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Voces: EQUIPAJE - LÍNEAS AÉREAS - RESPONSABILIDAD DEL TRANSPORTISTA -

CONVENCIÓN DE VARSOVIA DE 1929 - APLICACIÓN DE TRATADOS


INTERNACIONALES - DAÑO MORAL - INDEMNIZACIÓN TARIFADA - INCUMPLIMIENTO
CONTRACTUAL - CULPA - FALLOS DE LA CORTE SUPREMA

Partes: B. Á. E. y otros c/ Empresa Varig S.A. | pérdida de equipaje

Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal

Sala/Juzgado: II

Fecha: 10-oct-2008

Cita: MJ-JU-M-40697-AR | MJJ40697

Producto: MJ,SOC

La empresa demandada debe responder por incumplimiento contractual -pérdida del equipaje-
e indemnizar el daño moral ocasionado, correspondiendo aplicar como límite de
responsabilidad -tope indemnizatorio- el establecido por el art. 22, apartados 2-a y 5, de la
Convención de Varsovia-La Haya 1929-1955, 250 francos por kg. de peso total de los bultos
entregados con retraso.

Sumario:

1.-Corresponde elevar el monto de la indemnización establecida a favor de los accionantes en


concepto de daño moral. Por daño moral debe entenderse la lesión a todos aquellos bienes
que, no obstante carecer de contenido patrimonial, son fundamentales para todo ser humano,
como ser la paz, la tranquilidad, la intimidad, el honor, la integridad corporal, la salud psíquica,
la chance de disfrutar la vida en libertad, etc. Tratándose de un incumplimiento contractual
culposo -extravío temporal de tres valijas- la obligación de indemnizar alcanza a aquellos daños
que sean consecuencia inmediata y necesaria de aquél, entendiendo por tales las que
acostumbran a suceder según el curso natural y ordinario de las cosas y que no dependen de
la presencia de un factor eventual, siendo claro que las circunstancias especiales configuradas
en el caso sub examine poseen entidad suficiente para admitir la procedencia del rubro
cuestionado en esta instancia por la empresa demandada. (Del voto del Dr. Hernán Marcó al
que adhiere el Dr. Eduardo Vocos Conesa - mayoría).

2.-No es dudoso sostener que los infortunios derivados de la falta de cumplimiento del deber
de guarda y entrega del equipaje en destino por parte de la compañía aérea, experimentados
por los actores a su arribo al lugar donde habían proyectado pasar sus vacaciones y la
imposibilidad de disponer de sus pertenencias personales durante toda esa semana, tuvieron,
de por sí, aptitud para provocar en ellos una situación de desasosiego y pérdida de tranquilidad
espiritual que comporta claramente un daño moral resarcible (art. 522 del CCiv.), a lo que
cabe añadir que ese menoscabo espiritual alegado como fundamento del rubro peticionado, no
requiere la producción de otra prueba específica, por lo cual se juzga que corresponde
desestimar el agravio propuesto por la accionada vinculado a la procedencia del rubro daño
moral debatido en esta litis. (Del voto del Dr. Hernán Marcó al que adhiere el Dr. Eduardo
Vocos Conesa -mayoría).

3.-El reclamo por indemnización del daño moral debe ser admitido conforme lo dispuesto por el
art. 522 CCiv., norma ésta que no tiene por qué ser de interpretación restrictiva. Cuando por el
incumplimiento de un contrato, se hiere los sentimientos caros a la tranquilidad del espíritu el
resarcimiento del daño moral es procedente, del mismo modo que lo es cuando la causa de la
aflicción es un hecho ilícito. Lo que determina la procedencia de la indemnización no es la
causa del daño sino la existencia de éste. Y siempre que ella sea cierta, y no conjetural, su
resarcimiento procede, sea que su causación derive de un incumplimiento contractual, de un
hecho ilícito o, inclusive, de la actividad sin dolo ni culpa que proviene del accionar lícito del
Estado Nacional. (Del voto del Eduardo Vocos Conesa -mayoría).

4.-Si bien corresponde aplicar al caso el límite de responsabilidad establecido por Convenios
Internacionales - doctrina sentada por el Alto Tribunal, que ha juzgado que tratándose de un
reclamo por daños derivados del retardo en la entrega de equipaje, rige el límite de
responsabilidad determinado por la Convención de Varsovia-La Haya (1929-1955) y los
Protocolos Adicionales de Montreal (1975) tanto para las sumas correspondientes al
resarcimiento del daño patrimonial, como del extrapatrimonial-, en lo atinente al texto del art.
22 de la Convención de Varsovia que corresponde observar a fin de establecer el concreto
límite de responsabilidad en este proceso, debe tenerse presente que en el caso de Fallos:
325:2567 la CSJN admitió la aplicación del fijado por inc. 2, a) de esa norma según la
redacción del Protocolo Adicional nº 2 de Montreal, aprobado por la ley 23556 , en razón de
haberlo solicitado la demandada sin oposición de su contraria. Sin embargo, el extremo antes
señalado no se configura en la especie de autos toda vez que la actora ha cuestionado
expresamente la aplicación del límite pretendido por la demanda y recogido en la sentencia
apelada, de modo que corresponde determinar cuál de todos los regulados sucesivamente por
las Convenciones citadas es aplicable en este pleito(Del voto del Dr. Hernán Marcó al que
adhiere el Dr. Eduardo Vocos Conesa -mayoría).

5.-Corresponde modificar el pronunciamiento recurrido aplicando como límite de


responsabilidad el establecido por el art. 22, apartados 2-a y 5, de la Convención de Varsovia-
La Haya (1929-1955); si bien está fuera de duda la vigencia del Convenio de Varsovia-La Haya
1929-1955, no es posible predicar lo mismo respecto de los Protocolos de Montreal 1975,
salvo el Nº 4 que habría entrado en vigencia en 1998, particularidad que explica porqué la
empresa demandada en los billetes de pasaje que expidió en junio de 2004 a los demandantes
hizo constar que ese transporte puede regirse por los Protocolos de Montreal 1975. Así las
cosas, es adecuado sostener que la aplicación de las modificaciones introducidas por los
referidos Protocolos se encuentra sujeta a prueba que ponga de manifiesto que es derecho
vigente en nuestro país, sin que sea suficiente a ese fin la ratificación que la República
Argentina efectuó mediante ley 23556, pues lo que aquí interesa es acreditar que sus
disposiciones entraron en vigor tal como lo establecen sus art. VII.-1., Capítulo III (Nºs 1 y 2) y
art. VIII.-1. (Nº 3). Como la prueba de la vigencia de los Protocolos antes mencionados no ha
sido rendida por la accionada, el tope indemnizatorio debe fijarse en autos a razón de 250
francos por kg. de peso total de los bultos entregados con retraso, de acuerdo a lo que resulta
del art. 22, apartados 2-a y 5 de la Convención de Varsovia de 1929 con las modificaciones
introducidas por el Protocolo de La Haya de 1955, convenios vigentes y ratificados tanto por
nuestro país como por Brasil. (Del voto del Dr. Hernán Marcó al que adhiere el Dr. Eduardo
Vocos Conesa -mayoría).

