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Evangelio de Jesucristo

según San Lucas

Selección y adaptación de textos


Jaime Williams D.

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Índice
Abreviaturas bíblicas .............................................................................. 4
Introducción: El prefacio del relato evangélico (1,1-4) .......................... 6
I. La entrada del Salvador en la historia humana (1,5-4,30) ............. 9
1. Se anuncia la salvación: el evangelio de la infancia (1,5-2,52) .. 9
a) El anuncio a Zacarías (1,5-25) ................................................ 9
b) El anuncio a María (1,26-38) ............................................... 10
c) La visitación: María canta a su Salvador (1,39-56) .............. 12
d) Nacimiento de Juan (1,57-80) ............................................. 13
e) Nacimiento del Salvador (2,1-21) ........................................ 13
f) En el Templo, Simeón canta la salvación (2,22-40) ............. 15
g) En el Templo, la primera palabra (2,41-52) ......................... 16
Conclusión del evangelio de la infancia ....................................... 17
2. La salvación se prepara: el Espíritu Santo orienta a Jesús (3,1-
4,30) ................................................................................................. 18
a) Juan anuncia a Aquel que dará el Espíritu (3,1-20) ............. 18
b) El Espíritu Santo desciende sobre Jesús (3,21-22) ............... 19
c) El Espíritu conduce a Jesús al desierto (4,1-13) ................... 20
d) Enviado por el Espíritu a los pobres (4,14-30) ..................... 22
II. En Galilea, la Buena Nueva de la salvación (4,31-9,50) ................ 24
1. Jesús enseña, exorciza y llama con autoridad (4,31-5,16) ....... 24
a) Éxito en Cafarnaún y partida (4,31-44) ............................... 24
b) Simón, de una pesca a otra (5,1-11) .................................... 25
c) Purificación de un leproso (5,12-16) ................................... 26
2. Frente a los escribas, Jesús afirma su autoridad (5,17-6,11) .. 27
a) Autoridad para perdonar los pecados (5,17-26) ................. 27
b) Vocación de Mateo y sentido del ayuno (5,27-39) .............. 28

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c) Autoridad sobre el uso del sábado (6,1-11) ........................ 29 b) La misión de los setenta y dos (10,1-12) ............................. 50
3. La elección de los Doce y el discurso en la llanura (6,12-49) .. 30 c) Jesús increpa a las ciudades incrédulas (10,13-16) ............. 52
a) La elección de los Apóstoles (6,12-19) ................................ 30 d) Regreso de la misión (10,17-24) .......................................... 52
b) Las bienaventuranzas y sus contrarios según Lucas (6,20-26) e) A un legista: el buen samaritano (10,25-37) ....................... 53
............................................................................................. 30
f) A Marta: María ha hecho la mejor elección (10, 38-42) ...... 54
c) Amor a los enemigos y misericordia (6,27-38) .................... 31 g) A un discípulo: el Padrenuestro (11, 1-13) .......................... 54
d) No ser ciego para sí mismo (6,39-49) .................................. 33
2. Signos del Reino y condiciones para encontrarlo (11,14-13,21)..
4. Jesús y Juan, dos profetas diferentes (7, 1-50) ........................ 33 ................................................................................................. 56
a) Jesús admira la fe del centurión (7,1-10) ............................ 34 a) El poder sobre los demonios (11, 14-26) ............................. 56
b) Jesús resucita al hijo de una viuda (7,11-17) ....................... 34 b) Elogio de su Madre (11, 27-28) ........................................... 57
c) Jesús interpreta la misión de Juan (7,18-35) ....................... 35 c) Juicio sobre la generación presente (11,29-32) .................. 57
d) Jesús admira el amor de la pecadora (7,36-50) .................. 37 d) Cristo, luz del alma (11, 33-36) ............................................ 58
5. Acoger, transmitir, cumplir la Palabra (8,1 -21) ...................... 38 e) Lamentos sobre los fariseos y los legistas (11, 37-54)......... 58
a) Las discípulas del Señor ....................................................... 38 f) Ser discípulo en las persecuciones (12, 1-12) ...................... 59
b) La parábola del sembrador ................................................. 38 g) A un heredero: el rico insensato (12, 13-34) ....................... 60
c) La luz de la Voluntad de Dios .............................................. 39 h) El tiempo bajo el signo de la urgencia (12, 35-59) .............. 61
6. La fe es la que salva (8,22-56) ................................................. 40 i) Necesidad de la conversión (13, 1-9) .................................. 63
a) La tempestad calmada (8, 22-25) ........................................ 40 j) Jesús sana a una mujer en sábado (13,10-17) ..................... 63
b) El endemoniado de Gerasa (8, 26-39) ................................. 41 k) Parábola del grano de mostaza y de la levadura (13,18-20) 64
c) Curación de una mujer y de la hija de Jairo (8, 40-56) ........ 42 3. El reino desconcierta las expectativas (13,22-17,10) .............. 64
7. Jesús prepara a sus discípulos para su pasión (9,1-50) ........... 43 a) Algunos herederos del Reino estarán a la puerta (13,22-35) ..
............................................................................................. 64
a) La misión de los Doce (9,1-10) ............................................ 43
b) Jesús sacia a una muchedumbre (9,11-17) ......................... 44 b) Comidas humanas y banquete de Reino (14, 1-24) ............. 65
c) Seguir a Jesús exige decisiones radicales (14,25-35) ........... 67
c) Fe de los discípulos y anuncio de la pasión (9,18-27) ......... 45
d) La transfiguración (9,28-36) ................................................ 46 d) La alegría de Dios con sus hijos encontrados (15,1-32)....... 67
e) A los discípulos: el uso del dinero (16,1-13) ........................ 70
e) En torno al segundo anuncio de la pasión (9,37-50) ........... 48
f) A los fariseos: el rico y Lázaro (16,14-31) ............................ 71
III. En el camino a Jerusalén, Dios salva (9, 51-19, 27) ................. 49
1. El reino de Dios está cerca (9,51-11,13) .................................. 49 g) Cuidar de la salud espiritual de los hermanos (17,1-4) ....... 73
h) Pedir la fe (17, 5-6) .............................................................. 73
a) Condiciones para seguir a Jesús (9, 51-62).......................... 49

—3—
i) Humildad en el servicio a Dios (17,7-10) ............................. 74 e) El camino hacia la cruz, el buen ladrón (23,26-43) ............ 102
4. El reino cambia los valores mundanos (17,11-19,27) .............. 74 f) Muerte y sepultura (23,44-56) .......................................... 105
a) Diez leprosos curados, uno solo salvado (17,11-19) ........... 74 3. La resurrección y la entrada en la gloria (24,1-53) ................ 107
b) El repentino Día del Hijo del hombre (17,20-37) ................ 75 a) Anuncio de la resurrección a las mujeres (24,1-12) .......... 107
c) Perseverancia en la oración. Parábola del juez injusto (18,1- b) Los discípulos de Emaús (24,13-35)................................... 109
8) ............................................................................................. 76 c) Aparición a los Once y ascensión (24,36-53) ..................... 110
d) Parábola del fariseo y del publicano (18,9-14) .................... 77
e) Jesús bendice a los niños (18,15-17) ................................... 78
f) Pobreza y entrega cristianas (18,18-30) .............................. 78 Abreviaturas bíblicas
g) Tercer anuncio de la Pasión (18,31-34) ............................... 79 Ab Abdías
Ag Ageo
h) El ciego de Jericó (18,35-43)................................................ 80
Am Amós
i) La conversión de Zaqueo (19,1-10) ..................................... 80 Ap Apocalipsis
j) Parábola de las minas (19,11-27) ........................................ 81 Ba Baruc
1Co Primera Carta a los Corintios
IV. En Jerusalén: los acontecimientos decisivos de la salvación 2Co Segunda Carta a los Corintios
(19,28-24,53) ................................................................................................. 83 Col Carta a los Colosenses
1. Enseñanza en el Templo (19,28-21,37) ................................... 84 1Cro Libro I de las Crónicas o Paralipómenos
2Cro Libro II de las Crónicas o Paralipómenos
a) Entrada en Jerusalén y en el Templo (19,28-48) ................. 84
Ct Cantar de los Cantares
b) Potestad de Jesús (20,1-8) .................................................. 86 Dn Daniel
c) Parábola de los viñadores homicidas (20,9-19) .................. 87 Dt Deuteronomio
Ef Carta a los Efesios
d) El tributo al Cesar (20,20-26) .............................................. 88 Esd Esdras
e) La resurrección de los muertos (20,27-40) ......................... 88 Est Ester
Ex Éxodo
f) Divinidad del Mesías y censuras a los escribas (20, 41-47) . 89
Ez Ezequiel
g) La ofrenda de la viuda (21,1-4) ........................................... 90 Flm Carta a Filemón
h) Sobre la ruina del Templo y de Jerusalén (21,5-38) ............ 90 Flp Carta a los Filipenses
Ga Carta a los Gálatas
2. La pasión y la muerte (22,1-23,56) .......................................... 93 Gn Génesis
a) Traición de Judas y cena de Pascua (22,1-38) ..................... 93 Ha Habacuc
Hb Carta a los Hebreos
b) En el monte de los Olivos: oración y arresto (22,39-53) ..... 96 Hch Hechos de los Apóstoles
c) Negaciones de Pedro, proceso judío (22,54-71) ................. 98 Is Isaías
Jb Job
d) Jesús ante Pilato y Herodes (23,1-25) ............................... 100
Jc Jueces

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Jdt Judit 2Tm Segunda Carta a Timoteo
Jo Joel 1Ts Primera Carta a los Tesalonicenses
Jn Evangelio según San Juan 2Ts Segunda Carta a los Tesalonicenses
1Jn Primera Carta de San Juan Tt Tito
2Jn Segunda Carta de San Juan Za Zacarías
3Jn Tercera Carta de San Juan
Jon Jonás
Jos Josué
Jr Jeremías
Judas Carta de San Judas
Lc Evangelio según San Lucas
Lm Libro de las Lamentaciones
Lv Levítico
1M Libro I de los Macabeos
2M Libro II de los Macabeos
Mc Evangelio según San Marcos
Mi Miqueas
Ml Malaquías
Mt Evangelio según San Mateo
Na Nahum
Ne Nehemías
Nm Números
Os Oseas
1P Primera Carta de San Pedro
2P Segunda Carta de San Pedro
Pr Proverbios
Qo Libro de Qohélet (Eclesiastés)
1R Libro I de los Reyes
2R Libro II de los Reyes
Rm Carta a los Romanos
Rt Rut
1S Libro I de Samuel
2S Libro II de Samuel
Sal Salmos
Sb Sabiduría
Si Libro de Ben Sirac (Eclesiástico)
So Sofonías
St Carta de Santiago
Tb Tobías
1Tm Primera Carta a Timoteo

—5—
Introduccion: El prefacio del relato evangelico
(1,1-4)1
1 Ya que muchos han intentado poner en
1

orden la narración de las cosas que se han cumplido


entre nosotros, 2 conforme nos las transmitieron quie-
nes desde el principio fueron testigos oculares y minis-
tros de la palabra, 3 me pareció también a mí, después
de haberme informado con exactitud de todo desde los
comienzos, escribírtelo de forma ordenada, distinguido
Teófilo, 4 para que conozcas la indudable certeza de las
enseñanzas que has recibido.
1. ¿Qué se sabe realmente de Jesús hoy?
De Jesús de Nazaret tenemos más y mejor información que de la ma-
yoría de los personajes de su tiempo. Además de las noticias sobre su existen-
cia y actividad que conocemos por fuentes históricas no cristianas, disponemos
de todo lo que los testigos de su vida y de su muerte nos han comunicado. Son
tradiciones orales y escritas sobre su persona —entre las que destacan las con-
tenidas en los cuatro evangelios— que han sido transmitidas en la comunidad
de fe viva que él estableció y que continúa hasta hoy. Esta comunidad es la
Iglesia.
Los datos que hay en los evangelios apócrifos y otras referencias ex-
trabíblicas no aportan nada sustancial a la información que nos ofrecen los
evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan; más bien, la confirman.
Hasta la Ilustración, creyentes y no creyentes estaban persuadidos de
que lo que podíamos conocer sobre Jesús se contenía en los cuatro evangelios.
Sin embargo, por ser relatos escritos desde la fe, algunos historiadores
del siglo XIX cuestionaron la objetividad de sus informaciones. Para estos
estudiosos, los relatos evangélicos eran poco creíbles porque no contenían lo
que Jesús hizo y dijo, sino lo que creían los seguidores de Jesús unos años des-
pués de su muerte. Como consecuencia, durante las décadas siguientes y hasta
mediados del siglo XX, se cuestionó la veracidad de los evangelios y se llegó a
afirmar que de Jesús «no podemos saber casi nada»2.

1 Cf. para todos los comentarios que siguen, salvo que se indique expresamen-

te en nota al pie otra fuente, SAOÛT, YVES, Evangelio de Jesucristo según San Lucas, Ed.
Verbo Divino, CB 137.
2 R. BULTMANN, Jesus, Deutsche Bibliothek, Berlin 1926, p. 12.

—6—
Hoy en día, con el desarrollo de la ciencia histórica, los avances ar- probabilidad de las afirmaciones evangélicas, y que lo que se contiene en esos
queológicos, y nuestro mayor y mejor conocimiento de las fuentes antiguas, se relatos es sustancialmente cierto.
puede afirmar con palabras de un conocido especialista del mundo judío del Estos datos invitan a pensar que él era el Mesías que habría de venir
siglo I d.C. —a quien no se puede tachar precisamente de conservador— que a regir a su pueblo como un nuevo David, e incluso más: que Jesús es el Hijo
«podemos saber mucho de Jesús»3. Por ejemplo, este mismo autor ofrece una de Dios hecho hombre. Para acoger de veras esta invitación se requiere contar
lista de afirmaciones que están fuera de discusión desde el punto de vista his- con un auxilio divino, gratuito, que otorga un resplandor a su inteligencia y la
tórico (precisa, sin embargo, que una lista de todo lo que sabemos acerca de capacita para percibir en toda su hondura la realidad en la que vive. Pero se
Jesús sería considerablemente más larga): trata de una luz que no desfigura esa realidad, sino que permite captarla con
1) Jesús nació en torno al año 4 a.C. poco antes de la muerte de Hero- todos sus matices reales, muchos de los cuales escapan a la mirada ordinaria.
des el Grande. 2) Pasó su infancia y los primeros años de su edad adulta en Es la luz de la fe5.
Nazaret, una aldea de Galilea. 3) Fue bautizado por Juan el Bautista. 4) Llamó a 2. ¿Cómo se llega a los Evangelios?
los que habían de ser sus discípulos. 5) Enseñó en los pueblos, aldeas y campos Evangelios canónicos son los que la Iglesia ha reconocido como aque-
de Galilea. 6) Predicó el «Reino de Dios». 7) Hacia el año 30 fue a Jerusalén llos que transmiten auténticamente la tradición apostólica y están inspirados
con motivo de la Pascua. 8) Provocó un alboroto en la zona del templo. 9) Ce- por Dios. Son cuatro y sólo cuatro: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Así lo propuso
lebró una última comida con sus discípulos. 10) Fue detenido e interrogado expresamente San Ireneo de Lyon a finales del siglo II (Contra las herejías,
por las autoridades judías, concretamente por el Sumo Sacerdote. 11) Fue 3.11.8-9) y así lo ha mantenido constantemente la Iglesia, proponiéndolo fi-
ejecutado por orden del prefecto romano, Poncio Pilato. nalmente como dogma de fe al definir el canon de las Sagradas Escrituras en el
Añade Sanders una breve lista de hechos igualmente seguros sobre las Concilio de Trento (1545-1563).
consecuencias de la vida de Jesús: La composición de estos evangelios hunde sus raíces en lo que los
1) Sus discípulos huyeron al principio. 2) Lo vieron (los historiadores apóstoles vieron y oyeron estando con Jesús y en las apariciones que tuvieron
discuten en qué sentido) después de su muerte. 3) Como consecuencia de ello, de él después de resucitar de entre los muertos. Enseguida los mismos apósto-
creyeron que volvería para instaurar el reino. 4) Formaron una comunidad les, cumpliendo el mandato del Señor, predicaron la buena noticia (o Evangelio)
para esperar su regreso y procuraron ganar a otros para la fe en él como Me- acerca de Él y de la salvación que trae a todos los hombres, y se fueron for-
sías de Dios4. mando comunidades de cristianos en Palestina y fuera de ella (Antioquía, ciu-
Así pues, el desarrollo contemporáneo de la investigación histórica dades de Asia Menor, Roma, etc.). En estas comunidades las tradiciones fueron
permite establecer como probados al menos esos hechos, que no es poco para tomando forma de relatos o de enseñanzas acerca de Jesús, siempre bajo la
un personaje de hace veinte siglos. No hay evidencias racionales que avalen tutela de los apóstoles que habían sido testigos. En un tercer momento esas
con mayor seguridad la existencia de figuras como Sócrates o Pericles —por tradiciones fueron puestas por escrito integrándolas en una narración a modo
sólo citar algunos muy conocidos—, que la que otorgan las pruebas de la exis- de biografía del Señor. Así surgieron los evangelios para uso de las comunida-
tencia de Jesús. E incluso los datos objetivos, críticamente contrastables, que se des a las que iban destinados. El primero al parecer fue Marcos o quizás una
tienen sobre estos personajes son casi siempre mucho menores. edición de Mateo en hebreo o arameo más breve que la actual; los otros tres
Sobre esta base mínima en la que los historiadores están de acuerdo imitaron ese género literario. En esta labor, cada evangelista escogió algunas
se pueden determinar como fidedignos desde el punto de vista histórico mu- cosas de las muchas que se transmitían, sintetizó otras y todo lo presentó
chos otros datos contenidos en los evangelios. La aplicación de los criterios de atendiendo a la condición de sus lectores inmediatos.
historicidad sobre estos datos permite establecer el grado de coherencia y Que los cuatro gozaron de la garantía apostólica se refleja en el hecho
de que fueron recibidos y transmitidos como escritos por los mismos apóstoles
o por discípulos directos de los mismos: Marcos de San Pedro, Lucas de San
3 E.P. SANDERS, Jesus and Judaism, Fortress Press, London-Philadelphia 1985, p. Pablo.
2.
4 E.P. Sanders, La figura histórica de Jesús, Verbo Divino, Estella 2000, pp. 27- 5 Cf. J. CHAPA-F. VARO, ¿Qué se sabe realmente de Jesús?, en 50 preguntas sobre
28. Jesús, Rialp, Madrid, 2012.

—7—
Los evangelios apócrifos son los que la Iglesia no aceptó como auténti- Al hilo del texto. 1) ¿Por quiénes han sido transmitidos estos sucesos
ca tradición apostólica, aunque normalmente ellos mismos se presentaban bajo a la Iglesia de la época de Lucas y de Teófilo? Por personas que vieron con sus
el nombre de algún apóstol. Empezaron a circular muy pronto, pues ya se les propios ojos y por «servidores de la Palabra» (quizá en parte los mismos). Este
cita en la segunda mitad del siglo II; pero no gozaban de la garantía apostólica término «Palabra» significa sin duda la Buena Nueva (hechos y enseñanzas),
como los cuatro reconocidos y, además, muchos de ellos contenían doctrinas pero también puede tender ya hacia el sentido que tiene en el prólogo de Jn:
que no estaban de acuerdo con la enseñanza apostólica. «Apócrifo» primero Jesús, el Verbo (Palabra) hecho carne.
significó «secreto», en cuanto que eran escritos que se dirigían a un grupo 2) Entre los «acontecimientos que se han cumplido», también hay que
especial de iniciados y eran conservados en ese grupo; después pasó a significar contar los hechos y gestos de los primeros servidores y transmisores de la Pala-
inauténtico e incluso herético. A medida que trascurrió el tiempo, el número de bra (entre ellos algunos que habían visto y oído a Jesús), tal como lo sugiere la
esos apócrifos se acrecentó en gran medida tanto para dar detalles de la vida cita del prefacio al comienzo de los Hechos de los Apóstoles.
de Jesús que no daban los evangelios canónicos (por ejemplo, los apócrifos de 3) Lucas explica a su lector cómo ha querido escribir, a saber, «con
la infancia de Jesús), como para poner bajo el nombre de algún apóstol ense- orden» (v. 3), lo que no es necesariamente una crítica a sus predecesores, ya
ñanzas divergentes de la común en la Iglesia (por ejemplo, el Evangelio de To- que también ellos «trataron de poner en orden un relato» (v. 1). No más que
más). Orígenes de Alejandría (+ 245) escribía: «La Iglesia tiene cuatro evange- ellos, por lo demás, Lucas no pretende un orden cronológico estricto de los
lios, los herejes, muchísimos». gestos y palabras de Jesús y de los apóstoles. Respetando básicamente el
Entre las informaciones de los Santos Padres, los conservados por la desarrollo de los hechos, Lucas apunta a un orden que alimente la fe, un sen-
piedad cristiana, y los atestiguados de un modo u otro en papiros, el número de tido que quiere transmitir (se habla de la «teología» de Lucas) y cuya inspira-
«evangelios apócrifos» conocidos es algo superior a cincuenta6 ción atestigua la Iglesia al reconocer su evangelio y al proclamarlo en la liturgia.
3. ¿Qué comienza diciendo el Evangelio según San Lucas? Esto no impide a Lucas reivindicar un seria investigación «desde los orígenes»
Las primeras palabras de Lucas nos permiten captar las característi- del acontecimiento Jesús entre aquellos justamente que lo vieron y escucharon
cas esenciales del evangelio. A veces llamado impropiamente «prólogo», este o fueron los primeros transmisores de la Buena Nueva. En esta búsqueda de
pequeño texto (Lc 1,1-4) es en realidad un breve prefacio, A diferencia de Ma- datos auténticos hay que contar con el hecho de que Lucas muy probable-
teo y de Marcos, el autor, antes de comenzar su relato, se dirige a un personaje mente tiene ante sí el evangelio de Marcos (o un esbozo de él) y una «Recopi-
honorable, a la manera de los escritores de la época helenística y romana. El lación de palabras» de Jesús, de origen galileo, que Mt también utiliza (llama-
comienzo de los Hechos de los Apóstoles retoma brevemente este prefacio da también fuente de los logia o fuente Q).
(Hch 1,1-3). 4) En un evangelio frecuentemente caracterizado como el de la ale-
El autor distingue, entre las razones que le han empujado a escribir, gría, ¿por qué Lucas no dice a Teófilo (cuyo nombre significa «amado de Dios»)
una constatación (puesto que otros ya lo han hecho) y una finalidad (para que que su finalidad es la de hacer que experimente la alegría de la Buena Nueva al
Teófilo experimente la solidez de la catequesis que ha recibido). En el centro de leer su relato? Si habla de «solidez», sin duda hay un aspecto dramático en los
una larga frase bastante equilibrada, Lucas nos dice de forma un tanto enigmá- acontecimientos narrados (menos subrayado, sin embargo, que en Mc), un
tica sobre qué quiere escribir: se trata de hechos (literalmente se puede tradu- cierto fracaso del proyecto de Dios para el pueblo elegido (en el evangelio),
cir también por «cosas») que no solamente han sucedido, sino que se han resistencias y persecuciones con respecto a los misioneros (en el libro de los
«cumplido». Hechos de los Apóstoles) o, mejor dicho, una victoria del proyecto de Dios en
Aunque pasados, estos acontecimientos siguen teniendo sentido, y medio de los propios fracasos. Esta realización del «proyecto de Dios» (que no
este sentido estaba ya parcialmente dibujado anteriormente (en las Escrituras). es un plan completamente anticipado), proyecto de salvación, es uno de los
Teófilo sabe, por la catequesis recibida y su vida en la Iglesia, que Lucas va a puntos de vista preferidos de Lucas (Lc 7,30; 24,44; Hch 2,23; 4,28; 5,38; 13,36;
narrar los relativos a Jesús, o más bien al Acontecimiento Jesús, a través de sus 20,27).
palabras y sus actos.

6 G. ARANDA, ¿Qué son los evangelios canónicos y los apócrifos?, en 50 pregun-


tas sobre Jesús, cit.

—8—
I. La entrada del Salvador en la historia de su madre 16 y convertirá a muchos de los hijos de Is-
rael al Señor su Dios; 17 e irá delante de Él con el espí-
humana (1,5-4,30) ritu y el poder de Elías para convertir los corazones de
Esta primera parte del evangelio podría dividirse en tres, ya que Lucas los padres hacia los hijos, y a los desobedientes a la
nos sitúa primeramente «en los días de Herodes, rey de Judea» (1,5), después prudencia de los justos, a fin de preparar al Señor un
«en los días en que salió un decreto de César Augusto» (2,1) y, por último, «en pueblo perfecto.
el año decimoquinto del gobierno de Tiberio César» (3,1). Pero los capítulos 1 y 18
Entonces Zacarías le dijo al ángel:
2, tienen una unidad propia y el cap. 3 se abre con un marco histórico más largo —¿Cómo podré yo estar seguro de esto? Por-
y solemne, por tanto parece preferible repartir el texto en dos conjuntos: las que ya soy viejo y mi mujer de edad avanzada.
infancias de Juan y de Jesús (1,5-2,52), por una parte, y por otra la preparación 19
Y el ángel le respondió:
del pueblo por Juan y la preparación de Jesús por el Espíritu Santo (3,1-4,30). —Yo soy Gabriel, que asisto ante el trono de
Dios, y he sido enviado para hablarte y darte esta bue-
1. Se anuncia la salvación: el evangelio de la infan- na nueva. 20 Desde ahora, pues, te quedarás mudo y no
cia (1,5-2,52) podrás hablar hasta el día en que sucedan estas cosas
porque no has creído en mis palabras, que se cumpli-
a) El anuncio a Zacarías (1,5-25) rán a su tiempo.
21
El pueblo estaba esperando a Zacarías y se
5
Hubo en tiempos de Herodes, rey de Judea,
extrañaba de que se demorase en el Templo. 22 Cuando
un sacerdote llamado Zacarías, del turno de Abías, cu-
salió no podía hablarles y comprendieron que había
ya mujer, descendiente de Aarón, se llamaba Isabel. 6
tenido una visión en el Templo. Él intentaba explicarse
Los dos eran justos ante Dios y caminaban intachables
por señas, y permaneció mudo.
en todos los mandamientos y preceptos del Señor; 7 no 23
Y cuando se cumplieron los días de su minis-
tenían hijos, porque Isabel era estéril y los dos de edad
terio, se marchó a su casa. 24 Después de estos días
avanzada.
Isabel, su mujer, concibió y se ocultaba durante cinco
8
Sucedió que, al ejercer él su ministerio sacer-
meses, diciéndose: 25 «Así ha hecho conmigo el Señor,
dotal delante de Dios, cuando le tocaba el turno, 9 le
en estos días en los que se ha dignado borrar mi opro-
cayó en suerte, según la costumbre del Sacerdocio, en-
bio entre los hombres».
trar en el Templo del Señor para ofrecer el incienso; 10
y toda la concurrencia del pueblo estaba fuera orando Lectura de conjunto. La escena la sitúa Lc en "los días de Herodes, rey
durante el ofrecimiento del incienso. 11 Se le apareció de Judea". Es Herodes el Grande, que reinó sobre toda Palestina del 37 a. C. al 4
un ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del in- d.C.
cienso. 12 Y Zacarías se inquietó al verlo y le invadió el En esta época vivía el sacerdote Zacarías (Yahve se acordó), del
temor. 13 Pero el ángel le dijo: "turno" sacerdotal de Abías. Este era el octavo de las veinticuatro clases sacer-
—No temas, Zacarías, porque tu oración ha si- dotales que volvieron a estar vigentes en esta época. Estaba casado con una
do escuchada, así que tu mujer Isabel te dará a luz un mujer llamada Isabel (Dios juró, o fue fiel a sus promesas), que pertenecía a la
hijo y le pondrás por nombre Juan. 14 Será para ti gozo descendencia sacerdotal de Aarón. Esto es destacado honoríficamente por Lc,
y alegría; y muchos se alegrarán con su nacimiento, 15 ya que los sacerdotes no estaban obligados a casarse con mujeres de tribu
porque será grande ante el Señor. No beberá vino ni li- sacerdotal. Pero iban a ser los padres del Precursor.
cor, estará lleno del Espíritu Santo ya desde el vientre

—9—
Ambos eran "justos" auténticos, pues lo eran "en la presencia de Dios" 2) Gabriel no aparece en el AT más que en el libro de Daniel, donde
y cumplían irreprensiblemente los "preceptos" (έντολατς) y las "observancias" explica al héroe cuándo se cumplirá la liberación de Israel (Dn 8,15-26) y cómo
(διχοκώμασίν). hay que interpretar la profecía de Jeremías sobre la duración de la ruina de
A pesar de todo, no tenían hijos; ambos eran viejos e Isabel estéril. Jerusalén (Dn 9,1-4.20-27). Así pues, es un anunciador de «buenas nuevas» (v.
Como Sara (Gn 16, 1ss), Rebeca (Gn 25, 21), Raquel (Gn 30, 22), la madre de 19) y de tiempos mesiánicos.
Sansón (Jc 13, 2) y la madre de Samuel (1S 1, 2). Y como Abrahán y Sara eran 3) La incredulidad de Zacarías y su pecado no consisten en dudar de
mayores y sin esperanza de familia. Y la esterilidad se consideraba oprobio en que el anuncio viene de parte de Dios, sino en considerar solamente la incapa-
Israel y castigo (v.25). Sin embargo, eran fieles a Dios. El evangelio de Lc va a cidad suya y de su mujer, olvidándose de la omnipotencia divina. El mismo
comenzar y terminar en el templo (Lc 24, 53). arcángel explicará a la Virgen, refiriéndose a la concepción de Juan Bautista,
Los sacerdotes de las veinticuatro castas se sucedían regularmente que «para Dios no hay nada imposible» (Lc 1,37) 8.
en el servicio del templo. Todas las mañanas se "sorteaban" las diversas fun-
ciones que correspondían a cada grupo que estaba de turno. Sobre las nueve b) El anuncio a María (1,26-38)
de la mañana y sobre las tres de la tarde se ofrecía el "sacrificio perpetuo" 26
En el sexto mes fue enviado el ángel Gabriel
preceptuado en la Ley (Ex 29, 38; Nm 28, 3; Nm 4, 8). Se inmolaba un cordero; de parte de Dios a una ciudad de Galilea llamada Na-
pero, antes de ponerlo en el altar de los holocaustos, cinco sacerdotes se acer- zaret, 27 a una virgen desposada con un varón que se
caban al Sancta desde al atrio de los sacerdotes y, penetrando en el Sancta, llamaba José, de la casa de David. La virgen se llama-
renovaban las brasas. Uno de los sacerdotes llevaba un incensario de oro, y ba María.
otro un vaso de oro con brasas encendidas, tomadas del altar de los holocaus- 28
Y entró donde ella estaba y le dijo:
tos. Después de adorar la divina Presencia, se retiraban, excepto el que estaba
—Dios te salve, llena de gracia, el Señor es
en el centro. Este era Zacarías. Al darse desde fuera la señal para ofrecer el
contigo. 29 Ella se turbó al oír estas palabras, y conside-
incienso, lo esparcía sobre el altar de los perfumes. En este momento, el pueblo
raba qué podía significar este saludo. 30 Y el ángel le di-
oraba fuera, uniéndose así el humo del incienso con la plegaria del pueblo, que
aquél significaba. Por eso se exigía que el rito fuese rápido. Luego debía salir y, jo:
unido con los oficiantes, se adelantaba hasta el atrio de Israel, donde daba la —No temas, María, porque has hallado gracia
bendición que se lee en el libro de los Nm 6, 24-26. delante de Dios: 31 concebirás en tu seno y darás a luz
Cuando Zacarías se queda solo en el Sancta es el momento de la apa- un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 32 Será grande
rición del ángel. Se le aparece a la "derecha" del altar, signo de dignidad (Dt 33, y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará
2; Sal 110, 1 etc.), por lo que venía a quedar entre éste y el candelabro de oro. el trono de David, su padre, 33 reinará eternamente so-
La reacción natural fue la de turbación: tuvo "temor". En Israel se pensaba que bre la casa de Jacob y su Reino no tendrá fin.
la visión del ángel de Dios, como su representante, podía causar la muerte.
34
María le dijo al ángel:
Acaso pasó todo esto por él. Pero el ángel le tranquilizó; pues, como dirá luego, —¿De qué modo se hará esto, pues no conozco
es portador de la "buena nueva" (εύαγγελισασθοκ)7. varón?
Al hilo del texto. 1) Al comenzar por el anuncio a Zacarías y no por el 35
Respondió el ángel y le dijo:
anuncio a María, el narrador muestra ya su interés teológico por el Templo y —El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el
Jerusalén: al final del evangelio nos mostrará a los apóstoles alabando a Dios poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso,
en el Templo. el que nacerá Santo será llamado Hijo de Dios. 36 Y ahí
tienes a Isabel, tu pariente, que en su ancianidad ha
7 SAGRADA BIBLIA, versión directa de las lenguas originales por Eloíno Nácar Fus-

ter y Alberto Colunga, Madrid, Biblioteca de autores Cristianos, 1991, in loc. En adelante, 8 SAGRADA BIBLIA. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, EUNSA, 19852, Pamplona, t. III, in
BAC. loc. En adelante, EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS.

—10—
concebido también un hijo, y la que llamaban estéril respecto a nacimientos en parejas estériles, no habla nunca de nacimiento sin
está ya en el sexto mes, 37 porque para Dios no hay na- unión conyugal. La pregunta de María muestra que está abierta a una revela-
da imposible. ción más alta. Su hijo será «Hijo de Dios», en el sentido fuerte, ya que es el
38
Dijo entonces María: Espíritu Santo el que provocará su concepción, sin unión conyugal. Juan fue
—He aquí la esclava del Señor, hágase en mí concebido por la unión de sus padres, una vez retirado por Dios el obstáculo de
según tu palabra. la esterilidad. El Espíritu Santo lo llenó para su futura misión, como un profeta.
Y el ángel se retiró de su presencia. Pero, en el caso de Jesús, es el Espíritu Santo el que está en el propio origen del
nacimiento, y por eso será «santo» (también aquí en el sentido fuerte: perte-
Lectura de conjunto. La escena no tiene lugar en el ámbito sagrado del neciente por completo a Dios). Lucas propone a Teófilo un relato que le confir-
Templo, sino en una ciudad de Galilea ignorada en el AT. Esta vez es la futura me en lo que ha aprendido sobre Cristo en la catequesis.
madre la que recibe el anuncio, tal como se encuentra a veces en relatos ante- 3) Tras la señal dada (el embarazo de Isabel), la respuesta de María
riores (Jue 13,2-5). Ella está sólo concedida en matrimonio, mientras que Isa- puede servir de referencia para cualquier acto de fe: fundamentarse en el
bel y Zacarías tienen una larga vida de pareja tras ellos. En las palabras del hecho de que no hay nada imposible para Dios (como Abrahán), saber inter-
ángel y en el «cómo» del nacimiento es como Lucas va a mostrar el misterio pretar los signos, reconocer la autenticidad de los mensajeros («según tu pala-
de Jesús. La respuesta de fe de María contrasta con la duda de Zacarías. bra»), situarse en su lugar en la relación con Dios y al servicio de su proyecto
María está ligada a un hombre de la casa de David, mientras que Za- («la esclava del Señor»).
carías y su mujer son de la descendencia de Aarón. El ángel precisa la identi- 4) El mensaje del ángel expresa la acción singular, soberana y omni-
dad de Jesús como mesías davídico e hijo del Altísimo (v. 32), santo e hijo de potente de Dios al encarnarse para nuestra salvación. Esta acción divina (cf v.
Dios (v. 35). Insiste en el papel que Dios quiere otorgarle: reinar para siempre 35) evoca la de la creación (cf Gn 1,2), cuando el Espíritu descendió sobre las
sobre la casa de Jacob, en el trono de David. Sin embargo, el lector no es infor- aguas para dar vida; y la del desierto, cuando creó al pueblo de Israel y hacía
mado de cómo se va a realizar eso. La nota final «y su reino no tendrá fin» se notar su presencia con una nube que cubría el Arca de la Alianza (cfr Ex 40,34-
desvía ligeramente de lo que precede; afirma una realidad futura que, de he- 36). La actitud de María, —una «virgen» de Nazaret (v. 27)— señala la corres-
cho, no depende verdaderamente del éxito o el fracaso del reinado sobre la pondencia de la criatura a la acción salvadora de Dios9.
casa de Jacob. 5) "Le dará el Señor Dios el trono de David, su padre". Desde la profecía
El evangelista destaca que José era "de la casa de David". Esto es por- de Natán (2S 7, 12-14) se sabía que el Mesías procedería de la casa de David.
que legal mente los derechos dinásticos venían al hijo por el padre. Pero que Tanto que "Hijo de David", como se ve en los evangelios, es el título más usual
María era de la casa de David es una enseñanza de la tradición cristiana. del Mesías. Pero por la expresión que aquí se lee, "su padre", se ve la depen-
La aparición del ángel es en su casa. Por los datos arqueológicos del dencia literal del vaticinio de Natán.
viejo Nazaret, debía de ser una especie de cueva o excavación, de una habita- "Reinará en la casa de Jacob". Es el universalismo mesiánico reuniendo
ción sola, y teniendo delante un relleno de piedras, que la cerraban, como fa- las doce tribus. Era obra del Mesías volver otra vez el judaísmo a la unidad
chada. primitiva e ideal (Is 49, 6; Si 48, 10). Era un tema que preocupaba hondamente
Al hilo del texto. 1) La revelación del ángel a María —y por tanto al al rabinismo10.
lector— es progresiva. En los vv. 30-33, ella es informada de que ha sido elegi- 6) En el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, a la pregunta
da para ser la madre del Mesías: los oráculos de Is 7,14 (donde es igualmente de por qué el Hijo de Dios se hizo hombre, responde: «El Hijo de Dios se en-
la madre la que da su nombre al hijo) y de Is 9,6 (con las fórmulas «trono de carnó en el seno de la Virgen María, por obra del Espíritu Santo, por nosotros
David» y «para siempre») constituyen su trasfondo. La expresión «hijo del Altí- los hombres y por nuestra salvación: es decir, para reconciliarnos a nosotros
simo» no va más allá de lo que prometió Dios a David para su hijo: «Yo seré
para él un padre y él será para mí un hijo » (2 Sam 7,14-16, donde también se
encuentran las palabras «[mantendré] para siempre su trono»).
2) Más que Zacarías, María puede extrañarse y preguntar si ella debe 9 SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EUNSA, 1999, in loc.
tomar alguna iniciativa, pues aunque el AT habla de intervenciones de Dios con 10 BAC, in loc.

—11—
pecadores con Dios, darnos a conocer su amor infinito, ser nuestro modelo de —Proclama mi alma las grandezas del Señor,
santidad y hacernos "partícipes de la naturaleza divina" (2P 1,4)»11. 47
y se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador:
7) Entonces se inquiere: «¿Qué significa la palabra "Encarnación"? La 48
porque ha puesto los ojos en la humildad de
Iglesia llama "Encarnación" al misterio de la unión admirable de la naturaleza su esclava; por eso desde ahora me llamarán bienaven-
divina y la naturaleza humana de Jesús en la única Persona divina del Verbo. turada todas las generaciones.
Para llevar a cabo nuestra salvación, el Hijo de Dios se ha hecho "carne" (Jn 49
Porque ha hecho en mí cosas grandes el To-
1,14), haciéndose verdaderamente hombre. La fe en la Encarnación es signo dopoderoso, cuyo nombre es Santo;
distintivo de la fe cristiana»12. 50
su misericordia se derrama de generación en
8) E inmediatamente se plantea la inquietud: «¿De qué modo Jesucris- generación sobre los que le temen.
to es verdadero Dios y verdadero hombre? En la unidad de su Persona divina, 51
Manifestó el poder de su brazo, dispersó a los
Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre, de manera indivisible. Él,
soberbios de corazón.
Hijo de Dios, "engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre", se ha 52
Derribó de su trono a los poderosos y ensalzó
hecho verdaderamente hombre, hermano nuestro, sin dejar con ello de ser
a los humildes.
Dios, nuestro Señor»13.
9) «La concepción virginal de Jesús significa que éste fue concebido en
53
Colmó de bienes a los hambrientos y a los ri-
el seno de la Virgen María sólo por el poder del Espíritu Santo, sin concurso de cos los despidió vacíos.
varón. Él es Hijo del Padre celestial según la naturaleza divina, e Hijo de María
54
Protegió a Israel su siervo, recordando su mi-
según la naturaleza humana, pero es propiamente Hijo de Dios según las dos sericordia,
naturalezas, al haber en Él una sola Persona, la divina»14.
55
como había prometido a nuestros padres,
Abrahán y su descendencia para siempre.
c) La visitación: María canta a su Salvador (1,39-56) 56
María permaneció con ella unos tres meses, y
39
Por aquellos días, María se levantó y marchó se volvió a su casa.
deprisa a la montaña, a una ciudad de Judá; 40 y entró Al hilo del texto. 1) En el rápido desplazamiento de María llevando a
en casa de Zacarías y saludó a Isabel. 41 Y cuando oyó Jesús en ella, ¿quiere ya Lucas preparar a su lector para la «carrera de la Pala-
Isabel el saludo de María, el niño saltó en su seno, e bra», de la que hablará sobre todo en los Hechos de los Apóstoles? El hecho de
Isabel quedó llena del Espíritu Santo; 42 y exclamando que se dirija a una ciudad de la montaña de Judea, ¿es una discreta anticipación
en voz alta, dijo: de la subida de Jesús a Jerusalén, que ocupará el centro del tercer evangelio?
—Bendita tú entre las mujeres y bendito es el 2) El narrador varía sus expresiones: el ángel había anunciado que Juan
fruto de tu vientre. 43 ¿De dónde a mí tanto bien, que se llenaría del Espíritu Santo desde el vientre de su madre; aquí, el niño da
venga la madre de mi Señor a visitarme? 44 Pues en saltos de alegría y es su madre la que se llena del Espíritu Santo para una
cuanto llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de go- especie de oráculo, igual que Zacarías lo será para profetizar un cántico (1,67-
zo en mi seno; 45 y bienaventurada tú, que has creído, 79). El comienzo del oráculo de Isabel, unido al principio del saludo de Gabriel
porque se cumplirán las cosas que se te han dicho de en Nazaret, constituye la primera parte del Ave María; buen ejemplo de un
parte del Señor. «efecto» de este texto a lo largo de los tiempos muy en la línea de las intencio-
nes de Lucas: que su lector experimente esa felicidad de reconocer la gran
46
María exclamó:
bendición de Dios sobre María, la gran bendición que constituye sobre todo
«el fruto de su vientre» (Jesús abandonará la tierra bendiciendo, Lc 24,50-51),
11 En adelante, Compendio, n. 85. felicidad de reconocer la presencia de «su Señor» cuando se encuentre con su
12 Ibídem, n. 86. madre en la oración.
13 Ibídem, n. 87.
14 Ibídem, n. 98.

—12—
3) El cántico está tejido con expresiones del AT, sobre todo del cánti- taña de Judea; 66 y cuantos los oían los grababan en su
co de Ana en 1 Sam 2,1-10. La primera parte es una acción de gracias, una ala- corazón, diciendo:
banza a Dios por sus beneficios: «Ha mirado la humillación de su esclava». La —¿Qué va a ser, entonces, este niño?
segunda parte es más bien un himno que celebra el tipo de acciones cuyo suje- Porque la mano del Señor estaba con él. […]
to es frecuentemente Dios. Lucas quizá adaptó un himno de la Iglesia de los 80
Mientras tanto el niño iba creciendo y se for-
comienzos, pero de origen judeocristiano, pues no se trata más que del cum- talecía en el espíritu, y habitaba en el desierto hasta el
plimiento de la promesa de Dios a Abrahán y a su descendencia. Con Martín tiempo en que debía darse a conocer a Israel.
Lutero podemos reconocer una relación entre las dos partes del cántico en el
hecho de que Dios ha puesto sus ojos no sobre una hija de Herodes, de Caifás Lectura de conjunto. El nacimiento de Juan se narra brevemente. Lo
o de un justo de alto rango, sino sobre una joven de humilde condición: es que le interesa al narrador es el cumplimiento del proyecto de Dios, e Isabel
también una manera de «dispersar a los orgullosos y derribar del trono a los es el personaje central. La circuncisión apenas se menciona, mientras que la
poderosos». cuestión del nombre que hay que dar al niño está más desarrollada, como
4) Las acciones de Dios en favor de los humildes y los hambrientos cumplimiento de la palabra del ángel a Zacarías (cf. 1,13). La pregunta de los
mencionadas aquí preparan al lector para la declaración-programa de Jesús en vecinos: «¿Qué será de este niño?», encuentra una respuesta parcial en la se-
Nazaret y para las bienaventuranzas, que en Lucas tienen una resonancia so- gunda parte del cántico profético de Zacarías: «y tú, niño, serás llamado profe-
cioeconómica más marcada que en Mt, Este aspecto «peligroso» del Magnificat ta del Altísimo» (por comparación, el ángel había dicho a María que su hijo
no ha escapado a algunos partidarios del «orden establecido» favorable a los sería llamado «hijo del Altísimo»). Así continúa Lucas afirmando dos modos de
poderosos y los ricos. revelación del proyecto de Dios: bien por un mensajero celestial, bien por una
inspiración del Espíritu Santo.
d) Nacimiento de Juan (1,57-80) Al hilo del texto. 1) La alegría de los vecinos y de la familia de Isabel
es una alegría de creyentes: en efecto, para el narrador, lo que ellos «cono-
57
Entretanto le llegó a Isabel el tiempo del par-
cen» es que ella ha tenido un niño, pero que «el Señor ha prodigado su miseri-
to, y dio a luz un hijo. 58 Y sus vecinos y parientes oye-
cordia con ella» (v. 58), la que había sido llamada «la estéril» (v. 36).
ron la gran misericordia que el Señor le había mostra-
2) Juan (hebreo Yojanán) significa «el Señor ha hecho gracia». Lucas
do y se congratulaban con ella. 59 El día octavo fueron pone de relieve la realización de la palabra del ángel a Zacarías; mientras que
a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de éste está mudo y sordo, la insistencia de la madre no puede ser más que de
su padre, Zacarías. 60 Pero su madre dijo: inspiración divina. La estupefacción de «todos» anuncia ya las conclusiones de
—De ninguna manera, sino que se llamará las escenas de milagro que recorren el evangelio. Esta extrañeza queda redo-
Juan. blada por otra parte por el temor cuando se abre la boca de Zacarías, y el texto
61
Y le dijeron: añade que se contaban estos acontecimientos. En el evangelio (cf. los pastores
—No hay nadie en tu familia que tenga este en 2, 17-18) o en los Hechos (cf. Hch 10,1-11, 15), la salvación se comunica
nombre. mediante relatos para llegar a los «corazones» (v. 66).
62
Al mismo tiempo preguntaban por señas a su
padre cómo quería que se le llamase. 63 Y él, pidiendo e) Nacimiento del Salvador (2,1-21)
una tablilla, escribió: «Juan es su nombre». Lo cual lle-
nó a todos de admiración. 64 En aquel momento reco- 2 1
En aquellos días se promulgó un edicto de
bró el habla, se soltó su lengua y hablaba bendiciendo César Augusto, para que se empadronase todo el
a Dios. 65 Y se apoderó de todos sus vecinos el temor y mundo. 2 Este primer empadronamiento se hizo cuan-
se comentaban estos acontecimientos por toda la mon- do Quirino era gobernador de Siria. 3 Todos iban a
inscribirse, cada uno a su ciudad. 4 José, como era de

—13—
la casa y familia de David, subió desde Nazaret, ciu- Cuando se cumplieron los ocho días para cir-
21

dad de Galilea, a la ciudad de David llamada Belén, en cuncidarle, le pusieron por nombre Jesús, como le ha-
Judea, 5 para empadronarse con María, su esposa, que bía llamado el ángel antes de que fuera concebido en el
estaba encinta. 6 Y cuando ellos se encontraban allí, le seno materno.
llegó la hora del parto, 7 y dio a luz a su hijo primogé- Lectura de conjunto. El texto está dividido en tres partes seguidas
nito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, por una breve conclusión: primero, el censo ordenado por César Augusto con-
porque no había lugar para ellos en el aposento. duce a Jesús hasta Belén (vv. 1-7); después, el anuncio a los pastores está se-
8
Había unos pastores por aquellos contornos, guido por el cántico de los ángeles (vv. 8-14); finalmente, los pastores que han
que dormían al raso y vigilaban por turno su rebaño ido a ver al Niño lo cuentan a otros (vv. 15-20). Como conclusión, circuncisión
durante la noche. 9 De improviso un ángel del Señor se y nombre (v. 21).
les presentó, y la gloria del Señor los rodeó de luz. Y se Al hilo del texto. 1) En 1,5 y 3,1 se mencionan reyes y gobernadores
llenaron de un gran temor. 10 El ángel les dijo: únicamente como marcadores históricos para el diseño divino. Por el contrario,
—No temáis. Mirad que vengo a anunciaros aquí el emperador Augusto resulta activo: toma la iniciativa política de un
una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: 11 hoy censo. Y el lector de preguntarse si ese poder humano inmenso (¡sobre «toda
os ha nacido, en la ciudad de David, el Salvador, que la tierra»!) va a contrarrestar el proyecto de Dios. En realidad está al servicio
es el Cristo, el Señor; 12 y esto os servirá de señal: en- de los planes del Cielo: Lucas no cita la profecía de Miq 5,1-7, pero su insisten-
contraréis a un niño envuelto en pañales y reclinado en cia en «la Ciudad de David» y en «la descendencia de David», así como la pro-
un pesebre. clamación de la «paz» por los ángeles, muestra que tiene el texto profético en
13
De pronto apareció junto al ángel una mu- mente.
chedumbre de la milicia celestial, que alababa a Dios 2) El texto no dice que fuera en una posada donde «no había sitio para
diciendo: ellos» (v. 7), sino en la «sala de huéspedes», es decir, la habitación principal de
14
«Gloria a Dios en las alturas una casa (las casas de esa época y de ese país estaban adosadas frecuentemen-
y paz en la tierra te a una gruta que servía de establo). Sin duda es la Ley de Moisés (la «impure-
a los hombres en los que Él se complace». za» de cuarenta días, es decir, el tabú que aísla y protege a la vez a la recién
15
Cuando los ángeles les dejaron, marchándose parida después de su pérdida de sangre, Lv 12,1-5; 15,19-28) la que explica el
retiro de María en el establo. Es la misma Ley de Moisés la que explica el tér-
hacia el cielo, los pastores se decían unos a otros:
mino «primogénito» (más exactamente, el hijo que debe ser «rescatado», Ex
—Vayamos a Belén para ver esto que ha ocu-
13,1-2.11-16). Pero como el narrador no menciona estas explicaciones de la
rrido y que el Señor nos ha manifestado.
Ley, el lector experimenta un fuerte contraste entre los términos grandiosos
16
Y vinieron presurosos y encontraron a María empleados por Gabriel para hablar a María de su futuro hijo y la pobreza o
y a José y al niño reclinado en el pesebre. 17 Al verlo, incluso la exclusión que parecen rodear su nacimiento.
reconocieron las cosas que les habían sido anunciadas 3) En cuanto a la fecha del nacimiento de Jesús: En Oriente se fijaba
sobre este niño. 18 Y todos los que lo oyeron se maravi- esta fecha el 20 de mayo, el 20 de abril o 17 de noviembre (Clemente R.). Pero
llaron de cuanto los pastores les habían dicho. 19 María llegó a prevalecer el 6 de enero la fiesta de las "Epifanías" (manifestaciones) del
guardaba todas estas cosas ponderándolas en su cora- Señor: conmemoración de su nacimiento, Magos y el bautismo. Esto vino a ser
zón. bastante general en el siglo IV. Las iglesias de Occidente no conocían en un
20
Los pastores regresaron, glorificando y ala- principio la fiesta de las "Epifanías", aunque se va introduciendo posteriormen-
bando a Dios por todo lo que habían oído y visto, se- te. Pero en 336, en la Depositio Martyrum filocaliana, se cita la Navidad de
gún les fue dicho. Cristo en 25 de diciembre (VII Callan.). ¿Por qué Roma fijó esta fecha? Aún no
se sabe.

—14—
Como hipótesis muy probable, dentro de la pedagogía de la Iglesia (Jn 1, 13) para "hacerse hijos de Dios" (Jn 1, 12). El Misterio de Navidad se
primitiva para desarraigar los restos paganos, está que el 25 de diciembre se realiza en nosotros cuando Cristo "toma forma" en nosotros (Ga 4, 19). Navi-
celebraba la fiesta pagana "Natalis Invicti", del Sol que nace. Son los cultos de dad es el Misterio de este "admirable intercambio"» 18.
Mitra, que tanto influjo tuvieron en aquella época. Así se sustituiría esta festi- 8) «La Circuncisión de Jesús, al octavo día de su nacimiento (cf. Lc 2,
vidad pagana del Sol por la de Cristo, como "luz del mundo". En Roma, en oca- 21) es señal de su inserción en la descendencia de Abraham, en el pueblo de la
sión parecida, para desarraigar las fiestas paganas, del 25 de abril, se sustituyó Alianza, de su sometimiento a la Ley (cf. Ga 4, 4) y de su consagración al culto
el cortejo que iba al puente Milvio por un cortejo cristiano que iba al Vaticano, de Israel en el que participará durante toda su vida. Este signo prefigura "la
para celebrar la misa en el sepulcro del Apóstol15. circuncisión en Cristo" que es el Bautismo (Col 2, 11-13)»19.
4) En el siglo I, el poeta latino Virgilio (Églogas, 4) veía a los pastores
como gentes simples e inocentes, mientras que los rabinos judíos los conside- f) En el Templo, Simeón canta la salvación (2,22-40)
raban como ladrones y gente impura. Lucas los ve sobre todo como pobres. La Y cumplidos los días de su purificación se-
22

«buena nueva» (v. 10) anunciada por el ángel a los pastores, Jesús la dirá gún la Ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para pre-
«anunciada a los pobres» (7,22). Pero no hay nada de exclusivo: esto «será una sentarlo al Señor, 23 como está mandado en la Ley del
gran alegría para todo el pueblo». Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor; 24
Estos pastores no eran de Belén, sino trashumantes, ya que los gana- y para presentar como ofrenda un par de tórtolas o dos
dos de las gentes de los pueblos los volvían a la noche a sus establos, mientras
pichones, según lo mandado en la Ley del Señor.
que los de los trashumantes suelen estar allí hasta las primeras lluvias, que 25
Había por entonces en Jerusalén un hombre
pueden venir de mediados de noviembre a mediados de enero. La temperatura
llamado Simeón. Este hombre, justo y temeroso de
puede ser suave16.
5) Los títulos dados por el ángel al niño son anticipaciones de la fe
Dios, esperaba la consolación de Israel, y el Espíritu
pascual. Teófilo los ha aprendido en la catequesis. «Dios hizo Señor y Cristo a Santo estaba en él. 26 Había recibido la revelación del
este Jesús a quien vosotros crucificasteis» (Hch 2,36). «Dios lo elevó por su Espíritu Santo de que no moriría antes de ver al Cristo
diestra como Príncipe y Salvador» (Hch 5,31). María había cantado: «Dios [su] del Señor. 27 Así, vino al Templo movido por el Espíri-
Salvador»; Zacarías había empleado tres veces el término «salvación» en su tu. Y al entrar los padres con el niño Jesús, para cum-
cántico. Ahora es el Mesías (el Cristo) quien recibe dos nombres hasta enton- plir lo que prescribía la Ley sobre él, 28 lo tomó en sus
ces reservados a Dios: «Señor» (traducción del Nombre impronunciable) y brazos y bendijo a Dios diciendo:
«Salvador».
29
—Ahora, Señor, puedes dejar a tu siervo irse en
6) «Gloria a Dios en las alturas…». El sentido del cántico es la glorifica- paz, según tu palabra:
30
ción que tiene Dios, que se lo supone viviendo en el cielo, al comenzar la obra porque mis ojos han visto tu salvación,
31
redentora, con el Mesías en la tierra, y por lo cual se sigue la "paz", que para el la que has preparado ante la faz de todos los pue-
judío es la suma de todos los bienes, y aquí es la suma de todos los bienes me- blos:
32
siánicos, que se van a dispensar a los hombres de "buena voluntad" para aque- luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pue-
llos que van a tomar partido por Cristo cuando aparezca en su vida pública, blo Israel.
como "señal de contradicción"17. 33
Su padre y su madre estaban admirados por
7) «"Hacerse niño" con relación a Dios es la condición para entrar en las cosas que se decían de él.
el Reino (cf. Mt 18, 3-4); para eso es necesario abajarse (cf. Mt 23, 12), hacerse 34
Simeón los bendijo y le dijo a María, su ma-
pequeño; más todavía: es necesario "nacer de lo alto" (Jn 3, 7), "nacer de Dios" dre:
15 BAC, in loc.
16 Ibidem. 18 Catecismo, n. 526.
17 Ibidem. 19 Catecismo, n. 529.

—15—
—Mira, éste ha sido puesto para ruina y resu- 4) La «espada» que traspasará el alma de María ha de ser vinculada a
rrección de muchos en Israel, y para signo de contra- «la caída de muchos en Israel» y a la revelación de los «pensamientos secretos
dicción 35—y a tu misma alma la traspasará una espa- de muchos»; es decir, del endurecimiento frente a la Buena Nueva. María
da—, a fin de que se descubran los pensamientos de sufrirá al ver a su hijo, el Mesías, «consuelo de Israel», convertirse en un signo
muchos corazones. […]. de contradicción.
39
Cuando cumplieron todas las cosas manda- g) En el Templo, la primera palabra (2,41-52)
das en la Ley del Señor, regresaron a Galilea, a su ciu-
dad de Nazaret. 40 El niño iba creciendo y fortalecién- 41
Sus padres iban todos los años a Jerusalén
dose lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba en para la fiesta de la Pascua. 42 Y cuando tuvo doce años,
él. subieron a la fiesta, como era costumbre. 43 Pasados
aquellos días, al regresar, el niño Jesús se quedó en Je-
Lectura de conjunto. El episodio está enmarcado por la observancia
rusalén sin que lo advirtiesen sus padres. 44 Suponien-
de «la Ley» de Moisés (v. 22) o del Señor (v. 39; cf. también v. 27). Dentro de
do que iba en la caravana, hicieron un día de camino
esta inclusión, el narrador presenta primero el encuentro con Simeón y des-
pués con Ana. En el primer encuentro: presentación de Simeón (vv. 25-26),
buscándolo entre los parientes y conocidos, 45 y al no
encuentro (vv. 27-28), cántico (vv. 29-32), reacción de los padres (v. 33) y encontrarlo, volvieron a Jerusalén en su busca. 46 Y al
oráculo de Simeón para María (vv. 34-35). El segundo encuentro es más sucin- cabo de tres días lo encontraron en el Templo, sentado
to: presentación de Ana (vv. 36-37) y triple acción de la profetisa (llegada, cele- en medio de los doctores, escuchándoles y preguntán-
bración de Dios y palabras a los que esperan el rescate de Jerusalén, v. 38). doles. 47 Cuantos le oían quedaban admirados de su
Al hilo del texto. 1) El primer episodio del evangelio de la infancia se sabiduría y de sus respuestas. 48 Al verlo se maravilla-
situaba en el Templo, los cuatro siguientes en casas o en un establo, los dos ron, y le dijo su madre:
últimos se desarrollan de nuevo en el Templo. Hasta en los Hechos, Lucas —Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira que
proseguirá este juego de significados entre «la casa» y «el Templo». En ambos tu padre y yo, angustiados, te buscábamos.
lugares se producen revelaciones del proyecto de Dios o interpretaciones cre- 49
Y él les dijo:
yentes de los acontecimientos. Pero el Templo también puede convertirse en —¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es
el lugar de las acusaciones contra Jesús, Esteban, Pablo... Aquí, por primera necesario que yo esté en las cosas de mi Padre?
vez, se perfila el aspecto dramático de los acontecimientos futuros. 50
Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.
2) Lucas mostrará, hasta el final de los Hechos, que, si hubo ruptura 51
Bajó con ellos, vino a Nazaret y les estaba su-
entre la novedad de Cristo y el judaísmo, no es por culpa de los cristianos jeto. Y su madre guardaba todas estas cosas en su co-
judíos, que siempre respetaron lo esencial de la Ley de Moisés (como aquí los razón. 52 Y Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gra-
padres de Jesús). Al no ser él mismo judío, quizá confunda la purificación de la cia delante de Dios y de los hombres.
madre y el rescate del primogénito (habla de «su purificación»). Pero es el
único lugar del evangelio de la infancia donde tiene cuidado de citar explícita- Al hilo del texto. 1) El contexto de la Pascua, la desaparición de Jesús,
mente dos textos de la Escritura (el segundo indica discretamente que María y la búsqueda angustiosa, la mención de los «tres días», la situación de este texto
José forman parte de gente de condición modesta). al final del evangelio de la Infancia, todos estos elementos invitan a pensar
3) Incluso María se extraña de lo que se dice del Niño. Sin embargo, el que Lucas ha querido evocar solapadamente la última Pascua de Jesús.
lector recuerda las informaciones proporcionadas por Gabriel. Por tanto, su 2) Hoy en día es con trece años, después de haber leído públicamente
extrañeza debe provenir de esas palabras de Simeón: «Luz para alumbrar a las un pasaje de la Escritura en una Sinagoga (ceremonia de la bar mitsvá, «hijo del
naciones paganas»; no se trata solamente de «reinar sobre la casa de Jacob» mandamiento», sometido al mandamiento), cuando los jóvenes judíos son
(1,33). Aquí se siente apuntar la cuestión de la evangelización de los no judíos. considerados adultos, con la obligación de observar la Ley. Esta ceremonia aún

—16—
no existía en el siglo I, pero Lucas sugiere que Jesús, antes de ser un adulto, ya En la humanidad de Jesús había tres clases de ciencia: 1. la ciencia de
tenía el sentido de las cosas de Dios más que los maestros. los bienaventurados (visión de la esencia divina) en razón de la unión hipostá-
3) «Tu padre y yo». El narrador acentúa el contraste entre el Padre del tica (unión de la naturaleza humana de Cristo con la divina en la única persona
cielo y el que, en la tierra, tiene la responsabilidad de este niño. «¿Por qué me del Verbo). Esta ciencia no podía crecer. 2. la ciencia infusa, que perfeccionaba
buscabais?». Es inútil buscar explicaciones psicológicas a esta aparente dureza su inteligencia y por la que conocía todas las cosas, incluso las ocultas, como
de Jesús como respuesta a la pregunta natural de su madre. El narrador subra- leer en los corazones de los hombres. Esta ciencia tampoco podía aumentar. 3.
ya que Jesús no depende de ninguna autoridad humana cuando llegue la hora la ciencia adquirida, por la cual, como los demás hombres, adquiría nuevos
de su misión: saldrá del marco familiar y las gentes de Nazaret ya no podrán conocimientos a partir de las experiencias sensibles. Esta evidentemente crecía
retenerlo para beneficiarse exclusivamente de sus milagros (4,23). con el paso de los años.
4) «En las cosas de mi Padre». La primera palabra de Jesús sobre sí En cuanto a la gracia, propiamente hablando, Jesús no podía crecer.
mismo, cuando toma el relevo de las revelaciones que el lector ha escuchado Desde el primer instante de su concepción tenía la gracia en toda su plenitud;
sobre él por los ángeles, Isabel o Simeón, cuando él mismo se convierte en esta plenitud deriva de poseer el principio de la gracia en razón de la unión
intérprete del proyecto de Dios, es para expresar su relación única con Dios, hipostática. Según explica Santo Tomás: «El fin de la gracia es la unión de la
como Hijo. La última palabra de su vida terrena, en Lc 23,46, será para entregar criatura racional con Dios, y no puede haber ni puede entenderse una unión
su espíritu en las manos del Padre. más íntima de la criatura racional con Dios que la que se da en la persona de
5) El lector puede sorprenderse de que la respuesta de Jesús no sea Cristo (...). Es pues evidente que la gracia de Cristo no pudo aumentar por parte
comprendida. Si no por José, al menos por María, la cual al principio «sabía» de la misma gracia. Ni tampoco pudo aumentar por parte de Cristo en cuanto
desde la anunciación que su hijo sería llamado Hijo de Dios. Pero ella ignoraba hombre que fue verdadera y plenamente comprehensor, bienaventurado, des-
cuándo y cómo. ¿No podríamos decir a medida que se es creyente se es más de el primer instante de su concepción. Por tanto no pudo aumentar en el Él la
sensible a las sorpresas de Dios? El narrador dice que «María guardaba estas gracia»21.
cosas en su corazón». Igual que después de la visita de los pastores: al relacio- Puede hablarse, no obstante, de un crecimiento en gracia según los
nar las palabras y los acontecimientos es cuando poco a poco se esboza un efectos. En todo caso, nos encontramos aquí ante uno de los misterios de la fe
sentido para la fe. que exceden nuestra inteligencia. ¡Qué pequeño sería Dios si nosotros lo pudié-
6) «Y les estaba sujeto» (v. 51). Jesús, como cualquier niño normal, ramos entender y explicar perfectamente! Cristo ocultando su poder y sabidu-
obedece a su Madre y a José, su padre adoptivo. «Durante la vida oculta en ría infinitas, haciéndose Niño, ¡qué gran lección es para nuestro orgullo! 22.
Nazaret, Jesús permanece en el silencio de una existencia ordinaria. Nos per-
mite así entrar en comunión con Él en la santidad de la vida cotidiana, hecha Conclusión del evangelio de la infancia
de oración, sencillez, trabajo y amor familiar. La sumisión a María y a José, su Al final de estas primeras páginas, Teófilo puede reconocer que la fe
padre legal, es imagen de la obediencia filial de Jesús al Padre. María y José, pascual de su Iglesia es sólida: Jesús no es solamente Cristo y Señor, Salvador,
con su fe, acogen el misterio de Jesús, aunque no siempre lo comprendan»20. por el hecho de su resurrección. De forma narrativa, Lucas le dice que Jesús ha
7) Lc 2, 52. Según su naturaleza humana Jesús Niño crecía como uno sido eso desde su nacimiento. Este relato le muestra también cómo profundi-
de nosotros. El crecimiento en sabiduría ha de entenderse en cuanto a la cien- zar en su fe: por una parte, leyendo en las Escrituras el comienzo del proyecto
cia experimental: los conocimientos adquiridos por su entendimiento humano de Dios de salvar a la humanidad y el anuncio del Mesías; por otra, sabiendo
a partir de las cosas sensibles y de la experiencia de la vida. También cabe ha- también interpretar, gracias al Espíritu Santo, los acontecimientos, con sus
blar de aumento de sabiduría y de gracia según los-efectos o manifestaciones sorpresas, meditándolos en su corazón, como María. Esto vale también para el
externas; en este aspecto Cristo realizaba obras siempre perfectas en relación lector cristiano del siglo XXI.
con su edad.

