You are on page 1of 34

El dominio

disposicional
El dominio disposicional se interesa por aque­ sonalidad de una persona se ve como algo
llos aspectos de la personalidad que son esta­ formado por un conjunto de rasgos comu­
bles a lo largo del tiempo, relativamente nes. Los psicólogos han estado preocupados
consistentes a lo largo de las situaciones y que por identificar los rasgos más importantes,
hacen a las personas diferentes entre sí. Por aquellos con los cuales se constituyen todas
ejemplo, algunas personas son sociables y lo­ las diferencias entre las personas. Se han de­
cuaces; otras son introvertidas y tímidas. Es sarrollado tres tradiciones para lograr esta
más, la persona introvertida y tímida tiende a meta. Una es analizar el lenguaje natural, en
ser de esa manera la mayor parte del tiempo especial los términos que se refieren a ras­
(es estable a lo largo del tiempo) y tiende a ser gos, para determinar cuáles rasgos son fun­
introvertida y tímida en el trabajo, en el juego damentales. La idea aquí es que, si alguna
y en la escuela (es consistente a lo largo de las diferencia individual era importante desde
situaciones). Como otro ejemplo, algunas per­ el punto de vista social, como cuán confia­
sonas son reactivas desde el punto de vista ble era una persona, entonces nuestros ante­
emocional y malhumoradas; otras son calma­ pasados habrían elaborado y agregado
das y tranquilas. Algunas personas son escru­ palabras al lenguaje para describir esta dife­
pulosas y confiables; otras son poco confiables rencia. Una segunda estrategia para identifi­
y poco seguras. Hay muchas formas en que las car rasgos de personalidad es estadística, y se
personas difieren entre sí, y estas diferencias a basa en técnicas estadísticas diversas para
menudo son características estables y consis­ identificar patrones en los datos que descri­
tentes del comportamiento de una persona. ben rasgos fundamentales. Y la estrategia fi­
El estudio de los rasgos constituye el nal es la teórica, donde se usa alguna teoría
dominio disposicional. Se usa el término dis­ previa para deducir qué rasgos son funda­
posición porque se refiere a una tendencia in­ mentales. En términos prácticos, los psicólo­
herente a comportarse de una manera gos de la personalidad mezclan estas tres
específica o a una predilección por hacer es­ estrategias, o usan una para validar los resul­
to en lugar de aquello. El término rasgo se tados encontrados en otra.
usa de manera intercambiable con el término Con base en los esfuerzos por identificar
disposición. Las preguntas principales para los rasgos fundamentales de la personalidad,
los psicólogos que trabajan en el dominio dis­ algunos psicólogos de la personalidad han
posicional son las siguientes: ¿cuántos rasgos propuesto taxonomías o sistemas de clasifica­
de personalidad existen? ¿Cuál es la mejor ta­ ción. Las taxonomías son muy útiles en todas
xonomía o sistema de clasificación para los las áreas de la ciencia, y también lo son en la
rasgos? ¿Cómo podemos descubrir y medir personalidad. En la actualidad, la taxonomía
mejor estos rasgos? ¿Cómo se desarrollan los de la personalidad más popular considera cin­
rasgos de personalidad? ¿Cómo interactúan co rasgos fundamentales: extraversión, neuro-
los rasgos con las situaciones para producir ticismo, tendencia a agrandar, escrupulosidad
comportamientos? y apertura a la experiencia. También se han
En este dominio, los rasgos se ven co­ propuesto otras taxonomías, que van desde
mo los cimientos de la personalidad. La per­ tres hasta 16 rasgos importantes. Más aún, al-
gunas taxonomías proponen una es­ de su libertad condicional. La idea años de edad crece para ser una joven
tructura, en la cual los rasgos de la ta­ aquí es que los rasgos de personalidad que es dominante a los 20. Cuando
xonomía se relacionan entre sí. pueden ser útiles para la predicción. tenía ocho años de edad, esta persona
Expondremos un ejemplo de esta cla­ ¿A una persona con esta clase de per­ podía exhibir su nivel alto de domi­
se de taxonomía que se llama circum- sonalidad le gustará esta clase de ca­ nación mostrando una buena disposi­
pleja interpersonal, debido a que rrera? ¿Este preso tiene un nivel de ción para el juego rudo, refiriéndose a
todos los rasgos se refieren a compor­ agresividad y hostilidad tan alto que sus iguales menos dominantes como
tamientos interpersonales y están or­ no debería ser puesto en libertad con­ gallinas e insistiendo en monopolizar
denados en un círculo. dicional? ¿Esta persona sería un buen cualesquier juguetes interesantes que
El dominio disposicional enfa­ oficial de policía? Por tanto, los psicó­ estén disponibles para el grupo. A los
tiza la medición. Más que cualquier logos disposicionales están implica­ 20 años de edad, sin embargo, mani­
otro dominio de conocimiento acerca dos con frecuencia en la selección o fiesta su dominación con comporta­
de la personalidad, el dominio dispo­ tamizado de las personas. Expondre­ mientos bastante diferentes, quizá
sicional enfatiza las técnicas cuanti­ mos algunas de las cuestiones legales persuadiendo a otros a aceptar sus
tativas para medir y estudiar los que están implicadas cuando se usan puntos de vista en discusiones políti­
rasgos de personalidad. Y mucho tra­ las pruebas de personalidad de esta cas, pidiendo con audacia citas a los
bajo en este dominio se ha dedicado manera. jóvenes y decidiendo a cuáles restau­
al desarrollo de mejores medidas de En el dominio disposicional rantes irán en esas citas. En conse­
los rasgos de personalidad, unas que hay una concepción única de cómo cuencia, los niveles del rasgo pueden
no puedan falsificar con facilidad las cambian las personas, pero al mis­ permanecer iguales durante largos
personas que responden las pruebas. mo tiempo perm anecen estables. periodos, pero los comportamientos
Este dominio también tiene una Expondremos cómo los rasgos que que manifiestan estos rasgos cam­
perspectiva aplicada importante, en la subyacen al comportamiento pueden bian conforme envejece la persona.
que los rasgos de personalidad con permanecer estables, pero cómo pue­ Expondremos las formas en
frecuencia se usan para seleccionar den cambiar los rasgos que se expre­ que los psicólogos disposicionales
personas para carreras específicas, san en comportamiento a lo largo de han estudiado el desarrollo de las dis­
oportunidades educativas específi­ la vida de una persona. Considere el posiciones al igual que los estudios
cas, ascensos, u otras aplicaciones rasgo de dominación. Suponga que de cómo las disposiciones pueden
específicas, como decisiones acerca una niña que es dominante a los ocho cambiar a lo largo de la vida.
Rasgos y taxonomías
de rasgos
Los rasgos como características internas causales
Los rasgos como simples resúmenes descriptivos

La formulación de los rasgos por la frecuencia de los actos:


una ilustración del fundamento del resumen descriptivo
Programa de investigación de la frecuencia de las acciones
Crítica de la formulación de la frecuencia de las acciones

Identificación de los rasgos más importantes


Enfoque léxico
Enfoque estadístico
Enfoque teórico
Evaluación de los enfoques para identificar rasgos importantes

Modelo jerárquico de la personalidad de Eysenck


Taxonomía de Cattell: el sistema de 16 factores de la personalidad
Taxonomías circumplejas de la personalidad
Modelo de los cinco factores

R e su m e n y evaluación
T é r m in o s clave
EL D O MI N I O D I S P O S I C I O N A L

Las personas se form an con


facilidad impresiones de
otros que pueden describir­
se usando unos cuantos
f . . . . uponga que llega a una fiesta con una amiga, quien lo presenta a la anfitrio-
rasgos de personalidad, co­
na, una conocida de ella. Los tres charlan por 10 minutos y luego alternan con los otros
mo si la persona es amiga­
invitados. Más tarde, cuando sale de la fiesta con su amiga, ella le pregunta lo que opi­
na de la anfitriona. Mientras usted piensa en la interacción de 10 minutos, ¿qué le vie­ ble, generosa y serena o no.

ne a la mente? Quizá describa a la anfitriona como amigable (sonrió mucho), generosa


(le dijo que se sirviera lo que quisiera de la abundante comida) y serena (al parecer fue
capaz de hacer malabares para satisfacer las muchas demandas de sus invitados mien­
tras iba y venía). Estas palabras son ejemplos de adjetivos descriptivos de rasgos, pala­
bras que describen rasgos, atributos de una persona que son característicos de manera
razonable de la persona y quizá incluso perdurables a lo largo del tiempo. Del mismo
modo como podría describir un vidrio como frágil o a un automóvil como confiable (ca­
racterísticas perdurables del vidrio y del automóvil), el uso de adjetivos descriptivos de
rasgos cuando se aplican a personas connotan características consistentes y estables.
Durante gran parte del siglo pasado, muchos psicólogos han estado interesados en iden­
tificar los rasgos básicos que conforman la personalidad e identificar la naturaleza y orí­
genes de esos rasgos.
La mayoría de los psicólogos de la personalidad plantea la hipótesis de que los
rasgos (también llamados disposiciones) son estables de manera razonable a lo largo del
tiempo y consistentes a lo largo de las situaciones. Podría esperarse que la anfitriona de
la fiesta descrita antes, por ejemplo, sea amigable, generosa y serena en otras fiestas
posteriores, lo que ilustra la estabilidad a lo largo del tiempo. Y también podría mostrar
estos rasgos en otras situaciones, quizá mostrando amabilidad al sonreír a personas en
elevadores, generosidad al dar dinero a personas sin hogar, y serenidad al mantener su
compostura cuando habla en clase. Sin embargo, el grado real en que los rasgos mues­
tran estabilidad a lo largo del tiempo y consistencia a lo largo de las situaciones ha sido
tema de considerable debate e investigación empírica.
Tres interrogantes fundamentales guían a aquellos que estudian los rasgos de la
personalidad: la primera interrogante es “¿Cómo conceptualizaríamos los rasgos?” To-
do campo necesita definir sus términos clave en forma explícita. En la biología, por ejemplo,
especie es un concepto clave, así que el concepto de especie se define de manera explícita (es
decir, un grupo de organismos capaces de reproducirse entre sí). En física, los conceptos bá­
sicos de masa, peso, fuerza y gravedad se definen de manera explícita. Debido a que los ras­
gos son conceptos centrales en la psicología de la personalidad, también deben formularse con
precisión.
La segunda interrogante es “¿Cómo podemos identificar cuáles rasgos son los más im­
portantes entre las miles de formas en que difieren los individuos?” Los individuos difieren
en muchas formas características y perdurables. Algunos individuos son extrovertidos en ex­
tremo y disfrutan de fiestas ruidosas y hacinadas; otros son introvertidos, puesto que prefie­
ren pasar las tardes tranquilas leyendo. Algunas personas hablan mucho y buscan ser el centro
de atención en la mayor parte de los encuentros sociales; algunas prefieren estar calladas y de­
jar que otros hablen. Una meta crucial de la psicología de la personalidad es identificar las for­
mas más importantes en las que difieren los individuos.
La tercera interrogante es “¿Cómo podemos formular una taxonomía exhaustiva de ras­
gos, un sistema que incluya dentro de él todos los rasgos importantes de la personalidad?” Una
vez que se han identificado los rasgos importantes, el siguiente paso es formular un esquema
organizado, una taxonomía, dentro de la cual reunir los rasgos individuales. La tabla periódi­
ca de los elementos, por ejemplo, no es tan sólo una lista aleatoria de todos los elementos fí­
sicos que se han descubierto. Más bien, es una taxonomía, la cual organiza los elementos
usando un principio coherente: los elementos están ordenados de acuerdo con sus números
atómicos (los cuales se refieren al número de protones en el núcleo de un átomo dado). Den­
tro de la biología, para usar otro ejemplo, el campo estaría perdido sin remedio si tan sólo se
enlistaran los miles de especies que existen, sin basarse en un marco de organización subya­
cente. Por tanto, las especies individuales se organizan en una taxonomía; todas las especies
de plantas, animales y microbios se han vinculado de manera sistemática en un solo árbol de
ascendencia. Del mismo modo, una meta central de la psicología de la personalidad es formu­
lar una taxonomía exhaustiva de todos los rasgos importantes. En este capítulo se describe có­
mo han luchado los psicólogos de la personalidad con estas tres interrogantes de la psicología
de los rasgos.

Cuando describe a alguien como impulsivo, poco confiable y flojo, ¿a qué se está refiriendo
de manera específica? Los psicólogos de la personalidad difieren en sus formulaciones de lo
que significan estos rasgos. Algunos psicólogos de la personalidad ven estos rasgos como pro­
piedades internas (u ocultas) que causan el comportamiento de las personas. Otros psicólo­
gos de la personalidad no hacen suposiciones acerca de la causalidad y tan sólo usan estos
términos acerca de los rasgos para describir los aspectos perdurables del comportamiento de
una persona.

Los rasgos como características internas causales


Cuando decimos que Dierdre tiene un deseo de cosas materiales, que Dan tiene una necesi­
dad de estimulación o que Dominick desea poder sobre otros, nos estamos refiriendo a algo
dentro de cada uno que causa que actúe en formas particulares. Se presume que estos rasgos
son internos en el sentido que los individuos llevan sus deseos, necesidades y aspiraciones de
una situación a la siguiente (por ejemplo, Alston, 1975). Además, se supone que estos deseos
y necesidades son causales en el sentido que explican el comportamiento de los individuos
que los poseen. El deseo de Dierdre por cosas materiales, por ejemplo, podría causar que pa­
Capítulo Tres Rasaos y taxonom ías de ras,ios
i

sara mucho tiempo en el centro comercial, que trabaje duro para ganar más dinero y que ad­
quiera muchas posesiones para el hogar. Su deseo interno influye a su comportamiento exter­
no, y se presume que causa que actúe en ciertas formas.
Los psicólogos que ven los rasgos como disposiciones internas no equiparan los rasgos
con el comportamiento externo en cuestión. Esta distinción se explica con más facilidad usan­
do un ejemplo con comida. Harry puede tener un deseo intenso de una gran hamburguesa y
papas fritas a la francesa bien calientes. Sin embargo, debido a que está tratando de bajar de
peso, se abstiene de expresar su deseo en forma conductual; observa la comida con hambre
pero resiste la tentación de comerla. Del mismo modo, Dominick puede tener un deseo de to­
mar el mando en la mayor parte de las situaciones sociales, aun si no siempre expresa este de­
seo. Por ejemplo, algunas situaciones pueden tener un líder ya identificado, como en una
discusión en clase con su profesor de psicología. (Nótese que esta formulación asume que po­
demos medir la necesidad de poder de Dominick en forma independiente de la medición de
las expresiones conductuales reales de Dominick.)
Estos ejemplos son análogos al de un vidrio, el cual tiene el rasgo de ser frágil. Aun si
un vidrio particular nunca se hace añicos (es decir, expresa su fragilidad), de todas maneras
posee el rasgo de ser frágil. En suma, los psicólogos que ven los rasgos como disposiciones
internas creen que los rasgos pueden permanecer latentes en el sentido que las capacidades
permanecen presentes aun cuando no se expresen en comportamientos reales particulares. Se
supone que existen los rasgos, en el sentido de necesidades internas, impulsos, deseos, etc.,
incluso en ausencia de expresiones observables.
La utilidad científica de ver los rasgos como causas del comportamiento se debe a que
nos llevan a descartar otras causas. Cuando decimos que Joan va a muchas fiestas porque
es extrovertida, estamos descartando en forma implícita otras razones potenciales para su
comportamiento (por ejemplo, que podría ir a muchas fiestas tan sólo porque su novio la
arrastra a ellas, en lugar de deberse a que ella sea extrovertida). La formulación de los ras­
gos como propiedades causales internas difiere de manera radical de una formulación alter­
nativa que considera a los rasgos como simples resúmenes descriptivos del comportamiento
real.

