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En los primeros capítulos la carta a los Hebreos pone de relieve el carácter único de Jesús, lo
destaca como el Hijo de Dios y lo pone en una categoría mayor a cualquier otra (1.1–4). Se
presenta la dignidad y la naturaleza exaltada de Cristo (Salmo 110:1) y su influencia en la
creación del mundo (Salmo 102:25-27). Jesús es la mayor revelación de Dios, es superior a
los ángeles (1.4–2.18) y todo está sujeto a él (Salmo 8:4-6). Es superior a Moisés por cuanto
Moisés fue siervo fiel en la casa de Dios (Nm 12:7), pero Jesús como Hijo de la casa es mayor
que el siervo (3.1–4.13).
Jesús es el “gran sumo sacerdote que traspasó los cielos” (4.14) también puede compadecerse
de los seres humanos por cuanto padeció como hombre (4:15-16). Pero el sacerdocio de
Cristo es superior al sacerdocio levítico, aunque haya sido llamado por Dios como Aarón (Ex
28:1-3; Lv 8:1-9). Este sacerdocio es superior y eterno (Heb 5:5-7; Salmos 2:7; 110:4).
En 7:1-10, el autor menciona a Melquisedec, rey de Salem (Gn 14,17-20), donde es llamado
"sacerdote del Dios Altísimo", que no tiene genealogía, lo que sugiere un sacerdocio eterno.
Melquisedec es presentado superior a Abraham e incluso dice que “el menor es bendecido por
el mayo (7:4,7). Pero aquí Jesús es comparado con Melquisedec, demostrándose la
superioridad de Jesús sobre Abraham y de todo el sistema sacerdotal antiguo. Jesucristo es el
Sumo sacerdote perfecto, a quien Dios constituyó, no “conforme a la ley del Antiguo Pacto”,
sino según el poder de una vida indestructible, “sacerdote para siempre, según el orden de
Melquisedec” (7.16–17; Sal 110:4).
En 8:1-13 El culto según la Ley judía solo fue “sombra y figura de las cosas celestiales" (8:5),
conforme se dictó a Moisés cuando iba construir el tabernáculo (Ex 25,40). El sacerdocio de
Cristo en el cielo se contrapone al sacerdocio levítico que solo era figura de lo que vendría,
cumpliéndose las promesas dadas a Jeremías (Jr 31:31-34). El nuevo pacto es mejor que el
viejo y esta está por desaparecer (8:13).
Del 9:1-10 Se describe el culto como se realizaba en el desierto, antes de que los israelitas
llegasen a la tierra prometida (Ex 25-26; Nm 17-18; Lv 26). Menciona los diferentes lugares
de la Tienda, como el Santo y el lugar Santísimo donde solo podía entrar el sumo sacerdote
una vez al año para ofrecer sacrificios por los pecados del pueblo. Estos sacrificios son solo
símbolos y no pueden hacer perfecto a nadie (9:10). En cambio Cristo, entró al lugar
Santísimo, no hecha de manos de hombres y obtuvo la eterna redención por su propia sangre
para limpiar a los creyente para servir a Dios, por lo cual es el mediador de un nuevo pacto
(9:11-14). Cristo se presentó una sola vez y para siempre para purificar a su pueblo, pero al
final volverá para salvar a los que creen en él (9:23-28).
Hasta aquí el cumplimiento de las tipologías del Antiguo Testamento. Se observa claramente
que este se cumplió perfectamente en la persona de Jesucristo.
Los últimos capítulos son exhortaciones en cuanto a mantener la fe en las promesas de Dios
También menciona el ejemplo de Jesús. Solicita mantener los ojos puestos en Jesús y no
desmayar ni olvidar la disciplina de amor del Padre. Insta a seguir la paz y la santidad, con un
corazón puro y no menospreciar las bendiciones como Esaú. Menciona que la revelación del
NT, el Monte Sión, es superior a la del AT, el Monte Sinaí. Exhorta a practicar las virtudes
cristianas y estar firmes en Cristo, quien se ofreció fuera del campamento, para dirigir nuestra
vista de la Jerusalén terrenal a la celestial.
BIBLIOGRAFÍA
Fbinstitute: Hebreos. Extraído el 27 de diciembre de 2018 de
https://www.fbinstitute.com/Espanolvarious/hebreos.htm
Reeves, B. (2004). Notas sobre Hebreos. Houston, Texas. U.S.A. Braewick Press, Inc