21 Suma de Teología III, q. 7, a. 12.


20 Compendio, n. 104. 22 Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc.

—17—
2. La salvación se prepara: el Espíritu Santo orienta tros: «Tenemos por padre a Abrahán». Porque os ase-
guro que Dios puede hacer surgir de estas piedras hijos
a Jesús (3,1-4,30) de Abrahán. 9 Además, ya está el hacha puesta junto a
Lucas continúa contando cómo entra la salvación en la historia huma- la raíz de los árboles. Por tanto, todo árbol que no da
na. Para estos episodios que constituyen el pórtico del ministerio de Jesús, la buen fruto se corta y se arroja al fuego.
indicación histórica es más extensa y más solemne (siete personajes en 3,1-2 10
Las muchedumbres le preguntaban:
contra dos en 2,1-2, y uno solo en 1,5). Lucas muestra en primer lugar la activi-
—Entonces, ¿qué debemos hacer?
dad de Juan Bautista. Mediante un procedimiento literario particular, antes de 11
Él les contestaba:
señalar el bautismo de Jesús cuenta brevemente el encarcelamiento de Juan;
—El que tiene dos túnicas, que le dé al que no
es un poco como si quisiera liberar la escena para la entrada de Jesús, Hay una
tiene; y el que tiene alimentos, que haga lo mismo.
cita explícita de Isaías a propósito de la función de Juan al comienzo (Lc 3,4-6),
otra del mismo profeta a propósito de la misión de Jesús al final (Lc 4,18-19) y
12
Llegaron también unos publicanos para bau-
varios textos de la Escritura en el relato de las tentaciones (Lc 4,3-12). tizarse y le dijeron:
—Maestro, ¿qué debemos hacer?
a) Juan anuncia a Aquel que dará el Espíritu (3,1-20) 13
Y él les contestó:
—No exijáis más de lo que se os ha señalado.
3 1
El año decimoquinto del imperio de Tibe-
14
Asimismo le preguntaban los soldados:
rio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, —Y nosotros, ¿qué tenemos que hacer?
Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Filipo tetrar- Y les dijo:
ca de Iturea y de la región de Traconítide, y Lisanias —No hagáis extorsión a nadie, ni denunciéis
tetrarca de Abilene, 2 bajo el sumo sacerdote Anás y con falsedad, y contentaos con vuestras pagas.
Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, el hijo de
15
Como el pueblo estaba expectante y todos se
Zacarías, en el desierto. 3 Y recorrió toda la región del preguntaban en su interior si acaso Juan no sería el
Jordán predicando un bautismo de penitencia para Cristo, 16 Juan salió al paso diciéndoles a todos:
remisión de los pecados, 4 tal como está escrito en el —Yo os bautizo con agua; pero viene el que es
libro de los oráculos del profeta Isaías: más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar-
Voz del que clama en el desierto: le la correa de las sandalias: él os bautizará en el Espí-
«Preparad el camino del Señor, ritu Santo y en fuego. 17 Él tiene el bieldo en su mano,
haced rectas sus sendas. para limpiar su era y recoger el trigo en su granero, y
5
Todo valle será rellenado, quemará la paja con un fuego que no se apaga.
y todo monte y colina allanados;
18
Con estas y otras muchas exhortaciones
los caminos torcidos serán rectos, anunciaba al pueblo la buena nueva.
y los caminos escarpados serán llanos.
19
Pero el tetrarca Herodes, al ser reprendido
6
Y todo hombre verá la salvación de Dios». por él a causa de Herodías, la mujer de su hermano, y
7
Y decía a las muchedumbres que acudían pa- por todas las maldades que había cometido Herodes, 20
ra que los bautizara: añadió esta otra a las demás: metió a Juan en la cárcel.
—Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a Lectura de conjunto. Lucas no describe la austeridad de Juan, que le
huir de la ira que va a venir? 8 Dad, por tanto, frutos hace parecerse a Elías. El ángel ya había dicho a Zacarías: «Marchará delante
dignos de penitencia, y no empecéis a decir entre voso- con el espíritu y el poder de Elías» (1,17); aunque, para Lucas, Elías es sobre

—18—
todo una figura de Jesús (cf. 4,25-26). Por el contrario, el evangelista expone el ción, se abrió el cielo 22 y bajó el Espíritu Santo sobre
mensaje moral del nuevo profeta que no se dirige, según parece, sólo a los él en forma corporal, como una paloma. Y se oyó una
judíos —nuevo indicio de apertura a la salvación de las naciones—: las exigen- voz que venía del cielo:
cias de justicia y de solidaridad conciernen a los paganos tanto como a aque- —Tú eres mi Hijo, el Amado, en ti me he
llos que se honran de ser los hijos de Abrahán. En el final del discurso del pre- complacido.
cursor, Lucas está próximo al cuarto evangelio: Juan niega ser el Mesías; y Lucas
coincide con la tradición común para el anuncio «del que viene». Juan es encar- El comienzo de este texto (vv. 21-22) se relaciona bien con la predica-
celado por haberse atrevido a enfrentarse, siempre en el terreno moral, a un ción de Juan por la mención del Espíritu. Pero también se relaciona con la ge-
hombre poderoso, Herodes Antipas. nealogía de Jesús por el eco que existe entre el final de ésta: «… [hijo] de Adán,
Al hilo del texto. 1) He aquí que sus jefes —cuya función será particu- [hijo] de Dios» (v. 38), y la revelación de la voz celestial. «Tú eres mi Hijo» (v.
larmente importante durante la pasión— entran en escena. Caifás es el sumo 22).
sacerdote designado por el poder romano durante los años 18 a 36; Anás, su Lectura de conjunto. «... se abrió el cielo y bajó el Espíritu Santo... y se
suegro, después de haber sido él mismo sumo sacerdote durante los años 6 a oyó una voz que venía del cielo...». Esto es lo esencial para Lucas. La importan-
15, sigue siendo influyente. cia del acontecimiento para la misión está subrayada por el hecho de que
2) Después de la llamada general a la urgencia de la conversión, el na- Jesús está en oración (como antes de la elección de los Doce en 6,12-13). El
rrador introduce las preguntas de los oyentes. La primera pregunta procede de resto («habiendo sido todo el pueblo bautizado, y habiendo sido bautizado
la «muchedumbre» y la respuesta concierne a todo el mundo: es una incitación Jesús») forma parte ya del pasado, como el propio Juan, aunque esto cumpla la
positiva a la solidaridad y a compartir. Las dos preguntas siguientes son expre- palabra del ángel a Zacarías: «preparar un pueblo bien dispuesto» (1,17).
sadas por grupos específicos: las respuestas de Juan ponen el dedo en la llaga Es en medio de este pueblo, y para él, cuando Jesús recibe ahora su
de las fechorías de los recaudadores de impuestos y los militares, que, cierta- misión. Dirigiéndose a Jesús, una voz procedente del cielo afirma: «Tú eres mi
mente, pesan ante todo sobre los pobres. Entre el Magníficat y las bienaven- Hijo...», lo que Jesús ya sabía (2,49). Según un gran número de manuscritos, la
turanzas, Lucas no olvida el contenido social de la Buena Nueva. voz añade: «...yo te he engendrado hoy». La palabra del Sal 2,7 es un decreto
3) En el v. 18, Lucas califica la predicación de Juan de anuncio de la de Dios para la coronación de un nuevo rey, hijo de David. Así pues, Dios con-
«Buena Nueva» al pueblo (fórmula ausente de Mc y Mt). En general, Lucas firma a Jesús la misión de inaugurar la Buena Nueva del Reino. La observa-
está preocupado por situar a Jesús por encima de Juan, pero, al mismo tiem- ción: «Cuando comenzó, Jesús tenía alrededor de treinta años» (v. 23), recuer-
po, tanto en su evangelio como en los Hechos de los Apóstoles, no teme insistir da por otra parte la edad de David cuando se convirtió en rey (2 Sam 5,4). El
en la predicación y el bautismo de Juan. Sin embargo, aquí evita decir que ángel había dicho a María que su hijo, «Hijo del Altísimo», recibiría el «trono de
Juan anunciaba la Buena Nueva «del Reino» (como Jesús en 4,43). Para Lucas, David, su padre» (1,2): la genealogía va a pasar por David (3,31) para remontar-
Juan es un modelo para los predicadores cristianos de la Iglesia, no un rival se más allá.
para Jesús. Esta «entronización» es también una unción: David fue «ungido» (2
4) Herodes Antipas (hijo de Herodes el Grande) encarcela a Juan. El Sam 5,3). Ahora bien, en Hch 4,27-28 (que cita otros versículos del mismo Sal 2)
historiador judío Flavio Josefo indica una razón más política: temía disturbios y en Hch 10,38 (que menciona al Espíritu Santo), Lucas escribirá que Dios había
ante la gran fuerza de persuasión de Juan. No aparece aquí el episodio de la «ungido» a Jesús. Y en 4,18 se apresta a poner en labios de Jesús: «El Espíritu
hija de Herodías (llamada Salomé por Flavio Josefo) referido por Mc. El narra- del Señor está sobre mí, porque me ha ungido» (cita de Is 61,1).
dor presenta el arresto de Juan como una fechoría más por parte de un hom- Al hilo del texto. 1) Es posible que Lucas piense en Is 63,19: «Ay, si
bre cruel, que aparecerá de nuevo como tal en el relato, y eso hasta la pasión. desgarraras [griego: abrieras] los cielos y descendieras...», ardiente oración
para la renovación de las maravillas del Éxodo (cf Lc 9,31).
b) El Espíritu Santo desciende sobre Jesús (3,21-22) 2) Lucas subraya el aspecto físico de la paloma (v. 22), pero toma la
precaución de emplear un «como», para invitar que su lector vaya más allá de
Se estaba bautizando todo el pueblo. Y
21
la letra del texto. No obstante, el simbolismo sigue siendo oscuro. A veces el
cuando Jesús fue bautizado, mientras estaba en ora- pueblo de Israel es comparado con una paloma (Os 11,11): ¿remite aquí el

—19—
símbolo a la formación, mediante el Espíritu, del pueblo del Mesías? En Pen- 3
Entonces le dijo el diablo:
tecostés, el otro símbolo, el de las «lenguas» de fuego (Hch 2,3), ¿remitiría de —Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se
igual modo a la acción de profetizar? convierta en pan.
3) «El bautismo de Jesús es, por su parte, la aceptación y la inaugura- 4
Y Jesús le respondió:
ción de su misión de Siervo doliente. Se deja contar entre los pecadores (cf. Is —Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre.
53, 12); es ya "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Jn 1, 29); 5
Después el diablo lo llevó a un lugar elevado
anticipa ya el "bautismo" de su muerte sangrienta (cf Mc 10, 38; Lc 12, 50). y le mostró todos los reinos de la superficie de la tierra
Viene ya a "cumplir toda justicia" (Mt 3, 15), es decir, se somete enteramente a en un instante 6 y le dijo:
la voluntad de su Padre: por amor acepta el bautismo de muerte para la remi- —Te daré todo este poder y su gloria, porque
sión de nuestros pecados (cf. Mt 26, 39). A esta aceptación responde la voz del
me han sido entregados y los doy a quien quiero. 7 Por
Padre que pone toda su complacencia en su Hijo (cf. Lc 3, 22; Is 42, 1). El Espíri-
tanto, si me adoras, todo será tuyo.
tu que Jesús posee en plenitud desde su concepción viene a "posarse" sobre él 8
Y Jesús le respondió:
(Jn 1, 32 - 33; cf. Is 11, 2). De él manará este Espíritu para toda la humanidad.
En su bautismo, "se abrieron los cielos" (Mt 3, 16) que el pecado de Adán había
—Escrito está:
cerrado; y las aguas fueron santificadas por el descenso de Jesús y del Espíritu
Adorarás al Señor tu Dios y solamente a Él darás
como preludio de la nueva creación»23. culto.
«Por el bautismo, el cristiano se asimila sacramentalmente a Jesús
9
Entonces lo llevó a Jerusalén, lo puso sobre el
que anticipa en su bautismo su muerte y su resurrección: debe entrar en este pináculo del Templo 10 y le dijo:
misterio de rebajamiento humilde y de arrepentimiento, descender al agua —Si eres Hijo de Dios, arrójate de aquí abajo,
con Jesús, para subir con él, renacer del agua y del Espíritu para convertirse, en porque escrito está:
el Hijo, en hijo amado del Padre y "vivir una vida nueva" (Rm 6, 4)»24. Dará órdenes a sus ángeles sobre ti para que te prote-
4) La genealogía de Lucas —que no hemos citado aquí— se remonta jan 11 y te lleven en sus manos, no sea que tropiece tu pie con-
hasta Adán, mientras que la de Mt desciende a partir de Abrahán. Aquí co- tra alguna piedra.
mienza por las apariencias («... hijo, según se creía, de José») para remontarse 12
Y Jesús le respondió:
hasta una filiación cada vez más profunda («... de David, de Abrahán…, de —Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios.
Adán, ...de Dios»). Lucas, influido quizá por el tema paulino del nuevo Adán, 13
Y terminada toda tentación, el diablo se
ha querido subrayar que Jesús no pertenece sólo a los descendientes de apartó de él hasta el momento oportuno.
Abrahán, sino a toda la humanidad. En todo caso, ha utilizado una fuente judía
diferente a la de Mt para la parte que se remonta desde José a David, siendo Así pues, Jesús ha recibido la investidura real mesiánica y es Hijo de
éste el único rey de la lista. Dios —el lector lo sabe— en un sentido mucho más elevado de lo que se espe-
raba del Mesías. El narrador va a mostrar sus consecuencias: Jesús rechazará
c) El Espíritu conduce a Jesús al desierto (4,1-13) una falsa comprensión de la manera en que debe comportarse el Hijo de Dios
en este mundo; después presentará su propio programa en la sinagoga de
4
Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó del
1 Nazaret. La escena de las tentaciones es más que una serie de rechazos: Jesús
ya hace allí elecciones de vida decisivas.
Jordán y fue conducido por el Espíritu al desierto 2
Lectura de conjunto. Utilizando la misma fuente que Mt, es sin duda
donde estuvo cuarenta días y fue tentado por el diablo.
Lucas el que ha cambiado el orden de la segunda y la tercera tentación. En
No comió nada en estos días, y al final sintió hambre. efecto, situar la última en Jerusalén, antes de decir que el diablo volverá en un
determinado momento, se corresponde con la importancia de la subida de
23 Catecismo, n. 536. Jesús a Jerusalén y de su entrada en la gloria a través del sufrimiento y la
24 Ibídem, n. 537. muerte. Desde un punto de vista histórico, la fuente utilizada por Mt y Lc da

—20—
cuenta de lo esencial de las tentaciones de Jesús durante su ministerio y de la El milagro en la Biblia es un hecho extraordinario y maravilloso, que
constancia con la cual se resistió a ellas. Desde un punto de vista narrativo, realiza Dios para hacer comprender la palabra o acción divinas. No se da como
Lucas prepara al lector para la escena de Nazaret que vendrá a continuación: un despliegue aislado de la fuerza de Dios, sino como algo que forma parte de
Jesús podrá dar muestras allí de una visión clara de su misión, porque, condu- la obra de la Redención. La propuesta del demonio en esta tentación no tenía
cido por el Espíritu Santo, primero ha delimitado durante cuarenta días en el razón de ser dentro del plan de redención, ya que iría en beneficio exclusivo de
desierto lo que no va a ser. Jesús. Con su intento el diablo parece querer cerciorarse de si Jesús es verda-
«Los evangelistas indican el sentido salvífico de este acontecimiento deramente «Hijo de Dios», pues, si bien es verdad que se muestra informado
misterioso. Jesús es el nuevo Adán que permaneció fiel allí donde el primero de la voz del cielo en el bautismo, ve un contrasentido en que sea Hijo de Dios
sucumbió a la tentación. Jesús cumplió perfectamente la vocación de Israel: al y, por otra parte, sienta hambre. Con su postura ante la tentación, Jesús viene a
contrario de los que anteriormente provocaron a Dios durante cuarenta años enseñarnos que nuestras peticiones a Dios no deben ser en primer lugar acerca
por el desierto (cf. Sal 95, 10), Cristo se revela como el Siervo de Dios total- de las cosas que se pueden conseguir con el esfuerzo personal, ni de las que
mente obediente a la voluntad divina. En esto Jesús es vencedor del diablo; él van exclusivamente en beneficio propio; sino más bien de las que van encami-
ha "atado al hombre fuerte" para despojarle de lo que se había apropiado (Mc nadas a la santidad.
3, 27). La victoria de Jesús en el desierto sobre el Tentador es un anticipo de la La respuesta de Jesús es un acto de confianza en la providencia pater-
victoria de la Pasión, suprema obediencia de su amor filial al Padre»25. nal de Dios. Quien le ha impulsado a ir al desierto, como preparación de su
Al hilo del texto. 1) Después de la genealogía, Lucas vincula las esce- obra mesiánica, se ocupará de que Jesús no fenezca. La idea queda subrayada
nas del bautismo y de las tentaciones haciendo referencia al Espíritu Santo en cuanto que la respuesta de Jesús es una evocación de Dt 8, 3, donde se
(4,1), de igual manera que, más tarde, vinculará las tentaciones y la misión recuerda a los hijos de Israel cómo Yahwéh los alimentó milagrosamente con el
(4,14 y 18). Conducido por el Espíritu, Jesús es probado durante cuarenta días; maná en el desierto. Así, pues, Jesús, en contraste con el antiguo Israel que se
los israelitas del Éxodo, conducidos por la columna de nube, murmuraron du- impacientó ante el hambre en el desierto, deja confiadamente su cuidado en la
rante cuarenta años contra Dios. La victoria de Jesús sobre el diablo prepara al providencia de su Padre. Las palabras de Dt 8, 3 que pronuncia Jesús asocian las
lector para que capte mejor su orden al espíritu impuro de Cafarnaúm: «¡Cálla- imágenes de pan y palabra como salidos ambos de la boca de Dios: Dios habla y
te y sal de ese hombre!» (4,35), así como a todos los exorcismos. da su Ley; Dios habla y hace surgir el alimento del maná.
El diablo significa, conforme a su etimología (διάβολος), arrojador, en Por otro lado, el maná como imagen o tipo de la Eucaristía es normal
sentido de acusador, calumniador o tentador. Su oficio es triple en la literatura en el NT (cfr p. ej. Jn 6, 32-58) y en toda la Tradición cristiana27.
rabínica: solicitar al hombre al pecado (Za 3, 1; Jb 2, 6ss), acusarlo luego ante el 3) La segunda tentación es quizá la más fuerte. En el Sal 2,7-9, después
tribunal de Dios y aplicar la muerte en castigo al pecado; de ahí llamarle «el de haber dicho al rey, su Ungido: «Tú eres mi hijo…», Dios le hace esta invita-
ángel de la muerte»26. ción: «Pídemelo y te daré en herencia las naciones, los confines de la tierra
2) La primera tentación (el hambre) parece más personal, al igual que como posesión; los quebrarás con cetro de hierro...». Esta tentación puede
las otras es una tentación mesiánica, como lo mostrará después la multiplica- considerarse como la más típicamente pseudomesiánica: consiste en inducir a
ción de los panes. Jesús había ayunado durante cuarenta días y cuarenta no- Jesús a que se apropie la función de rey mesiánico terreno, según el sentir muy
ches. Como es lógico, siente un hambre muy intensa y el diablo aprovecha la generalizado de la época. La respuesta enérgica del Señor, «apártate, Satanás»,
ocasión para tentarle. Ante la tentación el Señor reacciona rechazándola y es una repulsa sin contemplaciones del mesianismo temporalista, esto es, de la
emplea para esto una frase del Deuteronomio (Dt 8, 3). Aunque podía hacer ese reducción de su misión divina y trascendente a un nivel meramente terreno,
milagro, prefiere seguir confiando en su Padre y no llevarlo a cabo, porque no político. La actitud de Jesús viene a ser como una reparación y rectificación de
entra en su plan de salvación. En recompensa a esta confianza los ángeles las miras terrenas del pueblo de Israel. Pero, por la misma razón, es una adver-
vienen a servirle (Mt 4, 11). tencia para el verdadero Israel de Dios, la Iglesia, a fin de que ésta se mantenga

25 Ibídem, n. 539. 27 SAGRADA BIBLIA. EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO, EUNSA, 19852, Pamplona, t. I, in
26 BAC, in loc. loc. En adelante, EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO.

—21—
firme en su misión salvífica divina en la tierra. Los pastores de la Iglesia deberán profeta Isaías y, abriendo el libro, encontró el lugar
estar vigilantes para no dejarse seducir de esta tentación diabólica28 donde estaba escrito:
18
4) En la tercera tentación vuelve la expresión que abría la primera: «Si El Espíritu del Señor está sobre mí, por lo cual me
tú eres del Hijo de Dios...». Algunos textos rabínicos, cuyo contenido puede ha ungido para evangelizar a los pobres,
remontarse a las ideas de la época de Jesús, muestran que se esperaba la apa- me ha enviado para anunciar la redención a los cau-
rición del Mesías, ya adulto (cf. Jn 7,4.27), en la explanada del Templo. Al utili- tivos y devolver la vista a los ciegos,
zar a su vez el arma de la Escritura, el diablo podría apoyarse en esa espera. para poner en libertad a los oprimidos 19 y para pro-
Pero Jesús rechaza a la vez formar a su pueblo mediante el atractivo de lo mulgar el año de gracia del Señor.
extraordinario y obligar a su Padre a salvarle la vida. 20
Y enrollando el libro se lo devolvió al minis-
La respuesta de Jesús ante esta segunda tentación es de nuevo un re-
tro y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fi-
chazo tajante, porque aceptarla sería tentar a Dios. Para ello emplea una frase
jos en él. 21 Y comenzó a decirles:
del Deuteronomio (Dt 6, 16): «No tentarás al Señor tu Dios», aludiendo con ella
también al pasaje del Éxodo, en el que los israelitas, al faltarles el agua, exi-
—Hoy se ha cumplido esta Escritura que aca-
gen a Moisés un milagro y él les responde: «¿Por qué tentáis a Yahweh» (Ex 17,
báis de oír.
2).
22
Todos daban testimonio en favor de él y se
Tentar a Dios es completamente diverso a confiar en Él; es exponerse maravillaban de las palabras de gracia que procedían
presuntuosamente a un peligro innecesario, contando sin motivo con una ayu- de su boca, y decían:
da extraordinaria de Dios. Tentar a Dios es también pedirle pruebas a causa de —¿No es éste el hijo de José?
la incredulidad y arrogancia humanas. La primera enseñanza de esta escena
23
Entonces les dijo:
evangélica es que, si alguna vez se le ocurriera al hombre pedir o casi exigir de —Sin duda me aplicaréis aquel proverbio:
Dios pruebas o señales extraordinarias, ello sería una clara tentación a Dios 29. «“Médico, cúrate a ti mismo”. Cuanto hemos oído que
5) La conclusión es propia de Lucas (v. 13), y es conforme a su evange- has hecho en Cafarnaún, hazlo también aquí en tu tie-
lio, que no habla ni del intento de la muchedumbre de hacer a Jesús rey des- rra».
pués de la multiplicación de los panes, ni del de Pedro prohibiendo a Jesús 24
Y añadió:
evocar su pasión (compárese Lc 9,18-27 con Mt 16,13-23, donde Pedro es lla- —En verdad os digo que ningún profeta es bien
mado «Satanás»). Para Lucas, Jesús ya no puede ser tentado antes de su pa- recibido en su tierra. 25 Os digo de verdad que muchas
sión: será en el monte de los Olivos cuando Lucas haga intervenir a un ángel, y viudas había en Israel en tiempos de Elías, cuando du-
no después de las tentaciones, como Mt 4,11 y Mc 1,13. rante tres años y seis meses se cerró el cielo y hubo
gran hambre por toda la tierra; 26 y a ninguna de ellas
d) Enviado por el Espíritu a los pobres (4,14-30)
fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta
Entonces, por impulso del Espíritu, volvió
14
de Sidón. 27 Muchos leprosos había también en Israel
Jesús a Galilea y se extendió su fama por toda la re- en tiempo del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue cu-
gión. 15 Y enseñaba en sus sinagogas y era honrado por rado, más que Naamán el Sirio.
todos. 28
Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se
16
Llegó a Nazaret, donde se había criado, y se- llenaron de ira 29 y se levantaron, le echaron fuera de la
gún su costumbre entró en la sinagoga el sábado y se ciudad y lo llevaron hasta la cima del monte sobre el
levantó para leer. 17 Entonces le entregaron el libro del que estaba edificada su ciudad para despeñarle. 30 Pero
él, pasando por medio de ellos, se marchó.
28 Ibidem, nota a Mt 4, 8-10.
29 Ibídem, nota a Mt 4, 7.

—22—
Al hilo del texto. 1) Lc 4, 16-30. El sábado era el día de descanso y de 3) Lc 4, 18-19. Las palabras de Isaías, que leyó Cristo en esta ocasión,
oración para los judíos, por mandamiento de Dios (Ex 20, 8-11). En este día se describen de modo gráfico la finalidad para la que Dios envió a su Hijo: la re-
reunían para instruirse en la Sagrada Escritura. Comenzaba la reunión recitan- dención del pecado, la liberación de la esclavitud del demonio y de la muerte
do todos justos la Shemá, resumen de los preceptos del Señor, y las dieciocho eterna. Es cierto que Cristo durante su ministerio público, movido por su mise-
bendiciones. Después se leía un pasaje del libro de la Ley –el Pentateuco– y ricordia, hizo algunas curaciones, libró a algunos endemoniados, etc. Pero no
otro de los Profetas. El presidente invitaba a alguno de los presentes que co- curó a todos los enfermos del mundo, ni suprimió todas las penalidades de esta
nociese bien las Escrituras a dirigir la palabra al auditorio. A veces se levantaba vida porque el dolor, introducido en el mundo por el pecado, tiene un irrenun-
alguno voluntariamente y solicitaba el honor de cumplir este encargo. Así debió ciable valor redentor unido a los sufrimientos de Jesús. Por eso, el Señor realizó
de ocurrir en esta ocasión. Jesús busca la oportunidad de instruir al pueblo (cfr algunos milagros, que constituyen no tanto el remedio de los dolores en tales
Lc 4, 16-ss.), y lo mismo harán después los apóstoles (cfr Hch 13, 5.14.42.44; casos concretos, sino la muestra de su misión divina de redención universal y
Hch 14, 1, etc.). La reunión judía terminaba con la bendición sacerdotal, que eterna.
recitaba el presidente o un sacerdote si lo había, a la que todos respondían La Iglesia continúa esta misión de Cristo. Son las palabras sencillas y
«Amén» (cfr Nm 6, 22 ss.). sublimes del final del Evangelio de San Mateo: ahí está señalada «la obligación
2) Lc 4, 18-21. Jesús leyó el pasaje de Isaías (Is 61, 1-2), en donde el de predicar las verdades de fe, la urgencia de la vida sacramental, la promesa
profeta anuncia la llegaba del Señor que librará al pueblo de sus aflicciones. En de la continua asistencia de Cristo a su Iglesia. No se es fiel al Señor si se des-
Él se cumple esa profecía, ya que es el Ungido, el Mesías que Dios ha enviado a atienden esas realidades sobrenaturales: la instrucción en la fe y en la moral
su pueblo atribulado. Jesús recibe la unción del Espíritu Santo para la misión cristianas, la práctica de los sacramentos. Con este mandato Cristo funda su
que el Padre le encomienda. Iglesia (...) Y la Iglesia puede dar la salvación a las almas sólo si permanece fiel a
Las promesas anunciadas en los versículos 18 y 19 constituyen el con- Cristo en su constitución, en sus dogmas, en su moral.
junto de bienes que Dios enviaría a su pueblo por medio del Mesías. Por «po- «Rechacemos, por tanto, el pensamiento de que la Iglesia –olvidando
bres» se ha de entender, según la tradición del AT y la predicación de Jesús (cfr el sermón de la Montaña– busca la felicidad humana en la tierra, porque sabe-
nota a Mt 5, 3), no tanto una determinada condición social sino más bien la mos que su única tarea consiste en llevar las almas a la gloria eterna del paraí-
actitud religiosa de indigencia y humildad ante Dios de los que, en vez de con- so; rechacemos cualquier solución naturalista, que no aprecie el papel primor-
fiar en sus propios bienes y méritos, confían en la bondad y misericordia divi- dial de la gracia divina; rechacemos las opiniones materialistas, que tratan de
nas. Por ello evangelizar a los pobres es anunciarles la «buena noticia» de que hacer perder su importancia a los valores espirituales en la vida del hombre;
Dios se ha compadecido de ellos. Del mismo modo, la Redención, a que alude rechacemos de igual modo las teorías secularizantes, que pretenden identificar
el texto, tiene sobre todo un sentido espiritual y transcendente: Cristo viene a los fines de la Iglesia de Dios con los de los estados terrenos: confundiendo la
librarnos de la ceguera y de la opresión del pecado, que son, en definitiva, la esencia, las instituciones, la actividad, con características similares a las de la
esclavitud a la que nos ha sometido el demonio. «La cautividad es sensible – sociedad temporal»32.
enseña San Juan Crisóstomo en un comentario al Salmo 125– cuando procede 4) Lc 4, 18. Los Santos Padres ven designadas en este versículo a las
de enemigos corporales; pero peor es la cautividad espiritual a la que se refiere tres Personas de la Santísima Trinidad: el Espíritu (Espíritu Santo) del Señor (el
aquí, ya que el pecado produce la más dura tiranía, manda el mal y confunde a Padre) está sobre Mí (el Hijo) (cfr Orígenes, Homilía 32). El Espíritu Santo inha-
los que le obedecen: de esta cárcel espiritual nos sacó Jesucristo» 30. No obstan- bitaba en el alma de Cristo desde el instante de la Encarnación, y descendió
te, este pasaje se cumple además en la preocupación que Jesús manifiesta por visiblemente en forma de paloma cuando fue bautizado por Juan (cfr Lc 3, 21-
los más necesitados. «Así también la Iglesia abraza con su amor a todos los 22).
afligidos por la debilidad humana; más aún, en los pobres y en los que sufren «Por lo cual me ha ungido»: se refiere a la unción que recibió Jesucris-
reconoce la imagen de su Fundador, pobre y paciente, se esfuerza en remediar to en el momento de la Encarnación, principalmente por la gracia de la unión
sus necesidades y procura servir en ellos a Cristo»31. hipostática (esto es, de la naturaleza divina con la naturaleza humana en la

30 Citado en Catena Aurea.


31 CONCILIO VATICANO II, Const. Lumen gentium, n. 8. 32 SAN J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Homilía El fin sobrenatural de la Iglesia.

—23—
persona divina del Hijo de Dios). De esta unión hipostática se deriva la plenitud en otras ocasiones, los hombres no pueden nada contra Jesús: el decreto divino
de todas las gracias. Para significarla se dice que Jesucristo fue ungido por el era que el Señor muriera crucificado (cf Jn 18, 32) cuando llegara su hora33.
mismo Espíritu Santo, y no sólo recibió las gracias y los dones del Espíritu Santo,
como los santos.
5) Lc 4, 19. «Año de gracia»: alude al año jubilar de los judíos, estable-
II. En Galilea, la Buena Nueva de la sal-
cido por la Ley de Dios (Lv 25, 8 ss.) cada cincuenta años, para simbolizar la vacion (4,31-9,50)
época de redención y libertad que traerá el Mesías. La época inaugurada por
Cristo, el tiempo de la Nueva Ley hasta el final de este mundo es el «año de 1. Jesús enseña, exorciza y llama con autoridad
gracia», el tiempo de la misericordia y de la Redención, que se alcanzarán
cumplidamente en la vida eterna. (4,31-5,16)
«Día de la retribución»: la venida de Cristo a este mundo es para los En esta primera fase del ministerio de Jesús, el narrador no señala
que le acogen día de salvación; para los que le rechazan, en cambio, día de conflictos, sino la extrañeza que provoca y su fama creciente. El contenido de
condenación. Toda la vida del hombre es en realidad una preparación para ese la enseñanza de Jesús aún no se desvela al lector, que, por el contrario, des-
día de la retribución o Juicio en que Cristo, justo Juez, dará a cada uno el pre- cubre la autoridad de su palabra, su poder sobre los demonios y la enferme-
mio o el castigo merecidos. dad, y la fuerza de su atracción sobre sus primeros compañeros.
6) Lc 4, 20-22. Las palabras del versículo 21 nos muestran la autoridad
con que Cristo hablaba y explicaba las Escrituras: «Hoy se ha cumplido esta
a) Éxito en Cafarnaún y partida (4,31-44)
escritura que acabáis de oír». Jesús enseña que esta profecía, como las princi- Bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y el sá-
31

pales del AT, se refieren a Él y en Él tienen su cumplimiento (cf Lc 24, 44 ss.). bado se puso a enseñarles. 32 Y se quedaron admirados
Por ello, el AT no puede ser rectamente entendido sino a la luz del NT: en esto de su enseñanza, porque su palabra iba acompañada
consiste la inteligencia para entender las Escrituras que Cristo Resucitado dio a de potestad.
los Apóstoles (cf Lc 24, 45) y que el Espíritu Santo completó el día de Pentecos- 33
Se encontraba en la sinagoga un hombre que
tés (cf Hch 2, 4). tenía el espíritu de un demonio impuro, que gritó con
7) Lc 4, 22-29. Los habitantes de Nazaret escuchan al principio con gran voz:
agrado las palabras llenas de sabiduría de Jesús. Pero la visión de estos hom- 34
—¡Déjanos!, ¿qué tenemos que ver contigo,
bres es muy superficial. Con un orgullo mezquino se sienten heridos de que
Jesús Nazareno? ¿Has venido a perdernos? ¡Sé quién
Jesús, su conciudadano, no haya hecho en Nazaret los prodigios que ha hecho
eres: el Santo de Dios!
en otras ciudades. Llevados de una confianza mal entendida, le exigen con 35
Y Jesús le conminó:
insolencia que haga allí milagros para agradar su vanidad, pero no para con-
vertirse. Ante esta actitud Jesús no hace ningún prodigio, siguiendo su modo
—¡Cállate, y sal de él!
habitual de proceder (Véase por ejemplo el encuentro con Herodes en Lc 23, 7- Entonces el demonio, arrojándolo al suelo, allí
11); incluso les reprocha su postura, explicándoles con dos ejemplos tomados en medio, salió de él, sin hacerle daño alguno. 36 Y to-
del AT (cf 1R 17, 9 y 2R 5, 14) la necesidad de una buena disposición a fin de dos se llenaron de estupor y se decían unos a otros:
que los milagros puedan dar origen a la fe. La actitud de Cristo les hiere en su —¿Qué palabra es ésta, que con potestad y
orgullo hasta el punto de quererlo matar. Todo el suceso es una buena lección fuerza manda a los espíritus impuros y salen?
para entender de verdad a Jesús: sólo se le entiende en la humildad y en la
37
Y se divulgaba su fama por todos los lugares
seria resolución de ponerse en sus manos. de la región.
8) Lc 4, 30. Jesús no huye precipitadamente, sino que se va retirando
38
Saliendo Jesús de la sinagoga, entró en casa
entre la agitada turba con una majestuosidad que les dejó paralizados. Como de Simón. La suegra de Simón tenía una fiebre muy al-
33 Cf. Evangelio según San Lucas, in loc.

—24—
ta, y le rogaron por ella. 39 E inclinándose hacia ella, der que también atiende las súplicas de los fieles contra las pasiones de los
conminó a la fiebre, y la fiebre desapareció. Y al ins- pecados»34.
tante, ella se levantó y se puso a servirles. Como en otros muchos lugares (cf 5,1.15.19.29. etc.), el evangelista
40
A1 ponerse el sol, todos los que tenían en- anota que eran verdaderas multitudes las que sentían la necesidad de estar
fermos con diversas dolencias se los traían. Y él, po- con Jesús y escucharle. «En esta vida nadie puede satisfacer sus deseos, y nin-
niendo las manos sobre cada uno, los curaba. 41 De guna cosa creada puede saciar nunca el deseo del hombre: sólo Dios puede
muchos salían demonios gritando y diciendo: saciarlo con creces, hasta el infinito»35. Por otra parte, Judea puede ser nom-
—¡Tú eres el Hijo de Dios! bre genérico para Palestina. Cf. 1,5; 6,17; 7,17; 23,5; Hch 2,9; Hch 10,37. No hay
Y él, increpándoles, no les dejaba hablar por- que olvidar que Lucas menciona las excursiones de Jesús a Judea, que son las
únicas que refiere Juan. En todos estos versos Lucas ha seguido a Marcos, pero
que sabían que él era el Cristo.
con libertad, dejando y añadiendo frases para dar un sentido más claro, orde-
42
Cuando se hizo de día, salió hacia un lugar
nado y clásico36.
solitario, y la multitud le buscaba. Llegaron hasta él, e
intentaban detenerlo para que no se alejara de ellos. 43 b) Simón, de una pesca a otra (5,1-11)
Pero él les dijo:
—Es necesario que yo anuncie también a otras
ciudades el Evangelio del Reino de Dios, porque para
5 Estaba Jesús junto al lago de Genesaret y
1

la multitud se agolpaba a su alrededor para oír la pala-


esto he sido enviado.
bra de Dios. 2 Y vio dos barcas que estaban a la orilla
44
E iba predicando por las sinagogas de Judea.
del lago; los pescadores habían bajado de ellas y esta-
La clave del relato está en la autoridad de Jesús. Autoridad de su pa- ban lavando las redes. 3 Entonces, subiendo a una de
labra (aunque nada se diga sobre el contenido de la enseñanza). Autoridad las barcas, que era de Simón, le rogó que la apartase
para expulsar los demonios y curar a los enfermos. De aquí la importancia del un poco de tierra. Y, sentado, enseñaba a la multitud
vocabulario: «poder» (v. 36), «amenazar» o «interpelar vivamente» (vv. desde la barca.
35.39.41). 4
Cuando terminó de hablar, le dijo a Simón:
La autoridad de Jesús sobre los demonios tenemos que relacionarla —Guía mar adentro, y echad vuestras redes
con el episodio de las tentaciones en el desierto. La insinuación del diablo («Si para la pesca.
eres el Hijo de Dios») da lugar a una certeza de los demonios («Tú eres el Hijo 5
Simón le contestó:
de Dios»), que no supera el sentido que este título puede tener para designar al —Maestro, hemos estado bregando durante
Mesías (v. 41). Habiendo elegido en el momento de las tentaciones el camino toda la noche y no hemos pescado nada; pero sobre tu
del servicio, Jesús teme un descubrimiento prematuro por parte de la muche-
palabra echaré las redes.
dumbre de que él es realmente, en plenitud, Mesías e Hijo de Dios. 6
Lo hicieron y recogieron gran cantidad de pe-
Los tres evangelios sinópticos recogen la curación de la suegra de Pe-
ces. Tantos, que las redes se rompían. 7 Entonces hicie-
dro seguida de otras curaciones aquella misma tarde. Lucas es el único que
hace notar el ruego de los discípulos (v. 38) y la actitud misericordiosa del Se-
ron señas a los compañeros que estaban en la otra bar-
ñor sobre cada persona «poniendo las manos sobre cada uno» (v. 40): «En
ca, para que vinieran y les ayudasen. Vinieron, y llena-
cuanto rogaban al Salvador, enseguida curaba a los enfermos; dando a enten- ron las dos barcas, de modo que casi se hundían. 8

34 S. JERÓNIMO, en Catena aurea in loc. Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EU-

NSA, 1999, in loc.


35 S. TOMÁS DE AQUINO, Expositio in Cred. 12,1012.
36 Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EUNSA, 1999, in loc.

—25—
Cuando lo vio Simón Pedro, se arrojó a los pies de Je- rrador anticipa 6,14), pasa a un registro superior al llamarlo «Señor» en el v. 8.
sús, diciendo: Ha experimentado el mismo temor que Moisés ante la zarza ardiente o que
—Apártate de mí, Señor, que soy un hombre Isaías en su visión de Dios en el Templo (Is 6,5).
pecador. 4) La parábola "en acción" de la pesca milagrosa le dice a Pedro y a los
9
Pues el asombro se había apoderado de él y otros lo que va a ser su vida apostólica en adelante en nombre de Cristo. Y no
de cuantos estaban con él, por la gran cantidad de pe- sólo Pedro, sino el que los otros "lo dejaron todo", es la misma vocación que
ces que habían pescado. 10 Lo mismo sucedía a Santia- escuetamente relatan Mc-Mt, y que aquí late en todo el fondo del pasaje, y,
go y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros "dejando todas las cosas", no sólo se fueron con Él, sino que el término usado
de Simón. Entonces Jesús le dijo a Simón: dice mucho más: lo "siguieron" (ήχολούθτραν), que es el término con que en la
literatura rabínica se indica la vida de discípulo ante los rabís. La llamada fue
—No temas; desde ahora serán hombres los
eficaz. Aquel día tomó Cristo definitivamente sus cuatro primeros discípulos39.
que pescarás.
11
Y ellos, sacando las barcas a tierra, dejadas c) Purificación de un leproso (5,12-16)
todas las cosas, le siguieron.
Cuando estaba en una de las ciudades, un
12

Lectura de conjunto. Este relato no tiene como finalidad más que hombre cubierto de lepra, al ver a Jesús, se postró en
mostrar cómo Pedro, Santiago y Juan han abandonado todo para seguir a tierra y le suplicó diciendo:
Jesús. El pasaje ya ha dado a entender que éste los conocía (episodio de la —Señor, si quieres, puedes limpiarme.
curación de la suegra de Pedro). 13
Y extendiendo Jesús la mano le tocó dicien-
Al hilo del texto. 1) «La Palabra de Dios» suena aquí como una expre-
do:
sión de las comunidades cristianas del tiempo de Lucas. El éxito de su predica-
—Quiero, queda limpio.
ción hace que Jesús se encuentre a sí mismo como cogido en una red. Habrá
Y al instante desapareció de él la lepra. 14 Y él
que esperar al final del relato para descubrir los nombres de los hijos de
le mandó que no lo dijese a nadie; pero añadió:
Zebedeo, y no se menciona al hermano de Pedro (sobreentendido en «lo hi-
cieron…» del v. 6). Lucas prepara así al lector para el grupo que irá con Jesús a
—Anda, preséntate al sacerdote, y lleva la
casa de Jairo y estará con él en la montaña de la transfiguración. ofrenda por tu curación, como ordenó Moisés, para
2) Los Santos Padres han visto en esta barca de Pedro a la que el Señor que les sirva de testimonio.
sube una imagen de la Iglesia peregrina en esta tierra. «Esta es aquella barca
15
Se extendía su fama cada vez más, y concu-
que según San Mateo todavía zozobra, y según San Lucas se llena de peces. rrían numerosas muchedumbres para oírle y para ser
Reconoced así los principios dificultosos de la Iglesia y su posterior fecundi- curados de sus enfermedades. 16 Pero él se retiraba a
dad»37. Cristo sube a la barca para enseñar desde allí a las muchedumbres. De lugares apartados y hacía oración.
igual modo Cristo continúa enseñando desde la Iglesia –la barca de Pedro– a No estamos aquí, como en Mc 1,40-44, ante el misterioso paso de Je-
todas las gentes38. sús de la compasión a la severidad. La consigna de ir a presentarse al sacerdo-
2) A pesar de que la pesca tiene como finalidad llevar a la transforma- te es específica de una curación de la lepra, el retiro ante la fama es típica de
ción de Simón en pescador de hombres, Lucas insiste en su carácter milagroso, Jesús, y su oración, un rasgo característico en Lucas.
quizá piensa en las numerosas Iglesias fundadas por Pablo, que tuvo la audacia El narrador evoca doblemente la escena de Nazaret: no sólo el hom-
de adelantarse a las «aguas profundas» de las ciudades paganas. bre es leproso como Naamán, sino que forma parte de esos pobres con res-
3) Simón había llamado a Jesús «Maestro» (en el sentido de «jefe», pa- pecto a los cuales Jesús tiene una misión preferencial. También podemos decir
labra diferente a la de «enseñante») en el v. 5; llamado «Simón Pedro» (el na- que, por su exclusión de la vida social, también forma parte de los «oprimidos».
37 SAN AMBROSIO, Expositio Evangelii sec. Lucam, in loc.
38 Cf. Evangelio según San Lucas, in loc. 39 Cf. BAC, in loc.

—26—
Después de la curación, la consigna de silencio resulta menos extraña que en Y al instante se levantó en presencia de ellos,
25

Mc, puesto que el retiro a los lugares desiertos y la oración vienen a reforzarla, tomó la camilla en que yacía y se fue a su casa glorifi-
y el lector recuerda los rechazos de Jesús en el momento de las tentaciones. cando a Dios.
26
El asombro se apoderó de todos y glorifica-
2. Frente a los escribas, Jesús afirma su autoridad ban a Dios. Y llenos de temor decían:
(5,17-6,11) —Hoy hemos visto cosas maravillosas.
Lucas ha encontrado en Mc las cinco controversias que siguen. Pero en 1) Lc 5, 17. Poco antes Jesús, junto al lago, se ha dirigido a la muche-
Mc y Mt los escribas aparecen solamente a lo largo del desarrollo de la primera, dumbre del pueblo para enseñarles (vv. 1 ss.). Ahora son los más instruidos de
mientras que Lucas plantea solemnemente al comienzo de la serie la presen- Israel los que están presentes mientras Jesús enseña. La voluntad de Cristo era
cia de los «fariseos y doctores de la ley». No teme exagerar al decir que estos no solamente enseñar sino curar a todos los hombres en el alma y en el cuer-
personajes vienen «de todas las aldeas de Galilea y de Judea y de Jerusalén», y po, como efectivamente hará con el paralítico. La observación que hace el
que están sentados ante «el Señor». Evangelista al final de este versículo nos habla de que el Señor está dispuesto a
emplear su omnipotencia para nuestro bien. En esta ocasión Jesucristo quería
a) Autoridad para perdonar los pecados (5,17-26) beneficiar también a las personas que le escuchaban, aunque no todas de he-
17
Estaba Jesús un día enseñando. Y estaban cho recibieran este don divino por falta de buenas disposiciones.
sentados algunos fariseos y doctores de la Ley, que ha- 2) Lc 5, 19-20. El Señor se conmueve por la fe de los que llevan al pa-
ralítico demostrada con obras: se habían subido al techo, habían quitado parte
bían venido de todas las aldeas de Galilea, de Judea y
de la techumbre que cubría la casa y, por el hueco, habían bajado la camilla
de Jerusalén. Y la fuerza del Señor le impulsaba a cu-
hasta donde estaba Jesús. Unen la amistad a la fe en una curación milagrosa.
rar. 18 Entonces, unos hombres, que traían en una ca-
Con la misma fe el enfermo se había dejado mover, transportar, subir y bajar.
milla a un paralítico, intentaban meterlo dentro y colo- Jesús, viendo una fe tan firme y decidida, hace mucho más de lo que espera-
carlo delante de él. 19 Y como no encontraban por ban: cura el cuerpo y, antes que nada, el alma.
dónde introducirlo a causa del gentío, subieron al te- El paralítico representa, de algún modo, a todo hombre al que los pe-
rrado, y por entre las tejas lo descolgaron en la camilla cados impiden llegar hasta Dios. Por eso dice San Ambrosio: «¡Qué grande es el
hasta ponerlo en medio, delante de Jesús. 20 Al ver Je- Señor, que por los méritos de algunos perdona a los otros, y que mientras alaba
sús la fe de ellos, dijo: a los primeros absuelve a los segundos! (...) Aprende, tú que juzgas, a perdonar;
—Hombre, tus pecados te son perdonados. aprende, tú que estás enfermo, a implorar perdón. Y si la gravedad de tus pe-
21
Entonces los escribas y fariseos empezaron a cados te hace dudar de poder recibir el perdón, recurre a unos intercesores,
pensar: «¿Quién es éste que dice blasfemias? ¿Quién recurre a la Iglesia, que rezará por ti, y el Señor te concederá, por amor de Ella,
puede perdonar pecados sino sólo Dios?». lo que a ti podría negarte»40.
22
Pero conociendo Jesús sus pensamientos, les La tarea apostólica ha de estar movida por el afán de ayudar a los
dijo: hombres a encontrar a Jesucristo. Para ello, entre otras cosas, se requieren la
—¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? audacia, como vemos en los amigos del paralítico, y siempre, como nos enseña
23
¿Qué es más fácil decir: «Tus pecados te son perdo- la Iglesia, la poderosa intercesión de los santos, a quienes acudimos, humilde-
nados», o decir: «Levántate, y anda»? 24 Pues para que mente confiados en que a ellos les oirá mejor el Señor que a nosotros pecado-
sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tie- res.
rra para perdonar los pecados –se dirigió al paralítico–, 3) Lc 5, 24. El Señor va a realizar un milagro visible para manifestar el
a ti te digo: levántate, toma tu camilla y marcha a tu poder invisible de que está dotado. Cristo, Hijo único del Padre, tiene el poder
casa.
40 Expositio Evangelii sec. Lucam, in loc.

—27—
de perdonar los pecados porque es Dios, y lo ejerce en favor nuestro como —Nadie pone a un vestido viejo un remiendo
Mediador y Redentor (Lc 22, 20; Jn 20, 17-18.28; 1Tm 2, 5-6; Col 2, 13-14; Hb 9, cortado de un vestido nuevo, porque entonces, además
14; 1Jn 1, 9-2, 2; Is 53, 4-5). Jesucristo hizo uso de esta potestad personalmente de romper el nuevo, el remiendo del vestido nuevo no
mientras vivió en la tierra y, una vez que subió al Cielo, a través de los Apósto- le iría bien al viejo. 37 Tampoco echa nadie vino nuevo
les y sus sucesores. en odres viejos; porque entonces el vino nuevo reven-
El pecador es como el paralítico delante de Dios. El Señor le va a librar tará los odres, y se derramará, y los odres se perderán.
de su parálisis, perdonándole los pecados y haciéndole andar al darle de nuevo 38
El vino nuevo debe echarse en odres nuevos. 39 Y
la gracia. En el Sacramento de la Penitencia se opera esta liberación del pecado ninguno acostumbrado a beber vino añejo quiere del
gracias a los méritos de la muerte de Jesús en la Cruz41. nuevo, porque dice: «El añejo es mejor».
b) Vocación de Mateo y sentido del ayuno (5,27-39) Cafarnaúm era un buen puesto aduanero. Personas o sociedades pa-
Después de esto, salió y vio a un publicano,
27 gaban, anticipadamente, al fisco un impuesto global en tasas. El fisco romano
delegaba en estos contratistas el poder cobrar impuestos públicos. A veces la
llamado Leví, sentado al telonio, y le dijo:
autoridad fijaba tasas que podían cobrar los publícanos. Así se ve en la inscrip-
—Sígueme.
ción de Palmira de 137 d.C., pero también se dice que, en tiempos anteriores,
28
Y, dejadas todas las cosas, se levantó y le si-
los derechos de arriendo no eran tan firmes ni precisos. Para asegurar su anti-
guió.
cipada contribución al fisco y cubrir sus riesgos, fijaban ellos, en ocasiones,
29
Y Leví preparó en su casa un gran banquete diversas tasas al público. Y, como delegados de su autoridad, se prestaba su
para él. Había un gran número de publicanos y de contrata a grandes abusos (Lc 3, 12-13). Estos impuestos podían ser de diversas
otros que le acompañaban a la mesa. 30 Y los fariseos y especies: paso de puentes y barcas; consumo por la entrada de mercancías; por
sus escribas empezaron a murmurar y a decir a los dis- ciertos artículos de comercio: vestidos, perlas, esclavos. En la estimación popu-
cípulos de Jesús: lar eran tenidos en desprecio estos alcabaleros aun en el mundo helenístico.
—¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y Para los judíos había, además, otros motivos de desprecio. Y eran su trato habi-
pecadores? tual con los gentiles, que les hacía ser transgresores de las disposiciones "lega-
31
Y respondiendo Jesús les dijo: les" rabínicas, por lo que eran "gentes impuras"; y el considerarles traidores al
—No tienen necesidad de médico los sanos, pueblo de Dios y cofautores con los romanos. En el Talmud eran tenidos como
sino los enfermos. 32 No he venido a llamar a los jus- ladrones y criminales y se les veta el que puedan ser testigos válidos en los
tos, sino a los pecadores a la penitencia. tribunales.
33
Pero ellos le dijeron: Mateo pertenecía a este mundo de gentes. Estaba sentado en su telo-
—¿Por qué los discípulos de Juan ayunan con nio cuando pasaba Jesús. "Sígueme", le dijo Cristo. Y, al punto, le "siguió" defi-
frecuencia y hacen oraciones, y lo mismo los de los fa- nitivamente. Tanto quiere destacar Mateo la eficacia de las palabras de Cristo,
riseos; y en cambio, los tuyos comen y beben? que encuadra este episodio entre sus milagros42.
34
Jesús les respondió: Jesús lo llama a seguirle y Leví ofrece un banquete. Esto sirve como
—¿Acaso podéis hacer ayunar a los amigos del marco para una polémica con los fariseos y los escribas a propósito del derecho
esposo, mientras el esposo está con ellos? 35 Ya ven- de los discípulos para frecuentar a los pecadores. Jesús responde con un pro-
drán los días en que les será arrebatado el esposo; en- verbio y la metáfora del médico. La otra polémica versa sobre el ayuno. Ahora
tonces, en aquellos días, ayunarán. contesta comparando a sus discípulos con invitados a una boda y aplicándose
36
Y les decía también una parábola: la metáfora del Esposo (¡un calificativo divino en los profetas!). Para marcar
cómo su presencia entre los pecadores es una novedad inaudita con relación al

41 Cf. Evangelio según San Lucas, in loc. 42 Cf. BAC in loc.

—28—
Judaísmo fariseo, Lucas anuncia a continuación una parábola. En realidad, hay ban a ver si curaba en sábado, para encontrar de qué
dos dichos sapienciales, dos ejemplos de lo que nadie hace: coser un remiendo acusarle. 8 Pero él conocía sus pensamientos y le dijo al
nuevo en un vestido viejo y echar vino nuevo en odres viejos. hombre que tenía la mano seca:
La acusación de los escribas y fariseos ofrece a Jesús la ocasión de ex- —Levántate y ponte en medio.
poner la condición de su persona y el alcance de su doctrina: la alegría que Y se levantó y se puso en medio. 9 Entonces Je-
supone su presencia en el mundo hace que quede relegada para más tarde sús les dijo:
una práctica penitencial como el ayuno (vv. 34-35). Su doctrina exige una peni- —Yo os pregunto: ¿es lícito en sábado hacer el
tencia interior más profunda, una renovación (vv. 36-38), y quien la reciba de bien o hacer el mal, salvar la vida de un hombre o per-
este modo comprobará que es como el vino añejo (v. 39) y no querrá volver a derla?
su vida anterior. Pero el Señor no abroga el ayuno (cf v. 35) sino que le da un 10
Entonces, mirando a todos los que estaban a
sentido más profundo: «El mérito de nuestros ayunos no consiste solamente en
su alrededor, le dijo al hombre que tenía la mano seca:
la abstinencia de los alimentos; de nada sirve quitar al cuerpo su nutrición si el
—Extiende tu mano.
alma no se aparta de la iniquidad y si la lengua no deja de hablar mal» 43.
Él lo hizo, y su mano quedó curada. 11 Ellos se
Por otra parte, también en el v. 39 aparentemente lo «viejo» se toma
su revancha sobre lo «nuevo». Quizás Lucas quiere advertir a las comunidades
llenaron de rabia y comenzaron a discutir entre sí qué
cristianas contra las falsas novedades: el vino del Evangelio ha envejecido. harían contra Jesús.
La cuarta controversia y la quinta versan sobre el justo comporta-
c) Autoridad sobre el uso del sábado (6,1-11) miento con respecto al día de sábado. En las dos escenas, Jesús se sirve de una

6
larga pregunta para responder, bien a una objeción, bien a un espionaje. En la
1
Un sábado pasaba él por entre unos sem- primera, la pregunta versa sobre un ejemplo escriturístico tomado de la vida de
brados, y sus discípulos arrancaban espigas, las des- David. En la segunda, la cuestión es más general, aunque no menos bíblica
granaban con las manos y se las comían. 2 Algunos fa- («hacer el bien, hacer el mal/salvar una vida, dejar que se pierda»). Sin esperar
riseos les dijeron: respuesta en el primer caso, Jesús concluye afirmando su autoridad sobre el
—¿Por qué hacéis en sábado lo que no es líci- sábado. Al no obtener respuesta en el segundo caso, termina con un milagro
to? de curación. En la primera escena, Jesús sale al paso para defender a sus discí-
3
Y Jesús respondiéndoles dijo: pulos. En la segunda no quiere ignorar la necesidad de curación del hombre con
—¿No habéis leído lo que hizo David, cuando la mano lisiada.
tuvieron hambre él y los que le acompañaban? 4 ¿Có- El día de sábado, la abstención de cualquier trabajo era signo de la
mo entró en la Casa de Dios, tomó los panes de la alianza con Dios (Dt 5,12-15). Arrancar espigas a causa del hambre no era un
proposición y comió y dio a los que le acompañaban, a robo (Dt 23,25), pero era un «trabajo», según la interpretación farisea, que por
tanto había que evitar. Jesús no toma un ejemplo de trabajo en la Escritura,
pesar de que sólo a los sacerdotes les es lícito comer-
sino un caso en que, por hambre, David, el instaurador del culto, violó una
los?
prohibición ritual. Ruptura que establece la relación con el episodio siguiente.
5
Y les decía:
Finalmente, los adversarios de Jesús, por su furor y su deseo de desembara-
—El Hijo del Hombre es señor del sábado. zarse de él, muestran que están más bien por la muerte que por la vida. Al
6
Otro sábado entró en la sinagoga y se puso a final de estas cinco controversias, el lector puede recordar una de las predic-
enseñar. Y había allí un hombre que tenía seca la ciones de Simeón: Jesús «será motivo de que muchos caigan y se levanten en
mano derecha. 7 Los escribas y los fariseos le observa- Israel, y los pensamientos de muchos corazones serán desvelados» (2,35).

43
S. LEÓN MAGNO, Serm. 4 de Quadrag. 2. Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO,
EUNSA, 1999, in loc.

—29—
3. La elección de los Doce y el discurso en la llanu- Incluso antes de que Jesús muera y resucite gloriosamente, les confiere esos
poderes de arrojar los espíritus inmundos y curar enfermedades, como anticipo
ra (6,12-49) y preparación de la misión salvífica que les dará después.
Aunque Mt 5-7 (sermón de la montaña) y Lc 6 hayan recurrido a una Es entrañable saber los nombres de aquellos primeros. La Iglesia los
misma «Recopilación de palabras» de Jesús, el resultado es un tanto diferente: venera con especial afecto y se siente orgullosa de ser continuadora —
o bien cada uno ha modificado la fuente según sus propias tendencias, o bien apostólica— de la misión sobrenatural que ellos iniciaron, y de ser fiel al testi-
conocieron dos versiones diferentes de esta recopilación. El discurso lucano es monio que supieron dar de la doctrina de Cristo. No hay verdadera Iglesia sin la
mucho más breve, aunque el narrador sembrará la subida a Jerusalén con pala- ininterrumpida sucesión apostólica y la continuada identificación con el espíritu
bras de Jesús que se encuentran en Mt 5-7. que los Apóstoles supieron encarnar. «Apóstol»: Significa enviado, porque
Jesucristo los enviaba a predicar su Reino y su doctrina.
a) La elección de los Apóstoles (6,12-19) El Concilio Vaticano II, en la misma línea del Vaticano I, confiesa y de-
12
En aquellos días salió al monte a orar y pasó clara que la Iglesia está constituida jerárquicamente: «El Señor Jesús después
toda la noche en oración a Dios. 13 Cuando se hizo de de orar al Padre, llamando hacia sí a los que quiso, constituyó ajos Doce para
día, llamó a sus discípulos y de entre ellos eligió a do- que estuvieran junto a Él y para enviarlos a predicar el Reino de Dios (cfr Mc 3,
ce, a los que denominó apóstoles: 14 a Simón, a quien 13-19; Mt 10, 1-10): y los instituyó Apóstoles (cfr Lc 6, 13) en forma de colegio
también llamó Pedro, y a su hermano Andrés, a San- o grupo estable, y al frente puso a Pedro a quien había escogido para esta mi-
tiago, a Juan, a Felipe, a Bartolomé, 15 a Mateo, a To- sión (cfr Jn 21, 15-17). Los envió primero a los hijos de Israel y luego a todos los
más, a Santiago de Alfeo, a Simón, llamado Zelotes, 16 pueblos (cfr Rm 1, 16), para que, como partícipes de su misma potestad, hicie-
a Judas de Santiago y a Judas Iscariote, que fue el trai- ran discípulos suyos a todos los pueblos, los santificaran y gobernaran (cfr Mt
28, 16-20; Mc 16, 15; Lc 24, 45-48; Jn 20, 21-23), y así propagaran la Iglesia, y,
dor.
siendo sus ministros, la apacentaran bajo la guía del Señor, todos los días hasta
17
Bajando con ellos, se detuvo en un lugar
el fin de los siglos»44.
llano. Y había una multitud de sus discípulos, y una
gran muchedumbre del pueblo procedente de toda Ju- b) Las bienaventuranzas y sus contrarios según Lucas
dea y de Jerusalén y del litoral de Tiro y Sidón, 18 que (6,20-26)
vinieron a oírle y a ser curados de sus enfermedades. Y
los que estaban atormentados por espíritus impuros Y él, alzando los ojos hacia sus discípulos,
20

quedaban curados. 19 Toda la multitud intentaba tocar- comenzó a decir:


le, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos. —»Bienaventurados los pobres, porque vuestro
es el Reino de Dios.
Tan esencial es la oración en la vida de la Iglesia, que Jesús llama a sus 21
»Bienaventurados los que ahora tenéis ham-
Doce Apóstoles después de haber pasado la noche en oración. Toda actividad bre, porque quedaréis saciados.
apostólica de los cristianos debe ir, pues, precedida y acompañada de una in-
»Bienaventurados los que ahora lloráis, porque
tensa vida de oración, puesto que no se trata de una empresa meramente
reiréis.
humana sino divina. El Señor inicia su Iglesia llamando a Doce hombres que van 22
»Bienaventurados cuando los hombres os
a ser como los doce patriarcas del Nuevo Pueblo de Dios que es su Iglesia.
Este Nuevo Pueblo no se constituirá por una descendencia según la carne, sino
odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban
por una descendencia espiritual. Sus nombres quedan aquí consignados. Su vuestro nombre como maldito, por causa del Hijo del
elección es gratuita: no se han distinguido por ser sabios, poderosos, importan- Hombre. 23 Alegraos en aquel día y regocijaos, porque
tes...; son hombres normales y corrientes que han respondido con fe a la gracia
de la llamada de Jesús. Todos serán fieles al Señor, excepto Judas Iscariote.
44 Lumen gentium, n. 19.