6.-Corresponde aplicar al caso el límite de responsabilidad establecido en el Convenio


Varsovia-La Haya (250 francos por Kg de peso total de los bultos entregados con retraso,
entendiéndose que se trata de la moneda ideal a la que se refiere el Protocolo de La Haya en
su art. XI, punto 5). No cabe, en cambio, aplicar el Protocolo Adicional de Montreal porque,
aunque haya sido aprobado por la ley argentina 23556, no está probado en autos -y la ley
extranjera debe ser objeto de prueba (art. 13 , CCiv.)- que hubiera recibido el número de
ratificaciones necesarias para entrar en vigencia en el orden internacional, al menos en lo que
al tema del límite de responsabilidad se refiere. Dicho límite, de acuerdo con lo decidido por la
Corte Suprema al revocar un fallo de esta Sala, abarca inclusive todos los rubros
indemnizatorios, comprendiendo también el daño moral (Del voto del Eduardo Vocos Conesa -
mayoría).

7.-Se desprende de la lectura del convenio de transporte aéreo impreso al dorso de los pasajes
emitidos que El transporte realizado en virtud de este contrato está sujeto a las normas y
limitaciones relativas a responsabilidad establecidas en el Convenio de Varsovia... . Dicho
tratado establece una compensación tarifada por el descarrío del equipaje de 17 DEG por
kilogramo de peso, por lo que la indemnización está constreñida al pago del importe señalado,
en el que se subsume el valor de todo perjuicio padecido por el pasajero, incluido el moral. En
nuestro régimen legal la indemnización tarifada es comprensiva de la totalidad de los daños y
perjuicios que normalmente ocasiona la pérdida de las valijas, salvo que en forma
contemporánea o concomitante el transportador incurra en un acto ilícito extracontractual
adicional que resulte civilmente resarcible. Vale decir que el daño moral, consiste en una
pretensión autónoma e independiente del extravío del equipaje, que tiene su causa fuente en
un ilícito ajeno al contrato, que desborda los límites tarifarios y que debe ser resuelta en
consecuencia, acudiendo a los principios generales del derecho de daños. Esta no es la
situación de autos, toda vez que no está acreditado que el desvío obedezca a una decisión
intencional de la empresa, ni a otra cosa que a simple negligencia (Del voto minoritario del Dr.
Santiago Bernardo Kiernan).

En Buenos Aires, a los 10 días del mes de octubre de dos mil ocho reunidos en acuerdo los
señores Jueces de la Sala 2 de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial
Federal, para conocer en recurso interpuesto en autos: "B., Á. E. Y OTROS C/ EMPRESA
VARIG S.A. S/ PÉRDIDA / DAÑO DE EQUIPAJE", respecto de la sentencia de fs. 182/186
vta., el Tribunal estableció la siguiente cuestión a resolver:

Se ajusta a derecho la sentencia apelada?

Practicado el sorteo resultó que la votación debía ser efectuada en el siguiente orden: señores
Jueces de Cámara doctores Santiago Bernardo Kiernan, Hernán Marcó y Eduardo Vocos
Conesa.

A la cuestión planteada, el señor Juez de Cámara doctor SANTIAGO BERNARDO KIERNAN


dijo:
I.- La sentencia de fs. 182/186 vta. hizo lugar parcialmente a la demanda que promovieron Á.
E. B. y M. E. L., por sí y en representación de sus hijos L. C. B., T. E. B., C. P. B. y V. A. B.
quien lo hace por sí, con el objeto de que se condenara a Varig Líneas Aéreas a pagarles la
suma de $ 31.800 (total para el matrimonio:$ 16.800 -$ 15.000 por daño moral, 50 % para
cada uno; $ 1.200 por las erogaciones en vestimentas, elementos personales y $ 600 por los
gastos de medicamentos, telefonía, movilidad- y por el daño moral de los hijos $ 15.000
distribuidos en 25% para cada uno) o lo que en más o menos se determine judicialmente,
intereses y las costas del juicio, con motivo de los daños ocasionados por el extravío temporal
de tres valijas que fueron despachadas en un vuelo que partió del aeropuerto de Ezeiza con
destino final en la ciudad de Maceió, Brasil, transcurriendo sus vacaciones despojados de sus
pertenencias, las que fueron ubicadas cuando regresaron del viaje en los depósitos de Ezeiza.

II.- Para así decidir, el señor juez a cargo del Juzgado nº 4 de este fuero estimó configurada la
responsabilidad de Varig Líneas Aéreas por entender que estaba a su cargo la obligación de
transportar a los pasajeros y sus equipajes a los destinos que se había comprometido, de
acuerdo a las condiciones pactadas.

En función de ello, otorgó la cantidad de $ 6.000 para los cuatro hijos y la suma de $ 7.000
para los padres en concepto de daño moral y por las erogaciones de vestimenta,
medicamentos, telefonía, etc. el monto de $ 800, es decir un total de $ 13.800 -en tanto no
supere el límite de responsabilidad establecido en la Convención de Varsovia de 1929
modificada por el Protocolo de La Haya de 1955 y los Protocolos Adicionales de Montreal de
1975, aprobados por la ley 23.556-, con más intereses desde el día siguiente al de la
notificación de la demanda hasta el efectivo pago, de acuerdo a la tasa que utiliza el BNA en
sus operaciones de descuento a treinta días.

Finalmente, impuso las costas del juicio a la demandada.

