero que no estarían ahí sin ella.
Me consta que no le gusta nada que
alimente su “no ego”, pero mi deuda de
gratitud con ella es elevada y por esa razón
escribo estas líneas.
Yin Zhi Shakya ha tenido la amabilidad de
contestar a una entrevista que le envíe y que
sin duda resultará clarificadora para muchas
personas.
Tengo su permiso para transcribirla y así lo
hago.
Ella prefiere llamarlo enseñanza, y uno está
de acuerdo, lo que comenzó siendo un
cuestionario ha terminado siendo una clase
magistral y una lección de vida.
La enseñanza se compone de 19 preguntas
con sus correspondientes respuestas.
Son respuestas intensas, algunas de ellas
largas, son respuestas sobre las que hay que
reflexionar sinceramente de forma muy
íntima para comprenderlas en su
profundidad y poder así observar su
auténtico valor.
Por esa razón, inauguro una nueva categoría
llamada “enseñanzas”, donde pondré todas
las preguntas y las respuestas de una en una
hasta completar las 19 de que se compone
esta entrevista.
Gracias Maestra.
El camino en la resolución de
conflictos internos
Me voy a permitir escribir esta entrada en
primera persona a fin de imprimir al texto la
cercanía que siento.
En poco tiempo he recibido varios emails de
distintas personas en los que me transmiten
problemas personales de diversa índole y
gravedad.
Me resulta muy difícil imaginar de qué forma
esperáis que pueda ayudaros, pero sin duda
voy a intentarlo.
Me habéis confiado asuntos muy personales
que pertenecen al ámbito íntimo de cada
uno sin siquiera conocerme y eso indica el
grado de desesperación que podéis estar
sufriendo.
Desconozco la razón por la que soy el
destinatario de esos emails, tal vez la web o
el blog os hayan resultado inspiradores,
interesantes o incluso reveladores, quizás.
Tal vez no haya quien escuche, tal vez no os
atreváis a contar vuestro problema a alguien
cercano de vuestro circulo personal, no sé,
pero lo que es seguro es que hasta ahora no
se han resuelto los problemas, tal vez no
hayáis encontrado quien responda a las
preguntas.
O puede que no hayáis hecho las preguntas
oportunas.
En cualquier caso, evidentemente, no hay
una solución común a los distintos
problemas, pero observando con mucho
detenimiento se puede ver que hay varios
problemas que tienen una raíz común.
En vuestros emails aparece el miedo, la
desolación, la tristeza y todas esas
emociones o sentimientos que afloran
cuando las cosas van mal (o se percibe que
van mal) o cuando uno debe enfrentarse a
una situación personal especialmente
complicada.
Percibo el conflicto, lo veo claramente y voy
a intentar ayudaros.
Aunque debe quedar claro desde el principio
que no soy médico, ni psicólogo ni terapeuta
de ninguna clase, consideradme
simplemente alguien que se alegraría
enormemente si vuestros problemas se
solucionaran, olvidaros del mensajero (que
no tiene ninguna importancia) y quedaros
con el mensaje, y dicho esto, vamos a
caminar juntos un rato.
Todo conflicto tiene unas raíces comunes
que vamos a intentar ver juntos, cada uno
debe percibir por sí mismo, percibir si lo que
estoy escribiendo oculta algo de verdad, algo
de sentido.
De nada sirve creer.
Cuando uno está devastado por los
problemas puede ser pasto de falsas
esperanzas, debéis ignorarlas y comprobar
todo por vosotros mismos.
NO OS CREAIS NADA, PENSAD. De verdad,
insisto, de nada sirve creer.
Lo que voy a tratar de describir aquí es
común a todas las personas, solo hay que
observar con mucha atención y prudencia,
de forma seria e íntima para saber
encontrar.
Si sabes buscar tal vez encuentres, pero si no
sabes encontrar estarás buscando siempre.
Para lo que intento contar, prácticamente da
igual el desencadenante del estado actual de
la persona, me voy a centrar en este estado
laxo actual, en las razones por las que estaís
así, por las que os sentís como os sentís y por
las que pensáis como pensáis. Y lo más
importante es que cuando comprendáis
como funciona esto, podréis cambiarlo.
Cuando uno se encuentra en medio de un
conflicto, generalmente los sentimientos que
aparecen son comunes a la mayoría de las
personas.
Pongo los 3 más comunes aunque hay otros.
Miedo, Ira y Tristeza.
Todos lo que me habéis escrito sentís los 3,
juntos o separados, tal vez depende del día,
pero pasáis por los 3 en ciclos de forma
reiterada.
A partir de estos aparecen muchos otros
estados distintos, por ejemplo, una tristeza
profunda y sostenida en el tiempo se
convierte o puede convertirse en una
depresión.
Los opuestos a estos estados son 3 también.
Felicidad, Serenidad y Ecuanimidad.
Y pensareis, muy bien, vale, yo lo que
quiero es ser feliz, tener serenidad y ser
ecuánime.
¿Qué hago?
Bien, pues la respuesta es que para
encontrar estos 3 estados hay que
comprender porque aparecen y
permanecen los 3 estados “malos”.
Hay que entender y asimilar íntimamente las
razones por las que te sientes atemorizado,
iracundo y triste.
Un detalle extremadamente importante.
El miedo, la ira y la tristeza son estados
emocionales con reflejo FISICO.
¿Y esto qué es?.
Esto significa que solo se constatan porque
son estados físicos, ciertamente son estados
mentales, pero tienen un efecto
psicosomático muy adherido a la genética.
Por ejemplo, el miedo es útil, es el que nos
preserva la vida, es el que nos avisa de un
peligro.
Cuando uno tiene miedo, generalmente la
tensión sanguínea aumenta y los latidos del
corazón suben, esto sirve para bombear más
sangre hacia las extremidades y permitirnos
escapar o pelear.
Es decir, es un estado FISICO provocado por
un PENSAMIENTO.
Cuando uno siente ira, uno de los efectos es
que se fuerzan las mandíbulas (se aprietan
los dientes), para involuntariamente encajar
mejor un posible golpe, los iracundos buscan
el enfrentamiento y la confrontación, por
eso se aprietan los puños y sienten mucha
inquietud en las piernas.
¿Y cuando uno está triste?
Pues bien, esa tristeza sirve para entrar en
un periodo de laxitud y poder pensar más
despacio, con más detalle, el organismo
enlentece para permitirnos escribir con
buena letra. Eso es la tristeza. A diferencia
de lo que puede pensarse, la tristeza es una
predisposición biológica muy útil. Este bajón
en la actividad normal nos brinda la
oportunidad de planificar y valorar
consecuencias. En definitiva, de resolver,
aceptar, asimilar o trascender la causa
propia de la tristeza. Por supuesto hablo de
una tristeza lógica, justa y realista.
Esto funciona así.
PRIMERO ES EL PENSAMIENTO Y LUEGO LA
EMOCION.
SIEMPRE.
Aquí utilizo emoción = sentimiento.
Lo repito.
SIEMPRE es primero el pensamiento y luego
la emoción.
El pensamiento puede ser advertido
(percibido) o inadvertido (no percibido).
En cualquier caso, el pensamiento ha estado
ahí.
Prestando atención se observan los
pensamientos que en estados de tristeza o
frustración pasan desapercibidos.
Así que lo primero es advertir los
pensamientos, percibir y entender su
mensaje.
El pensamiento es esa voz que nos amartilla
la mente una y otra vez de forma continua.
Es esa voz que nos despierta por la noche
diciéndonos que no tenemos trabajo o que
tenemos esta o aquella enfermedad o que
deberíamos estar preocupados por un
asunto u otro.
Es esa voz que pregunta ¿qué voy a hacer
con mi vida?
Esa voz que te dice que eres un desgraciado
y que tienes razones para pensar así.
Todo esto ocurre dentro de la mente, el
pensamiento verbalizado es la palabra, y
aquí hablamos de pensamientos.
Como digo, esa voz está en la mente, y la
mente es nuestra, vive con nosotros de
forma ininterrumpida, la tenemos ahí arriba,
sobre los hombros, en el cerebro, y el
cerebro también es nuestro.
Lo que vamos a hacer es darnos cuenta de
que el cerebro es nuestro y no al revés.
Vamos a poner al cerebro a trabajar a
nuestro favor y no en nuestra contra.
Es cierto que “no se puede controlar” lo que
pensamos, si pudiéramos hacer eso nadie
tendría pensamientos tristes o amargos.
Tenemos cierto control sobre los
pensamientos, pero la mayoría de la gente
no podemos controlarlos hasta ese nivel,
tampoco podemos acallar la mente, o
apagarla, no hay un botón de apagado para
los pensamientos, seguro que ya os habéis
dado cuenta.
Pero tenemos algo.
Si percibís realmente que es cierto que
primero es el pensamiento y luego la
emoción SIEMPRE, entonces existe la
oportunidad de analizar ese pensamiento
que desencadena la posterior emoción
sentida.
Esto es como hacer ingeniería inversa.
Vamos a constatar que son nuestros propios
pensamientos los causantes de la emoción
(sentimiento).
Una vez constatado podemos modificar ese
pensamiento o incluir uno nuevo ANTES de
la emoción o corregir el pensamiento que
desencadena tristeza por un pensamiento
más realista y/o menos doloroso.
Los pensamientos automatizados integrados
en el carácter, en el día a día, en la vida
cotidiana, son los responsables de estas
emociones negativas. Hay que detectarlos
para poder trabajar sobre ellos y cambiarlos.
Esto no es nada misterioso, requiere
esfuerzo y dedicación, pero como he dicho,
se trata de poner el cerebro a trabajar a
nuestro favor, de ponerlo a trabajar para que
proporcione bienestar en lugar de tenerlo en
nuestra contra, que es como está muy a
menudo, y es el estado “por defecto” en
multitud de personas. (Esas que llamamos
pesimistas).
Como digo hay que sustituir ese
pensamiento por pensamientos realistas,
generalmente los pensamientos que
repetimos son catastrofistas y muy poco
justos, HAY QUE CAMBIARLOS.
Ante un ¿qué voy a hacer ahora sin trabajo?,
hay que valorar lo que se ha hecho antes en
el pasado, la situación actual y analizar las
posibilidades reales de obtener un nuevo
trabajo.
Desconozco cuál será la conclusión de este
ejercicio, pero observad que ya hemos
evitado entrar en la espiral catastrofista de
repetir una y otra vez una pregunta para la
que no tenemos respuesta.
Se ha creado un nuevo camino, dadle una
oportunidad a ese camino.
NUNCA HAY QUE MATAR LA OPORTUNIDAD.
Hay que dejar de ver el pasado como un
lastre y aprender de él.
Es lo mejor que podemos hacer con el
pasado.
En realidad es lo único sensato que podemos
hacer con el pasado.
Todo lo demás suele resultar amargo.
Si alguien se percibe como un desgraciado es
en gran medida por el diálogo mental que
mantiene consigo mismo de forma continua.
Las personas que se sienten mal
continuamente, a menudo tienen diálogos
demoledores consigo mismos, diálogos muy
injustos, muy duros y nada realistas. Uno no
debe sentir pena por sí mismo, la pena no es
útil, se puede sentir compasión, pues la
compasión lleva al Amor y hará crecer el
Amor propio, la pena es un sentimiento
estéril cuando no destructivo, pero
hablaremos de esto en otro momento.
Nadie se merece una mente que le esté
arreando continuamente. Eso hay que
corregirlo.
Todo esto no es nuevo, son técnicas
milenarias que hoy llamamos programación
neurolingüística, confrontación
temperamental, inteligencia emocional,
técnicas de reeducación cognitiva, etc, etc.
Todo vigente y actual, pero conocido desde
hace más de 2500 años con nombres menos
sofisticados.
Estas técnicas son plenamente eficaces a día
de hoy y su funcionamiento está más que
demostrado.
Es pasmosamente simple, de simple que es,
pasa desapercibido.
La única pega es que LO DEBE HACER UNO
MISMO, UNO MISMO DEBE COMPROBAR
QUE ESTO ES VERDAD.
No es fácil conseguirlo, pero es posible,
incluso es probable si se ponen el empeño y
la voluntad necesarias.
Ya tenéis la herramienta y el plan de trabajo.
Cualquier duda, enviad un email, no
publiquéis en el blog asuntos o datos
personales a fin de preservar vuestra propia
intimidad y privacidad.
Y recordad……
El dolor es inevitable, el sufrimiento no.
Vive en el presente, es lo único que de
verdad tienes.
No te culpes demasiado, si no
cometiéramos errores no tendríamos
ocasión de corregirlos y por tanto de
aprender.
No conozco a ningún niño que no se haya
caído alguna vez. Y ahora TODOS saben
levantarse.
El peor juez para juzgarte eres tú mismo,
porque no eres imparcial.
Hazte amigo de tu cerebro, habla con él y
ponlo a tu favor.
Tus pensamientos te pertenecen, tú no
estás a merced de ellos.
Tú no eres el miedo.
Es el contenido de la mente lo que rige
como te sientes, ordénalo, colócalo, cuídalo
y se selectivo, nadie guarda en su cocina
fruta podrida.
Se firme contigo mismo.
Deja de destruir y comienza a construir,
empieza por tus pensamientos, obsérvalos y
si te duelen construye unos nuevos,
distintos, realistas y amables.
Me gustaría terminar este hilo con una frase
que expresa de forma extraordinariamente
exacta la actitud correcta que debe tener
una mente ante las adversidades.
Se ha quemado el granero, ahora puedo ver
la luna.
Mizuta Masahide. (1657-1723).
Mucho ánimo a tod@s.
Seguimos………..
La ignorancia sabia.
A veces uno se pregunta de donde surge el
conocimiento.
Puede parecer que surge de algún “sitio” en
donde no había nada ANTES de que el
“conocimiento” ocupara ese lugar.
Pero realmente esto no explica de donde
surge, si no donde parece que está ahora.
Es sencillo entender que lo que llena la taza
es el agua que contiene, no es la propia taza
la que se llena así misma.
Agua y taza son cosas disntintas e
independientes.
En este caso, la taza es Uno, el Ser, el
continente.
Y el agua es lo que la llena, los
pensamientos, las creencias, el contenido.
El agua se cree que es la taza porque toma
su forma y la completa, pero la taza no
percibe su propia existencia en asusencia del
agua, esto es un simil, claro.