—30—
vuestra recompensa será grande en el cielo; pues de es- padres": el judaísmo anterior. El pensamiento subyacente son los fariseos y
te modo se comportaban sus padres con los profetas. escribas, ya confabulados contra Cristo y su obra (Lc 6, 11), por lo que aguar-
24
»Pero ¡ay de vosotros los ricos, porque ya dará la misma suerte a sus seguidores.
habéis recibido vuestro consuelo! Lc pone a continuación cuatro "imprecaciones". Son el aspecto "nega-
25
»¡Ay de vosotros los que ahora estáis hartos, tivo" del ritmo hebreo de lo anteriormente dicho. Los aquí ricos, pero en con-
porque tendréis hambre! traposición a los anawím, son los ricos irreligiosos y opresores, el rico injusto;
»¡Ay de vosotros los que ahora reís, porque por eso, esos que ahora, y así, están "hartos" y "ríen", y, por lo mismo, la adula-
gemiréis y lloraréis! ción popular los lisonjea, que sepan —la forma "sapiencial" en que están for-
26
»¡Ay cuando los hombres hablen bien de vo- muladas no presenta el problema de su cambio— que tendrán el castigo pro-
porcionado.
sotros, pues de este modo se comportaban sus padres
En el ambiente en que están dichas estas "imprecaciones", se piensa
con los falsos profetas!
en los fariseos, a los que Cristo en otra sección de Lc dedica fuertes impreca-
Al hilo del texto. 1) Las tres primeras bienaventuranzas —pobreza, ciones (Lc 11, 42-45); en los saduceos, que se aprovechan aquí de los altos
llanto, hambre— son casi sinónimas. Estos pobres no son los pobres sin más. puestos y buena vida, y en las grandes familias sacerdotales 45.
Los anawím, los pobres, habían tomado ya en el A.T. el sentido del pobre opri- 2) «La bienaventuranza prometida nos coloca ante opciones morales
mido, pero piadoso y resignado con su suerte ante Dios. De ahí que esos "po- decisivas. Nos invita a purificar nuestro corazón de sus malvados instintos y a
bres", por su actitud moral, están ya a las puertas de su ingreso en el reino que buscar el amor de Dios por encima de todo. Nos enseña que la verdadera
Cristo anuncia. Lo mismo se dice de los que tienen "hambre" o "lloran" su des- dicha no reside ni en la riqueza o en el bienestar, ni en la gloria humana o el
ventura, pero resignados ante el plan de Dios y piadosos en su vida religiosa. poder, ni en ninguna obra humana, por útil que sea, como las ciencias, las téc-
Este estilo "imprecatorio" es conocido en la Ley y en los Profetas (Is 65, nicas y las artes, ni en ninguna criatura, sino sólo en Dios, fuente de todo bien
13ss). No es creíble que Lc sustituya, deliberadamente, las otras "bienaventu- y de todo amor»46.
ranzas" por estas cuatro "imprecaciones"; debió de encontrar en su "fuente" 3) Más todavía: «Las bienaventuranzas dibujan el rostro de Jesucristo
sólo estas cuatro a las que hace corresponder el mismo número de "impreca- y describen su caridad; expresan la vocación de los fieles asociados a la gloria
ciones". Estos esquemas son típicos del estilo de Lc. Parece que son una elabo- de su Pasión y de su Resurrección; iluminan las acciones y las actitudes carac-
ración "paralelística" de "contraste" hecho por Lc, amigo de los pobres (Sch- terísticas de la vida cristiana; son promesas paradójicas que sostienen la espe-
mid). ranza en las tribulaciones; anuncian a los discípulos las bendiciones y las re-
Conforme a una interpretación materialista de la Ley, aún flotaba la compensas ya incoadas; quedan inauguradas en la vida de la Virgen María y de
idea que los bienes eran premio a los buenos, y los dolores, v.gr., la pobreza, todos los santos»47.
castigo. De ahí la gran panorámica de esperanza que Cristo abre a este tipo de
pobreza y dolor. También ellos serán hijos del reino. La bienaventuranza si- c) Amor a los enemigos y misericordia (6,27-38)
guiente (v.22.23), si no está yuxtapuesta a las anteriores, les da un valor "sa- »Pero a vosotros que me escucháis os digo:
27
piencial" de incorporación al reino y los beatifica. amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os
Más aún, cuando por causa del reino, "del amor al Hijo del hombre", odian; 28 bendecid a los que os maldicen y rogad por
su "nombre", el personal, pero en cuanto "cristianizado" (St 2, 7), sea aborreci-
los que os calumnian. 29 Al que te pegue en una mejilla
do por los hombres, y ellos "excomulgados" de la sinagoga (Jn 9, 22, etc.), lo
ofrécele también la otra, y al que te quite el manto no
que podía llevar anejo en su último grado todo contacto con la sociedad judía,
que se alegren en "aquel día", probablemente el día en que esto suceda (Hch 5,
41), mejor que el día de la parusía, muy alejado de este contexto, porque será 45 Cf. BAC in loc.
grande la recompensa en el cielo. Y les hace ver que también, a pesar de la 46 Catecismo, n. 1723. Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EUNSA, 1999, in
santidad de la doctrina y de los profetas, éstos fueron perseguidos por "sus loc.
47 Catecismo, n. 1717.

—31—
le niegues tampoco la túnica. 30 Da a todo el que te pi- fuera de la Iglesia para que les dé la gracia de la fe; para que los que no cono-
da, y al que tome lo tuyo no se lo reclames. cen a Dios salgan de su ignorancia; para que los no católicos, estrechados por el
31
»Como queráis que hagan los hombres con lazo de la verdadera caridad, se unan de nuevo a la comunión de la Iglesia
vosotros, hacedlo de igual manera con ellos. 32 Si nuestra Madre.
amáis a los que os aman, ¿qué mérito tendréis?, pues 3) Lc 6, 29. El Señor continúa mostrándonos cómo hemos de compor-
también los pecadores aman a quienes les aman. 33 Y si tarnos para imitar la misericordia de Dios. En primer lugar nos pone un ejemplo
hacéis el bien a quienes os hacen el bien, ¿qué mérito para que ejercitemos una de las obras de misericordia que la tradición cristia-
tendréis?, pues también los pecadores hacen lo mismo. na llama espirituales: perdonar las injurias y sufrir con paciencia los defectos
34
Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, del prójimo. Esto es lo que quiere decir en primer término la recomendación de
poner la otra mejilla a quien te hiera en una.
¿qué mérito tendréis?, pues también los pecadores pres-
Para captar bien esta recomendación, comenta Santo Tomás, «hay que
tan a los pecadores para recibir otro tanto.
entender la Sagrada Escritura a la luz del ejemplo de Cristo y de otros santos.
35
»Por el contrario, amad a vuestros enemigos,
Cristo no presentó la otra mejilla al ser abofeteado en casa de Anás (Jn 18, 37)
haced el bien y prestad sin esperar nada por ello; y será
ni tampoco San Pablo cuando, según nos cuentan los Hechos de los Apóstoles,
grande vuestra recompensa, y seréis hijos del Altísimo, fue azotado en Filipos (Hch 16, 22 ss.). Por eso, no hay que entender que Cristo
porque Él es bueno con los ingratos y con los malos. 36 haya mandado a la letra ofrecer la otra mejilla al que te hiere en una; sino que
Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericor- esto debe entenderse en cuanto a la disposición interior; es decir, que si es
dioso. 37 No juzguéis y no seréis juzgados; no conde- necesario debemos estar dispuestos a que no se turbe nuestro ánimo contra el
néis y no seréis condenados. Perdonad y seréis perdo- que nos hiere, y a estar preparados para soportar algo semejante e incluso
nados; 38 dad y se os dará; echarán en vuestro regazo más. Así hizo el Señor cuando entregó su cuerpo a la muerte»49.
una buena medida, apretada, colmada, rebosante: por- 4) Lc 6, 36. El modelo de misericordia que Cristo nos propone es Dios
que con la misma medida con que midáis se os medirá. mismo. De Él dice San Pablo: «Bendito sea Dios Padre de Nuestro Señor Jesu-
Al hilo del texto. 1) Lc 6, 27. «En el hecho de amar a nuestros enemi- cristo, el Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, el cual nos consue-
gos se ve claramente cierta semejanza con Dios Padre, que reconcilió consigo la en todas nuestras tribulaciones» (2Co 1, 3-4). El comportamiento del cris-
al género humano, que estaba en enemistad con Él y le era contrario, redi- tiano ha de seguir esta norma: compadecerse de las miserias ajenas como si
miéndole de la eterna condenación por medio de la muerte de su Hijo (cfr Rm fuesen propias y procurar remediarlas. Por eso San Pablo añade en el texto
5, 8-10)»48. Siguiendo el ejemplo de Dios nuestro Padre hemos de desear para anterior: «Para que podamos también nosotros consolar a los que se hallan en
todos los hombres —también para los que se declaran enemigos nuestros— en cualquier trabajo con la misma consolación con que nosotros somos consolados
primer lugar la vida eterna; después, el cristiano tiene obligación de respetar y por Dios» (2Co 1, 4). En este mismo sentido nuestra Santa Madre la Iglesia nos
comprender a todos sin excepción por la intrínseca dignidad de la criatura ha concretado una serie de obras de misericordia tanto corporales (visitar y
humana, hecha a imagen y semejanza del Creador, y por ser hijo de Dios. cuidar a los enfermos, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento...),
2) Lc 6, 28. Jesucristo nos enseñó con su ejemplo que este precepto no como espirituales (enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, perdonar las
es una simple recomendación piadosa: estando ya clavado en la Cruz Jesús injurias...). También frente a quien está en el error hemos de tener compren-
rogó a su Padre por los que le habían entregado: «Padre, perdónales porque no sión.
saben lo que hacen» (Lc 23, 34). A imitación del Maestro, San Esteban, el pri- 5) Lc 6, 38. Leemos en la Sagrada Escritura la generosidad de la viuda
mer mártir de la Iglesia, en el momento de ser lapidado pedía al Señor que no de Sarepta, a la que Dios le pidió que alimentase al profeta Elías con lo poco
tuviera en cuenta el pecado de sus enemigos (cfr Hch 7, 60). La Iglesia, en la que le quedaba; después premió su generosidad multiplicándole la harina y el
Liturgia del Viernes Santo, eleva a Dios oraciones y sufragios por los que están aceite que tenía (1R 17, 9 ss.). De manera semejante aquel niño que suministró

48 Catecismo Romano, 4, 14, 19 49 Comentario sobre S. Juan, 18, 37.

—32—
los cinco panes y los dos peces para que el Señor los multiplicara y alimentara mientos: rompió contra ella el río y enseguida se de-
una gran muchedumbre (cfr Jn 6, 9) es un ejemplo vivo de lo que el Señor hace rrumbó, y fue tremenda la ruina de aquella casa.
cuando entregamos lo que tenemos, aunque sea poco.
Lectura de conjunto. Lucas anuncia que Jesús va a hablar ahora «en
Dios no se deja ganar en generosidad. Por mucho que demos a Dios
parábolas». La palabra debe ser tomada en sentido amplio, porque las exhorta-
en esta vida más nos dará el Señor como premio en la vida eterna 50
ciones imaginativas que siguen no son del mismo tipo que las grandes parábo-
d) No ser ciego para sí mismo (6,39-49) las de Mt 13 o Lc 15. Se trata de imágenes opuestas de dos en dos (la paja y la
viga, el árbol bueno y el árbol malo, la casa construida sobre cimientos y la casa
Les dijo también una parábola:
39
sin ellos). Podemos distinguir dos partes: la primera sobre las relaciones del
—¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? discípulo con los otros miembros de su comunidad (vv. 39-45), la otra sobre la
¿No caerán los dos en el hoyo? puesta en práctica de las palabras de Jesús (vv. 46-49).
40
»No está el discípulo por encima del maestro; Al hilo del texto. 1) Es sin duda la invitación a no juzgar (v. 37) la que
todo aquel que esté bien instruido podrá ser como su supone la relación con la pequeña parábola de la paja y la viga. Su aplicación se
maestro. ofrece antes con la imagen de un ciego que trata de guiar a otro ciego, imagen
41
»¿Por qué te fijas en la mota del ojo de tu proverbial en el mundo grecorromano. La palabra «Maestro» (enseñante) indi-
hermano y no reparas en la viga que hay en tu propio ca que Lucas apunta sin duda a algún cristiano que quiere enseñar a los de-
ojo? 42 ¿Cómo puedes decir a tu hermano: «Hermano, más sin estar bien formado. El término «hipócrita» (espíritu falso, v. 42) se
deja que saque la mota que hay en tu ojo», no viendo utiliza ordinariamente más para calificar a los adversarios de Jesús que a sus
tú mismo la viga que hay en el tuyo? Hipócrita: saca discípulos, sobre todo en Mt.
primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad 2) Lc 6, 43-44. Para distinguir entre el buen árbol y el malo hemos de
cómo sacar la mota del ojo de tu hermano. fijarnos en los frutos, en las obras, y no en las hojas, no en las palabras. «Por-
43
»Porque no hay árbol bueno que dé fruto ma- que no faltan en la tierra muchos en los que, cuando se acercan las criaturas,
lo, ni tampoco árbol malo que dé buen fruto. 44 Pues descubren sólo hojas: grandes, relucientes, lustrosas. Sólo follaje, exclusiva-
cada árbol se conoce por su fruto; no se recogen higos mente eso, y nada más. Y las almas nos miran con la esperanza de saciar su
de los espinos, ni se vendimian uvas del zarzal. 45 El hambre, que es hambre de Dios. No es posible olvidar que contamos con todos
hombre bueno del buen tesoro de su corazón saca lo los medios: con la doctrina suficiente y con la gracia del Señor, a pesar de nues-
bueno, y el malo de su mal saca lo malo: porque de la tras miserias»51. Jesucristo pone una doble comparación: la del árbol que, si es
bueno, da frutos buenos, y la del hombre que habla de las cosas que tiene en el
abundancia del corazón habla su boca.
corazón52.
46
»¿Por qué me llamáis: «Señor, Señor», y no
hacéis lo que digo? 47 Todo el que viene a mí y oye mis
palabras y las pone en práctica, os diré a quién se pare- 4. Jesús y Juan, dos profetas diferentes (7, 1-50)
ce. 48 Se parece a un hombre que, al edificar una casa, Se suceden cuatro episodios: la curación del esclavo del centurión, la
cavó muy hondo y puso los cimientos sobre la roca. Al resurrección del hijo de la viuda de Naín, las declaraciones de Jesús a los envia-
venir una inundación, el río rompió contra aquella ca- dos de Juan y a propósito de Juan, y la pecadora en casa del fariseo. La palabra
sa, y no pudo derribarla porque estaba bien edificada. «profeta» se encuentra en el segundo, el tercero y el cuarto, pero no en el
49
»El que oye y no pone en práctica se parece a primero. Veremos por qué.
un hombre que edificó su casa sobre la tierra sin ci-

51 J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, hom. El Tesoro del tiempo, en Amigos de Dios, Rialp.


50 Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc. 52 Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc.

—33—
a) Jesús admira la fe del centurión (7,1-10) dad «subalterna», como el centurión. Así pues, Lucas nos invita a entender que,
mucho más allá de Juan, es sobre todo Jesús el que es más que un profeta.
7 1
Cuando terminó de decir todas estas pala- Al hilo del texto. 1) El centurión, aunque perteneciente a un ejército
de ocupación, «ama» a la nación judía; incluso comprende las prohibiciones
bras al pueblo que le escuchaba, entró en Cafarnaún. 2 que impiden a un judío como Jesús entrar en casa de un pagano. Corresponde,
Había allí un centurión que tenía un siervo enfermo, a pues, a lo que Jesús pedía a sus discípulos en 6,27: «Amad a vuestros enemi-
punto de morir, a quien estimaba mucho. 3 Habiendo gos...», y, al construir la sinagoga de Cafarnaún, ¿acaso no ha hecho «el bien [...
oído hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los ju- ] sin esperar nada a cambio» (6,35)?
díos para rogarle que viniera a curar a su siervo. 4 Para alcanzar sus beneficios Dios mismo espera que pidamos con
Ellos, al llegar donde Jesús, le rogaban encarecidamen- atención, perseverancia, confianza y humildad. Destaca la humildad en la
te diciendo: petición del milagro que nos narra el texto. El Centurión no pertenecía al pue-
—Merece que hagas esto, 5 porque aprecia a blo elegido, era un pagano; pero a través de sus amigos pide con profunda
nuestro pueblo y él mismo nos ha construido la sina- humildad. La humildad es camino para la fe, lo mismo para recibirla que para
goga. avivarla. Hablando de la experiencia de su conversión, San Agustín dice que él,
6
Jesús, pues, se puso en camino con ellos. Y que no era humilde, no era capaz de comprender cómo Jesús tan humilde po-
no estaba ya lejos de la casa cuando el centurión le en- día ser Dios ni qué es lo que podía Dios enseñar a nadie abajándose hasta asu-
vió unos amigos para decirle: mir la condición humana. Para eso el Verbo, Verdad eterna, se hizo hombre:
—Señor, no te tomes esa molestia, porque no para abatir nuestra soberbia, fomentar nuestro amor, someter todas las cosas y
soy digno de que entres en mi casa, 7 por eso ni siquie- así poder elevarnos53.
ra yo mismo me he considerado digno de ir a tu en- 2) Al poner el ejemplo de su autoridad sobre sus subordinados me-
cuentro. Pero dilo de palabra y mi criado quedará diante sus órdenes, el centurión muestra que no es en una fuerza mágica de
sano. 8 Pues también yo soy un hombre sometido a Jesús en lo que cree, sino en la autoridad de su palabra (recuérdese 4,32), que
disciplina y tengo soldados a mis órdenes. Le digo a incluye hacer que exista lo que falta: la salud. Por otra parte lo llama «Señor».
uno: «Vete», y va; y a otro: «Ven», y viene; y a mi sier- 3) Jesús comparte su admiración con la muchedumbre interpretando
las palabras del centurión como una prueba de una fe muy grande. Y, puesto
vo: «Haz esto», y lo hace.
que no ha encontrado en Israel una fe semejante, sin duda hay que interpretar
9
Al oír esto, Jesús se admiró de él, y volvién-
el grito de la multitud en la escena que sigue —«un gran profeta...» (v. 16)—
dose a la multitud que le seguía, dijo:
como la expresión de una fe insuficiente.
—Os digo que ni siquiera en Israel he encon-
trado una fe tan grande. b) Jesús resucita al hijo de una viuda (7,11-17)
10
Y cuando volvieron a casa, los enviados en-
contraron sano al siervo. Después, marchó a una ciudad llamada
11

Naín, e iban con él sus discípulos y una gran muche-


Lectura de conjunto. En el centro de este cap. 7, Jesús dice que Juan dumbre. 12 Al acercarse a la puerta de la ciudad, resul-
es más que un profeta. Pero esta afirmación está enmarcada por dos preguntas tó que llevaban a enterrar un difunto, hijo único de su
sobre la identidad de Jesús («¿Eres tú el que ha de venir?», v. 19; «¿quién es madre, que era viuda. Y la acompañaba una gran mu-
este hombre que hasta perdona los pecados?», v. 49), a las que la muchedum- chedumbre de la ciudad. 13 El Señor la vio y se compa-
bre responde anticipadamente: «Un gran profeta se ha levantado entre noso- deció de ella. Y le dijo:
tros» (v. 16). Ante todos estos textos, la fe del centurión —sin equivalente en —No llores.
Israel— es una fe en la autoridad divina de Jesús, el cual no tiene una autori-
53 Cf. Confesiones, 7, 18, 24. Cf. Evangelio según San Lucas, in loc.

—34—
14
Se acercó y tocó el féretro. Los que lo lleva- quiere reflejar aquí estos poderes divinos de Cristo. En todo caso, el hecho
ban se detuvieron. Y dijo: habla de ellos.
—Muchacho, a ti te digo, levántate. 2) En Nazaret, Jesús ha hablado de la viuda de Sarepta, la cual, en 1 Re
15
Y el que estaba muerto se incorporó y co- 17,8-24, se benefició con los milagros del profeta Elías. Este relato se transpa-
menzó a hablar. Y se lo entregó a su madre. 16 Y se renta solapadamente a través de estas expresiones: «Puerta de la ciudad»,
llenaron todos de temor y glorificaban a Dios diciendo: «hijo [único] de una viuda», «se lo entregó a su madre». Lucas muestra en
«Un gran profeta ha surgido entre nosotros», y «Dios Jesús la realización de la figura de Elías, que, según Mal 3,23 y las tradiciones
ha visitado a su pueblo». judías, tenía que volver antes del «gran día de Dios».
17
Esta opinión sobre él se divulgó por toda Ju- 3) Elías había tenido que suplicar a Dios por dos veces para devolver la
vida al niño. Jesús, «el Señor», «despierta» (dos términos del lenguaje de la
dea y por todas las regiones vecinas.
resurrección) al hijo único mediante una palabra de autoridad.
Lectura de conjunto. La primera parte (vv. 11-12) está enmarcada por 4) La muchedumbre no exclama «el gran profeta ha surgido... », sino
la repetición de la palabra «muchedumbre»: la que está con Jesús y sus discípu- «un gran profeta...». Esto atestigua una fe menor que la del centurión. Sin em-
los y la que está con la viuda. La segunda parte (vv. 13-15) describe la triple bargo, mediante la expresión «Dios ha visitado a su pueblo», Lucas une esta
acción de Jesús: palabra de aliento para la madre, palabra de autoridad para fe a la de Zacarías, cuyo cántico celebraba por dos veces «la visita» de Dios
resucitar al hijo, entrega del hijo a la madre. La tercera parte (vv. 16-17) narra (1,68.78).
la reacción del conjunto de los testigos.
Al hilo del texto. 1) Cristo va, con sus discípulos y una gran muche- c) Jesús interpreta la misión de Juan (7,18-35)
dumbre de la que le escuchó y sobre la que operó milagros, a un villorrio 18
Informaron a Juan sus discípulos de todas es-
(πόλις; Lc suele llamar así a pequeños villorrios) llamado Naín (Na'im = la bella, tas cosas. 19 Y Juan llamó a dos de ellos, y los envió al
la graciosa), situado a unos diez kilómetros al sudeste de Nazaret y a siete u
Señor a preguntarle:
ocho horas de Cafarnaúm, junto al Djebel col-Duhy. La escena del encuentro de
—¿Eres tú el que va a venir o esperamos a
Cristo con el cortejo fúnebre tiene lugar al acercarse a la "puerta de la ciudad".
otro?
Un pequeño villorrio es probable que no tuviese más que una puerta de acceso. 20
Cuando aquellos hombres se presentaron an-
Así aparece en las ruinas de Ain Shems. Según la costumbre judía, llevaban a
enterrar sobre unas parihuelas, envuelto el cuerpo en lienzo blanco, y la cabeza
te él le dijeron:
en un sudario, o en ocasiones descubierta, al hijo único de una viuda; los judíos —Juan el Bautista nos ha enviado a ti a pre-
no utilizaban ataúdes. El entierro solía ser al atardecer del día del fallecimiento. guntarte: «¿Eres tú el que va a venir o esperamos a
Acompañaban el féretro su madre, parientes y gran parte de las gentes del otro?».
villorrio, sin faltar plañidera y algún flautista. Los rabinos tenían legislado que,
21
En aquel momento curó a muchos de sus en-
al encontrarse un cortejo fúnebre, se incorporasen las gentes a él. Aquí Cristo fermedades, de dolencias y de malos espíritus y dio la
se adelanta a la madre para compadecerse de ella. La escena es de una gran vista a muchos ciegos. 22 Y les respondió:
delicadeza. Bien consciente de su poder, sin temores a la impureza "legal" por —Id y anunciadle a Juan lo que habéis visto y
tocar un muerto (Nm 19, 16), tocó el féretro y dio al joven la orden de "levan- oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos que-
tarse", de resucitar; pero la fórmula con que lo dice es de interés: "Joven (yo) te dan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y
digo a ti: levántate". a los pobres se les anuncia el Evangelio. 23 Y bienaven-
El Señor da la orden de resucitar al joven en su nombre propio: "(Yo) te turado el que no se escandalice de mí.
digo a ti". El poder en nombre propio de la resurrección de los muertos, como 24
Cuando los enviados de Juan se marcharon,
el poder de vida o muerte, es poder en el A.T. reservado a Dios. Se piensa si Lc se puso a hablar de Juan a la multitud:

—35—
—¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña cado del mundo (Jn 1, 29), anunciando así su futura inmolación, que ya había
sacudida por el viento? 25 Entonces, ¿qué salisteis a sido vaticinada por otros profetas, según consta sobre todo en Isaías (Is 53) (...).
ver? ¿A un hombre vestido con finos ropajes? Daos Puede decirse con San Juan Crisóstomo que no era por ignorancia propia, sino
cuenta de que los que visten con lujo y viven entre pla- para que Cristo diera cumplida respuesta a sus discípulos. Por eso Cristo res-
ceres están en palacios de reyes. 26 Entonces, ¿qué salis- ponde para instruirlos acudiendo al argumento de los hechos milagrosos»54.
teis a ver? ¿A un profeta? Sí, os lo aseguro, y más que Pero Jesús es «el que [tenía que] venir», realiza varios anuncios de
un profeta. 27 Éste es de quien está escrito: Isaías. Lucas no los cita aquí más que de forma implícita, pero con la voluntad
Mira que envío a mi mensajero delante de ti, de recordar al lector el programa ofrecido en Nazaret, en particular que «la
para que vaya preparándote el camino. Buena Nueva se anuncia a los pobres». Jesús no es un asceta porque la inaugu-
ración del Reino exige que coma con los pecadores, como médico, y con sus
28
»Os digo que entre los nacidos de mujer na-
discípulos, como el Esposo (cf. 5, 27-35). Son tiempos tan nuevos que «el más
die hay mayor que Juan; pero el más pequeño en el
pequeño en el reino de Dios», el pobre, el leproso, el sencillo (10,21), «es más
Reino de Dios es mayor que él.
grande» que Juan. Y también el pecador perdonado, puesto que Jesús, a dife-
29
»Y todo el pueblo –incluso los publicanos– le rencia de Juan, se muestra como el Enviado de Dios lleno de misericordia, como
escuchó y reconoció la justicia de Dios, recibiendo el lo muestra el episodio que vendrá a continuación.
bautismo de Juan. 30 Pero los fariseos y los doctores de En su respuesta a los discípulos de Juan, Jesús muestra que Él es el
la Ley rechazaron el plan de Dios sobre ellos al no Mesías prometido, pues realiza los signos de los tiempos mesiánicos anuncia-
querer ser bautizados por él. dos en el Antiguo Testamento (cf Is 26,19; 29,18-19; 35,5-6; 61,1, etc.). Des-
31
»Así pues, ¿con quién voy a comparar a los pués (vv. 24-30) explica la singularidad de la grandeza de Juan.
hombres de esta generación? ¿A quién se parecen? 32 Se San Juan Bautista es el mayor de los profetas del Antiguo Testamento
parecen a los niños sentados en la plaza y que se gritan por ser el más próximo a Cristo y haber recibido la misión singular de mostrar
unos a otros aquello que dice: al Mesías ya presente. Pero sigue perteneciendo al tiempo de la promesa (An-
«Hemos tocado para vosotros la flauta tiguo Testamento), cuando todavía no se ha realizado la obra de la Redención.
y no habéis bailado; Una vez cumplida ésta por Cristo (Nuevo Testamento), el don divino de la gra-
hemos cantado lamentaciones cia hace que los que la reciben con fidelidad estén en situación incompara-
y no habéis llorado». blemente superior a los justos de la Antigua Alianza, que no recibieron esa
33
Porque viene Juan el Bautista, que no come gracia, sino sólo la promesa. Una vez consumada la obra de la Redención la
pan ni bebe vino, y decís: «Tiene un demonio». 34 Vie- gracia divina alcanza igualmente a los justos del Antiguo Testamento, que esta-
ne el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: «Fi- ban en espera de que Jesucristo abriera los Cielos también para ellos 55
jaos: un hombre comilón y bebedor, amigo de publica- Finalmente, Jesús compara la respuesta que obtuvo el mensaje de
nos y de pecadores». Juan por parte de fariseos y doctores con la respuesta ante su mensaje. La
35
»Pero la sabiduría queda acreditada por to- llamada a la conversión hecha por el Bautista fue acogida por el pueblo y los
dos sus hijos». publicanos (cf v. 29) pero no por los fariseos y los doctores de la Ley que, de
ese modo, «rechazaron el plan de Dios sobre ellos» (v. 30). Con sus palabras
«San Juan Bautista no preguntaba por la venida de Cristo en la carne (vv. 31-35), Jesús da a entender que otro tanto va a ocurrir con su propio men-
como si desconociese el misterio de la Encarnación, pues él mismo lo había saje de salvación56.
confesado expresamente diciendo: Yo vi y doy testimonio de que Este es el Hijo
de Dios (Jn 1, 34). Por eso no pregunta: ¿Tú eres el que has venido?, sino: ¿Eres
Tú el que ha de venir? Inquiriendo sobre algo futuro, no sobre algo pasado. 54 SANTO TOMÁS DE AQUINO, Suma de Teología II-II, q. 2, a. 7 ad 2.
Tampoco debemos pensar que el Bautista ignorase que Jesús vendría para 55 Cf. Evangelio según San Lucas, in loc.
sufrir, pues él mismo había dicho: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pe- 56 Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EUNSA, 1999, in loc.

—36—
d) Jesús admira el amor de la pecadora (7,36-50) 49
Y los convidados comenzaron a decir entre
sí:
36
Uno de los fariseos le rogaba que comiera —¿Quién es éste que hasta perdona los peca-
con él; entrando en casa del fariseo se recostó a la me- dos?
sa. 37 Y entonces una mujer pecadora que había en la Él le dijo a la mujer:
50
ciudad, al enterarse que estaba sentado a la mesa en —Tu fe te ha salvado; vete en paz.
casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro con per-
fume, 38 y por detrás se puso a sus pies llorando; y co- Lectura de conjunto. En una primera parte (vv. 36-39), cuando el mar-
menzó a bañarle los pies con sus lágrimas, y los enju- co se ha establecido (una comida en casa de un fariseo), tiene lugar un aconte-
gaba con sus cabellos, los besaba y los ungía con el cimiento inesperado: una pecadora cubre de besos los pies de Jesús. Jesús
perfume. permanece silencioso, pero el narrador nos comunica los pensamientos del
39
Al ver esto el fariseo que le había invitado, se fariseo: su invitado no puede ser un profeta. En la segunda parte del pasaje
(vv. 40-43), Jesús cuenta la parábola de los dos deudores. En un tercer mo-
decía: «Si éste fuera profeta, sabría con certeza quién y
mento (vv. 44-50) aplica la parábola a la actitud de la mujer, pero dirigiéndose
qué clase de mujer es la que le toca: que es una peca-
siempre al fariseo. Sólo será en la conclusión cuando se dirija directamente a
dora».
la mujer y cuando el narrador nos informe de la presencia de otros invitados,
40
Jesús tomó la palabra y le dijo:
que plantean la pregunta clave: «¿Quién es este hombre, que hasta perdona
—Simón, tengo que decirte una cosa. Y él con- los pecados?»
testó: Al hilo del texto. 1) Según una hipótesis todavía válida (J. Jeremías), el
—Maestro, di. fariseo ha invitado a Jesús porque este Maestro de paso habría predicado en
41
—Un prestamista tenía dos deudores: uno le la sinagoga; era una de las obras meritorias previstas en esta fraternidad, y la
debía quinientos denarios y otro cincuenta. 42 Como postura reclinada de los invitados sugiere una comida honorífica. El fariseo
ellos no tenían con qué pagar, se lo perdonó a los dos. habría sido cuestionado por la predicación: ¿se encontraría en presencia de un
¿Cuál de ellos le amará más? profeta? Ante la ausencia de reacción de Jesús, se inclina por la negativa, ya
43
—Supongo que aquel a quien perdonó más – que un verdadero profeta conocería las realidades ocultas concernientes a las
contestó Simón. relaciones con Dios.
Entonces Jesús le dijo: 2) Pero Jesús conocía los pensamientos ocultos del fariseo, El narra-
—Has juzgado con rectitud. dor no había revelado el nombre de éste, para mostrar que Jesús quiere ahora
44
Y vuelto hacia la mujer, le dijo a Simón: establecer una verdadera comunicación con Simón. La pequeña historia de los
—¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me dos deudores ilustra el poder de las parábolas para evitar una confrontación
diste agua para los pies. Ella en cambio me ha bañado brutal entre los interlocutores (aquí sobre el pecado), prolongando un acuerdo
los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus provisional sobre una situación desfasada de la realidad presente (aquí sobre el
cabellos. 45 No me diste el beso. Pero ella, desde que dinero). Sin embargo, el fariseo no quiere dejarse arrastrar demasiado lejos:
entré no ha dejado de besar mis pies. 46 No has ungido «Supongo que…» (v. 43).
mi cabeza con aceite. Ella en cambio ha ungido mis 3) El verbo «amar» (vv. 42.47) revela, bajo el griego, la influencia de la
pies con perfume. 47 Por eso te digo: le son perdonados lengua aramea, que no tiene otra palabra para decir «mostrar reconocimien-
sus muchos pecados, porque ha amado mucho. Aquel to», «agradecer». La parábola y el final del v. 47 obligan a entender que la
a quien menos se perdona menos ama. mujer se sabía ya perdonada cuando entra en casa del fariseo. El v. 47 puede
interpretarse así: «Si yo puedo declarar que sus muchos pecados han sido per-
48
Entonces le dijo a ella:
donados es porque veo que ella ha mostrado mucho reconocimiento (amor)».
—Tus pecados quedan perdonados.

—37—
Así, el v. 48 es una confirmación que Jesús da a la mujer: «Han sido perdonados origen: Magdala, hoy el-Medjdel (la torre), en Galilea, en la orilla occidental del
tus pecados [por Dios]». Pero es su fe en Jesús la que la «salva» (v. 50). Lago y cerca de Tiberíades. El que de ella hayan salido siete demonios no indica
4) La actitud de la pecadora nos recuerda que el amor y la misericor- vida pecadora, sino sólo, conforme a las apreciaciones populares de entonces,
dia de Dios no tienen límites y nunca hemos de dejar de confiar en ellos: «No o una posesión diabólica, o una o varias enfermedades. El número siete, núme-
hay ninguna falta por grave que sea que la Iglesia no pueda perdonar. "No hay ro de plenitud, puede indicar sólo una variedad o gravedad en las ellas.
nadie, tan perverso y tan culpable, que no deba esperar con confianza su per- Otra de las mujeres citadas es Juana, mujer de Jusa, administrador
dón siempre que su arrepentimiento sea sincero" (Catech. R. 1, 11, 5). Cristo, (επίτροπος) de Herodes Antipas (Lc 24, 10). Pero con este título de epítropos
que ha muerto por todos los hombres, quiere que, en su Iglesia, estén siempre también se da en Josefo el equivalente a un alto privado o ministro.
abiertas las puertas del perdón a cualquiera que vuelva del pecado (cf. Mt 18, De la tercera sólo se da el nombre, Susana (lirio). Pero les servían tam-
21-22)»57. Más todavía: «"Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hom- bién con sus bienes y servicios «otras varias». No quiere decirse que siempre y
bres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada" (Mc 3, 29; Lc 12, todos formasen un grupo regular; las circunstancias condicionarían el grupo.
10). No hay límites a la misericordia de Dios, pero quien se niega deliberada- Puede verse en esta escena el trato delicado de Lc con las mujeres,
mente a acoger la misericordia de Dios mediante el arrepentimiento rechaza despreciadas en la antigüedad. Hasta «sirven» en algún sentido al Evangelio
el perdón de sus pecados y la salvación ofrecida por el Espíritu Santo (cf DeV (1Co 9, 5). En los Hechos de los Apóstoles las presentará también en estos se-
46). Semejante endurecimiento puede conducir a la condenación final y a la cundarios «ministerios»59
perdición eterna»58.
b) La parábola del sembrador
5. Acoger, transmitir, cumplir la Palabra (8,1 -21) Reuniéndose una gran muchedumbre que de
4

todas las ciudades acudía a él, dijo esta parábola:


a) Las discípulas del Señor 5
—Salió el sembrador a sembrar su semilla; y
al echar la semilla, parte cayó junto al camino, y fue
8Sucedió, después, que él pasaba por ciu-
1
pisoteada y se la comieron las aves del cielo. 6 Parte
dades y aldeas predicando y anunciando el Evangelio cayó sobre piedras, y cuando nació se secó por falta de
del Reino de Dios. Le acompañaban los doce 2 y algu- humedad. 7 Otra parte cayó en medio de las espinas, y
nas mujeres que habían sido libradas de espíritus ma- habiendo crecido con ella las espinas la ahogaron. 8 Y
lignos y de enfermedades: María, llamada Magdalena, otra cayó en la tierra buena, y cuando nació dio fruto
de la que habían salido siete demonios; 3 y Juana, mu- al ciento por uno.
jer de Cusa, administrador de Herodes; y Susana, y Dicho esto, exclamó:
otras muchas que le asistían con sus bienes. —El que tenga oídos para oír, que oiga.
Eran motivos de gratitud lo que las movía a ello: habían sido curadas
9
Entonces sus discípulos le preguntaron qué
por él de diversas «enfermedades» y de «espíritus malignos», es decir, cierto significaba esta parábola. 10 Él les dijo:
tipo de endemoniados, según la concepción de entonces. De esas varias, da el —A vosotros se os ha concedido el conocer los
nombre de tres: «María llamada Magdalena, de la cual habían salido siete misterios del Reino de Dios, pero a los demás, sólo a
demonios». Magdalena probablemente deriva, no de la raíz hebrea gadal, través de parábolas,
grande, con lo que se indicaría la grandeza moral de esta mujer al servicio de de modo que viendo no vean
Cristo, como pretendía Orígenes, sino que toma el nombre de su pueblo de y oyendo no entiendan.

57 Catecismo, n. 981.
58 Ibídem, n. 1864. 59 Cf. BAC in loc.

—38—
»El sentido de la Parábola es éste: la semilla
11
arrastrado el corazón por los deseos de tal manera que es como si nada hubie-
es la palabra de Dios. 12 Los que están junto al camino ran hecho ni determinado contra esos deseos, y obran lo que es digno de con-
son aquellos que han oído; pero viene luego el diablo y dena y ellos mismos habían condenado al recordar que lo habían cometido.
se lleva la palabra de su corazón, no sea que creyendo Muchas veces nos compungimos por nuestras culpas y, sin embargo, volvere-
se salven. 13 Los que están sobre piedras son aquellos mos a cometerlas después de haberlas llorado»61.
que, cuando oyen, reciben la palabra con alegría, pero 4) Lc 8, 14. Se trata de aquellos que después de recibir la semilla divi-
no tienen raíz; éstos creen durante algún tiempo, pero na, la vocación cristiana, y habiendo caminado con paso firme durante algún
a la hora de la tentación se vuelven atrás. 14 Lo que ca- tiempo, comienzan a ceder en la lucha. Estas almas están expuestas a perder el
yó entre espinos son los que oyeron, pero en su cami- gusto por las cosas de Dios y, paralelamente, a iniciar el fácil y desviado camino
de las compensaciones que les sugieren su ambición desordenada de poder, su
nar se ahogan a causa de las preocupaciones, riquezas
afán por las riquezas y la vida cómoda sin sufrimiento.
y placeres de la vida y no llegan a dar fruto. 15 Y lo que
En esta situación comienza a aparecer la tibieza, y el hombre quiere
cayó en tierra buena son los que oyen la palabra con
servir al mismo tiempo a dos señores: «No es lícito vivir manteniendo encendi-
un corazón bueno y generoso, la conservan y dan fruto
das esas dos velas que, según el dicho popular, todo hombre se procura: una a
mediante la perseverancia. San Miguel y otra al diablo. Hay que apagar la del diablo. Hemos de consumir
1) Lc 8, 4-8. El Señor dará la explicación de la parábola (vv. Lc 8, 11-15). nuestra vida haciendo que arda toda entera al servicio del Señor. Si nuestro
La semilla es el mismo Jesucristo y su predicación; y las diferentes tierras refle- afán de santidad es sincero, si tenemos la docilidad de ponernos en las manos
jan las diversas actitudes de los hombres ante Jesús y su doctrina: el Señor de Dios, todo irá bien. Porque Él está siempre dispuesto a darnos su gracia» 62.
siembra en las almas la vida divina a través de la predicación de la Iglesia y de 5) Lc 8, 15. Tres son las características que señala Jesucristo en la tie-
tantas gracias actuales que concede. rra buena: oír con las buenas disposiciones de un corazón generoso los reque-
2) Lc 8, 12. Hay hombres que, metidos en una vida de pecado, son co- rimientos divinos; esforzarse para que esas exigencias no se atenúen con el
mo el camino donde cae la semilla «que sufre un doble daño, es pisada por los paso del tiempo; y, por fin, comenzar y recomenzar sin desanimarse si el fruto
caminantes y arrebatada por las aves. El camino es por tanto el corazón que tarda63.
está pisoteado por el frecuente paso de los malos pensamientos, y seco de tal
modo que no puede recibir la semilla ni ésta germinar» 60. Las almas endureci- c) La luz de la Voluntad de Dios
das por los pecados pueden llegar a ser tierra buena y dar fruto por el arre- »Nadie que ha encendido una lámpara la
16

pentimiento sincero y la penitencia. Es de notar el empeño del demonio por oculta con una vasija o la pone debajo de la cama, sino
conseguir que el alma siga endurecida y no se convierta. que la pone sobre un candelero para que los que entran
3) Lc 8, 13. «A muchos les agrada lo que escuchan, y se proponen vean la luz. 17 Porque nada hay escondido que no aca-
obrar bien; pero en cuanto empiezan a ser molestados por las adversidades be por saberse; ni secreto que no acabe por conocerse y
abandonan las buenas obras que habían comenzado. La tierra pedregosa no hacerse público. 18 Mirad, pues, cómo oís: porque al
tuvo suficiente sustancia, por lo cual, lo germinado no llegó a dar fruto. Hay
que tiene se le dará; y al que no tiene incluso lo que
muchos que cuando oyen hablar contra la avaricia la detestan, y ensalzan el
piensa tener se le quitará.
menosprecio de las cosas de este mundo; pero tan pronto como ve el alma otra 19
Vinieron a verle su madre y sus hermanos, y
cosa que desear se olvida de lo que ensalzaba. Hay también muchos que cuan-
do oyen hablar contra la impureza no sólo no desean mancharse con las sucie-
no podían acercarse a él a causa de la muchedumbre. 20
dades de la carne, sino que hasta se avergüenzan de las manchas con que se
Y le avisaron:
han mancillado; pero en cuanto se presenta a su vista la belleza corporal, es
61 SAN GREGORIO MAGNO, In Evangelia homiliæ, 15.
62 Es Cristo que pasa, n. 59.
60 SAN BEDA, In Lucæ Evangelium expositio, in loc. 63 Cf. Evangelio según San Lucas, in loc.

—39—
—Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y Los episodios de la tempestad calmada, del poseído por la «legión»
quieren verte. de demonios, así como el del relato entrelazado de la hija de Jairo y de la mu-
21
Él, en respuesta, les dijo: jer con pérdidas de sangre, ya presentes en Mc, están unidos por el tema de la
—Mi madre y mis hermanos son los que oyen fe que salva. «¿Dónde está vuestra fe?», dice Jesús después de haber calmado
la palabra de Dios y la cumplen. la tempestad (8,25), que resulta menos duro que en Mc y Mt; es como si dijera:
«Aunque tenéis fe, no sabéis serviros de ella en los peligros».
Es evidente el amor de Jesús por su madre Santa María y por San José. El mar, en muchos lugares de la Biblia, representa el lugar de las fuer-
Aprovecha este episodio Nuestro Salvador para enseñarnos que en su Reino los zas antagónicas que sólo Dios puede dominar (cf Sal 65,8; 93,4; 107,23-30). Al
derechos de la sangre no tienen la primacía. El que hace la voluntad de su Pa- doblegarlo con el imperio de su voz (v. 24), Jesús se presenta con el poder de
dre Celestial es considerado por Jesús como de su propia familia. Por eso, aun Dios; de ahí la pregunta de sus discípulos. La escena ha sido entendida como un
sacrificando los sentimientos naturales de la familia, deberá abandonarla cuan- paradigma de la acción de Jesús en su Iglesia. En ocasiones, también nos pare-
do se lo pida el cumplimiento de la misión que el Padre le ha confiado (cf Lc 2, ce que Jesús duerme, pero nuestra oración le «despierta», acude en nuestra
49). ayuda y vuelve la calma.
Podemos decir que María misma es más amada por Jesús a causa de De las tres relaciones, Lc tiene un término medio; Mt es el más sintéti-
los lazos creados entre ambos por la gracia, que en razón de la generación co y Mc el más colorista. Pero Lc tiene uno de los rasgos de más exactitud geo-
natural, que ha hecho de Ella su madre según la carne: la maternidad divina es gráfica. Describe la tormenta diciendo que "descendió" (χατέβη) un gran torbe-
la fuente de todas las demás prerrogativas de la Santísima Virgen; pero esta llino sobre el Lago. Situado éste a 208 metros bajo el nivel del Mediterráneo,
misma maternidad es, a su vez, la primera y la mayor de las gracias otorgadas a las corrientes de aire vienen de súbito y caen, literalmente, sobre el Lago, con
María64. el consiguiente levantamiento de las aguas.
La descripción bimembre de Mc, en que Cristo manda por separado al
6. La fe es la que salva (8,22-56) viento y al mar que cesen, es de un ritmo más semita y probablemente más
original. Acaso se quiera evocar un exorcismo litúrgico antidemoníaco.
a) La tempestad calmada (8, 22-25) De esta escena se desprende la aún no perfecta formación de los
Un día, subió él a una barca con sus discípu-
22 apóstoles sobre los poderes de Cristo y sobre la verdadera naturaleza de su
los y les dijo: persona. Les alude a su poca "confianza" en Él, puesto que ya habían visto nu-
—Crucemos a la otra orilla del lago. merosos milagros de todo tipo, lo que les hacía ver su pleno dominio. Pero los
Y partieron. 23 Mientras ellos navegaban, se elementos cósmicos desatados les hicieron temer. No pensaron en el poder
durmió. Y se desencadenó una tempestad de viento en omnímodo que tenía. Ya en la misma perspectiva literaria de Lc han visto en El
al Mesías. Pero, ante la impresión de aquel dominio absoluto sobre los poderes
el lago, de modo que se llenaban de agua y corrían pe-
cósmicos, brota en ellos una de esas preguntas imprecisas, pero que abren la
ligro. 24 Se le acercaron para despertarle diciendo:
puerta a una nueva sugerencia, a nuevos poderes: «¿Quién es éste, que manda
—¡Maestro, Maestro, que perecemos!
a los vientos y al agua y le obedecen?».
Puesto en pie, increpó al viento y a las olas,
La revelación de Cristo es gradual. ¿Qué hombre dominó por su pro-
que cesaron; y sobrevino la calma. 25 Entonces les dijo: pio poder los poderes cósmicos desatados? Se leía de Yahvé en el A.T.: "Tú
—¿Dónde está vuestra fe? dominas la soberbia del mar; cuando se embravecen las olas, tú las contienes"
Ellos, llenos de temor, se asombraron y se de- (Sal 88, 10). ¿Recordarían los apóstoles, ante aquel espectáculo, estas pala-
cían unos a otros: bras? ¿No será intento evocador del evangelista? El verbo "increpar"
—¿Quién es éste que manda a los vientos y al (επίτιμαω) se usa ordinariamente para significar la increpación contra los de-
agua, y le obedecen? monios (Za 3, 2). En el A.T. es frecuente presentar el mar como morada de
poderes demoníacos (Is 27, 1; Is 51, 10; Sal 89, 10-11; Jb 9, 13). En línea con los
64 Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO, nota a Mt 12, 48-50.

—40—
demonios gerasenos, podría querer indicarse aquí a Cristo en victoria contra los sús, y encontraron al hombre del que habían salido los
poderes demoníacos. Sería homologarlo con Yahvé (Sal 65, 7; Sal 107, 23-29). demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido y en su
De ahí la expresión admirativa con que terminan los sinópticos el dominio cós- sano juicio, y les entró miedo. 36 Los que lo habían
mico de Cristo. En Mc la "increpación" parece como si se dirigiese a un demo- presenciado les contaron cómo había sido salvado el
nio: "Calla, enmudece". En cualquier caso, el halo de lo divino se va descu- endemoniado. 37 Y toda la gente de la región de los ge-
briendo cada vez más65. rasenos le pidió que se alejara de ellos, porque estaban
b) El endemoniado de Gerasa (8, 26-39) sobrecogidos de temor. Él subió a la barca y se volvió.
38
El hombre de quien habían salido los demonios le
Navegaron hasta la región de los gerasenos,
26
pedía quedarse con él; pero lo despidió diciendo:
que está al otro lado, enfrente de Galilea. 27 Y cuando 39
—Vuelve a tu casa y cuenta las grandes cosas
saltó a tierra, vino a su encuentro un hombre de la ciu- que Dios ha hecho contigo.
dad endemoniado; desde hacía mucho tiempo no lle- Y se marchó proclamando por toda la ciudad
vaba ropa, ni habitaba en casas sino en los sepulcros. 28 lo que Jesús había hecho con él.
Al ver a Jesús, cayó ante él gritando y dijo con gran
Gerasa estaba en la Decápolis, una región de paganos de origen grie-
voz:
go y sirio. Prueba de ello es la presencia de una piara de cerdos cuya crianza y
—¿Qué tengo yo que ver contigo, Jesús, Hijo
comida estaba prohibida a los judíos (Lv 11,7). Pero la misión de Jesús no se
del Dios Altísimo? Te suplico que no me atormentes.
limita sólo a los hijos de Israel, sino que se extiende a toda la tierra. Por eso,
29
Pues Jesús mandaba al espíritu impuro que en las palabras finales de Cristo, se desvela el sentido de todo el acontecimien-
saliera de aquel hombre; porque muchas veces se apo- to: aquel hombre curado debe anunciar en esa región que la «misericordia» del
deraba de él, y aunque le sujetaban con cadenas y le Señor también les alcanza a los que allí habitan (vv. 19,20). «Quienes han en-
ponían grillos para custodiarle, rotas las ataduras, era contrado a Cristo no pueden cerrarse en su ambiente: ¡triste cosa sería ese
impulsado por el demonio al desierto. empequeñecimiento! Han de abrirse en abanico para llegar a todas las almas.
30
Jesús le preguntó: Cada uno ha de crear —y de ensanchar— un círculo de amigos, sobre el que
—¿Cuál es tu nombre? influya con su prestigio profesional, con su conducta, con su amistad, procu-
Él dijo: rando que Cristo influya por medio de ese prestigio profesional, de esa conduc-
—Legión –porque habían entrado en él mu- ta, de esa amistad»66.
chos demonios. Jesús tiene potestad sobre los demonios y fuerzas diabólicas. Éstos
31
Y le suplicaban que no les ordenase ir al pueden actuar en el hombre, y también, si Dios así lo permite, en otras criatu-
abismo. ras que llevan al hombre a oponerse a Dios. En este pasaje la sanación del po-
32
Había por allí una gran piara de cerdos que seso y la muerte de los cerdos expresan la victoria completa de Jesús sobre el
estaban paciendo en el monte; y le suplicaron que les demonio67. Como sabemos, «tras la elección desobediente de nuestros prime-
permitiese entrar en ellos. Y se lo permitió. 33 Los de- ros padres [pecado original] se halla una voz seductora, opuesta a Dios (cf. Gn
monios salieron del hombre y entraron en los cerdos; y 3, 1-5) que, por envidia, los hace caer en la muerte (cf. Sb 2, 24). La Escritura y
la piara se lanzó corriendo por la pendiente hacia el la- la Tradición de la Iglesia ven en este ser un ángel caído, llamado Satán o diablo
go y se ahogó. 34 Al ver los porqueros lo ocurrido, hu- (cf. Jn 8, 44; Ap 12, 9). La Iglesia enseña que primero fue un ángel bueno, crea-
yeron, y lo contaron por la ciudad y por los campos. 35
Salieron a ver lo que había pasado, llegaron hasta Je-
66 S. JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER, Surco, n. 193. Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTA-
MENTO, EUNSA, 1999, in loc.
65 Cf. BAC in loc. 67 Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EUNSA, 1999, in loc.

—41—
do por Dios»68. «Sin embargo, el poder de Satán no es infinito. No es más que Viendo la mujer que aquello no había que-
47

una criatura, poderosa por el hecho de ser espíritu puro, pero siempre criatu- dado oculto, se acercó temblando, se postró ante él y
ra: no puede impedir la edificación del Reino de Dios. Aunque Satán actúe en el declaró delante de todo el pueblo la causa por la que le
mundo por odio contra Dios y su Reino en Jesucristo, y aunque su acción cause había tocado, y cómo al instante había quedado cura-
graves daños —de naturaleza espiritual e indirectamente incluso de naturaleza da. 48 Él entonces le dijo:
física— en cada hombre y en la sociedad, esta acción es permitida por la divina —Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz. 49 To-
providencia que con fuerza y dulzura dirige la historia del hombre y del mundo. davía estaba él hablando, cuando vino uno de la casa
El que Dios permita la actividad diabólica es un gran misterio, pero "nosotros del jefe de la sinagoga diciendo:
sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman" —Tu hija ha muerto, no molestes más al Maes-
(Rm 8, 28)»69.
tro.
En 8,36, Lucas es el único de los tres evangelistas en decir que los tes- 50
Al oírlo Jesús, le respondió:
tigos cuentan «cómo fue salvado el poseído». Queriendo el hombre curado
—No temas, tan sólo ten fe y se salvará.
seguir a Jesús, la orden que recibe de volver a su casa para contar lo que Dios 51
Cuando llegó a la casa, no permitió que na-
ha hecho por él (8,39) prolonga 8,16-17: transmitir la Palabra.
die entrara con él, excepto Pedro, Juan y Santiago, y el
c) Curación de una mujer y de la hija de Jairo (8, 40- padre y la madre de la niña. 52 Todos lloraban y se la-
56) mentaban por ella. Pero él dijo:
—No lloréis; no ha muerto, sino que duerme.
Al volver Jesús le recibió la muchedumbre,
40
53
Y se burlaban de él, sabiendo que estaba
porque todos estaban esperándole. 41 Entonces llegó un muerta. 54 Él, tomándola de la mano, dijo en voz alta:
hombre, llamado Jairo, que era jefe de la sinagoga, y —Niña, levántate.
se postró a los pies de Jesús suplicándole que entrase 55
Volvió a ella su espíritu y al instante se levan-
en su casa, 42 porque tenía una hija única de unos doce tó, y Jesús mandó que le dieran de comer. 56 Y sus pa-
años que se estaba muriendo. Mientras iba, la multitud dres quedaron asombrados; pero él les ordenó que no
le apretujaba. 43 Y una mujer que tenía un flujo de san- dijeran a nadie lo que había sucedido.
gre desde hacía doce años y que había gastado toda su
hacienda en médicos sin que ninguno hubiese podido Los tres evangelios conservan la misma palabra de Jesús a la mujer
curarla 44 se acercó por detrás, le tocó el borde del que tenía pérdidas de sangre: «Tu fe te ha salvado». Pero Lucas acentúa ese
manto y al instante cesó el flujo de sangre. 45 Entonces tema ante Jairo: «No temas, cree solamente y [tu hija] será salvada» (8,50).
Contrariamente al poseído curado, Jesús da la orden a los padres de no decírse-
dijo Jesús:
lo a nadie (8,56).
—¿Quién es el que me ha tocado?
La hemorroísa padecía un enfermedad por la que incurría en impureza
Al negarlo todos, dijo Pedro:
legal (cf Lv 15,25ss.). El evangelista señala con rasgos vivos su situación deses-
—Maestro, la muchedumbre te aprieta y te
perada y su audacia para tocar el vestido de Jesús. Realizada ya la curación,
empuja. Jesús provoca el diálogo por el que hace patente a todos que la causa de la
46
Pero Jesús dijo: curación no es una especie de sortilegio, sino la fe de ella y el poder que ema-
—Alguien me ha tocado, porque yo me he da- na de Él: «Ella toca, la muchedumbre oprime. ¿Qué significa “tocó” sino que
do cuenta de que una fuerza ha salido de mí. creyó?»70.

68 Catecismo, n. 391. 70 S. AGUSTÍN, In Ioann. Ev. 26,3. Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EUNSA,
69 Ibídem, n. 395. 1999, in loc.

—42—
La historia de Jairo muestra también la fe del archisinagogo que ven- 7. Jesús prepara a sus discípulos para su pasión
ce las dificultades que van surgiendo, alentado por Jesús. Su hija está a punto
de morir y por eso pasa por encima de su posición social y ruega a Jesús que
(9,1-50)
vaya a curarla (vv. 41-42). a) La misión de los Doce (9,1-10)
Aún estaba rogándole que curase a su hija, cuando vinieron de su casa
a comunicarle la muerte de la niña, por lo que no molestase más al Maestro.
Era la fe imperfecta, que pensaba requerirse la presencia física para la curación.
9 1
Convocó a los doce y les dio poder y po-
Es lo que hizo exclamar a Marta, la hermana de Lázaro, después de la muerte testad sobre todos los demonios, y para curar enferme-
de éste, dirigiéndose a Cristo: «Si hubieras estado aquí, no hubiera muerto mi dades. 2 Los envió a predicar el Reino de Dios y a sa-
hermano» (Jn 11, 21). La prueba le resultaba especialmente dura a Jairo, cuan- nar a los enfermos. 3 Y les dijo:
do acaba de presenciar la curación de la hemorroísa. Es un contraste acusado —No llevéis nada para el camino, ni bastón, ni
en dos actitudes de fe71. alforja, ni pan, ni dinero, ni tengáis dos túnicas. 4 En
Después de esto, por dos veces (vv. 50.52), ante la noticia de la muerte cualquier casa que entréis, quedaos allí hasta que de
y las burlas, Jesús alienta su fe con palabras o con gestos. Finalmente, la fe de allí os vayáis. 5 Y si nadie os acoge, al salir de aquella
Jairo se ve recompensada con la resurrección de su hija. «Quien sabe dar bue- ciudad, sacudíos el polvo de los pies en testimonio
nos dones a sus hijos nos obliga a pedir, buscar y llamar. (...) Esto puede causar contra ellos.
extrañeza si no entendemos que Dios nuestro Señor (...) pretende ejercitar con 6
Se marcharon y pasaban por las aldeas evan-
la oración nuestros deseos, y prepara la capacidad para recibir lo que nos ha de gelizando y curando por todas partes.
dar»72. 7
El tetrarca Herodes oyó todo lo que ocurría y
«Y al instante la niña se levantó». Mc-Lc harán ver la posibilidad de es- estaba perplejo, porque unos decían que Juan había re-
to, pues tenía ya doce años. Y Cristo mandó que diesen de comer a la niña. sucitado de entre los muertos, 8 otros que Elías había
Tenía esto dos finalidades: una apologética, demostrar aún más la verdad de la aparecido, otros que había resucitado alguno de los an-
resurrección (Lc 24, 41-43), y otra demostrar la duplicidad del milagro: no sólo tiguos profetas. 9 Y dijo Herodes:
la había resucitado, sino curado; la necesidad de comida le haría ver la perfecta —A Juan lo he decapitado yo, ¿quién es, en-
salud que ya gozaba73.
tonces, éste del que oigo tales cosas?
La resurrección de la niña, aunque es un hecho público, se realiza sólo
Y deseaba verlo.
en presencia de los padres y de los tres discípulos más allegados a Cristo. Aun 10
Cuando volvieron los apóstoles, le contaron
así, les insiste en que no divulgaran el milagro. Con esta actitud que ya ha
aparecido en otros lugares, parece que Jesús quería evitar interpretaciones
todo lo que habían hecho; y, tomándolos consigo, se
equivocadas de su condición de Mesías-Salvador: la obra total de Cristo no retiró aparte hacia una ciudad llamada Betsaida.
comprende sólo sus milagros, sino también su muerte en la cruz y su resurrec- Después de haber sido elegidos (6,12-16), los Doce no han sido objeto
ción74. de mención especial. Aquí ocupan el primer plano de la escena. Primero, Jesús
los envía a proclamar el reino de Dios por las aldeas. Lucas insiste en su acti-
vidad de curación. Entre su partida y su regreso, Lucas cuenta las preguntas de
vana curiosidad de Herodes Antipas, añadiendo que trata de ver a Jesús, lo que
se llevará a cabo durante su pasión. Los Doce vuelven y como él mismo ha he-
cho en varias ocasiones, Jesús se los lleva aparte.
71 Cf. BAC in loc. En breves trazos el texto describe cómo los Apóstoles colaboran en la
72 S. AGUSTÍN, Epist. 130,16-17. misión de Cristo y la continúan. Lucas ha ido describiendo el poder y la autori-
73 Cf. BAC in loc.
dad con que Jesús proclamaba el Evangelio y curaba a los enfermos; ahora
74 Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EUNSA, 1999, in loc.

—43—
descubre que esas mismas cualidades (v. 1) y esa misma misión (v. 2) se las dio mida para todo este gentío 14 —había unos cinco mil
el Señor a los Doce. Éstos la cumplieron (v. 6) y la transmitieron a la Iglesia: hombres.
«Toda la Iglesia es apostólica mientras permanezca, a través de los sucesores Entonces les dijo a sus discípulos:
de San Pedro y de los Apóstoles, en comunión de fe y de vida con su origen. —Hacedlos sentar en grupos de cincuenta.
Toda la Iglesia es apostólica en cuanto que ella es “enviada” al mundo entero; 15
Así lo hicieron, y acomodaron a todos.
todos los miembros de la Iglesia, aunque de diferentes maneras, tienen parte 16
Tomando los cinco panes y los dos peces, le-
en este envío»75. vantó los ojos al cielo y pronunció la bendición sobre
Todos los judíos, si exceptuamos a los saduceos, creían en la resurrec- ellos, los partió y empezó a dárselos a sus discípulos,
ción de los muertos, enseñada por Dios en las Sagradas Escrituras (cfr Ez 37, 10; para que los distribuyeran entre la muchedumbre. 17
Dn 12, 2 y 2M 7, 9). Por otra parte, era opinión común entre los judíos contem-
Comieron hasta que todos quedaron satisfechos. Y de
poráneos de Cristo que Elías o algún profeta había de venir de nuevo (cfr Dt 19,
los trozos que sobraron, ellos recogieron doce cestos.
15). Esta podría ser la razón por la que Herodes llegó a pensar en la posibilidad
de que Juan hubiese resucitado (cfr Mt 14, 1-2 y Mc 6, 14-16): a esta opinión Lectura de conjunto. A pesar de su deseo de aislarse con sus discípu-
era inducido al oír que Jesús hacía milagros, pues suponía que los resucitados los, Jesús acoge a la muchedumbre que le ha seguido. Al final del día, los Doce
eran los que tenían poderes para hacerlos. Sin embargo, por otra parte le cons- toman la Iniciativa de invitar a Jesús a que despida a la gente a las aldeas: es el
taba que Cristo hacía milagros ya antes de morir Juan (cfr Jn 2, 23) y por eso, en comienzo de un diálogo que Jesús interrumpe ordenando a sus discípulos que
un primer momento, no sabía a qué atenerse. Después, creciendo la fama de hagan sentarse a la muchedumbre. A continuación, en una frase (v. 16), el na-
los milagros de Cristo, y para encontrar alguna explicación que le convenciese, rrador refiere cinco acciones de Jesús “tomar, levantar los ojos, bendecir, par-
decide dar por bueno que Juan ha resucitado, tal como nos lo cuentan los otros tir, dar"), la última de las cuales (dar) es asumida por los discípulos. La conclu-
Evangelios76. sión subraya la saciedad y la abundancia: doce cestas, ¡una por cada uno de
los Doce!
b) Jesús sacia a una muchedumbre (9,11-17) Al hilo del texto. 1) En la misión de los Doce, Lucas ya había insistido
Cuando la gente se dio cuenta, le siguió. Y
11 en las curaciones. De igual manera subraya aquí que Jesús no habla solamente
les acogió y les hablaba del Reino de Dios, y sanaba a del reino de Dios, sino que cura a aquellos que tienen «necesidad» (griego
los que tenían necesidad. therapeia) de ello.
2) «El día comenzó a declinar»: Lucas utilizará una expresión similar
12
Empezaba a declinar el día, y se acercaron
para los discípulos de Emaús (24,29), lo que da un colorido aún más eucarísti-
los doce para decirle:
co al presente relato (al menos para el lector que ya ha leído del todo el tercer
—Despide a la muchedumbre, para que se va-
evangelio).
yan a los pueblos y aldeas de alrededor, a buscar alber-
3) Lucas inserta el número de cinco mil hombres en medio del relato
gue y a proveerse de alimentos; porque aquí estamos (y no al final, como en Mc y Mt) para estar más cerca del texto de 2 Re 4,42-44,
en un lugar desierto. al que hará alusión. Eliseo dice a su siervo: «Da a la gente para que coma». Éste
13
Él les dijo: responde: «¿Cómo voy a presentar esto a cien personas?». Si esto es así, el
—Dadles vosotros de comer. contraste es evidente entre cien y cinco mil personas, así como entre los vein-
Pero ellos dijeron: te panes de cebada de Eliseo y los cinco panes de los discípulos de Jesús. Jesús
—No tenemos más que cinco panes y dos pe- es infinitamente mayor que Elías y Elíseo, de los que ha hablado en Nazaret.
ces, a no ser que vayamos nosotros y compremos co- 4) En las cinco acciones de Jesús (repetidas durante la Cena en Lc
22,19-20, excepto la de levantar los ojos al Cielo), Lucas reemplaza la acción de
gracias de Mc por la bendición de los propios panes. No habla de peces, lo que
75 Catecismo, n. 863. Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EUNSA, 1999, in loc. da una tonalidad más eucarística.
76 Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc.