III.- Ese pronunciamiento fue apelado por la parte actora a fs. 190, la que expresó agravios a
fs. 203/206, que fueron contestados por la demandada a fs. 208/216 vta.Esta última apeló el
fallo a fs. 191, fundó sus quejas a fs. 196/202 vta., las que merecieron la respuesta de la
accionante de fs. 217/218.

IV.- Los actores consideran exigua la suma de $ 7.000 otorgada por el juez a fin de indemnizar
el daño moral pues el caso de autos no se trata de una simple demora o postergación en la
entrega, sino de la "no entrega", de un total incumplimiento del contrato. Expresan que el
monto otorgado por una semana de vacaciones sin sus vestimentas y efectos personales es
una infravaloración del daño que subvenciona al dañador, disminuye la tendencia a la
prevención e incrementa los costos sociales.

Manifiestan que dicha reparación debe abarcar la noción de la "frustración en el disfrute de


todos los elementos personales y vestimentas necesarios y la pérdida de la libertad por la no
disponibilidad de todas las horas propias"

También alegan que por tratarse el presente caso de un daño a la persona, el daño moral no
es alcanzado por el tope de responsabilidad que prevé el art. 22 de la Convención de Varsovia
de 1929 y citan precedentes de esta Sala apoyando su postura.

Por último, consideran que la decisión del sentenciante respecto a que los intereses deben
correr desde el día siguiente al de la notificación de la demanda, es incorrecta. Señalan que la
demandada estaba en mora desde septiembre de 2004 cuando se realizó el requerimiento a
través del trámite de mediación, momento en que se la interpeló al pago negándose a hacerlo.
Por ende, entienden que corresponde fijar como punto de partida del cálculo de estos
accesorios desde la primera audiencia de media-ción -el 21.9.04-.

La demandada en la contestación de fs. 208/216 vta., considera que los actores no acreditaron
que hubiesen perdido su derecho de gozar de la libertad y mucho menos que las vacaciones
del grupo familiar fuesen literalmente arruinadas.Señala que tampoco surge de las probanzas
de autos cuál habría sido el tiempo perdido ni la existencia de lesión espiritual ni el desasosiego
y ansiedad con motivo de la demora en la entrega del equipaje. Por ello, expresa que no existió
una infravaloración de daño y, por ende, no corresponde elevar el monto indemnizatorio fijado.

Respecto a la limitación de responsabilidad -aplicada por el juez- que la actora insiste que en el
presente caso no debe ser admitida por tratarse de un daño a la persona, la accionada
sostiene que la decisión del sentenciante se ajustó a lo resuelto el 10 de octubre de 2002 por
el Alto Tribunal en los autos "Álvarez, Hilda Noemí c/ British Airways s/ daños y perjuicios". En
consecuencia, considera que el máximo de indemnización que su empresa debe abonar a
todos los actores no debe superar los 850 DEG (17 DEG x 50 KG. de equipaje).

Finalmente, no objeta que se modifique la sentencia recurrida en cuanto a que los intereses
sean calculados desde septiembre de 2004, pero sólo respecto a la suma que dice que
adeudaba en concepto de gastos acreditados con comprobantes y que alcanza la cantidad de
253,38 reales.

V.- En la especie, se trata del extravío temporario de tres valijas, que por negligencia de la
demandada no fueron despachadas en el vuelo practicado por la familia B. a "MACEIÓ", Brasil,
"equipaje facturado" o "equipaje registrado" el que desde el momento en que se entrega al
transportista queda bajo su custodia y éste asume la responsabilidad por los daños que puedan
sufrir.

Ahora bien, el porteador responde por los menoscabos o pérdida del "equipaje facturado" bajo
su custodia, de forma limitada de acuerdo con los topes indemnizatorios que fijan, en el ámbito
internacional, el sistema Varsovia-La Haya-Montreal, ratificado por la ley 23.556 (sanc.
18/05/1988; promul. 09/06/1988; publ.12/07/1988 y Protocolos Adicionales 1, 2 y 3 y
Protocolo 4 de Montreal de 1975, modificatorio del Convenio de Varsovia de 1929 sobre
Transporte Aéreo Internacional (Montreal, 1975).

En el ANEXO III del protocolo adicional 3, capitulo I, el artículo 22 inc. 2) a) dispone: "En el
transporte de equipaje facturado y de mercancías, la responsabilidad del transportista se
limitará a la suma de 17 derechos especiales de giro por kilogramo, salvo declaración especial
de valor hecha por el expe-didor en el momento de la entrega del bulto al transportista y
mediante el pago de una tasa suplementaria, si hay lugar a ello. En este caso, el transportista
estará obligado a pagar hasta el importe de la suma declarada, a menos que pruebe que éste
es superior al valor real en el momento de la entrega".

El DEG es un activo de reserva internacional creado en 1969 por el FMI para complementar
los activos de reserva existentes de los países miembros. Los DEG son asignados a los países
en proporción a sus cuotas en el FMI. El DEG también sirve como unidad de cuenta del FMI y
otros organismos internacionales. Su valor está basado en una cesta de monedas
fundamentales del mundo.
Inicialmente, el valor del DEG se definió como un valor equivalente a 0,888671 gramos de oro
fino, que, en ese entonces, era también equivalente a un dólar de EE.UU. Sin embargo, al
derrumbarse el sistema de Bretton Woods en 1973, el DEG se rede-finió en base a una cesta
de monedas, actualmente integrada por el dólar de EE.UU., el euro, la libra esterlina y el yen
japonés.

El valor del DEG en dólares de EE.UU.se publica diariamente en el sitio del FMI en Internet y
se calcula sumando determinados montos de las cuatro monedas valorados en dólares de
EE.UU., sobre la base de los tipos de cambio cotizados a mediodía en el mercado de Londres.

El valor del DEG a la fecha del incumplimiento (año 2004), era de 1 DEG = U$S 1,48.

VI.- Se desprende de la lectura del convenio de transporte aéreo impreso al dorso de los
pasajes emitidos que obran en sobre adjunto sin acumular que "El transporte realizado en
virtud de este contrato esta sujeto a las normas y limitaciones relativas a responsabilidad
establecidas en el Convenio de Varsovia.".

Como hemos visto, el tratado establece una compensación tarifada por el descarrío del
equipaje de 17 DEG por kilogramo de peso.