Pero no es tan facil observar esto en uno
mismo como observarlo en una taza.
El problema es que uno cree que es lo que
piensa.
Durante la Práctica (Meditación, Zazen,
Kinhin, o lo que quiera que se practique con
el objeto de Ver), se puede percibir que:
Es posible Ver la oscuridad y es posible
Escuchar el silencio.
Cualquiera puede comprobar esto
encontrando un estado sostenido de calma
mental y tranquilidad física.
Esta sería la cualidad.
Es la cualidad del mirar y la cualidad del oir.
Cuando algo adquiere una cualidad, ese algo
cambia.
Hay que buscar la cualidad en la vida, en el
día a día, en el momento, e incluso en el
instante.
Se puede mirar y no ver y se puede oir y no
escuchar.
Algunas veces es una decisión voluntaria,
otras no.
¿Por qué oimos cuando hay ruido y por qué
miramos cuando hay luz?
Podríamos también Escuchar cuando hay
ruido y Ver cuando hay luz.
Esto cambiaría todo.
Es la cualidad del ver.
La cualidad del escuchar.
Hay que poner cualidad en la vida, en cada
acto, incluso en cada pensamiento.
Uno percibe la necesidad, el requerimiento
imperioso, inquietante y trascendente de
buscar en el silencio, de buscar en la
oscuridad.
Pero cuando uno observa que lo que Es no
está en los objetos, ni está en los sonidos,
concluye que tampoco está fuera de ellos.
No está fuera. Después se vera que tampoco
está dentro.
Parece simple ¿no?.
Pues no.
Dado que no ni hay fuera ni hay dentro.
Así que uno se lleva esta necesidad de
buscar al día a día, al momento, al instante.
Hay que percibir que la mente que busca al
Buda es la mente pensante.
Es como reconocer un error, hay que
hacerlo.
Entonces, algunas veces y en algunos
momentos, se comprende que todo es
camino y la búsqueda finaliza, cesa sin más.
Sin más.
Luego la mente pensante habla, parlotea, y
uno deja que hable, que parlotee.
Y ella sigue, y uno deja.
La mente sigue ahí, y uno deja.
Muchas veces hay que parar para saber
donde se encuentra uno.
Hay que detenerse para poder entender que
no debe uno detenerse.
¿Un dilema?. Lo es hasta que es
comprendido y deja de serlo.
Son las crisis de práctica, la lucha interna,
intensa y dolorosa de la duda.
Creer que uno sabe el camino que debe
andar es delicado.
Automáticamente intenta llegar, porque la
mente sigue pensando, y dice “si hay camino
hay destino”.
Y ya estamos enredados, casi sin darse uno
cuenta.
Mejor parar y Ver que seguir y mirar.
Mejor parar y Escuchar que seguir y oir.
Lo Sagrado también se expresa mientras uno
come un helado, si no se le impide, claro.
Conversaciones_14
Pregunta:
Consciencia, Consciencia…
Usted no para de repetir esta palabra.
¿Que demonios es la Consciencia?
Respuesta:
Le agradezco el ímpetu y la intensidad de la
pregunta, eso demuestra que este asunto le
importa, le interesa o le
afecta de alguna forma.
Intentaré imprimir el mismo espíritu a la
respuesta aunque no se si seré capaz de
hacerlo……
Observe en todo caso, que lo puede indicar
uno sobre la Consciencia no será más que
una descripción, personal,
parcial y subjetiva utilizando palabras, y debe
entender que lo descrito nunca es lo que ES.
Se trata de repetir con otras palabras lo que
se ha hablando antes, lo que está escrito, lo
que se ha visto, tal vez
se vea mejor enfocado de otro modo, dicho
de otra manera….
No es nuevo, es otra vez, una vez más.
Vamos a ello.
La Consciencia no puede comprenderse a si
misma, pues cualquier comprensión solo
puede darse en el plano fenoménico,
interdependiente de un “yo” (o un ego), que
alcanza algo o que comprende algo.
De lo fenoménico no surge la Consciencia.
Lo fenoménico, lo percibido y el percibidor
surgen de la Consciencia.
La Consciencia es Origen, y Origen solo hay
uno.
El ego, pretencioso y estúpido, siempre
codicioso de experiencias y conocimiento es
algo que surge de la Consciencia.
Uno es la consciencia indiferenciada y única,
pero uo está identificado con el cuerpo-
mente.
La mente fragmentada, dividida y parcial
supone que entra en el mundo mediante el
nacimiento y sale de él mediante
la muerte.
El nacimiento, la vida y la muerte son
también experiencias fenoménicas de la
Consciencia.
Ahora bien,
¿Como comprender esto con la mente
pensante?
No es posible.
¿Como comprender el Todo mediante una
parte?
No es posible.
Las preguntas están mal enfocadas, mal
hechas y son incompletas.
Una pregunta como ¿que es la consciencia?
no puede tener una respuesta directa,
evidente y obvia.
Es como preguntar ¿que es la vida?
Puede coger un diccionario y creer que sabe
algo, tal vez sea así, pero seguira sin
comprender lo que ha sido
aprendido.
¿Que hace que esto sea comprendido?
No lo sé.
No lo sé.
Cuando el mundo desaparece y el yo se
marcha…
¿Donde va el mundo?
¿Donde va el yo?
¿Como puede uno constatar la ausencia de si
mismo?
En el trasfondo siempre hay sufrimiento y
lucha.
Abandone esa violencia, abandone esa lucha.
La Consciencia es el Todo y todo es el resto.
Todo esto son palabras.
Solo son palabras.
Pensamiento_29
Publicado: 29 noviembre 2012
en Pensamientos cortos
Etiquetas:mente, preguntada, responde
2
Que distinto resulta todo si la mente solo
responde cuando es preguntada.
Que distinto.
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Entrevista con YIN ZHI SHAKYA –
Pregunta 2/19.
Publicado: 26 noviembre 2012
en Enseñanzas
Etiquetas:YIN_pregunta2
0
2.- ¿Cómo llegó usted hasta el Budismo o
como llegó el Budismo hasta usted?.
Aquí vamos otra vez con una pregunta que la
podría comparar con: ¿cómo surgió esto y
aquello?
Pues la respuesta para las dos es que surgió
como consecuencia de una causa, como todo
surge.
Todo lo que surge y existe en el Universo y
más allá de él es gobernado por la Ley de la
Condicionalidad, (Idappaccayata).
Las condiciones surgen cuando, trabajando
al unísono, hay una causa y unos factores
que la ayudan:
“Dependiendo en Esto, surge Lo Otro.
Si esto no existe, entonces lo otro no existe.”
Usando el dedo índice como ejemplo: ¿es el
dedo índice largo o corto?.
Una pregunta de este tipo no puede ser
respondida con un simple sí o no, porque
una comparación debe ser hecha primero.
Si el dedo índice se compara con el dedo del
medio, el dedo índice es corto.
Si se compara con el pulgar, entonces será
largo.
“Dependiendo en Esto, surge Lo Otro”
Cuando se pregunta si alguien es bello o no,
la respuesta depende en la comparación de
la opinión personal de alguien o de ambos.
¿Bello comparado con qué?.
¿Bello en los ojos de quién?.
¿En la opinión de quién?
“Dependiendo en Esto, surge Lo Otro”
Usando una taza de café como ejemplo,
aquí tenemos muchos ingredientes
(factores) trabajando al unísono: el agua
caliente, el café, el azúcar, la crema y otros
ingredientes.
Esperamos que estos muchos factores
resulten en una taza de café delicioso.
La Ley de la Condicionalidad abarca esto.
“Dependiendo en Esto, surge Lo Otro”
¿Por qué hoy llovió?
¿Por qué naciste mujer en lugar de hombre?
¿Por qué la cólera guía al sufrimiento?
¿Por qué la ausencia de cólera guía al no-
sufrimiento?
En el Universo todo surge, existe y muere
bajo la Ley de la Condicionalidad,
Idappaccayata.
La Ley de la Condicionalidad es el Dios del
Budismo.
Ella evoluciona en todo, Omnipotente.
Lo realiza todo, Omnisciente.
Aparece en todas partes, Omnipresente.
Pensamiento_28
Hay un dolor producido por la negación de lo
evidente.
La continua negación en el pensamiento de
algo que es un hecho y no se quiere aceptar
tal como es.
Nos equivocamos continuamente con las
metas.
Jamás conseguirás evitar el dolor, pero
puedes lograr que no te afecte.
Si luchas por no sentir dolor tendrás dos
problemas, el dolor y el conflicto generado
por la lucha.
Si comprendes como funciona no entrarás en
esa lucha, y tendrás media batalla ganada.
Eludir el conflicto mediante la comprensión
es una meta en si misma.
Pensamiento_31
La felicidad no es una meta, es un camino.
Pensamiento_30
Cuando uno tiene un conflicto consigo
mismo nunca puede haber un ganador.
Pensamiento_33
El pensamiento es necesario para
Comprender.
No le conviertas en el enemigo.
Es fácil echarle la culpa al pensamiento.
El cuchillo no mata, es la mano que lo
acarrea la que produce el daño.
Distinguir esto cambia todo.
Un Maestro transmite el conocimiento
adquirido como ajeno, mientras que el ego
transmite el aprendizaje como propio.
Esto también ocurre con el pensamiento de
uno.
Distinguir esto cambia todo.
Para Daniel.
Deseándole la calma y serenidad que a le
faltan a quien esto escribe.
Sampai, amigo mío.
Pensamiento_32
Tal vez, solo tal vez pueda uno darse cuenta
de que cualquier juicio, opinión, o incluso
cualquier pensamiento puede generar un
conflicto.
Llegado el momento, quizá pueda uno
constatar que cualquier clase de conflicto es
un ejercicio de violencia contra si mismo.
Tal vez también pueda uno llegar a ver como
verdad que cualquier violencia contra si
mismo genera sufrimiento siempre.
Comprendido este ciclo, el juicio desaparece,
la opinión se percibe como inutil y es
ignorada y el pensamiento se detiene hasta
que es reclamado.
Pensamiento_35
En los términos de la Verdadera Liberación,
se puede decir que no está aconteciendo
absolutamente nada.
En el momento en que aparece el intelecto
intentando percibir algo o la ausencia de ese
algo, aparece el acontecimiento y la Nada se
diluye.
La Nada es sin el intelecto o en ausencia del
mismo.
La Nada no puede ser percibida, pero la
ausencia de percepción convencional da
lugar a la Nada.
Vaya, hemos encontrado un nuevo dilema.
Conversaciones_15
Pregunta:
Llevo años practicando y no avanzo, no
alcanzo ningún estado distinto ni me siento
mejor.
¿Qué puedo hacer? ¿Por qué ocurre esto?
¿Qué hago mal?
Respuesta:
En ese caso le pasa igual que a mí, igual que
a muchos, igual que a casi todos.
La meditación, el Zazen, el Pranayama, la
concentración, o lo que sea que usted llame
Práctica, no puede convertirse en un
obstáculo, en ese caso hay que dejarlo, sin
más.
No dice uno que al primer contratiempo se
abandone la Práctica, ni mucho menos, pero
si con el paso de los años, el Refugio no es tal
cosa, la calma no se vislumbra, y todo lo que
hay es agitación y problemas, es mejor
detenerse a ver que estamos haciendo mal.
La Práctica funciona, eso es un hecho, por
tanto, lo que puede estar pasando es que la
Práctica se lleve a cabo de una forma
incorrecta, o que no se entienda.
El problema es que la propia Práctica se
convierte en un hábito mental.
Es solo eso, pero es extraordinariamente
difícil de observar y mucho más difícil aún
de resolver.
Pero puede hacerse.
En primer lugar hay que entender que se
está haciendo.
Cuando al principio a uno le dicen que se
concentre en su respiración y cuente las
inhalaciones y las exhalaciones, lo que se
busca es una distracción nueva para cambiar
las distracciones habituales y a partir de ese
cambio, dar el siguiente paso.
Pero en esa fase no es más que otra
distracción.
La mente piensa en patrones establecidos
que están muy arraigados, por eso cada
mañana en cuanto uno despierta, si uno
observa, si uno escucha, verá que la mente le
pone “delante” del pensamiento los
problemas que más nos acucian, los asuntos
que más nos inquietan, las cuestiones que
más nos preocupan, una y otra vez, una y
otra vez.
Generalmente uno empieza a practicar
porque sufre.
En muchos casos, el sufrimiento es el
motivo por el que las personas buscan
soluciones y por ello practican, de este
modo, la Práctica es una “solución” a un
problema, pretende ser una huida de una
realidad percibida (el sufrimiento) y por
tanto, se esperan resultados de ella, una
evolución, se empieza a pensar que con la
Práctica se puede erradicar el sufrimiento, y
aunque esto sea cierto, no se puede tener
este pensamiento como motivación para
practicar, porque lo que ocurre es que la
Práctica se convierte en una esperanza para
el futuro y por tanto en un pensamiento
más.
Eso la convierte en algo completamente
inútil y muchas veces contraproducente.
Más tarde, al ver que uno no obtiene los
resultados deseados, se culpa a la Práctica,
cuando en realidad la culpa es de quien
practica.
Es como si uno tiene una enfermedad y
mantiene el fármaco que la cura en su mano,
bien cerrada, apretado el puño con todas sus
fuerzas para que nadie le arrebate la
solución; pero esa solución de la que no
debe apropiarse, debe ser ingerida, para que
mediante los tejidos digestivos se absorba,
alcance el torrente sanguíneo y haga su
función.
Con la Práctica es similar, tenemos el
“fármaco que cura”, pero lo usamos mal.
La Práctica debe ser nueva cada vez,
diferente, debe ser percibido que cada
ocasión es única.
No tenemos otra cosa.
El pasado solo sabemos que quedó atrás y
ahora es un recuerdo que traemos al ahora
(un pensamiento), el futuro es imaginación
que también traemos al ahora (otro
pensamiento), en definitiva lo único que
tenemos es ahora.
No hagamos del ahora un pensamiento.
Con este planteamiento y algo de esfuerzo
se puede percibir que la única posibilidad de
arreglar cualquier cosa (si es que hay algo
que arreglar), es ahora.
No tiene ningún sentido esperar nada de la
Práctica en el futuro.
