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Universidad de Caldas
Sebastian Zuluaga Salazar
El propósito que tiene este texto es mostrar cómo la verdad constituye un factor
vital para la construcción del concepto de Dios, y este a su vez, desde la religión
corresponde a la formación de la cultura. La verdad, que será abordada desde Hegel, debe
de tener como premisa la certeza que se constituye a partir de la razón, la cual es la que
permite trasladar lo subjetivo a lo objetivo sin dejar la correspondencia entre ambas partes
dando por resultado la formación del yo que se reconoce como sujeto-objeto. De tal
manera, que la teoría critica que brinda Horkeimer y Adorno da una nueva mirada de la
ilustración que permite evidenciar el nacimiento de la cultura gracias a la religión que se
desarrolla con la formación tríadica de: la verdad, Dios y el hombre. La ilustración que
tuvo en un principio la intención de quitar el velo de los mitos y la imaginación desde la
ciencia termina posteriormente siendo dogmática, ya que paso de quitar el velo del
pensamiento de los hombres a convertirse en el velo que oscurece la verdad, pero ¿Qué
es la verdad? El desarrollo que se da como verdad es directamente presentado en relación
con la razón, de hecho, no se habla de una razón individual o particular, se trata de la
verdad como razón universal que implica en ella certeza.
Para hablar de verdad desde Hegel, se debe decir que la verdad es la armonía que
se busca en los opuestos, es el tópico que el individuo quiere alcanzar, es la superación
infinita positivamente, es aquella que se fundamenta a sí misma. De hecho, la doble
negación se utiliza como forma primaria del desarrollo de la verdad que tiene un principio
ontológico, es decir, empezar desde lo más simple hasta lo más complejo. De esta manera,
Hegel propone el ser y la nada como formadores del todo, es el inicio de un
comportamiento dialectico en el que adquiere su forma a través del devenir. Solo es
gracias al devenir que encontramos la superación de los opuestos, se evidencia desde los
presocráticos con Heráclito que la vida se mantiene cuando existen sus opuestos, el
mundo adquiere armonía y existencia.
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“What is changing into what? It is not the case that Pure Being changes into Pure Nothing, if these are
the same – not different. Change requires difference. (Traducido, Sebastian Zuluaga)
ambos son iguales en la medida que el devenir los hace iguales cuando se convierte en la
herramienta de mediación hegeliana para la superación. Hegel enfatiza que para que
exista la superación debe existir la diferencia, deben existir los opuestos, es decir, el
devenir. Ahora bien, hilvanar ese proceso mediático como algo propio para encontrar en
el sistema hegeliano el camino de la verdad, no es difícil cuando se dilucida que ella debe
ser su propio fundamento.
Solo es en el devenir que se puede generar el infinito. Según esto, es el devenir
como concepto que debe presentar las bases del fundamento propio de la verdad. Este
concepto da cuenta del proceso dado a partir de lo que Hegel presenta como un desarrollo
no solo de carácter ontológico sino también epistemológico. La verdad, se debe observar
de la misma manera en la que Hegel muestra el ser y la nada, en otras palabras, se mira
como un todo y un vacío. El tema de la verdad en Hegel según Georgue di Giovanni es
tratado frecuentemente desde la construcción opuesta entre coherencia y conformidad
(2013, pp. 235). Hegel asume una postura en la que presenta la verdad en el concepto de
Dios como una construcción racional y no como una intuición intelectual. De lo anterior
se puede decir dos cosas, la primera es que Hegel antes de mostrar a Dios como concepto,
muestra la religión como concepto primario de la forma racional del individuo que es un
desarrollo de la formación del infinito en Dios como la cúspide racional del individuo. Lo
segundo que ver observar del tratamiento que Hegel manifiesta en la verdad es el carácter
de infinitud que lo presenta de tres formas: A) infinito general, B) infinito negativo e C)
infinito positivo, éste último atañe a la presente investigación porque es la base de donde
se manifiesta las consideraciones posteriores como Dios y Verdad.
El infinito positivo da cuenta de la elaboración y la función de diferentes conceptos
que operan en el sistema de la Lógica hegeliana, ya que tiene la capacidad de permear las
tres divisiones que presenta la obra del filósofo alemán que son: la doctrina del ser, el
concepto y la esencia. El infinito esboza una estructura sólida donde se tiene en cuenta
cada una de las etapas que hace Hegel, porque en la Ciencia de la Lógica descubre la
mejor forma para hallar la ruta que conlleve a la solución del problema del infinito como
factor teológico en la razón humana.
“El puro ser y la nada son por lo tanto la misma cosa” (Hegel, 2013, p. 108). Así
comienza Hegel a desarrollar el devenir, donde el ser y la nada son contenidos que se
constituyen en el movimiento que hay entre uno y otro, dado que su verdad consiste en el
movimiento inmediato que se resuelve entre dos partes diferentes. La nada, si bien se
entiende como lo determinado por un algo que se opone a ella, se da porque en ella tiene
que surgir algo, es decir, que hace su traspaso al ser. Sucede de la misma manera con el
ser, quien se encuentra contenido en el comienzo, ya que cuando uno perece, el otro
renace, puesto que la nada se convierte en el complemento generando la unidad. Ambos
–tanto la nada como el ser- deben ser tomados como lo indeterminado, pues lo que se
quiere expresar es la nada pura por sí y no solo mostrarla como la negación del no-ser,
es verla como unidad, se ha el ser y la nada como uno. El propósito de encontrar esa
unidad es lo que permite que aparezca el espacio, también, como la unidad.