Esto quiere decir que le asiste razón a la accionada en cuanto a que la indemnización está
constreñida al pago del importe señalado, en el que se subsume el valor de todo perjuicio
padecido por el pasajero, incluido el moral.

En nuestro régimen legal la indemnización tarifada, es comprensiva de la totalidad de los


daños y perjuicio que normalmente ocasiona la pérdida de las valijas, salvo que en forma
contemporánea o concomitante el transportador incurra en un acto ilícito extracontractual
adicional que resulte civilmente resarcible.

Vale decir que el daño moral, consiste en una pretensión autónoma e independiente del
extravío del equipaje, que tiene su causa fuente en un ilícito ajeno al contrato, que desborda
los límites tarifarios y que debe ser resuelta en consecuencia, acudiendo a los principios
generales del derecho de daños.

Esta no es la situación de autos, toda vez que no está acreditado que el desvío obedezca a una
decisión intencional de la empresa, ni a otra cosa que a simple negligencia.

VII.- La validez y operatividad de la disposición del Convenio de Varsovia precitado ha sido


reconocido por la Excma. CSJN en los autos "Álvarez Hilda N. v.British Airways" del
10.10.2002 en fallo publicado en J.A. 2003-I-pág. 445/447).

VIII.- Está demostrado mediante el formulario de "Property Irregularity Report (PIR) for
checked baggage" acompañado por la actora a fs. 18 "in fine" que el extravío fue de tres valijas
cuyo peso específico era de 50 kilogramos.

Por tanto: 50 Kg x 17 DEG = 850 x U$S 1,48 = U$S 1.258 que es el valor buscado.

A este deben restarse, los doscientos reales que la compañía aérea pago a los actores según
se constata en el recibo nº 046292 del 20.06.04, cuya copia obra en envoltura adjunta.
El real a la fecha (23.09.08) resulta: 1 U$D = 1,8399 BRL, es decir que doscientos reales son
USD 108,70 (200/1,8399).

El importe así obtenido lo debemos restar del capital de USD 1.258 lo que alcanza el importe
de U$S 1.176,3.

Convertidos a pesos, al índice del día tipo comprador -$ 3,1026- (USD 1149,3 x 3,1026)
tenemos la cifra definitiva de condena de $ 3.565,81 (son tres mil quinientos sesenta y cinco
pesos con ochenta y un centavos).

Frente, a la improcedencia del reconocimiento del per-juicio moral separado, el capital y


accesorios debe distribuirse entre los reclamantes por partes iguales.

IX.- Los intereses, atendiendo la petición de la actora deberán correr desde la mediación,
según el convenio signado por las partes el 21.09.04. (Ello, por entender que debería serlo con
anterioridad, el día de la protesta, no obstante el tribunal revisor no puede ex-oficio disponer
extra petita).

X.- Le asiste razón a la demandada al decir que el reclamo de su contraria es exorbitante y


contrario a lo acordado en el contrato de transporte aéreo. Sin perjuicio de lo cual existe un
vencimiento parcial y mutuo por lo que la distribución de las costas se impone (art.71 del
CPCCN).

Las de primera instancia, deberían correr a mi juicio en un 70% a cargo de la actora y un 30%
a la accionada.

En la Alzada, acogiéndose el recurso de la compañía aérea, los gastos causídicos deben ser
soportados por la actora perdidosa, según el principio de imposición mentado por el art. 68 del
CPCCN.

Por lo expuesto propongo: 1) hacer lugar a la apelación de la demandada y en su mérito


modificar la sentencia de fs. 182/186 vta. en punto al capital de condena que se establece en
la suma tres mil seiscientos cuarenta y nueve pesos con cincuenta y ocho centavos ($
3.565,81); 2) revocarla parcialmente, en lo que respecta al inicio del cómputo de los intereses,
los que serán aplicados desde el 21.09.04 hasta su efectivo pago, a la tasa fijada por el
Magistrado recurrido y la imposición de las costas de la instancia que se determinan de la
siguiente forma: 70% a cargo de la actora; 30% a la demandada; 3) Costas de la Alzada a la
actora vencida (art. 68 CPCCN); y 4) diferir la regu-lación de los honorarios hasta tanto se
practique la liquidación y la pertinente en el Juzgado de origen.

El señor Juez de Cámara doctor Hernán Marcó dijo:

I. Que en esta instancia no se discute ya la respon-sabilidad que le concierne a "Varig S.A."


por la demora en que incurrió en la entrega del equipaje perteneciente a los actores, en el
vuelo que ellos contrataron para realizar el trayecto Buenos Aires-San Pablo-Maceió-San
Pablo-Buenos Aires con partida el 20.6.04 y regreso el 27.6.04, como así tampoco el hecho de
que tales efectos les fueron reintegrados a su retorno en el Aeropuerto de Ezeiza, en el cual
permanecieron durante todo ese período por haber sido erróneamente etiquetados por la
empresa aérea (conf. su propia manifestación en fs. 94 vta./95).
II.Que las cuestiones traídas a conocimiento de la alzada están referidas: a la procedencia y
entidad de la indemnización que el señor juez de grado asignó a los damnificados en concepto
de daño moral; a la extensión del rubro "daño material" otorgado por el a quo; al hito inicial para
el cómputo de los intereses demandados; y al límite de responsabilidad que corresponde
observar en esta litis.

III. Que relativamente al rubro "daño moral", la accionada se agravia sosteniendo que no está
acreditada la efectiva configuración de ese perjuicio, toda vez que no se probó que lo
experimentado por sus contrarios fuera algo más que simples angustias y preocupaciones,
calificando de exorbitante la suma de $13.000 determinada por el sentenciante.

Por su lado, la parte actora califica esa suma de ínfima y no representativa del daño por el cual
se acciona.

Así planteada la materia a decidir, es útil recordar que tratándose de un incumplimiento


contractual culposo -como acontece en el sub examen- la obligación de indemnizar alcanza a
aquellos daños que sean consecuencia inmediata y necesaria de aquél, entendiendo por tales
las que acostumbran a suceder según el curso natural y ordinario de las cosas y que no
dependen de la presencia de un factor eventual (conf. esta Sala, causa nº 3685/ 97 del
15.4.08 y sus citas), siendo claro que las circunstancias especiales configuradas en el caso
sub examine poseen entidad suficiente para admitir la procedencia del rubro cuestionado en
esta instancia por "Varig S.A.".