¿Se entiende esto?
¿Qué futuro?
Si no utilizamos los recuerdos y no
proyectamos lo que esperamos del futuro,
cada vez que uno se sienta en Zazen es una
ocasión única, distinta y genuina, una
posibilidad de estar consciente, tanto si
meditamos como si comemos una
hamburguesa con patatas, o pintamos una
pared.
También es Práctica si se tiene la actitud
mental adecuada.
La propia vida es Práctica si se tiene la
actitud mental adecuada.
Uno se sienta en un acantilado, al amanecer,
temprano, hace frío, percibe sensaciones
físicas, sensoriales….
observa el horizonte y al poco tiempo va
saliendo el sol, los primeros rayos despuntan
ofreciendo una luz intensa pero cálida, el
cielo grisáceo toma un tono rojizo y las
nubes blancas se vuelven aún más blancas
por el reflejo del sol asomando.
A los pocos segundos el sol muestra su forma
y el cielo se convierte en un cuadro de
colores rojos, azules, blancos, grises e incluso
amarillos.
Uno ve, uno observa.
Uno ve el sol.
La imagen explota en la retina y permanece
en la memoria, eso ya fue, pero el recuerdo
permanece.
Uno no se apropia de la imagen.
Lo que queda ahora es el recuerdo, y uno se
apropia del recuerdo.
Hay que soltarlo.
Nadie puede robar el recuerdo, pero nos
afanamos en conservarlo y recuperarlo una y
otra vez, nos empeñamos en repetirlo.
Esto requiere un desgaste y un esfuerzo
innecesarios.
La próxima vez que veamos un amanecer ese
recuerdo impedirá que lo veamos.
Por eso hay que abandonarlo.
Esto nos pasa con todos los pensamientos no
solo con la contemplación.
Durante la Práctica, se dice que se dejen
pasar los pensamientos.
¿Acaso dejar pasar los pensamientos no es
una acción?
Sí que lo es, de hecho requiere un esfuerzo
mental, la actitud debe estar orientada a
practicar sin intención, sin finalidad y con
una actitud mental totalmente inafectada.
Los primeros años se requiere esfuerzo, hay
que ir a por el pensamiento y cortarlo, ver
que “nos ha cogido de la mano” y nos ha
llevado de paseo haciendo que perdamos “la
permanencia”.
Hay que permanecer.
Es como respirar, si uno observa la
respiración se da cuenta de que respira, pero
si se olvida de prestarle atención, el cuerpo
sigue respirando.
Con la Práctica es lo mismo, los
pensamientos cotidianos, los problemas,
siguen estando ahí si se les busca, si son
llamados, pero no nos afectan, al menos
desde luego no lo hacen de una forma tan
frontal y tan hostil como antes de comenzar
a practicar.
No debe uno apropiarse de nada, ni siquiera
los pensamientos son de uno, esto debe
percibirse y hará más fácil que uno permita
que se marchen, por muy arraigados que
estén.
Me pide consejo, me hace preguntas….
Yo no soy un maestro, solo observo, soy un
gran ignorante.
Yo no sé nada, yo no tengo nada, nada para
mí y nada para ofrecer.
Percibo un gran sufrimiento de forma
continua, y ese sufrimiento, a veces propio, a
veces ajeno es demoledor, agotador.
Yo solo pienso, algunas veces practico, y
siempre respiro, vivo y observo, observo
hasta la extenuación física y psicológica.
Y es algo que no recomiendo. No lo
recomiendo en absoluto.
Sé que hay Calma porque la he percibido,
pero esa Calma ES en ausencia de la imagen
mental de uno mismo.
No digo que aparece, digo que ES.
Esto significa que el “yo” ahuyenta la Calma.
Todos los pensamientos que se refieran de
alguna forma a la persona, a lo que piensa
uno de sí mismo, a cualquier cosa que crea
que le afecta o le pueda afectar como
individuo separado y único ahuyentan la Paz
que existe bajo todo eso.
Si se busca se pierde la actitud adecuada.
No hay que buscar.
Si se espera se pierde la actitud adecuada.
No hay que esperar.
Si se valora si la actitud es la adecuada, se
pierde la actitud adecuada, pues nos hemos
puesto a valorar, a juzgar, a discriminar, a
seleccionar, a elegir.
La clave es detenerse sin intención, sin
darse cuenta.
Si realmente la Práctica es un problema hay
que parar.
En contra de lo que muchos creen, el estado
natural de la mente no es el pensar.
Insisto, si la Práctica no es buena hay que
parar, porque si no, la Práctica se fija como
un pensamiento más, y nos impide ver
dónde y cómo estamos en realidad.
En este caso, no sirven anestesias, no se
trata de sufrir sin más, hay que contemplar
el sufrimiento psicológico para comprender
su origen, sus mecanismos, sus movimientos
y así tener la opción de trascenderlo.
Como curiosidad, quien esto escribe lleva
más de 2 años sin practicar por esa misma
razón.
Cuando lo entienda continuaré o no.
No sé si será correcto o no.
¿Qué más da?
Uno cree que no espera nada, pero si algo
espera es no dañar.
Pensamiento_34
Conviene no olvidar que quien fija las metas
es el mismo que se encarga de impedir que
sean alcanzadas.
Conversaciones_16
Pregunta:
Bueno, pero entonces en qué quedamos, ¿yo
existo o no existo? ¿Soy real o no soy real?
Respuesta:
Estamos aquí hablando, no creo que eso sea
cuestionable, eso es un hecho, hay dos
entidades con cierto nivel de inteligencia que
se están comunicando mediante la facultad
del habla.
En este momento y en este contexto usted y
yo existimos, no debe haber duda sobre eso.
Somos reales, al menos en el plano de las
percepciones, nos estamos viendo, nos
estamos escuchando….
El problema es que pensar o creer (y subrayo
las palabras pensar y creer) en la posibilidad
de que puede no existir uno mismo, será
siempre un fracaso.
No es la forma adecuada de percibir lo
buscado.
La pregunta es una trampa, no está bien
formulada, precisamente está construida
para no poder ser respondida.
Es como si yo le pregunto el olor del Amor,
usted no sabrá decirme.
Usted sabe (o cree que sabe) que el Amor
existe porque lo ha sentido, pero no podrá
describirlo sin utilizar adjetivos que hablen
de su cualidad.
¿Me sigue?
P: Creo que si.
R: Bien, entonces continuemos.
Usted no está identificado con el Amor, sino
diría que usted ES Amor, pero no dice eso,
usted dice que es Pedro, o Juan o Antonio.
Con esos conceptos (esos nombres), SI está
identificado.
El Amor es percibido como algo conocido
pero ajeno.
Basarse en las percepciones para intentar
alcanzar la Verdad es un error.
Cuando usted pregunta si existe, lo hace
desde su realidad, la que usted percibe, que
se compone principalmente de sus
pensamientos.
No existen dos realidades iguales, existen
muchas similares, pero no hay dos iguales.
Cada ser sintiente tiene una realidad creada
por sí mismo, además, le guste o no; su
realidad es culpa suya, utilizo la palabra
“culpa” con toda intención.
Por supuesto, si no se encuentra a gusto con
ella puede intentar cambiarla.
P: ¿Cómo puedo hacer eso?
R: Primero debe entender y aceptar que su
realidad es creación suya exclusivamente y
por tanto responsabilidad suya
exclusivamente, entenderá que igual que ha
llegado a donde está puede reescribir de
nuevo su libro de pensamientos y
experiencias.
Lo que ocurre es que es más fácil escribir
sobre una hoja en blanco que sobre una que
ya está escrita, que es su mente.
Pero desde luego, puede hacerse.
Hablemos si le parece de la cualidad de la
mente, no se puede entender un estado
mental sin hablar de la cualidad.
Hay personas alegres, personas tristes,
personas resolutivas, personas optimistas,
personas resilientes, personas empáticas,
personas antipáticas….etc, etc, etc.
Hay personas extraordinariamente
tranquilas y personas asombrosamente
ansiosas.
Todo esto tiene que ver con el contenido de
sus pensamientos y con el efecto que esos
pensamientos provocan en su vida.
Esto es, la autogestión de sus propios
pensamientos.
Un mismo pensamiento puede provocar
tristeza y alegría en diferentes personas. No
tiene nada que ver con las posesiones o con
los bienes o con el dinero, aquí hablamos de
sus pensamientos.
El habla y los pensamientos son la misma
cosa, ¿no le parece?
Cuando usted habla envía un mensaje, una
petición, a veces una exigencia, tal vez una
imposición, en definitiva intenta
comunicarse.
Los pensamientos hacen lo mismo, pero no
salen al exterior, intentan comunicarse,
cambiar algo, obtener algo, imponer algo,
pero no salen al exterior.
El dialogo es únicamente interior y el
objetivo de ese bombardeo de pensamientos
siempre es uno mismo. O mejor dicho, el
objetivo es siempre la imagen que uno tiene
sobre si mismo.
Uno cree que no puede funcionar como
persona sin utilizar el pensamiento de esa
forma, pero la realidad es muy distinta, es el
pensamiento es que nos está utilizando y no
nos damos cuenta.
Esa voz interior, ese diálogo que somos
nosotros mismos y que nos permite tomar
decisiones, funcionar en la vida diaria, abrir
una puerta o trabajar.
Esa voz interior no debe ser un charlatán
insensato, y muchas veces lo es.
Ese pensar se convierte en un hábito
imprescindible por su insistencia y repetición
y llega un momento en que consideramos
que “somos así”.
Pero como le digo, eso puede cambiar.
Su realidad percibida es única.
Y la realidad percibida es necesaria para
intentar encontrar esa calma que busca o
alcanzar esa meta anhelada.
En realidad no tiene otra cosa, no tiene otro
medio de alcanzar nada.
Su realidad se conforma de tres pilares
básicos: recuerdos, presencia y deseos.
Y esos tres pilares se construyen con la
información que percibida mediante los
cinco sentidos (gusto, vista, olfato, tacto y
oído).
Y todo esto se almacena en la memoria y ahí
queda, disponible en forma de experiencias
que luego juzgaremos, etiquetaremos y
catalogaremos.
Usted no será capaz de encontrar nada en su
realidad que no haya sido adquirida
mediante estos cinco sentidos.
Posteriormente, la información recibida por
esas vías, ha sido procesada en el cerebro
creando un perfil personal único. (Su vida).
Sus recuerdos no se repiten en ningún
cerebro de ninguna persona que haya
existido, que exista o que existirá.
¿Hasta aquí me ha seguido?
P: Si
R: Bien, pues no me pierda ahora que vamos
bien y esto es importante.
Lo que quiero que perciba ahora es si cree
que hay verdad en la idea de que es posible
cambiar la realidad.
Piense en ello.
Le pongo otro ejemplo, si usted mañana
pierde la vista, su vía de entrada de
información se verá intensamente afectada.
Dejará de ver y su realidad cambiará.
He tenido alguna experiencia con personas
invidentes y su realidad y profundidad de
concentración son extraordinariamente
distintas a las de una persona que ve.
Un invidente de nacimiento no sabe lo que
es un color, los distingue mediante una
suerte de criterio relacionado con la
temperatura del mismo.
Por ejemplo, un color rojo es caliente
mientras que un color azul es frío.
Conforman su realidad de un modo
completamente distinto.
El contenido de su mente está escrito de
otro modo, con otro silabario, como si fuera
en otro idioma, pero las personas invidentes
funcionan perfectamente en el mundo,
trabajan, viven, sienten, padecen, disfrutan,
sufren, ríen y lloran, aman y odian, igual que
alguien que no tiene afectada si visión.
Igual que usted, igual que yo.
Es muy importante entender que es
necesario discriminar para poder distinguir
en último término lo que es de lo que no es.
Y lo que ES de lo que parece ser.
Por ejemplo, hay personas con trastornos
neurológicos graves que no son capaces de
discriminar, de diferenciar, de distinguir.
Pero cuidado, no estamos hablando de un
cerebro que no pueda discriminar, un
cerebro así no funciona y ncesitamos un
cerebro que funcione.
Esa situación no es lo buscado, no puede uno
imaginarse siquiera como es la vida de esas
personas, pero su silencio no es indicativo de
saber o de calma.
Insisto, debe haber un ser sintiente,
coherente (al menos en parte) y lo más
importante, que sea capaz de discriminar por
si mismo su propia realidad.
Y para eso es necesario estar vivo y saberlo.
Si tratamos de imaginarnos como serían las
percepciones sin ninguno de los cinco
sentidos (y sin enfermedad de por medio);
llegaríamos a la conclusión de que el cerebro
estaría permanentemente a la espera de
recibir algún tipo de estímulo del exterior y
así poder reaccionar.
Como no le llegaría información, entonces
permanecería en calma, detenido.
Pero lamentablemente, esa es la teoría,
porque el hábito está muy arraigado, y el
cerebro funciona por sí mismo, eso es
precisamente la imaginación, que unas veces
es un fantástico ejercicio voluntario y otras
veces es un enemigo incansable y
demoledor.
También ocurre cuando dormimos, son los
sueños. No hay ninguna voluntad, ninguna
intención, ninguna acción para que
aparezcan, pero ahí están.
El cerebro parece no poder detenerse y
darnos un respiro.
Cuando conseguimos concentrarnos,
aparecen recuerdos pasados, o deseos para
el futuro, los cogemos de la mano y los
perseguimos, los acompañamos, nos
desviamos.
Solo hay ahora, solo hay presencia.
Si usted se mantiene en esa presencia, todo
se ralentiza, se calma, los pensamientos solo
aparecen cuando son reclamados.
Algunas personas piensan que meditar es
como estar en trance.
No es cierto, meditar es estar calmado pero
alerta, sin movimientos del pensamiento,
pero perfectamente conscientes y por
supuesto, el cuerpo responde a todos los
estímulos.
Si alguien abre una puerta lo escuchamos, si
hay que levantarse del zafú porque hay un
incendio nos levantamos y huimos.
Solo es concentración.
Pero es una concentración que permite
cambiar las cosas porque ofrece una
comprensión de uno mismo que nadie más
le puede ofrecer.
Nadie está más cualificado que usted para
analizar su realidad y ver que puede cambiar
en ella para mejorar su existencia.
NADIE.
Ahora ya sabe el por qué y sabe el cómo.
