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LAS 9 LEYES DE LOS DIOSES (UNA

GUÍA NATURAL PARA CREAR ALGO


DE LA NADA)
ALTERCULTURA

POR: ALEJANDRO MARTINEZ GALLARDO - 06/19/2013

EN LA DINÁMICA DE LOS PROCESOS NATURALES YACE


EL CÓDIGO DE LA CREACIÓN, NOTA KEVIN KELLY, UNA
DE LAS MENTES IMPRESCINDIBLES PARA ENTENDER EL
TECNOPAISAJE DE NUESTROS DÍAS, QUE BUSCA
HACKEAR LA DIVINIDAD.

La naturaleza es la fuente del conocimiento humano; tanto el arte como


la ciencia son fundamentalmente el resultado de la observación y la
imitación de la naturaleza. Es posible que la religiosidad nazca también
del azoro que produce observar la naturaleza, del misterio de su sistema
operativo, del fuego y la tormenta, de la muerte y la transformación. La
religiosidad es el instinto de conocer este misterio y de reconectarse
con el principio generador. Y, a fin de cuentas, en un profundo
entendimiento, llevar la contemplación a la creación: un mismo proceso
de flujo dinámico: cuando observar la luz es igual a volverse el Sol.

“El hombre es fundamentalmente el deseo de ser dios”, escribió Jean


Paul Sartre. Sed de dios, más allá de la aparente ceguera de la
evolución, esta parece ser la consigna que mueve al hombre a
transformar la materia para vivir más tiempo, para viajar más lejos, para
conocerse mejor (en un acto reflejo con el universo). Aunque muere el
individuo, la sabiduría ciega del gen parece seguir impulsando la
carrera, a través de meme y del tecne, para alzarse --acaso como un
organismo colectivo capaz de encumbrarse sobre el abismo de la
disolución-- sobre el aterrador espacio infinito y probar del Árbol del
Conocimiento.

De aquella separación inicial que la religión describe como una caída al


mundo de la ilusión y el sufrimiento, sobrevive el anhelo de la unidad y
del poder --el poder de ser libres del azar y de crear nuestro propio
destino. Este es el sueño, quizá delirante, de la tecnología. Hemos
perdido el paraíso pero, creemos, lo podremos rediseñar en un futuro
cercano --o al menos simular-- sirviéndonos de la genética, la
neurociencia, la nanobiología, y la física cuántica. Sólo tenemos que
observar atentamente la naturaleza, con la penetración científico-
mística de personajes como Newton, puesto que ahí debiera de estar el
código de la creación, los secretos del universo, elblueprint de dios.

Es difícil despojar a la tecnología de una veta mística. Nuestra


tecnología --aunque quizás, como la evolución, tenga su propia agenda-
- obedece a un impulso utópico (la utopía no es más que la política o la
secularización del paraíso) y prometeico. El hombre busca liberarse de
la tiranía de los dioses a través de las máquinas --extensiones de su
cuerpo y de su mente que le otorgan poderes similares a los de la
divinidad. Usar a la naturaleza misma --porque no debemos olvidar que
la tecnología es siempre naturaleza transformada y en ella no deja de
transpirar la matriz planetaria-- para vencerla. Vencer al menos los
límites del mundo en el que nacimos.

"El reino de lo nacido --todo lo que es naturaleza-- y el reino de lo hecho


--todo lo que es construido por el hombre-- se están convirtiendo en
uno. Las máquinas se están volviendo biológicas y la biología se esta
volviendo diseñada", escribe Kevin Kelly, el fundador de la revista Wired
en su libro Out of Control, al momento del más ferviente tecno-
optimismo en los inicios del Internet en los noventa. En esta fusión, Kelly
no detecta nada del pánico distópico que caracteriza a cierto
puritanismo o a cierta paranoia lúcida (como la Philip K. Dick). La
naturaleza después de todo, según el pensamiento gnóstico, platónico
y hasta védico, no es más que el artificio de Dios o de un demiurgo: la
representación de una idea, de un código --y como tal puede ser
copiada y, sino mejorada, al menos sí acelerada (en el caso de que se
logre hackear) (la materia también puede programarse). El sueño de la
alquimia, de transformar el cuerpo en oro (o en espíritu) continúa: y
ahora acepta la incidencia de otros cuerpos, de metales y minerales que
refinen el procesamiento del mismo, hasta su espiritualización (o
transformación en hiperinformación: conciencia pura)... Metales y
minerales que pueden servir como vehículos para que la conciencia
pueda seguir existiendo, más allá de la mortalidad del cuerpo humano.
Kevin Kelly considera que
observando los procesos de la naturaleza atentamente podemos
aprender a "crear algo de la nada". Si bien la idea de crear algo de la
nada rápidamente nos coloca en un predicamento lógico --puesto que
todo lo que conocemos surgió a partir de algo preexistente-- se puede
apelar la idea de que la naturaleza tiene embebida la creación original,
el primer instante del universo que se repite en sus procesos --hay algo
del Big Bang en la eclosión de una flor y en el orgasmo que te engendró
(un átomo es una microcreación de todo el universo). Kelly se atreve
incluso a enumerar las Nueve Leyes de Dios, "que gobiernan la
incubación de algo desde la nada". Acontinuación traducimos y
comentamos --amenizamos-- estas leyes que sirven como un aperitivo
para la llegada de la neobiología. Son sobre todo atisbos de los
patrones que rigen los sistemas emergentes de la biología y la
informática, que se autoorganizan y se comportan como un
superorganismo, metáforas de la Mente Colmena Universal --que
también pueden leerse como consejos de negocios para una nueva
generación de CEOs que modelan sus empresas conforme a la armonía
de la naturaleza.