El traspaso del ser y la nada es algo parecido al ejemplo que ofrece Hegel en sus
Lecciones sobre la historia de la filosofía universal sobre la transmigración de las almas
cuando expone la universalmente conocida “imagen del fénix, de la vida natural, que se
prepara eternamente su propia pira y se consume sobre ella, de tal suerte que de sus
cenizas resurge una nueva vida rejuvenecida y fresca” (1999, pp.48). La nada se observa
como una vacua tautología que se da desde tiempos remotos. Filósofos como Heráclito y
Parménides han sido precursores de este armazón que se ha ido edificado, con el tiempo.
Hegel posteriormente erigió y curó ese edificio donde se hallaba el ser, el cual, con el
pasar del tiempo se fue agrietando; no obstante, él elucida el camino que muestra un
renacer a través de la concepción del ser y nada, valiéndose de dicha proposición para
decir que no hay ninguna esfera que se quede estancada, sino que, por el contrario, con la
ayuda del devenir provoca el traspaso del uno al otro. La nada merece la exaltación en el
desarrollo del devenir debido a su oposición, pues es en ésta donde el devenir hace un
proceso de activación, al ubicarse como un tercer factor que deja de considerar al ser
como inmediación y lo propone como un ser mediado; Hegel, de esta manera, le asigna
el valor de existencia. Es en el devenir que se presenta el traspaso tanto del ser como en
la nada que deja al descubierto que ambos son lo mismo.
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En ambos toman el ser como principio y fin.
Pero es justamente por eso, en tanto yo tengo aquí lo contrario en y para sí, es lo
contrario de sí mismo, o tiene, de hecho, lo otro inmediatamente en él mismo. –
Con lo que el mundo suprasensible, que es el mundo invertido, ha invadido, al
mismo tiempo, el otro mundo y lo tiene en sí mismo; es para sí el mundo invertido,
esto es invertido en sí mismo; es, en una única unidad, él mismo y su contrapuesto.
Sólo así es la diferencia en cuanto diferencia interior, o diferencia en sí misma, o es
en cuanto infinitud. (Hegel, 2009, p. 325)
“Para entender el infinito positivo debemos entender su relación con lo que Hegel
llama <<realidad>> y lo que él llama <<negación>>. <<Realidad 3>> se refiere al aspecto
de una cualidad determinada que sea inmediata o en la forma de ser” (Carlson, 2005, p.
147). Por ende, para entender el infinito se empieza por entender la caracterización de la
existencia que parte de un ser determinado, que en consecuencia, obtiene como resultado
la expresión de una cualidad. Es importante tener en cuenta el rol que posee la cualidad,
ya que tiene la posibilidad de determinarse a sí mismo y tomar distancia frente a otro que
también está determinado y hace que se encuentren de forma negativa por su carácter
mudable y finito. Ahora bien, la oposición que se encuentra frente a lo finito es lo infinito
(Hegel, 1982, p. 141). Cuando ambas oposiciones aparecen de manera abstracta, el único
camino en el cual pueden resolverse es acudiendo al infinito que es un ser por sí.
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Se tefiere al término Wirklichkeit, en el que hace parte del tiempo en que se presenta como una
categoría de modalidad que está ligada a la existencia y cuyo esquema marca solamente la presencia de
un algo.
Cuando hay una determinación en el ser, Hegel habla de identificar lo que puede
ser determinado en cuanto tal, para que así se pueda tener un acceso más claro a la
cualidad del mismo, pues se le debe tomar como realidad y negación en ese ser que se
encuentra determinado. En otras palabras, cuando se identifica la cualidad en el ser
determinado, estamos delante de un ser existente, un algo.
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Se hace ineludible no tocar el concepto metafísico de Dios al hablar de la realidad. Por el
momento sólo buscaré tomar tal ejemplo para tener un poco más de claridad al hablar de la “realidad”.
El concepto de Dios se va a incorporar posteriormente en el siguiente apartado dando la posibilidad de
bruñir todo el aparataje del infinito y así poder esbozar lo que sigue.
como infinito gracias a su carencia de determinaciones, siendo un subconjunto del infinito
que se presenta como Dios. El infinito que es presentado como Dios, según lo establecido
por Hegel, muestra que al ser lo puro real de todas las realidades, tiene el poder de
acaparar de forma absoluta todo el conjunto que se ha presentado como el ser, siendo él
mismo parte del ser. Debido a esto, se puede hacer que todo lo determinado sea un
subconjunto de Él. Ya se ha dicho que la realidad –que es Dios en este caso- se toma
como afirmativo dado su carácter de perfección. La realidad entonces es cualidad, es un
ser determinado; pero el punto crucial es que desde del concepto de Dios se desprende
todo lo demás, como por ejemplo la razón en el hombre.
