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COMO EXPLICA EL DERECHO A LA VIDA

Desde el punto de vista jurídico, se trata de un derecho fundamental: el primero


de todos, al considerar al titular como generador de cualquier otro derecho
posible. En este sentido, ha sido consagrado de forma explícita en los tratados
fundamentales internacionales, especialmente en los referidos a los Derechos
Humanos, y en muchas legislaciones nacionales de diversos países del mundo.
Integra la categoría de derechos civiles, y de primera generación.

El derecho a la vida no solo protege a las personas de la muerte, sino toda forma
de maltrato o violencia que haga su vida indigna. Así, atentan contra la vida,
el genocidio (exterminio de un grupo por su nacionalidad, religión, raza o etnia),
el terrorismo, la tortura, el secuestro o la desaparición forzada de personas
(terrorismo de estado), la esclavitud y los malos tratos.

El derecho de las personas a no ser regresados por la fuerza a países donde


sus vidas puedan estar en peligro está protegido en ciertas situaciones, este
derecho también es conocido como el derecho de no-expulsión o devolución.

Derecho a la supervivencia
Cuando hablamos de niños, el derecho a la vida con frecuencia significa el
derecho a la supervivencia. Las leyes de los derechos humanos prohíben la
aplicación de la pena de muerte en niños. Sin embargo, los tratados de derechos
infantiles imponen a los países la obligación de cumplir con las necesidades
básicas del niño en términos de nutrición, salud, comida, refugio, etc., para
permitir la supervivencia del niño.

CONSIDERA QUE LA SOCIEDAD GUATEMALTECA RESPETA


LA DIGNIDAD DE HOMBRES Y MUJERES RELACIONADO AL
DERECHO

IGUALDAD DE DERECHOS (MUJER-HOMBRE)


La protección de los derechos humanos, tanto el Sistema Universal de Naciones
Unidas, como en el Sistema regional Interamericano, sustentan sus actividades
en instrumentos contenidos en Declaraciones, Tratados, Convenciones y
recomendaciones destinadas a la protección de los derechos fundamentales de
las personas, entre ellos, el derecho a no ser discriminado por razón de raza,
color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen
nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición
social.

Esos Tratados y Convenciones son obligaciones solemnes que los Estados


contraen de forma voluntaria y en ejercicio de su soberanía los cuales deben ser
respetadas de acuerdo a los principios del derecho internacional, a menos que
se quieran denunciar esos instrumentos y aislarse de otros Estados en
momentos en los que las relaciones internacionales son tan determinantes para
el desarrollo progresivo de toda nación.

En el Sistema Interamericano, la Convención Americana Sobre Derechos


Humanos, en su Artículo primero establece como obligación de los Estados,
precisamente el de respetar los derechos y libertades reconocidas para toda
persona y en su Artículo segundo, la obligación de adecuar o modificar la
legislación interna de los Estados Parte para que sea compatible con ese
instrumento.

Construir un país donde todos seamos reconocidos como igualmente dignos es


la tarea de esta generación. Levantar ese estandarte, junto con el de la libertad
y la fraternidad, nos permitirá desarrollar una sociedad verdaderamente
democrática. El camino hacia una Guatemala más humana, libre de injusticias y
violencia, empieza por reconocernos como personas diferentes en muchos
aspectos, pero iguales en dignidad. El sueño de los franceses del siglo 18 debe
ser ahora el sueño de los guatemaltecos del siglo 21.

COMO DE CONSIBE EN NUESTRO PAIS, EL DERECHO A LA


LIBERTAD SEXUAL Y REPRODUCTIVA
Hace unas semanas hubo un escándalo sexista en pleno Congreso, cuando
diputadas conservadoras la emprendieron contra una diputada que se ha
reconocido como homosexual. Guatemala es un país atrasado en muchos
aspectos. Guatemala ha dejado de ser un país secular. Dios por aquí y por allá
pero demasiados pecados de injusticia, doble moral, violencia y corrupción.

