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3. DEFINICIÓN DEL PROBLEMA.

La fertilización en cultivo de tomate (Solanum lycopersicum): El cultivo del


tomate no es uno de los más sencillos ya que influyen una gran cantidad de
variables que pueden afectar el estado sanitario de la planta y la calidad de los
frutos recolectados.

Cuando hablamos de sistema convencional nos referimos a que se utilizan


abonos inorgánicos que no están aceptados en agricultura ecológica. El cultivo de
tomate necesita aplicaciones frecuentes de fertilizantes. La aplicación de la mezcla
correcta de fertilizantes, en dosis adecuadas y en el momento adecuado es la
clave para altos rendimientos de de este cultivo.

Para un cultivo del tomate en suelo, las recomendaciones de fertilización deben


considerar el rendimiento esperado, la etapa de crecimiento y datos del campo,
como análisis foliares.

Para un crecimiento óptimo, el fertilizante adecuado tiene que ser aplicado en el


momento adecuado, de acuerdo con la etapa de crecimiento y fenología de la
planta.

Las principales etapas de crecimiento del tomate son: fase vegetativa, floración,
cuajado, crecimiento del fruto y cosecha.

El programa de fertilización tiene que ser ajustado de acuerdo con estas etapas.

La frecuencia de aplicación de fertilizantes, en cada etapa de crecimiento del


tomate, depende de las propiedades del sustrato / suelo y su capacidad de
retención de agua.

Todos los nutrientes esenciales deben ser suministrados al cultivo.

Requerimientos de fertilización del cultivo de tomate (para los tres


nutrientes principales: nitrógeno, fósforo y potasio):
Carbono

3 NO
MINERALES Hidrógeno

EL TOMATE Oxígeno
NECESITA AL
MENOS 16
NUTRIENTES
ESENCIALES 13 MINERALES
MACRONUTRIENTES:
NItrógeno (N)
Fosforo (P)
Potasio (K)

Micronutrientes Secundarios:
CIoro (Cl) Calcio (Ca)
Hierro (Fe) Magnesio (Mg)
Manganeso (Mn) Azufre (S)
Boro (B)
Zinc (Zn)
Cobre (Cu)
Molibdeno (Mo)
La fertilización tiene un papel fundamental en la producción de tomate, al ser un
cultivo que necesita buenas cantidades de ciertos elementos en fases puntuales,
de manera que en nuestro plan de abonado resulta primordial aportar los
nutrientes necesarios en el momento adecuado, y en caso de detectar una
deficiencia corregirla a tiempo.

La carencia o exceso de un elemento puede expresarse de una forma muy distinta


según el cultivo.
Sabiendo esto, vamos a hacer una primera distinción según la edad de la hoja,
distinguiendo entre hojas viejas y hojas jóvenes. Los síntomas en las primeras son
a consecuencia de la falta de nutrientes móviles: N, P, K, y Mg, que van a
desplazarse a la zona de crecimiento, mientras que cuando los síntomas se
observen inicialmente en hojas jóvenes, estaremos ante deficiencias de elementos
inmóviles: Fe, Mn, Ca, B, o de escasa movilidad: Zn, Cu, S.

Tras estas consideraciones previas vamos a enumerar los síntomas de las


deficiencias y fitotoxicidades por exceso de los principales elementos.

NITRÓGENO (N)

Deficiencia

Las hojas viejas son las primeras en amarillear,


de forma uniforme, incluidos los nervios.
Las nuevas palidecen y son más pequeñas. La
planta manifiesta falta de vigor, aumenta la
abscisión de flores, da frutos de menor calibre, y
hay fallos en el cuajado.

Interpretación de análisis foliar: Niveles en


hoja por debajo del 2% se consideran bajos.

Exceso

Estimula el crecimiento vegetativo, provoca la caída de flores, una maduración


irregular y se resiente la producción. Además puede producir deficiencia de K o
Mg.

Corrección
Abonado nitrogenado en forma de nitratos (nitrato amónico, nitrato calcico, nitrato
potásico), urea, soluciones N-P-K,…y a largo plazo, matera orgánica, que asegura
un aporte continuado de N.

FÓSFORO (P)

Deficiencia

Con una deficiencia importante de este


elemento, se observa en hojas viejas unas
tonalidades púrpuras intervenales y también
sobre el envés. La planta toma un aspecto
raquítico, crece lentamente y se produce un
retraso en la fase de maduración.

Interpretación de análisis foliar: nivel bajo –


< 0,1%

Exceso

En exceso puede bloquear ciertos elementos antagonistas como Fe, Zn o Cu.