Ello es así, pues por daño moral debe entenderse la lesión a todos aquellos bienes que, no
obstante carecer de contenido patrimonial, son fundamentales para todo ser humano, como
ser la paz, la tranquilidad, la intimidad, el honor, la integridad corporal, la salud psíquica, la
chance de disfrutar la vida en libertad, etc. (conf.esta Sala, causas nº 16.096/96 del 19.9.00;
nº 10.482/01 del 10.12.03; entre otras).

En función de lo expuesto, no es dudoso sostener que los infortunios derivados de la falta de


cumplimiento del deber de guarda y entrega del equipaje en destino por parte de la compañía
aérea, experimentados por los actores a su arribo al lugar donde habían proyectado pasar sus
vacaciones y la imposibilidad de disponer de sus pertenencias personales durante toda esa
semana, tuvieron, de por sí, aptitud para provocar en ellos una situación de desasosiego y
pérdida de tranquilidad espiritual que comporta claramente un daño moral resarcible (art. 522
del Código Civil), a lo que cabe añadir que ese menoscabo espiritual alegado como
fundamento del rubro peticionado, no requiere la producción de otra prueba específica (conf.
esta Sala, causa nº 839/92 del 15.8.95, entre otras), por lo cual juzgo que corresponde
desestimar el agravio propuesto por la accionada vinculado a la procedencia del rubro "daño
moral" debatido en esta litis.

IV. En cuanto a la extensión de la indemnización requerida por el concepto antes mencionado,


debe tenerse presente que a partir de la causa 4412 del 1º de abril de 1977, cuya doctrina ha
sido reiterada infinidad de veces, esta Sala asigna a la indemnización del rubro carácter
principalmente resarcitorio; extremo que implica centrar la atención fundamentalmente en la
situación de la víctima sin prescindir, bueno es aclararlo, de la mayor o menor gravedad de la
conducta obrada por el responsable.

Por otro lado, es jurisprudencia uniforme del Tribunal que no hay razón lógica ni jurídica que
aconseje proporcionar la indemnización del daño extra-patrimonial a la medida de los perjuicios
económicos, desde que se trata de rubros autónomos (conf.esta Sala, causa 6028/93 del
30.9.96 y sus citas).

En consecuencia, teniendo presente las circunstancias en que acontecieron los hechos


debatidos en esta litis, estimo que la imposibilidad de contar con el equipaje especialmente
preparado para pasar una semana de vacaciones en un complejo hotelero de categoría en una
playa del norte de Brasil, como así también las diversas gestiones realizadas para recuperar
las valijas extraviadas (ver informe de fs. 137 y testimonios de fs. 138/141), ninguna duda
genera en cuanto a que semejantes eventos comportaron para los demandantes algo más que
una lesión de carácter meramente económico.

En efecto, es apropiado reiterar aquí que no se trata únicamente de las consecuencias


emergentes de un contrato en el cual están comprometidas sólo cuestiones pecuniarias; por el
contrario, estamos en presencia de un transporte de características especiales pues tenía por
objeto el traslado de aquéllos a un lugar de vacaciones con todo su equipaje preparado para
pasar allí siete días, respecto del cual la transportista estaba obligada a observar estrictas
precauciones hasta su entrega en destino en las mismas condiciones en que lo recibió.

Debe computarse entonces, como ya quedó expuesto, la mortificación y pérdida de tranquilidad


y de paz espiritual que normalmente debe soportar todo ser humano que debe afrontar una
situación como la descripta anteriormente, agravada por haber acontecido en un país
extranjero lejano del lugar de residencia habitual de los damnificados, sumado al cúmulo de
circunstancias negativas que ellos debieron vivir, extremos todos que han debido generar
zozobras gravemente perturbadoras que justifican afinar el criterio para definir la cuantía de
este rubro.

Sobre tales bases, reiterando que el daño analizado no requiere prueba directa, pues surge del
hecho mismo origen de este litigio y de las circunstancias fácticas que rodean el
incumplimiento contractual en que incurrió "Varig S.A.", atendiendo a la naturaleza resarcitoria
de dicha indemnización, a que corresponde atender más bien a la persona del damnificado
antes que a la conducta del sujeto activo del daño, a que ningunarelación forzosa existe entre
el daño material sufrido y el perjuicio moral experimentado, y a las características y
circunstancias del evento dañoso acaecido, estimo equitativo establecer el presente rubro en la
suma actual de $ 6.000 para cada uno de los cónyuges accionantes y de $ 3.000 para cada
uno de sus hijos.

V. Que la demandada se queja pues ha sido condenada a pa gar la suma de $ 800 en


concepto de "gastos", argumentando haber entregado a sus contrarios de la suma de 200
reales con motivo de los hechos origen de este pleito; agrega también que habiendo
reconocido la autenticidad de la documentación adjuntada por aquéllos para justificar la
existencia de esas erogaciones y surgiendo de ella la suma de 453,38 reales, el rubro ahora
analizado debe prosperar sólo por 253,38 reales, debiendo modificarse el fallo apelado con ese
alcance.

A poco que se coteje el contenido de las facturas reconocidas por "Varig" (ver fs. 35/49) y se lo
confronte con la cantidad de integrantes del núcleo familiar demandante, se advierte que
difícilmente las prendas y demás efectos de uso personal de que esos instrumentos dan
cuenta, puedan ser los únicos que seis personas debieron adquirir para afrontar una estadía
de siete días en el lugar elegido para pasar sus vacaciones; la lógica, el sentido común y lo que
sucede de ordinario en estos casos, justifican concluir en que tales erogaciones han debido ser
mayores que las reflejadas en las constancias aludidas; y si a lo expuesto se añade que los
damnificados, además de tales gastos, razonablemente incurrieron en diversos desembolsos
vinculados con las gestiones que se vieron obligados a realizar para recuperar sus valijas (ver
declaraciones de fs. 138/141), cabe deducir que aun computando el adelanto que les abonó la
empresa aérea, la suma de $800 fijada por el a quo en concepto de "daño material" lejos está
de lucir excesiva como lo pretende la quejosa, de modo que sus agravios en este punto no
pueden prosperar.