—44—
5) Las acciones salvadoras de Cristo se simbolizan de modo eminente —Si alguno quiere venir detrás de mí, que se
en este milagro que acabará por provocar la confesión de Pedro. Antes del niegue a sí mismo, que tome su cruz cada día, y que
milagro (v. 11) vemos a Jesús realizando obras características de su misión me siga. 24 Porque el que quiera salvar su vida la perde-
como Mesías: la proclamación del Reino de Dios y la realización de señales (cfr rá; pero el que pierda su vida por mí, ése la salvará.
4,18). Con el milagro de la multiplicación de los panes se añade una nota más: 25
»Porque ¿de qué le sirve al hombre haber ga-
la sobreabundancia de los dones en los tiempos mesiánicos (cf Is 25,6; Sal nado el mundo entero si se destruye a sí mismo o se
78,19-20; etc.). La acción de alimentar al pueblo en un lugar desierto (v. 12) pierde? 26 Porque quien se avergüence de mí y de mis
evoca, sin duda, los episodios del Éxodo en los que Dios sustenta a su pueblo palabras, de él se avergonzará el Hijo del Hombre
(cfr Ex 16) y prefigura la Eucaristía, alimento del cristiano en su camino hacia cuando venga en su gloria y en la del Padre y en la de
Dios: «La Sagrada Comunión del Cuerpo y de la Sangre de Cristo acrecienta la
los santos ángeles. 27 Os aseguro de verdad que hay al-
unión del comulgante con el Señor, le perdona los pecados veniales y lo preser-
gunos de los aquí presentes que no sufrirán la muerte
va de pecados graves. Puesto que los lazos de caridad entre el comulgante y
hasta que vean el Reino de Dios.
Cristo son reforzados, la recepción de este sacramento fortalece la unidad de la
Iglesia, Cuerpo místico de Cristo»77. Lectura de conjunto. Nuestro Señor y sus discípulos se dirigieron des-
de Betsaida hacia los límites de Cesárea de Filipo. Esta ciudad, antes llamada
c) Fe de los discípulos y anuncio de la pasión (9,18- Paneas, se hallaba en la frontera norte de la tribu de Neftalí, en el origen del
27) Jordán, al pie del monte Líbano. Fue ampliada y embellecida por el tetrarca
Filipo quien le dio el nombre de Cesárea en honor del Cesar (el emperador
Cuando estaba haciendo oración a solas, y se
18
romano Tiberio).Esta Cesárea de Filipo debe diferenciarse de otra ciudad lla-
encontraban con él los discípulos, les preguntó:
mada Cesárea, situada en Palestina sobre la costa del mar Mediterráneo.
—¿Quién dicen las gentes que soy yo?
Se aproximaban los últimos días de la vida de Nuestro Señor sobre la
19
Ellos respondieron: tierra y los discípulos elegidos por Él para difundir sus enseñanzas aun no esta-
—Juan el Bautista. Pero hay quienes dicen que ban preparados para llevar a cabo su gran misión. Por ese motivo, Nuestro
Elías, y otros que ha resucitado uno de los antiguos Señor buscaba frecuentemente la manera de quedarse a solas con ellos para
profetas. conversar y acostumbrarlos a la idea de que el Mesías no era como ellos supo-
20
Pero él les dijo: nían un rey terrenal que someterá para Israel a todas las naciones de la tierra.
—Y vosotros ¿quién decís que soy yo? Por el contrario, este rey cuyo reino no pertenece a este mundo, será crucifica-
Respondió Pedro: do y luego resucitará.
—El Cristo de Dios. Este lejano viaje en compañía de sus discípulos sirvió de ocasión para
21
Pero él les amonestó y les ordenó que no di- conversar a solas con los apóstoles. Nuestro Señor les preguntó «¿Quién dice la
jeran esto a nadie. gente que soy Yo?». Los discípulos respondieron que el pueblo tenía distintas
22
Y añadió que el Hijo del Hombre debía pa- opiniones sobre Él. Así, en la corte de Herodes Antipas creían que Jesús era
decer mucho y ser rechazado por causa de los ancia- Juan el Bautista resucitado. El pueblo sostenía que Él era uno de los grandes
nos, de los príncipes de los sacerdotes y de los escribas, profetas del Antiguo Testamento. Mientras unos decían que se trataba de Elías,
y ser llevado a la muerte y resucitar al tercer día. otros opinaban que Jesús era Jeremías u otro profeta. Existía la creencia popu-
23
Y les decía a todos: lar, que la venida del Mesías debía ser preparada por un profeta del Antiguo
Testamento. Para muchos Jesús era tan solo el precursor del Mesías.
Entonces Jesús preguntó: «Y vosotros, ¿Quién decís que soy?» La res-
puesta partió del «muy ferviente Pedro», al que san Juan Crisóstomo llama «la
77 Catecismo, n. 1416. Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EUNSA, 1999, in boca de los Apóstoles». «¡Tú eres Cristo, el Hijo de Dios vivo!» Los Evangelistas
loc.

—45—
Marcos y Lucas se limitan a transcribir esta respuesta agregando tan solo que 3) En Mc, Pedro dice: «Tú eres el Cristo [el Mesías]». Lucas añade: «de
Jesús prohibió a sus discípulos hablar sobre este tema con alguien. San Mateo Dios». Esto no basta para disipar toda la ambigüedad de este título: muchos
es más explícito y añade que el Señor elogió a Pedro diciendo: «Bienaventurado judíos esperaban del Mesías una revancha sobre los romanos y una realeza
eres Simón, hijo de Jonás, porque eso no te lo ha revelado la carne ni la sangre sobre las otras naciones. También Jesús «ordena» severamente una consigna
sino mi Padre que está en los cielos». Esto quiere decir «no creas que tu fe es de silencio y anuncia todo lo contrario: un rechazo por parte del Gran Consejo,
fruto de la contemplación de tu mente. Por el contrario, considera tu fe como un asesinato y, finalmente, un misterioso «despertar». Los anuncios de la
un precioso don de Dios». El Señor le dijo: «tú eres Pedro y sobre esta piedra pasión-resurrección fueron releídos y precisados después de Pascua, pero,
edificaré mi Iglesia» porque Pedro había dicho antes: «Tú eres el Cristo, el Hijo históricamente, Jesús experimentó cómo la hostilidad de las autoridades se
de Dios vivo»78. levantaba contra él, conocía la suerte de algunos profetas y de Juan, y tenía la
Al principio (vv. 18-22), Jesús está solo con los discípulos. Las dos pre- certeza de que su Padre no lo abandonaría.
guntas que plantea reciben, la primera (¿qué dice la gente?), una respuesta 3) Lucas, siempre consciente de que la llegada gloriosa de Jesús se
colectiva, la segunda (¿qué decís vosotros?), una respuesta de Pedro. Después, hacía esperar, dice que, para seguirlo, hay que tomar la propia cruz «cada
la consigna de silencio de Jesús está justificada por el primer anuncio de la día».
pasión. En un segundo momento (vv. 23-27), Jesús se dirige a «todos»: para 4) Las palabras de Cristo del versículo 27 pueden referirse a la des-
seguirle hay que tomar la propia cruz cada día, perder la vida para salvarla, no trucción de Jerusalén (ocurrida el año 70 de la era cristiana), o al suceso de la
avergonzarse de él para que él no se avergüence de su discípulo el día de su Transfiguración, que ocurrió una semana después de este anuncio. En el primer
gloriosa venida. Esta última evocación conlleva la afirmación de que algunos de caso, la destrucción del Templo de Jerusalén sería como el signo externo del
sus oyentes serán testigos de la llegada del reino de Dios antes de su muerte. tránsito de los ritos judaicos a los ritos cristianos; algunos de los presentes
Frase que constituye la transición hacia la escena de la transfiguración. serían testigos de ese cambio. La segunda explicación, esto es, que las palabras
Al hilo del texto. 1) La oración de Jesús, antes de que plantee las pre- del versículo 27 se refieren a la Transfiguración, se basa en que ésta es narrada
guntas sobre su identidad, muestra la importancia de la escena que sigue; ésta por los Evangelios Sinópticos a continuación indicando que ocurrió aproxima-
recoge en gran parte los elementos de la perplejidad de Herodes (vv. 7-9), re- damente una semana después; por ello, algunos Padres interpretan que el
mitiéndose mutuamente ambos textos, antes y después de la hartura de la anuncio de que algunos no gustarán la muerte antes de que vean el Reino de
muchedumbre. Dios se refiere precisamente a los Apóstoles Pedro, Santiago y Juan, testigos de
2) La respuesta de Pedro no significa sólo un honor especial: en el AT la Transfiguración80.
se llamaba “hijos de Dios” a los ángeles, a todo el pueblo de Israel, a los reyes,
etc., para mostrar el amor de Dios por ellos. «No ocurre así con Pedro cuando d) La transfiguración (9,28-36)
confiesa a Jesús como "el Cristo, el Hijo de Dios vivo" (Mt 16, 16) porque este le Unos ocho días después de estas palabras, se
28

responde con solemnidad "no te ha revelado esto ni la carne ni la sangre, sino llevó con él a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a un
mi Padre que está en los cielos" (Mt 16, 17). Paralelamente Pablo dirá a propó- monte para orar. 29 Mientras él oraba, cambió el aspec-
sito de su conversión en el camino de Damasco: "Cuando Aquél que me separó to de su rostro, y su vestido se volvió blanco y muy bri-
desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a llante. 30 En esto, dos hombres comenzaron a hablar
su Hijo para que le anunciase entre los gentiles…" (Ga 1, 15-16). "Y en seguida
con él: eran Moisés y Elías 31 que, aparecidos en forma
se puso a predicar a Jesús en las sinagogas: que él era el Hijo de Dios" (Hch 9,
gloriosa, hablaban de la salida de Jesús que iba a cum-
20). Este será, desde el principio (cf. 1Ts 1, 10), el centro de la fe apostólica (cf.
plirse en Jerusalén. 32 Pedro y los que estaban con él se
Jn 20, 31) profesada en primer lugar por Pedro como cimiento de la Iglesia (cf.
Mt 16, 18)»79.
encontraban rendidos por el sueño. Y al despertar, vie-
ron su gloria y a los dos hombres que estaban a su la-

78 Cf. BAC in loc.


79 Catecismo, n. 442. 80 Cf. Evangelio según San Lucas, in loc.

—46—
do. 33 Cuando éstos se apartaron de él, le dijo Pedro a sol los cuerpos de los santos; pues esto afirma nuestro Salvador en el Evangelio
Jesús: de San Mateo: 'entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Pa-
—Maestro, qué bien estamos aquí; hagamos dre' (Mt 13, 43); y para que nadie dudase de ello lo aclaró con el ejemplo de su
tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para transfiguración. A esta dote la llama el Apóstol unas veces gloria y otras clari-
Elías —pero no sabía lo que decía. dad. 'Transformará el cuerpo de nuestra bajeza conforme al cuerpo de su clari-
34
Mientras así hablaba, se formó una nube y dad' (Flp 3, 21); y en otra parte: 'se siembra en estado de vileza; resucitará con
los cubrió con su sombra. Al entrar ellos en la nube, se gloria' (1Co 15, 43). El pueblo de Israel vio también alguna imagen de esta glo-
atemorizaron. 35 Y se oyó una voz desde la nube que ria en el desierto, cuando el rostro de Moisés resplandecía por el coloquio y la
decía: presencia de Dios, de tal modo que los hijos de Israel no podían fijar en él su
mirada (Ex 34, 29; 2Co 3, 7). La claridad es cierto resplandor que, procedente
—Éste es mi Hijo, el elegido: escuchadle.
de la suma felicidad del alma, redunda en el cuerpo como una cierta comunica-
36
Cuando sonó la voz, se quedó Jesús solo.
ción a éste de la felicidad que el alma goza (...) Pero no debe creerse que de
Ellos guardaron silencio, y a nadie dijeron por enton-
esta dote participen todos en la misma proporción. (...) Porque, aunque todos
ces nada de lo que habían visto.
los cuerpos de los santos serán igualmente impasibles, sin embargo, no tendrán
Igual que en la resurrección, las primeras comunidades vieron en la el mismo resplandor; pues, como dice el Apóstol, una es la claridad del sol, otra
transfiguración (que, de alguna manera, la anticipa) una verdadera manifesta- la claridad de la luna y otra la de las estrellas, e incluso hay diferencia en la
ción del reino de Dios, aunque no fuese su plenitud. También los Sinópticos claridad entre unas estrellas y otras; así sucederá en la resurrección de los
(Mt, Mc y Lc), con variantes, ofrecen todos una palabra de Jesús que precede muertos (1Co 15, 41-42)»82.
inmediatamente a la escena: «entre los que están aquí, algunos no morirán 3) Comparado con Mc y Mt, Lc es discreto en cuanto al esplendor de
antes de ver el reino de Dios» (9,27). Situada entre el primer anuncio de la Jesús; por el contrario, ofrece al lector el tema de su conversación con Moisés
pasión y el segundo, la transfiguración entra en la preparación de los discípu- y Elías: ellos hablan de su partida (literalmente, «éxodo»), que debe «cumplir-
los, por parte de Jesús, al drama, lleno de significación divina, del final de su se» en Jerusalén. Para este gran cumplimiento de la historia de la salvación,
Vida terrena. Moisés, que vivió el primer éxodo con su pueblo, así como el profeta Elías, que
Al hilo del texto. 1) Jesús ya había ido a una montaña para rezar, an- volvió a sus raíces en el Horeb (1 Re 19,8), tienen algo que decir a Jesús, a pesar
tes de elegir a los Doce (6, 12s). ¿Con qué finalidad vuelve a emprender el mis- de que será él, finalmente, el que revelará el sentido último de lo que ellos
mo camino? Para prepararse para la gran subida hacia Jerusalén y la pasión, vivieron (24,25-27).
que comenzará pronto (v. 51). 6) «Por un instante, Jesús muestra su gloria divina, confirmando así la
2) Jesucristo con su Transfiguración fortalece la fe de sus discípulos confesión de Pedro. Muestra también que para "entrar en su gloria" (Lc 24,
mostrando en su humanidad un indicio de la gloria que iba a tener después de 26), es necesario pasar por la Cruz en Jerusalén. Moisés y Elías habían visto la
la Resurrección. Quiere que entiendan que su Pasión no será el final, sino el gloria de Dios en la Montaña; la Ley y los profetas habían anunciado los sufri-
camino para llegar a la gloria. «Para que alguien se mantenga en el recto ca- mientos del Mesías (cf. Lc 24, 27). La Pasión de Jesús es la voluntad por exce-
mino hace falta que conozca previamente, aunque sea de modo imperfecto, el lencia del Padre: el Hijo actúa como siervo de Dios (cf. Is 42, 1). La nube indica
término de su andar: del mismo modo un arquero no lanza una flecha si antes la presencia del Espíritu Santo: "Tota Trinitas apparuit: Pater in voce; Filius in
no conoce el blanco al cual ha de apuntar (...) Y esto es tanto más necesario, homine, Spiritus in nube clara" ("Apareció toda la Trinidad: el Padre en la voz, el
cuanto más difícil y arduo es el camino y fatigoso el viaje, y alegre en cambio el Hijo en el hombre, el Espíritu en la nube luminosa" (Santo Tomás, s. th. 3, 45, 4,
final»81. ad 2)»83.
Con este milagro de la Transfiguración el Señor muestra también una 7) «En el umbral de la vida pública se sitúa el Bautismo; en el de la
de las dotes de los cuerpos gloriosos: la claridad, «por la que brillarán como el Pascua, la Transfiguración. Por el bautismo de Jesús "fue manifestado el miste-

82 Catecismo Romano, 1, 12, 13. Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc.
81 SANTO TOMÁS DE AQUINO, Suma de Teología III, q. 45, a. 1. 83 Catecismo, n. 555.

—47—
rio de la primera regeneración": nuestro bautismo; la Transfiguración "es el resultaba tan oscuro, que no lo comprendían; y temían
sacramento de la segunda regeneración": nuestra propia resurrección (Santo preguntarle sobre este asunto.
Tomás, s. th. 3, 45, 4, ad 2). Desde ahora nosotros participamos en la Resurrec- 46
Les vino al pensamiento cuál de ellos sería el
ción del Señor por el Espíritu Santo que actúa en los sacramentos del Cuerpo de mayor. 47 Pero Jesús, conociendo los pensamientos de
Cristo. La Transfiguración nos concede una visión anticipada de la gloriosa sus corazones, acercó a un niño, lo puso a su lado 48 y
venida de Cristo "el cual transfigurará este miserable cuerpo nuestro en un les dijo:
cuerpo glorioso como el suyo" (Flp 3, 21). Pero ella nos recuerda también que —El que reciba a este niño en mi nombre, a mí
"es necesario que pasemos por muchas tribulaciones para entrar en el Reino me recibe; y quien me recibe a mí, recibe al que me ha
de Dios" (Hch 14, 22)»84. enviado: pues el menor entre todos vosotros, ése es el
8) «En esos días no dijeron nada» (v. 36). Lucas piensa sin duda en la
mayor.
gran diferencia con los días de la predicación apostólica (Hch 3,22-24). 49
Entonces dijo Juan:
e) En torno al segundo anuncio de la pasión (9,37-50) —Maestro, hemos visto a uno que expulsaba
demonios en tu nombre, y se lo hemos prohibido, por-
Sucedió al día siguiente que, al bajar ellos del
37
que no viene con nosotros.
monte, le salió al encuentro una gran muchedumbre. 38 50
Y Jesús le dijo:
Y en medio de ella un hombre clamó diciendo: —No se lo prohibáis, pues el que no está con-
—Maestro, te ruego que veas a mi hijo, porque tra vosotros con vosotros está.
es el único que tengo: 39 un espíritu se apodera de él, y
enseguida grita, le hace retorcerse entre espumarajos y Lectura de conjunto. La curación del niño epiléptico, el segundo
a duras penas se aparta de él, dejándolo maltrecho. 40 anuncio de la pasión (aquí sin la resurrección) y las dos lecciones sobre la hu-
Y les he rogado a tus discípulos que lo expulsen, pero mildad y la tolerancia forman parte de la formación de los discípulos. En el
no han podido. episodio del epiléptico, los discípulos no pudieron expulsar al espíritu y el re-
proche de Jesús alcanza al mismo tiempo a toda esa «generación incrédula y
41
Jesús contestó:
desviada» (v. 41). El segundo anuncio de la pasión pretende contrarrestar el
—¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta
contagio, en los discípulos, de la admiración general que suscita: «Sabed que
cuándo tendré que estar entre vosotros y soportaros?
el Hijo del hombre va a ser entregado». En este punto, Jesús no obtiene resul-
Trae aquí a tu hijo.
tado: el sentido de sus palabras les resulta oculto y, más que preguntarle a él,
42
Y al acercarse, el demonio lo revolcó por el discuten sobre su grandeza y su rango. Jesús toma entonces a un niño (despre-
suelo y le hizo retorcerse. Entonces Jesús increpó al ciado en ese tiempo) como ejemplo de la acogida que Dios quiere recibir a
espíritu impuro y curó al niño, devolviéndolo a su pa- través de todo aquel que se humilla ¡Pronto tendrán que acoger a Dios a través
dre. 43 Todos quedaron asombrados de la grandeza de de Jesús humillado! Sigue una lección de tolerancia: cualquier persona que se
Dios. aparte de los enemigos de Jesús y que actúe contra el mal es, de hecho, un
Y estando todos admirados por cuantas cosas apoyo de Jesús y de sus discípulos.
hacía, dijo a sus discípulos: Al hilo del texto. 1) Lc 9, 39. El poder de los diablos sobre los hombres
44
—Grabad en vuestros oídos estas palabras: el es limitado, no se extiende más allá de lo que Dios les permite. Dentro de esos
Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los límites se dan casos de posesión diabólica, esto es, de ocupación de un cuerpo
hombres. 45 Pero ellos no entendían este lenguaje, y les humano por un demonio. La posesión diabólica se caracteriza por un cierto
dominio del diablo sobre las actividades y acciones corporales y mentales del
poseso, junto con la pérdida o disminución del dominio del hombre sobre sus
propias acciones. En la posesión diabólica, pues, el cuerpo del hombre viene a
84 Ibídem, n. 556.

—48—
ser como instrumento del demonio, y padece así la más cruel de las esclavitu-
des.
III. En el camino a Jerusalen, Dios salva
Cuando Jesús expulsa a los demonios del cuerpo de los posesos, (9, 51-19, 27)
muestra que ya ha comenzado el Reino de Dios, y el diablo comienza a ser El largo viaje a Jerusalén es una composición particular de Lucas, pero
desalojado de sus antiguas posesiones, de las que se había apoderado tras el solamente por la longitud que le concede y las expresiones que se repiten.
pecado original. Nuestro Señor obtuvo la victoria completa sobre el demonio Porque en Mc y en Mt Jesús también sube a Jerusalén, pero su relato es breve
en su Pasión y Muerte, pero él sometimiento definitivo de las fuerzas infernales (Mc 10 Y Mt 19-20). A partir de 18,15, Lucas comenzará a seguir a Mc. Sin em-
no terminará hasta la segunda venida de Cristo o Parusía, al fin de este mundo. bargo, en los diez capítulos del viaje hacia Jerusalén, Lucas reúne material
2) Lc 9, 41. Todos los presentes, aunque de diverso modo, han mereci- evangélico (relatos y discursos) tomado en parte de Mc, en parte de la «Recopi-
do el severo reproche contenido en estas palabras de Cristo: los discípulos, lación de palabras» y en parte de una fuente propia.
por su fe imperfecta en la potestad que habían recibido del Señor (cfr Lc 9, 1); «"Como se iban cumpliendo los días de su asunción, él se afirmó en su
el padre del muchacho, por su falta de confianza al acusar a los discípulos; la voluntad de ir a Jerusalén" (Lc 9, 51; cf. Jn 13, 1). Por esta decisión, manifesta-
muchedumbre que contemplaba el espectáculo con curiosidad, por su descon- ba que subía a Jerusalén dispuesto a morir. En tres ocasiones había repetido el
fianza; y en medio de ella unos escribas, porque hostigan a los Apóstoles (cfr anuncio de su Pasión y de su Resurrección (cf. Mc 8, 31-33; Mc 9, 31-32; Mc 10,
Mc 9, 14) e intentan desacreditar el poder que habían recibido de Jesucristo. 32-34). Al dirigirse a Jerusalén dice: "No cabe que un profeta perezca fuera de
3) Lc 9, 44. Cristo insiste en anunciar su Pasión y Muerte. Primero ve- Jerusalén" (Lc 13, 33)»87.
ladamente (Jn 2, 19; Lc 5, 35) a la muchedumbre, y después con más claridad a El gran tema —propio de Lucas— que domina todo el camino es que
sus discípulos. Estos sin embargo no entienden sus palabras, no porque no sean Dios salva al que está perdido. El verbo «salvar» aparece cinco veces, y la pala-
claras, sino por falta de las disposiciones adecuadas. Comenta San Juan Crisós- bra «salvación» una, mientras que este vocabulario estará ausente en la parte
tomo: «Nadie se escandalice contemplando a unos Apóstoles tan imperfectos, siguiente, la actividad de Jesús en Jerusalén.
porque todavía no había llegado la Cruz ni había sido dado el Espíritu Santo» 85. Al dedicarle tanta extensión a esta subida a Jerusalén Lucas señala de
4) Lc 9, 46-48. Jesús toma a un niño entre sus brazos para ponerlo de una manera gráfica la importancia de la Ciudad Santa en la historia de la sal-
ejemplo a sus Apóstoles y corregir las ambiciones demasiado humanas que vación. En efecto, los comienzos de la actividad pública del Señor se realizan en
tenían entonces en su corazón. En los Apóstoles nos ha enseñado a todos noso- Galilea (4,14-9-50); de ahí va el Señor a Jerusalén a través de Samaría (9,51-
tros, corrigiendo nuestra inclinación a buscar lo que nos hace importantes, 19,27), y en Jerusalén se consuma nuestra salvación (19,28-24,53). De modo
mayores. inverso procederá en su segundo libro, los Hechos de los Apóstoles. Allí con-
5) Lc 9, 49-50. El Señor corrige la actitud exclusivista e intolerante de templamos como germina la Iglesia en Jerusalén (Hch 1,1-7,60 y se expande
los Apóstoles. San Pablo había aprendido esta lección y por eso puede excla- después a Samaría (8,1-25), y hasta el fin de la tierra (8,26-28,31)88.
mar cuando está en su prisión romana: «Verdad es que hay algunos que predi-
can a Cristo por espíritu de envidia y rivalidad, mientras otros lo hacen con
buena intención. (...) Pero, ¿qué importa? Con tal que, de cualquier modo,
1. El reino de Dios está cerca (9,51-11,13)
Cristo sea anunciado, bien sea por algún pretexto o bien por un verdadero celo, a) Condiciones para seguir a Jesús (9, 51-62)
me gozo y me gozaré siempre» (Flp 1, 15.18)86.
Y cuando iba a cumplirse el tiempo de su
51

partida, Jesús decidió firmemente marchar hacia Jeru-


salén. 52 Y envió por delante a unos mensajeros, que
entraron en una aldea de samaritanos para prepararle
hospedaje, 53 pero no le acogieron porque llevaba la in-
85 Hom. sobre S. Mateo, 65. 87 Catecismo, n. 557.
86 Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc. 88 Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EUNSA, 1999, in loc.

—49—
tención de ir a Jerusalén. 54 Al ver esto, sus discípulos bién el punto de partida de la misión de la Iglesia en el libro de los Hechos,
Santiago y Juan le dijeron: como ya se señalaba más arriba.
—Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego 2) Lc 9, 52-53. Los samaritanos eran enemigos de los judíos. Esta
del cielo y los consuma? enemistad provenía de que aquellos descendían de la fusión de los antiguos
55
Pero él se volvió hacia ellos y les reprendió. hebreos con los gentiles que repoblaron la región de Samaria en la época del
56
Y se fueron a otra aldea. cautiverio asirio (s. VIII a.C.). A este motivo se añadían otros de tipo religioso:
57
Mientras iban de camino, uno le dijo: los samaritanos habían mezclado con la religión de Moisés ciertas prácticas
—Te seguiré adonde vayas. supersticiosas, y no reconocían el Templo de Jerusalén como el único lugar
58
Jesús le dijo: donde se podían ofrecer sacrificios. Construyeron su propio templo en el mon-
te Garizín, que oponían al de Jerusalén (cf Jn 4, 20); por esta razón, al darse
—Las zorras tienen sus guaridas y los pájaros
cuenta de que Jesús se dirigía a la Ciudad Santa, no quisieron darle hospedaje.
del cielo sus nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene
3) Lc 9, 54-56. Jesucristo corrige el deseo de venganza de sus discípu-
dónde reclinar la cabeza.
los, opuesto a la misión del Mesías que «no ha venido a perder a los hombres
59
A otro le dijo:
sino a salvarlos». De este modo los Apóstoles van aprendiendo que el celo por
—Sígueme. las cosas de Dios no debe ser áspero y violento.
Pero éste contestó: «El Señor hace admirablemente todas las cosas (...). Actúa así con el fin
—Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi de enseñarnos que la virtud perfecta no guarda ningún deseo de venganza, y
padre. que donde está presente la verdadera caridad no tiene lugar la ira y, en fin, que
60
—Deja a los muertos enterrar a sus muertos la debilidad no debe ser tratada con dureza, sino que debe ser ayudada. La
—le respondió Jesús—; tú vete a anunciar el Reino de indignación debe estar lejos de las almas santas y el deseo de venganza lejos de
Dios. las almas grandes»89.
61
Y otro dijo: 4) Como en los inicios de su actividad (cfr 5,1-11), también ahora hay
—Te seguiré, Señor, pero primero permíteme personas que se sienten llamadas a seguir a Jesús. Pedro y los demás Apósto-
despedirme de los de mi casa. les dejaron «todas las cosas» (cf 5,11.28) para seguirle; éstos personajes, en
62
Jesús le dijo: cambio, tienen todavía que desprenderse de algo. Seguir a Jesús exige radica-
—Nadie que pone su mano en el arado y mira lidad: «A veces [la voluntad] parece resuelta a servir a Cristo, pero buscando al
hacia atrás es apto para el Reino de Dios. mismo tiempo el aplauso y el favor de los hombres. (...) Se empeña en ganar los
bienes futuros, pero sin dejar de escapar los presentes. Una voluntad así no nos
Lectura de conjunto. El principio es solemne (v. 51). La extraña expre-
permitirá llegar nunca a la verdadera santidad»90.
sión «endureció su rostro para encaminarse a Jerusalén» se corresponde con
las respuestas de Jesús a tres voluntarios para que también ellos endurezcan b) La misión de los setenta y dos (10,1-12)
su compromiso si quieren acompañarlo (vv. 57-62). En medio, la reacción de
Santiago y de Juan permite a Jesús mostrar cuál es el endurecimiento que él no
quiere de ninguna manera: la violencia en nombre de Dios (vv. 54-55).
10 Después de esto designó el Señor a otros
1

Al hilo del texto. 1) De forma solapada, en los vv. 51-53 se encuentran


setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de él a
los temas del cumplimiento del tiempo y del arrebatamiento (como el de Elías toda ciudad y lugar adonde él había de ir. 2 Y les decía:
en 2Re 2,9-11), otra manera de designar el «éxodo» de Jesús en Jerusalén del
que hablaba con Elías y Moisés. Lucas concede mucha importancia a Jerusalén:
esto se aprecia ya en el evangelio de la infancia y en el orden de las tentacio- 89 Expositio Evangelii sec. Lucam, in loc. Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc.
nes. Como eco del v. 51 tenemos en el v. 53: «su rostro encaminándose a Jeru- 90 J. CASIANO, Collationes 4,12. Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EUNSA,
salén»: será el lugar del cumplimiento del paso de Jesús a la gloria. Será tam- 1999, in loc.

—50—
—La mies es mucha, pero los obreros pocos. Al hilo del texto. 1) Lc 10, 3-4. Cristo quiere inculcar a sus discípulos la
Rogad, por tanto, al señor de la mies que envíe obreros audacia apostólica; por eso dice «yo os envío», a lo que comenta San Juan
a su mies. 3 Id: mirad que yo os envío como corderos Crisóstomo: «Esto basta para daros ánimo, esto basta para que tengáis confian-
en medio de lobos. 4 No llevéis bolsa ni alforja ni san- za y no temáis a los que os atacan»92. La audacia de los Apóstoles y de los discí-
dalias, y no saludéis a nadie por el camino. 5 En la casa pulos venía de esta segura confianza de haber sido enviados por el mismo
en que entréis decid primero: «Paz a esta casa». 6 Y si Dios: actuaban, como explicó con firmeza el mismo Pedro al Sanedrín, en el
allí hubiera algún hijo de la paz, descansará sobre él nombre de Jesucristo Nazareno: 'pues no se ha dado a los hombres otro nom-
vuestra paz; de lo contrario, retornará a vosotros. 7 bre debajo del cielo por el cual podemos salvarnos' (Hch 4, 10.12).
Permaneced en la misma casa comiendo y bebiendo de »Y continúa el Señor –añade San Gregorio Magno– 'No queráis llevar
bolsa, ni alforja, ni calzado, y a nadie saludéis por el camino'. Tanta debe ser la
lo que tengan, porque el que trabaja merece su salario.
confianza que ha de tener en Dios el predicador, que aunque no se provea de
No vayáis de casa en casa. 8 Y en la ciudad donde en-
las cosas necesarias para la vida, debe estar persuadido de que no le han de
tréis y os reciban, comed lo que os pongan; 9 curad a
faltar, no sea que mientras se ocupa en proveerse de las cosas temporales, deje
los enfermos que haya en ella y decidles: «El Reino de
de procurar a los demás las eternas»93. El apostolado exige una entrega gene-
Dios está cerca de vosotros». 10 Pero en la ciudad don- rosa que lleva al desprendimiento: por eso, Pedro, el primero en poner en prác-
de entréis y no os acojan, salid a sus plazas y decid: 11 tica el mandamiento del Señor, cuando el mendigo de la Puerta Hermosa le
«Hasta el polvo de vuestra ciudad que se nos ha pega- pidió una limosna (Hch 3, 2-3) dijo: «no tengo oro ni plata» (Hch 3, 6). El apos-
do a los pies lo sacudimos contra vosotros; pero sabed tolado exige, por tanto, desprendimiento de los bienes materiales; y también
esto: el Reino de Dios está cerca». 12 Os digo que en exige estar siempre dispuestos porque la tarea apostólica es urgente.
aquel día Sodoma será tratada con menos rigor que 2) Lc 10, 6. «Hijo de paz» es todo hombre que está dispuesto a recibir
aquella ciudad. la doctrina del Evangelio que trae la paz de Dios. La recomendación del Señor a
Lectura de conjunto. Entre los que seguían al Señor y habían sido lla- los discípulos de que anuncien la paz ha de ser una constante en toda la acción
mados por Él (cfr Lc 9, 57-62), además de los Doce, había numerosos discípulos apostólica de los cristianos: «El apostolado cristiano no es un programa políti-
(cfr Mc 2, 15). Los nombres de la mayoría nos son desconocidos; sin embargo, co, ni una alternativa cultural: supone la difusión del bien, el contagio del deseo
entre ellos se contaban con toda seguridad aquellos que estuvieron con Jesús de amar, una siembra concreta de paz y de alegría» 94.
desde el bautismo de Juan hasta la Ascensión del Señor: por ejemplo, José El sentir la paz en nuestra alma y a nuestro alrededor es señal inequí-
llamado Barsabas, y Matías (cfr Hch 1, 21-55). De modo semejante podemos voca de que Dios viene a nosotros, y un fruto del Espíritu Santo (cfr Ga 5, 22):
incluir a Cleofás y su compañero, a quienes Cristo resucitado se les apareció en «Rechaza esos escrúpulos que te quitan la paz.–No es de Dios lo que roba la paz
el camino de Emaús (cfr Lc 24, 13-35). del alma. Cuando Dios te visite sentirás la verdad de aquellos saludos: la paz os
De entre todos aquellos, el Señor elige setenta y dos para una misión doy..., la paz os dejo..., la paz sea con vosotros..., y esto, en medio de la tribula-
concreta. Les exige, lo mismo que a los Apóstoles (cfr Lc 9, 1-9), total despren- ción»95.
dimiento y abandono completo en la Providencia divina. 3) La alegría de los discípulos de regreso (vv. 17ss) muestra que las
Desde el Bautismo cada cristiano es llamado por Cristo a cumplir una curaciones del v. 9 sobre todo han sido de hecho exorcismos. El Señor corrige
misión. En efecto, la Iglesia, en nombre del Señor, «ruega encarecidamente a la actitud de los discípulos, haciéndoles ver que los verdaderos motivos de
todos los laicos que respondan gustosamente, con generosidad y prontitud de alegría están en la esperanza del Cielo, y no en el poder de hacer milagros que
ánimo, a la voz de Cristo que en esta hora los invita con mayor insistencia, y a les había dado para esa misión. Jesús había dado en otra ocasión una enseñan-
los impulsos del Espíritu Santo. Sientan los jóvenes que esa llamada va dirigida
92
a ellos de modo particular; recíbanla con entusiasmo y magnanimidad»91. Hom. sobre S. Mateo, n. 33.
93 In Evangelio homiliæ, n. 17.
94 Es Cristo que pasa, n. 124.
91 CONCILIO VATUCANO II, Decr. Apostolicam actuositatem, n. 33. 95 Camino, n. 258. Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc.

—51—
za parecida: «Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿pues no hemos —Veía yo a Satanás caer del cielo como un ra-
profetizado en tu nombre, y arrojado los demonios en tu nombre, y hecho yo. 19 Mirad, os he dado potestad para aplastar serpien-
prodigios en tu nombre? Entonces yo les diré públicamente: Jamás os he cono- tes y escorpiones y sobre cualquier poder del enemigo,
cido: apartaos de mí, los que habéis obrado la iniquidad» (Mt 7, 21-23). En de manera que nada podrá haceros daño. 20 Pero no os
efecto, más importante a los ojos de Dios que hacer milagros es cumplir en alegréis de que los espíritus se os sometan; alegraos
cada momento su Voluntad santísima 96. más bien de que vuestros nombres están escritos en el
c) Jesús increpa a las ciudades incrédulas (10,13-16) cielo.
21
En aquel mismo momento se llenó de gozo
13
»¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Por- en el Espíritu Santo y dijo:
que si en Tiro y en Sidón hubieran sido realizados los —Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la
milagros que se han obrado en vosotras, hace tiempo tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y
que habrían hecho penitencia sentados en saco y ceni- prudentes y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre,
za. 14 Sin embargo, en el Juicio Tiro y Sidón serán tra- porque así te ha parecido bien. 22 Todo me lo ha entre-
tadas con menos rigor que vosotras. gado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el
15
»Y tú, Cafarnaún, ¿acaso serás exaltada hasta Padre, ni quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a
el cielo? ¡Hasta los infiernos vas a descender! quien el Hijo quiera revelarlo.
16
»Quien a vosotros os oye, a mí me oye; quien 23
Y volviéndose hacia los discípulos les dijo
a vosotros os desprecia, a mí me desprecia; y quien a aparte:
mí me desprecia, desprecia al que me ha enviado». —Bienaventurados los ojos que ven lo que es-
En la tarde del día de la Resurrección el Señor transmite a los Apósto- táis viendo. 24 Pues os aseguro que muchos profetas y
les la misión propia que había recibido del Padre, otorgándoles poderes seme- reyes quisieron ver lo que vosotros estáis viendo y no
jantes a los suyos (Jn 20, 21). Días más tarde confiere a Pedro el primado que lo vieron; y oír lo que estáis oyendo y no lo oyeron.
antes le había prometido (Jn 21, 15-17). A Pedro le ha sucedido el Romano 1) Lc 10, 20. El Señor corrige la actitud de los discípulos, haciéndoles
Pontífice y a los Apóstoles los Obispos97. Por eso: «Los Obispos, cuando ense- ver que los verdaderos motivos de alegría están en la esperanza del Cielo, y
ñan en comunión con el Romano Pontífice, deben ser respetados por todos no en el poder de hacer milagros que les había dado para esa misión. Jesús
como testigos de la verdad divina y católica (...). Este obsequio religioso de la había dado en otra ocasión una enseñanza parecida: «Muchos me dirán en
voluntad y del entendimiento ha de prestarse de modo especial al Magisterio aquel día: Señor, Señor, ¿pues no hemos profetizado en tu nombre, y arrojado
auténtico del Romano Pontífice, aun cuando no hable 'ex cathedra'»98. los demonios en tu nombre, y hecho prodigios en tu nombre? Entonces yo les
d) Regreso de la misión (10,17-24) diré públicamente: Jamás os he conocido: apartaos de mí, los que habéis obra-
do la iniquidad» (Mt 7, 21-23). En efecto, más importante a los ojos de Dios que
Volvieron los setenta y dos llenos de alegría
17
hacer milagros es cumplir en cada momento su Voluntad santísima.
diciendo: 2) Lc 10, 22. «Esta es una expresión maravillosa para nuestra fe —
—Señor, hasta los demonios se nos someten en comenta San Ambrosio— porque cuando lees 'todo' comprendes que Cristo es
tu nombre. todopoderoso, que no es inferior al Padre, ni menos perfecto; cuando lees
18
Él les dijo: 'Me ha sido entregado', confiesas que Cristo es el Hijo, al cual todo pertenece
de derecho por la consubstancialidad de naturaleza y no por gracia de dona-
ción»99.
96 Cf. Ibidem.
97 Cf Lumen gentium, n. 20.
98 Lumen gentium, n. 25. 99 Expositio Evangelii sec. Lucam, in loc.

—52—
Cristo aparece aquí Omnipotente, Señor y Dios, consubstancial con el —Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y
Padre, y el único que puede revelar quién es el Padre. Al mismo tiempo sólo cayó en manos de unos salteadores que, después de
podemos conocer la naturaleza divina de Jesús, si el Padre –como hizo con San haberle despojado, le cubrieron de heridas y se mar-
Pedro (cfr Mt 16, 17)– nos da la gracia de la fe. charon, dejándolo medio muerto. 31 Bajaba casualmen-
3) Lc 10, 23-24. Sin duda que el haber visto a Jesús personalmente fue te por el mismo camino un sacerdote y, al verlo, pasó
una suerte maravillosa para quienes creyeron en Él. No obstante, el Señor dirá de largo. 32 Igualmente, un levita llegó cerca de aquel
a Tomás: «Bienaventurados aquéllos que sin haberme visto creyeron» (Jn 20, lugar y, al verlo, también pasó de largo. 33 Pero un sa-
29). San Pedro, por su parte, nos dice: «A él amáis sin haberle visto; en él ahora maritano que iba de viaje se llegó hasta él y, al verlo,
igualmente creéis, aunque no lo veis; mas porque creéis, os regocijaréis con se llenó de compasión. 34 Se acercó y le vendó las heri-
júbilo indecible y lleno de gloria cuando alcancéis el fin de nuestra fe, la salud
das echando en ellas aceite y vino. Lo montó en su
de las almas» (1P 1, 8-9).
propia cabalgadura, lo condujo a la posada y él mismo
4) Lc 10, 21. A este pasaje del Evangelio se le ha solido llamar «el
lo cuidó. 35 Al día siguiente, sacando dos denarios, se
himno de júbilo» del Señor. También se encuentra en San Mateo (Mt 11, 25-
los dio al posadero y le dijo: «Cuida de él, y lo que gas-
27). Es uno de los momentos en que Jesús manifiesta su alegría al ver cómo los
humildes entienden y aceptan la palabra de Dios. Nuestro Señor muestra
tes de más te lo daré a mi vuelta». 36 ¿Cuál de estos tres
además una consecuencia de la humildad: la infancia espiritual. Así, dice en te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de
otro lugar: «En verdad os digo: si no os convertís y os hacéis como los niños no los salteadores?
entraréis en el Reino de los Cielos» (Mt 18, 3). Pero la infancia espiritual no
37
Él le dijo:
comporta debilidad, flojera o ignorancia, sino reconocer que nosotros solos —El que tuvo misericordia con él.
nada podemos, porque necesitamos de la gracia, del poder de nuestro Padre —Pues anda –le dijo Jesús–, y haz tú lo mis-
Dios para aprender a caminar y para perseverar en el camino 100. mo.

e) A un legista: el buen samaritano (10,25-37) Al hilo del texto. 1) La parábola es una maravilla, hasta el punto de
que muchos cristianos hablan de ella como de una escena real y no inventada.
Entonces un doctor de la Ley se levantó y di-
25
Sin embargo, es esta «invención» la que le confiere todo su peso. ¿Por qué
jo para tentarle: Jesús pone en escena a un sacerdote y a un levita? ¿Cómo hombres del culto o
—Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la como representantes de los judíos más piadosos? En el primer caso, su pasar
vida eterna? de largo se explicaría por la preocupación de no incurrir en impureza ritual al
26
Él le contestó: tocar a un eventual cadáver. En el segundo, representan a todos aquellos que
—¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees tú? no quieren alterar sus planes para prestar un servicio a los demás. Como ter-
27
Y éste le respondió: cero que pasa se esperaría a un laico, quizá un legista. Ahora bien, Jesús esco-
—Amarás al Señor tu Dios con todo tu cora- gió a un samaritano, objeto del desprecio y la hostilidad de los judíos (cf. 9,53-
zón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con 54).
toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo. 2) Al samaritano «se le conmueven las entrañas», expresión que Lu-
28
Y le dijo: cas ha utilizado para Jesús ante la viuda de Naín (7,13) y que pondrá en el
—Has respondido bien: haz esto y vivirás. padre del hijo pródigo en 15,20.
3) La mayor parte de los comentaristas subrayan el vuelco por parte de
29
Pero él, queriendo justificarse, le dijo a Jesús:
Jesús de la pregunta del legista: no «¿quién es mi prójimo?», sino, «¿estoy yo
—¿Y quién es mi prójimo?
dispuesto a hacerme prójimo de cualquier ser humano que esté en necesi-
30
Entonces Jesús, tomando la palabra, dijo:
dad?», Sin embargo, un acercamiento psicoanalítico observa que el herido
100 Cf. EVANGELIO DE SAN LUCAS, in loc.

—53—
cuidado, probablemente judío en la intención del narrador, también deberá 2) Lucas piensa quizá ya en el problema del «servicio a las mesas» y
reconocer al samaritano como prójimo suyo. el servicio a la Palabra en las primeras comunidades (Hch 6,1-6). Una ligera
4) Con todo, en el trasfondo de la parábola —no hay que olvidar que crítica por su parte se adivina en la expresión: «Acaparada por las múltiples
Jesús contesta de manera muy distinta a como el doctor de la ley podía espe- ocupaciones del servicio» (v. 40). En las comunidades de su época, las críticas
rar— se puede ver que el verdadero prójimo es Jesús mismo que tiene miseri- inversas (¿de pereza?) se hacían sin duda contra aquellos que pasaban mucho
cordia de nosotros (cf vv. 36-37)101. tiempo enseñando o escuchando la Palabra.
3) Marta interrumpe la enseñanza del «Señor». Ella no le escucha y le
f) A Marta: María ha hecho la mejor elección (10, 38- gustaría que su hermana dejara de hacerlo. Sin embargo, no es lo que Jesús le
42) reprocha, sino más bien su agitación.
4) ¿Habría un juego de palabras en la última frase? «Una sola [cosa] es
Cuando iban de camino entró en cierta al-
38
necesaria»: para la comida (una sola fuente), pero también para la vida del
dea, y una mujer que se llamaba Marta le recibió en su
discípulo: lo que alimenta esencialmente es la Palabra de Jesús.
casa. 39 Tenía ésta una hermana llamada María que,
5) Por lo tanto, las palabras de Jesús no son tanto un reproche a Marta
sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. 40 como un elogio encendido de la actitud de María que escucha la palabra del
Pero Marta andaba afanada con numerosos quehace- Señor. Las palabras de Cristo son así una invitación a ser discípulos contempla-
res y poniéndose delante dijo: tivos en las cosas de cada día: «Sabedlo bien: hay un algo santo, divino, escon-
—Señor, ¿no te importa que mi hermana me dido en las situaciones más comunes, que toca a cada uno de nosotros descu-
deje sola en las tareas de servir? Dile entonces que me brir (...). No hay otro camino, hijos míos: o sabemos encontrar en nuestra vida
ayude. ordinaria al Señor, o no lo encontraremos nunca» 102.
41
Pero el Señor le respondió:
—Marta, Marta, tú te preocupas y te inquietas g) A un discípulo: el Padrenuestro (11, 1-13)
por muchas cosas. 42 Pero una sola cosa es necesaria:
María ha escogido la mejor parte, que no le será arre- 11 Estaba haciendo oración en cierto lugar.
1

batada. Y cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos:


Este episodio, que es propio, Lucas ha querido insertarlo después del —Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó
buen samaritano (que se refiere al segundo mandamiento), para ilustrar una a sus discípulos.
forma de amar a Dios (el primer mandamiento) específica del cristianismo:
2
Él les respondió:
«beber las palabras» de Jesús para ser discípulo suyo. Pero el suceso de Marta —Cuando oréis, decid:
y María está ligado también al episodio siguiente (el Padrenuestro). Lucas for- Padre,
ma así una cadena de tres aspectos de la vida cristiana: el servicio al prójimo, santificado sea tu Nombre,
la escucha de la Palabra de Dios y la oración. venga tu Reino;
Al hilo del texto. 1) La hospitalidad de Marta recuerda a las mujeres 3
sigue dándonos cada día nuestro pan coti-
que acompañan a Jesús y los Doce (8,1-3). Pero la actitud de María, a los pies diano;
del «Señor», con la actitud judía del discípulo, muestra que Jesús, contraria- 4
y perdónanos nuestros pecados,
mente a los rabís, aceptaba mujeres como discípulos no itinerantes e incluso, puesto que también nosotros perdonamos
según Lucas, que era capaz de decir «la Palabra» para una sola, bastante am- a todo el que nos debe;
pliamente (María «escuchaba», acción que dura y que equivale al tiempo de las y no nos pongas en tentación.
«múltiples ocupaciones» del servicio de Marta).
102 S. JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER, Conversaciones con Mons. Escrivá de Bala-
101 Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EUNSA, 1999, in loc. guer, n. 114. Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EUNSA, 1999, in loc.

—54—
Y les dijo:
5
único Padre. Nuestra común vocación es alabar a nuestro Padre y vivir entre
—¿Quién de vosotros que tenga un amigo y nosotros como “un solo corazón y una sola alma” (Hch 4, 32).
acuda a él a media noche y le diga: «Amigo, préstame »Puesto que Dios, el Padre, ama a cada uno de sus hijos con el mismo
tres panes, 6 porque un amigo mío me ha llegado de amor exclusivo, como si fuera el único ser objeto de su afecto, nosotros tene-
viaje y no tengo qué ofrecerle», 7 le responderá desde mos que tratarnos entre nosotros de un modo totalmente nuevo: llenos de
dentro: «No me molestes, ya está cerrada la puerta; los paz, respeto y amor; de forma que cada uno pueda ser la regocijante maravilla,
míos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a que realmente es en presencia de Dios»104.
dártelos»? 8 Os digo que, si no se levanta a dárselos por 2) Las dos primeras peticiones, traducidas al griego desde el arameo,
ser su amigo, al menos por su impertinencia se levan- deberían ser trasladadas a nuestras culturas: «Santifica tu Nombre», «Ven a
reinar», lo que mostraría un Dios más activo. Debe ser entendido a la luz de Ez
tará para darle cuanto necesite.
36,23: «Santificaré mi gran Nombre, profanado entre las naciones, que habéis
9
»Así pues, yo os digo: pedid y se os dará; bus-
profanado entre ellas». «Santificar el nombre de Dios significa hacer justicia a
cad y encontraréis; llamad y se os abrirá; 10 porque to-
su realidad, reconocerlo, alabarlo, hacerlo respetar y honrar, y vivir conforme
do el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al
a sus mandamientos»105. «Cuando decimos “venga a nosotros tu reino”, pe-
que llama, se le abrirá. dimos que Cristo regrese, como ha prometido, y que se implante definitiva-
11
»¿Qué padre de entre vosotros, si un hijo su- mente la soberanía de Dios, que ya ha comenzado aquí. François Fénelon dice:
yo le pide un pez, en lugar de un pez le da una serpien- “Querer todo lo que Dios quiere, quererlo siempre, en toda ocasión y sin re-
te? 12 ¿O si le pide un huevo, le da un escorpión? 13 servas, esto es el reino de Dios que está en el interior”» 106.
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar a vuestros 3) Posiblemente Lucas ha añadido «cada día» a la petición por el pan
hijos cosas buenas, ¿cuánto más el Padre del cielo dará (lo mismo que para la cruz del discípulo en 9,23), invitación a la confianza por
el Espíritu Santo a los que se lo pidan? medio de una alusión al maná, que no se conservaba (Ex 16,20). Asimismo,
Lucas ha mostrado varias veces a Jesús en oración, hasta el punto de «pedir el pan de cada día nos convierte en personas que lo esperan todo de la
que el lector se identifica fácilmente con el discípulo que pide aprender a rezar. bondad de su padre celestial, también los bienes materiales y espirituales
El Padrenuestro procede de la «Recopilación de palabras», y es quizá Lucas el necesarios para vivir. Ningún cristiano puede formular esta petición sin pensar
que conserva la forma más próxima a esta fuente: menos peticiones que en en su responsabilidad real por todos aquellos a quienes en el mundo les falta lo
Mt, también algunas expresiones diferentes. La parábola del amigo importuno necesario para vivir»107. En efecto, «los hombres tienen un hambre espiritual
es propia de Lucas. que no se puede saciar con medios materiales. Se puede morir por falta de
Al hilo del texto. 1) «Padre» es la invocación del propio Jesús (Lc pan; pero también se puede morir porque sólo se ha recibido pan. En el fondo
10,21-22; 22,42). El discípulo es invitado así a compartir la oración personal de somos alimentados por aquel que tiene «palabras de vida eterna» (Jn 6, 68) y
su Maestro, cuando lo que él pedía era una fórmula de oración típica del grupo un alimento que no perece (Jn 6, 27): la sagrada Eucaristía»108.
de Jesús. Como no está centrada en Jesús, puede ser rezada por todos aquellos 4) «El perdón misericordioso, que nosotros concedemos a otros y que
que creen en un Dios personal. «El Padrenuestro es más que una oración, es un buscamos nosotros mismos, es indivisible. Si nosotros mismos no somos mise-
camino que conduce directamente al corazón de nuestro Padre. Los primeros ricordiosos y no nos perdonamos mutuamente, la misericordia de Dios no
cristianos pronunciaban esta oración fundamental de la Iglesia, que es entrega- puede penetrar en nuestro corazón. Muchas personas tienen que luchar du-
da a cada cristiano en el Bautismo, tres veces al día. Y, entre nosotros, no debe rante toda la vida para poder perdonar. El bloqueo profundo de la intransigen-
pasar ningún día en el que no intentemos pronunciar con la boca la oración del
Señor, recogerla en el corazón y hacerla verdad en nuestra vida»103. «El Pa- 104 Ibídem, n. 517.
105 Ibídem, n. 519.
drenuestro nos permite descubrir, llenos de alegría, que somos hijos de un
106 Ibídem, n. 520.
107 Ibídem, n. 522.
103 Compendio, n. 514. 108 Ibídem, n. 523.

—55—
cia sólo se disuelve finalmente mirando a Dios, que nos ha aceptado “siendo Apóstoles en Pentecostés y los llena de fortaleza y libertad para proclamar el
nosotros todavía pecadores” (Rm 5, 8). Dado que tenemos un Padre bondado- mensaje de Cristo (cf Hch 2)112.
so, son posibles el perdón y la vida reconciliada» 109. «Tentación» evoca el ries-
go de encontrarse en una situación en la que no se podría elegir más que entre 2. Signos del Reino y condiciones para encontrarlo
el sufrimiento —quizá la muerte— y la traición a la fe, como Pedro (Lc 22,31-
34.46). Pero, más en general, cabe señalar que «como cada día estamos en
(11,14-13,21)
peligro de caer en pecado y decir no a Dios, le suplicamos que no nos deje a) El poder sobre los demonios (11, 14-26)
indefensos ante el poder de la tentación. Jesús, que experimentó él mismo la
tentación, sabe que somos hombres débiles, que por nuestras propias fuerzas Estaba expulsando un demonio que era mu-
14

podemos oponer poca resistencia al mal. Él nos regala esta petición del Padre- do. Y cuando salió el demonio, habló el mudo y la
nuestro, que nos enseña a confiar en la ayuda de Dios en la hora de la prue- multitud se quedó admirada; 15 pero algunos de ellos
ba»110. dijeron:
5) El personaje descarado de la parábola (vv. 5-8) tiene dos amigos, —Expulsa los demonios por Beelzebul, el prín-
uno que posee panes, el otro que tiene necesidad de comer. Así pues, Jesús cipe de los demonios.
consideraría el caso de que los discípulos no rezaran por ellos mismos, sino a 16
Y otros, para tentarle, le pedían una señal del
favor de otra persona. Es una parábola con razonamiento a fortiori en la que cielo. Pero él, que conocía sus pensamientos, les re-
17

Jesús se preocupa por Identificar a uno de los personajes con Dios, lo que que- plicó:
da claro después de las dos comparaciones que valen para el padre de familia. —Todo reino dividido contra sí mismo queda
Allí donde Mt 7,11 habla de «cosas buenas» dadas por Dios, Lucas prefiere desolado y cae casa contra casa. 18 Si también Satanás
hablar del Espíritu Santo: Teófilo ha visto cómo este Espíritu ha preparado a está dividido contra sí mismo, ¿cómo se sostendrá su
Jesús para su misión y lo guía. Es también una respuesta a las objeciones de reino? Puesto que decís que expulso los demonios por
aquellos que no han obtenido el bien particular que habían pedido con insis- Beelzebul. 19 Si yo expulso los demonios por Beelze-
tencia. bul, vuestros hijos ¿por quién los expulsan? Por eso,
6) Lc 11, 11-13. La paternidad humana que el hombre tiene ante la vis- ellos mismos serán vuestros jueces. 20 Pero si yo expul-
ta sirve al Señor como punto de comparación para volver a enseñarnos la reali- so los demonios por el dedo de Dios, es que el Reino
dad gozosa de que Dios es nuestro Padre, porque la verdad es que la paterni-
de Dios ha llegado a vosotros.
dad de Dios es la fuente de toda paternidad en los cielos y en la tierra (cfr Ef 21
»Cuando uno que es fuerte y está bien arma-
3, 15). «El Dios de nuestra fe no es un ser lejano, que contempla indiferente la
do custodia su palacio, sus bienes están seguros; 22 pero
suerte de los hombres: sus afanes, sus luchas, sus angustias. Es un Padre que
ama a sus hijos hasta el extremo de enviar al Verbo, Segunda Persona de la
si llega otro más fuerte y le vence, le quita las armas en
Trinidad Santísima, para que, encarnándose, muera por nosotros y nos redima. las que confiaba y reparte su botín.
El mismo Padre amoroso que ahora nos atrae suavemente hacia Él, mediante la
23
»El que no está conmigo está contra mí, y el
acción del Espíritu Santo que habita en nuestros corazones»111. que no recoge conmigo, desparrama.
El Espíritu Santo es el don supremo de Dios, la gran promesa que Cris-
24
»Cuando el espíritu impuro ha salido de un
to hace a los discípulos (cf Jn 15, 26), el fuego divino que desciende sobre los hombre, vaga por lugares áridos en busca de descanso,
pero al no encontrarlo dice: «Me volveré a mi casa, de
donde salí». 25 Y al llegar la encuentra bien barrida y en
orden. 26 Entonces va, toma otros siete espíritus peores
109 Ibídem, n. 524.
110 Ibídem, n. 525.
111 Es Cristo que pasa, n. 84. 112 Cf. EVANGELIO DE SAN LUCAS, in loc.

—56—
que él, y entrando se instalan allí, con lo que la situa- b) Elogio de su Madre (11, 27-28)
ción última de aquel hombre resulta peor que la prime-
ra. Mientras él estaba diciendo todo esto, una
27

mujer de en medio de la multitud, alzando la voz, le


Al hilo del texto. 1) Lc 11, 14-23. La obstinación de los enemigos de dijo:
Jesús no cede ni ante la evidencia del milagro. Puesto que no pueden negar el —Bienaventurado el vientre que te llevó y los
valor extraordinario del hecho lo atribuyen a artes demoníacas, con el intento pechos que te criaron.
de negar que Jesús es el Mesías. El Señor les replica con un razonamiento que 28
Pero él replicó:
no admite escapatoria: las expulsiones de demonios que hace Jesús son prue- —Bienaventurados más bien los que escuchan
bas evidentes de que con Él ha llegado el Reino de Dios. El Concilio Vaticano II la palabra de Dios y la guardan.
ha confirmado de nuevo esta verdad.
El fuerte y bien armado es el demonio, que con su poder tenía esclavi- La admiración de la multitud (v. 14) es reemplazada ahora por una
zado al hombre; pero Jesucristo, más fuerte que él, ha venido y le ha vencido, mujer (v. 27), cuyo grito adquiere la forma de una bienaventuranza para su
le está desalojando de donde se había enseñoreado. San Pablo dirá que Cristo madre, bastante realista (lit. «el vientre que te llevó y los pechos de los que has
«ha despojado a los principados y potestades, los ha dado a público espectácu- mamado»). Lucas no puede contradecir lo que ya ha escrito de María: «Todas
lo triunfando sobre ellos» (Col 2, 15). las generaciones me llamarán dichosa» (1, 48). Pero la respuesta de Jesús aquí
Tras la victoria de Cristo, «el más fuerte», las palabras del versículo 23 se une más bien a la bienaventuranza proclamada por Isabel: «Dichosa tú que
son una seria advertencia a los que le escuchaban, y a toda la humanidad: aun- has creído» (1, 45). Al final del discurso de la llanura, Jesús ya había insistido en
que no lo quieran reconocer Jesucristo ha vencido, y en adelante no es admisi- el «escuchar» y «poner en práctica» (6, 46-49) e incluso cuando su madre y sus
ble la neutralidad ante la causa de Jesús: quien no esté con Él contra Él está. hermanos lo buscaban (8, 21).
2) Lc 11, 18. El argumento de Cristo es claro. Uno de los mayores ma-
les que pueden sobrevenir a la Iglesia es precisamente la división entre los
c) Juicio sobre la generación presente (11,29-32)
cristianos, la desunión de los creyentes. Hemos de hacer nuestra la oración de Habiéndose reunido una gran muchedumbre,
29

Jesús: «Que todos sean uno, como Tú, Padre, en mí y yo en ti, que así ellos comenzó a decir:
mismos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que Tú me has enviado» —Esta generación es una generación perversa;
(Jn 17, 21). busca una señal y no se le dará otra señal que la de Jo-
3) Lc 11, 24-26. El Señor nos descubre cómo el demonio no descansa nás. 30 Porque, así como Jonás fue señal para los habi-
en su lucha contra el hombre; una vez rechazado por la gracia de Dios, de nue- tantes de Nínive, del mismo modo lo será también el
vo despliega sus asechanzas y ataques. Conocedor de todo esto, San Pedro nos Hijo del Hombre para esta generación. 31 La reina del
recomienda vivir sobrios y vigilantes, «porque vuestro enemigo el diablo da Sur se levantará en el Juicio contra los hombres de esta
vueltas alrededor de vosotros como un león rugiente buscando a quién devo-
generación y los condenará: porque vino de los confi-
rar: resistidle fuertes en la fe» (1P 5, 8-9).
nes de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y
Además, Jesús nos pone en guardia contra una nueva derrota a ma-
daos cuenta de que aquí hay algo más que Salomón. 32
nos de Satanás, advirtiéndonos que esa nueva situación sería peor aún que la
primera. Con razón dice el adagio latino que «corruptio optimi, pessima» (la
Los hombres de Nínive se levantarán en el Juicio con-
corrupción de lo mejor es la peor). También San Pedro, con palabra inspirada, tra esta generación y la condenarán: porque ellos se
recrimina a los cristianos corrompidos, a quienes, con grave y expresiva frase, convirtieron ante la predicación de Jonás, y daos cuen-
compara al «perro que se ha vuelto a lo que vomitó y la puerca lavada que se ta de que aquí hay algo más que Jonás.
revuelca en el cieno» (2P 2, 22)113. Jonás fue el profeta que llevó a los ninivitas a le penitencia porque en
su predicación y en sus obras, en su persona y en su vida, reconocieron la señal
113 Cf. EVANGELIO DE SAN LUCAS, in loc. de un enviado de Dios (cfr nota a Mt 12, 41-42).