Los rasgos como simples resúmenes descriptivos


Los defensores de esta formulación alternativa definen los rasgos tan sólo como resúmenes
descriptivos de atributos de personas; no hacen suposiciones sobre la internalidad o causa­
lidad (Hampshire, 1953). Considere un ejemplo en el que atribuimos el rasgo de celos a un
joven llamado George. De acuerdo con el punto de vista del resumen descriptivo, esta atri­
bución de rasgo tan sólo describe el comportamiento expresado de George. Por ejemplo,
George podría ver con ferocidad a otros hombres que hablan con su novia en una fiesta, in­
sistir en que ella use su anillo y requerir que pase todo su tiempo libre con él. El rasgo de
celos, en este caso, resume con precisión la tendencia general en el comportamiento expre­
sado de George, pero no se hacen suposiciones acerca de lo que causa el comportamiento
de George.
Aunque es posible que los celos de George se deriven de una causa interna, quizá sen­
timientos de inseguridad arraigados en forma profunda, sus celos podrían deberse en cambio
a situaciones sociales. Las expresiones de celos de George podrían ser causadas por el hecho
de que otros hombres coqueteaban con su novia y ella les respondía a ellos (una causa situa-
cional), en lugar de deberse a que George es una persona celosa en forma intrínseca. El pun­
to importante es que aquellos que ven los rasgos como resúmenes descriptivos no prejuzgan
la causa del comportamiento de alguien. Tan sólo usan los rasgos para describir, en forma re­
sumida, la tendencia en el comportamiento de una persona. Los psicólogos de la personalidad
con esta postura teórica (por ejemplo, Saucier y Goldberg, 1998; Wiggins, 1979) afirman que
primero debemos identificar y describir las diferencias individuales importantes entre las per­
sonas, y luego elaborar teorías causales para explicarlas.
Parte Uno EI dominio disposicional

plorado las implicaciones de esta formulación en un programa de investigación llamado


“enfoque de la frecuencia de la conducta” (Amelang, Herboth y Oefner, 1991; Angleiter,
Demtroder y Buss, 1990; Buss y Craik, 1983; Romero et al., 1994).
El enfoque de la frecuencia de la conducta empieza con la noción de que los rasgos son
categorías de acciones. Del mismo modo en que la categoría “aves” tiene aves específicas co­
mo miembros de la categoría (por ejemplo, petirrojos, gorriones), las categorías de rasgos
como “dominación” o “impulsividad” tienen acciones específicas como miembros. La cate­
goría de dominación, por ejemplo, podría incluir acciones específicas como las siguientes:

Emitir órdenes que mantienen al grupo organizado.


Arreglárselas para controlar el resultado de la reunión sin que los demás se percataran de ello.
Asignar papeles y hacer que siguiera el juego.
Decidir cuáles programas verían en la televisión.

La dominación es, por tanto, una categoría de los rasgos con éstos y otros cientos de ac­
ciones como miembros. Una persona dominante, de acuerdo con el enfoque de la frecuencia
de las acciones, es alguien que realiza una gran cantidad de acciones dominantes con relación
a otras personas. Por ejemplo, si grabáramos un video de Mary y una docena de sus compa­
ñeros durante un periodo de tres meses y luego contáramos cuántas veces ejecutó cada perso­
na acciones dominantes, Mary sería considerada dominante si ejecutara más acciones
dominantes que sus compañeros. Por tanto, en la formulación de la frecuencia de las accio­
nes, un rasgo como la dominación es un resumen descriptivo de la tendencia general en el
comportamiento de una persona; una tendencia que consiste en ejecutar un gran número de
actos dentro de una categoría con relación a otras personas.

Programa de investigación de la frecuencia de las acciones


El enfoque de la frecuencia de las acciones para los rasgos incluye tres elementos clave: no­
minación de la acción, juicio de qué tan prototípica es la acción y el registro de la ejecución
de la acción.

Nominación del acto


La nominación de la acción es un procedimiento diseñado para identificar cuáles acciones per­
tenecen a cuáles categorías de rasgos. Considere la categoría de impulsivo. Ahora piense en
alguien impulsivo que usted conozca. Luego enliste las acciones o comportamientos especí­
ficos que ha realizado esta persona que ejemplifiquen su impulsividad. Podría decir: “Deci­
dió salir con sus amigos sin pensarlo, aun cuando tenía que estudiar”, “Aceptó de inmediato
el desafío de hacer algo peligroso, sin pensar en las consecuencias” o “Deja escapar su ira
antes de tener tiempo de reflexionar en la situación”. Por medio de procedimientos de nomi­
nación de acciones como éste, los investigadores pueden identificar cientos de acciones que
pertenecen a varias categorías de rasgos.

Juicio de qué tan prototípica es la acción


El segundo paso en el proceso de investigación implica identificar cuáles actos son más cen­
trales, o prototípicos, de cada categoría de rasgos. Considere la categoría de “ave”. Cuando
Capítulo Tres Rasgos y taxonom ías de rasgos 67

piensa en esta categoría, ¿cuáles aves le vienen a la mente primero? La mayoría de las perso­
nas piensa en aves como petirrojos y gorriones. No piensan en pavos y pingüinos. Aun cuan­
do los pingüinos y pavos son miembros de la categoría “ave”, se considera que los petirrojos
y gorriones son más prototípicos de la categoría; son mejores ejemplos, más centrales a lo que
la mayoría de la gente quiere decir con “ave” (Rosch, 1975).
De modo similar, los actos dentro de las categorías de rasgos difieren en su calidad de
prototípicos del rasgo. Se usan equipos de evaluadores para calificar qué tan prototípico es ca­
da acto como un ejemplo de un concepto particular. Por ejemplo, los evaluadores podrían en­
contrar que los actos Ella controló el resultado de la reunión sin que los demás se percataran
de ello y Ella se hizo cargo después del accidente son más prototípicos de la dominación que
el acto Ella llegó tarde a la reunión en form a deliberada.

Registro de la ejecución del acto


El tercer y último paso en el programa de investigación consiste en asegurar información
sobre la ejecución real de los individuos en su vida diaria. Como podría imaginar, es difícil
obtener información sobre la conducta diaria de una persona. La mayoría de los investiga­
dores han usado autorreportes de la ejecución del acto o reportes de amigos cercanos o cón­
yuges. Como se muestra en el cuadro 3.1, puede proporcionar sus propias respuestas a esta
medida.

Crítica de la formulación de la frecuencia de las acciones


La formulación de los rasgos como simples resúmenes descriptivos, como en el enfoque de
la frecuencia de las acciones, se ha criticado en varios terrenos (véase Angleitner y Demtro-
der, 1988; Block, 1989). La mayor parte de las críticas se han dirigido a la aplicación téc­
nica del enfoque. Por ejemplo, el enfoque de la frecuencia de las acciones no especifica
cuánto contexto debe incluirse en la descripción de un acto relevante para un rasgo. Consi­
dere el siguiente acto dominante: Insistió en que los otros fueran a su restaurante favorito.
Para entender este acto como un acto dominante, podríamos necesitar conocer 1) las rela­
ciones entre las personas implicadas, 2) la ocasión para comer fuera, 3) la historia de ir a
restaurantes para estas personas y 4) quién va a pagar la cena. ¿Cuánto contexto es necesa­
rio para identificar la acción como dominante? Por ejemplo, si es cumpleaños de otra per­
sona, pero un individuo insiste en ir al restaurante favorito de este individuo, entonces esto
podría ser indicativo de dominación.
Otra crítica del enfoque es que parece aplicable a acciones manifiestas, ¿pero qué hay
de los fracasos en actuar y de los actos cubiertos que no son observables en forma directa?
Por ejemplo, una persona puede ser muy valerosa, pero nunca lo sabremos bajo circunstan­
cias ordinarias de la vida en las que las personas no necesitan exhibir valentía. Otro desafío
más para el enfoque es si puede captar con éxito rasgos complejos, como la tendencia de los
individuos narcisistas a oscilar entre una autoestima alta y una baja (Raskin y Terry, 1988).
A pesar de estas limitaciones, el enfoque de la frecuencia de las acciones ha producido al­
gunos logros notables. Ha sido útil en especial para hacer explícitos los fenómenos conductua-
les a los que se refieren la mayor parte de los términos de rasgos; después de todo, la forma
primaria en que sabemos acerca de los rasgos es por medio de sus expresiones en comporta­
miento real. Por tanto, el estudio de las manifestaciones conductuales de la personalidad si­
gue siendo una parte esencial y, de hecho, indispensable de la agenda para el campo, a pesar
de las dificultades que supone su estudio. El enfoque de la frecuencia de los actos también es
útil para identificar regularidades conductuales: los fenómenos que deben ser explicados por
cualquier teoría de la personalidad minuciosa. Y ha sido útil al explorar el significado de al­
gunos rasgos que han demostrado ser difíciles de estudiar, como la impulsividad (Romero et
al., 1994) y la creatividad (Amelang et al., 1991). Como todos los otros enfoques de la perso­
nalidad, el enfoque de la frecuencia de los actos debería evaluarse por sus contribuciones al
igual que sus limitaciones.
Parte U so El dominio disposit-ional

Cuadro 3.1 Autorreporte de actos impulsivos


INSTRUCCIONES. A continuación se presenta una lista de acciones. Lea cada acción y encierre en
un círculo la respuesta que indique con más precisión con cuánta frecuencia ejecuta de manera tí­
pica cada acción. Encierre en un círculo el "0" si nunca ejecuta la acción; encierre en un círculo el
"1" si ejecuta el acto de manera ocasional; encierre en un círculo el "2" si ejecuta el acto con fre­
cuencia moderada; y encierre en un círculo el "3" si ejecuta el acto con mucha frecuencia.

Circule Acciones

0 1 2 3 1. Digo lo que pienso sin pensar en las posibles consecuencias.

0 1 2 3 2. Reacciono rápido y en forma agresiva a las amenazas verbales.

0 1 2 3 3. Compré un automóvil nuevo sin pensarlo mucho.

0 1 2 3 4. Decidí vivir con alguien sin reflexionar.

0 1 2 3 5. Tomo decisiones apresuradas.

0 1 2 3 6. Hablo sin pensar acerca de lo que voy a decir.

0 1 2 3 7. M e dejo llevar por los sentimientos del momento.

0 1 2 3 8. Gasto mi dinero en lo que me apetezca.

0 1 2 3 9. Habiendo hecho planes definidos, los cambio en forma repentina y hago algo dife­
rente por completo.

0 1 2 3 10. Hago lo primero que me viene a la cabeza.

Fuente: A da ptado de Rom ero e ta l. (1994), de entre las ac cio n e s im pulsivas más p rototíp icas. De a cuerdo con el enfoque de la fre c u e n ­
cia de las ac cio n e s , seria juzgado "im p u ls iv o " si tu vo una fre c u e n c ia global alta de estas ac cio n e s im pulsivas, re la tiva a su grupo de
sem ejantes.

En resumen, hay dos formulaciones importantes de los rasgos. La primera considera los
rasgos como propiedades causales internas de las personas que afectan al comportamiento ma­
nifiesto. El segundo considera los rasgos como resúmenes descriptivos de comportamiento
manifiesto, con las causas de esas tendencias en la conducta a ser determinadas después. Co­
mo quiera que se formulen los rasgos, todos los psicólogos de la personalidad deben enfren­
tar el siguiente desafío fastidioso: identificar los rasgos más importantes.

