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CASO QUIBORAX

Análisis Jurídico

Introducción.

Bolivia suscribió una transacción final con las demandantes Quiborax y Non Metallic Minerals, de
42,6 millones de dólares, el CIADI dispuso un pago de 57 millones de dólares por la anulación de
sus operaciones en el Salar de Uyuni.

La autoridad precisó que la reducción de los 14,4 millones de dólares se debió a que ambas
empresas renunciaron al 20% del monto neto de la indemnización, al 50% de los intereses y a la
totalidad de las costas determinadas por el laudo.

El acuerdo de pago fue firmado por el procurador y el ministro de Minería, César Navarro, con el
representante legal de Quiborax y Non Metallic, Andrés Jana. La controversia surgió en julio de
2004, a raíz de la revocatoria de concesiones mineras a la empresa boliviana (con mayoría de
capitales chilenos) Non-MetallicMinerals SA, durante el gobierno del ex presidente Carlos D.
Mesa. Se pidió investigar a Mesa y tres de sus ex ministros, por los presuntos delitos de
resoluciones contrarias a la Constitución; incumplimiento de deberes y conducta antieconómica.
Sobre el tema, el procurador dijo ayer que la proposición acusatoria está en manos de la Fiscalía y
que sigue su curso legal. Pues el ex presidente Carlos Mesa incumplió sus propias leyes y omitió
procedimientos que causaron un perjuicio al país.

Desarrollo.

Con la promulgación de la ley que abroga la denominada "ley Valda", se sentó un precedente
importante para la defensa de los recursos naturales del país y su explotación indiscriminada por
parte de empresas extrajeras e incluso de la capitalizadas.

La norma instruye al Ejecutivo la ejecución de auditorías técnica, legal, jurídica, económica,


financiera, regalitario-tributaria, legislación socio-laboral, preservación ecológica y medioambiental,
para posteriormente declarar la nulidad de aquellos derechos concesionarios mineros que sean
pasibles a sanciones establecidas por ley en un plazo de 60 días.

El artículo primero establece la abrogación de la Ley 1854 del 8 de abril de 1998, así como el
Decreto Supremo 26574 de 3 de abril de 2002 referidos a la delimitación del perímetro
correspondiente a la reserva fiscal y la convalidación de la costra salina del gran Salar de Uyuni.
Esta norma establece meridianamente el respeto a las inversiones privadas, pero también faculta
a las autoridades gubernamentales a realizar una fiscalización a profundidad, debido a los
cuestionamientos a esas concesiones.

Carlos Mesa, cuando anuló las concesiones que la empresa chilena Quiborax tenía en el Salar de
Uyuni a través de terceros. Por la forma en que fue planteado, este caso es más político que
jurídico. La acusación y el inminente juicio de responsabilidades contra Carlos Mesa sino que dará
pie a investigar quiénes fueron los responsables de que empresas chilenas, como Quiborax, hayan
obtenido concesiones en un área del Salar de Uyuni que antes era reserva fiscal.
El 1 de julio, que la reserva fiscal del salar fue reducida como consecuencia de la promulgación de
la Ley 1854, el 8 de abril de 1998. Hasta antes de esta ley, dicha reserva era de 2.362.000
hectáreas y, tras su promulgación, se redujo a 1.344.000 hectáreas.

Al buscar responsables de lo sucedido, lo más coherente es identificar a los autores de la Ley


1854. Los firmantes fueron Hugo Banzer Suárez, como presidente de la República; Carlos Iturralde
Ballivián, Edgar Millares Ardaya e Ivo Kuljis Futchner, como ministros; y Walter Guiteras Denis,
Hormando Vaca Diez Vaca Diez, Gonzalo Molina Ossio, Edgar Lazo Loayza, Guido Roca
Villavicencio, Jhonny Plata Chalar, en su condición de parlamentarios.

No obstante, el ex diputado Ángelo Porcel ratificó que los proyectistas de la Ley 1854 fueron los
entonces senadores Gonzalo Valda Cárdenas, del MIR, y Walter Zuleta Roncal, del MNR.

El autor intelectual de la reducción de la reserva fiscal del Salar de Uyuni fue el ex dirigente del
MIR —y posteriormente de la UCS— así que, por ello, se denominó “Ley Valda” a la 1854.

La Quiborax, asociada con el boliviano David Moscoso Ruiz, consiguió sus concesiones cuando se
redujo la reserva fiscal. Por tanto, al buscar responsables de lo sucedido, lo más coherente es
identificar a los autores de la Ley 1854.

CONCLUSION

Lo que hace Carlos Mesa es incumplir la ley 2564 y el decreto supremo 27326 que él mismo firmó
y promulgó. Podía establecerse la caducidad de esas áreas que estaban bajo la titularidad de una
empresa que tenía como accionistas a bolivianos y chilenos pero para ello debía cumplirse un
procedimiento que la misma norma establecía.

Durante el gobierno de Víctor Paz Estenssoro, se declaró un área de reserva fiscal de 2.362 mil
hectáreas en Uyuni que abarcaba todo el Salar y que durante el gobierno de Hugo Banzer esta
área fue reducida a 1.344 hectáreas. "Esta ley promulgada por Banzer reduce a esa dimensión
que es la costra salina de 1.344 mil, nos reduce un millón de hectáreas, producto de este hecho
existe un tráfico de influencias de un ex funcionario del ministerio de minería que disponía la
información, David Moscoso, que es el principal accionista de la compañía minera Rio Grande,
obtuvo las concesiones de ulexita en el delta de Río Grande del Gran Salar, dichas concesiones
fueron vendidas a Quiborax que tienen una composición accionaria del 50.99 por ciento y al señor
Alan Fox de 0,01 por ciento".

En 2004 el entonces presidente Carlos Mesa emitió una ley, que volvía a extender el área de
reserva fiscal a 2.190 mil hectáreas gracias a movilizaciones de organizaciones cívicas potosinas,
que comprendía las áreas circundantes al Salar de Uyuni donde se encontraban las 11
concesiones mineras de Quiborax.

El procedimiento que obligaba a realizar estas auditorías no se cumplió y la demanda impuesta


contra Bolivia se basa en un decreto supremo emitido por Mesa que incluye el revocatorio de las
concesiones a la prefectura de Potosí. "Mesa no logra establecer y cumplir los procedimientos, no
logra establecer los niveles de responsabilidad y como no cumple el procedimiento emite un
decreto supremo donde revoca estas áreas a la prefectura del departamento de Potosí y le otorga
30 días a la empresa para que abandone el país y entregue estas áreas a la prefectura.

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