Professional Documents
Culture Documents
El ser humano siempre ha estado inmerso en guerras desde las civilizaciones antiguas y con la
evolución de la sociedad estas se hacen más crueles; el campo de rastreo del DIH es muy
amplio, autores como Peytrignet (s.f.), Mejía & Chaib (2012), Salmón (2004), han encontrado
distintos escenarios importantes en los que se pueden ver matices del DIH: Babilonia (1796
a.C.), Atenas vs Esparta (431 a.C.), Código Manu (S. III a.C.), el Mahabarata, el Corán, etc.
Todos concuerdan que “las civilizaciones han establecido normas para limitar la violencia,
incluso en situación de guerra, pues poner límites a la violencia es la esencia misma de la
civilización.” (Bugnion, 2008). (Castiblanco, 2017)
Inicialmente, estaba compuesto por dos ramas distintas: el Derecho de la Haya que comprende
normas para regular los medios y métodos de combate, y el Derecho de Ginebra que son las
normas dirigidas a la protección de las víctimas de los conflictos armados. Con la Resolución
2444 de la Asamblea General de las Naciones Unidas de 1968, sobre el respeto de los
Derechos Humanos en los conflictos armados, y especialmente con la aparición de los
Protocolos Adicionales a los Convenios de Ginebra en 1949 y adicionales de 1977 relativos a la
protección de las víctimas de los conflictos armados, de los que hacen parte casi todos los
Estados inscritos a la ONU se dio forma al DIH. Cuando se produce una convergencia entre
ambos grupos de normas al ponerse de manifiesto una mayor protección con mayor eficacia a
las víctimas (heridos, enfermos, náufragos, prisioneros de guerra, población civil y, por
extensión, los bienes culturales, bienes indispensables para la supervivencia de la población
civil y el medio ambiente natural) es preciso limitar el uso de la fuerza estableciendo reglas
sobre la conducción de las hostilidades. El DIH no determina si un Estado tiene o no derecho a
recurrir a la fuerza bélica. Esta cuestión está regulada por una importante parte del DIH, que
figura en la Carta de las Naciones Unidas.
Hay asimismo otros textos que prohíben el uso de ciertas armas y tácticas militares o que
protegen a ciertas categorías de personas o de bienes. Son principalmente:
•La Convención de la Haya de 1954 para la protección de los bienes culturales en caso de
conflicto armado y sus dos Protocolos;
•La Convención de 1972 sobre Armas Bacteriológicas.
•La Convención de 1980 sobre Ciertas Armas Convencionales y sus cinco Protocolos.
•La Convención de 1993 sobre Armas Químicas.
•El Tratado de Ottawa de 1997 sobre las Minas Antipersonal.
•El Protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la
participación de niños en los conflictos armados.
Ahora se aceptan muchas disposiciones del DIH como derecho consuetudinario, es decir, como
normas generales aplicables a todos los Estados. (Armada, 2018)
b) Una vez iniciado el conflicto armado, aplicando el DIH con igual obligatoriedad a todas las
partes implicadas en el conflicto, con independencia de que parte fuera la responsable de
haberlo iniciado o de la conformidad de éste con el ius ad bellum. (IUS IN BELLO o Derecho
aplicable en los conflictos armados). (Armada, 2018)
En 1864 se convoca a una conferencia diplomática, con la cual se aprobaría y se daría inicio al
Convenio de Ginebra; es así como surgiría formalmente el DIH con sus bases en el derecho
positivo, los convenios y sus protocolos establecen medidas para prevenir o poner fin a
cualquier infracción de dichos instrumentos. Contienen normas estrictas en relación con las
llamadas "infracciones graves". Se debe buscar, enjuiciar o extraditar a los autores de
infracciones graves, sea cual sea su nacionalidad. Los Convenios de Ginebra que se adoptaron
antes de 1949 se referían sólo a los combatientes, y no a las personas civiles
https://www.icrc.org/spa/resources/documents/treaty/treaty-gc-1-5tdkna.htm
https://www.icrc.org/spa/resources/documents/treaty/treaty-gc-2-5tdkwc.htm
III Convenio de Ginebra, firmado el 12 de agosto de 1949 “relativo al trato debido a los
prisioneros de guerra”, se establece que estos “deben recibir trato humanitario, alojamiento
adecuado y alimentos, vestimenta y atención médica apropiados; sus disposiciones establecen
pautas sobre el trabajo, la disciplina, la recreación y los juicios penales a los que se someterán
los prisioneros”.
Este Convenio reemplaza el Convenio sobre prisioneros de guerra de 1929. Consta de 143
artículos, mientras que el Convenio de 1929 constaba de apenas 97. Se ampliaron las
categorías de personas que tienen derecho a recibir el estatuto de prisionero de guerra, de
conformidad con los Convenios I y II. Se definieron con mayor precisión las condiciones y los
lugares para la captura; precisando las cuestiones relativas al trabajo de los prisioneros de
guerra, sus recursos financieros, la asistencia que tienen derecho a recibir y los procesos
judiciales en su contra. Este Convenio establece el principio de que los prisioneros de guerra
deben ser liberados y repatriados sin demora tras finalizar el conflicto.
https://www.icrc.org/spa/resources/documents/treaty/treaty-gc-3-5tdkwx.htm
https://www.icrc.org/spa/resources/documents/treaty/treaty-gc-4-5tdkyk.htm
El artículo 3, común a los cuatro Convenios de Ginebra, marcó un gran avance, abarcando
todos los conflictos armados no internacionales, que nunca antes habían sido incluidos en los
tratados. Estos conflictos pueden ser de diversos tipos como guerras civiles, conflictos armados
internos que extienden a otros Estados, o conflictos internos en los que terceros Estados o una
fuerza internacional intervienen junto con el gobierno. Los Convenios de Ginebra han sido
ratificados por todos los Estados y son aplicables universalmente.
Colombia firmó los convenios el 12 agosto de 1949 y los ratificó el 8 de noviembre de 1961
El DIH se creó para proteger las personas que se vean inmersas en un conflicto armado a gran
escala, bien sea como civiles o miembros de algún grupo armado legalmente constituido o no.
Haciendo una aplicación personal declaro que debo (de hecho lo hago), respetar a mi prójimo,
velo por su bienestar en cuanto me sea posible, mi formación personal y espiritual me lleva a
ver a las personas a mí mismo nivel, no creo estar por encima de nadie y también sé que
nadie está por encima de mí, hasta ahora no he visto la necesidad de participar de una protesta
social que mezcle algún tipo de violencia hacia mí o hacia los demás. No debería existir el DIH
pero por esa naturaleza de algunos seres humanos de querer pasar por encima de los demás y
dado que es muy difícil erradicar el flagelo de la guerra, y más aún, cuando grupos tienen
acceso al poder que dan las armas y que imponen sus ideologías a la fuerza hacen necesario,
de un modo u otro, que el DIH sea una herramienta de protección hacia los menos favorecidos
en un conflicto armado.
Referencias.