A lo largo de la historia del dominio disposicional, se han usado tres enfoques fundamenta­
les para identificar rasgos importantes. El primero es el enfoque léxico. Según este enfo­
que, todos los rasgos enlistados y definidos en el diccionario forman la base de la forma
natural de describir las diferencias entre personas (Allport y Odbert, 1936). Por tanto, el
punto de inicio lógico para la estrategia léxica es el lenguaje natural. El segundo método re­
lacionado para identificar rasgos importantes es el enfoque estadístico. Este enfoque usa el
análisis factorial, o procedimientos estadísticos similares, para identificar los rasgos de per­
sonalidad importantes. El tercer método es el enfoque teórico. Con este método, los inves­
tigadores dependen de teorías para identificar rasgos importantes. Mientras exponemos
estos enfoques, tenga en cuenta que algunos investigadores de la personalidad los usan en
combinaciones.
Capítulo Tres Rasgos y laxoiiom ias de rasgos

Enfoque léxico
El enfoque léxico para identificar rasgos de personalidad importantes empieza con la hipóte­
sis léxica: todas las diferencias individuales importantes han sido codificadas dentro del len­
guaje natural. Con el tiempo, las diferencias entre personas que son importantes se notan y se
inventan palabras para hablar sobre esas diferencias. Las personas inventan palabras como do­
minante, creativo, confiable, cooperativo, colérico o egocéntrico, para describir estas diferen­
cias. Las personas encuentran estos términos de rasgos útiles para describir a las personas y
para comunicar información sobre ellas. Y así, el uso de estos términos de rasgos se extiende
y se vuelve común entre el grupo. Los términos de rasgos que no son útiles para las personas
al describir y comunicarse con los demás son desterrados a la pila de desecho de términos que
no son codificados dentro del lenguaje natural.
Considere las muchas palabras que han inventado los jugadores de béisbol a lo largo de
los años para diferentes clases de lanzamientos. Hay bolas rápidas, bolas curvas, toboganes,
bola de manopla, etc. Se han inventado palabras para todos estos tipos de lanzamientos, y han
sido encontradas útiles por otros, así que se han codificado dentro del léxico del béisbol. Por
analogía, se han notado las diferencias entre personas que han sido importantes en especial
para navegar por el ambiente social, se ha hablado acerca de ellas y se han vuelto parte del
lenguaje natural (Goldberg, 1981).
Si consideramos el idioma español, encontramos una abundancia de términos de ras­
gos codificados como los adjetivos: manipulador, arrogante, indolente y afectuoso. Una lec­
tura detenida del diccionario arroja alrededor de 2 800 adjetivos descriptivos de rasgos
(Norman, 1967). La implicación clave de este hallazgo, de acuerdo con el enfoque léxico, es
clara: los términos de rasgos son en extremo importantes para que las personas se comuni­
quen con los demás.
El enfoque léxico produce dos criterios claros para identificar rasgos importantes: fre­
cuencia de sinónimos y universalidad transcultural. El criterio de la frecuencia de sinóni­
mos significa que, si un atributo no sólo tiene uno o dos adjetivos de rasgos para describirlo
sino, más bien, seis, ocho o nueve palabras, entonces es una dimensión más importante de di­
ferencia individual. “Entre más importante sea un atributo, más sinónimos y facetas distinti­
vas sutiles del atributo se encontrarán dentro de cualquier lenguaje” (Saucier y Goldberg,
1996, p. 24). Considere las diferencias individuales en la dominación. Hay muchos términos
para describir esta dimensión: dominante, mandón, enérgico, poderoso, insistente, persuasi­
vo, líder, autoritario, influyente, arbitrario, totalitario y arrogante. La frecuencia de tantos si­
nónimos, con cada término que transmite una diferencia de matiz sutil pero importante en
dominación no sólo sugiere que la dominación es una diferencia importante, sino también que
diferentes modalidades de dominación son importantes en la comunicación social. Por tanto,
la frecuencia de sinónimos proporciona un criterio de importancia.
La universalidad transcultural es el segundo criterio clave de importancia dentro del en­
foque léxico: “entre más importante es una diferencia individual en las transacciones huma­
nas, más lenguajes tendrán un término para ella” (Goldberg, 1981, p. 142). Además, “los
atributos de personalidad fenotípicos [observables] más importantes deberían tener un térmi­
no correspondiente en casi todos los lenguajes (Saucier y Goldberg, 1996, p. 23). La lógica de
este criterio es que, si un rasgo es lo bastante importante en todas las culturas para que sus
miembros hayan codificado términos dentro de sus propios lenguajes para describir el rasgo,
entonces el rasgo debe ser importante de manera universal en lo que se refleja. En contraste.
si un término de rasgo existe sólo en uno o en unos pocos lenguajes, pero está ausente po
completo en la mayor parte, entonces puede ser sólo de relevancia local. Es poco probable que
dicho término sea un candidato para una taxonomía universal de rasgos de personalidad (Me-
Crae y Costa, 1997).
Los indios yanomamo de Venezuela, por ejemplo, tienen las palabras unokai y 'no uno-
ka i’, lo cual significa “un hombre que ha logrado la virilidad matando a otro hombre” (unokai)
y “un hombre que no ha logrado la virilidad matando a otro hombre” (no unokai) (Chagnon,
Parte Uno El dominio disposirional

r
1983). En la cultura yanomamó, esta diferencia individual es de importancia crítica, ya que
los unokai tienen una posición elevada, son muy temidos, tienen más esposas y son buscados
por su liderazgo. En la corriente principal de la cultura estadounidense, en contraste, existe el
genérico killer (asesino), pero no hay una palabra que tenga las connotaciones específicas de
unokai. Por tanto, aunque esta diferencia individual es de importancia crítica para los yano-
mamo, es poco probable que sea una candidata para una taxonomía universal de rasgos de per­
sonalidad.
De acuerdo con el criterio transcultural del enfoque léxico, la tarea crítica para los in­
vestigadores es examinar el lenguaje natural y el uso de los rasgos en las culturas. El enfo­
que léxico enfrenta algunos problemas formidables. Para empezar, hay muchos términos de
rasgos que son ambiguos o metafóricos, como elíptico, traidor y tenebroso. También hay
muchos términos que son oscuros o difíciles, como cotillero (inclinado al chisme o charla
frívola), gnatónico y teromórfico (Saucier y Goldberg, 1998). Es de suponer que estos tér­
minos deben identificarse y excluirse debido a que la mayoría de las personas no saben lo
que significan.
Otro problema con la estrategia léxica se refiere al hecho de que la personalidad se
transmite a través de diferentes partes del habla, incluyendo adjetivos, sustantivos y adver­
bios. Por ejemplo, también hay docenas de sustantivos codificados dentro del idioma español
para describir a alguien que no es demasiado listo: mentecato, alcornoque, tonto, zoquete,
cretino, idiota, bobo, lelo, burro, imbécil, estúpido, lerdo y cabeza de chorlito. Aunque no se
han explorado mucho, los sustantivos de personalidad siguen siendo una fuente viable de in­
formación potencial acerca de dimensiones importantes de diferencias individuales. No obs­
tante, los investigadores léxicos se han enfocado de manera justificable sobre todo en
adjetivos, debido a que la mayor parte de las descripciones de la personalidad se codifican
como adjetivos de rasgos.
La estrategia léxica ha demostrado ser un notable punto de partida generativo para iden­
tificar diferencias individuales importantes. Desechar esta información “requeriría que nos se­
paráramos de manera innecesaria de las vastas fuentes de conocimiento obtenidas en el curso
de la historia humana” (Kelley, 1992, p.22). Una postura razonable es que el enfoque léxico
representa un buen punto de partida para identificar diferencias individuales importantes, pe­
ro no debería usarse en forma exclusiva. Otros dos enfoques usados por lo común son las es­
trategias estadística y teórica, las cuales se examinarán a continuación.

Enfoque estadístico
El enfoque estadístico para identificar rasgos importantes empieza con un banco de reacti­
vos de personalidad. Estos pueden ser palabras de rasgos, como las descubiertas por medio
del enfoque léxico, o una serie de preguntas acerca del comportamiento, la experiencia o la
emoción. De hecho, la mayoría de los investigadores que usan el enfoque léxico recurren al
enfoque estadístico para delimitar las autoclasificaciones de adjetivos de rasgos en catego­
rías básicas de rasgos de personalidad. Sin embargo, el punto de partida también puede ser
autoclasificaciones en una gran colección de enunciados relevantes para la personalidad
(por ejemplo, Creo que puedo persuadir con facilidad a la gente para que acepte mi punto
de vista). Una vez que se ha reunido un banco grande y diverso de adjetivos, reactivos o
enunciados, se aplica el enfoque estadístico. Consiste en hacer que un gran número de per­
sonas se clasifiquen a sí mismas en los reactivos, usando luego un procedimiento estadístico
para identificar grupos o núcleos de reactivos. La meta del enfoque estadístico es identifi­
car las dimensiones principales, o “coordenadas”, del mapa de la personalidad, de forma pa­
recida a la manera en que la latitud y la longitud proporcionan las coordenadas del mapa de
la Tierra.
El procedimiento que se usa más comúnmente para identificar estas dimensiones es el
análisis factorial. Aunque los procedimientos matemáticos complejos que subyacen al análi­
sis factorial están fuera del alcance de este texto, la lógica esencial de este enfoque puede co­
Capítulo t e Rasaos y taxonom ías de rasgos

municarse en forma simple. El análisis factorial en esencia identifica grupos de reactivos que
covarían (es decir, van juntos) pero tienden a no covariar con otros grupos de reactivos. Con­
sidere, como una metáfora espacial, la ubicación de las oficinas de los físicos, psicólogos y
sociólogos en su campus. Aunque pueden estar diseminadas, en general las oficinas de los psi­
cólogos tienden a estar más próximas entre sí de lo que están de las oficinas de los físicos o
los sociólogos. Y los físicos están más cerca entre sí de lo que están de los sociólogos o psi­
cólogos. Por tanto, un análisis factorial podría revelar tres grupos de profesores.
Del mismo modo, una ventaja importante de la identificación de grupos de reactivos
de personalidad que covarían es que proporciona un medio para determinar cuáles variables de
personalidad tienen alguna propiedad común. El análisis factorial también puede ser útil pa­
ra reducir la colección grande de rasgos de personalidad diversos a un conjunto más pequeño
y más útil de factores subyacentes. Proporciona un medio para organizar los miles de rasgos
de personalidad.
Examinemos cómo funciona el análisis factorial en un ejemplo que se muestra en el cua­
dro 3.2. Este cuadro resume los datos obtenidos de una muestra de 1 210 sujetos a los que se
les pidió que se clasificaran a sí mismos en una serie de adjetivos descriptivos de rasgos. En­
tre los adjetivos clasificados estaban gracioso, divertido, popular, trabajador, productivo, de­
cidido, imaginativo, original e inventivo.
Los números en el cuadro 3.2 se llaman cargas factoriales, las cuales son índices de
cuánto de la variación en un reactivo es “explicado” por el factor. Las cargas factoriales in­
dican el grado en que el reactivo se correlaciona, o “está cargado”, con el factor subyacente.
En este ejemplo, surgen tres factores claros. El primero es un factor de “extraversión”, con
cargas altas en gracioso, divertido y popular. El segundo es un factor de “ambición”, con car­
gas altas en trabajador, productivo y decidido. El tercero es un factor de “creatividad”, con
cargas altas en imaginativo, inventivo y original. El análisis factorial, en este caso, es bas­
tante útil para identificar tres grupos distintos de términos de rasgos que covarían entre sí,

Cuadro 3.2 Una muestra dei análisis factorial de las clasificaciones de adjetivos
de personalidad
Clasificación Factor 1 Factor 2 Factor 3
de adjetivo (Extraversión) (Ambición) (Creatividad)

Gracioso .66 .06 .19

Divertido .65 .23 .02

Popular .57 .13 .22

Trabajador .05 .63 .01

Productivo .04 .52 .19

Determinado .23 .52 .08

Imaginativo .01 .09 .62

Original .13 .05 .53

Inspirado .06 .26 .47

Nota-, Los núm eros se re fie re n a las ca rga s fa c to ria le s , las cu ales indican el grado en que un re a ctivo se c o rre la cio n a con el fa c to r
su bya cente (véase el texto).
A da ptado de M a tth e w s y Oddy (1993).
pero que son relativamente independientes de otros grupos (tienden a no covariar). Sin este
procedimiento estadístico, un investigador podría ser obligado a considerar todos los nueve
rasgos como separados entre sí. El análisis factorial nos dice que trabajador, productivo y
decidido covarían en forma suficiente como para que se consideren un solo rasgo, en lugar
de tres rasgos separados.
Debe hacerse una advertencia acerca de usar el análisis factorial y el enfoque estadísti­
co en general para identificar rasgos importantes: se obtiene sólo lo que se le pone. En otras
palabras, si un rasgo de personalidad importante se dejara fuera de un análisis factorial particu­
lar, no se mostraría en los resultados subsiguientes. Por tanto, es vital que los investigadores
pongan mucha atención a su selección inicial de reactivos que se incluirán en un estudio.
El análisis factorial y procedimientos estadísticos similares han sido en extremo valio­
sos para los investigadores de la personalidad. Quizá su contribución más importante ha sido
la capacidad para reducir una gran colección voluminosa de diversos adjetivos o reactivos de
personalidad a un conjunto más pequeño y más significativo de factores básicos amplios.

Enfoque teórico
El enfoque teórico para identificar dimensiones importantes de las diferencias individuales,
como su nombre implica, empieza con una teoría que determina cuáles variables son impor­
tantes. En contraste con la estrategia estadística, la cual puede describirse como ateórica en el
sentido de que no hay juicio previo acerca de cuáles variables son importantes, la estrategia
teórica dicta de una manera muy específica cuáles variables son importante medir.
Para un freudiano, por ejemplo, es esencial evaluar “la personalidad oral” y “la perso­
nalidad anal”, porque representan constructos importantes sugeridos por la teoría. O para un
teórico de la autorrealización, como Maslow (1970), es esencial medir las diferencias indivi­
duales en el grado en que las personas están motivadas para autorrealizarse (véase Williams y
Page, 1989, para una de dichas medidas). La teoría, en resumen, determina en forma estricta
cuáles variables son importantes.
Como un ejemplo de la estrategia teórica, considere la teoría de la orientación socio-
sexual, desarrollada por los psicólogos Jeff Simpson y Steve Gangestad (1991). De acuerdo
con la teoría, los hombres y mujeres seguirán una de dos estrategias de relación sexual alter­
nativas. La primera implica buscar una sola relación comprometida caracterizada por la mo­
nogamia y una gran inversión en los hijos. La segunda estrategia sexual se caracteriza por un
mayor grado de promiscuidad, más cambios de pareja y menos inversión en los hijos. Debi­
do a que la teoría de la orientación sociosexual dicta que la estrategia de apareamiento que
uno sigue es una diferencia individual crítica, Gangestad y Simpson han elaborado una medi­
da de orientación sociosexual (véase el ejercicio que sigue).

INSTRUCCIONES Por favor responda todas las siguientes preguntas con honestidad. Para las
preguntas que tienen que ver con comportamiento, escriba sus respuestas en los espacios en blan­
co. Paralas preguntas que tienen que ver con pensamientos y actitudes, encierre en un círculo el
número apropiado en las escalas que se proporcionan.
1. ¿Con cuántas parejas diferentes tuvo sexo (relaciones sexuales) el año pasado?

2. ¿Con cuántas parejas diferentes prevé tener sexo durante los siguientes cinco años? (Por
fivor dé una estimación realista específica.)_____________________________
CAPÍTULO Tr.es Rasgos Y taxonom ías de rasgos

3. ¿Con cuántas parejas diferentes ha tenido sexo en una y sólo una ocasión?

4. ¿Con cuánta frecuencia fantasea acerca de tener sexo con alguien distinto a su pareja
actual? (encierre en un círculo uno.)
1. nunca
2. una vez cada dos o tres meses
3. una vez al mes
4. una vez cada dos semanas
5. una vez a la semana
6. unas cuantas veces a la semana
7. casi todos los días
8. al menos una vez al día
5. El sexo sin amor está bien.
1 2 3 4 5 6 7 8 9
Estoy muy en desacuerdo Estoy muy de acuerdo
6. Puedo imaginarme a mí mismo estando cómodo y disfrutando sexo “casual” con diferen­
tes parejas.
1 2 3 4 5 6 7 8 9
Estoy muy en desacuerdo Estoy muy de acuerdo
7. Tendría que estar apegado en forma íntima con alguien (tanto en lo emocional como en
lo psicológico) antes de poder sentirme cómodo y disfrutar en forma plena tener sexo con
él o ella.
1 2 3 4 5 6 7 8 9
Estoy muy en desacuerdo Estoy muy de acuerdo

Tomado de Simpson y Gangestad ¡1981).