El ser distribuido: El espíritu de la colmena, el comportamiento de una


economía, el pensamiento de una supercomputadora y la vida en mí
están distribuidas en una multitud de unidades más pequeñas (las
cuales también pueden ser a la vez distribuidas). Cuando la suma de
las partes puede sumar más que las partes, entoncer ese ser extra (ese
algo de la nada) está distribuido entre las partes. Siempre que
encontramos algo de la nada, lo hallamos surgiendo de un campo de
múltiples posibilidades más pequeñas interactuando entre sí. Todos los
misterios que más nos interesan --la vida, la inteligencia, la evolución -
-se encuentran en el abono de grandes sistemas distribuidos.

Aquí Kelly juega con la idea de que la conciencia es un sistema


emergente que nace de la complejidad del cerebro, de las relaciones
entre las neuronas. Igualmente la vida nace del caldo de cultivo de
materia prebiótica que forma relaciones complejas con el entorno, con
las moléculas de la atmósfera, creando un biosistema (o vivistema en
sus palabras). La evolución que parece ser un río acéfalo de mutación
indeterminada, puede contemplarse como la constelación de un único
proceso vital que escala la pirámide de la materia hacia la
compeljificación de la conciencia.

Control de abajo hacia arriba: Cuando todo está conectado con todo
en una red distribuida, todo sucede al mismo tiempo. Cuando todo
sucede al mismo tiempo, amplios y veloces problemas simplemente se
mueven en la periferia de la autoridad central. Debido a esto, el gobierno
debe de surgir de los actos más humildes e interdependientes
realizados localmente en paralelo, y no de un comando central. Una
multitud puede cambiar su curso por sí misma, y en un territorio de
cambio rápido, masivo y heterogéneo, sólo una multitud puede cambiar
de curso. Para obtener algo de nada, el control debe de descansar
hasta bajo dentro de la simplicidad.

Dice Erik Davis en su libro "Techgnosis": "Cuando todo se vincula con


todo lo demás, la materia se convierte en mente".
Cultiva incrementar el rendimiento

Cada vez que utilices una idea, un idioma o una habilidad la fortaleces,
la refuerzas, y haces que sea más probable que la vuelvas a usar. A
esto se le conoce como retroalimentación positiva o ‘bola de nieve’. El
éxito genera éxito. En los evangelios, el principio de las dinámicas
sociales se conoce como “Al que tiene, se le dará.” Cualquier cosa que
altere su medio ambiente para incrementar su propia producción está
jugando el juego de incrementar el rendimiento. Y todos los grandes
sistemas sostenibles participan en el juego. La ley opera en la
economía, biología, ciencias de la computación, y la psicología humana.
La vida en la Tierra altera la Tierra para engendrar más vida. La
confianza genera confianza. El orden genera más orden. Aquellos que
tienen, obtienen.

La teoría de los campos mórficos de Sheldrake sostiene el imperio del


hábito hasta un punto de transmisión transpersonal. El sólo hecho de
que alguien haya alcanzado un nivel en el baloncesto como Michael
Jordan o Kurt Gödel en las matemáticas hace que cuando alguien toma
un balón de basquet o se dispone a resolvera una fórmula, tenga una
memoria remota que le hace más fácil su tarea, aunque esto sea casi
incuantificable.

Crece por bloques

La única manera para crear un sistema complejo que funcione, es


empezar con un sistema sencillo que funcione. Los intentos para
instantáneamente instalar organizaciones muy complejas —como son
las economías de inteligencia o de mercado— sin crecerlas, llevan
inevitablemente al fracaso. Ensamblar una pradera toma tiempo —
aunque tengas todas las piezas. Se necesita tiempo para que cada
parte se pruebe con los demás. La complejidad es creada, al
ensamblarla incrementalmente, a partir de módulos simples que pueden
operar de manera independiente.

De nuevo, nada como imitar a las hórmigas o a las termitas.