Lo que usted busca de una práctica es lo
mismo que buscan otros muchos.
ESO está ahí, ESO no tiene que llegar, porque
no tiene de donde hacerlo.
Cuando usted comprenda y perciba que cada
instante de su vida es completamente
diferente al instante anterior y que el
instante siguiente no existe sino como un
concepto de esperanza, su realidad
cambiará.
Tal vez a mejor, pero sin duda a algo distinto.
Eso le ofrecerá la posibilidad de tener más
control sobre su vida. Sobre la vida.
No le quepa duda de que es necesario ser
individuo para tener la oportunidad de dejar
de serlo.
Sin una mente pensante luego no se podrá
desprender de sus pensamientos, es distinto
despejar la mente que tener una mente en
blanco, que no funcione.
Llegados a este punto, parece que la
diferencia entre existir y no existir es una
cuestión de comprensión.
Usted debe dejar de ser usted para
encontrarse.
Obsérvelo en su vida diaria y sea capaz de
responder usted mismo a su pregunta.
¿Usted existe o no?
Pensamiento_37
Es muy importante diferenciar entre una
creencia y una certeza.
Generalmente una certeza es una creencia
que por las experiencias propias se
transforma en una verdad alcanzada por uno
mismo, es algo que uno ha comprobado
personalmente y lo considera una verdad.
En la creencia aún queda esa comprobación
individual.
También una certeza puede convertirse en
creencia cuando la semilla de la duda
aparece.
Lo cual es muy sano en mi opinión, poner las
cuestiones en tela de juicio aporta
conocimiento.
Es muy arriesgado considerar que se poseen
muchas verdades, porque eso provoca que
uno se pare, que deje de indagar.
La verdad es una certeza parada, muerta,
acabada.
Si se ha alcanzado la Verdad hay que
abandonarla, es la única alternativa.
Por el camino se alcanzan estados a los que
uno se aferra, esta es la razón por la que hay
que abandonar esos estados.
Un estado nuevo no tiene porque ser una
evolución hacia nada, en la mayoría de los
casos solo es una distracción más.
Una distracción distinta, pero una distracción
al fin y al cabo.
Por una parte es frustrante percibir con
claridad que cientos de meditaciones han
sido tan solo otro juego del pensamiento,
otra triquiñuela de la mente pensante, pero
una vez superada la frustración
(abandonada), se percibe una alegría de lo
nuevo, de lo distinto, todo sirve, no hay que
detenerse.
Se abre la puerta a seguir.
No hay que detenerse.
Zazen es sufrimiento.
Pensamiento_36
Uno no deja de preguntarse….
¿Donde irá la meditación cuando uno ya no
esté para meditar?
¿Donde estarán todas las meditaciones
realizadas?
¿Donde estarán todas las meditaciones que
no han sido realizadas y jamás serán
realizadas?
Hay que romper el conocimiento,
comprender que no se comprende. Tener la
inmensa humildad de reconocerse ignorante
sinceramente, sin aprecio ni desprecio
alguno. Sin apego ni desapego.
Conocer la respuesta es poseerla y cualquier
posesión es un lastre.
El conocimiento se expresa a si mismo solo
en ausencia de un sabedor, de cualquier otro
modo, es una creencia, una propiedad.
Y esa creencia, esa propiedad no sirve más
que para entorpecer lo que Es.
Pensamiento_39
Constantemente buscamos la liberación,
pero…
¿La liberación de qué?
¿La liberación de quién?
Se vive con el lastre del pasado (experiencia)
en espera de alcanzar algo en el futuro
(esperanza, deseo, anhelo), y eso hace que
perdamos lo único que tenemos, que sea lo
que sea, solo puede ser ahora.
Esa es la razón por la que no puede devenir
una iluminación, porque desde ese punto de
vista ni hay futuro ni hay pasado, ambos son
irreales, tan solo son ideas o pensamientos,
imagenes en el espejo.
La cara reflejada sobre el agua no es la cara.
Solo hay instante.
Darse cuenta de que lo que atenaza la vida
es simplemente un conjunto de ideas, es en
si mismo un modo de liberación.
Pensamiento_38
La sensibilidad humana es una virtud, no un
defecto.
Es armonía, no vulnerabilidad.
Y así debe ser percibida.
Conversaciones_17
Pregunta:
Entonces, ¿cual es el origen del sufrimiento?.
Respuesta:
El origen del sufrimiento es el nacimiento.
Si usted no nace, no sufre, así de simple.
(Por supuesto, no cuestiono que pueda
existir el sufrimiento durante la gestación).
Eso significa que todo ser consciente que
nace padece sufrimiento en algún momento
de su vida.
Pero tenga cuidado, usted ha preguntado
cual es el origen, no cual es la razón.
P: En ese caso, ¿cual es la razón del
sufrimiento?
R: Usted.
Uno mismo, la creencia de uno mismo es la
razón del sufrimiento.
Pero no se preocupe demasiado, eso puede
arreglarse.
Para poder resolver el sufrimiento primero
hay que padecerlo, sino sería imposible
deshacerse de algo que no tiene ni ha
tenido.
Para dejar de sufrir es necesario un
aprendizaje.
P: ¿Usted es un maestro?
R: No, en absoluto. Ni lo soy ni pretendo
serlo.
P: Pero usted enseña.
R: Realmente desconozco si eso ocurre,
desde luego no es mi intención.
Es distinto que uno hable y el otro aprenda,
son muy distintas las razones y las
consecuencias de que uno escriba y otro lea.
El resultado de esa lectura o de esa escucha
no es un efecto que cause quien habla o
quien escribe.
Es un efecto de lo leido o de lo escuchado.
¿Entiende esto?
Si usted aprende es asunto suyo, pero yo no
enseño.
Si usted se moja con el agua es culpa suya,
no del agua.
Esto es algo muy delicado, verá, para
enseñar uno debe ser arquero, arco y flecha.
El arquero es la persona, el arco es la
herramienta (texto, conversaciones, libros,
mensajes, diálogos…) y la flecha es el
conocimiento enviado (voluntariamente o
no).
Pretender ser un Maestro conlleva unificar
las formas del arquero, del arco y de la flecha
en una sola cosa.
Eso no ocurre en mi caso.
Se supone que un Maestro sabe, y uno
aspira precisamente a no saber.
En este caso, olvide al arquero que no tiene
ninguna importancia, céntrese (si así lo
quiere) en la flecha.
Ella será la que aporte algo, daño o virtud.
El daño es confusión, la virtud es calma y
comprensión.
O quizá le aporte otra cosa. ¿Quién sabe?
P: Por que hay personas que sufren y otras
que no lo hacen.
R: Eso no es del todo cierto, como le decía, el
hecho de nacer supone sufrimiento, supongo
que se refiere a que hay personas que
parece que no sufren o que han dejado de
hacerlo.
Mire, pongamos un ejemplo, ¿usted conoce
a alguien que no sufre?
P: Si.
R: Bien, y desde luego, conoce a alquien que
sufre. ¿Puedo sugerir que es usted mismo?
P: Si, puede hacerlo, yo sufro.
R: Bien, veamos ahora la diferencias entre el
sujeto “A”, que es la persona que no sufre y
el sujeto “B” que es la persona que sufre.
Ambas han nacido, esto es un hecho.
…
Disculpe, entiendo que la persona que usted
considera que no sufre sigue con vida
¿verdad?
P: Si.
R: Correcto entonces, como con usted estoy
hablando consideraré que está usted vivo
¿de acuerdo?.
P: (Risas) si, de acuerdo.
R: Como le decía, ambos han nacido.
Hay dos cualidades que rigen la vida de las
personas, solo dos.
Una es el cuerpo físico y la otra es el
contenido de los pensamientos.
Simplemente estas dos cualidades son las
que diferencian a unas personas de otras.
Ya puede haber miles de millones de
personas, que en ningún caso encontrará
dos contenidos mentales exactamente
iguales.
Si usted no padece sufrimiento por alguna
causa física (enfermedad, dolor…etc),
entonces su sufrimiento proviene
de la parte psicológica, es decir del
contenido de sus pensamiento o de la
interpretación que usted hace de los
mismos.
La única diferencia que habría entre usted y
la otra persona que conoce y no sufre, es el
contenido psicológico.
Estará de acuerdo conmigo en que poco
podemos hacer para nacer altos, guapos y
listos, pero el contenido psicológico es
absolutamente responsabilidad suya.
Es usted con sus pensamientos, con sus
diálogos internos, con sus experiencias, con
su vida, quien ha llenado su espacio mental
con su propio contenido.
¿Está de acuerdo con esto?
P: Creo que lo entiendo.
R: Bien, si usted ha sido capaz de llegar hasta
este momento y comprende que el
contenido de su mente se debe a usted
mismo, estará de acuerdo en que ese
contenido cambia, se modifica, es
dinámico….
Por ejemplo, si usted tiene un hijo mañana,
creame que su contenido mental cambia, sus
ideas cambian, sus metas cambian, sus
valores cambian, su vida cambia.
Eso es lo que tiene que entender, que lo que
le hace sufrir es el contenido y que ese
contenido puede cambiarse.
Pero debe darse cuenta utilizando su
experiencia y trabajando sobre ello.
Solo usted tiene sus pensamientos y debe
utilizarlos para deshacerse de ellos, si así lo
desea, parece un dilema, pero cuando se
entiende se ve bastante claro.
No digo que sea facil, digo que se ve claro.
P: ¿Puede ayudarme a hacer eso?
R: Puedo darle una pista, pero desde luego,
no puedo hacerlo por usted.
Para poder resolver sus problemas, deje de
buscar las soluciones en el exterior, deje de
buscar las solcuoines en los objetos, en los
deseos, en las metas, deje de buscar en lo
que le rodea.
Debe buscar las soluciones en el interior.
Parece evidente, pero observelo y si
concluye que esto es cierto, no lo
dude, cámbielo.
Cámbielo.
Pensamiento_40
Hay que poner toda la atención en el paso
que uno da, no en el camino que uno espera.
Conversaciones_19
Pregunta:
¿Has visto el Rey león?
Respuesta:
Si
P:
¿Te puedo cantar una canción?
R:
Si, claro.
(Canta)
Desde el día que al mundo llegamos
Y nos ciega el brillo del sol
Hay mucho más para ver de lo que se puede
ver
Más para hacer de lo que da el vigor
Son muchos más los tesoros
De los que se podrán descubrir
Mas bajo la luz del sol jamás habrá
distinción
Grandes y chicos han de convivir
En el ciclo sin fin que nos mueve a todos
Y aunque estemos solos, debemos buscar
Hasta encontrar nuestro gran legado
En el ciclo, el ciclo sin fin
Es un ciclo sin fin que nos mueve a todos
Y aunque estemos solos, debemos buscar
Hasta encontrar nuestro gran legado
En el ciclo, el ciclo sin fin
El Rey león. “El ciclo de la vida”.
Con todo mi Amor para L.
Deseando con toda mi alma que me
sobrevivas.
Conversaciones_18
Pregunta:
Aceptar es rendirse, no creo que eso sea una
solución.
¿Eso es lo que debemos hacer?
Respuesta:
¿Una solución?
¿Una solución a que problema?
No creo que de ningún modo aceptar sea o
conlleve rendirse.
Hay muchas formas de apreciar la
aceptación, pero no debe suponer en ningún
caso una sensación de rendición.
Esa percepción parece ser errónea.
Debe empezar por algún sitio, algún lugar
claro, alguna pregunta concreta.
Por ejemplo, ¿Por qué quiere usted aceptar?
¿Qué situación debe ser aceptada?
¿Se acepta usted a si mismo tal como es
ahora en este mismo instante?
No después ni antes, EN ESTE MISMO
INSTANTE.
Vea su conflicto, percíbalo para poder tener
la oportunidad de resolverlo.
Después veremos en qué consiste la
aceptación según el contexto.
Una de las causas más comunes para aceptar
algo es que uno piensa que dejará de sufrir.
“Aceptar” esa circunstancia (sobrevenida)
que se ha presentado llevará a un estado en
ausencia de sufrimiento.
Eso es una creencia.
Uno sufre porque tiene extraordinariamente
arraigada la creencia de que lo que acontece,
lo que ocurre, si es malo, no debería ocurrir.
Normalmente no cuestionamos lo que nos
proporciona calma o beneficios o placer.
En cambio, hay una resistencia frontal hacia
todo aquello que nos produce sufrimiento.
La respuesta es automática, algo ocurre, nos
crea sufrimiento, lo tenemos como una
respuesta natural, pero no lo es.
Eso tan solo ocurre si la mente etiqueta lo
acontecido como “malo para mí”
En ese caso, la mente cree que eso que hace
sufrir no debería ser así.
Se rebela contra eso que ha sucedido, se
resiste, impide, lo rechaza.
No lo quiere (no lo acepta), porque sabe que
le va a hacer sufrir.
Eso es conflicto, es violencia, es
confrontación.
¿Que hay entre lo acontecido y el
sufrimiento percibido?
La idea de que aquello es malo.
Si algo se puede hacer es en ese momento,
entre lo acontecido y lo etiquetado como
amenaza.
Hay algo que continuamente nos impide
alcanzar aquello que nos proponemos, en
este caso aceptar.
¿Qué es aquello que nos impide
simplemente aceptar?
¿Qué es aquello que nos impide
simplemente permitir?
¿Qué es aquello que está permanentemente
presente y nos impide todo esto?
Es algo que podemos cambiar, incluso
ignorar, es algo que debe uno identificar
dentro de su pensamiento.
La aceptación de “LO QUE ES” en todo
momento y en toda circunstancia erradica
el sufrimiento.
Esto no es de ningún modo una actitud
pasiva o una intención de ignorar las
circunstancias o de mirar hacia otro lado.
¿Entonces que es esta aceptación?
Esta aceptación desde luego debe ser
intencionada y consciente, pero no por eso
es una acción que haya que llevar a cabo.
Esta aceptación es permitir.
No ignorar, no esquivar, no evitar, sino
permitir, observar en ausencia de juicio, de
acción y de intención.
Observación pura.
No se trata de ser otro, de cambiar o de ser
diferente.
¿Acaso puedes ser diferente de lo que eres
EN ESTE MOMENTO?
Sea lo que sea que tú creas ser, no entremos
en eso ahora…
¿Puedes ser diferente de lo que eres EN ESTE
INSTANTE?