Evaluación de los enfoques para identificar rasgos importantes


En suma, el enfoque teórico le permite a la teoría determinar cuáles dimensiones de las dife­
rencias individuales son importantes. Como todos los enfoques, el enfoque teórico tiene ven­
tajas y limitaciones. Sus ventajas coinciden con las ventajas de la teoría. Si tenemos una teoría
poderosa que nos dice cuáles variables son importantes, entonces nos ahorra vagar sin propó­
sito fijo, como un marinero sin un mapa o una brújula. Una teoría traza el curso a seguir. Al
mismo tiempo, sus desventajas coinciden con las desventajas de la teoría. En la medida en que
la teoría contenga lagunas e imprecisiones, entonces la subsiguiente identificación de diferen­
cias individuales importantes reflejará omisiones y distorsiones.
El estado actual del campo de la psicología de los rasgos de personalidad se caracteriza
mejor como “un ramillete de mil flores”. Algunos investigadores empiezan con una teoría y
dejan que su medición de las diferencias individuales se derive de esa teoría. Otros creen que
el análisis factorial es la única forma sensible de identificar diferencias individuales importan­
tes. Otros investigadores más creen que la estrategia léxica, al capitalizar la sabiduría colecti­
va de las personas a lo largo de las épocas, es el mejor método para asegurar que se capten
diferencias individuales importantes.
En la práctica, muchos investigadores de la personalidad usan una combinación de las
tres estrategias. Norman (1963) y Goldberg (1990), por ejemplo, empezaron con la estrategia
léxica para identificar su primer conjunto de variables para su inclusión. Luego aplicaron el
análisis factorial a esta selección inicial de rasgos a fin de reducir el conjunto a un número
74 Parte Uro El dominio disposicional

más pequeño y manejable (cinco). Esto resolvió dos problemas centrales para la ciencia de la
personalidad (Saucier y Goldberg, 1996): el problema de identificar los dominios de las dife­
rencias individuales y el problema de idear un método para describir el orden o estructura que
existe entre las diferencias individuales identificadas. La estrategia léxica puede usarse para
muestrear términos de rasgos, y luego el análisis factorial suministra un enfoque estadístico
poderoso para proveer de estructura y orden a esos términos de rasgos.

Durante el siglo pasado se propusieron docenas de taxonomías de rasgos de personalidad. Mu­


chas eran tan sólo listas de rasgos, con frecuencia basadas en las intuiciones de los psicólogos
de la personalidad. Como observó el psicólogo de la personalidad Robert Hogan, “la historia de
la teoría de la personalidad consiste en personas que afirman que sus demonios privados son
aflicciones públicas” (Hogan, 1983). De hecho, dos editores de un libro sobre rasgos de per­
sonalidad (London y Exner, 1978) expresaron desesperación por la falta de acuerdo acerca de
una taxonomía de rasgos, así que tan sólo enlistaron los rasgos en orden alfabético. Sin em­
bargo, es claro que podemos elaborar una base más firme para organizar los rasgos de perso­
nalidad. Por tanto, las taxonomías de rasgos presentadas en el resto de este capítulo no son
muestreos aleatorios de las docenas disponibles. Más bien, representan taxonomías que tienen
una justificación empírica y teórica sólida.

Modelo jerárquico de la personalidad de Eysenck


De todas las taxonomías de la personalidad, el modelo de Hans Eysenck, nacido en 1916, es
la que está arraigada con más fuerza en la biología. Eysenck nació y fue criado en Alemania
en la época en que Hitler subió al poder. Eysenck mostró un
desagrado intenso por el régimen nazi, así que a la edad de 18
años emigró a Inglaterra. Aunque pretendía estudiar física,
Eysenck carecía de los prerrequisitos necesarios, así que casi
por casualidad comenzó a estudiar psicología en la Universi­
dad de Londres. Recibió su Ph.D. en 1940 y después de la Se­
gunda Guerra Mundial se volvió director del departamento de
psicología en el nuevo Instituto de Psiquiatría del Hospital
Maudsley en Londres. La productividad subsiguiente de Ey­
senck fue enorme, con más de 40 libros y 700 artículos de su
autoría. Hans Eysenck fue el psicólogo vivo más citado hasta
que murió de cáncer cerebral en 1998.
Eysenck elaboró un modelo de personalidad basado en
rasgos que creía que eran básicamente heredables (véase el
capítulo 6) y tenían un fundamento psicofisiològico probable.
Los tres rasgos principales que cumplían estos criterios, según
Eysenck, eran extroversión-introversión (E), neuroticismo-es-
tabilidad emocional (N) y psicoticismo (P). Juntos, pueden re­
cordarse con facilidad por las siglas p e n .

Descripción
Comenzaremos por describir estos tres rasgos amplios. Ey­
senck conceptualiza cada uno de ellos como situados en la ci­
ma de su propia jerarquía, como se muestra en la figura 3.1.
La extroversion, por ejemplo, incluye una gran cantidad de
Hans Eysenck en su oficina en Londres. Fotografía de Randy J.
rasgos más limitados: sociable, activo, enérgico, audaz, domi­
nante, etc. Estos rasgos limitados se incluyen en el rasgo más
Capítulo Tres Rasgos y taxonom ías de rasgos

amplio de extraversión porque todos covarían lo suficiente entre sí para cargar en el mismo
factor mayor. Es común que a los extrovertidos les gusten las fiestas, tengan muchos amigos
y requieran que haya personas a su alrededor hablando (Eysenck y Eysenck, 1975). A muchos
extrovertidos les encanta hacer bromas a las personas. También exhiben modales despreocu­
pados y sencillos. Así como tienden a tener un nivel de actividad alto.
A los introvertidos, en contraste, les gusta pasar más tiempo solos. Prefieren ratos de
tranquilidad y actividades como la lectura. Los introvertidos a veces son considerados como
reservados y distantes, pero con frecuencia tienen un número pequeño de amigos íntimos con
quienes comparten confidencias. Los introvertidos tienden a ser más serios que los extrover­
tidos y prefieren un ritmo más moderado. Tienden a ser bien organizados y prefieren un esti­
lo de vida rutinario predecible (Larsen y Kasimatis, 1990).
El rasgo de neuroticismo (N) consiste en un grupo de rasgos más específicos, incluyen­
do ansioso, irritable, culpable, carente de autoestima, tenso, tímido y malhumorado. Desde el
punto de vista conceptual, los rasgos limitados como ansioso e irritable podrían verse como
muy diferentes entre sí. Desde el punto de vista empírico, sin embargo, los hombres y muje­
res que se sienten ansiosos también tienden a irritarse. Por tanto-, el análisis factorial ha de­
mostrado ser una herramienta valiosa para mostrar que estos dos rasgos limitados en realidad
están vinculados y tienden a coocurrir en las personas.
El que de manera típica obtiene puntuaciones altas en neuroticismo (N) tiende a preo­
cuparse. Con frecuencia ansioso y deprimido, el que obtiene puntuaciones altas en N tiene
problemas para dormir y experimenta una amplia variedad de síntomas psicosomáticos. Uno
de los sellos distintivos del que obtiene puntuaciones altas en N es una reactividad excesiva a
las emociones negativas. Es decir, el que obtiene puntuaciones altas en N experimenta un ma­
yor grado de excitación emocional que los que obtienen puntuaciones bajas en N en respues­
ta al estrés y tensiones normales de la vida cotidiana. También tiene más problemas para
recobrar el equilibrio después de dicho evento emocional excitante. El que obtiene puntuacio­
nes bajas en N, por otra parte, es estable en lo emocional, ecuánime, calmado y más lento pa­
ra reaccionar ante sucesos productores de estrés; es más, estos individuos regresan pronto a la
normalidad después de un suceso preocupante.
El tercer rasgo amplio en la taxonomía de Eysenck es psicoticismo (P). Como se mues­
tra en la figura 3.1, P consiste en la constelación de rasgos más limitados que incluye agresi­
vo, egocéntrico, creativo, impulsivo, carente de empatia y antisocial. El análisis factorial
demuestra ser valioso para agrupar rasgos más limitados. Los análisis factoriales muestran,
por ejemplo, que la impulsividad y la falta de empatia tienden a coocurrir en los individuos.
Es decir, las personas que tienden a actuar sin pensar (impulsividad) también tienden a care­
cer de la capacidad para ver las situaciones desde las perspectivas de las otras personas (falta
de empatia).
El que obtiene puntuaciones altas en P de manera típica es un individuo aislado, con
frecuencia descrito por otros como un “solitario”. Debido a que carece de empatia, puede
ser cruel o inhumano (los hombres tienden a obtener una puntuación el doble de alta que las
mujeres en P). Con frecuencia, dichas personas tienen una historia de crueldad con los ani­
males. El que obtiene una puntuación alta en P, por ejemplo, puede reír cuando un perro es
golpeado por un automóvil o cuando alguien resulta herido por accidente. El que obtiene
una puntuación alta en P muestra insensibilidad al dolor y sufrimiento de otros, incluyendo
el de sus propios parientes. Es agresivo, tanto en forma verbal como física, aun con sus se­
res queridos. El que obtiene una puntuación alta en P tiene una debilidad por lo extraño e
inusual y puede ignorar por completo el peligro en su búsqueda de novedad. Le gusta enga­
ñar a otras personas y frecuentemente son descritos con tendencias antisociales. En el caso
extremo, el individuo puede exhibir síntomas de trastorno de personalidad antisocial (véa­
se el capítulo 19).
Desde el punto de vista empírico, la escala P predice diversos criterios fascinantes.
Aquellos que obtienen puntuaciones altas en P tienden a mostrar una preferencia marcada por
las películas violentas, y califican las escenas violentas como las más divertidas e incluso
Farte Pro El dominio rtisiiosicional

a) La estru ctu ra je rá rq u ic a del psicoticism o (P¡.

b) La estructu ra je rá rq u ic a de e xtro ve rsio n -in tro ve rsio n (E).

S ociable

c) La estructu ra je rá rq u ic a de ne uro ticism o (IM).

Ansioso Tenso

Emotivo

Figura 3.1
Estructura jerárquica de Eysenck de los rasgos de personalidad principales. Cada “superrasgo” (P,
E y N) ocupa el nivel superior en la jerarquía, representando rasgos de personalidad amplios. Cada
uno de estos rasgos amplios incluye rasgos más limitados en la jerarquía, a) La estructura jerárquica
de psicoticismo (P); b) la estructura jerárquica de extroversión-introversión (E); c) la estructura je­
rárquica de neuroticismo-estabilidad emocional (N).
Capítulo Tres Rasgos v taxonom ías de rasgos

más cómicas que aquellos que obtienen puntuaciones bajas en P (Bruggemann y Barry,
2002). Los individuos con puntuaciones altas en P prefieren pinturas y fotografías desagra­
dables más que los individuos con puntuaciones bajas en P (Rawlins, 2003). Los hombres,
pero no las mujeres, que obtienen puntuaciones altas en maquiavelismo (el cual se correla­
ciona alto con P) aprueban las actitudes sexuales promiscuas y hostiles: tienen mayor proba­
bilidad que los que obtienen puntuaciones bajas de divulgar secretos sexuales a terceros,
fingir estar enamorados cuando no lo están, acosar a parejas sexuales potenciales con bebi­
das alcohólicas e incluso reportan haber tratado de obligar a otros a actos sexuales (McHos-
key, 2001). Aquellos que están bajos en P tienden a ser religiosos en forma más profunda,
mientras que los que obtienen puntuaciones altas en P tienden a ser algo cínicos acerca de la
religión (Saroglou, 2002). Por último, los que obtienen puntuaciones altas en P están predis­
puestos a involucrarse en eventos graves y que amenazan la vida, como la violencia y la ac­
tividad criminal (Pickering et al., 2003).
Como podría imaginarse, las etiquetas que le dio Eysenck a estos tres superrasgos, en
especial P, han generado algo de controversia. En efecto, algunos sugieren que etiquetas más
precisas y apropiadas para el psicoticismo podrían ser “personalidad antisocial” y “personali­
dad psicopática”. Sin importar la etiqueta, sin embargo, P ha surgido como un rasgo impor­
tante en la investigación de la personalidad de rango normal.
Ahora veamos con más detalle los dos aspectos del sistema de Eysenck que merecen
mayor comentario: su naturaleza jerárquica y sus fundamentos biológicos.

Estructura jerárquica del sistema de Eysenck


En la figura 3.1 se muestran los niveles en el modelo jerárquico de Eysenck, con cada super-
rasgo en la parte superior y los rasgos más limitados en el segundo nivel. Sin embargo, inclui­
do en cada rasgo limitado hay un tercer nivel, el de las acciones habituales. Por ejemplo, una
acción habitual incluida la sociable podría ser hablar por teléfono; otra podría ser hacer m u­
chas pausas al tomar café para socializar con otros estudiantes. Los rasgos limitados, por tan­
to, incluyen una variedad de actos habituales.
En el nivel más bajo de la jerarquía están los actos específicos (por ejemplo, Hablé por
teléfono con mi amigo e Hice una pausa para tomar café y charlar a las 10:30 a.m.). Si su­
ficientes acciones específicas se repiten con frecuencia, se vuelven acciones habituales en
el tercer nivel. Los grupos de acciones habituales se vuelven rasgos limitados en el segun­
do nivel. Y grupos de rasgos limitados se vuelven superrasgos en la cima de la jerarquía.
Esta jerarquía tiene la ventaja de ubicar cada acción específica relevante para la personali­
dad dentro de un sistema anidado preciso. Por tanto, en acción de cuarto nivel Bailé en fo r ­
ma desenfrenada en la fiesta puede describirse como extrovertido en el nivel más alto,
sociable en el segundo nivel y parte de un hábito regular de comportamiento de ir a fiestas
en el tercer nivel.

