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No hay peña ni ensenada que en mi mente de los amantes lazos ya me retiro solitario y triste;
del ancla el férreo diente; infinita bondad, que así consientes como corren ahora, madre mía.
no venga a despertar una memoria, Y rueda el coche, y detrás del las horas que me formaban en redor tus brazos, mas ¡ay! ¿a dónde voy? si ya no existe
ya se acercan los botes desplegando junto a tanto placer, tristeza tanta?
ni hay ola que en la arena humedecida deslízanse ligeras y fuera me lancé como quien teme Después al mundo me lancé, agitado, de hogar y madre el venturoso centro? …
al aire puro y blando
no escriba con espuma alguna historia sin yo sentir, que el pensamiento mío morir de sentimiento… y atravesé océanos y torrentes, ¿a dónde ---¡a la corriente de la vida,
la enseña tricolor del pueblo mío
de los alegres tiempos de mi vida, viaja por el país de las quimeras ¡Oh terrible momento! y recorrí cien pueblos diferentes; a luchar con las ondas brazo a brazo,
¡a tierra! ¡a tierra! o la emoción me ahoga,
Todo me habla de sueños y cantares, y sólo hallan mis ojos sin mirada Yo fuerte me juzgaba, tenue vapor del huracán llevado, hasta caer en su mortal regazo
o se adueña de mí el desvarío!
de paz, de amor y de tranquilos bienes, los incoloros senos del vacío… mas, cuando fuera me encontré y aislado, alga sin rumbo que la mar flagela, con alma en paz y con la frente erguida!.
Eduardo Galeano