Lo finito debe hacer parte del proceso de superación, de tal forma que la negación,
es una existencia que se presenta como la nada puesta en-sí dando por sentado que hay
una cualidad en general que no se desliga de la existencia como tal porque en la diferencia
reposa lo determinado. La diferencia no puede dejarse de lado porque en ella existe un ser
determinado que se presenta como un algo. El algo es la clara evidencia de la primera
negación de la negación, dado que está en una relación consigo, y por tanto es existente.
Hegel presenta este término como una inmediata existencia que le va a dar el nombre de
“ algo”, porque se ha distinguido su determinación como cualidad. Por tal motivo, se
debe tener en cuenta que “lo negativo de lo negativo, en tanto algo, es solo el comienzo
del sujeto” (Hegel, 1982, p. 149) De manera que busca determinarse por sí y poseer la
intensidad necesaria para concretarse en el sujeto, en tanto cualidad limitada y finita que
busca que el algo se supere y cumpla su deber ser como mediación del mismo.
Hegel hace referencia en primera instancia al algo, que es lo que va a permitir que
lo finito y lo infinito se desarrolle de forma dialéctica. Ahora bien, en el ser- para-otro
y en el ser-en-sí, al momento de desarrollarse como determinaciones puestas como
momentos (Hegel, 1982, p. 154) del algo brindan la capacidad que se conserven como
unidad debido a la falta de relación que hay en el algo y otro. Ahora bien, el ser en el algo
es el ser-en-sí, porque al ser el algo una mediación consigo mismo, consigue que a través
del momento que es el ser- en-sí, deja por fuera lo inmediato y actúa como mera relación
del no-ser del ser-otro. De igual forma, pero de una manera más determinada, sucede
con el otro al tener la relación con su no- existir.
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Es decir, que éste término crea una representación de un tercer valor que se presenta como
abstracto y permite con la mediación la superación del algo.
intrínseca en él ayuda a ver cómo el no-ser que se encuentra en las cosas finitas constituye
la naturaleza y su ser como consecuencia de la realidad que contiene la negación como
existencia. Por tanto, cuando se habla de la negación que se encuentra inmanente en el
algo es porque la realidad que se encuentra en él surge a su vez con los momentos que se
presentan en su cualidad, pues dado que en la naturaleza de lo finito existe la negatividad,
la cual perece en el algo, debido a su carácter negativo. Así pues, Hegel resume que las
cosas finitas cuando nacen también yacen con la hora de su muerte. Una forma más clara
de ver el desarrollo de lo finito es mostrar cómo está fijado hacia-sí teniendo en cuenta
el estado afirmativo en el que se encuentra.
Hegel describe el proceso que tienen las cosas finitas, cuando muestra que lo finito
no puede rehuir de su afirmativo haciendo que las cosas perezcan en él, entonces como
resultado hace que éste siga siendo finito. Tras haber expuesto el panorama de lo que se
entiende por finito, se puede comenzar a entender el infinito que es el opuesto y la
resolución de lo finito. No obstante, para conocer lo que atañe al infinito hay que mirar
la forma en la que actúa el deber ser y los limites en lo finito, porque la cualidad inmutable
que le es propia a lo finito no traspasa a su otro lo cual lo hace eterno. El deber ser y el
límite son reconocidos como momentos de lo finito.
La relación entre el deber ser y el límite es lo que hace que se genere lo finito, el cual
contiene a ambos en su ser-dentro-de-sí. Estos dos momentos que se encuentran en lo
finito están opuestos cualitativamente, estos dos están determinados como negativos
dando por resultado que lo finito tenga una contradicción interna que se elimina a sí
misma y por tanto perece. Pero este resultado negativo de lo negativo que se ha visto en
el desarrollo de lo finito lleva a que lo que perece no perezca aún, sino lo que lleve a otro
finito en el momento de traspasar al otro y así hasta el infinito. La explicación que Hegel
da acerca de por qué se genera ese traspaso, es que el deber ser supera el límite; y en
consecuencia se supera a sí mismo.
En conclusión, la verdad debe ser tomada como la superación dialéctica del infinito
mismo, pues se ha visto, que en él se presenta como un absoluto que se desarrolla gracias
a sí mismo. El infinito negativo se compone del desprendimiento del infinito positivo, pues
su producto corresponde a lo finito porque al colocar un límite solo permite ver el infinito
negativo. Un ejemplo de ello es que tal como lo hizo Kant con los conceptos puros que
deja entrever que el infinito del entendimiento “sigue siendo finito en la medida en la que
no engloba a su opuesto y lo tiene como límite” (Álvarez, 2001, p. 112). El infinito
negativo se debe concebir como una “…progresión de lo finito que, al avanzar, cede sin
cesar sus límites, pero que no deja, por tanto, de fijarse nuevos límites” (Serrau, 1993, p.
30), es entonces un progreso indefinido.
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