VI.Que en lo concerniente al momento desde el cual corresponde liquidar los intereses


demandados en fs. 59, punto I, sostiene la parte actora que esos accesorios deben
computarse desde el requerimiento formulado a través del trámite de mediación obligatoria y
no desde la notificación de la demanda como lo dispuso la sentencia apelada.

Esa pretensión mereció la conformidad expresa de la accionada, tal como se desprende de su


contestación de agravios obrante a fs. 208/216 vta. (ver punto IV en fs. 216, párr. 2do), razón
por la cual corresponde modificar el fallo recurrido en ese punto, estableciendo que los
intereses que "Varig" debe abonar a los actores serán liquidados desde el 21.9.04 (ver
constancia de fs. 52).

VII. Que los acccionantes se agravian por cuanto el a quo condicionó el abono de la
indemnización establecida al límite de responsabilidad determinado por la Convención de
Varsovia-La Haya (1929-1955) y los Protocolos Adicionales de Montreal (1975); afirman que
por tratarse de un daño a la persona, el daño moral reconocido a su favor no es alcanzado por
el tope de responsabilidad aludido en la sentencia de grado.

En este aspecto, cabe puntualizar que el tema ha sido resuelto por la Corte Suprema de
Justicia en el precedente de Fallos: 325:2567, donde juzgó que tratándose de un reclamo por
daños derivados del "retardo" en la entrega de equipaje, rige el límite en cuestión tanto para las
sumas correspondientes al resarcimiento del daño patrimonial, como del extrapatrimonial,
criterio al que corresponde atenerse en razón de la doctrina sentada por el Alto Tribunal en
Fallos: 307:1096 y 312:2007, entre otros.

VIII. En lo atinente al texto del art. 22 de la Convención de Varsovia que corresponde observar
a fin de establecer el concreto límite de responsabilidad en este proceso, debe tenerse
presente que en el caso de Fallos: 325:2567 la C.S.J. admitió la aplicación del fijado por inc.2,
a) de esa norma según la redacción del Protocolo Adicional nº 2 de Montreal, aprobado por la
ley 23.556, en razón de haberlo solicitado la demandada sin oposición de su contraria.

Sin embargo, el extremo antes señalado no se configura en la especie de autos toda vez que la
actora ha cuestionado expresamente la aplicación del límite pretendido por "Varig" y recogido
en la sentencia apelada, de modo que corresponde determinar ahora cuál de todos los
regulados sucesivamente por las Convenciones citadas es aplicable en este pleito.

A esos efectos, debe tenerse presente que en los billetes de pasaje que instrumentaron el
transporte que ahora nos ocupa, bajo el título "Condiciones del Contrato" se especificó que
estaba sujeto a las normas y limitaciones establecidas por el Convenio de Varsovia-La Haya
1929-1955, haciéndose constar, además, que ese transporte "puede regirse" (el énfasis es
puesto por el suscripto) por los Protocolos 1, 2 y 4 de Montreal 1975 que disponen 17 DEG por
kg. de equipaje transportado.
Ahora bien, está fuera de duda la vigencia del citado Convenio de 1929-1955 (conf.
"Responsabilidad Aeronáutica" por Graciela María Amabile Cibils en La Ley, t. 1993-A, pág.
1007), pero no es posible predicar lo mismo respecto de los Protocolos de Montreal 1975 (ver
"Límite de responsabilidad en el transporte aéreo y los Protocolos de Montreal" por Eduardo
León Ferder en La Ley, t. 1994-A, pág. 659; "Moneda de cuenta y moneda de pago en el
Derecho aeronáutico" por Jorge José Machado, en La Ley t. 1996-D, pág. 1141), salvo el Nº 4
que habría entrado en vigencia en 1998 (ver "El nuevo Convenio para la unificación de ciertas
reglas para el transporte aéreo internacional Convenio Montreal de 1999" por Sigfredo D.
Blauzwirn, en revista "Ateneo del Trans-porte", octubre de 2000, Nº 28, pág.33), particularidad
que explica porqué "Varig" en los billetes de pasaje que expidió en junio de 2004 a los
demandantes hizo constar que ese transporte "puede regirse" por los Protocolos de Montreal
1975.

Así las cosas, es adecuado sostener que la aplicación de las modificaciones introducidas por
los referidos Protocolos se encuentra sujeta a prueba que ponga de manifiesto que es derecho
vigente en nuestro país, sin que sea suficiente a ese fin la ratificación que la República
Argentina efectuó mediante ley 23.556, pues lo que aquí interesa es acreditar que sus
disposiciones entraron en vigor tal como lo establecen sus art. VII.-1., Capítulo III (Nºs 1 y 2) y
art. VIII.-1. (Nº 3).

Que la prueba de la vigencia de los Protocolos antes mencionados no ha sido rendida por la
accionada, razón por la cual el tope indemnizatorio debe fijarse en autos a razón de 250
francos por kg. de peso total de los bultos entregados con retraso, de acuerdo a lo que resulta
del art. 22, apartados 2-a y 5 de la Convención de Varsovia de 1929 con las modificaciones
introducidas por el Protocolo de La Haya de 1955, convenios vigentes y ratificados tanto por
nuestro país como por Brasil (conf. Lena Paz, Juan A., Código Aeronáutico de la Nación -
Anotado-, ed. 1971, págs. 372/376).

IX. La parte demandada se agravia por la imposición de costas a su cargo decidida en la


anterior instancia, sosteniendo que los actores incurrieron en pluspetición inexcusable al haber
reclamado una suma diez veces superior al límite de responsabilidad que invoca, peticionando
a todo evento que esos accesorios se distribuyan en proporción al éxito obtenido.

Considero que no asiste razón a la quejosa pues no se configura pluspetición inexcusable


cuando la actora reclama el pago de daños y perjuicios, sometiendo la apreciación de su monto
al arbitrio judicial (conf. Fassi, S.C., Código Procesal Civil y Comercial Comentado, 2da. ed., t.
I, pág. 280/281, nº 662/664), tal como aquí acontece (ver fs.63, punto IV).

