Professional Documents
Culture Documents
Ana de Migu
Teoría feminista:
de la Ilustración
a la globalización
De la Ilustración
al segundo sexo
MINERVA EDICIONES
III. MARY WoLLSTONECRAFT Y VINDICAcióN
DE LOS DERECIIOS DE LA Mu_¡rx
EL ACTA FUNDACIONAL DEL FEMINISMO
11
[sabe! Burdiel, «Introducción», en Vindicación de los derechos de la
lllllin; l'vhdrid, Cátedra, col. Feminismos, 1994; pág. 23.
j¡,IINlSMO E [LUSTRACIÓN 127
rc<iricos, éticos y políticos del racionalismo ilustrado: razón, señoritas establecidas y corno institutriz de una familia aris-
universalidad, virtud o igualdad son el lenguaje conceptual tocrática. La vida entera de la autora británica es una ape-
a partir del que ella levanta el edificio de su discurso inte- lación personal a la autonomía de criterio y de juicio y a la
lectual y político. Wollstonecraft, que siempre admiró inte- independencia económica: «Desde hace tiempo he conside-
lectualmente a Rousseau, hizo la misma operación que ha- rado la independencia como la gran bendición de la vida, la
bía hecho aquél cuando, ante la sorpresa generalizada de la base de toda virtud; y siempre la alcanzaré reduciendo mis
aristocracia y de la burguesía francesas, declarára én ·e1 Dis- necesidades, aunque tenga que vivir de una tierra estéril» 58 .
rurso sobre el origen y fundamento de la desigualdad entre los
hombres que la desigualdad política y económica ·es una
construcción social, artificial por ello mismo, ajena a Dios y 2. De la crítica del prejuicio al elogio de la razón
a la naturaleza, y resultado de una funesta cadena de azares,
todos ellos arraigados en el interés de unos pocos, aunque La vida y la obra de Mary Wollstonecraft giran en torno
en última instancia responsabilidad colectiva de lo·s hom- a su gran preocupación: el destino de las mujeres, que no es
bres. Con argumentos similares, Wollstonecraft descubfici otro que el de su opresión. Sobre este supuesto escribe la au-
otra desigualdad tan funesta corno la anterior, pero más di- tora británica Vindicación de los derechos de la mujer en 1792.
fícil de desmontar, que es la desigualdad entre los sexos. Di- Este texto, al igual que la obra de Fran<;:ois Poullain de la
cho con palabras más actuales, la pensadora inglesa, y el fe- Barre, se inscribe en una tradición de crítica al prejuicio.
minismo ilustrado, descubrirán el género corno una Wollstonecraft creerá que el origen de la tiranía a la que es-
construcción normativa muy coactiva para las mujeres y por tán sometidas las mujeres reposa sobre el prejuicio de que
ello mismo corno una fuente inagotable de desigualdad. son ontológicamente inferiores a los hombres. La declara-
Y esta desigualdad tendrá la misma característica que des- ción de principios de la autora británica a este respecto es
cubriera Rousseau: es una desigualdad social, histórica, ar- rotunda: «Situémonos por encima de esos prejuicios estre-
tificial y ajena a Dios y a la naturaleza. Es un hecho social chos, queridos contemporáneos» 59 • A lo largo de todo el li-
que no tiene su origen en la naturaleza y que por ello mismo bro arremete con igual agudeza contra los discursos de la in-
se debe irracionalizar. A esta tarea fundacional consagrará ferioridad y de la excelencia. Como la ilustrada convencida
Wollstonecraft su vida y pondrá las bases intelectuales y po- que es, creerá que los prejuicios están tan profundamente
líticas del feminismo. arraigados en las conciencias que han nublado la razón 60 • De
La autora inglesa nace en 1759 en Inglaterra en el seno hecho, «los hombres, en general, parecen emplear su razón
de una familia de clase media. La familia de Mary es una para justificar los prejuicios que han asimilado de un modo
representación perfecta del microcosmos de la sociedad pa- que les resulta difícil descubrir, en lugar de deshacerse de
triarcal del siglo XVIII, con algunas características añadidas: cllos» 61 . La crítica al prejuicio como uno de los instrumen-
un padre bronco y alcohólico que dilapida el patrimonio fa-
miliar, una madre subordinada y maltratada por el padre y
unas relaciones familiares teñidas por la violencia paterna. 58
Ibíd., pág. 100.
Wollstonecraft se ve irremediablemente abocada al trabajo 5
~ Ibíd., pág. 236.
como dama de compañía cuando apenas ha cumplido die- 60
Ibíd., pág. 116.