Fundamentos biológicos
Hay dos aspectos de los fundamentos biológicos del sistema de personalidad de Eysenck que
son esenciales para su comprensión: heredabilidad y sustrato fisiológico identificable. Para
Eysenck un criterio clave para una dimensión “básica” de la personalidad es que tiene una he­
redabilidad alta de manera razonable. La evidencia genética conductual confirma que los tres
superrasgos en la taxonomía de Eysenck, P, E y N, tienen una heredabilidad moderada, aun­
que esto también es cierto para muchos rasgos de personalidad (véase el capítulo 6 para una
exposición mayor de la heredabilidad de la personalidad).
El segundo criterio biológico es que los rasgos de personalidad básicos deberían tener
un sustrato fisiológico identificable; es decir, que uno puede identificar propiedades en el
cerebro y en el sistema nervioso central que corresponden a los rasgos y se presume que son
parte de la cadena causal que produce esos rasgos. En la formulación de Eysenck, se supo­
ne que la extroversión está vinculada con la excitación o reactividad del sistema nervioso
central. Eysenck predijo que los introvertidos se inquietarían con más facilidad (y serían
más reactivos en forma autónoma) que los extrovertidos (véase el capítulo 7). En contras­
te, propuso que el neuroticismo estaba vinculado con el grado de labilidad (mutabilidad) del
sistema nervioso autónomo. Por último, se predijo que los que obtienen puntuaciones altas
en P tenían niveles altos de testosterona y niveles bajos de m a o , un inhibidor de los neuro-
transmisores.
En suma, la taxonomía de la personalidad de Eysenck tiene muchas características dis­
tintas. Es jerárquica, empezando con rasgos amplios, los cuales incluyen rasgos más limita­
dos, que a su vez incluyen acciones específicas. Se ha mostrado que los rasgos amplios dentro
del sistema son heredables de manera moderada. Y Eysenck ha intentado vincular estos ras­
gos con el funcionamiento fisiológico, agregando un nivel de análisis importante no incluido
en la mayor parte de las teorías de la personalidad.
A pesar de estas admirables cualidades, la taxonomía de la personalidad de Eysenck tie­
ne varias limitaciones. Una es que muchos otros rasgos de la personalidad también muestran
una heredabilidad moderada, no sólo la extraversión, el neuroticismo y el psicoticismo. Una
segunda limitación es que Eysenck puede haber pasado por alto algunos rasgos importantes
en su taxonomía, un punto que sostienen otros psicólogos de la personalidad, como Raymond
B. Cattell, y en fechas más recientes por autores como Lewis Goldberg, Paul Costa y Robert
McCrae. En vista de que fue contemporáneo de Eysenck, comentaremos primero la taxono­
mía de Cattell.

Taxonomía de Cattell: el sistema de 16 factores de la personalidad


Cattell nació en Inglaterra en 1905. Un estudiante precoz, ingresó a la Universidad de Lon­
dres a los 16 años de edad, donde estudió química. Siguió estudios de posgrado en psicología
para lograr una comprensión de los problemas sociales de la época. Durante sus estudios de
posgrado, Cattell trabajó cerca de Charles Spearman, inventor de varias técnicas estadísticas,
incluyendo el análisis factorial. Cattell veía el análisis factorial como una nueva y poderosa
herramienta para elaborar una taxonomía objetiva derivada en forma científica de la persona­
lidad. Dedicó gran parte de su carrera a elaborar y aplicar técnicas de análisis factorial para
entender la personalidad. Su meta era definir, describir, explicar y predecir todas las formas
importantes en las que las personas difieren entre sí.
Cattell llegó a Estados Unidos en 1937 para convertirse en investigador asociado de Ed-
ward Thorndike (un psicólogo famoso) en la Universidad de Columbia en Nueva York. Du­
rante los siguientes años, se cambió a varias universidades, incluyendo Clark y Harvard, antes
de establecerse en la Universidad de Illinois. Cattell se retiró de Illinois en 1973, se mudó a
Hawai y continuó escribiendo libros y artículos. Cattell, similar a Eysenck en muchas formas,
también murió en 1998.
Al principio de su carrera, Cattell estableció como una de sus metas la identificación y
medición de las unidades básicas de la personalidad. Tomó como ejemplo a los bioquímicos
que, en esa época, descubrieron las vitaminas básicas. Cattell siguió a los investigadores de
las vitaminas al nombrar con letras los factores de personalidad que descubrió. Del mismo
modo en que los bioquímicos nombraron a la primera vitamina A, a la segunda B, etc., Cat­
tell nombró a los factores de personalidad A, B, etc., en el orden en que se convenció de su
existencia. Donde falta una letra para un factor (por ejemplo, el factor D), significa que era un
factor que más tarde resultó que no resistió la validación cruzada extensa, de modo que la le­
tra fue eliminada de su sistema. Además, los factores designados por letras seguidas por nú­
meros (por ejemplo, Q1 a Q4), son aquellos pertenecientes a los factores particulares que se
encontraron sobre todo en datos de cuestionarios de autorreporte.
Cattell creía que los factores verdaderos de la personalidad deberían encontrarse en di­
ferentes tipos de datos, como los autorreportes (datos A) y pruebas de laboratorio (datos P)
(véase el capítulo 2). Aunque no siempre producen números idénticos de factores de perso­
nalidad, las diferentes fuentes de datos producen suficiente consistencia como para dar cre­
dibilidad al sistema de Cattell, el cual consiste en 16 factores de personalidad. En contraste
Ca m il o Tres Rasgos y taxonom ías de rasgos 79

con Eysenck, quien elaboró una de las taxonomías más pe­


queñas de la personalidad, a juzgar por el número de factores
(3), la taxonomía de 16 de Cattell está entre las más grandes
desde el punto de vista del número de factores identificados
como rasgos básicos. Se han llevado a cabo muchas investiga­
ciones sobre los perfiles de personalidad de personas en varios
grupos ocupacionales, como oficiales de policía, científicos
investigadores, trabajadores sociales y conserjes. En el cua­
dro 3.3 se presentan descripciones de los 16 f p (factores de
personalidad) y se incluye información sobre los grupos ocu­
pacionales que obtienen puntuaciones altas o bajas en esas es­
calas.
Cattell, como Eysenck, publicó un volumen extenso de
trabajos sobre personalidad, incluyendo más de 50 libros y
500 artículos y capítulos (por ejemplo, Cattell, 1967, 1977,
1987). Durante su periodo más productivo (mediados de la
década de 1960), hubo ocasiones en que publicó más de 1 000
páginas al año sobre su teoría e investigación de la personali­
dad. Puede darse crédito a Cattell por la elaboración de una
estrategia empírica sólida para identificar las dimensiones bá­
sicas de la personalidad y por estimular y moldear el enfoque
entero de los rasgos de la personalidad. No obstante, se ha cri­
ticado el trabajo de Cattell, en especial el modelo de 16 factores
de personalidad. De manera específica, algunos investigado­
res de la personalidad no han podido replicar los 16 factores
El psicólogo Raymond Cattell produjo una de las taxonomías
separados, y muchos sostienen que un número menor de fac­
tores captura las formas más importantes en que difieren los más extensas de los rasgos de la personalidad.
individuos. Ahora pasaremos a las taxonomías más modernas
de los rasgos: las taxonomías circumplejas y el modelo de los
cinco factores de la personalidad.

Taxonomías circumplejas de la personalidad


Por siglos, las personas han estado fascinadas con los círculos. Hay algo elegante en los círcu­
los. No tienen principio ni fin, y simbolizan la integridad y la unidad. Los círculos también
han fascinado a los psicólogos de la personalidad como representaciones posibles de la esfe­
ra de la personalidad.
En el siglo xx, los dos defensores más prominentes de las representaciones circulares
de la personalidad han sido Timothy Leary (también conocido por sus experimentos con l s d
en Harvard) y Jerry Wiggins, quien formalizó el modelo circular con técnicas estadísticas
modernas. Circumplejo tan sólo es un nombre elegante para círculo.
Wiggins (1979) empezó con la suposición léxica: la idea de que todas las diferencias in­
dividuales importantes están codificadas dentro del lenguaje natural. Pero fue más allá en sus
esfuerzos por una taxonomía al afirmar que los términos de rasgos especifican diferentes cla­
ses de formas en las que difieren los individuos. Una clase de diferencia individual tiene que
ver con lo que las personas hacen con los demás: los rasgos interpersonales.
Otras clases de diferencias individuales son especificadas por los siguientes tipos de ras­
gos: rasgos de temperamento, como nervioso, melancólico, perezoso y excitable; rasgos de
carácter, como moral, de principios y deshonesto; rasgos materiales, como mezquino y taca­
ño; rasgos de actitud, como piadoso y espiritual; rasgos mentales, como astuto, lógico y per­
ceptivo; y rasgos físicos, como sano y robusto.
Debido a que Wiggins estaba interesado sobre todo en los rasgos interpersonales, sepa­
ró éstos en forma minuciosa de las otras categorías de rasgos. Luego, basado en las teorías an-
Parte U no El dominio disposicional

Cuadro 3.3 Las escalas de 18 factores de personalidad


1. Factor A: afecto interpersonal. Afectuoso, bien parecido, se lleva bien con los demás, le gusta
estar con otras personas, le gusta ayudar a otros, se adapta bien a las necesidades de otros
en lugar de que los otros se adapten a sus necesidades; éste es similar a la extroversión de
Eysenck.

2. Factor B: Inteligencia. Un indicador tosco del funcionamiento intelectual o eficiencia de


procesamiento de la información.

3. Factor C: estabilidad emocional. Un nivel alto de recursos emocionales con los cuales hace
frente a los desafíos de la vida diaria, capaz de trabajar hacia metas, no se distrae con facili­
dad, buen control emocional, capaz de "aguantar los golpes", tolera bien el estrés; éste es
similar al factor de neuroticismo de Eysenck (calificado a la inversa).

4. Factor E: dominación. Presumido, agresivo, competitivo, convincente y directo en sus rela­


ciones con otros, le gusta poner en práctica sus propias ideas y hacer las cosas a su manera;
los grupos ocupacionales que obtienen calificaciones altas en esta dimensión incluyen atle­
tas y jueces, y los grupos que obtienen puntuaciones bajas incluyen conserjes, granjeros y
cocineros.

5. Factor F: impulsividad. Despreocupado, animado, entusiasta, tiene muchos amigos, disfruta


las fiestas, le gusta viajar, prefiere trabajos que ofrecen variedad y cambio; los grupos ocupa­
cionales que obtienen puntuaciones altas en esta dimensión incluyen asistentes de líneas
aéreas y vendedores; los adultos que obtienen puntuaciones altas en impulsividad tienden a
dejar su hogar a una edad más temprana y a mudarse con más frecuencia durante sus vidas
adultas.

6. Factor G: conformismo. Persistente, respetuoso de la autoridad, rígida, conforme, sigue las


normas de los grupos, le gustan las reglas y el orden, le desagrada la novedad y las sorpre­
sas; los cadetes militares obtienen puntuaciones por encima del promedio, junto con los con­
troladores de tráfico aéreo; los profesores universitarios, sin embargo, tienden a estar por
debajo del promedio en conformismo.

7. Factor H: audacia. Le gusta ser el centro de atención, aventurado, audaz en lo social, socia­
ble, confiado, capaz de moverse con facilidad a nuevos grupos sociales, sin ansiedad social,
no tiene problemas con el temor al público.

8. Factor I: sensibilidad. Artístico, inseguro, dependiente, sobreprotegido, prefiere la razón a la


fuerza para lograr que se hagan las cosas; los que obtienen puntuaciones altas se encuen­
tran entre grupos de consejeros de empleo, artistas y músicos, mientras que los que obtienen
puntuaciones bajas se encuentran entre los ingenieros.

9. Factor L: suspicacia. Suspicaz, celoso, dogmático, crítico, irritable, rencoroso, se preocupa


mucho por lo que otros piensan de él o ella, tiende a ser crítico de los demás; los contadores
son un grupo que obtiene puntuaciones altas en esta dimensión.

10. Factor M: imaginación. A veces llamado el factor del "profesor distraído"; poco convencional,
poco práctico, despreocupado por los asuntos cotidianos; olvida cosas triviales, por lo gene­
ral no está interesado en actividades mecánicas; los mecánicos son uno de los grupos ocu­
pacionales que obtienen puntuaciones más bajas en la escala de imaginación; los grupos que
obtienen puntuaciones altas incluyen artistas y científicos investigadores; los que obtienen
puntuaciones altas son más creativos que los que obtienen puntuaciones bajas, pero también
tienden a tener más accidentes automovilísticos.

11. Factor N: sagacidad. Educado, diplomático, reservado, bueno para manejar la impresión for­
mada en los demás, sereno y sofisticado en lo social, buen control de su propio compor­
tamiento; los que obtienen puntuaciones altas pueden parecer "rígidos" y restringidos en sus
relaciones sociales.

(continúa)
Capítulo Tb.es Rasgos y taxonom ías de rasgos 81

Cuadro 3.3 (continuación)

12. Factor 0: inseguridad. Tiende a preocuparse, siente culpa, malhumorado, tiene episodios fre­
cuentes de depresión, con frecuencia se siente desalentado, sensible a la crítica de los
demás, se molesta con facilidad, ansioso, con frecuencia solitario, se autocensura, se autor-
reprocha; los que obtienen puntuaciones en extremo bajas son pagados de sí mismos, satis­
fechos de sí mismos y demasiado seguros de sí mismos; las personas que obtienen
puntuaciones bajas pueden no sentirse obligadas por las normas de la sociedad y pueden no
operar de acuerdo con convenciones sociales aceptadas (es decir, pueden ser algo antiso­
ciales).
13. Factor Q1: radicalismo. Actitudes liberales, innovador, analítico, siente que la sociedad
debería rechazar las tradiciones, prefiere romper con las formas establecidas de hacer las
cosas; los que obtienen puntuaciones altas tienden a ser solucionadores de problemas efec­
tivos en estudios de toma de decisiones en grupo; sin embargo, los que obtienen puntua­
ciones altas, debido a que tienden a ser demasiado críticos y agresivos en forma verbal, no
son queridos como líderes de grupo.

14. Factor Q2: autosuficiencia. Prefiere estar solo, le desagrada estar en comités o implicado en
trabajo de grupo, rehuye el apoyo de otros; los trabajadores sociales tienden a estar por
debajo del promedio en esta dimensión; los contadores y estadísticos tienden a estar altos,
con los exploradores de la Antártida entre los grupos más altos que se hayan examinado
alguna vez en autosuficiencia.
15. Factor 0.3: autodisciplina. Prefiere ser organizado, piensa antes de hablar o actuar, es limpio,
no le gusta dejar nada al azar; las personas que obtienen puntuaciones altas por lo general
tienen un control fuerte sobre sus acciones y emociones; los pilotos de avión están entre los
grupos que obtienen puntuaciones más altas en esta dimensión.
16. Factor Q4: tensión. Ansioso, frustrado, por lo general le toma mucho tiempo calmarse
después de ser molestado, se irrita por cosas pequeñas, se enoja con otros con facilidad, con
frecuencia tiene problemas para dormir.