La respuesta es sencilla y rotunda.
No.
Por tanto, actúa como creas que debas
hacerlo EN ESE INSTANTE y PERMITE que las
cosas sigan su curso.
En este contexto tú eres solo un observador,
no el causante de la acción.
Permite sin crear resistencias y observa que
ocurre.
Simplemente PERMITE.
En busca de la felicidad.
Algunas veces uno se pregunta que es la
felicidad.
Parece algo que siempre está por venir,
siempre está por alcanzar, parece algo que
no se puede comprar, no se puede ver, quizá
se pueda sentir, pero si esto ocurre, rara vez
permanece.
A veces es percibida como un estado de
exaltación de la conciencia.
Uno cree que la felicidad es más un estado
mental en ausencia de todo conflicto que un
estado mental alterado por la adquisición de
algo externo, sea esto tangible o intangible,
material o inmaterial, espiritual o físico.
¿Puede ser la felicidad el estado natural de la
persona?
En un diccionario o en una enciclopedia se
encuentran algunos significados algo lejanos
de lo que uno cree que es la felicidad.
“Felicidad: Estado de ánimo que se complace
con la posesión de un bien.”
“Felicidad: Estado emocional que se alcanza
cuando se obtiene una meta.”
Aparentemente son muy desacertadas, pues
si fueran ciertas, se diría que la felicidad
depende siempre de algo externo, en el
primer caso de algo que puede poseerse y en
el segundo caso de algo que puede
alcanzarse y previamente está marcado
como una meta o un objetivo.
Por tanto, según estas descripciones, la
felicidad siempre debería de obtenerse
mediante acción y esa obtención sería la que
proporcionaría la emoción (o sensación, o
estado) de felicidad.
Sin ese “camino intermedio” parece que no
es posible ser feliz.
Visto así, la felicidad es una suerte de
persecución contínua de metas y/o objetivos
y/o bienes.
Uno piensa que esto es un disparate.
Puede uno estar de acuerdo en que la
felicidad no es un estado natural, sino
sobrevenido.
Pero la felicidad no puede provenir
únicamente de experiencias satisfactorias.
Hay personas que viven situaciones
desastrosas y su actitud es feliz, están
tranquilos, están conformes, sin conflictos
mentales, sin preocupaciones, sin anticipar
nada, viviendo la situación con plenitud por
dramática que esta sea.
Busquemos una razón y veremos si esto es
cierto, si esto es posible al menos.
Todo lo que experimenta una persona se
representa en la mente como información,
cualquier cosa, buena o mala, se registra en
el cerebro y es ahí donde es catalogada
como “buena” o “mala” o de cualquier otra
manera.
Previamente a ese “etiquetado”, no deja de
ser una experiencia percibida.
Ya sea dolor, placer, aburrimiento, gozo,
inquietud, perplejidad, curiosidad o miedo.
Lo que sea, será etiquetado.
Muchas veces de forma automática estas
experiencias son percibidas como una
amenaza o como una fuente de placer.
Si hay orden en la consciencia, si hay calma,
toda experiencia puede ser no catalogada.
Simplemente se vive la experiencia sin
nombrarla mentalmente, sin describir lo que
uno percibe al llevarla a cabo.
Dicha experiencia no genera ningún
movimiento posterior en la mente.
Controlando esa información y observando
el rastro que deja en nuestra experiencia,
estamos trabajando sobre nuestras
posibilidades de ser felices.
En estado de vigilia (despiertos), estamos
literalmente bombardeados por
experiencias, unas percibidas y otras no.
Las experiencias son adquiridas mediante
los sentidos y “gestionadas” mediante el
cerebro.
Esta gestión es fundamental, porque la
posibilidad de actuar sobre esa gestión nos
indica que la felicidad se puede preparar, se
puede cuidar, se puede cultivar.
La atención al instante. La atención
sostenida de forma contínua es lo que puede
llevarnos a experimentar la ausencia de
conflicto si no entramos en la valoración de
la experiencia.
Los dos problemas más importantes a la
hora de valorar una experiencia son la falta
de realismo y la anticipación.
Si fueramos realistas con nuestra situación y
no anticipáramos lo que está por venir
(preocupación), estaríamos dejando espacio
para que la experiencia de la felicidad se
muestre.
Cuanto sufrimiento generan las espectativas
no realistas, cuanto sufrimiento generan las
preocupaciones sobre
circunstancias que nunca van a darse, que
nunca van a vivirse, pero que ocurren
incansablemente en nuestra imaginación.
Ser feliz es estar conforme, estar en paz con
uno mismo y con el resto, no tener conflictos
mentales ni dilemas, no sentir violencia
mental ni confusión, no sentir ira.
Simplemente poner toda la atención en la
experiencia actual. En la única que puede
vivirse.
Lo demás es esperanza, deseos,
imaginación…..etc.
Cuando todas las experiencias percibidas no
son etiquetadas ni juzgadas mentalmente
con adjetivos hay unidad, hay solvencia en el
pensar.
No hay dispersión.
Se disfruta con plenitud comiendo una pieza
de fruta.
Cuando uno se esfuerza en conseguir cosas
para su ego (fuerza, poder, dinero, placer),
se agota en la persecución y se olvida del
Ser, que solo requiere estar presente y con
la máxima atención AHORA.
El ego calla y el Ser es. No hay nada más.
La experiencia es percibida pero no deja
residuo alguno en la memoria.
No es olvidada, sino que no llega a ser
registrada.
¿Es posible esto?
Uno no sabe.
Solo alcanza a imaginar como sería.
Si no hay recompensa ni hay castigo,
simplemente hay Experiencia.
¿Puede uno sentir felicidad sin verse
afectado por las circunstancias externas?
¿Puede cada acontecimiento ser plenitud?
¿Puede uno observar sin violencia ni
conflicto lo que sucede en su mente
consciente?
¿Puede una amenaza convertirse en
oportunidad?
¿Puede un defecto tornarse virtud?
¿Puede la ecuanimidad sofocar la ira?
¿Puede la calma rendir al miedo?
Parece que la respuesta a estas preguntas es
SI, pero todo depende de la cualidad de la
experiencia.
La cualidad (atención) será la que determine
una cosa u otra.
Así mismo, la cualidad será la que impida
que la experiencia sea catalogada, y evitará
ese movimiento en el pensar que
ineludiblemente nos lleva hacia el hábito de
juzgar.
Ese movimento del pensar (hábito), está
formado por redes neuronales en el cerebro
que están predispuestas a responder ante
estímulos previamente habituados por
razones genéticas y fisiológicas.
Pero el camino se puede reescribir.
Es la plasticidad cerebral (o plasticidad
neural o sináptica).
¿Acaso la vida de uno no es la interpretación
del contenido de la propia mente?
De como se INTERPRETE y se GESTIONE el
contenido de esa mente dependerá la
cualidad y la calidad de la experiencia que
llamamos vida.
La vida no es ni buena ni mala; ni amable ni
hostil; ni facil ni dificil; ni cómoda ni dura.
La vida es indiferente.
INDIFERENTE.
En nuestra mano está socabar el camino
conocido y hacerlo aún más profundo y
persistente o explorar nuevas
posibilidades para encontrar calma, paz y
felicidad.
Una práctica sencilla.
Algunas personas preguntan a menudo por
una práctica sencilla para poder iniciarse en
la meditación, en la concentración o en el
Zazen.
La práctica más sencilla, para empezar es la
concentración sobre la respiración.
La describo a continuación:
– La postura.
Hay que olvidarse de la postura, es muy
importante, pero no ahora.
Mantenga una postura cómoda, sentado,
con la espalda recta y sin apoyarla en ningún
respaldo, puede estar sentado en una silla o
en el suelo, pero hágalo fácil, antes de correr
hay que saber andar.
Muévase lo menos posible, pero si le pica
una oreja rásquese con normalidad,
despacio, atendiendo a lo que se está
haciendo, siendo consciente de lo que
acontece.
(En ese momento rascarse la oreja es lo
único que hay que hacer), luego vuelva a
tomar su posición anterior.
– La mente.
La técnica que suele dar mejor resultado al
principio es contar respiraciones y nombrar
algo mentalmente para evitar en la medida
de lo posible la agitación mental, la
imaginación y la somnolencia.
Por ello, se trata de estar muy atento a la
respiración.
Cuando inspire (cuando coja aire), el
abdomen debe hincharse (no el pecho, hay
que respirar más abajo), si esto resulta difícil,
respire con normalidad a un ritmo natural
(no fuerce la respiración, el ritmo lo pone el
cuerpo, no la mente).
Después, viene de forma natural la
espiración (soltar el aire).
Ambos procesos se llevan a cabo por la nariz,
si esto es un problema, se inspira por la nariz
y se espira por la boca, despacio, siendo
consciente de lo que se está haciendo.
Es importante hacer siempre lo mismo para
crear un hábito de práctica (si respira solo
por la nariz hágalo siempre así).
Cuando inspire pronuncie mentalmente la
palabra “dentro”.
Cuando espire pronuncie mentalmente la
palabra “fuera”.
Observe que en un corto espacio de tiempo
se sumará la sensación de dentro y fuera.
Su mente irá percibiendo que al inspirar el
aire entra (dentro) y al espirar el aire sale
(fuera) de un modo coincidente con las
palabras pronunciadas mentalmente.
Esto producirá una asociación mental que
resultará beneficiosa para la concentración.
Repita este ejercicio durante al menos 10
minutos diarios en un lugar tranquilo
durante un mes.
Este es el primer paso más seguro que
conozco.
A partir de aquí, se complica un poco la
práctica de contar respiraciones, de forma
escalonada hasta llegar a lo siguiente
(aunque siempre se puede complicar más):
– 1ª inspiración – Dentro (Palabra
pronunciada mentalmente y percibiendo que
el aire entra).
– 1ª espiración – Fuera (Palabra pronunciada
mentalmente y percibiendo que el aire sale).
– 2ª inspiración – Tranquilo (Palabra
pronunciada mentalmente y percibiendo que
uno se encuentra tranquilo).
– 2ª espiración – Calmado (Palabra
pronunciada mentalmente y percibiendo que
uno se encuentra en calma).
– 3ª inspiración – Profundo (Palabra
pronunciada mentalmente y percibiendo que
el aire es inhalado profundamente).
– 3ª espiración – Lento (Palabra pronunciada
mentalmente y percibiendo que el aire es
expulsado lentamente).
Y se repite de nuevo el ciclo hasta que
termine el tiempo del ejercicio, que puede
ser de minutos o de horas.
Hay complicaciones posteriores que señalan
a objetivos determinados, como por ejemplo
incluir un cuarto ciclo de respiración.
– 4ª inspiración – No muerte. (Palabras
pronunciadas mentalmente. No es momento
de explicar el significado de esto).
– 4ª espiración – No temor. (Palabras
pronunciadas mentalmente. No es momento
de explicar el significado de esto).
De esta forma, se pueden ir añadiendo ciclos
dependiendo de los resultados, de la
persona y de los objetivos (si es que hay
alguno).
Es posible que a alguien le resulte familiar
este ejercicio, es una variación de un
ejercicio utilizado y transmitido por el
Maestro Thich Nhat Hanh.
En su ejercicio se utilizan las siguientes
palabras:
Dentro – Fuera
Profundo – Despacio
Calmado – Relajado
Sonrío – Suelto
Momento presente – Momento maravilloso
Si hay dudas pregunten.
Buena Práctica.
Buscando el “yo” desesperadamente.
La búsqueda del YO es el único camino
común en todo conflicto mental y/o
espiritual.
No se hace uno a la idea de lo importante
que es esta pregunta hasta que pasados los
años de estudios, de práctica, de meditación,
de frustración, de desesperación, de
búsqueda en definitiva, uno observa que
está casi en el mismo sitio en donde estaba.
O incluso en un sitio peor, lleno de dudas, de
dilemas y de cuestiones supuestamente
absurdas.
¿Quién soy yo? es la pregunta más
importante que alguien interesado en si
mismo puede hacerse.
Pero no es una pregunta de respuesta fácil, o
¿tal vez si?
¿Cómo abordarla?
¿Cómo empezar?
¿Cómo no perderse por el camino?
¿Cómo distinguir el trigo de la paja?
¿Cómo determinar algo como verdad?
¿Cómo etiquetarlo como irreal?
¿Lo que es verdad para mí lo es para otros?
¿Lo es para todos?
¿Mi realidad es la del resto?
¿Mi realidad no es el contenido de mi
mente?
¿Cómo puedo comprobar esto?
¿Cómo puedo comprobarme a mí mismo
desde mi propia mente?
Muchas son las preguntas, y aún más son las
respuestas. Esto hace que multitud de
buscadores dediquen su vida a girar una y
otra vez sobre el asunto sin encontrar el más
mínimo atisbo de verdad y desde luego, sin
llenar a conocer SU verdad última al
respecto de quien es uno.
Parece un camino sin meta, y
probablemente lo sea.
El corredor de este camino alza el pie para la
siguiente zancada y no hay nada más, no hay
meta.
No debe haberla, y si la hubiera, ya llegará.
En esa zancada no hay nada que esperar,
nada que anticipar y nada que temer.
¿Es la meta la que llega o es uno el que se
dirige a ella (si la hubiera)?
¿Las circunstancias se presentan o es uno
quien va hacia las circunstancias?
Uno observa el mundo desde sí mismo, la
cabeza parece ser el centro perceptor del
resto, por tanto parece claro que como es
uno quien percibe, ese uno es el centro de
observación.
PARECE CLARO,
Parece.
Durante siglos, la humanidad consideró que
la tierra era el centro del universo, y
observaba cada día como el sol “salía” y “se
ponía”, es decir, se movía con respecto a la
tierra, que permanecía fija. Hoy sabemos
que esto no es cierto, es la tierra la que
orbita alrededor del sol.
Esto podría llamarse realidad externa, es una
realidad constatable, que ocurre fuera de
uno mismo.
Así, cada persona da por hecho que fuera de
sí misma y sin necesidad de su influencia, las
cosas existen “per se”, es decir, existe una
realidad externa a nosotros
independientemente de que estemos
observándola o no.