Y en lo atinente a su pretensión de que se aplique lo dispuesto por el art. 71 del CPCC, estimo
que tampoco concurren en la especie motivos atendibles para apartarse del principio general
que en esta materia consagra el art. 68 del CPCC; esto es así, toda vez que no obsta a ello el
reconocimiento parcial del monto pretendido en esta acción, ponderando la índole de los daños
invocados y que la demanda ha prosperado en lo principal, estableciéndose en la sentencia
apelada la responsabilidad de la demandada y su obligación de afrontar tanto el daño material
como el daño moral reclamados, aunque en una extensión diversa a la pretendida (conf. esta
Sala, causa nº 6372 del 24-2-89; Sala III, causa nº 3358 del 14-8-85; Sala I, causa nº 1249/02
del 15.3.05; entre otras).

X. Que la accionada requiere en el Capítulo III, punto 2, de su memorial de agravios, que este
Tribunal se pronuncie en forma expresa sobre la cantidad de kilogramos transportados por los
pasajeros y la fecha que deberá tenerse en cuenta para calcular el límite de responsabilidad
(ver fs. 199).

Que lo así peticionado es improcedente (conf. art. 277 del CPCC), toda vez que la cuestión
aludida debe ser planteada, sustanciada y decidida en primera instancia.

XI. Por los fundamentos que anteceden, elaborados con-forme metodología juzgada válida por
la Corte Suprema de Justicia (Fallos: 294:466; 310:1836; 319:120; entre otros), propongo
modificar el pronunciamiento fs. 182/186 en los siguientes términos: 1) elevar el monto de la
indemnización establecida a favor de los accionantes en concepto de "daño moral" a la suma
total de $ 24.000 en la forma indicada en el considerando IV; 2) fijar el punto inicial para el
cómputo de intereses en el día 21.9.2004; y 3) aplicar como límite de responsabilidad el
establecido por el art.22, apartados 2-a y 5, de la Convención de Varsovia-La Haya (1929-
1955); y confirmarlo en lo demás que ha sido materia de recursos y agravios.

Las costas de alzada, teniendo en cuenta el progreso parcial de los agravios articulados por
cada una de las partes, deben ser distribuidas en un 70% a cargo de la accionada y en el 30%
restante a cargo de los actores (conf. art. 71 del CPCC), difiriéndose la regulación de los
honorarios profesionales hasta

el momento en que exista liquidación firme del crédito reconocido en este proceso.

El señor Juez de Cámara doctor Eduardo Vocos Conesa dijo:

La familia integrada por Á. E. B., su cónyuge M. E. L., su hija V. A. -de 23 años de edad- y sus
otros tres hijos menores L. C., C. P. y T. E. B. y L., domiciliados desde hace muchos años en
la provincia de Neuquén (ver fs. 7 y ss.), organizó una semana de vacaciones en la zona norte
de Brasil, cerca de Maceió, utilizando para desplazarse hacia ese lugar los servicios aéreos de
la empresa Varig. El vuelo de ida tuvo comienzo el 20.6.2004 y al llegar a destino la sorpresa
del grupo familiar es que no había llegado el equipaje, que constaba/ de tres valijas con los
elementos personales de los viajeros y que pesaban en total 50 kgs. (confr. PIR, fs. 18). Por
más reclamos que efectuaron, la indicada familia debió arreglárselas como pudo, ya que las
tres valijas aparecieron a su regreso -el 27.6.04- en el aeropuerto de Ezeiza.

Como el aludido incumplimiento del transportista aéreo les arruinó las vacaciones, los
integrantes de la referida familia promovieron la demanda de autos contra la compañía de
aviación por resarcimiento del daño moral -$ 15.000 para el matrimonio, a dividir por partes
iguales y $ 15.000 para los cuatro hijos, un 25% para cada uno-. Reclamaron, además, la
indemnización de algunos gastos en vestimentas, elementos personales, medicamentos,
telefonía celular, etc., por $ 1.800 (confr. fs.59/65). Demanda ésa que fue resistida por el
transportista por aire "Varig S.A.", quien no obstante reconocer los traslados y el recibo del
equipaje, así como también que éste no arribó a destino, solicitó el rechazo de la demanda por
entender que no se había configurado un daño moral indemnizable, y, a todo evento, invocó el
límite de responsabilidad Varsovia-La Haya-Montreal (fs. 90/106 vta.).

II.- El juez condenó a Varig S.A. a pagarle al matrimonio B.-L. $ 7.000 por daño moral y $ 800
por erogaciones varias y a los cuatro hijos $ 6.000 por el referido daño, por partes iguales; ello,
con intereses desde la notificación de la demanda y con costas, supeditando el capital de
condena al límite de responsabilidad que prevén los Protocolos Adicionales de Montreal de
1975, aprobados por la ley 23.556 (fs. 182/186 vta.). Ese fallo motivó recursos y agravios de
ambas partes, destinados los de la transportista a obtener la revocación de lo resuelto, excepto
en cuanto al monto del daño material -del que pidió se sustrajera el importe de 200 reales que
se les adelantó a los damnificados para paliar su situación- (fs. 196/ 2002 vta.). Los
accionantes, a su turno, cuestionaron por exiguos los montos establecidos por el a quo, toda
vez que no se discute en el sub lite un simple extavío temporal de los bultos sino la frustración
de toda la familia a disfrutar libremente las vacaciones planteadas de una semana en Maceió,
poniendo en tela de juicio -además- el límite de responsabilidad que fijó el Magistrado y el
punto de partida de los intereses (fs. 203/ 206).

III.- Los extravíos de equipaje causan daños muy diversos en cuanto a su magnitud según
sean las circunstancias del caso, de modo que no se puede generalizar la solución de otros
precedentes jurisprudenciales para aplicarlos a situaciones distintas.No es lo mismo la pérdida
de una pequeña valija de quien, después de pasar un fin de semana en Mar del Plata, regresa
a su domicilio -donde tiene, por lo general, lo que necesita y sus comodidades- en esta ciudad
de Buenos Aires. No es su daño, en absoluto, semejante al que experimenta quien viaja a
Europa para disfrutar una estadía de quince o treinta días y al arribar al aeropuerto de destino
no encuentra ni un solo bulto de su equipaje, debiendo invertir -si tiene- parte de su numerario
en adquirir objetos de uso personal y vestimentas (porque, inclusive, no se debe olvidar que
cuando acá es verano, allá es invierno), restando ese capital de aplicarlo a otros fines más
placenteros. Y no es tampoco lo mismo que falte el equipaje a un individuo solo que la
privación afecte a toda una familia que destinó siete días de su vida a pasar vacaciones en el
extranjero, como es el caso de autos.