A da ptado de Krug, 1981.

teriores de Foa y Foa (1974), definió interpersonal como interaccio­


nes entre personas que implican intercambios. Los dos recursos que
definen el intercambio social son amor y posición: “los eventos in­
terpersonales pueden definirse como interacciones diádicas que tie­
nen consecuencias sociales (posición) y emocionales (amor)
relativamente bien definidas para ambos participantes” (Wiggins,
1979, p. 398, cursivas en el original). Por tanto, las dimensiones de
posición y amor definen los dos ejes principales del circum plejo de
W iggins, como se muestra en la figura 3.2.
Hay tres ventajas claras en el circumplejo de Wiggins. La pri­
mera es que proporciona una definición explícita del comportamien­
to interpersonal. Por tanto, debería ser posible localizar cualquier
transacción en la que se intercambien los recursos de posición o
amor dentro de un área específica del pastel circumplejo. Estas no
sólo incluyen dar amor (por ejemplo, darle un abrazo a un amigo) o
conceder posición (por ejemplo, mostrar respeto u homar a un pa­
dre). También incluyen negar amor (por ejemplo, gritarle al novio)
y negar posición (por ejemplo, descartar a alguien como demasiado
intrascendente como para hablarle). Por tanto, el modelo de Wiggins
tiene la ventaja de proveer una definición explícita y precisa de las Jerry Wiggins desarrolló escalas de medición para valorar
transacciones interpersonales. los rasgos del modelo circumplejo.
Farte Uso El dominio dispositional

Posición
90"

- .8
Seguro-dominante
135° • Gregario- 45°
extrovertido

Arrogante-calculador

- .4

Insensible Afectuoso-agradable
180° í ! I ! i i i - i
ü Amor
I o i I I 1 1 !
-.8 -.4 .4 .8
(Hostil, (Crianza)
pendenciero)

- -.4
Reservado-introvertido Modesto-ingenuo
• •

225° • 315°
Inseguro- sumiso
- -.8

270°

Figura 3.2
El modelo circumplejo de la personalidad
Fuente: Adaptado de “Circular Reasoning About Inter personal Behavior ” por J.S. Wiggins, 1989, Journal of Personality & So­
cial Psychology, 56, p. 297. Derechos reservados 1989 por la American Psychological Association. Reimpreso con autorización.

La segunda ventaja del modelo de Wiggins es que el circumplejo especifica las rela­
ciones entre cada rasgo y cada otro rasgo dentro del modelo. De manera básica hay tres ti­
pos de relaciones especificadas por el modelo. La primera es adyacencia, o qué tan cerca
están los rasgos entre sí en el circumplejo. Las variables que son adyacentes, o contiguas, en­
tre sí dentro del modelo se correlacionan de manera positiva. Por tanto, gregario-extroverti-
do se correlaciona con afectuoso-agradable. Arrogante-calculador se correlaciona con hostil,
pendenciero.
El segundo tipo de relación es bipolaridad. Los rasgos que son bipolares se localizan
en lados opuestos del círculo y se correlacionan de manera negativa entre sí. Por tanto, domi­
nante es lo opuesto a sumiso, así que los dos se correlacionan en forma negativa. Frío es lo
Capítulo Tres Rasgos y taxonom ías de rasgos

opuesto a afectuoso, de modo que se correlacionan en forma negativa. Es útil especificar es­
ta bipolaridad porque casi todos los rasgos interpersonales dentro de la esfera de la personali­
dad tienen otro rasgo que es su opuesto.
El tercer tipo de relación es ortogonalidad, la cual especifica que los rasgos que son
perpendiculares entre sí en el modelo (con 90° de separación, o en ángulos rectos entre sí) no
tienen ninguna relación entre sí. En otras palabras, hay una correlación de cero entre dichos
rasgos. La dominación, por ejemplo, es ortogonal con la tendencia a ser agradable o afabili­
dad, así que las dos no están correlacionadas. Esto significa que la dominación puede expre­
sarse de una manera pendenciera (por ejemplo, Grité para que lo hicieran a mi modo) o de
una manera agradable (por ejemplo, Organicé al grupo para obtener ayuda para mi amigo).
Del mismo modo, la agresión (pendenciera) puede expresarse de una manera activa/dominan­
te (por ejemplo, Usé mi posición de autoridad para castigar a mis enemigos) o en una forma
insegura/sumisa (por ejemplo, Le aplico la ley del hielo cuando estoy molesto). Por tanto, la
Ortogonalidad nos permite especificar con mayor precisión las formas diferentes en que se ex­
presan los rasgos en el comportamiento real.
La tercera ventaja clave del modelo circumplejo es que alerta a los investigadores de
las lagunas en las investigaciones del comportamiento interpersonal. Por ejemplo, aunque ha
habido muchos estudios de dominación y agresión, los psicólogos de la personalidad han
puesto poca atención a rasgos como modesto y calculador. El modelo circumplejo, al propor­
cionar un mapa del terreno interpersonal, dirige a los investigadores hacia estas áreas descui­
dadas del funcionamiento psicológico.
En suma, el modelo circumplejo de Wiggins proporciona un mapa elegante de las dife­
rencias individuales importantes en el dominio social y representa una contribución taxonó­
mica importante a la personalidad con muchas ventajas. A pesar de estas cualidades positivas,
el circumplejo también tiene algunas limitaciones. La limitación más importante es que el ma­
pa interpersonal se limita a dos dimensiones. Algunos han sostenido que otros rasgos, no cap­
tados por estas dos dimensiones, también tienen consecuencias interpersonales importantes.
El rasgo de escrupulosidad, por ejemplo, puede ser interpersonal en el sentido de que las per­
sonas con puntuaciones altas en este rasgo son muy confiables en sus obligaciones sociales
con amigos, parejas e hijos. Aun un rasgo como neuroticismo o estabilidad emocional pueden
mostrarse con mayor intensidad en transacciones interpersonales con otros (por ejemplo,
Reaccionó en form a excesiva a un desaire interpersonal sutil cuando el anfitrión tardó dema­
siado en percatarse de su presencia, e insistió en que él y su pareja abandonaran la fiesta).
Una taxonomía de la personalidad más minuciosa que incluye estas dimensiones se conoce
como modelo de los cinco factores, al cual pasaremos ahora.

Modelo de los cinco factores


En las dos décadas pasadas, la taxonomía de los rasgos de personalidad que ha recibido más
atención y apoyo de los investigadores de la personalidad ha sido el modelo de los cinco fac­
tores, etiquetado en forma diversa como el modelo de los cinco factores, los Cinco Grandes
e incluso en forma graciosa Los Cinco Altos (Costa y McCrae, 1995; Goldberg, 1981; Mc-
Crae y John, 1992; Saucier y Goldberg, 1996). Los rasgos amplios que componen los cinco
rasgos amplios se han nombrado de manera provisional: I. arrebato o extroversión, II. afabi­
lidad, III. escrupulosidad, IV. estabilidad emocional y V. apertura intelectual. Esta taxonomía
de cinco dimensiones de los rasgos de la personalidad ha acumulado algunos defensores per­
suasivos (por ejemplo, John, 1990; McCrae y John, 1992; Saucier y Goldberg, 1998; Wiggins,
1996), al igual que algunos críticos fuertes (por ejemplo, Block, 1995b; McAdams, 1992). Pa­
ra entender cómo se identificaron estos cinco factores y qué significan, debemos retroceder
varias décadas para examinar los orígenes de este modelo.
El modelo de los cinco factores se basó originalmente en una combinación del enfoque
léxico y el enfoque estadístico. El enfoque léxico inició en la década de 1930, con el trabajo
pionero de Allport y Odbert (1936), quienes revisaron en forma laboriosa el diccionario e
Paste Uso El dominio disposiríonal

identificaron aproximadamente 17 953 términos de rasgos del idioma inglés (el cual contenía
entonces más o menos 550 000 entradas separadas). Allport y Odbert dividieron luego el con­
junto original de términos de rasgos en cuatro listas: 1) rasgos estables (por ejemplo, seguro,
inteligente), 2) estados temporales, estados de ánimo y actividades (por ejemplo, agitado, in­
quieto), 3) evaluaciones sociales (por ejemplo, encantador, irritante) y 4) términos metafóri­
cos, físicos y dudosos (por ejemplo, prolífico, delgado).
La lista de términos de la primera categoría, consistente en 4 500 rasgos que se presu­
mían estables, fue usada después por Cattell (1943) como un punto de partida para su análi­
sis léxico de los rasgos de personalidad. Sin embargo, debido al poder limitado de las
computadoras en esa época, Cattell no pudo someter esta lista a un análisis factorial. En lugar
de ello, redujo la lista a un conjunto más pequeño de 171 núcleos (grupos de rasgos) elimi­
nando algunos y juntando otros. Terminó con un conjunto más pequeño de 35 núcleos de ras­
gos de personalidad.
Fiske (1949) tomó luego un subconjunto de 22 de los 35 núcleos de Cattell y descubrió,
por medio del análisis factorial, una solución de cinco factores. Sin embargo, era difícil que
este estudio aislado de un tamaño de muestra relativamente pequeño constituyera un funda­
mento robusto para una taxonomía exhaustiva de los rasgos de personalidad. Por consiguien­
te, en recuentos históricos del modelo de los cinco factores, Fiske es señalado como la primera
persona en descubrir una versión del modelo de los cinco factores, pero no se le da el crédito
de haber identificado su estructura precisa.
Tupes y Christal (1961) hicieron la siguiente importante contribución a la taxonomía de
los cinco factores. Examinaron la estructura factorial de las 22 descripciones simplificadas en
ocho muestras y obtuvieron el modelo de los cinco factores: arrebato, afabilidad, escrupu­
losidad, estabilidad emocional y cultura. Esta estructura factorial fue replicada después por
Norman (1963), y luego por muchos otros investigadores (por ejemplo, Botwin y Buss,
1989; Goldberg, 1981; Digman e Inouye, 1986; McCrae y Costa, 1985). Los marcadores
clave que definen a los cinco grandes, según los determinó Norman (1963), se muestran en
el cuadro 3.4.
Los pasados 20 años han atestiguado una explosión de la investigación sobre los cin­
co grandes factores. De hecho, la taxonomía de los cinco grandes ha logrado un grado ma­
yor de consenso que cualquier otra taxonomía de rasgos en la historia de la psicología de los
rasgos de personalidad. Pero también ha generado algo de controversia, y necesitamos con­
siderar cuatro asuntos clave: 1) ¿Cuál es la evidencia empírica para la taxonomía de los cin­
co factores de la personalidad? 2) ¿Cuál es la identidad del quinto factor? 3) ¿Cuáles son los
correlatos empíricos de los cinco factores? 4) ¿La taxonomía de los cinco grandes en reali­
dad es exhaustiva, o hay dimensiones de rasgos importantes que se encuentran más allá de
los cinco grandes?

¿Cuál es la evidencia empírica para el modelo de los cinco factores?


El modelo de los cinco factores ha demostrado ser replicable de manera asombrosa en estu­
dios que usan palabras de rasgos del idioma inglés como reactivos (Goldberg, 1981, 1990;
John, 1990). Los cinco factores han sido encontrados por más de una docena de investigado­
res usando muestras diferentes. Ha sido replicado en cada década de la segunda mitad del si­
glo pasado, lo que sugiere que la estructura de los cinco factores es replicable a lo largo del
tiempo. Ha sido replicado en idiomas diferentes, y en diferentes formatos de reactivos.
En su forma moderna, la taxonomía de los cinco grandes factores ha sido medida en dos
formas principales. Una forma se basa en autoclasificaciones de adjetivos de rasgos de una so­
la palabra, como locuaz, afectuoso, organizado, malhumorado e imaginativo (Goldberg,
1990) y una forma se basa en autoclasificaciones de reactivos de enunciados, como “Mi vida
tiene un ritmo acelerado” (McCrae y Costa, 1999). Las examinaremos una por una.
Lewis R. Goldberg ha realizado la investigación más sistemática y minuciosa sobre los
cinco grandes factores usando adjetivos de rasgos de una sola palabra. La taxonomía que
Goldberg ha confirmado por medio del análisis factorial es muy similar a la estructura encon-
Capítulo T res Rasgos V taxonom ías de rasgos

Cuadro 3.4
I. Arrebato
Locuaz-callado

e Norman para los cinco gr
IV. Estabilidad emocional
Calmado-ansioso
Sociable-solitario Sosegado-excitable
Aventurado-precavido No hipocondríaco-hipocondríaco
Abierto-reservado Sereno-nervioso/tenso

II. Afabilidad V. Cultura


Bondadoso-irritable Intelectual-irreflexivo/limitado
Cooperativo-negativo Artístico-no artístico
Pacífico/gentii-testarudo Imaginativo-simple/directo
No celoso-celoso Refinado/fino-tosco/zafio

III. Escrupulosidad
Responsable-poco de fiar
Escrupuloso-sin escrúpulos
Perseverante-inconstante
Quisquilloso/ordenado-descuidado

Fuente: N orm an (1963).

trada por Norman (1963). Según Goldberg (1990), los adjetivos marcadores clave de los cin­
co grandes factores son los siguientes:

1. Arrebato o extraversión: locuaz, extrovertido, asertivo, atrevido, franco frente a tímido,


callado, introvertido, retraído, inhibido.
2. Afabilidad: simpático, amable, afectuoso, comprensivo, sincero frente a antipático, de­
salmado, severo, cruel.
3. Escrupulosidad: organizado, limpio, ordenado, práctico, animado, meticuloso frente a
desorganizado, desordenado, descuidado, desaliñado, poco hábil.
4. Estabilidad emocional: calmado, relajado, estable frente a malhumorado, ansioso, in­
seguro.
5. Apertura intelectual o imaginación: creativo, imaginativo, intelectual frente a poco
creativo, poco imaginativo, poco intelectual.