—57—
Las frases del Señor son una respuesta a la provocación que San Lucas Dad, más bien, limosna de lo que guardáis dentro, y
ha relatado un poco antes (11,16). Los signos y la sabiduría de Jesús están así todo será puro para vosotros. 42 Pero, ¡ay de voso-
claros para quien quiera ver. La vida y la predicación de Cristo son una invita- tros, fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la
ción a la conversión, pero sus oyentes tal vez no estaban dispuestos a obrar de ruda y de todas las legumbres, pero despreciáis la justi-
ese modo y por eso no acertaron a comprenderle. cia y el amor de Dios! ¡Hay que hacer esto sin descui-
d) Cristo, luz del alma (11, 33-36) dar lo otro!
43
»¡Ay de vosotros, fariseos, porque apetecéis
»Nadie que ha encendido una lámpara la po-
33
los primeros asientos en las sinagogas y que os saluden
ne en un sitio oculto ni debajo de un celemín, sino so- en las plazas!
bre un candelero, para que los que entren vean la luz. 44
»¡Ay de vosotros, que sois como sepulcros
34
La lámpara del cuerpo es tu ojo. Cuando tú ojo es disimulados, sobre los que pasan los hombres sin sa-
sencillo, todo tu cuerpo también está iluminado. Pero berlo!
cuando tu ojo es malicioso, también tu cuerpo queda 45
Entonces, cierto doctor de la Ley, tomando
en tinieblas. 35 Mira, por tanto, no sea que la luz que la palabra, le replica:
hay en ti sea tinieblas. 36 Y si todo tu cuerpo está ilu- —Maestro, diciendo tales cosas nos ofendes
minado, sin que haya en él parte alguna oscura, todo él también a nosotros.
estará iluminado como cuando la lámpara te ilumina 46
Pero él dijo:
con su resplandor. —¡Ay también de vosotros, los doctores de la
Jesús está hablando en metáforas: el hombre que tiene la vista sana ve Ley, porque imponéis a los hombres cargas insoporta-
bien las cosas. De aquí hace una aplicación moral: la mirada pura, sencilla, sabe bles, pero vosotros ni con uno de vuestros dedos las to-
apreciar las cosas de Dios. cáis!
Los que se oponían al Señor veían sus obras y oían sus palabras, pero
47
»¡Ay de vosotros, que edificáis los sepulcros
su mirada no era limpia y no sabían o no querían reconocer a Dios en Él. Es de los profetas, después que vuestros padres los mata-
también un reproche para todos los que no saben o no quieren aceptar el ron! 48 Así pues, sois testigos de las obras de vuestros
Evangelio114. padres y consentís en ellas, porque ellos los mataron, y
vosotros edificáis sus sepulcros. 49 Por eso dijo la sabi-
e) Lamentos sobre los fariseos y los legistas (11, 37- duría de Dios: «Les enviaré profetas y apóstoles, y a
54) algunos los matarán y perseguirán, 50 para que se pida
Cuando terminó de hablar, cierto fariseo le
37 cuentas a esta generación de la sangre de todos los pro-
rogó que comiera en su casa. Entró y se puso a la me- fetas derramada desde la creación del mundo, 51 desde
sa. 38 El fariseo se quedó extrañado al ver que Jesús no la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, asesina-
se había lavado antes de la comida. 39 Pero el Señor le do entre el altar y el Templo». Sí, os lo aseguro: se le
dijo: pedirán cuentas a esta generación.
—Así que vosotros, los fariseos, limpiáis por
52
»¡Ay de vosotros, doctores de la Ley, porque
fuera la copa y el plato, pero vuestro interior está lleno os habéis apoderado de la llave de la sabiduría! Voso-
de rapiña y de maldad. 40 ¡Insensatos! ¿Acaso quien hi- tros no habéis entrado y a los que querían entrar se lo
zo lo de fuera no ha hecho también lo de dentro? 41 habéis impedido.
53
Cuando salió de allí, los escribas y fariseos
114 Cf. EVANGELIO DE SAN LUCAS, in loc. comenzaron a atacarle con furia y a acosarle a pregun-

—58—
tas sobre muchas cosas, 54 acechándole para cazarle en están todos contados. No tengáis miedo: valéis más
alguna palabra. que muchos pajarillos.
En este pasaje —uno de los más severos del evangelio— Jesucristo
8
»Os digo, pues: a todo el que me confiese de-
desenmascara de modo vehemente el vicio por el que el judaísmo oficial se lante de los hombres, también el Hijo del Hombre le
opuso con más fuerza a la aceptación de su doctrina: la hipocresía revestida de confesará delante de los ángeles de Dios. 9 Pero el que
legalismo. Hay gentes que, so capa de bien, cumpliendo la mera letra de los me niegue ante los hombres, será negado ante los án-
preceptos, no cumplen su espíritu; no se abren al amor de Dios y del prójimo, y, geles de Dios.
bajo la apariencia de honorabilidad, apartan a los hombres del verdadero fer-
10
»A todo el que diga una palabra contra el Hi-
vor, haciendo intolerable la virtud115. jo del Hombre se le perdonará; pero al que blasfeme
No obstante, los vv. 42 y 46 ponen de relieve, «en negativo», el núcleo contra el Espíritu Santo no se le perdonará.
de la Buena Nueva. Olvidar la justicia y dar el diezmo de las legumbres es
11
»Cuando os lleven a las sinagogas, y ante los
olvidar el sentido profundo del diezmo y los mandamientos esenciales. Esto magistrados y las autoridades, no os preocupéis de
afecta a la revelación del rostro de Dios: cargar a la gente con el fardo de estos cómo defenderos, o qué tenéis que decir, 12 porque el
mandamientos «multiplicados» es inculcar en las conciencias que Dios en- Espíritu Santo os enseñará en aquella hora qué es lo
cuentra placer en poner obstáculos en los pies de los miembros de su pueblo que hay que decir.
para complicar su camino por la vida. Esta no es la Buena Noticia.
Al hilo del texto. 1) Lc 12, 3. La techumbre de las casas de Palestina
f) Ser discípulo en las persecuciones (12, 1-12) era de ordinario una terraza. Allí se reunían a charlar, pasadas las horas del
calor. Jesús advierte a sus discípulos que así como en esas tertulias se comen-
12 En esto, habiéndose reunido una mu-
1 taban las cosas dichas en privado, también, por mucho que los fariseos oculta-
sen sus vicios y defectos con el velo de la hipocresía, llegarían a ser conocidos y
chedumbre de miles de personas, hasta atropellarse el comentario de todos.
unos a otros, comenzó a decir sobre todo a sus discípu- 2) Lc 12, 6-7. Nada –ni aún las cosas más insignificantes– escapa a los
los: ojos de Dios, a su Providencia y a su juicio. Cuánto menos escaparán las accio-
—Guardaos de la levadura de los fariseos, que nes de los hombres, que serán premiados o castigados por el justo e inapelable
es la hipocresía. 2 Nada hay oculto que no sea descu- juicio de Dios. Por eso mismo, no hay que temer que quede sin recompensa
bierto, ni secreto que no llegue a saberse. 3 Porque eterna ningún sufrimiento o persecución padecidos por seguir a Cristo.
cuanto hayáis dicho en la oscuridad será escuchado a Por otra parte, la enseñanza del versículo 5 sobre el temor es comple-
la luz; cuanto hayáis hablado al oído bajo techo será tada en los versículos 6 y 7 al decirnos que Dios es el buen Padre que vela por
pregonado sobre los terrados. todos nosotros, mucho más que por esos pajarillos a los que tampoco olvida.
4
»A vosotros, amigos míos, os digo: no tengáis Así, pues, nuestro temor a Dios no ha de ser servil –fundado en el miedo al
miedo a los que matan el cuerpo y después de esto no castigo–, sino un temor filial –el de quien no quiere disgustar a su padre–, y que
pueden hacer nada más. 5 Os enseñaré a quién tenéis se alimenta de la confianza en la divina Providencia.
que temer: temed al que después de dar muerte tiene 3) Lc 12, 8-9. Conclusión lógica de la enseñanza anterior de Cristo:
potestad para arrojar en el infierno. Sí, os digo: temed peor que los males corporales, incluida la muerte, son los males del alma –
a éste. 6 ¿No se venden cinco pajarillos por dos ases? esto es, el pecado–.Quienes por miedo a los sufrimientos temporales niegan al
Pues bien, ni uno solo de ellos queda olvidado ante Señor y no son fieles a las exigencias de la fe caerán en otro mal mucho peor:
Dios. 7 Aún más, hasta los cabellos de vuestra cabeza serán negados por el mismo Cristo el día del juicio. Por el contrario, quienes
sufran por fidelidad a Cristo penalidades en esta vida recibirán el premio eterno
de ser reconocidos por Él, y serán partícipes de su gloria.
115 Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EUNSA, 1999, in loc.

—59—
4) Lc 12, 10. La blasfemia contra el Espíritu Santo consiste en atribuir —Por eso os digo: no estéis preocupados por
maliciosamente al demonio las acciones sobrenaturales. El hombre que adop- vuestra vida: qué vais a comer; o por vuestro cuerpo:
ta tal disposición impide que le llegue el perdón de Dios y, por esto, no puede con qué os vais a vestir. 23 Porque la vida vale más que
ser perdonado (cfr Mt 12, 31; Mc 3, 28-30). Jesús comprende y excusa la fla- el alimento, y el cuerpo más que el vestido. 24 Fijaos en
queza del hombre que se equivoca, en cambio no tiene esa actitud indulgente los cuervos: no siembran ni siegan; no tienen despensa
con aquél que cierra los ojos y el corazón a las admirables obras del Espíritu; ni granero, pero Dios los alimenta. ¡Cuánto más valéis
así obraban los fariseos que acusaban a Jesús de arrojar los demonios en nom- vosotros que los pájaros! 25 ¿Quién de vosotros por
bre de Belcebú; así actúa el incrédulo que niega la manifestación de la bondad mucho que cavile puede añadir un codo a su estatura?
divina en la obra de Cristo; negándola, rechaza la invitación que Dios le hace y 26
Si no podéis ni lo más pequeño, ¿por qué os preocu-
se sitúa fuera de la Salvación (cfr Hb 6, 4-6; Hb 10, 26-31)116.
páis por las demás cosas? 27 Contemplad los lirios, có-
g) A un heredero: el rico insensato (12, 13-34) mo crecen; no se fatigan ni hilan, y yo os digo que ni
Salomón en toda su gloria pudo vestirse como uno de
Uno de entre la multitud le dijo:
13
ellos. 28 Y si a la hierba del campo, que hoy es y maña-
—Maestro, di a mi hermano que reparta la he- na se echa al horno, Dios la viste así, ¡cuánto más a
rencia conmigo. vosotros, hombres de poca fe! 29 Así, vosotros no an-
14
Pero él le respondió: déis buscando qué comer o qué beber, y no estéis in-
—Hombre, ¿quién me ha constituido juez o quietos. 30 Por todas esas cosas se afanan las gentes del
encargado de repartir entre vosotros? mundo. Bien sabe vuestro Padre que estáis necesitados
15
Y añadió: de ellas. 31 Buscad más bien su Reino, y esas cosas se
—Estad alerta y guardaos de toda avaricia; os añadirán.
porque aunque alguien tenga abundancia de bienes, su 32
»No temáis, pequeño rebaño, porque vuestro
vida no depende de lo que posee. Padre ha tenido a bien daros el Reino. 33 Vended vues-
16
Y les propuso una parábola diciendo: tros bienes y dad limosna. Haceos bolsas que no enve-
—Las tierras de cierto hombre rico dieron mu- jecen, un tesoro que no se agota en el cielo, donde el
cho fruto. 17 Y se puso a pensar para sus adentros: ladrón no llega ni la polilla corroe. 34 Porque donde es-
«¿Qué puedo hacer, ya que no tengo dónde guardar mi tá vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón.
cosecha?» 18 Y se dijo: «Esto haré: voy a destruir mis
graneros, y construiré otros mayores, y allí guardaré Al hilo del texto. 1) La parábola viene a ilustrar la sabiduría de Jesús:
todo mi trigo y mis bienes. 19 Entonces le diré a mi al- la vida de una persona no está asegurada por sus riquezas. Éstas hacen olvi-
ma: “Alma, ya tienes muchos bienes almacenados pa- dar que es Dios quien da la vida en cada momento. El propietario de la pará-
bola se cree tranquilo «para muchos años», porque dispone de reservas. El final
ra muchos años. Descansa, come, bebe, pásalo bien”».
de la parábola es brutal y recuerda a «Aquel que tiene el poder de matar»
20
Pero Dios le dijo: «Insensato, esta misma noche te
mencionado en 12,5. Como contrapartida se puede leer solapadamente: inclu-
van a reclamar el alma; lo que has preparado, ¿para
so aunque se esté sin bienes, Dios da la vida. Esto se desarrolla en los vv. 22-
quién será?» 21 Así ocurre al que atesora para sí y no es
32.
rico ante Dios. 2) Lc 12,22-32 es próximo a Mt 6,25-33. Si Dios da la vida, a fortiori
22
Les dijo a sus discípulos: dará el alimento. Jesús no invita ni a la pereza ni a la despreocupación, sino
que quiere ahorrar a sus discípulos la inquietud. La preocupación no sirve para
nada, ni siquiera para alargar la vida; al contrario, ¿acaso no se dice que la
116 Cf. EVANGELIO DE SAN LUCAS, in loc.

—60—
«carcome»? El «codo» era una medida de longitud y equivalía aproximadamen- —Señor, ¿dices esta parábola por nosotros o
te a medio metro. por todos?
3) Lc 12, 27-28. En la historia del pueblo de Israel, el rey Salomón, que 42
El Señor respondió:
sucedió en el trono al gran rey David, fue el que consiguió la mayor gloria cul- —¿Quién es, pues, el administrador fiel y pru-
tural y económica para el reino; por eso constituye en la tradición de los israe- dente a quien el amo pondrá al frente de la casa para
litas el prototipo del poder y del esplendor terrenos (cfr Mt 12, 42). Con esta dar la ración adecuada a la hora debida? 43 Dichoso
comparación subraya el Señor que el cuidado de la Providencia divina recae aquel siervo a quien su amo cuando vuelva encuentre
sobre todos aquellos que acogen con sencillez la llamada de Jesús. En este obrando así. 44 En verdad os digo que le pondrá al fren-
sentido, un hombre en gracia de Dios supera la belleza de los lirios y la gloria te de toda su hacienda. 45 Pero si ese siervo dijera en
del mismo Salomón.
sus adentros: «Mi amo tarda en venir», y comenzase a
4) Lc 12, 29-31. El Señor resume sus enseñanzas acerca de la fianza y
golpear a los criados y criadas, a comer, a beber y a
abandono en la Providencia divina poniendo en contraste la disposición recta –
emborracharse, 46 llegará el amo de aquel siervo el día
buscar sobre todas las cosas el Reino– y la equivocada de los que sólo buscan
menos pensado, a una hora imprevista, lo castigará
los bienes temporales. No condena Jesús la noble preocupación por las nece-
sidades terrenas, pero enseña que deben ordenarse al fin último del hombre,
duramente y le dará el pago de los que no son fieles. 47
que es la posesión del Reino. El siervo que, conociendo la voluntad de su amo, no
El instinto natural por subsistir es uno de los elementos que la divina fue previsor ni actuó conforme a la voluntad de aquél,
Providencia ha puesto en el hombre. Ahora bien, este instinto ha de tener el recibirá muchos azotes; 48 en cambio, el que sin saberlo
cauce sereno de un trabajo ordenado y nunca el de una preocupación angus- hizo algo digno de castigo, recibirá pocos azotes. A to-
tiosa, que lleve al hombre a olvidarse de lo que es más importante para él invir- do el que se le ha dado mucho, mucho se le exigirá, y
tiendo la jerarquía cristiana de valores; eso es lo que hace quien antepone las al que le encomendaron mucho, mucho le pedirán.
preocupaciones materiales a los bienes del espíritu 117
49
»Fuego he venido a traer a la tierra, y ¿qué
quiero sino que ya arda? 50 Tengo que ser bautizado
h) El tiempo bajo el signo de la urgencia (12, 35-59) con un bautismo, y ¡qué ansias tengo hasta que se lleve
«Tened ceñidas vuestras cinturas y encendi-
35 a cabo! 51 ¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra?
das las lámparas, 36 y estad como quienes aguardan a No, os digo, sino división. 52 Pues desde ahora, habrá
su amo cuando vuelve de las nupcias, para abrirle al cinco en una casa divididos: tres contra dos y dos con-
instante en cuanto venga y llame. 37 Dichosos aquellos tra tres, 53 se dividirán el padre contra el hijo y el hijo
siervos a los que al volver su amo los encuentre vigi- contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra
lando. En verdad os digo que se ceñirá la cintura, les la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la
hará sentar a la mesa y acercándose les servirá. 38 Y si suegra.
viniese en la segunda vigilia o en la tercera, y los en-
54
Decía a las multitudes:
contrase así, dichosos ellos. 39 Sabed esto: si el dueño —Cuando veis que sale una nube por el po-
de la casa conociera a qué hora va a llegar el ladrón, niente, enseguida decís: «Va a llover», y así sucede. 55
no permitiría que se horadase su casa. 40 Vosotros estad Y cuando sopla el sur, decís: «Viene bochorno», y
también preparados, porque a la hora que menos pen- también sucede. 56 ¡Hipócritas! Sabéis interpretar el as-
séis vendrá el Hijo del Hombre. pecto del cielo y de la tierra: entonces, ¿cómo es que
41
Y le preguntó Pedro: no sabéis interpretar este tiempo? 57 ¿Por qué no sabéis
descubrir por vosotros mismos lo que es justo?
117 Cf. EVANGELIO DE SAN LUCAS, in loc.

—61—
»Cuando vayas con tu adversario al magis-
58
referencia a ciertos textos de la Escritura (por ejemplo 1Co 3, 15; 1P 1, 7) habla
trado, procura ponerte de acuerdo con él en el camino, de un fuego purificador:
no sea que te obligue a ir al juez, y el juez te entregue "Respecto a ciertas faltas ligeras, es necesario creer que, antes del jui-
al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel. 59 Te ase- cio, existe un fuego purificador, según lo que afirma Aquél que es la Verdad, al
guro que no saldrás de allí hasta que pagues el último decir que si alguno ha pronunciado una blasfemia contra el Espíritu Santo, esto
céntimo. no le será perdonado ni en este siglo, ni en el futuro (Mt 12, 31). En esta frase
podemos entender que algunas faltas pueden ser perdonadas en este siglo,
Lectura de conjunto. La primera parte (que incluye dos bienaventu- pero otras en el siglo futuro"»120.
ranzas) versa sobre la vigilancia (vv. 35-48): «ahora Jesús, con dos imágenes, 4) El comienzo de la confidencia de Jesús resulta misterioso: ¿se trata
incita a tener una actitud de vigilancia: la cintura ceñida y la lámpara encendida del fuego del Espíritu Santo en el que Jesús debía bautizar al pueblo según
(v. 35). Las amplias vestiduras que usaban los judíos se ceñían a la cintura para Juan (3, 10)? ¿Se trata del cambio que trae la venida de Dios para reinar sobre
realizar algunos trabajos, para viajar, etc., por lo que «tener las cinturas ceñi- la tierra, lo que supone forzosamente una «crisis», un «fuego» purificador?
das» indica un gesto de disponibilidad y de rechazo a cualquier relajamiento (cf Quizá las dos cosas. El bautismo en el que el propio Jesús debe sumergirse es
Jr 1,17; Ef 6,14; 1P 1,13). Del mismo modo, «tener las lámparas encendidas» la pasión que se avecina. Jesús no está apremiado por morir, está apremiado
indica la actitud propia de quien vigila o espera la venida de alguien. Después, por ver cómo se cumple esta llegada de Dios, que suscita una oposición «en-
el Señor acude a dos comparaciones (vv. 36-40) para señalar cómo debe ser esa carnizada» (11, 53). Su venida trae la división a las familias, y esto a pesar de
espera vigilante ante su venida segura: como el criado espera a su amo, o como la paz prometida por los ángeles en Belén (2, 14) o la paz del Resucitado pro-
el dueño espera al ladrón; ambos saben que el «otro», va a venir y que en ese metida a sus discípulos (24, 36). Se juega tanto en la decisión a favor o en
encuentro se decide su existencia»118. En la segunda parte (vv. 54-59), Jesús contra del reino de Dios que cada cual debe hacer personalmente su elección.
invita a la muchedumbre a saber leer los signos del tiempo que está a punto En todo caso, el fuego expresa frecuentemente en la Biblia (cfr p. ej.
de vivir, un tiempo que exige decisiones rápidas. Dt 4,24) el amor ardiente de Dios por los hombres. Con esta imagen y con la
Al hilo del texto. 1) «Si vuelve a la segunda o a la tercera vigilia». Co- del Bautismo (cf nota a Mt 10,16-42) Jesús revela las ansias incontenibles de
mo los judíos dividían la noche en tres vigilias y los romanos en cuatro, esta dar su vida por amor a todos y que a ejemplo suyo debemos seguir los cristia-
expresión prepara al lector para la posibilidad de un largo tiempo antes de la nos: «¡Oh Jesús..., fortalece nuestras almas, allana el camino y, sobre todo,
venida gloriosa del Señor. embriáganos de Amor!: haznos así hogueras vivas, que enciendan la tierra con
3) A la pregunta de Pedro (v. 41), Jesús no responde ni sí ni no, sino el divino fuego que Tú trajiste»121. Sin embargo, Jesús sabe que Dios lo ha cons-
que hace una aplicación particular a aquellos que tienen responsabilidades tituido «signo de contradicción» (cf 2,34-35) y que esa contradicción afectará
con respecto a sus hermanos. Lucas piensa sin duda en casos concretos de su asimismo a sus discípulos122.
Iglesia: responsables que abusan, voluntariamente negligentes o ignorantes. En 5) En su queja Jesús juega con dos sentidos de la palabra «tiempo»:
este anuncio de diferentes castigos, según sea la negligencia del servidor, po- el meteorológico y el de las etapas de la salvación. Parece como si quienes le
demos ver un velado anuncio del Purgatorio: «Los que mueren en la gracia y conocieron hubieran utilizado un doble tipo de razonamiento: uno, con lógica,
en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están segu- para juzgar las cosas terrenas y otro, ilógico, para juzgarle a Él. Los signos que
ros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin ha mostrado —los milagros, su vida y su doctrina— serían suficientes para
de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo»119. «La confesarle como Mesías. Sin embargo, aquellas gentes no han sabido corres-
Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es com- ponder123.
pletamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado la
doctrina de la fe relativa al Purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia
(cf. DS 1304) y de Trento (cf. DS 1820: 1580). La tradición de la Iglesia, haciendo 120 Ibídem, n. 1031. Ref. a SAN GREGORIO MAGNO, dial. 4, 39.
121 S. JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER, Forja 31.
118 Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EUNSA, 1999, in loc. 122 Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EUNSA, 1999, in loc.
119 Catecismo, n. 1030. 123 Ibidem.

—62—
i) Necesidad de la conversión (13, 1-9) 48). Junto a este imperativo profundo, Jesucristo pone de relieve la paciencia
de Dios en la espera de esos frutos. Él no quiere la muerte del pecador, sino
13 Estaban presentes en aquel momento
1 que se convierta y viva (Ez 33, 11) y, como enseña San Pedro, «usa de paciencia
con vosotros, no queriendo que algunos parezcan sino que todos lleguen a la
unos que le contaban lo de los galileos, cuya sangre conversión» (2P 3, 9). Esta clemencia divina, sin embargo, no puede llevarnos a
mezcló Pilato con la de sus sacrificios. 2 Y en respuesta descuidar nuestros deberes, adoptando una postura de pereza y comodidad
les dijo: que haría estéril la propia vida. Dios aunque es misericordioso también es justo,
—¿Pensáis que estos galileos eran más pecado- y castigará las faltas de correspondencia a su gracia124.
res que todos los galileos, porque padecieron tales co- 3) La higuera de la parábola está en un viñedo, posible alusión a la
sas? 3 No, os lo aseguro; pero si no os convertís, todos viña de Is 5,1-7 (es decir, a Israel, donde Dios no encuentra los frutos espera-
pereceréis igualmente. 4 O aquellos dieciocho sobre los dos). Los «tres años» ¿son una alusión de Lucas a la duración del ministerio de
que cayó la torre de Siloé y los mató, ¿pensáis que eran Jesús? ¿Ve en el obrero de la viña al propio Jesús y en los cuidados dedicados
más culpables que todos los hombres que vivían en Je- al árbol los últimos esfuerzos del anuncio de la Buena Nueva? No hay que
rusalén? 5 No, os lo aseguro; pero si no os convertís, llevar en exceso la parábola hacia la alegoría, aunque Lucas quizá piense en
todos pereceréis igualmente. ello.
6
Les decía esta parábola:
—Un hombre tenía una higuera plantada en su
j) Jesús sana a una mujer en sábado (13,10-17)
viña y fue a buscar en ella fruto y no lo encontró. Un sábado estaba enseñando en una de las
10
7
Entonces le dijo al viñador: «Mira, hace tres sinagogas. 11 Y había allí una mujer poseída por un es-
años que vengo a buscar fruto en esta higuera sin en- píritu, enferma desde hacía dieciocho años, y estaba
contrarlo; córtala, ¿para qué va a ocupar terreno en encorvada sin poder enderezarse de ningún modo. 12
balde?» 8 Pero él le respondió: «Señor, déjala también Al verla Jesús, la llamó y le dijo:
este año hasta que cave a su alrededor y eche estiércol, —Mujer, quedas libre de tu enfermedad.
9
por si produce fruto; si no, ya la cortarás». 13
Y le impuso las manos, y al instante se ende-
Al hilo del texto. 1) Lc 13, 1-5. El Señor se servía de los sucesos de ac- rezó y glorificaba a Dios.
tualidad para adoctrinar a las muchedumbres. El caso de los galileos podría ser
14
Tomando la palabra el jefe de la sinagoga,
el mismo episodio al que alude el libro de los Hechos (Hch 5, 37), y refleja el indignado porque Jesús curaba en sábado, decía a la
ambiente del tiempo de Jesús, en el que Pilato reprimía con cruel dureza cual- muchedumbre:
quier intento de revuelta política. A propósito del accidente de Siloé no tene- —Hay seis días para trabajar; venid, pues, en
mos más noticias que las que aquí nos da el Evangelio. ellos a ser curados, y no un día de sábado.
El que aquellas personas padeciesen tales desgracias no se debía a que
15
El Señor le respondió:
fuesen peores que los demás, porque Dios no siempre castiga en esta vida a —¡Hipócritas!, cualquiera de vosotros ¿no suel-
los pecadores (cfr Jn 9, 3). Todos somos pecadores y merecemos un castigo ta del pesebre en sábado su buey o su asno y lo lleva a
peor que el de las desgracias terrenas: el castigo eterno; pero Cristo ha venido beber? 16 Y a ésta, que es hija de Abrahán, a la que Sa-
a reparar por nuestros pecados y nos ha abierto las puertas del Cielo. Nosotros tanás ató hace ya dieciocho años, ¿no había que soltar-
tenemos que arrepentimos de nuestros pecados porque sólo así Dios nos la de esta atadura aun un día de sábado?
librará del castigo merecido.
2) Lc 13, 6-9. Insiste el Señor en la necesidad de producir frutos
abundantes (cfr Lc 8, 11-15) correspondiendo a las gracias recibidas (cfr Lc 12,
124 Cf. EVANGELIO DE SAN LUCAS, in loc.

—63—
Y cuando decía esto, quedaban avergonza-
17
su apostolado. Con la gracia de Dios y la fidelidad irán creciendo como el grano
dos todos sus adversarios, y toda la gente se alegraba de mostaza a pesar de las dificultades128.
por todas las maravillas que hacía.
En otros lugares de los evangelios (cf Mt 12,9-14; Mc 3,1-6; Lc 6,6-11; 3. El reino desconcierta las expectativas (13,22-
14,1-6) se relatan episodios semejantes a éste: Jesús cura en sábado poniendo 17,10)
de manifiesto la grandeza de su proceder divino y la pequeñez de quienes le
acusaban por ello. En este episodio, a estas notas, se añade una más: el sábado a) Algunos herederos del Reino estarán a la puerta
(cfr Ex 20,11; 23,12) lo bendijo Dios y lo dio al hombre para que descansara, (13,22-35)
por tanto es día de alabanza a Dios y de alegría; y de ahí la conveniencia de
Y recorría ciudades y aldeas enseñando,
22
curar a aquella mujer en sábado (v. 16). La alegría de la gente, notada por el
mientras caminaba hacia Jerusalén. 23 Y uno le dijo:
evangelista (v. 17), confirma la finura del razonamiento de Jesús 125.
—Señor, ¿son pocos los que se salvan? Él les
k) Parábola del grano de mostaza y de la levadura contestó:
(13,18-20)
24
—Esforzaos para entrar por la puerta angos-
ta, porque muchos, os digo, intentarán entrar y no po-
Y decía:
18
drán. 25 Una vez que el dueño de la casa haya entrado
—¿A qué se parece el Reino de Dios y con qué y haya cerrado la puerta, os quedaréis fuera y empeza-
lo compararé? 19 Es como un grano de mostaza, que réis a golpear la puerta, diciendo: «Señor, ábrenos». Y
tomó un hombre y lo echó en su huerto, y creció y lle- os responderá: «No sé de dónde sois». 26 Entonces em-
gó a hacerse un árbol, y las aves del cielo anidaron en pezaréis a decir: «Hemos comido y hemos bebido con-
sus ramas. tigo, y has enseñado en nuestras plazas». 27 Y os dirá:
20
Y dijo también: «No sé de dónde sois; apartaos de mí todos los servi-
—¿Con qué compararé el Reino de Dios? 21 Es dores de la iniquidad». 28 Allí habrá llanto y rechinar
como la levadura que tomó una mujer y la mezcló con de dientes, cuando veáis a Abrahán y a Isaac y a Jacob
tres medidas de harina hasta que fermentó todo. y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras
El grano de mostaza y la levadura simbolizan la Iglesia que, reducida que vosotros sois arrojados fuera. 29 Y vendrán de
al principio a un grupo de discípulos, se fue extendiendo con la fuerza del Espí- oriente y de occidente y del norte y del sur y se senta-
ritu Santo hasta acoger en ella a todos los pueblos de la tierra. Ya en el siglo II rán a la mesa en el Reino de Dios. 30 Pues hay últimos
Tertuliano afirmaba: «Somos de ayer y lo llenamos todo»126. El Señor «con la que serán primeros, y primeros que serán últimos.
parábola del grano de mostaza les incita a la fe y les hace ver que la predicación 31
En aquel momento se acercaron algunos fari-
del Evangelio se propagará a pesar de todo. Los más débiles, los más pequeños seos diciéndole:
entre los hombres, eran los discípulos del Señor, pero como había en ellos una —Sal y aléjate de aquí, porque Herodes te
fuerza grande, ésta se desplegó por todo el mundo»127. Por eso, el cristiano no quiere matar.
debe desanimarse ante la pequeñez y debilidad con que aparecen las obras de 32
Y les dijo:
—Id a decir a ese zorro: «Mira: expulso demo-
nios y realizo curaciones hoy y mañana, y al tercer día
acabo. 33 Pero es necesario que yo siga mi camino hoy
125 Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EUNSA, 1999, in loc.
126 Apologia., 37.
127 SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre S. Mateo, 46. 128 Cf. EVANGELIO DE SAN LUCAS, in loc.

—64—
y mañana y al día siguiente, porque no es posible que carne el muro de separación (...) para formar en sí mismo de dos un solo hom-
un profeta muera fuera de Jerusalén». bre nuevo, haciendo la paz y reconciliando a ambos con Dios en un solo Cuer-
34
»¡Jerusalén, Jerusalén!, que matas a los profe- po, destruyendo en sí mismo la enemistad, por medio de la Cruz» (Ef 2, 14-16).
tas y lapidas a los que te son enviados. Cuántas veces 4) Lc 13, 31-33. La escena parece haber tenido lugar en la región de
he querido reunir a tus hijos como la gallina a sus po- Perea, que igual que Galilea estaba bajo la jurisdicción de Herodes Antipas (cf
lluelos bajo las alas, y no quisiste. 35 Mirad que vuestra Lc 3, 1), hijo de Herodes el Grande. En otras ocasiones San Lucas señala que
casa se os va a quedar desierta. Os aseguro que no me Herodes tenía deseos de conocer a Jesús y de presenciar alguno de sus mila-
veréis hasta que llegue el día en que digáis: Bendito el gros (cf Lc 9, 9; Lc 23, 8). La advertencia que estos fariseos hacen al Señor
que viene en nombre del Señor. podría ser una estratagema para alejarle de allí. Jesús llama «zorro» a Herodes
–e indirectamente a sus cómplices–, manifestando una vez más su repulsa de la
Al hilo del texto. 1) Lc 13, 23-24. Todos los hombres estamos llama- doblez y de la hipocresía.
dos a formar parte del Reino de Dios, porque «Dios quiere que todos los hom- 5) Lc 13, 34. Jesús expresa su infinito amor por medio de esa compara-
bres se salven» (1Tm 2, 4). «Pues quienes, ignorando sin culpa el Evangelio de ción. San Agustín supo describir el sentido tan entrañable de la imagen: «Voso-
Cristo y su Iglesia, buscan no obstante a Dios con un corazón sincero, y se tros, hermanos míos, sabéis bien cómo enferma la gallina al tener los polluelos.
esfuerzan bajo el influjo de la gracia en cumplir con obras su voluntad, conocida Ningún ave manifiesta su maternidad como ella. En efecto, cada día vemos
mediante el juicio de la conciencia, pueden conseguir la salvación eterna. Y la cómo hacen sus nidos los pájaros, las golondrinas, cigüeñas y palomas; pero
divina Providencia tampoco niega los auxilios necesarios para la salvación a sólo sabemos que son madres cuando las vemos empollar en sus nidos. La
quienes sin culpa no han llegado todavía al conocimiento de Dios y se esfuer- gallina, sin embargo, enferma de tal manera al tener sus polluelos que, aunque
zan en llevar una vida recta, no sin la gracia de Dios. Cuanto hay de bueno y no vayan tras ella, aunque no la sigan sus hijos, te das cuenta de que es madre.
verdadero entre ellos, la Iglesia lo juzga como una preparación del Evangelio y Así lo indican sus alas caídas, y sus plumas erizadas, y su peculiar cloqueo, y
como algo otorgado por quien ilumina a todos los hombres para que al fin ten- todos sus miembros laxos y abatidos; todo eso, como digo, indica que es ma-
gan la vida»129. dre, aunque no se vean sus polluelos. Así es como está enfermo Jesús» 130.
En cualquier caso sólo puede alcanzar esta meta de la Salvación quie- 6) Lc 13, 35. El Señor deja ver el profundo dolor de su alma ante la re-
nes luchan seriamente (cfr Lc 16, 16; Mt 11, 12). El Señor expresa esta realidad sistencia de Jerusalén al amor de Dios, tantas veces manifestado. Más adelan-
de nuestra vida con la imagen de la puerta angosta. te San Lucas hará notar que Jesús lloró ante Jerusalén (cfr Lc 19, 4)131.
2) Lc 13, 25-28. Como en otras ocasiones, Jesús alude a la vida eterna
con la imagen de un banquete (cfr p. ej. Lc 12, 35 ss.; Lc 14, 15). Haber conoci- b) Comidas humanas y banquete de Reino (14, 1-24)
do al Señor y haber escuchado su palabra no es suficiente para alcanzar el Cie-
lo; sólo los frutos de correspondencia a la gracia tendrán valor en el juicio 14 Un sábado, entró él a comer en casa de
1

divino: «No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cie- uno de los principales fariseos y ellos le estaban obser-
los; sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los Cielos, ése entrará vando. 2 Y resultó que delante de él había un hombre
en el Reino de los Cielos» (Mt 7, 21). hidrópico. 3 Y tomando la palabra, les dijo Jesús a los
3) Lc 13, 29-30. El pueblo judío se consideraba el único destinatario de doctores de la Ley y a los fariseos:
las promesas mesiánicas hechas a los Profetas, pero Jesús declara la universa-
—¿Es lícito curar en sábado o no?
lidad de la Salvación. La única condición que exige es la respuesta libre del 4
Pero ellos callaron. Y tomándolo, lo curó y lo
hombre a la llamada misericordiosa de Dios. Al morir Cristo en la Cruz el velo
despidió.
del Templo se rasgó por medio (Lc 23, 45 y par.), en señal de que acababa la
división que separaba a judíos y gentiles. San Pablo enseña: «Él (Cristo) es nues-
5
Y les dijo:
tra paz, el que de los dos pueblos ha hecho uno rompiendo por medio de su
130 In Ioann. Evang., 15, 7.
129 Lumen gentium, n. 16. 131 Cf. EVANGELIO DE SAN LUCAS, in loc.

—65—
—¿Quién de vosotros, si se le cae al pozo un gresó el siervo y contó esto a su señor. Entonces, irri-
hijo o un buey, no lo saca enseguida un día de sábado? tado el amo de la casa, le dijo a su siervo: «Sal ahora
6
Y no pudieron responderle a esto. mismo a las plazas y calles de la ciudad y trae aquí a
7
Les proponía a los invitados una parábola, al los pobres, a los tullidos, a los ciegos y a los cojos». 22
notar como iban eligiendo los primeros puestos: Y el siervo dijo: «Señor, se ha hecho lo que mandaste,
8
Cuando alguien te invite a una boda, no va- y todavía hay sitio». 23 Entonces dijo el señor a su sier-
yas a sentarte en el primer puesto, no sea que otro más vo: «Sal a los caminos y a los cercados y obliga a en-
distinguido que tú haya sido invitado por él 9 y, al lle- trar, para que se llene mi casa. 24 Porque os aseguro
gar el que os invitó a ti y al otro, te diga: «Cédele el si- que ninguno de aquellos hombres invitados gustará mi
tio a éste», y entonces empieces a buscar, lleno de ver- cena».
güenza, el último lugar. 10 Al contrario, cuando te invi- Este pasaje está unificado por el tema de la comida. A partir de la
ten, ve a ocupar el último lugar, para que cuando lle- pregunta de un convidado, Jesús cuenta una parábola sobre los invitados a la
gue el que te invitó te diga: «Amigo, sube más arriba». «gran comida» (v. 16). La manera en que Dios llama, que es rechazada por
Entonces quedarás muy honrado ante todos los co- algunos, ilustra cómo el Reino desconcierta las expectativas.
mensales. 11 Porque todo el que se ensalza será humi- Lectura de conjunto. Jesús decía que aún tenía que llevar a cabo cura-
llado, y el que se humilla será ensalzado. ciones (13, 32). Aquí le vemos efectuando una en día de sábado (14, 1-6). Lu-
12
Decía también al que le había invitado: cas, en material propio, presenta después a Jesús como un maestro de sabidu-
—Cuando des una comida o cena, no llames a ría a propósito de la elección de los lugares y de la selección de los invitados,
tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a Pero estas dos observaciones adquieren un sentido profundo a la luz de la pa-
vecinos ricos, no sea que también ellos te devuelvan la rábola con que concluye esta secuencia: se trata de hecho de adaptarse al
invitación y te sirva de recompensa. 13 Al contrario, comportamiento de Dios, que «hace subir» a los más humildes, de imitar su
cuando des un banquete, llama a pobres, a tullidos, a modo de invitar a los excluidos. La parábola es introducida según un procedi-
cojos y a ciegos; 14 y serás bienaventurado, porque no miento ya encontrado, no mediante una pregunta, sino por la exclamación de
tienen para corresponderte. Se te recompensará en la un oyente bajo la forma de una bienaventuranza.
resurrección de los justos. Al hilo del texto. 1) El relato lleva a pensar que estamos ante una es-
15
Cuando oyó esto uno de los comensales, le cena preparada: los fariseos invitan a Jesús, le sitúan frente a aquel hidrópico y
dijo: observan. En los tiempos de Jesús la hidropesía era considerada una enferme-
—Bienaventurado el que coma el pan en el dad que se contraía a causa de algún pecado, por tanto no era lícito curarla en
Reino de Dios. sábado. La argumentación de Jesús revela también cómo entiende su misión a
16
Pero él le dijo: los hombres: al igual que un hombre no deja de salvar a su hijo o su buey en
—Un hombre daba una gran cena e invitó a sábado, Él cura a aquel hombre porque tiene como propias todas nuestras
muchos. 17 Y envió a su siervo a la hora de la cena para necesidades132.
2) Lc 14, 11. La humildad es tan necesaria para la salvación que Jesús
decir a los invitados: «Venid, que ya está todo prepara-
aprovecha cualquier circunstancia para ponerlo de relieve. Aquí se sirve de las
do». 18 Y todos a una comenzaron a excusarse. El pri-
actitudes que observa entre los asistentes a aquel banquete para insistir de
mero le dijo: «He comprado un campo y tengo necesi-
nuevo que en el banquete celestial es Dios quien nos asigna el puesto. «La
dad de ir a verlo; te ruego que me des por excusado». 19 conciencia de la magnitud de la dignidad humana –de modo eminente, inefa-
Y otro dijo: «Compré cinco yuntas de bueyes, y voy a ble, al ser constituidos por la gracia en hijos de Dios– junto con la humildad,
probarlas; te ruego que me des por excusado». 20 Otro
dijo: «Acabo de casarme, y por eso no puedo ir». 21 Re- 132 Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EUNSA, 1999, in loc.

—66—
forma en el cristiano una sola cosa, ya que no son nuestras fuerzas las que nos 34
»La sal es buena; pero si la sal se vuelve sosa,
salvan y nos dan la vida, sino el favor divino. Es ésta una verdad que no puede ¿con qué se sazonará? 35 No es útil ni para la tierra ni
olvidarse nunca»133. para el estercolero; la tiran fuera. Quien tenga oídos
3) Lc 14, 16-24. Ante la invitación de Dios a la fe y a la personal co- para oír, que oiga.
rrespondencia, hay que sacrificar cualquier interés humano, por lícito y noble
que se nos presente, si impide la respuesta cabal al llamamiento divino. Esas Lectura de conjunto. Como en 12,1, cuando hay mucha gente con él
aparentes razones o deberes son, de hecho, meras excusas. Por eso aparece es cuando Jesús hace advertencias (14,25), Establece una condición radical
clara la culpabilidad de los invitados desagradecidos. para «ir con» él (preferirle a la propia familia) y otra para ser discípulo suyo
«Obliga a entrar»: no se trata de violentar la libertad de nadie –Dios no (llevar la propia cruz tras él). A continuación, con ayuda de dos comparaciones
quiere que le amemos a la fuerza–, sino de ayudar a decidirse por el bien, rom- (construir una torre; lanzarse a la guerra), introduce una tercera: renunciar a
piendo con respetos humanos, con la ocasión de pecado, con la ignorancia... Se todos los bienes. Como conclusión, una especie de proverbio sobre la sal, cuya
«obliga a entrar» con la oración, con el sacrificio, el testimonio de una vida aplicación debe hacer el propio oyente (si tiene buenos oídos): el que quiera
cristiana, la amistad, en una palabra, con el apostolado 134. ser discípulo no debe desazonar el vigor de sus decisiones iniciales por Cristo.
Al hilo del texto. 1) La comparación de 14,26 («si alguien viene a mí y
c) Seguir a Jesús exige decisiones radicales (14,25-35) no odia a su padre ya su madre») con Mt 10,37 («el que ama a su padre o a su
madre más que a mí») muestra que se trata de una elección: preferir a Jesús a
Iba con él mucha gente, y se volvió hacia
25
cualquier vínculo humano. La oposición «amar-odiar» es una característica de
ellos y les dijo: las lenguas semíticas. En Mal 1,2-3, «he amado a Jacob y odiado a Esaú» sólo
26
—Si alguno viene a mí y no odia a su padre y significa: he elegido al pequeño con preferencia al mayor. Para los padres, Jesús
a su madre y a su mujer y a sus hijos y a sus hermanos añade, según Lucas, «a su mujer, sus hermanos, sus hermanas». Para ser ver-
y a sus hermanas, hasta su propia vida, no puede ser daderamente discípulo hay que tener una vinculación con Jesús tan estrecha
mi discípulo. 27 Y el que no carga con su cruz y viene que, si la situación lo exige (por ejemplo una persecución), se sea capaz de
detrás de mí, no puede ser mi discípulo. posponer los vínculos y los lazos más legítimos. En el libro de los Hechos, Lucas
28
»Porque, ¿quién de vosotros, al querer edifi- mostrará que se puede ser cristiano y conservar las relaciones familiares (Cor-
car una torre, no se sienta primero a calcular los gastos nelio, Hch 10; Priscila y Áquila, Hch 18,2; Felipe y sus hijas, Hch 21,8-9).
a ver si tiene para acabarla? 29 No sea que, después de 2) Con respecto a los bienes (v. 33), sin duda se trata de la misma
poner los cimientos y no poder acabar, todos los que lo disposición. Antes de comprometerse en el seguimiento de Jesús hay que «sen-
vean empiecen a burlarse de él, 30 y digan: «Este hom- tarse» y preguntarse: si la situación lo exigiera, ¿estaría dispuesto a renunciar a
bre comenzó a edificar y no pudo terminar». 31 ¿O qué todas mis riquezas materiales o culturales para no apostatar? Excepto estos
rey, que sale a luchar contra otro rey, no se sienta an- casos extremos, Lucas muestra a cristianos que hacen buen uso de sus bienes,
tes a deliberar si puede enfrentarse con diez mil hom- como la comerciante Lidia (Hch 16,14-15).
bres al que viene contra él con veinte mil? 32 Y si no,
d) La alegría de Dios con sus hijos encontrados (15,1-
cuando todavía está lejos, envía una embajada para
pedir condiciones de paz. 33 Así pues, cualquiera de 32)
vosotros que no renuncie a todos sus bienes no puede
ser mi discípulo. 15 Se le acercaban todos los publicanos y
1

pecadores para oírle. 2 Pero los fariseos y los escribas


murmuraban diciendo:
—Éste recibe a los pecadores y come con ellos.
133 Es Cristo que pasa, n. 133. 3
Entonces les propuso esta parábola:
134 Cf. EVANGELIO DE SAN LUCAS, in loc.

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4
—¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y jo: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no
pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y soy digno de ser llamado hijo tuyo». 22 Pero el padre
sale en busca de la que se perdió hasta encontrarla? 5 les dijo a sus siervos: «Pronto, sacad el mejor traje y
Y, cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros go- vestidle; ponedle un anillo en la mano y sandalias en
zoso, 6 y, al llegar a casa, reúne a los amigos y vecinos los pies; 23 traed el ternero cebado y matadlo, y vamos
y les dice: «Alegraos conmigo, porque he encontrado a celebrarlo con un banquete; 24 porque este hijo mío
la oveja que se me perdió». 7 Os digo que, del mismo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y
modo, habrá en el cielo mayor alegría por un pecador ha sido encontrado». Y se pusieron a celebrarlo.
que se convierta que por noventa y nueve justos que no 25
»El hijo mayor estaba en el campo; al volver
tienen necesidad de conversión. y acercarse a casa oyó la música y los cantos 26 y, lla-
8
»¿O qué mujer, si tiene diez dracmas y pierde mando a uno de los siervos, le preguntó qué pasaba. 27
una, no enciende una luz y barre la casa y busca cui- Éste le dijo: «Ha llegado tu hermano, y tu padre ha
dadosamente hasta encontrarla? 9 Y cuando la encuen- matado el ternero cebado por haberle recobrado sano».
tra, reúne a las amigas y vecinas y les dice: «Alegraos 28
Se indignó y no quería entrar, pero su padre salió a
conmigo, porque he encontrado la dracma que se me convencerle. 29 Él replicó a su padre: «Mira cuántos
perdió». 10 Así, os digo, hay alegría entre los ángeles de años hace que te sirvo sin desobedecer ninguna orden
Dios por un pecador que se arrepiente. tuya, y nunca me has dado ni un cabrito para divertir-
11
Dijo también: me con mis amigos. 30 Pero en cuanto ha venido ese hi-
—Un hombre tenía dos hijos. 12 El más joven jo tuyo que devoró tu fortuna con meretrices, has he-
de ellos le dijo a su padre: «Padre, dame la parte de la cho matar para él el ternero cebado». 31 Pero él respon-
hacienda que me corresponde». Y les repartió los bie- dió: «Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es
nes. 13 No muchos días después, el hijo más joven lo tuyo; 32 pero había que celebrarlo y alegrarse, porque
recogió todo, se fue a un país lejano y malgastó allí su ese hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida,
fortuna viviendo lujuriosamente. 14 Después de gastar- estaba perdido y ha sido encontrado».
lo todo, hubo una gran hambre en aquella región y él Muy cerca de la mitad del relato de Lucas aparecen tres parábolas que
empezó a pasar necesidad. 15 Fue y se puso a servir a constituyen quizá no la cumbre del evangelio —que es la pasión, muerte, resu-
un hombre de aquella región, el cual lo mandó a sus rrección y ascensión al Cielo—, pero sí la joya más preciosa de la enseñanza de
tierras a guardar cerdos; 16 le entraban ganas de saciar- Jesús. A través de su acogida de los pecadores, Dios conoce la inmensa alegría
se con las algarrobas que comían los cerdos, y nadie se de reencontrar, de salvar a aquellos que se habían perdido, y cada cual es
las daba. 17 Recapacitando, se dijo: «¡Cuántos jornale- invitado a comunicar esa alegría divina. La parábola de la oveja perdida se en-
ros de mi padre tienen pan abundante mientras yo aquí cuentra también en Mt, pero con un sentido diferente. Las otras dos parábolas
me muero de hambre! 18 Me levantaré e iré a mi padre son propias de Lucas.
y le diré: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; Lectura de conjunto. La Introducción (vv. 1-2) exige la interpretación
19
ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo; trátame del conjunto de las tres parábolas, y sobre todo de la última. Ella nos propor-
como a uno de tus jornaleros”». 20 Y levantándose se ciona dos informaciones. Una por parte del narrador: los recaudadores de
puso en camino hacia la casa de su padre. impuestos y los pecadores se acercan «todos» a Jesús para escucharle. La
»Cuando aún estaba lejos, le vio su padre y se otra, por boca de los personajes (fariseos y escribas): «Éste acoge a los pecado-
compadeció. Y corriendo a su encuentro, se le echó al res y come con ellos». Así pues, se trata mucho más que de aceptar a gente de
cuello y le cubrió de besos. 21 Comenzó a decirle el hi- mala fama (religiosamente) entre sus oyentes. Jesús come con ellos, y esto no

—68—
es consecuencia de una invitación, como con Leví (5,29-32): es él quien acoge. herencia en vida de su padre es un asesinato simbólico de éste. La mención de
De ahí la murmuración de los fariseos y los escribas, que ya se han entregado que «nadie le daba » a este joven judío el alimento de los cerdos resulta curio-
a espiar a Jesús (11,53-54); a ellos es a quienes se dirigen las parábolas. Las dos sa (¿por qué no se sirve él mismo?): esta dificultad narrativa resulta feliz, por-
primeras se pueden agrupar (vv. 3-10), ya que están construidas sobre el mis- que muestra que algo le impide rebajarse al rango de las bestias. En este mo-
mo esquema, con una pregunta retórica al principio y una conclusión sobre la mento de la parábola vemos las tristes consecuencias del pecado. Con esa
alegría en el «cielo» o «entre los ángeles de Dios». hambre se nos habla de la ansiedad y el vacío que siente el corazón del hombre
Al hilo del texto. 1) Lc 15, 1-2. No es ésta la primera vez que publíca- cuando está lejos de Dios. Con la servidumbre del hijo pródigo se nos describe
nos y pecadores se acercan a Jesús (cf Mt 9, 11). La predicación del Señor atraía la esclavitud a que queda sometido quien ha pecado (cf Rm 1, 25; Rm 6, 6; Ga
por su sencillez, y por sus exigencias de entrega y de amor. Los fariseos le te- 5, 1). Así, por el pecado el hombre pierde la libertad de los hijos de Dios (cf Rm
nían envidia porque la gente se iba tras Él (cf Jn 11, 47). Esa actitud farisaica 8, 21; Ga 4, 31; Ga 5, 13) y se somete al poder de Satanás.
puede repetirse entre los cristianos: una dureza de juicio tal que no acepte Por otra parte es el comienzo de su remontada. El contenido de su
que un pecador, por grandes que hayan sido sus pecados, pueda convertirse y monólogo interior es muy interesado, y no sabe aún la increíble acogida del
ser santo; una ceguera de mente tal que impida reconocer el bien que hacen padre, que le haría pasar a un plano superior.
los demás y alegrarse de ello. Ya Nuestro Señor sale al paso de esta actitud 5) La Iglesia ve frecuentemente en esta parábola una estupenda ima-
errada cuando contesta a sus discípulos que se quejan de que otros arrojen gen del sacramento de la Confesión, y también del retorno del pecador a su
demonios en su nombre: «No se lo prohibáis, pues no hay nadie que haga un padre Dios: «El proceso de la conversión y de la penitencia fue descrito mara-
milagro en mi nombre y pueda a continuación hablar mal de mí» (Mc 9, 39). villosamente por Jesús en la parábola llamada “del hijo pródigo”, cuyo centro
Igualmente San Pablo se alegraba de que otros anunciaran a Cristo, e incluso es “el Padre misericordioso” (Lc 15,11-24): la fascinación de una libertad iluso-
pasaba por alto que lo hicieran por interés, con tal de que Cristo fuese predica- ria, el abandono de la casa paterna; la miseria extrema en la que el hijo se en-
do (cf Flp 1, 17-18) cuentra tras haber dilapidado su fortuna; la humillación profunda de verse
2) En la primera parábola, el acento recae en la alegría y el exceso de obligado a apacentar cerdos, y peor aún, la de desear alimentarse de las alga-
bondad: el pastor, todo contento, pone a la oveja encontrada sobre sus hom- rrobas que comían los cerdos; la reflexión sobre los bienes perdidos; el arre-
bros, e invita a amigos y vecinos a que se alegren con él; finalmente, la alegría pentimiento y la decisión de declararse culpable ante su padre, el camino de
en el Cielo (otra manera de decir «en Dios») es tan grande que supera la que retorno; la acogida generosa del padre; la alegría del padre: todos estos son
proporcionan noventa y nueve justos. rasgos propios del proceso de conversión. El mejor vestido, el anillo y el ban-
3) En la segunda parábola, la mujer pierde el décimo de su dinero. La quete de fiesta son símbolos de esta vida nueva, pura, digna, llena de alegría
dracma era una moneda de plata que equivalía a un denario, esto es, aproxi- que es la vida del hombre que vuelve a Dios y al seno de su familia, que es la
madamente el jornal de un obrero agrícola. El acento recae en su empeño en la Iglesia. Sólo el corazón de Cristo, que conoce las profundidades del amor de su
búsqueda. Decir que hay alegría «entre los ángeles de Dios» es otra forma de Padre, pudo revelarnos el abismo de su misericordia de una manera tan llena
designar a Dios mismo. Jesús no justifica su actitud mediante la necesidad de de simplicidad y de belleza»135.
llamar a los pecadores, como cuando Leví (5,32). La justifica por la alegría de 6) La semblanza del padre por parte de Jesús es extraña, y lo era aún
Dios y da a entender que Dios mismo busca a los pecadores a través de la más en su época (por ejemplo, un notable no se permitía correr), silencioso,
misión que le ha confiado. Un universitario judío reconocía que muchos profe- accede a la petición del hijo menor y le deja partir. Por el contrario, desde que
tas llamaron a los pecadores a la conversión, pero que Jesús es el único que fue lo ve de regreso, se convierte en vivo y activo. Corre, se arroja a su cuello, lo
a buscarlos... cubre de besos, interrumpe la palabra con la que su hijo quería humillarse, lo
4) En la tercera parábola, observemos algunos aspectos del compor- restablece en su dignidad (vestido y sandalias), en sus derechos (el anillo), or-
tamiento del hijo menor. Jesús parece admitir la culpabilidad de este hijo ganiza un banquete, hace venir a los músicos. Aquí las palabras «perdido-
«perdido», lo cual es una concesión a sus adversarios. El hijo pequeño tenía encontrado» están precedidas por: «Estaba muerto y ha vuelto a la vida». Por
derecho a un tercio de la herencia, los otros dos tercios correspondían al ma-
yor. Un acercamiento psicoanalítico subrayaría que reclamar su parte de la
135 Catecismo, n. 1439.

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otra parte, este padre ama también a su hijo mayor, puesto que sale hacia él y pondió: «Cien cargas de trigo». Y le dijo: «Toma tu re-
«le suplica». Asimismo, parece admitir que el mayor habría podido tomar un cibo y escribe ochenta». 8 El amo alabó al administra-
cabrito para festejar sin pedirle permiso (los dos tercios de los bienes restantes, dor infiel por haber actuado sagazmente; porque los hi-
administrados por el padre, pertenecían al hijo mayor). jos de este mundo son más sagaces en lo suyo que los
7) «Todo lo mío es tuyo» se refiere en primer lugar a los bienes mate- hijos de la luz.
riales. Pero podemos ver en ello una invitación a compartir también la miseri- 9
»Y yo os digo: haceos amigos con las riquezas
cordia del padre: «Tú estás siempre conmigo...» puede prolongarse así: injustas, para que, cuando falten, os reciban en las mo-
«…estate también conmigo en el amor que llega hasta el perdón, no tienes radas eternas.
razones para estar celoso, ya que puedes estar más cerca de mí que tu her- 10
»Quien es fiel en lo poco también es fiel en lo
mano; al menos de momento él no es más que un receptor del amor misericor-
mucho; y quien es injusto en lo poco también es injus-
dioso, tú puedes ser transmisor de ese amor junto a mí». En este caso, los fari-
to en lo mucho. 11 Por tanto, si no fuisteis fieles en la
seos y los escribas no son solamente invitados a compartir la alegría en cuan-
riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? 12 Y si
to «vecinos y amigos», como en las dos primeras parábolas. Jesús les dice:
en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo vuestro?
«Comparto la alegría de mi Padre, transmito su amor misericordioso a los pe-
cadores. ¿Por qué murmurar, cuando también vosotros podéis transmitir ese
13
»Ningún criado puede servir a dos señores,
amor misericordioso y así ser semejantes a Dios, más cercanos a él finalmente porque o tendrá aversión a uno y amor al otro, o pres-
que el pecador convertido, en la medida en que él no se convierta a su vez en tará su adhesión al primero y menospreciará al segun-
testigo de la misericordia?» Como narrador de todo este conjunto, ciertamente do: no podéis servir a Dios y a las riquezas.
Lucas no quiere impedir a su lector que se identifique con el hijo perdido y Al hilo del texto. 1) La parábola del administrador infiel puede des-
encontrado, pero su relato es primeramente una interpelación destinada a los concertarnos porque, a veces, entendemos las parábolas, que quieren resaltar
cristianos fieles, ¿qué acogida reservan a aquellos que vuelven a Jesús y la co- una enseñanza, como alegorías en las que cada elemento o cada personaje
munidad? tienen un significado. El Señor da por supuesta la inmoralidad de la actuación
del administrador; pero quiere enseñar a sus discípulos que deben servirse de
e) A los discípulos: el uso del dinero (16,1-13)
la sagacidad y el ingenio (v. 8) para la extensión del Reino de Dios: «¡Qué afán

16 Decía también a los discípulos:


1
ponen los hombres en sus asuntos terrenos!: ilusiones de honores, ambición de
riquezas, preocupaciones de sensualidad. —Ellos y ellas, ricos y pobres, viejos y
—Había un hombre rico que tenía un adminis- hombres maduros y jóvenes y aún niños: todos igual. —Cuando tú y yo ponga-
trador, al que acusaron ante el amo de malversar la mos el mismo afán en los asuntos de nuestra alma tendremos una fe viva y
hacienda. 2 Le llamó y le dijo: «¿Qué es esto que oigo operativa: y no habrá obstáculo que no venzamos en nuestras empresas de
de ti? Dame cuentas de tu administración, porque ya apostolado»136.
no podrás seguir administrando». 3 Y dijo para sí el Tras la parábola del administrador infiel, el evangelio recoge unas sen-
administrador: «¿Qué voy a hacer, ya que mi señor me tencias del Señor (vv. 9-15). Vienen introducidas por la expresión de gran so-
quita la administración? Cavar no puedo; mendigar me lemnidad —«yo os digo» (v. 9)— y, dentro de una cierta diversidad, tienen un
da vergüenza. 4 Ya sé lo que haré para que me reciban matiz común: en todos los momentos de nuestra vida, en la riqueza y en la
en sus casas cuando me despidan de la administra- pobreza, en lo grande y en lo pequeño, debemos mirar a Dios. Tal vez el centro
ción». 5 Y, convocando uno a uno a los deudores de su de esas expresiones pueda ser el v. 13 donde el amor a las riquezas se concibe
amo, le dijo al primero: «¿Cuánto debes a mi señor?» 6 como una idolatría: «Todos se inclinan ante el dinero. A la riqueza tributa
Él respondió: «Cien medidas de aceite». Y le dijo: siempre la multitud de los hombres un homenaje instintivo. Miden la felicidad
«Toma tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta». 7
Después le dijo a otro: «¿Y tú cuánto debes?» Él res- 136 S. JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALGUER, Camino, n. 317.

—70—
por la riqueza, y por la riqueza miden, a su vez, la respetabilidad de la persona. rán en la vida eterna. En otras palabras: ¿Cómo se nos va a dar el Cielo si no
(...) Riqueza es el primer ídolo de este tiempo. Notoriedad el segundo. (...) La hemos sido fieles en la tierra?139.
fama y el llamar la atención en el mundo se consideran como un gran bien en sí
mismos, y un motivo de veneración. (...) La notoriedad, o fama de periódico f) A los fariseos: el rico y Lázaro (16,14-31)
como se la denomina también, (...) se ha convertido en una suerte de ídolo»137. Oían todas estas cosas los fariseos, que eran
14

2) Por contraste, la habilidad de los «hijos de este mundo» en sus tur- amantes del dinero, y se burlaban de él. 15 Y les dijo:
bios asuntos hace que los «hijos de la luz» (los discípulos y, a través de ellos, —Vosotros os hacéis pasar por justos delante
los cristianos ricos) parezcan poco creativos en sus compromisos al servicio de de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones;
Jesús y del Reino. porque lo que parece ser excelso ante los hombres es
3) (vv. 9-11): Se llaman aquí «riquezas injustas» a los bienes de este
abominable delante de Dios.
mundo que han sido obtenidos por procedimientos injustos. Es tanta la mise- 16
»La Ley y los Profetas llegan hasta Juan;
ricordia divina que esa misma riqueza injusta puede ser también ocasión de
desde entonces se evangeliza el Reino de Dios y cada
virtud por medio de la restitución, del pago de daños y perjuicios y, después,
excediéndose en la ayuda al prójimo, en las limosnas, en el fomento de las
uno se esfuerza por él.
fuentes de trabajo, de riqueza, etc. Tal es el caso de Zaqueo, jefe de publíca-
17
»Es más fácil que pasen el cielo y la tierra
nos, que se compromete a restituir el cuádruplo de lo que hubiera robado y, que el que se anule un solo trazo de la Ley.
además, a entregar la mitad de sus bienes a los necesitados. El Señor ante esa
18
»Todo el que repudia a su mujer y se casa
actitud declara categóricamente que la Salvación entró aquel día en casa de con otra, comete adulterio; y el que se casa con la re-
Zaqueo (cf Lc 19, 1-10). pudiada por su marido, comete adulterio.
Nuestro Señor habla de fidelidad en lo poco refiriéndose a las riquezas,
19
»Había un hombre rico que vestía de púrpura
ya que en realidad éstas son muy poca cosa comparadas con los bienes espiri- y lino finísimo, y todos los días celebraba espléndidos
tuales. Si el hombre es fiel, generoso y desprendido en el uso de esas riquezas banquetes. 20 En cambio, un pobre llamado Lázaro ya-
caducas, recibirá al final el premio de la vida eterna, la riqueza máxima y de- cía sentado a su puerta, cubierto de llagas, 21 deseando
finitiva. Por otra parte, la vida humana por su misma naturaleza es un entra- saciarse de lo que caía de la mesa del rico. Y hasta los
mado de cosas pequeñas; quien no les preste atención no podrá realizar cosas perros venían a lamerle las llagas. 22 Sucedió, pues, que
grandes. «Todo aquello en que intervenimos los pobrecitos hombres —hasta la murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de
santidad— es un tejido de pequeñas menudencias, que —según la rectitud de Abrahán; murió también el rico y fue sepultado. 23 Es-
intención— pueden formar un tapiz espléndido de heroísmo o de bajeza, de tando en los infiernos, en medio de los tormentos, le-
virtudes o de pecados. Las gestas relatan siempre aventuras gigantescas, pero vantando sus ojos vio a lo lejos a Abrahán y a Lázaro
mezcladas con detalles caseros del héroe. —Ojalá tengas siempre en mucho — en su seno; 24 y gritando, dijo: «Padre Abrahán, ten
¡línea recta!— las cosas pequeñas»138. piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta
La parábola del administrador infiel es una imagen de la vida del hom- de su dedo en agua y me refresque la lengua, porque
bre. Todo lo que tenemos es don de Dios, y nosotros somos sus administrado- estoy atormentado en estas llamas». 25 Contestó
res, que tarde o temprano habremos de rendirle cuenta. Abrahán: «Hijo, acuérdate de que tú recibiste bienes
5) (v. 12): Por ajeno se significan los bienes de este mundo, porque durante tu vida y Lázaro, en cambio, males; ahora
son pasajeros y mudables. Por vuestro se entienden los bienes del espíritu,
aquí él es consolado y tú atormentado. 26 Además de
valores imperecederos, que son radicalmente nuestros porque nos acompaña-
todo esto, entre vosotros y nosotros se interpone un
137 JOHN H. NEWMAN, Discurso sobre la fe, 5; cf Catecismo, n. 1723.
gran abismo, de modo que los que quieren atravesar de
138 SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, n. 826. Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LU-

CAS, in loc. 139 Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc.