La educación sexual es débil y los derechos sexuales y reproductivos muy poco


conocidos. Y muchas veces irrespetados. Cuando no vilipendiados por una
mezcla de ignorancia, conservadurismo, mojigatez, religiosidad a ultranza y ante
todo temor. Los derechos sexuales y reproductivos DSP deben formar parte
activa de la formación de ciudadanía. Se trata de derechos individuales y la
aceptación social de cómo mujeres y hombres deciden sobre sus propios
cuerpos en el ámbito de la sexualidad y la reproducción.

¿Homosexual o heterosexual? ¿Tener hijos o no, incluidos el aborto voluntario y


la inseminación artificial? En términos muy simples y cotidianos: con quién me
acuesto y con quién no. Y con quién contraigo matrimonio. Abortar o no. Por otro
lado en el país suceden violaciones diariamente y en gran número. Muchas
mujeres, incluyendo menores, son violadas, no pocas veces dentro de los
marcos “legales” del matrimonio. O los casos del llamado “matrimonio infantil”,
cuando una menor es dada en matrimonio por la familia para obtener regalías
del esposo, que suele ser un hombre mucho mayor que la víctima.

La educación sexual es débil y los derechos sexuales y reproductivos muy poco


conocidos.

Estas uniones contra la voluntad de la niña son mucho más frecuentes de lo que
se cree en Guatemala. La necesidad tiene cara de matrimonio infantil. El aborto
no es legal todavía en el país. Pero esto no impide que se realicen miles de
abortos cada año en condiciones deficientes desde el punto de vista médico y
de higiene básica, lo que pone en peligro la vida de las abortadas, muriendo o
quedando lisiadas un número desconocido pero que se estima elevado.

Muchas mujeres que abortan, incluyendo menores, habían resultado


embarazadas después de una violación. Los homosexuales, hombres y mujeres,
llevan también muy mala parte. No solo la estigmatización sino la persecución
moral y en muchas oportunidades la represión física. Personas homosexuales,
travestís o transexuales (HBT) han sido maltratadas e incluso asesinadas en
Guatemala por el hecho de serlo. La sociedad machista, autoritaria y patriarcal
que tenemos incita a la discriminación de los homosexuales.

La norma heterosexual en Guatemala tiene una esencia represora y destructiva,


negadora de la libertad. En Guatemala no ha habido ningún partido político que
reconozca los derechos de los homosexuales. Ser homosexual no es delito ni es
una falta moral ni una enfermedad, es un derecho. Incluido el matrimonio con el
mismo sexo. Abortar también lo debe ser y la decisión final debe radicar en la
mujer, es decir, si quiere o no tener un hijo. Basta de violaciones impunes. De
matrimonios infantiles. De estigmatización de los que no responden a la norma
heterosexual.

COMO DEFINE EL DERECHO A LA LIBERTAD SEXUAL Y


REPRODUCTIVA

Se deben reconocer los derechos sexuales y reproductivos en Guatemala


El derecho a la libertad sexual y reproductiva comprende la libertad de decidir
sobre la propia sexualidad y reproducción. Incluye un conjunto de libertades
como la libertad para elegir pareja o compañía sexual, prácticas sexuales u
orientación sexual, constituir familia, decidir acerca del número de hijas e hijos y
el espacio entre ellas y ellos, así como el uso de métodos anticonceptivos.
También incluye la libertad de pensamiento y conciencia referida a la difusión de
ideas y conocimientos sobre sexualidad y reproducción.

Los derechos sexuales y reproductivos son un componente de los derechos


humanos y contribuyen a la libertad, la igualdad y dignidad de todas las
personas, por lo que no pueden ser ignorados, indicó Vinicio del Valle, experto
en el tema.

Durante una conferencia de prensa, convocada por la Asociación Pro Bienestar


de la Familia (APROFAM), Del Valle indicó que estas garantías son instrumentos
esenciales que dan un marco de referencia para lograr la igualdad, la
participación, la seguridad, la privacidad, la autonomía, el derecho a la salud, el
acceso a la educación y sobre todo a una vida libre de violencia y discriminación.
Del Valle dijo que en la actualidad, la discriminación, el estigma, el temor, la
inseguridad y la violencia plantean amenazas reales para muchas personas,
principalmente para las mujeres, lo que impide que muchas veces puedan
ejercer sus derechos sexuales y alcanzar su salud plena.

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