Esta certeza, nos permite vivir tal cual lo
hacemos, sin necesidad de plantear a cada
instante dilemas y preguntas constantes,
pues da por supuesto que la casa donde
vivimos seguirá estando cuando volvamos
del trabajo, que nuestros hijos seguirán con
vida cuando les volvamos a ver, suponemos
que el coche estará aparcado donde lo
dejamos, suponemos que el árbol de hoja
verde en primavera tendrá la hoja amarilla
en otoño, suponemos que el agua del mar
está mojada y que la sal está salada.
Podemos hacer esto porque existe una
sensación de continuidad.
Son cuestiones que se repiten y que son
comprobables por uno y por el resto, por
tanto son contrastables.
Si estos datos pueden transmitirse a otros,
contarse, explicarse, comprobarse y esos
otros perciben lo mismo que uno o algo muy
similar, se considera que los datos son
OBJETIVOS.
Así las cosas, el movimiento del sol con
respecto a la tierra, fue una realidad objetiva
y externa, a pesar de que era incierta.
Pero quedémonos con el significado del
término “DATO OBJETIVO EXTERNO”.
Cuando uno observa su mundo interior, sus
pensamientos, sus emociones, sus
sensaciones, hablaríamos de un “DATO
INTERNO”.
Si ese dato puede trasmitirse a otros, puede
contarse, explicarse, comprobarse y otros
perciben lo mismo que uno ante las mismas
circunstancias, se considera que esa
información es un “DATO OBJETIVO
INTERNO”.
Por ejemplo, el miedo sería un dato objetivo
interno y un bosque sería un dato objetivo
externo.
Y aquí encontramos el primer dilema.
¿Acaso el miedo no es una percepción
mental igual que el bosque?
¿Ambos no ocurren en la mente?
¿Acaso el bosque no es una percepción de
nuestra mente?
¿Las percepciones externas no ocurren en
nuestra mente?
¿Cómo sabe uno si existen los pensamientos
si no los está observando?
¿Puede saberlo uno?
Existen por otra parte, las llamadas
experiencias subjetivas, que son aquellas
que no han tenido un desencadenante
exterior (percibido por alguno de los 5
sentidos) y que pertenecen al mundo
interior.
Por ejemplo los sueños, los recuerdos, los
sentimientos o las preocupaciones serían
experiencias subjetivas.
Pero se consideran normales, de hecho lo
anormal sería la ausencia de estas
experiencias.
Es indiscutible que existen, que pueden ser
transmitidas, contadas y comparadas, por
tanto son datos objetivos y contrastables
(vaya, otro dilema).
Entonces, ¿el “yo” es objetivo o es
subjetivo?.
CUIDADO con la respuesta, no es evidente
aunque pueda parecerlo.
De hecho, el término “objetivo” no hace que
algo sea REAL ni el término “subjetivo” hace
que algo no lo sea.
Si parece claro que el “yo” solo está cuando
se observa a sí mismo, y si ese “si mismo”
es percibido como algo separado e
independiente del resto, entonces aparece
el “yo” y se adueña de todo.
Mis sueños, mis pensamientos, mi vida, mi
familia, mi trabajo, mi nombre…..etc.
Por tanto, el “yo” es el centro de la
experiencia percibida, y sin ese “yo” parece
que no puede haber experiencia posible.
Pero a poco que busquemos veremos que
esto no es cierto.
¿Es posible observar el yo cuando estamos
en sueño profundo?
¿En sueño profundo existe el “yo”?
¿Puede ser verificado antes de despertar por
la mañana o es tan solo una suposición
perfectamente anclada en nuestro día a día?
La conclusión a la que puede llegar
cualquiera que indague un poco en este
asunto, es que la realidad percibida no
puede existir nunca como DATO OBJETIVO,
pues siempre será una percepción en la
mente que necesariamente es SUBJETIVA.
Por tanto, no se puede concluir que lo
percibido sea REAL.
Por suerte o por desgracia, ahí entra también
la percepción del “yo” que tenemos cada
uno.
Ese “yo” es totalmente subjetivo.
De modo que surgen las dudas:
¿El “yo” es real o no?.
¿El “yo” es una percepción creada por la
propia mente?.
¿Cómo no voy a existir si me duele un pie?.
Todo esto son palabras que pueden formar
un punto de partida, o un sendero, o tal vez
no hacerlo.
No se busca aquí dar una explicación y
mucho menos una solución a un dilema vital,
sino observar desde un punto de vista menos
habitual a fin de despertar la curiosidad del
buscador.
No hay nada peor que un buscador que no
sabe lo que busca.
Es un buscador perdido, literalmente.
Hay quien justifica la existencia del yo
señalándose el pecho cuando es preguntado.
¿Es por tanto el cuerpo el “yo”?
Parece que no, pues en un cuerpo inerte no
hay “yo” (que sepamos).
¿Está ese “yo” dentro del cuerpo?
Si es así, ¿dónde se aloja?
¿Se puede sacar?
¿Se puede separar del cuerpo?
Hay quien justifica la existencia del yo en el
conjunto mente-cuerpo.
En el año 2000, un grupo de científicos
americanos aislaron el genoma completo de
la mosca de la fruta o mosca del vinagre
(Drosophila Melanogaster) y el hallazgo
resultó sorprendente.
La mosca de la fruta comparte ADN con el
ser humano en un porcentaje mayor que
cualquier primate.
Este detalle cuestiona teorías como la de la
evolución de Darwing, nada menos.
Sin embargo, nuestra querida mosca de la
fruta también tiene cuerpo y también tiene
mente, pero no hay ninguna prueba de que
sea consciente de sí misma como algo
separado e independiente, y por tanto tenga
una actitud egoica (que sepamos).
Así que parece que tampoco el hecho de
tener cuerpo-mente hace que aparezca el
buscado “yo”.
Un recién nacido tiene cuerpo y mente. Pero
no hay “yo” por ninguna parte, así que
parece que el “yo” podría ser un hábito
adquirido.
Un pensamiento, una costumbre.
No, no puedo probar todo esto que digo, por
supuesto que no.
Pero el que no lo entendamos no significa
que sea mentira y tampoco significa que sea
verdad.
Todo esto es metafísica pura, pero no por
ello debe ser ignorado.
Y desde luego tampoco defendido como algo
cierto.
Los materialistas, los dualistas y los anclados
a teorías cartesianas y rigurosas lo percibirán
ridículo.
Tienen todo mi respeto, por supuesto.
Uno solo es alguien que duda
constantemente.
El miedo y la mente realizada.
La mente cataloga continuamente.
Algunas veces lo hace de forma voluntaria
(intención consciente) , pero la mayoría de
las veces esto ocurre de forma involuntaria
(sin intención consciente).
Sin embargo, en muchas ocasiones, lo hace
de una forma burda y muy poco realista,
convirtiendo el resultado de esa
catalogación en un hábito del pensar, en una
reacción automática, en una “realidad
cotidiana”.
Así, la mente se puede preguntar…
¿Qué es aquello que es malo?.
¿Qué es aquello que es bueno?.
¿Cómo puede uno diferenciarlo?.
Algo bueno podría ser algo que NO es
percibido como una amenaza.
Algo malo podría ser algo que SI es percibido
como una amenaza.
Así de simple y así de complicado al mismo
tiempo.
Cuando la mente percibe una amenaza
aparece el miedo.
Nunca aparece el miedo sin una amenaza
PREVIA.
Nota:
Hay ciertas enfermedades o trastornos tanto
psicológicos como fisiológicos, como la
tanatofobia, las crisis sostenidas de
ansiedad, los ataques de pánico recurrentes
(de raíz psicológica) ó algunos problemas en
la glándula tiroides, en el sistema límbico,
simpático, parasimpático y/o el SNC y otros
(de raíz fisiológica), que provocan que los
sistemas naturales de alerta estén
disparados continuamente o que su umbral
de disparo sea anormalmente bajo, pero
hablamos en circunstancias normales sin
problemas de salud que puedan causas estos
efectos.
Como digo, en circunstancias normales,
siempre previamente al miedo y sus
consecuencias asociadas hay un
desencadenante, que suele ser un
pensamiento (observado o no), que es
catalogado (o ha sido catalogado
previamente) como una amenaza.
Las personas temen, el miedo es un
denominador común en la vida.
En algunos casos es el epicentro de la
experiencia vital.
Si cogemos a 100 personas que son
conscientes de su propio sufrimiento y les
preguntamos que desearían, el 90% desearía
no sentir miedo, deshacerse de esa
sensación asfixiante que puede llegar a
convertirse en un hábito demoledor.
El miedo, el temor, el miedo al propio miedo
es un círculo de sufrimiento casi constante.
¿Pero miedo a qué?
¿Miedo a quién?
Tememos perder, tememos no tener y
tememos no alcanzar.
Esos son los tres pilares básicos del temor.
El temor a perder lo obtenido, lo poseído, la
propiedad, la salud.
El temor a no tener lo que creemos que
necesitamos.
El temor a no alcanzar esas metas, ese
objetivo, material o espiritual que creemos
nos colmará de tranquilidad por fin.
– Siempre pensando que la solución llegará
mañana, siempre esperando que ocurra algo
en el futuro que cambie el sufrimiento
actual. (¿Pero cómo puede algo en el
FUTURO cambiar el sufrimiento ACTUAL?, el
planteamiento es sencillamente absurdo).
– Siempre preocupados por cuestiones que
no podemos controlar EN ESTE MOMENTO.
– Siempre con ideas nada realistas sobre las
circunstancias que no ocupan y preocupan.
Si uno consigue entender el origen del temor
(no las consecuencias, sino el origen), estará
caminando en la senda hacia la calma.
Muchas personas consideran que la ausencia
de temor es una consecuencia de una
realización, uno (probablemente cometiendo
un error), considera lo contrario.
La mente realizada solo puede surgir (NO
SER ALCANZADA; NO SER CONSEGUIDA), la
mente realizada solo puede surgir desde
una mente que permanece en ausencia de
miedo.
Si esto fuera cierto, la ausencia de temor
abriría la posibilidad de que surgiera una
experiencia de realización.
La posibilidad.
El dilema extremo.
¿Si no hay yo, quién se libera?
A partir de esta cuestión, surgen miles de
preguntas.
¿Quien se libera de qué?
¿Cómo surge el yo?
¿Cómo puede uno liberarse?
¿Cuánto se tarda?
¿Qué tengo que hacer?
….. etc, etc, etc…..
Hay que tener algo de profundidad de miras,
porque hay preguntas que se hacen muy
alegremente y no tienen una respuesta
evidente.
A veces, directamente no tienen una
respuesta y la propia ausencia de respuesta
es lo correcto, lo justo y lo adecuado para la
pregunta realizada.
Hay preguntas muy difíciles de responder y
que no tienen una respuesta común.
– ¿Cómo hay que vivir la vida?
Tu respuesta no tiene por qué ser la mía.
– ¿Es de día o es de noche?
Pues…depende.
Y si “depende”, no es la Verdad indiscutible
que se está buscando.
Todo aquello que “depende” puede servir
para practicar, pero también es un
obstáculo.
Si “depende” estamos pensando desde la
dualidad, desde la comparación, desde el
juicio y desde la separación.
Muchas personas se quedan en las
preguntas y conforman su práctica con ellas,
confundiendo la Práctica real con mantener
una duda encendida en sus mentes.
Piensan (erróneamente) que tener una
pregunta les hace estar más cerca de la
respuesta.
Piensan (y sienten realmente como verdad),
que tener preguntas significa estar
avanzando, aunque no puedan explicar cuál
es el objetivo final de este avance o si sirve
para algo.
¿Donde se quiere llegar?
¿Qué se quiere obtener?
¿Quién quiere obtenerlo?
Por desgracia, es necesario crear una actitud
que propicie la aparición de esa respuesta.
La llama de la duda no es Práctica.
Observamos la piedra con el cincel en la
mano, pero rara vez nos atrevemos a golpear
el mármol con el frío martillo.
Pensamos que al sentir el peso del martillo
estamos haciendo algo útil, pero no es así.
El mármol hay que romperlo, hay que
equivocarse para poder entender.
Repitiendo el enunciado de la ecuación no
obtenemos el resultado.
Las personas se frustran y critican cosas,
muchas veces porque no las entienden y
porque han fracasado en su búsqueda.
Esas personas sufren y no comprenden por
qué.
Este no es un camino amable.
Enredarse y tropezar, levantarse y seguir
parecen directrices fáciles de llevar a cabo,
pero no lo son.
La desesperación está presente a menudo.
¿Para qué luchar?.
¿Por qué no dejarlo todo?
Abandonar.
Muchos lo hacen.
Muchos lo hacemos.
La constancia se pierde, el deseo de la
finalización de todo sufrimiento hace que
nos equivoquemos y nos bloqueemos una y
otra vez, una y otra vez, durante años. Forma
parte del camino.
Dame la fórmula mágica !!!.
Dime que tengo que hacer !!!.
Ayúdame !!!.
La Práctica puede convertirse en un enemigo
si no es bien comprendida.
Es como rezar a Dios, y si las cosas no salen
como uno espera culpar a Dios.
Eso es no entender a Dios.
¿Y dónde queda nuestra responsabilidad
como individuos?
La buena Práctica es responsabilidad del
individuo.
La mala práctica también.
Tratemos de descubrir juntos, de la mano,
con Amor, cercanía, prudencia y cautela
quién se esconde tras ese velo de ira y
violencia que llamamos “frustración”.
Uno de los dilemas que más bloqueos de
Práctica causan es no tener claro quién está
haciendo qué, y por qué lo hace.
Este es un punto básico para comenzar a
comprender algunas cosas, y como digo,
también es una enorme piedra en
el camino, que algunos se empeñan en
deshacer a puñetazos, otros se empeñan en
sortear (haciendo trampas) y solo
unos pocos son capaces de sentarse ante la
enorme piedra y esperar a que se deshaga
comprendiendo la verdadera
naturaleza de la piedra que observan,
comprendiendo de donde a surgido y por
qué lo ha hecho, comprendiendo
quien está observando la piedra y por qué lo
hace.
Percibiendo como verdad inequívoca que ni
la piedra ni quien la observa son lo
importante.
Percibiendo que no son distintos.
Comprendiendo por qué el iracundo siente
ira, por qué el que odia siente odio, por qué
el que grita tiene la
necesidad de hacerlo y comprendiendo
también por qué, tiempo después ya no hay
necesidad de gritar, no hay
necesidad de odiar ni tan siquiera de sentir
ira.