Las bajas temperaturas pueden acarrear una mala asimilación del fósforo, hecho
común por ejemplo en semilleros de tomate en invierno.

Corrección

Normalmente se aplica un abonado de fondo con algún fertilizante


fosforado: superfosfato de cal, fosfato monoamónico (MAP), fosfato monopotásico
(MKP), ácido fosfórico, fosfatos naturales, etc.

POTASIO (K)

Deficiencia

Deficiencia común durante la fase de cuajado


del fruto, cuando la demanda de potasio es
más elevada. El síntoma es el amarilleamiento del borde de las hoja, primero las
viejas, que más tarde sufren una necrosis marginal curvándose hacia arriba.
Paralelamente los nervios pueden tomar una coloración parduzca.

En el fruto se producen varias fisiopatías que se caracterizan por producir una


maduración irregular a lo largo de la superficie del fruto, por la aparición de una
mancha amarillenta en forma de estrella en el ápice del fruto, etc. Las más
conocidas son el abanderado o tomato irregular rippening (TIR) y el blotchy
ripenning. El origen de estas fisiopatías no son únicamente nutricionales (carencia
de potasio o exceso de nitrógeno), ya que ciertos virus, como el del bronceado del
tomate (TSWV), o la misma picadura de mosca blanca, pueden ser la causa de las
mismas.
Con la carencia de potasio se resiente la floración, a la vez que disminuye la
calidad del fruto, ya que este elemento tiene influencia directa sobre la calidad del
fruto.

Interpretación de análisis foliar: nivel bajo – < 2

Exceso

De igual modo que el elemento anterior, bloquea elementos tales como el hierro,
zinc magnesio o manganeso.

Corrección

Nitrato potásico, sulfato potásico, fosfato monopotásico,…

MAGNESIO (Mg)

Deficiencia

Clorosis intervenal en hojas, permaneciendo


los nervios verdes, pudiendo adquirir estos
un tono marrón. Las primeras hojas
afectadas son las adultas situadas en el
centro de la planta y rápidamente se puede
extender el síntoma a hojas jóvenes.
En fruto, los desequilibrios entre Ca y Mg provocan una fisiopatía denominada tip.

Interpretación de análisis foliar: nivel bajo – < 0,4%

Exceso

Elevadas cantidades de potasio y calcio pueden causar deficiencia de magnesio.

Corrección

Via foliar, aplicados al suelo o en fertirrigación: nitrato magnésico, sulfato de


magnesio, dolomita, magnesio quelatado,o cualquier corrector de microelementos
con Mg en su composición.

CALCIO (Ca)

Deficiencia

La carencia de calcio es bastante común y


las plantas afectadas reducen su vigor, los
bordes de hojas jóvenes se necrosan y se
curvan en forma de cuchara. No obstante, el
síntoma más característico es la pudrición
apical de frutos.

La pudrición apical o blossom end rot (BER)


se asocia a un déficit hídrico y/o a una excesiva evapotranspiración, a
consecuencia de humedades bajas y temperaturas altas, hecho que produce una
mayor velocidad de crecimiento, demandando la planta más nutrientes. El
calcio al ser un elemento escasamente móvil, no es capaz de satisfacer la rápida
demanda en todo el vegetal, por lo que los extremos de los frutos en crecimiento
se pudren.

Condiciones de elevada salinidad agravan el problema al quedar bloqueada la


asimilación de Ca y otros elementos.

Debemos asegurar una buena dotación de calcio en nuestro plan de abonado,


especialmente en hidroponía.
Interpretación de análisis foliar: nivel bajo – < 2%

Corrección

Pulverización foliar o aplicación al suelo con nitrato cálcico, o bien calcio


quelatado, durante el crecimiento vegetativo rápido, cuajado del fruto y hasta la
recolección. Se puede incorporar caliza en los suelos donde sea posible.

AZUFRE (S)

Deficiencia

Su carencia no es muy común ya que el


agua de riego, los fertilizantes y el propio
suelo suelen contener cantidades más que
necesarias para el desarrollo del cultivo. Las
hojas amarillean de forma generalizada, al
igual que en nitrógeno, aunque de forma más
pronunciada en hojas jóvenes. Los peciolos
se vuelven rosados.

Interpretación de análisis foliar: nivel normal es aquel comprendido entre 0,2-


0,4%

Exceso

Puede provocar fitotoxicidad en hojas, sobre las que aparecen unas manchas
amarillas que posteriormente se necrosan. La planta evidencia una falta de
crecimiento.