61
ciocho años. Posteriormente trabajará como maestra para Ibíd., pág. 116.
j·¡ .\ll"ISMO E !uJSTRACHÍN l:ll
' ~¡ 1
,,, lbíd., pág. 165. 6ó Marv Wolstonccraft, ob. cit., pág. 131.
1 66
" lbíd., pág. 115. Ibíd:, pág. 268.
"" lbíd., pág. 131.
!'f:,~I 1 N ISMO E 1LlJSTRi\Cl<ÍN 13]
los autores que han escrito sobre el tema de los modales fe- sus virtudes» 6 Y. Un aspecto importante de esta crítica está
meninos, sino atacar la tan alardeada prerrogativa del hom- centrado no sólo en la orientación moral que se da a las ni-
hre; la prerrogativa que con énfasis se llamaría el férreo ce- ñas para dirigirlas hacia el matrimonio sino también en el
tro de la tiranía, el pecado original de los tiranos. Me declaro escaso aprecio que se tiene de sus facultades intelectuales.
en contra de todo poder cimentado en prejuicios, aunque Wollstonecraft, como antes hiciera Poullain de la Barre, re-
sean antiguos» 67 . clama una sola educación para ambos sexos, pues hombres
y mujeres son poseedores de una razón que bien utilizada
les conducirá a la virtud. Una sola naturaleza, una sola ra-
3. De la ontología a la educación: zón, una sola virtud y, por tanto, una sola educación: «niego
el debate con Rousseau la existencia de virtudes propias de un sexo ... La verdad ...
debe ser la misma para el hombre y la mujen/0 . La pro-
El primer libro que publica Mary es una guía de educa- puesta de una educación única para niños y niñas, homb:es
ción para niñas. Siguiendo la estela que había abierto Fran- y mujeres, es la prueba de la caída, a medias real y a med1as
¡;:ois Poullain de la Barre con De la educación de las damas 68 , simbólica, de un orden estamental que vinculaba educación
Mary dedicará muchos de los años de su corta vida a refle- v estamento.
xionar sobre la diferente educación que se imparte a niños · Tras un período de trabajo como maestra, Wollstonecraft
y niñas y sobre las funestas consecuencias que este hecho entrará en contacto con un grupo de intelectuales ingleses, el
tiene para las mujeres. De hecho, Burdiel señala que el as- círculo de los radicales, con los que establece un fecundo in-
pecto fundamental de Vindicación de los derechos de la mujer tercambio intelectual. Este ~rupo de intele~tuales, entre q~ie
es la educación y la socialización, pese a que se presenta a sí nes se encuentran Godwin 1, Thomas Pame o el Dr. Pnce,
misma como una obra de debate político. En los primeros fueron la traducción intelectual en Inglaterra de autores
textos sobre educación que escribe Mary se encuentra el como Condorcet o Diderot en Francia. Recibieron apasio-
germen de las ideas que después desarrollará en Vindicación nadamente las ideas revolucionarias y mantuvieron la espe-
de los derechos de la mujer. ranza de que algún día se extendieran a Inglaterra. Sus obras
Mary Wollstonecraft criticará tenazmente los libros de apelan a la razón, impugnan la tradición y los prejuicios, des-
conducta para mujeres que escribían tanto clérigos católicos plazan la religión al territorio de la subjetividad indiv~du~ly
como pastores protestantes y tanto educadores como políti- defienden sin descanso los derechos naturales de los mdlVl-
cos. En efecto, en su opinión, la educación sentimental en
la que se formaban las mujeres del siglo XVIII «ha distorsio-
nado tanto la comprensión del sexo, que las mujeres civili- 69
Mary Wollstonecraft, ob. cit., pág. 100.
zadas de nuestro siglo, con unas pocas excepciones, sólo de- 70
lbíd., pág. 17 4. .
sean fervientemente inspirar amor, cuando debieran abrigar 71 Godwin es el famoso autor de uno de los libros de teoría políttca
una ambición más noble y exigir respeto por su capacidad y más influyentes de esa época, Investigaciones sobre justicia política, y con
el que se casará Mary apenas un año y pico antes de morir. De ese ma-
trimonio nacerá Mary Shelley, la famosa autora de F'rankestein. Para cues-
tiones biográficas hay que consultar: C. Tomalin, Vida y muerte de Mary
67 Wollstonecraft, Barcelona, Montesinos, 1993 y una preciosa novela de
lhíd., pág. 249.
i>H Fran.,:ois Poullain de la Barre, oh. cit. Frances Sherwood, Vindicación, Seix Barral, Barcelona, 1993.