IV.- Basta ponerse en el lugar de esa familia -matrimonio y cuatro hijos-, sin otras ropas que
las puestas, sin objetos de higiene y tocador personal, sin elemento alguno de playa, para
comprender -de inmediato- la gravedad del daño anímico causado. Siete días de vacaciones
que se frustran por un indudable grado de amargura -acompañado de pérdida de la
tranquilidad espiritual y con una constante preocupación por el destino de sus efectos
personales (50 kgs, de efectos personales), totalmente ignorado. Por serenos y pacientes que
pudieran haber sido los afectados -y no lo eran tanto los cónyuges, que debieron consultar un
médico por "cefaleas" y por "dolor epigástrico" (confr. fs.32/34)-, resulta indudable, porque está
en el curso natural y ordinario de las cosas- que debieron padecer un cuadro de frustración,
amargura, ansiedad, constitutivos natural-mente de algo mucho más serio que una simple
molestia o incomodidad derivada de un incumplimiento contractual.

Porque, no se puede desconocer -obrando con buena fe y lealtad- que una cosa es un
incumplimiento contractual que se traduce en la pérdida temporaria de algún dinero o cosa, y
otra muy distinta la proyección que tiene el incumplimiento cuando -como acontece en el sub
examen- produce la frustración de vacaciones en un país extranjero, en zona de turismo y
playa, con la desazón y angustia que son imaginables. Para cuestionar la indemnización
reclamada, la existencia del daño, hay que ponerse en la posición del afectado. Siempre
recuerdo, en estos casos, el dicho de R.M. Rilke: un perro que se clava una espina en una
pata, cada vez que apoya esa pata no es perro sino espina.

La amargura, el dolor y la desazón por las vacaciones frustradas, o cuando menos no


disfrutadas con la intensidad a que tenía derecho la familia B., comporta sin lugar a dudas un
daño moral resarcible (art. 522 C.C.). Porque se quiera o no, se diga que hay prueba o no, lo
real y cierto es que ir de vacaciones a las playas del norte brasileño, o al Caribe, o a Marbella,
o a donde fuere, y encontrarse con la sorpresa de que por negligencia del transportista aéreo
se carece de los efectos más elementales que conforman el equipaje -reitero: en viaje al
exterior del país-, constituye causa bastante para provocar una verdadera aflicción al viajero,
no una molestia pasajera que se calma con una aspirina o unas gotas de buscapina. No es así
en realidad, y los letrados de la demandada no pueden ignorarlo.Nada hay más tozudo que la
realidad y contra la realidad, según la podemos inteligir todos los seres que nos colocamos en
el lugar del lesionado en sus afecciones legítimas, se estrellan los argumentos y desarrollos
jurídicos teóricos y abstractos, raquíticos de buena fe y escuálidos de sinceridad.

Por ello, no abrigo la menor duda de que el reclamo por indemnización del daño moral debe ser
admitido (art. 522 C.C.); norma ésta que -según he dicho más de una vez- no tiene por qué ser
de interpretación restrictiva (tal afirmación no es más que un simple cliché sin sentido alguno).
Cuando por el incumplimiento de un contrato, se hiere los sentimientos caros a la tranquilidad
del espíritu el resarcimiento del daño moral es procedente, del mismo modo que lo es cuando
la causa de la aflicción es un hecho ilícito. Lo que determina la procedencia de la
indemnización no es la causa del daño sino la existencia de éste. Y siempre que ella sea cierta,
y no conjetural, su resarcimiento procede, sea que su causación derive de un incumplimiento
contractual, de un hecho ilícito o, inclusive, de la actividad (sin dolo ni culpa) que proviene del
accionar lícito del Estado Nacional.

En cuanto a los montos resarcitorios del daño moral, en el caso concreto, juzgo que las cifras
propuestas por mi estimado colega doctor Hernán Marcó importan el resultado de un juicio
prudente y razonable (art. 165, última parte, CPCC), de modo que adhiero a ellas.

V.- Comparto, asimismo, lo propuesto por el doctor Hernán Marcó en orden a mantener la
suma de $ 800 como indemnización del daño económico, al punto de partida de los intereses -
aspecto en el cual "Varig S.A." aceptó la procedencia de la queja de la parte contraria:desde la
audiencia de mediación y no desde la notificación de la demanda- y al límite de responsabilidad
establecido en el Convenio Varsovia-La Haya (250 francos por Kg de peso total de los bultos
entregados con retraso, entendiéndose que se trata de la moneda ideal a la que se refiere el
Protocolo de La Haya en su art. XI, punto 5). Juzgo que no cabe, en cambio, aplicar el
Protocolo Adicional de Montreal porque, aunque haya sido aprobado por la ley argentina
23.556, no está probado en autos -y la ley extranjera debe ser objeto de prueba (art. 13, Cód.
Civil)- que hubiera recibido el número de ratificaciones necesarias para entrar en vigencia en el
orden internacional, al menos en lo que al tema del límite de responsabilidad se refiere. Dicho
límite, de acuerdo con lo decidido por la Corte Suprema al revocar un fallo de esta Sala,
inclusive todos los rubros indemnizatorios, comprendiendo también el daño moral (confr.
Fallos: 325:2567).

Por las breves razones que anteceden, y por los desarrollos efectuados en el segundo voto -
que comparto y hago míos- propongo adoptar como resolución de la Sala lo indicado e el punto
XI del segundo voto, inclusive en cuanto a las costas se refiere.

Con lo que terminó el acto.

SANTIAGO BERNARDO KIERNAN

HERNÁN MARCÓ

EDUARDO VOCOS CONESA


Es copia fiel del acuerdo original que obra en las páginas nº 1368 a nº 1379 del Libro de
Acuerdos de la Sala 2 de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal.

Buenos Aires, 10de octubre de 2008.

Y VISTOS: por lo que resulta del acuerdo que antecede, el Tribunal -por mayoría- resuelve:
téngase por resolución de la Sala lo propuesto en el punto XI del segundo voto. Difiérese la
regulación de los honorarios profesionales hasta el momento en que exista liquidación firme
del crédito reconocido en este proceso.

Regístrese, notifíquese y devuélvase.

SANTIAGO BERNARDO KIERNAN

HERNÁN MARCÓ

EDUARDO VOCOS CONESA

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