Maximiza las periferias

En la heterogeneidad está la creación del mundo. Una entidad uniforme


debe adaptarse al mundo a través de revoluciones ocasionales que
destruyen la tierra, una de las cuales seguramente la matará. Una
entidad heterogenia por el otro lado, puede adaptarse al mundo in miles
de mini-revoluciones diarias, manteniéndose en un estado permanente,
más nunca fatal, de movimiento continuo. La diversidad favorece las
fronteras remotas, los alrededores, las esquinas ocultas, movimientos
de caos y grupos aislados. En los modelos económicos, ecológicos,
evolucionarios e institucionales, una periferia sana acelera la
adaptación, incrementa la resistencia, y es casi siempre, la fuente de
innovaciones.

La naturaleza ama lo raro. La diversidad, el exotismo es la máxima


estimulación. Lo otro, es lo sexy. En los márgenes está el mercurio de
la transformación. Así el mundo, a través de la diversidad, se reta a sí
mismo y se reinventa.

Honra tus errores

Un truco sólo funcionara por un tiempo limitado, hasta que todos los
demás también lo hagan. Avanzar más allá de lo ordinario requiere un
juego nuevo, o un territorio nuevo. Pero el proceso de salir del método,
juego o territorio convencional, es indistinguible del error. Hasta el acto
más brillante del genio humano, en un análisis final, es un acto de
ensayo y error. “El ser un Error y ser Expulsado es parte del Diseño de
Dios,” escribió el poeta William Blake. El error, ya sea al azar o
deliberado, debe convertirse en una parte integral de cualquier proceso
de creación. La evolución puede ser considerada como un manejo
sistemático del error.

"Si estás cometiendo errores, entonces estás haciendo cosas nuevas,


probando, aprendiendo, viviendo, empujándote a ti mismo,
transformándote y transformando tu mundo. Estás haciendo cosas que
jamás habías hecho y, aún más importante, estás haciendo algo", dice
Neil Gaiman.

Persigue no optima; ten metas múltiples

Las máquinas simples pueden ser eficientes, pero las máquinas


complejas adaptativas no pueden serlo. Una estructura complicada
tiene muchos maestros y ninguno puede ser atendido de manera
exclusiva. En vez de esforzarse por optimizar cualquier función, un
sistema grande puede sobrevivir al “satisfacer” (hacer de manera
“aceptable”) una multitud de funciones. Por ejemplo, un sistema
adaptativo debe negociar entre explotar un camino de éxito conocido
(optimizando la estrategia actual), o desviar recursos para explorar
caminos nuevos (por lo tanto desperdiciando energía al probar métodos
menos eficientes). Tan vastas son las unidades entremezcladas en
cualquier entidad compleja que es imposible descifrar las causas reales
de su supervivencia. La supervivencia es una meta de puntos múltiples.
La mayoría de los organismos vivientes tienen tantos puntos múltiples
que son variaciones contundentes que funcionan por casualidad, en vez
de por rendiciones precisas de proteínas, genes y órganos. En crear
algo de la nada, olvida la elegancia; si funciona, es hermoso.

Busca un desequilibrio persistente

Ni la constancia ni el cambio incesante sostendrán la creación. Una


buena creación, como el buen jazz, debe balancear la formula estable
con notas desfasadas. El equilibrio es la muerte. Sin embargo, al menos
que un sistema se estabilice hasta un punto de equilibrio, no es mejor
que una explosión y morirá de la misma manera. Un Nada, entonces,
es tanto equilibrio como desequilibrio. Un Algo, es un desequilibrio
persistente —un estado continuo de surfear eternamente en el borde
entre nunca detenerse y a la vez nunca caerse. Trabajar hacia el umbral
líquido es el misterioso santo grial estático de la creación y la travesía
de todos los dioses amateurs.

Surfea el caos. Arrójate al abismo y descubre que es una cama de


plumas...La cascada del Tao, la cascada de La Isla. Nunca te detengas
--la salud es movimiento. Siembra crisis para sacudir la mente
anquilosada. La verdadera creación ocurre al límite. Fuera de control.

El cambio se cambia a sí mismo

El cambio puede ser estructurado. Esto es lo que los grandes sistemas


hacen: coordinan el cambio. Cuando sistemas extremadamente
grandes son construidos a partir de sistemas complicados, entonces
cada sistema comienza a influenciar y finalmente a cambiar las
organizaciones de los otros sistemas. Es decir, si las reglas del juego
están compuestas de abajo hacia arriba, entonces, es probable que las
fuerzas que interactúan en los niveles de abajo alteraran las reglas del
juego mientras que este progrese. La evolución —en su uso cotidiano—
se refiere a como una entidad es cambiada con el paso del tiempo. La
evolución más profunda —como se puede definir formalmente— se
refiere a como las reglas de entidades que cambian con el tiempo,
cambian con el tiempo. Para sacar el máximo provecho de la nada, se
necesitan reglas que se cambien a sí mismas.

El tablero, el juego mismo, está vivo. No sólo evolucionan los jugadores,


las reglas están mutando.

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