: '¡
ns
clu(l'. Y en todo~ dlus se encuentran poderosos r firmes elo-
.L';io' .1 la igualdad. • ;xión de Wollstonecraft sobre la educación <<venía a con-
,\ ttimada por Thomas Paine, y tras publicar Condorcet tluir en lo que constituye el verdadero objeto de reflexión de
en 17:-\7 Lts Cart~s dr; un burgués de Newha·ven y Sobre la ad- Lt obra: el carácter artificial (arbitrario), social y cultural-
¡ ncntc constn:ido, de las diferencias de valor y f{mción en-
1~/L.IIDII de _las nnyaes al derecho de ciudadanza en los que de-
hende la tgualdad entre los sexos, Mary redacta en seis se- rre los sexos»' 2 • Dicho en otros términos, Wollstonecraft
manas, en 1 ?92, Vindicación de los derechos de la mzyá Este :tnalizará la educación del Antiguo Régimen como un arma
texto es un l~bro extraordinario y lleno de sólidos argumen- peligrosa e inmoral de los hombres para oprimir a las mu-
tos sob.re la 1gualda~ ent:e hombres y mujeres en el que la jeres y reclamará una educación orientada a llenar de con-
~utora mte~pela. c~n mtehgentes explicaciones a quienes de- tenido moral a esos seres racionales que son las mujeres.
henden la mfenondad de las mujeres. En este libro se fun- En este libro, Wollstonecraft hace una crítica r~zonada
?amenta, a partir de los grandes argumentos ilustrados, la e inteligente a aquellos pensadores que conceptualizan la
1g~a~dad entre _hombres y mujeres y la exigencia de una sola naturaleza femenina como inferior a la masculina y que, en
y umca ~~ucaoón p~r~ ambos. se~os al tiempo que se ponen consonancia con ello, postulan la exclusión de las mujeres de
en cuestwn los pre_¡moos que _¡ust1fican la inferioridad de las los derechos civiles y políticos. Entre los autores que tienen
muj_eres. Vindicación de los derechos de la mujer es ertextóTun- un pensamiento m~sógino y patriarcal, la autora británica es-
dacwnal del feminismo. coge a Rousseau. Este no es un filósofo elegido al azar por
La educación es un tema crucial en la Ilustración fran- VVollstonecraft, por el contrario, la causa de esa elección re-
cesa e inglesa y especialmente en la obra de l\1arv Wollsto- side ~nla relevancia del pensamiento rousseauniano respecto
necraft, donde llega hasta el extremo de ser la columna ver- a la formación del nuevo ideal de feminidad v de la nueva
tebral de Vindicación de los derechos de la mujer. Mary f~tmilia patriarcal. Y es que en el filosofo ginebrino se com-
~ollstonecraft se enfrenta a una pedagogía femenina pro·- plcmentan el sesgo patriarcal y el sesgo misógino como los
fun~amente n:a~c~da por el pensamiento y la práctica más dos pilares sobre los que se asienta el más amplio y desarro-
patnarcal y nmogma. La autora británica entiende la edu- llado discurso de la inferioridad de las mujeres en el siglo
:\VIl!, aunque siempre disfrazado de la teoría complementa-
~ación como uno _de ~os ~nstrumentos más significativos,
JU?to al otro, las _ms~1~ucwnes políticas, de perfecciona- ria de los sexos 71 . Sin embargo, hay que señalar que la autora
rment.o y progreso md1v1dual y colectivo. El siglo XVIIJ se ca- inglesa no critica exclusivamente a Rousseau sino también a
ractenza por una fe ilimitada en la cultura y en la razón cuantos escritores habían conceptualizado un modelo de
c?mo el motor de progreso social e individual. La Ilustra- mujer artificial, débil e inferior al varón.
CIÓn sostiene que la ed~cación disminuye las desigualdades
de talentos y por ello m1smo se convierte en uno de losmo-
tores fundamentales de la igualdad.
En este t~m~, ~01~0 en d d.e la crítica al prejuicio, Mary
asume l:)s pnnopros Il.ustrados. Asimismo hay que señalar
e: u e el cz ratio de los ra~zcales, al que ella estaba ligada, se en-
72
contraba comprometido con la educación como un instru- Isabel Burdiel, <<Introducción>>, oh. cit., pág. 59.