Corrección

De darse esta carencia, se puede corregir aplicando azufre al suelo o cualquier


fertilizante que contega sulfato. Hay fertilizantes líquidos expresamente fabricados
para solventar esta deficiencia a base de azufre, solo o en combinación de otros
elementos para aplicación foliar o fertirrigación.
HIERRO (Fe)

Deficiencia

Clorosis férrica; amarilleamiento de hojas,


quedando los nervios verdes. Aparece
inicialmente en hojas jóvenes. También se
produce un aborto de flores y un escaso
desarrollo vegetal.

Interpretación de análisis foliar: nivel bajo


– < 80 ppm

Corrección

Quelato de hierro vía foliar, en fertirrigación, directamente al suelo o al medio


hidrópónico.

ZINC (Zn)

Deficiencia

Aparecen manchas intervenales amarillas,


con necrosis final aunque los nervios
permanecen verdes. Las hojas son más pequeñas, síntoma que sirve para
diferenciar esta carencia de la de hierro

Interpretación de análisis foliar: nivel bajo – < 15 ppm.

Corrección

Como en casos anteriores, se emplea un corrector de carencias a base de


zinc, aunque son muy comunes las mezclas de Mn + Zn, Bo + Mn + Zn,
etc., aplicando de una vez varios microelementos.

MANGANESO (Mn)

Deficiencia

Un suministro deficiente de este elemento


produce manchas amarillas internerviales
que posteriormente se necrosan. Aparece
inicialmente en hojas jóvenes. También se
observa una reducción de la floración.

Exceso

Es poco común, a veces observable en un manejo inadecuado de la fertirrigación


al aplicar aguas demasiado ácidas o en suelos con un pH inferior a 5,5.

Interpretación de análisis foliar: nivel bajo – < 30 ppm.

Corrección

Empleando un corrector a base de


manganeso igual que en casos anteriores.
BORO (B)

Deficiencia

En hojas los síntomas comienzan por una ligera clorosis generalizada con tonos
púrpura y posterior necrosis apical. Los meristemos de crecimiento se marchitan y
mueren. En floración provoca caída de flores y falta de cuaje. En fruto pueden
aparecer surcos, acorchados, y maduración irregular tal como ocurría con el
calcio, ya que ambos forman parte de la pared de las células.

Interpretación de análisis foliar: nivel bajo – < 15 ppm.

Corrección

Aplicación foliar o vía agua de riego con boro quelatado, en pleforación.

MOLIBDENO (Mo)

Deficiencia

Su carencia es muy poco común, tan solo en


suelos por debajo de pH 5, y viene asociada a
la de N, ya que el Mo interfiere transformando
el nitrógeno mineral absorbido por la planta en nitrógeno orgánico para
formar proteinas, por lo que una deficiencia de Molibdeno acarrea de forma
indirecta una carencia de nitrógeno. Los síntomas son similares; clorosis general
con posibles zonas necrosadas en hojas y bordes curvados hacia arriba, primero
en las adultas.

Corrección

Se corrige aplicando tanto en pulverización como en fertirrigación un corrector de


carencias a base de molibdeno, que suele incorporar otros microelementos en su
composición, o bien aplicando molibdato de amonio al suelo a dosis muy bajas,
(de gramos por hectárea), según las recomendaciones del fabricante.
CLORO (Cl)

Más que por su carencia, que es muy poco común, es importante por exceso, el
cual produce quemaduras en las hojas comenzando por su ápice, pudiendo llegar
a caer.

Cuando encontramos en el cultivo un desorden fisiológico, debemos saber que


existen otros tantos factores que pueden producir dichos síntomas. Ante una
deficiencia o exceso de un elemento, si los síntomas no son muy evidentes,
fácilmente pueden ser confundidos con otros factores como estrés, virus, plagas,
desarreglos climáticos (luz, humedad, temperatura), toxicidad por agroquímicos,
incluso carencia de varios elementos al mismo tiempo, quedando enmascarados
los síntomas que cada uno de ellos tendría por separado.

En caso de deficiencia, una vez localizada, y antes de comenzar a gastar caldo,


conviene reflexionar sobre la posibilidad de que el elemento deficitario se
encuentre en cantidades suficientes en el suelo pero no sea asimilable para la
planta por motivos varios (algunos de los cuales ya se han expuesto): pH,
humedad del suelo, textura, temperatura o antagonismos entre elementos
químicos. En caso de duda tenemos formidables herramientas, como son los de
análisis de suelo, que servirán para conocer el estado del mismo, así como los
análisis foliares, que nos permitirán comprobar como se refleja la fertilidad del
suelo en la planta.

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