Esta estructura de cinco factores ha sido replicada en forma amplia entre muestras de habla
inglesa, es robusta a través de diferentes técnicas analíticas factoriales y muestra la misma es­
tructura factorial para hombres y mujeres.
Además de las medidas de los cinco grandes factores que usan palabras solas de rasgos
como reactivos, la medida más usada que utiliza un formato de reactivo de un enunciado de
largo ha sido elaborada por Paul T. Costa y Robert R. McCrae. Se llama Inventario de Perso­
nalidad n e o Revisado ( n e o - p i - r ; Neuroticism-extraversion-openness Personality Inventory
Revised; Costa y McCrae, 1989). Reactivos muestra del n e o - p i - r son neuroticismo (N): Ten­
go cambios de humor frecuentes; extraversión (E): No me es fácil hacerme cargo de una si­
tuación (calificado a la inversa); apertura (O): Disfruto probar comidas nuevas y extranjeras;
afabilidad (A): Le agrado a la mayoría de las personas que conozco; y escrupulosidad (C):
Mantengo mis pertenencias limpias y ordenadas.
Podría pensar en este punto que cinco factores pueden ser demasiado pocos para captar
toda la fascinante complejidad de la personalidad. Y puede estar en lo correcto. Pero conside­
re esto. Cada uno de los cinco factores globales de la personalidad tiene un sinfín de “facetas”
específicas, las cuales proporcionan mucha sutileza y matiz. El rasgo global de escrupulosi-
R íete Uno El dominio disposicioiial

Su labor es elaborar una manera de medir los cinco grandes rasgos en alguien a quien conozca, un
amigo, un compañero de escuela o un familiar. Lea con cuidado los adjetivos del cuadro 3.4 hasta
que haya comprendido cada uno de los cinco grandes rasgos. Luego considere las diferentes fuen­
tes de datos de personalidad descritos en el capítulo 2:

1. Autorreporte: de manera típica, hacer preguntas en un cuestionario o en una


entrevista.
2. Reporte de un observador: de manera típica, pedirle a alguien que conozca al sujeto
que informe sobre el sujeto, que reporte cómo es el sujeto.

Muy bajo Algo bajo Promedio Algo elevado Muy elevado

Arrebato

Agradabilidad

Escrupulosidad

Estabilidad emocional

Intelecto-apertura
(cultura)

3. Datos de prueba: de manera típica, tareas objetivas, situaciones o registros


fisiológicos que averiguan manifestaciones del rasgo en cuestión; las pruebas
proyectivas también caen en esta categoría.
4. Datos de resultado de la vida: aspectos de la vida de la persona que pueden revelar
algún nivel de un rasgo, como las personas introvertidas que seleccionan carreras en
las que hay poco contacto con los demás.

Su labor es evaluar a la persona que es su objetivo en cada uno de los cinco grandes rasgos, usan­
do una combinación de fuentes de datos. En su reporte, deberá enlistar primero, para cada uno
de los cinco rasgos, la forma en que midió ese rasgo, como los reactivos en su cuestionario o en­
trevista o los datos de resultado de la vida que piense que indican ese rasgo. Luego, en la segun­
da parte de su reporte, trace un perfil de su examinado en la gráfica anterior. Es decir, indique
qué tan alto o bajo piensa usted que está su examinado en cada uno de los cinco rasgos.

dad, por ejemplo, incluye estas seis facetas: competencia, orden, obediencia, lucha por el lo­
gro, autodisciplina y deliberación. El rasgo global de neuroticismo tiene estas seis facetas: an­
siedad, hostilidad enojo, depresión, timidez, impulsividad y vulnerabilidad. Estas facetas de
cada factor global llegan muy lejos hacia añadir riqueza, complejidad y matiz a la descripción
de la personalidad.
Note que, aunque los rasgos del n e o - p i - r se presentan en un orden diferente (N, E, O,
A, C) que el orden de Goldberg, y en unos cuantos casos se les dan nombres diferentes a los
rasgos, los rasgos de personalidad subyacentes que se están midiendo son casi idénticos a
aquellos encontrados por Goldberg. Esta convergencia entre las estructuras factoriales de for­
matos de reactivos de rasgos aislados y formatos de reactivos de enunciado proporciona apo­
yo para la robustez y replicabilidad del modelo de los cinco factores.

¿Cuál es la identidad del quinto factor?


Aunque el modelo de los cinco factores ha logrado una replicabilidad impresionante a través
de muestras, investigadores y formatos de reactivos, aún hay algo de desacuerdo acerca del
contenido y replicabilidad del quinto factor. Diferentes investigadores han etiquetado en for­
ma variada a este quinto factor como cultura, intelecto, intelectualidad, imaginación, apertu­
ra, apertura a la experiencia e incluso inteligencia fluida y sensibilidad de la mente (véase
Brand y Egan, 1989; De Raad, 1998). Una causa importante de estas variables es que los in­
vestigadores empiezan con diferentes reactivos para hacer su análisis factorial. Aquellos que
comienzan con la estrategia léxica y usan adjetivos como reactivos de manera típica aprueban
intelecto como el significado y etiqueta del quinto factor (Saucier y Goldberg, 1996). En con­
traste, aquellos que usan reactivos de cuestionarios tienden a preferir apertura o apertura a la
experiencia, porque esta etiqueta refleja mejor el contenido de estos reactivos (McCrae y Cos­
ta, 1997; 1999).
Una forma de resolver estas diferencias es remontarse al fundamento léxico para co­
menzar y observar a través de las culturas y a través de los lenguajes. Recuerde que, de acuer­
do con el enfoque léxico, los rasgos que surgen de manera universal en diferentes lenguajes y
culturas se consideran más importantes que aquellos que carecen de universalidad transcultu-
ral. Se presume que los rasgos universales señalan aspectos más fundamentales de la expe­
riencia humana.
¿Qué muestran los datos transculturales? En un estudio llevado a cabo en Turquía, sur­
gió un quinto factor claro que se describe mejor como apertura (Somer y Goldberg, 1999). En
holandés, sin embargo, el quinto factor se define con los reactivos crítico y rebelde (Hofstee
et al., 1997). En alemán, el quinto factor representa inteligencia, talentos y capacidades (Os-
tendorf, 1990). En italiano, el quinto factor es convencionalismo, marcado por los reactivos
rebelde y crítico (Caprara y Perugini, 1994). Viendo todos estos estudios, el quinto factor ha
demostrado ser en extremo difícil de precisar.
En resumen, aunque los primeros cuatro factores son muy replicables a través de las cul­
turas y las lenguas, hay incertidumbre acerca del contenido, denominación y replicabilidad del
quinto factor. Quizá algunas diferencias individuales son más relevantes para algunas cultu­
ras que para otras: intelecto en algunas culturas, convencionalismo en otras culturas y apertu­
ra en aún otras culturas. Es claro que se necesita un trabajo transcultural más extenso, en
particular en culturas africanas, en culturas asiáticas y en culturas más tradicionales que son
influidas en forma mínima por la cultura occidental.

¿Cuáles son los correlatos empíricos de los cinco factores?


Durante los 15 años anteriores, se ha realizado un tremendo volumen de investigaciones so­
bre los correlatos empíricos de cada uno de los cinco factores. Esta sección resume algunos
de los hallazgos interesantes más recientes.
A rrebato o extro versión. Los extrovertidos adoran las fiestas: participan en interaccio­
nes sociales frecuentes, toman la delantera para animar reuniones aburridas y disfrutan hablar
mucho. De hecho, evidencia reciente sugiere que la atención social es la característica bási­
ca de la extraversión (Ashton, Lee y Paunonen, 2002). Desde la perspectiva del extrovertido,
“cuantos más seremos más reiremos”. Los extrovertidos tienen un mayor impacto en su am­
biente social, con frecuencia asumiendo posiciones de liderazgo, mientras los introvertidos
tienden a ser más como la fea a la que nunca sacan a bailar (Jensen-Campbell y Graziano,
2001). Los hombres extrovertidos tienen mayor probabilidad de ser atrevidos con mujeres que
Parte U no El dominio disposicional

no conocen, mientras que los hombres introvertidos tienden a ser tímidos con las mujeres
(Berry y Miller, 2001). Los extrovertidos tienden a ser más felices, y este afecto positivo es
experimentado con más intensidad cuando una persona actúa de una manera extrovertida
(Fleeson, Malanos y Achille, 2002). Pero también hay un lado malo: a los extrovertidos les
gusta conducir rápido, escuchar música mientras conducen y, como consecuencia, tienden a
tener más accidentes automovilísticos, que incluso llegan a la muerte, que sus semejantes más
introvertidos (Lajunen, 2001).
Afabilidad. Mientras el lema del extrovertido podría ser “animemos las cosas”, el lema
de la persona muy agradable podría ser “llevémonos bien todos”. Aquellos que obtienen pun­
tuaciones altas en afabilidad favorecen el uso de la negociación para resolver conflictos; las
personas bajas en afabilidad tienden a tratar de afirmar su poder para resolver conflictos so­
ciales (Graziano, 2002; Jensen-Campbell y Graziano, 2001). La persona afable también tiene
más probabilidad de retirarse del conflicto social, prefiriendo evitar situaciones que son poco
armoniosas. Los individuos agradables tienen como metas cardinales la interacción social ar­
moniosa y la vida familiar cooperativa. Los niños afables tienden a ser víctimas de abusivos
con menor frecuencia durante el inicio de la adolescencia (Jensen-Campbell et al., 2002). Co­
mo podría sospechar, los políticos, al menos en Italia, tienden a obtener puntuaciones altas en
las escalas de afabilidad (Caprara et al., 2003).
En el otro extremo de la escala de afabilidad se encuentra la agresividad. En un estudio
fascinante de acciones diarias, Wu y Clark (2003) encontraron que la agresividad se vincula­
ba con fuerza a un sinfín de comportamientos cotidianos. Los ejemplos incluyen: golpear a
alguien con ira; explotar cuando las cosas no funcionan en forma apropiada; azotar puertas;
gritar; discutir; apretar los puños; alzar la voz; ser rudos en forma intencional; dañar la pro­
piedad de alguien; empujar y golpear a otros; y azotar el teléfono. Así que la próxima vez
que piense en discutir con alguien, podría desear averiguar en dónde se encuentran en la dis­
posición de agradabilidad-agresividad.
Los individuos agradables, en resumen, se llevan bien con otros, son queridos, evitan el
conflicto, luchan por vidas familiares armoniosas y pueden preferir de manera selectiva pro­
fesiones en las que su afabilidad es una ventaja. Los individuos desagradables son agresivos
y parecen involucrarse en muchos conflictos sociales.
Escrupulosidad. Si los extrovertidos van de fiesta y las personas agradables se llevan
bien, entonces los individuos escrupulosos son laboriosos y progresan. El trabajo duro, la pun­
tualidad y el comportamiento confiable exhibidos por los individuos escrupulosos producen un
sinfín de resultados de la vida como promedios de calificaciones más altos, mayor satisfacción
en el trabajo, mayor seguridad en el trabajo y relaciones sociales más positivas y comprometi­
das (Langford, 2003). En contraste, es probable que aquellos que obtienen puntuaciones bajas
en escrupulosidad se desempeñen de manera más deficiente en la escuela y en el trabajo. Ade­
más, una C baja está vinculada con comportamientos sexuales de riesgo como no usar condo­
nes (Trobst et al., 2002), y ser más sensible a otras parejas potenciales mientras ya se tiene una
relación romántica existente (Schmitt y Buss, 2001). Entre una muestra de prisioneros, los que
obtuvieron puntuaciones bajas en C tienden a tener arrestos frecuentes (Clower y Bothwell,
2001). El individuo alto en C, en suma, tiende a desempeñarse bien en la escuela y en el traba­
jo, evita romper las reglas y tiene relaciones románticas más estables y seguras.
E stabilidad emocional. La vida plantea tensiones emocionales y obstáculos que todos
deben confrontar. La dimensión de estabilidad emocional explora la forma en que las perso­
nas afrontan el estrés. Los individuos con estabilidad emocional son como barcos que perma­
necen en curso a través de aguas picadas. Las personas con inestabilidad emocional son
zarandeadas por las olas y el viento, y es más probable que pierdan el curso. La marca de la
inestabilidad emocional o neuroticismo es la variabilidad de estados de ánimo en el tiempo;
se animan y se deprimen más que los individuos con estabilidad emocional (Murray, Alien y
Trinder, 2002). Quizá como una consecuencia, los individuos con inestabilidad emocional ex­
perimentan más fatiga en el transcurso del día (De Vries y Van Heck, 2002). Desde el punto
de vista psicológico, los individuos con inestabilidad emocional tienen más probabilidad de
Capítulo t e Rasgos y taxonom ías fe rasgos 89

experimentar experiencias disociadas como una incapacidad para recordar sucesos importan­
tes de la vida, sentirse desconectados de la vida y de otras personas y sentir como que despier­
tan en un lugar extraño o desconocido (Kwapil, Wrobel y Pope, 2002).
Desde el punto de vista interpersonal, aquellos altos en neuroticismo o inestabilidad
emocional tienen más altas y bajas en sus relaciones sociales. En el dominio sexual, por ejem­
plo, los individuos neuróticos o con inestabilidad emocional experimentan más ansiedad se­
xual (por ejemplo, se preocupan por su desempeño) al igual que poseen un temor mayor de
tener relaciones sexuales (Heaven et al., 2003; Shafer, 2001). Con eventos que producen mu­
cho estrés, como la pérdida no deseada de un embarazo, los individuos con inestabilidad emo­
cional tienen más probabilidad de desarrollar “trastorno de estrés postraumático”, en el que el
trauma psicológico de la pérdida se experimenta en forma profunda y por mucho tiempo (En-
glelhard, van den Hout y Kindt, 2003).
La inestabilidad emocional es un mal pronóstico para el éxito profesional. Esto puede de­
berse en parte al hecho de que son despistados por el estrés y las tensiones cotidianas por las
que pasamos todos. Puede deberse en parte a que experimentan mayor fatiga. Pero puede atri­
buirse también al hecho de que se empeñan en un montón de “autoinvalidación” (Ross, Cana-
da y Rausch, 2002). La autoinvalidación se define como una tendencia a “crear obstáculos para
el logro exitoso en situaciones de desempeño o competitivas a fin de proteger la autoestima de
uno” (Ross et al., 2002, p.2). Aquellos altos en neuroticismo parecen sabotearse a sí mismos,
creando barricadas para su propio logro. En suma, la volatilidad afectiva que viene con la es­
tabilidad emocional pobre afecta muchas esferas de la vida, desde la sexualidad hasta el logro.
A p ertu ra. Estaría de acuerdo o en desacuerdo con los siguientes enunciados: “A l des­
pertar durante la noche no estoy seguro si en realidad experimenté algo o sólo lo soñé. ” “Me
doy cuenta de que estoy soñando, aun mientras sueño. ” “Soy capaz de controlar o dirigir el
contenido de mis sueños. ” “Un sueño me ayudó a resolver un problema o preocupación ac­
tual” (Watson, 2003). Si tiende a estar de acuerdo con estos enunciados, lo más probable es
que obtenga puntuaciones altas en la disposición de personalidad de Apertura. Aquellos que
cuya apertura es elevada tienden a recordar más sus sueños, tienen más sueños despiertos, tie­
nen más sueños realistas, tienen más sueños proféticos (soñar acerca de algo que sucede más
tarde) y tienen más sueños que resuelven problemas (Watson, 2003).
La disposición a la apertura se ha vinculado con la experimentación con comidas nuevas,
un gusto por experiencias novedosas e incluso “apertura” para tener aventuras extramatrimo-
niales (Buss, 1993). Una causa posible de la apertura puede encontrarse en las diferencias in­
dividuales en el procesamiento de información. Un estudio reciente encontró que aquellos cuya
apertura era elevada tenían más dificultad para ignorar estímulos experimentados con anterio­
ridad (Peterson, Smith y Carson, 2002). Es como si las “puertas” perceptivas y de procesa­
miento de la información de las personas muy abiertas estuvieran de manera literal más
“abiertas” para recibir la información que les llega de una variedad de fuentes con el tiempo.
Las personas menos abiertas tienen más una visión de túnel, y encuentran más fácil ignorar
los estímulos competidores. En suma, la disposición de apertura se ha correlacionado con un
sinfín de otras variables fascinantes desde estímulos molestos hasta posibles parejas sexuales
alternativas.
Com binaciones de las variables de los cinco grandes. Muchas consecuencias de la vi­
da, por supuesto, se predicen mejor con combinaciones de disposiciones de personalidad que
por disposiciones de personalidad aisladas. Aquí hay unos cuantos ejemplos.