—71—
aquí hasta vosotros, no pueden; ni tampoco pueden la predicación de Juan, sobre todo en Lucas, tenía ese acento social (3,10-14). A
pasar de ahí hasta nosotros». 27 Y él dijo: «Te ruego en- partir de ese momento, el reino de Dios es anunciado como Buena Nueva (v.
tonces, padre, que le envíes a casa de mi padre, 28 por- 16), pero cada cual entra en él «haciéndose violencia»: Lucas piensa quizá en
que tengo cinco hermanos, para que les advierta y no las decisiones radicales de las que ha hablado antes.
vengan también a este lugar de tormentos». 29 Pero re- 5) (vv. 19-31). La parábola es una pequeña maravilla narrativa. El rico y
plicó Abrahán: «Tienen a Moisés y a los Profetas. ¡Que el pobre están en contacto (por el portal de la espera), Pero la detallada des-
los oigan!» 30 Él dijo: «No, padre Abrahán; pero si al- cripción del lujo de uno y de la miseria del otro muestra que el gran abismo del
guno de entre los muertos va a ellos, se convertirán». 31 que hablará Abrahán existe ya en la tierra.
Y le dijo: «Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, Disipa dos errores: el de los que negaban la supervivencia del alma
después de la muerte y, por tanto, la retribución ultraterrena, y el de los que
tampoco se convencerán aunque uno resucite de entre
interpretaban la prosperidad material en esta vida como premio de la recti-
los muertos».
tud moral, y la adversidad, en cambio, como castigo. Frente a este doble error
Al hilo del texto. 1) Lucas generaliza al decir que a los fariseos les gus- la parábola deja claras las siguientes enseñanzas: que inmediatamente des-
taba el dinero. En 20,46 se denunciará a los escribas, que «devoran los bienes pués de la muerte el alma es juzgada por Dios de todos sus actos —juicio par-
de las viudas», y muchos escribas eran fariseos. Jesús juega con el acercamien- ticular—, recibiendo el premio o el castigo merecidos; que la Revelación divi-
to entre lo que es «elevado [para los hombres]» y «abominación [para Dios]» na es, de por sí, suficiente para que los hombres crean en el más allá.
(v. 15). En el discurso sobre la ruina de Jerusalén, Lucas no hablará de la «abo- En otro orden de cosas la parábola enseña también la dignidad de to-
minación de la desolación» en el Lugar santo (como Mc 13,14); para él, la abo- da persona humana por el hecho de serlo, independientemente de su posición
minación está en el lugar que debería ser santo: el corazón. social, económica, cultural, religiosa, etc. Y el respeto a esa dignidad lleva con-
«Abominable»: la palabra original griega significa culto a los ídolos y, sigo la ayuda al desvalido de bienes materiales o espirituales.
por derivación, el horror que tal culto produce en el verdadero adorador de 6) (vv. 22-26). Los bienes terrenos, como también los sufrimientos,
Dios. Por eso la frase expresa la repugnancia que produce a Dios la actitud de son efímeros: se acaban con la muerte, con la que también termina el tiempo
los fariseos, que al querer ser ensalzados se ponen, como Ídolos, en el lugar de de prueba, nuestra posibilidad de pecar o de merecer; y comienza inmediata-
Dios140. mente el gozo del premio o el sufrimiento del castigo, ganados durante la
2) La enseñanza del Señor sobre la indisolubilidad del matrimonio es prueba de la vida. Según ha definido el Magisterio de la Iglesia, las almas de
muy clara: cuando un hombre y una mujer han contraído verdadero matrimo- todos los que mueren en gracia de Dios, inmediatamente después de su muer-
nio no pueden contraer nuevas nupcias mientras vivan los dos. El adulterio es te, o de la purgación los que necesitaren de ella, estarán en el Cielo: «Creemos
una transgresión gravísima del orden moral natural, condenado con frecuencia en la vida eterna. Creemos que las almas de todos aquellos que mueren en la
y de modo expreso en la Sagrada Escritura (por ejemplo: Ex 20, 14; Lv 20, 10; Dt gracia de Cristo —tanto las que todavía deben ser purificadas por el fuego del
5, 8; Dt 22, 22; Pr 6, 32; Rm 13, 9; 1Co 6, 9; Hb 13, 4; etc). El Magisterio de la Purgatorio como las que inmediatamente después de separarse del cuerpo,
Iglesia ha enseñado constantemente la misma doctrina: «Este amor ratificado como el buen ladrón, son recibidas por Jesús en el Paraíso— constituyen el
por la fidelidad mutua y sobre todo sancionado por el sacramento de Cristo, es Pueblo de Dios después de la muerte, la cual será destruida totalmente el día
indisolublemente fiel, en cuerpo y alma, tanto en la prosperidad como en la de la Resurrección en el que estas almas se unirán con sus cuerpos»142.
adversidad, y, por tanto, queda excluido de él todo adulterio y divorcio» 141. La expresión «seno de Abrahán» indica el lugar o estado en «que resi-
3) En el v. 16, la relación entre «la Ley y los profetas» y lo que precede dían las almas de los santos antes de la venida de Cristo Señor Nuestro, en
se ilumina si esta mención es una anticipación del final de la parábola de Jesús: donde, sin sentir dolor alguno, sostenidos con la esperanza dichosa de la re-
Abrahán recuerda que la Ley y los profetas invitan a no vivir como ricos insen- dención, disfrutaban de pacífica morada. A estas almas piadosas que estaban
satos. En la Escritura, muchos textos denuncian el acaparamiento de riquezas, y

140 Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc.


141 CONCILIO VATICANO II, Const. past. Gaudium et spes, n. 49. 142 PABLO VI, Credo del Pueblo de Dios, 28; cf. Catecismo, n. 1023.

—72—
esperando al Salvador en el seno de Abrahán, libertó Cristo Nuestro Señor al miento que llevan a otro a hacer el mal. El que escandaliza se convierte en
bajar a los infiernos»143. tentador de su prójimo. Atenta contra la virtud y el derecho; puede ocasionar a
7) (vv. 24-31). El diálogo entre el rico Epulón y Abrahán es una esceni- su hermano la muerte espiritual. El escándalo constituye una falta grave, si por
ficación didáctica para grabar en los oyentes las enseñanzas de la parábola. Así, acción u omisión, arrastra deliberadamente a otro a una falta grave»146. «El
en sentido estricto, en el infierno no se puede dar compasión alguna en favor escándalo puede ser provocado por la ley o por las instituciones, por la moda
del prójimo, ya que allí sólo reina la ley del odio contra todo y contra todos. o por la opinión. Así se hacen culpables de escándalo quienes instituyen leyes o
«Cuando dijo Abrahán al rico: 'Entre vosotros y nosotros se abre un abismo (...), estructuras sociales que llevan a la degradación de las costumbres y a la co-
manifestó que después de la muerte y resurrección no habrá lugar a penitencia rrupción de la vida religiosa, o a "condiciones sociales que, voluntaria o involun-
alguna. Ni los impíos se arrepentirán y entrarán en el Reino, ni los justos peca- tariamente, hacen ardua y prácticamente imposible una conducta cristiana
rán y bajarán al infierno. Este es un abismo infranqueable»144. Por eso se com- conforme a los mandamientos" (Pío XII, discurso 1 Junio 1941). Lo mismo ha de
prenden las siguientes palabras de San Juan Crisóstomo: «Os ruego y os pido y, decirse de los empresarios que imponen procedimientos que incitan al fraude,
abrazado a vuestros pies, os suplico que, mientras gocemos de este pequeño de los educadores que "exasperan" a sus alumnos (cf Ef 6, 4; Col 3, 21), o los
respiro de la vida, nos arrepintamos, nos convirtamos, nos hagamos mejores, que, manipulando la opinión pública, la desvían de los valores morales»147.
para que no nos lamentemos inútilmente como aquel rico cuando muramos y 2) Lc 17, 2. Las ruedas de molino eran redondas con un agujero grande
el llanto no nos traiga remedio alguno. Porque aunque tengas un padre o un en medio. La frase del Señor es, pues, muy expresiva. Se trataría de meter ajus-
hijo o un amigo o cualquier otro que tenga influencia ante Dios, sin embargo, tadamente la cabeza por el agujero sin poderla sacar después148.
nadie te librará, siendo como son tus propios hechos quienes te condenan»145. 3) Lc, 17, 3-4. Para ser cristiano hay que perdonar de verdad y siem-
pre. Además, hay que corregir al hermano que yerra para que cambie de con-
g) Cuidar de la salud espiritual de los hermanos ducta. Pero como la corrección fraterna debe estar llena de caridad, ha de
(17,1-4) hacerse con gran delicadeza. De otro modo humillaríamos al que ha faltado: y
no debemos humillarle sino ayudarle a ser mejor.
17 Les dijo a sus discípulos:
1 No se debe confundir el perdón de las ofensas —que obliga siem-
—Es imposible que no vengan los escándalos; pre— con la cesión de los derechos injustamente dañados. Se pueden exigir
pero, ¡ay de aquel por quien vienen! 2 Más le valdría sin ninguna clase de odio, y a veces esos derechos se deben ejercitar por razo-
que le ajustaran al cuello una piedra de molino y que le nes de caridad y de justicia. Un perdón sincero tiende a olvidar la ofensa y a
ofrecer señales de amistad, que facilitan el arrepentimiento del ofensor.
arrojaran al mar, que escandalizar a uno de esos pe-
La vocación cristiana es una llamada a la santidad que Dios hace a ca-
queños: 3 andaos con cuidado.
da uno. Pero al mismo tiempo es una exigencia esencial de esa misma vocación
»Si tu hermano peca, repréndele; y, si se arre-
el preocuparse por el bien espiritual de los demás; de tal modo que el cristia-
piente, perdónale. 4 Y si peca siete veces al día contra nismo no se puede vivir de una forma aislada y egoísta. Así, «si alguno de voso-
ti, y siete veces vuelve a ti, diciendo: «Me arrepiento», tros se desviara de la verdad y otro le convirtiera, debe saber que quien con-
le perdonarás. vierte a un pecador de su mal camino salvará su propia alma de la muerte y
Al hilo del texto. 1) Los escándalos son inevitables, según Jesús, pero cubrirá sus muchos pecados» (St 5, 20)149.
esto no los trivializa en absoluto. No se dice que sean frecuentes, y este hecho
orienta hacia graves crisis a las que aluden otros textos del NT: responsables
h) Pedir la fe (17, 5-6)
que han arrastrado a cristianos a una escisión o a un error (1Jn 2,18-19; 2 Pe 5
Los apóstoles le dijeron al Señor:
2,1-3; Ap 2,2023; Hch 20,29-30). «El escándalo es la actitud o el comporta-
146 Catecismo, n. 2284.
143 Catecismo Romano, 1, 6, 3. 147 Ibídem, n. 2286.
144 AFRAATES, Desmonstratio 20. De Sustentatione egenorum, 12. 148 Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc.
145 Homilía in I Corinthios. Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc. 149 Cf. Ibidem.

—73—
—Auméntanos la fe. hombre siempre esté en deuda con el Señor, y por más que haga en su servicio
6
Respondió el Señor: no pasan sus acciones de ser una pobre correspondencia a los dones divinos. El
—Si tuvierais fe como un grano de mostaza, orgullo ante Dios no tiene sentido en una criatura. Lo que aquí nos inculca Jesús
diríais a esta morera: arráncate y plántate en el mar, y lo vemos hecho realidad en la Virgen María, que respondió ante el anuncio
os obedecería. divino: «He aquí la esclava del Señor» (Lc 1, 38)150.

La petición de los apóstoles: «Auméntanos la fe» (v. 5), no se injerta


solamente en lo que precede. Es verdad que, para perdonar tan a menudo,
4. El reino cambia los valores mundanos (17,11-
para atreverse a la corrección fraterna, para no causar escándalo, es necesaria 19,27)
mucha fe en la presencia del «Señor» en la comunidad. Pero quizá Lucas pien- La tercera sección del camino hacia Jerusalén es la más breve. La en-
sa en todas las exigencias para entrar y vivir en el reino de Dios que han sido señanza de Jesús ocupa siempre un importante lugar. Los dos primeros anun-
enunciadas desde el comienzo del camino hacia Jerusalén. La respuesta de cios de la pasión habían sido hechos antes del solemne comienzo del viaje. El
Jesús, que ha rechazado la tentación de hacer milagros espectaculares (4,3-4) y tercer anuncio Jesús lo va a hacer antes de la llegada a Jericó ya Jerusalén
ofrecer una señal del cielo (11,16), no puede ser tomada al pie de la letra: esa (18,31s).
morera a la que se le ha dicho «se desarraigada» (se sobreentiende: por Dios)
representa los grandes problemas de la vida que Dios puede «arrancar» de a) Diez leprosos curados, uno solo salvado (17,11-19)
forma inesperada si se tiene suficiente fe. También representa la dificultad de Al ir de camino a Jerusalén, atravesaba los
11
la conversión personal. Al estar después de la parábola del rico y Lázaro (sobre
confines de Samaría y Galilea; 12 y, cuando iba a entrar
todo 16,30-31), puede representar finalmente la dificultad de creer en la fuerza
en un pueblo, le salieron al paso diez leprosos, que se
de las Escrituras.
detuvieron a distancia 13 y le dijeron gritando:
i) Humildad en el servicio a Dios (17,7-10) —¡Jesús, Maestro, ten piedad de nosotros!
14
Al verlos, les dijo:
7
»Si uno de vosotros tiene un siervo en la la- —Id y presentaos a los sacerdotes.
branza o con el ganado y regresa del campo, ¿acaso le Y mientras iban quedaron limpios. 15 Uno de
dice: «Entra enseguida y siéntate a la mesa»? 8 Por el ellos, al verse curado, se volvió glorificando a Dios a
contrario, ¿no le dirá más bien: «Prepárame la cena y gritos, 16 y fue a postrarse a sus pies dándole gracias. Y
disponte a servirme mientras como y bebo, que des- éste era samaritano. 17 Ante lo cual dijo Jesús:
pués comerás y beberás tú»? 9 ¿Es que tiene que agra- —¿No son diez los que han quedado limpios?
decerle al siervo el que haya hecho lo que se le había Los otros nueve, ¿dónde están? 18 ¿No ha habido quien
mandado? 10 Pues igual vosotros, cuando hayáis hecho volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?
todo lo que se os ha mandado, decid: «Somos unos 19
Y le dijo:
siervos inútiles; no hemos hecho más que lo que te- —Levántate y vete; tu fe te ha salvado.
níamos que hacer».
El relato comienza con una indicación aparentemente geográfica (v.
Los siervos no son «inútiles», desarrollan un verdadero trabaja por el 11). Jesús pasa «entre Samaría y Galilea». Ahora bien, Lucas ya había hablado
reino de Dios, sino que son comentes o «cualquiera» (literalmente «no indis- de la mala acogida de una aldea de Samaría al comienzo del viaje (9,52-56). Con
pensables»). Nótese que Jesús no aprueba ese trato abusivo y arbitrario del la nueva mención de esta provincia prepara al lector para el encuentro con el
amo, sino que se sirve de una realidad muy cotidiana para las gentes que le leproso samaritano.
escuchaban, e ilustra así cuál debe ser la disposición de la criatura ante su
Creador: desde nuestra propia existencia hasta la bienaventuranza eterna que
se nos promete todo procede de Dios, como un inmenso regalo. De ahí que el 150 Ibídem.

—74—
Lectura de conjunto. Según la Ley de Moisés (cf Lv 13,45-46), para evi- 20
Interrogado por los fariseos sobre cuándo lle-
tar el contagio los leprosos debían vivir lejos de la gente y dar muestras visi- garía el Reino de Dios, él les respondió:
bles de su enfermedad; de ahí que estos diez se mantengan a distancia de Jesús —El Reino de Dios no viene con espectáculo;
y le hagan su petición a gritos (vv. 12-13). 21
ni se podrá decir: «Mirad, está aquí», o «está allí»;
Aquellos hombres reaccionaron con fe ante la indicación de Jesús (v. porque, daos cuenta de que el Reino de Dios está ya en
14) pero sólo uno de ellos une el agradecimiento a la fe: un samaritano. Jesús medio de vosotros.
califica esta acción como «dar gloria a Dios» (v. 18) y de ahí que sea motivo de 22
Y les dijo a los discípulos:
«salvación» para este extranjero (v. 19). La escena queda así como un ejemplo —Vendrá un tiempo en que desearéis ver uno
de lo que Jesús había anunciado en su discurso inaugural en la sinagoga de solo de los días del Hijo del Hombre, y no lo veréis. 23
Nazareth (cfr 4,27). Es también una invitación a ser agradecidos con Dios:
Entonces os dirán: «Mirad, está aquí», o «mirad, está
«¿Qué cosa mejor podemos traer en el corazón, pronunciar con la boca, escri-
allí». No vayáis ni corráis detrás. 24 Porque, como el re-
bir con la pluma, que estas palabras: “Gracias a Dios”? No hay cosa que se pue-
lámpago fulgurante brilla de un extremo a otro del cie-
da decir con mayor brevedad, ni oír con mayor alegría, ni sentirse con mayor
lo, así será en su día el Hijo del Hombre. 25 Pero es ne-
elevación, ni hacer con mayor utilidad»151.
Según las reglas de Lv 13 y 14, los sacerdotes tenían una doble fun-
cesario que antes padezca mucho y sea reprobado por
ción para los que padecían la lepra: primero juzgar si se trataba realmente de esta generación. 26 Y como ocurrió en los días de Noé,
un caso de lepra y, sí así era, declarar a la persona impura; después juzgar si la así será también en los días del Hijo del Hombre. 27
enfermedad (o la mancha) había desaparecido, en cuyo caso declarar la puri- Comían y bebían, tomaban mujer o marido, hasta el
ficación y hacer con la persona curada un complicado rito (Dt 24,8-9 recomien- día en que Noé entró en el arca, y vino el diluvio e hi-
da ejecutar «todo» lo que enseñan los sacerdotes levitas a este respecto). Jesús zo perecer a todos. 28 Lo mismo sucedió en los días de
observa la ley al enviar a los leprosos a presentarse a los sacerdotes. Lot: comían y bebían, compraban y vendían, planta-
Los leprosos saludan a Jesús con el título de «Maestro» (griego epísta- ban y edificaban; 29 pero el día en que salió Lot de So-
tes: el que está al frente, el que preside). Esta palabra, que no significa «ense- doma, llovió del cielo fuego y azufre y los hizo perecer
ñante», ha sido empleada por Simeón para dirigirse a Dios (2,19), por Pedro a todos. 30 Del mismo modo sucederá el día en que se
durante la pesca milagrosa (5,5) y por los discípulos en el episodio de la tem- manifieste el Hijo del Hombre. 31 Ese día, quien esté en
pestad (8,26). Aplicado a Jesús, este título (que no se encuentra más que en el terrado y tenga sus cosas en la casa, que no baje por
Lucas en todo el Nuevo Testamento) aparece en contextos en que se apela al ellas; y lo mismo quien esté en el campo, que no vuel-
poder y a la autoridad de su palabra. va atrás. 32 Acordaos de la mujer de Lot. 33 Quien pre-
Jesús dice que este hombre ha «vuelto» (literalmente «dando media tenda guardar su vida la perderá; y quien la pierda la
vuelta», como una conversión) para dar gloria a Dios (v. 18). Pero no menciona conservará viva. 34 Yo os digo que esa noche estarán
la acción de gracias que personalmente le ha dirigido. Es verdad que en la Igle- dos en el mismo lecho: uno será tomado y el otro de-
sia de la época de Lucas, como en la de hoy, se da gloria a Dios por Jesús. Pero, jado. 35 Estarán dos moliendo juntas: una será tomada
para ser «salvado», a la vez hay que dar gloria a Dios y amar a Jesús perso- y la otra dejada. (36)152
nalmente, como el samaritano. La traducción «sólo este extranjero», no es 37
Y a esto le dijeron:
muy feliz sino «el extranjero que está aquí» sería preferible. —¿Dónde, Señor?
b) El repentino Día del Hijo del hombre (17,20-37) Él les respondió:

152 Algunos manuscritos añaden (v. 36): «Estarán dos en el campo: uno será
151 S. AGUSTÍN, Epistola 41.1. Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EUNSA, 1999, tomado y el otro dejado». Parece añadido al texto de Lc, tomado de Mt 24,40. Falta en
in loc. los mejores códices griegos.

—75—
—Dondequiera que esté el cuerpo, allí se reuni- Señor parece ser el siguiente: el que quiera conservar a todo trance esta vida
rán los buitres. terrena, haciendo de ella el valor fundamental, perderá la felicidad eterna; por
el contrario, el que esté dispuesto a perder esta vida de la tierra, es decir, a
No se ha mencionado el reino de Dios desde 16,16. El tema es vuelto
resistir hasta la muerte a los enemigos de Dios y del alma, en esa lucha ganará
a sacar por los fariseos, que desean una indicación temporal. Jesús les res-
la eterna felicidad. Las palabras de este versículo, aunque distintas en la letra,
ponde brevemente antes de volverse hacia sus discípulos.
son casi idénticas en su contenido a las de Lc 9, 24.
Al hilo del texto. 1) A los fariseos, Jesús les responde que el reino de
4) (v. 37). «¿Dónde, Señor?»: Hay quienes interpretan las palabras de
Dios no se puede situar de manera visible en el espacio (vv. 20-21). A los discí-
Cristo desde la siguiente perspectiva: los discípulos, tras las explicaciones del
pulos les dice que el Día del Hijo del hombre no se puede situar de manera
Maestro, le preguntan ¿dónde? Ante esta interrogación, fruto de la curiosidad
previsible en el tiempo (v. 22). De hecho, el Reino está ya ahí, en la predica-
natural, Jesús responde con una frase que tiene todo el sabor de un proverbio
ción de la Buena Nueva, en los milagros, en la agrupación de discípulos, pero
y que nos indica, precisamente por su sentido enigmático, que no quiso res-
no podemos obstinarnos en verlo, como los fariseos. Por eso el Hijo del hom-
ponder con claridad a lo que le preguntaban. Así, pues, el breve discurso del
bre tendrá que sufrir para que el Reino llegue verdaderamente. Es la llegada
Señor sobre la venida del Reino de Dios y de Cristo se abre y se cierra con pre-
definitiva del reino de Dios lo que constituye el «Día» del Hijo del hombre. Lo
guntas superficiales de los oyentes, pero que dan pie al Señor para exponer una
mismo que el Reino viene de manera progresiva e invisible en la histona de los
doctrina que será entendida después.
hombres, así su cumplimiento final será repentino y visible como el relámpa-
«Dondequiera que esté el cuerpo, allí se reunirán las águilas»: el tex-
go.
to griego emplea un vocablo que indica indistintamente águila o buitre. En
2) Lucas distingue mejor que Mc y Mt el discurso sobre el final de la
cualquier caso esta frase proverbial indica la rapidez con que las aves de rapi-
histona (aquí) y el discurso sobre la ruina de Jerusalén (21,20ss). Sin embargo,
ña se dirigen a su presa. Aquí parece referirse al modo en que tendrá lugar la
algunos ecos de éste han sido integrados por Lucas, que ha debido de encon-
segunda venida del Hijo de Dios y el juicio que le acompañará: de manera
trarlos en la «Recopilación de palabras». El consejo de vivir como discípulos
repentina e imprevista, sin concretar más. La Sagrada Escritura, en otros luga-
cada día para no ser sorprendidos, como los coetáneos de Noé o de Lot, está
res, recoge la misma idea: «Pero en cuanto al tiempo y al momento, no necesi-
muy en situación (vv. 26-29.
táis, hermanos, que os escriba. Porque vosotros sabéis muy bien que como el
En general, podemos afirmar que estas palabras del Señor constitu-
ladrón de noche, así vendrá el día del Señor» (1Ts 5, 1-2). Una vez más, Jesús
yen una profecía acerca de la última venida del Hijo del Hombre. Hay que
exhorta a la vigilancia: no descuidemos lo más importante de nuestra vida, la
tener en cuenta que en la profecía se interponen a menudo diversos planos de
salvación eterna.
sucesos, se suelen utilizar gran cantidad de símbolos y modos de hablar, de
Por lo demás, la curiosidad de los fariseos y de los discípulos sobre el
manera que el claroscuro que presentan hace que podamos vislumbrar los
cuándo, dónde, etc., que les distraía de lo principal de la enseñanza de Jesús, la
acontecimientos futuros, aunque los detalles concretos sólo quedarán claros a
padecemos nosotros también con frecuencia ante acontecimientos tan im-
medida que vayan acaeciendo. La última venida del Señor será repentina,
portantes como la muerte: cuántas veces se nos va el tiempo en ponderar las
inesperada; muchos hombres estarán desprevenidos. Jesús ilustra esta verdad
circunstancias de la muerte de nuestros conocidos, y desatendemos el aviso
con ejemplos de la Historia Sagrada: como en los días de Noé (cf Gn 6, 9-9, 17)
que es el acabarse esta vida –del modo que sea– y encontrarse con Dios153.
y como en los de Lot (cf Gn 18, 16-19, 27), el juicio divino sobre los hombres
vendrá de repente. Cada uno se presentará ante el Juez divino en la hora de la c) Perseverancia en la oración. Parábola del juez in-
muerte. De este modo la enseñanza de Jesús no se refiere sólo a un futuro justo (18,1-8)
remoto, sino que tiene una urgencia de presente: ya ahora debe el discípulo
vigilar su propia conducta, puesto que el Señor puede llamarle a rendir cuentas
cuando menos se lo espere.
18 Les proponía una parábola sobre la ne-
1

3) (v. 33). «La conservará viva»: en realidad el verbo griego corres- cesidad de orar siempre y no desfallecer, 2 diciendo:
pondiente traducido al pie de la letra sería: «la engendrará a la vida», es decir,
«dará al alma la verdadera vida». Según esto, el sentido de las palabras del 153 Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc.

—76—
—Había en una ciudad un juez que no temía a que no desfallezca la fe con que oramos, oremos. La fe hace brotar la oración, y
Dios ni respetaba a los hombres. 3 También había en la oración, en cuanto brota, alcanza la firmeza de la fe»154.
aquella ciudad una viuda, que acudía a él diciendo: El Señor ha anunciado su asistencia a la Iglesia para que pueda cumplir
«Hazme justicia ante mi adversario». 4 Y durante mu- indefectiblemente su misión hasta el fin de los tiempos (cfr Mt 28, 20); la Igle-
cho tiempo no quiso. Sin embargo, al final se dijo a sí sia, por tanto, no puede desviarse de la verdadera fe. Pero no todos los hom-
mismo: «Aunque no temo a Dios ni respeto a los hom- bres perseverarán fieles sino que algunos se apartarán voluntariamente de la
bres, 5 como esta viuda está molestándome, le haré jus- fe. Es el gran misterio que San Pablo llama de iniquidad y apostasía (2Ts 2, 3), y
ticia, para que no siga viniendo a importunarme». que el mismo Jesucristo anuncia en otros lugares (cf Mt 24, 12-13). De este
6
Concluyó el Señor: modo nos previene el Señor para que, aunque a nuestro alrededor haya quie-
nes desfallezcan, nos mantengamos vigilantes y perseverando en la fe y en la
—Prestad atención a lo que dice el juez injusto.
oración155.
7
¿Acaso Dios no hará justicia a sus elegidos que cla-
man a Él día y noche, y les hará esperar? 8 Os aseguro d) Parábola del fariseo y del publicano (18,9-14)
que les hará justicia sin tardanza. Pero cuando venga
el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra? Dijo también esta parábola a algunos que
9

confiaban en sí mismos teniéndose por justos y despre-


La parábola de la viuda y el Juez inicuo es una lección a fortiori, como ciaban a los demás:
ya lo era la parábola del amigo importuno, sobre el mismo tema, en 11,5-8. Las 10
—Dos hombres subieron al Templo a orar:
viudas estaban protegidas por la Ley de Moisés, igual que los huérfanos y los uno era fariseo y el otro publicano. 11 El fariseo, que-
extranjeros. Pero era fácil, sobre todo con un juez corrupto, no reembolsarles dándose de pie, oraba para sus adentros: «Oh Dios, te
una deuda adquirida con su mando difunto o desplazar las lindes del terreno
doy gracias porque no soy como los demás hombres,
(Prv 15,25; 23,10).
ladrones, injustos, adúlteros, ni como ese publicano. 12
La parábola del juez injusto es una enseñanza muy expresiva acerca de
Ayuno dos veces por semana, pago el diezmo de todo
la eficacia de la oración perseverante y firme. A su vez constituye la conclusión
lo que poseo». 13 Pero el publicano, quedándose lejos,
de la doctrina sobre la vigilancia, expuesta en los versículos anteriores (Lc 17,
23-26). El hecho de comparar al Señor con una persona como ésta, pone de
ni siquiera se atrevía a levantar los ojos al cielo, sino
relieve el contraste entre ambos: si hasta un juez injusto termina por hacer que se golpeaba el pecho diciendo: «Oh Dios, ten
justicia a aquél que insiste con perseverancia, cuánto más Dios, infinitamente compasión de mí, que soy un pecador». 14 Os digo que
justo y Padre nuestro, escuchará las oraciones perseverantes de sus hijos. Dios, éste bajó justificado a su casa, y aquél no. Porque todo
en efecto, hará justicia a sus elegidos que claman a Él sin cesar. el que se ensalza será humillado, y todo el que se hu-
Lucas está preocupado por acostumbrar a los cristianos a un tiempo milla será ensalzado.
bastante largo antes de la llegada de Jesús en gloria. Aquí parece decir que Al hilo del texto. 1) La actitud del fariseo de la parábola merece un
Dios hace justicia ya a sus elegidos en el curso de la historia. Al mismo tiempo acercamiento «antropológico». Diríamos que se considera como el centro del
podría responder a una objeción (Dios no hace justicia rápidamente) refiriendo mundo: está él y «el resto de los humanos» (ni siquiera menciona a sus herma-
una palabra de Jesús: si el juez tarda, ¿no será que los cristianos no le piden nos fariseos). Por otra parte, la introducción precisa que Jesús cuenta esta pa-
con suficiente fe? rábola a los que «despreciaban a los demás» (v. 9). El desprecio del fariseo
La enseñanza de Jesús sobre la perseverancia en la oración se une con recae sobre el publicano, que está ahí, en el Templo, alejado detrás de él, pero
la severa advertencia de que es preciso mantenerse fieles en la fe; fe y oración habría podido recaer, según parece, sobre cualquier otro que hubiera tenido la
van íntimamente unidas: «Creamos para orar –comenta San Agustín–; y para

154 SAN AGUSTÍN, Sermo 115, 1. Cf. ibídem.


155 Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc.

—77—
desgracia de encontrarse bajo su mirada. Da gracias no por ser admitido en la versículos 9-14). El niño acoge un regalo sin remilgos e irradia alegría: así debe-
intimidad de Dios, sino por ser diferente de los otros. Enumera aquellas cosas ría ser acogido el reino de Dios.
de las que se priva (por el ayuno) y las que da (el diezmo), pero no lo que Dios El episodio nos informa de dos cosas: del aprecio de Jesús por los ni-
le da. Y reza «para [o hacia] sí mismo». A pesar de su posición erguida, no está ños (v. 16) y de la necesidad de imitar las disposiciones de éstos para entrar
vuelto hacia Dios. en el Reino de Dios (v. 17): «¿Por qué dice, pues, que los niños son aptos para
2) Por el contrario, el publicano, a pesar de su postura encorvada (no el Reino de los Cielos? Quizá porque de ordinario no tienen malicia, ni saben
«quiere» siquiera levantar los ojos al cielo), está vuelto hacia la piedad de Dios. engañar, ni se atreven a vengarse; desconocen la lujuria, no apetecen las rique-
No enumera nada, ni siquiera sus pecados; su actitud hacia sí mismo es la de zas y desconocen la ambición. Pero la virtud de todo esto no consiste en el
calificarse de pecador, sin preguntarse si otros lo son más o menos que él. El desconocimiento de mal, sino en su repulsa; no consiste en la imposibilidad de
imperfecto «oraba» para el fariseo indica una oración que perdura; pero el pecar sino en no consentir el pecado. Por tanto, el Señor no se refiere a la niñez
imperfecto «se golpeaba el pecho diciendo» para el publicano indica la repeti- como tal, sino a la inocencia que tienen los niños en su sencillez»157.
ción de la súplica: insiste, como la viuda ante el juez inicuo y como el importuno
ante su amigo ya acostado. f) Pobreza y entrega cristianas (18,18-30)
La oración, el trato con Dios, además de ser perseverante, tiene que 18
Cierto personaje distinguido le preguntó:
ser humilde. Es lo que Jesús nos enseña con esta parábola: «¿Desde dónde —Maestro bueno, ¿qué puedo hacer para here-
hablamos cuando oramos? ¿Desde la altura de nuestro orgullo y de nuestra dar la vida eterna?
propia voluntad, o desde “lo más profundo” (Sal 130,1) de un corazón humilde 19
Le respondió Jesús:
y contrito? El que se humilla será ensalzado. La humildad es la base de la ora- —¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno
ción. “Nosotros no sabemos pedir como conviene” (Rm 8,26). La humildad es
sino uno solo: Dios. 20 Ya conoces los mandamientos:
una disposición necesaria para recibir gratuitamente el don de la oración: el
no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no di-
hombre es un mendigo de Dios»156.
rás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre.
e) Jesús bendice a los niños (18,15-17) 21
—Todo esto lo he guardado desde la adoles-
cencia —respondió él.
Le llevaban también niños para que los to-
15
22
Después de oírlo le dijo Jesús:
mara en sus brazos. Al verlo los discípulos les reñían. —Aún te falta una cosa: vende todo lo que tie-
16
Pero Jesús llamó a los niños y dijo: nes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los
—Dejad que los niños vengan conmigo y no se cielos. Luego, ven y sígueme.
lo impidáis, porque de los que son como ellos es el 23
Pero al oír estas cosas se puso triste, porque
Reino de Dios. 17 En verdad os digo: quien no reciba el era muy rico. 24 Viéndole entristecerse, dijo Jesús:
Reino de Dios como un niño no entrará en él. —¡Qué difícilmente entrarán en el Reino de
El segundo anuncio de la pasión estaba seguido por un episodio en el Dios los que tienen riquezas! 25 Porque es más fácil a
que Jesús llamaba a un niño para ponerlo como ejemplo a los discípulos (9,46- un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico
48). El tercer anuncio esta precedido por un pequeño relato en que se presen- entrar en el Reino de Dios.
tan niños a Jesús (vv. 15-17). Lc, que sigue aquí a Mc, omite el enojo de Jesús 26
Los que escuchaban dijeron:
contra los discípulos y no dice que Jesús abrazaba a los pequeños. En esta épo- —¿Entonces quién puede salvarse?
ca, los niños carecían de derechos, ahora bien, el reino de Dios viene para 27
El respondió:
todos éstos: pobres, presos, ciegos, pecadores (como en la parábola de los

157S. AMBROSIO, Exp. Ev. sec. Lc. in loc. Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EU-
156 Catecismo, n. 2559. NSA, 1999, in loc.

—78—
—Lo que es imposible para los hombres es po- busca de un tesoro; nuestro tesoro (...) es Cristo y en Él se han de centrar todos
sible para Dios. nuestros amores porque donde está nuestro tesoro allí estará también nuestro
28
Entonces dijo Pedro: corazón (Mt 6, 21)»159.
—Ya ves que nosotros hemos dejado nuestras 3) La reacción de los oyentes permite a Lucas retomar el tema de la
cosas y te hemos seguido. salvación, ligado ya a la «puerta estrecha » en 13,22-24, y el de la capacidad de
29
Y Jesús les respondió: Dios para hacer posible lo imposible. Todo esto prepara el episodio de Zaqueo.
—Os aseguro que no hay nadie que haya deja- Asimismo, Jesús responde plenamente a la inquietud de Pedro y de los
do casa, o mujer, o hermanos, o padres, o hijos por demás discípulos. Las palabras de Cristo dan seguridad a quienes, después de
causa del Reino de Dios, 30 que no reciba mucho más haber entregado todo al Señor, pueden sentir en algún momento la nostalgia
de lo que dejaron. La promesa de Jesús rebasa con creces lo que el mundo
en este mundo y, en el siglo venidero, la vida eterna.
puede dar. El Señor nos quiere felices también en esta vida: quienes le siguen
Al hilo del texto. 1) El hombre rico de los vv. 18-23 no es un «joven», con generosidad obtienen, ya aquí en la tierra, un gozo y una paz que superan
como en Mt, sino un «jefe», un notable: posee bienes y poder, pero le falta con mucho las alegrías y consuelos humanos. A este gozo y paz, que son tam-
saber la manera de adquirir la vida eterna. Jesús parece extrañado de escuchar bién un anticipo de la felicidad del Cielo, hay que añadir aún la bienaventuran-
cómo le llaman «bueno», porque su atención está fija no en sí mismo, sino en za eterna160.
el reino de Dios, del que debe manifestar su bondad y su misericordia. Lucas,
que anteriormente ha hecho que se cite Dt 6,5 sobre el modo de amar a Dios g) Tercer anuncio de la Pasión (18,31-34)
(10,25-26), evoca aquí la segunda parte del Decálogo, dedicada al prójimo (Dt Tomando consigo a los doce, les dijo:
31
5,16-20; Ex 20,12-16). Este «jefe» no buscaba ser discípulo itinerante, pero —Mirad, subimos a Jerusalén, y se cumplirán
Jesús se lo propone. Su tristeza revela el atractivo de esa posibilidad de vida
todas las cosas que han sido escritas por medio de los
nueva, pero sobre todo la prisión que constituyen sus muchos bienes.
Profetas acerca del Hijo del Hombre: 32 será entregado
Los tres evangelios sinópticos recuerdan esta doble escena del Señor
a los gentiles y se burlarán de él, será insultado y escu-
con aquel hombre rico y con sus discípulos. Lucas es el más sobrio de los tres
pido, 33 y, después de azotarlo, lo matarán, y al tercer
evangelistas en su narración, pero el que acaba por resaltar los aspectos más
significativos de la enseñanza de Cristo. En la frase final de Jesús dirigida a Pe-
día resucitará.
dro (vv. 29-30) se encuentra el núcleo de esa enseñanza: quien deja todo por
34
Pero ellos no comprendieron nada de esto:
el Reino de Dios recibirá mucho más. De este modo, «la llamada de Jesús, era éste un lenguaje que les resultaba incomprensible, y
dirigida al joven rico, de seguirle en la obediencia del discípulo, y en la obser- no entendían las cosas que decía.
vancia de los preceptos, es relacionada con el llamamiento a la pobreza y a la «Subimos a Jerusalén» es la primera mención del propio Jesús de es-
castidad»158. te viaje, mientras que el narrador ha desarrollado el tema mediante una serie
2) Jesús constata que los ricos no pueden acoger el reino de Dios co- de estribillos desde 9,51. Es el anuncio más preciso (insultos, salivazos, flagela-
mo los niños del episodio precedente. Con una hipérbole, ya no habla de ción). Distinguiéndose de Mc y Mt, Lc añade: «Se cumplirá todo lo que anuncia-
«puerta estrecha» (13,23), sino del «ojo de una aguja», convirtiéndose el rico, ron los profetas con respecto al Hijo del hombre». Es una preparación de la
solidario con sus riquezas, en algo tan voluminoso como un camello. lectura que hará Jesús con los discípulos de Emaús y con los Once (24,25-27 y
«Los bienes de la tierra no son malos; se pervierten cuando el hombre 44-45).
los erige en ídolos y, ante esos ídolos, se postra; se ennoblecen cuando los Lucas es quien ha recogido más anuncios de Jesús (cfr 9,22.44; 12,50;
convertimos en instrumentos para el bien, en una tarea cristiana de justicia y 13,32; 17,25), y es también quien señala la gran dificultad de los discípulos
de caridad. No podemos ir detrás de los bienes económicos, como quien va en

158 Catecismo, n. 2053. Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EUNSA, 1999, in 159 SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa, n. 35.
loc. 160 Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc.

—79—
para entender aquellas palabras del Señor (v. 34). No nos puede extrañar la Reino acoge a dos personas que aparecen como excluidas, «perdidas», una
falta de comprensión de los discípulos. El dolor sólo se entiende a la luz de por su enfermedad, la otra por su profesión.
Cristo, que «padeciendo por nosotros, no sólo nos dio ejemplo para que siga- 2) Mendicante, el ciego grita hacia aquel que puede darle más que
mos sus huellas, sino que también instauró el camino con cuyo seguimiento la dinero. Cuando le han informado de que es Jesús de Nazaret, el ciego grita el
vida y la muerte se santifican y adquieren nuevo sentido»161. título de «Hijo de David», que será retomado durante la entrada en Jerusalén.
Esto revela que el pueblo sufriente no ponía en el Mesías sólo una esperanza
h) El ciego de Jericó (18,35-43) nacionalista. De nuevo Lucas ofrece un ejemplo de oración insistente. Jesús
Cuando se acercaban a Jericó, un ciego esta-
35 habría podido llamarle él mismo, pero prefiere hacer que se muevan a su lado
ba sentado al lado del camino mendigando. 36 Al oír aquellos que se oponían al ciego y, por tanto, sin dudarlo, a los valores del
que pasaba mucha gente, preguntó qué era aquello. 37 Reino. En Mc, Jesús le dice solamente: «Vete, tu fe te ha salvado», pero en Lc
Le contestaron: Jesús recoge el deseo expresado por el ciego: «Recóbrala [la vista]. Tu fe te ha
—Es Jesús Nazareno, que pasa. salvado». Igual que el leproso samaritano, no sólo es curado, sino salvado,
porque sabe dar gloria a Dios.
38
Y gritó diciendo:
3) El ciego de Jericó aprovecha sin demora la ocasión del paso de Je-
—¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí! 39 Y
sús. No se pueden desperdiciar las gracias del Señor porque no sabemos si las
los que iban delante le reprendían para que se estuviera
volverá a conceder. San Agustín formuló lapidariamente la urgencia de corres-
callado. Pero él gritaba mucho más: ponder al don divino, al paso de Cristo, con la conocida frase: Timeo Jesum
—¡Hijo de David, ten piedad de mí! praetereuntem et non redeuntem, «temo que Jesús pase y no vuelva». Porque
40
Jesús, parándose, mandó que lo trajeran ante Jesús, alguna vez al menos, pasa por la vida de todos los hombres.
él. Y cuando se acercó, le preguntó: 4) El ciego de Jericó confiesa a gritos que Jesús es el Mesías —le da el
41
—¿Qué quieres que te haga? título mesiánico de Hijo de David—, y le pide lo que necesita: ver. Su fe es acti-
—Señor, que vea –respondió él. va: grita, insiste, a pesar de los obstáculos de la gente. Y logra que Jesús le
42
Y Jesús le dijo: oiga y le llame. Dios ha querido que en el santo Evangelio haya quedado cons-
—Recobra la vista, tu fe te ha salvado. tancia del episodio de este hombre, ejemplo de cómo debe ser nuestra fe y
43
Y al instante recobró la vista, y le seguía glo- nuestra petición: firme, sin dilaciones, constante, por encima de los obstácu-
rificando a Dios. Y todo el pueblo, al presenciarlo, los, sencilla, hasta conseguir llegar al corazón de Jesucristo.
alabó a Dios. «¡Señor, que vea!» Esta jaculatoria sencilla debe aflorar continuamen-
te a nuestros labios, salida de lo más hondo del corazón. Es muy útil repetirla
Al hilo del texto. 1) En Mc, Jesús cura a un ciego (dos en Mt) al salir de
en momentos de duda, de vacilación, cuando no entendemos los planes de
Jericó; en Lucas es llegando a Jericó. Estas diferencias redaccionales nos invitan
Dios, cuando se ensombrece el horizonte de la entrega. Incluso es válida para
a buscar el sentido que está detrás de la letra y a poner atención en el hecho de
quienes buscan a Dios sinceramente, sin que todavía tengan el don inapreciable
que Lucas relaciona aquí este episodio con otro que es propio suyo, el de
de la fe162.
Zaqueo.
En los dos relatos, el del ciego (18,35-43) y el de Zaqueo (19,1-10), la i) La conversión de Zaqueo (19,1-10)
muchedumbre constituye una oposición, ya sea voluntaria (al hacer callar al
ciego), ya sea involuntaria (tapando a Jesús al hombre de baja estatura); ade-
más, con sus murmuraciones se opone a Jesús, que pide la hospitalidad de un
19 Entró en Jericó y atravesaba la ciudad. 2
1

publicano. En ambos casos, Jesús va a contracorriente y trastorna los valores. El Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de pu-
blicanos y rico. 3 Intentaba ver a Jesús para conocerle,
161 CONCILIO VATICANO II, Gaudium et spes, n. 22. Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in
loc. 162 Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc.

—80—
pero no podía a causa de la muchedumbre, porque era cambio de vida. Jesús reconoce en él a un verdadero «hijo de Abrahán»: como
pequeño de estatura. 4 Se adelantó corriendo y se subió la del patriarca, su fe le pone en camino sin saber a dónde conduce.
a un sicómoro para verle, porque iba a pasar por allí. 5 Jesucristo es el Salvador de los hombres; ha curado a muchos enfer-
Cuando Jesús llegó al lugar, levantando la vista, le di- mos, ha resucitado a muertos, pero sobre todo ha traído el perdón de los pe-
jo: cados y el don de la gracia a los que se le acercan con fe. Como antes en el
—Zaqueo, baja pronto, porque conviene que caso de la pecadora (cap. 7), ahora Jesús trae la salvación a Zaqueo, puesto que
hoy me quede en tu casa. la misión del Hijo del Hombre es salvar lo que estaba perdido.
6
Bajó rápido y lo recibió con alegría. 7 Al ver Zaqueo pertenecía al oficio de los publícanos, odiados por el pueblo
esto, todos murmuraban diciendo que había entrado a porque eran colaboradores del poder romano y abusaban frecuentemente en
la recaudación de impuestos. El Evangelio deja entrever que también este
hospedarse en casa de un pecador. 8 Pero Zaqueo, de
hombre tenía de qué arrepentirse (cfr vv. 7-10). Lo cierto es que quiere ver al
pie, le dijo al Señor:
Señor, sin duda movido por la gracia, y para ello pone todos los medios a su
—Señor, doy la mitad de mis bienes a los po-
alcance. Jesús premia este esfuerzo de Zaqueo, hospedándose en su casa.
bres, y si he defraudado en algo a alguien le devuelvo
Conmovido por la presencia del Señor inicia una vida nueva.
cuatro veces más. Quienes ven esta escena murmuran contra Jesús porque trata afec-
9
Jesús le dijo: tuosamente a un hombre a quien ellos estiman pecador. El Señor, en vez de
—Hoy ha llegado la salvación a esta casa, pues excusarse, manifiesta claramente que ha venido precisamente a eso: a buscar
también éste es hijo de Abrahán; 10 porque el Hijo del a los pecadores. Este episodio hace realidad la parábola de la oveja perdida (cfr
Hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba per- Lc 15, 4-7), cuya enseñanza ya estaba profetizada en Ezequiel: «Buscaré la ove-
dido. ja perdida, tornaré a la descarriada, curaré a la herida y sanaré a la enferma»
1) El vocabulario unido al término «ver» es importante: Zaqueo trata (Ez 34, 16)164.
de «ver quién era Jesús» y trepa a un árbol «para verlo» (vv. 3 y 4). No espera j) Parábola de las minas (19,11-27)
más, pues es pequeño y despreciado, pero Jesús «levanta los ojos» para dirigir-
se a él. «Viendo» esto, la muchedumbre murmura. Mientras estaban oyendo estas cosas, les
11

Zaqueo quiere ver a Jesús. Para conseguirlo no tiene reparo en mez- añadió una parábola, porque él estaba cerca de Jerusa-
clarse con la muchedumbre. Como el ciego de Jericó salta por encima de los lén y ellos pensaban que el Reino de Dios se manifes-
respetos humanos. Así ha de ser nuestra búsqueda de Dios: ni falsa vergüenza taría enseguida. 12 Dijo pues:
ni miedo al ridículo deben impedir que pongamos los medios para encontrar al —Un hombre noble marchó a una tierra lejana
Señor. «Convéncete de que el ridículo no existe para quien hace lo mejor» 163. a recibir la investidura real y volverse. 13 Llamó a diez
2) El sicómoro es un árbol semejante al moral, pero de más altura y de siervos suyos, les dio diez minas y les dijo: «Negociad
tronco más grueso. hasta mi vuelta». 14 Sus ciudadanos le odiaban y envia-
Estamos ante una clara manifestación de cómo actúa Dios para salvar ron una embajada tras él para decir: «No queremos
a los hombres. Jesús llama individualmente, por su nombre, a Zaqueo pidién- que éste reine sobre nosotros». 15 Al volver, recibida ya
dole que lo reciba en su casa. El Evangelio subraya que lo recibió prontamente la investidura real, mandó llamar ante sí a aquellos
y con alegría. Así debemos responder nosotros a las llamadas que Dios nos
siervos a quienes había dado el dinero, para saber
hace a través de su gracia.
cuánto habían negociado. 16 Vino el primero y dijo:
3) Igual que el administrador de la parábola (Lc 16,18), Zaqueo se mo-
«Señor, tu mina ha producido diez». 17 Y le dijo: «Muy
viliza. Igual que el ciego, aprovecha la oportunidad que se le ofrece para un
bien, siervo bueno, porque has sido fiel en lo poco, ten

163 Camino, n. 392. 164 Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc.

—81—
potestad sobre diez ciudades». 18 Vino el segundo y di- Arquelao. Por otra parte, algunos de los servidores de Arquelao protegieron sus
jo: «Señor, tu mina ha producido cinco». 19 Le dijo a propiedades cuando éste estaba en Roma (cfr Ant. 17,299-314; De bel. iud. 2,1-
éste: «Tú ten también el mando de cinco ciudades». 20 19)167.
Vino el otro y dijo: «Señor, aquí está tu mina, que he 2) Los diez siervos representan, para el lector de Lucas, a aquellos que
tenido guardada en un pañuelo; 21 pues tuve miedo de tienen funciones eclesiales, pero pudieron designar, durante la vida terrena de
ti porque eres hombre severo, recoges lo que no depo- Jesús, a los responsables religiosos judíos. Referido a ellos se entiende mejor la
sitaste y cosechas lo que no sembraste». 22 Le dice: utilización que hace Jesús del proverbio: «Al que no tiene» la fe (= aquel que no
«Por tus palabras te juzgo, siervo malo; ¿sabías que yo ha hecho fructificar los dones de Dios a su pueblo para reconocer a su Enviado)
soy hombre severo, que recojo lo que no he depositado «se le quitará hasta lo que tiene», por ejemplo el Templo y los sacrificios. La
crudeza de la suerte reservada a los enemigos (v. 27) podría ser un indicio de la
y cosecho lo que no he sembrado? 23 ¿Por qué no pusis-
interpretación, por parte de algunos cristianos, de la ruina de Jerusalén como
te mi dinero en el banco? Así, al volver yo lo hubiera
un castigo divino al reflejar las costumbres de aquellos que «ejercen el poder»
retirado con los intereses». 24 Y les dijo a los presentes:
(22,25).
«Quitadle la mina y dádsela al que tiene diez». 25 En-
La mina no era moneda acuñada, pero sí una unidad contable; su va-
tonces le dijeron: «Señor, ya tiene diez minas». 26 Os lor equivalía a 35 gramos de oro.
digo: «A todo el que tiene se le dará, pero al que no 3) Dios exige de nosotros un serio empeño para hacer fructificar los
tiene incluso lo que tiene se le quitará. 27 En cuanto a dones que hemos recibido, y al mismo tiempo recompensa espléndidamente a
esos enemigos míos que no han querido que yo reinara quienes corresponden a su gracia. El rey de la parábola se muestra generoso
sobre ellos, traedlos aquí y matadlos en mi presencia». con los siervos que supieron multiplicar las minas y es magnánimo en el pre-
1) Lc 19, 11. Los discípulos tenían una idea equivocada acerca del mio. En cambio actúa con toda severidad con el siervo perezoso; éste también
Reino de Cristo, pensaban que era inminente y de carácter temporal, y que había recibido un don de su señor, no lo había dilapidado sino que lo había
Jesús, venciendo el poder opresor de Roma, lo instauraría pronto para entrar guardado cuidadosamente, y este modo de proceder indigna a su rey; el siervo
triunfalmente en la santa ciudad de Jerusalén; ellos esperaban que cuando no ha cumplido el mandato que se le había dado juntamente con la mina: ne-
llegase aquel momento tendrían un puesto de privilegio en el Reino. La opinión gociad hasta mi vuelta. Si sabemos apreciar los tesoros que el Señor nos ha
de los Apóstoles es una tentación de siempre para los cristianos que no entien- dado —la vida, el don de la fe, la gracia—, pondremos un gran empeño en
den con claridad el carácter trascendente, sobrenatural, del Reino de Dios en hacerlos fructificar: en el cumplimiento de nuestros deberes, en nuestro traba-
este mundo, es decir de la Iglesia, que «sólo pretende una cosa: el advenimien- jo y en nuestro apostolado. «Que tu vida no sea vida estéril. —Se útil. – Deja
to del Reino de Dios y la salvación de toda la humanidad»165. poso. —Ilumina, con la luminaria de tu fe y de tu amor. Borra, con tu vida de
El Señor nos enseña con la parábola de las minas que, aunque ya ha apóstol, la señal viscosa y sucia que dejaron los sembradores impuros del odio.
comenzado su reinado, la manifestación plena y total del mismo tardará en —Y enciende todos los caminos de la tierra con el fuego de Cristo que llevas en
llegar. En el tiempo que queda es preciso trabajar con los medios que el Señor el corazón»168.
nos ofrece y con las gracias que nos da para merecer la recompensa 166. La primera sección del viaje hacia Jerusalén terminaba con las parábo-
La parábola, para los oyentes de Jesús, tiene resonancias de hechos de las del grano de mostaza y de la levadura. Ellas expresaban el crecimiento sor-
su tiempo. Cuenta Flavio Josefo que tras la muerte de Herodes (hacia el año 4/3 prendente del Reino a partir del «casi nada» de la predicación. El Reino estaba
a.C.) su hijo Arquelao fue a Roma para recibir oficialmente la confirmación de ya aquí. La segunda sección concluía también con una parábola, la de un siervo
su título real. Sin embargo, algunos notables judíos fueron también a ver al «cualquiera». Esta sección mostraba que el Reino desconcierta las expectativas.
César para que no se la concediese, habida cuenta de la crueldad que veían en La tercera sección acaba asimismo con una parábola: el príncipe no va a recibir

167 Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EUNSA, 1999, in loc.


165 Gaudium et spes, n. 45. 168 SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, n. 1. Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS,
166 . Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc. in loc.

—82—
su realeza por su entrada en la ciudad santa, sino con su partida «lejos», con
ese «éxodo» del que hablaba con Moisés y Elías poco antes de emprender el
camino hacia Jerusalén.

IV. En Jerusalen: los acontecimientos


decisivos de la salvacion (19,28-24,53)
La llegada de Jesús a Jerusalén y su entrada en el Templo (19,28-48)
hacen de «enlace» entre la tercera parte y la cuarta: después del largo camino
del Salvador hacia la ciudad santa, Lucas narra ahora el cumplimiento de la
salvación en Jerusalén.
El relato de la última semana de Jesús en Jerusalén es muy semejante
en los tres evangelios sinópticos: comprende la entrada en Jerusalén y la puri-
ficación del Templo (19,28-48), las controversias de Jesús con las autoridades
judías (20,1-44), el discurso escatológico (21,5-36), y la extensa narración de la
pasión (22,1-23,56) y la resurrección (24,1-53). En este conjunto, Lucas destaca
los sentimientos de piedad (19,41-44) y misericordia (22,51,61; 23,28-
29.34.43) de Jesús, su grandeza de ánimo (22,21-30.47-53; 23,26-49; etc.) y su
recurso constante a la oración(22,32.39-46; 23,34.46). En estos rasgos, Jesús se
nos presenta como el modelo de conducta para el cristiano.
La narración termina con el mandato del Señor a sus Apóstoles de
permanecer en Jerusalén hasta la venida del Espíritu Santo, y con la Ascensión
(24,49-53): los mismos acontecimientos con los que comienza el libro de los
Hechos de los Apóstoles (Hch 1,4-9) donde se relatan la manifestación pública
de la Iglesia y su expansión169.

169 Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EUNSA, 1999, in loc.

—83—
1. Enseñanza en el Templo (19,28-21,37) —¿Por qué desatáis el borrico?
34
—Porque el Señor lo necesita –contestaron
El narrador da a su relato un tono que prepara para el drama, y el lec-
tor notará la ausencia del vocabulario de la salvación en esta sección. Jesús se
ellos.
convierte cada vez más en signo de contradicción, como lo había anunciado
35
Se lo llevaron a Jesús. Y echando sus mantos
Simeón (2,34). Por una parte es aclamado como Rey por una multitud de dis- sobre el borrico hicieron montar a Jesús. 36 Según él
cípulos y, cuando enseña en el Templo, el pueblo está pendiente de sus labios. avanzaba extendían sus mantos por el camino. 37 Al
Por otra, los fariseos están escandalizados por esas aclamaciones, y Jesús llora acercarse, ya en la bajada del monte de los Olivos, to-
por la ciudad; su acción contra los mercaderes provoca una pregunta de los da la multitud de los discípulos, llena de alegría, co-
sumos sacerdotes a propósito de su autoridad, y Jesús los acusa, de forma menzó a alabar a Dios en alta voz por todos los prodi-
apenas velada, de ser homicidas en la viña de Dios. Esta sección de atmósfera gios que habían visto, 38 diciendo:
tensa acaba con una serie de controversias y un discurso sobre la ruina del —¡Bendito el Rey que viene en nombre del Se-
Templo y de la ciudad. ñor!
De ordinario en los Evangelios, cuando se habla de ir a la Ciudad Santa ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!
se dice que se sube hacia Jerusalén (cf Mt 20, 18; Jn 7, 8). Esto se debe a que 39
Algunos fariseos de entre la multitud le dije-
geográficamente la ciudad está sobre el monte Sión. Por otra parte, al ser el ron:
Templo el centro político y religioso, subir a Jerusalén tenía un sentido sagrado —Maestro, reprende a tus discípulos.
de ascenso al lugar santo, donde se ofrecían sacrificios y ofrendas a Dios. 40
Él les respondió:
De modo peculiar en el Evangelio de San Lucas se ve cómo toda la vida —Os digo que si éstos callan gritarán las pie-
de Nuestro Señor es un continuo caminar y subir hacia Jerusalén, donde se dras.
consuma su entrega al sacrificio redentor de la Cruz. En este momento Jesucris- 41
Y cuando se acercó, al ver la ciudad, lloró
to sube hacia Jerusalén, consciente de que se acerca el momento de su Pasión por ella, 42 diciendo:
y Muerte170. —¡Si conocieras también tú en este día lo que
a) Entrada en Jerusalén y en el Templo (19,28-48) te lleva a la paz! Sin embargo, ahora está oculto a tus
ojos. 43 Porque vendrán días sobre ti en que no sólo te
Dicho esto, caminaba delante de ellos su-
28
rodearán tus enemigos con vallas, y te cercarán y te es-
biendo a Jerusalén. trecharán por todas partes, 44 sino que te aplastarán
29
Y cuando se acercó a Betfagé y Betania, jun- contra el suelo a ti y a tus hijos que están dentro de ti,
to al monte llamado de los Olivos, envió a dos discípu- y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has
los, 30 diciendo: conocido el tiempo de la visita que se te ha hecho.
—Id a la aldea que está enfrente; al entrar en 45
Entró en el Templo y comenzó a expulsar a
ella encontraréis un borrico atado, en el que todavía no los que vendían, 46 diciéndoles:
ha montado nadie; desatadlo y traedlo. 31 Y si alguien —Está escrito: Mi casa será casa de oración,
os pregunta por qué lo desatáis, le responderéis esto: pero vosotros la habéis convertido en una cueva de la-
«Porque el Señor lo necesita». drones.
32
Los enviados fueron y lo encontraron tal 47
Y enseñaba todos los días en el Templo. Pero
como les había dicho. 33 Al desatar el borrico sus amos los príncipes de los sacerdotes y los escribas buscaban
les dijeron: acabar con él, lo mismo que los jefes del pueblo, 48 pe-
ro no encontraban cómo hacerlo, pues todo el pueblo
170 Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc. estaba pendiente escuchándole.

—84—
Para los tres sinópticos (Mt, Mc y Lc), contrariamente a Jn, esta en- discípulos». Igual que el décimo leproso, el ciego de Jericó o los testigos de la
trada marca la única visita de Jesús a Jerusalén 171. Para Lucas, además de que curación de la mujer encorvada y del paralítico, ellos «alaban a Dios», precisan-
«nadie se había sentado nunca sobre el asno» pedido por Jesús, ningún otro do Lucas «por todos los milagros que habían visto».
personaje de la historia de Israel ha entrado en Jerusalén con tanto significa- 2) En la alabanza de la muchedumbre, la «paz» y la «gloria» recuer-
do. Es la ciudad de su Padre, ya sean «cosas» o «en la Casa» de su Padre (2,49), dan el canto de los ángeles en Belén (2,14). Pero ya no se trata de «paz en la
aunque esto signifique para él sufrimientos y muerte. Es saludado como «el tierra»: ella se une a la gloria «en las alturas», para volver después de la resu-
que viene en nombre del Señor», es decir, en nombre de YHWH (Adonai), rrección.
Aquel que quiso hacer que habitara su Nombre (impronunciable) en ese lugar. 3) Para los discípulos, el asno significa que Jesús acepta por fin ser re-
Por otra parte, curiosamente, Lucas no menciona propiamente hablando la conocido como el Mesías, rey humilde, salvador, no guerrero, anunciado por
entrada de Jesús en la ciudad: el cortejo se sitúa en la cuesta del monte de los Zacarías. Los responsables religiosos siguen ciegos a propósito de esta realeza.
Olivos; después está «en las proximidades» de la ciudad, cuando Jesús llora por Algunos fariseos están mezclados con la muchedumbre. El lector sabe desde
ella; Lucas pasa entonces directamente a la entrada en el Templo («entró en el 11,53-54 que «le acosan para sorprender alguna palabra de su boca». Aquí se
Templo» y no, como Mc 11,11, «entró en Jerusalén, en el Templo»). Quizá sea trata de la aplicación del Sal 118,25-26 a Jesús (con el añadido de la palabra
para subrayar la ausencia de los habitantes de Jerusalén entre los que lo «rey»), que les escandaliza. Pero Jesús defiende a sus discípulos y, por tanto,
acompañan, su falta de acogida al Mesías Rey. por primera vez reivindica públicamente el título de Rey Mesías. «Las piedras
Lectura de conjunto. Cercano a Mc en cuanto al envío de dos discípu- gritarán»: todo en Jerusalén está en tensión hacia el reconocimiento del Me-
los que van a buscar el asno, Lucas se aleja de él un tanto en cuanto a la des- sías.
cripción del grupo. Algunos detalles recuerdan la entronización de Salomón (1 4) Cuando la comitiva llega a un lugar desde donde se domina la ciu-
Re 1,38-40). Y la palabra «rey» se introduce en la aclamación del Sal 118,26, dad su alegría se ve turbada por el inesperado llanto de Jesús. El Señor explica
mientras que «en el cielo paz y gloria» reemplaza al «hosanna». Son propios de la razón de su dolor al profetizar la destrucción de la Ciudad Santa, a la que
Lucas el tenso diálogo entre Jesús y algunos fariseos y después el llanto por la tanto quería: no quedará piedra sobre piedra y sus moradores serán aplasta-
ciudad. Por último, la expulsión de los mercaderes del Templo es narrada bre- dos, profecía que se cumplió el año 70, cuando Tito arrasó la ciudad y destru-
vemente, mientras que la enseñanza en ese mismo Templo ocupa más espa- yó el Templo.
cio, contrastando el proyecto asesino de los adversarios con la admiración del En el desarrollo de los acontecimientos históricos se cumple un casti-
pueblo cautivado. go: Jerusalén no ha conocido la visita que se le ha hecho, es decir, ha perma-
Al hilo del texto. 1) A pesar de que Mt y Jn son los únicos en citar Zac necido insensible ante la venida salvadora del Redentor. Jesús tuvo para los
9,9, es probable que Mc y Lc también piensen en él a propósito de la montura judíos un amor de predilección: fueron los primeros en recibir la predicación
del Mesías. Lucas, que hablará de la alegría (v. 37) y de la paz (vv. 18 y 42), sin del Evangelio (cf Mt 10, 5-6); a ellos dedicó el Señor su ministerio. Había mos-
duda tiene en mente Zac 9,9-10: «Exulta de alegría, hija de Sión. He aquí que tu trado con su palabra y sus milagros que era el Hijo de Dios y el Mesías anuncia-
rey viene a ti. Justo, salvador, humilde, montado en un asno. Suprimirá, de do en las Escrituras. Sin embargo, los judíos despreciaron la gracia que el Señor
Jerusalén los caballos, el arco de guerra. Proclamará la paz para las naciones». venía a traerles: los dirigentes de la nación judía arrastraron al pueblo hasta
Pero evita mencionar al «salvador» y las «naciones», a pesar de la coincidencia pedir la crucifixión.
con su teología de la salvación y con su universalismo. ¿Por qué? Quizá porque Jesús nos visita a cada uno de nosotros, viene como nuestro Salva-
no es Jerusalén la que se regocija, sino más bien «la muchedumbre de los dor, nos enseña por medio de la predicación de la Iglesia, nos da su perdón y su
gracia en los Sacramentos. No debemos rechazar al Señor, no debemos perma-
171 La mayoría de los estudiosos están de acuerdo en que la escena relatada necer insensibles cuando nos llama172.
por el evangelio de San Juan es la misma que la de los otros tres. Juan relata más de una 6) Jesús entra en el templo, que es aquí el atrio de los gentiles, en
visita de Jesús a Jerusalén: por esto puede situar el relato en el momento en que ocu- contraposición al resto del recinto, como se ve por el comercio en él estableci-
rrió, casi al comienzo de la vida pública de Cristo. Como se ha dicho, los otros evangelios
emplazan el suceso antes de su Pasión, ya que sólo narran una entrada del Señor en la
Ciudad Santa. 172 Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc.