73
mento de ref()rma individual y colectiva. Toda la argumen- Rosa Cobo, Fundamentos del patriarrado moderno. }can .facr¡ue.l
N..ousscau, J\!Iadrid, Cátedra, col. Feminismos, 1995.
jiliP
1·''autora ing-lesa razona de la siguiente manera: si todos so- contestación de Wollstonecraft ataca directamente al con-
mo~ hijos de Dios no es racional pensar que la mitad de los ,·cpto de virtud rousseauniano, mostrando la contradicción
hijos esté sometida y oprimida por la otra mitad. Para ella, entre la universalidad de este principio y su aplicación con-
IH >rnhres y mujeres componen una única especie humana. cTeta a las mujeres.
Uno de los imperativos que, a juicio de Rousseau, son Al concepto rousseauaniano de virtud, Wollstonecraft
imprescindibles en la educación de las mujeres, es la obe- opone una noción de virtud racional en un sentido ilustrado.
diencia al esposo, que debe ser inculcada con un vigor infle- Si la razón es universal, la virtud, que es su expresión mo-
xible. Esta la obediencia al esposo debe ser completada con ral, también será universal. La virtud alcanza a cualquier in-
la sumisión a la opinión pública. Hay que señalar que esta dividuo que quiera practicarla: no se funda en intereses par-
pedagogía que propone Rousseau para las mujeres, simbóli- ticulares o en utilidades sociales sino en la misma razón.
camente representada por, Sofía, es exactamente la opuesta a Razón y virtud constituyen los dos polos sobre los que se
la que le exige a Emilio. Este no debe obedecer a nadie que asienta Vindicación: «Permítasenos, queridos contemporá-
no sea él mismo; la obediencia en Emilio sólo es legítima si neos, superar esos prejuicios estrechos. Si la sabiduría es de-
se origina en su propio juicio. Por la misma razón, tampoco seable en sí misma, si lo es la virtud, para merecer tal nom-
puede someterse a la opinión pública. La propuesta norma- bre, debe basarse en el conocimiento; que se nos permita
tiva para Emilio es el 'ser', la autenticidad y la autonomía; intentar fortalecer nuestras mentes a través de la reflexión
por e~ contrario, ~a propuesta normativa para Sofía es_I~iipa hasta que nuestras cabezas lleguen a nivelarse con nuestros
neneta y, tanto s1 está de acuerdo como si I1f) lo está con su corazones» 81 .
esposo o con la opinión pública, debe fingir su sometimiento Respecto a la distinción de dos espacios de conocimiento
a ambos, aunque en lo más hondo de sí misma rechace esos atribuidos por Rousseau en el Emilio (uno para el varón,
juicios extraños a ella misma. En otros términos, para Rous- donde se halla situada la abstracción, la especulación y la fa-
seau existen dos concepciones pedagógicas distintas, una cultad de crear sistemas, y otro para la mujer, que contiene
para cada sexo, y ambas reposan sobre ontologías diferentes las facultades de observación, penetración de espíritu y suti-
y se traducen socialmente en la distribución de ámbitos di- leza: recordemos que el objeto propio de conocimiento de las
ferenciados por sexo: el privado-doméstico para las mujeres mujeres es el hombre), Wollstonecraft no sólo critica a Rous-
y el público-político para los varones. seau sino que también extiende lúcidamente esa crítica a la
La contestación de Mary Wollstonecraft es rotunda- apropiación histórica de la razón por parte de los varones 82 .
mente ilustrada: si las mujer~s son inferiores a los hombres Wollstonecraft propone una comparación: los varones se
y por tanto su virtud no es la misma que la de ellos, la vir- comportan con las mujeres como la aristocracia respecto al
tud entonces es una idea relativa. Si es una idea relativa, deja pueblo oprimido. Desde esta comparación arremete radical-
de ser un principio universal. Pero como dirá Wollstone- mente contra esa especie de aristocracia masculina que ha
craft, no es relativa, por lo que la conducta y la educación condenado a las mujeres a la ignorancia 83 .
de las mujeres deben basarse en los mismos principios;¡ te-
ner el mismo objetivo que tienen los de los varones 8 . La
Rl Ibíd., pág. 236.
82
Ibíd., pág. 230.
~~~ Ibíd., pág. 137. RJ Ibíd., pág. 230.
FE:VllNlSMO E lLUSTKACIÓN 143
; l' l'ELIA i\MoRós Y RosA CoBo
k-1 Ihíd., pág. 232. KY Ana de Miguel, <<La sociología olvidada: género y soctahzacton en
~~ Ihíd., pág. 259.
CELIA AMoRós Y RosA CoRo