• -Las buenas calificaciones se predicen mejor con Escrupulosidad (alta) y Estabilidad


emocional (alta) (Chamorro-Premuzic y Fumham, 2003). Una razón podría ser que las
personas con estabilidad emocional y escrupulosidad tienen menos probabilidad de de­
jar las cosas para más tarde (Watson, 2001).
• Los comportamientos sexuales de riesgo, como tener muchas parejas sexuales y no usar
condones, se predicen mejor con Neuroticismo alto, Escrupulosidad baja y Afabilidad
baja (Trobst et al., 2002).
PARTE Uto El dominio disposicional

• El consumo de alcohol se predice mejor con Extroversión alta y Escrupulosidad baja


(Paunonen, 2003).
• Los alpinistas que escalan el monte Everest tienden a ser extrovertidos, altos en Psico-
ticismo y a tener estabilidad emocional (Egan y Stelmack, 2003).
• La felicidad y experimentar afecto positivo en la vida cotidiana se predicen mejor con
Extroversión alta y Neuroticismo bajo (Cheng y Furnham, 2003; Steel y Ones, 2003;
Yik y Russell, 2001).
• La efectividad del liderazgo en escenarios de negocios se predice mejor con Extrover­
sión alta, Afabilidad alta, Escrupulosidad alta y Estabilidad emocional alta (Silverthor-
ne, 2001).

No debería sorprendemos que las combinaciones de variables de personalidad con frecuencia


sean mejores que las variables aisladas para predecir resultados de la vida importantes, y po­
demos esperar que la investigación futura se enfoque cada vez más en estas combinaciones.

¿Es exhaustivo el modelo de los cinco factores?


Los críticos del modelo de los cinco factores afirman que omite aspectos importantes de la
personalidad. Almagor, Tellegen y Waller (1995), por ejemplo, presentan evidencia para siete
factores. Sus resultados sugieren la adición de dos factores: evaluación positiva (por ejemplo,
sobresaliente frente a ordinario) y evaluación negativa (por ejemplo, horrible frente a decen­
te). Goldberg, uno de los defensores del modelo de los cinco factores, ha descubierto que fac­
tores como religiosidad y espiritualidad a veces surgen como factores separados, aunque es
claro que son de menor tamaño (dando cuenta de menos varianza) que los cinco miembros de
los cinco grandes (Goldberg y Saucier, 1995).
Lanning (1994), usando reactivos de la Clasificación Q para Adultos de California, ha
encontrado un sexto factor replicable, el cual ha etiquetado atractivo, que incluye los reacti­
vos físicamente atractivo, se ve a sí mismo como atractivo y encantador. En un estilo relacio­
nado, Schmitt y Buss (2000) han encontrado diferencias individuales confiables en la esfera
sexual, como atractivo sexual (por ejemplo, provocativo, imponente, atractivo, atrayente, ex­
citante, sensual y seductor) y fidelidad (por ejemplo, fiel, monógamo, devoto y no adúltero).
Estas dimensiones de diferencias individuales se correlacionan con los cinco factores: atrac­
tivo sexual se correlaciona en forma positiva con extroversión y fidelidad se correlaciona en
forma positiva con afabilidad y escrupulosidad. Pero estas correlaciones dejan sin explicar
mucha de la variación individual, lo que sugiere que estas diferencias individuales en sexua­
lidad no se incluyen por completo en el modelo de los cinco factores.
Los defensores del modelo de los cinco factores de manera típica tienen la mente abier­
ta acerca de la inclusión potencial de factores aparte de los cinco factores, siempre y cuando
la evidencia empírica lo justifique (Costa y McCrae, 1995; Goldberg y Saucier, 1995). No
obstante, estos investigadores no han encontrado evidencia irresistible para factores adiciona­
les fuera de los cinco grandes. Algunos han afirmado que la evaluación positiva y negativa no
son en realidad factores separados sino, más bien, factores falsos que surgen tan sólo porque
los evaluadores tienden a considerar todas las cosas como buenas o malas (McCrae y John,
1992). Con respecto al factor de atractivo encontrado por Lanning (1994), Costa y McCrae
(1995) afirman que por lo común el atractivo no se considera un rasgo de personalidad, aun­
que el reactivo encantador que se carga en este factor de seguro se consideraría parte de la
personalidad.
Un enfoque reciente de los factores de la personalidad fuera de los Cinco Grandes ha si­
do explorar los sustantivos descriptivos de personalidad, en lugar de los adjetivos. Saucier
(2003) ha descubierto ocho factores fascinantes dentro del dominio de los sustantivos de per­
sonalidad, incluyendo: Bobo (por ejemplo, tonto, imbécil, idiota), Bebé/Lindo (por ejemplo, be­
lleza, precioso, muñeca), Filósofo (por ejemplo, genio, artista, individualista), Transgresor de
la ley (por ejemplo, mariguano, borracho, rebelde), Bromista (por ejemplo, payaso, alocado,
comediante) y Deportista (por ejemplo, deportista, rudo, máquina). Como concluye el autor:
Capítulo Tres Rasgos y taxonom ías de rasgos

“Es poco probable que las taxonomías de la personalidad basadas en adjetivos sean exhausti­
vas, porque los sustantivos tipo tienen diferentes énfasis de contenido” (Saucier, 2003, p. 695).
Además de la posibilidad de descubrir dimensiones más allá de los Cinco Grandes, al­
gunos investigadores han tenido un éxito al predecir criterios conductuales importantes desde
la perspectiva de los Cinco Grandes usando las facetas de los Cinco Grandes (Paunonen y Ash-
ton, 2001a, b). Por ejemplo, al predecir las calificaciones de un curso en una clase universita­
ria, Paunonen y Ashton (2001a) encontraron una predictibilidad significativamente mayor de
las subescalas de faceta de Necesidad de logro (una faceta de Escrupulosidad) y Necesidad de
comprensión (una faceta de Apertura) que de las mismas medidas de factores de nivel superior
de Escrupulosidad y Apertura. Concluyeron que “el agregado de medidas de rasgos limitados
en medidas factoriales amplias puede ser contraproducente desde el punto de vista de la pre­
dicción conductual y de la explicación conductual” (Paunonen y Ashton, 2001a, p. 78).
Por tanto, nos quedamos con un cuestionamiento importante: ¿el modelo de los cinco fac­
tores proporciona una descripción exhaustiva de la personalidad? En el lado del sí, el modelo de
los cinco factores ha demostrado ser más robusto y replicable que cualquier otra taxonomía
de la personalidad que afirme ser exhaustiva. Cuatro de los cinco factores han demostrado ser
muy replicables a través de investigadores, fuentes de datos, formatos de reactivos, muestras,
lenguajes y culturas. Además, se ha descubierto que el modelo de los cinco factores es la es­
tructura importante que subyace en muchos inventarios de la personalidad existentes. En el la­
do del no, las afirmaciones de que el modelo de los cinco factores es exhaustivo puede ser
prematuro, como lo admiten enseguida los defensores del modelo de los cinco factores. De
hecho, la búsqueda de factores fuera de los cinco grandes es uno de los esfuerzos continuos
que hacen del campo de la psicología de la personalidad una disciplina tan emocionante y vi­
brante.
Pero el modelo también ha atraído críticos articulados, como McAdams (1992) y Block
(1995b). Block, por ejemplo, afirma que estos cinco factores, aunque quizá útil para los legos
en la vida cotidiana, no captan los procesos de personalidad causales subyacentes en los que
están interesados en realidad los investigadores. Describir a alguien como alto en neuroticis­
mo, por ejemplo, puede ser útil en la comunicación social o en descripciones de carácter glo­
bal, pero no capta los procesos psicológicos subyacentes implicados en cosas como sentir
culpa, obsesionarse por escenarios del peor caso y preocuparse en exceso cuando alguien no
responde a un mensaje de correo electrónico.
Los defensores del modelo de los cinco factores responden a estas críticas sugiriendo
que la taxonomía de los cinco grandes se ha propuesto tan sólo como un marco para los atri­
butos fenotípicos de la personalidad que se han codificado dentro del lenguaje natural y no ha­
cen declaraciones acerca de los procesos de personalidad subyacentes (Goldberg y Saucier,
1995). Debates como éste son la esencia de la empresa científica e indican un campo sano y
próspero. Puede esperarse que estas controversias continúen mientras los psicólogos de la per­
sonalidad se esfuercen por elaborar taxonomías de la personalidad mejores, más adecuadas y
más exhaustivas.

RESUMEN Y EVALUACIÓN
Este capítulo se enfocó en tres cuestiones fundamentales para un psicólogo de la personalidad
basadb en los rasgos: cómo conceptualizar los rasgos, cómo identificar los rasgos más impor­
tantes y cómo formular una taxonomía exhaustiva de los rasgos.
Hay dos conceptualizaciones básicas de los rasgos. La primera ve los rasgos como las
características internas de las personas que causan su comportamiento. En la concepción de la
propiedad interna, los rasgos causan las manifestaciones conductuales exteriores. La segunda
conceptualización ve a los rasgos como resúmenes descriptivos de comportamiento abierto.
M íe Uno El dominio disposicional

La visión del resumen no asume que los rasgos causan el comportamiento sino, más bien, tra­
ta la cuestión de la causa por separado, para examinarla después de que los resúmenes con-
ductúales se han identificado y descrito.
Han existido tres enfoques básicos para identificar los rasgos más importantes. El prime­
ro es el enfoque léxico, el cual considera que todos los rasgos importantes han sido capturados
por el lenguaje natural. El enfoque léxico usa la frecuencia de sinónimos y la universalidad
transcultural como los criterios para identificar rasgos importantes. El segundo enfoque, el en­
foque estadístico para identificar rasgos importantes, adopta procedimientos estadísticos, co­
mo el análisis factorial, e intenta identificar grupos de rasgos que covarían. El tercer enfoque,
el enfoque teórico, usa una teoría de la personalidad existente para determinar cuáles rasgos
son importantes. En la práctica, los psicólogos de la personalidad a veces usan mezclas de es­
tos tres enfoques; por ejemplo, empezando con el enfoque léxico para identificar el universo
de rasgos y luego aplicando procedimientos estadísticos, como el análisis factorial, para iden­
tificar grupos de rasgos que covarían y forman factores más grandes.
La tercera cuestión fundamental, la formulación de una taxonomía exhaustiva de rasgos
de personalidad, ha producido varias soluciones. Eysenck elaboró un modelo jerárquico, en el
que los rasgos amplios de extroversión, neuroticismo y psicoticismo incluyen rasgos más li­
mitados, como el nivel de actividad, el humor cambiadizo y el egocentrismo. La taxonomía
de Eysenck se basa en el análisis factorial, pero también está anclado de manera explícita en
fundamentos biológicos, incluyendo una base heredable para los rasgos y la identificación de
la base fisiológica subyacente para los rasgos.
La taxonomía de Cattell de 16 rasgos de la personalidad, también basada en el análisis
factorial, contiene más de cinco veces el número de rasgos que la taxonomía de Eysenck. La
taxonomía de Cattell está anclada en el uso de múltiples fuentes de datos, incluyendo datos de
cuestionarios, datos de pruebas y datos de registro de la vida. Eysenck afirmó, sin embargo,
que la taxonomía de 16 rasgos de Cattell podía reducirse a su taxonomía de tres rasgos por
medio del análisis factorial.
Las taxonomías circumplejas de la personalidad se han dirigido en forma más limitada
hacia el dominio de los rasgos interpersonales, en oposición a la esfera de la personalidad
completa. Los modelos circumplejos son ordenaciones circulares de rasgos organizados alre­
dedor de dos dimensiones clave: posición (dominación) y amor (afabilidad).
El modelo de los cinco factores de la personalidad es una taxonomía que incluye a la cir-
cumpleja en el sentido de que los dos primeros rasgos en el modelo, arrebato y afabilidad, son
más o menos los mismos que las dimensiones circumplejas de dominación y afabilidad. Ade­
más, sin embargo, el modelo de los cinco factores incluye escrupulosidad, estabilidad emo­
cional y apertura-intelectual (a veces llamado “cultura”). El modelo de los cinco factores ha
sido criticado por no ser exhaustivo y por ser inadecuado para entender los procesos psico­
lógicos subyacentes. No obstante, el modelo de los cinco factores sigue gozando del aval de
muchos psicólogos de la personalidad y continúa usándose en una variedad de diseños de in­
vestigación y escenarios aplicados.
Capítulo T r.es R a s a s v taxonom ías de r a s a s

Enfoque léxico 68 O rientación sociosexual 72 A tención social 87


E nfoque estadístico 68 R asgos interpersonales 79 A fabilidad 88
E nfoque teórico 68 C ircum plejo de W iggins 81 Escrupulosidad 88
H ipótesis léxica 69 A dyacencia 82 Estabilidad em ocional 88
Frecuencia de sinónim os 69 B ipolaridad 82 A pertura 89
U niversalidad transcultural 69 O rtogonalidad 83 Sustantivos descriptivos de
A nálisis factorial 70 M odelo de los cinco factores 83 personalidad 90
C argas factoriales 71 A rrebato o extroversión 87

You might also like