—85—
do. Sin embargo, por la proximidad al santuario los rabinos prohibían, más Es la tercera vez que Jesús entra en el Templo (cf 2,22ss y 41ss). Quizá
teórica que prácticamente, el utilizar su paso como un atajo o en forma menos Lucas piensa en Mal 3,15: «He aquí que voy a enviar a mi mensajero. De repen-
decorosa. «No se ha de subir al templo con bastón o llevando sandalias o la te entrará en su Templo el Señor que buscáis. ¿Quién soportará el día de su
bolsa, ni aun el polvo de los pies. No se debe pasar por el templo como por un venida? Pues es como el fuego del fundidor. Purificará a los hijos de Leví. Seré
atajo para ahorrar el camino». Precisamente esto último es un detalle que un diligente testigo contra aquellos que explotaban al asalariado, la viuda y el
también conservará Mc. Pero, a pesar de estas ideales medidas preventivas de huérfano». Pero es a Jr 7,11 a donde remite la expresión «cueva de ladrones».
la santidad del templo, ésta no se respetaba, pues se llegaba a verdaderas Jeremías denunciaba allí a los que oprimen al huérfano y a la viuda, vierten
profanaciones en el recinto sagrado, como lo confirma esta escena de Cristo sangre y después acuden tranquilamente a ofrecer a Dios sacrificios. Lucas
expulsando a los mercaderes. cita también, lo mismo que Mt y Mc, «la casa de oración» de Is 56,7; pero evita
En la fiesta de la Pascua se había de ofrecer por todo israelita un sacri- decir «para todas las naciones», puesto que los cristianos no judíos jamás pu-
ficio, consistente en un buey o en una oveja, por los ricos, y en una paloma, por dieron rezar en ese Templo.
los pobres (Lv 5, 7; Lv 15, 14-29; Lv 17, 3, etc.), aparte de los sacrificios que se 7) Los vv. 47-48 preparan la continuación. La enseñanza de Jesús en
ofrecían en todo tiempo como votos. Además, todo israelita debía pagar el Templo (donde su sabiduría había sido subrayada con doce años) va a durar
anualmente al templo, llegado a los veinte años (Ne 10, 33-35; Mt 17, 23-24) hasta 21,37, que recoge casi palabra por palabra 19,47. La palabra «pueblo» es
medio siclo, pero conforme a la moneda del templo (Ex 30, 13). No se permitía más positiva en Lc que la palabra «muchedumbre», en particular la expresión
la moneda romana. De ahí la necesidad de cambistas. «todo el pueblo» (3,21; 7,29; 18,43; 21,38; 24,19). «Todo [este] pueblo», pen-
Para facilitar a los peregrinos adquirir en Jerusalén las materias de los diente de las palabras de Jesús, constituye un obstáculo para aquellos que
sacrificios: bueyes, corderos, palomas, lo mismo que las materias que ritual- quieren matarlo.
mente acompañaban a éstos: incienso, harina, aceite, etc., así como para pro- 8) Los que quieren matar a Jesús ya no son las gentes de Nazaret
curar a todos, y especialmente a los judíos de la diáspora, el cambio de sus (4,29) ni Herodes Antipas (13,31), sino los tres componentes del Sanedrín.
monedas locales por la moneda que regía en el templo, se había permitido por Primero están los sumos sacerdotes: la acción de Jesús contra los mercaderes
los sacerdotes instalar puestos de venta y cambio en el mismo recinto del tem- del Templo los ha puesto furiosos, porque constituía una amenaza para su
plo, en el atrio de los gentiles. autoridad sobre ese lugar. Después, los escribas, que «acosan» a Jesús desde
El cuadro de abusos a que esto dio lugar era deplorable: balidos de que éste los ha denunciado como hijos de asesinos de los profetas y ladrones
ovejas, mugidos de bueyes, estiércol de animales, disputas, regateos, alterca- de la llave del conocimiento (11,45-53). Por último, los notables del pueblo
dos de vendedores. Los cambistas allí establecidos realizaban frecuentemente (llamados antes «ancianos»), ricos propietarios o comerciantes, saduceos la
sus cambios cobrando una sobrecarga, que subía del 5 al 10%. Con esto, el mayor parte de ellos, como los sumos sacerdotes.
recinto del templo, el atrio de los gentiles, había sido transformado en un 9) El Sanedrín de Jerusalén o Gran Consejo trataba todos los asuntos,
mercado, en un gran bazar oriental. Y todo ello con autorización y connivencia religiosos o civiles, que tenían relación con la Torá (Ley). Se reunía en las de-
de los sacerdotes. Pero los sacerdotes saduceos veían en ello una buena fuente pendencias del Templo. Ahora bien, Jesús parece haber tomado posesión del
de ingresos. Templo, «casa de [su] Padre». Así pues, entre él y el Sanedrín hay rivalidad por
Entrando Jesús en el templo, encontró a los vendedores de bueyes, de el lugar y rivalidad por la autoridad, ya que el pueblo está seducido. El narrador
ovejas y de palomas, con sus ganados, que serían en cada uno de ellos peque- ha creado un «suspense» para el lector: ¿cómo estos hombres decididos a
ños rebaños, y, en conjunto, todo aquello un pequeño parque de ganado. Tam- matar a Jesús salvarán el obstáculo del pueblo que lo escucha?
bién encontró allí a los cambistas sentados. Tenían delante de ellos sus peque-
ños puestos, seguramente al estilo de los pequeños puestos de cambio estable- b) Potestad de Jesús (20,1-8)
cidos en las calles, tales como los que aparecen en El Cairo y Jerusalén 173.
20 Un día, mientras enseñaba y evangeli-
1

zaba al pueblo en el Templo, se acercaron los príncipes


173 Cf. Comentario a Jn 2, 13-22 en BAC.

—86—
de los sacerdotes y los escribas con los ancianos 2 y le bradores, para que le dieran del fruto de la viña. Pero
dijeron: los labradores, después de golpearlo, lo despacharon
—Dinos: ¿con qué potestad haces estas cosas? con las manos vacías. 11 Y volvió a enviarles otro sier-
¿O quién es el que te ha dado tal potestad? vo. Pero ellos lo golpearon y lo ultrajaron y lo despa-
3
Les respondió: charon con las manos vacías. 12 Y volvió a enviarles un
—También yo os voy a hacer una pregunta. tercero, pero ellos lo hirieron y lo echaron. 13 Dijo en-
Contestadme: 4 el bautismo de Juan ¿era del cielo o de tonces el amo de la viña: «¿Qué haré? Enviaré a mi hi-
los hombres? jo amado; tal vez a él lo respetarán». 14 Pero los labra-
5
Ellos razonaban entre sí: «Si decimos que del dores al verle comentaron entre ellos: «Éste es el here-
cielo, replicará: “¿Por qué no le creísteis?”. 6 Pero si dero; lo mataremos, para que sea nuestra su heredad».
decimos que de los hombres, todo el pueblo nos ape- 15
Y lo sacaron fuera de la viña y lo mataron. ¿Qué ha-
dreará, porque está convencido de que Juan es un pro- rá, pues, con ellos el amo de la viña? 16 Vendrá, exter-
feta». 7 Y respondieron que no sabían de dónde era. minará a esos labradores y entregará la viña a otros.
8
Entonces Jesús les dijo: Al oírlo dijeron:
—Pues tampoco yo os digo con qué potestad —¡Que no pase nada de eso!
hago estas cosas. 17
Pero él, fijando en ellos su mirada, dijo:
Las preguntas de los príncipes de los sacerdotes y escribas son insidio-
—Entonces, ¿qué significa lo que está escrito:
sas, y las respuestas de Jesús son rápidas y están de acuerdo con la actitud de
La piedra que rechazaron los constructores,
los interlocutores. ésta ha llegado a ser la piedra angular?
La pregunta «con qué potestad haces estas cosas» está relacionada
18
»Todo el que caiga sobre aquella piedra se
con toda la actuación del Señor. Por eso el término técnico «potestad» ha de despedazará, y al que le caiga encima le aplastará.
entenderse en toda su hondura: con qué poder, con qué autoridad actúa Jesús.
19
Los escribas y los príncipes de los sacerdotes
Él Señor, dada la mala intención de la pregunta, esquiva una respuesta explíci- quisieron echarle mano en aquel mismo momento, pe-
ta, haciéndoles una contrapregunta sobre el bautismo de Juan. Ante la respues- ro tuvieron miedo al pueblo: comprendieron que había
ta evasiva de sacerdotes y escribas, el Señor zanja la cuestión: afirma que tiene dicho aquella parábola por ellos.
esta autoridad y se niega a decir cómo la ha recibido. Pocos días después, Al hilo del texto. 1) Contrariamente a Mt, la parábola de los viñado-
cuando reunido todo el Sanedrín se le formule solemnemente la pregunta de si res homicidas no se dirige directamente a los jefes de los sacerdotes y a los
es el Mesías e Hijo de Dios, contestará con toda claridad que lo es, poniendo de escribas, sino al pueblo. Así pues, Jesús mismo responde a la pregunta «¿qué
manifiesto con ello el fundamento de su potestad y el porqué de su actua- hará el dueño de la viña?» (v. 15). La eliminación de los trabajadores culpables
ción174. simboliza la pérdida de su cargo para las autoridades religiosas judías y la
c) Parábola de los viñadores homicidas (20,9-19) transmisión de la responsabilidad de la viña (del pueblo de Dios) a otros.
2) Esta parábola expresa la gravedad del pecado que están come-
9
Comenzó a exponer al pueblo la siguiente pa- tiendo al rechazarle, y las terribles consecuencias que se seguirán. Su tema
rábola: central es de larga raigambre en la Sagrada Escritura y muy conocido por los
—Un hombre plantó una viña, la arrendó a oyentes: el pueblo de Israel es la viña del Señor. De los muchos lugares en que
unos labradores y se marchó lejos de allí mucho tiem- esta comparación aparece en el Antiguo Testamento (Os 10, 1; Jr 10, 21; Jr 12,
po. 10 A su debido momento envió un siervo a los la- 10; Ez 19, 10-14; Sal 81, 8-19), uno tiene especial resonancia: el cántico de la
viña que en lugar de uvas dio agrazones (Is 5, 1-7); las palabras del Señor pare-
174 Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc. cen evocar aquella queja profética: «¿qué más se puede hacer ya a mi viña que

—87—
no se lo haya hecho yo?» Cada personaje de la parábola del Evangelio ocupa su Y no pudieron sorprenderle en ninguna pala-
26

lugar con claridad: la viña es Israel; los colonos son los jefes del pueblo; los bra ante el pueblo y, admirados de su respuesta, se ca-
siervos que envía el Señor a la viña son los profetas tantas veces maltratados; llaron.
el hijo es el mismo Jesucristo, Hijo unigénito del Padre. Jesús alude a su muer-
te en las afueras de la ciudad: los colonos le sacan fuera de la viña –Jerusalén– La pregunta de si es lícito pagar el tributo al César es maliciosa: si el
y le matan. Él dueño de la viña es Dios. Los príncipes de los sacerdotes y los Señor contesta que sí, podrán acusarle de que colabora con el poder romano,
escribas comprenden el final de la parábola y se horrorizan, y ellos —o el pue- que los judíos odiaban puesto que era invasor; si contesta que no, podrán acu-
blo— gritan: «¡De ningún modo!». En efecto, según las palabras del Señor el sarle ante Pilato, autoridad romana, de rebelión. La respuesta del Señor sor-
dueño de la viña exterminará a esos colonos y se la dará a otros. Se trata de la prende por su sencillez, profundidad y prudencia. Pone de relieve un deber
reprobación de los jefes del pueblo. Él Señor, para confirmar la enseñanza de irrenunciable para todos los hombres: dar a Dios lo que es de Dios. Esta frase
la parábola, concluye aplicándose a Sí mismo las palabras del Salmo (Sal 118, es la clave para entender la respuesta en toda su profundidad: por encima de
22): Él es la piedra angular rechazada por los arquitectos. todo está el reconocimiento de la soberanía divina.
La parábola contiene una enseñanza cuya aplicación es clara para to- Jesucristo, por ser Dios y hombre verdadero, tiene poder sobre todas
dos nosotros: es un grave pecado rechazar al Señor, despreciar la gracia de las cosas, incluso sobre las realidades temporales, pero durante su vida en la
Dios. Si nuestro corazón se endurece como el de aquellos sacerdotes y escribas, tierra se abstuvo por completo de ejercer este dominio, que deja al arbitrio de
será inevitable que oigamos de labios del Señor parecidas palabras de reproba- los hombres. Actúa así el Señor con el fin de que su Reino —que es espiritual—
ción. El pasaje termina con una nota triste: heridos en su soberbia por la clari- no se confunda con un reino terreno. Al mismo tiempo da solución con su res-
dad de las palabras de Jesús, se endurecen todavía más hasta el punto de in- puesta al problema de las relaciones entre la Iglesia y la comunidad política.
tentar matarle175. Ambas han de tener su respectiva independencia y esfera de actuación propia,
a la vez que deberán mantener una colaboración eficaz para aquellos asuntos
d) El tributo al Cesar (20,20-26) que por su naturaleza requieran la actuación de ambas potestades 176.
Y ellos, estando al acecho, enviaron espías
20
e) La resurrección de los muertos (20,27-40)
que simulaban ser justos, para sorprenderle en alguna
Se le acercaron algunos de los saduceos —
27
palabra, y así entregarlo a la potestad y autoridad del
que niegan la resurrección— y le preguntaron:
Procurador. 21 Le preguntaron: 28
—Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si muere
—Maestro, sabemos que hablas y enseñas rec-
el hermano de alguien dejando mujer, sin haber tenido
tamente, y no haces acepción de personas, sino que
hijos, su hermano la tomará por mujer y dará descen-
enseñas el camino de Dios según la verdad. 22 ¿Nos es
dencia a su hermano. 29 Pues bien, eran siete herma-
lícito dar tributo al César, o no?
nos. El primero tomó mujer y murió sin hijos. 30 Lo
23
Pero él, percatándose de su falsedad, les dijo:
mismo el segundo. 31 También el tercero la tomó por
24
—Mostradme un denario. ¿De quién es la
mujer. Los siete, de igual manera, murieron sin dejar
imagen y la inscripción que tiene?
hijos. 32 Después murió también la mujer. 33 Entonces,
—Del César —contestaron ellos.
en la resurrección, la mujer ¿de cuál de ellos será espo-
25
Él les dijo:
sa?, porque los siete la tuvieron como esposa.
—Pues bien, dad al César lo que es del César y 34
Jesús les dijo:
a Dios lo que es de Dios.
—Los hijos de este mundo, ellas y ellos, se ca-
san; 35 sin embargo, los que son dignos de alcanzar el

175 Ibidem. 176 Ibidem.

—88—
otro mundo y la resurrección de los muertos, no se ca- hasta que ponga a tus enemigos
43

san, ni ellas ni ellos. 36 Porque ya no pueden morir otra como escabel de tus pies».
vez, pues son iguales a los ángeles e hijos de Dios, 44
»Por lo tanto, David le llama «Señor». En-
siendo hijos de la resurrección. 37 Que los muertos re- tonces, ¿cómo va a ser hijo suyo?
sucitarán lo mostró Moisés en el pasaje de la zarza, 45
Mientras todo el pueblo estaba escuchando,
cuando llama al Señor Dios de Abrahán y Dios de les dijo a sus discípulos:
Isaac y Dios de Jacob. 38 Pero no es Dios de muertos, 46
—Guardaos de los escribas, a los que les gus-
sino de vivos; todos viven para Él. 39 Tomando la pala- ta pasear vestidos con largas túnicas y anhelan que les
bra, algunos escribas dijeron: saluden en las plazas, los primeros asientos en las si-
—Maestro, has respondido muy bien. nagogas y los primeros puestos en los banquetes. 47
40
Y ya no se atrevían a hacerle más preguntas. Devoran las casas de las viudas y fingen largas oracio-
Los saduceos no creían en la resurrección de la carne y negaban la
nes. Éstos recibirán una condena más severa.
inmortalidad del alma. Se acercan al Señor para plantearle una cuestión que le Jesús retoma la cuestión de su identidad planteando un enigma sobre
ponga en aprieto. Según la ley del levirato (cf Dt 25,5ss.), si un hombre moría la filiación del Mesías (v. 41). ¿Por qué en un salmo (atribuido a David) ya in-
sin dejar hijos, el hermano tenía obligación de casarse con la viuda para suscitar terpretado por la tradición judía como mesiánico el rey poeta dice: «El Señor [=
descendencia a su hermano. Las consecuencias de esta ley parecen provocar Yhwh] dijo a mi Señor»? Jesús da a entender que no solamente él es rey más
una situación ridícula a la hora de la resurrección de los cuerpos. El Señor con- que David, sino que tiene una filiación propiamente divina, más que los resu-
testa reafirmando la existencia de la resurrección, y, al enseñar las propieda- citados de la controversia anterior.
des de los resucitados, se desvanece el argumento de los saduceos. En este En otras palabras, alude Jesús con esta frase al misterio de su Encar-
mundo, los hombres contraen nupcias para perpetuar la especie; ése es el fin nación: es hijo de David según la carne, y es Dios y Señor por ser Hijo del Pa-
primario del matrimonio. Tras la resurrección no habrá más nupcias, porque dre, igual a Él en todo: así puede entenderse que sea Señor de David habiendo
los hombres no podrán morir. nacido mucho después que él178.
El Señor, citando la Sagrada Escritura (Ex 3, 2.6), pone de manifiesto el La advertencia contra los escribas, ante el pueblo, parece como un
grave error de los saduceos, y argumenta: Dios no es Dios de muertos sino de fragmento desgajado de la diatriba de 11,37-52. De hecho, Lucas sigue a Mc,
vivos, es decir, existe una relación permanente entre Dios y Abrahán, Isaac y pero ha tenido la precaución de decir al principio de la enseñanza en el Templo
Jacob, que hacía tiempo que habían muerto. Por tanto, aunque estos justos que Jesús «anunciaba allí la Buena Nueva» (20,1). Así pues, las preguntas de los
hayan muerto en cuanto al cuerpo, viven con verdadera vida en Dios —sus adversarios aparecen como interrupciones malintencionadas. Pero cuando el
almas son inmortales— y esperan la resurrección de los cuerpos177. propio Jesús toma la iniciativa (parábola de los viñadores, identidad del Mesías,
advertencia contra los escribas), ¿entra esto en el anuncio de la Buena Nueva?
f) Divinidad del Mesías y censuras a los escribas (20, Sí, puesto que denunciar lo que se opone a ello pone de relieve su contenido:
41-47) aquí la falsa religión de los escribas y su codicia, opuesta a todo lo que ya se
Les preguntó:
41 ha dicho sobre la humildad y la renuncia a las riquezas. Engañar a las viudas,
con el pretexto de ayudarlas a administrar los bienes de su marido difunto,
—¿Cómo es que dicen que el Cristo es Hijo de
resulta particularmente odioso, cuando todas las Escrituras las presentan, junto
David? 42 Pues el mismo David dice en el libro de los
con los huérfanos y los extranjeros, como personas sin apoyo (desde Ex 22,20-
Salmos:
23 hasta Mal 3,5). Al decir que Jesús se dirige a los discípulos, Lucas apunta
Dijo el Señor a mi Señor:
quizá a algunos abusos en la Iglesia de su época.
«Siéntate a mi derecha,

177 Ibídem. 178 Ibídem.

—89—
g) La ofrenda de la viuda (21,1-4) —Mirad, no os dejéis engañar; porque vendrán
en mi nombre muchos diciendo: «Yo soy», y «el mo-
21 Al levantar la vista, vio a unos ricos que
1 mento está próximo». No les sigáis. 9 Cuando oigáis
hablar de guerras y de revoluciones, no os aterréis,
echaban sus ofrendas en el gazofilacio. 2 Vio también a
porque es necesario que sucedan primero estas cosas.
una viuda pobre que echaba allí dos monedas peque-
Pero el fin no es inmediato. 10 Entonces les decía:
ñas, 3 y dijo:
—Se alzará pueblo contra pueblo y reino con-
—En verdad os digo que esta viuda pobre ha
tra reino; 11 habrá grandes terremotos y hambre y peste
echado más que todos; 4 pues todos éstos han echado
en diversos lugares; habrá cosas aterradoras y grandes
como ofrenda algo de lo que les sobra, ella, en cambio,
señales en el cielo. 12 Pero antes de todas estas cosas os
en su necesidad ha echado todo lo que tenía para su
echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las si-
sustento.
nagogas y a las cárceles, llevándoos ante reyes y go-
Desde el lugar de su enseñanza, Jesús levanta los ojos y observa un bernadores por causa de mi nombre: 13 esto os sucederá
contraste que sus oyentes no perciben (21,1-4). Lucas acentúa la oposición para dar testimonio. 14 Así pues, convenceos de que no
«ricos/pobre viuda» al no hablar, como hace Mc, de la muchedumbre que debéis tener preparado de antemano cómo os vais a
también echaba monedas en el tesoro. defender; 15 porque yo os daré palabras y sabiduría que
La pobre viuda deposita dos pequeñas monedas, cuyo valor es exi- no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adver-
guo. Califica esta ofrenda como la más importante; alaba la generosidad de las sarios. 16 Seréis entregados incluso por padres y her-
ofrendas destinadas al culto, y más aún la liberalidad de quien da de lo que le manos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vo-
es necesario. El Señor se conmueve ante el óbolo de la viuda porque en su
sotros, 17 y todos os odiarán a causa de mi nombre. 18
pequeñez supone un gran sacrificio. «El Señor no mira la cantidad que se le
Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá. 19 Con
ofrece, sino el afecto con que se le ofrece. No está la limosna en dar poco de lo
vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.
mucho que se tiene, sino en hacer lo que aquella viuda, que dio todo lo que 20
»Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejérci-
tenía»179. Esta mujer nos enseña que podemos conmover el corazón de Dios al
entregarle todo aquello que tenemos a nuestro alcance, que será siempre muy
tos, sabed que ya se acerca su desolación. 21 Entonces
poco, aunque fuese nuestra misma vida180. los que estén en Judea huyan a los montes, y quienes
estén dentro de la ciudad que se marchen, y quienes es-
h) Sobre la ruina del Templo y de Jerusalén (21,5-38) tén en los campos que no entren en ella: 22 éstos son
días de castigo para que se cumpla todo lo escrito. 23
Como algunos le hablaban del Templo, que
5
¡Ay de las que estén encintas y de las que estén criando
estaba adornado con bellas piedras y ofrendas votivas,
esos días! Porque habrá una gran calamidad sobre la
dijo:
tierra y habrá ira contra este pueblo. 24 Caerán al filo
6
—Vendrán días en los que de esto que veis no
de la espada y serán llevados cautivos a todas las na-
quedará piedra sobre piedra que no sea destruida.
ciones; y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, has-
7
Le preguntaron:
ta que se cumpla el tiempo de los gentiles.
—Maestro, ¿cuándo ocurrirán estas cosas y 25
»Habrá señales en el sol, en la luna y en las
cuál será la señal de que están a punto de suceder?
estrellas, y sobre la tierra angustia de las gentes, cons-
8
Él dijo:
ternadas por el estruendo del mar y de las olas: 26 y los
179 SAN JUAN CRISÓSTOMO, In epistulam ad Hebraeos homiliae, Hom. 1.
hombres perderán el aliento a causa del terror y de la
180 Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc. ansiedad que sobrevendrán a toda la tierra. Porque las

—90—
potestades de los cielos se conmoverán. 27 Entonces ve- En los versículos iniciales (vv. 5-7) Jesús anuncia la destrucción del
rán al Hijo del Hombre que viene sobre una nube con Templo. Tal destrucción va acompañada de la aparición de falsos mesías (v. 8),
gran poder y gloria. guerras y revoluciones (v. 9). Ante estos hechos la consigna del Señor es sere-
28
»Cuando comiencen a suceder estas cosas, nidad: «No os dejéis engañar» (v. 8), «no os aterréis» (v. 9).
erguíos y levantad la cabeza porque se aproxima vues- A continuación (vv. 10-19) anuncia a los discípulos las dificultades
tra redención. que van a tener en la expansión del Reino de Dios: persecuciones, incompren-
29
Y les dijo una parábola: sión, odio, etc. (vv. 12.16.17). Pero les promete su asistencia (vv. 14-15) y la
—Observad la higuera y todos los árboles: 30 victoria que nacerá de su perseverancia (vv. 18-19).
cuando ya echan brotes, al verlos, sabéis por ellos que El discurso sigue con las señales de la destrucción de Jerusalén (vv.
20-24), que son signos del fin del mundo que concluirá con la venida gloriosa
ya está cerca el verano. 31 Así también vosotros, cuan-
de Cristo (vv. 25-28).
do veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca
Por último, con la imagen de la higuera (vv. 29-33) el Señor asegura
el Reino de Dios. 32 En verdad os digo que no pasará
que todo aquello se va a cumplir. De ahí la exhortación a velar llevando una
esta generación sin que todo se cumpla. 33 El cielo y la
vida sobria (v. 34) y de oración (v. 36)181.
tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En su conclusión a la enseñanza de Jesús en el Templo, Lucas emplea
34
»Vigilaos a vosotros mismos, para que vues- casi los mismos términos que en la introducción (19,47-48) La observación
tros corazones no estén ofuscados por la crápula, la sobre el monte de los olivos, a donde Jesús se retira por la noche, prepara el
embriaguez y los afanes de esta vida, y aquel día no relato de la agonía (22,9). Otra sección va a abrirse.
sobrevenga de improviso sobre vosotros, 35 porque cae- Al hilo del texto. 1) (vv. 9-11): El Señor no quiere que los discípulos
rá como un lazo sobre todos aquellos que habitan en la puedan confundir cualquier catástrofe —hambres, terremotos, guerras— o las
faz de toda la tierra. 36 Vigilad orando en todo tiempo, mismas persecuciones con señales que anuncien la proximidad del final del
a fin de que podáis evitar todos estos males que van a mundo. La exhortación de Jesús es clara: «No os aterréis», porque esto ha de
suceder, y estar en pie delante del Hijo del Hombre. suceder, «pero el fin no es inmediato», sino que, en medio de tantas dificulta-
37
Durante el día enseñaba en el Templo, y sa- des, el Evangelio se irá extendiendo hasta los confines del orbe. Estas circuns-
lía a pasar la noche en el monte llamado de los Olivos. tancias adversas no deben paralizar la predicación de la Fe.
38
Y todo el pueblo acudía a él muy de mañana al 2) (v. 19): Jesús anuncia persecuciones de todo género. Esto es inevi-
Templo para oírle. table: «Todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán
persecución» (2Tm 3, 12). Los discípulos deberán recordar aquella advertencia
En el discurso propio de Lucas sobre el final de la historia, en 17,27-
del Señor en la Última Cena: «No es el siervo más que su señor. Si me han per-
37, hemos visto que algunas expresiones se entendían mejor si se las ponía en
seguido a mí, también a vosotros os perseguirán» (Jn 15, 20). Sin embargo,
relación con la ruina de Jerusalén. Ahora, siguiendo a Mc, aunque llevando a
estas persecuciones no escapan a la Providencia divina. Suceden porque Dios
cabo algunas modificaciones significativas, Lucas no parece hablar más que de
las permite. Y Dios las permite porque puede sacar de ellas bienes mayores.
esta ruina histórica. Sin embargo, es muy razonable considerar que en los vv.
Las persecuciones serán ocasión de dar testimonio: sin ellas la Iglesia no esta-
10-11.25-27.34-36, se está refiriendo al final de la historia humana.
ría adornada de la sangre de tantos mártires. Promete el Señor además una
Lectura de conjunto. Los tres evangelios sinópticos (cf Mt 24,1-51; Mc
asistencia especial a quienes estén sufriendo la persecución y les advierte que
13,1-37) conservan este discurso de Jesús frente al Templo que versa sobre la
no han de temer: les dará su sabiduría para defenderse y no permitirá que
destrucción de Jerusalén y el final de la historia. En las palabras del Señor se
perezca ni un cabello de su cabeza, es decir, que hasta lo que pueda parecer
alternan y entremezclan tres cuestiones relacionadas entre sí: la destrucción de
una desdicha y una pérdida será para ellos el comienzo de la gloria.
Jerusalén —ocurrida unos cuarenta años después—, los signos del fin del mun-
do y la venida de Cristo en gloria y majestad. El lenguaje del Señor es apocalíp-
tico, lleno de imágenes que no siempre son fáciles de interpretar. 181 Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EUNSA, 1999, in loc.

—91—
De las palabras de Jesús se deduce también la obligación que tiene nio y sobre la muerte— se manifiesta aquí en todas sus consecuencias. Por eso
todo cristiano de estar dispuesto a perder la vida antes que ofender a Dios. nos recomienda el apóstol San Pablo que vivamos «aguardando la bienaventu-
Sólo quienes perseveren hasta el fin en la fidelidad al Señor alcanzarán la salva- ranza esperada y la venida gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo»
ción. La exhortación a la perseverancia está consignada por los tres Sinópticos (Tt 2, 13).
en este discurso (cf Mt 24, 13; Mc 13, 13) y por San Mateo en otro lugar (Mt 10, 7) (v. 31): El Reino de Dios, anunciado por Juan Bautista (cfr Mt 3, 2) y
22) y asimismo por San Pedro (1P 5, 9). Ello parece subrayar la importancia de descrito por el Señor en tantas parábolas (cf Mt 13; Lc 13, 18-20), se encuentra
esta advertencia de Nuestro Señor en la vida de todo cristiano. ya presente entre los Apóstoles (Lc 17, 20-21) y, sin embargo, todavía no ha
3) (vv. 20-24): Jesús profetiza con toda claridad la destrucción de la llegado la plenitud de su manifestación. Jesús anuncia en este lugar la llegada
Ciudad Santa. Cuando los cristianos que vivían allí vieron que los ejércitos cer- en plenitud del Reino y nos invita a pedir esto mismo en el Padrenuestro:
caban la ciudad recordaron la profecía del Señor y huyeron a Transjordania. En «Venga a nosotros tu Reino». «El Reino de Dios, que ha tenido aquí en la tierra
efecto, Cristo recomienda que huyan con toda prontitud, porque es el tiempo sus comienzos en la Iglesia de Cristo, no es de este mundo, cuya figura pasa (cf
de la aflicción de Jerusalén, de que se cumpla lo que está escrito en el AT: Dios Jn 18, 36; 1Co 7, 31); y sus crecimientos propios no pueden juzgarse idénticos al
castiga a Israel por sus infidelidades (Is 5, 5-6). progreso de la cultura de la humanidad o de las ciencias o de las artes técnicas,
La Tradición católica considera a Jerusalén como figura de la Iglesia. sino que consiste en que se conozcan cada vez más profundamente las riquezas
De hecho la Iglesia triunfante es llamada en el Apocalipsis la Jerusalén celestial insondables de Cristo, en que se ponga cada vez con mayor constancia la espe-
(Ap 21, 2). Por eso, al aplicar este pasaje a la Iglesia, los sufrimientos de la Ciu- ranza en los bienes eternos, en que cada vez más ardientemente se responda al
dad Santa pueden ser considerados como figura de las contradicciones que amor de Dios; finalmente, en que la gracia y la santidad se difundan cada vez
sobrevienen a la Iglesia peregrina a causa de los pecados de los hombres, pues más abundantemente entre los hombres» 183. Al final del mundo todo será re-
«ella misma vive entre las criaturas que gimen con dolores de parto en espera capitulado en Cristo y Dios reinará definitivamente en todas las cosas (cf 1Co
de la manifestación de los hijos de Dios»182. 15, 24.28).
4) (v. 24): «Tiempo de los gentiles» quiere decir el tiempo en que los 8) (v. 32): Lo referente a la ruina y destrucción de Jerusalén, se cum-
gentiles, que no pertenecen al pueblo judío, entrarán a formar parte del nuevo plió unos cuarenta años después de la muerte del Señor, y pudo ser constata-
pueblo de Dios, la Iglesia, hasta que los mismos judíos se conviertan al final de da la verdad de esta profecía por los contemporáneos de Jesús. Por otra parte,
los tiempos (cf Rm 11, 11-32). la ruina de Jerusalén es símbolo del fin del mundo, y así puede decirse que la
5) (vv. 25-26): Jesús se refiere a la conmoción de los elementos de la generación a la que se refiere el Señor ha visto simbólicamente el fin del mun-
naturaleza cuando llegue el fin del mundo. do. También se puede entender que el Señor hablaba de la generación de los
6) (vv. 27-28): El Señor, aplicándose a Sí mismo la profecía de Daniel creyentes (cf nota a Mt 24, 32-35).
(Dn 7, 13), habla de su venida gloriosa al final de los tiempos. Los hombres 9) (vv. 34-36): Al final de su discurso el Señor exhorta a la vigilancia
contemplarán el poder y la gloria del Hijo del Hombre que viene a juzgar a como actitud necesaria para todos los cristianos. Debemos estar vigilantes
vivos y muertos. Este juicio corresponde a Cristo también en cuanto hombre. porque no sabemos ni el día ni la hora en que el Señor vendrá a pedirnos
La Sagrada Escritura describe la solemnidad de este juicio. En él se confirma la cuenta. Por ello hay que vivir en todo momento pendientes de la voluntad
sentencia dada ya a cada uno en el juicio particular, y brillarán con total res- divina, haciendo en cada instante lo que hemos de hacer. Hay que vivir de tal
plandor la justicia y misericordia que Dios ha tenido con los hombres a lo largo modo que venga la muerte cuando venga siempre nos encuentre preparados.
de la historia. Para quienes viven así la muerte repentina nunca es una sorpresa. A éstos les
Es, pues, esta venida del Señor día terrible para los malos y día de go- dice San Pablo: «Vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas para que aquel día os
zo para quienes le fueron fieles. Los discípulos han de levantar la cabeza con arrebate como un ladrón» (1Ts 5, 4). Vivamos, pues, en continua vigilancia.
gozo, porque se aproxima su redención. Para ellos es el día del premio. La vic- Consiste la vigilancia en la lucha constante por no apegarnos a las cosas de
toria obtenido por Cristo en la Cruz —victoria sobre el pecado, sobre el demo- este mundo (la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la

182 Lumen gentium, n. 48. 183 Credo del Pueblo de Dios, n. 27.

—92—
soberbia de la vida; cf 1Jn 2, 16), y en la práctica asidua de la oración que nos 7
Llegó el día de los Ácimos, en el que había
hace estar unidos a Dios. Si vivimos de este modo, aquel día será para nosotros que sacrificar el cordero pascual. 8 Envió a Pedro y a
un día de gozo y no de terror, porque nuestra vigilancia tendrá como resultado, Juan, diciéndoles:
con la ayuda de Dios, que nuestras almas estén prontas, en gracia, para recibir —Id a prepararnos la cena de Pascua.
al Señor. Así nuestro encuentro con Cristo no será un juicio condenatorio sino 9
Ellos le dijeron:
un abrazo definitivo con el que Jesús nos introducirá a la casa del Padre 184. —¿Dónde quieres que la preparemos?
10
Y les respondió:
2. La pasión y la muerte (22,1-23,56) —Mirad, cuando entréis en la ciudad, os saldrá
El relato de la pasión y de la muerte de Jesús está marcado, como el al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua.
lector puede esperar de él, por los acentos observados al hilo de la lectura: la Seguidle hasta la casa en que entre, 11 y decidle al due-
misericordia; pero también las exigencias radicales para ser discípulo; el tema ño de la casa: «El Maestro te dice: “¿Dónde está la sala
de la salvación, que vuelve a aparecer; la fe, que no debe desfallecer; la ora- donde pueda comer la Pascua con mis discípulos?”» 12
ción; el lugar de las mujeres; «la caída y el levantamiento» anunciados por Y él os mostrará una habitación en el piso de arriba,
Simeón. Igual que la revelación de los pensamientos de cada cual (Judas, Pedro, grande, ya lista. Preparadla allí.
el Sanedrín, los dos ladrones), el regreso de Satanás en el tiempo fijado; las 13
Marcharon y lo encontraron todo como les
autoridades, que se comportan como «zorros»; la confianza de Jesús en su había dicho y prepararon la Pascua.
Padre. Ciertamente falta el tema de la alegría, ya ausente en la sección ante- 14
Cuando llegó la hora, se puso a la mesa y los
rior, pero que triunfará en la sección de las apariciones del Resucitado. apóstoles con él. 15 Y les dijo:
Hay que observar una proximidad de Lucas con Pablo en cuanto a las —Ardientemente he deseado comer esta Pas-
palabras de Jesús sobre el pan y el vino, y con Juan con respecto a otros ele- cua con vosotros, antes de padecer, 16 porque os digo
mentos; por ejemplo: un discurso después de la Cena, aunque mucho más que no la volveré a comer hasta que tenga su cumpli-
breve que en el cuarto evangelio, o incluso los tres intentos de Pilato por decla- miento en el Reino de Dios.
rar un sobreseimiento para Jesús. La pasión fue sin duda el acontecimiento de 17
Y tomando el cáliz, dio gracias y dijo:
la vida de Jesús que más pronto se puso por escrito. Es posible que Lucas co-
—Tomadlo y distribuidlo entre vosotros; 18
nociera un relato diferente del de Mc, aunque tiene a éste presente.
pues os digo que a partir de ahora no beberé del fruto
a) Traición de Judas y cena de Pascua (22,1-38) de la vid hasta que venga el Reino de Dios.
19
Y tomando pan, dio gracias, lo partió y se lo
22 Se acercaba la fiesta de los Ácimos, que
1 dio diciendo:
—Esto es mi cuerpo, que es entregado por vo-
se llama Pascua, 2 y los príncipes de los sacerdotes y
sotros. Haced esto en memoria mía.
los escribas buscaban cómo acabar con él, pero temían 20
Y del mismo modo el cáliz, después de haber
al pueblo. 3 Entró Satanás en Judas, el llamado Iscario-
cenado, diciendo:
te, que era uno de los doce. 4 Fue y habló con los prín-
—Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre,
cipes de los sacerdotes y los magistrados sobre el modo
que es derramada por vosotros.
de entregárselo. 5 Ellos se alegraron y convinieron en 21
»Pero mirad que la mano del que me entrega
darle dinero. 6 Él se comprometió, y buscaba la oca-
está conmigo a la mesa. 22 Porque el Hijo del Hombre
sión propicia para entregárselo a espaldas de la gente.
se va, según está decretado; pero ¡ay de aquel hombre
por quien es entregado! 23 Y empezaron a preguntarse
184 Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc. entre sí quién de ellos sería el que iba a hacer tal cosa.

—93—
24
Entonces se suscitó entre ellos una disputa —Ya basta.
sobre quién sería considerado el mayor. 25 Pero él les Lectura de conjunto. Lucas compone el relato de la cena pascual de
dijo: forma personal, bien con el material propio suyo, bien con el material que Mc y
—Los reyes de las naciones las dominan, y los Mt han situado antes del relato de la pasión. La relación de Jesús con sus discí-
que tienen potestad sobre ellas son llamados bienhe- pulos aparece muy estrecha, así como la preocupación por formarlos hasta el
chores. 26 Vosotros no seáis así; al contrario: que el final, a pesar de su incomprensión sobre lo que sucede.
mayor entre vosotros se haga como el menor, y el que Al hilo del texto. 1) La fiesta de la Pascua, la más solemne de las fies-
manda como el que sirve. 27 Porque ¿quién es mayor: tas judías, fue instituida por Dios para conmemorar la salida de los israelitas
el que está a la mesa o el que sirve? ¿No es el que está a de Egipto y recordarles la miserable esclavitud a que habían estado someti-
la mesa? Sin embargo, yo estoy en medio de vosotros dos, de la que Él, con su poder, les había liberado (Dt 16, 3). Empezaba en la
como quien sirve. tarde del 14 del mes de Nisán (marzo-abril), poco después de la puesta del sol,
28
»Vosotros sois los que habéis permanecido con la cena pascual, y se prolongaba hasta el día 22 con la fiesta de los Ázimos.
junto a mí en mis tribulaciones. 29 Por eso yo os prepa- Según la prescripción mosaica (Ex 12, 15-20), la misma tarde del día 14 los ju-
ro un Reino como mi Padre me lo preparó a mí, 30 para díos eliminaban de su casa la levadura y comían panes ázimos durante todos
que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino, y os sen- los días de la fiesta. Así recordaban que en el momento de la salida de Egipto
téis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. los judíos no pudieron llevar consigo pan fermentado, por tener que huir preci-
31
»Simón, Simón, mira que Satanás os ha re- pitadamente (Ex 12, 34).
clamado para cribaros como el trigo. 32 Pero yo he ro- Todo esto era figura de la renovación que obraría Cristo: «Echad fue-
gado por ti para que tu fe no desfallezca; y tú, cuando ra la levadura vieja, para que seáis una masa nueva así como sois ázimos; por-
te conviertas, confirma a tus hermanos. que Cristo que es nuestro Cordero pascual ha sido inmolado. Por tanto cele-
33
Él le dijo: bremos la fiesta no con levadura vieja, ni con levadura de malicia y de corrup-
—Señor, estoy dispuesto a ir contigo hasta la ción, sino con ázimos de sinceridad y de verdad» (1Co 5, 7-8).
cárcel y hasta la muerte. Ya desde los preámbulos de la Pasión se advierte que las acciones de
los enemigos de Jesús están como dirigidas por el espíritu del mal, Satanás.
34
Pero Jesús le respondió:
Este se vale especialmente de Judas. La mala voluntad humana no basta para
—Te aseguro, Pedro, que no cantará hoy el ga-
explicar el odio desencadenado contra Jesús.
llo sin que hayas negado tres veces haberme conocido.
La Pasión del Señor es el momento culminante de la lucha entre Dios
35
Y les dijo: y las potencias del mal. Al final de la tercera tentación en el desierto el diablo
—Cuando os envié sin bolsa ni alforjas ni cal- se apartó de Cristo «hasta el momento oportuno» (Lc 4, 13). Ha llegado ese
zado, ¿acaso os faltó algo? momento: es la hora de los enemigos de Cristo y del poder de las tinieblas (cf Lc
—Nada —le respondieron. 22, 53), y es también la hora del triunfo definitivo de Dios, «porque puso la
36
Entonces les dijo: salvación del género humano en el árbol de la Cruz, para que de donde salió la
—Ahora, en cambio, el que tenga bolsa, que la muerte saliese la vida, y el que venció en un árbol fuera en un árbol vencido»
lleve; y lo mismo con la alforja; y el que no tenga, que 185
.
venda su túnica y compre una espada. 37 Porque os 2) En Lc es Jesús el que piensa en los preparativos y envía a Pedro y
aseguro que debe cumplirse en mí lo que está escrito: Y Juan (que estarán frecuentemente juntos al comienzo del libro de los Hechos).
fue contado entre los malhechores. Porque lo que se refiere La señal de un hombre con un cántaro de agua y de la sala ya preparada sub-
a mí llega a su fin.
38
Ellos dijeron: 185 Misal Romano, prefacio de la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. Cf.
—Señor, aquí hay dos espadas. Y él les dijo: EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc.

—94—
raya la presciencia de Jesús. Históricamente es posible (igual que para el asno) Las palabras «no la volveré a comer (esta pascua) hasta que tenga su
que esto fuera el fruto de un acuerdo de Jesús con un amigo de la ciudad (un cumplimiento en el Reino de Dios» (v. 16), así como las del versículo 18 «no
hombre haciendo acopio de agua era poco habitual) para impedir a las autori- beberé del fruto de la vid hasta que venga el Reino de Dios» no quieren indicar
dades conocer el lugar de la cena. Sólo Jesús, Pedro, Juan y el propietario de la que Jesucristo vuelva a comer el cordero pascual una vez instaurado su Reino,
sala están al corriente. sino sencillamente indican que aquélla era la última vez que el Señor celebra-
La escena tiene lugar el jueves 14 de Nisán. Para cualquier israelita ba la pascua judaica. Mientras anuncia la Nueva Pascua, ya inminente y que
eran bien conocidos los detalles que llevaba consigo la preparación de la Pas- durará hasta su segunda venida, Jesús sustituye de una vez por todas el anti-
cua. Era un rito que la tradición judía, apoyándose en las prescripciones divinas guo rito con su Sacrificio Redentor, que señala el comienzo del Reino.
de la Ley de Moisés, había fijado de forma minuciosa: los panes ázimos, las 4) Los vv. 16-20 contienen las verdades fundamentales de la fe en
verduras amargas, las copas para el vino, y el cordero que debía ser sacrifica- torno al sublime misterio de la Eucaristía: 1) Institución de este Sacramento y
do en el atrio del Templo, en las primeras horas de la tarde. Pedro y Juan no presencia real de Jesucristo. 2) Institución del sacerdocio cristiano. 3) La Euca-
tienen por tanto ninguna duda sobre todos estos detalles. Únicamente pregun- ristía, Sacrificio del Nuevo Testamento o Santa Misa. El relato de San Lucas
tan sobre el lugar. Y el Señor les indica con precisión lo que tienen que hacer coincide sustancialmente con el del primer Evangelio, pero lo enriquece con la
para encontrarlo. descripción de algunos detalles concretos de la Ultima Cena187.
Los discípulos piensan que se trata de preparar la cena pascual acos- Las palabras sobre el pan y sobre el vino son casi las mismas que en
tumbrada; Jesús está pensando además en la institución de la Sagrada Eucaris- el relato de Pablo según 1Co 11,23-25, excepto que, en 1Co, el mandato de
tía y en el Sacrificio de la Nueva Alianza: desaparece la figura que constituía el «volverlo a hacer en memoria de Jesús» se repite después de la copa de vino.
AT para dar paso a las realidades del NT. La mención de la Alianza nueva supone un pueblo futuro a través de los apósto-
Jesús desea «con gran deseo comer esta Pascua» con los «apóstoles» les. Esta mención remite a las Escrituras: para la novedad, Jr 31 ,31-34188, y,
(vv. 14-15) antes de padecer. En los vv. 15-18, propios de Lucas, Jesús habla para la propia alianza, a la experiencia del Sinaí, con la sangre (Ex 24,3-8) y la
dos veces del reino de Dios, expresando su certeza de participar en él más allá comida (Ex 24,9-11). Todo en un contexto de liberación. En su programa de
de la muerte. Nazaret, Jesús se había apropiado el texto de Is 61,1-2 y se había denominado
La cena pascual se desarrollaba según un rito minucioso. Antes de Enviado del Señor, portador de su Espíritu, «para proclamar a los cautivos la
comer el cordero, la persona de más autoridad explicaba, a instancia del más liberación […] remitir a los oprimidos en libertad». Su «éxodo», del que hablaba
joven de los asistentes, el sentido religioso del acto que estaban realizando. A con Moisés y Elías durante la transfiguración (9,31), recoge y supera el de la
continuación se tomaban los alimentos, intercalando himnos y salmos. Final- salida de Egipto.
mente se terminaba con una solemne oración de acción de gracias. A lo largo 5) (v.19): Nótese lo rotundo de la frase del Señor: no dice aquí está mi
de la cena, en correspondencia de las fases principales, los comensales toma- cuerpo, ni esto es el símbolo de mi cuerpo, sino esto es mi cuerpo; es decir, este
ban cuatro copas de vino mezclado con agua. San Lucas menciona dos de estas pan ya no es pan sino mi cuerpo. Refuerzan también el sentido realista de
copas, la segunda de las cuales fue la que el Señor consagró 186. estas palabras de Jesús aquéllas pronunciadas en la promesa de la Eucaristía:
3) Jesús siempre se ha dado a sus discípulos, a las multitudes de po-
bres, a los enfermos. Mañana aparecerá privado de libertad. Ahora anticipa el
187 Ibídem.
don de su vida, para que sus discípulos sepan que también mañana, arrestado
188 «Ya llegan días —oráculo del Señor— en que haré con la casa de Israel y la
y maltratado, derramando su sangre hasta la muerte, tendrá esa actitud inte-
casa de Judá una alianza nueva. No será una alianza como la que hice con sus padres,
rior de una donación de sí superiormente libre. Mañana serán incapaces de
cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto, pues quebrantaron mi alianza,
comprenderlo. Pero, después de su resurrección, recordarán ese don de su aunque yo era su Señor —oráculo del Señor—. Esta será la alianza que haré con ellos
cuerpo y de su sangre. después de aquellos días —oráculo del Señor—: Pondré mi ley en su interior y la escribi-
ré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ya no tendrán que enseñar-
se unos a otros diciendo: «Conoced al Señor», pues todos me conocerán, desde el más
pequeño al mayor —oráculo del Señor—, cuando perdone su culpa y no recuerde ya sus
186 Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc. pecados».

—95—
«Yo soy el pan vivo bajado del Cielo. Si alguno come de este pan, vivirá eterna- Y la oración de Jesús se cumplió no sólo en Pedro sino también en sus
mente. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo (...). El que sucesores: su fe no desfallecerá. Esta indefectibilidad de la fe del Romano
come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el últi- Pontífice, sucesor de San Pedro, se manifiesta en la permanencia inviolable de
mo día» (Jn 6, 51.55). la verdadera fe, que está garantizada por el carisma de la infalibilidad. «Esta
6) No era la primera vez que entre los Apóstoles surgía la cuestión de infalibilidad, que el divino Redentor quiso que tuviese su Iglesia cuando define
quién sería el mayor (vv. 24-30). Ya en el camino hacia Cafarnaún, después del la doctrina de fe y costumbres, se extiende a cuanto abarca el depósito de la
segundo anuncio de la Pasión, habían discutido por el mismo motivo. En aque- Revelación, que debe ser custodiado santamente y expresado con fidelidad. El
lla circunstancia Jesús les puso como ejemplo de humildad a un niño (cf Mt 18, Romano Pontífice, Cabeza del Colegio Episcopal, goza de esta misma infalibili-
1-5; Mc 9, 33-37; Lc 9, 46). Poco después, con ocasión de la petición de la ma- dad en razón de su oficio, cuando, como supremo Pastor y Doctor de todos los
dre de Juan y Santiago, volvió a surgir la misma cuestión: los demás Apóstoles fíeles, que confirma en la fe a sus hermanos (cfr Lc 22, 32), proclama de una
se indignaron con los hijos de Zebedeo. El Señor intervino para calmarles y se forma definitiva la doctrina de fe y costumbres»189.
puso a sí mismo como ejemplo: «El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, 7) Aquí se cita una frase del famoso poema del Siervo sufriente: «Fue
sino a servir y a dar su vida en redención por muchos» (Mc 10, 45; cf Mt 20, 25- contado entre los malhechores» (v. 37; Is 53,12). Ser discípulo de un condena-
27). do a muerte no será fácil. Jesús emplea un lenguaje lleno de imágenes que los
Los Apóstoles no acababan de entender las explicaciones de Jesús. apóstoles toman al pie de la letra: efectivamente tienen dos espadas. Sin duda
Cegados por su visión humana vuelven ahora a la misma discusión. Jesús les habrían aceptado más fácilmente morir con un Mesías guerrero que acompa-
había llamado a una mayor responsabilidad en la entrega mediante el anuncio ñar en la muerte a un Mesías pacífico. La última palabra de Jesús, «basta» (v.
de la traición de uno de ellos (vv. 21 y 22) y por el mandato de renovar el 38), expresa brevemente, aunque de forma vigorosa, su soledad de Señor in-
Sacrificio Eucarístico (v. 19). Como en otras ocasiones cuando los Apóstoles comprendido.
ponen de relieve sus méritos personales, Jesús les recuerda de nuevo el ejem-
plo de su misma vida: Él era el mayor entre ellos, porque era Maestro y Señor b) En el monte de los Olivos: oración y arresto (22,39-
(cf Jn 13, 13), y, sin embargo, actuaba como el menor y les servía. Para respon- 53)
der a la llamada divina hace falta humildad, una humildad que se manifieste
Salió y como de costumbre fue al monte de
39
en espíritu de servicio.
los Olivos. Le siguieron también los discípulos. 40
La recompensa que Jesús promete a los que le permanecen fieles su-
Cuando llegó al lugar, les dijo:
pera con creces toda ambición humana: los Apóstoles participarán de la amis-
tad divina en el Reino de los Cielos y se sentarán sobre doce tronos para juzgar
—Orad para no caer en tentación.
las doce tribus de Israel. En todo caso, el ejemplo y las palabras de Cristo son
41
Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra
norma fundamental de gobierno en la Iglesia. y, de rodillas, oraba 42 diciendo:
6) Si Satanás «ha reclamado» a los apóstoles, en particular a Pedro, —Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pe-
para zarandearlos, es que van a heredar la misión de Jesús. Ahora bien, él mis- ro no se haga mi voluntad, sino la tuya.
mo, conducido al desierto por el Espíritu al comienzo de su ministerio, había
43
Se le apareció un ángel del cielo que le con-
sido tentado allí por el diablo (4,1-13). Muralla contra la prueba: la oración de fortaba. Y entrando en agonía oraba con más intensi-
Jesús, Jesús había pasado la noche en oración antes de elegir a los Doce, entre dad. 44 Y le sobrevino un sudor como de gotas de san-
ellos a Simón, nombrado el primero (6,12). Ahora ha rezado de nuevo por Si- gre que caían hasta el suelo. 45 Cuando se levantó de la
món, para que su fe no desfallezca (en sus negaciones nada indica que Pedro oración y llego hasta los discípulos, los encontró
haya dejado de creer en Jesús Mesías, sino que el miedo le ha impedido testi- adormilados por la tristeza. 46 Y les dijo:
moniar su fe). Después de su arrepentimiento deberá sacar la lección de su
experiencia para confirmar la fe de sus hermanos.

189 Lumen gentium, n. 25. Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc.

—96—
—¿Por qué dormís? Levantaos y orad para no Jesús solía retirarse al huerto de Getsemaní, en el monte de los Oli-
caer en tentación. vos, para hacer oración. Así aparece señalado por San Juan (Jn 18, 1) y por San
47
Todavía estaba hablando, cuando de pronto Lucas (Lc 21, 37). Esto explica que Judas conociera el lugar (Jn 18, 1-2).
llegó un tropel de gente. El que se llamaba Judas, uno Al llegar al huerto el Señor se dispone a vivir la hora suprema de su
de los doce, los precedía y se acercó a Jesús para besar- agonía. Antes de alejarse un poco para orar, pide a sus discípulos que perseve-
le. 48 Jesús le dijo: ren también en oración. Se avecina para ellos una grave tentación de escánda-
—Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del lo al ver que es apresado el Señor. Jesús lo ha anunciado durante la Última
Hombre? Cena (Jn 16, 32); ahora les advierte que si no permanecen vigilantes y orando
49
Los que estaban a su alrededor, al ver lo que no resistirán la prueba. Quiere el Señor además que los Apóstoles le acompa-
ñen mientras Él sufre. Por eso al volver y encontrarlos dormidos pronuncia la
iba a suceder, dijeron:
doliente queja: «¿Ni siquiera habéis sido capaces de velar una hora conmigo?»
—Señor, ¿atacamos con la espada?
(Mt 26, 40).
50
Y uno de ellos hirió al criado del sumo sa-
Debemos seguir de cerca al Señor y acompañarle, aun en los momen-
cerdote y le cortó la oreja derecha. 51 Pero Jesús, en
tos de dificultad y de tribulación; este mandato nos señala los medios que de-
respuesta, dijo: bemos emplear: la oración y la vigilancia190.
—¡Dejadlo ya! –y tocándole la oreja, lo curó. Al hilo del texto. 1) Igual que Mc y Mt, Lucas escribe al final de la pri-
52
Dijo después Jesús a los que habían venido mera escena: «Orad para no entrar en tentación» (v. 46). Pero él lo escribe
contra él, príncipes de los sacerdotes, oficiales del también al comienzo (v. 40). Su Padrenuestro (11,1-4) no contenía esta peti-
Templo y ancianos: ción. La escena adquiere así esencialmente el tono de una exhortación a los
—¿Como contra un ladrón habéis salido con cristianos y a los catecúmenos. Aunque no habla ni de un segundo ni de un
espadas y palos? 53 Mientras estaba con vosotros todos tercer alejamiento de Jesús, Lucas emplea seis veces las palabras «orar» u
los días en el Templo, no alzasteis las manos contra «oración» (cinco veces en Mc). Tras la intervención del ángel, Jesús ora «más
mí. Pero ésta es vuestra hora y el poder de las tinieblas. intensamente», dando así el ejemplo de lo que había recomendado en las pa-
En el monte de los Olivos ya no hay aclamaciones reales (19,37-38), rábolas del amigo importuno (11,5-8) y de la viuda ante el Juez (18,1-5).
sino la angustia del sufrimiento y de la muerte, y después el arresto como un Jesucristo es perfecto Dios y perfecto Hombre: igual al Padre en cuan-
bandido. Entre ambos, Jesús mantendrá una conversación intensa con su Pa- to Dios, menor que el Padre en cuanto hombre. Por esta razón en cuanto
dre, a la que los discípulos permanecen ajenos. hombre podía y debía hacer oración. Así lo hizo durante toda su vida. Ahora (v.
Lectura de conjunto. Como introducción (v. 39) tenemos de nuevo el 42), cuando el padecimiento espiritual es tan intenso que le hace entrar en
término «discípulos» (y ya no «apóstoles», como en el v. 14), con la indicación agonía el Señor se dirige a su Padre con una oración que muestra a la vez su
de que siguen a Jesús. Lucas no ocultará las negaciones de Pedro, pero no men- confianza y su angustia: le llama con el entrañable nombre de Abbá, Padre, y le
cionará el abandono ni la huida de los discípulos (Mc 14,50). Un discípulo está pide que aparte de Él este cáliz de amargura. Atormenta al Señor el conoci-
hecho para seguir. miento de los inmensos dolores de la Pasión que acepta voluntariamente;
La Pasión del Señor es la prueba suprema del infinito amor de Dios a pesan sobre Él todos los pecados del género humano, la infidelidad del pueblo
los hombres: «Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo Unigénito, elegido y el escándalo de sus discípulos. Todas estas causas de congoja eran
para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga la vida eterna» (Jn 3, captadas en toda su intensidad por el alma de Cristo. La angustia de nuestro
16); y, al mismo tiempo, es la prueba definitiva del amor de Cristo, Dios y Redentor es tal que llega a sudar sangre. Este fenómeno extraordinario es
Hombre verdadero, por nosotros, según Él mismo dijo: «Nadie tiene amor más prueba de la angustia extrema del Señor; su naturaleza humana aparece aquí
grande que el que da su vida por sus amigos» (Jn 15, 13). en toda su capacidad de sufrimiento.

190 Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc.

—97—
Jesús persevera en la misma oración: «No se haga mi voluntad sino la San Lucas, que era médico (cf Col 4, 15), consigna en el Evangelio por
tuya». Manifiesta así la realidad de su voluntad humana y su perfecta confor- inspiración divina este milagro (v. 51), que es el último que realizó el Señor
midad con la Voluntad divina. Esta oración del Señor es además una lección antes de su Muerte. Jesús, siempre misericordioso, restituye a Malco la oreja
perfecta de abandono y de unión con la Voluntad de Dios, rasgos que deben cortada por Pedro (cf Jn 18, 10). Se manifiesta con este milagro que Jesús sigue
acompañar siempre a nuestra oración, sobre todo en los momentos de dificul- manteniendo su señorío aun en medio de circunstancias tan adversas. Sin
tad. cuidarse de Sí mismo atiende a la curación de quien ha ido a prenderle. Por
2) Repetidamente aparece en el Evangelio la intervención de los án- otra parte, el Señor que muere por obediencia a su Padre, se niega a que se
geles en la vida del Señor. Un ángel anuncia a la Santísima Virgen el misterio de emplee la violencia para defenderle. En cumplimiento de las profecías acepta la
la Encarnación (Lc 1, 26); coros angélicos alaban a Dios en el nacimiento de muerte sin oponer resistencia, como oveja que va al matadero (cf Is 53, 7).
Jesús en Belén (Lc 2, 13); los ángeles le sirven como a Dios tras las tentaciones Los «oficiales del Templo» constituían un cuerpo militar encargado de
en el desierto (Mt 4, 11); ahora Dios Padre envía un ángel para que le conforte la guarda del recinto sagrado y estaban a las órdenes del sumo sacerdote. A
en su agonía (v. 43). ellos, junto con los sacerdotes y ancianos, se dirige el Señor (v. 52). «Esta es
El Señor, que es Dios, acepta este consuelo. El Creador de todo, que no vuestra hora», es decir, el tiempo en que vosotros y el príncipe de las tinieblas
necesitó nunca de la ayuda de sus criaturas, quiere sin embargo, en cuanto podréis desahogar contra Mí todo vuestro odio. Así indica el Señor que ha
hombre, recibir el consuelo y la ayuda que ellas le pueden dar. llegado el momento de su muerte. Las anteriores tentativas de prenderle fraca-
Además de asistir a Jesús en su obra redentora, los ángeles asisten de saron; ahora, en cambio, van a triunfar. El Señor explica la razón de esta victo-
modo particular a la Iglesia. Así los vemos intervenir con frecuencia en los ria: les ha sido permitido de lo Alto. Es la hora, según la Voluntad del Padre, de
comienzos de la tarea apostólica que nos relata el libro de los Hechos (cf Hch 5, que se cumpla la Redención del género humano, y por eso Jesús, libremente, se
19; Hch 7, 30; Hch 8, 26; Hch 12, 7; Hch 27, 23; etc.). Dios, pues, ha encomen- deja prender192.
dado a los ángeles la misión de acompañar y ayudar a los hombres en su ca-
mino por la tierra, a fin de llevarlos al Cielo. Esta realidad gozosa de nuestra fe c) Negaciones de Pedro, proceso judío (22,54-71)
nos ha de mover a contar siempre con nuestro ángel custodio, a recurrir a él en Después de apresarlo, se lo llevaron y lo me-
54

nuestras necesidades y a venerarle con piedad 191. tieron en casa del sumo sacerdote. Pedro le seguía de
3) En la segunda escena, Lucas pone de relieve la autoridad de Jesús lejos. 55 Habían encendido fuego en medio del atrio y
en el mismo momento de su arresto. No dice, como el cuarto evangelio, que estaban sentados alrededor. Pedro estaba sentado en
sus adversarios caen a tierra. Pero Jesús habla antes de que Judas pueda be- medio de ellos. 56 Una criada, al verlo sentado a la
sarlo (v. 48); prohibe a sus discípulos que utilicen la violencia (v. 51) e impide a
lumbre, fijándose en él dijo:
sus adversarios —las propias autoridades y no sus enviados, como en Mc y 57
—También éste estaba con él. Pero él lo ne-
Mt— que tengan buena conciencia al arrestarlo (vv. 52-53). Su autoridad se
gó:
ejerce por último en la curación de la oreja del siervo del sumo sacerdote (v.
51, amor a los enemigos).
58
—No lo conozco, mujer.
Judas, conforme a la señal que había dado (cf Mt 26, 48), se acerca a Al poco tiempo, viéndole otro dijo:
besar al Señor (vv. 47-48). Era un saludo habitual entre los judíos, que indicaba —Tú también eres de ellos.
sentimientos amistosos. Al besar se pronunciaba la palabra shalóm, «paz». El Pero Pedro replicó:
Señor, que contempla dolorido la traición del Apóstol, trata a Judas con suma —Hombre, no lo soy.
delicadeza y al mismo tiempo le hace presente la malicia y fealdad de su trai-
59
Y pasada como una hora, otro aseguró:
ción. Las palabras de Jesús constituyen el último intento para que Judas desista —Cierto, éste estaba con él, porque también es
de su pecado. galileo.
60
Y dijo Pedro:
191 Ibídem. 192 Ibídem.

—98—
—No sé, hombre, lo que dices. Los Evangelistas la describen con viveza. Pedro está asustado e inquieto. En
Y al instante, cuando todavía estaba hablando este ambiente era inevitable que surgiese varias veces el mismo tema de con-
cantó un gallo. 61 El Señor se volvió y miró a Pedro. Y versación: Jesús y sus discípulos.
recordó Pedro las palabras que el Señor le había dicho: Pedro dice por tres veces que no conoce a Jesús, que no es de sus se-
«Antes que cante el gallo hoy, me habrás negado tres guidores. Sigue queriendo al Señor; pero esto no basta: tiene obligación, a
veces». 62 Y salió afuera y lloró amargamente. pesar del riesgo evidente, de no disimular su condición de discípulo; por eso su
63
Los hombres que custodiaban a Jesús se mo- negación constituye un grave pecado. No se puede negar ni disimular la propia
faban de él y le golpeaban. 64 Entonces, tapándole la fe, la condición de seguidor de Cristo, de cristiano.
cara, le preguntaban: Tras el canto del gallo se cruzan las miradas de Jesús y de Pedro. El
Apóstol se conmueve: el gesto de Jesús, silencioso y lleno de ternura, es elo-
—Profetiza, ¿quién es el que te ha pegado?
cuente. Pedro comprende la gravedad de su pecado, y el cumplimiento de la
65
Y decían contra él otras muchas injurias.
profecía del Señor respecto a su traición. Saliendo fuera «lloró amargamente».
66
Al hacerse de día se reunieron los ancianos
Estas lágrimas son la reacción lógica de los corazones nobles, movidos por la
del pueblo, los príncipes de los sacerdotes y los escri-
gracia de Dios.
bas, y le condujeron al Sanedrín. 67 Y le dijeron: Es el dolor de amor, la contrición del corazón, que, cuando es sincera,
—Si tú eres el Cristo, dínoslo. lleva consigo el firme propósito de poner por obra cuanto es necesario para
Y les contestó: borrar el pecado193.
—Si os lo digo, no me creeréis; 68 y si hago una 2) En la segunda escena no hay ninguna conversación entre Jesús,
pregunta, no me responderéis. 69 No obstante, desde que se calla, y los guardias, que se divierten con sus presuntos dones de adivi-
ahora estará el Hijo del Hombre sentado a la diestra nación. Su mirada está ahora oculta por un lienzo. Jesús no es más que un
del poder de Dios. cuerpo al que se puede golpear.
70
Entonces dijeron todos: 3) En la tercera escena se le pide que diga la verdad: «Si tú eres es el
—Por tanto, ¿tú eres el Hijo de Dios? Mesías, dínoslo» (v. 67). Jesús responde que la comunicación es imposible:
—Vosotros lo decís: yo soy —les respondió. ¿para qué enunciar una verdad que sus adversarios rechazan anticipadamen-
71
Pero ellos dijeron: te? ¿Para qué preguntarles? De hecho, Lucas sitúa aquí un testimonio de Jesús
—¿Qué necesidad tenemos ya de testimonio? sobre sí mismo no para el Sanedrín, sino para su lector cristiano. En efecto, éste
Nosotros mismos lo hemos oído de su boca. se encuentra frente a tres títulos de Jesús (además del de «Señor» del v. 61,
está el de «Mesías»).
Al hilo del texto. El conjunto de las tres escenas autoriza un acerca-
Por la noche tuvo lugar un primer juicio contra el Señor, cuyo fin era
miento antropológico a partir de la última frase: «Lo hemos oído de su propia
fijar las acusaciones que se iban a presentar (Mt 26, 59-66; Mc 14, 53-64). Aho-
boca» (v. 71). En efecto, el problema de la comunicación —y de la comunica-
ra, al amanecer, va a tener lugar el proceso ante el Sanedrín, ya que la cos-
ción de la verdad— está presente por todos lados.
tumbre judía prohibía tratar asuntos importantes por la noche y no reconocía
1) En la primera escena, Pedro niega primero conocer a Jesús, des-
valor legal a las decisiones tomadas. Se ha buscado contra Jesús un delito por el
pués, ser miembro de su grupo (como si renunciara a su estatuto de discípulo)
que pueda condenársele a muerte. Se pretende que sea el de blasfemia. Pero
y, por último, dice no entender de qué se trata. No quiere hablar del tema,
las acusaciones son tan inconsistentes que no pueden ofrecer un pretexto
pero lo hace al adherirse a la opinión de sus interlocutores: pertenecer al grupo
razonable para condenarlo. Por eso el Sanedrín sonsaca al Señor una declara-
de Jesús sería un crimen. «El Señor» no habla a Pedro, pero su mirada es una
ción comprometedora.
comunicación intensa.
En efecto, Pedro, que sigue de lejos al tropel de gente que conduce al
Señor, entra en la casa del Sumo Sacerdote. Mientras se desarrolla el primer
juicio contra Jesús va a tener lugar la escena más triste de la vida del Apóstol. 193 Ibídem.