Esto se llama aprender de uno mismo.
Uno es discípulo y maestro a la vez.
Nadie puede enseñarlo.
Sería mentira.
Sería como intentar ponerle puertas al mar.
El mar es así. Es su naturaleza.
Este es el único camino, porque si perdemos
de vista la piedra, saltando por encima o
bordeándola por un lado,
volverá a aparecer y será más grande.
El camino que voy a describir es
tremendamente común….
En algún momento de mi vida, leo algo, o
estudio algo, o escucho a alguien, o vivo
una tragedia, o en algunos casos se
despierta una sensación o un
presentimiento incómodo que hace que
perciba sufrimiento aparentemente sin un
motivo, así que:
– “YO” me doy cuenta de que sufro, de que
no vivo como me gustaría y que la vida es
en general una experiencia frustrante y
dolorosa.
– En algún momento, “YO” me doy cuenta
de que el origen de mi sufrimiento es el
nacimiento o la misma consciencia de mi
mismo como ser independiente y separado.
– Con el paso del tiempo, con Prácticas,
Creencias, Meditaciones y Fe, “YO”
comprendo o creo comprender mediante la
observación que el punto anterior es una
realidad.
– En otro momento “YO” entiendo (o creo
entender) que soy “YO” mismo la causa del
problema.
– Así que “YO”, decido que tengo que
terminar con el “YO”, (pero debo seguir
siendo “YO” porque no hay forma de evitar
ser “YO”).
Y aquí, cientos, miles, decenas de miles de
practicantes se bloquean y se detienen en
seco.
¿POR QUÉ PASA ESTO?.
En la niñez, hasta los dos o tres años, un niño
no percibe si contiene el mundo, o es el
mundo quien le contiene
a él.
NO hay diferencia.
El niño es el mundo.
El niño contiene el mundo.
En la edad adulta, el mundo te contiene a ti.
Hay una separación clara, contundente,
rotunda, violenta, inequívoca.
Uno es uno, y el mundo es el resto.
Mientas pienses como un niño o tengas una
mente con esa maravillosa característica
infantil, no habrá sufrimiento. Podrá haber
dolor, pero ni sufrimiento ni culpa ni por
tanto arrepentimiento.
Es la fantástica inocencia infantil.
En la edad adulta en cambio. Todo es
distinto, vamos hacia cosas en lugar de ir
descubriendo lo que va apareciendo ante
nosotros.
La vida es una persecución y uno siempre va
detrás de algo, que cuando es alcanzado,
enseguida es sustituido por
alguna otra cosa, alguna otra meta, algún
otro logro.
No hay calma.
Este es el por qué y estas son las diferencias.
La buena noticia es que para deshacerse de
algo hay que conocerlo.
Para que desaparezca el “YO”, ha debido
aparecer antes.
Esto es inequívoco, es un hecho.
¿Y cómo se sale de este dilema?
Ni idea.
El suelo debe desaparecer para tomar
conciencia de que estamos apoyados sobre
él.
Es un camino incierto, sin sendas, el camino
del ganador no tiene señales.
Pero esto es una esperanza y una frase
sugerente, nada más.
¿Donde está la receta?
No hay
¿Donde está el prospecto?
Lo has perdido.
¿Donde están las instrucciones?
Se las ha comido el mismo que las busca.
¿Y ese quién es?
Uno que se regocija en su propio sufrimiento
y lo tiene como bandera y seña de identidad.
Uno que justifica su mediocridad y sus
defectos sin hacer nada por cambiarlos
porque cree que él mismo es esas
cosas que siente, esas cosas que piensa.
Uno que no ve que él es el cielo, no el azul.
El vaso roto.
En general, las personas consideran el
optimismo como una virtud y el pesimismo
como un defecto.
En realidad no existen el optimismo y el
pesimismo, y tampoco exiten la virtud y el
defecto.
Simplemente son cuatro conceptos
comparativos basados en un juicio de valores
totalmente parciales.
Hay quien ve el vaso medio vacío y esto es
malo.
Hay quien ve el vaso medio lleno y esto es
bueno.
Hay quien ve el vaso vacío y esto es aún
peor.
Hay quien ve el vaso lleno y esto es aún
mejor.
Hay quien ve el vaso y esto no es ni malo ni
bueno ni mejor ni peor.
Y luego está quien no ve el vaso, y esto ES.
Rompa el vaso y será.
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Entrevista con YIN ZHI SHAKYA –
Pregunta 5/19.
5 ¿Cómo puede ayudarnos el Budismo?
El Budismo nos enseña que solamente hay
una mente en el Universo y más allá de él.
Los Budistas que dedican su tiempo y
energía a la práctica del Budismo alcanzarán
el estado de Nibbana en sus vidas diarias
porque ellos ahora tienen la habilidad de
ejecutar sus actividades o deberes
necesarios con no-sufrimiento.
El budismo es la medicina para un mundo
enfermo.
Busca cultivar la paz, el alivio, la ética firme,
la reconciliación, las buenas relaciones y
unas vidas más felices. No es simplemente
un planteamiento hacia la felicidad y
salvación individual, sino que está enfocado
principalmente a proporcionar esos
supremos beneficios al mundo en general.
No podemos sanar a los privilegiados sin
emancipar a los oprimidos, más de lo que
podemos sanar a la humanidad en su
conjunto sin sanar a la naturaleza.
El budismo, por lo tanto, nos enfrenta a una
elección. En el corazón del mensaje budista
está la idea de que las personas son lo que
hacen, y lo que hacen tiene consecuencias.
Puesto que tenemos una vida, y puesto que
eso significa que debemos actuar, y puesto
que las acciones tienen consecuencias, lo
que hacemos tiene gran importancia.
Si nuestros actos se llevan a cabo desde la
ignorancia de la gran enfermedad,
únicamente agravaremos el problema.
David Brazier dijo: El budismo es también un
grito desde el corazón. Buda salió de su
palacio porque no podía soportar más vivir
en la opulencia mientras tantos otros sufrían
enfermedades, pobreza y muerte prematura.
Este grito, no obstante, no es solamente
emotividad; es también un sabio camino de
principios que trae al practicante el
conocimiento de estar en el buen camino así
como de estar trayendo beneficios para el
mundo.
La razón por la que (los budistas) estudiamos
las enseñanzas del Buda es que al vivir en
este mundo nos vemos confundidos por un
buen número de problemas que necesitan
ser resueltos.
Muchas personas se encuentran ahora en
una búsqueda espiritual de un camino que
conduzca a sus mentes hasta la paz y la
apertura. Han descubierto que las normas
del mundo que enfatizan la felicidad material
no traen paz y seguridad reales; al contrario,
conducen a más dolor e insatisfacción.
Para estas personas, el Noble Camino
Óctuple del Buda, ejemplifica una vida
sencilla y de satisfacción. Una vida que es
abierta y libre. Él enseñó los métodos para
liberar nuestras mentes de la lujuria, el odio
y la ilusión, y comenzó enseñando a sus
discípulos cómo tener una mente abierta
que se expandiera más allá de sus
limitaciones presentes, de forma que
pudieran examinar con comprensión.
En el Sutra de los kalamas, Buda declaró
explícitamente que debíamos examinar e
investigar siempre y no seguir ninguna
creencia de forma ciega.
Todas estas advertencias tienen el propósito
de abrir y expandir nuestra experiencia para
que no nos apeguemos a ninguna doctrina
particular sin una investigación profunda (U
Vimalaramsi).
Siguiendo el Noble Camino Óctuplo, “Ariya-
Magga”, que significa la práctica de la no-
violencia hacia todos los seres vivientes a
través de la práctica del Correcto-
pensamiento, el habla-Correcta, las acciones
corporales-Correctas, el modo de vida-
Correcta, y así sucesivamente, es la Rectitud
del Budismo.
Si fuéramos a preguntar a nuestros
ancestros, “¿Qué es la rectitud?”, ellos
responderían, “Practicar la no-violencia hacia
nosotros y los demás.” ¿Por qué
responderían de tal forma?
Ellos conocen que la Filosofía y la Ciencia son
materias ilimitadas, y que cada uno se apega
a su propia forma de rectitud.
Además ellos saben que cada rectitud ofrece
beneficios variados en diferentes aspectos.
Por la paz y la felicidad de la sociedad, ellos
tienen solamente una respuesta: “¡Cada uno
debe practicar la no-violencia!”
Ciao Paco.
Toda expresión artística acerca al hombre a
lo que realmente es.
Cuando esa expresión artística se une a un
ser humano humilde se convierte en algo tan
virtuoso que se hace irrepetible.
Lucha interna sin cuartel en la que uno
muere y renace en cada nota, en cada
acorde, en cada armonía.
Solo unos pocos entienden.
Rasgar las cuerdas con las manos y
escucharlas con el corazón y el alma.
Tocar el cielo cuando se hace algo y alcanzar
a todos y cada uno con una destreza
impropia de la naturaleza.
Estoy en el bosque, rodeado de árboles.
Hormigas, avispas y arañas se suben en el
cuerpo, me ignoran y son ignoradas.
Hay silencio, luego trinos.
Hay calma, y una vez más soy bosque.
Tu eres música, yo soy bosque.
Descansa Paco.
Y gracias.
MIL GRACIAS.
Pensamiento_42
Por favor, busque en su interior, tome el
tiempo que necesite, reflexione
profundamente, vuelva a la pregunta las
veces que sean necesarias y responda
cuando esté preparado.
¿Qué es aquello que le impide alcanzar una
Plenitud total EN ESTE MISMO INSTANTE, y
que no es ni deseo, ni anhelo, ni confusión,
ni dudas, ni preguntas, ni esperanzas, ni
recuerdos, ni miedos?
¿Qué es?
Pensamiento_41
Deberíamos preguntarnos que puede hacer
uno por la Vida en lugar de permanecer
esperando que la vida haga algo por
nosotros.
Permitiendo que la vida se exprese.
Todo está hecho para uno crea que la vida
que vive la vive uno mismo.
¿Pero quién es ese “uno mismo”?
El yo, está contínuamente construyendo
cosas a su alrededor, pensamientos,
esperanzas, deseos, acciones, juicios,
objetivos…etc.
Estructuras que predisponen la situación
para que uno crea que vive su propia vida.
En realidad no es así.
Esa vida que crees tuya no lo es.
Tú no tienes ningún control sobre tu vida.
Tienes control (y muy poco), sobre LO QUE
CREES QUE CONFORMA TU VIDA.
Es decir, aquello que tú consideras necesario
y/o deseable para tu subsistencia.
Todo aquello material o inmaterial, personal
o emocional que aspiras a obtener, a
mantener y a no perder.
Y aquí aparece el primer conflicto.
NO ES POSIBLE que la felicidad real dependa
de factores externos.
Parece que sí, pero no. Porque los factores
externos con cambiantes y no dependen de
uno, y por tanto la felicidad no puede
depender de ellos.
Esa es la gran mentira.
Pero todo está tan bien estructurado, tan
enfocado a perpetuar la misma duda una y
otra vez, una y otra vez, que no nos damos
cuenta, no nos hacemos (salvo rara vez), las
preguntas adecuadas.
Y cuando las hacemos, no las enfocamos al
destinatario adecuado.
Solo el hecho de describir lo que es “TU
VIDA”, ya es un reto. Poca gente puede
responder con honestidad a esta pregunta.
Una respuesta honesta es NO LO SE.
¿La vida es un lugar?
¿Es una franja de tiempo?
¿Es una riada de pensamientos?
¿Es imaginación?
¿Es sufrimiento?
¿Es todo lo anterior?
¿Es todo lo anterior y muchas más cosas?
Requiere mucho tiempo y mucha
observación poder contestar a esta pregunta
y sobre todo requiere sinceridad.
Y mi respuesta no es la tuya, eso es seguro.
Cuando encuentras tu respuesta todo
cambia.
No es que cambie, porque todo sigue igual,
mejor dicho, la apariencia de todo sigue
igual.
Salvo la idea de uno mismo.
Eso si cambia.
Ya no se busca nada fuera.
Y la persona se convierte en lo que siempre
ha sido; una herramienta para interactuar
con la sociedad que ha creado.
La memoria se utiliza para saber volver a
casa, no para martirizarse con la culpa.
Para saber donde ha aparcado uno el coche,
no para recordar el atasco de ayer.
El conocimiento se utiliza para resolver
problemas, no para imponer ideas.
La compasión aparece y se utiliza para
comprender a los demás desde sus propios
ojos.
Cuando el yo no está, aparece el resto del
mundo y te ves reflejado en él, en su miseria,
en su violencia, y comprendes como
funciona.
Te enfrentas a lo único que hay que es
ahora.
Y ese ahora NO ES CONOCIDO.
Ese es un gran reto.
Porque no nos gusta lo desconocido, lo
rechazamos, nos inventamos mil y una
excusas para aferrarnos a lo conocido.
De modo que todo lo que se vive es nuevo a
cada instante, y esa novedad trae viejos
miedos.
Hay que saber lidiar con ellos.
Es extraordinariamente fácil caer una y mil
veces en los vicios de la “antigua mente”.
Es más cómoda, es más segura, cree que no
hay sorpresas.
Al “yo” no le gustan las sorpresas, pueden
acabar con él.
Así que cada instante es como estar
balanceándose en un trapecio desde el que
uno puede caer.
La red son los recuerdos y las esperanzas.
Las cuerdas que soportan esa red y la
sostienen son el yo y la imagen que tenemos
de nosotros mismos.
Y no la queremos perder.
NO QUEREMOS PERDER ESTO BAJO NINGÚN
CONCEPTO.
Cuando el miedo aparece, casi todo el
mundo quiere dejar de sentirlo.
Pero… ¿Qué pasa si dejas que el miedo se
exprese?
El miedo, que está debajo y detrás de todo
conflicto, es un gran maestro si se le sabe
escuchar.
¿Por qué el miedo es un Maestro?
Pensamiento_43
La mente pensante es necesaria.
A diferencia de lo que mucha gente cree,
además de servir para amargarle a uno la
vida, la mente pensante sirve para poder
percibir que lo contrario del Amor no es el
odio sino la indiferencia; sirve para poder
entender que el opuesto de la desdicha no
es la felicidad sino la ausencia total en la
percepción de acontecimientos y sirve
también para propiciar la certeza de que lo
contrario de la desgracia no es la alegría sino
la calma.