—99—
Jesucristo —aun conociendo que con su respuesta ofrece a los fariseos dad, pero él no le respondió nada. 10 También estaban
el pretexto que buscan— afirma con toda gravedad, ante la indignación de los allí los príncipes de los sacerdotes y los escribas, acu-
asistentes, no sólo que es el Mesías, sino que es el Hijo de Dios, igual al Padre, sándole con vehemencia. 11 Herodes, junto con sus
y subraya que se cumplen en Él las profecías (cfr Dn 7, 13; Sal 110, 1). Los sane- soldados, le despreció, se burló de él poniéndole un
dritas captan la contestación del Señor en su profundidad y, rasgándose las vestido blanco y se lo remitió a Pilato. 12 Herodes y Pi-
vestiduras en señal de horror, piden su muerte: debe morir por blasfemo, ya lato se hicieron amigos aquel día, pues antes estaban
que se ha puesto en el mismo lugar de Dios. enemistados entre sí.
Reconocerle habría llevado a rectificar su conducta anterior frente a 13
Pilato convocó a los príncipes de los sacerdo-
Jesús, y a humillarse ante el pueblo. Pero son demasiado soberbios para rectifi- tes, a los magistrados y al pueblo, 14 y les dijo:
car, y se cierran a la fe. Que el orgullo no nos impida reconocer nuestros erro-
—Me habéis presentado a este hombre como
res y pecados.
alborotador del pueblo. Mirad: yo lo he interrogado
Así pues, en estas tres escenas la comunicación de la verdad está en-
delante de vosotros, y no he encontrado en este hom-
redada o se hace imposible entre los personajes del relato, aunque queda esta-
bre ningún delito de los que le acusáis; 15 ni tampoco
blecida entre el narrador y su lector.
Herodes, porque nos lo ha devuelto; por tanto, nada
d) Jesús ante Pilato y Herodes (23,1-25) ha hecho que merezca la muerte. 16 Así que, después
de castigarle, lo soltaré. (17)194.
23 1
Se levantaron todos ellos y llevaron a
18
Pero toda la multitud clamó diciendo:
—¡Fuera con ése, y suéltanos a Barrabás! 19 –
Jesús ante Pilato. 2 Entonces empezaron a acusarle di-
ciendo: éste había sido encarcelado por cierta sedición ocurri-
—Hemos encontrado a éste soliviantando a da en la ciudad y por un homicidio.
nuestra gente y prohibiendo dar tributo al César; y dice
20
De nuevo Pilato les habló queriendo poner
que es el Cristo, el Rey. en libertad a Jesús. 21 Pero ellos continuaban gritando:
3
Pilato le preguntó: —¡Crucifícalo, crucifícalo!
—¿Eres tú el Rey de los Judíos?
22
No obstante, por tercera vez, él les dijo:
—Tú lo dices –le respondió él. —¿Y qué mal ha hecho éste? No encuentro en
4
Dijo Pilato a los príncipes de los sacerdotes y él ningún delito de muerte; por tanto, después de casti-
a la muchedumbre: garle, lo soltaré.
—No encuentro ningún delito en este hombre.
23
Pero ellos insistían a grandes voces pidiendo
5
Pero ellos insistían: que lo crucificaran, y sus gritos eran cada vez más fuer-
—Subleva al pueblo, enseñando por toda Ju- tes. 24 Pilato entonces decidió que se cumpliera su peti-
dea, desde que comenzó en Galilea hasta aquí. ción: 25 soltó al que pedían —el que había sido encarce-
6
Pilato al oírlo preguntó si aquel hombre era lado por sedición y homicidio— y a Jesús lo entregó a
galileo. 7 Y al saber que era de la jurisdicción de Hero- la voluntad de ellos.
des, lo remitió a Herodes, que estaba también aquellos El relato sale ahora del marco religioso judío. Jesús es conducido ante
días en Jerusalén. 8 Herodes se alegró mucho de ver a el gobernador romano, Pilato. Más allá de lo que fuera históricamente este
Jesús, pues deseaba verlo hacía mucho tiempo, porque personaje, Lucas piensa en los cristianos de su época, confrontados a las auto-
había oído muchas cosas sobre él y esperaba verle ha-
cer algún milagro. 9 Le preguntó con mucha locuaci- 194 Algunos códices añaden el v. 17: «porque debía soltarles a uno por la fies-
ta».

—100—
ridades romanas, que no saben aún claramente si el Cristianismo es un camino adversarios; c) burlas de Herodes y de sus guardias, remisión de Jesús a Pilato
que hay que condenar, aceptar o tolerar. Asimismo, las tres declaraciones de con una vestidura regla; d) como conclusión, Herodes y Pilato se reconcilian.
Pilato sobre la ausencia de motivos para condenar a Jesús, lo mismo que las Segunda comparecencia ante Pilato: a) Pilato convoca al Sanedrín,
afirmaciones similares en el libro de los Hechos sobre la inocencia de Pablo, son pero también al pueblo; b) declara de nuevo a Jesús no culpable de crímenes
para Lucas medios apologéticos (defensa de la fe). Las autoridades judías apa- que merezcan la muerte, c) reacción de «todos»: quieren la muerte de Jesús y
recen como culpables en su evangelio, mientras que, en los Hechos, Lucas les la libertad de Barrabás, el agitador; d) nuevo intento de Pilato, tapado por los
encuentra una excusa, al citar a San Pedro, que les dice: «Hermanos, sé que gritos: «Crucifícalo»; e) por tercera vez Pilato asegura que no encuentra nin-
actuasteis por ignorancia, lo mismo que vuestros jefes» (Hch 3,17). gún motivo de muerte; propone flagelar a Jesús y soltarlo; f) ante la insistencia
En el proceso contra Jesús se distinguen dos juicios: uno religioso, se- y los gritos, Pilato cede, suelta al agitador y les entrega a Jesús.
gún el procedimiento judío; y otro civil, según el romano. En el primero, las Al hilo del texto. 1) La primera acusación recuerda la controversia so-
autoridades judías condenaron a Jesús a pena de muerte por motivos religio- bre el impuesto al César (20,20-26). El lector recuerda la manera en que Jesús
sos, por declararse Hijo de Dios. Pero no podían ejecutarla porque sus domina- salió de la trampa, sabe que la acusación es falsa. La segunda (v. 5) es más ve-
dores, los romanos, se habían reservado esta atribución. El Sanedrín inicia un rosímil, porque Jesús ha sido esencialmente un maestro. Sirve también de tran-
nuevo juicio ante Pilato para arrancar de la autoridad romana la ejecución de sición a la comparecencia ante Herodes.
esta sentencia. De este modo comienza a cumplirse la profecía de Jesús de que 2) El pueblo aparece progresivamente en el relato. En el v. 1 es el Sa-
moriría a manos de los gentiles (Lc 18, 32). nedrín el que lleva a Jesús a donde Pilato; en el v. 4, Pilato se dirige a los sumos
Como los romanos eran muy tolerantes en cuestiones religiosas con sacerdotes y a «la gente»; en el v. 13 Pilato convoca a los sumos sacerdotes, los
los pueblos dominados y no se entrometían en estos asuntos mientras no hu- dirigentes «y al pueblo»; en el v. 18, por último, «todos» se ponen a reclamar
biera alborotos de orden público, las autoridades judías cambian las acusacio- la muerte. Lucas no explica el cambio de actitud del pueblo, pero evita la fór-
nes contra Jesús, que, a partir de ahora, se hacen políticas: instigación a la mula «todo el pueblo», que utilizaba cuando éste se apasionaba con la ense-
rebelión contra los romanos y pretensiones de erigirse en rey. Y además las ñanza de Jesús en el Templo (19,48 y 21,38).
presentan de manera que una sentencia favorable al reo pudiera interpretarse 3) En el v. 14 Pilato declara haber interrogado él mismo al acusado
en Roma como un crimen de lesa majestad: «Si sueltas a ése no eres amigo del ante sus acusadores. De hecho no le ha formulado más que una sola pregunta
César, pues todo el que se hace rey va contra el César» (Jn 19, 12) 195. sobre su realeza. Y Jesús ha respondido con el enigmático «Tú lo has dicho» (v.
Lectura de conjunto. El pasaje está constituido por tres comparecen- 3). El narrador supone un proceso más nutrido, que no narra, porque su inte-
cias ante una autoridad civil. Jesús y sus adversarios están presentes en las tres rés recae en las declaraciones de inocencia (vv. 4.14.15.22). No habiendo nin-
escenas, puesto que los sumos sacerdotes y los escribas le siguen incluso a gún motivo de condena a muerte, Pilato, por tres veces, tiene la intención de
donde Herodes (23,10) y después son convocados por Pilato. poner en libertad a Jesús (vv. 16.20.22). Lucas insistirá todavía en el libro de los
Primera comparecencia ante Pilato. a) Acusación contra Jesús: siem- Hechos: «Renegasteis de Jesús ante Pilato, el cual consideraba que tenía que
bra la confusión en la nación judía, incita a no pagar el tributo al emperador, dejarlo en libertad» (Hch 3,13; cf. también Hch 18,14-15.23.29; 25,25; 26,30-
se dice Mesías rey; b) pregunta de Pilato al acusado, cuya respuesta le conven- 32).
ce de que no tiene nada de peligroso; c) nueva acusación: solivianta al pueblo Jesucristo confiesa abiertamente que es y que se considera Rey; pero
enseñando desde Galilea hasta Judea; d) decisión de Pilato de enviar a Jesús por el modo de decirlo y por las explicaciones con que esclarece la naturaleza
ante Herodes Antipas. espiritual de esta realeza (Jn 18, 33-38) Pilato se convence (Jn 18, 20; Jn 19, 16)
Comparecencia ante Herodes (ignorada por los otros evangelios): a) de que no hay en ello ningún delito y que todas las acusaciones son capciosas
alegría del rey por ver a Jesús, con la esperanza de lograr que haga un milagro; (Mt 27, 18). Sin embargo, en vez de tomar una resolución enérgica en defensa
b) numerosas peticiones de Herodes, silencio de Jesús, acusaciones de los del inocente, contemporiza con los acusadores; pretende ganar popularidad a
costa del reo y se contenta con manifestar su convencimiento de la inocencia
de Jesús, como invitando a que desistan de su empeño. Esta debilidad da pie a
que crezca la violencia de los acusadores y se agrave la situación.
195 Ibídem.

—101—
Con esa conducta Pilato pasa a ser el prototipo de los conformistas: porque mirad que vienen días en que se dirá: «Dicho-
«Un hombre, un... caballero transigente, volvería a condenar a muerte a Je- sas las estériles y los vientres que no engendraron y los
sús»196. pechos que no amamantaron».
4) Jesús es la ocasión para la reconciliación entre Pilato y Herodes. 30
»Entonces comenzarán a decir a los montes:
Cada uno ha reconocido la autoridad y la competencia judicial del otro. «Caed sobre nosotras»; y a los collados: «Sepultadnos»;
Herodes Antipas solía subir a Jerusalén por las fiestas de Pascua y se 31
porque si en el leño verde hacen esto, ¿qué se hará en
hospedaba en el palacio de los Asmoneos, en el centro de la ciudad. Pilato, al el seco?
enviarle a Jesús, intenta desentenderse de un pleito enojoso y negociar una 32
Llevaban también con él a dos malhechores
amistad útil para su carrera política. para matarlos. 33 Cuando llegaron al lugar llamado
La actitud de Cristo ante Herodes Antipas va a ser muy distinta de la
«Calavera», le crucificaron allí a él y a los malhecho-
que tiene con Pilato. Herodes era un hombre supersticioso, sensual y adúltero.
res, uno a la derecha y otro a la izquierda. 34 Y Jesús
A pesar de su estimación por Juan el Bautista, lo había mandado decapitar
decía:
atendiendo los ruegos de Salomé (cf Mc 6, 14-29). Ahora intenta servirse de
—Padre, perdónales, porque no saben lo que
Jesús para su entretenimiento. Quiere verle como quien desea presenciar una
sesión de magia. Jesús no contesta a sus preguntas hechas con palabrería
hacen.
aduladora. La postura del Salvador es de sencillez y grandeza y, por otra parte, Y se repartieron sus ropas echando suertes. 35
de severidad. Su silencio elocuente es el castigo ejemplar para este tipo de El pueblo estaba mirando, y los jefes se burlaban de él
conductas. Herodes reacciona poniendo al Señor un vestido blanco en señal de y decían:
burla. —Ha salvado a otros, que se salve a sí mismo,
En el Salmo 2 estaba profetizado del Mesías: «Se han levantado los si él es el Cristo de Dios, el elegido.
reyes de la tierra, y se han reunido los príncipes contra el Señor y contra su
36
Los soldados se burlaban también de él; se
Cristo» (Sal 2, 2). Estas palabras tienen ahora cabal cumplimiento, como así lo acercaban y ofreciéndole vinagre 37 decían:
transmite el libro de los Hechos: «Porque verdaderamente se han reunido en —Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti
esta ciudad (Jerusalén) contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y mismo.
Poncio Pilato con los gentiles y las tribus de Israel, para hacer lo que tu mano y 38
Encima de él había una inscripción: «Éste es
tu consejo decretaron que se hiciese» (Hch 4, 27-28)197. el Rey de los judíos».
39
Uno de los malhechores crucificados le inju-
e) El camino hacia la cruz, el buen ladrón (23,26-43) riaba diciendo:
Cuando le llevaban echaron mano de un tal
26 —¿No eres tú el Cristo? Sálvate a ti mismo y a
Simón de Cirene, que venía del campo, y le obligaron nosotros.
a llevar la cruz detrás de Jesús. 40
Pero el otro le reprendía:
27
Le seguía una gran multitud del pueblo y de —¿Ni siquiera tú, que estás en el mismo supli-
mujeres, que lloraban y se lamentaban por él. 28 Jesús, cio, temes a Dios? 41 Nosotros estamos aquí justamen-
volviéndose a ellas, les dijo: te, porque recibimos lo merecido por lo que hemos he-
—Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad cho; pero éste no ha hecho ningún mal.
más bien por vosotras mismas y por vuestros hijos, 29 42
Y decía:
—Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu
196
Reino.
SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, n. 393. Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LU-
CAS, in loc.
43
Y le respondió:
197 Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc.

—102—
—En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el resucitar a su Hijo. Así se realiza y se consuma el drama de la oración en la
Paraíso. Economía de la creación y de la salvación»198.
Al hilo del texto. 1) Simón de Cirene tiene la actitud del discípulo que
Lucas ignora la flagelación (cf. Mc 15,15), a pesar de que refiere en
toma su cruz «para llevarla detrás» (9,23).
dos ocasiones la intención de Pilato de «castigar» a Jesús antes de ponerlo en
Los soldados obligaron al Cireneo a llevar la Cruz con Jesús, no por
libertad (vv. 16 y 22). Este silencio, junto con la ausencia de detalles sobre el
compasión hacia Nuestro Señor, sino porque estaban viendo que su debilidad
suplicio de la cruz, un poco más adelante, puede extrañar. Los historiadores nos
iba en aumento y temían que pudiera morir antes de llegar al Calvario. Según
dicen que la crucifixión tenía lugar entre horribles sufrimientos. Pero los evan-
nos cuenta la tradición recogida en la tercera, séptima y novena estación del
gelistas están lejos de pensar, como algunos teólogos después, que es la canti-
Vía Crucis, Jesús cayó tres veces en tierra bajo el peso de la Cruz; pero se le-
dad de sufrimiento de Jesús la que nos salva. Lucas, en todo caso, va a mostrar
vantó y se abrazó de nuevo a ella con amor para cumplir la Voluntad de su
que es su amor el que nos salva de nuestros pecados.
Padre Celestial, viendo en la Cruz el altar donde iba a entregar su vida como
Lectura de conjunto. El camino hacia la cruz está marcado por la con-
Víctima propiciatoria por la Salvación de los hombres.
minación a Simón de Cirene a que lleve la cruz detrás de Jesús (v. 26). Después
El Señor ha querido, sin embargo, ser ayudado por el Cireneo para en-
viene el encuentro con las mujeres, que lloran, y a quienes Jesús dirige una
señarnos que nosotros —representados en Simón— hemos de redimir con Él
exhortación que recuerda el lamento por Jerusalén (vv. 27-31; cf. 19,41-44).
al mundo siendo discípulos leales de Jesús. Dios Padre, en su Providencia, ha
Estos episodios son propios de Lucas, así como la observación de que dos «la-
decidido proporcionar a su Hijo este pequeño consuelo en medio de los más
drones» son conducidos con Jesús (v. 32).
atroces sufrimientos, de manera semejante a como en Getsemaní envió a un
Durante la crucifixión (v. 33), Lucas es el único en referir la palabra de
ángel para que le confortara en aquella agonía (Lc 22, 43) 199.
Jesús pidiendo a su Padre que perdone a sus verdugos (v. 34). El reparto de los
2) Las mujeres que lloran retoman el gesto del publicano de la pará-
vestidos es una cita implícita del Sal 22,19, queja del Justo sufriente. El lector
bola (18,13): se dan golpes de pecho, Jesús las llama «hijas de Jerusalén», equi-
de Lucas puede establecer una relación con 9,58: el Hijo del hombre no tenía
valente a la expresión «hija de Sión» en los profetas para simbolizar toda la
entonces una «piedra donde reclinar la cabeza», ahora no tiene ni siquiera
ciudad.
vestido. El pueblo mira. Dos grupos y un individuo se burlan de Jesús: «los
El gesto de piedad de las mujeres demuestra que, junto con los
jefes» (v. 35, sin duda los sumos sacerdotes y los notables laicos del Sanedrín),
enemigos de Jesús, iban otras personas que estaban a su favor. Si tenemos en
después los soldados (v. 36) y finalmente uno de los bandidos (v. 39), siendo
cuenta que las tradiciones judías, según recoge el Talmud, prohibían llorar por
estas burlas la ocasión para que Lucas retome el tema de la salvación (la pala-
los condenados a muerte, nos percataremos del valor que demostraron esas
bra «salvar» aparece cuatro veces). La reacción del segundo ladrón, su peti-
mujeres que rompieron en llanto al contemplar al Señor cargado con la Cruz.
ción llena de fe a Jesús y la respuesta de éste son propias de Lucas (vv. 40-43).
La devoción cristiana recoge en el Vía Crucis este acontecimiento (oc-
De un árbol de la cruz al otro resuena un admirable diálogo en que el perdón y
tava estación); también contempla la piadosa tradición de que una mujer, lla-
el árbol de la vida del Paraíso se proponen a todos aquellos que piden a Jesús
mada Verónica (Berenice), se acercó a Jesús y le enjugó el rostro con un lien-
que se acuerde de ellos cuando vuelva en la plenitud de su Reino.
zo. Ella ejecuta con valentía su gesto compasivo, a pesar de la actitud de la
La fuerza de Jesús es su oración. Por dos veces (vv. 34.46) se dirige a su
gente que, con sus burlas, se mofaba de Jesús (sexta estación). Asimismo se
Padre Dios. A Él dirige su última palabra: «Padre, en tus manos encomiendo mi
venera en el Via Crucis el encuentro de Jesús con su Santísima Madre camino
espíritu» (v. 46). «Todos los infortunios de la humanidad de todos los tiempos,
del Calvario, encuentro doloroso en el que se cumple la profecía que el anciano
esclava del pecado y de la muerte, todas las súplicas y las intercesiones de la
Simeón hizo a la Santísima Virgen (Lc 2, 35) (cuarta estación).
historia de la salvación están recogidas en este grito del Verbo encarnado. He
En el camino del Calvario las únicas que acompañan y consuelan a Je-
aquí que el Padre las acoge y, por encima de toda esperanza, las escucha al
sús son las mujeres. Es justo, pues, señalar su fortaleza, valentía y piedad en

198 Catecismo, n. 2606. Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EUNSA, 1999, in
loc.
199 Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc.

—103—
esos momentos duros y difíciles de la vida del Señor. Los hombres en cambio, Sorprenden a primera vista las disculpas con que Jesús acompaña la
incluso los discípulos del Señor, no aparecen a excepción de Juan. petición de perdón: «Porque no saben lo que hacen». Son palabras del amor,
A pesar de su tremendo sufrimiento, Jesús piensa en las terribles de la misericordia y de la justicia perfecta que valoran hasta el máximo los ate-
pruebas que se avecinan a su pueblo. Sus palabras ante los lamentos de las nuantes de nuestros pecados. No cabe duda de que los responsables directos
santas mujeres constituyen una profecía de la destrucción de Jerusalén, que tenían conciencia clara de que estaban condenando a un inocente, cometien-
sobrevendría poco después. Por «árbol verde» se entiende el justo e inocente; do un homicidio; pero no entendían, en aquellos momentos de apasionamien-
por «árbol seco» el pecador y culpable. Jesús, Hijo de Dios, es el único verda- to, que estaban cometiendo un deicidio. En este sentido San Pedro dice a los
deramente justo e inocente200. judíos, estimulándoles al arrepentimiento, que obraron «por ignorancia» (Hch
3) Con las mujeres, una gran parte del pueblo llora también por Jesús, 3, 17), y San Pablo añade que de haber conocido la sabiduría divina «no hubie-
nos puede extrañar. Si son los mismos que estaban a donde Pilato, han cam- ran crucificado al Señor de la Gloria» (1Co 2, 8). En esta inadvertencia se apoya
biado rápidamente de actitud. Durante la crucifixión, «el pueblo estaba allí, Jesús, misericordioso, para disculparles.
mirando» (v. 35). ¿Es un principio de arrepentimiento? En todo caso, esta En toda acción pecaminosa el hombre tiene zonas más o menos exten-
actitud de observación se distingue claramente de la de los «jefes», que se sas de obscuridad, de apasionamiento, de obcecación que, sin anular su liber-
burlan. tad y responsabilidad, hacen posible que se ejecute la acción mala atraídos por
4) La crucifixión del Señor (v. 33) se contempla en la decimoprimera los aspectos engañosamente buenos que presenta. Y esto constituye un ate-
estación del Vía Crucis. Los soldados clavan a Jesús en la Cruz sujetándole al nuante en lo malo que hacemos.
madero las manos y los pies. Con este suplicio se pretendía que el condenado Cristo nos enseña a perdonar y a buscar disculpas para nuestros
muriera lentamente, con el máximo sufrimiento. ofensores, y así abrirles la puerta a la esperanza del perdón y del arrepenti-
El terrible suplicio de Jesús en la Cruz nos está enseñando, de la ma- miento, dejando a Dios el juicio definitivo de los hombres. Esta caridad heroica
nera más expresiva, la gravedad del pecado de los hombres, de mi pecado. Tal fue practicada desde el principio por los cristianos. Así, el primer mártir, San
gravedad se mide por la infinita grandeza y honor de Dios ofendido. Dios, que Esteban, muere suplicando el perdón divino para sus verdugos (Hch 7, 60) 201.
es infinitamente misericordioso y, a la vez, infinitamente justo, ejerció ambos 4) Las burlas comienzan con: «a otros ha salvado». La escena acaba
atributos: su infinita justicia exigía una reparación infinita, que el sólo hombre justamente con la salvación de otro, el buen ladrón. Entre tanto resuena tres
no podía dar; su infinita misericordia halló el medio: la Segunda Persona de la veces la llamada a salvarse a sí mismo, introducida dos veces como las tenta-
Trinidad, haciéndose verdadero hombre sin dejar de ser verdadero Dios, su- ciones del desierto: «Si tú eres», y la tercera con: «¿No eres tú?». Satanás de-
frió la pena que el hombre debía padecer. Así, los hombres, representados en bía volver en el «tiempo fijado» (4,13): no es incongruente hablar aquí de la
la Humanidad Santísima de Jesús, podían reparar debidamente la infinita justi- «última tentación de Cristo»; está en juego la identidad de Jesús, «Mesías»
cia de Dios ofendida. No hay palabras para ponderar el amor de Dios por noso- (vv. 35 y 39), «Elegido» (v. 35), «Rey de los Judíos» (vv. 37-38). La última tenta-
tros manifestado en la Cruz. La fe viva en el misterio de nuestra Redención nos ción es usar su poder divino en lugar de ser lógico hasta el final con la Buena
conducirá a una correspondencia de agradecimiento y amor. Nueva anunciada, la del amor («el que pierda su Vida, la salvará», 9,24).
5) Jesús se dirige al Padre en tono de súplica (v. 34; cf Hb 5, 7). Cabe 5) La inscripción «Es el rey de los Judíos» (v. 38) se convierte para el
distinguir dos partes en la plegaria del Señor: la petición escueta: «Padre, per- «buen ladrón» en Palabra de Dios: la realeza de Jesús, para él, es divina. Su
dónales», y la disculpa añadida: «porque no saben lo que hacen». En las dos se observación: «Él no ha hecho nada malo» (v. 41), será recogida de forma positi-
nos muestra como quien cumple lo que predica (cf Hch 1, 1) y como modelo va por Pedro en el libro de los Hechos: «Pasó haciendo el bien» (Hch 10,38).
que imitar. Había predicado el deber de perdonar las ofensas (cfr Mt 6, 12-15; «Acuérdate» es una expresión bíblica: cuando Dios se acuerda es que intervie-
Mt 18, 21-35) y aun de amar a los enemigos (cf Mt 5, 44-45; Rm 12, 14.20), ne. Aquí, Jesús interviene inmediatamente: «Este hombre acoge a los pecado-
porque había venido a este mundo para ofrecerse como Víctima «en remisión res», murmuraban escribas y fariseos antes de las tres parábolas de la miseri-
de los pecados» (cf Mt 26, 28; Ef 1, 7; Col 1, 4) y alcanzarnos el perdón. cordia (15,2).

200 Ibídem. 201 Ibídem.

—104—
Esta escena de los dos ladrones nos invita a admirar los designios de Y toda la multitud que se había reunido ante
48

la Divina Providencia, de la gracia y de la libertad humana. Ambos se encon- este espectáculo, al contemplar lo ocurrido, regresaba
traban en la misma situación: en presencia del Sumo y Eterno Sacerdote, que golpeándose el pecho.
se ofrecía en Sacrificio por ellos y por todos los hombres, uno se endurece, se 49
Todos los conocidos de Jesús y las mujeres
desespera y blasfema, mientras que el otro se arrepiente, acude a Cristo en que le habían seguido desde Galilea estaban observan-
oración confiada, y obtiene la promesa de su inmediata salvación. La vida do de lejos estas cosas.
consiste en habitar con Jesucristo, y donde está Jesucristo allí está su Reino. 50
Había un hombre llamado José, varón bueno
Mientras caminamos en esta vida, todos pecamos, pero también to- y justo, miembro del Consejo, 51 que no estaba de
dos podemos arrepentimos. Dios nos espera siempre con los brazos abiertos al acuerdo con su decisión y sus acciones. Era de Arima-
perdón. Por eso nadie debe desesperar, sino fomentar una firme esperanza en
tea, ciudad de Judea, y esperaba el Reino de Dios. 52
el auxilio divino. Sin embargo, ninguno puede presumir de su propia salvación
Éste se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.
porque no tenemos certeza absoluta de nuestra perseverancia final. Esta rela- 53
Y lo descolgó, lo envolvió en una sábana y lo puso
tiva incertidumbre es un estímulo que Dios nos pone para que estemos siem-
en un sepulcro excavado en la roca, donde nadie había
pre vigilantes y podamos así progresar en la tarea de nuestra santificación
cristiana.
sido colocado todavía. 54 Era el día de la Parasceve y
Al responder al buen ladrón (v. 43) Jesucristo manifiesta que es Dios comenzaba a brillar el sábado. 55 Las mujeres que ha-
porque dispone de la suerte eterna del hombre; que es infinitamente miseri- bían venido con él desde Galilea le siguieron y vieron
cordioso y no rechaza al alma que se arrepiente con sinceridad. De igual modo el sepulcro y cómo fue colocado su cuerpo. 56 Regresa-
con esas palabras Jesús nos revela una verdad fundamental de nuestra fe: ron y prepararon aromas y ungüentos. El sábado des-
«Creemos en la vida eterna. Creemos que las almas de todos aquellos que cansaron según el precepto.
mueren en la gracia de Cristo —tanto las que todavía deben ser purificadas con El Via Crucis contempla aquí la duodécima estación: Jesús muere en la
el fuego del purgatorio, como las que son recibidas por Jesús en el Paraíso en Cruz. La vida de Cristo está transida de esta profunda vivencia de su condición
seguida que se separan del cuerpo, como el Buen Ladrón—, constituyen el de Unigénito del Padre: «Salí del Padre y vine al mundo; ahora dejo el mundo y
Pueblo de Dios después de la muerte, la cual será destruida por completo el día vuelvo al Padre» (Jn 16, 28). Su único afán fue siempre cumplir la Voluntad del
de la Resurrección, en que estas almas se unirán con sus cuerpos»202. que le envió (cf Jn 4, 34) que, como dice el mismo Cristo, «está conmigo. No
f) Muerte y sepultura (23,44-56) me deja solo, porque yo hago siempre lo que le agrada» (Jn 8, 29).
En este momento cumbre de su existencia terrena, en el abandono
Era ya alrededor de la hora sexta. Y toda la
44
aparentemente más absoluto, Jesucristo hace un acto de suprema confianza,
tierra se cubrió de tinieblas hasta la hora nona. 45 Se se arroja en brazos de su Padre, y libremente entrega su vida. Cristo no murió
oscureció el sol, y el velo del Templo se rasgó por la forzado ni contra su voluntad, sino porque quiso. «En Cristo nuestro Señor fue
mitad. 46 Y Jesús, clamando con una gran voz, dijo: cosa singular que murió cuando Él mismo quiso morir, y que recibió la muerte
—Padre, en tus manos encomiendo mi espíri- no tanto producida por fuerza extraña como voluntariamente. Pero no sólo
tu. escogió la muerte, sino que también determinó el lugar y el tiempo en que
Y diciendo esto expiró. había de morir; por eso escribió Isaías: 'Se ofreció en sacrificio porque él mismo
47
El centurión, al ver lo que había sucedido, quiso' (Is 53, 7). Y el Señor, antes de su Pasión, dijo: 'Yo doy mi vida por mis
glorificó a Dios diciendo: ovejas, para tomarla otra vez. Nadie me la arranca, sino que yo la doy por mi
—Verdaderamente este hombre era justo. propia voluntad, y soy dueño de darla y dueño de recobrarla' (Jn 10, 17-18)»203.

202 Credo del Pueblo de Dios, n. 28. Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc. 203 Catecismo Romano 1, 6, 7.

—105—
«Sepamos —dice San Pablo— que nuestro hombre viejo ha sido cruci- el camino hacia la Cruz encontramos la probable conversión de Simón de Cire-
ficado con Jesús, para que sea destruido este cuerpo pecador y ya no seamos ne y el llanto dolorido de las mujeres de Jerusalén; en la Cruz, el arrepentimien-
esclavos del pecado (...). Porque en cuanto que Cristo ha muerto por el pecado, to del buen ladrón, el toque de la gracia al Centurión romano, y la compunción
ha muerto de una vez para siempre (...). Así también vosotros daos cuenta de de la multitud del pueblo relatada en este versículo. Jesús había profetizado:
que habéis muerto al pecado y de que no vivís más que para Dios en Cristo «Cuando yo sea levantado de la tierra, todo lo atraeré a mí» (Jn 12, 32). Esta
Jesús» (Rm 6, 6.10.11)204. profecía comienza a realizarse en el Gólgota y seguirá hasta el fin de los tiem-
Lectura de conjunto. El drama puede dividirse en tres escenas. La pri- pos.
mera (vv. 44-46) está dedicada a la muerte de Jesús. Ésta ofrece una palabra Hay que destacar en este grupo la presencia de unas cuantas mujeres
«expiró», sin ningún detalle de orden fisiológico. Está introducida por fenóme- (v. 49) —además de la madre de Jesús (Jn 19, 25-27)—, algunos de cuyos nom-
nos (oscuridad, desgarro del velo del Templo) que indican que se trata de un bres nos han transmitido San Mateo (Mt 27, 55) y San Marcos (Mc 15, 40- 41):
«Día de Dios». La última palabra de Jesús, así como la del perdón de los verdu- María Magdalena, María la madre de Santiago y José, y Salomé. Estas mujeres,
gos, es una oración al Padre. a las que seguramente no dejaron acercarse los soldados en los momentos de
En la segunda escena (vv. 47-49), la mirada de los testigos adquiere la Crucifixión, perseveran de lejos ante la Cruz y se acercan después, al pie de
importancia. El centurión romano, «viendo» lo que sucede, glorifica a Dios y ella (cf Jn 19, 25) llenas de valentía, a impulsos del profundo amor a Jesucristo.
confiesa que Jesús «es el Justo» (éste será uno de los títulos de la primera cris- Ellas —que conocían bien la pobreza del Señor en su nacimiento en Belén, en
tología, Hch 3,14 y 7,52). Las muchedumbres venidas «para el espectáculo» se su vida oculta, en su ministerio público y en la Cruz— no escatiman medios
vuelven arrepentidas, «observando las cosas sucedidas», quizá sorprendidas para honrar el Cuerpo del Señor. Cuando el pueblo cristiano se muestra es-
por la última palabra de Jesús (se trata de un «gran grito», y no de un suspiro). pléndido en el culto eucarístico no ha hecho sino aprender bien la lección de
Por último, a distancia, los familiares de Jesús y las mujeres que lo han seguido aquellos primeros que trataron a Cristo en su vida terrena 205.
desde Galilea son descritos como «mirando aquello» (literalmente). 2) El último grito de Jesús en la cruz es completamente diferente del
En la tercera escena (vv. 50-56) no son los discípulos los que se encar- que refieren Mc y Mt, que citan el comienzo del Sal 22[21], en el que el salmis-
gan de la sepultura de Jesús, sino un notable del Sanedrín. Lucas jamás ha ta reprocha a Dios haberlo abandonado; un lector judío sabe que este lamento
hablado de él, pero el lector está acostumbrado a lo inesperado de Dios, y eso se trocará en alabanza. Para su lector de origen pagano, Lucas ha preferido
aparece como una brecha en la unanimidad del Sanedrín. José, originario de ofrecer directamente un acto de confianza tomado del Sal31[30],6. Éste tiene
una ciudad de Judea, igual que Zacarías e Isabel (1,39), es «justo», como ellos además una estructura similar a la del Sal 22: queja de un gran sufriente, per-
(1,6), y, lo mismo que Simeón y Ana (2,25.38), «espera» (no el consuelo de seguido por enemigos, seguida por una gran alabanza compartida. Los dos
Israel o la liberación de Jerusalén, sino el «reino de Dios»). Las mujeres «si- salmos contienen también una expresión idéntica: «Dios mío eres tú» (Sal
guen» a José (v. 55), lo que es una manera de seguir a Jesús hasta en su estado 22,11 y Sal 31,15).
de cadáver. Mirar la tumba nueva y la disposición del cuerpo prepara su futu- 3) Históricamente, Jesús no fue depositado en un sepulcro familiar, sin
ra visita en la madrugada del «primer día de la semana» (24,1). duda para evitar escandalizar a sus allegados (el cadáver de un condenado
Al hilo del texto. 1) Los tres Evangelios sinópticos recogen la honda habría contagiado a los difuntos una impureza ritual). Pero, al hablar del sepul-
reacción del Centurión (v. 47), propia del hombre de bien que, secundando la cro «en el que nadie había sido depositado» (v. 53), Lucas sugiere que una
gracia, contempla los acontecimientos abierto al misterio de lo sobrenatural. novedad radical está a punto de tener lugar (para el cortejo mesiánico, Jesús
El relato de San Lucas se completa con los de Mt 27, 54 y Mc 15, 39, en los ya había hablado de un asno «en el que nadie se había montado», 19,30). No-
cuales se subraya con más claridad el reconocimiento de la divinidad de Jesu- vedad que también despunta cuando escribe: «Era el día de la Preparación, y ya
cristo. comenzaba a brillar el sábado» (v. 54); «comenzaba a brillar» sólo se encuentra
El sacrificio de Jesús en la Cruz empieza, desde el primer instante, a en Lucas.
atraer a los hombres hacia Dios mediante el arrepentimiento (v. 48): durante

204 Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc. 205 Ibídem.

—106—
Por otra parte, el texto no deja de señalar detalles que implican la trar, no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. 4 Esta-
identidad del «sepultado» y el «resucitado»: el cuerpo de Jesús es puesto en ban desconcertadas por este motivo, cuando se les pre-
un sepulcro donde «nadie había sido colocado todavía» (v. 53), y también las sentaron dos varones con vestidura refulgente. 5 Como
mujeres fueron testigos de «cómo fue colocado su cuerpo», (v. 55) 206. «Ya que estaban llenas de temor y con los rostros inclinados
el "Príncipe de la vida que fue llevado a la muerte" (Hch 3, 15) es al mismo hacia tierra, ellos les dijeron:
tiempo "el Viviente que ha resucitado" (Lc 24, 5-6), era necesario que la perso- —¿Por qué buscáis entre los muertos al que es-
na divina del Hijo de Dios haya continuado asumiendo su alma y su cuerpo tá vivo? 6 No está aquí, sino que ha resucitado; recor-
separados entre sí por la muerte: dad cómo os habló cuando aún estaba en Galilea 7 di-
"Por el hecho de que en la muerte de Cristo el alma haya sido separa- ciendo que convenía que el Hijo del Hombre fuera en-
da de la carne, la persona única no se encontró dividida en dos personas; por-
tregado en manos de hombres pecadores, y fuera cruci-
que el cuerpo y el alma de Cristo existieron por la misma razón desde el princi-
ficado y resucitase al tercer día.
pio en la persona del Verbo; y en la muerte, aunque separados el uno de la 8
Entonces ellas se acordaron de sus palabras. 9
otra, permanecieron cada cual con la misma y única persona del Verbo" (S.
Y al regresar del sepulcro anunciaron todo esto a los
Juan Damasceno, f. o. 3, 27)»207.
once y a todos los demás. 10 Eran María Magdalena,
Juana y María la de Santiago; también las otras que es-
3. La resurrección y la entrada en la gloria (24,1-53) taban con ellas contaban estas cosas a los apóstoles. 11
Jesús ha sido llamado «el Señor» por el narrador en varias ocasiones Y les pareció como un desvarío lo que contaban, y no
(5,17; 7,13.19; 10,1.39.41; 11,39; 12,42; 13,15; 17,5-6; 18,6; 19,8; 22,31.61). les creían. 12 Pedro, no obstante, se levantó y echó a
Este título era una anticipación de la resurrección. Sobre todo se utiliza en la correr hacia el sepulcro; y al inclinarse vio sólo los
expresión: «El Señor dijo», otorgando así una autoridad divina a las palabras, lienzos. Entonces se marchó a casa, admirándose de lo
que conciernen tanto al lector cristiano como a los personajes del evangelio. ocurrido.
Nos queda por ver cómo cuenta Lucas la resurrección.
Todos los episodios se desarrollan en Jerusalén y en un solo día. Lectura de conjunto. La verdad de fe sobre la Resurrección de Jesucris-
Desenlace lógico de varios hilos narrativos de la obra lucana: la subida hacia to enseña que habiendo realmente muerto al separarse su Alma de su Cuer-
Jerusalén, la necesidad para un profeta de morir allí, la convicción de que el po, y habiendo sido sepultado, a los tres días, por su propio poder volvió a
«éxodo» hacia la gloria constituido por esta muerte debe llevarse a cabo en unirse nuevamente su Alma a su Cuerpo, de modo que no se separaran jamás.
Jerusalén, el tema del «hoy» de la salvación (2,11; 3,22; 4,21; 5,26; 13,32-33; «La Resurrección de Cristo no fue un retorno a la vida terrena como en el caso
19,5.9; 23,43), la «bajada» del testimonio apostólico, en el libro de los Hechos, de las resurrecciones que él había realizado antes de Pascua: la hija de Jairo, el
de Jerusalén a Roma, etc. Todo esto explica el agrupamiento de todas las apari- joven de Naim, Lázaro. Estos hechos eran acontecimientos milagrosos, pero las
ciones en un nuevo y único «hoy» en Jerusalén. personas afectadas por el milagro volvían a tener, por el poder de Jesús, una
vida terrena "ordinaria". En cierto momento, volverán a morir. La resurrección
a) Anuncio de la resurrección a las mujeres (24,1-12) de Cristo es esencialmente diferente. En su cuerpo resucitado, pasa del estado
de muerte a otra vida más allá del tiempo y del espacio. En la Resurrección, el
24 El día siguiente al sábado, todavía muy
1 cuerpo de Jesús se llena del poder del Espíritu Santo; participa de la vida divina
de mañana, llegaron al sepulcro llevando los aromas en el estado de su gloria, tanto que San Pablo puede decir de Cristo que es "el
que habían preparado; 2 y se encontraron con que la hombre celestial" (cf. 1Co 15, 35-50)»208.
Siendo un misterio estrictamente sobrenatural, tiene sin embargo
piedra había sido removida del sepulcro. 3 Pero al en-
unos aspectos exteriores que caen bajo la experiencia sensible: muerte, sepul-
206 Cf. SAGRADA BIBLIA, NUEVO TESTAMENTO, EUNSA, 1999, in loc.
207 Catecismo, n. 626. 208 Catecismo, n. 646.

—107—
tura, sepulcro vacío, apariciones, etc. Y en este aspecto es un hecho demostra- Tercer episodio. La carrera de Pedro al sepulcro describe un estado
do y demostrable. Asimismo, la Resurrección de Jesucristo completa la obra de que precede a la fe: una extrañeza que necesita un trabajo de memoria de las
nuestra Redención: «Porque así como por la Muerte cargó con los males para palabras del Maestro, así como un impulso del Resucitado, una manifestación
librarnos del mal, de modo semejante, por la Resurrección fue glorificado para que no puede proceder del interior del futuro creyente.
llevarnos al bien; según las palabras de la epístola a los Romanos (Rm 4, 25): «Todo lo que sucedió en estas jornadas pascuales compromete a ca-
fue entregado a la muerte por nuestros pecados y resucitó para nuestra justifi- da uno de los Apóstoles —y a Pedro en particular— en la construcción de la
cación»209. era nueva que comenzó en la mañana de Pascua. Como testigos del Resucita-
Se encadenan tres episodios: las mujeres en el sepulcro (vv. 1-8); su do, los apóstoles son las piedras de fundación de su Iglesia. La fe de la primera
testimonio rechazado por los Once (vv. 9-11); la carrera de Pedro al sepulcro (v. comunidad de creyentes se funda en el testimonio de hombres concretos, co-
12). nocidos de los cristianos y, para la mayoría, viviendo entre ellos todavía. Estos
Primer episodio. El comienzo del texto es solemne: «El primer día de "testigos de la Resurrección de Cristo" (cf. Hch 1, 22) son ante todo Pedro y los
la semana, de madrugada», las mujeres llevan aromas, indicio de que su fe no Doce, pero no solamente ellos: Pablo habla claramente de más de quinientas
nacerá de una secreta espera; la muerte del Maestro ha sido aceptada. Están personas a las que se apareció Jesús en una sola vez, además de Santiago y de
desconcertadas por la ausencia del cuerpo; hace falta un testimonio externo, todos los apóstoles (cf. 1Co 15, 4-8)».
el de los dos personajes con vestiduras refulgentes, para hacer que entren en «Ante estos testimonios es imposible interpretar la Resurrección de
el sentido de los anuncios de Jesús de su pasión-resurrección, en una «reme- Cristo fuera del orden físico, y no reconocerlo como un hecho histórico. Sa-
moración» que interpreta la ausencia. bemos por los hechos que la fe de los discípulos fue sometida a la prueba radi-
«María Magdalena y las santas mujeres, que venían de embalsamar el cal de la pasión y de la muerte en cruz de su Maestro, anunciada por él de an-
cuerpo de Jesús (cf. Mc 16, 1; Lc 24, 1) enterrado a prisa en la tarde del Viernes temano(cf. Lc 22, 31-32). La sacudida provocada por la pasión fue tan grande
Santo por la llegada del Sábado (cf. Jn 19, 31. 42) fueron las primeras en encon- que los discípulos (por lo menos, algunos de ellos) no creyeron tan pronto en
trar al Resucitado (cf. Mt 28, 9-10;Jn 20, 11-18). Así las mujeres fueron las pri- la noticia de la resurrección. Los evangelios, lejos de mostrarnos una comuni-
meras mensajeras de la Resurrección de Cristo para los propios Apóstoles (cf. dad arrobada por una exaltación mística, nos presentan a los discípulos abati-
Lc 24, 9-10). Jesús se apareció en seguida a ellos, primero a Pedro, después a dos ("la cara sombría": Lc 24, 17) y asustados (cf. Jn 20, 19). Por eso no creye-
los Doce (cf. 1Co 15, 5). Pedro, llamado a confirmar en la fe a sus hermanos (cf. ron a las santas mujeres que regresaban del sepulcro y "sus palabras les pare-
Lc 22, 31-32), ve por tanto al Resucitado antes que los demás y sobre su testi- cían como desatinos" (Lc 24, 11; cf. Mc 16, 11. 13). Cuando Jesús se manifiesta
monio es sobre el que la comunidad exclama: "¡Es verdad! ¡El Señor ha resuci- a los once en la tarde de Pascua "les echó en cara su incredulidad y su dureza
tado y se ha aparecido a Simón!" (Lc 24, 34)»210. de cabeza por no haber creído a quienes le habían visto resucitado" (Mc 16,
Segundo episodio. Las mujeres dan el primer testimonio humano de 14)».
la resurrección: por eso Lucas considera importante mencionar aquí sus nom- «Tan imposible les parece la cosa que, incluso puestos ante la reali-
bres. De la misma manera, y frente a ellas, que hay Once «y los demás», ellas dad de Jesús resucitado, los discípulos dudan todavía (cf. Lc 24, 38): creen ver
son tres con nombre propio, pero también hay «otras con ellas», María de un espíritu (cf. Lc 24, 39). "No acaban de creerlo a causa de la alegría y estaban
Magdala y Juana forman parte de las mujeres que acompañaban a Jesús y a los asombrados" (Lc 24, 41). Tomás conocerá la misma prueba de la duda (cf. Jn
Doce por ciudades y aldeas (8,1-3). Esto no basta para que les crean. No es por 20, 24-27) y, en su última aparición en Galilea referida por Mateo, "algunos sin
falta de consideración hacia su seriedad, pero los Once, lejos de estar en una embargo dudaron" (Mt 28, 17). Por esto la hipótesis según la cual la resurrec-
febril espera de una revelación de Vida, tienen interiorizada también la muer- ción habría sido un "producto" de la fe (o de la credulidad) de los apóstoles no
te definitiva de su Maestro. tiene consistencia. Muy al contrario, su fe en la Resurrección nació —bajo la
acción de la gracia divina— de la experiencia directa de la realidad de Jesús
resucitado»211.
209 SANTO TOMÁS DE AQUINO, Suma Teológica, III, q. 53, a. 1, c. Cf. EVANGELIO SEGÚN

SAN LUCAS, in loc.


210 Catecismo, n. 641. 211 Ibídem, nn. 642-644.

—108—
Los primeros a los que anuncia un ángel el Nacimiento de Cristo son Pero con todo, es ya el tercer día desde que han pasado
los pastores de Belén. Las primeras en recibir el testimonio divino de la Resu- estas cosas. 22 Bien es verdad que algunas mujeres de
rrección de Jesús son estas piadosas mujeres (vv. 9-12). Es una muestra más las que están con nosotros nos han sobresaltado, por-
de la predilección de Dios por las almas sencillas y sinceras, a las que concede que fueron al sepulcro de madrugada 23 y, como no en-
un honor, que el mundo no sabe apreciar (cf Mt 11, 25). Pero no es sólo senci- contraron su cuerpo, vinieron diciendo que habían te-
llez y bondad, no es sólo sinceridad, es que a los pobres –los pastores– y a las nido una visión de ángeles, que les dijeron que está vi-
mujeres se les postergaba en aquellos tiempos: y Jesús ama aquello que es vo. 24 Después fueron algunos de los nuestros al sepul-
humillado por la soberbia de los hombres, por eso distingue a los pastores, por cro y lo hallaron tal como dijeron las mujeres, pero a él
eso a las mujeres. Y, precisamente, porque aquellas mujeres eran sencillas y no le vieron.
buenas, acuden inmediatamente a Pedro y a los Apóstoles a comunicarles todo 25
Entonces Jesús les dijo:
lo que habían visto y oído. Pedro, a quien había prometido Jesús que sería su
—¡Necios y torpes de corazón para creer todo
Vicario en la tierra, se siente movido a tomar la responsabilidad de comprobar
lo que anunciaron los Profetas! 26 ¿No era preciso que
los hechos212.
el Cristo padeciera estas cosas y así entrara en su glo-
b) Los discípulos de Emaús (24,13-35) ria?
27
Y comenzando por Moisés y por todos los
Ese mismo día, dos de ellos se dirigían a una
13
Profetas les interpretó en todas las Escrituras lo que se
aldea llamada Emaús, que distaba de Jerusalén sesenta refería a él. 28 Llegaron cerca de la aldea adonde iban,
estadios. 14 Iban conversando entre sí de todo lo que y él hizo ademán de continuar adelante. 29 Pero le re-
había acontecido. 15 Y mientras comentaban y discu- tuvieron diciéndole:
tían, el propio Jesús se acercó y se puso a caminar con —Quédate con nosotros, porque se hace tarde
ellos, 16 aunque sus ojos eran incapaces de reconocerle. y está ya anocheciendo.
17
Y les dijo: Y entró para quedarse con ellos. 30 Y cuando
—¿De qué veníais hablando entre vosotros por estaban juntos a la mesa tomó el pan, lo bendijo, lo
el camino? partió y se lo dio. 31 Entonces se les abrieron los ojos y
Y se detuvieron entristecidos. 18 Uno de ellos, le reconocieron, pero él desapareció de su presencia. 32
que se llamaba Cleofás, le respondió: Y se dijeron uno a otro:
—¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que —¿No es verdad que ardía nuestro corazón
no sabe lo que ha pasado allí estos días? dentro de nosotros, mientras nos hablaba por el ca-
19
Él les dijo: mino y nos explicaba las Escrituras?
—¿Qué ha pasado? 33
Y al instante se levantaron y regresaron a Je-
Y le contestaron: rusalén, y encontraron reunidos a los once y a los que
—Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta estaban con ellos, 34 que decían:
poderoso en obras y palabras delante de Dios y ante —El Señor ha resucitado realmente y se ha
todo el pueblo: 20 cómo los príncipes de los sacerdotes aparecido a Simón.
y nuestros magistrados lo entregaron para ser conde- 35
Y ellos se pusieron a contar lo que había pa-
nado a muerte y lo crucificaron. 21 Sin embargo noso- sado en el camino, y cómo le habían reconocido en la
tros esperábamos que él sería quien redimiera a Israel. fracción de pan.

212 Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc.

—109—
Lucas, que había narrado el envío de los setenta y dos discípulos más es un fracaso, sino el camino querido por Dios para el triunfo definitivo de
ampliamente que el envío de los Doce (compárese 10,1-24 con 9,1-6.10), refie- Cristo sobre el pecado y sobre la muerte (cf 1Co 1, 23-24). Muchos contempo-
re una manifestación de Cristo a dos discípulos (vv. 13-35) más ampliamente ráneos del Señor no entendieron su misión sobrenatural por no haber interpre-
que su aparición a los Once (vv. 36-49). Esto no significa desprecio hacia los tado correctamente los textos del AT. Nadie como Jesús puede conocer el ver-
apóstoles, lejos de él, sino preocupación (que aparece incluso más en el libro dadero sentido de las Escrituras Santas.
de los Hechos) por mostrar a sus lectores cristianos que todos están invitados 2) Muchos Santos Padres han visto en esta acción del Señor (vv. 30-
a ser testigos. Este gran texto es propio suyo, que lo ha construido como una 31) una consagración del pan como en la Última Cena, el modo peculiar con
catequesis sobre la importancia de las asambleas cristianas, en las que se que bendice y parte el pan les hace ver que es Él. En la vida de la Iglesia la litur-
explican las Escrituras y donde se celebra la Eucaristía. gia siempre ha tenido una gran importancia como culto a Dios, como expre-
Lectura de conjunto. El relato se presta a varias aproximaciones es- sión de la fe y como catequesis eficaz de las verdades reveladas. Por eso, los
tructurales. He aquí dos de ellas. La primera es lineal: Jesús no reconocido gestos externos –las ceremonias litúrgicas– han de ser observadas con la mayor
plantea preguntas sobre los acontecimientos (vv. 13-24); Jesús no reconocido fidelidad.
ilumina con la Escritura los acontecimientos (vv. 25-27); Jesús se deja reconocer 3) Los discípulos de Emaús sienten ahora la urgencia de volver a Jeru-
por la fracción del pan (vv. 28-32); los discípulos regresan a Jerusalén para dar salén (vv. 33-35), donde los Apóstoles y algunos otros discípulos se encuentran
su testimonio (vv. 33-35). reunidos con Pedro, a quien Jesús se ha aparecido. En la Historia Sagrada,
La segunda es concéntrica. Tiene la ventaja de subrayar el lugar cen- Jerusalén fue el lugar donde Dios quiso ser alabado de modo particular y en
tral del mensaje celestial transmitido por las mujeres: «Está vivo» (cf. v. 5). ella los profetas ejercieron su principal ministerio. Por voluntad divina Jesucris-
Pero estas palabras están expresadas por alguien que duda de ellas. La estruc- to padeció, murió y resucitó en Jerusalén y desde allí comenzará a extenderse
tura lineal permite no olvidar la importancia de la relectura de las Escrituras y el Reino de Dios (cf Lc 24, 47; Hch 1, 8). En el Nuevo Testamento a la Iglesia de
de la fracción del pan para reconocer a Jesús. Esta cuestión del «reconocimien- Cristo se la denomina «la Jerusalén de arriba» (Ga 4, 26), «la Jerusalén celes-
to» es al menos tan importante como la cuestión de saber si Jesús está vivo, tial» (Hb 12, 22), «la nueva Jerusalén» (Ap 21, 2).
sabiendo ya el lector la respuesta por la escena de las mujeres en el sepulcro; En la Ciudad Santa también comienza la Iglesia. Más tarde San Pedro,
además, desde el principio ha sido Informado de la Identidad del desconocido. no sin una especial providencia divina, se traslada a Roma que, de este modo,
Al hilo del texto. 1) La conversación con Jesús de los dos discípulos se convierte en el centro de la Iglesia. Como aquellos discípulos son confirma-
camino de Emaús (vv. 13-27) resume perfectamente la desilusión de los que dos en la fe por San Pedro, los cristianos de todos los siglos acuden a la Sede de
habían seguido al Señor, ante el aparente fracaso que representaba para ellos Pedro para confirmar su fe, y mantener así la unidad de la Iglesia213.
su muerte. En las palabras de Cleofás está recogida la vida y misión de Cristo (v. 4) El relato del etíope y Felipe (Hch 8,26-40) empezará con una lectu-
19), su Pasión y Muerte (v. 20), la desesperanza de estos discípulos al cabo de ra de las Escrituras y acabará con un bautismo. Aquí, la relectura de las Escri-
tres días (v. 21), y los hechos acaecidos la mañana del domingo (v. 22). turas termina con la fracción del pan. Lucas pone de relieve la vida sacramen-
Ya antes Jesús había dicho a los judíos: «Escudriñad las Escrituras, en tal de la Iglesia. Invita a los cristianos a reconocer al Resucitado sin verle con los
las que vosotros pensáis tener la vida eterna; ellas son las que dan testimonio ojos de la carne.
de mí» (Jn 5, 39). Nos da así un camino seguro para conocerle. Jesús, en res-
puesta al desaliento de los discípulos, va pacientemente descubriéndoles el c) Aparición a los Once y ascensión (24,36-53)
sentido de toda la Sagrada Escritura acerca del Mesías: «¿no era preciso que el Mientras ellos estaban hablando de estas co-
36

Cristo padeciera estas cosas y así entrara en su gloria?». Con estas palabras el sas, Jesús se puso en medio y les dijo:
Señor deshace la idea que todavía pudieran tener de un Mesías terreno y polí- —La paz esté con vosotros.
tico, haciéndoles ver que la misión de Cristo es sobrenatural: la Salvación del 37
Se llenaron de espanto y de miedo, pensando
género humano. que veían un espíritu. 38 Y les dijo:
En la Sagrada Escritura estaba anunciado que el plan salvador de Dios
se realizaría por medio de la Pasión y Muerte redentora del Mesías. La Cruz no
213 Ibídem.

—110—
—¿Por qué os asustáis, y por qué admitís esos Al hilo del texto. 1) Esta aparición de Jesús resucitado la refieren San
pensamientos en vuestros corazones? 39 Mirad mis Lucas y San Juan (cf Jn 20, 19-23). San Juan recoge la institución del sacramento
manos y mis pies: soy yo mismo. Palpadme y com- de la Penitencia, al tiempo que San Lucas subraya la dificultad de los discípulos
prended que un espíritu no tiene carne ni huesos como para aceptar el milagro de la Resurrección, a pesar del testimonio de los ánge-
veis que yo tengo. les a las mujeres (cfr Mt 28, 5-7; Mc 16, 5-7; Lc 24, 4-9) y de quienes ya habían
40
Y dicho esto, les mostró las manos y los pies. visto al Señor resucitado (cf Mt 28, 9-10; Mc 16, 9-13; Lc 24, 13 ss.; Jn 20, 11-
41
Como no acababan de creer por la alegría y estaban 18).
llenos de admiración, les dijo: Jesús se les aparece de improviso, estando las puertas cerradas (cf Jn
—¿Tenéis aquí algo que comer? 20, 19), lo que explica su sorpresa y su reacción. San Ambrosio comenta que
«penetró en el recinto cerrado no porque su naturaleza fuese incorpórea, sino
42
Entonces ellos le ofrecieron un trozo de pez
porque tenía la cualidad de un cuerpo resucitado»214. Entre esas cualidades del
asado. Y lo tomó y se lo comió delante de ellos.
43
cuerpo glorioso, la sutileza hace que «el cuerpo esté totalmente sometido al
44
Y les dijo:
imperio del alma»215, de modo que puede atravesar los obstáculos materiales
—Esto es lo que os decía cuando aún estaba
sin ninguna resistencia216.
con vosotros: es necesario que se cumpla todo lo que La paz que Jesús desea a sus discípulos es la que acompaña a la reali-
está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en zación del proyecto de Dios, la que cantaban los ángeles en el momento de la
los Salmos acerca de mí. natividad del Salvador (2,14). «Vete en paz», decía Jesús cuando respondía a
45
Entonces les abrió el entendimiento para que una expresión de fe. Y, sin embargo, no había venido a traer la paz a la tierra. A
comprendiesen las Escrituras. 46 Y les dijo: partir de ahora es una paz nueva, capaz de asumir las oposiciones, puesto que
—Así está escrito: que el Cristo tiene que pade- es la paz del Crucificado. Casi todos los textos mesiánicos del AT hablan de
cer y resucitar de entre los muertos al tercer día, 47 y «justicia y paz». Pero el Mesías no tuvo más que tres años de vida terrena para
que se predique en su nombre la conversión para per- abrir el surco de esta justicia y de esta paz. A la Iglesia le corresponde continuar
dón de los pecados a todas las gentes, comenzando su obra y responder así al desafío de los adversarios, que afirman que Jesús no
desde Jerusalén. 48 Vosotros sois testigos de estas cosas. puede ser el Mesías, puesto que la justicia y la paz no han venido al mundo.
49
Y sabed que yo os envío al que mi Padre ha prome- 2) En el v. 44, Jesús recuerda sus palabras durante su trayectoria te-
tido. Vosotros permaneced en la ciudad hasta que seáis rrena: «Es preciso que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley, los
revestidos de la fuerza de lo alto. Profetas y los Salmos». Entre los profetas está Isaías, y en Isaías se encuentra el
50
Los sacó hasta cerca de Betania y levantando texto leído en Nazaret. Jesús había dicho: «Hoy se cumple esta Escritura»
sus manos los bendijo. 51 Y mientras los bendecía, se (4,21). Se cumplía en el sentido de que descansaba sobre Jesús el Espíritu San-
alejó de ellos y comenzó a elevarse al cielo. 52 Y ellos le to, «poder de lo alto» que él va a comunicar a sus discípulos. Pero no se cum-
adoraron y regresaron a Jerusalén con gran alegría. 53 plía en el sentido de que el anuncio de la Buena Nueva a los pobres, la libera-
Y estaban continuamente en el Templo bendiciendo a ción de los cautivos y de los oprimidos aún estaba por hacer. Jesús proclamó
Dios. el reino de Dios, salvó a los heridos por la vida, denunció la opresión religiosa.
Entonces, ¿por qué las consignas del Resucitado se concentran en la conversión
En el v. 34, el lector se ha enterado de que el Señor se apareció a Pe- y el perdón de los pecados («perdón» y «liberación» traducen la misma pala-
dro (llamado Simón) antes de manifestarse a los discípulos de Emaús. Lucas bra griega áfesis)?
compone ahora una escena que enlazará con el tiempo de la Iglesia, el tiempo
de los testigos. Desde la proclamación. «Verdaderamente el Señor ha resucita-
do» (v. 34), los verbos ya no tienen a «Jesús» o al «Señor» como sujeto, sino 214 Expositio Evangelii sec. Lucam, in loc.
simplemente «Él», como si para Lucas su presencia invadiera el relato. 215 Catecismo Romano, 1, 12, 13.
216 Cf. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS, in loc.

—111—
Jesús mostró la misericordia de Dios a los pecadores, pues el pecado
es la principal herida de la vida, la que impide la plenitud de vida y de armo-
nía con Dios y con los hermanos. «Cristo murió por [para] nuestros pecados,
según las Escrituras», afirma 1Co 15,3. Pero primero murió por los pecados.
Soportó el rechazo de la Palabra de Dios, la envidia, el odio; fue víctima de la
traición y de falsas acusaciones; inocente, sufrió los golpes, los insultos y la
muerte. Predicar el perdón de los pecados significa que esos pecados primera-
mente son perdonados, y añade que la conversión es indisociable de su perdón.
Hay que combatirlos siempre, ya que los cristianos no pueden mirar a una
víctima de las injusticias sin reconocer en ella a Cristo ultrajado, representado
por tantos artistas. El programa de Nazaret sigue siendo el programa de la Igle-
sia, lo mismo que las tentaciones en el desierto siguen siendo las tentaciones
de la Iglesia.
3) «Comenzando por Jerusalén» (v. 47): es ahí donde el perdón debe
ser anunciado primero. El pueblo elegido por Dios tiene derecho el primero a la
Buena Nueva, ahora completa por la resurrección. En el libro de los Hechos,
Lucas se preocupará por mostrar que Pablo y sus compañeros se dirigen a los
judíos antes de volverse hacia los paganos.
4) Las consignas de Jesús y el relato de la ascensión serán recogidos al
comienzo del libro de los Hechos de los Apóstoles de forma diferente (Hch 1,1-
11). Allí nos enteramos de que las apariciones han durado cuarenta días. «El
poder de lo alto» es designado con un nombre: el Espíritu Santo. El relato de
la ascensión es menos breve, puesto que dos ángeles acuden a ofrecer su sen-
tido. Y Lucas se dirige de nuevo directamente a Teófilo antes de continuar su
historia: «He dedicado mi primer libro, Teófilo, a todo lo que Jesús hizo y
enseñó».

—112—

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