Observa tu mente pensante, es útil.
La condición de SER.
La vida no te necesita para SER, pero en
cambio tu si necesitas la vida para sentir que
eres.
Esa certeza (que no sensación) de SER, no es
recuerdo de si, no es memoria, no es
imaginación, no es idea, no es deseo,
tampoco es esperanza.
La vida no trascurre, no pasa,
sencillamente acontece.
La diferencia parece sutil, pero es
fundamental.
Nada pasa a consecuencia de nada.
Nada surge de nada, lo anterior y lo
posterior, los motivos, las razones, los
culpables y los inocentes, ninguno de ellos
existe ni puede hacerlo.
Discurso absurdo que se repite hsata le
extenuación en aquel que busca y tropieza.
Ayer es un espejismo de la mente, mañana
también, incluso el ahora nombrado es un
concepto.
Utilizar el SER como verbo y no como
nombre.
Nacer te hace vivir, vivir te hace sufrir pero
vivir te permite vislumbrar la presencia de
SER. No se puede evitar, si lees esto ERES, el
presentimiento de existencia intregra, unica
e indivisible, no idealizada, no personada en
carne alguna.
Mente pensante que se reinventa a si misma
a cada instante y se justifica escondiendose y
mintiendo como mil hombres al mismo
tiempo.
¿Que salida buscas de esa mentira?
Sueñas que caminas pero estás atado con
cuerdas invisibles e intangibles que creas tu
mismo en una suerte de tortura interminable
que se realimenta a si misma y se perpetua
en su propia causa-efecto.
TU vida no existe, pero no lo vés.
El que intenta no verlo eres tu mismo y ese
no sirve para autoextinguirse.
El contenido nunca puede fagocitar al
continente.
Eres algo intangible, inimaginable,
indescriptible, lo que no necesariamente
significa mejor, pero si distinto.
El lastre es quien crees que eres.
No te harias estas preguntas si hubieses sido
transcendido.
Crees que debes hacerlo tu mismo y no
cuentas con el verdadero valor.
LO UNICO QUE PERMANECE ES LA
CONSCIENCIA Y LO HACE ACONTECIENDO,
El mundo que ves, el mundo que percibes, Y
QUE TE INCLUYE A TI MISMO, simplemente
acontence, NO TE NECESITA PARA EXISTIR,
unicamente para ser percibido, pero sin esa
percepción, lo que ES, sigue siendo y no
puede ser de otra manera.
Tu ERES, simplemente, nada más.
El hecho de SER es el único hecho plausible
que soporta un cuestionamiento indiscutible,
no es una condición, no es una posibilidad,
es un hecho que deriva siempre en lo mismo.
SER.
El resto sobra. Lo utilizamos, es útil, pero no
es necesario.
¿No lo puedes ver?
¿No lo puedes ver?
Conversaciones_20
Sobre el estado natural y el estado
adquirido.
Pregunta:
¿Cómo puedo saber si estoy iluminado?
¿Cómo puedo saber si he entrado en el
estado del Ser?
¿Cómo puedo saber si he percibido la Verdad
o la estoy percibiendo?
Respuesta:
Cualquier estado percibido no puede ser el
estado natural del Ser.
Debería ser sencillo explicar esto, pero quizá
no tanto comprenderlo.
Hay confusión al respecto de lo que debería
uno sentir ó pensar en un estado de Gracia
(ó de iluminación, ó de Moksha, ó de
Samadhi ó de liberación, ó de
supraconciencia…..etc, etc, etc (Póngase aquí
el nombre correspondiente según la creencia
o pretensiones).
Se busca percibir algo que no puede ser
percibido.
Eso debe quedar claro.
No puede ser oído.
No puede ser tocado.
No puede ser olido.
No puede ser saboreado.
Y no puede ser visto.
Pero seguimos empeñados en percibirlo.
Durante años es la lucha de muchas
personas, de muchos practicantes, incluso
avanzados, que aún teniendo una gran
destreza en la práctica meditativa (por
ejemplo), continúan auto engañándose a sí
mismos, buscando (BUSCANDO), una suerte
de conclusión (CONCLUSIÓN) a la Práctica.
La vida concluye en la muerte.
La Práctica no concluye en nada.
Podría haber un inicio, un comienzo, pero no
tiene que conducir a una meta.
No debe hacerlo.
Toda meta supone el fin de algo (por eso es
meta), y la Practica no tiene fin.
Es como la vida, es algo subjetivo.
Tu vida puede tener fin, la Vida no, ni
comienzo tampoco.
La meta en la práctica es un canto de sirena,
es un oasis en el desierto, una visión, un
objetivo.
Algo que te “obliga” a continuar la Práctica, y
ese obligar mata la propia Práctica.
Cualquier estado de conciencia (ó
consciencia) alterado no puede ser el estado
natural, entre otras cosas porque todo son
conceptos.
El estado natural ni es un estado ni es
natural.
Los pensamientos verbalizados son palabras
solo porque las personas utilizamos esos
términos.
¿Se entiende esto?
La alegría, la euforia, la complacencia, el
júbilo, la ventura, el consuelo, la calma, el
optimismo, el regocijo, el gozo, el éxtasis, la
felicidad, el entusiasmo, el placer, la
satisfacción, la exultación, el recogimiento, la
frustración, la tristeza, la depresión, el
lamento, el tormento, la pena, el
desconsuelo, la aflicción, la amargura, la
melancolía, el pesar, la desdicha, la
nostalgia.
¿Qué son todos estos sino conceptos, juicios,
apreciaciones, comparaciones u opiniones?
Modificamos detalles de un concepto inicial
y lo convertimos en otro concepto para
diferenciarlo, para distinguirlo, para
compararlo.
De modo que nada de esto puede indicar si
uno se encuentra o se ha encontrado en un
estado de “como quiera llamarse al estado
del que se habla”.
Todo esto son procesos del pensar, nombrar,
enjuiciar, todo es la mente verbalizado
pensamientos, anhelos y objetivos,
enjuiciando y comparando, que es lo que la
mente hace continuamente, a veces parece
que es lo único que sabe hacer (aunque no
sea así).
De hecho, muchas corrientes, señalan a ese
estado como el estado de “no mente”, de
“no yo”.
Es decir, indican AUSENCIA de algo, no
presencia.
Equivocadamente, pensamos que la
ausencia de algo puede ser detectada.
Una y otra vez, una y otra vez.
¿Cómo podríamos detectar la ausencia de
algo de forma directa?
Sin comparar, sin enjuiciar, sin recordar.
¿Cómo podríamos?
¿Podríamos?
Manejándonos en el campo de las palabras y
limitándonos a ellas (que es mucho limitarse)
Se podría sugerir algo como:
Mente sin movimiento = estado natural de la
mente.
La mente sin movimiento no es una mente
inútil.
Mientras dormimos, las manos no se
mueven, pero están perfectamente
funcionales cuando despertamos.
Es un estado del que se entra y se sale.
Puede llegar a ser uno consciente de la
entrada y salida e incluso provocarla
voluntariamente (o eso parece).
Pero esto no puede ocurrir en una mente
deteriorada.
De lo que estamos hablando aquí es de una
mente con funciones neurológicas y
cognitivas completas, que no ofrece
respuestas emocionales a los estímulos
percibidos salvo de modo voluntario.
Una mente que recibe la información y no
responde, no genera movimiento del pensar,
ni actividad eléctrica en ninguna parte del
cortex, (esto es medible y cuantificable, se
hizo con Matthieu Ricard), simplemente
percibe pero no reacciona.
Aquí estamos hablando de cómo conseguir
eso, de cómo obtener una mente así, de
cómo y que practicar para obtener una
mente así.
De si hacer flexiones, recitar mantras, rezar a
Dios o respirar en silencio puede conducir a
eso.
Y no se entiende que el mero hecho de
hablar, intentar, buscar, pretender, practicar,
recitar, rezar, pedir…..etc,etc,etc.
Es lo contrario de lo que hace una mente así.
Puede que ya se tenga una mente así,
puede que no haya que alcanzarla.
A pesar de lo que opina mucha gente,
quizás el camino no sea cambiar las
ventanas, sino limpiar los cristales.
Para mi querida A. deseando que alcance esa
calma y ese silencio mental que tanto
necesita.
La desolación de la existencia y la
sobrecogedora plenitud de la insignificancia.
La indiferencia solo a veces conduce a la
calma.
Cuando uno se da cuenta de que todo es
perfecto en ausencia de mi (yo), todo
cambia.
No solo cambia la vida de uno, cambia
también el resto, todo lo percibido, porque
la cualidad con que se percibe es distinta.
El Todo es percibido desde un punto vacío,
en el que no hay nadie que opine, nadie que
espere, nadie que pretenda, nadie que
quiera, y entonces simplemente lo que está
pasando ocurre, acontece….
Y uno está inmerso, diluido en esto que
acontece, y forma parte indisoluble de
aquello que ES en ese momento, en ese
instante.
Y ya está.
Ver el mundo y a uno mismo desde el
profundo conocimiento que aporta saberse
insignificante es enriquecedor.
Nada hay de malo en ello.
Quizá alguien pueda pensar que algo
insignificante resulta pequeño, sin
importancia, incluso despreciable o inútil.
Pero no es así, nada más lejos.
Las moléculas son pequeñas, no
insignificantes.
En este contexto, la insignificancia tiene un
valor brutal y jerárquicamente se sitúa en la
cúspide de la importancia.
Una partícula pequeña, como el bosón de
Higgs es vital.
(Que nadie se asuste, hoy no se habla de
física cuántica).
Sin esta partícula nada sería como aparenta
ser.
Y es pequeña, es muy pequeña, al menos
para la forma que tenemos las personas de
medir las cosas y obtener percepciones de
esas medidas (que manía de catalogarlo
todo, caramba).
Los que entienden de estas cosas dicen que
aproximadamente en un milímetro caben mil
millones de átomos, y en el centro (núcleo)
de cada uno de esos átomos hay unas
partículas llamadas protones, que ocupan
una diez milésima parte de la superficie del
átomo, y cada uno de estos protones tiene
cien veces la masa de un bosón de Higgs.
Vamos, que es lo que se dice pequeño,
pequeño.
Pero el bosón es el responsable de que la
materia tenga masa (nada más y menos) y el
bosón de Higgs es el más diminuto de todos
los bosones que se ha descubierto hasta la
fecha.
Al ser elemental, se convierte en el más
pequeño, pero también en el más
importante.
Así, es fácil comprender que “pequeño” es
solo una palabra a la que se puede dar uno u
otro significado, y que este significado
tendrá un impacto u otro en el pensamiento
y ese impacto a su vez, causara una
consecuencia en forma de decisión, opinión
u otros (o no).
Y así ocurre con todas las palabras, con todos
los pensamientos.
Esta es la condición de la mente y estaremos
tremendamente condicionados si no
observamos esto con mucha prudencia.
No veremos casi nada y percibiremos aún
menos la cualidad o el rasgo sutil que hay
que Todo (en absolutamente todo lo
perceptible).
A Edward Bulwer-Lytton es a quién debemos
la genialidad literaria “La pluma es más
poderosa que la espada”.
Para aquellos que prefieran una traducción
más purista; Bulwer literálmente escribió:
“The pen is mightier than the sword”.
La pluma es más poderosa que la espada.
La palabra es más poderosa que la acción.
Si percibe uno que el pensamiento precede a
la palabra (siempre), podría ser fácil
constatar por uno mismo, que el
pensamiento es el embrión de lo que
posteriormente uno diga y haga.
Por tanto, la palabra y el impacto que esta
tenga en uno mismo y en el resto dependerá
del manejo de los pensamientos.
Observar esto, permitirlo, fomentarlo o
impedirlo forma parte de nuestra
responsabilidad como individuos y de
nuestra libertad para hacerlo, por supuesto.
De esta forma, nos encontramos con
personas con una espléndida gestión de sus
pensamientos y cuyo objetivo es la
brillantez.
Deslumbrar, destacar, diferenciarse, liderar y
buscar seguidores, obtener admiración,
generar envidias e incluso llegar a regocijarse
continuamente ante el ingenio propio.
Tal son los objetivos.
Gente que está feliz de haberse conocido y
que percibe que sin ellos, el mundo no
funcionaría.
Muy probablemente todos conocemos a
alguien con esta peculiaridad.
Esta actitud es hostil, es competición, es
violencia, es una lucha perpetua en la que
cada palabra es un reto que busca un
resultado en otros y que estimula, fortalece
y reafirma al ego propio, (que es de quién
sale todo esto).
Así que es fácil ver que en una mente así no
hay libertad. NO LA HAY.
El talento y las facultades pueden por tanto
ser nocivas si no está bien gestionadas.
Ante un interlocutor que es superior
jerárquica e intelectualmente, la
insignificancia resulta liberadora.
Es el Silencio del que habla el Zen japonés.
La existencia del brillante es decadente y
opresora, es una lucha continua por
demostrar.
El brillante, el talentoso, empeñará todo su
tiempo en “intentar cosas”, en
“demostrarlas”, en “adueñarse de ellas” y en
“transmitirlas” y así, pasará toda la vida sin
alcanzar certeza alguna, pues las variables de
la ecuación de la vida siempre dan
“indeterminado”. Pues no son “ciertas”
hasta que “ocurren”.
Hay demasiadas variables y contemplarlas
todas no es posible con las herramientas de
que se disponen (la mente y la inercia de la
intención), así que es un trabajo sin final.
En la mente teórica no hay espacio para la
improvisación y el riesgo que conlleva.
Es una mente limitadísima, ajustada a
estrictas normas en las que hay cabida para
la creatividad únicamente para poder
mostrarla a otros como propia.
Es desolador.
En cambio el silencio y la acogida de la
insignificancia resultan reveladores.
Lejos de frustrar, contentan.
El insignificante es feliz ante el brillante.
La insignificancia es el martillo que destroza
el orgullo y la altivez.
La insignificancia es la semilla de la
humildad honesta y sincera.
La buena noticia es que con el suficiente
temple y esfuerzo, se puede llegar a ser
insignificante.
Incluso aquellos que son brillantes.
Ellos también.